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Editorial Gedisa ofrece los siguientes ttulos sobre
CIENCIAS COGNITIVAS pertenecientes a sus diferentes
colecciones y series (Grupo uPsicologa*)
EDGAR MORIN Introduccin al pensamiento complejo
PAUL WATZLAWICK El ojo del observador y PETER KRIEG (COMPS.)
ConttibuciOnes al constructivismo
Homenaje a Heinz von Foerster
WILLIAM ASPRAY John Von Neumann y el origen de & computacidn
moderna
STEPHEN M. GRAUBARD El nuevo debate sobre (COMP.) h inteligencia
arhfiiial
PAUL M. CHURCHLAND Materia y conciencia Iniroduccin
contempordnea a la filosofia de la mente
P. ENCEL (CO~IP . ) Psicologt ordinaria y ciencius
cognitivas
F. VARELA, E. THOMSON De cuerpo presente Y E . ROSCH
HILARY PUTNAM Representacidn y realidad
INTRODUCCION AL PENSAMIENTO COMPLEJO
Edgar Morin
Edicidn espaola a cargo de Marcelo Pakman
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Tftulo del original en francts: lniroduc~ion n la pense
ccornplexe Q ESF Editeur, Pars, 1990
Segunda reimpresi6n. marzo de 1998, Barcelona
Derechos reservados para todas las ediciones en castellano
0 by Editorial Gedisa. S.A. Muntaner, 460, entlo., 1 .' Tel. 201
60 00 08006 - Barcelona, Espaa e-rnil:[email protected]
http://www.gedisa.com
ISBN: 84-7432-5 18-8 Dep6sito legal: 9- l 1.83611 998
Introduccin de Marcelo Pakman . . . . . . . . . . . . .
l. La inteligencia ciega .............. . . . ... . . . .... .
.. .............. .
2. El diseio y el designio complejos ....................... ..
1
3. El paradigma de complejidad
..............................
' 4. La complejidad y la accin
...................................
5. La complejidad y la empresa
..............................
6. Epistemologa de la complejidad .........................
Obras de Edgar Morin
..........................................,..
Impreso en Liberduplex d Constituci, 19 - 08014 Barcelona
I Impreso en Espana Printed in Spain j$\Q
7e Queda prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier
me- dio de impresi6n. en forma idkntica, extractada o modificada,
en castellano o cualquier otro idioma.
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El paradigma de complejidad *
No hace falta creer que la cuestin de la complejidad se plantea
solamente hoy en dia, a partir de nuevoe desarro- llos cientificos.
Hace falta ver la complejidad alli donde
1 descrita por la novela del siglo XIX y comienzos del XX.
Mientras que en esa misma Bpoca, la ciencia trataba de eliminar
todo lo que fuera individual y singular, para rete- ner nda mAs que
las leyes generales y las identidades
1 simples y cerradas, mientras expulsaba incluso al tiempo de su
viai6n del mundo, la novela, por el contrario (Balzac en Francia,
Dickene en Inglaterra) nos mostraba seres singulares en sus
contextos y en su tiempo. Mostraba que la vida cotidiana es, de
hecho, una vida en la que cada uno juega varios roles sociales, de
acuerdo a quien sea en sole- dad, en su trabajo, con amigos o con
desconocidos. Vemos asi que cada ser tiene una multiplicidad de
identidades, una multiplicidad de personalidades en s mismo, un
mun- do de fantasmas y de sueiios que acompaan su vida. Por
ejemplo, el tema del monlogo interior, tan importante en la obra de
Faulkner, era parte de esa complejidad. Ese inner-speech, esa
palabra permanente es revelada por la literatura y por la novela,
del mismo modo que Bata nos re-
/ ve16 tarnbiBn que cada uno se conoce muy poco a mismo: * De
Culture, signes, critiques, Prea~ea de 1Wniversitk de QuBbec,
1988
(Cahiem Recherchea et thonea, Colecci6n eSymbolique et
idBologie*, nro. S 161, pp. 66-87. Textoa publicadoa bajo la
direcci6n de Josiane Boulad-Ayoub.
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en ingles, se llama a eso self-deception, el engafio de s mismo.
S610 conocemos una apariencia del si mismo; uno se ngafia acerca de
s mismo. Incluso los escritores mAs sinceros, como Jean-Jacques
Rousseau, Chhteaubriand, olvidan siempre, en su esfuerzo por ser
sinceros, algo im- portan. acerca de s mismos.
La relacin ambivalente con los otros, las verdaderas ;mutaciones
de personalidad como la ocurrida en Dos- toieveki, el hecho de que
somos llevados por la historia sin saber mucho cmo sucede, del
mismo modo que Fabrice del Longo o el prncipe Andres, el hecho de
que el mismo ser se transforma a lo largo del tiempo como lo
muestran admirablemente A la recherche du temps perdu y, sobre
todo, el final de Temps retrouvk de Prouat, todo ello indica que no
es solamente la sociedad la que es compleja, sino tamhibn cada tomo
del mundo humano.
Al mismo tiempo, en el siglo m, la ciencia tiene un ideal
exactamente opuesto. Ese ideal se afirma en la vi- si6n del mundo
de Laplace, a comienzos del siglo m. Los cientfficos, de Descartes
a Newton, tratan de concebir un universo que sea una mAquina
determinista perfecta. Pero Newton, como Descartes, tenian
necesidad de Dios para explicar cmo ese mundo perfecto habia sido
producido. Laplace elimina a Dios. Cuando Napolen le pregunta: ,
Pero sefior Laplace, qu hace usted con Dios en su siste- m a ? ~ ,
Laplace responde: *Seflor, yo no necesito esa hipte- 8ie.m Para
Laplace, el mundo es una mquina determinista verdaderaraente
perfecta, que se baeta a si misma. El su- pone que un demonio que
poseyera una inteligencia y unos sentidos casi infinitos podra
conocer todo acontecimiento del paeado y to6o acontecimiento del
futuro. De hecho, esa concepcin, que creia poder arreglrselas sin
dios, habia introducido en 3u mundo los atributos de la divinidad:
la perfeccin, el orden absoluto, la inmortalidad y la eterni- dad.
~ 3 s ese mundo el que va a desordenarse y luego desin-
tegrarse.
El paradigma de simplicidad
Para comprender el problema de la complejidad, hay que ~aber ,
antes que nada, que hay un paradigma de simplici- dad. La palabra
paradigma es empleada a menudo. En nuestra concepcin, unparadigma
esta constituido porun cierto tipo de relaci6n36gica extremadamente
fuerte entre nociones maestras, nociones clave, principios clave.
Esa relacin y esos principios van a gobernar todos los discur- sos
que obedecen, inconscientemente, a su gobierno.
As es que el paradigma de simplicidad es un paradig- L ma que
pone orden en -- el universo, -_ .. . y persigue al desprden.
El o*% fie.r+o. a-una .. -. ley, a un principio. La simplici-
dad ve a lo uno y ve a lo mlt iple , 'pero~ puede ver que lo Uno
puede, al- mismo tiempo, ser Mltiple. ~-p&nnai~o,de simplicidad
o bien ~eparg&~_queest$ ligado _ -.._ _ _ (disyuncin), _-- . o
bien unifica lo ueesdiv-erso!rrdugciPn>. d m o ejemplo al
hombre. El hombre es un - .
ser evidentemente biolgico. Es, al mismo tiempo, un ser
evidentemente cultural, meta-biol6gico y que vive en un universo de
lenguaje, de ideas y de conciencia. Pero,.a,esas dos
-alidadesAret4idad biq16gjqa y la rea!idad-c.u&~rff~,, el
p~adigmade-eimplificaci6n nos obliga ya sea a desu-
-'
nirlas, ya sea a reducir la ms compleja a la menos cam- .p*
Vamos entonces a estudiar al hombre biolgico en el departamento de
Biologia, como un ser anat6mic0, fisiol- gico, etc., y vamos a
estudiar al hombre cultural en los de- partamentos de ciencias
humanas y sociales. Yarnos .a.es-. . , tudiar al cerebro como
6rgano biolbgico y vamos a estudiar a1 espiritu, th'rnind, zomo
funci6n o realidad p~iGli5~ica. Olyirfarnos-que-ruia no existe sin
el otro; mas 'adn,'@ie'uno ea, ai mi&-qo.tiempo;, 'e1 otro, si
bien son trattidos-Ciii.t6r-
, minos y conceptos diferentes. Con esa voluntad de
simplificacin, el conocimiento / cientfico se daba por misin la de
develar la simplicidad
j escondida detrds de la aparente multiplicidad y el aparen-
I
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te desorden de los fenmenos. Tal vez sea que, privados de un
Dios en el que no podan creer mds, los cientficos tenan una
necesidad, inconscientemente, de verse rease- gurados. Sabi6ndose
vivos en un universo materialista, mortal, sin salvacin, tenan
necesidad de saber que haba algo perfecto y eterno: el universo
mismo. Esa mitologa extremadamente poderosa, obsesiva aunque
oculta, ha animado al movinliento de la Fsica. Ra!r que reconocer
que esa mitologa ha sido fecunda porque la bsqueda de la gran ley
del universo ha conducido a descubrimientos de leyes mayores tales
como las de la gravitacin, el elec- tromagnetismo, las
interacciones nucleares fuertes y lue- go, dhbiles.
Hoy, todava, los cientficos y los fsicos tratan de en- contrar
la conexin entre esas diferentes leyes, que repre- sentara una
verdadera ley nica.
La misma obsesibn ha conducido a la bsqueda del la- drillo
elemental con el cual estaba construido el universo. Hemos, ante
todo, credo encontrar la unidad de base en la molCcula. El
desarrollo de instrumentoe de observacin ha revelado que la
molkcula misma estaba compuesta de to- mos. Luego nos hemos dado
cuenta que el Btomo era, en s mismo, un sistema muy complejo,
compuesto de un ncleo y de electrones. Entonces, la partfcula
devino la unidad primaria. Luego nos hemos dado cuenta que las
partculas eran, en sf mismas, fen6menos que podian ser dividido8
te- ricamente en quarks. Y, en el momento en que crefamos haber
alcanzado el ladrillo elemental con el cual nuestro universo estaba
construido, ese ladrillo ha desaparecido en tanto ladrillo. Es una
entidad difusa, compleja, que no llegamos a aislar. La obsesin de
la complejidad condujo a la aventura cientfica a descubrimientos
imposibles de concebir en t6rminos de simplicidad.
Lo que es mhs, en el siglo Xx tuvo lugar este aconteci- miento
mayor: la irrupci6n del desorden en el universo fi- sico. En
efecto, el segundo principio de la Termodindmica,
formulado por Camot y por Clausius, es, primeramente, un
principio de degradacin de energa. El primer princi- pio, que e8 el
principio de la conservacin de la energa, se acompada de un
principio que dice que la energa se de- grada bajo la forma de
calor. Toda actividad, todo trabajo, produce calor; dicho de otro
modo, toda utilizacin de la energa tiende a degradar dicha
energa.
Luego nos hemos dado cuenta, con Boltzman, que eso que llamamos
calor es, en realidad, la agitacin en desor- den de molhculaa y de
Btomos. Cualquiera puede verificar, al comenzar a calentar un
recipiente con agua, que apare- cen vibraciones y que se produce un
arremolinamiento de molculas. Ngunas vuelan hacia la atmsfera hasta
que todas ee dispersan. Efectivamente, llegamos al desorden total.
El desorden est, entonces, en el universo ffsico, li- gado a todo
trabajo, a toda transformacin. .
Orden y desorden en el universo
Al comienzo del siglo xx la reflexin sobre el universo chocaba
contra una paradoja. Por una parte, el segundo principio de la
TermodinBmica indicaba que el universo tendfa a la entropia
general, es decir, al desorden mximo, y, por otra parte, pareca que
en ese mismo universo las co- aaa ae organizabrin, se complejizaban
y se desarrollaban.
