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HHuueeyyaattllaaccoo:: ddeesseenntteerrrraannddoo
aarrtteeffaaccttooss yy
eenntteerrrraannddoo llaa cciieenncciiaa
Por Xavier Bartlett
Licenciado en Prehistoria e Historia Antigua por la Universidad
de Barcelona
Si un hecho est en contradiccin con una teora dominante, uno
debe aceptar el hecho y ha de abandonar la teora, aunque esta ltima
haya sido
aceptada de forma general y haya sido ratificada por
personalidades de gran renombre.
Claude Bernard (1813-1878), bilogo, mdico y fisilogo francs.
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IInnttrroodduucccciinn Lamentablemente, la historia de la
ciencia est llena de episodios oscuros de intransigencia,
dogmatismo y acoso hacia ciertas opiniones minoritarias que no
encajaban con lo que dictaba la ortodoxia del momento. El mbito
concreto de la historia y la arqueologa no ha sido ajeno a este
tipo de actitudes persecutorias, generalmente orientadas a
desacreditar los trabajos de los investigadores independientes,
tambin llamados outsiders. Sin embargo, esto slo es una parte de un
escenario mucho ms amplio, que nos lleva a considerar que de hecho
hay muchos ms trapos sucios dentro de la propia institucin
cientfica. Por supuesto, tales trapos muy raramente salen a la luz
ms all de unos crculos muy restringidos, o sea, ms o menos en el
mbito de los propios afectados. Todo lo ms, se tiene noticia de la
existencia de algunas personalidades o corrientes minoritarias que
pese a tener a veces una slida trayectoria profesional haban
propuesto cosas quiz demasiado arriesgadas o simplemente no
obtuvieron el apoyo de sus colegas y por tanto quedaron fuera del
consenso cientfico, que de hecho no es ms que un punto comn de
acuerdo, en modo alguno una verdad cientfica absoluta. En todo
caso, en la universidad, al igual que en la escuela, se ofrece la
versin estndar de la mayora y todos aquellos que quedaron fuera del
paradigma por diversos motivos simplemente no son citados; es como
si nunca hubieran existido. Ahora bien, dicho esto, no estamos ante
una simple cuestin de quedarse al margen por ir a contracorriente.
Evidentemente, la ciencia va ampliando horizontes y muchos
conocimientos pueden resultar errneos o quedar obsoletos por
diversos motivos y por tanto se van quedando atrs. Admitiendo esta
premisa, debe quedar claro que no se trata exactamente de esto; ms
bien estaramos hablando de la aplicacin de un patrn de pensamiento
nico que anula sistemticamente determinadas visiones que no
concuerdan con el marco terico establecido. Esta situacin fue
perfectamente descrita en el libro de Michael Cremo y Richard
Thompson Forbidden Archaeology (Arqueologa prohibida), una obra
alternativa que a pesar de sus muchos prejuicios, errores y
carencias de todo tipo puso de manifiesto que cierta parte de la
investigacin arqueolgica de los ltimos 150 aos fue condenada al
ostracismo por contrariar las tesis imperantes, sobre todo en lo
referente al evolucionismo darwiniano. As, este libro de Cremo y
Thompson, aun con todos sus defectos, tiene la virtud de descubrir
una gran cantidad de informacin sobre investigaciones arqueolgicas
y paleontolgicas que rpidamente resultaron arrinconadas y borradas
de la historia cientfica por el estamento acadmico. Lo que los
autores resaltaron es que, dados unos determinados hallazgos y
resultados, se recurri a toda clase de estratagemas para que no
prosperaran de ningn modo, eliminando todo posible debate cientfico
o revisin del paradigma existente. Esto, naturalmente, no es manera
de hacer ciencia. Por tanto, nos estaramos refiriendo a otra cosa a
la cual se le pueden poner otros nombres pero desde luego no
ciencia.
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HHuueeyyaattllaaccoo eennttrraa eenn llaa HHiissttoorriiaa Uno
de los casos ms paradigmticos y ms citados de esta situacin es el
del yacimiento prehistrico de Hueyatlaco, junto al embalse de
Valsequillo, cerca de la ciudad de Puebla (Mxico), en una antigua
zona volcnica presidida por cuatro grandes volcanes: La Malinche,
Tlaloc, lztaccihuatl y Popocatepetl. Cabe precisar que en realidad
Valsequillo engloba un conjunto de yacimientos (El Horno,
Tecacaxco, El Mirador y el propio Hueyatlaco), todos ellos situados
en la pennsula de Tetela y sus cercanas, al norte del embalse.
Todo empez en los aos 30 del pasado siglo cuando un joven
arquelogo amateur local, Juan Armenta Camacho, encontr diversos
restos de gran antigedad en los aledaos del embalse. De hecho,
Valsequillo ya era conocido por los paleontlogos por la abundante
presencia de huesos de animales extinguidos en su rica estratigrafa
compuesta de lechos sedimentarios y capas de cenizas volcnicas. Los
hallazgos de Armenta eran de gran relevancia pues incluan muchos
huesos de mamferos extinguidos durante la ltima Edad de Hielo
(sobre todo, mastodontes y mamuts), as como herramientas de piedra
de buena factura realizadas por el hombre primitivo en el periodo
paleoltico.
Fig. 1. Situacin del embalse de Valsequillo, Puebla (Mxico)
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Juan Armenta estuvo explorando la zona de Valsequillo durante
muchos aos y a lo largo de sus trabajos lleg a encontrar ms de un
centenar de esqueletos parciales de animales descuartizados, y
algunas piezas excepcionales como unos huesos fosilizados grabados
con figuras de los animales antes citados e incluso un hueso de
mamut con una punta de lanza clavada en l. El hueso grabado ms
notable (un fragmento de pelvis de mastodonte) lo hall en 1959 e
inclua animales supuestamente extinguidos en tiempos remotsimos,
como el Gomphotherium, una criatura con cuatro colmillos parecida
al elefante. Cabe sealar que Armenta comprob cientficamente que
tales grabados se haban realizado al cabo de poco tiempo de la
muerte de los animales en cuestin; esto es, no se trataba de
grabados sobre huesos muy antiguos realizados en una poca
posterior. Con estos hallazgos Armenta lleg a la conclusin de que
la zona de Valsequillo haba sido un rico coto de caza y lugar de
despiece y consumo de presas en pocas prehistricas, dada la gran
cantidad de huesos que parecan haber sido incisos, golpeados o
rotos con herramientas de piedra. Sin embargo, sus descubrimientos
fueron ignorados por las autoridades arqueolgicas mexicanas, que
alegaron que tales trazas sobre los huesos se deban a factores
geolgicos, y no humanos.
Fig. 2. Juan Armenta Camacho en Hueyatlaco
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LLaa iinntteerrvveenncciinn ddee llaa UUnniivveerrssiiddaadd
ddee HHaarrvvaarrdd Pese a esta reaccin contraria por parte del
estamento cientfico mexicano, Armenta crea que Valsequillo
constitua una zona de excepcional inters arqueolgico, y de este
modo invit a varios expertos internacionales para que examinaran
por s mismos los restos hallados. Entre ellos estaba la eminente
arqueloga estadounidense Hannah Marie Wormington, que reconoci el
enorme potencial cientfico de la zona de Valsequillo. De esta
manera, Valsequillo acab por entrar en la agenda de los
profesionales norteamericanos, que decidieron realizar una serie de
excavaciones con gran despliegue de medios. Esta iniciativa,
bautizada como Valsequillo Project, se puso en marcha en 1962 y
corri a cargo de la Universidad de Harvard, con la colaboracin de
otras instituciones como la American Philosophical Society, la
National Science Foundation y la Smithsonian Institution. Para
dirigir el proyecto se puso al frente a una joven antroploga de
Harvard, Cynthia Irwin-Williams, protegida de Wormington, siendo
co-director de los trabajos el propio Juan Armenta.
