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ELOGIOA CONCORDIA

EN EL CUARTO

CENTENARIODE SU FUNDACIN

Lic. Clemente Vizcarra Franco.


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Clemente Vizcarra Franco

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ELOGIOA CONCORDIA

EN EL CUARTOCENTENARIO

DE SU FUNDACIN

Lic. Clemente Vizcarra Franco.


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INDICE

Elogio a Concordia en el 4

Centenario de su fundacinLic. Clemente Vizcarra FrancoPrlogo:Como un cuento para nios 5Antecedentes 9Fundacin de San Sebastin 13Leyendas y Escudos 20Amanecer Independiente 23Reforma e Imperio 25Concordia en llamas 30Caminos de Victoria 34Arte y Paz 40Madeja revolucionaria 44

Eplogo 49Clemente Vizcarra Franco: Escritor, poltico y educadorLic. Ricardo Mimiaga Padilla 52


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PROLOGO:COMO UN CUENTO PARA

NIOS

ranse que se eran unos inditos errabundos, que jugaban a construir idolitos de barro, con barro quesuena a plata como en el verso de Lpez Velarde.

Suban y bajaban las montaas y hacan sus chozasprovisionales de lodo y vara en las faldas de los Cerros,en las orillas de los arroyos o en las cumbres de las

cordilleras.Un da se encontraron un sitio en el que abunda-ban las vboras y le llamaron a ese lugar AMOLOLOA, que en su lengua pinut quiere decr: "TIERRA DEVIBORAS"y poblaron esa tierra para hacer sus ollas ysepultar en ellas a sus muertos.

Tambin dibujaban sus historias y leyendas enlas grandes piedras, las piedras pintadas que perpetansu memoria por los riones de las quebradas, entre la


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rama y los colomos, como las que todava se ven en losarroyos del Zapotillo y las Labradas.

Hacan sus cuamiles en las espaldas de laslomas figurando tableros de ajedrez y crean en elcoyote y en el bho como dispensadores del bien y delmal.

Viviran felices los inditos en aquella rusticidad?Quzs s, puede ser que no, porque en todo hombreanida la inquietud por lo que ser despus; el maanase pinta siempre con colores de aurora, pero impre-cisos, dudosos en la congoja plida de lo que no sabe-mos pero que de todas maneras acontecer.

En sus sueos de siglos, de soles, de lunas y denubes, apareci la figura blanca, acerada, de un hombredistinto, joven, generoso, pero valiente, con el valor queellos tanto admiraban; y los conquist. Aquel guerreroles espant sus coyotes y sus bhos y les enterr sus juguetes de barro para elevar sobre los horizontes losmaderos cruzados de su fe.

Les orden que no anduvieran errantes y parareunirlos en e! alero de una colina construy muchas

casas grandes de piedra para que durasen en eltiempo, en ella los aposent dicindoles que formabanuna Villa, que sta se llamaba SAN SEBASTIAN.

Les aconsej que trabajasen juntos y nunca msriesen, porque slo en la paz seran grandes ypoderosos; que ya no jugasen con lodo, sino con aceroy con fuego, para que dirigiese sus juegos una cosasutil, inmaterial y eterna que dijo llamarse inteligencia.

Se fue el guerrero blanco, pero les dej la he-rencia de su espritu creativo por lo que pintaron su


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ciudad y escarbaron la tierra para sacar la plata. Pero

an no saban lo que era ser libres, por eso cuandooyeron que el Padre de la Patria, con voz de broncegrit la Independencia, al paso de sus huestes que a suvilla llegaron al mando de Gonzlez Hermosillo, loshermanos Costilla, parientes del Libertador, por lascuestas de Pnuco bajaron la plata que pusieron en lasmanos de aqul sirviendo a la causa que los haramexicanos.Aos despus, cuando desde ultramar llegaron asu tierra escuadrones de hombres con traje azul yfranjas rojas y les quemaron sus hogares, por ser ellos,los hijos de los hijos de los indios y de los que con ellosse quedaron cuando los dej el guerrero blanco, searmaron de honor y patriotismo y expulsaron de sustierras a los hombres de traje azul con franjas rojas,haciendo nuevas pginas de historia y leyendasheroicas.

En las jornadas lentas de sus das reconstru-yeron su pueblo con amor republicano. Cuando larevolucin, como tren de aguinaldo cargado de prome-

sas redentoras cruz por su villa, los hombres de ella losiguieron para que en los momentos de zozobra en quela Revolucin pareca naufragar replegada en Veracruz,hacer llegar hasta el Varn de Cuatro Cinegas la platade las vetas de Pnuco, Concordia cuidaba una vezms por los destinos de Mxico.

En nuestros das, la paz, aquella paz quepredicara el hombre blanco, ha oreado con su brisa lossudores y la sangre de la antigua Villa, y en su cal, ahombres y mujeres siguen fabricando con barro que


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En las sierras limtrofes entre Durango y Sinaloa,

vivan los aguerridos xiximes y acacces.La capital del seoro tahue fue la legendariaHuey-Colhuacan, y la capital del reino totorame fue laantigua Chametla.

Por estos datos histricos lo que fue despus laVilla de San Sebastin y hoy es Concordia, era territorioocupado por los totorames, los que fundaron Copala yvivieron en Panoco (Pnuco) y cerca de Concordiadejaron restos de su forma de vida en lugares como:Amololoa, donde existen casi a flor de tierra restos desu cultura en una gran cantidad de vasos, dolos, pipas,construidos maravillosamente en barro, por lo quetenemos de seguridad que cultivaron la cermica conrara habilidad; tambin dejaron su recuerdo en laregin, en innumerables piedras labradas o pintadas,como las que se observan en la margen del Arroyo delZapotillo y las bellamente ilustradas del Arroyo de LasLabradas o del Tabln, cercano a Aguacaliente deGrate.

Estos nuestros antepasados sabemos que

cultivaron el maz, el frijol, el algodn, la calabaza y elmaguey; y vivan en pie de guerra contra los aguerridosxiximes y acacces, que desde las sierras cercanasbajaban a quitarles sus cosechas.

El apogeo del reino totorame se eclips ante elpaso de las caballeras de Don Nuo Beltrn deGuzmn, cuando en su marcha acelerada hacia elnorte, en busca del poder y la riqueza, se apoder deChametla y cruz todo el pas de los totorames para ir avencer a los tahues y fundar la ciudad de San Miguel de


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Culiacn, como cantera de conquista que asegurara en

estas tierras el Imperio de la Grande Espaa, -como lallam el propio Don Nuo-.Pero los totorames no eran fcil presa. Su coraje

y rebelda mal se avenan al yugo espaol; y apenasalejado Don Nuo de las costas sinaloenses paraasentarse en Santiago de Compostela, Nayarit, quehizo capital de la Nueva Galicia, los totorames volvierona sus arcos y flechas para combatir al osado hombreblanco que se atrevi a romper con sus espuelasaventureras, sus breales y arcabucos.

El dominio espaol se haba debilitado en estaslatitudes. Apenas si, (Don Pedro de Tovar) se sostenanen san Miguel de Culiacn, en constante lucha contra laindignacin de los tahues, provocada por los desmanesde los encomenderos espaoles; cuando vino en suauxilio EL FENIX DE LOS CONQUISTADORES, elCapitn Don Francisco de Ibarra, quien despus defundar Durango y Nombre de Dios, baj por laintrincada Sierra de Topia hasta las inmediaciones deSan Miguel de Culiacn; corra al ao de 1564, DonPedro de Tovar vio en el noble capitn al hombre delmomento, quien podra cambiar el sistema de violenciay opresin seguido por los encomenderos de Guzmn,en un rgimen de enrgica paz, y le encomend lapacificacin de los pueblos de Mocorito, Petatln ytehuecos, cosa que logr el esforzado capitn con suhbil diplomacia mezclada en justa dosis con suindomable valor. Fue entonces cuando Ibarra fund SanJuan Bautista de Carapoa en Noviembre o Diciembrede 1564.


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FUNDACION DE SANSEBASTIN

rancisco de Ibarra, el ms joven de losconquistadores espaoles naci en Gipuzcoa,Espaa, probablemente el ao de 1539. Vino a la

Nueva Espaa protegido por su to Diego de Ibarra, ricominero que financi las expediciones de su sobrino, elcual sali por primera vez de Zacatecas en 1554; ycomo decamos, despus de fundar Nombre d Dios yDurango, ya con el carcter de Gobernador de NuevaVizcaya, pas a Sinaloa el ao de 1564; ayudado porPedro de Tovar pacific con diplomacia y valor a loszuaques y tehuecos, fundando la Villa de San JuanBautista de Carapoa; de regreso en la ciudad de SanMiguel de Culiacn, Ibarra recibi la ayuda nuevamentede Don Pedro de Tovar; y como la regin de Chametlahaba sido abandonada por los espaoles cuando los

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determinasen de lo que acordaban hacer en lo tocantea el avecindarse en ella.

