INCULTURACIÓN DE LA EUCARISTÍA PBRO. DR. ROBERTO RUSSO Hablando a los Obispos reunidos en la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Medellín (1968), el entonces P. Bugnini (1912-1982) —quien había guiado, como secretario y animador, toda la actividad de la reforma litúrgica— decía en agosto de 1968: ―Al principio de los trabajos del Consilium asignamos a la reforma litúrgica tres etapas: La primera ha determinado el paso de la liturgia romana del latín a las lenguas modernas. Esta etapa ha finalizado: en todo el mundo se celebra hoy en las lenguas vivas de cada pueblo. La segunda etapa preveía la reforma e impresión de los nuevos libros litúrgicos: se encuentra en fase de avanzada actuación… La tercera etapa está para empezar. Es quizás la más importante y la que más nos obliga recíprocamente: la etapa de la adaptación. 1 El papa Juan Pablo II, en la Vicesimus Quintus Annus (1988) recordaba que después de la adaptación de las lenguas y de los ritos restaba una tarea más: enraizar la liturgia con las culturas: ―es aún arduo el esfuerzo que se debe hacer para enraizar la liturgia en algunas culturas, tomando de éstas las expresiones que pueden armonizarse con el verdadero y auténtico espíritu de la liturgia, respetando la unidad sustancial del Rito Romano expresada en los libros litúrgicos‖. 2 La adaptación y más en concreto la inculturación es un tema íntimamente ligado a la reforma y renovación de la liturgia, en orden a participar mejor en ella y, de modo que los fieles se pueden encontrar con la gracia que comunica la celebración del misterio de Cristo, centro y fuente de toda la liturgia. 3 La preocupación por la ardua e importante tarea de la adaptación de la liturgia, ha estado muy presente en nuestra Iglesia latinoamericana y caribeña, basta con leer las Conclusiones de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, de modo particular la de Santo Domingo (1992); en la cual entró de lleno la problemática de la inculturación de la cultura, pues su tema fue: “Nueva Evangelización, Promoción 1 Reproducimos la intervención de un texto policopiado, distribuido a los obispos presentes. El texto no aparece en las Ponencias oficiales de la Conferencia. Tomado de: CARLOS BRAGA, «Adaptación en la Liturgia», en Medellín 1 (1975) 52. Años más tarde el autor escribió estas mismas ideas en: ANNIBALE BUGNINI, «Dieci anni», en Notitiae 9 (1973) 395-399; ID., «La reforma liturgica conquista la Chiesa», en Notitiae 10 (1974) 126. 2 JUAN PABLO II, Carta Apostólica Vicesimus Quintus Annus, en el XXV aniversario de la Constitución conciliar Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia (4 de diciembre de 1988) n. 16. Edición latina: Notitiae 25 (1988) 387-404; R. KACZYNSKI (ed.), Enchiridion Documentorum Instaurationis Liturgicae (= EDIL) III (1983-1993) (ed. Marietti, 1997) nn. 6263-6285. 3 Cf. RAMIRO GONZÁLEZ COUGIL, «La inculturación litúrgica», en Phase 319 (2014) 75-88.
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INCULTURACIÓN DE LA EUCARISTÍA
PBRO. DR. ROBERTO RUSSO
Hablando a los Obispos reunidos en la Segunda Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, en Medellín (1968), el entonces P. Bugnini (1912-1982) —quien
había guiado, como secretario y animador, toda la actividad de la reforma litúrgica—
decía en agosto de 1968:
―Al principio de los trabajos del Consilium asignamos a la reforma litúrgica tres
etapas: La primera ha determinado el paso de la liturgia romana del latín a las
lenguas modernas. Esta etapa ha finalizado: en todo el mundo se celebra hoy en
las lenguas vivas de cada pueblo. La segunda etapa preveía la reforma e
impresión de los nuevos libros litúrgicos: se encuentra en fase de avanzada
actuación… La tercera etapa está para empezar. Es quizás la más importante y la
que más nos obliga recíprocamente: la etapa de la adaptación.1
El papa Juan Pablo II, en la Vicesimus Quintus Annus (1988) recordaba que después de la
adaptación de las lenguas y de los ritos restaba una tarea más: enraizar la liturgia con las
culturas:
―es aún arduo el esfuerzo que se debe hacer para enraizar la liturgia en algunas
culturas, tomando de éstas las expresiones que pueden armonizarse con el
verdadero y auténtico espíritu de la liturgia, respetando la unidad sustancial del
Rito Romano expresada en los libros litúrgicos‖.2
La adaptación y más en concreto la inculturación es un tema íntimamente ligado a la
reforma y renovación de la liturgia, en orden a participar mejor en ella y, de modo que los
fieles se pueden encontrar con la gracia que comunica la celebración del misterio de
Cristo, centro y fuente de toda la liturgia.3
La preocupación por la ardua e importante tarea de la adaptación de la liturgia, ha estado
muy presente en nuestra Iglesia latinoamericana y caribeña, basta con leer las
Conclusiones de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, de modo
particular la de Santo Domingo (1992); en la cual entró de lleno la problemática de la
inculturación de la cultura, pues su tema fue: “Nueva Evangelización, Promoción
1 Reproducimos la intervención de un texto policopiado, distribuido a los obispos presentes. El texto no
aparece en las Ponencias oficiales de la Conferencia. Tomado de: CARLOS BRAGA, «Adaptación en la
Liturgia», en Medellín 1 (1975) 52. Años más tarde el autor escribió estas mismas ideas en: ANNIBALE
BUGNINI, «Dieci anni», en Notitiae 9 (1973) 395-399; ID., «La reforma liturgica conquista la Chiesa», en
Notitiae 10 (1974) 126.
