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Imagen de La Poesia Mexicana Contemporanea

Feb 24, 2018

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Flor Steinhardt
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  • 7/25/2019 Imagen de La Poesia Mexicana Contemporanea

    1/2

    30

    L

    \ EI SID D DE

    le o

    RAL LEIVA,

    hnage-n de

    la

    poesa mexicana

    contemp.ornea. Centro de Estudios lite

    rarias, U.N.A.M. Imprenta Universitaria,

    Mxico,

    1959 , 374

    pp.

    la psicologa de los caracteres , nltllca de

    las necesidades exterores de la accin.

    Los conflictos se acomodan a las exigen

    cias de gnero y los caracteres, favore

    ciendo

    su

    libre desenvolvimiento. La

    construccin es exacta, presentndo e ca

    da una de las escenas en un orden estric

    to, de acuerdo con su peso e importancia

    den tro del tema general. Y, finalmente,

    el movimiento escnico, entradas, salidas,

    interrupciones, etc.,

    e.

    preciso y muy h

    bil.

    La direccin de

    Hctor

    Mendoza trans

    mite con absoluta fidelidad las caracte

    rsticas exteriores de la comedia y, ade

    ms, soluciona con muy buen gusto y un

    claro poder sugestivo las escenas no rea

    listas, evoca

    ti

    vas. Mendoza

    ha

    sabido en

    contrar

    el

    tono exacto, necesario para

    hacer evidente esta intencin ligero-pro

    funda que anima gran parte de la obra,

    ha movido con mucha habil idad a los ac

    tores y ha logrado que stos maticen ver

    balmente con suma precisin cada uno

    de los parlamentos , subrayndolos con

    actitudes mmicas adecuadas, y contribu

    yendo as a afirmar su sentido. Su direc

    cin puede calificarse de excelente, a pe

    sar

    de que no logr borrar por completo

    las limitaciones tcnicas que, con respecto

    a la obra, sealbamos anteriormente.

    Para

    Ral Leiva, nuest ra poesa mo

    derna comienza a partir de la ruptura

    con

    el

    Modernismo; escisin manifiesta

    en la obra de

    Enrique

    Gonzlez Mart

    nez, Ramn Lpez Velarde y Alfonso

    Reyes.

    El primero, desdea los excesos

    retr icos e instaura

    una

    corriente lrica

    que busca el secreto de las cosas y la

    serenidad que slo puede hallarse en la

    experiencia. J unto al austero afn de

    Gonzlez lVlartnez, Lpez Velarde ob

    tiene

    la

    plasmacin de un universo suyo,

    constelado de imgenes intactas, donde

    la concurrencia de poetas anteriores no

    vulnera su estilo ni la expresin de su

    nostalgia.

    Apreciando las calidades de su prosa,

    a menudo olvidamos que nues tro mayor

    clsico es tambin

    un poeta de infre

    cuente estatura.

    La

    sabidura del maestro

    domina todos los recursos lricos y a lo

    largo de un ejemplar camino literario,

    mantiene vigentes los atributos de sus

    composiciones juveniles. Alfonso Reyes

    nos lega una poesa en la que fervor y

    sentimiento se sustentan a veces en la

    gracia, otras en su gobierno de todas las

    culturas.

    Con un r igor que cier tamente no vuel

    ve a presentarse en ninguna otra pgina

    del libro, Leiva censura a Manuel Maples

    Arce

    e l principal exponente del Estri-

    dentismo, escuela surgida ent re 1920 y

    1925, que entre la iconoclasia y el dispa

    rate pugnaba por una

    renovacin ya

    ineludible su versificacin prosaica y

    epidrmica, su abuso de trminos pres

    tados al urbanismo y a la industra. Sin

    embargo,

    el

    crtico no pasa por alto el

    vigor y profundidad de

    M

    e1 1wrial

    de la

    sal1rtrl

    rlnnrle el

    ofin

    va plenamente

    s

    domeado, consiente a Maples Arce sus

    pginas mejores.

    Pero la conciencia prefigurada por los

    abusos del Estridentismo,

    se

    cumple

    en

    nuestra lrica con

    el

    advenimiento

    de

    e

    ontemporneos.