Fig.3. Hueso grabado de mastodonte hallado por Juan Armenta en
la pennsula de Tetela (Valsequillo)
Fig. 4. La antroploga de Harvard Cynthia Irwin-Williams
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Irwin-Williams y Armenta llevaron a cabo tres campaas de
excavacin en Valsequillo (en 1962, 64 y 66) en las que delimitaron
los cuatro yacimientos ya mencionados, siendo el ms bajo el de El
Horno (que slo era accesible cuando las aguas del embalse estaban
anormalmente bajas) y el ms alto y ms moderno el de Hueyatlaco. Ya
desde el principio se pudo comprobar que los resultados de las
excavaciones sobrepasaban incluso las mejores expectativas. En 1962
se encontraron ms de 80 localizaciones de huesos de mastodonte y
mamut en todo el permetro del embalse, aunque lo mejor sin duda fue
la excavacin de unos estratos de gravas en los que se encontraron
juntos huesos y utensilios de piedra, mostrando que tales
utensilios se haban utilizado para labores de despiece de los
animales muertos. En lo que se refiere a estos artefactos, se
trataba de hojas o lascas de pedernal retocadas y afiladas,
bsicamente puntas de lanza, aunque tambin raspadores y otros
utensilios. En cuanto a su tipologa, se podan apreciar grosso modo
dos estilos: uno ms antiguo, de tipo unifaz (la pieza es trabajada
slo por un lado) y otro ms moderno de tipo bifaz (trabajada por
ambas caras), siendo este estilo de una calidad semejante a la que
se poda encontrar en las herramientas hechas por el hombre moderno
en Europa en el Paleoltico Superior.
Sin embargo, no todo eran parabienes, pues los huesos hallados
estaban mineralizados y por este motivo no haba forma de datarlos
por el mtodo del carbono-14, aunque se abra la posibilidad de
aplicar algunos novsimos mtodos radiomtricos que empezaban a dar
sus primeros pasos en aquel momento. Sea como fuere, la necesidad
de obtener fechas fiables se haca cada vez ms perentoria, ya que
haba indicios de que el yacimiento podra remontarse a unos 20.000
aos, o sea, que sera ms antiguo de lo que se vena aceptando como
poblamiento ms antiguo de Amrica. Por otra parte, la propia
complejidad y riqueza de los hallazgos precisaba de estudios ms
profundos a cargo de otros especialistas. As fue como a partir de
1964 entraron en liza, a peticin de Cynthia Irwin-Williams,
diversos tcnicos en varias materias y entre ellos un equipo del
USGS (United States Geological Survey, Prospeccin Geolgica de los
EE UU), liderado por el gelogo Harold (Hal) Malde. A este equipo se
uni en 1966 una prometedora
Fig. 5. Utensilios lticos (puntas de lanza) hallados en
Valsequillo
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licenciada llamada Virginia Steen-McIntyre, especialista en
tefrocronologa, esto es, en datar los estratos de tefras (cenizas
volcnicas)1.
LLaass ppoollmmiiccaass ddaattaacciioonneess Lo cierto es que
los primeros trabajos de los gelogos no dieron mucho fruto. La
intencin de Malde era obtener una datacin geolgica del yacimiento
de forma indirecta mediante la correlacin de la estratigrafa de
Valsequillo con la del cercano volcn de La Malinche (que tena
dataciones de Carbono 14 fiables de entre 8.000 y 24.000 aos de
antigedad). Lamentablemente, Virginia Steen estudi cientos de capas
de tefras y no hall similitudes entre esas capas y las del volcn.
No obstante, en un estrato de la Barranca Caulapn en las cercanas
del embalse al fin se pudo relacionar fiablemente un objeto hecho
por el hombre (un raspador) con huesos mineralizados y conchas, que
se podan datar con las metodologas de las series de uranio2 y con
el Carbono-14, respectivamente. Este fue el primer resultado
asombroso, pues las fechas obtenidas en ambos casos, aun con sus
mrgenes de error, estaban alrededor de 22.000 AP (Antes del
Presente). Esto era una pequea bomba para las teoras acadmicas de
aquel entonces sobre el poblamiento humano en Amrica, pues segn los
axiomas ya aceptados, los primeros hombres de origen asitico
llegaron al continente a travs del estrecho de Bering cuando ste se
poda cruzar a pie y la primera cultura humana americana
identificada arqueolgicamente era la llamada cultura Clovis3, con
una datacin aproximada de 11.000 a. C. Sin embargo, esto no fue ms
que la punta del iceberg, pues las dataciones posteriores, a partir
de 1968, realizadas sobre diversos restos hallados en Hueyatlaco y
el Horno dieron resultados an ms inesperados. Barney J. Szabo,
geoqumico del USGS, analiz varias muestras mediante series de
uranio y, para sorpresa de todos, la antigedad que obtuvo quedaba
fuera de cualquier pronstico. Por ejemplo, una pelvis de camello se
dat en 180.000 245.000 40.000 aos, segn el mtodo empleado, y un
diente de mastodonte, en 154.000 280.000 aos. En un primer momento
ni Malde ni Steen dieron demasiado crdito a estas dataciones y
supusieron que deba existir algn error, pero ms tarde se dieron
cuenta de que las fechas enormemente antiguas tenan sentido, pues
explicaban de alguna manera la falta de correlacin entre la
secuencia de tefras de La Malinche y la de Hueyatlaco. Lo que
ocurra es que la secuencia fuertemente erosionada de
1 La datacin de estas tefras se realiza mediante la medicin del
grosor de las costras de hidratacin en el
cristal volcnico y en la cantidad de agua absorbida en las
cavidades en forma de burbuja. 2 Mtodo que se fundamenta en la
descomposicin espontnea de diversos istopos de uranio a lo largo
del
tiempo, que da como resultado varios subproductos. Esta tcnica
tiene dos variantes o modalidades, la abierta y la cerrada, y en
Valsequillo se aplicaron ambas. 3 Clovis es un yacimiento situado
en New Mexico (EE UU), que fue excavado en la primera mitad del
siglo
XX y que fue un referente para fijar la antigedad del primer
poblamiento de las Amricas durante mucho tiempo.
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Hueyatlaco era mucho ms antigua (hasta 10 20 veces ms) que las
capas expuestas de La Malinche, por lo que las capas equivalentes
deban estar enterradas a gran profundidad en las laderas del
volcn.
RReeaacccciioonneess aaddvveerrssaass En fin, aceptar una
antigedad de 20, 30 40 mil aos para Valsequillo ya era poco menos
que un anatema para el estamento acadmico, pero entraba en los
lmites de lo posible y aceptable, aun con las mximas cautelas. De
hecho, H. M. Wormington pareca dispuesta a aceptar una datacin de
hasta 40.000 aos. No obstante, hablar de 250.000 aos ya era una
hereja sin precedentes. Con todo, antes incluso de que apareciesen
estas fechas tan extraordinarias, las autoridades arqueolgicas
mexicanas decidieron tomar cartas en el asunto, lo que provoc la
primera tormenta sobre el controvertido yacimiento. As, Jos Luis
Lorenzo, director del INAH (Instituto Nacional de Antropologa e
Historia), al conocer en 1966 los primeros datos sobre dataciones
demasiado antiguas puso en su punto de mira a los directores de la
excavacin. Acto seguido, el INAH procedi a excavar una gran
trinchera en el yacimiento, en paralelo a la que haba realizado
Irwin-Williams. Segn comenta Virginia Steen, por dos veces Lorenzo
destruy pruebas in situ obtenidas por su colega estadounidense. Por
lo dems, estuvo excavando hasta 1967 en la zona de limos y
arcillas, donde no haba los estratos de gravas con artefactos, y
por consiguiente no hall prcticamente nada. Ante estos nulos
resultados, Lorenzo lanz la grave acusacin de que los mismos
obreros haban introducido los objetos en los estratos excavados, a
pesar de que para cualquier experto estaba claro que era casi
imposible insertar artefactos en unos sedimentos
extraordinariamente duros. Para fundamentar tal acusacin,
Fig. 6. Vista de las excavaciones realizadas en los aos 60 en El
Horno
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Lorenzo decidi enviar agentes federales armados a las
excavaciones para intimidar a los obreros y obtener confesiones de
fraude. En realidad slo tres de los 60 trabajadores aceptaron
firmar un papel conforme ellos (y los cientficos) haban enterrado
los artefactos. Lo cierto es que Cynthia Irwin-Williams se indign
ante esta reaccin de Lorenzo y rechaz firmemente tales acusaciones.
