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DOCUMENTOS OFICIALES.
lli.
539
Injluenera de los rabes en las artes y literatura espaolas .
Discurso pronunciado por D . Jos Amador de los Rios, Secretario
deS . M . con ejercicio de decretos, Caballero de la nclita y
militar Orden deSan Juan de Jerusalem, Acadmico de nmero de las
Reales Academiasgreco-latina y Matritense y Sevillana de Buenas
Letras, individua de lageneral de Nobles Artes y Ciencias de
Crdoba, corresponsal de la deBellas Letras de Barcelona y miembro
de otras varias Corporaciones lite-rarias y cientficas, en su
solemne recepcin de Acadmico de nmero dela Real Academia de la
Historia, el 18 de Febrero de 1848 .
Honrado en tal manera por una Corporacin tan ilustre comaesta
Real Academia, apenas encuentro palabras para expresar lagratitud
de que mi corazn se halla posedo . No son en verdadestas
expresiones hijas de la frmula, ni inspiradas por la lisonja
.Consagrado desde mis tiernos aos estudios que tienen porfundamento
la Historia, y convencida de que es sta el gran librode la vida, en
donde hay lecciones para lo presente y lo porvenir,y en donde
principalmente estriban las ciencias polticas tan ne-cesarias ya
para las sociedades modernas, ambicionaba el podertornar parte en
las tareas de un Cuerpo, que tantos y tan impor-tantes servicios ha
prestado y puede prestar todava la Historiade Espaa . No titubeo en
confesarlo ; mis deseos se han cumplido ;
.y deber mo es el presentar el homenaje de mi reconocimiento los
distinguidos Acadmicos que con tan generoso espritu mehan abierto
las puertas de este santuario . Entro en l para ilus-
trarme, ms bien que para hacer gala de mis pobres conocimien-tos
; y traigo l una pequefia piedra, la cual apenas podr per-cibirse
en el magnfico edificio levantado ya por este sabio Cuerpo .Al
tributarle pues, las ms ardientes gracias por la distincin conque
me ha favorecido, al considerar los trabajos que han dado
cima otros distinguidos Acadmicos, y al contemplar
finalmente
el ancho campo que se presenta mi imaginacin dentro de los
crculos prescritos en el instituto de la Real Academia, no
acierto
-
540
DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA .
donde fijar la vista para encarecer dignamente su grande
utilidad importancia . La historia de esta naci6a que tan laboriosa
exis-tencia arrastr durante los tiempos medios ofreciendo larga
mate-ria de estudios en todos sus ramos, se presta hoy todo gnerode
investigaciones . En ella aparecen tres pueblos dotados dedistintas
costumbres, gobernados por diferentes leyes y animadospor diversos
principios religiosos . En ella se combinan y asimilancontrarios
elementos; chocan y combaten opuestos intereses, ypugnan sin cesar
encontradas ideas; quedando triutifantes lasmis fuertes y
poderosas; desapareciendo y volviendo renacersiempre las mismas
controversias, hasta amanecer al mundo laaurora del siglo xvi,
valladar prodigioso levantado por la manode la providencia entro
las edades de hierro y los tiempos mo-dernos .
Nuestros estudios histricos deben, pues, dirigirse examinarcon
toda circunspeccin imparcialidad esos tres diferentes pue-blos ;
porque la historia escrita hasta iiiinestros das es nica-mente la
historia imperfecta del pueblo cristiano, sin- que sehayan hecho an
todos los esfuerzos posibles para reconocer yapreciar la influencia
que ejercieron en la civilizacin espaolalos hebreos y los rabes .
Ya este ilustre cuerpo ha podido juzgarde la importancia de estas
investigaciones respecto la raza ju-dada; en el presente escrito
habr por tanto de molestar su aten-cin discurriendo solamente sobre
la influencia de los rabes enlas artes y literatura espaolas fin de
manifestar con cuntarazn debe entrarse en estos estudios, ya que
afortunadamentecuenta la Academia en su seno con distinguidos
orientalistas.Para ello confo en la sabia indulgencia de todos los
seores aca-dmicos.