    Con su esfuerzo recu

    pera la poesa su dignidad de ar te, su tc

    nica de oficio. Trascendiendo la engaosa

    inspiracin estos hombres conforman los

    ecos europeos y logran una obra densa

    e intelectual, si se quiere, pero no siem

    pre

    ajena

    al sentimiento mexicano.

    Nutrindose de

    Freud

    y e surrealismo,

    Ortiz

    de Montellano expresa en sus li

    bros un mundo, el de los sueos, al que

    su instinto confere validez esttica. Poe-

    ta de los sentidos, de la fiesta verbal,

    Carlos Pel licer va ms all del est recho

    nacionalismo para cantar el paisaje de

    Amrica

    y la memoria de sus hroes.

    En

    uerte s n fin,

    Jos Gorostiza resume

    los eternos afanes de la poesa. Si su

    poema, quiz el mayor de nuestra lite

    ratura, tolerara el compendio, en sntesis

    resul ta ra la desesperacin del hombre

    an te Dios, an te

    el

    ciclo mutable, ante las

    circunstancias de su tiempo. En la vasta

    labor de Jaime Torres Bodet se advierte

    una incesante maduracin espiritual que

    va del l ir ismo adolescente de

    Canciones,

    a la honda y plena expresin de n

    tre

    gua. Fuera

    de toda luz y de toda elo

    cuencia, Jorge Cuesta expresa su desa

    liento, la avidez de su sangre condenada

    y

    perdida.

    El

    universo nocturno de

    Xa-

    vier

    Villaurrutia

    se eleva con vocacin de

    vrtigo y misterio. Rica en matices, la

    poesa de Salvador N

    ovo concilia, sobre

    otros aspectos, la desolacin que

    el

    amor

    t rae consigo y el regusto por la inocen

    cia, por la perdida infancia, Gilberto

    Owen, spero y hurao, vio en el poema

    la nica defensa contra un mundo

    clue

    t raspasaba sus sentidos. Elas Nandino

    construye un largo canto en sometidas

    formas clsicas; se mira en

    el

    espejo de

    Villaurrl1tia v extrae de la nnche los ele-

    La

    actuacin, en general, es

    justa

    y

    acertada. Emma Teresa Annenclriz re -

    crea con gracia y precisin extraordina-

    rias a Jacinta, la nieta, i dent ifi cndose

    por completo con

    su

    carcter imaginativo,

    alocado, ingenuo y sabio al mismo

    tem-

    po ;

    Mario Orea transmite con vigor la

    personalidad del abuelo cnico y empeci

    nado, sacando excelente par tido de las

    partes cmicas;

    Pilar

    Souza muy

    exacta

    dentro

    del aspecto serio,

    un

    tanto ausen

    te y resignado, pero tambin mordaz, que

    peda la abuela. Yolanda Guillaumin se

    revela como Consuelo, la criada, demos

    trando una gran s impata escnica; en

    tipo, seguros y correctos Felipe Santan-

    der, como el profesor, y Antonio Alcal,

    como el nieto; y un tanto fro Roberto

    Nieto que asume

    el

    papel del hijo, sin

    lugar a dudas el menos agradecido del

    reparto.

    Pero

    sobre todo importa desta

    c:tr la excelente labor de equipo realizada

    por todos los actores, que renuncian a

    ,edetismos particulares para

    servir

    con

    la mayor exactitud posible al texto, con

    lo

    cual logran

    un

    magnfiGo

    trabajo

    de

    conjunto, dentro de un tono unitario muy

    loable.

    La escenografa de Jos Caya enmarca

    con sobriedad la escena, facilitando el li

    bre desarrollo de la accin.

    que podramos llamar grave-sentimental,

    por

    lo que los suceso? que le afectan que

    dan fue ra del tono aparentemente trivial

    que tan atractiyo carcter le da a la obra,

    producindose una alteracin en

    el

    ritmo

    generrtl casi cada

    H Z

    que

    l

    interyiene

    en la accin.

    La exposicin de Jos antecedentes que

    han dado pie rtl conflicto existente antes

    de iniciarse la accin, principalmente,

    tambin, los que se refieren al hijo en

    relacin con su antigua esposa,

    el

    abuelo

    y la abuela y

    la

    hijrt de estos, hermana

    del primero, se realiza sin una motiva

    cin c1arrt y suficiente, por ]0 que resulta

    demasiado evidente

    su

    condicin de tales.

    y es referida. adems,

    en

    una forma

    excesivamente 'explicat iI'a, ]0 que produ

    ce

    una sensacin de demora innecesaria.

    Lrts soluciones, que ciado

    el

    desarrollo

    de la accin y el carcter de

    Jos

    persona

    jes son totalmente po ibles e, inclusive,

    inevitables, afectan tambin el ritmo, por

    la innecesaria intencin de dejar lo todo

    claramente explicado con palabras, cuan

    do la lgica de los sucesos y

    el

    tono

    mismo de la obra hacen superfluo este

    propsito.

    Y,

    por

    ltimo, el lenguaje, a pesar de

    su innegable calidad literaria, de su ri

    queza verbal, resulta con mucha frecuen

    cia poco funcional, porque unas veces

    p ~ r opuesto a la caracterizacin, il

    g lCO en

    boca de los personajes,

    v

    otras,

    excesiYo, demasiado recargado imge

    nes de evidente intencin potica , que

    retardan la accin en beneficio de una

    belleza li terar ia que no siempre es efec

    t iva dada la ndole de los sucesos.

    Pero, por encima de estas limitaciones,

    A1 pas blancas conejos dorados,

    ade

    ms de la indiscutible belleza y efect ivi

    dad del mensaje, t ransmit ido por otra

    parte con la veracidad y ]a seguridad que

    slo pueden

    dar una

    muy firme lnea de

    pensamiento y un absoluto y muy salu

    dable conocimiento y comprensin de la

    realidad, y del indudable atractivo de la

    forma, cuyas peculiaridades ya hemos se

    alado, encierra varias importantes cuali

    dades fcilmente reconocibles. Todos los

    personajes poseen

    Ulla

    interioridad real,

    claramente limitada y magnficamente

    expuesta;

    todas las reacciones estn per

    fectamente motil 'adas y son producto de

    {ar1110

    ntmrti7 n y

    UrJ1n

    rlr slIorstirn

  • 7/25/2019 Imagen de La Poesia Mexicana Contemporanea

    2/2

    OR R E S P O N D E N I

    UNIVERSIDAD

    DE

    MEXICO

    mentas de obra.

    En

    su ltima y mejor

    poca, Nandino hiende su soledad e in

    tenta

    un mcnsaje que destierre el peso

    enemigo de nuestra poca.

    El grllpo de Taller no acat un orden

    vicario frente a Conte1'nporneos. Sin

    desdear su tcnica ni su lenguaje, es

    tos jvenes buscaron una experiencia con

    aptitud

    de

    redimir

    al

    hombre y trans

    formar al

    mundo. Despus de una orde

    nada aventura por el Surrealismo, Oc

    tavio

    Paz

    l

    maestro que ms interesa

    e influye

    a mi

    generacin-

    ooncilia en

    La

    estacin V'iolenta las amplias fortunas

    de toda su poesa. El amor, la tierra y

    la

    historia ilustran, ms all del idioma,

    lirismo perfecto.

    De

    la promocin reunida en torno a la

    revista Tierra Nueva sale o tro de nues

    tros

    ms altos poetas, Chumacero,

    cuya obra, rgida y singular, destierra

    toda improvisacin, toda fcil retrica;

    hace vivir a las palabras en reposo apa

    rente, pues -dice con acierto Ral

    Leiva- arden por dentro, viven en

    la

    agnica, ceadora libertad que slo da el

    poema .

    Los poetas que critico encierra

    c1en-

    de la generacin ltima, se hallan en

    vlsperas de

    obtener

    su

    maduracin. To

    dos

    han variado las intenciones de su li

    rismo. Rubn Bonifaz Nua explora el

    orbe

    ~ o t i d i a n o

    Nuestra mejor poetisa,

    Rosano Castellanos, a partir de su es

    plndida La'mentacin de Dido, renueva

    las pos turas de su obra. Jaime

    G a r c ~ l

    Terrs

    abandona un mbito en el que la

    intimidad conceda cuerpo a su lenguaje,

    Sr.

    Director

    J

    ane

    Garca Tcrrs.

    Muy

    Sr .

    //lo:

    C

    REO SINCERAMENTE,

    que la calidad

    de su interesante revista, merece el

    que se ponga un extrel1W cuidado

    en la seleccin de los originales que en

    ella s e publican.

    Acostumbrado

    como

    estoy,

    a leer en

    Revista

    Universidad de Mxico,

    un W-

    terial que, en

    trminos

    generales, es

    e;:

    celente, me vi

    sorprendido

    por

    el art cu

    lo

    que

    publican en la pgina 10 del

    n1nero 5 Vol.

    XIII

    de fecha enero del

    presente aio.

    Dicho

    artculo es fiT/nado por el sef01'

    Eduardo Torres

    y fue tomado del

    He

    raldo de San Bias. N o dudo del amOI

    de l

    seor Torres por la obra cer'vantina,

    pero s pongo en tela de jU icio que un

    articulito como el S ~ t ~ l O tan plagado de

    errores

    garrafales, sea digno de ser re

    producido

    en

    u,na

    rev is ta del prestigio

    de

    la

    de ttstedes.

    Entre los 1nuchos errores que se pu

    d'iera1't sealar, destacan var'ios morta

    le s de necesidad , en los que no creo quc

    incurriera

    un

    muchacho de secundaria.

    Cuando

    el se'or Torres se refiere a Cer

    vantes

    como al NI anco de Lepanto con

    funde lasti/'llosantente la batalla del mis

    mo

    nombre

    (1571, en Lepartto Costas

    ur

    de

    Gnicia, tremenda derrota de los

    t'ureas , por las flotas combinadas de

    Es

    paa, Venecia y el Papado, comandadas

    PO?' don

    Juan

    de Austria, como usted

    sabe), con la derrota. de la

    Armada In

    vencible,

    que puso fin al liodero mar

    t il ltO csj '(l liol. frell tc a PIYll lnl tth ell

    I /I-

    e ingresa a un plano solidario donde la

    grey obtiene

    un

    sit io en las motivaciones

    su pluma. Efran

    Huerta,

    Jaime Sa

    bllles y en

    una

    poca, Salvador Novo

    han frecuentado, Con aciertos variables

    la

    ardua

    poesa social.

    Leiva no ha querido darnos el libro

    r igurosamente crt ico que nuest ro desa

    rrollo ameritaba. Con sus defectos esta

    I m ~ g e . n escrita generosidad

    y

    co

    nocnmento- constituye el primer intento

    responsable de abarcar, con detalle, el

    perodo mayor de nuest ra lrica.

    J

    E. P.

    FRANCISCO

    A.

    DE IcAZA, Pginas escogidas.

    Biblioteca del Estudiante Universitario

    68.

    Ed. de

    la

    Universidad Nacional

    tnoma. Mxico, 1958 , 273 pp.

    Rene varios aspectos de la obra de

    Icaza: poesa, crtica, historia. La prime

    ra ha resistido menos

    paso de los aos.

    En cambio su prosa sigue teniendo un in

    ters vivo.

    No

    slo se lee con agrado por

    .sus c u a l i d ~ d e s formales, sino tambin por

    el

    contemdo. Su amplia visin crtica

    -penetrante

    y rigurosa- domina desde

    e

    Siglo de

    Oro

    espaol hasta las letras

    contemporneas. Igualmente se muestra

    conocedor de la cultura germnica.

    ll -

    que Icaza vivi mucho en el extranjero

    .(donde su obra fue ms conocida) en

    Espaa

    sirvi de eficaz p r o p a g a n < 1 i ~ t a de

    la literatura mexicana. Tanto la t clicin

    como el prlogo de Lu is Garrido hacen

    justicia

    a

    este valioso escritor mexIcano.

    C V

    olaterra, y que tuvo lugar en el afo de

    1588.

    Aden/s

    de que se sabc que Cer

    vantes

    nunca

    cstuvo en la de la Invenci

    ble , slo por lgica el se'for Torres de

    bi suponer

    qu.e

    a los

    41

    que entonces

    contaba

    don Miguel ,

    lleno de al if afe s

    y

    con todas las privaciones y cautiverios

    sufridos para entonces, a'mn de un bra

    zo menos no es creble estuviera

    frente

    a

    Plymouth.

    El

    seor

    Torres

    nos llarna la atencin

    sobre lo que l considera errata de Cer

    7Xl/ntes: las palabras

    Fuir

    e H idept tta.

    El

    Diccionario de la Lengua Espaola,

    cuya falta de flexibilidad es notoria, to

    dava admite, CO/110 arcas/llos palabras

    cmno:

    FU ir = Huir; Fumo =

    Humo; Fijo

    =

    Hijo;

    Figo

    Higo. Diariamente, to

    dava nsa:n:os la palabra

    i

    fug'ittivo, con

    raz del

    verbo

    fuqir. Con respecto a

    Hi

    deputa, se puede encontrar en dicho

    dicc'onario el siguiente artculo:

    HI.-colll. Hijo. Slo tiene aplicacin

    en la vo z compuesta Hidalgo y

    sus

    deri

    vados,

    y

    f rases como hi de j'lda,

    hi

    de

    perro .

    Po r

    otra parte no es

    el

    U1l'lCO caso.

    Todava

    usamos palabras como hidalgo

    (fijo

    de algo,

    fidalyo)

    y

    muy

    cmnun

    1nente Usted

    (Vuestra

    merced, Vusarce

    Vusted).

    Para

    averiguar el por qu de estas,

    al

    parecer caprichosas derivaciones, re

    mito

    al sC:ior Torres a la Gramtica

    His

    trica del se/ or M'iguel

    Asn

    y

    Palaos.

    Es de su

    pone rque n

    hoy estos

    giros son aceptados, como antiguos, en

    el Siglo

    XV I

    estm'an a la orden del da.

    As quc 1/ 0 creo que el selor Torres de

    l'a j'r,ocuj'(lrs, r/l'lJIosiado j'or las hcri-

    3 I

    Don Quijote. Cen antes

    el

    ingenio Ills lego?

    das que a

    S t

    delicada 'uista 'infl>ierolt di

    chos vocablos.

    Ya

    terminando su brillante artculo

    dice el seJ.or Torres que Cervantes

    el

    genio ms lego con que cuenta nl tes tra

    lengua . Si

    el

    repetido seor Torres se

    refiere a Lego C01 /10 carente de rdfl /cs

    clericales, est en lo cierto, pero

    1//i

    explico el uso del c01'/'Iparativo

    ms.

    El/.

    este

    sentido

    lego se es o no se es.

    Leyo

    como fal to de instruccin o letras

    me

    pa

    rece

    un

    poco injusto para el pobre Cer

    va,ntes. Lego en el sentido del griegu

    LAIKS

    Popular, 1tO s has ta que pun

    to sera popular

    en su

    tiempo.

    Difcil

    cosa en un t'iemjJo

    en

    que el libro todava

    no llegaba al pueblo.

    En

    estos t iempos

    Cervantes es muy conocido pero ,ay

    poco ledo.

    En cuanto a cali ficar a

    Sancho

    de za

    fio J despreciable labrador dedicad

    tan slo a satisfacer las

    ms

    bajas pa

    siones materiales CO/I/.O son el c.omer y el

    d01 1 nir,

    pobre Sancho Zafio s, pero

    de

    ningn

    modo

    despreable. Sancho

    ta.n

    bueno, tan ingenuo, tan inquebranta

    blemente leal; socarrn y 'I'ltalicioso pero

    tierno

    y

    honrado. Glo tn cuando poda

    pero las

    ms

    de las veces a pan y cebo

    lla.

    Sancho que sale de

    un

    gob'ierno des

    nudo

    como naci, y pide como viticos

    medio pan y medio queso, que sabe go

    bernar COIlIO gobern y renunc'iar con

    la dign idad con que renunci, ser cual

    Quier cosa menoS' desp,reciable. Pobre

    Sancho Nadie te ha tratado tan despi:l

    dadamente.

    Para terminar, quiero hacer notar que

    esta carta 1lO obedece a

    un

    fJrurito de

    crtica.

    Por

    el contrario, siendo

    un

    asi

    dwo

    y entus ias ta lector de

    Isu

    rev'ista,

    creo de este modo contribuir modesta

    utente a e'vitay que en lo sucesivo se des

    licen artculos

    como el que nos ocupa, en

    tre los casi siempre magnficos trabajos

    qUe l/OS n ~ n d n ustedes.

    Muy agradecido a la atencin

    que

    se

    sirvan prestarme,

    me

    es g'rato suscribir

    me de ustedes su atto. y

    afnw.

    s.s.

    Francisco Romera

    \ [;g ;Jcll; 6 3-7.