En su defensa, consigui por escrito el testimonio favorable de tres
destacadas personalidades (Richard MacNeish, Hannah Marie
Wormington y Frederick A. Peterson) que dieron fe de la integridad
y competencia profesional del grupo de trabajo. Al final se tir
tierra sobre el asunto, pero el dao ya estaba hecho. Sin duda, la
principal vctima de esta tormenta fue Juan Armenta Camacho, al que
no slo se le retir el permiso para practicar ninguna otra
intervencin arqueolgica, sino que adems se le confiscaron todas sus
piezas. Toda su coleccin, ms todos los hallazgos del Proyecto
Valsequillo, que estaban depositados en la Universidad de Puebla,
fueron trasladados a Ciudad de Mxico. A su vez, Irwin-Williams no
sali mucho mejor parada, pues Lorenzo dio por finalizadas las
excavaciones del equipo estadounidense. LLooss eessttuuddiiooss
ggeeoollggiiccooss ccoonnffiirrmmaann lloo ppeeoorr En 1973 las
autoridades mexicanas permitieron al USGS realizar una intervencin
en Hueyatlaco de carcter exclusivamente geolgico. De este modo,
Malde y Steen-McIntyre, con la colaboracin del experto en
microestratigrafa Roald Fryxell, pudieron completar y ampliar los
trabajos anteriores a fin de resolver su principal duda: pertenecan
los artefactos a capas depositadas en una secuencia natural muy
erosionada o provenan de un canal insertado ms moderno que los haba
alojado en depsitos ms antiguos? Adicionalmente, se realiz una
extensa documentacin fotogrfica y se extrajeron ms muestras para
ser analizadas, principalmente unos grandes monolitos que recogan
la secuencia estratigrfica del yacimiento.
Fig. 7. Virginia Steen-McIntyre junto a unos de los monolitos
preparados en 1973
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Finalmente, esta campaa fue muy fructfera porque se pudo
verificar que la estratigrafa de Hueyatlaco no haba sufrido
intrusiones o alteraciones; esto es, que se haba producido una
acumulacin natural de sedimentos y los estratos haban conservado la
deposicin original de objetos tal y como se haba producido, sin
ninguna alteracin posterior. Por otra parte, esto implicaba que los
estratos en los que se haban hallado objetos estaban situados de
forma natural por debajo de las capas de cenizas volcnicas, lo que
permita afirmar con seguridad que eran ms antiguos, y por
consiguiente se poda obtener una fecha mnima para el yacimiento
datando las capas de tefras. En este punto, una vez clausuradas las
excavaciones, se sigui trabajando con las muestras disponibles
extradas durante ese periodo. As pues, varios especialistas, como
C.W. Naeser o la propia Steen-McIntyre, realizaron mediciones con
otros mtodos. En suma, aparte de las muy escasas pruebas realizadas
con el mtodo del carbono-14, se aplicaron hasta cuatro metodologas
de tipo fsico-qumico diferentes para datar los estratos, a saber:
Series de uranio Huellas de fisin en zircones4 Hidratacin de tefras
Meteorizacin de minerales5
En el caso de las huellas de fisin, los resultados obtenidos por
Charles Naeser se situaban en una horquilla de entre 370.000 y
200.000 aos de antigedad para los estratos de cenizas volcnicas de
Hueyatlaco, mientras que la datacin de los estratos de lodo y
piedra pmez de la pennsula de Tetela oscilaba entre 600.000 y
4 Tcnica basada en la acumulacin de huellas o trazas de
descomposicin radiactiva en los cristales de
mineral volcnico a travs del tiempo. 5 Mtodo basado en la
observacin de un caracterstico grabado en forma de valla de postes
presente en los cristales de hiperstena (un mineral volcnico), que
se va acentuando con el paso del tiempo. Esta tcnica no ofrece
dataciones absolutas pero s relativas, y en este caso se estudiaron
los cristales de los depsitos volcnicos (datados por C-14 en 23.000
AP) del yacimiento cercano de Tlapacoya, que apenas mostraban unas
mnimas marcas de postes, mientras que en los cristales de
Hueyatlaco hallados en depsitos volcnicos asociados a artefactos s
se apreciaban fuertes marcas, lo que forzosamente confera a los
estratos mucha ms antigedad.
Fig. 8. Huellas de fisin en zircones
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340.000 aos. A su vez, Steen-McIntyre, mediante el mtodo de
hidratacin de tefras, obtena unas fechas de alrededor de 250.000
aos, lo cual vena a coincidir aproximadamente con el horizonte
cronolgico aportado por las primeras dataciones radicales de B.
Szabo. Y qu tena que decir la directora de las excavaciones a todo
esto? Frente a la avalancha de pruebas objetivas, Cynthia
Irwin-Williams se refugi en la teora que haba asimilado en la
universidad y mir para otra parte. Ya se haba mostrado desde el
principio bastante incmoda y reticente ante las dataciones
obtenidas y a esas alturas segua sin creer en estas fechas tan
antiguas. Estaba convencida de que los nuevos mtodos deban de estar
produciendo resultados errneos, ya que tales fechas eran
virtualmente imposibles... Fue tal su enfado que lleg a acusar a
los gelogos de ser unos lunticos. Y no slo eso, les amenaz con no
publicar su extenso informe sobre el Proyecto Valsequillo hasta que
no se retractasen de sus posiciones. Esa fue la gota que colm el
vaso, pues supuso la ruptura definitiva de la comunicacin entre la
antroploga y los gelogos. De hecho, Irwin-Williams sigui hasta el
final dando por buenas y fiables las dataciones por C-14 de la
Barranca Caulapn y consideraba que cualquier estrato con artefactos
en toda el rea de Valsequillo tena que datarse como mximo en esas
fechas (unos 20.000 aos de antigedad). Sin embargo, el equipo de
gelogos no encontr ninguna base geolgica que permitiera relacionar
fiablemente los depsitos de Caulapn con los de Hueyatlaco. SSee
ccoorrrree uunn ttuuppiiddoo vveelloo Entretanto, ya bien entrada
la dcada de los 70, casi todos los esfuerzos emprendidos por
Steen-McIntyre y el resto de gelogos por publicar sus resultados en
revistas cientficas haban resultado estriles. Tan slo haba
aparecido en 1969 un breve artculo firmado por Szabo, Malde e
Irwin-Williams sobre los desconcertantes resultados de las
dataciones de las series de uranio. De todas formas, tampoco se
haba publicado ningn material procedente de Irwin-Williams. Al
menos, Juan Armenta consigui por fin publicar en 1978 una monografa
sobre los huesos grabados y otros hallazgos que haba realizado en
Hueyatlaco6, pero la edicin fue muy limitada (slo 1.000 ejemplares)
y tuvo una casi nula difusin entre los crculos cientficos. Vale la
pena reproducir aqu las ltimas palabras de su libro en las cuales,
a modo de testamento, dej bien clara su posicin sobre la enorme
antigedad y valor cientfico del yacimiento:
La antigedad de los materiales ha sido determinada por
insobornables pruebas de laboratorio, cuya validez slo podra ser
descartada con otras pruebas cientficas. Mientras eso no suceda,
los descubrimientos de Valsequillo estn calificados para establecer
un nuevo precedente en la historia de la cultura y plantean la
necesidad de revisar los conceptos, que hasta ahora se tenan, del
pasado prehistrico.
6 ARMENTA CAMACHO, J. Vestigios de labor humana en huesos de
animales extintos de Valsequillo, Puebla, Mxico. Consejo editorial
del Gobierno del estado de Puebla, 1978.