As mismo, rog a Hernando de Trejo conmucho amor, comedimiento y ofrecimientos honrososque quedase en aquella provincia y villa que querafundar, por su sustituto, justicia mayor y sulugarteniente para que con su buena industria,solicitud y cuidado la amparase, aumentase y

definiese con el acrecentamiento y defensinnecesaria a su utilidad y provecho. Hernando de Tejose escus capitulando y pidindole se concediesecosas y casos necesarios a la utilidad y provecho dela congregacin y asiento de la provincia y vecinos deella, escusando daos y penosos inconvenientes,todo lo cual fue bastante razn para su escusa,

mayormente que se le ofreci servirle sin cargoporque no se atreva a gobernar y mandar estando tannecesitado y era caso penoso en tierras nuevas ydesprovedas de lo necesario y sin socorro de la realhacienda por cuya causa no poda compeler niapremiar a los que quisiesen asentarse; y as mismoquera saber e inquirir la voluntad de los que estabandeterminados de quedar por vecinos y la pretensinde la gratificacin de sus servicios. Ibarra le replic,obligandole con mayores ofrecimientos y obligacio-nes forzosas al servicio de Dios, Ntro. Seor y dela real Corona. Mandle que se juntase con lossoldados y todos juntos oyesen una misa ofrecidaal Espritu santo, al cual con mucha devocinpidiesen y suplicasen les alumbrase los entendi-mientos para que se su junta y acuerdo saliese


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acordado lo que ms fuese y conviniese a su santoservicio y a la utilidad, aumento y provecho de los

naturales y congregacin y fundamento de la Villaque se pretenda fundar y principalmente en laconservacin de la paz, concordia y conversin delos naturales al gremio y obediencia de nuestrasanta fe catlica, y a que los aparte de susbestiales, ciegos y abominables vicios y pecados yfuesen enseados y concertados en justicia,

moderacin, polica y cristiana vida. Oda la mismase juntaron en una casa a los que Hernando deTrejo les ofreci su persona y buena amistad ymucho amor y buenos comedimientos y conpromesa de acudir a la utilidad, provecho y amparode sus personas, casas y haciendas. Los soldadosse lo agradecieron correspondiendo a las mismaspromesas, obediencia y fidelidad en todo lo que lesmandase; rogronle con mucho encarecimiento,amor y comedimiento que aceptase el cargo deteniente de Gobernador, el cual les respondi harapor darles contento con que aceptase Ibarra lascapitulaciones que de su junta y acuerdo saliesen,

pues era justo prevenir las cosas y casosnecesarios para evitar y repararse de los inconve-nientes que les pudiesen impedir el asiento ycomunidad de la Villa y congregacin nueva.

Agradecironle las buenas voluntades. Aadiles Francisco de Ibarra ayuda de ms

armas, caballos, municiones, ropa, herraje y


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calzado, todo en cantidad y con esta buenaprevencin, orden y concierto, fund Francisco de

Ibarra la villa a la cual puso por abogado a SanSebastin, porque fue fundada un su da 20 deenero. Eligi alcaldes y regidores y reparti lospueblos, tierras en encomiendas, huertas y solaresa cada uno conforme a su calidad, servicio y mrito.

Mand instruir y ensear a los naturales eluso y ejercicio de nuestra santa fe catlica; bautiz

Fray Pablo de Acevedo muchos principalesmandones, muchachos y muchachas y encarg yamonest a los principales la paz y concordia yconformidad a los cristianos y lo mismo con los desu comarca con quien antes de ser cristianos traanguerra y muy encarecidamente con amenaza que nocomiesen carne humana y que conociesen a susencomenderos a los cuales les dio a conocer a cadauno en particular. Hizo Ibarra una cristianaamonestacin y plticas a los vecinos de la nuevavilla, djoles que pues Dios, Nuestro Seor, habasido servido de hacerles merced que por sustrabajos y buenos servicios haba alcanzado frutos

y numeracin de ellos y alcanzado merecimientos ygratificacin de rescate y salvacin de las almasque se haban de salvar y que considerasen el ttuloque les obliga a la conservacin de la concordia ypaz entre ellos y los naturales; lo cual es conocidosu precio, valor y estima como lo afirma y dice elbienaventurado Santo Agustn. Sigui dicindoles:Que en la paz nace gran claridad en el enten-dimiento, quietud en el alma, simplicidad en el


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corazn y una correspondencia de amor acompa-ada con caridad. Esto quita las enemistades, ataja

las guerras, corrige la ira, desecha a la soberbia, daquietud a los humildes, ataja las discordias, pone enamistad a los que mal se quieren, aumenta y creceel estado de las personas y de las Repblicas, esinstrumento de toda honestidad, acarrea frutos yriquezas, gnase con ella la gracia de Dios y de losReinos, echa de si toda avaricia, aade honra a los

muy honrados y a los que no fueren les da nuevoser para que lo sean, incita el nimo de cada unopara el servicio de dios y en fin, la paz en es un bienque todos le apetecen y le queran, por tanto quinla alcanzare la guarde y quien la tuviere perdida queprocure cobrarla y al fin el bien de ella es para laconsagracin del feliz estado, dando la forma, laorden y los medios que se haban de guardar paraatajar las discordias y guerras y enemistades yenojos y disensiones y juntamente con guardarlaestimarla y ponerla por obra conservasen lo ganadosiendo en todo buenos cristianos temerosos deDios y obedientes a la real justicia .

Dice el propio historiador Baltasar de Obregnque vecinos y naturales agradecieron al CapitnFrancisco de Ibarra sus conceptos y consejos y loacompaaron en manifestacin hasta que sali de loslmites de sus tierras.

Francisco de Ibarra, volvi a San Juan Bautistade Carapoa y se intern a Sonora. De Sonora sushuestes atravesaron la Sierra Madre internndose enterrenos de Chihuahua, habiendo llegado hasta CasasGrandes, de all se regres a Chametla y se radic enla Villa de San Sebastin dedicado a la minera, explot


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los minerales de Charcas, Copala y Pnuco; sus lti-mos das los pas en Pnuco en donde una muerte

prematura (ya que slo contaba el capitn 36 aos)cort la existencia constructiva de Francisco de Ibarra el17 de agosto de 1575, habiendo sido sepultado en laIglesia de Pnuco.


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LEYENDAS Y ESCUDOS

a conquista de Sinaloa fue lenta, ya que desde elao de 1565 en que fue fundada Concordia,ningn progreso hizo en el hoy Estado de Sinaloa

la dominacin espaola. El lmite de ella llegaba hastala ciudad de San Miguel de Culiacn y de all hacia elnorte imperaban las distintas tribus indgenas, que enson de guerra haban destruido las Villas de San JuanBatista de Carapoa y la de San Felipe y Santiago en lasorillas del ro Fuerte, que edificara Gaspar de Osoriopara sustituir a la de San Juan Bautista.

Posteriormente Pedro de Montoya con cincosoldados esforzados volvi a fundar la Villa de SanFelipe y Santiago en memoria de la destruida en lasorillas del ro Petatln, la que es hoy ciudad de Sinaloa,la que se vea constantemente amagada por losterribles zuaques, tehuecos y ocoronis.

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La conquista se afianzaba nicamente en las

provincias de San Miguel de Culiacn y San Sebastin,en la cual las minas de Pnuco, Copala, Charcas yConcordia constituan un centro de trabajo y progreso.

El emporio minero de San Sebastin dio aliento atodo el largo periodo de la Colonia en Sinaloa. Sobre lse levantaron escudos y leyendas y tambin templos decantera labrada que estn aun en el presente, comohojas de tristeza de una poca que se crey satisfechay plena de podero; una de esas leyendas se pega a lasbarras de plata de las minas de Pnuco: Y es la de un joven Alfrez Francisco Javier de Vizcarra, originario deVasconia, que persegua a los temibles xiximes queasolaban las comarcas y quien en un despertar serranoemprendi la jornada por la spera sierra; ante sus ojoseuropeos apareci la figura de una ave desconocidapara l, y ante lo desconocido levant su arcabuz ydispar sobre el faisn, que cay al pie del rbolempurpurando su bello plumaje. En su agona, su aleteopostrer, descubri ante la mirada del hispano la platalimpia y en estado casi de pureza que el ibero parti

con su pual, llevndose la seal de su destino, quedespus recogi en las ricas vetas de lo que es y fue larica mina de El faisn, cuyas corrientes de platallegaron hasta el Rey de Espaa, quien en recompensaotorg al afortunado Alfrez el ttulo de Marqus dePnuco.

La riqueza de este caballero fue proverbial y aella se debieron las edificaciones de las iglesias de ElRosario, Concordia y Copala, que son hoy obligadavisita del turista y derroche de arte impreso en cantera.


