Top Banner
CUADERNOS DE HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES
95
Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
  • CUADERNOS DE HISTORIA

    DE LAS

    RELACIONES INTERNACIONALES

  • 8Francisco Manuel Vargas Alonso

    LA INTERvENCIN ALEmANA EN EL PAS vASCO (1936-1937)

    Un balance crtico en el contexto de la Guerra Civil espaola

  • La intervenCin aLemana en eL Pas vasCo (1936-1937)Un balance crtico en el contexto de la Guerra Civil espaola

    Francisco manuel vargas alonso

    isbn: XXXX

    dep. legal: mu-XXX

  • 5ndiCe

    Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Juan Carlos Pereira Castaares

    1. introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

    2. La historiografa y la intervencin alemana en la Guerra Civil . . . . . 13

    3. el inicio de la intervencin alemana en la Guerra Civil espaola . . . 19

    4. La primera actuacin germana en euzkadi: bombardeos areos, voluntarios y espionaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

    5. La Legin Cndor y la intervencin militar alemana en el Pas vasco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 355.1. El alto mando . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 365.2. Aviacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 455.3. Fuerzas terrestres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 565.4. La Armada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66

    6. La embajada alemana en san sebastin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81

    7. Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85

  • 77

    PresentaCin

    DE nuevo, la Comisin Espaola de Historia de las Relaciones Inter-nacionales (CEHRI) publica un slido trabajo de investigacin en esta coleccin Cuadernos de Historia de las Relaciones Internaciona-les, que comenz su andadura en 1998. Son ya ocho los Cuadernos publica-dos y esta no es ms que una de las actividades de esta asociacin que en el ao 2011 celebr sus veinte aos de existencia.

    En esta ocasin damos un paso renovador al cambiar nuestro logo y sig-nos de identidad, confiando en que sean del agrado de todos nuestros socios y amigos. Pasados ya 20 aos era necesario dar un nuevo impulso a nuestra asociacin.

    La Historia de las Relaciones Internacionales sigue gozando en Espaa de una buena salud, especialmente si la comparamos con la situacin de otras reas historiogrficas, tanto en Espaa como en los pases de nuestro entor-no. El elevado nmero de estudiantes e investigadores que se matriculan en las asignaturas especializadas de los nuevos Grados y en los diversos mste-res demuestra el gran inters por nuestro rea de docencia e investigacin. Igualmente las publicaciones se incrementan, en especial las relativas al siglo XX, confirmndose as lo que tenemos que lamentar, el progresivo abandono de nuestro siglo XIX por parte de la historiografa espaola. Los coloquios o congresos que organiza la CEHRI, los departamentos universitarios o las fundaciones privadas, ponen tambin en evidencia esta fortaleza de nuestras investigaciones. No obstante, no todos son luces, hay tambin sombras.

    Quiz el principal problema que hoy tenemos los estudiosos espaoles en este mbito sea el de la investigacin, y por ello desde estas pginas tene-mos que denunciar de forma contundente esta situacin que es, yo creo, la ms grave en nuestra reciente historia.

    En marzo de 2012 uno de nuestros socios nos escribi para comentar-nos que haba solicitado la consulta en el archivo del ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperacin de una documentacin relativa a las relaciones de Espaa con China, Japn y Filipinas entre 1975 y 1982 y que, de forma

  • 8Juan Carlos Pereira Castaares

    sorprendente, se le haba denegado por parte de la Secretara General Tc-nica, amparndose en la Ley de Secretos Oficiales de 1968 (Ley 9/1968 de 5 de abril) y en un Acuerdo de Consejo de ministros de 15 de octubre de 2010 sobre poltica de seguridad de la informacin del ministerio de Asuntos Ex-teriores y de Cooperacin. Posteriormente, nuevos socios nos escribieron comunicndonos tambin denegaciones en el mismo sentido, incluso para documentacin del siglo XIX!

    Comenzamos a investigar el tema y, efectivamente, la nueva Secretara General Tcnica haba decidido aplicar la Ley de secretos oficiales del fran-quismo y un Acuerdo secreto del Gobierno de Rodrguez Zapatero, a pro-puesta del ministro moratinos, para cerrar cualquier tipo de investigacin histrica en el archivo del ministerio. Un recurso bien fundamentado del profesor Carlos Sanz Daz, en mayo, oblig al ministerio a hacer pblico el Acuerdo secreto de 2010 y a que la Junta Directiva de la CEHRI emitiese un duro comunicado sobre la vergonzosa e incompresible situacin.

    Pronto reaccionamos y escrib una carta al Director en el peridico El Pas, en mayo, que tuvo un importante eco. El 4 de junio se publicaba tambin en el El Pas un amplio artculo del periodista miguel Gonzlez, al que agrade-cemos toda su ayuda, bajo el ttulo Exteriores, ministerio secreto, en el que denunciaba la situacin e incluso reproduca en gran parte el famoso Acuerdo Secreto de Zapatero y moratinos. Conseguimos, a su vez, que los grupos par-lamentarios UPyD e Izquierda Unida presentaran una serie de preguntas al ministro Garca margallo en el Congreso de los Diputados sobre esta cuestin.

    El nuevo gobierno del Partido Popular parece seguir con la poltica ini-ciada por el PSOE en materia de investigacin y acceso a la documentacin pblica, pues adems de confirmar el Acuerdo de 2010 y de esgrimir la Ley de Secretos Oficiales del franquismo, los pequeos avances que se haban lo-grado en otros ministerios se han vuelto retrocesos contundentes. Es el caso tambin de la decisin adoptada por el ministerio de Defensa a finales de mayo, por la cual la que iba a ser la mayor desclasificacin de documentos de la historia de Espaa, ms de 10.000 informes del ministerio de Defensa de 1936 a 1968, que tan eficazmente haban analizado y catalogado los ar-chiveros y documentalistas del ministerio, se han cerrado a la investigacin sine die, porque segn el ministro de Defensa podran perjudicar las rela-ciones diplomticas de nuestro pas y daar a terceros (?). Otra vuelta atrs en Espaa para la investigacin histrica.

    Pensando en que el tema se podra solucionar, nos hemos encontrado con que se ha agravado. El 20 de julio de 2012, la Secretaria General Tcnica,

  • 9Presentacin

    Fabiola Gallego, del ministerio de Asuntos Exteriores, nos comunica oficial-mente que a partir del 15 de septiembre de 2012 se cierra definitivamente para la investigacin espaola y extranjera el Archivo del ministerio, proce-dindose a trasladar al Archivo Histrico Nacional y al Archivo General de la Administracin toda la documentacin. A pesar de que fija unos plazos para el traslado y el acceso a la citada documentacin, en el momento de redactar esta presentacin (octubre), nos comunican de ambos archivos que el proceso va muy lento y que no pueden fijar una fecha para la consulta de esa documentacin. En definitiva, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, a travs de su Secretara General, ha decidido cerrar totalmente para la in-vestigacin histrica el archivo del ministerio espaol. Igualmente traslada la documentacin a dos archivos importantes, pero que no cuentan an con la documentacin, ni con los recursos necesarios para acceder a la misma, por lo que para los investigadores espaoles y extranjeros se nos cierra la posibilidad de investigar no por meses, sino por aos. Esperemos que esta situacin se solucione en el plazo ms breve posible y, desde esta pginas, invito a nuestros socios y lectores a que nos sigan informando sobre la pro-blemtica que en este sentido les afecte y que insistan o presenten solicitudes de consulta de forma permanente a los respectivos archivos con el fin de que se agilice cuanto antes el proceso de remisin y consulta.

    Esta presentacin debe tambin dejar patente el trabajo central del Cua-derno, la publicacin del trabajo ganador en la Convocatoria 2010 del Premio Jos Mara Jover. Se trata de un trabajo titulado La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937), que present Francisco manuel vargas Alonso. Esta investigacin fue la mejor valorada entre el gran nmero de trabajos presen-tados a esta convocatoria por parte de los profesores que leyeron los trabajos.

    Se trata de una amplia investigacin sobre la intervencin alemana en la Guerra Civil espaola en ayuda a Franco y los sublevados. Demuestra, basndose en una amplia bibliografa y documentacin primaria, cmo la intervencin alemana se produjo a los pocos das del golpe de Estado y de qu forma esa presencia de los nazis fue decisiva en el triunfo de los fran-quistas, especialmente si lo comparamos con la ayuda italiana. Los ms de 16.000 alemanes que intervinieron, especialmente integrados en la Legin Cndor, contribuyeron no slo a derrotar a los republicanos, sino tambin a utilizar la aviacin para experimentar armas o tcticas que tan tiles le seran a Hitler en la II Guerra mundial.

    El trabajo de Francisco manuel vargas se centra en el Pas vasco, lugar donde la Legin Cndor siempre permanecer unida al bombardeo de la

  • ciudad de Guernica. A travs de un amplio conjunto de documentos y tes-timonios, el lector podr conocer esta intervencin, localizada en el tiempo y el espacio, e igualmente podr cotejar todas las interpretaciones encontra-das sobre la misma y las nuevas conclusiones a las que llega el autor. Confie-mos en que la convocatoria de 2012 nos permita publicar un nuevo nmero con un trabajo relevante de un investigador con formacin en Historia de las Relaciones Internacionales.

    No puedo cerrar esta presentacin sin hacer referencia a un triste aconte-cimiento que ocurri a principios de 2012. Falleca en valencia Julio Salom Cuesta, uno de los primeros historiadores de las relaciones internacionales espaoles que tuvo el privilegio de trabajar en su tesis doctoral con Jos mara Jover. Su trabajo sobre Espaa en la Europa de Bismarck, publicado en 1963, abri una nueva lnea de investigacin sobre la poltica exterior du-rante la Restauracin. Posteriormente propici un amplio debate historio-grfico con otros investigadores sobre conceptos como recogimiento, ais-lamiento o neutralidad en la poltica exterior espaola. Igualmente comen-z a insertar nuestra accin exterior en el contexto europeo e internacional, abandonando una constante visin nacionalista e introvertida de otros es-tudios. Socio de la CEHRI desde casi su fundacin y activo participante en nuestras primeras asambleas, le hemos querido recordar en este Cuaderno a travs del trabajo publicado por Carlos Sanz y su yerno y tambin profesor Xos manuel Soto Gonzlez. Gracias, Julio, por tus trabajos y apoyo.

    Confiemos en que, cuando publiquemos el nmero 9, los problemas que he tenido que denunciar en este Cuaderno se hayan resuelto y que nuestras autoridades, sean del signo poltico que sean, apoyen la investigacin y a los historiadores como continuamente estn haciendo los gobiernos del llama-do nuestro entorno y a los que tanto nos queremos parecer en ocasiones. Gracias por el apoyo de todos los socios; ya somos 140, y esperamos vuestras sugerencias o propuestas.

    Juan Carlos Pereira CastaaresPresidente de la CEHRI

    Comisin Espaola de Historia de las Relaciones InternacionalesDepartamento de Historia Contempornea. Facultad de Geografa e HistoriaC/ Profesor Aranguren s/n. Universidad Complutense - 28040 madridwww.cehri.net

  • 1111

    1

    introdUCCin

    Una de las pginas ms destacadas de la Guerra Civil fue la presencia de contingentes de combatientes extranjeros como consecuencia de la poltica de las grandes potencias. En el bando republicano fueron los brigadistas internacionales, arropados por el paraguas de la Internacional Comunista dirigida desde mosc, o impulsados por un compromiso motivado por la indignacin ante la No Intervencin de sus pases de origen. En el bando contrario, los protagonistas fueron los combatientes alemanes e italianos remitidos por los regmenes de Adolf Hitler y Benito mussolini. Italia y Alemania aportaron ms de 90.000 hombres (de ellos 76.254 italianos) a la intervencin directa a favor del bando franquista. En una de las campaas fundamentales de la guerra, la librada en Euzkadi, el Pas vasco autnomo de 1936, el papel intervencionista de las potencias fascistas result funda-mental. Este estudio trata de ofrecer una visin completa de la participacin alemana en la campaa vasca, ofreciendo al mismo tiempo un balance crti-co basado en el estudio de las fuentes disponibles.