2 JUAN PABLO II, Carta Apostólica Vicesimus Quintus Annus, en el XXV aniversario de la Constitución
conciliar Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia (4 de diciembre de 1988) n. 16. Edición latina:
Humana y Cultura Cristiana” con el lema: “Jesucristo Ayer, Hoy y Siempre”.
En Aparecida (2007) al hacer la mirada de los discípulos misioneros sobre la realidad,
se afirma: ―Como Iglesia, que asume la causa de los pobres, alentamos la participación
de los indígenas y afro descendientes en la vida eclesial. Vemos con esperanza el
proceso de inculturación discernido a la luz del Magisterio. Es prioritario hacer
traducciones católicas de la Biblia y de los textos litúrgicos a sus idiomas‖ (n. 94).
La liturgia constituye uno de los sectores privilegiados para la inculturación y en
particular la celebración eucarística. Este es el objetivo de esta ponencia. Presento en
primer lugar la documentación referida a nuestro tema (1), posteriormente los ámbitos de
adaptación en la Eucaristía: lenguaje; música y canto; gestos y actitudes y arte (2) y
finalmente una breve conclusión.
1. DOCUMENTACIÓN
Para la presentación de esta ponencia, son imprescindibles tener presente tres
documentos: la Sacrosanctum Concilium (1963)4; la IV Instrucción Varietates legitimæ
(1994)5 que la interpreta y aplica debidamente
6 y la Institución General del Misal
Romano, tercera edición típica (2002).7
1.1 Sacrosanctum Concilium 37- 40 (1963)
El Concilio estuvo impregnado del espíritu de la adaptación. No solo en la SC, sino
también, por ejemplo, en Lumen Gentium (13, 16, 17); Ad Gentes (19, 24); y Gaudium et
Spes (42, 44, 58, 91); la preocupación teológica y pastoral ha sido el acercamiento al 4 De aquí en adelante, sigla = SC. Aprobada el 4 de diciembre de 1963 con el motu proprio Sacram
liturgiam (25 de enero 1964). Edición latina en: AAS 56 (1964) 97-134; R. KACZYNSKI (ed.), Enchiridion
Documentorum Instaurationis Liturgicae (= EDIL) I (1963-1973) (ed. Marietti, 1976) nn. 1-131.
5 CONGREGACIÓN PARA CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, IV Instrucción Varietates
legitimæ, (= VL) sobre La Liturgia romana y la inculturación para aplicar debidamente la constitución
conciliar Sacrosancto concilium (nn. 37-40) (25 de enero de 1994). Texto latino en: Notitiae 30 (1994/3) 80-
115.
6 Se trata de la ―Instructio quarta‖ con lo cual se pone en directa continuidad con las precedentes
Instrucciones del mismo género, publicadas con la misma finalidad de favorecer y sostener una correcta
aplicación de la SC. Estas tres Instrucciones son: la primera Inter Oecumenici (26 de setiembre de 1964); la
segunda Tres abhinc annos (4 de mayo de 1967), y la tercera Liturgicae instaurationes (5 de setiembre de
1970).
7 MISSALE ROMANUM ex decreto Sacrosancti OEcumenici conciliiVaticani II instauratum, auctoritate
Pauli pp. VI promulgatum, Ionnis Pauli pp. II, cura recognitum, Editiotypica tercia, typis Vaticanis MMII.
Usaré la IGMR de la versión castellana de la tercera edición típica latina, reconocida por la Congragación
para el Culto Divino y la Disciplina de los sacramentos, edición típica argentina adoptada por las
conferencias episcopales de Bolivia, Paraguay y Uruguay, Oficina del Libro, Buenos Aires 22009.
3
hombre y a la cultura de hoy.