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El pueblo de San Sebastin despus de agotados

los recursos mineros del subsuelo, se dedic a lassiembras de maz, frijol y otros cultivos para surtir a loscentros mineros mencionados. La paz prolongada entres siglos fue creando alrededor de la villa camposlabrantos y ranchos ganaderos, hasta que en losprimeros das de enero de 1811, pasaron por la Villa losinsurgentes al mando de Gonzlez Hermosillo, quienhaba recibido de Don Miguel Hidalgo y Costilla elmando de llevar la independencia a Sinaloa y quiendespus de haber tomado el Real de Minas de ElRosario, se diriga al norte del Estado pasando por laVilla de San Sebastin, en donde lo entrevistaron loshermanos Costilla, parientes cercanos del Padre de lapatria, y que a su vez eran empleados de las minas dePnuco, trayndole gran cantidad de plata que leentregaron por rdenes del Marqus de Pnuco, paraayuda de la Revolucin de Independencia; asConcordia una brillantemente su nombre a la lucha porla libertad de Mxico, en los propios albores de estaepopeya libertaria.

Posteriormente Gonzlez Hermosillo fue derro-tado en San Ignacio por el realista Garca Conde, ce-rrndose as la etapa de la insurgencia en el Sur deSinaloa.


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AMANECERINDEPENDIENTE

orran los primeros aos de la vida libre deMxico, y constituyendo todava una soladicesis las actuales de Sonora y Sinaloa, rega

los destinos de la misma su Excelencia Fray Bernardodel Espritu Santo, el mismo que se haba distinguidopor su lucha contra Don Agustn de Iturbide. En ocasinde una visita que haca a su extensa dicesis, lleg a laVilla de San Sebastin, donde enferm gravemente,

falleciendo en la propia villa el da 23 de julio de 1825.Se le hicieron honras fnebres muy solemnes,contndose que su cuerpo dur expuesto a laveneracin pblica durante tres das, en una de las

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estancias de un viejo convento, precisamente en cuyo

edificio funciona hoy la Escuela Josefa Ortiz de Domn-guez, sepultndosele con gran pompa al pie del altarmayor de la iglesia parroquial e indicando su sepulcrouna lpida.

El da cinco de septiembre de 1828 la Villa deSan Sebastin cambi su nombre por decreto oficialrecibiendo el de Ciudad Concordia.

El Congreso Estatal con fecha 13 de octubre de1830 aprob la divisin del antiguo Estado de Occi-dente, en los Estados de Sonora y Sinaloa; al dasiguiente el propio Congreso dict las reglas para laformacin de los nuevos Estados, declarando queSinaloa se compondr de los Departamentos de ElFuerte, Culiacn y San Sebastin, por ello decimos queno fue correcto dejar fuera del escudo de Sinaloa uncuartel alusivo al Municipio de Concordia, antiguonombre de San Sebastin.

Durante el aciago ao de 1847 se registr unapenosa reyerta entre el Gobernador Don Rafael de lavega y el Coronel Tllez, y mientras tal discordia se

solucionaba, sin saberse exactamente la fecha, losbuques de guerra americanos ocuparon la poblacin deMazatln, teniendo que salir la guarnicin mexicanapara refugiarse en Concordia. Nuevamente la histricaVilla prestaba su cooperacin a las causas de la Patria.


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REFORMA E IMPERIO

or los aos de 1857 y 1858 nuestro pas vivi laetapa heroica de su definitiva estructuracinpoltica. El crisol donde la sociedad mexicana se

limpi para siempre de impurezas y alcanz el perfil desu nacionalidad autntica fue el choque desgarrador ysangriento entre los partidos liberal y conservador.

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Derivado del Plan de Ayutla, en el ao de 1857,emergi la Constitucin Poltica de la Repblica

Mexicana promulgada el 5 de febrero de dicho ao,cuya defensa encauz la guerra que en nuestra Historiase conoce con el nombre de Guerra de Reforma oGuerra de Tres Aos, cuyos efectos con el triunfo enella del grupo liberal sobre el conservador, defini para

siempre en Mxico las formas republicana,representativa y federal; bases que formaron elpendn, bajo el cual se libr la epopeya en la que elpueblo mexicano defendi su libertad, contra lainjustificada intervencin francesa y contra el exticoimperio.

En esta hoguera, por el patritico esfuerzo de sushijos y sobre un pedestal de sacrificios, alcanzConcordia las cumbres de la heroicidad.

En el alba de este gran ciclo histrico, el primerode Enero de 1858 el Gral. Espejo, al frente de la guarni-cin de Mazatln, se pronunci a favor del Plan deTacubaya, que pretenda eclipsar nuestra Carta Magna,

reconoce al Gral. Jos Mara Yez como Gobernador.El Plan de Mazatln es secundado por todos lospueblos del Estado y prcticamente Sinaloa queda bajoel mando de l Partido Conservador; hasta que DonPlcido vega a la cabeza de algunos adictos a la Cons-titucin, se pronuncia en El Fuerte contra el movimientotacubayista. El 7 de agosto del citado ao, el Lic. DonEustaquio Buelna secunda la actitud de Don Plcido; yConcordia, el da 3 de septiembre, se pronuncia encontra del Plan de Tacubaya. Con ello inicia su marcha


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eterna, cuna de libertades, Castagny decide quemarConcordia y ordena al Comandante Garnier lleve a cabo

el acto infame, pero ste recuerda que es soldado deFrancia y repudia el acto, negndose a ejecutarlo, peroms sumiso que l, Billaut acepta el oprobio.

CONCORDIA EN LLAMAS


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iel a su designio, Castagny form dos columnaspara abatir los pueblos en que se refugiaban los

liberales. Una de esas columnas tom el rumbode La Noria y la otra, compuesta de franceses ylozadeos, se dirigi a Concordia. Esta columna sali aprincipios de febrero de Mazatln, incendiando de pasolos caseros de Castillo, Presidio y Embocada; el dadiez de Febrero de 1865 ejecut en Malpica a diez per-sonas sin haberles formado causa. La propia columnaque mandaba Billaut fue hostilizada en su marcha por

guerrillas mexicanas, pero debido a un movimientorpido, lograron dispersar a los nacionales.

El Gral. Rub guarneca Concordia, pero envista de la superioridad numrica del enemigo, recibirdenes de retirarse a Copala, por lo que Billaut ocupConcordia el doce de febrero de 1865, fecha crucial enlos destinos de esta poblacin.

Los franceses encontraron en Concordianicamente mujeres, ancianos y nios. Los hombresformaban el glorioso Batalln Concordia; as fue como

ante el pavor que infundi la noticia de que la poblacinsera incendiada, las familias se recogieron en el curatobajo el amparo del sacerdote Soto de la Paz; y otraparte de ellas se asilaron en la casa del sbdito espaolDon Jos Gana. Los franceses registraron a las mujerespara robar sus alhajas y algunas monedas y en la tardede ese da los franceses y lozadeos se repartieron enpelotones, provistos de materiales combustibles ypusieron fuego a muebles y casas. Dos horas despusde caer la tarde de ese da, el cielo se vea oscurecidopor negros nubarrones de humo, y toda Concordia

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iluminada por las llamas del incendio; as en esa fraguade llamas, cenizas y llanto, Concordia forja en este da

su heroicidad, que aos ms tarde reconoce elCongreso del Estado y en un acto de plena justicia ladeclara Ciudad Heroica.

Entre fuegos, injurias e improperios, se dio elcaso en que un pelotn de franceses se intern en lacasa de la Matrona Encarnacin Osuna de Valds,ordenando el jefe de dicho pelotn que se colgara a laherona para que dijera la situacin y el lugar en que se

encontraban los jefes republicanos Corona, Rub yPeraza. Claro, Nana Chn era del temple de lasgrandes damas que registra la historia de los grandespueblos; y ante el suplicio cay el paradero de lospatriotas, y viendo el jefe francs la inutilidad de subrbaro empeo, orden la descolgaran. Nana Chn. Alrecobrar el aliento se yergue ante los infames y con vozenrgica les grita: Esta es la civilizacin que nosvienen trayendo y de que hacis tanta gala; pero enrealidad no habis venido a Mxico sino a incendiar

poblaciones indefensas, ultrajar mujeres, por queno sois otra cosa que asesinos y bandidos .

Dentro de aquel macabro anochecer se dio otrocaso espectacular, y fue el desarrollado en la casa delespaol, Gana, consistente en los siguientes hechos.Un pelotn de franceses se introdujo en la casa delespaol Gana para ultrajar y deshonrar a las mujeres enella refugiadas; ante tal barbarie Don Jos imprec yrog hasta de rodillas que no se consumara tan inmoralacto, pero sus palabras eran intiles ante aquellasoldadesca ebria de vino u de lujuria; en tan duro trance


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Gana percibi al Capitn Torcuato Seguames de lagente de Lozada que a casualidad pasaba por el frente

del zagun en que se desarrollaban los aconteci-mientos. En tales momentos de desesperacin Gana legrit a Seguames: Capitn, usted es mexicano,salve a estas mujeres que tambin lo son, de lainfamia que se pretende cometer con ellas . Lasangre mexicana del lozadeo hirvi en sus venas yrpidamente desefunda su pistola y se coloca frente alpelotn extranjero dicindoles: Antes de tocar a estas

mujeres, pasarn por mi cadver . Ante tan decididaactitud, los suavos ebrios retrocedieron y se cuenta queinmediatamente Seguames se fue por su compaa a

su cuartel y con ella hizo guardia toda la noche frente ala casa de Don Jos Gana, para evitar que losfranceses trataran de regresar a consumar su impdicoacto.