    La intervencin alemana en la guerra de Espaa es uno de los temas ms relevantes a nivel historiogrfico. El papel estelar de Alemania en la II Guerra mundial permiti apreciar la participacin germana en la Guerra Civil espaola como una fase de ensayo cuyas enseanzas explicaban la pre-paracin y xito de la maquinaria blica de Hitler en la primera fase de la II Guerra mundial. Eso contrastaba con la pobre participacin italiana en el mismo conflicto, lo que ha llevado a infravalorar el papel de los italianos en Espaa, mientras que el de los germanos siempre se ha sobredimensionado.

    En todo caso, la intervencin de la Alemania nazi contribuy decisiva-mente a la derrota de la Repblica. Su participacin en los repetidos asaltos sobre madrid (noviembre de 1936-marzo de 1937), en la decisiva campaa del Norte peninsular (marzo-octubre de 1937), y en las batallas y campaas que culminaron el conflicto (Brunete, Teruel, Aragn, Levante, Ebro, Ca-talua), explican, junto a la intervencin italiana, el triunfo de Franco y sus generales. De no haber mediado la masiva y regular ayuda talo-alemana,

  • 12

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    traducida en superioridad militar del material artillero y areo franquista en los campos de batalla, la victoria rebelde no hubiese sido posible.

    La decisin alemana de intervenir en Espaa se tom a los pocos das de estallar el conflicto civil, en julio de 1936. En principio, Alemania, a travs de su ministerio de Exteriores, rechaz ayudar a los rebeldes. En pocos das la positiva respuesta de Hitler y el Partido nacionalsocialista cambi, junto a la intervencin italiana, la suerte de la Repblica espaola. La gran culpable fue la Francia de Len Blum, un hombre clave cuya actitud traicion los in-tereses de un gobierno espaol que se vio desasistido de los legtimos acuer-dos de ayuda establecidos con Francia, y entregado as a la intervencin sovitica y a lo peor del trfico de armas mundial. A continuacin, vamos a centrarnos en valorar el papel de la intervencin alemana en la guerra, especialmente en la campaa desarrollada en el Pas vasco.

  • 13

    2

    La historioGraFa y La intervenCin aLemanaen La GUerra CiviL

    La intervencin alemana es, como ya adelantamos, uno de los temas ms sugerentes abordados por la historiografa sobre la Guerra Civil. Entre los principales obstculos para su estudio est el hecho de que el grueso de la documentacin de la Legin Cndor se perdi a causa de los avatares de la II Guerra mundial. Pese a ello, la historia de la intervencin germana se ha realizado gracias a la determinacin de numerosos investigadores que, con mayor o menor fortuna, han ido clarificando la cronologa y los aconteci-mientos protagonizados por la misma.

    A pesar de la prdida documental reseada, otra importante masa do-cumental qued para la posteridad, caso de la del ministerio de Asuntos Exteriores alemn trasladada luego como botn de guerra a la Direccin de Archivos del ministerio de Asuntos Exteriores de la URSS (hoy en Rusia). Los EEUU se hicieron igualmente con fondos documentales custodiados hoy por las instituciones federales estadounidenses. Los propios alemanes dejaron, adems, un apreciable testimonio de su intervencin, gracias por ejemplo a libros y publicaciones peridicas que aludan a la intervencin y se editaron en Alemania durante la Guerra Civil espaola y la II Guerra mundial. Ral Arias y Lucas molina Franco, dos de los ms recientes y pro-lficos autores sobre el tema de la Cndor, identifican entre la bibliografa ms destacada 17 libros editados en Alemania entre 1938-1940 (la mayora en 1939) en un caso (el del Atlas del que son coautores), o 28 en el caso de la obra individual de Arias, siendo en su mayor parte memorias escritas por ases como Hannes Trautloft y max Graf Hoyos. Despus de la Guerra mundial, otros combatientes alemanes veteranos de la Cndor incluiran en sus obras mencin a su aventura espaola, caso del famoso Adolf Galland1.

    1 Una recopilacin de importantes documentos del ministerio de Asuntos Exteriores alemn en manos soviticas se public como: Documentos secretos sobre Espaa. Documentos secretos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania sobre la Guerra Civil Espaola, madrid: Ediciones Jcar, 1978; 152 pp.; Para la bibliografa de poca, vase: ARIAS RAmOS, Ral/mOLINA FRANCO, Lucas. Atlas ilustrado de la Legin Cndor, madrid: Ediciones Susaeta, 2008; pp. 244-246, ARIAS

  • 14

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    El estudio de la intervencin germana fue adquiriendo un mayor inters con el paso de los aos, si bien en la Espaa franquista se tendi a diluir esa intervencin, tratando de no destacarla. Durante decenios no hubo obras destacables que tratasen de evaluar con exactitud la cantidad y calidad de la ayuda germano-italiana. En los aos sesenta, la nueva poltica de aper-turismo del rgimen inici un revisionismo histrico que permiti una mejor evaluacin de la contienda. En parte era la reaccin ante un renova-do anlisis de la contienda realizado en el exterior y crtico con el rgimen dictatorial imperante en Espaa. A pesar de su adscripcin franquista, la obra de Ricardo de la Cierva fue un ejemplo del deseo de superar los textos oficiales de tres dcadas. Una revista como Historia y Vida contribuy a la divulgacin de lo acontecido en la guerra, recogiendo adems testimonios de veteranos de ambos bandos, y su ejemplo dara lugar a otras publicacio-nes peridicas, caso, por ejemplo, de Historia 16 y Tiempo de Historia que fomentaron la divulgacin de testimonios y de los nuevos estudios sobre el conflicto2.

    Simultneamente, al otro lado del teln de acero, la historiografa co-munista editaba o reseaba en sus investigaciones las fuentes archivsticas de origen germano existentes en sus manos. Eso se haca en la URSS, con el ejemplo ya reseado de la documentacin del Archivo de Asuntos Ex-teriores, o igualmente en la extinta Repblica Democrtica Alemana. sta, por ejemplo, puso a disposicin de los investigadores comunistas las actas de los Archivos ministeriales nazis existentes, entre otros, en el Archivo Central Alemn (Deustsches Zentralarchiv) de Potsdam. Fue algo evidente en las publicaciones conmemorativas sobre el fenmeno brigadista, don-de tambin se trataba el tema de la intervencin nazi-fascista, y algo pal-pable en el mximo ejemplo historiogrfico, emprendido en la URSS por un equipo de republicanos, nominalmente presidido por Dolores Ibrruri, que dio vida a la obra Guerra y Revolucin en Espaa 1936-1939, editado en cuatro volmenes y que, a pesar de ser una obra escrita bajo el pris-

    RAmOS, Ral. La Legin Cndor en la Guerra Civil. El apoyo militar alemn a Franco, madrid: La Esfera de los libros, 2003; 365 pp. (Hay una edicin posterior de Planeta de Agostini de 2006). vase tambin, como ejemplo de memorias que citan el episodio espaol: GALLAND, Adolf. Los primeros y los ltimos, Barcelona: Luis de Caralt, 1974.

    2 Aparte de otras obras por l firmadas, Ricardo de la Cierva estaba, al parecer, detrs de la obra divulgativa: vv.AA. Crnica de la guerra espaola, Buenos Aires: Editorial Codex, 5 vols., 1966. Obra en fascculos editada en Argentina y calificada de no apta para irreconciliables, en la cual se recogan extractos de obras y testimonios de los dos bandos. Fue un xito editorial de la poca.

  • 15

    La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937)

    ma comunista, constituy un notable esfuerzo historiogrfico a la hora de abordar la Guerra Civil3.

    Los trabajos de historiadores anglosajones como Hugh Thomas, Stanley G. Payne, Gabriel Jackson o Paul Preston contribuyeron a la consolidacin de una historia crtica de la Guerra Civil que, desde los primeros aos seten-ta, permiti a investigadores espaoles ahondar sobre la verdad de la guerra destacando la participacin fornea, la alemana en particular. Las obras de ngel vias y Fernando Schwartz son as clsicos que han conocido dife-rentes reediciones revisadas y la profundizacin mediante nuevos trabajos, realizados con gran rigor cientfico y abundante aparato crtico. Otros au-tores, como el periodista Ramn Garriga, contribuyeron a dar una visin divulgativa del tema enriquecida por sus recuerdos del perodo blico4.

    Centradas particularmente en lo militar encontramos obras primige-nias, caso del libro divulgativo de Peter Elstob, o de la tambin breve, pero notable en cuanto a ofrecer datos sustanciales, fruto del trabajo de Ramn Hidalgo. Trabajos publicados por Editorial San martn, casa especializada en tema blico en general, y sobre guerra civil en particular, que edit igual-mente las monografas de la Guerra de Espaa redactadas por el Servicio Histrico militar del Ejrcito, destacando que en la n 6, dedicada a la cam-

    3 En la RDA se edit, por ejemplo, la obra colectiva: vv.AA. Pasaremos. Deutssche antifaschis-ten im national-revolutionren krieg des spanisches volkes, Berlin: Deutscher militarverlag, 1966; 343 pp., incluye aportes documentales de la intervencin hitleriana; IBRRURI, Dolores. Guerra y revolucin en Espaa 1936-39, mosc: Editorial Progreso, 4 vols., 1967-1977.

    4 Entre otras conocidsimas obras del cuarteto inicial de autores citados destacar, sobre la Guerra Civil y, en algn caso, sobre la temtica del Pas vasco: THOmAS, Hugh. La Guerra Civil espaola, madrid: Urbin, 1981; JACKSON, Gabriel. La Repblica espaola y la Guerra Civil, Bar-celona: Orbis, 1985; PAYNE, Stanley G. El nacionalismo vasco de sus orgenes a ETA, Barcelona: Ed. Dopesa, 1974; PRESTON, Paul. La Guerra Civil Espaola, 1936-1939, Barcelona: Plaza&Jans, 2000; como sntesis destacan los siguientes captulos de obras colectivas: WHEALEY, Robert H. La intervencin extranjera en la Guerra Civil, en CARR, Raymond (ed.). Estudios sobre la Repblica y la Guerra Civil espaola, Esplugues de Llobregat (Barcelona): Editorial Ariel, 1974 (2 edicin); pp. 266-297, y LEITZ, Christian. La Alemania nazi y la Espaa franquista, 1936-1945, en BALL-FOUR, Sebastian/PRESTON, Paul (eds.). Espaa y las grandes potencias en el siglo XX, Barcelona: Crtica, 2002; pp. 98-116. Entre los trabajos de vias, destacar: vIAS, ngel. La Alemania nazi y el 18 de julio, madrid: Alianza Editorial, 1974; vIAS, ngel. Armas, dinero, dictadura. Ayuda fascista y autarqua en la Espaa de Franco, Barcelona: Crtica, 1984, y del mismo autor: Franco, Hitler y el estallido de la Guerra Civil. Antecedentes y consecuencias, madrid: Alianza Editorial, 2001. vase adems: SCHWARTZ, Fernando. La internacionalizacin de la Guerra Civil espaola julio de 1936-marzo de 1937, Esplugues de Llobregat (Barcelona): Ediciones Ariel, 1971. El trabajo de Garriga en: GARRIGA ALEmANY, Ramn. La Legin Cndor, madrid: G. del Toro, 1975; otro estudio documentado, en clave crtica contra el gobierno Negrn: OLAYA mORALES, Francisco. La intervencin extranjera en la Guerra Civil, mstoles: Ediciones madre Tierra, 1990; pp. 75-258.

