Top Banner
 ipertexto a convergenci de la teorí crític contemporáne y l tecnologí
27

Hipertexto Landow

Jul 06, 2018

Download

Documents

Juan
Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
Page 1: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 1/27

  ipertexto

a

convergenci de la teorí crític

contemporáne y l tecnologí

Page 2: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 2/27

. .

ipermedia

George

P Landow

1. P Quéau

o

virtual

ip rt xto

2. G P Landow ipertexto

La convergencia

de

la teoría crítica

contemporánea y

la

tecnología

diciones

Paidós

Barcelona Buellos Aires México

¡

j

1

Page 3: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 3/27

Títulooriginal:HiperText.

The

convergence

af

contemporary crirÍcal

rhe-

01 and techllology

Publicadoen inglésporTheJohnsHopkinsUniversityPress

TraduccióndePatrickDucher

Cubierta

de

MarioEskenazi

Para

Shoshana Serena

y Moali

1. a

edición 995

© 1992 by TheJohnsHopkinsUniversityPress,Baltimorey o n d r e ~

© detodas

las

edicionesencastellano

EdicionesPaidósIbérica,

S.A.,

MarianoCubí,

92

- 08021 Barcelona

y

EditoríalPaidós,

SAICr,

Defensa,599- BuenosAires

ISBN: 84-493-0186-6

Depósito

legal: B.

40.274·1995

Impreso

en

Grafiques92, S.A"

Torrassa,

1 8

- SantAdrüldeBesós (Barcelona)

Impresoen España- Primed inSpain

Page 4: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 4/27

-

2 Reconfigurar

el

texto

el texto al hipertexto

Aunque en

el

futuro lejano o no tan lejano todos los textos in-

dividuales estarán conectados electrónicamente formando así meta-

textos y metametatextos de un género sólo parcialmente imaginable

hoy en dia ya han aparecido formas de hipertexto de mucho menor

alcance. Existen

ya

transliteraciones

al

hipertexto de poesía de i -

ción y de otras materias originalmente concebidas para la tecnolo-

gía

del libro. La fonna más sencilla y 1imitada de esta transliteración

preserva

el

texto lineal con su orden e inalterabilidad y luego aña-

de amodo de apéndices críticas variantes textuales u otros textos

cronológicamente anteriores o posteriores.

l

n

estos casos

el

texto

original que conserva su forma antigua se convierte en

un

eje fijo

del cual irradian los textos conectados y ello modifica la experien-

cia del lector de este original texto en un nuevo contexto.

e han publicado didácticas de textos clásicos

en hipertexto basadas en un único texto originalmente creado

para su difusión impresa como eje ininterrumpido alrededor del

cual se articulan comentarios y anotaciones. Paul Delany de la

Universidad Simon

por

ejemplo utilízó l sistema Hyper-

card de Apple para transcribir al hipertexto y ampliar

el

oseph

ndrews de Henry Fielding; en la Universídad Brown emplea-

mos de

un

modo similar

el

sistema Intenned ia para presentar his-

torias cortas de Kipling y Lawrence.

2

tro procedimiento consiste en adaptar para la presentación

Page 5: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 5/27

53

r

..

.52

HIPERTEXTO

j

hipertextual unos materíaies originalmente concebidos para

la

tec-

¡

\1

nología del libro divídiéndolos en lexías discretas, sobre todo cuan-

do contienen elementos multilineales que requieren la clase de lec-

tUf a multisecuel1cial asociada con el hipertex[o. Un ejemplo de este

tipo de hipertexto ha aparecido en CD Word: The Interactive Bible

,1:

Libr¡¡,-y,* que un equipo del Dallas Theologícal Seminaly*l ha crea-

I

r

do con una versión mejorada de Guide. Esta recopilación hipertex-

 <

tual de la Biblia, destinada

nU s

bien

al

«estudiante, teólogo, pastor

o lego» que al historiador de la religión, incluye las versiones de la

Biblia Kíng James, New InternationaI, New AmeÍican Standard

y

Revised Standard, así como textos griegos para

el

Nuevo Testa-

mento y la Biblia de los Setenta. Acompañan este material tres léxi-

cos griegos, dos diccionarios y tres comentarías de la Bib1ia.; Con

!

este sistema, que almacena los textos electrónicos

en

un disco com-

pacto, el lector de

la

Biblía puede yuxtaponer pasajes diferentes

versiones

y

comparar las variantes, examinar la versión griega origi-

nal

y

acceder a una rápída ayuda en gramática

y

vocabulario griegos.

Otra recopilacÍón similar pero que emplea

un

sistema hi-

pertexto más sofistIcado es Chinese Uterature (Literatura china)

de Paul Kahn, que ofrece diferentes versiones de la poesía de Tu

712-770)

que van desde el texto chino, transcripciones en

nuestro alfabeto y traducciones Hterales hasta otros 1ibros de

Kenneth Rexroth y otr08.

4

Literatura china también incluye abun-

dante material secundario que permite la interpretación de la po-

esía de Tu Fu. Como CD Word. la recopilación de Kahn permite,

tanto al principiante como al iniciado, acercarse a un clásico en

lengua extranjera a través de varias versiones y, como la Biblia hi-

pertextual en disco compacto, también ubica el texto primario en

una red de nexos con las diferentes traducciones y las referencias.

Antes de examinar otras clases de hipertexto, convendría recal-

car las justificaciones y conclusiones implícitas de estas dos exce-

lentes obras. CD

, (lord

ofrece a sus lectores una presentación tec-

nológica de la Biblia particularmente apropiada porque, en

general, el texto se maneja en términos de pasajes cortos o, como

dirían los escritores en hipertexto, como si fueran de «alta reso-

lución». Del mismo modo, al ser más bíen concisos, los poemas de

*.

Biblioteca Bíblica Interactiva, T.

;;1. Seminario Teoló¡peo de Dallas.

T.

Jl.ECONFIGURAR EL TEXTO

Tu Fu

se

prestan muy bien a una recopilación similar en hipertexto.

A diferencia

de

estos dos ejemplos

de

realizaciones en hiper-

texto, que respaldan el estudio con nexos electrónicos entre múl-

tiples textos paralelos, In Memoriam otra recopilación, esta vez

en Intermedia , creada en la Universidad Brown, se vale de los ne-

xos electrónicos para elaborar un mapa de las alusiones

y

referen-

cias del texto, tanto internas como externas

su

ínrel'

e

intrr t x-

rualidad-

5

y, asi,las materializa.

El

In Memoriam

de T ennyson, radícalmente experimental,

ilustra perfectanJente la validez del comentario de Benjamín: <<la

historia del arte presen ta épocas críticas en las que cierta forma de

arte aspira a efectos que sólo podrán ser conseguidos plenamente

con un cambio de p atrón técnico,

es

decir, con una nueva forma

artlstíca».6 Otra manifestación de este principio aparece en la

li-

teratura pictórica vic.:roríana, sobre todo en Tennyson y Ruskin,

que anticipan en muchísimos detalles las técnÍcíls del cine.

7

Así

como la literatura pictórica anticipa un medio futuro

el

cine) uti-

lizando la narrativa para estructurar la descrípción,

In Memoriam

antícípa la hipertextualidad electrónica desafiando precisamente

la narrativa y la forma literaria basada en ella. Convencido de que

el

empuje de la narración elegíaca, que inexorablemente conduce

a lector y doliente del pesar a la consolación, falsi

fícc.1la

experien-

cia real, el poeta elaboró un poema compuesto de

131

fragmentos

para expresarel flujo

y

reflujo de las emociones y, en particular,

la

manera en que, irracionalmente, surgen rebrotes de pesar mucho

tiempo despllés de la supuesta recuperación del doliente.