En la medida en que nos IimitBbamos al planeta, al- gunoe
pudieron pensar que se trataba de la diferencia en- tre la
organizacin viviente y la organizacin flsica: la or- ganizacin
fsica tendia a la degradacin, pero la orgariiza- cin viviente,
fundada sobre una materia especifica, mu- cho ms noble, tenda al
desarrollo ... Nos olvidtlbamos de dos cosas. En primer lugar: Cmo
estaba constituida esa organizacin ffeica?, cmo eetaban
constituidos los astros y cdrno las mol6das? MAS an, olvid6bamos
otra cosa: la vida es un progreso que se paga con la muerte de los
indi-
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viduos; la evolucin biolgica se paga con la muerte de in-
numerables especies; hay muchas mbs especies que desa- parecieron
desde el origen de la vida, que especies que ha- yan sobrevivido.
La degradacin y el desorden conciernen tambihn a la vida.
Por lo tanto, la dicotoma no era posible. Hicieron fal- !ta
estos ltimos decenios para que nos dihramos cuenta que el desorden
y el orden, siendo enemigos uno del otro, cooperaban, de alguna
manera, para organizar al univer- 1 so.
Nos damos cuenta, por ejemplo, al considerar los re- molinos de
Benard. Tomemos un recipiente cilndrico en el que hay un lquido, al
que calentamos por debqjo. A una cierta temperatura, el movimiento
de agitaci6n, en lugar de acrecentarse 61 mismo, produce una forma
ax-remolina- da organizada de cardcter estable, formando sobre la
su- perficie chlulas hexagonales regularmente ordenadas.
A menudo, en el punto de encuentro entre un flyio y un obstculo,
se crea un remolino, es decir, una forma or- ganizada constante y
que se reconstituye sin cesar a si misma; la unin del flujo y del
contra-flujo produce esa for- ma organizada que va a durar
indefinidamente, en la me- dida en que el flujo dure y en que el
obstdculo este alli. Es decir que un orden organizacional
(remolino) puede nacer a partir de un proceso que produce desorden
(turbulencia).
Esta idea ha debido ser amplificada de manera csmi- ca cuando
llegamos, a partir de los aos 1960-1966, a la opinin cada vez rnds
plausible de que nuestro universo, que sabamos estaba en curso de
dilatarse a partir del des- cubrimiento de Hubble de la expansi6n
de las galaxias, era tambin un universo del cual provenfa, desde
todos los ho- rizontes, una radiacin isotrpica, que semejaba ser el
res- to fsil de una suerte de explosidn inicial. De alli la teora
dominante en el mundo actual de los astrofisicos, de un origen del
universo que fuera una explosi6n. un big-bang. Eso nos condujo a
una idea sorprendente: el universo co-
den,, como una desintegacin, y es desintegrdndose que se
organiza. En efecto, es en el curso de esa agitacin calrica intensa
- e l calor es agitacin, remolino, movi- miento en todos los
sentidos- que se van a formar las par- tculas y que ciertas
partculas van a unirse unas a otras.
Van a crearse tainbibn los ncleos de helio, de hidr- 1 geno, y
luego otros procesos debidos, evidentemente, a la / gravitaci6n,
van a reunir a los polvos de partculas y esos , polvoa van a
concentrarse cada vez rnds hasta llegar a un
momento en el que, al incrementarse el calor, se generara una
temperatura de explosin mediante la cual se produ- cir el
alumbramiento de las estrellas, y esas mismas es- trellas se
auto-organizarbn entre implosin y explosin.
Mds an, podemos suponer que en el interior de esas estrellas
van, tal vez, a unirse, en condiciones extremada- mente
desordenadas, tres ncleos de helio, los cuales van a constituir el
$tomo de carbono. En los soles que se han sucedido hubo, tal vez,
suficiente carbono para que, final- mente, sobre un pequeiio
planeta exdntnco, la Tierra, hu- biera ese material necesario sin
el cual no habra eso que llamamos vida.
Vemos cmo la agitacin, el encuentro al azar, son ne- cesarios
para la organizacin del universo. Podemos decir que el mundo se
organiza desintegrdndose. He aqu una idea tpicamente compleja. En
qu sentido? En el sentido de que debemos unir a dos nociones que,
lgicamente, pa- recieran excluirse: orden y desorden. Mds an,
podemos pensar que la complejidad de esta idea es an mds funda-
mental. En efecto, el universo naci en un momento indes- criptible,
que hizo nacer al tiempo del no-tiempo, al espa- cio del
no-espacio, a la materia de la no-materia. Llega- mos, por medios
completamente racionales a ideas que lle- van en s i una
contradiccin fundamental.
La complejidad de la relacin orden/desorden/organi- zaci6n
surge, entonces, cuando se constata empricamente qu6 fenmenos
desordenados son necesarios en ciertas
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condiciones, en ciertos casos, para la produccin de fen- menos
organizados, los cuales contribuyen al incremento del qrden.
El crden biolLgico es un orden ms desarrollado que el orden ff
sico: es un orden que se desarroll con la vida. Al mismo tiempo, el
mundo de la vida incluye y tolera mucho ms des6rdenes que el mundo
de la Fsica. Dicho de otro modo, el desorden y cl orden se
incrementan mutuamente en el seno de una organizaci6c que se ha
complejizado.
Podemos retomar la frase celebre de Herclito que, siete siglos
antes de Cristo, decia de manera lapidana: *Vivir de muerk, morir
de vida., Hoy, sabemos que esa no es una paradoja ftil. Nuestros
organismos no viven rnhs que por eu trabajo incesante, en el curso
del cual se degra- dan las mol6culas de nuestras c6lulas. No
solamente se degradan las 'mol~culas de nuestras celulas, sino que
nuestras clulas mismas mueren. Sin cesar, en el curso de nuestra
vida, muchas veces, nuestras celulas son renova- das, al margen de
aquellas del cerebro y de, probablemen- te, algunas c6lulas
heptiticas.
Vivir, de alguna manera, es morir y rejuvenecerse sin cesar.
Dicho de otro modo, vivimos de la muerte de nues- tras clulas, as
como una sociedad vive de la muerte de sus individuos, lo que le
permite rejuvenecer.
Pero a fuerza de rejuvenecer, envejecemos, y el proce- so de
rejuvenecimiento se entorpece, se desorganiza y, efectivamente, si
se vive de muerte, se muere de vida.
Hoy en dia, la concepci6n fisica del universo nos con- fronta
con la imposibilidad de pensar al mismo en thrrni- nos simples. La
micro-fisica ha encontrado una primera paradoja, por la cual la
nocidn misma de materia pierde su sustancia, la nocin de particula
encuentra, en si misma, una contradicci6n interna. Luego, ella ha
encontrado una segunda paradoja. Esta provino del xito del
experimento de Aspect mostrando que las partculas pueden comuni-
carse a velocidades infinitas. Dicho de otra manera, en
nuestro universo, sometido al tiempo y al espacio, hay algo que
parece escapar al tiempo y al espacio.
Exi~iste tal complejidad en el universo, ha aparecidoz' una
serie tal de contradicciones, que ciertos cientificos cre- en
trascender esa contradicci611, mediante algo que po- dramos llamar
una nueva metafsica. Estos nuevos meta- fisicos buscan en los
misticos, principalmente del Extremo Oriente, y m68 que nada
budistas, la experiencia del vaco que es todo y del todo que es
nada. Ellos perciben alli una especie de unidad fundamental, donde
todo esta ligado, todo es, de algn modo, armona, y tienen una visin
re- conciliada, hasta dira eufrica, del mundo.
Haciendo eso, ellos escapan, dira yo, a la compleji- dad. Por
qu67 Porque la complejidad esta alli donde no podemos remontar una
contradiccion y aun una tragedia. La Fsica actual descubre que,
bajo ciertas condiciones, algo escapa al tiempo y al espacio, pero
ello no anula el he- cho de que, al mismo tiempo, nosotros estamos,
indiscuti- blemente, en el tiempo y en el espacio.
No podemos reconciliar esas dos ideas. Debemos aceptarlas como
tales? La aceptacidn de la complejidad es la.aceptaci6n de una c o
r i t i a ~ e T 6 n g - e . s k a f d ~ e ~ n p o - .
. . . . . . -. . . .dsntsswc~gm~of ._._....____._. --.--.--__
~f~18'~6ntradfccio~~sr~un~si.~~~uf6- . ...
tica del-mwdo. Bien enkd ido , nuestro mundo incluye a la
armona,
pero esa armonia esta ligada a la disarmonia. es exacta- mente
lo que decia Herticlito: hay armonia en la disarmo- na, y
viceversa.
Es difcil concebir la complejidad de lo real. As es que los
sicos abandonan muy felizmente al antiguo materia- lismo ingenuo,
aquel de la materia como sustancia dotada de todas las virtudes
productivas, porque esa materia sus-
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tanciai ha desaparecido. Reemplazan, entonces, la mate- ria con
el espiritu. Pero el espiritualismo generalizado no vale mucho ms
que el materialismo generalizado. Se re- gocijan en una visin
unificadora y simplificadora de1 uni- verso.
He hablado de la fsica, pero podriamos tambikn ha- blar de la
Biologia. La Biologa ha llegado hoy, desde mi punto de vista, a las
puertas de la complejidad, sin disol- ver a lo individual en lo
general.
Pensdbarnos que no haba ciencia sino-de lo general. Hoy, no
solamente la Fsica nos introduce en un cosmos singular, sino que
las ciencias biol6gicas nos dicen que la especie no es un marco
general dentro del cual nacen indi- viduos singulares, la especie
es en s misma un pattern singular .muy preciso,' un productor do
singuiaridades. Ms an, los individuos de una misma especie son muy
di- ferentes unos de otros.
Pero hay que comprender que hay algo ms que la singuldridad o la
diferencia de un individuo a otro, el he- cho de que cada individuo
sea un sujeto.
El .tm'ino sujeto es uno de los trminos me dificiles, .. - . .
.. mds m a l e n t e n d i d ~ - ~ j % i e ~ ' ~ o ~ ? % ~ la
visi6n tiadicional de , la .. c i e n ~ i a - ~ ~ ~ ~ ~ ~ ' ~ e ~ -
.......-.S-- . .
-._. . . -- minista, no hay sujeto, no hay concien&'no hay
autono- mia. . . .
Si concebimos un universo que no sea ms un deter- minismo
estricto, sino un universo en el cual lo que se crea, se crea no
solamente en el azar y el desorden, sino mediante procesos
autoorganizadores, es decir, donde c7da sistema crea sus propios
determinantes y sus propias finalidades, podemos comprender
entonces, como mnimo, la autonoma, y podemos luego comenzar a
comprender qu6 quiere decir ser sujeto.
Ser sujeto no quiere decir ser consciente; no quiere tampoco
decir tener afectividad, sentimientos, aunque la subjetividad
humfina se desarrolla, evidentemente, con
' afectividad, con sentimientos. Ser sujeto es ponerse en el m
centro de su propiarmundo, ocupar el lugar del *yo*. Es : evidente
que cada uno de nosotros puede decir ayo-; todo el
mundo puede decir *yo,>, pero cada uno de nosotros no pue- de
decir *yo. mhs que por s mismo. Nadie puede decirlo por otro,
incluso si alguien tiene un hermano gemelo, ho- mocig6tic0, que se
le parezca exactamente, cada uno ciir *yo* por sf mismo, y no por
su gemelo.
Elbacho-ds p ~ d e r decir uyo)), de ser sujeto, es ocupar un s
z o , una poeici6n pos al uno se pone en el centro de su mundo para
poder tratarlo y tratarse a s mismo. Eso es lo que uno puede llamar
egocentrismo. Bien entendida, la complejidad indidivual es tal que,
al ponemos en el centro de nuestro mundo, ponemos tambi6n a los
nuestros: es de- cir, a nuestros padres, nuestros hijos, nuestros
conciuda- danos, y somos incluso capaces de sacrificar nuestras vi-
das por los nuestros. Nuestro egocentrismo puede hallarse englobado
en una subjetividad comunitaria ms amplia; la concepci6n de sujeto
debe ser compleja.