A este centinela del honor femenino, Coronaquiso recompensar, y cuando triunfante ocup Concor-dia aos despus, al saber por las propias mujeressalvadas el comportamiento de Seguames, form losbatallones de Concordia y Pnuco y en la orden del dales cont el hecho del Capitn Seguames, dndolescomo consigna que trataran de tomar prisionero aSeguames, respetndole su vida y su honor sin tocarleun solo cabello. Sin embargo no se supo jams elparadero de semejante caballero. Al da siguiente lacolumna franco-lozadea parti para El Rosario yposteriormente se fijaron como destacamento enMesillas.


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Horas de luto siguieron para Concordia despusde este sacrificio; la mayora de las familias empavo-

recidas huyeron a los campos para protegerse en laselva de futuros atentados y buena parte de ellasperegrin hasta San Ignacio, cuyos pobladores, en ungesto de unidad nacional, les abrieron las puertas desus hogares, hecho que desde entonces inici unahermandad que dura hasta hoy entre San Ignacio yConcordia.

CAMINOS DE VICTORIA


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s verdad comn a estas horas, que los hombreshacen la historia, por ello sta no es sucesin

perfecta de acontecimientos justificados, sino quelas pasiones unas veces subliman y propician hechosgloriosos; pero a veces desembocan en pequeecesque encogen la brillante trayectoria de personasilustres, pareciendo poner aqullas como bancos deneblinas sobre etapas de una poca heroica, en la cualninguna nubecilla debiera opacar el brillo de un solsiempre radiante.

Tal fue en nuestro Estado el caso del distan-ciamientofunesto entre los generales Corona y Rosales, que casicost la vida ste, ocasionado tal distanciamiento por lasublevacin verificada en Culiacn el 20 de marzo de1865 por el Coronel Ascencin Correa en contra deRosales, tomando como pretexto de ella que elGobernador Rosales no manda-ba recursos a lasfuerzas de Corona que se batan en el, Sur, sublevacinque tuvo por efecto que Rosales resignara el cargo deGobernador y se pasara a Sonora, donde encontr la

muerte en lamos el 24 de septiembre del propio ao.Ante la acefala del puesto de gobernador, elGral. Don Ramn Corona con el acuerdo de los jefes yoficiales en campaa, design Gobernador del Estadoal Gral. Domingo Rub, quien se traslad a Culiacn ytom posesin de su alto cargo.

A fines de septiembre del mismo ao, o sea1865, se trasladaron los poderes del Estado a Concor-dia, apenas reconstruida del incendio sufrido, pero enaquel aciago momento baluarte y cuartel general de laresistencia contra los intervencionistas.

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Las fuerzas republicanas seguan hostilizando sintregua a los franceses y lozadeos, con el fin de

tenerlos reducidos a Mazatln; en esta lucha sedistinguieron los jefes Parra, Donato Guerra y Martnez,que contando tan solo con su patriotismo y valor jaquearon a diario a los imperialistas.

El 22 de Marzo de 1866, al tener conocimientoManuel Lozada El Tigre de Alica de la derrota sufridaen el Presidio de la columna mixta al mando delComandante Roig, lleg al Rosario. La columna citada

haba salido de Mazatln el 18 del mismo mes deMarzo para batir a los republicanos que en indomablesguerrillas no dejaban a los franceses ser dueos (sinodel pedazo que pisaban), habiendo encontrado como sedice, en el Presidio, hoy VillaUnin, su ms totalderrota.

Lozada sali de El Rosario para Concordia, adonde lleg la madrugada del da primero de Abril de1866, apoderndose de la poblacin, pero las fuerzasrepublicanas al mando supremo del Gral. RamnCorona y compuestas por los aguerridos batallonesConcordia y Pnuco al mando respectivo del CoronelIsidoro Peraza y del Gral. Domingo Rub, atacan aLozada, trabndose memorable combarte, en el que losrepublicanos repliegan a los lozadeos desde lossuburbios de la poblacin, hasta la explanada dondeexiste ahora el mercado de la poblacin.

Durante la enconada pelea murieron de parte delos liberales el Gral. Jos Mara Gutirrez y el CoronelOnofre Campaa, cuyos nombres recogi reverente el


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Honorable Ayuntamiento de Concordia para darlos ados de sus calles.

Para el crepsculo de ese da solo le quedaba aLozada, derrotado en todos los rumbos de la poblacin,formar, como lo hizo, el cuadro que como ltimo reductodispuso con su artillera y las pocas tropas que lerestaban en la explanada del mercado, esperando laltima carga de los liberales que sera su final, haciendohonor a su apodo, era en aquellos momentos, un tigresenjaulado.

En tan favorables circunstancias para losliberales, sorpresivamente el Comandante general DonRamn Corona orden a los mexicanos retirada, alsaberlo los jefes Rub y Peraza se mezaron los cabellosdesesperadamente, informaron a Corona que Lozadaestaba copado y que solo faltaba el ltimo ataque pararomperle el cuadro y hacerlo prisionero, pero fueronintiles sus peticiones, pues el clarn de rdenes de laDivisin sigui tocando insistentemente retirada.

Este punto histrico ha quedado inexplicado en latelaraa de los acontecimientos. Nadie supo entonces,ni nadie sabe hoy, cules fueron los motivos quedecidieron a Corona, teniendo el triunfo en las manos ycon la codiciada presa de Lozada, para ordenar a sussoldados retirarse. Algunos suponen que ello se debi atemores de que las fuerzas francesas que seencontraban en Siqueros viniesen a dar auxilio aLozada; o bien, la impresin que en el ComandanteGeneral causaron las muertes de Gutirrez y campaa,


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pero esto son solo suposiciones y el hecho quedaenvuelto en la bruma de las cosas inexplicables.

Lozada al sentir que no se le atacaba, igual queun tigre acosado, de repente se ve libre de susperseguidores y huye desaforadamente, as l vol conrumbo a su madriguera que era la Sierra de Tepic.

Despus de este hecho de armas, poco tiempoqued al ejrcito francs de permanecer en Sinaloa,pues al poco tiempo fue atacado el Puerto de Mazatlnpor las huestes de Ramn Corona y el trece deNoviembre de 1866, por la maana, se present unoficial de la Marina Francesa al general Corona en sucampamento de Palos Prietos, y le entreg un

comunicado del Vice-Almirante Basave, Comandanteen Jefe de la Divisin Naval Francesa del Pacfico,participndole la desocupacin del puerto por losfranceses y el embarque de los mismos, a fin de quela ciudad fuera ocupada por las tropas disciplinadaspara que no se alterara el orden; al mediodadesocuparon el puerto entrando los republicanos en l,en medio de las mayores demostraciones de jbilo del

pueblo mazatleco.Glosa este hecho el Lic. Eustaquio Buelnadiciendo: As fue como termin en Sinaloa, elGobierno Imperial, ruda y patriticamente comba-tido por los hijos de este heroico suelo .

Los batallones Concordia y Pnuco formandoparte del Ejrcito de Occidente, salen de Sinaloa para ira combatir al Imperio para el centro de la Repblica. Ases como al mando del Coronel Eulogio Parra derrotanen la batalla de la Coronilla a los imperialistas quecomandaba el Coronel Sayn, combate que abre las


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puertas de Guadalajara a los liberales, plaza que caeen poder de stos el 15 de Enero de 1867. Poco

despus los veteranos soldados concordenses almando de Corona toman Colima y despus con ManuelMrquez se apoderan de Zamora para concurrir al sitiode Quertaro, frente a cuyas trincheras, ltimo reductoreducto del imperio, lucharon bajo el mando del Gral.Mariano Escobedo; Quertaro cae en poder de losliberales el 15 de mayo del ao ltimamente citado ynuestros veteranos batallones parten de inmediato parabatir a Leonardo Mrquez, para entrar por fin al mandode Porfirio Daz a la Ciudad de Mxico.

Cuando surge la lucha electoral para laPresidencia de la Repblica entre el Gral. Porfirio Dazy el Lic. Lerdo de Tejada, vuelve a ser Concordia teatrode hechos notables, entre ellos el consistente en que elGral. Daz, procedente de Tepic y con rumbo al nortellega a Concordia y desde un lugar conocido con elnombre de La Mesa, situado a dos kilmetros de laciudad, escribe una carta a su contrincante, el Presi-

dente Lic. Sebastin lerdo de Tejada, en la que lemanifiesta los medios que l cree oportunos para lapacificacin de la Repblica y en esa ocasin habla conlos elementos del antiguo Batalln Concordia, que eransus partidarios y con el propio Coronel Isidoro Peraza.