Clebres filsofos, historiadores notables y eruditos literatoshan
formado un juicio poco exacto sobre el estado de cultura delos
rabes cuando conquistaron la Pennsulaibrica, y Ies leandado el
nombre de brbaros, llevados sin duda de las preocupa-ciones
vulgares quepor tanto tiempo han dominado entre nosotros,respecto
Cuanta tena relaciti, con los sectarios del slamisi-no .LA
religin de los castellanas, y el odio que estos profesaban
losmusulmanes, contribuyeron en gran manera que se les tuviese
-
nocutiiEN ,ros OFICIALES .
541.
en un concepto tan equivocado y que se les negase absoluta-mente
el haber tenido influencia en los adelantamientos de lacivilizacin
espaola . Pero al calor de los odios inveterados deambos pueblos ha
sucedido la templanza y frialdad de la crtica,y puede decirse en
nuestros das que si no se ha logrado anquilatar cumplidamente la
influencia mencionada, se ha reconoci-do que no solamente Espaa,
mas la Europa entera, le es deudorade la conservacin de las artes y
de las ciencias .
Esto supuesto trataremos de investigar en la forma que pudo
elpueblo castellano participar de los conocimientos de los rabes
:para alcanzarlo echaremos una rpida ojeada sobre la historiadesde
la cada del imperio de Occidente hasta la desastrosa batallade
Guadalete : investigaremos cules fueron las causas que
contri-huyeron derrocar el imperio de los godos espaoles, y
veremoscul era el estado de las letras entre ellos . De este modo
podremoshacer una comparacin exacta entre la civilizacin de los
rabesal conquistar la Pennsula ibrica y la de los sbditos de D .
Ro-drigo ; obteniendo por resultado la diferencia que entre una y
otraexista, y abriendo al mismo tiempo el camino por donde hemosde
marchar en este discurso .
Sabido es de todo el mundo que la invasin de los brbarosdel
Norte sigui la destruccin de todo lo ms grande y magnficodel
imperio romano, y que las ciencias y las artes perecierontambin en
el comn naufragio, sin que en toda Europa quedaseni un solo
vestigio de ellas . Ciudades enteras desaparecieron de-lante de tan
feroces conquistadores, que como ha dicho un sabiade nuestros das
(1), slo cadenas han trado de sus sombrosbosques . El mundo antiguo
cay bajo el yugo de la ignorancia, yvctima de sus aberraciones y de
sus crmenes perdi la luz de lasciencias, que huyeron despavoridas
de las tinieblas que por todaspartes levantaba el humo de los
incendios y de los lagos de sangre .Mas en medio de una borrasca
tan desastrosa brill la antorcha
de la religin : doblaron ante ella la rodilla los destructores
de lasociedad europea, y poco poco fueron adoptando las creenciasy
las costumbres de los pueblos vencidos, si bien conservando
;I) Chateaubriand .
-
542
BOLEYS DELA MAL ACADEMA DU LA UISTOBIA .
siempre aquella ferocidad primitiva y aquel carcter belicoso,
queles haba hecho dominar la mitad del mundo. Tal aconteci los
godos, suecos, afanas y silingos, que fueron dueos de todaEspaa por
el espacio de tras siglos, poca en que se sucedieron33 reyes,
llenos casi todos de aquella sed de sangre que habadistinguido sus
abuelos. Obr no obstante grandes milagros lareligin ; y al celo de
los santos padres que se reunieron en con-cilios para dar leyes la
zozobrante iglesia, debieron tambinlas ciencias el no ser borradas
para siempre de la memoria de losnombres-
El rgimen, empero, que seguan los godos en su gobierno yel
derecho que tensa de elegir sus soberanos, lejos d
secundarlosestemos de aquellos varones, fueron la manzana de la
discordiaque los envolva ea continuas guerras civiles y que lleg
con-sumar su destruccin, como lo haba verificado con el imperiodel
mundo. Negras traiciones, horrendos regicidios, sangrientos
implacables bandos que se disputaron el poder hasta la muerte :el
asesinato del hijo por el padre.. . li aqu los espantosos
cuadrosque ofrece la historia de este grande pueblo, s bien los
nombresde los Wambas y los Recaredos sern eternos en la memoria
delas generaciones,
As se expresa nuestro severo Mariana en su libro vi, cap. 19de
su Historia general, hablando de la corrupcin de los godos:Los
grandes pecados y desrdenes de Espaa la llevaban de ca-da, y
grandes jornadas la encaminaban al despeadero, Y talse ve por la
relajada conducta de los ltimos reyes, especialmentepor la del
torpe Witza, que no contento con haber pervertidotodas las clases
de la sociedad (1), ni con haberse ensangrentadobrbaramente en la
venerable familia de Chindasvinto, llev suloco frenes y su
imbecilidad hasta el punto de mandar que fuesendesmanteladas las
ciudades del reino (2) y qu9luadas las armasque servan para
defenderlo, por el cobarde recelo de que le des-tronaran sus
vasallos .