Ser sujeto, es ser autnomo siendo, al mismo tiempo, dependiente.
Es ser algo provisorio, parpadeante, incierto, es ser casi todo
para s mismo, y casi nada para el universo.
Autonomta
La nocin de autonoma humana es compleja porque depende de
condiciones culturales y sociales. Para ser no- sotros mismos, nos
hace falta aprender un lenguaje, una cultura, un saber, y hace
falta que esa misma cultura sea suficientemente variada como para
que podamos hacer, nosotros mismos, la eleccin dentro del surtido
de ideas existentes y reflexionar de manera aut6noma. Esa autono-
ma se nutre, por lo tanto, de dependencia; dependemos de una
educacin, de un lenguaje, de una cultura, de una so- ciedad,
dependemos, por cierto, de un cerebro, 61 mismo
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producto de un programa gentico, y dependemos tambin de nuestros
genes.
Dependemos de nuestros genes y, de una cierta mane- ra, somos
posedos por nuestros genes, porque ellos no de- jan de dictar a
nuestro organismo el modo de continuar vi- viendo. Recprocamente,
poseemos los genes que nos po- seen, es decir, que somos capaces,
gracias a esos genes, de tener un cerebro, de tener un espritu, de
poder tomar, dentro de una cultura, los elementos que nos interesan
y desarrollar nuestras propias ideas.
Aqu tambin hay que volver a la literatura, a esas no- velas que
(como Los endemoniados, justamente) nos muee- tran hasca qu punto
podemos ser auMnomos y posedos.
The Oi-igine of Conciousness (El origen de l a concien- cia),'
es un libro tal vez discutible, pero interesante por la idea
siguiente: en las civlizaciones antiguas, los indivi- duos tenan
dos cBmaras no comunicantes en su espritu. Un3 cdmara estaba
ocupada por el poder: el rey, la teocra- cia, los dioses; :a otra
chmara estaba ocupada por la vida cotidiana del individuo: sus
ansiedades personales, parti- culares. MBs tarde, en un momento
dado, en la ciudad griega antigua, hubo una ruptura del muro que
separaba ambas ctmaraa. El origen de la conciencia proviene de esa
comunicacin.
An hoy conservamos dos camaras en nosotros. Con- tinuamos siendo
posedos por una parte de nosotros mis- mos, al menos. Mas
frecuentemente, ignoramos que somos poseidos.
Es el caso, por ejemplo, del experimento tan impac- t ~ n t e en
el cual se somete a un sujeto a una doble suges- tin hipn6tica. Se
le dice: *A partir de mallana, usted va a dejar de fumar,,, siendo
que el sujeto es un fumador y que no ha pedido dejar de fumar. Y ee
agrega: *Maana usted
1. J. Jaynes. The Origine of Conciousnescr in tk Breakdown of
bicame- ral Mind, Boston, Houghton, Mimin, 1976.
harh tal itinerario para ir a su trabajo, itinerario total-
mente infrecuente para l. Luego, se le .hace borrar de su memoria
estas inducciones. A la maana siguiente, 61 se despierta.^ se dice:
*Bueno, voy a dejar de fumar. De he- cho, es mejor, porque se
respira mejor, se evita el cncer ... Luego 61 se dice: *Para
recompensarme, voy a pasar por tal calle, donde hay una confiteria,
y me comprar una tor- ta.n Es, evidentemente, el trayecto que le
fue dictado,
Lo que nos interesa aqu es que l tiene la impresion de haber
decidido libremente dejar de fumar, y haber deci- dido
racionalmente pasar por la calle a la que l no tena ninguna raz61i
para ir. Cun a menudo tenemos la impre- si6n de ser libres sin ser
libres. Pero, al misrno tiempo, so- mos capaces de libertad, del
mismo modo que somos capa- ces de examinar hiptesis de conducta, de
hacer eleccio- nes, de tomar decisiones. Somos una mezcla de
autonoma, de libertad, de heteronoma e incluso, yo dira, de posesin
por fuerzas ocultas que no son simplemente las del incons- ciente
descubiertas por el psicoanalista. He aqu una de las complejidades
propiamente humanas.
Complejidad y comptetud
La complejidad apareca al comienzo como una espe- cie de hiato,
de confusin, de dificultad. Hay, por cierto,
, muchos tipos de complejidad. Digo la complejidad por co-
modidad. Pero estn las complejidades ligadas al desor-
S den, y otras complejidades que estan sobre todo ligadas a c
contradicciones lgicas.
Podemos decir que aquello que es complejo recupera, [ por una
parte, al mundo emprico, la incertidumbre, la in- ; capacidad de
lograr la certeza, de formular una ley, de con- : cebir un orden
absoluto. Y recupera, por otra parte, algo , relacionado con la
lgica, es decir, con la incapacidad de 1 evitar contradicciones.
t"
-
En la visin clsica, cuando una contradiccin apare- c:n en un
ra~onan~iento, era una seiial de error. Significa- ba das marcha
a:rs y emprender otro razonamiento. Pero en la visin compleja,
cuando se llega por vias empirico-ra- cionales a contradicciones,
ello no significa un error sino el hallazgo de una capa profunda de
la realidad que, justa- mente porque es profunda, no puede ser
traducida a nues- tra lgica.
Por eso es que la complejidad es diferente de la com- pletud.
Creemos, a menudo, que los que enarbolan la com- plejidad pretenden
tener visiones completas de las cosas. Por que lo pensaran asf? Es
verdad que pensamos que no podemos aislar los objetos unos de
otros. En iltima instan- cia, todo es solidario. Si tenemos sentido
de la complejidad, t.enemos sentido de la solidaridad. Mts an,
tenemos senti- do del carcter multidimensional de toda
realidad.
La visin no compleja de las ciencias humanas, de las ciencias
sociales, implica pensar que hay una realidad eco- n6mica, por una
parte, una realidad psicol6gica, por la otra, una realidad
demogrfica m48 allt, etc. Creemos que esas categoras creadas por
las universidades son realida- des, pero olvidamos que, en lo
econmico por ejemplo, es- tn las necesidades y los deseos humanos.
Detrs del dine- ro, hay todo un mundo de pasiones, est la psicologa
hu- mana. Incluso en los fenmenos econmicos stricto sensu, juegan
los fen6menos de masa, los fenmenos de pdnico, como lo vimos
recientemente, una vez mL, en Wall Street Y alrededores. La
dimensin econmica contiene n las otras dimensiones y no hay
realidad que podamos com- prender de manera unidimensional.
La conciencia de la multidimensionalidad nos lleva a la idea de
que toda visin unidimensional, toda visi6n es- pecializada,
parcial, es pobre. Es necesario, que sea religa- da a otras
dimensiones; de alli la creencia de que podemos identificar la
complejidad con la completud.
En un sentido, yo dira que la aspiracin a la comple-
jidad lleva en si misma la aspiracin a la completud, por- que
sabemos que todo es solidario y multidimensional. Pero, en otro
sentido, la conciencia de la complejidad nos hace comprender que no
podremos escapar jarns a la in- certidumbre y que jams podremos
tener un saber total: ala totalidad es la no verdad.
Estamos condenados al pensamiento incierto, a un pensamiento
acribillado de agujeros, a un pensamiento que no tiene ningiin
fundamento absoluto de certidumbre. Pero somos capaces de pensar en
esas condiciones dram- ticas. Del mismo modo, no hay que confundir
complejidad y complicaci6n. La complicacin, que es el
entrelazamien- to extremo de las inter-retroacciones, es un
aspecto, uno de los elementos de la complejidad. Si, por ejemplo,
una bacteria es ya mucho ms complicada que el conjunto de las
fbricas que rodean a Montreal, es evidente que esa complicacin est,
ella misma, ligada a la complejidad que le permite tolerar en si
misma el desorden, luchar contra sus agresores, acceder a la
calidad de sujeto, etc. Comple- jidad y complicacidn no son datos
antin6micos, ni se redu- cen el uno al otro. La complicacin es uno
de los constitu- yentes de la complejidad.
Razbn, racionalidad, racionalizacidn
Llegamos a los instrumentos que nos permitiran co- nocer el
universo completo. Esos instrumentos son, evi- dentemente, de
naturaleza racional. S610 que, tambin aqu, es necesaria una
auto-crtica compleja de la nocin de razdn.
La razn corresponde a una voluntad de tener una vi- sin
coherente de los fenmenos, de las cosas y del univer- so. La raz6n
tiene un aspecto indiscutiblemente lgico. Pero, ~ q u i tambibn,
podemos distinguir entre racionalidad y racionalizacin.
-
La racionalidad es el juego, el dilogo incesante, entre nuestro
espritu, q u e crea las estructuras 16gicas, que las aplica al
mundo, y que dialoga con ese mundo real. Cuan- do ese mundo no esta
de acuerdo con nuestro sistema 16gi- co, hay que admitir que
nuestro sjstema 16gico es insufi- ciente, que no se encuentra ms
que con una parte de lo real. La racionalidad, de algn modo, no
tiene jam4s la pretensin de englobar la totalidad de lo real dentro
de un sistema lgico, pero tiene la voluntad de dialogar con aquello
que lo resiste. Como lo deda ya Shakespeare: El universo es mucho
ms rico que lo que las estructuras de nuestro cerebro, por mls
desarrolladas que sean, puedan concebir.
iQu6 es la racionalizaci6n? Racionalizaci6n, palabra empleada
muy apropiadamente para hablar de patologia, por Freud y por muchos
psiquiatras. La racionalizacin consiste en querer encerrar la
realidad dentro de un siste- ma coherente. Y todo aquello que
contradice, en la reali- dad, a ese sistema coherente, es
descartado, olvidado, puesto al margen, visto como ilusibn o
apariencia.
Nos damos cuenta ahora que racionalidad y racionali- zaci6n
tienen exactamente la misma fuente, pero al desa- rrollarse se
vuelven enemigas una de otra. Es muy difcil saber en qu6 momento
pasamos de la racionalidad a la ra- cionaliza~i6n; no hay
fronteras; no hay senales de alarma. Todos teiiemos una tendencia
inconsciente a descartar de nuestro espiritu lo que lo va a
contradecir, tanto en polti- ca como en Filosofia. Vamos a
minimizar o rechazar los ar- gumentos contrarios. Vamos a tener una
atencidn selecti- va hacia aquello que favorece a nuestra idea y
una inaten- ci6n selectiva hacia aquello que la desfavorece. A
menudo, la racionalizacir, se desarrolla en el espritu mismo de los
cientificos.
La paranoia es una forma clsica de racionaliznci6n delirante.
Vemos, por ejemplo, a alguien que nos mira en
forma inusual y, si tenemos el espritu un tanto agitado, vamos a
suponer que es un espa que nos sigue. En ese caso, miramos a gente
sospechando que son espas y esa gente, mirando nuestra mirada
inusual, nos mira de modo m46 y m4s inusual, y nosotros nos vemos
cada vez m4s ra- cionalmente rodeados de m4s y m8s espas.
No hay fronteras netas entre la paranoia, la raciona- lizaci6n y
la racionalidad. Debemos prestar atenci6n sin cesar. Los filsofos
del siglo XVIII tenan, en nombre de la razbn, una visi6n muy poco
racional acerca de lo que eran los mitos y la religi6n. Crean que
la religi6n y los dioses habian sido inventados por los cl6rigos
para burlar a la gente. No se daban cuenta de la profundidad y de
la reali- dad de la fuerza religiosa y mitolgica en el ser humano.