La muerte de

Henry

Hallam

en

1853 hizo que Tennyson

cuestionara su en la naturaleza, en Dios y en la poesía. In Me

moriam revela que Tennyson, que se habia dado cuenta de q ue

unas composiciones breves encarnaban mejor las emociones

transitorias que seguían embargándolo mucho tiempo después

de su pérdida, rechazó la elegía y la narratíva convencionales

porque ambas presentaban al lector una versión demasiado uni-

ficada,

y,

por lo tanto, demasiado simplificada, de sentimientos

como el pesar y la resignación. Creando

una

poesía

no

lineal de

fragmentos, T ennyson guía al lector de In

Memoriam

del pesar y

la desesperación a

la

esperanza y la fe pasando por la duda; pero

con cada paso irrumpen emociones persistentes

y

opuestas,

y

uno encuentra duda en medio de la fe, y dolor con la feso]uCÍón.

Page 6: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 6/27

  ' '

u"

hoVillt.by

Vfh1Ch

mono

I

nuuJ.

H.I'I

n the Long ,ulolovdy

i.n-e1.

 

lJtIr¡no, ,.,hMW' my usrd La loMt

$\l'l1,J (:lc.tr.",.H¡n .k,.4I lwnd,

A hnl'd

lb.'

{sn

be dup'd

1'1"

,..al.,-

-

~ t L o J d m. fw

(

..

nnllf l t I I i : ' p ,

A.rtd ilL ' a. guury Ihll"lg

~ m " p

)\1

utl iM rm:,,1J1hl ; mo

ti

••

door.

H.

b

h ~ ' l ' 1 1 , ¡ l ttrnuy

1'h. l\O 1Ie , f l l ~ '1;I'in,

 

A.w1W ,¡t¡ Ihl"Q'

the

d n t ¡ , l ¡ r , ~ T o I , 1 1 I

On

l h ~ b.tl<::l J t [ ~ t b ' r l : . ¡ ' i

lhll ; b l 4 l 1 ~ 1 . I t " I .

(ullklo i Judl. . . . . . . . I<I'll-...¡¡;; ,

.. ¡......)

'

S«ÜIm 111

Dc>o;rn

.,...Iot-[I ;

rny hll 'u ¡

" U ~

,'-'

bNI

So;) ,-¡uh:L.ly nol u;

0 t ' I ~

Iba L

' I I ~ p l '

1 ~ l l l .

.hlt aty l ~ ~ p " -

...

~ m e l l l h l : me41dtlft 111 I h . ~

Ilftt

1

bi'u

d.lrp

ot bip;b

I

~ l J I i ' b , l ~ b l l t ( " trt1'I,f:J1cng-'Wilbrin'llftr\

1 1 hehl-blu.larIe uloetrlydatm,

Alld }unl o:f 'l'lIorly d.}" I ~ n d 1 l ~ 1 I ,

¡:"l.d b l l B . : ~ ItI.. , l r Ih,. lil»

I ln

bit

nd..

\

I\d ~ s h l l h l l

b1sruf.h1p

oI1hm.

AM

in

m - r 1 f ' ¡ 1 I l I \ . t ~ I ~

wnlh.:et:rD '.

r

1ft ke-lw:

telt¡¡e.

h.l\d

l E I

< [ , ¡ o ~ l Q _ u _ . ·  

.'I1vrelU'll!lrolWtf\,"""

o

W, rtI 1

(r\.

1·lQnf ,

l C ~ : Ú l l " ' l

 '1iiI._,

 ·

.... , r . ~ ..

l a l ' " ~ l . , . . , l

'

~ ~ . ; : I ~ : 1 J J e I ~

e"tnr"loo r>?

1 " 1 f i ¡ > l ¡ r ~ " ' I l 0 . ' \ . 1 1 1 ~ 1

h i l l t I ~ Q V

( 1 ? o I r ~ '-111

it>

1<1 91

1:1

f i I ~ ~ 7

"""'F ...

" l a ~ : : " t I < l ~ l

fl

li

..,"1Itol

1"'oI\,.b .. la:' . t791

I"l

f i j J ' ~ ' I ( N

M : I o . r 1 9 4 1 0 ~ 4 ' 1 1 ~ 9 1

: a I " ~ ~ D \ 1

'

1....... 4 1 0 ~ " ' ' 9 ¡ ? 9 1

,

Page 7: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 7/27

-

56

57

>FRTEXTO

En lugar la trama elegíacil de «Lycidas», «Adonaís» y Thyr

sis»,

n Memoriam

ofrece fragmentos entrelazados con docenas

de imágenes

y

motivos e informados

por un

igual

número

de re·

soluciones, principales y secundarias,

de

las que la más famosa es

la sección 95, con su representación del encuentro

de

Tennyson

con

el

espíritu de Hallam, experiencia

cumbre y

maravillosamen:

te

ambigua

y

mística. Además, otras secciones como la 7

y

la 119

o la 28, la

78

y la 104, se unas a otras de diversos modos.

protohipertextualidad de In Memoriam

atomiza

y

disper

sa

al Tennyson hombre. No

se lo

percibe en

ningún momento,

excepto tal

vez

en

el epílogo, que aparece a continuacÍón

y

fuera

del

poema

en sí. El

verdadero

Tennyson, el

hombre que

existió,

con sus y temores, no puede extrapolarse

de

las sec

ciones individuales del poema, ya

que

una

de

ellas presen

ta

a

Tennyson

sólo

en

un

momento

dado. Recorriendo estas sec

ciones individuales, el

lector

experimenta

una

versión algo

idealizada

de

los

momentos

de

pesar

o de restablecimiento

de

Tennyson.

Así,

In

Memoríam

cumple

la definición

de

Paul

Va

lery de

la poesía

como máquina que reproduce

emociones. Tam

coincide con otra observación

que

hizo Benjamin en

una

comparación del pintor con

el

camarógrafo:

«En su

trabajo,

el

pintor

mantiene una distancia

natural

con la realidad mientras

que el camarógrafo

penetra profundamente

en su trama.

Hay

una

tremenda

diferencia entre las imágenes que obtienen. La del

pintor

es integral, la del camarógrafo consiste

de

múltiples frag

mentos

que

se ensamblan según

una

ley nueva» (<<\X: ork of Art»,

233-234).

Aunque

refiriéndose a

otro medio

de expresión, Ben

jamin capta

parte del

sentido en que

el

hipertexto,

comparado

con el texto, parece atomizado

al

mÍsmo

tiempo que

transmíte

una

de

las principa1es cualidades del

poema no

lineal y secuen

cial

de

Tennyson.

La

trama

hipertextual

In Memoriam

intenta c aptar la orga

nÍzación no lineal de l

poema

estableciendo nexos

entre

secciones,

por

ejemplo, entre la 7

y

la 119, la 2

y

la 39 o los poemas de Naví

dad

que

se evocan unos a otros a lo largo de todo el poema Pig.

1).

Y, más

importante

todavía, gracias a las capacidades

de

Inter

media, el lector puede remontar de sección en sección siguiendo

varías docena s

de

leitmotiv que forman

un

hilo

en todo el

poema.

Trabajando con la sección 7, por ejemplo, los lectores

que

desean

RECONFIGUR R EL TEXTO

moverse

por el

poema siguiendo

una

secuencl.llint:al

pueden

ha

cerlo

por

medio de los nexos

entre

secciones anteriores y

posteriores; también

pueden

consultar cualquier palabra en W

diccionario electrónicamente conectado o seguir nexos hasta lec

turas alternatívas, críticas e incluso

una

comparación

de

la sec

ción 7 con la

119

o discusiones

de

las relaciones internas del

poema. Además, la activación de los nexos señalados

al

lado de

palabras como

oscuro, casa, puertas, mano

o

culpable

hace apare

cer

una

selección de varios tipos de materiales.

La

selección de

mano

genera instantáneamente

un

menú c on todo s los nexos aso

ciados a esta palabra,

que

incluyen un directorio gráfico las

principales imágenes de

In Memoriam,

un comentario crítico so

bre

la imagen citada y, lo más importante,

una

lista sistemática

cada

uno de

los usos

de

la palabra

en el

poema junto con la frase

en que

aparece; la elección de cualquiera de los elementos del

menú

provoca la aparición del documento conectado,

de

una vi·

sión general

de

la imaginería,

de

un comentario o del texto com·

pleto de la sección gue contiene ese uso concreto

de

mano,

GracÍas a las capacidades de InLcrmedía para Cl tar nexos < n

ambas direccíones

y

conectarlos con cualquier pasaje o bloque

texto) de la obra, el lector puede desplazarse por

el

poema si·

guiend o distintos ejes.

Aunque

la trama de

In Memoriam

conten

ga, como las otras obras en hi pertext o citadas arriba, material

de referencia

y

lecturas alternativas, su diferencia princip al radíca

en el empleo de los trayectos

de

nexos, que permíten organizar

el

poema por

medio

de

su

red

de leitmotiv y secciones que se remi

ten unos a otros.

8

Aunque

estos nexos los hayamos cre ado mis co

laboradores, estudiantes

y

licenciados,

y

yo, representan una cla

se

de

nexos objetivos que también habrían

podido

establecerse

con

una

completa función de

búsqueda

de texto.

En

este

y

otros

aspectos, la versión

con

Intermedia de

In

Memoriam representa

una forma adaptable

de

hipertexto.

Aparte de la adaptación

de un

texto cuya versión impresa

ya

divide en secciones análogas a las lexias, uno

puede

imponer

sus propias divisiones a una obra, como hace Barthes con «Sarra

sine» en

S12.

Un ejemplo obvio proyectos

de

este tipo serían

versÍones hipertextuales

de

«Sarrasine» solo, o incluso de

en

S Z de Barthes.

9

Otra

versión electrónica que realiza gran

parte

del potencial del hipertexto

para

las variantes es

Forking

Patb.\ :

Page 8: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 8/27

58

59

-

HIPERTEXTO

n

Interaclion

after Jorge

, uis

Borges

(1987)/

de Sruart Mou1th-

rop,

una

adaptación de «Forking Paths»,

de J L.

Borges; funcio-

na bajo Storyspace, un sistema de hipertexto creado por J David

Bolter, Michael Joyce yJ

ohn B.

Smirh.

IU

Estos ejemplos de adaptación

al

hipertexto ejemplífican for-

mas transición entre la textual idad convencional

y

la hipertex-

tualidad. Por otra parte, existen

ya

obras originalmente concebi-

das para el hipertexto. Éstas conectan electrónicamente bloques

de texto, o mejor dicho lexias. unos c on otros

y

con diversos com-

plementos gráficos como ilustraciones, mapas, organigramas, es-

quemas yvisiones generales, a1gunos de los cuales

no

existen

en el

medio impreso.

En el

futuro, habrá más metatextos formados

por

la

conexión de secciones aisladas de obras individuales, aun que la

noción de obra individual y discreta se está volvÍendo cada vez

más débil e ínsostenible en el marco de esta tecnología informáti-

ca, como

ya

había ocurrido en

el

contexto de gran parte de la

teoría crítica contemporánea. Estas obras incluyen poesía

y

fic-

ción hipertextuales, de las

que

hablaré más adelante,

y

el

equiva-

lente hipertextual de las obras criticas y eruditas impresas.

Una las primeras obras en este nuevo medio,

y

desde luego

la

prímera con Intermedia, fue la BarryJ Fishman: «The Works

ofGraham

Swíft: A Hypertext Thesís»

1 9 8 9 ) , ~ , 1

una doctoral

de la Universidad Brown sobre

e

novelista británico contemporá-

neo. La tesis de Fishman se compone de sesenta

y

dos lexias, de las

cuales cincuen ta

y

cinco son documentos de texto

y

siete, esque-

mas o fotografías digitalizados. Los cincuenta

y

cinco documentos

de texto que creó, con un tamaño de media página hasta tres pági-

nas a un solo espacio, contienen discusiones de las seis principales

obras publícadas de Swíft, las críticas que recibieron, correspon-

dencia con

el

novelista y ensayos sobre temas, técnicas y las rela-

ciones intertextuales en cada

uno

de sus libros

yen el

coníunto de

su obra. Aunque Fishman creó su recopilación en hipertexto como

un conjunto de documentos relativamente autónomo, estableció

nexos con varias docenas de documentos presentes en

el

sistema,

que incluyen desde escritos

de

profesores

de al

menos tres depar-

tamentos hasta comentaríos de otros estudiantes.

, Caminos Divergentes: una interacción según Luis 1.

~ 1 , Las

obras

de

Graham Swik una

tesis hipcrtextuaL 1

RECONFIlaJRAR

EL

TEXTO

Problemas de terminología ¿Qué es el objeto que leemos?

¿Qué es

el

t xto

en hipertexto?

Como las primeras frases de este capítulo deben de haber su-

gerido, escribír sobre hipertexto en

un

medio impreso

l a ~ t e a

in-

mediatamente problemas de termínología muy parecidos a los

que

Barthes, Derrida y otros se encontraron

al

intentar describir

una textualidad ni representada por

el

carácter físico del libro im-

preso ni limitada

por él.

Ya que l hipertexto cambía radicalmen-

te las experiencias que leer,

escnbt r y

texto suponen, ¿cómo pue-

de uno emplear, sin induc ir a errores, estos términos tan cargados

de las implicaciones

la

imprenta, para referirse al material elec-

trónico? Todavía seguimos leyendo de

acuerdo

On la tecnología

de la ímpresión

y

seguimos orientando hacia la publicación

presa todo lo que escribimos, pero ya empiezan a vÍslumbrarse las

primeras manifestaciones de hipertextualidad

y

a percibir algu-

nos aspectos de sus posibles porvenires. A menos que se emplee

con sumo cuidado, la terminología estr echamente asociada con la

tecnología de la imprenta

puede

inducir a la confusión. Bastarán

dos ejemplos.

Uno de

los problemas con que nos enfrentamos surge a

la

hora de dar un nombre al objeto que leemos. El libro, por su-

puesto, es aquel objeto con

el

que leemos l producto de

la

tec-

nología de la imprenta.

En

nuestra cultura, la palabra

libro

puede

designar tres entidades muy distintas: el objeto en sí, el texto y la

manifestación de una tecnología dada. Ll amar «libro electrónico»

a

la

máquina con

la

que leemos el hipertexto induciría a error,

ya

que esta máquina con la que se lee y se escribe y se llevan a cabo

otras operaciones como

mandar

y recibir correo) no constítuye en

un libro, es decir,

un

texto: no coincide ni con

el

texto virtual ni

con su encarnación física.

Surgen problemas adicionales ya que

el

hipertexto implica un

lector más activo,

uno que no

sólo selecciona su recorrido

de

lec-

tura, sino

que

tiene la oportunidad

de

leer como un escritor; es

decir, en cualquíer momento, la persona que lee puede asumir la

función de autor

y

añadir nexos u otros textos al que está leyen-

do. Así, el uso del término

lector.

como hacen algunos sistemas

informáticos en sus mensajes

al

usuario, tampoco parece apro-

piado.1l 

..

Page 9: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 9/27

60

61

1

HIPERTEXTO

Una

so]uCÍón

ha sido llamar ese lugar de lectura-escritura una

estación de trabajo, por analogía con la estación de trabajo del in

geniero; esta expresión suele referirse a máquinas relativamente

potentes) a menudo conectadas en red,

y

con mucha más poten

da de cálculo, memoria

y

capacidades gráficas que

el

ordenador

personal.

12

Sin embargo, ya que estación

de trabajo

parece sugerir

que estos objetos sólo existirán en

el

lugar de trabajo y resultarán

útiles sólo en ocupaciones remuneradas, esta expresión también

resulta confusa. Aun

aS1

recurrÍré a ella de

vez

en cuando, aunque

sólo sea porque parece más cercana a lo que

el

hipertexto requie

re que cualquiera de los otros térmÍnos sugeridos hasta

la

fecha.

Estos problemas de terminología aparecen, como

ya

resulta evi

dente, porque los papeles de lector

y

esctitor cambian tanto en

la

lecnología hípertextual que nuestro vocabulario corriente tiene

muy poco que ofrecer.

Comoquiera que se denomine ese lugar de lectura-escritura,

,

 

no debe concebirse la máquina que uno empleará para trabajar

y

,

,,

,

divertirse) en hipertexto como una máquina aislada, como el or

r

denador personal

de

hoy en día.

n

lugar de ello, e] «objeto con

\

que se lee» debe concebirse como una entrada, una puerta mági

ca, al híperdocumento, ya que es

el

medio que tienen el lector y

e]

escritor individuales para conectarse

y

participar en el mundo de

los nexos

y

documentos hipertextuales.

Se plantea otro problema símilar de terminología respecto a

la palabra texto, que tantas veces he empleado ya en esta obra.

Más que cualquier otro término clave de esta exposicíón,

texto

ha

deíado de ceñirse a una única palabra. Al existir simultáneamente

en dos mundos muy dístintos, abarca significados contradictorios

y, para emplearlo, debe encontrarse el modo de evitar la confu

sÍón. Cuando intento explicar algunos aspectos de

la

diferencia, a

menudo me veo obligado a dar definicíones nuevas y antíguas

poco precisas o me descubro utílizando

el

viejo término con

un

sentido en esencia anacrónico. Por ejemplo, cuando explico que

los sistemas de hipertexto permiten conectar un pasaje «en»

el

«texto» con otros pasajes tanto «en»

el

«texto» como «fuera» de

él,

me veo enfrentado precisamente a un anacronismo de este

tipo. La clase de texto que permíte hablar, por muy incorrecta

mente que sea, de interÍores

y

exteriores pertenece a la imprenta,

mientras que aquí estamos considerando una forma de textuali-

RECONFIGURAj{ I:.L TEXTO

dad virtual electrónica en la cual estos tém1inos,

ya

sospechosos, re-

stUtan más

problemáticos y confusos todavía. Una solución ha sido

utilizar

texto

como una abreviatura anacrónica de los términos

entre corchetes en la expresión siguiente: «Si uno tuviera que tnms

ferir un texto (obra) [íntegro impreso], digamos Lost

Paradise El

Paraíso

perdido)

de Milton, a una forma electrónica, podrían esta

blecerse nexos entre pasajes de [lo que era]

el

texto [original] el

poema de Milton) y con una amplia gama de material externo al

texto oríginal». El problema,

por

supuesto,

es

que, cuando

el

texto

impreso

se

comríerte en un texto dectrónico, deja de poseer

la

mis

ma clase de textualidad. En

las

páginas siguientes, la palabra texto

debe entenderse como <<versión electrónica de un texto impreso»,

exto verbal t xto no

verbal

El problema de

la

denominación del «texto» en

el

medio

hipertextual conlleva

la

cuestión implícita de lo que

Jebe

abarcar

dicha palabra. Esta cuestión, a su vez, nos obliga a reconocer

que

el

hipertexto reconfigura el texto de un modo fundamental

que los nexos electrónicos no parecían indicar a primera dsta. A

la fuerza, la hipertextualidad induye una proporción de informa

ción no verbal mucho mayor que

la

imprenta; la

m ~ ~ U . ~ i ª ~ i l i 9 . a d

en comparación!

co.n

que

puede

<\ñadirse este m-aterial fomenta su

'inclüSión:

nícho de otro modo,

el

hipertexto materializa

la

rei-

v i ñ a i C ~ I ó n pe

Derrida de una nueva forma de escrÍtura jeroglífi

ca que pueda evitar algunos de los problemas ímplicitos,

y por

lo

tanto inevitables, de los sistemas de escritura occidentales'yde sus

versiones impresas. Derrida reclama la inclusión de elementos vi-

suales en la escritura como un medio de escapar a las limitaciones

de la linealidad. Comentando esta exigencia de los postulados de

Derrida) Gregory UImer explica que la gramatología «se enfren

ta» a cuatro milenios durante los cuales fue suprimido del len

guaje todo aquello que «se resistía a una reducción a la linealidad.

Resumiendo, esta supresión equivale a la negación del carácter

multidímensional del pensamiento simbólico originalmente evÍ-

dente en

el

"mitograma" (el término es de Leroi-Gourhan) o

es-

critura no lineal (pictográfica o

jeroglífica)>>

Applied Gram111ato-

log;y

8), Derrida, que-reclama una nueva escritura pictográfica

t.

..

Page 10: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 10/27

62

63

HIPE.RTEXTO

corno salída

al

«logocentri¡;mo», ha.msto su petición en gran par

te satisfecha en el hipertexto.

Por otra parte,_

el

hipertexto induy.e los multimedíos

ya

que,

con

la

misma facilidad, puede conectar entre sí tanto pasajes de

texto verbal como información no verbal. Además, ya queJª in

formátÍca digitaliza tanto los símbolos alfanumérÍcos c.Qmo)as

ímágenes, el hipertexto electrónico puede, en teoría, illtegrar

am

bos. En la práctica, los populares procesadores de texto cC;rr;o

Microsoft Word ofrecen cada vez más a menudo la posibilidad de

índuír material gráfico en documentos de texto. Los nexos, que

permiten remitir

al

lector

a

una imagen desde cualquier punto del

texto, hacen aún más fácil esta integración de información verbal

y visuaL

Además de la cantidad y diversidad crecientes de información

nIfa bética y no verbal incluida

en

los documentos,

el

hipertexto

aporta element.os visuales que

no

existen en

una

o Q . i . a - ~ ~ P i S a .

l¡\lvez

más

básico de todos sea cursor, una flecha,

línea·

o

cualquier otro elemento gráfico parpadean e que representa la

presencia del lector-escritor en el texto. El cursor: queeTusiiiffo

desplaza desde el teclado apretando las tedas marcadas con una

flecha o con disposidvos como

el

«ratón» o la bola

de

rastreo,

proporciona una entrometida imagen

móvU

de la presen¡:i_a del

lector en el texto. Desde esta posición, dIector puede modificar

el texto: con el ratón, puede situarse el cursor n medio de una

palabra, por ejemplo, entre ]a p y la ode por. Apretando un botón

del ratón, se inserta una barra vertical parpadeante; apretando las

tedas de retroceso o de borrar se suprime

la

p;

l

teclear. se van

insertando caracteres en este punto. En un Jibro, podemos reco

rrer la página impresa con

el

dedo, pero esta intrusión permane

cerá para siempre ajena

al

texto. Podemos hacer una marca

en la

página, pero nuestra intrusión no altera para nada el texto.

El cursor, que añade la presencia, actividad y movimiento del

lector, se completa, en la mayoría de los actuales sistemas de hi

pertexto, con un símbolo que indica la existencia de material

co

nectado. Para indicar la presencia de uno o más nexos, Interme

día coloca al principio del pasaje una marca que consiste en un

pequeño rectángulo horizontal con una flecha

en

su interior.

El

HyperCard de Apple soporta una amplia gama de símbolos gráfi

cos

(<<botones»)

para indicar los nexos unidireccíonales caracte-

RECONFIGUR R

EL

TEXTO

l'Ísticos de este programa. CDWord basado en una ampliación de

Cuide, emplea una ingeníosa combinación de cursores de dife

rentes formas para indicar

el

material conectado.

Por

ejemplo,

si

el

cursor

se

transforma en una flecha horizontal al situarse encima

de una palabra, quiere derí r que hay un botón de referenda,

y, al

apretar el botón del ratón, aparecerá

el

texto conectado.

El

mis

mo procedimiento en la primera página, estando el cursor encima

de la palabra Biblias hace aparecer una lista de

las

abreviaturas de

las

versÍones incluidas de

las

Escrituras. Luego, al situarse endma

de RSV,

el

cursor se convierte en una crucecita que señala un

botón de sustitución. l apretar de nuevo el botón del ratón,

aparece ]a mención «Versión Estándar Revisada». Todos estos

dispositivos gráficos recuerdan

al

lector que está procesando y

manipulando una nueva clase de texto, en la que los elementos

gráficos desempeñan un papel importante.

Hay un segundo componente visual importante en los siste

mas

de

hipertexto que se va1éil de-arsposIt vos,--estifitos o diná

micos, para orientar al lector

en-

su navegáLi6rr:pu.r::e:1.bipetes

pacía. HyperCárd ofrece un dispositivo estático, como lo es

también

la

visión general gráfica de Intermedia, de la cual habla

remos más adelante.

Por

otro lado, Storyspace e Intermedia dis

ponen de mapas dinámicos de conceptos. Intermedia genera au

tomáticamente Web View, un mapa de conceptos dinámico que

proporcíona información al lector mediante iconos rotulados, cu

yos documentos «rodean» el texto que

se

está leyendo. Al iniciar

la sesión, el lector elige una trama hipertextual - por ejemplo, la

de In

Memoriam

o de Wole Soyinka o bien otra de la líteratura

glesa a partir del siglo xvm - situando el cursor encima del ico

no escogido

y

abre

el

documento pulsando dos veces seguidas

el

ratón, o bien activa primero el Icono y selecciona la opción

«Abrir» del menú de Intermedia. Una vez que ha abierto Web

View, el lector puede colocarlo a un lado de la pantalla (por con

vención, a la derecha). Ahora el lector puede trabajar con docu

mentos individuales y a su lado

el

mapa de seguimiento, que

se

irá

actualizando. Cada

vez

que el lector abre un documento o activa

uno previamente abierto, Web Víew se actualiza y, de este modo,

proporciona información acerca de adónde se puede ir a conti

nuación. l seleccionar cualquier icono de Web View

se

abre el

documento representado por dicho Ícono. Web View también

Page 11: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 11/27

65

1

 

I

64

HIPERTEXTO

presenta un historial gráfico del recorrid o lector mediante una

disposición vertical de íconos que indica

l

título de 10$ docu-

mentos abiertos hasta entonces; pequeños íconos adicionales

muestran si l documento se abríó desde un archivo, siguiendo un

nexo) o sí fue reactivado desde l escrirorio. D

Es

el

sÍstema

de

hipertexto,

y

no

l

autor, el que proporciona

dispositivos como

Web

View.

En

contrapartida, los autores en

hi

pertexto disponen de otros elementos

i ~ u a l e s

importantes: vísio-

nes generales o d irectorios gráficos que ayudan al lector a navegar

por l metatexto. Estas visiones generales gráficas, que llevan l

apodo genérico de OV, presentan una gran diversidad de aspec-

tos entre los que cabe destacar el mapa de conceptos (véase IN

CUSTODY OVen la

fig. 2), que

informa allectol' acerca de los

nexos y de sus contenidos y muestra, además, un camino claro y

práctico para acceder a ellos.

La

visión general organiza con efi-

ciencia un conjunto de ideas complejas alrededor de un fenóme-

no central, que puede ser un autor (Tennyson, Derrida), un perío-

do cronológíco

(el

siglo XVIII o

l

posmodernismo), una idea o

movimiento (tipología bíblica, desconstruccÍón). De un modo

picamente hipertextual, la visión general implica que cualquier

idea

que l

lector escoja como centro de su investigación existe

en

e

marco de otros fenómenos, que pueden tener o no con él una

relación causal.

Otro tipo de visión general

de

conceptos se vale de flechas

que rec uerdan los vectores de fuerzas pa ra indicar las líneas de in-

fluencias o las relaciones causales,

Por

eíemplo, en las «Relaciones

Literarias de Dickens» (Fig. 3), se muestran con flechas las rela-

ciones de Dickens con escritores

que

influyeron

en

él, aquellos en

quienes él ínfluyó, así como los que compartían influencÍas mutuas

con

él.

Este tipo de visión general gráfica resulta particularmente

útil

para presentar de forma clara las relacíones históricas, Imáge-

nes de objetos como fotografías una célula o de la luna pued en

constituir un tercer tipo de visión general gráfica así como los ma-

pas

y

los gráficos técnicos.

Aunque el Web View de Intermedia cump le con éxito su fun-

ción de informar allecror, funciona aún mejor cuando se lo com-

  . OV

por

Overview; « v i ~ i ó n general gráfica»

es)

...

traducción del término téc-

nico «Grap hic Ovetview >. T.

, I

RECONFIGIJl<AR

éL '1

EXTO

bina con ,uchivos de visión general realizados por l autor o con

otras formas de cartografía intelectual.

Web View presenta una

imagen no jerárquica de todos los documentos conectados a la

sión general (o a cualquier documento activado).

En

cambio, la

visión general presenta una organización jerárquica, pero sin re-

velar la D<lturaleza

y

número de docWl1entos asociados a cada señal

de

nexo. Interme dia dos formas

de

conseguir esta infor-

mación:

l

Web View y un menú que se activa siguiendo los nexos

señalados con un símbolo,

Al

activar un nexo partÍcular,

se

oscure-

cen todos los demás nexos unidos a ese bloque del Web Víew. Así,

trabajando juntos, los documentos ÍndiviJuales y Web View

informan constantemente al lector de la información que hay un

paso más

allá

del texto actual. Esta combinación

de

recursos ge-

nerados por el autor

y

por Intermedia es un buen ejemplo de la

manera en que autores de hipe:rtexto emplean retóricamente

dísposítivos visuales par a complet ar

l

diseño del sistema y traba-

jar con él

s Í n é r g Í c a m e n t e : ~

lementos visuales en el

t xto

impreso

descrípdón de los elementos visuales del hipertexto

nos

recUéid ¡j - que la imprenta también recurre ti más Ínformación

vísual

de

la que normalmente se tiene en cueQta: ésta no se limi-

ta, como podría pensarse en un principio, a los I l p l . l ~ ~ 5 ~ ~ v i o s

como ilustraciones, mapas, esquemas, organigramas y gráfícos:

15

Incluso sin más elementos visuales explícitos adiCionales l texto

impreso contiene ya una

buena

cantidad

de

información visual

aparte del código alfanumérico.

Los

component es visuales de las tecnologías d e la escritura

y

la imprenta íncluyen el espaciado entre palabras, l a divÍsión en

párrafos, los díversos tipos y tamaños de letras, una compagína-

dón diferente para Índicar pasajes cítados de otras obras y la asig-

nadón de lugares especificas, a pie página o al fínal de un ca-

pítlllo O del documento , a los materiales de referencia (notas),

A pesar su considerable presencía en l texto ímpreso, los

dementos visuales tienden a ser dejados de lado por los escritores

contemporáneos c uando consideran

la

naturaleza del texto en la

era electrónica. Como cualquier otro cambio, la expansión de la es

Page 12: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 12/27

-

. @'

-Sl

...     __, it

,lB

lo tbe> l:tit>ph(l('t\' flMtd Or\ .1 1Mt;

doi)y

upoTI;

lb.rrE

~ a .

Whlt'

*pd.

.rufM¡J)'

rlngk¡¡

up h ,. fnJehd. te l " Q ~ ¡ t p 1hiI¡n (o . l t l ~ C I t

shl7W " , i I ~ l¡U fin-;l her

hVI*,-nd.

'fiTM

loo

br .

uo.1I'li" h ~ t l o t n ' b e h i N J a O",e.I't' Id cv ...h.,

BU1

hjr

m

~ « p i l ' l ¡

inw

.Il. tlct' fnnl.t'

" p ~ : ; . ¡ ; , t ' I C \

,.nd

ma

Ing.lo

1

:null Caf'lli OUftlM

thr

~ 4 p i . t . l .

l\IOTIe

o-í V:;eM

d,",,,,.

h44

J r u t l n l " l U ~ .

d ~ d 1M

.

nt.luAllyem\lilll1in d"

,,,..,,,

1·%.1 cth&t ~ ~ n In boob}"O-lI

n.vt:

ntd {';lnmthl "the 14,,#tJM dnn.m

'*

Qnrt1.gtt''7 HlI1w ~ r i , , ' 1

of il

rnemul"

.nd "¡)W'

dolI$ 11 411rfl m-n

únTiM: P\

, ~ . ' S ~

W lh 'WhtiIRI u p l n l ~ .CId

da.y.ial\tn1 dí' Y'fi . l 1tI.<Art 'YJllPllLtItt. .> S&rI. v.

t : k ~ r ¡ ' 5 .

N'I.I.(s ';'Hn:.

rrnrt...z:

&r:&'>IltI?

VIlla d<II

I h ~

h('lp' uwJ d e : : r l . ~ . 10'11 le) du IWl1h

irNII

W t . . t f ¡ ~ . ' ) ( p > . 1

~ ~ t v t T I 1 O (7',

~ ~ ~ .O i

n f3

1"'1

e ~

 n. I ~ l r l h : ; r w

M<;t¡ .,., .. ( ) ~ " j J · ~ I ~ 1

e m tH"'I"¡rOO" O"{

,....,h/¡

" 0 9 " : n , , ~

. ' .

~ i s . r l '

t ; . . . . . . _ ~

M<>rl r

.... '" 0)'"J"1>;' l 'l" 'l

l

r n = ~ ¡

OH

..

~ $ - i

( N t r ~ " " t : * t I I ) I ' t

--.

'''''""

I'Qn1Of\'o:"Y'

 

-

 

O'IeM.w for English 34,

1991

Page 13: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 13/27

,

~ - ~ _ _ :: : *

';; :' '-_ h--______•.

- ~

( : - l ~ t >

.. \ t ' · _ ¡ _ > < J ¡ ( r : J > l d t , . . '

¡ ' < : ~ ....

 

.

¡.-

'l,J 15'

- '1

t;fi fJ..ot¡

¡

ti,,,, . S 1 1 "'-11," 1-1

f'

"bJv-..ftr> ,,1.1

"''1P_I¡'·",.,

f

'1.;.0:,; '1

J P) f-., ¡ ''''"01

. ",.. : ~ , ~ , .• "" ' l ~ . " " " , , , , ~ " . ~ , - -

f-{.·J:

, ~ " , ''''.,'.,. ' .

j,.•

  .

~ . J ' ,,,,,., , ~ ' , W , . ~ ,

>, ' ,

~ C , , · ~ W l f ' ' ' ' ' ) l j f ~ . , 1 ' ' - ' ' ' '

-Gil.,,.

....

; . 1 ~ ¡ ' 1 O ; " · . I ~ : r r . t

- t i I < l ~

 

- ' . l

-WUt -ll-.

n ; , " , ~ I '

' · ¡ · · I \ 1 I l I . ~ ' . . .

. f.;.' " ' ( ; ] " ' ' ' ~

,,] _.1 .' ,,

U ( ' l . f U < ' ~ } · = L t - · I O , F ~ , . ' k r l , < - . ' . - - ' ~ . . : " I I i ' ~ / r J ' , , ~ .....

-fj}I.. -.r¡:,,

r,

..... ~ t . " , ...

,

I ~ ' · , ' ~ '

...

'

. . Q r , ~ . I

...

¡ ..

,n

Page 14: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 14/27

-

70

71

H1PERTEXTO

crhura de un sistema

de

lenguaíe verbal a

otro

que abarque infor

mación

no verbal información

visual en forma de símbolos; de-

mentas representativos o cualquier

otra

ínformadón, sonido ín

duido se

ha

enfrentado a

una

fuerte oposición, ya

menudo

la

de

los sectores más inesperados

y,

en concreto,

de

los que ya emplean

el

ordenador para

escribir.

Hasta

los

que

abogan

por

el

cimhío,

encuentran a veces la experiencia del cambio, de su defensa, tan

agotadora en

la

etapa siguiente que se resisten,

aunque ésta

resul

te implícita en los cambios

que

ellos mismos han propugnado.

.Esta resistencia se

n i f i e ~ t

de forma muy

a r a . e l 1 ~ l

comen

tario

mu·y

"frecuente

de que

los escritores no deberían

p r e { _ c u p a r ~ -

.

se por la compaginadón o

la

autoedición y que deberían--dejar

estas actividades

al

editor.

Se

nos dice que los ·escritores,

acaaé-

micos u otros,

no

diseñan bien;

aunque

lo hicieran, prosig ue la

argumentación, estas actividades son

una pérdida de

tiempo para

ellos,

Esta

recomendación,

que

recientemente

se

ha transformado

en mandato, debería inducirnos a

preguntar

por qué. ¿Y sí se nos

diíese: «Tome,

un

lápiz.

Aunque

tenga

una

goma

en

a

punta,

no

la utilice. Los escríwres

de

verdad

no

la utilizam>?

Como

mínimo,

deberíamos preguntarnos por

qué

se ha incluida esta capacidad

de hac er algo; y, si practicásemos con ella, nos dar íamos cuenta

de

que borra;

y,

dadas la curiosidad

y

perversidad humanas, que

en

determinadas circunstancias

pueden

signífícar lo mismo, con

toda segu ridad nos veríamos tent ados a utilizarla. Así,

¡una

capa

cidad

se

convertiría en

un

placer culpable

Cualquiera con

un

poco

de

interés

por

el diseño que haya exa

minado, incluso por casualidad, los

productos de

las ediciones co

merciales o universitarial> habrá

notado

la gran cantidad

de

libros

pésima dcfícientemente diseñados. A pesar

de

la

labor

ejemplar

de diseñadores como

P.

J.

Conkwright

y

Richard Eckersley, mu

chas editoriales siguen

produciendo

libros feos

de

ver, con márge

nes estrechos, letras demasiado pequeñas o bastas

para una

distri

bución

dada

níngún sentido estético de la página. Se suelen

invocar las limitaciones económícas

como

único de terminante· de

la situación, aunque

un buen

diseño

no

tiene

por qué

producir

un

producto

final más costoso, sobre

todo

en la era de la compagina

ción

por

ordenador.

En

varios casos de

10s

que tengo constancia,

los editores encargaron el diseño a princípiantes que confesaron

no tener

ni fonnnción ni experiencia en disefío gráfico.

Al haber

RECONFIGURAR EL 'fRXTO

tenido la suerte de

que

mis libros pasaran

por

las manos de artis

t s de primer

orden mucho

más a

menudo que

por las

de

diseña

dores ineptos,

no

hago estas observaciones

en

tono

de

queja, sino

como una preparación a Ia averiguacÍón

de

por qué se

les

dice a

los

escritores

que no

se

tomen

molestias por

eJ

aspecto VÍsual de sus

escrÍtos

y

de

por

qué

aceptan tan dó cilmente esta

recomendadón.

En

parte

se debe a

que

este

mandato

implíca ohviamente

cuestiones"Cie cátegoria y poder;

y, en

concreto, jm pliCa' una

in-

terpretación específica

e s

decir,

una

construcción social

de

los conceptos

de

escritor y

de

escritura. Según estos conceptos, el

papel la función del escritor se limitan a escribir. La escritura, a

su vez, se concibe exclusivamente como

una

manera

de

registrar

(o crear) ideas mediante el lenguaje. Superficialmente, este enfo

que

parece bastante

neutro

y evidente, y elIo

ya

debería

indkar-

nos que se ha establecido hasta tal

punto que ha

lJegado

a

flbarcar

premisas culturales

que

bien se merecen

un

examen.

Este mandato

d e _ ~ ~ Q ¡ º ~ ~ c r i b i r » ,

basado en la

c o n c ~ p . d Q l 1 p u _

" r a m e n t e : - Y ~ ~ ? f d : e . l a ~ ~ i t u ~ a J . J ~ p l i ~ ª :Qh. Yfameñfi..lo ..siguiente:

primero,

que

sólo la información v ~ t b a l

tien.e_YaJof, al

menos

para

el escdtor como escritor y

para

e11ector como leeror; 16 y, segundo,

que

la

información visual tiene menos valor.

El

manejo de estos

ti

pos

-de-

Ínformación despreciados o· con

merúJs

v ~ ] o r (eil1cli:iSü,

¿se·

merece

el

ml;lteúal·vísmill l 'caJificad6n

de

«verdadera infor

mación»?),

de

algún modo rebaja la categqrja

d ~ L e s ¡ ; ~ i J Q r y 1 o

hace menos escritor. El tema de la categoría vuelve a manífestar

se

al c o n s i d e ~ a r

otro

motivo de]

mandato

de

«sólo escrihir», tam

bién

unido

a las C ? . c . ~ º ~ ~ _ d e

gi.'Ú.s.I9 l d e I ~ a b - ; j o , d e p r e s t i g í o -

y

de

posiaón. E ~ , K e ~ ~ r . ~ l J ~ e

cree qu e los autores'TI-

o

-debeí'iarq)teocu

piifse"PEr

t ~ m a ~

..que

n c u ~ b e r i

Impresor.

Atu1gúe turbado por

está exclusión, acepté esta arguméni:acion hasta enterarme de

que, hasta hace relativamente

poco

(digamos, los años 30),

los

es

critores solían aparecer por

l

imprenta

de

la

Oxford

University

Press,* mientras sus obras se estaban compaginando,

que

se les

permitía dar opiniones consejos, algo

que

ahora se nos dice

que

no es aSunto nuestro,

que

está por debajo

de

nosotros, etc. El p a ~

tivo más evidente para convencer a

Jos

escrírores de renunciar a

las capacidades que les proporcionan

Sus

herramientas

de

eseri

" ~ o

Editorial universitaria d e Oxfo td.

T.

Page 15: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 15/27

- -

: . ~ -:;- ._"--

  ; ' : - ~ - . _ ~ : . -

' - - " ~ , ~ ; . . ~ ~ ~

-

~ : ~

, o.,

- . . ~ ~ ~

rlWlr.. I> n

I'¡,.,.A

.

I" ' Á

¡"

t ; . ¡ ; k ' , ~ _ , ; _ ' ' ' ' ' '

I _ ~ ~ . n ~ ¡ ,

f , r ; ? ¡

- ~ i 1 ~ ~

~ ' ,

F l ~ , ~ ~ w l I '

: ~ : . I : · , : ~

· · · , - J ~ ~ . ' l ( ~ ' T CH r

..

  (1i 1.- ¡r\",¡;vlt',

Gll..,) a

...

\ l ' · ~ ' ' ' ' ~

~ ~ · L , I . ' l . ' ~ , .. I H',f1 9' r " " ' ~ _

-t k.},.,,·. _, , - , , ~ _ ~ : ' ' ' ' ' ' ' ' . ,

,.""

",o., ,<

. "N " ' "

- 4 i ( ' ' ' ' ~ \ o o : I ' d 1 w l f . '1 'tt>1I1(

t ; i J P ~ I { V ' ~ ~ .

~ , ¡ , : t ( f . I 1 ' 1 : ¡ Q · / ¡ \ ' - ~ r ) . . t - ~ . " " , . . " , ~ . I , t i - r ; ¡ l ~ f ' I ~ ~ -

r L ' l ' : IM>'"

¡:." .

.......

, . •• i . I ..

"n

-{¡p ""I

 

¡I YI"

- ~ ' t i : & f , , ~ , ~ , .

- - f ~ h ~ , f '

I .",,· . I"JIU"'j, < ; r ~ .. ,; '¡.. 1 r I l - o ¡ ' , ' ~ -

Page 16: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 16/27

-

HIPERTEXTO

7

tura también abarca la ídea de que éstos no tienen la pt:ricia, ni los

conocimientos para producir un buen diseño. Pái-á'ap-oyar esta-

se esgrimen un sinfín de articulas repletos de ti

y tamaños de letra antiestéticos, escritos por estudiantes y

,

usuarios principiantes de Macintosh; y lo aceptamos demasiado

fácilmente

sin

más información.