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A todo esto, Virgina Steen-McIntyre no slo no consegua publicar
su material (le haban presentado mltiples excusas o rechazos7) sino
que era objeto de todo tipo de crticas y maledicencias a sus
espaldas, dndose entonces cuenta que todo el asunto de Valsequillo
era un negro episodio de inquisicin cientfica. Como resultado de
todo ello, su reputacin profesional cay en picado. As pues, fue
perdiendo todas las opciones de desarrollar una carrera acadmica;
no obtuvo empleos acordes a su categora e incluso tuvo que salir
del mbito de sus estudios para trabajar como jardinera Hubo que
esperar hasta 1981 para que viera la luz el primer artculo
especfico sobre los trabajos arqueolgicos y geolgicos en
Hueyatlaco. Fue un artculo publicado por la revista Quaternary
Research, titulado Geologic Evidence for Age of Deposits at
Hueyatlaco Archaeological Site, Valsequillo, Mxico (Pruebas
geolgicas para la antigedad de los depsitos del yacimiento
arqueolgico de Hueyatlaco) y firmado por Steen-McIntyre, Fryxell y
Malde. Es oportuno sealar que tal publicacin fue posible gracias a
la amistad que una a Steen-McIntyre con el editor, el gelogo Steve
Porter, ya que de otro modo hubiera sido casi imposible. De todos
modos, el manuscrito original cumpli la reglamentaria revisin por
pares. Y llegados a este punto, aunque finalmente se haban podido
publicar de forma detallada las dataciones extremadamente antiguas
de Valsequillo, Virgina Steen-McIntyre comprob con resignacin que
haba llegado demasiado tarde y que sus esfuerzos por defender en el
mbito acadmico tales dataciones haban cado en saco roto. As, a
efectos oficiales, la datacin de Hueyatlaco qued fijada hacia
22.000 AP, segn apareci por primera vez en un artculo de National
Geographic de los aos 70. Con todo, Steen-McIntyre jams se desdijo
de sus afirmaciones y su claro testimonio fue vuelto a escuchar en
el libro de Cremo y Thompson ya citado y en el polmico documental
The mysterious origins of man, a mediados de los aos 90, que de
alguna manera propiciaron que se volviera a hablar de Valsequillo y
que se emprendieran nuevas iniciativas de investigacin. En todo
caso Valsequillo sigui cerrado a cal y canto para cualquier tipo de
actuacin cientfica hasta 1997, cuando el INAH promovi al fin una
nueva campaa de excavaciones. Entretanto, mucha gente se haba
quedado en el camino. Roald Fryxell muri en un accidente de coche
en 1974 sin haber completado su trabajo geolgico. En 1990 muri
Cynthia Irwin-Williams, al parecer de una sobredosis de su
medicacin, pues llevaba ya unos cuantos aos de mala salud. Nunca
lleg a publicar nada sobre sus trabajos en Valsequillo y la mayora
de sus papeles se perdieron inexplicablemente en algn momento
indeterminado antes de
7 Sobre el tema de las negativas se lleg a situaciones
surrealistas: Steen-McIntyre relata que fue contactada en
1980 por una revista de divulgacin cientfica llamada Science 80
para publicar su manuscrito, pero que despus de meses sin ninguna
noticia el editor se excus diciendo que el manuscrito se haba
perdido al caer detrs del archivero...
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1997, as como al menos 47 cajas con diapositivas y fotografas
del yacimiento. Y lo que es ms grave, en la misma poca se perdi el
rastro de todos los artefactos hallados durante las excavaciones y
a da de hoy no se tiene noticia de su paradero, aunque como veremos
ms adelante alguien podra haber encontrado lo que queda de la
coleccin. Tambin muri poco despus el olvidado Juan Armenta y el
director del INAH J. L. Lorenzo, as como la doctora Wormington. Por
su parte, Malde y Szabo se jubilaron. En definitiva, Hueyatlaco
permaneci fuera de la agenda cientfica oficial durante nada menos
que 24 aos.
OOttrraass eexxpplliiccaacciioonneess yy nnuueevvooss ddaattooss
Por supuesto, no sera objetivo reducir todo el problema de
Hueyatlaco a la nica versin de los defenestrados (el USGS) por la
ortodoxia. El yacimiento ha sido objeto de estudios geolgicos y
paleontolgicos por parte de otros profesionales (sobre todo del
INAH mexicano, pero tambin del Center for the Study of the First
Americans, de Texas, EE UU y de la Universidad John Moore de
Liverpool, Reino Unido) en la dcada de 2000. Con respecto a las
polmicas dataciones del USGS, las versiones oficiales no omiten
mencionarlas, pero suelen resaltar que se trata de fechas
controvertidas. Los pocos especialistas que han dado su opinin
sobre los argumentos de los gelogos del USGS han incidido bien en
la baja fiabilidad de esas dataciones, bien en una interpretacin
incorrecta de los datos geolgicos. En el primer mbito, Silvia
Gonzlez y otros8, investigadores de la Universidad de Liverpool,
rechazaron las dataciones mediante series de uranio por varias
razones tcnicas. En cuanto a su propuesta de datacin para
Hueyatlaco, situaban la antigedad del yacimiento entre 9.000 y
38.000 aos, en funcin de las fechas obtenidas por C-14 en Caulapn
(a partir de unas muestras de conchas y de diente de mamut). Adems,
aportaban como dato crucial la antigedad de la base de la cuenca
(llamada toba de Xalnene), sobre la cual estaban los estratos de
gravas con
8 Gonzlez, S.; Huddart D.; Bennett, M. Valsequillo Pleistocene
archaeology and dating: ongoing controversy in central Mexico.
World Archaeology, v. 38, p. 611-27; 2006
Fig. 9. Vista de las nuevas excavaciones llevadas a cabo en
Hueyatlaco, en 1997.
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14
los huesos y artefactos, estimada en unos 40.000 aos. Aparte,
mencionaban el hecho de que no se haban hallado otros yacimientos
de similar antigedad en Amrica y que seguramente los restos de
megafauna se haban desplazado de capas modernas a capas ms
antiguas. A todo esto responda el equipo de gelogos9 incidiendo en
que Gonzlez y otros no haban podido tomar muestras directamente de
Valsequillo porque las aguas del embalse estaban muy altas. Por
otra parte, reseaban que se haban equivocado al asignar una
antigedad de 40.000 aos a la capa de toba basltica en la base de la
cuenca, ya que dataciones efectuadas en Hueyatlaco en 2004 haban
fijado esa fecha en 1,3 millones de aos10. Y ms concretamente,
Charles Naeser11 afirmaba que en la crtica del grupo de Liverpool
no haba objeciones especficas al trabajo de Szabo y que la aparicin
de tantos esqueletos articulados en Hueyatlaco era sntoma de una
nica deposicin, pues raramente se encuentran esqueletos articulados
en redeposiciones. An as, otros autores como Meltzer12 seguan
insistiendo en que la disparidad de fechas (sobre todo en
comparacin a las primeras dataciones obtenidas por C-14) pona en
entredicho la eficacia de las tcnicas de datacin geolgicas, sobre
todo aludiendo a que en aquella poca an eran experimentales.
Nuevamente Naeser replicaba aludiendo a que de hecho las dataciones
de C-14 no provenan de Hueyatlaco sino de Caulapn (a 5 km.) y que
las tcnicas empleadas si bien eran muy recientes de ningn modo se
podan considerar experimentales o no probadas. Y aunque no sea un
tema propiamente relacionado con este caso, sera oportuno recordar
ahora que el venerado mtodo del C-14 ha sido objeto de crtica
durante mucho tiempo por parte de los propios profesionales13 e
incluso ha estado bajo grave sospecha de dar resultados muy errneos
en la datacin de yacimientos paleoindios en Amrica a causa de una
fuerte distorsin en los niveles de C-14 provocada por la explosin
de una supernova hace unos 12.000 aos14. Sin embargo, el debate o
controversia por excelencia sobre Hueyatlaco no se ha centrado en
los mtodos de datacin sino ms bien en los supuestos errores
cometidos en el propio proceso de la excavacin arqueolgica o, para
ser ms precisos, en la interpretacin de la estratigrafa.