Por ello mismo, se habian deslizado hacia la racionaliza- d6n, es
decir, hacia la explicacin simplista de aquello que su razdn no
alcanzaba a comprender. Hicieron falta nue- vos desarrollos de la
razn para comenzar a comprender al mito. Hizo falta que la razn
crtica se volviera autocdtica. Debemos luchar sin cesar contra la
deificaci6n de la Razn que es, sin embargo, nuestro nico
instrumento fiable de conocimiento, a condicidn de ser no solamente
critico, sino autocrtico.
Subrayar6 la importancia de esto: a comienzos del si- glo, los
antrop6logos occidentales, como Levy-Bruhl en Rancia, estudiaban a
las sociedades a las que creian upri- niitivass, a las que llamamos
hoy, m49 correctamente, aso- ciedades de cazadores-recolecto res^,
que hicieron la prehietoria humana, esas sociedades de algunos
centena- res de individuos que, durante decenas de millones de
anos, constituyeron, de algn modo, a la humanidad. Levy-Bruhl vea a
esos supuestos primitivos, con las ideas de su propia razn
occidentalo-c6ntrica de la epoca, como seres infantiles e
irracionales.
No se hacia la pregunta que se haba hecho Wittgens- tein cuando
se planteaba, leyendo La rama dorada de Fra-
-
zer: cmo es que todos esos salvaes, que se pasan el tiempo
haciendo sus rituales de hechicerfa, sus rituales propiciatorios,
sus encantamientos, sus diseos, etc., no se olvidan de hacer
flechas reales con arcos reales, con estra- tegias reales?.'
Efectivamente, esas sociedades llamadas primitivas, tienen una gran
racionalidad, presente, de he- cho, en todas sus prdcticas, en su
conocimiento del mundo, difundida y mezclada con una otra cosa, que
es la magia, la religin, la creencia en los espiritus, etc.
Nosot~os mis- mos, que vivimos en una cultura que desarroll ciertas
reas de racionalidad, como la Filosofia o la ciencia, vivi- mos
tambibn imbuidos de mitos, de magia, pero de otro tipo, de otra
clase. Tenemos, entonces, necesidad de una racionalidad autocrtica,
que pueda ejercer un comercio in- cesante con el mundo emprico, el
inico corrector del deli- rio I6gico.
El hombre tiene dos tipos de delirio. Uno es, evidente- mente,
bien visible, es el de la incoherencia absoluta, las onomatopeyas,
las palabras pronunciadas a1 azar. El otro es mucho menos visible,
es el delirio de la coherencia abso- luta. El recurso contra este
segundo delirio es la racionali- dad autocritica y la utilizacin de
la experiencia.
Jams la filasofa hubiera podido concebir esta fomE dable
coinplejidad del universo actual, tal como pudimos observarla con
los quanta, los quasars, los agujeros ne- gros, con su origen
increble y su devenir incierto. Jamas un pensador hubiera podido
imaginar que una bacteria fuera un ser de tan extrema complejidad.
Tenemos necesi- d ~ d de un dialogo permanente con el
descubrimiento. La virtud de la ciencia, que le impide zozobrar en
el delirio, es que datos nuevos arriban sin cesar y la llevan a
cambiar sus visiones y sus ideas.
2. L. Wittgenstein. -Remarques sur le Rameau d'or de Frnzen,
Actes de la recherche en sciences sociales, 16 setiembre 1977, pp.
35-42. Obserua- cionen a la Rama dorada dc Frarer, Madrid, Tecnos,
1992.
! Necesidad de macro-conceptos
Voy a concluir con algunos principios que pueden ayu- darnos a
pensar la complejidad de lo real.
Ante todo, creo que tenemos necesidad de macro-con- ceptos. Del
mismo modo que un Btomo es una constelacidn de particulas, que el
sistema solar es una constelacin al- rededor de un astro, del mismo
modo tenemos necesidad de pensar mediante constelacin y solidaridad
de concep- tos.
Ms abn, debemos saber que, con respecto a las cosas ms
importantes, los conceptos no se definen jamds por sus fronteras,
sino a partir de su ncleo. Es una idea anti- cartesiana, en el
sentido que Descartes pensaba que la dis- tincin y la claridad eran
caracteristicas intrnsecas de la verdad de una idea.
Tomemos el amor y la amistad. Podemos reconocer netamente, en su
centro, al amor y la amistad, pero esta tambin la amistad amorosa,
y los amores amigables. Es- tn an los casos intermedios, las
mezclas entre amor y amistad; no hay una frontera neta. No hay que
tratar nun- ca de definir a las cosas importantes por las
fronteras. Las fronteras son siempre borrosas, son siempre
superpues- tas. Hay que tratar, entonces, de definir el coraz6n, y
esa definicin requiere, a menudo, macro-conceptos.
D e s principios
Dire, finalmente, que hay tres principios que pueden ayudamos a
pensar la complejidad. El primero es el prin- cipio que llama
dialgico. Tomemos el ejemplo de la orga- nizaci6n viviente. ~ l l a
naci, sin duda, del encuentro en- tre dos tipos de entidades
fisico-qumicas, un tipo estable que puede reproducirse y cuya
estabilidad puede llevar en s misma una memoria que se vuelve
hereditaria: el
-
ADN y, por otra parte, los aminocidos, que forman las protenas
de formas miltiples, extremadamente inesta- bles, que se degradan
pero se reconstituyen sin cesar a partir de mensajes que surgen del
ADN. Dicho de otro modo, hay dos lgicas: una, la de una protena
inestable, que vive en contacto con el medio, que permite la exis-
tencia fenomhnica, y otra, que asegura la reproduccin. Estos dos
principios no estn simplemente yuxtapuestos, son necesarios uno
para el otro. El proceso sexual produ- ce individuos, los cuales
producen al proceso sexual. Los dos principios, el de la
reproduccin transindividual y el de la existencia individual hic et
nonc, son complementa- rios, pero tambien antagonistas. A veces,
uno se sorpren- de de ver mamferos comiendo a sus cras y
sacrificando su progenie por su propia supervivencia. Nosotros mis-
mos podemos oponernos violentamente a nuestra familia y preferir
nuestro interhs al de nuestros niiios o el de nilestros padres. Hay
una dialdgica entre estos doe prin- cipios.
Lo que he dicho del orden y el desorden puede ser con- cebido en
t6rminos dial6gicos. Orden y desorden son dos enemigob: uno suprime
al otro pero, al mismo tiempo, en ciertos casos, colaboran y
producen 1s organizad6n y la complejidad. El principio dialgico nos
penriita mantener la dualidad en el seno de la unidad. Asocia do8
t4rminos a la vez complementanos y antagonistas.
El segundo principio es el de recursividad organiza- cional.
Para darle significado a ese trmino, yo utilizo el proceso del
ramolino. Cada momento del remolino es pro- ducido y, al mismo
tiempo, productor. Un proceso recursivo es aquel en el cual los
productos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y productores
de aquello que los produce. Reencontramos el ejemplo del individuo,
somos los produc- tos de un proceso de reproducci6n que es anterior
a noso- tros. Pero, una vez que somos producidos, nos volvemos
productores del proceso que va a continuar. Esta idea es
tambikn vlida sociol6gicamente. La sociedad es produci- da por
las interacciones entre individuos, pero la sociedad, una vez
producida, retroacta sobre los individuos y los produce. Si no
existiera la sociedad y SU cultura, un Ien- guaje, un saber
adquirido, no seramos individuos huma- nos. Dicho de otro modo, los
individuos producen Ia socie- dad que produce a los individuos.
Somos, a la vez, produc- tos y productores. La idea recursiva es,
entonces, una idea que rompe con la idea lineal de causa/efecto, de
produc- to/productor, de estructuralsuperestructura, porque todo lo
que es producido reentra sobre aquello que lo ha produ- cido en un
ciclo en si mismo auto-constitutivo, auto-orga- nizador, y
auto-productor.
El tercer principio es el principio hologramtico. En un
holograma fisico, el menor punto de la imagen del ho- lograma
contiene la casi totalidad de la informacin del objeto
representado. No solamente la parte est en el todo, sino que el
todo est en la parte. El principio holo- gramtico esta presente en
el mundo bioldgico y en el mundo sociol6gico. En el mundo biolgico,
cada chlula de nuestro organismo contiene la totalidad de la
informacin genstica de ese organismo. La idea, entonces, del
hologra- ma, trasciende al reduccionismo que no ve m4s que las
parhe, y al holismo que no ve ms que el todo. Ea, de al- guna
manera, la idea formulada por Pascal: No puedo concebir al todo sin
concebir a las partes y no puedo con- cebir a las partes al todo
sin concebir al todo.* Esta idea aparentemente paradjica inmoviliza
al espiritu lineal. Pero, en la lgica recursiva, sabemos muy bien
que aque- llo que adquirimos como conocimiento de las partes reen-
tra sobre el todo. Aquello que aprehendemos sobre las cualidades
emergentes del todo, todo que no existe sin or- ganizacin, reentra
sobre las partes. Entonces podemos
1 enriquecer al conocimiento de las partes por el todo y del 1
todo por las partes, en un mismo movimiento productor I de
conocimientos. l j
-
De all que la idea hologram&tica este ligada, ella misma, a
la idea recursiva que est8, ella misma, ligada a la idea dialgica
de ia que partimos.
El todo est en la parte que est en el todo
La relacin antropo-social es compleja, porque el todo est en la
parte, que est en el todo. Desde la infancia, la sociedad en tanto
todo entra en nosotros a travs, en pri- mer lugar, de las primeras
prohibiciones e inducciones fa- niliares: la limpieza, la suciedad,
la gentileza, y luego las inducciones de la escuela, la lengua, la
cultura.
El prindpio a nadie se le admite ignorar la ley,, im- pone la
fuerte presencia del todo social sobre cada indivi- duo, aun cuando
la divisin del trabajo y la parcializaci6n de nuestras vidas hacen
que nadie posea la totalidad del saber social.
De aqu el problema del socilogo que reflexione un poco sobre sil
status. Tiene que abandonar el punto de vis- ta divino, desde una
especie de trono superior desde donde contemplar a la sociedad. El
socilogo es una parte de esh sociedad. El hecho de detentar una
cultura sodol6gica no lo ubica en el centro de la sociedad. Por el
contrario, forma parte de una cultura periferica en la universidad
y en las ciencias. El socilogo es tributario de una cultura
particu- lar. No solamente es parte de la sociedad, sino que, ms
an, sin saberlo, esta posedo por toda la sotiedad, que tiende a
deformar su visin.
Cmo salir de esa situacin? Evidentemente, el so- cilogo puede
tratar de confrontar au punto de vista con aquel de los otros
miembros de la sociedad, de conocer so- ciedades de un tipo
diferente, de imaginar, tal vez, socie- dades viables que an no
existen.
Lo nico posible desde el punto de vista de la comple- jidad, y
que parece, desde ya, muy importante, es tener
k
1 meta-puntos de vista sobre nuestra sociedad, exactamente 1
?
como en un campo de concentraci6n en el cual podramos i.
edificar miradores que nos permitieran observar mejor
nuestra sociedad y su ambiente exterior. Nunca podremos llegar
al meta-sistema, es decir, al sistema superior, que sera
meta-humano y meta-social. Incluso si pudieramos lograrlo, no serfa
un sistema absoluto, porque tanto la 16- gica de Tarski como el
teorema de Godel nos dicen que nin- gn sistema es capaz de
auto-explicarse totalmente a s mismo ni de auto-probarse
totalmente.
Dicho de otro modo, todo sistema de pensamiento est abierto y
comporta una brecha, una laguna en su apertura misma. Pero tenemos
la posibilidad de tener meta-puntos de vista. el meta-punto de
vista es posible s610 si el observador-conceptualizador se integra
en la ob- servacin y en la concepcin. He all por que el pensamien-
to de la complejidad tiene necesidad de integrar al obser- vador y
al conceptualizador en su observaci6n y su concep- tualizacin.