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ARTE Y PAZ


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a existencia que vivi Concordia a continuacin

del triunfo del movimiento de Tuxtepec, fue al tonode la que vivieron las dems poblaciones de laRepblica y en especial las del Estado.

Vida impuesta desde arriba, que propici ciertodesarrollo industrial y comercial, a travs de una pazsilenciosa.

Prosper la minera; y as cuando lleg el sigloXX y se apagaron las luces del XIX, fue proverbial elauge de las minas de Pnuco, bajo la propiedad de unacompaa cuya mayora la formaban socios de origenespaol y bajo la direccin del experto ingeniero enminas Don Cesreo Puente.

La riqueza minera despert a su alrededor laagricultura, el comercio y la industria; en Concordia se

inici la destilacin del mezcal; y a principios de siglo ladesfibracin de la hoja de esta planta, para obtener ixtleque se empleaban en sacos, cabos y cordeles.

El pionero de este desarrollo industrial fue DonSalom Vizcarra, al que siguieron Don Manuel Alvaradoy la firma Tirado Brito; el impulsor de la elaboracinixtlera fue Don Guillermo Wolfskill.

Hasta la latitud de Concordia lleg la consignaporfirista de orden, trabajo y progreso, as como unafilosofa pseudo-positivista que haca alarde de lasciencias, confindolo todo a ellas, que serva ademspara encubrir un paciente letargo popular.

Al cobijo de una tranquilidad a medias, se estirpor ms de dos dcadas la moda romntica.

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Por el camino real que conduca desde Pnucohasta Mazatln, caminaban los atajos con sus

caponeras esquiliantes, guiados por arrieros cantado-res, conduciendo mineral y mercaderas.El desarrollo econmico apremi el de las vas de

transporte y dos negociaciones de diligencias sedisputaron el pasaje: La de Don Leoncio Ocio y la deDon Julio Guerrero. Entonces en Concordia fue notatpica el grito de los zotas acompaados de chasquidosde ltigo que apedreaban el cristal de la noche, paraapurar a las acmilas y poder a tiempo desempacarsobre las mesas de cena lugareas, un pasaje magu-llado y somnoliento.

Concordia arrullaba su ensueo de ciudad prcer,con una magnfica banda municipal, que diriga elProfesor de Msica Don Sebastin Snchez, artista pornatural vocacin; y en la que colaboraban los

excelentes msicos Ramn Guzmn, Santiago Daz,Eustargio Pasos, Felipe Flores, Mnico Chvez, JosEspinoza, Severo Peraza, Alberto Zatarain, Pedro Ros

y tantos ms, que hacan el deleite del vecindario consus audiciones hebdomadarias, en la Plazuela Morelos.Noches azules para la juventud de Concordia de

aquellos lejanos das, en las cuales no era raro quealgn galn, al terminar la retreta, se llevara aSebastin con su banda hasta la reja de su amada paratocar como solo l saba hacerlo, los valses y mazurcasde la poca, hasta que el canto de los gallos rompa laseda de la aurora.

Detrs de esta buclica convivencia, comoamenaza permanente de obligado silencio de las


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conciencias, se presentaban las figuras severas delprefecto y del jefe poltico impopulares y dspotas. En

honor de verdad las reseas de Concordia hablan deun prefecto generoso, hombre de buena ley, que fueDon Manuel Oropeza, de quien se dice que gobern conenerga pero con humano trato, hacindose querer detodos los vecinos hasta formar en el lugar una familiaque se reconoce como concordense; los demsestuvieron siempre con el odo atento a la consigna.Los jefes polticos ya sabemos que fueron los pilares dela dictadura y ellos y los cuerpos rurales impusieron elterror y al final la desesperacin.

Al fin el descontento se hizo rumor, que parallegar a grito de rebelda, aprovech la coyuntura queen Sinaloa se present al morir el gobernador vitalicioDon Francisco Caedo. Para sustituirlo se convoc aelecciones en el ao de 1909, en las cuales figuraron

como candidatos Don Diego Redo, del Partido oficial, yel Licenciado Jos Ferrel, candidato del pueblo.

El pueblo de Concordia tom parte en la

campaa electoral, claro, del lado promisor de libertad:fue partidario de Jos Ferrel. Inici y dirigi talmovimiento en el municipio el joven Salom Vizcarrahijo, a quien alentaron su padre Salom Vizcarra y suto Adolfo Vizcarra, este ltimo poltico retirado, detrayectoria liberal juarista.

La presin oficial fue intil con sus amenazas yencarcelamientos para detener a los concordenses, queel da de la eleccin se vaciaron en sufragios para lacandidatura de Ferrel. Se recuerdan en Concordia el


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calor de esos das que se expresaba en mtines ymanifestaciones de encendido sufragismo.

La imposicin que hizo el rgimen porfirista delSeor Redo sobre la voluntad popular, en Concordiareg la semilla que produjera despus la revolucin.

MADEJA REVOLUCIONARIA


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rgimen trat de sacrificar, siendo nicamente heridodel miembro inferior derecho.

Al iniciar el Seor Madero la lucha armada, elpueblo concordense la secund y en los ltimos dasdel mes de Abril de 1911, tras de una ridcularesistencia organizada por el Prefecto Don Juan Puga,la plaza de Concordia fue tomada por las fuerzasmaderistas, mandadas por los jefes Manuel A. Salazar,Emiliano Rodrguez y Rafael Garay; al da siguiente seunieron a estas fuerzas en Concordia las tropasmandadas por Don Justo Tirado, en las que figurabanlos hermanos Kelly, Juan Carrasco y otros cabecillas,como se les llamaba entonces. La ocupacin de laciudad por laos maderistas fue motivo de regocijopopular desbordante, el pueblo saludaba entusiasmadoa los hombres que luchaban por la libertad, siendo talesdas como el amanecer de una nueva poca.

Triunfante la revolucin maderista, al celebrarselas elecciones, el triunfo de la planilla Madero-PinoSurez fue rotundo en Concordia.

Corra el ao de 1912, cuando un grupo Orozco-Zapatista, al mando de Juan Caedo, apareci en la

Sierra de Pnuco, apoderndose de este mineral y afines de Abril de ese ao tom la poblacin deConcordia, que defendan fuerzas maderistas al mandodel Coronel Gamboa y de Rafael Estolano, hijo de estapoblacin.

Al poco tiempo salieron de Mazatln tropasmaderistas al mando del Gral. Pedro Ojeda para

recuperar Concordia. Esta columna era mixta, es decir,compuesta de tropa de lnea y de irregulares, formando


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stos ltimos el cincuenta y siete batalln al mando delCoronel Lino Crdenas, valiente y generoso, originario

de Aguacaliente de Grate.Esta columna recuper Concordia, despus de unsangriento combate, en el que muri el tenienteametralladorista de apellido Inzunza, joven cuyo decesolamentaron grandemente los maderistas.

Por una equivocacin imperdonable de lasfuerzas federales, estas sacrificaron inhumanamente avarios vecinos de la ciudad, entre ellos a los SeoresCleofas lvarez, Crisanto Valenzuela y otros.

Pacificada la regin con la derrota de los oroz-quistas, se vivi en Concordia una era de tranquilidaddemocrtica, en la que el pueblo particip en el gobier-no, designando con toda libertad a sus representantes.Signo ste del rgimen del Seor Madero.

La decena trgica que sacrific al ApstolMadero, trajo para el pas y en consecuencia aConcordia un perodo de caos.

Desde los primeros das del gobierno Huertista,ste fue repudiado por los hombres sanos del pas. ElGral. Victoriano Huerta, sospechando su impopularidady viendo que no lo aceptaba el pueblo por simpata,quiso que lo aceptase por temor. Rgimen viciado deinconstitucionalidad desde su origen, quiso acabar contodo lo que fuese legalidad; y en Sinaloa derroc alGobernador legtimo, electo popularmente, el SeorDon Felipe Riveros, encarcelndolo y desterrndolo delEstado.

Los antiguos maderistas no se conformaron conla zancadilla a la Revolucin, que significaba el cuarte--


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lazo de Huerta; y en la regin Sur de Sinaloa, apareceel primer brote de protesta viril contra la vergenza

nacional, constituido por el grupo de revolucionarios que jefatur Juan Carrasco, el hombre que desde esemomento, encarn cual ninguno el sentir del pueblosinaloense.

