Estimados amigos del foro Fly Fishing Argentina: Es un placer contactarlos a través de Pacho Petersen, de Necochea, a quién conocí personalmente gracias a un taller de mosca que organizaron allí con la Asociación a la que pertenece que, dicho sea de paso, fue todo un éxito con 23 alumnos. Bastante para el instructor pedorro que llevaron. Ni hablar de lo que comimos, bebimos y disfrutamos. Buenos tipos atando, casteando y cocinando. Un grupo bárbaro con gran conocimiento sobre nuestro arte y la Patagonia, en general pescadores curtidos y experimentado de quienes aprendí mucho, como siempre pasa. Necochea me resultó bella y muy patagónica, si miran en el mapa casi que comparte latitud con Neuquén Capital. A veces, hay que ver dónde empieza realmente el Sur. Vayan a Necochea para comer un asado y castearle a los dientudos del río Quequén… que es suficiente para pasarla bien, aunque otras pescas increíbles tienen sus momentos y emociones. Incluso alguna trucha aparece cada tanto. Van a aprender bocha porque antes de mi visita anduvieron Pedemonte y Morales. Los pibes están entrenados y ahora piensan en invitarlo a Cachín Roa. Mamita. Pacho, sabiendo que el Limay es el río en el que aprendí a pescar con mosca hace más de 20 años, me acercó una nota impresa que el experto pescador Luis H. Aracena dirigió al foro para que le dé mi parecer. La nota de Chiche, a quién conozco y quiero mucho desde 1987, refiere expresamente a la pesca de migratorias con una sola técnica de streamers en el sector Medio del Limay. Un río inmenso lamentablemente con amputaciones hidroeléctricas cuya reparación llevará un tiempo que nos impedirá verlo como era a nosotros, nuestros hijos, nietos y tal vez bisnietos. “Para que leas en el bondi”, me dijo casi en la puerta de su casa rumbo a la terminal entregándome 6 hojas abrochadas. Es obvio que no está en el ánimo de éste instructor polemizar con un reconocido experto como Chiche, sino más bien apoyar su escrito y mostrar un trabajo por separado que lo complemente, tal como enfáticamente lo pide él mismo para que “todos pesquemos más y mejor”. Evitaré también redundar en los numerosos aciertos que la nota de Luis tiene por considerar suficiente que allí figuren. Es el escrito de un reconocido pescador que será más leído y respetado tal vez que el que yo pueda anexarle como complemento. Sin embargo antes le voy a desobedecer un poquito a Don Aracena, y sé que él me lo va a permitir. Antes de ponerme a escribir sobre el Limay Medio, quiero referir al texto de Chiche reconociendo su valor y asegurándoles que esa forma de pescar que describe es fiel a lo que ví hace 20 años en la Boca del Chimehuín: Una pesca con streamers impecable, prolija, haciendo subir al pez que en general era alguna trucha marrón grande, sin importar mucho los detalles en la mosca. 100% puro Aracena. Para realizarla es imprescindible tener por lo menos buena técnica de distancia, hay que tirar 25 metros o más con el agua a la cintura y esto no está al alcance de cualquiera pero se adapta perfectamente a las migratorias del Limay Medio cuando paran a esa distancia de tiro, truchas muy agresivas por un lado, pero que provienen del Chocón donde engordan con los mismos pejerreyes con que se topan en el río, buen cocktail. A pesar de que nos cruzamos un par de veces en el Limay y lo ví pescar, él estaba rodeado de gente, seguramente enseñando, y no quise molestar. No pude pescar con Chiche allí, pero seguro que no faltará oportunidad. En Semana Santa del 87 fue la primera vez que lo ví pescar en la Boca. En aquella ocasión, y como acostumbra a hacerlo, nos ofreció a mi hermano y a mí una explicación espontánea acerca de cómo pescar esas truchas, incluso con algún acento centroamericano ya que creo vivía en Venezuela. No me olvido más: “Tienes que tirar muy lejos, más de 20 metros, y luego frenar la línea para que el líder caiga estirado, porque allí es cuando la trucha ve la mosca por primera vez. Si inmediatamente no se mueve como su comida, ella la va a ignorar”. Pues bien, Chiche… mi inmensa gratitud porque la cantidad de truchas marrones, sea trouts, fontinalis, arco iris y salmones que hice subir de esa manera desde Varvarco Campos al Gallegos dicen que la técnica funciona. Me falta una steelhead pescada así, pero no creo que pase con moscas de 2 grs. tirando río arriba y corrigiendo río abajo a la espera de un tarascón por el fondo a los 45º del recorrido. Ja, ja… Volviendo a lo anecdótico, 10 años después (1997) la Boca nos volvió a juntar por un par de días y una mesa del Alejandro 1ro. en Junín fue testigo de dos cenas en las que estábamos Chiche, el “Gallego” García, Rubén Martín y yo. ¡Qué linda mesa! ¡Qué buena época! Con Rubén estudiábamos cada río (ni hablar el Limay), sus insectos, su régimen… todo nos parecía merecedor de nuestra atención, así que a un pescador famoso como Chiche le preguntábamos de todo. Recuerdo que Rubén le preguntó si conocía el Limay Medio; a lo que Chiche respondió que, como vivía en el exterior, el poco tiempo que tenía en Argentina sólo lo dedicaba a lugares de truchas grandes… “Pesco en dos lugares y con tres moscas…” nos decía con su inconfundible tono amable. Se imaginarán que entre Juan Pablo García, Rubén Martín y yo de inmediato comenzamos a contarle que nosotros pescábamos en el Limay Medio aparatos terribles, que nos cortaban truchas que jamás veíamos y que 4 kilos era muy común, cosa que lo sorprendió, “…siempre pasé a 120 km/h por ahí…” nos decía sonriendo. Le mostramos las rabbits, las matukas y otros
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Estimados amigos del foro Fly Fishing Argentina:
Es un placer contactarlos a través de Pacho Petersen, de Necochea, a quién conocí personalmente gracias a un taller de mosca que organizaron allí con la Asociación a la que pertenece que, dicho sea de paso, fue todo un éxito con 23 alumnos. Bastante para el instructor pedorro que llevaron. Ni hablar de lo que comimos, bebimos y disfrutamos. Buenos tipos atando, casteando y cocinando. Un grupo bárbaro con gran conocimiento sobre nuestro arte y la Patagonia, en general pescadores curtidos y experimentado de quienes aprendí mucho, como siempre pasa.
Necochea me resultó bella y muy patagónica, si miran en el mapa casi que comparte latitud con Neuquén Capital. A veces, hay que ver dónde empieza realmente el Sur. Vayan a Necochea para comer un asado y castearle a los dientudos del río Quequén… que es suficiente para pasarla bien, aunque otras pescas increíbles tienen sus momentos y emociones. Incluso alguna trucha aparece cada tanto. Van a aprender bocha porque antes de mi visita anduvieron Pedemonte y Morales. Los pibes están entrenados y ahora piensan en invitarlo a Cachín Roa. Mamita.
Pacho, sabiendo que el Limay es el río en el que aprendí a pescar con mosca hace más de 20 años, me acercó una nota impresa que el experto pescador Luis H. Aracena dirigió al foro para que le dé mi parecer. La nota de Chiche, a quién conozco y quiero mucho desde 1987, refiere expresamente a la pesca de migratorias con una sola técnica de streamers en el sector Medio del Limay. Un río inmenso lamentablemente con amputaciones hidroeléctricas cuya reparación llevará un tiempo que nos impedirá verlo como era a nosotros, nuestros hijos, nietos y tal vez bisnietos. “Para que leas en el bondi”, me dijo casi en la puerta de su casa rumbo a la terminal entregándome 6 hojas abrochadas.
Es obvio que no está en el ánimo de éste instructor polemizar con un reconocido experto como Chiche, sino más bien apoyar su escrito y mostrar un trabajo por separado que lo complemente, tal como enfáticamente lo pide él mismo para que “todos pesquemos más y mejor”. Evitaré también redundar en los numerosos aciertos que la nota de Luis tiene por considerar suficiente que allí figuren. Es el escrito de un reconocido pescador que será más leído y respetado tal vez que el que yo pueda anexarle como complemento.
Sin embargo antes le voy a desobedecer un poquito a Don Aracena, y sé que él me lo va a permitir. Antes de ponerme a escribir sobre el Limay Medio, quiero referir al texto de Chiche reconociendo su valor y asegurándoles que esa forma de pescar que describe es fiel a lo que ví hace 20 años en la Boca del Chimehuín: Una pesca con streamers impecable, prolija, haciendo subir al pez que en general era alguna trucha marrón grande, sin importar mucho los detalles en la mosca. 100% puro Aracena.
Para realizarla es imprescindible tener por lo menos buena técnica de distancia, hay que tirar 25 metros o más con el agua a la cintura y esto no está al alcance de cualquiera pero se adapta perfectamente a las migratorias del Limay Medio cuando paran a esa distancia de tiro, truchas muy agresivas por un lado, pero que provienen del Chocón donde engordan con los mismos pejerreyes con que se topan en el río, buen cocktail. A pesar de que nos cruzamos un par de veces en el Limay y lo ví pescar, él estaba rodeado de gente, seguramente enseñando, y no quise molestar. No pude pescar con Chiche allí, pero seguro que no faltará oportunidad. En Semana Santa del 87 fue la primera vez que lo ví pescar en la Boca. En aquella ocasión, y como acostumbra a hacerlo, nos ofreció a mi hermano y a mí una explicación espontánea acerca de cómo pescar esas truchas, incluso con algún acento centroamericano ya que creo vivía en Venezuela. No me olvido más: “Tienes que tirar muy lejos, más de 20 metros, y luego frenar la línea para que el líder caiga estirado, porque allí es cuando la trucha ve la mosca por primera vez. Si inmediatamente no se mueve como su comida, ella la va a ignorar”.