(1)
Orden por una ley que todos los eclesisticos y personas
consagradas Diog,se cazasen. (Mariana, libro 6, ea ptulo 12
.-CGnoillo Toledaiioxviii . ,,
C2)
Solamente Len, Toledo y Astorga fueron las que se Ubraron de ese
ferozdecreto (ib.).
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DOCUINIENTOS OFICIALES.
543
F>ero no se remedi con su muerte el deplorable estado de
lasociedad de los godos: antes bien fu cada da empeorndose conlos
desrdenes que cometi D. Rodrigo despus de subir al trono,con la
persecucin que hizo en los hijos de Witiza y finalmentecon los
torpes amores de la hija del conde D. Julin, si bien al-gunos
autores niegan absolutamente este hecho. La sociedad delos godos no
tena bastantes virtudes para oponerlas al torrentede vicios que se
haba entregado, y as fu precisa inevitablesu ruina. La batalla de
Guadalete, la traicin de D. 0'ppas y deD. Julin ejecutaron la
sentencia que ya se haba pronunciadocontra la Espaila del siglo
viii .
Brill, pues, la luz de las ciencias en medio de las
catstrofesque afligieron al pueblo godo, como brilla un faro en
medio deuna horrenda borrasca . Su esplendor fu_ pasajero y apenas
dejhuellas.Acabamos de ver cules fueron las causas que impidieron
los
godos el entregarse al estudio de las ciencias y al cultivo de
lasartes, y hornos examinado igualuiente, aunque con la
mayorbrevedad, las que ~contribuyeron su total ruina . Rstanos,
pues,investigar cul era el estado de los rabes cuando
conquistaronla Pennsula ibrica ; y para esto necesitamos buscarlos
en elcentro de la Arabia, seguirlos en sus conquistas hasta la
batallade Gnadaleto y finalmente considerar sus adelantos
cientficos yartsticos, teniendo presente el origen y el carcter
especial destos.Dotados los rabes de un ingenio ardiente y de un
talento ex-
traordinario, cultivaron desde un principio la astronoma y
otrasciencias y se valieron. para inculcar el amor del estudio en
losvolubles nimos de los que principiaban iniciarse en sus
miste-rios de versos toscos y difciles . Las mximas religiosas y
lassentencias morales se enseaban, tambien en estos versos, queeran
el nico instruniento (le civilizacin que entre ellos se cono-ca,
como arirman algunos historiadores ; pero los adelantacrzientosque
hacan eran sin embargo lentos y de poco valor, si bien lasciencias
que cultivaban participaron desde luego del carcter pe-collar de
esos pueblos. Subi principios del siglo vii el astutoMahoma ocupar
en aquellas regiones las sillas de ambos impe-~
Siguiente
-
544 BOLETT DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA.
ros : prohibi por medio del Corn todos los estudios que
no,fuesen encaminados al exterminio de la religin catlica, y lanzun
terrible y eterno anatema contra las bellas artes, especialmen-te
la pintura y la escultura, las cuales fueron expresamente
pro-hibidas .Su nico deseo consisti en extender su religin por su
espada
y di en 630 principio las grandes conquistas, que hicierondespus
dueos de casi todo el mundo sus fanticos y valerosos,sectarios .