9 Malde, h. E.; Steen-McIntyre, v.; Naeser, c. W.;
Vanlandingham, S. L. The stratigraphic debate at
Hueyatlaco, Valsequillo, Mexico. Palaeontologia Electronica Vol.
14, Issue 3; 2011. 10
Esta datacin la llev a cabo el gelogo Paul Renne del Centro
Geocronolgico de Berkeley con el mtodo del argn/argn. 11
Naeser, C.W. Thoughts on the geochronology at Hueyatlaco: How
solid geochronology got trashed. Pleistocene Coalition News, volume
3 issue 3; 2011. 12
Meltzer, D. J. First peoples in a new worldcolonizing Ice Age
America. University of California Press, Berkeley, California;
2009. 13
Segn dijo Zahi Hawass, mandams de la arqueologa de Egipto
durante muchos aos: Ni en cinco mil aos la datacin por carbono
podra ayudar a la arqueologa... la datacin por carbono es intil.
Esta ciencia nunca se desarrollar. En arqueologa consideramos los
resultados de la datacin por carbono imaginarios. (Egypt
Independent, 8 de Julio de 2010) 14
Vase el artculo: Firestone, R.; Topping, W. Terrestrial Evidence
of a Nuclear Catastrophe in Paleoindian Times. Mamoth Trumpet,
March 2001.
-
15
As, el arquelogo Mike Waters, del Center for the Study of the
First Americans, recurre al tema de la intrusin que Malde y
Steen-McIntyre crean haber cerrado para tratar de explicar la
presencia de capas con artefactos con dataciones muy antiguas. En
su opinin, una fuerte corriente de agua se haba insertado en la
estratigrafa del yacimiento, cortndola desde las capas superiores
hasta las capas ms profundas. De este modo, se habra originado un
contacto erosivo que a su vez habra causado un desplazamiento hacia
abajo de los artefactos, situados en estratos por encima de las
cenizas, depositndolos sobre estratos inferiores mucho ms antiguos,
lo cual explicara el error en la datacin. Esta interpretacin se da
por segura en un muy reciente documento divulgativo del Center for
the Study of the First Americans. En concreto, refirindose a los
trabajos realizados en 2001 y 2004 se dice literalmente: Tambin se
encontr una inconformidad que explica la presencia en capas
bastantes antiguas de materiales arqueolgicos previamente
reportados.15
En el contexto de esta controversia, ya a finales de la dcada de
1990, el empresario y arquelogo amateur Marshall Payn quiso reabrir
el caso de Hueyatlaco y para ello cont con la ayuda de la propia
Virginia Steen-McIntyre, as como de un equipo de especialistas,
crendose de este modo un Nuevo Proyecto Valsequillo. Su primer
objetivo se centr en comprobar si los datos geolgicos eran fiables.
Para ello hizo revisar los antiguos informes por expertos, que le
corroboraron que el trabajo pareca bien hecho, pero que sera
aconsejable realizar nuevas pruebas con los medios ms modernos
disponibles. As pues, Payn organiz una breve intervencin en el
yacimiento para extraer muestras de las capas de cenizas volcnicas
que luego
15 Sols-Torres; Ochoa-Castillo; Arroyo-Cabrales; Waters. Recent
findings in the Hueyatlaco site, Puebla,
Mxico. Center for the Study of the First Americans (2010)
Fig. 10. Secuencia estratigrfica de Hueyatlaco segn los trabajos
de 1973. Los artefactos bifaces se hallaron en las capas C y E,
mientras que los unifaces aparecieron en la capa I. Por debajo de
capa J se situaba la base de toba basltica de Xalnene.
-
16
fueron datadas en los EE UU por el Dr. Ken Farley (geoqumico)
mediante una tcnica ms moderna, la del uranio-torio-helio. Los
resultados, hechos pblicos en 1999, se situaron entre 400.000 y
500.000 aos de antigedad. Adems, en 2001 pudo realizar otro estudio
in situ para comprobar la veracidad de la hiptesis de Waters16
frente a la visin heterodoxa, la cual admita la existencia de una
corriente, pero que sera mucho ms antigua y de mucha menor
envergadura; en otras palabras, que el depsito de estratos con
artefactos se produjo antes de que se acumularan las nuevas capas,
entre ellas, las capas de ceniza volcnica. En esta ocasin los
principales expertos fueron los gelogos Bob McKinney y Sam
VanLandingham, ste ltimo especializado en la datacin por
diatomeas17. Tras el trabajo de campo y el examen de algunos de los
antiguos monolitos extrados en 1973, McKinney lleg a la conclusin
que no haba rastro de un proceso de redeposicin de materiales, pues
comparando muestras del interior y del exterior de la insercin
propuesta por Waters se vea una misma composicin geolgica y un
mismo desgaste erosivo. Si la hiptesis de Waters fuera correcta
estas muestras deberan mostrar notables diferencias, y no era el
caso. En suma, McKinney aseguraba que los estratos con artefactos
no se haban visto afectados por ninguna corriente ms moderna. Ahora
bien, para zanjar posibles dudas, fue muy clarificadora la
investigacin sobre las diatomeas llevada a cabo por el gelogo Sam
VanLandingham. En su estudio de estos microorganismos fosilizados,
VanLandingham pudo comprobar que aparecan los mismos tipos de
diatomeas en la zona de la supuesta insercin (segn Waters) y fuera
de ella, pero no aparecan mezcladas con diatomeas ms jvenes, lo que
hubiera podido encajar en la hiptesis de Waters. Adems, la tipologa
de las diatomeas confirmaba una enorme antigedad para estos
estratos con artefactos en Hueyatlaco, que oscilara entre un mnimo
de 80.000 aos y un mximo de 400.000 aos. OOttrraa vveezz eenn eell
ccaalllleejjnn ssiinn ssaalliiddaa Payn haba podido tomar parte en
diversas intervenciones hasta 2005 con el beneplcito del INAH, pero
su intencin era realizar una campaa completa de excavacin en
Hueyatlaco para cerrar definitivamente la polmica, muy
especialmente en lo referente a la intrusin sugerida por Waters. No
obstante, sus solicitudes de permiso oficial para excavar en
Valsequillo fueron denegadas una tras otra desde 2006 hasta 2011.
Para tratar de dilucidar cul era el problema, Payn envi en su
nombre al arquelogo Neil Steede, que ya haba trabajado para las
autoridades mexicanas, para que se entrevistara con cuatro
prominentes figuras acadmicas mexicanas. Pero llegado el momento
los planes se torcieron, pues una de estas personas, Mario Prez
Campa, falleci dos das antes de producirse la
16 Hay que aclarar que Waters se haba integrado al proyecto de
Payn, aunque segua manteniendo su posicin
ortodoxa. Esto habla a favor del enfoque de Payn, que deseaba
contrastar todos los puntos de vista. 17
Las diatomeas son unos microorganismos unicelulares microscpicos
cuya diversa y extensa tipologa desde hace millones de aos hasta
actualidad permite datar los estratos en que se depositaron.