Pues bien, Chiche… mi inmensa gratitud porque la cantidad de truchas marrones, sea trouts, fontinalis, arco iris y salmones que hice subir de esa manera desde Varvarco Campos al Gallegos dicen que la técnica funciona. Me falta una steelhead pescada así, pero no creo que pase con moscas de 2 grs. tirando río arriba y corrigiendo río abajo a la espera de un tarascón por el fondo a los 45º del recorrido. Ja, ja…
Volviendo a lo anecdótico, 10 años después (1997) la Boca nos volvió a juntar por un par de días y una mesa del Alejandro 1ro. en Junín fue testigo de dos cenas en las que estábamos Chiche, el “Gallego” García, Rubén Martín y yo. ¡Qué linda mesa! ¡Qué buena época! Con Rubén estudiábamos cada río (ni hablar el Limay), sus insectos, su régimen… todo nos parecía merecedor de nuestra atención, así que a un pescador famoso como Chiche le preguntábamos de todo. Recuerdo que Rubén le preguntó si conocía el Limay Medio; a lo que Chiche respondió que, como vivía en el exterior, el poco tiempo que tenía en Argentina sólo lo dedicaba a lugares de truchas grandes… “Pesco en dos lugares y con tres moscas…” nos decía con su inconfundible tono amable. Se imaginarán que entre Juan Pablo García, Rubén Martín y yo de inmediato comenzamos a contarle que nosotros pescábamos en el Limay Medio aparatos terribles, que nos cortaban truchas que jamás veíamos y que 4 kilos era muy común, cosa que lo sorprendió, “…siempre pasé a 120 km/h por ahí…” nos decía sonriendo. Le mostramos las rabbits, las matukas y otros
engendros demoníacos, sobre todo de la caja de Rubén donde había moscas muy lastradas, de 15 cm. y otras que ocultaba pero andaban en los 25 cm., sin joda.
Para quienes no saben quién es Rubén Martín, vive ahora en Villa la Angostura. Instructor de atado, lanzamiento y pesca, es mi maestro de atado además y hermano del Limay Medio desde el 91. Un pescador fuera de serie no solo con mosca, troleando en el Nahuel te llena de escamas usando cucharas pintadas por él mismo. Rubén fue alumno de atado de Carlos Govino (Campeón Mundial Mustad 2006 en Salmoneras Full Dressed) y aún le envía modelos de Salmoneras y otras al maestro para su evaluación. El “Gallego” García también es mi maestro y amigo, hizo muchos aportes importantes a nuestro arte, es uno de los más emblemáticos pescadores del Limay Medio y cometió allí algún error también, el más notable fue salvarme la vida allá por 1994. Otro hermano del río. ¡Mamita! Verlo trabajar una mosca al Gaita… qué placer.
¿Saben? Además de ellos hay muchos otros buenos pescadores del Limay Medio, algunos casi sobrenaturales y desconocidos. Conozco a Fabián López (gran tipo, además), Daniel Valls, Marco Maldonado, “Toni” Lardani (¡Groso! No me gustan los concursos, pero Toni ganó casi todos en el Limay con mosca en su época, de pendejo y contra viejos pescadores famosos hasta que dejaron de hacerlos. ¡Metió seis años consecutivos por afano y gano dos veces la Challenger! Mamita… sabrá algo de Limay Medio?), el “Cabezón” Víctor Quesada (un mostro), Daniel Ortega, Gerardo Grau, “Tati” Kaftan, Santi Rodríguez (un estudioso), “Chiqui” Martínez, Diego Flores (de visitante le clava cada zapato), Gaby Etchepare, Héctor Sainz, Facundo Fernández (otro mostro), Gabriel Terrasanta, Gabriel Leguizamón, Oscar Blasco... ¡Cómo revolean shootings a la loma del culo todos ellos! Todos saben bien que estirar un líder y poner un streamer en condición de pesca apenas cae, es condición fundamental para aprovechar el largo total de nuestro lance en un río tan grande y de pesca al barrido. Digamos que es la técnica de pesca más común con streamer no sólo en éste río, sino en varios de toda la Patagonia. Y algunos de ellos también presentan el caddis imposible que levanta un cocodrilo muy presionado por moscas o técnicas comunes. Mis respetos y perdón si me olvidé de alguno con quién éste tramo sagrado nos cruzó o hermanó. No sé si serán expertos, pero a la mayoría de ellos hace 20 años o más que los veo por el Limay Medio.
El pescador del Limay tiene identidad, amigos. Cierta vez, en Piedrabuena y matándome tras las steelheads, mientras trataba de que los 30 metros de mi tiro no parecieran centímetros en ése mar que es el Santa Cruz, mi amigo Diego Flores al pasar por detrás de mí y ver mi actitud de pesca susurró… “limayero viejo”. Todo un sello. Quienes aprendimos a pescar truchas grandes en el Limay pescamos muy parecido. Nunca igual, pero hay un sello inconfundible.
Es placentero sospechar que tal vez a raíz de aquella charla del 97 que tuvo Chiche en Junín con nosotros (tres fanáticos del Limay), hoy se haya vuelto un experto allí, por lo que veo fiel a sus moscas y técnicas de siempre en el Chimehuín. Porque fue un par de años luego de aquél encuentro por Junín que lo crucé y me comentó que había comenzado a pescarlo poco después de su radicación definitiva en Argentina. Recuerdo que por el 99 ó 2.000 visitaba el negocio de pesca de Rubén Martín, dónde siempre preguntaba por lugares para pescar en el Limay Medio. Me hubiera gustado estar a su lado y guiarlo cuando puso su primera mosca en el maravilloso Limay para devolverle la gentileza que tuvo en La Boca 12 años antes.
En cuánto a las indicaciones de lanzamiento que Luis hace, algunas me resultan sustanciales si lo que se pretende es lograr distancia. Por ello es que supongo que las grandes diferencias que Chiche ve en su casting con las tradicionales no son tales o al menos tan importantes, sino más bien hay una manera de explicarlo que es propia de él. Al verlo lanzar, lo que hace es lo mismo que nosotros hacemos, pero explicado por él parece de otra manera. Si no fuera así supongo que Chiche no lanzaría tan lejos y con economía de recursos. Es importante reconocer que su técnica funciona, pero no siempre, con todas las personas o en todas partes como él mismo desde su vasta experiencia lo admite, pidiendo que se eviten discusiones estériles y descartando además la práctica o instrucción en cualquier otra técnica como secas o ninfas. También, se reitera, que sólo es accesible a quienes puedan lanzar lejos y no cometer los errores que él ve con claridad en casi todos a quienes acompaña a pescar.
Entonces, a pedido de Chiche y dedicado al foro, un trabajo aparte para que los inexpertos y poco habilidosos encaren el Limay con la misma actitud que David encaró a Goliat, diciéndoles para empezar que el peor error que pueden cometer con el Limay Medio es no ir a pescarlo.
Un abrazo a todos. Torni
Las razones por las que un inexperto puede ser feliz en el Limay Medio.
Textos, moscas y fotografías de Efrain Castro (otro inexperto)
Un paseo de pesca y aprendizaje para conocer pasado y presente de un sector que tuvo su época dorada pero que aún brilla para muchos mosqueros, destacando que tal vez sea uno de los pocos ríos del mundo en que un equipo de 14 pies para dos manos o una caña de 7 pies para línea #0 (más todo lo que hay en el medio) tengan absoluto sentido el mismo día y a pocos metros uno de otro. Bienvenidos al Limay Medio, una escuela de pesca con mosca en las puertas de la Patagonia.
Nota I: Adjunto a este trabajo van las 4 páginas de una nota excelente de Gerardo Grau titulada “Descubriendo el Limay Medio”. Fue publicada en enero de 2000 por la revista Aire y Sol y debe tomarse como referencia inseparable para la información geográfica más otros datos importantes para el pescador. Tener en cuenta que la info sobre accesos o teléfonos puede haber cambiado en estos casi 10 años. Es recomendable leer antes éste artículo y luego encarar el presente trabajo centrado en estrategia, equipo y técnicas de pesca.
Nota II: Todas las fotografías son de marzo a mayo de 2009.
Unos tiritos sin meternos.
La pesca es mágica. La pesca cura, libera y enseña sobre la vida. Ojo, también enferma y se vuelve mitológica si el contacto con ella no es real en una medida razonable en relación al tiempo mental que nos ocupa. O si por tener una habilidad nos creemos dueños de todas las habilidades. Como anécdota al respecto, hace unos años entré con mi hijo a un nuevo comercio de pesca en Neuquén para ver qué tenían. Cuando el dueño me reconoció de inmediato sacó unos libros con dibujos de mi autoría para que se los firmara. En la charla me comenta: “…me dijeron que cuando a vos te preguntan en el río qué mosca estás usando, la lanzás y ¡zac! se la clavás en el patch del chaleco al que te preguntó. ¿Es cierto?” A lo que yo respondí: “Amigo, si yo hiciera eso cada vez que me preguntan por mi mosca, habría un montón de mosqueros tuertos.” Debemos aceptar que la gran mayoría de las veces que lancemos una mosca no pescaremos nada y que no podemos tener la soberbia de creer en “seguridades”. Cuando una trucha me toma la mosca, mi única seguridad es que cometió un error aunque la ninfa sea una copia exacta de las que hay por millones en el río y mi deriva muerta haya sido perfecta.
A través de la pesca algunos tienen la suerte de llegar a la mosca, un arte milenario y a esta altura un tanto complejo si se pretende entrarle hasta el hueso y ser un experto. Posee una columna vertebral y una historia que componen su esencia en primer lugar, con el atado de moscas a la cabeza, la teoría de la pesca en seguida y el lanzamiento como vehículo para darle utilidad a ambas anteriores. Solo en su descripción sencilla hasta ahí, la mosca ya es compleja. Todo se diversifica aún más si vemos la multitud de variantes técnicas o aplicaciones según la geografía, los peces, las aguas y sobre todo la personalidad de quienes la cultivan. Es en general al llegar a la mosca donde más se nota que algunas habilidades ocultas del pescador aparecen mientras la carencia natural de otras complican su práctica. Sin embargo, no debemos confundir “complicación” con “imposibilidad”.
Es obvio que hay ciertas barreras físicas para la práctica de algunas ramas del flai, como la pesca con trekking de altura, la pesca del Roosterfish mexicano de orilla corriéndolo como locos enfermos (me muero por ir) o cualquier pesca extrema dónde algún requisito físico sea importante. Pero nosotros hablamos de caminar el río, leerlo, buscar un pez o un apostadero de peces y tratar de pescar alguno volando nuestra línea lo mejor posible, presentando un engaño que haga valer el viaje o el rato puesto en lograr esa emoción. La pesca con mosca puede ser también un medio de expresión: un atado perfecto, la detección del pez que nadie vió, un lance armónico, engañarlo... Sin embargo para expresarse a través de ella es necesario aprender su sustancia como en cualquier arte. Y esto puede tomarse desde lo técnico pero también desde las sensaciones y hasta desde las emociones. Ser conmovido por algo a veces enseña más que cualquier larga explicación proveniente de la ciencia o el racionalismo cartesiano.