Sucedilo poco tiempo despus Abubekir y ms adelanteOmar, el ms feroz
y el ms feliz de los conquistadores modernos .Apoderse en el corto
espacio de diez aos y medio de toda laSiria, la Fenicia, el Egipto,
la Mesopotamia, la Persia y parte delArchipilago, haciendo quemar
la celebrrima biblioteca de Tho-lomeo, que exista en la ciudad de
Alejandro, privando as lasciencias de uno de los ms famosos
monumentos de la antige-dad. Si todos los libros {dila vista de tan
numerosa biblioteca}contienen alguna cosa ms que nuestra profesin
de fe, son fal-sos ; si contienen lo mismo, son intiles. Tal era la
ferocidadde su carcter y el odio que profesaba la religin cristiana
y los conocimientos cientficos!No fueron los califas, que despus de
l se asentaran en la silla
de Mahoma, menos enemigos del sabor humano, hasta que Al,el
cuarto califa de aquella familia, les prest algn amparo en
su,,dominios, pudindose contar desde esta poca la era de la
verda-dera iluancindelosrabes .Desde este tiempo, pues, fueron
apreciados generalmente todos,
los- ramos del saber entre los partidarios del islamismo y
AbuJaafar, Aroun Al Raschid y Almanon llevaron las ciencias alms
alto grado de esplendor, haciendo traducir todos los volme-nes
griegos, persianas y sirlacos que hubieron las manos ensus
conquistas, estableciendo escuelas para la enseanza y aca-demias
para los sabios, y haciendo, en fin, de su corte, segn eldicho del
abate Andrs, ms bien una academia de ciencias queel palacio de un
califa guerrero .Volvieron al mundo, entumecido por la ignorancia,
el brillo y
la lozana de la rica imaginacin del Oriente y respiraron en
la,literatura los perfumes encantados de la Arabia, vindose
rena-
-
DOCUMENTOS OFICIALES.
545
cerde las ruinas griegas la poesa d los primeros pueblos,
cuyasobras admirarnos ahora en las traducciones que di ellas se
hanhecho recientemente los idiomas modernos .Las matemticas, la
filosofa, la fsica, la medicina, la astrono-
mo la jurisprudencia, la orador,, la poesa, y finalmente
cuan-tas ciencias eran entonces conocidas, recibieron nueva vida en
lacome del Augusto de los rabes, cuyo glorioso nombre atribuye,no
sin razn el abate Andrs al grande Almanon . A este califafu debido
el gran pensamiento de medir la tierra, mandando quesus matemticos
lo pusiesen por obra, y haciendo los mayoresesfuerzos para
conseguirlo . Obra de su grande amor lascienciasfueron las famosas
bibliotecas de Fez y de Larache, y su imita-cin se establecieron ms
adelante otras muchas en toda el,Asiay el Africa . luego que esa
rejn sucumbi al poder de la medialuna.
Llegaron, pues, establecer su dominio las mismas puertas,de
Espaa : la Mauritania Tingitina fu el nico valladar que sele opuso
en Afrca y lo respetaron,, como provincia de un grandeimperio,
hasta que la traicin de los hijos de 'hizo, tomandopor escudo la
ofensa hecha al conde D. Julin, les abri, en 'unincon este mal
patricio, las puertas del Mediterrneo, y volaron castigar los
desrdenes que tanto tiempo haca se estaban come-tiendo impunemente
.Acabamos de ver rpidamente cul era el estado de civilizacin
en que se encontraban los rabes al emprender la conquista
deEspaa, estado ventajosisimo sobre todas las naciones en
aquellapoca, y que por tanto les daba la preeminencia sobre todas .
Noeran, como han pretendido algunos historiadores, tina nacin
debrbaros, tomando esta palabra en la acepcin que se le ha
dadomodernarnente ; eran, s, unos conquistadores que se
aprovecha-ron de .las discordias ajenas para ensanchar su
dominacin,En esto manifestaron que su poltica era perspicaz, aunque
am-biciosa, como la de todos los pueblos que deben su
engrandeci-miento la suerte de las armas .Es verdad que las
costuiribres, las leyes y los ritos religiosos
de los rabes eran de todo punto contrarias los de los
pueblosvencidos, y que esto deba engendrar odios implacables en
los
Tamo XX=11
15
-
54
90LETN DE 1J. REAL ACADUMI-A- Dr, LA UISTORIA .