-
17
entrevista, mientras que las otras tres rehusaron aduciendo que
se les haba prohibido conceder ninguna entrevista. No obstante, y
esto es quiz lo ms interesante, Steede aprovech sus viajes a Mxico
para indagar sobre el paradero de las piezas desaparecidas de
Hueyatlaco y, segn afirma, se enter de que el edificio de Ciudad de
Mxico donde se guardaban los objetos haba sido vctima del terremoto
de 1984 y que ms tarde todos los artefactos (de ste y de otros
yacimientos) fueron guardados mezclados en cientos de cajas y
trasladados a un almacn de muy difcil acceso y sin ningn tipo de
cuidado ni sealizacin. Segn parece, Steede pudo llegar hasta all,
entrar y echar poco ms de un vistazo. Actualmente, aparte de
algunas fotografas y dibujos, slo se pueden estudiar los artefactos
a travs de las reproducciones que hizo Cynthia Irwin-Williams de
unas pocas piezas. Segn Virginia Steen, slo se ha podido
identificar fiablemente un objeto procedente de Hueyatlaco: se
trata de un utensilio de piedra, de tipo bifacial, descubierto en
2003 en el Museo Antropolgico de Mxico. Est en un expositor sin
ningn tipo de etiqueta, entre un conjunto de tpicos artefactos
mexicanos. Y ya en 2011 el nuevo equipo de Valsequillo pudo
constatar que el yacimiento haba sido alterado por la construccin
de una gran casa, con un terreno adyacente delimitado por vallas y
muros. Adems, el paisaje se haba llenado de vegetacin y rboles en
la antigua zona de excavaciones. En opinin de Mark Waters,
prcticamente ya no quedaba nada til que excavar en Hueyatlaco. A
todo esto, parece ser que la casa se edific sin permiso, y an a
pesar de que Hueyatlaco haba sido declarado por el INAH yacimiento
arqueolgico oficial.
Fig. 11. Vista del paisaje en Hueyatlaco en 2011
-
18
En cuanto al proceder del INAH en este embrollo, las palabras
del gelogo Robert McKinney, en un correo electrnico a Virgina
Steen-McIntyre (25 de julio de 2011)18, son de una dureza
concluyente:
Mi posicin es que a nosotros (todos los implicados) se nos ha
apartado del descubrimiento de hechos significativos a causa de una
actuacin ilcita sistemtica por parte del INAH y de otros intereses
que, por alguna razn, no quieren que se descubra la verdad. Muchos
intentos fallidos para obtener permisos, fsiles perdidos o
destruidos, una interferencia directa en los intentos de llevar
equipos de perforacin y registro al yacimiento y otras cosas sin
sentido han impedido a los investigadores rigurosos obtener datos
vitales.
Se pueden decir las cosas ms alto pero no ms claro. En fin, ante
este tipo de sucesos, bien podra parecer que estamos ante una
especie de escenario pseudoconspirativo, pero obviamente, a falta
de pruebas fehacientes, este camino no lleva a ninguna parte. MMss
aallll ddee HHuueeyyaattllaaccoo Podramos concluir aqu el texto y
aceptar que el caso de Hueyatlaco fue un episodio aislado en la
historia de la arqueologa americana y que en l confluyeron diversos
factores poco recomendables como los celos profesionales, las
ansias de protagonismo, los posibles errores tcnicos o ciertas
posturas intransigentes propias de personas o estamentos con un
alto ego cientfico. Sin embargo, y esto desde luego no se ensea en
ninguna facultad de Historia, existe un largo y lamentable
historial de casos parecidos a Hueyatlaco en los que la
intransigencia y la hostilidad ante las nuevas ideas y pruebas
provocaron la marginacin y exclusin de tales aportaciones e incluso
perjudicaron gravemente muchas carreras profesionales,
entorpeciendo de este modo el avance de una verdadera ciencia libre
de presiones y prejuicios. Este historial contiene episodios tan
oscuros como los hallazgos del arquelogo canadiense Thomas Lee en
el yacimiento de Sheguiandah, en la isla de Manitoulin (al norte
del lago Hurn) a inicios de los aos 50. All encontr artefactos
lticos avanzados en unos depsitos que fueron datados geolgicamente
entre 65.000 y 125.000 aos. Lee perdi su emple pblico (fue
despedido), no pudo publicar sus resultados y sus pruebas fueron
rebatidas por otros expertos19. Todos los artefactos encontrados se
perdieron en arcones del Museo Nacional de Canad. El Director del
Museo, que haba defendido los hallazgos de Lee y haba propuesto
publicar
18 STEEN-MCINTYRE, V. Bob McKinney 1933-2011, Classic
Valsequillo Project colleague Pleistocene
Coalition News, volume 4 issue 2; 2012. 19
Segn una entrevista realizada a Virginia Steen-McIntyre, Lee
incluso lleg a ser recluido temporalmente en un centro de salud
mental, pero no he podido confirmar tal afirmacin, ni si tuvo
relacin directa con los hechos narrados.
-
19
una monografa sobre stos, fue a su vez apartado de su puesto.
Sheguiandah se acab convirtiendo en un centro turstico. Otro caso
similar es el del arquelogo de Texas George Carter, que en la misma
poca afirm haber hallado unos bastos utensilios de piedra en el
yacimiento de Texas Street (San Diego) con una datacin de entre
80.000 y 90.000 aos. Enseguida fue criticado por algunos expertos,
que aseguraron que haba confundido objetos naturales con
herramientas hechas por el hombre. Al poco tiempo tambin perdi su
empleo pblico. Sin embargo, Carter sigui defendiendo la validez de
sus resultados y comprob con resignacin como algunos pocos colegas
slo le daban la razn en privado, pues tenan miedo de hacerlo en
pblico, lo que podra arruinar sus carreras profesionales. Y ni
siquiera una figura tan destacada de la paleoantropologa, como el
mismsimo Louis Leakey, qued al margen de la maquinaria del
pensamiento nico. El que fuera descubridor de excepcionales
especimenes de homnidos en frica estuvo excavando en los aos 60 en
el yacimiento de Calico (California), bajo la direccin de la
arqueloga Ruth Simpson. En este lugar se hallaron ms de 11.000
artefactos de tipo eolito (piedras de slex bastamente trabajadas20)
en una serie de estratos, siendo los ms antiguos datados por series
de uranio en 200.000 aos! Leakey defendi estas dataciones pero
nuevamente los escpticos las rechazaron, recurriendo a la doble
explicacin de que, o los artefactos no eran tan antiguos, o en
realidad eran naturales (geofactos). Con todo, algunos
especialistas examinaron las piezas y afirmaron que algunas al
menos s seran de inequvoca factura humana. En todo caso, los aos de
Louis Leakey en Calico fueron tristes y embarazosos, segn relata la
bigrafa de Leakey. Y dejamos aqu esta casustica, pero segn los
autores Cremo y Thompson existen bastantes ms informes arqueolgicos
sobre hallazgos de restos humanos datados en fechas
excepcionalmente remotas en Amrica (y otras partes del mundo). Cabe
aclarar que no siempre estos hallazgos comportaron situaciones de
marginacin u ocultacin, pero s parece que durante el siglo XX se
aplic sistemticamente un filtro cognitivo que enviaba tales pruebas
a la papelera del rechazo y el olvido sin causa justificada. Por
poner un solo ejemplo, estaramos hablando de ciertos
descubrimientos en Monte Hermoso y Miramar (Argentina) a cargo de
los hermanos Ameghino, paleontlogos, entre finales del siglo XIX y
principios del XX, que mostraban huellas de poblacin humana en el
Plioceno (entre 5,2 y 1,6 millones de aos!), un tiempo
absolutamente impensable para los esquemas evolucionistas
consolidados. Hoy en da todava se habla de los Ameghino con respeto
y admiracin por sus logros, pero los datos antes citados parecen
haber pasado a mejor vida.
20 La ciencia actual no reconoce los eolitos como piedras
modificadas por el hombre sino por procesos
naturales.