I-lacia la complejidad
Podemos diagnosticar, en la historia occidental, el do- minio de
un paradigma formulado por Descartes. Descar- tes h a separado, por
una parte, al dominio del sujeto, re- servado a la Filosofia, a la
meditacin interior y, por otra parte, al dominio de la cosa en lo
extenso, dominio del co- nocimiento cientifico, de la medida y de
la precisin. Des- cartes h a formulado muy bien ese principio de
disyuncin, y esta disyunci6n ha reinado en nuestro universo. Ha se-
parado cada vez m8s ciencia y Filosofia. Ha separado la cultura que
llamamos humanista, la de la literatura, la poesia, las artes, de
la cultura cientifica. La primera cultu- ra, fundada sobre la
reflexin, no puede alimentarse m8s en las fuentes del saber
objetivo. La segunda cultura, fun-
-
dada sobre la especializacin del saber, no puede reflexio- nar
ni pensarse a s misma.
El paradigma de simplificacin (disyuncidn y reduc- cin) domina a
nucstra cultura hoy, y es hoy que comienza la reaccidn contra s u
empresa. Pero no podemos, yo no puedo, yo no pretendo, sacar de mi
bolsillo un paradigma de complejidad. Un paradigma, si bien tiene
que ser for- mulado por alguien, por Descartes por ejemplo, es en
el fondo, el producto de todo un desarrollo cultural, histrico,
civilizacional. El paradigma de complejidad provendr del conjunto
de nuevos conceptos, de nuevas visiones, de nue- vos
descubrimientos y de nuevas reflexiones que van a co- nectarse y
reunirse. Estamos en una batalla incierta y no s~bemos an quiCn la
llevara adelante. Pero podemos de- cir, desde ya, que si el
pensamiento simplificante se funda sobre !a dom~nacin de dos tipos
de operaciones lgicas: disyuncin y reduccin, ambas brutalizantes y
mutilantes, los principios del pensamiento complejo, entonces,
seran necesariamente los principios de distincin, coqjuncin e
implicacin.
IJnamos la causa y el efecto, el efecto volverti sobre la causa,
por retroaccin, el producto ser tambi6n produc- tor. Vamos a
distinguir estas nociones y las haremos jun- tarse al mismo tiempo.
Vamos a reunir lo Uno y lo Mlti- ple, los uniremos, pero lo Uno no
se disolver en lo mlti- ple y lo Mltiple ser, asimismo, parte de lo
Uno. El prin- cipio de la complejidad, de alguna manera, se fundara
so- bre la predominancia de la conjuncidn compleja. Pero, tambibn
all, creo que es una tarea cultural, histrica, pro- funda y
mltiple. Se puede ser el san Juan Bautista del paradigma de
complejidad, y anunciar su llegada, sin ser ei Mesas.
Parte 4
-
Epistemologa de la complejidad *
Durante el intervalo que precedi a esta discusin, he te- nido
dos problemas de complejidad a resolver. Uno lo he resuelto, el
otro, no. El primer problema era una restric- cin. Deba tratar de
revisar todas las notas que haba to- mado durante las densas
intervenciones de esta mafana mientras coma, porque, al mismo
tiempo, tena hambre. Pude resolver ese problema, no lejos de aqu,
en un saln que esta all abqjo. Eleg lulas grelhadas, tome vonho
ver- cle. Desafortunadamente, no pude resolver, durante ese tiempo,
el segundo ejercicio de complejidad, es decir, a par- tir de todas
las notas que haba tomado, tratar de articu- lar sin homogeneizar,
y respetar la diversidad sin hacer un puro y simple cattllogo. Me
encontr frente a este dramti- co problema, entre el desorden y el
orden que es una res- triccin arbitraria impuesta sobre esa
diversidad. Una vez m48 el problema de lo uno y lo mltiple. No he
tenido Bxi- to. Doy como excusa el hecho de que no tena mucho tiem-
po, pero tal vez la cuestin sea mucho m4s seria.
Ante todo, creo que la necesidad misma del tipo de pensamiento
complejo que sugiero necesita reintegrar al observador en su
observacin. Yo mismo estaba aqui total-
* Francisco Lyon de Castro, director de las ditions
Europa-Amenca, habla okecido la posibilided de organizar en Lisboa,
el 14 y 15 de diciembre de 1983, un encuentro, preparado por Ans
Barbosa, entre Edgar Monn y sie- te profesores universitarios
portugueses de diferentes disciplinas (Filosofla, Fsica, Biologia,
Historia, Pscologla Socia1,Likratura).
Despuha de presentar los aproblemas de una epistemologa
compleja-, Edgar Monn respondi a las observaciones, objeciones y
criticar de los parti- cipantes. Son esas intervenciones las que se
encuentran aqui. Eatn extrat- daa del libro, Inbdito en kanc68, O
Problema episternoldgico de Compleridcr. de, publicado en Lisboa
por Ettropa-Am6rica. Agradecemos a Francisco Lyon de Castro por
haber autorizado esta publicacidn en franc6s.
-
mente dujeto, y era totalmente objeto, en vuestras manos. He
tenido, de esta doble eituacin, una impresin muy ex- citante y un
poco frustrante. Muy excitante porque -no lo digo slo por hacer
cumplidos- todas vuestras interven- ciones me han impactado por su
inteligencia. Yo he parti- cipado en coloquios, debates, pero aqui
todo lo que ustedes decan me importaba, me interesaba. Y an mds,
tenia la impresin de que, para mi, eso podia serme til no sola-
mente para reflexionar sino tambidn, tal vez, para expre- sarme
mejor. Debo decir, tambidn, que todo esto me ha despertado el deseo
de que tales experiencia8 se renueven, no solamente para m, sino
para otros que viven una aven- tura que, de facto, si no de jure,
los lleva a atravesar las disciplinas, a emprender viajes por el
saber. Creo que es importante que cualquiera que recorra ese tipo
de camino puede ser confrontado con gente a la que podamos llamar
especialistas, que poseen una competencia precisa en un dominio, y
que este dispuesto a tolerar sus criticas. Es tambidn importante
considerar lo que pudieran ser malen- tendidos.
Los malentendidos
Aqte todo, un primer tipo de malentendido. Repetida- mente, me
ha parecido, se tenia de mi la visiSn de un espi- ritu
sintetizador. que trataba de ser sistem6tic0, global, integrador,
unificador, afirmativo y suficiente. Se tiene la impresin de que yo
soy alguien que ha elaborado un pa- radigma que sale de su bolsillo
diciendo:
-
toda esperanza de una doctrina y ds ,un pensamiento ver-
daderamente integrados.
Mientras que algunos ven en mi a un mercader de sntesis
integradoras, otros ven en mi una suerte de apolo- gista del
desorden, alguien que, en ese sentido, se deja desbordar por el
desorden y que, finalmente, disuelve toda objetividad en el seno de
la subjetividad.
Efectivamente, el conjunto sera verdadero a condi- ci6n de
provincializar y de asociar, si se puede, mi gusto por la sintasis
y mi gusto por el deeorden, es decir, si con- cebimgs lo que es, en
~ i , una tensi6n trgica. Digo trgica, no para posar como un
personaje trgico, sino para plante- a r la tragedia del pensamiento
condenado a afrontar las contradicciones sin poder jams terminar
con ellas. An ms, para in, ese mismo sentimiento trgico, va parejo
con la bsqueda de un meta-nivel en el cual podamos .su- perar. la
contradiccin sin negarla. Pero ese meta-nivel no es el de la
sintesis lograda; ese meta-nivel incluye, tam- bien, su brecha, sus
incertidumbres y sus problemas. So- mos llevados por la aventura
indefinida o infinita del co- nocimiento.
Otra fuente de malentendidos tiene que ver con una palabra que
ha sido pronunciada, la palabra rapidez. Esta vez, pienso que no se
trata, tal vez, 6610 de la rapidez de mi escritura. Pequea
confesibn: yo doy, tal vez, la impresin de escribir muy rpido, pero
escribir me hace sufrir enor- memente y yo rehago mis textos muchas
veces. Lo que me aflige, es que se tiene la impresi6n de que yo
aprieto un bo- t6n y ihop!, saco trescientas pginas. Quiero decir
que eso no suceda as. La rapidez no es, tal vez, la rapidez de mi
escr i t~ra solamente, es la rapidez de lectura de mis lecto- res,
que ea tambibn la causa de ciertos malentendidos.
En lo que concierne a los malentendidos, no se trata, tal vez,
de constatarlos solamente, de querer disminuirlos o reducirlos,
sino tambi6n de interrogarlos. Y yo me pre- gunto: por qub los
malentendidos son tan durables y tan
numerosos? No creo para nada que yo sea una vctima par- ticular
de malentendidos. Creo que muchos otros, investi- gadores,
pensadores, han sido vctimas de malentendidos todava m8s
graves.
Una vez dicho esto, la fuente ms profunda de mnlen- tendidos que
me conciernen reside en el modo de compar- timentar y de
estructurar, de ventilar mis propios pensa- mientos, es decir,
finalmente, en la organizacion de los ele- mentos del conocimiento.
Esto plantea el problema del pa- radigma, sobre el cual voy a
volver.
Les dar6 un ejemplo relacionado con las ideas politi- cas. Yo
era (abn me considero) a la vez izquierdista y dere- chista. Digo
aderechietam en el sentido de que soy muy sen- sible a los
problemas concernientes a las libertades, a los derechos del
hombre, a las transiciones sin brutalidad, e aizquierdista~ en el
sentido de que pienso que las relacio- nes humanas y sociales
podran y deberan cambiar en profundidad.
Se me denunciaba, entonces, como
-
narlos, jerarquirar los temas y, tal vez, los pre-temas, que
estaban por detrhs de esta jornada. Esto es lo que voy a in-
tentar, cada vez con ms desorden.
Tratar4 de situarme en mi lugar, en mi voluntad, de resituar lo
que yo entiendo por complejidad, luego, muy rhpiaamente, lo que
entiendo por paradigma, y luego cmo es que yo concibo el problema
sujeto-objeto. Voy a abordar estos nudos gordianos, pero les digo
tambi6n que, al pasar, sefialar6 los puntos en los que yo creo debo
reconocer insu- ficiencias y subdesarrollos dentro de lo que ya he
escrito o producido.
A mi lugar, a mi posicin, puedo diffcilmente nom-
' brarla porque yo navego entre ciencia y no ciencia. ~ C u -
les son mis fundamentos? La ausencia de fundamentos, es decir, la
conciencia de la destruccin de los fundamentos
I
de la certidumbre. Esta destruccin de los fundamentos, propia de
nuestro siglo, ha llegado al conocimiento cientfi- co mismo. En que
creo? Creo en la tentativa de desarro- llar un pensamiento lo menos
mutilante posible y lo mhs racional posible. Lo que me interesa es
respetar los requi-
I' sitos para la investigacin y la verificacin propios del co-
nocimiento cientifico, y los requisitos para la reflexi6n pro-
puestos por el conocimiento filosfico.
I Hablar de la c ienc~a Cuando Jos6 Mariano Gago habl6 de la
oposicin en-
tre los productores y los no-productores de saberes, los
vulgarizadores. pens6 que hay, de hecho, muchas zonas in- termedias
y que la oposicin no es tan rgida. EstA el cien- tfico que
reflexiona sobre la ciencia y que alli mismo, ipso fado, hace
Filosofia J a c q u e s Monod ha escrito un libro sobre la
Filosofla natural de la Biologfa-, es t ln luego los historiadores
de la ciencia, los epistemlogos, y los vulga- rizadores.
A mf no me gusta que me digan: "T eres un vulgari- zador.~ Por
qu? Por dos razones. En primer lugar porque he tratado de discutir
ideas en la medida en que creo ha- berlas entendido, pero sobre
todo, porque he tratado, en la medida en que crefa haberlas
asimilado, de reorganizarlas a mi modo.