  • 16

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    paa de vizcaya, se incluan datos sobre la intervencin militar germana en el Pas vasco. Lo mismo puede decirse de la obra de los militares hermanos Salas, Jess y Ramn, en particular la del primero, que estudi la interven-cin area. Ambos se obstinaron en demostrar una falsa superioridad republicana, derrotada por su mala gestin. Para el caso de la campaa vas-ca, Jess Salas disminuy constantemente la aplastante superioridad area franquista. Esto ha contribuido a sobrevalorar tanto su obra, como la de su hermano Ramn, por parte de un acentuado revisionismo sobre la guerra de carcter conservador. En todo caso, dichos estudios, aunque de diferente calidad, constituyeron una base que en las dcadas siguientes permiti la labor de investigadores posteriores. Tambin debe destacarse el estudio de las maniobras comerciales alemanas para engaar a la Repblica respecto a la venta de material blico germano con el fin de obtener divisas de los fondos de compras republicanos, aunque ciertamente se ha exagerado su importancia, dado que la estafa no parece que llegase a costar un porcen-taje elevado de las finanzas del gobierno republicano5.

    Centrndonos en el caso vasco, resulta evidente que prcticamente todas las obras sobre la Guerra Civil destacan la intervencin extranjera, en parti-cular la de la Legin Cndor, sobre todo a causa de la espectacularidad del episodio del bombardeo de Guernica por la citada fuerza. Por ejemplo, hay diferentes obras colectivas que han abordado el tema de la Guerra Civil, la editada por Haranburu entre finales de los aos setenta y primeros ochenta, bien ilustrada, y que en el contexto de la poca no poda profundizar en exceso. La que el periodista vicente Taln public en tres volmenes, con-tinuada luego en nmeros extras de la revista madrilea de temas militares

    5 ELSTOB, Peter. La Legin Cndor. Espaa 1936-39, madrid: Librera Editorial San martn, 1973; 160 pp.; HIDALGO SALAZAR, Ramn. La ayuda alemana a Espaa 1936-1939, madrid: Librera Editorial San martn, 1975; 237 pp.; mARTNEZ BANDE, Jos manuel (ponente). Vizcaya. Monografas de la Guerra de Espaa. Nmero 6, madrid: Librera Editorial San martn, 1971; 315 pp.; la ltima versin corregida y aumentada de la obra de Jess Salas (la primera en un nico vo-lumen de 1970): SALAS LARRAZBAL, Jess. Guerra Area 1936/39. La batalla area por Madrid, madrid: IHCA. Instituto de Historia y Cultura Aeronuticas, Tomo I, 1998; 420 pp., Guerra Area 1936/39. La Campaa del Norte, madrid: IHCA. Instituto de Historia y Cultura Aeronuticas, Tomo II, 1998; 364 pp., Guerra Area 1936/39. Guerra en los cielos de la antigua Corona de Aragn, madrid: IHCA. Instituto de Historia y Cultura Aeronuticas, Tomo III, 2001; 310 p., Guerra Area 1936/39. El desenlace, madrid: IHCA. Instituto de Historia y Cultura Aeronuticas, Tomo Iv, 2003; p. 277. Sobre las estafas alemanas a la Repblica: HOWSON, Gerald. Armas para Espaa. La historia no contada de la Guerra Civil espaola, Barcelona: Ediciones Pennsula, 2000; pp. 269-281, y HEIBERG, morten/PELT, mogens. Los negocios de la guerra. Armas nazis para la Repblica espaola, Barcelo-na: Crtica, 2005; pp. 61-109.

  • 17

    La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937)

    Defensa, que l diriga. La ms reciente, de la editorial Aralar, divulgativa; pero que contiene documentos y listados imprescindibles para el investiga-dor. La Crnica de la Guerra Civil en la Euskadi peninsular fue, igualmente, una obra divulgativa que trat de profundizar en algunos aspectos, como el militar, hasta entonces patrimonio casi exclusivo de los historiadores del franquismo6.

    Igualmente, a nivel monogrfico aparecieron los trabajos pioneros de Bidasoa sobre los combates de Cabo matxitxako y los Intxortas, este lti-mo obra de Pablo Beldarrain, quien edit de forma privada una interesante Historia Crtica de la Guerra de Euskadi. Hay adems multitud de libros de memorias, y monografas de diferente calidad, fruto de historiadores indivi-duales, de equipos de investigacin, y de asociaciones de eruditos. Algunos trabajos, por ejemplo la monografa sobre la Guerra Civil en Bermeo y el episodio anexo de la batalla del Sollube, han destacado la participacin de contingentes forneos en la campaa vasca7.

    Tambin debemos destacar que ya en plena Guerra Civil la interven-cin alemana dio lugar a la edicin, por parte del Gobierno Provisional de Euzkadi, de al menos dos recopilaciones documentales sobre la misma. Se elaboraron con fines propagandsticos; pero constituyen testimonios inape-lables sobre la accin extranjera, y en particular alemana, contra la Euzka-di autnoma. A ellos se aadira el famoso Informe del lendakari Aguirre, elaborado en la poca y editado ya con el retorno democrtico. Tambin cabe destacar la obra del periodista, y posible agente britnico, George L. Steer, quien public un estudio sobre su experiencia como corresponsal en la guerra en Euzkadi8.

    6 vv.AA. Historia General de la Guerra Civil en Euskadi, San Sebastin: Luis Haranburu Edi-tor, 8 vols., 1978-1980; vv.AA. Guerra Civil en Euskal Herria 1936-1939, Andoain: Editorial Aralar, 8 vols., 1999; URGOITIA BADIOLA, Jos Antonio (dir.). Crnica de la Guerra Civil de 1936-1937 en la Euzkadi peninsular, 5 vols., Ed., Oihartzun, 2001-2003.

    7 BELDARRAIN OLALDE, Pablo. Historia Crtica de la guerra en Euskadi (1936-37), Bilbao: Edicin del autor, 1992; vARGAS ALONSO, Francisco manuel. La Guerra Civil en Bermeo. La ba-talla del Sollube, Donostia: Eusko Ikaskuntza, 2007.

    8 GOBIERNO PROvISIONAL DE EUZKADI. Documentos relativos a la Guerra Civil. La In-tervencin de Alemania en favor de Franco en las operaciones del territorio vasco, Bilbao: Gobierno Provisional de Euzkadi, Nmero 4, (1937); 38 pp., y GOBIERNO PROvISIONAL DE EUZKADI. Informacin sobre actos de hostilidad contra el Poder legtimo en territorio vasco, Bilbao: Gobierno Provisional de Euzkadi, (1937); 26 pp.; AGUIRRE, J.A. El Informe del Presidente Aguirre al Gobierno de la Repblica sobre los hechos que determinaron el derrumbamiento del Frente del Norte (1937), Bil-bao: Ed. La Gran Enciclopedia vasca, 1978; 539 pp.; STEER, George L. El rbol de Guernica, madrid: Ed. Felmar, 1978.

  • 18

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    Tras repasar, siquiera someramente, la historiografa sobre la interven-cin alemana en general en la Guerra Civil, y la producida en el Pas vasco en particular, trataremos en este breve estudio de plantear las claves de esa intervencin, centrndonos en el apartado militar de la misma. Y aqu cabe incidir que, ms de setenta aos despus, la intervencin alemana en el Pas vasco sigue destacndose de manera tal que parece que fue la intervencin principal y la decisiva a la hora de aplastar la resistencia vasca, aparte de por su papel, esta vez s principal, en el trgico y a todas luces sobredimensiona-do episodio del bombardeo de Guernica.

  • 19

    3

    eL iniCio de La intervenCin aLemanaen La GUerra CiviL esPaoLa

    A pesar de que en los aos veinte la Repblica de Weimar primero, y desde 1933 la Alemania hitleriana despus, tuvieron inters en la pennsula ibri-ca, est fuera de duda que el rgimen nazi no tena nada que ver con el golpe de estado militar que estall contra la II Repblica en 1936. A pesar de ello, las sucursales del Partido nacionalsocialista existentes en zona rebelde apo-yaron desde el primer momento la sublevacin contra el gobierno del Fren-te Popular. volviendo al periodo precedente al conflicto, cabe apuntar que en los aos veinte Alemania busc en Espaa una colaboracin militar con el fin de eludir la imposibilidad de construir submarinos y otra tecnologa militar impuesta por la Paz de versalles. Para ello actu de intermediario el famoso almirante Canaris. Posteriormente, en los aos treinta, el rgimen hitleriano busc crear una opinin favorable a su rgimen a travs de la oficina de propaganda establecida en Salamanca y dirigida por el agente de los servicios secretos Franz von Goss, y el corresponsal de la agencia Trans-ocean Josef Hans Lazar9.

    Iniciado el asalto al poder, los sublevados se encontraron con un grave contratiempo. El fracaso del golpe en la marina dej incomunicado el Pro-tectorado marroqu con la Pennsula, y fuera de juego a la principal baza para el triunfo: el Ejrcito de marruecos dirigido por Francisco Franco. Si no haba barcos y la Armada republicana planteaba un bloqueo, la aviacin supona una salida para trasladar al temible ejrcito profesional del protec-torado. Como la mayor parte de la aviacin qued igualmente en manos gubernamentales era vital obtener ayuda exterior.

    Eran necesarios aviones de gran potencia y capacidad de transporte, y slo Alemania e Italia podan ofrecerlos. Ah jug un papel esencial la figura

    9 vIAS, La Alemania, (1974, 21-93 y 255-356); Lazar sera el futuro agregado (jefe) de pren-sa y propaganda alemn en Espaa durante la II Guerra mundial y cerebro gris de la inteligencia alemana en la pennsula, a pesar de su origen judo: IRUJO, Jos mara. La lista negra. Los espas nazis protegidos por Franco y la Iglesia, madrid: Aguilar, 2003; pp. 65-75, y RmILA, Ivn. Espaa y los enigmas nazis. La historia secreta jams contada, madrid: Ediciones Espejo de Tinta, 2006; pp. 29-33.

  • 20

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    del nazi Johannes Bernhard, quien actuaba en marruecos como represen-tante de empresas alemanas. Fue el hombre que decidi ofrecer a los alzados la colaboracin germana10.

    Antes de la intervencin de Bernhard, a partir del 14 de julio el general Orgaz, confinado en Las Palmas, negoci con Otto Bertram, representante de la compaa area Lufthansa, y Harald Flick y Jacob Ahlers, cnsules germanos en Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife, la cesin del avin de la compaa presente en Canarias. El citado avin recibira rdenes el 18 de julio, y el 21 quedaba oficialmente requisado, trasladando en la noche del 22 al 23 a Orgaz y otros militares insurrectos a Tetun para unirse al gene-ral Franco. Tras algn roce con el cnsul alemn en Tetun, Wegener, que entreg una nota de protesta el da 23, el general rebelde argument que la requisa era necesaria para la rebelin en curso, ya que trataba de adelantar-se al establecimiento de una dictadura sovitica en Espaa. Este episodio supona adems la primera toma de contacto del rgimen nazi con los su-blevados, ya que Bertram y Ahlers eran miembros de los servicios secretos del Ejrcito y de la marina11.