illtmos ; al ver hollados sus hbtos ,y despreciadas sus
creencias;pero tambin lo es el que los rabes, pasado el primer
furor de-laconquista, no IWjeron en Espaa la religin cristiana,
yantes permitieron su culto, protegindola pblicamente en
lasciudades que dominaban, como se prueba,con, multitud de
auto-ridades y como no h mucho tiempo manifest el digno acad-mico
D. Miguel de la Fuente Alc4ntara, en -ocasin anloga . lapresente
(1) . Esto manifiesta que no eran ntobraraes, y el noserlo, si
otros datos no,hubiera para demostrarlo, que hablan lle~fiada un
alto grado de civilizacin . No eran por tanto una cana-lla, como
dice el P. Juan de, Marlana, llevado de un celo lauda-ble hasta
cierto punto, si bien no menos parcial 6 injusto al mis-izo
seempo-Tenemos ya el, estado de cada utia de las naciones que
nos
habamos propuesto considerar brevementc, saber-. la-goda y
larabe-. de la simple narracin que hemos hecho puede deducirsela
influencia que tuvo la ltima, brillante, sabia y poderosa enlas
artes y cencias de la primera, ignorante, corrompida me. Veamos,
pues, de hicerlo.Despus que puso la desastrosa batalla de Jerez en
manos de
los rabes toda la Espaa, excepci6a de una pequea parte
deCantabria, cuyas montaas se refugi A INdayo, seguido dealganos
valientes, resueltos morir por su . santa ley, quedaronaquellos por
dueos absolutos de la, Peninstila hicieron venirdel Africa gran
multitud de gente para que la poblasen, ir paraquitar los, gados,
toda esperanza de recobrar su antiguo lustre ypodero . Perdironse,
como dejarnoos apuntado, los hbitos y cos-tumbress de aquel pueblo,
que por: tanto tiempo haba dominadoen Espaa ; vari en un todo la
forma de gobierno, y sintieronlos pueblos al verse subyugados por
extranjeros, llorando al re-cordar sus hazaas y el nombre d sus
abuelos, de vergenza yde despecho.
t1) Loz
queun qui~iei-oa abqudian" sus tierras,yreconocieron el domi-nio
sarraceno, se llznaron
y inantaveron ei cuito de su reugin intacto,La
de los >"T"ma DA en 11,8MA as Puramente politica,
Loscristianoz !e dieron otro caricter al
-
DOCOJIENTCS OFICIALES .
547
Cuarenta y tres aos rein entre los rabes, que haban pasado
-'Espaa, la ms terrible anarqua y el ms feroz deseo de
mandar,empaando hasta cierto punto los nombres de Muza y de
Abdala-sis . Su imperio, fundado apenas en la Pennsula, se vi por
smismo prximo desaparecer impulso de la ambicin, cayendoenvueltos
los conquistadores entre las ruinas del pueblo conquis-tado ;
cuando en el ao de 754 pas Espaa, llamado por losarbes, que no
podan sufrir la tirana de Aben Juseph, el sabio,el grande y
poderoso Abderramen, que en el trmino de cuatroaos restableci
enteramente el orden social, cuyos vnculoshaban sido rotos por las
insensatas y desmedidas pretensionesde'los Doranes y los Robas.Fund
en Espaa el nuevo reino de los rabes, hacindose in-
dependiente de los califas de Bagdad, y abriendo una nueva era
la civilizacin y con ella las ciencias y las artes .
Estableciescuelas pblicas para la enseanza, y prodig su proteccin
todos los sabios que hall dentro del reino, y llam
hacindolesgrandes promesas, los extranjeros : hizo ltimamente ver
almundo que no era indigno de la sangre que corra por sus ve-nas
(1) . En el alo 756 fund en las inmediaciones de Crdoba unmagnfico
palacio, al cual di por nombre Rusafa (2) plantandoen sus patios
una palma, que hizo 61 mismo una cancin, queel erudito orientalista
D. Antonio Conde traduce de este modo,hallando en ella el tipo de
nuestro romance castellano :T tambin, iusigue palma-eres aqu
forasteraDe Algarbe las tristes auras-tu pompa halagan y besan, etc
.Lo cual prueba la grande estima en que tuvo el monarca rabe
--el culto de las musas . La mezquita de Crdoba y el alczar de
lamisma ciudad fueron tambin obra de su entusiasmo por lasartes .