'Ibmemos, por ejemplo, en mi primer volumen,' la cuesti6n del
segundo principio de la TermodinBmica. Debo decir que, para mf, los
problemas de las ciencias flsicas, son los ltimos en los que he
penetrado, y en ese Brea, ten- go conocimientos no solamente ~ u p
e ~ c i a l e s , sino extre- madamente lacunares. Una vez
terminado ese volumen, me he dado cuenta que estaba el libro de
Tonnelat, que cuestionaba lo que yo pensaba era el consenso entre
los termodinamistas.
Pero lo que me interesaba era interrogarme acerca del
sorprendente problema que nos legaba el siglo xix. Por una parte,
los fsicos mostraban al mundo un principio de desorden (habindose,
el segundo principio, vuelto un principio de desorden con Boltzman)
que tenda a arruinar toda cosa organizada; por otra parte, al mismo
tiempo, los histsriadores y los bilogos (Darwin) le ensefiaban al
mun- do que habfa un principio de progresin de las cosas orga-
nizaGas. Por una parte, el mundo fsico tenda, aparente- mente, a la
decadencia, y el mundo biolgico tendfa al pro- greso. Yo me he
preguntado cmo es que ambos principios podfan ser las dos caras de
una misma realidad. Me he preguntado acerca de c6mo asociar los dos
principios, lo que ha planteado problemas de Lgica y de paradigma.
Es eso lo que me ha interesado mucho mds que vulgarizar la
Terrnodindmica, lo que soy, por lo demAs, incapaz de hacer.
Quisiera tambin intentar justificar la misin imposi- ble que
parezco haberme propuesto. S que es imposible
2. E. Morin, El Metodo, Torno 14 La naturaleza de la naturaleza,
M a - drid, CAtcdra, 1981. Edici6n original francesa: La mthode,
Tome l, La n n . ture de la nature, Parn, Du Seuil, 1980.
-
en trminos de completud y de logro, pero no puedo, perso-
nalmente, aceptar las degradaciones y los destrozos que la
compartimentalizaci6n y la especializacin del conoci- miento
conllevan.
El segundo hecho que me justifica ante mi mismo se sita a nivel
de las ideas generales. Es cierto que las ideas generales son ideas
huecas, pero no es menos cierto que el rechazo de las ideas
generales es, en s mismo, una idea general an ms hueca, porque es
una idea hipergeneral que influye sobre las ideas generales.
De hecho, las ideas generales no pueden ser elimina- das y
terminan por reinar en forma oculta en el mundo es- pecializado. Lo
que es interesante acerca de la idea de los tematas de Holton o la
de los postulados ocultos de Popper, es que los temata y los
postulados son ocultos. Son ideas generales acerca del orden del
mundo, acerca de la racio- na!idad, acerca dcl determinismo, etc.
Dicho de otro modo, hay ideas generales ocultas en el conocimiento
cientifico mismo. Esto no es ni un mal ni un vicio, porque ellas
tie- nen un rol motor y productor. Yo agregara que el cientfi- co
m8s especiali~ado tiene ideas acerca de la verdad. Tiene ideas
&cerca de la relacin entre lo racional y lo real. Tiene ideas
ontolgicas sobre cual es la naturaleza del mundo, sobre la
realidad.
Una vez consciente de ello, el cientifico debe mirar a sus
propias ideas generales y tratar de comunicar sus sa- beres
especficos y sus ideas generales.
Yo no pretendo triunfar en una misin imposible. Busco descifrar
un camino por el cual sera posible que hu- biera una reorganizacin
y un desarrollo del conocimiento. Llega un momento en el cual algo
cambia y lo que era im- posible aparece como posible. As es que la
bipedestacin pareca ser imposible para los cuadrpedos.
Es la historia de fcaro. Evidentemente, en La calda de caro, de
Breughel, el trabqjador tenia raz6n en traba- jar sin interesarse
por el desdichado fcaro que crea ele-
varse y caa lamentablemente. Luego, despues de numero- sos
fcaros, cada vez mds evolucionados, vino el primer avin y, hoy en
da, el Boeing 747 que todos tomamos in- cluido, eventualmente,
fcaro. No se burlen demasiado de los fcaros del espritu. Limtense a
ignorarlos, como el tra- b6jador de Breughel. Ellos quisieran que
salibramos de la pre-historia del espritu humano. Mi idea de que
estamos en la prehistoria del espritu humano es una idea muy op-
timista. Nos abre el porvenir, siempre a condicin de que la
humanidad disponga de un futuro.
Enfoques de la complejidad
Quiero ahora, para situar aquello que quiero hacer, volver al
gran hueso de la idea compleja.
Dire, ante todo, que, para m, la complejidad es el de- safio, no
la respuesta. Estoy a la bsqueda de una posibili- dad de pensar
trascendiendo la complicacin (es decir, las interretroacciones
innombrables), trascendiendo las incer- tidumbres y las
contradicciones. Yo no me reconozco para nada cuando se dice que yo
planteo la antinomia entre la simplicidad absoluta y la complejidad
perfecta. Porque para mi, en principio, la idea de complejidad
incluye la im- perfeccin porque incluye la incertidumbre y el
reconoci- miento de lo irreductible.
En segundo lugar, la simplificacin es necesaria, pero debe ser
relativizada. Es decir, que yo acepto la reduccin consciente de que
es reduccin, y no la reduccin arrogan- te que cree poseer la verdad
simple, por detrds de la apa- rente multiplicidad y complejidad de
las cosas.
Por lo dems, eAel segundo volumen de El nltado,' he dicho que la
complejidad es la unin de la simplicidad y
3. E. Morin, El Metodo, Tomo 2, r vida de la vi&, Madrid,
Cdtedra, 1983. Edicibn original francesa: La mdthode, Tome 2, La
oie de la oie, Pars, Du Seuil. 1980.
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de la complejidad; es la unin de los procesos de simplifi- cacin
que implican seleccih, jerarquizacitin, separacin, reduccih, con
los otros contra-procesos que implican la co- municaci6n, la
articulaci6n de aquello q;e estA disociado y distinguido; y es el
escapar de la alternativa entre el pen- samiento reductor que no ve
ms que los elementos y el pensamiento globalista que no ve ms que
el todo.
Como decia Pascal: tengo por imposible conocer las partes en
tanto partes sin conocer al todo, pero tengo por no menos
i~nposible la posibilidad de conocer al todo sin conocer
singularmente a las partes.* La frase de Pascal nos vuelve a
conducir a la necesidad del ida y vuelta, que corre el riesgo de
formar un circulo vicioso, pero que puede tambin constituir un
circulo productivo, como un movi- miento de lanzadera que estimula
el desarrollo del pensa- miento. Eso lo he dicho y lo he repetido
en el curso de una polmica con J. P. Dupuy, que tambin me percibia
como buscando o1 ideal de un pensamiento soberano que englo- bara
al todo. Por el coritrario, yo me ubico en el punto de vista de la
deficiencia conghnita del conocimiento, porque acepto la
contradicci6n y la incertidumbre; pero, al mismo tiempo, la
conciencia de esta deficiencia me llama a luchpr activamente contrn
la mutilaci6n.
Es, efectiqlamente, el combate con el Angel. Hoy, yo agregara
esto: la complejidad, no es solamente la uni6n de la complejidad
con la no-complejidad (la simplificaci6n); la complejidad se halla
en el corazn de la relaci6n entre lo simple y lo complejo porque
una relacin tal es, a la vez, antagonista y complementaria.
Creo profundamente que el mito de la simplicidad ha sido
extraordinariamente fecundo para el conocimiento cientifico que
quiere ser un conocimiento no trivial, que no buaca a nivel de la
espuma de los fenmenos, sino que bus- ca lo invisible detras del
fenmeno. Bachelard deca: No hay otra ciencia que la de lo oculto.*
Pero, buscando lo in- visible, encontramos, detrs del mundo de las
apariencias
y de los fenmenos, el tras-mundo de las leyes que, en con-
junto, constituyen el ordeh del mundo. Si seguimos este proceso,
llegamos a la visin de un tras-mundo mAs real que el mundo real
porque est fundado sobre el orden, y nuestro mundo real tiende a
devenir un poco, como en la Filosofia hinduista, el mundo de las
apariencias, de maya, de las ilusiones, de los epifenmecos.
El verdadero problema, al que volver& es que ese mundo de
las apariencias, de los epifen6menos, del desor- den, de las
interaccioiies es. al niismo tiempo, nuestro mundo, y que, en el
tras-mundo, no existe el orden sobera- no, sino otra cosa. Esa otra
cosa nos es indicada por la ex- trafia coexistencia de la Fisica
cuntica con la Fisica eins- teiniana. Nos es revelada por la
experiencia de Aspect lle- vada a cabo para poner a prueba a la
paradoja de Eins- tein-Podolsky-Rosen. Esa experiencia muestra que
lo que Einstein consideraba absurdo, es decir, falso, era verdade-
ro.
Me gustara interrogar a vuestro amigo el fisico sobre el
significado de esa experiencia. Yo conozco tres tipos de
interpretaciones: la de Bohm seguida por J. P. Vigier, la de
d'Espagnat, y la de Costa de Beauregard. Nuestro univer- so, en el
cual todas las cosas estn separadas en y por el espacio es, al
mismo tiempo, un universo en el que no hay separacibn. Esto muestra
que, en nuestro universo de la distinci6n, hay una otra cosa (por
detrs?) en la cual no hay distincin. En el plano de la complejidad,
eso quiere decir que en el tras-mundo no hay ni complejidad, ni
sim- plicidad, ni orden, ni desorden, ni organizaci6n. Ahora bien,
algunos podran reconsiderar, desde este ngulo, las ideas taoistas
sobre el vacio insondable considerado como realidad nica y
fundamental.
Para mi, la idea fundamental de la complejidad no es que la
esencia del mundo es compleja y no simple. Es que esa esencia es
inconcebible. La complejidad es la dialgica
ordenldesordedorganizacj6n. Pero, detrs de la compleji-
-
dad, el orden y el desorden se disuelven, las distinciones se
esfuman. El merito de la complejidad es el de denunciar la
metafsica +.el orden. Como lo dijera muy bien Whitehead, detrds de
la idea de orden hay dos cosas: la idea migica de Pitdgoras de que
los nmeros son la realidad ltima, y la idea religiosa todava
presente, tanto en Descartes como en Newton, de que el entendimienb
divino es el funda- mento del orden del mundo. Ahora bien, cuando
uno ha re- tirado al entendimiento divino y a la magia de los nme-
ros, que queda? las leyes? una mecinica cdsmica auto- suficiente?
es la realidad verdadera? es la naturaleza verdadera? A esa visin
dbbil, yo opongo la idea de la com- plejidad.
Dentro de ese marco, yo diria que acepto plenamente relativizar
la complejidad. Por una parte, ella integra a la simplicidad y, por
otra parte, se abre sobre lo inconcebible. Estoy totalmente de
acuerdo con esas condiciones para aceptar la complejidad como
principio del pensamiento que considera al mundo, y no como el
principio revelador de la esencia del mundo. Es en esto sentido
regulador que he querido formular algunas reglas. Se encuentran.en
las pdginas que ilamo .Los mandamientos de la compleji- dad~. ' No
voy a repetirlos aqui, pero hay diez principios: la inevitabilidad
del tiempo, de la relacidn entre el observa- dor y la observacin,
de la relacidn entre el objeto y su am- bierte, etc. Los remito a
ello. He aqu lo que para mf es la complicidad, es decir, la
complejidad.
Por que he dicho involuntariamente complicidad? E s que me
siento en profunda complicidad con mi crtico An- tonio Marques.