    Franco se traslad de Canarias a Casablanca el 18 de julio, llegando el 19 de julio a Tetun. Tras constatar el fracaso de la sublevacin en la escuadra y el limitado contingente areo disponible para trasladar sus fuerzas a la pennsula, tom la decisin, el 19 de julio, de pedir la colabo-racin italiana enviando a Luis Boln camino de Roma, va Lisboa, donde un Sanjurjo todava con vida aprob la peticin. Boln se entrevist con Ciano el 23. La respuesta italiana fue negativa; pero el 25 julio otra misin despachada por mola, y formada por los monrquicos Goicoechea y Sainz Rodrguez, y por el carlista Lizarza, logr el compromiso italiano de remi-tir aviones de bombardeo y cazas, as como bombas de aviacin. El cambio se deba a la constatacin de que Francia apoyaba al gobierno del Frente Popular. Italia haca as lo posible por perjudicar a una Francia que puso obstculos al episodio de Abisinia y negaba al Duce una satisfaccin en la poltica colonial mediterrnea a costa de Tnez. Alemania iba a seguir los mismos pasos de Italia, incluso remitiendo una ayuda ms rpida y numerosa.

    10 Para el inicio de las relaciones y ayuda germana a los sublevados: IBRRURI (1967, vol. I, 191-219), vIAS, La Alemania (1974, 347-474), HIDALGO SALAZAR (1975, 33-66), ELSTOB (1973, 39-53), ARIAS RAmOS (2006, 66-82). SCHWARTZ (1971, 69-78).

    11 HIDALGO SALAZAR (1975, 34-37), ARIAS RAmOS (2006, 68).

  • 21

    La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937)

    Cuando nueve de los 12 primeros aparatos italianos llegaron el 30 de ju-lio al marruecos espaol (otros tres se accidentaron en el trayecto hacindo-lo dos en el marruecos francs y descubrindose el inicio de la intervencin italiana) se encontraron que ya estaban presentes 30 Junkers 52 alemanes12.

    La secuencia de la intervencin alemana a favor de Franco es la siguien-te. El 21 de julio Johannes Bernhard, el ya citado representante comercial alemn y miembro del partido nazi en el protectorado espaol en marrue-cos (donde diriga en el Servicio Exterior o Auslandorganisation, la rama econmica del partido nazi en marruecos) se entrevist con Franco. Bern-hard conoca a varios mandos rebeldes, pues en el pasado haba proporcio-nado material a las fuerzas espaolas. Se relacionaba, adems, con la Falan-ge local y tena ya referencias de lo que se preparaba contra el gobierno del Frente Popular gracias a la misma y a militares golpistas de la Unin militar Espaola (UmE). Incluso les haba ofrecido gestionar la obtencin de arma-mento y material alemn, contactando previamente con los representantes de la Lufhansa en madrid y Barcelona. En todo caso, esa relacin parece se efectu de forma privada y cuando lleg a odos del lder primigenio de la rebelin, Sanjurjo, fue rechazada por ste. El inicio de la rebelin militar fue otra oportunidad para Bernhardt. Por mediacin de uno de sus conocidos, el coronel Senz de Buruaga, logr entrevistarse con Franco en Tetun a iniciativa del lado espaol. Era el da 21 de julio, y en la reunin se sugiri al germano que quizs pudiera gestionar la compra de aviones de transporte gracias a su papel de representante comercial, respondiendo a Franco que la decisin germana sera poltica y haca falta una peticin formal en Berln. Esto dio inicio a los acontecimientos que llevaron a peticionar y conseguir el apoyo de Hitler13.

    12 ROvIGHI, Alberto/ STEFANI, Filippo. La partecipazione italiana alla guerra civile spagnola (1936-1939), Roma: Stato maggiore dell Esercito. Ufficio Storico, 4 vols., 1992; vol. I Testo, pp. 75-79, SCHWARTZ (1971, 57-68), ALCOFAR NASSAES. La aviacin legionaria en la guerra espaola, Barcelona: Editorial Euros, 1975; pp. 9-18. Entre la bibliografa existente hay autores que dan ver-siones equivocadas, caso de Elstob, que pretende que Juan march, en persona, acompa a Boln a Roma: ELSTOB (1973, 38-53).

    13 ELSTOB (1973, 38-53) tiene otros errores, como suponer que el Ju-52 que parti de Sevilla a Alemania con los negociadores lo hizo el 25 de julio, y que en Berln se entrevistaron con Goering y no con Hess. IBRRURI (1967, vol. I, 191-216) tampoco cita a Hess y dice que los negociadores llegados a Berln fueron atendidos por el gauleiter Bohle. Resulta curioso que esas versiones anglo-sajonas y soviticas eludan citar a Hess Quizs porque el mismo era un testigo incmodo al estar vivo en Spandau en la fecha de esas versiones? Hess falleci supuestamente suicidndose en 1987, con casi 93 aos: SNYDER, Louis L. Encyclopedia of the Third Reich, Ware: Wordsworth Editions Limited, 1998; pp. 142-143. Tambin SCHWARTZ (1971, 75) cita a Bohle y no a Hess.

  • 22

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    El 22 de julio, por orden de Franco, el coronel Beigbeder, del Departa-mento de Asuntos Indgenas en marruecos, contact con el cnsul alemn en Tnger para que gestionase la peticin de ayuda. El mismo da el diplo-mtico remita al agregado militar alemn en Pars, general Kuhlental, la solicitud de Franco de diez aviones de transporte que el 23 llegaba a Berln, al ministerio de Asuntos Exteriores regido por Constantin von Neurath. El mismo 23, en el Ju-52 requisado en Canarias despegaban rumbo a Ale-mania Bernhardt y Adolf Langeheim, jefe del partido nacionalsocialista en Tetun. Les acompaaba el capitn espaol Francisco Arranz. Con ellos iba una peticin de 10 aviones de transporte de la mxima capacidad, seis ca-zas, 20 piezas antiareas de 20 mm, bombas de aviacin de hasta 500 kg, as como buena cantidad de ametralladoras y fusiles con abundancia de muni-ciones. El aparato lleg primero a Sevilla, de donde, tras una incidencia por avera, parta hacia su destino en el Reich el 24 de julio. Tras varias escalas el avin lleg al aeropuerto de Gatow (Berln) en las ltimas horas de ese da.

    Bernhardt y Langeheim se entrevistaron primero con el jefe del Servicio Exterior nazi, Ernst-Wilhelm Bohle, quien consigui una reunin inmedia-ta con Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler. ste ltimo estaba en Turingia y los citados se desplazaron all en avin, acompaados de tres funciona-rios del Servicio Exterior. Hess aprob el informe de Bernhardt y la posible ayuda, gestionando para ese da, ya 25 de julio, una entrevista con Hitler, al que inform telefnicamente de la misin. Los enviados se desplazaron por va area hasta Bayreuth, donde esperaron a que el Fhrer terminase una audicin operstica. Recibidos en la villa Wahnfreid a ltima hora del 25 (23,30 horas), la reunin, que tuvo dos partes, se prolong hasta las 1,30 horas del 26. En la primera parte Bernhardt llev la iniciativa, presentando a Hitler la peticin de Franco y la cuestin espaola, mientras Langenheim y el funcionario del Servicio Exterior Wolfgang Kraneck escuchaban al dic-tador y al audaz comerciante nazi. En el curso de la conversacin, el ayu-dante principal, Wilhelm Brckner, entr en la estancia entregando a Hitler dos comunicaciones: una que confirmaba la asistencia francesa al gobierno frentepopulista espaol, y otra que auguraba la futura implicacin soviti-ca. Esto contribuy a la decisin de Hitler de apoyar a Franco, aunque ya entonces plante la cuestin tcnica del pago de la ayuda que remitira a Es-paa, si bien relegando la misma a un plano secundario. La decisin ya es-taba, en gran parte, tomada. El dictador decidi una reunin inmediata con los mximos responsables militares alemanes presentes en Bayreuth. Estos eran von Blomberg, ministro de la Guerra; Goering, jefe de la Fuerza Area

  • 23

    La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937)

    o Luftwaffe; y el capitn de navo Coupette, Jefe de Operaciones Navales. El ltimo se incorpor ante la imposibilidad de acudir del almirante Raeder 14.

    En la segunda parte de la trascendental madrugada Hitler puls la opi-nin de los citados responsables militares. von Blomberg se mostr parti-dario de la intervencin, Goering mostr objeciones, a pesar de que pos-teriormente, en el juicio de Nuremberg, tratara de adjudicarse el papel estelar impulsando la ayuda y convenciendo a Hitler. Respecto a Coupette, las fuentes, en general, no aclaran nada; pero es de suponer que informara de que en los das previos la Armada haba despachado varios barcos rumbo a puertos espaoles con la misin de proteger y repatriar a los ciudadanos alemanes sorprendidos por el estallido de violencia en la pennsula. No que-da claro en las diferentes versiones; pero los militares coincidieron con los primeros interlocutores de Hitler. ste, influido por la obra que acababa de visionar, decidi que la intervencin que se aprob en la reunin recibiese el nombre de Operacin Fuego mgico, o Unternehmen Feuerzauber, t-tulo del tercer acto de La Walkiria. Goering qued como responsable mxi-mo, convocndose otro encuentro entre Bernhardt y Goering para el da 26, con el fin de fijar los detalles.

    Todo estaba en marcha, gracias al engranaje del partido nacional-so-cialista, mientras la negativa a intervenir planteada oficialmente por el mi-nisterio de Exteriores el da 25 quedaba de esa manera invalidada. Con ello se sellaba la suerte adversa para la II Repblica espaola y para la futura autonoma vasca. Iba a iniciarse una de las ayudas que resultara decisiva a la hora de inclinar la balanza del conflicto15.

    14 Se puede decir que no hay dos versiones coincidentes: IBRRURI (1967, vol. I, 192), cita como representante de la Armada alemana a Canaris, ELSTOB (1973, 50-51) cita al mismo y ade-ms dice que los enviados llegaron el 26 a Bayreuth, afirmando que la obra representada era La Walkiria. SCHWARTZ (1971, 75) dice que la reunin fue el 26, acudiendo Canaris; probablemente los tres funcionarios del Servicio Exterior que acudieron a la cita con Hess fueron Wolfgang Kra-neck (asesor jurdico), su adjunto Robert Fischer, y el delegado de los asuntos para Espaa y futuro cnsul alemn en Bilbao, Friedhelm Burbach, citados por HIDALGO SALAZAR (1975, 44-45) y que tambin, segn el mismo autor, marcharon a Bayreuth, aunque slo Kraneck estara presente en la reunin entre Hitler, Bernhardt y Langeheim; vv.AA. Pasaremos (1966, 52-53), versin de la RDA de la implicacin alemana, cita el 25 de julio como fecha de la reunin de Hitler con los recin llegados de Espaa, y con von Blomberg, Goering y un representante de la Armada, y el 26 como de organizacin de la Sonderstab W inicio de la accin militar alemana. Para vias result funda-mental el papel de Rudolf Hess, resultando excluidos en Bayreuth von Neurath y Canaris: vIAS, La Alemania (1974, 402-430).

    15 ARIAS RAmOS (2006, 69-75) y SALAS LARRAZBAL (1998, vol. I, 108-111) dan las ver-siones ms modernas y ajustadas, que seguimos, aunque tienen discordancias.