La SC es la «Charta magna»8 de la adaptación litúrgica, como respuesta adecuada y más
fácilmente asequible a los participantes de la liturgia. En los números 37-40 encontramos
las «normas para adaptar la liturgia a la mentalidad y tradiciones de los pueblos».9
Este apartado comprende tres partes: a) Introducción (SC 37); b) la segunda parte (SC 38-
39) referida a las legítimas variaciones dentro del rito romano, y finalmente c) la tercera
parte (SC 40) referida a las ―adaptaciones más profundas de la liturgia‖.
En el artículo 37 se afirma el principio de pluriformidad de la Iglesia, y en particular el de
la liturgia, ―en aquellos aspectos que no afectan a la unidad de la fe o al bien de toda la
comunidad‖. El artículo declara que la Iglesia respeta y favorece la cultura de los diversos
pueblos y en ciertos casos acepta algunos de sus elementos en la misma liturgia, ―mientras
puedan armonizarse con los aspectos del verdadero y auténtico espíritu de la liturgia‖.
En los artículos 38-39 de la segunda parte se trata de la legítima diversidad en el interior
de la liturgia romana, mientras ―se salve la unidad sustancial del rito romano‖. Tal como
se puede colegir del artículo 39, la unidad sustancial 10
se salva si se permanece ―dentro
de los límites establecidos en las ediciones típicas de los libros litúrgicos‖.11
El artículo 40 se refiere a la necesidad de ―una adaptación más profunda de la liturgia‖.12
8 La expresión fue usada por Pablo VI dirigiéndose al «Consilium» el 10 de abril de 1970 y la aplicaba a la
reforma litúrgica. Cf. EDIL I. n. 2073. La misma expresión pero aplicada a la adaptación litúrgica es usada
por ANSCAR CHUPUNGCO, The Magna Charta of Liturgical Adaptation, en: Notitiae 14 (1978) 75; ID.,
Cultural Adaptation of the Liturgy, (Paulist Press, New York-Ramsey 1982) 42.
9 Para un comentario pormenorizado de SC 37-40 cf. ANSCAR CHUPUNGCO, Cultural Adaptation of the
Liturgy, o.c., 42-57; ID., Adaptación de la liturgia a la cultura y tradiciones de los pueblos, a.c., 230-232;
ID.,L'adattamento della liturgia dei sacramenti: principi e possibilità, en: AA.VV., Anàmnesis 3/1 La
Liturgia, i sacramenti: teologia e storia della celebrazione (Ed. Marietti, Genova 1986) 369-371; ID.,
Liturgies of the Future. The process and Methods of Inculturation, Paulist Press 1989, 8-18.Hemos tomado
las conclusiones a las que llega el autor en dichos estudios. También puede verse: SERENA NOCETI E
ROBERTO REPOLE (edd.), Sacrosanctum concilium – Inter mirifica (Commentario ai Documenti del
Vaticano II, 1), EDB 2014, 161-166.
10 Cf. B. NEUNHEUSER, Servata substantiali unitate ritus romani: SC 38, en: Ecclesia Orans 8 (1991/1) 77-
95.
11 En estos libros, la Santa Sede propone variantes que las Conferencias Episcopales pueden libremente
aceptar y que, una vez obtenida la ratificación de la Santa sede, deben insertarse en los libros oficiales de la
Iglesia local. Tales variantes no alteran la sustancial unidad de la liturgia romana, sino que le dan una
suficiente flexibilidad a fin de responder a las necesidades locales, especialmente en los territorios de
misión.
Este tipo de adaptación se extiende también a la manera de ordenar el ritual mismo dentro de los límites que
ya la edición típica indica. Su campo se extiende particularmente a ―los sacramentos, a los sacramentales,
procesiones, lenguaje litúrgico, música sagrada y arte litúrgico‖. Debe añadirse a esta enumeración la
liturgia de las horas y el año litúrgico, según lo prescripto en el artículo 88 en relación al Oficio Divino, y en
los artículos 107 y 110 en lo relativo al año litúrgico.
12 El texto propuesto se orientaba hacia los territorios de misión. Pero algunos Padres conciliares hicieron
notar que en algunas partes de Europa se podía hablar de una situación misionera. Teniendo esto en cuenta,
la Comisión conciliar atenuó la referencia del artículo 40 a las misiones. Esto significa que la adaptación
4
Este número presenta la situación de cambios no contemplados en las ediciones típicas.
Para esto las Conferencias Episcopales piden las adaptaciones y la Santa Sede da su
consentimiento, es decir, la aprobación según el procedimiento indicado en los tres
párrafos de éste número. En cambio, para los casos de adaptaciones ya propuestos en las
ediciones típicas que habla SC 38-39, es la Santa Sede que propone las variantes en el
interior de la liturgia romana y posteriormente ratifica la decisión de las Conferencias
Episcopales, es decir, confirma la petición.