Principiantes, al Limay.
Algunas líneas previas para un dato fundamental: una cosa es el Limay Medio ahora y una muy diferente lo era antes de promediar los ´90, cuando en pleno auge del menemismo el precio del kilowatt comenzó a mandar en la crisis energética y lo secaron casi completamente por primera vez para acumular agua, dándole un golpe terrible del que todavía no se repone. Ante semejante moco y con la intención de repararlo, la empresa que administra la hidroeléctrica se mandó otro mucho peor. Lo resembraron con no sé cuántos millones de arco iris que inmediatamente entraron a competir directamente con lo que quedaba de línea pura de marrones residentes,
prácticamente exterminándola en muchos sectores de alimentación y remitiéndolas a otros menos accesibles con un equipo de mosca. Luego de ése año tuvimos tres o cuatro temporadas con buenas truchas grandes dentro del río, mi teoría es que ante la aniquilación de las residentes algunas migratorias encontraron sectores de alimentación sin competencia y se quedaron. Con el tiempo también la población de grandes fue mermando, la arco iris ganó y acá estamos. Amigos, antes del fatal ´96, cuando al Limay lo pescábamos con gatos exclusivamente, sólo sacábamos marrones. Y qué marrones. Las arco iris eran raras y hasta las festejábamos al sentir su típica corrida y posterior salto. Rubén Martín dice que “descubrir el Limay del 96 en adelante es como descubrir a Messi a los 30 años”. Cuánta razón tiene. Yo agregaría que descubrirlo ahora es como agarrarlo con 40, no muy rápido pero mañoso. Así y todo el Limay es hoy un gran río de truchas, ocurre que, como a Messi a los 40, para que juegue hay que achicarle la cancha.
Esta nota, si bien se presenta como amplia, nace con claros destinatarios primarios: aquellos mosqueros argentinos que no viven en la Patagonia y que buscan en sus primeras experiencias un ambiente de gran calidad para la pesca de salmónidos. Sin dudas, Limay Medio es el punto más cercano para tener buena pesca de todo tipo, con ninfas, secas y streamers. Tirando lejos o pescando casi entre las patas. Se trata de un ambiente de categoría mundial dónde he tenido la suerte de pescar marrones de 6 kilos con tiros a 35 metros y Rabbits en anzuelo #2, pero también buenas arco iris de hasta 2 kilos o más pegadas a la orilla con ninfas a pez visto. Ni hablar de las truchas prendidas con imitaciones de Tricópteros adultos o sus pupas en emergencia, con 5X cortados sobre la tomada en las olitas del pedrero.
Bien… Muuucho flai en el Limay, del más variado y mejor. A veces no es necesario vadear muy profundo, con aprender a lanzar mejor y preciso alcanza. A veces sí es necesario vadear muy profundo, porque según dónde estemos parados pondremos un eje diferente al recorrido de un streamer río abajo y eso puede determinar el ataque de una trucha. En el Limay (y en cualquier río) una clave fundamental a la hora de los bifes es saber pararse para pescar, tal como un técnico “para” un equipo en la cancha. Ahí empieza todo y de eso dependerá pescar bien el lugar o tal vez arruinarlo por un rato. Para pararse bien es muy importante saber dónde están las truchas y eso en un río tan grande es casi el 80% de la batalla ganada, tanto en la pesca de arco iris o marrones residentes y ni hablar en el caso de las migratorias, que paran en cardúmenes. En el caso de éstas últimas, ubicar las “paradas” que ofrece el río a tiro de mosca es el gran trabajo previo necesario año tras año, porque no siempre paran en el mismo lugar, el río cambia entonces lugares que antes no andaban ahora funcionan y viceversa, incluso de un día para otro a veces por desplazamiento de cardúmenes completos. Tal conocimiento es más que clave y se adquiere sólo de dos maneras: Con la visita continua o con la indicación de quién lo visita asiduamente, no hay otra. Se razona que poseer una embarcación a motor da una ventaja muy grande para encontrar “paradas”. Pero se advierte que al utilizar la embarcación a motor en un río debe tenerse especial respeto por el pescador de orilla, circulando lejos de él y a poca velocidad. Hay muchas quejas por quienes no son solidarios en éste sentido, en general mala gente, que pasa a gran velocidad cerca de quienes pescan sin importarle que los demás tienen el mismo derecho que ellos.
El Limay es un rival de categoría si pretendemos ser completos y aprovechar al mango sus posibilidades de pesca. Un gigante con importantes similitudes para el pescador con mosca en sus tres tramos más diferenciables (Superior, Medio e Inferior) pero con diferencias también notables en altitud sobre el mar, caudal, temperaturas, declive, ciclos biológicos y alimento, por nombrar factores importantes e inherentes a la pesca. Un monstruo de tres cabezas que sólo en su tramo Superior puede pescarse en estado puro. Personalmente, desde su Boca hasta Valle Encantado es el sector que más disfruto pescar, aunque sea el que menos conozca y me quede mucho más cerca el Medio,
además de vivir por 30 años en una ciudad sobre su tramo Inferior, que inundó el patio de mi casa un par de veces. La arco iris de la foto es de este tramo del río y pescada hace poco.
Desde el primer día de la temporada hasta el último, el Limay carece de momentos malos para la pesca, más allá de las famosas veces en que no hay pique en ninguna parte y eso se da por cambios atmosféricos u otros que afectan la vida subacuática de una región completa. Vieron que hay días en que es imposible moverlas y nos cuentan que en otro río a 200 km. pasó lo mismo… cosas de la pesca. No abundaremos en datos geográficos, rutas, accesos pagos, cámpings legales e ilegales… en la nota de Gerardo Grau
que debe tomarse adjunta e inseparable a ésta, eso está finamente detallado aunque a la fecha algún dato ha cambiado, los accesos también y la gente que los administra igual. Como comentario, lo justo sería que ese sector fuera de acceso totalmente libre, fiscalizado por el Estado con un plan de manejo educativo y de control, pero por ahora es utópico. Está muy mal llenarse los bolsillos de plata gracias a las truchas que son de todos pero es otra discusión, vamos al río más allá que Ud. acceda como pueda.
Qué sería de nuestra pesca sin el río, nuestro río. Uno sabe que la visión de un río es diferente cuando se creció a sus orillas que cuando se lo visita para pescarlo. En mi caso, el contacto con el Limay comenzó allá por 1975, cuando nadé sus aguas junto a mis padres y hermano, todos expertos nadadores. Una Navidad de luneta, patas de rana y un snorkel lograron que conozca primero y mejor al Limay Inferior y sus criaturas por abajo que por arriba y mucho antes de que la pesca con mosca me interesara. Ya en la juventud, la práctica de las flotadas río abajo en cámara de auto me dieron una visión de otro alcance, que me ha servido bastante en el Limay Medio como pescador, dado que los peces y la anatomía del curso es bastante similar en ambos tramos. Aunque debo admitir que con el tiempo y la operación de las represas algunas diferencias se han acentuado mucho a mi entender. Por ejemplo, el Limay Inferior siempre tuvo mejores condiciones de alimentación para una población residente de salmónidos que en su tramo Medio entre represas. Esto ocurre porque la presa de Pichi Picún no es compensadora de Piedra del Aguila como lo es Arroyito del monstruoso Chocón. Mal que mal, en el Limay Inferior tenemos un caudal bastante estable y esto favorece la generación de vida. Por el contrario, nuestro amado tramo Medio es víctima de fluctuaciones violentas que impactan de manera terrible en la vida natural acuática y ribereña desde mediados de los `90 en adelante. También es cierto que aquí, cerca de Neuquén, no podrían hacer eso porque hay medio millón de habitantes y las costas están densamente pobladas en muchos tramos del lado neuquino. Ahogarían a alguien todos los días. Pero ahora las diferencias entre ambos ecosistemas me parecen muy notables. No quiero hablar al pedo y habría que estudiar, pero en mi última visita al río por Los Corrales abajo (abril de 2009) me dio la impresión de tener devastado su lecho por las fluctuaciones violentas. Si lo comparamos con un bosque, lo que ví bajo el agua allí es similar a un incendio. La APMN advirtió sobre esto hace tiempo, se presentaron recursos de amparo y algo de eco en la prensa hubo. Lo cierto es que tenían razón en protestar pero también que no se hizo nada, porque el río ha sufrido un impacto muy visible. Pocas aves, pocos insectos, poca agua, poca pesca, poco todo…. Hacía unos años que no pescaba ése sector del Limay Medio y lo que ví me pegó mal porque lo conocí en su época dorada y hasta lo pesqué como río en las partes que hoy tapan las represas de Pichi Picún y Piedra del Aguila. Levantábamos de 20 a 30 marrones residentes por día como cosa común (pescando con muchos errores, tirando moscas lejos con shooting y casi nada más), todas de kilo para arriba y siempre algunas eran grandes. La pesca de migratorias era también diferente. De 2.000 en adelante se pescaron muy bien arco iris… pero ahora casi que hasta la buena pesca de arco iris ha mermado bastante. Supongo que, además de la represa, por un lado la presión de pesca extractiva hizo lo suyo, mientras que la presión “deportiva” también, dado que las truchas que quedan no son tan fáciles de pescar como antes. Habría que estudiar para saber en qué medida afecta uno u otro factor a nuestras ganas de jugar un rato allí con la caña. Por otra parte, el comentario reciente sobre la aparición de una carpa de 35 cm. en lo de Tapia puede indicar que estamos al horno o que tendremos que aprender a pescar carpas con mosca. Veremos, las truchas tienen sus mañas y yo siempre juego una ficha en su favor.
Las fluctuaciones en Limay Medio han sorprendido a muchos pescadores inexpertos en este ambiente que acampan en islas que jamás vieron con el río crecido. Incluso ha pasado que arruinan vehículos, sufren la pérdida de efectos personales o directamente la inundación del sector elegido para acampar por desconocer la operación de la represa y sus alcances poniendo en peligro sus vidas y la de quienes los acompañan. Si va a Limay Medio asesórese en éste sentido.