  • 24

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    El da 26, a partir de las 9 de la maana, Bernhardt se reuni con Goering y el general Eberhard milch, secretario de Estado de Aviacin, ex director de la Lufthansa que se encargara de coordinar la cesin de los aparatos de transporte por parte de la compaa area. De esa reunin sur-gi por un lado la llamada Plana mayor especial W, o Sonderstab W, seccin especial del Estado mayor del ministerio del Aire que planificara la ayuda y estudiara da a da el desarrollo del conflicto espaol. La man-dara el general Helmuth Wilberg. El primer cometido de la Sonderstab W fue preparar el envo inmediato de material, por va area y marti-ma, quedando el capitn de fragata Pistorius como encargado de planifi-car los envos martimos de ayuda. En cuanto a Bernhardt, plante que toda la operacin de ayuda se canalizase a travs de una empresa comercial hispano-alemana. Goering, que ya prevea los flecos econmicos de la ope-racin, con la explotacin de los recursos espaoles, aprob la sugerencia, as naceran en agosto, por un lado, la HISmA (Hispano-marokkanische Transport A.G., Tetun-Seville o Sociedad Hispano-marroqu de Trans-portes), que funcionara en Espaa y, por otro, la ROWAK (Rohstoff-und Waren-Einkaufsgesellschaft o Sociedad de compras de materias primas y mercancas) para Alemania16.

    El primer resultado prctico fue que, cuando la comisin de peticin de ayuda aterriz en el marruecos espaol el da 28 de julio, el Junkers co-mercial carg, nada ms llegar, cerca de 40 combatientes del Ejrcito de marruecos y los llev a Sevilla. Arias Ramos afirma que el da 31 llegaban en vuelo directo los tres primeros aviones de transporte. Sin embargo, ba-sndose en fuentes alemanas, la obra dirigida por Ibrruri apunta que Hitler orden tras la reunin del 26 la salida inmediata de 20 Ju-52, que despe-garon de Berln el 27, llegando a Tetun el 28. Schwartz coincide en ello, mientras las fuentes italianas afirman que el da 29 ya haba 30 Ju-52 en marruecos. Salas pretende que entre el 28 de julio y el 13 de agosto llegaron veinte aparatos, perdindose uno que aterriz por error en zona republica-na, quedando incautado. Adems, el 31 de julio se embarc en Hambur-go, en el barco Usaramo, el primer envo martimo. Comprenda seis cazas Heinkel 51, diez Ju-52 desmontados, una batera antiarea de 88 mm, 20 antiareos de 20 mm, tres emisoras de radio, medicamentos, municiones y diversos repuestos. El 7 de agosto el barco llegaba a Cdiz. A bordo iban 86

    16 IBRRURI (1967, vol. I, 198-203), ARIAS RAmOS (2006, 74-76), ARIAS/mOLINA (2008, 88-99).

  • 25

    La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937)

    voluntarios alemanes comandados por el mayor (comandante) von Scheele, venan encubiertos como Grupo Turstico Unin de la Organizacin nazi del Frente del Trabajo17.

    El primer logro del contingente areo alemn fue garantizar el traslado de marruecos a Andaluca del Ejrcito de marruecos. Entre el 29 de julio y el 11 de octubre se trasladaron por aire 13.523 soldados y ms de 270 toneladas de material, gracias a los aviones intervencionistas y espaoles. Adems, la intervencin area talo-alemana rompi el bloqueo por va martima, alejando a la Armada republicana del estrecho que, finalmente, qued en manos rebeldes cuando los cruceros en sus manos dominaron el estrecho de Gibraltar en septiembre, hundiendo uno de los destructores republicanos. Los envos de material y personal alemn fueron continuos a lo largo del verano. En los viajes de retorno se inici, adems, la explota-cin econmica de los recursos espaoles. As, el barco Girgenti, que lleg a La Corua el 26 de agosto con 8.000 fusiles, ocho millones de cartuchos y 10.000 granadas para las fuerzas de mola en el Norte, regres a Alemania con 2.150 toneladas de cobre y los restos de los dos primeros cados ale-manes en Espaa. La Corua, Lisboa durante unos pocos meses, y Cdiz, junto a Pasajes tras la derrota republicana en Guipzcoa y, una vez cado en 1937, Bilbao, se convirtieron en los principales puntos de destino de la ayu-da alemana. Durante los primeros meses, los alemanes, como los italianos, actuaran camuflados bajo la cobertura del Tercio de Extranjeros existente en el Ejrcito de marruecos (La Legin). De paso, Alemania suscribira el 24 de agosto la No Intervencin acordada por Francia y Gran Bretaa, desde luego sin intencin de cumplirla. Para noviembre, la ayuda talo-alemana haba permitido la ocupacin de una parte sustancial de Andaluca, la toma de contacto, en Extremadura, entre las zonas rebeldes del Sur y del Norte, y el fulminante avance hacia Toledo y madrid, reforzando a los extenuados contingentes rebeldes en el Norte y Aragn. A las puertas de madrid, la llegada de la ayuda sovitica y las Brigadas Internacionales cambiaron de curso la contienda cuando su culminacin a favor de los sublevados pareca cuestin de semanas.

    La intervencin condujo a una colaboracin ms estrecha entre Alema-nia e Italia. El 4 de agosto el almirante Canaris se reuni en Roma con mario

    17 ARIAS RAmOS (2006, 76-79), IBRRURI (1967, vol. I, 192), SCHWARTZ (1971, 75), RO-vIGHI/STEFANI (1992, vol. I Testo, 79), SALAS (1998, 112-114). Este ltimo y ARIAS afirman que el Usaramo slo traa seis cazas y el armamento de los Ju-52 remitidos por va area.

  • 26

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    Roatta, jefe del SIm (Servicio Informazioni militari), confirmando ambos interlocutores el compromiso con el triunfo rebelde. El 26 de agosto Cia-no inform a Roatta de la conclusin de un acuerdo militar con Alemania que comprometa el envo de dos misiones militares a la Espaa nacional. Dos das despus, el 28 de agosto, se repiti la reunin Canaris-Roatta, exa-minndose la ayuda material destinada por ambas partes a Espaa. En la reunin particip el teniente coronel Walter Warlimont, designado jefe de la misin militar alemana, quien tras la misma parti rumbo al marruecos espaol a bordo de un navo de guerra italiano. El 6 de septiembre, junto a los responsables italianos de la correspondiente misin militar, dirigida por el teniente coronel Emilio Faldella, se encontr en Cceres con Fran-co. Warlimont vino a sustituir al responsable de los turistas iniciales, von Schelee. ms tarde, el 24 de octubre, Hitler se entrevist en Berchtesgaden con el ministro de Exteriores italiano, Ciano, decidindose en la reunin aumentar la ayuda para contribuir a una rpida resolucin de la guerra con la cada de madrid. Hasta el 20 octubre los alemanes remitieron, segn fuentes italianas, 96 aviones de todo tipo, 34 piezas antiareas, 20 contraca-rro, armas automticas, fusiles, abundantes explosivos y otro material, y un contingente humano de 362 hombres (230 del contingente areo y 132 del terrestre). En realidad, la intervencin militar de los germanos en el frente de batalla fue limitada hasta ese momento. Se centraron ms en el puen-te areo, y en labores de instruccin y enseanza de manejo del material trasladado. La constatacin de la ayuda sovitica y de los brigadistas in-ternacionales condujo a que tanto alemanes como italianos decidiesen una ms decidida intervencin, con la implicacin directa en primera lnea de mayores efectivos18.

    Los informes de Warlimont hicieron que Berln decidiese remitir nuevas fuerzas, incluyendo un apreciable contingente terrestre. El general Gude-rian orden al coronel especialista en blindados Ritter von Thoma enca-bezar un contingente acorazado. El 7 de octubre Thoma llegaba a Cdiz

    18 ROvIGHI/STEFANI (1992, vol. I Testo, 127) y (1992, vol. I Documenti, 38-53, 125-134). Otro informe italiano del 2 de noviembre evaluaba la ayuda del aliado germano en 41 carros de combate, 54 piezas artilleras, 284 ametralladoras, ocho lanzallamas, ms de 104.000 proyectiles arti-lleros, ms de 25.690.000 cartuchos de fusil y ametralladora, 110.000 bombas de mano, 1.092 tonela-das de explosivos, 30.450 mscaras antigs, 82 aviones e hidroaviones, 547 toneladas de carburante y lubrificante de aviacin, y ocho caones navales. vase tambin: ARIAS RAmOS/mOLINA FRAN-CO (2008, 21-24), ARIAS RAmOS (2006, 92-93) afirma que Warlimont lleg con un cargamento de armas alemn.

  • 27

    La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937)

    en una expedicin de 267 hombres equipados con 41 carros de combate, 24 piezas contracarro, vehculos y abundante municin. Concentrados en Cceres, iniciaran all el adiestramiento de fuerzas espaolas. A finales de octubre Canaris se reuni con Franco en Salamanca, planteando el incre-mento de la ayuda mediante el envo de una fuerza voluntaria, fundamen-talmente area, a cambio de contrapartidas econmicas. Franco acept, y el 30 de octubre Berln orden al ya conocido Sonderstab W constituir el llamado Winterbung Rgen (Ejrcito de invierno de la isla Rugen), nombre oficial de la fuerza que tempranamente qued eclipsado por el de Legin Cndor, adoptado a su llegada a Espaa. La Luftwaffe asign el nmero 88 a la misma, y todas las subunidades de la Cndor lo portaran en su numeracin. Acababa de nacer la ms famosa de las unidades militares del bando franquista. Su primer contingente, con 697 hombres, parti de Stettin el 6 de noviembre, llegando a Sevilla el 16. En Espaa se unieron los efectivos humanos y materiales ya presentes por parte alemana. En total, la Cndor dispondra de una fuerza estable inicial de 6.500 hombres, 102 avio-nes en plantilla y 41 carros de combate, as como varias decenas de caones antiareos y abundante material. Otro armamento y equipo era asimismo transferido a los espaoles para que formaran sus propias unidades19.

    19 ARIAS RAmOS (2006, 113-144)

  • 29

    4

    La Primera aCtUaCin Germana en eUzkadi: bombardeos areos, voLUntarios y esPionaje

    Aparte de la llegada al Cantbrico de unidades navales alemanas durante el verano de 1936, la primera intervencin importante germana en el frente vasco se dio el 1 de septiembre, durante la fase final de la batalla por Irn y la frontera, y fue una intervencin material. Ese da una escuadrilla de tres trimotores Ju-52 tripulados por espaoles participaron en el ataque a Irn. Sin embargo, la primera presencia de militares germanos en misiones de combate en el Pas vasco se retras hasta finales de ese mes. Todava no se haba constituido la Legin Cndor20.

    Tras la cada de San Sebastin el 13 de septiembre, a los dos das las fuer-zas de mola emprendieron la ofensiva sobre Bilbao. La providencial llegada de armamento permiti resistir a los republicanos en un periodo, finales de septiembre y principios de octubre, en el que el nacionalismo vasco se sum plenamente al esfuerzo blico gubernamental y en el que, adems, se constituy el Gobierno vasco y la autonoma para la Euzkadi de 1936. Los rebeldes comprobaron el endurecimiento de la resistencia, en la que particip una improvisada escuadrilla republicana de refuerzo formada por un caza Nieuport 52 y tres Breguet XIX de bombardeo. No llegaron a tiem-po de participar en la defensa de San Sebastin, al volar al Norte el da 16; pero vinieron a reforzar el despliegue areo republicano en el Norte que comprenda cinco bombarderos Breguets, tres cazas Ni-52, tres avionetas monospar, y otras varias aeronaves civiles habilitadas para combatir. Su constante intervencin, con bombardeos continuos de las fuerzas rebeldes y de localidades dominadas por ellas, llev a los nacionales a reforzar el despliegue areo de mola.