De acuerdo a SC 38-40 se pueden presentar tres situaciones diferentes: a) realizar
variaciones ya previstas en las ediciones típicas de los rituales; b) exigencias de cambios
no previstos en la edición típica, pero que no se alejan de la unidad sustancial del rito
romano. Esto es posible porque el elenco presentado en la edición típica no agota las
posibles variantes legítimas en el ámbito de la liturgia romana. En este caso los cambios
pedidos por las Conferencias Episcopales no implican una radical adaptación, sino una
ampliación de las legítimas variantes. c) Finalmente, cambios más radicales, yendo más
allá de las legítimas variantes propuestas en la edición típica, que implican una adaptación
radical de la liturgia. Las dos primeras situaciones están previstas por los artículos 38-39 y
la última por el 40.
Estos números de la SC son resumidos por J. ALDAZÁBAL diciendo que:
―dos buenas consignas se formularon en el documento de la liturgia… la unidad
y la pluralidad. Distinguiendo los elementos inmutables y los variables (SC 21),
dando la consigna de un cambio orgánico y serio (SC 23), se establece el
principio del pluralismo, contra la uniformidad rígida. Con la condición de que
se respete la identidad de la fe y el bien de toda la comunidad, se formula el
principio del respeto al genio y las cualidades peculiares de cada pueblo y
cultura, invitando a que se estudien y conserven las costumbres que puedan ser
asumibles por la liturgia cristiana sin perder su propia riqueza e identidad (SC
37). Estas variaciones y adaptaciones, incluso estructurales, deben dejar a salvo
la «unidad sustancial del rito romano» (SC 38), que en concreto está expresada
en los libros litúrgicos (SC 39). Pero se deja el camino abierto, en SC 40, a
adaptaciones más profundas, encargadas a las Conferencias Episcopales por su
especial importancia y responsabilidad‖.13
radical de la liturgia no debería restringirse a las Iglesias misioneras del tercer mundo. Cf. Schema
Constitutionis de Sacra Liturgia, Emendationes IV (Typis PolyglottisVaticanis 1963) 16. Así lo explicó el
relator de la comisión C. Calewaert: "Ex Patribus alii quoque contendebant eo suppremendam ese mentio-
nem de Missionibus, quod eaedam conditiones alibi easdem solutiones postulent; sed cum dicitur
"praesertium", clare indicatur Missiones non esse solas regiones in quibus aptatio necessaria evadat". Citado
por A. CHUPUNGCO, Liturgies of the Future, o.c., 48 nota 15.
13 JOSÉ ALDAZÁBAL, «Lecciones de la historia sobre la inculturación», en Phase 206 (1995) 101.
5
1.2 Instrucción Varietates legitimæ (1994)
La Instrucción publicada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina
de los Sacramentos: La Liturgia romana y la inculturación para aplicar
debidamente los nn. 37-40 de la Constitución conciliar Sacrosanctum Concilium, es
un signo de la preocupación de la Iglesia por el proceso de la inculturación litúrgica.14
El documento establece los principios doctrinales y aporta los criterios prácticos para
la adecuada adaptación con el fin de favorecer la participación consciente, activa y
fructuosa de los fieles en las celebraciones litúrgicas.15
Ahora quisiera solamente tener presente dos aspectos de la Instrucción: el concepto de
inculturación y la finalidad de la misma.
1.2.1 El término «inculturación»
En la Introducción se recuerda la apertura de la SC y confirmada por la Carta Vicesimus
quintus annus, hacia un legítimo pluralismo en liturgia (SC 38; 40,3). Luego de indicar
la naturaleza de la Instrucción justifica el pasaje de vocabulario: de ―adaptación‖ a
―inculturación‖.
La incorporación del término ―inculturación‖ en el proceso de reforma y renovación de la
liturgia ha sido progresivo. El concilio Vaticano II no usó el término inculturación sino
―aptatio‖, ―accomodatio‖ y derivados, que vienen traducidos por adaptación.
Durante la década de los años ochenta, el término inculturación se volvió familiar en el
vocabulario de los estudios teológicos, misiológicos y litúrgicos. Tanto es así que hoy día
tiende a eclipsar el término ―oficial‖ usado por la Iglesia en sus documentos litúrgicos:
14
ANSCAR CHUPUNGCO, Cultural Adaptation of the Liturgy, Paulist Press, New York-Ramsey, 1982;
ID.,Liturgies of the Future. The Process and Methods of Inculturation, Paulist Press, New York-Mahwah,
1989; ID., «Inculturacione e liturgia: i termini del problema», en Rivista Liturgica 4 (1995) 361-385; ID.,
«A Definition of Liturgical Inculturation», en Ecclesia Orans 5 (1988/1) 11-23; I. SCICOLONE (ed.),
L'adattamento cultural della liturgia. Metodi e modelli. Atti del IV Congresso Internazionale di Liturgia: