7/25/2019 Imagen de La Poesia Mexicana Contemporanea
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L
\ EI SID D DE
le o
RAL LEIVA,
hnage-n de
la
poesa mexicana
contemp.ornea. Centro de Estudios lite
rarias, U.N.A.M. Imprenta Universitaria,
Mxico,
1959 , 374
pp.
la psicologa de los caracteres , nltllca de
las necesidades exterores de la accin.
Los conflictos se acomodan a las exigen
cias de gnero y los caracteres, favore
ciendo
su
libre desenvolvimiento. La
construccin es exacta, presentndo e ca
da una de las escenas en un orden estric
to, de acuerdo con su peso e importancia
den tro del tema general. Y, finalmente,
el movimiento escnico, entradas, salidas,
interrupciones, etc.,
e.
preciso y muy h
bil.
La direccin de
Hctor
Mendoza trans
mite con absoluta fidelidad las caracte
rsticas exteriores de la comedia y, ade
ms, soluciona con muy buen gusto y un
claro poder sugestivo las escenas no rea
listas, evoca
ti
vas. Mendoza
ha
sabido en
contrar
el
tono exacto, necesario para
hacer evidente esta intencin ligero-pro
funda que anima gran parte de la obra,
ha movido con mucha habil idad a los ac
tores y ha logrado que stos maticen ver
balmente con suma precisin cada uno
de los parlamentos , subrayndolos con
actitudes mmicas adecuadas, y contribu
yendo as a afirmar su sentido. Su direc
cin puede calificarse de excelente, a pe
sar
de que no logr borrar por completo
las limitaciones tcnicas que, con respecto
a la obra, sealbamos anteriormente.
Para
Ral Leiva, nuest ra poesa mo
derna comienza a partir de la ruptura
con
el
Modernismo; escisin manifiesta
en la obra de
Enrique
Gonzlez Mart
nez, Ramn Lpez Velarde y Alfonso
Reyes.
El primero, desdea los excesos
retr icos e instaura
una
corriente lrica
que busca el secreto de las cosas y la
serenidad que slo puede hallarse en la
experiencia. J unto al austero afn de
Gonzlez lVlartnez, Lpez Velarde ob
tiene
la
plasmacin de un universo suyo,
constelado de imgenes intactas, donde
la concurrencia de poetas anteriores no
vulnera su estilo ni la expresin de su
nostalgia.
Apreciando las calidades de su prosa,
a menudo olvidamos que nues tro mayor
clsico es tambin
un poeta de infre
cuente estatura.
La
sabidura del maestro
domina todos los recursos lricos y a lo
largo de un ejemplar camino literario,
mantiene vigentes los atributos de sus
composiciones juveniles. Alfonso Reyes
nos lega una poesa en la que fervor y
sentimiento se sustentan a veces en la
gracia, otras en su gobierno de todas las
culturas.
Con un r igor que cier tamente no vuel
ve a presentarse en ninguna otra pgina
del libro, Leiva censura a Manuel Maples
Arce
e l principal exponente del Estri-
dentismo, escuela surgida ent re 1920 y
1925, que entre la iconoclasia y el dispa
rate pugnaba por una
renovacin ya
ineludible su versificacin prosaica y
epidrmica, su abuso de trminos pres
tados al urbanismo y a la industra. Sin
embargo,
el
crtico no pasa por alto el
vigor y profundidad de
M
e1 1wrial
de la
sal1rtrl
rlnnrle el
ofin
va plenamente
s
domeado, consiente a Maples Arce sus
pginas mejores.
Pero la conciencia prefigurada por los
abusos del Estridentismo,
se
cumple
en
nuestra lrica con
el
advenimiento
de
e
ontemporneos.
Con su esfuerzo recu
pera la poesa su dignidad de ar te, su tc
nica de oficio. Trascendiendo la engaosa
inspiracin estos hombres conforman los
ecos europeos y logran una obra densa
e intelectual, si se quiere, pero no siem
pre
ajena
al sentimiento mexicano.
Nutrindose de
Freud
y e surrealismo,
Ortiz
de Montellano expresa en sus li
bros un mundo, el de los sueos, al que
su instinto confere validez esttica. Poe-
ta de los sentidos, de la fiesta verbal,
Carlos Pel licer va ms all del est recho
nacionalismo para cantar el paisaje de
Amrica
y la memoria de sus hroes.
En
uerte s n fin,
Jos Gorostiza resume
los eternos afanes de la poesa. Si su
poema, quiz el mayor de nuestra lite
ratura, tolerara el compendio, en sntesis
resul ta ra la desesperacin del hombre
an te Dios, an te
el
ciclo mutable, ante las
circunstancias de su tiempo. En la vasta
labor de Jaime Torres Bodet se advierte
una incesante maduracin espiritual que
va del l ir ismo adolescente de
Canciones,
a la honda y plena expresin de n
tre
gua. Fuera
de toda luz y de toda elo
cuencia, Jorge Cuesta expresa su desa
liento, la avidez de su sangre condenada
y
perdida.
El
universo nocturno de
Xa-
vier
Villaurrutia
se eleva con vocacin de
vrtigo y misterio. Rica en matices, la
poesa de Salvador N
ovo concilia, sobre
otros aspectos, la desolacin que
el
amor
t rae consigo y el regusto por la inocen
cia, por la perdida infancia, Gilberto
Owen, spero y hurao, vio en el poema
la nica defensa contra un mundo
clue
t raspasaba sus sentidos. Elas Nandino
construye un largo canto en sometidas
formas clsicas; se mira en
el
espejo de
Villaurrl1tia v extrae de la nnche los ele-
La
actuacin, en general, es
justa
y
acertada. Emma Teresa Annenclriz re -
crea con gracia y precisin extraordina-
rias a Jacinta, la nieta, i dent ifi cndose
por completo con
su
carcter imaginativo,
alocado, ingenuo y sabio al mismo
tem-
po ;
Mario Orea transmite con vigor la
personalidad del abuelo cnico y empeci
nado, sacando excelente par tido de las
partes cmicas;
Pilar
Souza muy
exacta
dentro
del aspecto serio,
un
tanto ausen
te y resignado, pero tambin mordaz, que
peda la abuela. Yolanda Guillaumin se
revela como Consuelo, la criada, demos
trando una gran s impata escnica; en
tipo, seguros y correctos Felipe Santan-
der, como el profesor, y Antonio Alcal,
como el nieto; y un tanto fro Roberto
Nieto que asume
el
papel del hijo, sin
lugar a dudas el menos agradecido del
reparto.
Pero
sobre todo importa desta
c:tr la excelente labor de equipo realizada
por todos los actores, que renuncian a
,edetismos particulares para
servir
con
la mayor exactitud posible al texto, con
lo
cual logran
un
magnfiGo
trabajo
de
conjunto, dentro de un tono unitario muy
loable.
La escenografa de Jos Caya enmarca
con sobriedad la escena, facilitando el li
bre desarrollo de la accin.
que podramos llamar grave-sentimental,
por
lo que los suceso? que le afectan que
dan fue ra del tono aparentemente trivial
que tan atractiyo carcter le da a la obra,
producindose una alteracin en
el
ritmo
generrtl casi cada
H Z
que
l
interyiene
en la accin.
La exposicin de Jos antecedentes que
han dado pie rtl conflicto existente antes
de iniciarse la accin, principalmente,
tambin, los que se refieren al hijo en
relacin con su antigua esposa,
el
abuelo
y la abuela y
la
hijrt de estos, hermana
del primero, se realiza sin una motiva
cin c1arrt y suficiente, por ]0 que resulta
demasiado evidente
su
condicin de tales.
y es referida. adems,
en
una forma
excesivamente 'explicat iI'a, ]0 que produ
ce
una sensacin de demora innecesaria.
Lrts soluciones, que ciado
el
desarrollo
de la accin y el carcter de
Jos
persona
jes son totalmente po ibles e, inclusive,
inevitables, afectan tambin el ritmo, por
la innecesaria intencin de dejar lo todo
claramente explicado con palabras, cuan
do la lgica de los sucesos y
el
tono
mismo de la obra hacen superfluo este
propsito.
Y,
por
ltimo, el lenguaje, a pesar de
su innegable calidad literaria, de su ri
queza verbal, resulta con mucha frecuen
cia poco funcional, porque unas veces
p ~ r opuesto a la caracterizacin, il
g lCO en
boca de los personajes,
v
otras,
excesiYo, demasiado recargado imge
nes de evidente intencin potica , que
retardan la accin en beneficio de una
belleza li terar ia que no siempre es efec
t iva dada la ndole de los sucesos.
Pero, por encima de estas limitaciones,
A1 pas blancas conejos dorados,
ade
ms de la indiscutible belleza y efect ivi
dad del mensaje, t ransmit ido por otra
parte con la veracidad y ]a seguridad que
slo pueden
dar una
muy firme lnea de
pensamiento y un absoluto y muy salu
dable conocimiento y comprensin de la
realidad, y del indudable atractivo de la
forma, cuyas peculiaridades ya hemos se
alado, encierra varias importantes cuali
dades fcilmente reconocibles. Todos los
personajes poseen
Ulla
interioridad real,
claramente limitada y magnficamente
expuesta;
todas las reacciones estn per
fectamente motil 'adas y son producto de
{ar1110
ntmrti7 n y
UrJ1n
rlr slIorstirn
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OR R E S P O N D E N I
UNIVERSIDAD
DE
MEXICO
mentas de obra.
En
su ltima y mejor
poca, Nandino hiende su soledad e in
tenta
un mcnsaje que destierre el peso
enemigo de nuestra poca.
El grllpo de Taller no acat un orden
vicario frente a Conte1'nporneos. Sin
desdear su tcnica ni su lenguaje, es
tos jvenes buscaron una experiencia con
aptitud
de
redimir
al
hombre y trans
formar al
mundo. Despus de una orde
nada aventura por el Surrealismo, Oc
tavio
Paz
l
maestro que ms interesa
e influye
a mi
generacin-
ooncilia en
La
estacin V'iolenta las amplias fortunas
de toda su poesa. El amor, la tierra y
la
historia ilustran, ms all del idioma,
lirismo perfecto.
De
la promocin reunida en torno a la
revista Tierra Nueva sale o tro de nues
tros
ms altos poetas, Chumacero,
cuya obra, rgida y singular, destierra
toda improvisacin, toda fcil retrica;
hace vivir a las palabras en reposo apa
rente, pues -dice con acierto Ral
Leiva- arden por dentro, viven en
la
agnica, ceadora libertad que slo da el
poema .
Los poetas que critico encierra
c1en-
de la generacin ltima, se hallan en
vlsperas de
obtener
su
maduracin. To
dos
han variado las intenciones de su li
rismo. Rubn Bonifaz Nua explora el
orbe
~ o t i d i a n o
Nuestra mejor poetisa,
Rosano Castellanos, a partir de su es
plndida La'mentacin de Dido, renueva
las pos turas de su obra. Jaime
G a r c ~ l
Terrs
abandona un mbito en el que la
intimidad conceda cuerpo a su lenguaje,
Sr.
Director
J
ane
Garca Tcrrs.
Muy
Sr .
//lo:
C
REO SINCERAMENTE,
que la calidad
de su interesante revista, merece el
que se ponga un extrel1W cuidado
en la seleccin de los originales que en
ella s e publican.
Acostumbrado
como
estoy,
a leer en
Revista
Universidad de Mxico,
un W-
terial que, en
trminos
generales, es
e;:
celente, me vi
sorprendido
por
el art cu
lo
que
publican en la pgina 10 del
n1nero 5 Vol.
XIII
de fecha enero del
presente aio.
Dicho
artculo es fiT/nado por el sef01'
Eduardo Torres
y fue tomado del
He
raldo de San Bias. N o dudo del amOI
de l
seor Torres por la obra cer'vantina,
pero s pongo en tela de jU icio que un
articulito como el S ~ t ~ l O tan plagado de
errores
garrafales, sea digno de ser re
producido
en
u,na
rev is ta del prestigio
de
la
de ttstedes.
Entre los 1nuchos errores que se pu
d'iera1't sealar, destacan var'ios morta
le s de necesidad , en los que no creo quc
incurriera
un
muchacho de secundaria.
Cuando
el se'or Torres se refiere a Cer
vantes
como al NI anco de Lepanto con
funde lasti/'llosantente la batalla del mis
mo
nombre
(1571, en Lepartto Costas
ur
de
Gnicia, tremenda derrota de los
t'ureas , por las flotas combinadas de
Es
paa, Venecia y el Papado, comandadas
PO?' don
Juan
de Austria, como usted
sabe), con la derrota. de la
Armada In
vencible,
que puso fin al liodero mar
t il ltO csj '(l liol. frell tc a PIYll lnl tth ell
I /I-
e ingresa a un plano solidario donde la
grey obtiene
un
sit io en las motivaciones
su pluma. Efran
Huerta,
Jaime Sa
bllles y en
una
poca, Salvador Novo
han frecuentado, Con aciertos variables
la
ardua
poesa social.
Leiva no ha querido darnos el libro
r igurosamente crt ico que nuest ro desa
rrollo ameritaba. Con sus defectos esta
I m ~ g e . n escrita generosidad
y
co
nocnmento- constituye el primer intento
responsable de abarcar, con detalle, el
perodo mayor de nuest ra lrica.
J
E. P.
FRANCISCO
A.
DE IcAZA, Pginas escogidas.
Biblioteca del Estudiante Universitario
68.
Ed. de
la
Universidad Nacional
tnoma. Mxico, 1958 , 273 pp.
Rene varios aspectos de la obra de
Icaza: poesa, crtica, historia. La prime
ra ha resistido menos
paso de los aos.
En cambio su prosa sigue teniendo un in
ters vivo.
No
slo se lee con agrado por
.sus c u a l i d ~ d e s formales, sino tambin por
el
contemdo. Su amplia visin crtica
-penetrante
y rigurosa- domina desde
e
Siglo de
Oro
espaol hasta las letras
contemporneas. Igualmente se muestra
conocedor de la cultura germnica.
ll -
que Icaza vivi mucho en el extranjero
.(donde su obra fue ms conocida) en
Espaa
sirvi de eficaz p r o p a g a n < 1 i ~ t a de
la literatura mexicana. Tanto la t clicin
como el prlogo de Lu is Garrido hacen
justicia
a
este valioso escritor mexIcano.