Guarneca la poblacin de Concordia un pelotnde polica al mando de Guillermo Rub Peraza, ms unaseccin de tropas del rgimen federal denominado deLa Muerte; y era Prefecto del Distrito Don FranciscoRub, hijo del Gral. Domingo Rub, de respetable ymemorable historia. Francisco Rub no era enemigo delas ideas revolucionarias, pero una mala entendidafidelidad al gobierno de facto, lo hizo armar laresistencia al grupo Carrasquista.

Carrasco atac la poblacin en Marzo de 1913 ycasi la haba tomado, cuando supo que por el caminode El Verde, una fuerte columna de tropas federales, almando del veterano Gral. Ojeda, pretenda flaquearlo.Antes de que esto sucediera se retir Carrasco conrumbo a la sierra. En el pequeo combarte recibi unaherida en un brazo Don ngel Flores, que aos

despus, se significara dentro de las filas de laRevolucin y que a la sazn de los acontecimientos erasegundo jefe del grupo Carrasquista.

El gobierno espurio se indign por la simpataque el pueblo concordense demostr a carrasco y tratde castigarlo, desatando sobre l una ola de persecu-ciones. Los pacficos vecinos Juan Bautista Vizcarra y

Francisco Bernal fueron hechos prisioneros por losfederales y se les aplic la famosa leva; la mayora de


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los hombres tuvieron que huir hacia los montes, para noser vctimas de la perfidia huertista.

Por fortuna Don Venustiano Carranza lanz elPlan de Guadalupe y pronto en la sierra de Pnuco,aparecieron los primeros Constitucionalistas que man-daba el joven Coronel Rafael Buelna, a quien acompa-aban los valientes serranos Vidal Soto y Rafael Garay.Este grupo tom el mineral de Pnuco y el 27 deseptiembre de 1913 se apoder de Concordia. La figuragrandemente simptica delcjhamaco Buelna impresiona los concordenses de todo el municipio, y se puedeafirmar que con elementos de la propia municipalidadse formaron las races de lo que fue ms tarde LaBrigada Buelna, que tanto se distingui en la luchapara derrocar a Victoriano Huerta. Basta decir quehasta la Banda Musical de Sebastin Snchez, sereclut con la brigada, formando la banda oficial de lamisma.

Como hecho significativo debe consignarse quecuando Don Venustiano Carranza pasaba das deagnustia econmica en el puerto de Veracruz yprecisamente cuando organizaba sus fuerzas para

luchar contra los generales Francisco Villa y EmilianoZapata, que sostenan el rgimen emanado de laConvencin de Aguascalientes, el Gral. Ramn F.Iturbe, que sostena el carrancismo y la era precons-titucional en Sinaloa, de las minas de Pnuco que seencontraban incautadas, envi las suficientes barras deplata con ley de oro al primer jefe, para aliviar su difcilsituacin.


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EPILOGO

uatro siglos de Historia le han dejado a

Concordia la ptina del tiempo. Desde elcampanil de su precioso templo colonial pareceapreciarse el desfile en tropel de acontecimientostrascendentes, que son parte de la esencia de nuestravida nacional. Desde sta, su principal altura, Concordiapara su fortuna no tiene aun rascacielos, antjaseadivinar en su limpio horizonte, los perfiles del indgenahierticos; espadas y capas de hidalgos espaoles;siluetas oscuras de cazadores de Vincennes; abiga-rrados grupos de chinacos, y el largo techo de dosaguas de su antiguo mercado; parcese al anchosombrero tejano de la revolucin.

Se han silenciado los mazos de las viejas minas,

no hay polvo de atajos en sus caminos, desaparecieronlos tableros de sus mezcaleras, una agriculturatemporalera se asfixia en un paisaje de tierras resecas.

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Sus pobladores son francos y acogedores; y en laactualidad cuenta ya con un grupo de profesionistas, en

su mayora tcnicos, que deben dirigir sus mejoresesfuerzos, en ayuda de su pueblo natal, para realizar enl industrias extractivas y de transformacin de susrecursos, cumpliendo as con la promesa que susantepasados hicieran a Ibarra, de hacer crecer yprosperar la Villa, en aquel lejano veinte de Enero de1565.

Nunca el concordense desespera. Tiene lapaciencia del indgena para soportar calamidades y latenacidad del vasco para poner toda su constancia en larealizacin de sus esperanzas.

Su Cuarto Centenario encuentra a Concordia depie, segura de su destino, con la experiencia que brindano una ancianidad paraltica; sino una madurezconstructora. Concordia dio y seguir dando, sinegosmos, permanente ejemplo de civilidad uy deentrega total a las mejores causas de la patria. Loesperamos as, porque creemos en ella, en Sinaloa y enMxico.


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CLEMENTE VIZCARRA FRANCO Escritor, poltico y educador

Ricardo Mimiaga Padilla

Clemente Vizcarra Franco, jurista, poeta, cuen-tista, ensayista, poltico, rector y catedrtico universi-

tario, naci en Concordia, Sinaloa, el 23 de noviembrede 1901. Sus padres fueron Salom Vizcarra Valds yRafaela Franco Nez, quien por cierto muri a la edadde 106 aos en 1969. Su bisabuela por va paterna fueEncarnacin Osuna viuda de Valds Nana Chon, laherona concordense que se enfrent con temple yvalenta a los franceses en plena Guerra deIntervencin, cuando la ciudad fue incendiada por losinvasores en febrero de 1865.


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Jurisprudencia, donde present examen recepcional el31 de julio de 1929, y obtuvo el ttulo de Licenciado en

Derecho el 16 de diciembre del mismo ao. Susmaestros fueron el licenciado Jos Vasconcelos, Anto-nio Caso y Rafael Rojina Villegas. Entre suscondiscpulos de generacin figuran Andrs SerraRojas, conno-tado jurisconsulto; Ernesto P. Uruchurtu,regente del Distrito Federal; Renato Leduc, escritor yperiodista; Miguel Alemn Valds, Presidente deMxico; Antonio Carrillo Flores, Secretario deRelaciones Exteriores; Mario Souza; FranciscoGonzlez de la Vega y Carlos Franco Sodi. As mismo,mantuvo estrecha amistad con Alejandro Gmez Arias,lder incansable en la lucha por la autonomauniversitaria en Mxico.

EL HOMBREClemente Vizcarra Franco, al final de su fructfera

existencia, meda 1.64 metros de estatura, era decomplexin robusta, piel blanca, cabello escaso yentrecano, frente grande, cejas regulares, ojos cafs,nariz recta, boca regular y su sea fsica particular, quelo distingua sobremanera, fue su lunar voluminoso en lamejilla izquierda.

Al mencionar los gustos o algunas particula-ridades de la bien definida y armoniosa personalidaddel licenciado, cabe recordar el enorme placer queexperimentaba cuando bailaba en El Cobertizo , elmejor centro social de Concordia. Adems le gustabacaminar por las calles de su pueblo, donde se mezcla el


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olor a madera cepillada y la sabrosa birria de El Jaibo , acompaado por una ruidosa tambora.

Pero la peculiaridad que lo distingui a lo largo desu vida, fue su acendrada capacidad para distraerse, lacual se manifestaba con relativa frecuencia en el olvidode papeles de diversa ndole que caan en su poder,desde documentos oficiales, hasta cartas, oficios sinfirmar y cheques sin cobrar. Se cuenta que cuando dejel cargo de Secretario General de Gobierno, el funcio-nario que lo reemplaz encontr, para su sorpresa,alrededor de mil cartas y telegramas sin abrir, en elinterior de los cajones de su escritorio y en otrosmuebles de oficina.

Una ancdota que enriquece lo dicho anterior-mente, refiere que en cierta ocasin el licenciadoVizcarra, al estarse rasurando la cara, dej abierto elgrifo de la llave del lavabo de su habitacin, que enocasiones ocupaba en el hotel de la CAADES, y al salir,el licenciado haciendo gala de su habitual distraccin,no se percat de cerrar la llave y quienes recuerdaneste hecho, entre ellos Jorge Medina Len, afirman queel agua escurri hasta el suelo, formando un pequeoarroyuelo a lo largo de la avenida Carrasco.El licenciado se haba casado por primera vezcon Sara Alvarado, tambin concordense, pero elloaconteci en el ao de 1935, en Mazatln, como culmi-nacin de un noviazgo largusimo, de esos que hacenleyenda en los pueblos; sin embargo, duraron sola-mente escasos meses de casados, pues se divorciaronpor mutuo consentimiento, y sin haber procreado hijos.Sus segundas nupcias las celebr el licenciado con la


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profesora normalista Mara de Jess ZatarinManjarrez, igualmente originaria de la noble ciudad de

Concordia. La ceremonia religiosa se celebr el 19 dediciembre de 1979, cuando el licenciado Vizcarragozaba de su tercera juventud... a los 78 aos de edad.

En ese ao de 1979, como una coincidencia o jugarreta del destino, el 30 de julio para ser ms exac-tos, falleci la seora Sara Alvarado.