    El 17 de septiembre vitoria fue bombardeada por cinco aparatos re-publicanos, alcanzando los cuarteles de la ciudad y ocasionando vctimas mortales entre militares y civiles (ocho y dos respectivamente). Las fuerzas rebeldes ordenaron una represalia inmediata contra Bilbao, aunque previa-

    20 SALAS LARRAZBAL (1998, vol. I, 164).

  • 30

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    mente se lanz un ultimtum exigiendo la rendicin de vizcaya, advirtien-do de que el plazo acababa a la primera hora del 25 del mes corriente21.

    El da 23 llegaban al vitoriano aerdromo Lacua dos patrullas de cazas He-51 tripulados por alemanes. Su misin era escoltar el bombardeo de Bil-bao previsto para el da 25. Antes, los aparatos republicanos atacaron entre el 20 y el 24 varias localidades alavesas y guipuzcoanas. La respuesta a esa actividad area fue el ataque a la capital de Euzkadi. El 25 Bilbao fue bom-bardeado dos veces, por la maana y por la tarde. En el ataque de la maana la alerta dur hora y media, actuando segn la defensa siete bombarderos. En el de la tarde cuatro aparatos lanzaron su carga, prolongndose la alarma una hora. Segn Salas, los bombarderos actuantes eran nueve: cinco Ju-52 (tres tripulados por alemanes y dos por espaoles) y cuatro Fokker espao-les. Seis cazas He-51 con pilotos germanos actuaron de escolta. Los incur-sores bombardearon Bilbao, el aerdromo de Lamiako y la zona portuaria, con efectos devastadores en la villa. Las bombas de 250 kg derribaron casas enteras con sus inquilinos, daando depsitos de agua, la central elctri-ca, la fbrica de gas, el aeropuerto. Los aviones tambin atacaron zonas de acuartelamiento ametrallando a milicianos que realizaban la instruccin22.

    El 26, los aviones nacionales, seis esta vez, atacaron de nuevo Bilbao, am-pliando los daos, mientras los republicanos incursionaban sobre Escoriaza con dos bombarderos escoltados por un caza. Estos ltimos aviones fueron atacados por tres cazas alemanes al regresar a Lamiako. Los dos aparatos de bombardeo resultaron averiados ligeramente, y un observador fue he-rido; pero los aparatos se salvaron, aunque los pilotos germanos creyeron haber abatido dos aviones, que se anotaron como victorias. Al da siguiente uno de los aparatos republicanos alcanzados, un vickers ya reparado, atac mondragn. El 28 los aviones alemanes dejaban vitoria camino de vila. Uno de los pilotos se entretuvo haciendo acrobacias al ras de los tejados de la ciudad, fallando y estrellndose en la Plaza mayor, matndose el piloto y dos civiles que pasaban al caer el avin. La vctima fue el alfrez Ekkerhard Hefter, el primer cado de los intervencionistas alemanes en Euzkadi. En

    21 SALAS LARRAZBAL (1998, vol. II, 313-317). Para la llegada y acciones de los aviones republicanos procedentes de Aragn: mALUQUER WAHL, Juan J. La aviacin de Catalua en los primeros meses de la Guerra Civil, madrid: Editorial San martn, 1980; pp. 189-220, y PERmUY LPEZ, Rafael A. Los Breguet XIX republicanos en el Norte. (1 Parte. Las operaciones areas en Guipzcoa), en Revista Espaola de Historia Militar, n 45, valladolid: Alcaiz fresnos s.a., marzo 2004; pp. 152-157.

    22 GOBIERNO PROvISIONAL. Informacin sobre actos (1937, 5-6).

  • 31

    La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937)

    Bilbao el panorama de los ataques de los das 25 y 26 era ms trgico. Las vctimas mortales, segn las autoridades, llegaron a 88 (72 hombres y nios y 16 mujeres y nias), los heridos o contusionados atendidos eran 648. En total 736 vctimas atribuidas a la accin area del bando nacional. El exa-men de las fichas de los registros de fallecidos en campaa conservadas en el Archivo Histrico Provincial de vizcaya correspondientes a muertos en los das 25 y 26 de septiembre permite identificar exactamente a 88 fallecidos (80 el 25 y ocho el 26); pero en realidad se incluyen en esa cifra numerosos cados en primera lnea, con lo que sumando un muerto fallecido por las heridas el da 27 se alcanzan las 54 vctimas mortales por los ataques areos del 25, entre ellos un mnimo de ocho milicianos. El 26 no hubo vctimas mortales porque la poblacin presente en Bilbao tom nota de la tragedia de la jornada anterior23.

    Los ataques tuvieron trgicas consecuencias para los presos derechistas en vizcaya, el mismo da 25, las masas asaltaron los barcos prisin Altuna Mendi y Cabo Quilates, asesinando a 64 presos, mientras en Durango caan abatidos otros 21 presos tradicionalistas en represalia igualmente por un ataque areo. El 2 de octubre, la tripulacin del acorazado Jaime I, recin llegado a Bilbao, asalt el citado Cabo Quilates matando a otros 50 presos del mismo. En total, 135 muertos como represalia, en gran medida por los ataques areos citados. En el bando nacional sucedan cosas parecidas. En vitoria, tras el ataque areo republicano del 17, se fusilaron hasta el 30 del mismo mes a 19 personas (seis el mismo 17). Y en octubre lo fueron otras 31. As era una guerra en la que primaron represalias y venganzas en lugar de los canjes y la humanizacin24.

    El 21 de octubre se produjo otro ataque areo, esta vez contra la Zona Internacional de Las Arenas (Getxo), establecida por las autoridades vascas como una especie de zona neutral habilitada para la evacuacin de perso-

    23 GOBIERNO PROvISIONAL DE EUZKADI. Informacin sobre actos (1937, 5-6); RODRI-GO mARTNEZ, Luis. Los bombardeos areos sobre Bilbao (Septiembre 1936), en URGOITIA (2002, vol. II, 135-140); TALN, vicente. Memoria de la guerra de Euzkadi de 1936. I. De la Paz a la Guerra, Esplugues de Llobregat (Barcelona): Plaza & Jans, 1988; vol. I, pp. 202-205.

    24 LANDA mONTENEGRO, Carmelo. Represin en la vizcaya preautonmica durante la guerra (del 1 de agosto al 6 de octubre de 1936), en URGOITIA (2002, vol. II, 409-415); UGARTE, J. Represin como instrumento de accin poltica del Nuevo Estado (lava, 1936-1939), en vv.AA.. II Congreso Mundial Vasco. Congreso de Historia de Euskal Herria. Tomo VII. Evolucin poltica (Siglo XX) y los vascos y Amrica, San Sebastin: Txertoa, 1988; pp. 275-304. Para las fichas de defuncin consultadas: Archivo Histrico Provincial de vizcaya (AHPv), Registro de Fallecidos en campaa, Fichas de la A a la Z.

  • 32

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    nal extranjero y el trnsito de autoridades diplomticas. La mayor parte de las diferentes fuentes no aclaran la autora de dicho raid areo. Jos mara Romaa, cuyo abuelo materno se cont entre las vctimas mortales, indica que fueron dos aviones de fabricacin alemana. La propaganda vasca de la poca lo atribuy a la accin germana, al igual que los ataques de los das 25 y 26 del mes anterior, en base a los restos de bombas hallados en las zonas de ataque. La incursin vino a cortar el intento del delegado de la Cruz Roja en Espaa, el doctor suizo marcel Junod, con apoyo de las autoridades de Euzkadi, de lograr un canje masivo de presos entre ambos bandos. Romaa seala seis vctimas mortales, mientras la informacin de propaganda del Gobierno vasco apunt ocho muertos (seis hombres, una mujer y un nio) y dos heridos. Los registros del Archivo Provincial indican siete muertos (cinco hombres, una mujer y un nio), entre ellos dos Policas de la Zona Internacional. La confusin de darse la cifra de ocho muertos se debi a que el 22 falleci en el frente de Eibar otro polica militar. Los aviones atacantes fueron, probablemente, los Ju-52 de la 1 Escuadrilla espaola, que ese mis-mo da 21 abandonaron su base en Len para concentrarse en Salamanca25.

    Poco antes, el 7 de octubre, Jos Antonio Aguirre quedaba nombrado lendakari o jefe del Gobierno vasco de la recin estrenada autonoma vasca. Al da siguiente, en los ltimos combates de la batalla que se prolongaba desde mediados de septiembre en los lmites entre vizcaya, Guipzcoa y lava, se constat una atpica presencia germana en las filas contrarias. El 8 de octubre un ataque republicano en el frente de Ochandiano derrot a uni-dades del requet que sufrieron un total de 77 muertos y desaparecidos (11 de ellos prisioneros) y 50 heridos evacuados. Entre los prisioneros tomados a los nacionales se contaron al menos dos ciudadanos alemanes voluntaria-mente enrolados a ttulo individual en las filas carlistas.

    Los germanos se llamaban Lothar Gudde Reddel y Wolfgang von Ey-natten. En el marco de la intensidad de la lucha, nadie pens que podan ser canjeados por prisioneros presentes en territorio rebelde. Uno de ellos,

    25 ROmAA ARTEAGA, J.m. Historia de la guerra naval en Euzkadi, Bilbao: Editorial Amigos del Libro vasco, 6 vols., 1984; vol. III, pp. 589-591. La autora de los Ju-52 espaoles se deduce del despliegue de escuadrillas que ofrece para esas fechas la obra de SALAS LARRAZBAL (1998, vol. I, 189-190). vase adems: GOBIERNO PROvISIONAL Informacin sobre actos (1937, 5-6) y GOBIERNO PROvISIONAL DE EUZKADI. La intervencin de Alemania (1937, 5); LANDA mONTENEGRO, Carmelo. Orden Pblico y guerra en el Pas vasco autnomo: creacin y balance de la Ertzaa (1936-1937), en vv.AA. Los Ejrcitos, vitoria-Gasteiz: Fundacin Sancho el Sabio, 1994; pp. 341-394; AHPv, Fichas de Fallecidos en campaa, A a Z.

  • 33

    La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937)

    Eynatten, era, adems, sobrino del antiguo canciller alemn von Papen. Ambos prisioneros fueron juzgados y ejecutados. El primero, que se des-cubri estaba afiliado a la Falange, lo fue en la madrugada del 10 al 11 no-viembre de 1936. El segundo fue condenado en principio a la pena de re-clusin perpetua; pero la fiscala logr un nuevo juicio el 30 de enero de 1937, resultando esta vez condenado, siendo ejecutado la madrugada del 5 de febrero. ms tarde, cuando se plantearon nuevas penas de muerte por parte vasca contra aviadores germanos capturados, el Gobierno vasco se vera obligado a recular ante la amenaza alemana de ejecutar a aviadores republicanos prisioneros, verificndose de ese modo canjes humanitarios. Un tercer extranjero capturado en Isusquiza, el suizo de cultura germnica Hermann maurer Lehmann, fue condenado a reclusin perpetua, quedan-do ms tarde en libertad al acabar la guerra en Euzkadi26.

    Otro protagonista de la intervencin germana fue Guillermo (Wilheim) Wakonigg Hummer, cnsul honorario de Austria-Hungra y encargado de negocios alemn en Bilbao. Desde agosto haba activado de nuevo el con-sulado de Austria-Hungra, (representando a ambos estados y no al extin-to, en 1918, Imperio austro-hngaro), sin duda tras recibir las oportunas rdenes secretas alemanas para utilizar el renacido consulado como una pantalla justificativa de las labores de informacin o espionaje que empren-di. Tanto l como el personal a sus rdenes, en especial el alemn Emilio (Emil) Schaedidt, eran fervientes partidarios de Hitler, y tempranamente se pusieron a trabajar favoreciendo labores de inteligencia en colaboracin con elementos quintacolumnistas, en especial con militares que eran leales geogrficos, caso del capitn de Ingenieros Pablo murga, nombrado en oc-tubre de 1936 segundo jefe de la construccin del Cinturn de Defensa de Bilbao (Cinturn de Hierro)27.