C V
olaterra, y que tuvo lugar en el afo de
1588.
Aden/s
de que se sabc que Cer
vantes
nunca
cstuvo en la de la Invenci
ble , slo por lgica el se'for Torres de
bi suponer
qu.e
a los
41
que entonces
contaba
don Miguel ,
lleno de al if afe s
y
con todas las privaciones y cautiverios
sufridos para entonces, a'mn de un bra
zo menos no es creble estuviera
frente
a
Plymouth.
El
seor
Torres
nos llarna la atencin
sobre lo que l considera errata de Cer
7Xl/ntes: las palabras
Fuir
e H idept tta.
El
Diccionario de la Lengua Espaola,
cuya falta de flexibilidad es notoria, to
dava admite, CO/110 arcas/llos palabras
cmno:
FU ir = Huir; Fumo =
Humo; Fijo
=
Hijo;
Figo
Higo. Diariamente, to
dava nsa:n:os la palabra
i
fug'ittivo, con
raz del
verbo
fuqir. Con respecto a
Hi
deputa, se puede encontrar en dicho
dicc'onario el siguiente artculo:
HI.-colll. Hijo. Slo tiene aplicacin
en la vo z compuesta Hidalgo y
sus
deri
vados,
y
f rases como hi de j'lda,
hi
de
perro .
Po r
otra parte no es
el
U1l'lCO caso.
Todava
usamos palabras como hidalgo
(fijo
de algo,
fidalyo)
y
muy
cmnun
1nente Usted
(Vuestra
merced, Vusarce
Vusted).
Para
averiguar el por qu de estas,
al
parecer caprichosas derivaciones, re
mito
al sC:ior Torres a la Gramtica
His
trica del se/ or M'iguel
Asn
y
Palaos.
Es de su
pone rque n
hoy estos
giros son aceptados, como antiguos, en
el Siglo
XV I
estm'an a la orden del da.
As quc 1/ 0 creo que el selor Torres de
l'a j'r,ocuj'(lrs, r/l'lJIosiado j'or las hcri-
3 I
Don Quijote. Cen antes
el
ingenio Ills lego?
das que a
S t
delicada 'uista 'infl>ierolt di
chos vocablos.
Ya
terminando su brillante artculo
dice el seJ.or Torres que Cervantes
el
genio ms lego con que cuenta nl tes tra
lengua . Si
el
repetido seor Torres se
refiere a Lego C01 /10 carente de rdfl /cs
clericales, est en lo cierto, pero
1//i
explico el uso del c01'/'Iparativo
ms.
El/.
este
sentido
lego se es o no se es.
Leyo
como fal to de instruccin o letras
me
pa
rece
un
poco injusto para el pobre Cer
va,ntes. Lego en el sentido del griegu
LAIKS
Popular, 1tO s has ta que pun
to sera popular
en su
tiempo.
Difcil
cosa en un t'iemjJo
en
que el libro todava
no llegaba al pueblo.
En
estos t iempos
Cervantes es muy conocido pero ,ay
poco ledo.
En cuanto a cali ficar a
Sancho
de za
fio J despreciable labrador dedicad
tan slo a satisfacer las
ms
bajas pa
siones materiales CO/I/.O son el c.omer y el
d01 1 nir,
pobre Sancho Zafio s, pero
de
ningn
modo
despreable. Sancho
ta.n
bueno, tan ingenuo, tan inquebranta
blemente leal; socarrn y 'I'ltalicioso pero
tierno
y
honrado. Glo tn cuando poda
pero las
ms
de las veces a pan y cebo
lla.
Sancho que sale de
un
gob'ierno des
nudo
como naci, y pide como viticos
medio pan y medio queso, que sabe go
bernar COIlIO gobern y renunc'iar con
la dign idad con que renunci, ser cual
Quier cosa menoS' desp,reciable. Pobre
Sancho Nadie te ha tratado tan despi:l
dadamente.
Para terminar, quiero hacer notar que
esta carta 1lO obedece a
un
fJrurito de
crtica.
Por
el contrario, siendo
un
asi
dwo
y entus ias ta lector de
Isu
rev'ista,
creo de este modo contribuir modesta
utente a e'vitay que en lo sucesivo se des
licen artculos
como el que nos ocupa, en
tre los casi siempre magnficos trabajos
qUe l/OS n ~ n d n ustedes.
Muy agradecido a la atencin
que
se
sirvan prestarme,
me
es g'rato suscribir
me de ustedes su atto. y
afnw.
s.s.
Francisco Romera
\ [;g ;Jcll; 6 3-7.