Analizando otra faceta de la rica personalidad deClemente Vizcarra, diremos que gracias a sus mani-festaciones humanistas, su predileccin por las letras yal catolicismo que practic a lo largo de su vida, supoganarse amigos sinceros y leales, entre quienesocuparon un lugar preferente se destaca el historiadorAntonio Nakayama Arce, a quien proporcion en lamayora de las veces el apoyo necesario para queprosiguiera con sus investigaciones, incluso en losmomentos ms aciagos de su vida. Don Antonio fueasistente del licenciado cuando aspir a la senadura ya la diputacin federal; y cuando fue designado oficialmayor de Gobierno, Nakayama ocup el puesto deOficial Primero.

EL POLTICOMs bien por la diversidad de su personalidad,

aspiraciones e ideales, a Clemente Vizcarra habra quecatalogarlo como un hombre ms cercano al perfil delintelectual acadmico, culto, que al poltico. Adems, enla poca en que desarroll su actuacin en puestospblicos, imperaron circunstancias poco favorables ahombres de su talla.


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rno, tambin en el perodo de Enrique Prez Arce;presidente fundador de la Junta de Conciliacin y Arbi-

traje; agente del Ministerio Pblico Federal, enMazatln, cuando diriga los destinos del pas ellicenciado Miguel Alemn Valds; Notario Pblico enCuliacn, Mazatln y Concordia; consejero de laComisin Revisadora de Legislacin en Sinaloa, cargoque ocupaba cuando le sobrevino la muerte el 11 demayo de 1983 en su ciudad natal, despus de padeceruna corta agona. Los proyectos que no alcanz arevisar fueron los relativos a las propuestas de reformaslegislativas a la Constitucin local, en lo referente alrgimen municipal.

EL PARLAMENTARIOEn el ensayo El 13 Cabalstico de Sinaloa , el

licenciado Vizcarra describi con precisin cul deberaser la funcin parlamentaria.

...Los congresos siguen siendo de hecho y porderecho, los principales colaboradores del rganoejecutor, en materia de orientacin poltica; y deberanserlo hasta para la funcin administrativa, pues dado el

origen popular de sus componentes, que los haceconvivir a diario con los problemas de sus electores,estn capacitados para opinar sobre cualquier asuntoque atae a los recursos econmicos de sus respec-tivas jurisdicciones, sobre las necesidades que stasenfrentan, qu obras materiales al ejecutarse redundanen verdadero mejoramiento colectivo y por lo tanto,

habr que realizar para lograr un desarrollo armnicode la economa estatal.Por lo dems, cuando a los congresos van

hombres de responsabilidad y de criterio sano, son una


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especie de termmetro que tiene el Ejecutivo para medirla sensibi lidad de sus gobernados, en el sentido de sisu accin gubernamental est recibiendo la aprobacinde las mayoras ciudadanas; o si por el contrario hayalgo en ella que permite nacer el descontento de lospueblos.

Todas estas cosas hacen del hombre delCongreso, interesante punto clave de la marchacorrecta de la maquinaria oficial, por ello es personaque debe estar en permanente movimiento para noperder el contacto directo con los ciudadanos, aquienes y cuyo pensamiento debe interpretar conajuste certero, y as ser un autntico representante desus intereses y de sus personas, en esta hora en la cualla Teora Representacin Popular, exige que se le

justifique con actitud positiva .

EL EDUCADOR, CATEDRTICO YRECTOR DE LA UNIVERSIDAD

En su juventud, el maestro Vizcarra habaocupado el empleo de profesor A de EnseanzasEspeciales forneo y tambin se haba desempeado,durante algn tiempo como abogado postulante enNavojoa, Sonora.Por los aos de 1931 y 1932, el licenciado Vizca-rra imparti algunas ctedras en el entonces ColegioCivil Rosales; asimismo form parte de un grupo de jvenes vanguardistas integrado por Enrique Flix ElGuacho, Francisco Apodaca, Eladio Esquerra yEnrique Gmez, entre otros.

Es importante resaltar que en Sinaloa, ellos fue-


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ron los primeros universitarios que leyeron de manerasistemtica libros como El Capital de Carl Marx, las

obras de Ortega y Gasset, entonces en boga, como ElTema de Nuestro Tiempo y su revista, en la que escri-ban adems de Gasset, Unamuno y Prez Ayala, quelo hacan con pasin encendida y dentro de la corrienteque favoreca el establecimiento de la RepblicaEspaola, que por esos aos se constituy.

Ese mismo grupo de universitarios inquietos,activ el ambiente poltico y gener la simiente delcambio, que luego se concret en reformar a la Ley delColegio Civil Rosales en 1932. Uno de losprincipales logros fue que por primera vez en la historiade la Universidad de Sinaloa, se garantiz la represen-tacin estudiantil en el Consejo Universitario.

Durante los aos de 1936 y 1937, y teniendocomo compaeros a Enrique Flix y a Soln Zabre, elan joven Clemente Vizcarra particip en el movimientoque reform ampliamente al Colegio Civil Rosales ,para transformarlo en Universidad Socialista delNoroeste .

Asimismo, es oportuno recordar que el licenciado

Vizcarra ocup el cargo de Rector de la Universidad deSinaloa, en el corto perodo que va del primero deseptiembre al da ltimo de diciembre de 1962, pues el31 de agosto de ese ao, haba finalizado la gestinrectoral del doctor Fernando Uriarte. En ese tiempoorganiz por primera vez el inventario de los bienes dela Universidad, la introduccin de nuevas ctedras,principalmente en la Escuela de Derecho, tales como


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Derecho Fiscal y Derecho Mercantil Martimo. Tambinfund dos escuelas, que al poco tiempo perdieron

inters y apoyo por parte de los rectores que losucedieron: Periodismo y la Facultad de Altos Estudios.El 6 de diciembre de 1962, en la ceremonia

solemne en la que se le concedi el grado de DoctorHonoris Causa a Soln Zabre, el rector de la Univer-sidad de Sinaloa Licenciado Clemente Vizcarra Franco,dirigi un mensaje significativo a los catedrticos yestudiantes:Nuestra casa de estudio naci con el altopropsito de ir a la bsqueda de la grandeza del Estadode Sinaloa, preparando a sus hijos en profesiones yoficios que significarn la capacitacin de elementosti les y enrgicos, para el desarrollo de su vitalidad.

Es muy importante hacer notar que fue a raz dela definicin poltica de nuestra patria, planteada porlos pensadores liberales de la poca, cuando inici sustareas docentes nuestra institucin, en forma modestade Liceo, al amparo de las nuevas ideas que llegaron alnoroeste de Mxico y que tuvieron su ms altorepresentativo en su fundador, el seor licenciado donEustaquio Buelna.

Desde entonces ac, las instituciones deenseanza superior en el mundo han librado, da a da,la batalla de su desarrollo y su perfeccionamiento, paraque lleguen a cumplir, cada vez mejor, la misin que lasociedad les ha conferido.

Maestros y filsofos se han preocupado pordefinir cul debe ser la misin de la Universidad. As sehan sustentado diversas tesis, fijando otras tantas fina-lidades a cumplir por ella. Grandes debates se hanori-ginado para fijar si la misin de la Universidad debe


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ser la enseanza y la transmisin de la ciencia, quedan-do fuera de su alcance la tcnica y, lo que es ms, deldivorcio entre la misma ciencia y la cultura.

Ha habido quien, desconociendo la integridad denuestro actual, despotrique contra la ciencia y contra latcnica elabradas por la civi lizacin occidental, sen-cillamente porque se sostiene que aqullas no han es-tructurado la felicidad ntegra de la humanidad .

En una entrevista concedida al peridicoCaminemos, publicado en noviembre de 1971, ellicenciado Clemente Vizcarra coment acerca de laimportante funcin de la Universidad en un tipo desociedad como la nuestra. Entonces expres:

Ortega y Gasset, en su l ibro Las Misiones, da a

la Universidad tres tareas por cumplir: la primera,entregar a la juventud un concepto claro del Univer-soque la rodea y en que vive; la segunda, proporcionar asus alumnos una especializacin o sea una carrera; y latercera, una gua filosfica de comportamiento. Creoque este sealamiento tiene an validez, si le agrega-mos la objetiva enseanza de la problemtica de la

sociedad en que van a vivir y actuar sus egresados.Mi vida est ligada a la Universidad desde muy joven. Siendo preparatoriano con inquietudes literariasform, junto con los mdicos Rigoberto Aguilar Pico, eldestacado, simptico e inteligente Emigdio Flores yMariano Romero el grupo de la revista Vesper. Nuestrafuente eran los modernistas y en la doctrina social Jos

E. Rod .Para el siempre juvenil pensamiento de Clemen-te Vizcarra, la autonoma universitaria significaba crear


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pero claro, este desideratum lo persigue tambincualesquier escuela de la escala que sea.