Creo que lo reencuentro a ese nivel. La complejidad no es un
fundamento, es el principio regula- dor que no pierde nunca de
vista la realidad del tejido fe- nomnico en la cual estamos y que
constituye nuestro mundo. Se ha hablado tambien de monstnios, y yo
creo,
4 . CiencM con conciencia, op. cit.
efectivamente, que lo real es monstruoso. Es enorme, esta fuera
de toda norma, escapa, en ltima instancia, a nues- tros conceptos
reguladores, pero podemos tratar de gober- nar al mdximo a esa
regulacin.
El desarrollo de la ciencia
Para pasar a otro tema quisiera decir que, al hablar de la
ciencia clisica, he concebido, como as tambien lo han hecho, a su
manera, Pngogine y Stenger, un tipo ideal, abstracto. Sin duda que
yo no he explicitado que se trata- ba de un *tipo ideal., de una
44racionalizaci6n utbpica*, como decfa Max Weber. En lo que he
publicado hasta el presente hay una carencia que no encontrarin mds
en mi .pr6ximo libro. He omitido mostrar cmo, y a pesar de su ideal
simplificador, la ciencia ha progresado porque era, de hecho,
compleja.. Ella es compleja porque en el nivel mis- mo de su
eociologla hay una lucha, un antagonismo com- plementario entre su
principio de rivalidad, de conflictua- lidad entre idea8 o teoras,
y su principio de unanimidad, de aceptaci6n de la regla de
verificacin y de argumenta- cin.
La ciencia se funda sobre el consenso y, a la vez, sobre el
conflicto. Ella marcha, al mismo tiempo, sobre cuatro patae
independientes e interdependientes: la racionali- dad, el e rnp i r
i s rn~~ la imaginaci6n, la verificacin. Hay una conflictualidad
permanente entre racionalismo y em- pirismo; lo empfrico destruye
las construcciones raciona- les.que se reconstituyen a partir de
nuevos descubnmien- tos empfricos. Hay una complementariedad
conflictiva en- tre la verificaci6n y la imaginacin. Finalmente, fa
com- plejidad cientfica es la presencia de lo no cientffico en lo
cientffico, que no anula a lo cientfico sino que, por el con-
trario, le permite expresarse. Creo que, efectivamente, toda la
ciencia moderna, a pesar de las teoras simplifica-
-
doras, es una empresa muy compleja. Ustedes han tenido toda la
razn al aportar ejemplos para mostrar que, en su proceder, la
ciencia no ha buscado siempre, obsesivamen- te, la
simplificacin.
Luego, habrB que hablar, al hacer la historia de la ciencia, de
ese perfodo considerado como una derrota pero, sin embargo, tan
rico, que llamamos la ciencia romntica. He dejado de lado problemas
muy interesantes y he peca- do por simplificacin y no por
cornplejizacin.
Con respecto al reduccionismo, la cuestin es, efecti- vamente,
mucho mBs sutil de lo que parecfa. 'lbda conquis- ta del
reduccionismo se paga, en realidad, con una nueva complejizacin.
Tomemos el ejemplo tan reciente de la Bio- loga molecular.
Aparentemente, pareca anunciar la vic- toria de los reduccionistas
sobre los vitalistas, porque mos- traba que no hay materia viviente
sino sistemas vivientes. Pero Popper nos ha mostrado que el
reduccionismo fsico- quimico debi pagarse con la reintroducci6n de
toda la his- toria del cosmos, es decir, por lo menos, quince mil
millo- nes de aios de acontecimientos. Porque para poder reducir lo
biol6gico a lo quimico, es necesario rehacer toda la his- t ~ r i a
de la materia viviente. de la constitucin de las parti- culas, de
los astros, de los tomos, del Btomo de Carbono. As es que ese
reduccionismo se paga con una complejiza- cin histrica. Atlan nos
muestra que reducir lo biol6gico a lo fsico-qufmico lleva a
complejizar lo Bsico-qinimico. Yo he agregado que el reduccionismo
biolgico se paga con la in- troduccin de nociones que no estaban
previstas en ese programa rednccionista: la idea de mtiquina, la
idea de in- forniacin, la idea de programa.
Ahora bien, el desarrollo de la ciencia sigue este sor-
prendente principio: jams encontramos lo que buscamos. MBs an,
encontramos lo contrario de lo que buscamos. Creemos encontrar la
llave, el elemento simple, y encon- tramos algo que relanza o da
vuelta al problema. Yo agre- gara, siempre en relacin con la idea
de reduccionismo,
que, como dijeran ustedes, reducir la qumica a la microfi- sica
no impide que la qumica permanezca. Hay, en efecto, niveles,
jerarquas o, mBs bien, no hay solamente jerar- quas; hay tambin
diferentes Bngulos de observacibn, el punto de vista del
observador; hay tambibn niveles de or- ganizaci6n. E n ciertos
niveles de organizaci6n emergen ciertas cualidades y propiedades
especficas de esos nive- les. Es necesario, entonces, hacer
intervenir consideracio- nes nuevas en cada nivel. Aqu tambi6n hay
limites para el reduccionismo.
Todo esto para decir que el corazn de la complejidad es la
impoeibilidad tanto de homogeneizar como de redu- cir, es la
cuestin de la unitas multiplex.
Ruido e informacibn
Hay algo, en mi programa de esclarecimiento, que no he podido,
hasta ahora, aclarar. Es el discurso de Manuel Araujo Jorge.
Sin querer hacer un cara a cara ni, por otra parte, un cuerpo a
cuerpo, quiero seguir los puntos de articulacin de esa discusi6n
crtica.
Ante todo, algunas de mis formulaciones han podido, tal vez,
dejar entender que el ruido es, para mi, la nica fuente de novedad.
He parecido, por lo tanto, reaccionar demasiado pront6 a las tesis
cannicas de la biologa mole- cular y a la explicaci6n por el azar
de toda evolutiva. Pero yo he escrito que el azar, siempre
indispensable, no est nunca 8610 y no lo explica. todo. Es
necesario que haya un reeilcuentro entre lo aleatorio y una
potencialidad organi- zadora. As es que yo no reduzco lo nuevo al
eruidon. Hace falta algo, tal como una potencialidad reorganizadora
in- cluida en la auto-organizacin, que reciba al acontecimien- to
aleatorio.
En segundo lugar, l ha hecho alusin a la crtica de
-
i ,i 'l.
Atlan sobre la alta y la baja complejidad. Yo he tenido en
cuenta esa critica en mi segundo volumen de El M d t ~ d o . ~ Me
he ccrregido. He hecho mi autocrtica. si 61 me ha psi- coanalizado,
sin duda con justeza, 61 no ha, tal vez, psicoa- nalizado mis
aptitudes auto-correctivas.
Ciertamente, continuo hallando muy rica la idea de que cuanta
mts complejidad existe, ms diversidad hay, mtis interscciones
exi~ten, ms hay de aleatorio, es decir que la muy alta complejidad
desemboca, en el limite, en la desintegracin. Sigo pensando que los
sistemas de alta complejidad que tienden a desintegrarse, no pueden
lu- char contra la desintegraci6n ms que mediante su capaci- dad
para crear solucione^ a 108 problemas. Pero yo he su- bestimado,
sin duda, la necesidad de restricciones, es de- cir, de orden
impuesto. Es necesario que les diga tambin que, en mi lucha contra
la metafisica del orden, que reina- ra desde el comienzo de los
anos 1970 (hoy no reina miis), la obsesin por destronar al orden
pudo parecer privilegiar al desorden. Creo asimismo que, desde el
primer volumen de El mdtodd,"o formulo algo que es totalmente
diferente al principio del orden a partir del ruido de ~ t l a n ,
ei bien habia partido de esa idea, ella misma surgida de la idea de
von Foerster: wOrder from noise..
Yo he introducido, no solamente la idea de organiza- cin, que
estaba ausente de ambas concepciones, sino que he propuesto el
tetragrama orden/desorden/interacci6n/or- ganizacin. Ese tetragrama
no puede ser comprimido. No podemos reducir la explicacin de un
fenmeno ni a un principio de orden puro, ni a un principio de puro
desor- den, ni a un principio de organizacin itimo. Hay que mezclar
y combinar esos principios,
El orden, el desorden y la organizacin son interde-
2 I 5. E. Morin, El Metodo, Tomo 2 , La vida de la vida, op.
cit. r \
S 1: 6. E. h!orin, El Mtodo, Tomo 1 , 1 natumkza &la
noturalcza, op. cit.
pendientes, y ninguno es prioritario. Si alguien dice que el
desorden es originario, ese es Serres, pero no yo, ni Atlan, ni
Prigogine. Mi idea del tetragrama no es de ningn modo aniiloga a la
frmula del tetragrama del monte Sinai, que entrega las tablas de la
Ley. Es, por el contrario, un tetra- grama-que dice: he aqul las
condiciones y los limites de la explicacidn.
Yo agrego que, en el desarrollo de la esfera biolgica, hay no
solamente capacidad de integrar los desrdenes o de tolerarlos, sino
tambi6n de incrementar el orden. El or- den biol6gico es un orden
nuevo, porque es un orden de re- gulacin, de homeostasis, de
programacin, etc. Tambien he dicho hoy que la complejidad es,
correlativamente, la progresin del orden, del desorden, y de la
organizacin. He dicho tambien que la complejidad es el cambio de
las cualidades del orden y del desorden. En la muy alta com-
plejidad, el desorden se vuelve libertad, y el orden es mu- cho ms
regulacin que restriccin. Por lo tanto, he modi- ficado mi punto de
vista y, una vez ms, lo he modificado complejizndolo.
En cuanto concierne a la Teora de la Informaci6n, tambien he
evolucionado. Lamento un poco haber introdu- cido la informacin en
el primer volumen de El rndtodo.'
Lo que me habia fascinado era haber descubierto, a partir de
Brillouin, que la informacin podfa ser definida fisicamente. En
realidad, era una verdad parcial. La infor- macin debe ser definida
de manera fsico-bio-antropol6g-i- ca.
La informacin tiene algo fsico, indudablemente, pero no aparece
ms que con el ser viviente. Lo hemos des- cubierto muy tardfamente
en el siglo xx. Agregara que el rol de la nocin de informaci6n, asi
como el de la entropia y l a de neguentropia, ha disminuido para
mi. La Teoria de la Informacin me parece ms y ms un instrumento
te-
7. E . Monn, El Metodo, Tomo 1, La naturaleza de la natumlem.
op. cit.
-
rico heurstico y no mas una clave fundamental de inteli-
gibilidad. No puedo situarme en el interior de esa teora. No
puedo'ms que utilizar lo que aporta esa teora o, mas bien, sus
prolongaciones del tipo Brillouin o Atlan. Por lo demhs, el tbrmino
neguentropia casi desaparecid en mis escritos siguientes porque no
lo juzgo m& demasiado til.
Informacidn y conocimiento
Una vez dicho lo anterior, vayamos al problema clave de la
diferencia entre informacin y conocimiento. Problema clave, creo
yo. Me vuelve aqui una frase de Elliot: *CuBl es el conocimiento
que perdemos con la informacidn y cual es la sabiduifa que perdemos
con el conocimiento?* Son ni- veles de realidad totalmente
diferentes. Yo dira que la sa- bidura es reflexiva, que el
conocimiento es organizador, y quo la informacin se presenta bajo
la forma de unidades cuyo rigor es designable como bits. Para mi,
la nocidn de informacin debe ser vuelta totalmente secundaria con
respecto a la idea de computacidn. El pasaje del primer al segundo
trolumen de El mtodo, es el pasaje a la dimensin.
computacional.
Que5 es lo importante? No es la informacidn, sino la computaci6n
que trata y, yo dira incluso, extrae informn- ciones del universo.