Tal fu la influencia que el rey Abderrameu tuvo en lailustracin
arbiga!No desmintieron sus hijos este grande amor las ciencias
.
(1) . Abderramen era hijo de Iscam y nieto de Almanon, de la
familia de losOmmiadas .
(2)
Hoy est destruirlo : este edificio fu convento de los
franciscanos hasta los l-timos tiempos, en que fueron exclaustrados
.
-
548
BOLETN DE LA REAL ACADExtiSIA DE LA HISTORIA .
Desde el siglo ix de nuestra era, dice un clebre historiador,
re-.firindose Espaa, empez centellearla luz de la literatura
sa-rracena, y por cinco seis dios conserv vivo y brillante
sil.,esplendor . Setenta bibliotecas pblicas se vean abiertas en
varasciudades de Espaa para el uso del pueblo, cuando el resto de
.Europa sin libros, ciencias, ni cultura estaba sumergido en lams
vergonzosa ignorancia.Y qu influencia debieron tener estas luces
sobre el pueblo,
cristiano, que retirado un rincn de la Pennsula, sin artes
niciencias, y en u na palabra, entregado slo una guerra sangrien-ta
y exterminadora, no pensaba ms que en for`ararmas para com.batir
los enemigos ds su religin? A. primera viso se deja ver -dee deba
de ser muy poca: cmo. comprenderemos entonces eldicho de Alvaro
Cordobs, que ya en el siglo ix se lamenta deque abundasen en el
lenguaje gtica-latino, que era el vulgar deaquella poca, los
modismos rabes, y de que se dedicasen losdescendientes de los godos
al estudio de la elocuencia y de la lite-ratura arbigas?
a
Nosotros encontramos una razn filosfica para explicar
esta,contradiccin tan importante . No eran rabes, todos los que
habi-taban las ciudades sujetas los Abderramanes : la mayor
parteeran ,cristianos mozrabes, que hablaban el idioma de los
godoslo, mismo que el de los musulmanes, y tenan continuo trfico
,con los cristianos de allende el Guadarrama,-cultivando las
cien-cias y recibiendo la saludable influencia de la civilizacin de
losagarenos. De aqu provino que tan luego como fueron apode-rndose
los sucesores de D. Pelayo de las ciudades que conquistahan de los
moros, fu aumentndose tambin el nmero de los-.cristianos, haciendo
los guerreros de Len y de Asturias el apego
-Damente en sus cabezas ideas,las ciencias, y despertndose
ltitde cultura .Es verdad que en esta poca y aun mucho despus,
desdearon
los caballeros castellanos el estudio, y miraron con sumo
des-precio los que se entregaban a las ciencias ; pero en cambio
nodesaprovech la Iglesia ninguna ocasin de ilustrarse, y,
comoapunta el Arzobispo D. Rodrigo en su Historia, puso los
sal-~mas de la Sagrada FIbla anotaciones olernos en el Loma de
los-
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-
DOCUNILYTOS OFICIALES.
'no. se recat de- calelirar el santo sacriPicio dula misa..011
Un breviario mozrabe.
:-As pasaron algunos siglos, sin que fuese ms directo el
influjod la nacin ilustrada por excelencia en la cultura de los
castella-uos, hasta que el famoso 'rey D . Alfonso X, llamado el
Sabio,conociendo las grandes ventajas que podan obtenerse del
cultivodel idioma de sus civilizados vecinos, depositarios entonces
del
-saber del mundo antiguo, estableci en Sevilla ctedras de
elo~-,cuencia arbiga, y mand traducir en 1254 muchos volmenes
deaquel idioma al castellano, que iba fornindose poco poco .
Pro--digiosos hubieran sido los adelantos de la civilizacin
espaolabajo el dulce reinado de un monarca tan amigo del saber,
nohaber turbado la felicidad de sus vasallos la ambicin de . su
hijoD. Sancho, que desconociendo los derechos legtimos de los
hoz-
-manos Cerdas, , se rebel contra su misnio padre, apoderndose
conMombro de =paa de las . riendas del Estado .