La Universidad debe tener un fin especfico quela distinga de los variados tipos de escolaridad, paraello es necesario descubrir sus objetivos precisos,encon-trar la naturalidad de su ser y su forma deorganizacin, ambas cosas en relacin con sutrayectoria y su meta final. Ms precisa considerar,adelantndolo de una vez, que la Universidad es obrade los hombres, no del hombre aislado, sino de lapersona social, del que bus-ca una respuesta a unapregunta, o busca soluciones para una serie deproblemas sociales.. .

En 1971, el licenciado Vizcarra present su soli-citud de jubilacin como catedrtico de la Universidad

Autnoma de Sinaloa. Por otro lado, el 12 de enero de1972, se le autoriz el cambio de jurisdiccin para elejercicio de su funcin notarial, de Mazatln aConcordia, siendo gobernador el licenciado AlfredoValds Montoya.

EL POETAErnesto Higuera, el autor de la Antologa de

Prosistas Sinaloenses, que el Gobierno del Estadopublic en Culiacn en 1959, en el tomo II, volumen II,comenta que el que haya ledo el poema Romance de

la bien guardada, que se public en la Antologa Lrica,conceder a Clemente Vizcarra el extrao calificativo deimaginfico , contina...


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caracterizado del vigoroso realismo, acerca de la figuralegendaria del General Juan Carrasco.

Ernesto Higuera comenta que en esasestampas vivas de la Revolucin, los vaqueros trotanpor las laderas de las montaas, alumbrados por loscocuyos fosforescentes y por los relmpagos queciegan y deslumbran con su viva luz momentnea

En la narrativa de Vizcarra, la prosa canta con lasobriedad de un corrido y va describiendo la epopeyade un Taras Bulba ranchero, con un redoble metlicode resonancia de lenguaje y filigranas de estilo.

Finalmente, Higuera expresa que Vizcarra comoescritor poltico, alcanz cumbres resplandecientes alpregonar la autonoma del municipio y la independenciadel Poder Legislativo.

LA MONOGRAFA INCONCLUSASOBRE CONCORDIA

De acuerdo a un antiguo ndice de trabajo, con-servado en un papel amarillento, aparecen los captuloso quizs los apartados que se haban proyectado en larealizacin de una monografa del municipio deConcordia.

De acuerdo a ese plan sencillo, presumiblementeelaborado por el Lic. Vizcarra, se comenzara por tocarlas races histricas y la fundacin de la Villa de SanSebastin; enseguida se abordara el tema no menosinteresante de la poca Colonial, preponderando lariqueza minera y resaltando la figura del conquistadorFrancisco de Ibarra; el apartado tres, estara dedicadoal Marqus de Pnuco, Francisco Javier de Vizcarra,constructor de las iglesias coloniales de Concordia,


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Copala, Rosario, etc.; luego se relatara la historia desus minas, El Faisn, El Cerrillo, etc.; el captulo

cinco estara dedicado a la fundacin de pueblosdurante la Colonia; en tanto que en el sexto, setocaran las ancdotas, sus leyendas, en especial lasque an perduran sobre la Virgen de Pnuco y la mina

encantada de Copala; el sptimo lo tenan reservadopara relatar la historia del camino real y cmo seconstruy la carretera Mazatln-Durango; luego seabordara el perodo de la Independencia, el captuloreferente a Gonzlez de Hermosillo; en el noveno sehablara sobre la Reforma, dndole relieve a la luchapor el restablecimiento de la Constitucin de 1857, asmismo, a la lucha contra el Imperio de Maximi-liano,al Batalln de Concordia, Domingo Rub, IsidoroPeraza, Encarnacin Osuna Vda. de Valds, Batallnde Pnuco y al florecimiento de la industria vincola defibras duras durante el Porfiriato.

En el apartado destinado a la Revolucin, el autoro director de este proyecto quizs tena contemplado

analizar la influencia del Ferrelismo y el Maderismo, ydestacar las figuras de Salom Vizcarra (hermano deClemente), Justino Rub, Vidal Soto, Rafael Garay, JosMiramontes y la Brigada del General Rafael Buelna,aparece ah sealado tambin Ramn F. Iturbe cuandoacudi en auxilio de Venustiano Carranza, decomisandola plata del mineral de Pnuco y envindola por mar aVeracruz, igualmente se encuentra sealado JuanCarrasco y cmo se dieron las circunstancias de surefugio en Concordia; en la poca post-revolucionaria,


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el apartado doceavo est marcado para tocar el temano tan lejano de los del monte , donde sobresalen

por sus acciones Rodolfo Valds El Gitano, ElPayo y Pedro Ibarra; posteriormente viene un bloquededicado al florecimiento de Concordia, gracias a suindustria de fabricacin de muebles y alfarera; elcatorceavo, sobre los bloques y la industria maderera,cuyo personaje principal es Abelino Herbella, luego la

fruticultura, la geografa fsica, sin olvidar un captulo desus presidentes municipales; tambin los atractivostursticos, las ciencias y bellas artes, escribiendo brevessemblanzas de los msicos Sebastin Snchez y ChiloMorn (trompetista), Celso A. Garca (poeta), FaustinoMendoza (pintor) y Jess Martnez (artesano).

Los colaboradores apuntados para llevar a caboesta obra, eran los siguientes: Ing. Manuel Herrera yCairo (geografa y comunicaciones); Jos Fitch Tobar(minera); Francisco Czares (leyendas); Cosme Casti-llo Tirado (La Monteada); Nicols Garzn (arte); Car-los Enrique Lpez Monroy (industria); Roberto Tirado(bosques y fruticultura), y al final aparece el nombre del

licenciado Clemente Vizcarra.OBRA PUBLICADA

Homenaje a Concordia en el IV Centenario de sufundacin,Culiacn: Talleres de Artes Grficas de laUniversidad de Sinaloa, 1965; 53 pp.

Discursos: Culiacn: Ediciones de la Universidad deSinaloa, 1965; 14 pp. Contiene el discurso que pronunci ellicenciado Vizcarra, siendo rector de la Universidad deSinaloa, al concederse el grado de Doctor Honoris Causaa Soln Zabre, ex-rector de la Universidad Socialista del


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Noroeste, el cual pronunci en sesin solemne de laUniversidad de Sinaloa el 6 de diciembre de 1962.

Trptico a Juan Carrasco, folleto, 4 pp.Poesa Romance de la bien guardada, en: Antologalrica, del recopilador Ernesto Higuera. Culiacn: EdicionesCulturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, 1958.

Cuentos y narraciones, en: Antologa de ProsistasSinaloenses, Tomo II, Volumen II, de Ernesto Higuera.Culiacn: Ediciones Culturales del Gobierno del Estado deSinaloa, 1959, 555 pp.

Aparecen Elogio de la nube; El 13 Cabalstico deSinaloa; Seleccin Primordial, y El Caporal.

Adems, se presume que dej inditos antes demorir unos apuntes histricos de Concordia, pues entre suspapeles se encontr un guin de investigacin.

OBRA COMO JURISTAApuntes de filosofa del derecho y Esbozo de la

metodologa del derecho.

ENSAYOSEscritos mecanografiados son excepcin de varios

impresos, aparecidos en peridicos de Sinaloa:Crnica histrica del templo religioso de Con-cordia,Sinaloa, 2pp.; Historia y leyenda de Copala,3pp.; Glosas de historia, publicado en el PeridicoConcordia, pgs. 3 y 7; Paisaje de un problema, 4pp.;

Administrar bien para servir mejor, 4pp.; Glosa,Postura nueva, 2pp.; Elecciones desde adentro, 3pp.;

Glosas Polticas, 2pp.; Proyecto de un recorrido turstico,4pp.; Espiral de la Universidad, 8pp.; En la margenizquierda del Humaya, 2pp.; Seores: Fulano...etc., 2pp.;Discurso pronunciado en memoria del natalicio de BenitoJurez, 3pp.; Palabras pronunciadas en memoria del Lic.


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Octavio Rivera Soto, 2pp.; Manolo Martnez.Elegancia y sabor, 2pp.; Nubes fijas, 3pp.; Antonio Hasscon el bicentenario, 3pp.; Ensayo sobre el movimientoobrero, 14pp.; Carta a Rafael Carlos Quintanilla. Carta alpresbtero Rodolfo Rosales, Concordia, Sin., acerca de losdatos histricos del templo. 1p.; Comentario a la obra delLic. Agustn Yez, Al filo del agua, 2pp.; Anlisis de lanovela El Seor Presidente, de Miguel Angel Asturias,(Premio Nobel).


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Elogio a Concordia en el Cuarto Centenario de su fundacin , delLic. Clemente Vizcarra Franco, Volumen 4 de la Coleccin Soles yEstrellas del Diplomado en Geografa e Historia de Sinaloa, seimprimi en los talleres grficos de Creativos7editorial, en la ciudad deCuliacn Rosales, Sinaloa, en el mes de Enero del ao 2002.

La edicin consta de 1,000 ejemplares ms sobrantes para reposicin.


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