-
20
EEll ggrraann pprroobblleemmaa ddee ffoonnddoo Las
investigaciones llevadas a cabo en Valsequillo pusieron de
manifiesto que el equilibrio trilateral existente entre los
hallazgos arqueolgicos, las dataciones y la teora sobre el
poblamiento humano de Amrica se haba roto por algn sitio. Si
examinamos el ncleo de la controversia, llegaremos a la conclusin
que al menos uno de los tres elementos de este tringulo debe
fallar. La primera sospecha podra recaer sobre la prctica
arqueolgica, pero todo el mundo empezando por los gelogos del USGS
coincide en afirmar que la metodologa cientfica aplicada por
Cynthia Irwin-Williams estaba fuera de toda duda. A pesar de su
juventud, era una persona muy preparada, metdica, detallista y con
un cierta experiencia en excavaciones, lo que se tradujo en un
trabajo bien realizado y bien documentado, tomando buen registro de
todos los hallazgos e interpretando correctamente la secuencia
estratigrfica del yacimiento. Obviamente, la participacin de
gelogos cualificados y de otros especialistas, que se ha prolongado
hasta hace pocos aos, tambin ha ayudado a componer un trabajo
multidisciplinar completo y minucioso, muy necesario en yacimientos
de tanta antigedad. As es como se ha podido determinar que no haba
rastro de inserciones o intrusiones (aunque no en opinin de todos,
como ya se ha mencionado) y que los estratos donde se haban hallado
los objetos constituyen un depsito inalterado a lo largo de los
milenios. En segundo lugar tenemos el tema de las dataciones. A
este respecto, la presencia de tantos huesos mineralizados que no
se podan datar por C-14 deba haber suscitado algunas preguntas que
no se hicieron, pues los arquelogos americanos estaban
acostumbrados a utilizar este mtodo (vlido hasta unos 70.000 aos de
antigedad como mximo) en sus modernos yacimientos del Nuevo Mundo,
y en Valsequillo esta tcnica prcticamente qued indita. En cuanto a
las otras tcnicas, se podra aducir que algunas de ellas, de
reciente aplicacin, haban fallado y que falta de correlacin entre
las capas de tefra de Valsequillo y La Malinche no permita extraer
conclusiones claras. Sin embargo, cuando a los primeros datos
extremos obtenidos por Szabo con las series de uranio se unieron
los nuevos datos obtenidos por otros mtodos en la dcada de los 70,
todo empez a cuadrar. Tenemos pues hasta cuatro mtodos empricos que
siendo aplicados sobre diversas muestras apuntaban a un mismo
horizonte temporal de alrededor de 250.000 aos de antigedad, si no
ms. De hecho, las recientes dataciones por diatomeas y por el mtodo
del uranio-torio-helio no han hecho ms que reafirmar la gran
antigedad de Hueyatlaco. A estas alturas ya resulta muy forzado
mantener que los cinco mtodos del mbito de la fsica, la qumica y la
biologa aplicados en el yacimiento fallaron estrepitosamente al no
ofrecer las fechas esperadas por el estamento acadmico. Desde
luego, hay que admitir que las dataciones no son perfectamente
coincidentes y que existe una amplia diferencia entre las ms
moderadas y las ms extremas, pero aun as no queda ninguna duda de
que todas ellas marcan una
-
21
antigedad enorme para Hueyatlaco, dejando atrs con mucho las
cronologas convencionalmente aceptadas. Por ltimo, nos queda la
teora. Durante dcadas se ha defendido la teora de que los primeros
humanos (desde luego, Homo sapiens) que llegaron al continente
americano lo hicieron desde Asia cruzando el estrecho de Bering
hace unos 30.000 aos y que paulatinamente fueron extendindose hasta
llegar al cono sur del continente. Con todo, la primera cultura
humana identificada (la ya mencionada Clovis) se situaba poco ms
all del 10.000 a. C. Y bien es cierto que con el paso de los aos,
diversos hallazgos reconocidos han permitido acuar el concepto de
una cultura pre-Clovis, pero que no se remontara muchos miles de
aos atrs. En esta posicin contina enrocado el estamento oficial
arqueolgico, que dicta lo que es aceptable y lo que no, segn sus
pruebas.21 La cuestin, sin embargo, es que existen otras pruebas.
As pues, ignorando las cronologas grabadas en piedra, muchos
autores alternativos y unos cuantos investigadores acadmicos, a la
vista de ciertas pruebas e indicios, han apuntado hacia otros
escenarios en dos sentidos: 1) que no est claro que el nico
poblamiento humano llegara a travs de la conexin con Siberia,
abriendo as la puerta a contactos transocenicos en pocas diversas,
todos ellos antes de la llegada de Coln a Amrica, y 2) que tampoco
se puede dar por bueno el horizonte cronolgico de Clovis (ni el
pre-Clovis) como poblamiento ms antiguo de Amrica, y que existe la
posibilidad de que el paso por el estrecho de Bering hubiera tenido
lugar en otras pocas glaciales anteriores. El problema de
Hueyatlaco es doblemente pertubador porque dado un esquema terico
construido a lo largo de dcadas sobre la evolucin y distribucin de
los homnidos en el planeta los restos fsicos presentan una realidad
bien diferente que obligara a rescribir todos los libros de
Historia. Hay que darse cuenta de que Hueyatlaco no slo muestra el
testimonio ms antiguo de seres humanos modernos en el Nuevo Mundo
sino que lanza un rdago a los esquemas evolucionistas ms firmes.
As, frente a la teora de que el Homo sapiens, en su variante ms
arcaica, apareci en frica hace unos 200.000 aos como mximo (segn
los recientes estudios llevados a cabo sobre el ADN mitocondrial),
los utensilios hallados en Valsequillo se remontan a 250.000 aos!
En esa fecha, segn todos los axiomas establecidos, no haba ni por
asomo ningn H. sapiens en Amrica, pero tampoco en ninguna otra
parte del mundo... Aceptar la realidad de los hechos y las pruebas
de Valsequillo va pues ms all de agitar la arqueologa americana; es
un serio problema para la arqueologa mundial y para los patrones
sobre la evolucin del ser humano. Y as pues tenemos unas notables
herramientas bifaces que son comparables a las que hizo el
hombre
21 En este sentido, es significativa la ancdota protagonizada
por el arquelogo Chris Hardaker durante un
congreso de Paleoarqueologa en Carolina del Sur en octubre de
2005. En el turno de preguntas, Hardaker se dirigi a las
autoridades acadmicas y requiri: En caso de someter una propuesta a
la National Science Foundation, cul sera la fecha ms antigua que
debera fijar para los primeros pobladores americanos? La respuesta
fue directa: 25.000 aos.
-
22
anatmicamente moderno en el Viejo Mundo, pero que no pueden
validarse porque las fechas no cuadran de ninguna de las maneras.
Otra opcin que se podra llegar a considerar es que tales
herramientas pudieron ser obra de homnidos ms antiguos, quiz Homo
erectus, pero estaramos en un escenario meramente especulativo22.
En todo caso, la ausencia de huesos humanos en Hueyatlaco deja un
vaco difcil de rellenar23. Sea como fuere, el caso de Hueyatlaco
plantea un grave choque entre la teora y las pruebas objetivas de
complicada por no decir imposible resolucin. Y desgraciadamente, en
vez de afrontar la controversia, el paradigma actual reaccion
ignorando o negando los hechos o, en el mejor de los casos,
intentando darles una explicacin rebuscada. A este respecto, es muy
significativa la carta24 que escribi Virgina Steen-McIntyre a
Estella Leopold, editora asociada de Quaternary Research el 30 de
marzo de 1981:
El problema, como yo lo veo, es mucho ms grande que Hueyatlaco.
Afecta a la manipulacin del pensamiento cientfico a travs de la
supresin de datos enigmticos, datos que desafan el modo de pensar
preponderante. Hueyatlaco en verdad lo consigue! No siendo
antroploga, no me di cuenta del significado completo de nuestras
dataciones en 1973, ni cmo haba llegado la actual teora de la
evolucin humana a envolvernos tan profundamente. Nuestro trabajo en
Hueyatlaco ha sido rechazado por la mayora de arquelogos porque
contradice esa teora, y punto. Su razonamiento es circular. El Homo
sapiens sapiens evolucion hace alrededor de 30.000-50.000 aos en
Eurasia. Por tanto, cualquier herramienta del H.S.S. de 250.000 aos
de antigedad encontrada en Mxico es imposible porque el H.S.S.
evolucion hace 30.000-... etc. Este pensamiento se ajusta a los
arquelogos autocomplacientes, pero vaya asco de ciencia!