. Era D. Alfonso muy dado al estudio de las ciencias humanasy
haba logrado adquirir grandes conocimientos en la astrono-mia, la
filosofa, la filologa, la poesa, la jurisprudencia,-de-jando obras
que ha recibido y recibir la posteridad como u,tritinfo sobre, la
poca en que floreci . Acsaselo de no haber sidotan hbil poltico
como exigan las circunstancias en que se v ;pero esta . acusacin
nada tiene de justa . D . Alfonso fu un reynacido para reinar sobre
un pueblo ms adelantado que el suyo:As
,t es todo su delito y el no haber tenido la suficiente
energa
para, reprimir la ambicin de su hijo D. Sancho .. Con la muerte,
pues, del rey sabio, riel rey justo y clemente,
perdieron las ciencias su protector y cayeron en desuso de
tal_Inanera, que apenas hay noticias de que encontraran
cultivado-res y, apasionados por aquellos tiempos . Todo volvi ser
guerrasy trastornos, todo discordias y desmanes, mientras que los
ra-bes iban? adquiriendo mayores triunfos en la carrera de las
letras .X los disturbios del reinado de
Alfonso X siguieran las penases~i-ninoridades de D. Fernando IV
y D . Alfonso XI, combatidas porlas parcialidades de los Horas y
los Lasas, vindose el trama en-vuelto en el torbellino de las
pasiones que devoraban el seno de-Castilla. Y aunque en aquellos
siglos, florecieron hombres tan
-
JJO
BOLETN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA.
doctos como Raimundo Lulio, cuyas obras son hoy admiracin:de
toda Europa civilizada, aunque se echaron los cimientos sabios
sistemas filosficos, que vuelven ahora llamar la atencinde los
hombres estudiosos, permaneci la sociedad cristiana biendistante de
la agarena, en el cual eran la erudicin y la poesauna parte de la
educacin de los caballeros .Haba echado, sin embargo, hondas races
entre los cristianos
la cultura de los rabes, con quienes sostenan aquellos un
nti-mo, aunque hostil comercio, y varios libros que se escribieron
deaquella poca en adelante tuvieron, como afirma el erudito
Conde,,el mismo estilo y sintxis que usaban los sarracenos,
faltando so-lamente los sonidos materiales de las palabras para
formar undialecto arbigo . Cita el referido orientalista para
probar estaasercin algunas obras escritas principios del siglo xiv
por elinfante D. Juan Manuel y otros autores prosaistas ; y seala
comadignas de estudio en este concepto al Conde de Liccanor y
laHistoria de Ultramar, aadiendo tambin la Crnica de Alon-so X, de
quien tan distinguida mencin hemos hecho .
Prubase con esto la grande influencia que los rabes tenanhasta
en nuestro idioma y que pesar de la diversidad de reli-gin y de
costumbres ejercan, como ms cultos y civilizados,cierto predominio
que est infaliblemente cimentado en una raznnatural, que induce los
hombres respetar aquellos que mssabidura manifiestan .
Este sentimiento noble de los castellanos produjo la imitacin,-y
despus de la imitacin naci el amor las artes y las cien-cias,
inculcndose stas en la muchedumbre con el transcurso delos tiempos
. Difcil sera en verdad seguir paso paso la historia .de estos
adelantos lentos en demasa hasta el renacimiento totalde las
ciencias en toda Europa, . poca en que lleg recogerse el.fruto de
los esfuerzos cientficos de los sarracenos .Para nuestro propsito
basta solamente saber que su infiuen-
cia iba cada da siendo ms directa en todos los ramos : el
romance-castellano,. esta hermosa y arrogante flor de la poesa
espaola eshija de un ingenio ardiente y fecundo : las matemticas,
llama-das por algunos sabios la ciencia de la verdad, adquirieron
entreellos el mayor grado de perfeccin : la fsica ; la botnica, la
me-
-
DOCUMENTOS OFICIALES.
551
dicina, la filosofa, la historia, y en una palabra, todas las
cien-cias les deben su conservacin, y entre nosotros su
aclimataciny enseanza . Los rabes espaoles recorrieron, segn la
expresinde un autor clebre, todos los campos de la amena
literatura,y no encontraron en ellos flor que no trasplantasen sus
jar-dines .