Volviendo a la juventud, el padre de un amigo nos llevaba en camioneta hasta Plottier y desde allí nos tirábamos en cámaras de auto hasta Neuquén, todos con patas, luneta y snorkel. Casi unos peces más en ése lugar lleno de recónditos tramos salvajes. Madrecitas del agua, Pancóras, bichos verdes flacos y ojudos (odonatos) y otras criaturas eran comúnmente capturados. Veíamos zorros, jotes, garzas, hualas, lampreas, percas gigantes, cardúmenes de miles (¡miles posta!) de pejerreyes, piches, coipos de 7 kilos o más (casi carpinchos) y aves que ni hoy sé como se llaman. Ver una marrón inmensa apoyada en las piedras y llegar a tocarla para que recién se mueva como un rayo no se olvida. Como ver desde la altura a otra estática, a un metro de profundidad dónde hay cinco o más, con su hocico apuntando directamente al borde de la laguna dónde un cardumen de pejes siempre hace su ronda. En la última bajada así que hice ya llevaba caña de mosca… ando con ganas de hacer alguna de nuevo con mi hijo a partir de la próxima temporada. Con una de 4 tramos debe ser más cómodo… ¿no? Desde Arroyito a China Muerta es el mejor tramo que queda.
Los recuerdos de cosas que ví en la niñez me han ayudado a pescar truchas. Y cuando comencé a pescar con una mosca comencé a pescar en mi vida, no sé si tuve esa suerte o esa desgracia. Soy prácticamente ignorante en
cualquier otro arte de pesca, ocasionalmente con carnada mojarras, bagres, dientudos, pejerreyes, corvinas… y con cuchara percas y alguna arco iris pirulina. Algún trolling también… Ninguna de esas pescas me interesó como la que se hace con moscas, su esencia y el atado de las mismas. Y tuve la fortuna de que el Limay fuera mi principal campo de experimentación. Si el Limay me enseñó a pescar, la intención es ser fiel a ése aprendizaje a través de éstas palabras. Porque aprender a pescar bien y de manera completa las truchas de este río, es aprender un poco a pescar las de cada río que hay para el Sur. Una cancha de entrenamiento que nos prepara tanto para enfrentar al Malleo como para el desafío de las anádromas a dos manos. Se lo garantizo, amigo. En algunos ambientes lejanos y diferentes, al verme pescar o lanzar de determinada manera me preguntaron “¿dónde aprendiste eso?”. Y mi respuesta siempre fue casi siempre “en el Limay”.
Pero basta de franela porque lo interesante es ayudarle a Ud. en la adquisición de recursos para encararlo si no está entre los expertos de ése río, tanto cuando suben las migratorias (su mejor momento), o en cualquier otro momento de la temporada tratando de ser descriptivos y cubriendo de algún modo las dos grandes formas de pescar truchas: simulando su comida o despertando su agresividad. Haremos las aclaraciones necesarias en cada caso. Imagine esto como una charla con alguien que vió pescar a muchos grosos en este río desde hace 20 años y ha tomado de cada uno lo que pudo o le gustó. No es más que eso ni pretende marcar diferencias con nadie o descalificar a expertos cuyos conocimientos y experiencia están por sobre los nuestros. Iremos volcando la información mezclando situaciones, épocas, técnicas y equipos… un poco a propósito para mantenerlo atento como debe estar en este río para realizar los cambios que se requieren y, de a poco, ser un pescador completo en uno de los mejores ríos del mundo con recursos simples y al alcance de cualquier pescador promedio.
Estrategia. Empezamos por el equipo.
Hay tres partes de nuestra estrategia para encarar el Limay Medio que podemos realizar mucho antes de conocerlo o visitarlo. Armar nuestro equipo, atar nuestras moscas y practicar lanzamientos específicos. Empezaremos por el equipo aclarando que mientras tocamos estas tres cosas avanzaremos al mismo tiempo sobre las técnicas de pesca, lectura, etc. Lo que no se toque durante esta descripción se complementará luego en los párrafos finales.
Es bueno tener dos equipos si se quiere disfrutar el Limay Medio en toda época. Uno potente y uno liviano. Para encarar la pesca de migratorias o grandes marrones residentes (cada vez hay menos de éstas últimas porque sencillamente las matan los pescadores y a la cadena alimentaria que las sostiene la mata una represa) un equipo del #6 al #8 anda perfecto según el gusto. Personalmente me inclino por una caña #6 de 9,6 pies, rápida y de perfil fino. ¿Razones? Soy petiso, me gusta tirar lejos y que no me joda el viento. Para las líneas también prefiero las de perfil fino por ésta razón, tienen mejor penetración. Este tipo de ajustes se aprenden a valorar mucho en la pesca de truchas anádromas sobre condiciones extremas.
Los pejerreyes nadando cerca de la superficie son comida habitual de las grandes truchas marrones residentes o migratorias, e incluso de las arco iris que hasta cierto tamaño en éste ambiente se concentran en los insectos pero luego vuelcan su dieta también a los peces, que se presentan en forma abundante y permanente a lo largo del año desarrollando hábitos de caza propios en las marrones. Para hacer subir truchas grandes prefiero los shootings de hundimiento lento (2 pulgadas por seg.) e incluso Intermediates transparentes o hasta las líneas de flote. Los streamers bien presentados cerca de la superficie son muy buena técnica no sólo para las migratorias, sino para la pesca de barrido con streamer en el Limay durante toda la temporada buscando también arco iris o marrones residentes. Para esto prefiero el running al amnesia, ya que permite un trabajo de correcciones a veces muy efectivos para mantener la mosca en zona de ataques además de facilitar una buena presentación de la misma con el líder estirado. En menor medida utilizo el amnesia para estas técnicas de superficie porque tiende a rebotar arrugando el líder, además de no ayudar a que la mosca “nade” bien rozando la superficie como sí lo hace el running line con las pancitas que podemos generarle y ubicar a placer lejos o cerca de la navegación de la mosca. Es hermoso ver el borbollón que estas truchas dejan al tomar nuestra mosca que recién cayó o navega apenas hundida. Ni hablar si antes de la tomada muestra una aleta o erra el primer tarascón. ¿Un yeite? Espere en el pique de una marrón hasta su llevada franca para clavar si quiere que el anzuelo se aloje en la tijera del pez, su parte ósea. Así evita lastimarlo y, de paso, asegura una clavada en el mejor lugar. Para esta técnica de pesca uso líderes largos, 9 pies o algo más, con un butt importante que proyecte la mosca lo más lejos posible de la línea al caer.
El “Cabezón” Víctor Quesada, con más de 30 años de Limay Medio, me dice: “Yo lanzo y a la mosca no la toco más. No corrijo, no la muevo ni nada… dejo que el río la mueva. Entonces, esa panza que lleva a la mosca un poco río abajo, a la vez la va acelerando progresiva y naturalmente. Si la trucha al verla caer comenzó a seguirla, es en ése momento de aceleración al final de la panza con cambio de dirección (similar al final de un loop cuando casteamos) que se decide atacar. La mayoría de mis piques los tengo así.” Gracias, master.
No hace mucho que lo conozco a través de otro amigazo, pero siempre supe que el “Cabezón” realiza largos campamentos a orillas del Limay Medio en un lugar místico, escondido y aún poco frecuentado gracias a una gran confianza con los propietarios. No pesca en otra parte nunca, jamás, never. Tira lejos, pesca solo con shootings lentos y con pocas moscas: Wolly Buggers verdes con algún brillito, Matukas y alguna Rabbit. Algo blanquito. Últimamente contaminé su caja con algunos gatos extraños que él prueba con gusto. Sus campamentos allí llegan a ocupar hasta 90 días o más de una temporada y acampa en el mismo sector del río por esos largos períodos desde hace más de 30 años siempre pescando con mosca. Allí pasó vacaciones enteras con su familia, siempre se movió en su canoa, casi que crió allí a sus hijos y su caña sabe cuánto tiran 6 kilos o más de Salmo trutta muy seguido desde hace mucho tiempo. Un capo que, sé, prefiere el anonimato pero algo de lo que me enseñó acá lo transmito. Tuve que llamarlo para pedirle permiso antes de poner su foto y su nombre. Como referencia de su conocimiento, la útima vez pesqué con él y nos tocaron días malos, con poco pique. Víctor pescó las únicas tres truchas grandes (5, 3 y 4 kg. ‐foto‐) en un grupo de 5 pescadores entre los que estaba mi hermano (guía profesional) y yo, que conocemos bien el ámbito. Un dato increíble sobre Víctor es que prácticamente sólo tiene piques de marrones grandes. Es muy
raro que levante algo chico.
Volviendo a la estrategia, también la línea de flote está presente en mi pesca con streamers. Es más, en el Limay tenemos sectores moderados o pedreros donde una presentación precisa de una matuka con aletas resulta letal. La línea de flote nos permite trabajar el streamer con permanentes correcciones. Me gusta corregir la parte de atrás y dejar que los primeros 10 metros mantengan la “panza” natural que mueve la mosca con la corriente mientras las sucesivas correcciones le dan toques nerviosos a su natación. Fiesta de arco iris con ésta técnica… luego veremos la importancia de la matuka con aletas en la parte de moscas.
El streamer de flote también me sirve para pescar orillas, tanto de truchas residentes que se alimentan allí como de migratorias… sí, sí. No es necesario tirar 30 metros siempre para clavar una marrón en tránsito. Si siempre encaramos la pesca de migratorias con shooting y tirando lejos parecemos no tener en cuenta que de noche arriman a la costa (cómo todo pez migratorio, es muy marcado en las steelheads también) por lo que muy temprano conviene pescar las orillas con flote y sin meterse.
También que si el río se pone “fuera de caja” por una crecida, hay mucho pescado grande en los desbordes. Grande en serio como lo demuestra la fotito que me facilitaron desde Necochea, en la que vemos a Rubén Sewal, quizás un inexperto como yo, que metió este cocodrilo terrorífico de la foto con una ninfa en anzuelo #8 a metritos de la orilla en un río como se ve desbordado. La mosca es una “Dandy”, y va la receta según Rubén: Anzuelo tiemco 200R # 8 ó #10. Hilo UTC 140 marrón o verde oliva. Ojos de cadenita pintados de negro. Ribbing alambre de cobre. Cola marabu grizzly. Cuerpo y tórax dubbing SLF marron o verde. Alas y antenas 3 pares de gomas barradas. Patas hackle grizzly. Vean la foto.
Para ejemplificar esta situación de pesca orillera iba a utilizar una foto de Gerardo Grau tomada para su nota adjunta y que salió a doble página en Aire y Sol, dónde aparezco con una trucha de poco más de dos kilos pescada en la misma situación de desborde pero con una Zug Bug en #14. Sinceramente al recordar este monstruo no dudé en pedir que me envíen su foto. Les juro que saqué truchas grandes en el Limay, pero nunca algo así en su aspecto y tamaño. ¡Parece una Sea Trout! Conozco a Rubén personalmente y encima el flaco es grandote, así que dimensionen éste bicho. Como puede apreciarse, hay muchas razones para pescar un poquito la orilla casi siempre, cosa que cualquiera de poca experiencia puede hacer.