Estoy de acuerdo con Foerster al decir que las informaciones iio
existen en el universo. Las extra- emos de la naturaleza;
transformamos los elementos y acontecimientos en signos, le
arrancamos la informacin al ruido R partir de las redundancias. Las
informaciones existen desde el momento en que los seres vivientes
se co- munican entre ellos e interpretan sus signos. Pero, antes de
la vida, la informacin no existe.
La informacin supone la computacin viviente. MAS an, debo hacer
la precisin siguiente: la computacin no se reduce, de ningn modo,
al tratamiento de la infoma-
ci6n. La computaci6n viviente conlleva, para m, una di- mensin
no digital. La vida es una organizacin computa- cional que conlleva
una organizacin cognitiva indiferen- ciada en si misma. Ese
conocimiento no se conoce a s mis- mo. La bacteria no sabe lo que
sabe, y no sabe que sabe. El aparato cerebral de los animales
constituye un aparato di- ferenciado del conocimiento. No computa
directamente los estmulos que los receptores sensoriales
seleccionan y co- difican; computa las computaciones que hacen sus
neuro- nas.
Aparece entonces la diferencia entre informacin y conocimiento,
porque el conocimiento es organizador. El conocimiento supone una
relacin de apertura y de clausu- r a entre el conocedor y lo
conocido. El problema del conoci- miento, asi como el de la
organizaci6n viviente, es el de der. a la vez, abierto y cerrado.
Es el problema del c6mpu- to-uto-exe-referente. Es el problema de
la frontera que asla a la c61111a y que, al mismo tiempo, la hace
comuni- carse con el exterior. El problema es el de concebir la
aper- tura que condiciona a la clausura y viceversa. El aparato
cerebral est, separado del mundo exterior por sus media- dores, que
lo ligan a ese mundo.
Aparece aqui una idea en la que creo mucho: el cono- cimiento
supone no solamente una separacin cierta y una cierta separacin con
el mundo exterior, sino que supone tambien una separacin de si
mismo. Mi espiritu, por ms malicioso que sea, ignora todo acerca
del cerebro del cual depende. No puede adivinar por si mismo que
funciona a travbs de interacciones intersinpticas entre miradas de
neuronas. Que es lo que conoce mi espiritu acerca de mi cuerpo?
Nada. Lo que mi espritu conoce de mi cuerpo, no pudo conocerlo m48
que mediante medios exteriores. los medios de la investigacin
cientfica. He dado el ejemplo de Antonio y de Cleopatra. En el
momento en que Antonio grita su amor por Cleopatra, no sabe que 61
est4 compues- to de algunos miles de millones de clulas que, en s
mis-
-
mas, ignoran qui6n es Cleopatra. Ellas ignoran que consti- tuyen
a un hombre que se llania Antonio que est enamo- rado de Cleopatra.
Es sorprendente que el conocimiento emerge de un iceberg de
desconocimiento prodigioso en nuestra relacin con nxotros mismos.
Lo desconocido no es solamente el mundo exterior, es, sobre todo,
nosotros mismos. Asf ea que, vemos c6mo el conocimiento supone la
separaci6n entre el conxedor y lo conocido, y supone la se- paracin
interna con nosotros misrrios.
Paradigma e ideologa
Conocer es producir una traduccin de las realidades del mundo
exterior. Desde mi punto de vista, somos co- productores del objeto
que conocemos; cooperamos con el mundo exterior y es esa
coproduccin la que nos da la ob- jetividad del objeto. Somos
coproductores de la objetivi- dad. Es por ello que hago de la
objetividad cientfica no so- lamente un dato, sino tambibn un
producto. La objetividad concierne 'igualmente a la subjetividad.
Creo que podemos hacer una teoria objetiva del sujeto a partir de
la auto-or- ganizaci6n propia del ser celular y esa teora objetiva
del sujeto nos permite concebir los diferentes desarrollos de la
subjetividad hasta el hombre sujeto-consciente. Pero esa teora
objetiva no anula el carhcter eubjetivo del sujeto.
Voy a pasar muy rpidamente sobre la idea de para- digma ya que
yo doy una definicin diferente de aquella, hesitante e incierta, de
Kuhn. Yo doy una definicin que se sitifa, aparentemente, a mitad de
camino entre la defini- cibn de la lingstica estructural y la
definici6n vulgdtica, a la Kuhr~. Un paradigma es un tipo de
relacin ldgica (in- clusin, conjuncin, disyuncin, exclusin) entre
un cierto nmero de nociones o categoras maestras. Un paradigma
privilegia ciertas relaciones lgicas en detimento de otras, y es
por ello que un paradigma controla la lgica del
discurso. El es una manera de controlar la l6g-i- ca y, a la
vez, la semdntica.
Unas pocas palabras tambien sobre la cuestin de la ideologla.
Para mi, la palabra ideologa tiene un sentido totalmente neutro:
una ideologia es un sistema de ideas. Cuando hablo de ideologa, no
denuncio ni designo las ide- as de otros. Yo llevo una teorfa, una
doctrina, una filosoffa, a su grado cero, que es el de ser un
sistema de ideas.
( Ciencia y Filosofla Ahora bien, acerca del problema
ciencia-Filosofa, hay una precisin que me parece, tambibn,
indispensable. Mi libro Ciencia con conciencia8 empieza con un
artculo que se lla- ma *Por la ciencia*. Quiere decir que, para m,
la ciencia es la aventura de la inteligencia humana que ha aportado
descubrimientos y enriquecimientos sin precedentes, a los que la
reflexin solamente era incapaz de acceder, Shakes- peare: *Hay mAs
cosas en el cielo y sobre la tierra que en toda vuestra fi1osoffa.n
Ello no me lleva, de ninguna mane- ra, a echar de menos, por lo
tanto, toda Filosofla, porque hoy, en ese mundo glacial, se halla
el refugio de la reflexi- vidad. Pienso que la unin de una y otra,
por mds dificil que sea, es posible, y no me resigno al estado de
disyun- cin o de divorcio que reina y que es, generalmente, s u s -
do o aceptado.
Segundo punto de vista sobre la ciencia: soy total- mente ajeno
a los laboratorios de ciencias especializadas, pero me intereso por
las ideas incluidas a implcitas en las teorias cientfficas. Me
intereso, sobre todo, en el re- pensamiento al que llaman los
avances de las ciencias fl- sicas y biolgicas. Asf es que, para
tomar nuevamente el ejemplo de la particula, hemos pasado de la
partfcula con-
8. Ciencia con conciencia, op. cit.
-
cepto fundamental a la particula concepto-frontera; de aqui en
ms, la particula no lleva de nuevo, de ningn modo, a la idea de
sustancia elemental simple, sino que nos conduce a la frontera de
lo inconcebible y de lo indeci- ble. As es que he hecho la apuesta
de que hemos entrado en la verdadera Bpoca de revolucin
paradigmtica pro- funda, digamos incluso ms radical que aquella de
los si- glos xvi y xvir. Creo que participamos en una transforma-
cin secular que es muy difcil de ver porque no dispone- mos de un
futuro que nos permita vislumbrar el logro de la metamorfosis. Como
comparacin, dira que es como el Pacifico durante la Segunda Guerra
Mundial, cuando las flotas norteamericanas y japonesas estaban en
lucha. Barcos, torpederos, acorazados, submarinos, aviones,
combatian entre s a lo largo de cientos de kilmetros. Eran miles de
combates singulares, cada uno de ellos ale- atorio y ajeno a los
dems. Finalmente, una flota se bate en retirada, y decimos: los
norteamericanos han ganado. Xntonces, finalmente, cada uno de los
combates singula- res cobra sentido ...
Hay, hoy en da, un nudo gordiano y una revolucin en curso, muy
difciles combates. No hay coincidencia err- tre la c~nciencia del
cientffico y lo que 61 hace en verdad ... Entonces, me dicen
ustedes, es el cientifico quien tiene ra- 26x1. Pero sabe 61 lo que
hace? Tiene la ciencia conciencia de su transformacin? No hay
seguridad absoluta. La con- ciencia de s no es una garantia de
super-lucidez. Lo verifi- camos sin cesar en la vida cotidiana.
En mi opinin, las tomas de conciencia necesitan auto-crtica,
pero Bsta necesita ser estimulada por la critl- ca. Hay,
desafortunadamente, en el universo de los cient- ficos, un
conformismo, una satisfaccin tanto ms grande cuanto que enmascara
la pregunta cada vez ms terrorifi- ca: hacia dnde va la ciencia?
Una pregunta se ha plante- ado, despuks de Hiroshima, en el
exterior y luego en el iri- tenor de la conciencia del sabio
atmico; la tecno-burocra-
tizaci6n de la ciencia le plantea al ciudadano, como as tambi6n
al cientifico, el problema de la ciencia como fen- meno social.
Ciencia. y sociedad -
La relaciJn ciencia-sociedad es muy compleja porque la ciencia,
que parti6 de la periferia de la sociedad gracias a ciertos
espiritus independientes, se ha vuelto une institu- cin a trav6s de
las sociedades cientficas, de las acade- mias. Hoy en dia, la
ciencia se ubica en el corazn de la so- ciedad. Difundiendo su
influencia sobre la sociedad sufre, ella misma, la deteminaci6n
tecno-burocrtica de la orga- nizacin industrial del trabajo. Es muy
dificil percibir las interretroacciones entre ciencia y sociedad.
Es tambibn una Sociologa compleja, un conocimiento complejo, el que
permitir& comprender esas relaciones. Nos planteamos es- tas
preguntas bien tardiamente. Ha sido muy reciente- mente que, por
ejemplo, en Francia -hace dos aAos- se ha creado un comit CTS,
(Ciencia, Tcnica, Sociedad*, para elucidar estos problemas, porque
ninguna disciplina instituida permite elucidar este tipo de
interacciones. Este comit se mueve muy. mal y con mucha dificultad,
en la medida en que es dificil crear un marco conceptual trans-
disciplinar.
1 Ciencia y Psicologla Jorge Correia Jesuino ha sealado mi
insuficiente
atencin en relacin a Piaget. Estoy de acuerdo. Es por ra- zones
a la vez aleatorias y contingentes que le he dado tan poco lugar
explcito a Piaget. Ante todo, los autores que han sido citados en
abundancia en mi trabajo son aquellos que yo he descubierto despues
de 1968, y sobre los cuales
-
yo tomaba notas en relacin con El M~?todo.~ Conoca a Pia- get
desde antes y lo he reledo poco. He relefdo la obra co- lectiva de
La Pliade sobre Epistem~loga,'~ que incluye textos muy
importantes.
As es que Piaget parece subestimado en mis libros, siendo que es
un autor cruciai. Se ubica en el ciuce de ca- minos entre las
ciencias humanas, la Biologfa, la Psicolo- ga y la Epistemologa.
Creo que en El conocimiento del co- nocimiento no voy a subestimar
a la epistemologa gen6ti- ca. An ms, me he dado cuenta, releyendo
el volumen de La Plbiade, que Piaget haba tenido esta idea de
*circuito , de ciencias*, idea que he expresado de modo un tanto
dife- rente en lo que yo llamo mi circuito epistemolgco, que in-
siste .nucho sobre los hiatos y las dificultades. Luego Pia- get
aportb la idea del sujeto epist6mico queyo encuentro fecunda. S J ~
partidario del constructivismo piagetiano pero con upa reserva que
le falta al constructor del cons- tructivismo. Piaget ignoraba que
son nece~arias fuerzas organizacionalee complejas innatas para que
haya muy fuertes aptitudes para conocer y aprender. Hace falta que
haya mucho de innato, en el sentido no de programa inna- to de
comportamientos, sino de estructuras innatas capa- ces de
adquirir.
El di4logo Piaget-Chomsky es un poco un dialogo de sordos, el
aspecto brbaro de una discusin entre dos esp- ri tus civilizados.
Piaget tenia una gran dificultad en admi- tir el fuerte rol de eso
que podemos llamar las estructuras internas de la percepcin, de
la