A modo de conclusin, si descartamos cualquier tipo de maquinacin
o maniobra siniestra, lo que queda tampoco es como para estar
orgulloso del proceder del estamento cientfico. Ms bien muestra una
cerrazn y un claro prejuicio ante los hechos anmalos que desafan la
solidez del paradigma establecido, utilizando los trminos empleados
por Thomas Khun al hablar de las revoluciones cientficas. Por lo
tanto, habra que dilucidar qu impide a la ciencia realizar una
seria autocrtica cuando se producen situaciones de este tipo.
22 De todas formas, la presencia del Homo erectus en Amrica ya
ha sido sugerida abiertamente por algunos
arquelogos, a partir, por ejemplo, de los restos hallados en el
yacimiento de Toca da Esperana (Brasil) excavado en los aos 80 del
pasado siglo y datado por series de uranio entre 200.000 y 300.000
aos. 23
A este respecto, a finales del siglo XIX se hall en la zona un
fragmento de crneo humano, llamado crneo Dorenberg.
Lamentablemente, este crneo que estuvo expuesto en Leipzig
(Alemania) result destruido durante la Segunda Guerra Mundial, si
bien una muestra de sedimento hallado en el interior del crneo pudo
ser analizada mediante el mtodo de las diatomeas y dio una
antigedad del Pleistoceno Medio. Tambin se ha hablado de otro
crneo, el llamado Ostrander, pero parece ser que provena de
California, segn informacin directa de Virginia Steen. Asimismo, se
especul sobre unas posibles huellas de pisadas humanas, pero
finalmente se descart su autenticidad. 24
Citada en: CREMO, M.; THOMPSON, R.L. Forbidden Archaeology: The
Hidden History of the Human Race. Bhaktivedanta Institute, San
Diego, 1993.
-
23
Finalmente, ya hemos visto que existieron varios casos similares
a Hueyatlaco; no se trata pues de una rara excepcin que confirma la
regla. Entonces, es razonable considerar que todos los
profesionales que encontraron datos anmalos se equivocaron? Cuntas
pruebas extraordinarias se precisan para que la ortodoxia acadmica
empiece a considerar que el paradigma actual debera revisarse
completamente? Si en el mtodo cientfico la hiptesis se somete a
experimentacin para ser validada y dicha experimentacin que est
fundamentada en hechos observables y medibles contradice la teora,
entonces se debe empezar otra vez desde el principio y replantear
la hiptesis inicial. Es esto tan inadmisible en el campo de la
historia y la arqueologa? O es que determinadas teoras cientficas
ms bien se han convertido en credos religiosos que no pueden
ponerse en duda aunque la evidencia objetiva no la confirme e
incluso la descarte? Xavier Bartlett 2015 Crdito de imgenes:
cortesa de Virginia Steen McIntyre, y sitios web Pleistocene
Coalition y Earthmeasure.
FFuueenntteess yy rreeffeerreenncciiaass Artculos He tomado como
referencia principal los materiales de Virginia Steen-McIntyre
aparecidos en la publicacin regular de la Pleistocene Coalition (un
colectivo de profesionales acadmicos que no acepta los patrones
establecidos sobre la Prehistoria). Se trata de una serie de
artculos en los que la autora describe perfectamente los hechos que
provocaron toda la controversia sobre este yacimiento, casi de ao
en ao, en lo que ella misma califica literalmente de Valsequillo
saga. Asimismo, esta publicacin contiene artculos de otros
cientficos implicados en las investigaciones de Valsequillo, que
tambin incluyo en el listado. LIDDICOAT, J. Paleomagnetic age
determinations at Hueyatlaco. Pleistocene Coalition News, volume 3
issue 5; 2011.
MALDE, H. The footprints that were not. Pleistocene Coalition
News, volume 3 issue 4; 2011.
NAESER, C.W. Thoughts on the geochronology at Hueyatlaco: How
solid geochronology got trashed. Pleistocene Coalition News, volume
3 issue 3; 2011.
STEEN-MCINTYRE, V. Bob McKinney 1933-2011, Classic Valsequillo
Project colleague. Pleistocene Coalition News, volume 4 issue 2;
2012.
STEEN-MCINTYRE, V. The Valsequillo saga and Hueyatlaco site: VSM
recalls. Pleistocene Coalition News vol. 3, issues 3, 4, 5, 6;
2011.
-
24
VANLANDINGHAM, S.L. VanLandingham on Hueyatlaco. Pleistocene
Coalition News, volume 3 issue 3; 2011.
Otros artculos de especial inters: GONZLEZ, S., HUDDART, D;
BENNETT, M. Valsequillo Pleistocene archaeology and dating: ongoing
controversy in central Mexico. World Archaeology, v. 38, p. 611-27;
2006.
MALDE, H. E.; STEEN-MCINTYRE, V.; NAESER, C. W.; VANLANDINGHAM,
S. L. The stratigraphic debate at Hueyatlaco, Valsequillo, Mexico.
Palaeontologia Electronica Vol. 14, Issue 3; 2011.
MELTZER, D. J. First peoples in a new worldcolonizing Ice Age
America. University of California Press, Berkeley, California;
2009.
OCHOA-CASTILLO, P.; PREZ-CAMPA, M.; MARTN DEL POZO, A. L.;
ARROYO-CABRALES, J. New excavations in Valsequillo, Puebla, Mexico.
Current Research in the Pleistocene, 20:61-63; 2003.
STEEN-MCINTYRE, V., FRYXELL, R., MALDE, H.E. Geologic evidence
for age of deposits at Hueyatlaco archaeological site, Valsequillo,
Mexico. Quaternary Research, 16:1-17; 1981.
STEEN-MCINTYRE, V. A review of the Valsequillo, Mexico early-man
archaeological sites (1962-2004) with emphasis on the geological
investigations of Harold E. Malde. Presentation at 2008 Geological
Society of America Joint Annual Meeting; 2008.
SZABO, B.J.; MALDE, H.E.; IRWIN-WILLIAMS, C. Dilemma posed by
uranium-series dates on archaeologically significant bones from
Valsequillo, Puebla, Mexico. Earth and Planetary Science Letters,
6:237-244. 1969.
Libros ARMENTA CAMACHO, J. Vestigios de labor humana en huesos
de animales extintos de Valsequillo, Puebla, Mxico. Consejo
editorial del Gobierno del estado de Puebla, 1978. CREMO, M.;
THOMPSON, R.L. Forbidden Archaeology: The Hidden History of the
Human Race. Bhaktivedanta Institute, San Diego, 1993.
HARDAKER, C. The First American: The Suppressed Story of the
People Who Discovered the New World. New Page Books, Franklin
Lakes, New Jersey, 2007.
Pginas Web http://earthmeasure.com: Pgina web del arquelogo
profesional Chris Hardaker, que ha estado implicado en algunas
intervenciones concretas en Hueyatlaco. Se puede encontrar
abundante informacin (acompaada de una buena
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documentacin fotogrfica) sobre la polmica de Valsequillo y
tambin sobre el yacimiento de Calico.
http://pleistocenecoalition.com/steen-mcintyre/index.html: Pgina
web de Virginia Steen-McIntyre que contiene gran cantidad de
informacin de primera mano sobre sus trabajos y los del USGS, as
como otros documentos de extraordinario valor como los informes
preliminares de Cynthia Irwin-Williams de las campaas arqueolgicas
de los aos 60.
http://www.mna.inah.gob.mx/investigacion/arqueologia/mtra-patricia-ochoa-castillo/proyecto-de-investigacion.html:
Pgina oficial del INAH sobre las investigaciones llevadas a cabo en
Hueyatlaco y los proyectos en curso.
Documentales Desde el mismo sitio web de Chris Hardaker (o desde
el portal youtube) se puede acceder al documental realizado por
Bill Cote titulado New evidence of early man suppresed: the dark
side of archaeology sobre toda la controversia de Valsequillo, muy
centrado en la intervencin de Marshall Payn en el yacimiento, con
la participacin de Steen-McIntyre, Carter, Hardaker, McKinney,
Naeser, VanLandingham, Steede o Waters, entre otros.