A principios de temporada y hasta diciembre el Limay medio ofrece una excelente pesca de arco iris de 500 grs. a 1 kg. y algo más, que vienen recuperando calorías a lo pavo luego del desove. Con las técnicas de streamers convencionales, shootings, tiro lejos, río abajo, barrido es suficiente… y fácil. Al atardecer las ecolsiones de Tricópteros nos obligan a afinar la puntería… atentos porque hay arco iris mañosas y residentes de hasta tres kilos que ignoran cualquier gulibaguer pero se desesperan por un caddis. Y atenti amigo que una arco iris de tres kilos en el Limay es algo más emocionante a mi entender que cualquier marrón de cinco. Y si me sube a una seca… un cuete, querido.
Otra dieta, otra líneas, otras moscas. O si no subís, yo bajo.
No solo de pan vive el hombre y no solo de pejerreyes vive la trucha del Limay Medio, o del embalse Exequiel Ramos Mexía, sector de engorde para las migratorias de presencia fuerte sobre el río en abril y mayo. Bagres Otunos oscuros, gorditos y apetitosos, pancoras mudando en su típico color naranja con detalles verde oscuros, juveniles de perca, grandes stoneflies… Un bicherío variado que también es atacado por la trucha y anda más bien por el fondo, muchas veces a un metro o menos de profundidad, justamente dónde pisoteamos para revolear lejos.
Cuando al equipo le meto “plomo” (shootings que se hunden de 7 a 8 pulgadas por seg.) uso líderes muy cortos (menos de un metro) y en lugar de running meto amnesia que gana por afano si la distancia es el tema. Permite que los shootings extra rápidos desciendan mejor en la columna de agua para lograr su acción de pesca. Si además tiramos una mosca con el lastre correcto y equilibrado podemos llegar a colocarla activada casi en la nariz de una trucha renuente a subir y obligarla a atacar un par de metros abajo. Para ello hay que hacerla bajar colgando apenas más rápido que la velocidad de hundimiento de la línea. Hay que tener diversos tipos de lastres para esta pesca y combinarlos con las velocidades de la línea… es un poco de prueba y error pero en un momento empieza a funcionar y agarrate.
A veces están muy abajo y no suben ni con un billete de 100 mangos. O sube una por cada cinco que pescaríamos si bajáramos la mosca. Entonces, pensemos… la velocidad de hundimiento indicada en la línea es real en agua quieta. En la corriente, si nosotros anclamos un extremo de inmediato el agua accionará sobre ése shooting tal como el viento lo hace sobre una bandera levantándola. Para simular las condiciones de agua quieta y lograr que la línea baje sin perder su trayectoria de deriva ni la distancia del tiro, debemos tener alguna maña. Un shooting de hundimiento velocidad 8, lanzado levemente río arriba unos 15º, colgado del amnesia en deriva muerta y sin tensiones baja 1 metro en 5 segundos, es decir que si logramos una deriva muerta de la línea por 15 segundos estaremos a casi tres metros con la mosca en el momento que comience a tensarse 30 ó 35º río abajo. 15 segundos es la referencia que tomo por experiencia personal tratando de hacer un promedio a ojímetro, me gusta usar esta técnica en aguas mas bien calificables como rápidas para el Limay Medio, que muchos pescadores descartan. Ocurre que bajo esas aguas rápidas siempre hay unos “termotanques” descansando con su vientre apoyado en las piedras, a cuatro metros o más. Muchas veces para colocar mis moscas a distintas profundidades o cubrir distintos trayectos con ellas suelo “contar” mientras la mosca navega y tengo bastante mentalizado el tiempo de 1 segundo. Esta técnica la utilizo dónde la velocidad de la corriente es creciente a medida que se aleja de mí, cosa que en un río como el Limay se da casi siempre en los sectores que intentamos pescar y resulta excelente para trabajar bordes rápidos y profundos a 15 metros o más desde sectores lentos o bajos. De esta manera al “soltar” el shooting y no darle ningún anclaje, éste se mantiene casi recto y sin panza mientras deriva río abajo. La parte más cercana a mí cubre un trayecto corto en el agua lenta, mientras que la lejana uno largo en la corriente rápida y de esta manera se compensa la diagonal que produce lanzar levemente río arriba. La mosca se mantiene lejos, en la línea de distancia en qué cayó. Al tensarlo unos 30 ó 35º abajo inmediatamente se activa la mosca porque el shooting está casi recto, cruzando la corriente
pero más cerca del fondo. Durante esos 10 ó 15 segundos de espera en la deriva mantengo la punta de la caña alta, tratando de que el amnesia no haga ninguna panza y a la vez se mantenga flojo, prestando mucha atención a cualquier estiramiento que yo no provoque porque puede ser una tomada en la deriva casi muerta. A veces unos golpecitos de la punta de la caña me hacen perder profundidad pero activan algo la mosca, que parece un pez atontado tratando de reaccionar. Al tensarlo finalmente para que la mosca comience a nadar, bajo la caña a nivel del agua e incluso meto la puntera hasta tocar el fondo según lo que desee lograr con la mosca. En general pretendo que algo vivo y apetitoso entre en el campo de visión de la trucha casi a su nivel o justo por encima, nadando naturalmente antes que vea la línea.
Pero no termina allí. Para saber qué pasa con todo este sistema en la pesca y explotarlo en sus variantes es necesario conocer, razonar o al menos imaginar cómo son las corrientes no sólo a lo ancho del río, sino a o alto también. Por lo general en los sitios dónde intentamos pescar a medida que nos aproximamos al fondo la velocidad de la corriente aminora y cerca del fondo es casi nula. Es más, muy raro es que ocurra lo contrario o que la corriente sea pareja. Cuando la mosca lastrada se va casi flojita a pique como una máquina de escribir, de a poco va entrando en un sector poco veloz relativo, mientras la parte trasera del tiro todavía va en aguas superficiales rápidas pero a la vez relativamente lentas hacia la orilla. Sin embargo, siempre sabiendo que de todos modos va por aguas más rápidas que las cercanas a nosotros, la mosca lastrada alcanza su mayor profundidad y menor velocidad relativa recién al final de su deriva. Cuando tensamos, la mosca lastrada queda como en un momento de compensación de velocidades que yo llamo “limbo”. Al sentir esa especial tensión me gusta a veces activar la mosca con un par de tirones nerviosos y frenar la línea para que ascienda, incluso nadando un poco río abajo. Intuyo que el éxito de esto radica en que al barrer el río tiro a tiro, metro a metro, en algún momento algo se moverá rápido en el campo de visión de la trucha para, de inmediato ascender por la columna de agua… irresistible.
Aunque podamos perder algo de profundidad, se reitera que es bueno para lograr que todo vaya trabajando bien compensado “tocar” con leves tensiones en los momentos adecuados la mosca, también para testear algún mordiscón tempranero. Aunque honestamente esperemos la mayoría de los piques al activar la mosca río abajo. También podemos comprobar este trabajo visualmente utilizando una mosca grande, blanca, lastrada y un shooting de hundimiento rápido. Es posible ubicarse desde cierta altura (una barranca típica del Limay es suficiente) y ver este trabajo que hace en la corriente un shooting al lanzarlo río arriba, como gana profundidad, frena y provoca finalmente un ascenso con un movimiento muy vivo de nuestra mosca lastrada. “Cualquier cosa que ascienda por la
columna de agua, para una trucha lo primero que representa es comida.” Esto lo dijo Darío Pedemonte durante una charla a chicos principiantes en Río Tercero, Córdoba. Tuve la suerte de estar ahí, mezcladito con los alumnos y escucharlo…
He metido varias truchas y un par de “tortas” pescando así, no sólo en el Limay… yo le comento. Ud. vea. Ah… jamás “robé” una trucha en el Limay, sí alguna Perquita hace muuucho. Se sabe que al pescar abajo el pique de la Perca es una opción para nada lejana. Si se desea evitarlo hay que bajar la mosca sobre lechos de piedra en aguas entre moderadas a rápidas y jamás sobre lechos de arena entre moderadas a lentas. Tampoco recoja lentamente la mosca por su línea de vadeo lugo que termina su recorrido. Yo la traigo
rápido y si tengo un pique es de trucha, a veces grande.
Algo sobre la trucha en tránsito y la que come en el río.
Podemos aprender bastante también y ajustar nuestra pesca a las condiciones reinantes si conocemos acerca de cómo se comporta una marrón que se alimenta en el río y otra que lo está remontando. Hay algunos patrones de comportamiento comunes en todo salmónido migratorio que son interesantes de enumerar, más allá que provengan de agua dulce o salada: se acarduman, son agresivas, insistirles tiene premio, las puntas del día son mejores para tentarlas, prefieren movilizarse de noche, de noche también suelen “costear” que es algo así como un “superdescanso” o la elección de un trayecto por aguas lentas y bajas en su remonte, y otras tal vez menos interesantes para un revoleador de plumas. Al estar acardumadas el conflicto es permanente y, como en toda la naturaleza, ciertos individuos manifiestan un comportamiento más agresivo que otros y son en general los que cometen el error de atacar una mosca. Sobre todo en el crepúsculo, momento previo al remonte…. Realizan “corridas” entre ellos persiguiéndose, mordiéndose y esto en ocasiones genera un estado de stress que detona el ataque a cualquier cosa que pase cerca o invada su territorio momentáneo aunque pase un par de metros arriba.
Observando la masa de truchas en el Pozón de los Giles para fin de temporada desde el camino a San Pedro y viendo al pescador Cachín Roa tentarlas se aprende mucho. Por lo general encabezan el cardumen las truchas más grandes y estos grupos no son estáticos. Se desplazan por el sector de parada en masa, a veces con movimientos en forma de remolino de todo el cardumen. Con las sea trout del gallegos he visto también estos movimientos tanto en el Pool del Puente como en el de la Pasarela de Bella Vista (filmadas) o cerca de La Palangana, más arriba y en Puente Blanco. He visto comportamientos muy similares entre las sea trout y las marrones que migran en el Limay Medio y la Boca del Chimehuín. Y aprender a pescar fino truchas grandes en el Gallegos, cuando se pone técnico de febrero en adelante, me enseñó mucho para los otros dos ámbitos.