    Las actividades de Wakonigg y sus subordinados fueron descubiertas, por lo que el 28 de octubre el mismo fue detenido al intervenrsele, pese a sus protestas, documentacin con datos relevantes y cartas dirigidas a mandos rebeldes. Igualmente, la investigacin demostr la implicacin de Schaedidt. Guillermo Wakonigg se convirti as en protagonista principal

    26 GOBIERNO PROvISIONAL DE EUZKADI. Informacin sobre actos (1937, 8-14), y mESA, Jos Luis de. Los otros internacionales. Voluntarios extranjeros desconocidos en el Bando Na-cional durante la Guerra Civil (1936-39), madrid: Ediciones Barbarroja, 1998; pp. 155 y 176, este autor cita al suizo como Lebman.

    27 Un resumen del affaire Wakkoning en ZUBIRI SNCHEZ-ORUETA, Iaki. La interven-cin alemana en Euzkadi, en URGOITIA BADIOLA. op. cit. (2002, Tomo III, 161-171).

  • 34

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    de un affaire de espionaje que acab implicando a otros protagonistas. A pesar de que sus declaraciones trataron de eludir implicar a otros, no pudo impedir citar al cnsul de Paraguay, Federico martnez Arias, como la per-sona que le entreg al menos cinco de las cartas y documentos que trata-ba de sacar en la valija diplomtica. Arias testimoni a su vez implicando al comandante Jos Anglada. Los tres personajes fueron juzgados, siendo sentenciados a muerte el 18 de noviembre y ejecutados a las 7,15 de la ma-ana del da siguiente. Emil Schaeidt Schneider fue sentenciado a cadena perpetua, junto al abogado Julin munsuri Echevarria y a Julio Hernndez mendirichaga, quienes haban actuado de enlaces en la trama.

  • 35

    5 La LeGin Cndor y La intervenCin miLitar

    aLemana en eL Pas vasCo

    A finales de octubre de 1936 los alemanes plantearon a Franco la necesidad de unificar la ayuda alemana en primera lnea. El almirante Canaris, que fue el interlocutor de Franco, dej claro que la organizacin prevista que-dara bajo un mando militar alemn subordinado directamente al general espaol. Resulta curioso que la mayor parte de las fuentes sealasen que Franco consider no del todo aceptables las condiciones que impona Ale-mania, y que plante, adems, que no se daasen las infraestructuras del pas. Curioso, repetimos, porque a partir del acuerdo centenares de locali-dades peninsulares fueron arrasadas, siendo la famosa Guernica una ms, e infraestructuras de primer orden, como las instalaciones portuarias, se convirtieron en objetivo recurrente de las alas germanas28.

    Las cinco condiciones planteadas por los alemanes se cumplieron sin excepciones. La primera, que el jefe del contingente fuese un alemn que slo respondiera ante Franco a la hora de dar cuenta de su actuacin; la segunda, que el personal presente en Espaa quedase integrado en la nueva formacin naciente; la tercera, que la proteccin terrestre de las bases la dieran fuerzas espaolas; la cuarta, que para ser ms eficaces militarmente se atacasen los puertos martimos (esto, por s solo, desmiente las supuestas objeciones de Franco); la quinta y ltima, que la aceptacin de esas con-diciones era la premisa para aumentar la ayuda. Y efectivamente, el 30 de octubre se daba luz verde, en Berln, por parte del ya existente Sonderstab W o Plana mayor especial, a la operacin Ejercicio de invierno en la isla Rgen (Wintebrung Rgen), nombre clave de la nueva unidad que, sin embargo, pas a la historia por el nombre de Legin Cndor adoptado por el contingente areo apenas llegado al suelo ibrico. De ese modo se puso en marcha el despliegue de una fuerza de unos 6.500 hombres, de avia-cin, fuerzas terrestres y asesores navales.

    28 HIDALGO/SALAZAR (1975, 70-71), ARIAS RAmOS/mOLINA FRANCO (2008, 28-29).

  • 36

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    5.1. El alto mando

    A pesar de que, como veremos, al decidirse la formacin de la Legin Cndor los cuadros de mando existentes en el contingente germano pre-sente en Espaa variaron, y de que la unidad militar qued bajo el mando del general Hugo von Sperrle, fue en realidad Wilhelm von Faupel quien se transform en el hombre fuerte de Alemania en Espaa. l sustituy a Warlimont como delegado germano en la pennsula y representante ante el Gobierno de Franco. Y a principios de marzo de 1937 fue nombrado embajador en Salamanca. Es una clave importante, que define cmo el III Reich apost como cabeza visible en Espaa por un especialista en la rea-lidad latina. Faupel result un personaje con poco tacto por su afn inter-vencionista, defendiendo el traslado de fuerzas germanas ms numerosas y apoyando a los sectores falangistas ms proclives a la poltica nazi. Todo ello acab por hacerle un personaje incmodo ante la corte del Caudillo hispano, lo que motiv su sustitucin en agosto de 1937, segn algunos autores por indicacin del propio Franco, que utiliz a Sperrle, quien no se llevaba bien con Faupel, para plantear el problema ante Berln. El per-fil de la mxima representacin alemana en la Espaa nacional se redujo despus, al quedar en manos de un autntico diplomtico de carrera, Eber-hard von Stohrer29.

    Faupel fue por tanto el principal representante alemn en la zona re-belde durante la guerra de Euzkadi en 1936-1937 y era una figura que a nivel poltico estaba por encima de los militares germanos que actuaban en primera lnea. Los servicios de informacin soviticos estaban al tanto de su perfil, como muestra el artculo que le dedic el diario Izvestia. Faupel, naci-do en 1873, se integr en el Ejrcito en 1893, y era un veterano de interven-ciones coloniales como la lucha en China contra la rebelin de los boxers nacionalistas, o contra la resistencia aborigen en el frica sud-occidental germana (hoy Namibia). Tambin explor el norte de China y mongolia y, posteriormente, actu en la I Guerra mundial en el Alto Estado mayor de Hindenburg. Acabada la guerra mundial, Faupel cre un cuerpo franco anticomunista, el Gorlitz, que particip en la represin anticomunista en Dresde, mnich y el Ruhr. El fracaso del putsch o golpe de estado de Kapp en marzo de 1920 le oblig finalmente a salir de Alemania, en excedencia del ejrcito alemn, rumbo a Sudamrica, al igual que a numerosos mili-

    29 ARIAS RAmOS (2006, 304-308).

  • 37

    La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937)

    tares profesionales, ante la entrada en vigor del Tratado de versalles que reduca drsticamente el ejrcito germano30.

    El periplo iberoamericano convirti a Faupel en un hombre que resul-tara esencial en los posteriores planes germanos para Espaa y Amrica latina. Desde su llegada a Argentina, en 1921, hasta 1928 actu como ins-tructor en las fuerzas armadas rioplatenses. En el ltimo ao pas a Per, donde desempe la inspeccin general del Ejrcito (otros autores dicen que fue jefe del Estado mayor presidencial) durante el mandato de Augusto B. Legua. Derrocado ste en 1930, Faupel regres a su tierra natal en 1931. Relacionado con crculos comerciales e industriales vinculados a los Krupp y al negocio vitcola, organiz la Sociedad Iberoamericana (Instituto Ibe-roamericano para otras fuentes) para fomentar las relaciones culturales y comerciales entre Alemania y la Amrica latina. Tambin se estudiaba la realidad espaola, y en mayo de 1933 el mismo Faupel, de forma annima, plante en la revista Wissen und Werden el posible papel que jugara Espaa en una hipottica nueva guerra mundial, destacando el papel estratgico de las Baleares. Ese mismo ao fund la revista Ejrcito, flota y aviacin, editada en castellano como rgano de propaganda de las fuerzas armadas alemanas para el mundo hispnico. En 1935, en premio a su labor, fue as-cendido a teniente general del ejrcito. Esto determin su ingreso en el par-tido nacionalsocialista y, decidida la creacin de la Legin Cndor, su nom-bramiento como mximo representante alemn en Espaa, disimulando su papel poltico-militar con el cargo de representante y luego de embajador31.

    Faupel se entrevist con el lder rebelde espaol el 30 de noviembre y lleg a la conclusin, expresada en un informe al ministerio de Exteriores el 10 de diciembre, de las deficientes condiciones del ejrcito franquista en plena batalla de madrid, una vez haba fracasado el asalto del mes de no-viembre. La recomendacin de Faupel iba a ser contraproducente, defenda el envo de una divisin regular germana que contribuyese en tierra al xito

    30 Avance, n 130 (12-5-1937), p. 2; ARIAS RAmOS (2006, 304-306); RUBIO CABEZA, ma-nuel. Diccionario de la Guerra Civil Espaola 1, Barcelona: Editorial Planeta, 1987; pp. 309-310; BODIN, Lynn E. The Boxer rebellion, Botley (Oxford): Osprey Publishing, 2002; pp. 3-31; HAF-FNER, Sebastian. La revolucin alemana, Barcelona: Indita Editores; pp. 194-213. Segn las fuentes soviticas citadas en Avance, Faupel organiz la Sociedad Iberoamericana antes de la llegada de Hitler al poder. Segn Arias Ramos, fue nombrado en 1934, por Hitler, presidente del Instituto Iberoamericano. vase adems: GARRIGA, op. cit., (1975, 80-85).

    31 Los planes nazis para Iberoamrica quedan reflejados en: GLADKOv, Teodor/ JACHATU-ROv, Karn/ vNOTCHENKO, Leonid. La guerra desconocida. Lo que Ud. no saba sobre la II con-flagracin mundial, Bogot: Ediciones Librera del Profesional, 1985; pp. 115-227.

  • 38

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    de la campaa de los nacionales. Su opcin era esa o la retirada de la Legin Cndor. Sin duda, Faupel estaba informado de la inminente y masiva lle-gada de voluntarios italianos enviados por mussolini para contrarrestar el papel de soviticos y brigadistas internacionales en las filas republicanas. Segn algunos autores fue uno de los primeros desencuentros con Franco, que no quera una implicacin exterior an mayor que poda deslegitimarle ante las democracias occidentales32.

    Hay indicios suficientes de que Faupel, por encima de su rango diplo-mtico, era tambin el verdadero cerebro poltico-militar de los efectivos en Espaa. Su antecesor, Warlimont, parti a Alemania con un informe de von Faupel, suponemos que el ya citado u otro de carcter ms militar ya que las fechas no coinciden, y esto motiv una reunin al ms alto nivel. En ella, adems de Warlimont, participaron el ministro de la guerra, von Blomberg; el general Walter von Reichenau, anterior jefe de Estado de ma-yor que haba realizado por encargo una visita a Espaa para estudiar la situacin; y el inefable Canaris. Los tres ltimos fueron quienes decidieron. mientras Blomberg apoy la retirada, Reichenau y Canaris apostaron por la permanencia. A continuacin, Canaris parti a Italia, donde inform a mussolini el 6 de diciembre de la resolucin alemana, que no era otra que la de mantener la Cndor al nivel citado de 6.500 hombres, fundamental-mente de Aviacin. Por su parte, el dictador italiano, estaba convencido por informes previos de la necesidad de remitir fuerzas terrestres y propuso enviar dos divisiones, una alemana y otra italiana. Canaris plante dificul-tades a ese incremento por parte germana, como la necesidad de movilizar ms mercantes y la posible susceptibilidad espaola ante la medida, sobre todo ante la sugerencia italiana de crear unidades mixtas talo-espaolas y germano-espaolas, aparte de los problemas de adaptacin cultural que se originaran en una ms numerosa unidad teutona. Al final, fue mussolini el que decidi enviar un nutrido contingente de tropas terrestres en favor de los rebeldes33.