Pero esta influencia, que tan eficaz, tan poderosa ha sido
paralas ciencias, no ha presentado las mismas ventajas en todas
lasartes, principalmente en la escultura y pintura . Ya hemos
vistoque Mahoma las prohibi por medio de su Corn: nada, pues,podan
hacer los rabes que no fuese considerado corno un cri-roen, y as
fue que no prodnjeron tampoco nada digno de men-cionarse . En la
Academia Nacional de San Fernando hemos teni-do, sin embargo, el
gusto de ver algunos cuadros pertenecientes,segn se afirma, al
ltimo perodo de su dominacin, y la Alham-bra de Granada nos ha
presentado otros monumentos, atribudos los musulmanes, en uno de
los techos de sus magnficas tar-beas . Esto en cuanto la pintura :
respecto la escultura nada hayque pruebe el haberse dedicado su
culto ni haber hecho ade-lanto alguno en ella . Slo se conservan en
el mismo alczar deGranada cuatro figuras informes, que sostienen
una fuente, lacual dan vulgarmente el nombre de los Leones, tomando
el patioen que se encuentra la misma denominacin. Puede servirles
dedisculpa el rigoroso precepto del Corn.La arquitectura en cambio
les fue deudora de uno de sus ms
preciosos y delicados gneros : las mezquitas del Cairo, Bagdad
yJerusalem nos presentan los modelos de las de Crdoba y Zebra,y de
las palacios de Granada y Sevilla, as como tambin de
otrosmonumentos que nos recuerdan la cultura de aquel pueblo, y
se-rn siempre la mejor defensa contra los que llevados de un
exce-sivp fanatismo, lo han pintado coma brbaro .Y'qu habremos de
decir de las dems artes, especialmente de
la agricultura? . . . Muchos pliegos pudiramos llenar si
tratramosahora de mencionar los adelantos que debe Espaa en este
ramo los sarracenos . Bstenos, pues, afirmar solamente que nuncaha
sido la Pennsula ibrica tan feraz como cuando eran sus cam-pos
cultivados por ellos ; y por probar nuestro aserto, recorramos
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BOLETiN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA .
las deliciosas vegas de Granada, Murcia, Loja y Valencia, y
noolvidemos otras poblaciones que deben la industria de aquellossu
prosperidad y bienandanza .Mucho habramos de extendernos si nos
ocupramos de las
dems artes mecnicas, en las que tiene influencia la qumicaque
tan profundamente poseyeron ; pero adems de no ser ste elcampo, que
desde luego escogimos para demostrar hasta el puntoque haba llegado
la influencia de los rabes en nuestras cien-cias y artes, no
poseemos tampoco las mecnicas con la seguri-dad debida para dar un
fallo que pueda ser respetado ; por cuyarazn nos abstenemos de
entrar en este examen .Hemos visto por las breves observaciones que
llevamos hechas
que la influencia de los rabes ha sido grande y extensiva
lasciencias, pudiendo ser tenidos 'por conservadores de todos
losramos del saber humano : casi lo mismo ha sucedido con las
artes,y en la parte que las han cultivado han sido creadores de un
g-nero encantador y delicado, hijo sin duda de su grande ingenio
.Sometemos al buen juicio de la Real Academia las opinionespropias
que en este discurso hemos emitido, y terminaremos ase-gurando que
en nuestro entender todos nuestros mejores poetasy literatos han
bebido la luz de las ciencias en las inagotablesfuentes que
aquellos intrpidos hijos de Agar plantaron en nues-tra patria . De
las escuelas musulmanas sali la aurora de lasciencias y brill en la
literatura moderna . Ojal pudieran re-cogerse au entre nosotros los
pimos frutos que encierra la cle-bre biblioteca del Escorial, tan
rica de monumentos arbigos,cmo poco concurrida de nuestros
literatos! . . .A nadie mejor que la ilustre Academia, quien tengo
la honra
de dirigirme, corresponde el llevar cabo estas utilsimas
tareas.Nadie cuenta para ello con ms poderosos elementos, si la
manodel Gobierno, hasta ahora generosa para las letras y las
ciencias,prosigue dispensndoles su proteccin y ayuda .
_He dicho.
Madrid, IS de Febrero de 1848.
Josn ANIAbOR DE Los RiOS .
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