El Limay es un río de condiciones cambiantes no sólo por las fluctuaciones de caudal, sino que al recorrerlo las canchas de pesca que presenta nos obligan a cambiar algo a veces un poco, pero a veces mucho. Un río tan grande genera hábitats muy diferentes. Sólo pensemos en que tiene pozos de hasta 25 metros y también extensas llanuras que en sus 300 mts. de ancho apenas superan el metro en las partes más hondas. Es obvio que los habitantes de lugares tan diferentes tendrán costumbres y dietas diferentes. Y aunque durante toda la semana se mantenga en 600 m3/seg., un caudal diría que ideal para pescarlo casi en cualquier momento con todas la técnicas, al recorrerlo requiere ajustes en el equipo, la técnica y las moscas casi permanentemente aunque sólo utilicemos streamers. Si lo pescamos siempre de una sola manera, digamos usando moscas grandes (#6, #4, #2) y tirando lejos (más de 20 mts.) es obvio que muchas partes de su trayecto nos resultarán estériles cuando la realidad es que puede haber truchas de 1 kilo para arriba casi en cualquier parte. Y monstruos en 40 cm.
Pesca fina. Hay y de la buena.
Saben… no quiero quedar como mentiroso, pero perdí la cuenta de las veces que prendí una trucha en el culo a un pescador del Limay que estaba metido casi hasta los sobacos tirando 30 metros. Incluso ha pasado que el tipo sigue pescando y ni se entera de lo que pasó atrás.
Para la pesca fina los equipos que pueden ayudarnos en este ambiente van bien entre #3 y #5. Reelcito con algún freno ya que las bestias tomadas sobre moscas chicas no son raras. Con una línea WF/F cubrimos todas las alternativas de este tipo de pesca. A mí me gustan las cañas de perfil bien corto (7 pies) para la pesca con secas ya que el lanzamiento a altas velocidades así lo exige y en la técnica de secas que uno usa esto es permanente. Recomiendo leer “Speed Casting” de Neale Streeks para tener una idea de lo que se habla y no abundar aquí. Para ninfear obvio que de 9 pies y así facilitar el roll y las permanentes correcciones para “colgar” ninfas lastradas. Como única prefiero una de 8 pies para tener un poco de ambas. Con éstos equipos las distancias, tamaños de moscas y técnicas difieren bastante, aunque su utilización no debe remitirse a pequeños brazos en los que se divide con frecuencia éste río. Sobre el llamado río “macho” o cauce principal que a veces tiene hasta 300 metros de ancho o más, hay mucha trucha orillera ubicada en determinados quebraderos y costuras que constituyen excelentes sectores de alimentación para arco iris y pejerreyes que toman insectos subacuáticos o en superficie. He pescado grandes arco iris con secas y pejerreyes cercanos al kilo con ninfas. En cuánto a líderes, ara secas largos, de más de 4 metros. Para ninfas largos pero no tanto, 3 metritos o algo menos está bien.
En Limay Medio hay por lo menos Cuatro Órdenes insectos que merecen en particular nuestra atención. Por el lado de las Efímeras los famosos Leptophlébidos, por el lado de los Tricópteros la renombrada Ricophyla (foto de su larva, creo que su nombre ya no es así) y por el lado de los Plecópteros no sé como se llama la Familia (mucho menos la Especie) pero adjunto una foto con la imitación de Stone menos chota que me salió, más abajo en la parte de moscas. Pescar con imitaciones de estos bichos en sus diferentes estadíos y observando un poco su presencia da grandes satisfacciones. Sobre abril madura una efímera grande cuyo imago es amarillo verdoso, casi dorado según la
luz (foto). Me hizo recordar a Chiloporter, presente en Malleo, Chimehuín y Caleufu. Algún experto en éste río o estudioso actualizado podrá desasnarme ya que un imago de este animalito posó amablemente y le tomé excelentes fotografías. En las aguas lentas con camas de vegetación encontramos Odonatos, las damsel verde claro en #10 y las dragon color tabaco en #8 o más grandes también.
Las técnicas convencionales de secas y ninfas en deriva muerta, ascenso Leisering, patinar adultos de hembras caddis en el momento de la oviposición, emerger pupas al atardecer cuando presenciamos chapoteos colectivos y, sobre todo, detectar la tomada de emergentes de efímeras cuando la trucha no muestra la cabeza pero sí su aleta y cola al comer, son claves de pesca interesantes en el Limay Medio. Atese unas Pheasant Tail en #14 o mejor #16 y póngale alas de CDC para tentar a estas truchas porque si le dan a los emergentes van a rechazar cualquier seca por más que le ponga aceite de bonito, Pica Pez o WD40. Los Saltamontes son plaga en algún momento de enero y febrero. Aunque ya en diciembre aparecen y no es raro que sigan en algún marzo caluroso. Hay por lo menos de dos colores y tamaños, verdes grandes en #6 (menos frecuentes) y pardos medianos en #8. Hágalos en foam sin complicarse mucho. Fundamental las patas saltadoras en la silueta y algún pelo de ciervo. Escarabajos negros de 3 a 4 cm. abundan y las truchas no dudan en comerlos si caen al agua. Es bueno presentarlos en sectores barrancosos, a poca distancia de la orilla y río arriba al igual que los Saltamontes. Hágalos con foam. Si no sabe qué es, la goma eva de una ojota vieja, negra, recortada con forma de cascarudo y unas patas de hilo choricero esmaltado negro van como piña. Una aclaración es que cada vez que damos la medida máxima de un insecto, es bueno pensar en imitaciones de ese tamaño para abajo también, ya que el bichito siempre fue creciendo y jamás fue antes más grande.
En las lagunas interiores (La ”Conchuda” es la más famosa en Fortín Nogueyra), la pesca con equipos sutiles de marrones de 2 y hasta 5 kg. se da para los que tienen la paciencia de observar, esperar y poner la mosca en el momento justo. Diego Flores lo sabe bien. Allí andan jamón los ratones de pelo de ciervo, también mortales cuando cerca de fin de mayo suelen “largar” el agua provocando masiva presencia de éstos roedores nadando arrastrados al inundarse su hábitat de verano. Un ratón es para una marrón como un lechón al horno de barro. En estas lagunas interiores que a veces conectan con el cauce principal al subir, Pejes de más de medio kilo con Soft Hackles claritos en #14 no son raros. Gusanito del sauce ni hablar.
Amigo, un río presionado mayormente por streamers y shootings que buscan dinosaurios muy lejos da premio (a veces grande) al que afina la puntería y piensa sólo en truchas sin importar el tamaño. Los reach cast, las eses y todo lo que dicen los manuales encuentra en el Limay Medio un excelente terreno para su aplicación, sobre todo durante enero y febrero, los meses de más calor. Algo más veremos de pesca fina cuando hablemos de moscas. Ahora nomás.
Las moscas.
Es cierto que en el Limay se deben usar moscas grandes (#2, #4, #6)… tan cierto como que se deben usar moscas chicas (#14, #16, #18). Y las del medio (#8, #10, #12) no deben discriminarse. Ya más chicas que #18 he visto su uso e innegable buen resultado, pero a esta altura para mí es una causa tibetana.
Hace 20 años ví por primera vez un Pejerrey de unos 30 cm. huyendo a los saltos en Limay Medio pasándome por al lado. De inmediato me asaltó un reflejo de abandonar el agua al imaginar qué “cosa” venía persiguiéndolo. Entonces recogí mi Matuka en anzuelo #2 hasta delante de mi cara, y la dejé colgando del líder. Mi mosca era 20 cm. más chica que el Peje… pensé: “si andan atrás de eso con esto no tengo chances”. Por eso no me sorprendió jamás que Rubén Martín al abrir su caja de streamers para Limay Medio pareciera abrir una para Dorados. Aunque debemos admitir que revolear gatos no es el único camino para sacar grandes. Menos en los tiempos que corren con un Limay que es la sombra de lo que era en cantidad y calidad de peces grandes.
En algunas técnicas de pesca basadas más que nada en despertar la agresividad o curiosidad del pez al parecer la mosca no es tan importante. En otras, una identificación positiva del alimento en el aproach final es clave y no tener la mosca adecuada significa directamente no pescar. La mosca es el elemento fundamental sin el cual el resto del equipo pasa a no tener sentido. Y no cualquier mosca, hay que tener una que funcione. Además es la parte más barata y la podemos fabricar nosotros mismos. Al mismo tiempo, o antes de comprarnos una caña de mosca deberíamos comprar una morsa y aprender a atar, porque nos mejora mucho como pescadores y nos transforma de inmediato en mosqueros completos, que es diferente a pescar con una mosca que hizo otro.
Empezando por los streamers, además de los mencionados en la nota adjunta de Gerardo que andan y muy bien, me gustaría revelar algunas cosas descubiertas en los últimos años. Siempre la Matuka y su prima la Matuka Rabbit nos dieron zapatos por el Limay, pero con el tiempo me permití hacer ajustes a estas recetas… antes que nada maté el chenille. Mixturas de dubbings sintéticos y naturales se imponen en mi mesa de atado para los cuerpos. Es como mezclar pintura, se obtienen colores únicos, fuera del circuito comercial y encima permite dar a los cuerpos forma cónica. A veces veo moscas atadas con chenille que parecen un Teletubi o una salchicha con una pluma que le clavaron arriba. También prefiero los anzuelos de pata corta porque al pescado le cuesta más hacer palanca para sacárselos que a los de pata larga, aunque también los uso.
A la Matuka le quité el collar, la hice flaca, con gallo y le puse aletas. A veces ojos. A la famosa Rabbit verde y naranja le puse ojos de cadena y la la até con anzuelo tipo “Stinger” (80300 BR) para situaciones de peces muy grandes. Además comencé a hacerla también articulada mostrando una eficacia superior, tanto que casi no uso más la convencional. Ahora mismo estoy trabajando en la imitación precisa de un pejerrey con tiras de rabbit articuladas y plumas de pingüino para simular las notorias aletas pectorales que estos peces tienen en su silueta y la natación casi viboresca que exhiben de la mitad de su cuerpo para atrás, sobre todo los juveniles. Hay que trabajar su diseño un poco más porque algunas cosas no me cierran, aunque por lo pronto navega perfecto y parece viva la porquería. No hay foto, lo siento.
Los bucktails y otro tipo de streamers poco evolucionados como los de ala suelta no andan en mi caja pero sé que hacen felices a algunos. Atenti… las cabezas Muddler en algunos resultan letales y, debo reconocer que las ato poco por vago pero me encantan. La silueta por un lado y por otro la superficie de choque a la corriente del ciervo logra acentuar los nerviosos cambios de dirección propios en su arrastre al tocar pequeñas diferencias de velocidad en la corriente. Gulibaguers, Rabbits y Matukas con cabeza Muddler garpan bien. El tema es tener buena técnica para lanzarlas con viento y lograr un atado firme. ¿Algo groso con Muddler? Big Limay de Juan pablo García. Terrible.