    La documentacin italiana demuestra, por otro lado, las implicaciones militares de primer nivel de von Faupel. En la reunin del 6 de diciembre

    32 HIDALGO SALAZAR (1971, 72) crea que Canaris moder la peticin de aumentar los con-tingentes alemanes.

    33 Para las biografas de Blomberg, Canaris, Warlimont y Reichenau: SNYDER (1998, 29-30, 49-50, 283-284 y 372-373). Sobre la reunin talo-alemana del 6 de diciembre: ROvIGHI/STEFANI (1992, vol. I Testo, 146-150).

  • 39

    La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937)

    Canaris dej claro en Roma que los encargados por parte alemana de traba-jar junto a los mandos italianos en la pennsula eran los generales Sperrle, jefe del contingente areo, y von Faupel, encargado de los asuntos de Ale-mania en Espaa. Al da siguiente, cuando mussolini decidi dar a mario Roatta el mando de las fuerzas italianas a desplegar en Espaa, a excepcin de las de Baleares, se comunic al interesado que deba ponerse en contacto con Franco y Faupel para constituir un Estado mayor mixto talo-alemn. ms tarde, en 1937, al tiempo que la ofensiva italiana en Guadalajara estaba fracasando, Roatta hubo asimismo de comunicar la situacin, entre otros, a von Faupel, lo que ya indica su preeminencia frente a Sperrle. Por ltimo, en plena campaa vasca, el 19 de mayo, Franco se reuni para estudiar la situacin con von Faupel, Sperrle y el general italiano de Aviacin Pietro Pinna34.

    Si a lo anterior aadimos la tensa situacin vivida en las relaciones entre Faupel y Sperrle, creemos que no hace falta aadir nada ms sobre la di-mensin que tuvo la figura del por entonces ya embajador alemn. Era, cier-tamente, un autntico comisario poltico de la Alemania nazi en Espaa, y ms que embajador, un militar ms, camuflado de diplomtico, con mayor representatividad del rgimen nacionalsocialista por el hecho de detentar ese cargo. militarmente tena adems mayor rango que Sperrle (teniente general frente a brigadier general) y unido a su papel como mximo repre-sentante alemn poda interferir plenamente en las actividades del ltimo, aunque ste detentase el mando operativo en primera lnea de la Cndor. Coincidiendo con esas observaciones, cabe sealar que otros autores han destacado de Faupel que se permita aconsejar, e incluso, casi imponer sus puntos de vista estratgicos al mismo Franco. Tampoco debe olvidarse la vinculacin de Faupel a los falangistas puros, seguidores de Hedilla, que plantearon un golpe de fuerza en Salamanca35.

    Faupel, tras regresar a Alemania en 1937, volvi a situarse al frente del Instituto Iberoamericano hasta 1945. Sin embargo, Jos mara Irujo lo pre-senta durante la II Guerra mundial dirigiendo desde madrid la red hispano-argentina de apoyo a los nazis. En todo caso, al acabar el conflicto estaba

    34 ROvIGHI/STEFANI (1992, vol. I, 148, 150, 282 y 367).35 vase: ASPREY, Robert B. The German High Command at War. Hindenburg and Ludendorff

    and the First World War, London: Warner Books, 1993; pp. 35-492. GARRIGA, op. cit., (1975, 86-93) y sobre los sucesos de Salamanca y el papel de Faupel: ALCZAR DE vELASCO, A. Los 7 de das de Salamanca, madrid: G. del Toro Editor, 1976; pp. 51, 81, 134, 156-201 y 208-209).

  • 40

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    en Berln durante la batalla final, suicidndose junto a su esposa ante el inexorable triunfo de las tropas de Stalin. La mejor valoracin de su papel en Espaa es la conclusin sacada sobre su gestin en Espaa por parte de los historiadores italianos, cuando contrastan lo logrado por Faupel frente a las vaguedades de carcter econmico obtenidas por los latinos el 28 de noviembre de 1936 a la firma del tratado secreto hispano-italiano estable-cido esa jornada36:

    Alemania, sin estipular tratado, slo con los trmites de su primer en-cargado de negocios, general Wilhelm von Faupel, obtuvo de Franco, con la cesin de materias primas de importancia estratgica, concesiones mayores y ms ventajosas.

    A nivel operativo el jefe militar del contingente germano formado por la Legin Cndor, una vez se constituy la misma, era el mayor general Hugo Sperrle, un experto en aviacin que desde su ascenso a ese grado, en 1935, mandaba la v Regin area alemana, con cabecera en mnich. Nacido en 1885, enrolado en el ejrcito del kiser Guillermo II y veterano de la Gran Guerra, en la que combati como capitn de la incipiente aviacin, result herido en 1916. Acabado el conflicto ingres en el Reichwehr, el pequeo ejrcito consentido a Alemania por las potencias en el tratado de paz de versalles. A partir de octubre de 1922 particip como instructor areo del Ejrcito Rojo sovitico, en virtud de los acuerdos secretos de colaboracin militar establecidos entre Alemania y la URSS. Cuatro aos ms tarde, en 1926, se le encarg la direccin de la fuerza area secreta creada en la propia Alemania, en base a aviones que actuaban como aparatos civiles. Con la llegada al poder de los nazis logr con rapidez la promocin a un puesto de mxima responsabilidad dentro de la Luftwaffe37.

    Tras su nombramiento como jefe de la Legin Cndor en octubre de 1936, refrendado de forma oficial el 1 de noviembre, se incorpor a su nue-vo destino, utilizando el pseudnimo de Sander durante su actuacin. Era el asesor militar de Franco respecto al empleo operacional del contingente alemn, y abog siempre por un uso agresivo de sus fuerzas. Fue uno de los

    36 ROvIGHI /STEFANI (1992, vol. I Testo, 96); IRUJO, Jos mara. La lista negra. Los espas nazis protegidos por Franco y la Iglesia, madrid: Santillana Ediciones Generales, 2003; pg. 182.

    37 SNYDER (1998, 328), ARIAS (2006, 308-310), ARIAS / mOLINA (2008, 19), HIDALGO (1971, 205).

  • 41

    La intervencin alemana en el Pas Vasco (1936-1937)

    responsables del plan maestro franquista para acabar con el Norte repu-blicano y tambin uno de los principales imputados por el bombardeo de Guernica. Dirigi la Cndor durante la campaa de cerco contra madrid, en la que no se pudo triunfar ante la tenaz oposicin republicana apoyada por el equipamiento y asesoramiento sovitico, y luego en el Norte, donde su unidad result esencial ante un adversario que siempre tuvo una patente inferioridad area. Adems, en un interludio de esa campaa, la Cndor particip en la detencin de la ofensiva republicana en Brunete. Releva-do del mando en octubre de 1937, alguna fuente atribuye su sustitucin a Franco, que deseaba librarse tanto de l como de Faupel por las presiones a las que le sometan. Si bien, quienes sealan esa hiptesis, tambin citan las siguientes palabras de Franco38:

    El nico que no me ha desilusionado es el general Sperrle, pues todos los consejos suyos, aceptados por m, siempre resultaron beneficiosos.

    Independientemente de que fuese cierto el deseo del jefe del bando na-cional, la sustitucin de Sperrle se produce al cumplirse el ao de inicio de su actuacin. Y prcticamente pas lo mismo con Faupel. A esas alturas, Hitler deba de ser consciente tanto de la necesidad de un perfil de liderazgo ms bajo en las jerarquas de mando poltico, militar, y diplomtico en Espaa. Sperrle encontr nuevas misiones en Alemania. Primero fue premiado con el ascenso a teniente general por su actuacin peninsular. Luego, en febrero de 1938, particip en la reunin germano-austriaca en Berchtsgaden en la que Hitler prcticamente dio un ultimtum al canciller viens Schuschnigg previo a la anexin. ms tarde, frente a Checoslovaquia, fue el responsable de que el despliegue y planes germanos hiciesen creer a los checos en una superioridad total de la Luftwaffe. En la II Guerra mundial destac en la primera fase victoriosa. Detenido por los vencedores en 1945, fue juzgado en Nremberg en 1948, quedando absuelto y libre, falleciendo en 1953, tras una operacin39.

    El complemento ideal de todo alto jefe militar es disponer de un orga-nizador que lleve al da todos los asuntos (organizacin y personal, infor-

    38 ARIAS (2006, 196-197 y 309).39 RUBIO (1987, II, 734); WOOD/GUNSTON (1997, I, 12); HEYDECKER, Joe J. /LEEB,

    Johannes. El proceso de Nuremberg, Barcelona: Editorial Bruguera, 1962; pp. 204-205; SNYDER (1998, 328).

  • 42

    Francisco Manuel Vargas Alonso

    macin, operaciones, servicios, cartografa). Ese trabajo lo efecta el jefe de Estado mayor, y Sperrle encontr designado para el puesto a un hombre adecuado, Wolfram Freiherr von Richthofen, nacido en Gut-Barzdorff, Si-lesia (Alemania) el 10 de octubre de 1895. Se trataba de otro veterano de la Primera Guerra mundial, donde combati primero como oficial de Caba-llera, integrndose ms tarde en el Circo volante, la famosa escuadrilla de sus primos, de igual apellido, el famoso manfred el barn rojo mximo as de la Primera Guerra mundial y Lothar. Acab la guerra condecorado con dos cruces de hierro y ocho victorias en su haber, todas logradas en 1918. En 1920, al reestructurarse el Ejrcito, se retir del mismo, reintegrn-dose en 1923, tras licenciarse en ingeniera. ms tarde, en 1925, pas a la URSS para realizar cursos de entrenamiento clandestinos. Continu sus es-tudios universitarios, doctorndose en 1929, ao en que reciba el cargo de agregado areo en Roma, puesto que desempeara hasta 1932. A su regreso a Alemania, continuara progresando profesionalmente, mientras los nazis se asentaban en el poder. A finales de 1936, siendo ya coronel, fue designado jefe de Estado mayor de la Cndor, cargo del que se posesionara en enero de 1937, en plena ofensiva franquista contra madrid40.

    Richthofen jug un papel esencial en la planificacin y ejecucin de las operaciones areas emprendidas por dicha fuerza en Espaa y, por supues-to, en vizcaya. Es considerado por ello uno de los responsables directos del bombardeo de Guernica y del terror areo desencadenado sobre la reta-guardia republicana y vasca. Aunque no est de ms apuntar que desde su particular punto de vista, trataba de alcanzar lo que consideraba objetivos legtimos en una guerra. Acabada la campaa del Norte en octubre de 1937, sali de Espaa junto a Sperrle, recibiendo en Alemania el mando de un Ala de bombardeo. Regresara a Espaa para sustituir a volkmann al frente de la Cndor en noviembre de 1938, dirigiendo la fuerza expedicionaria ger-mana hasta el final del conflicto. De regreso a Alemania, sera profusamente condecorado por su labor41.

    Richthofen desempe diferentes cargos en Alemania hasta estallar la II Guerra mundial. Actu brillantemente en las victoriosas campaas

    40 ARIAS (2006, 311-313), SNYDER (1998, 296), ARIAS/mOLINA (2008, 52). Sobre las victo-rias areas de W.F. von Richthof