También desarrollé una serie de streamers pesados para aguas muy rápidas que están en etapa de experimentación aunque ya dieron sus truchas, no sólo a mi sino a clientes que compran mis moscas. Todos nadan con el anzuelo para arriba lo que evita bastante que se enganchen al ganar la orilla luego de pasar por abajo en la corredera. Entre ellos podemos destacar a los “Ojos turbo” (foto arriba), unos engendros capaces de alcanzar profundidad rápido, atados con doble bead head a la manera de ojos, con sus huecos hacia adelante enfrentando la corriente y dando una superficie de choque similar a las moscas tubo. Ideal para aguas veloces que albergan grandes peces pegados al fondo. Además el pique en estos lugares y la posterior corrida es dinamita pura por la velocidad del agua. Para castear estas moscas pesadas es recomendable practicar el cast belga, usar un líder corto de butt importante y hacer prevalecer la presentación correcta en profundidad de la mosca por sobre la distancia, aunque es posible tirarlas bastante lejos con shooting. No las ato grandes.
¿Colores? Blanco para superficie. Negro para fondear, como los Otunos… verde con naranja es una combinación fatal. Las Matukas en grizzly caminan bien, en bataraz medio coloradito ni hablar.
De las Gulibaguers qué podemos decir… me remitiré a recomendarles un modelito medio letal según mis amigos. Le puse de nombre, ampulosamente tal vez, “Gulibaguer Patagonia”… porque con ella pesqué en toda la Patagonia. En Limay Medio es donde la descubrí y funciona muy bien. Es simple, vean la foto y les comento cómo atarla. Cola verde, alambre de cobre, cuerpo de dubbing verde y naranja mezclados con algún sintético brillante de detalle, hackle en palmer furnace o verde, cabecita de dubbing naranja. Listo. Aten docenas y úsenlas, no se van a arrepentir. Los tamaños más rendidores son #10, #8 y #6, atadas en 3906 o 3906B, algunas con bead head, otras no. Si le ponen patas de goma la acercan a un cangrejo. Si la atan larga a una Madrecita del Agua o cualquier pececito. Es un comodín que nos permite pescar relajados, cometiendo muchos errores y pesca igual.
Las ninfas clásicas andan bien en el Limay, algunas más que otras pero en general esas moscas pescan siempre bien y este ámbito no es la excepción. Es casi obligatorio lastrarlas a todas porque un río con 1 metro de pendiente por kilómetro baja rápido. Sin embargo me gustaría compartir algunos modelos propios que funcionan, en las fotos podemos ver algunas ninfas bastante realistas atadas en #16 con patas de plástico. Son una evolución de la Flashback Bolsonera y demostraron andar muy bien en deriva muerta con indicador. También la “Dios Nuwanda” con sus ojotes cónicos pesca y ni hablar de las pupas de caddis.
Con la caña #6 de 9,6 pies también me gusta pescar ninfas de Stoneflies lastradas que ato personalmente (fotos abajo), bastante realistas pero con mucho movimiento gracias a unas patas de silicona que dan muy buen resultado con residentes, arco iris y, sin buscarla, he prendido alguna plateada migratoria. En mi última visita no estábamos en época de verlas y sospecho que cada vez hay menos, pero el Limay tiene sus Stones y algunas se parecen mucho a la que adjunto en la foto atada sobre anzuelo #6. ¿La técnica? Obviamente línea de flote, río arriba, permanentes mendings, deriva muerta con indicador de pique. Para colocar la línea lejos con obstáculos detrás utilizo los power roll cast derivados de técnicas con caña de dos manos. Combinados con un tirón (haul) en el momento exacto logran rolls de hasta 20 metros, aunque para ninfear tiro bastante menos. Para lograrlos siempre utilizo mi caña rápida con un peso más de línea (#7 en este caso) transformando la acción de la caña en más lenta y apta para el roll. El lastre en la mosca debe ser moderado ya que es muy complicado ejecutar un buen roll con una mosca muy pesada.
Para las Stones es bueno usar diversos lastres, últimamente coloco un bead head enhebrado al anzuelo a la altura del tórax, casi sobre el abdomen y luego lo oculto con dubbing. Esto hace que la ninfa al “colgar” lo haga con las patas hacia arriba, moviéndolas, tal como navega una Stone que es arrastrada por la corriente. Esta imagen puede verse claramente en el video “Bugs of the Underworld”, altamente recomendable.
Si al lastre de la mosca sumamos el indicador de pique tenemos un chirimbolo jodido. Por eso en la pesca de ninfas con indicador los loops abiertos son recomendables, las distancias extremas no, los rolls bien ejecutados sí, los tiros río abajo no, las cañas largas sí, los líderes cortos no… saben, la pesca de truchas arco iris con ninfas en deriva muerta y con indicador de pique se practica poco porque agarrarle la mano a veces cuesta un huevo y la yema del otro. Pero no tengan dudas de que están ejecutando un supremo arte del engaño derivando una imitación de invertebrado tal como lo hacen los naturales que componen el 80% de su dieta o más. Y que aprender sus secretos es letal. Vimos una larva de cadis verde, bien… tenemos las imitaciones (foto arriba). Leptophlebia como ninfa es
bastante representable con clásicas, pero algún diseño con ojos y algo de naranja les gusta. Si uso imitaciones pequeñas me inclino por lastrar en líder y no la mosca. Una maña.
Entre las secas, para imitar efímeras la Adams camina bárbaro. Ya vimos una efímera amarillosa, así que tenemos unas imitaciones en Chartreuse (ese verde amarilloso) atadas en base a la Adams más algún ingrediente psicodélico también (foto). Los attractors grandes van como pedo y para imitar cadis adultos la Elk funciona o mejor aún King Rivers bien triangulares en #14 colo pardo (aten muchas, las destruyen). Imaginen un Elk Caddis de pelo naranja, con cuerpo verde, atado en anzuelo 6. Bueno, esa mosca con mucho flotamoscas, casteada con flote muy lejos y rayando la superficie pescada como streamer, levanta migratorias, residentes y arco iris. Los piques son explosivos. Si le ponen patas de gomas naranja y foam blanco tienen una “Levantamosros”. Diseño personal que me ha dado también buenos momentos de pesca.
Para finalizar, no podfía faltar, tenemos una imitación de Pancóra que funciona en tamaños chicos, pescada con flote y en deriva muerta o casi. Tiene un gran cabeza cónica como culo del bicho, ya que nadan para atrás, además de unos ojitos de cadena y patas de goma, por lo cual no le cuesta mucho profundizar. Probé pescarla de fondo con shootings, pero suele venir girando o no nada del todo bien. En cambio, colgando de la línea de flote y recibiendo pequeños tironcitos es mortal. Cópienla porque anda y es un diseño personal bastante nuevo.
Consejos para mejorar el lanzamiento en función de éste ambiente.
Sin pretender dar una clase de lanzamiento, porque no es el objeto de esta nota, es posible referirse a este aspecto fundamental de nuestra pesca enumerando algunos “yeites” que en Limay Medio pueden ser útiles para incrementar la distancia, reducir los efectos del viento y presentar bien la mosca.
La distancia en mosca es un problema solamente cuando las truchas se encuentran más allá de nuestro alcance, pero afortunadamente en la mayoría de las situaciones de pesca esto no es así y en el Limay, como ya vimos sobrados ejemplos, tampoco es siempre así. Sin embargo es cierto que muchos cardúmenes de migratorias y líneas de alimentación se encuentran a una distancia no alcanzable por la mayoría de quienes empuñan una caña de mosca. Es así y el que tira lejos allí pesca y el que no se jode. Pero hay un detalle… je, je… dice “allí”, no en todo el resto del río. Muchas veces somos asesorados y parados en el río por alguien con mucha más experiencia que nosotros de la misma manera que se pararía él. Si la diferencia técnica es grande obviamente no pescaremos nada dónde él se cansará de clavar truchas.
Para mosca seca o cualquier técnica fina ya hablamos de algunos lanzamientos que se usan. Pero al parecer el problema que cuesta resolver a muchos aquí es la distancia. Un Belga bien practicado, los power rolls, el tiro de
espaldas, el balanceo ideal de nuestra caña con cada shooting sin importar a qué velocidad se hunda, el uso de monofilamento sin memoria (Amnesia) como corredor y su correcto estiramiento para evitar galletas, la práctica de lanzar un shooting a más de 20 metros en un solo cast… y hay más. Todas accesibles al pescador con habilidad promedio o de poca experiencia. Si su caso es el de alguien que ya castea con cierta técnica y domina el doble tirón, permítame sugerirle algo. Así, sin anestesia, si su problema se remite a que no puede tirar lejos con el agua a la cintura, practique en el parque tirar lejos un shooting arrodillado o, mejor, sentado. Le va a servir y mucho, yo sé lo que le digo. Si al tercer tiro lo único que hace es pegarle al pasto a ambos lados, algo va a andar mal cuando encare el Limay. Así que atención…
Para solucionar esto le propongo algo: saque el shooting por la punta de la caña hasta que salgan unos centímetros de amnesia. Siéntese en el piso y castee el shooting suavemente, con el codo abajo pero la caña bien alta. Suave, como queriendo que esta cosa vuele como si fuera de flote y de hecho se puede lograr. Castee suave, con buen timing y no piense en 30 metros, piense en volar eso que tiene ahí arriba lo mejor posible. Vaya soltando amnesia de su mano izquierda hasta que un metro o algo más del monofilamento asome por la puntera. Allí, sin hacer más fuerza ni aplicar más velocidad que la que venía usando, pare la caña a 45º y suelte el nylon. Unos 10 metros de amnesia serán arrastrados con facilidad. Ya tiene 20, amigo. De a poco vaya incrementando la energía, la velocidad y los stops para proyectar más lejos la mosca. Métale doble tirón… Llegar a los 25 no le costará mucho y si practica se sorprenderá de la distancia posible usando amnesia. Nunca haga volar el shooting con mucho más de un metro de amnesia afuera, pero sí con eso afuera cambie la velocidad, el arco y los stops hasta encontrar el punto. Cuando lo encuentre, soltará la línea y pasará a integrar el club de los 30 metros. Es una manera de aprender que aclara muchas cosas simplemente animándose a hacerla. Personalmente prefiero STs algo más largos, pero para quien empieza un shooting de un peso más cortado 80 cm. obliga aun back cast más corto, carga igual la caña y sale con buen doble haul unos 20 metros levantándolo y soltándolo. El back cast corto es fundamental en situaciones de viento extremo del lado de la caña.
Para solucionar el problema de la línea sobrante, aproveche que está solo y no tiene que hablar con nadie usando la boca. El experto pescador Chiche Aracena utiliza no solo la boca sino también las manos para mantener muchos metros de línea delante de él en lazos pequeños. Muchos intentan hacerlo pero es evidente que se requiere de una habilidad especial. Como muchos no la tenemos, podemos solucionarlo usando menos lazos y más largos. Sobre todo con amnesia. Un secreto, estire el amnesia antes de pescar hasta que se parezca a un cabello perfectamente lacio. Si lo mete al reel para cambiar de lugar o descansar al sacarlo estírelo de nuevo, a cambio de las ventajas en distancia el amnesia nos requiere este trabajito previo siempre. Si percibe cualquier traba o pequeño enriedo lo que debe hacer de inmediato es evitar que eso se ajuste. Manténgalo flojo mientras lo desarma. En general no son nudos sino enriedos por torsión. Si el amnesia se marca en cualquier lado preste especial atención allí y estírelo bien. Puede hacerlo por tramos rápidamente si se encinta los meñiques con aisladora para que la piel mojada no se corte con el nylon. 3M la mejor, si no se la despega queda por días pero se le puede pudrir el dedo.
Al pescar lejos casi que el shooting (9 mts. promedio) apenas toca los pasahilos. En ese momento lo roleamos para reflotarlo y levantarlo. Por lo tanto si desea tirar 30 metros tendrá unos 20 de sobrante. Bien… lance el shooting como pueda, deje que la corriente lo tense con los 20 metros de amnesia. Comience a recoger el tiro en brazoladas de 50 cm. más o menos. En 6 brazoladas tendrá 3 metros… a la boca. Sostenga la línea con los labios apretados, sin morderla. Recoja ahora 10 brazoladas, 5 metros más, a la jeta encimadito al lazo anterior. Ahora recoja 14 brazoladas, que sumarán 7 metros más, a la jeta. Bien, ya tenemos 15 metros en tres lazos. El primer lazo tiene metro y medio, el segundo dos y medio, el tercero tres y medio. La razón es que el más largo sale primero y recibirá el primer impulso, más fuerte y el último en salir el más debilitado por eso es más corto. Esos lazos largos son suficientes para que los remolinos cercanos al cuerpo no los enrulen ni se traben en bolsillos del chaleco o salientes de la ropa. El último lazo lo controlaremos con la mano de la línea, sumará 5 metros más y tendrá unos 2, 5 mts. que mantendremos casi en el aire al lanzar. Una papita. Bien… vaya a algún lugar con corriente, métase y pruebe. Necesita práctica, pero mucho menos que esos maravillosos tejidos que usa Chiche desde hace años que siempre me resultaron imposibles a mí y muchos otros mortales.
El viento es un problemón para quién no está habituado. Una manera de lanzar de frente al viento o con viento del lado de la caña sin darse vuelta es usar el levante y tendido corto para “cargar” el shooting con el agua. Está piola mantenerlo así dos o tres veces, cerca y a flote esperando el momento propicio en que afloja la ráfaga para dispararlo en un cast. Para lanzar en contra del viento lo mejor es cortarlo lanzando directamente hacia él, increíble pero es así. Un ejemplo que lo aclara es cuando comparamos el plano de nuestro loop con una chapa grande que llevamos bajo el brazo. Si hay viento… ¿a la chapa la va a transportar de canto o cruzada al viento? Sin dudas que un lance potente que corte el viento (como la chapa puesta de canto) en la dirección exacta del que viene será más eficaz que uno que muestre al viento su flanco.
Si usted usa shootings más largos o líneas completas le conviene trabajar el stop del back cast para lograr uno chato, veloz, no muy alto y de buena carga en función del lance adelante. Para ello no debe parar la caña con el brazo extendido o fuera del cuerpo, sino haciendo que su antebrazo choque con su brazo bien pegado al cuerpo, dando un stop inevitable y fuerte que hará volar su back cast con un loop cerrado a gran velocidad. Mientras ese loop avanza, nuestro brazo se extiende hacia atrás en busca de trayectoria para lanzar adelante. La técnica se llama “bloqueo y deriva”, creo que desarrollada por Steve Rajeff, siete veces consecutivas campeón mundial de distancia, así que algo debe saber el flaco. Si usa líneas completas en situación de viento del lado de la caña le conviene tirar al revés y allí la técnica de back cast mencionada logra loops cerrados y tiros largos pero hacia atrás. Solo hay que “stopear” seco con el brazo pegado al cuerpo y dejar que la línea salga para atrás.
Para evitar obstáculos en el back cast, lance con la caña como si arrojara una piedra hacia atrás por sobre el hombro. Apunte al cielo con su caña y acorte brevemente el tiempo del backast, no tanto como para que “latiguée”, pero una reducción razonable de ése tiempo a veces logra mantener la línea arriba antes que la gravedad haga lo suyo y evitar un obstáculo.
Reflexiones finales sobre un problema que es solución: la presión de pesca inexperta.
El Limay medio pasó a ser un ámbito muy presionado por pescadores en los últimos diez años, algunos de larga experiencia en otros ámbitos de truchas grandes pero la mayoría nuevos como bien lo marca Aracena en la nota que inspira a ésta. Antes pescábamos solos por días allí, pero la pesca con mosca explotó popularmente en el Alto Valle y el lugar se convirtió en una opción cercana para mucha gente. Es normal que las posibilidades de acceder a equipos y traslados a un lugar tan cercano exceda por mucho la habilidad o capacidad técnica para pescar cuando algo se populariza, por lo tanto un río muy presionado por pescadores técnicamente no muy amplios o que pescan todos igual con las mismas moscas, entrena a las truchas rápidamente. Antes revoleábamos cualquier gato y pescábamos. Ahora eso no pasa. El tema es que veo a la mayoría que sigue revoleando cualquier gato y no pescan muy bien. Entonces me pregunto… ¿hay menos truchas o es que están educadas? Si pienso un poco, recuerdo lo que ví, lo comparo con lo que veo y… debo decir “sí” a ambas. Hay menos truchas por un lado y las que quedan aprendieron a decir “gulibaguer”.
Como dijimos, un río tan grande ofrece múltiples hábitats diferentes a un pez como la trucha y esto condiciona su alimentación y comportamiento. No voy a extenderme mucho porque varios aspectos referidos a esto ya fueron tocados mientras hablamos de equipos, moscas y lanzamientos… sin embargo quisiera enumerar rápidamente algunas situaciones especiales que van a encontrar en éste río y son típicas de él además de las correderas lejanas donde hay que ser un semidios del casting para sacar algo. Las repasamos rapidito:
• Ante un río desbordado en el que no se puede vadear hondo para tirar lejos no se me decepcione… ¡Cambie! Recuerde la fotito del Tiranosaurio que metió el amigo necochense. Pesque con ninfas o streamers chicos entre los yuyos inundados. Yo sé lo que le digo.
• En el Limay las barrancas “comidas” por el río son excelentes lugares de pesca que en general no son aprovechados por pensar que todo es tirar lejos o también arruinarlos al aproximarse, porque la pesca allí está en la orilla.
• Los sectores donde el río bordea y toca con su corriente un gran sector de agua quieta son buenos, pero debemos observar bien antes de tirar la mosca porque en general pueden estar muy cerca, así que pesque en abanicos de muy corto a muy largo alternando un tiro a la corriente y otro al agua quieta.
• Cuando observe que el río es profundo y rápido cerca, pesque sobre la delgada línea de corrientes intermedias entre la parte rápida y la orilla sin meterse, de ser posible agachado o arrodillado con flote y streamers de silueta delgada no muy grandes. Si ve movimiento arriba no dude en presentar una seca.
• Los grandes pedreros de profundidad pareja y aguas moderadas no suelen ser habitados por grandes marrones pero a veces reciben su visita. En cambio, arco iris de medio kilo a kilo y medio se dan la panzada de Tricópteros y
Efímeras cada día allí. Estos sectores son normalmente los elegidos para pararnos cuando pescamos tirando streamers a la corredera muy lejos buscando marrones grandes, entonces es normal que las truchas de estos lugares coman al lado nuestro. Ellas ya generaron un reflejo de rechazo a moscas comunes mal presentadas pero no a imitaciones de invertebrados… aquí es dónde la presión de pesca inexperta se vuelve solución.
Por lo tanto y a manera de cierre, trate de hacer algo diferente en el Limay. Los expertos, profesionales o instructores que nos dedicamos a esto adquirimos capacidades técnicas que muchas veces no están al alcance de cualquiera, pero al alcance de cualquiera está razonar o imaginar soluciones y no tanto tratar de imitar a los técnicos o habilidosos. La trucha marrón es un pez muy agresivo y como digo en otra nota, todos los pescadores razonables y con cierta experiencia sabemos que un muñequito de los Power Rangers con anzuelo, presentado con insistencia donde sabemos que hay marrones, en algún momento puede recibir un tarascón. Pero también a veces es necesario ser técnicamente impecables para lograr sus ataques.
Bueno… Vamos llegando al final y como último comentario cortito quisiera decirles que si van al Limay, más allá de la pesca ojalá que su alma vuelva llena de momentos como éste que pude capturar con mi cámara y les regalo como despedida. Unos 20 metros adelante pasa el agua rápida, pero acá nomás, si miran bien abajo a la derecha hay un pequeño caddis a punto de volar. Gracias y les deseo mucha pesca por delante. Nos vemos en el río.
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Bueno, fue un gusto escribir algo sobre mi amado Limay para el foro, porque esto es para ustedes los de Flyfishing Argentina, pero con su permiso me gustaría publicarlo adaptado y sin la parte personal en algún otro lado. Si desean discutir, criticar, corregir, cambiar, prender el fuego para el asado o lo que sea con esta nota o alguna de sus partes no hay problema.
Me encanta aprender, de lo contrario sería muy limitado para enseñar.
A continuación, la nota que Gerardo escribió en el 99 (publicada en 2000), hace 10 años y se llamaba “Descubriendo el Limay Medio”. Si no me hicieron caso y no la leyeron háganlo ahora, va a continuación. ¡Es excelente!