E

hecho de qut: los principiantes

en

cualquier campo de acti

vidad

obtengan resultados de l'elatÍvamente pobre calidad nunca

puede jusúficar que abandonen dicha actívidad. Si así fuera, acon

sejaríamos del mismo modo a los estudiantes que abandonaran in

mediatamente sus esfuerzos en redaccÍón creativa y &scursíva, en

dibujo

y

filosofía,

y

en matemáúcas

y

química. Y

sí no

damos este

consejo es porque creemos que las facultades implicadas en estas

actividades son importantes, a diferencía, según parece, de las

re

lacionadas con

el

aspecto visual. Por supuesto, también está el he-

que la enseñanza tiene que ver con nuestro sustento y nues

tra categoría profesional. La cuestión qu e se plantea es, pues, ¿por

qué es

menos importante la--infórmáción

visual?

El hecho

iiiismo-

de

que muchos usuarios investigan con elementos

gráfico-s

de tex-

i

to en sus ordenadores demuestra el placer evidente que obtienen

4

I

1

 

manejando efectos visuales. A su vez, este placer sugiere que, al

!

ptobibir los recursos visuales

al

escritor, se le prohíbe también una

JI;

fuente de placer al parecer inocente, algo de lo que uno debe pres

cindir si pretende ser un escritor de verdad o u lector decente.

La mayoría de nuestros prejuicios contra la ínclusión de in

formación visual proviene de la tecnología de la imprenta.Exa

minando la historia de la escritura, se ve

en

se-guida qué-tiene una

conexión con la información visual,

por

no hablar del origen

de muchos alfabetos en jeroglíficos ni de otras formas de escritu

ra originalmente gráficas. Los manuscritos medievales presentan

una especie de combinación hípertextual de tamaños de letra,

márgenes, ilustraciones

y

otros embellecimientos del texto, con la

caligrafía yotras adiciones pictóricas.

exto disperso

Los nexos del hípertexto, el control por part e del lector

y

la

variabilidad no sólo militan contra los modos de argumentación

Rl>CONFlGURAR EL TEXTO TJ

que nos resultan familiares, sino que, además, tienen otros efectos

mucho más generales, uno de los cuales es añadir una especie de

aleatoriedad al texto del lector. Otro es que el escritor, como ve,

remos, pierde derto control básico sobre su texto y, más específi

los extremos v los límites. Un tercero es que el

o atomizar sus componentes (en lexias o

texto),

y

que estas unidades de lectura asumen una

más autónomas

ya

que dependen menos

sigue

en

sucesión líneal.

Compar ado con el texto tal y como existe en la tecnología de

la imprenta, el hipertexto emplea diversas combinaciones de ato

mización ydispersión. A diferencia de

la

inalterabilidad espacial

del texto reproducido con la tecnología del libro,

el

texto electró

nico siempre presenta variantes, ya que ningún estado ni versión

es definitivo; siempre puede ser cambiado. Comparado con el

texto impreso, la forma electrónica parece relativamente dinámi

ca, ya que siempre permite

la

correccÍón,

la

actualízación yotras

modificaciones similares. Incluso sin los nexos, el texto electróni

co abandona la inalterabilidad característica del texto impreso,

ha tenido en la cultura occidental. Sin

no pu ede haber texto unitario.

añade un segundo tipo fundamental de va,

más el texto. Los nexos electróni"

cos permiten a los usuarios recorre r distintos trayectos de lectura

en un conjunto dado de Jexias o bloques de texto. Esta prestación

hipertexto,

la

que surge su característica esquiva de la line

alidad, tiene efectos obvios e importantes sobre la concepción de

la textualidad

y

de las estructuras retóricas. Al explicar su modo

de proceder en

Sil

Barthes declara: «A partir de ahora "estrella

remos",

el

texto, separando, a la manera de un pequeño terremo

to, los bloques de significados de los que la lectura sólo percibe la

lisa superficie, imperceptiblemente soldada por el movimiento de

las el fluido discurso de la narración y la "naturalidad" del

lenguaje ordinario.

El

significante mayor será troceado en una se

de breves fragmentos contiguos)

que

llamaremos lexias

ya

que

son unidades de lectura»

(13).

Por

muy dramática yapasionada

que desde el punto

de

vista de la imprenta, la presenta

ción que Bartbes hace de su méto do en S12 describe con preci

sión la manera en que un intento de

ir

más allá de

la

imprenta

Page 17: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 17/27

75

Hll ERTEXTO

4

cía la hipertextualidad peeturba

l

texto y la de la lec-

tura tal y como los conocemos.

El

texto o más exactamente los

pasajes de texto , que

se

sucedían los unos a otros en una pro-

gresión líneal ininterrumpída, ahora se fracturan, se desploman,

asumen identidades más individuales.

mismo tiempo que

la

lexia bípertextual mantiene lazos

más sueltos, o menos determinantes, con las otras lexias de

l

múm obr (para utilizar una terminología que ahora corre el

riesgo de quedar obsoleta), también

se

la

puede

asociar con tex-

tos de otros escritores. De hecho, se asocia con cualquier texto

conectado con ella,

y

de este modo

se

disuelven

las

nociones de

separación intelectual entre textos, del mismo

modo

que algunos

productos químicos destruyen la membrana celular de un orga-

nismo: la destrucción de la membrana destruye la célula, la mata.

En cambio, una destrucción análoga de las nociones, aún con-

vencionales, de separación textual quizá pueda destruir ciertas

actitudes respecto

al

texto, pero no necesariamente destruirá

el

texto. En todo caso, lo reconfigurará, así como nuestras

I;; LJo;;\.I.U-

tivas sobre él.

Otra consecuencia de

1 5

nexos electrónicos es UlWC l : ¡ m

«eh> texto en otros textos. A medida que las

van perd iendo su aislamiento físico

e

jntelectual con el

miento de nexos, l texto se dispersa en ellas. La con-

textua1idad e intertextualidad, que surgen

al

situar unídades

lectura en una red de trayectos fácilmente navegables, entretejen

los textos, incluidos los de otros autores y los de medios no ver-

bales. Un efecto de este proceso es que debilita, y tal vez

ye cualquier sentido de unicidad textual.

Estas nociones no resultan novedosas para la teoría literaria

contemporánea, pero aquí, como en otros muchos casos,

l

hí-

pertexto representa una encarnación incómodamente literal de

un principio que parecía especialmente abstracto y abstruso des-

de l pumo de vista de

la

Ímprenta. Puesto que gran parte del

atractivo y del encanto de estas ideas teóricas radica en su dificul-

tad o tal vez en su preciosidad, esta presentación más literal

mete trastornar a los teóricos, en parte,

por

supuesto, porque

trastorna la categoría y las relaciones de poder en su campo.

RECONFIGURAR EL TEXTO

ransliteración hipertextual de la cultura del escriba el

manuscrito

electrónico

El hipertexto fragmema, dispersa o atomiza

el

texto de dos

maneras afines. Primero, suprimiendo

la

linealidad de lo impreso,

libera los pasajes individuales de un único princip io ordenador: la

secuencia, y amenaza con transformar

l

texto en un caos. Y lue-

go, destruye la noción de texto unitario

y

permanente. El consÍ-

derar el texto «entero» en términos de sus componentes produce

la primera forma de fragmentación; el considerarlo en función de

sus diferentes lecturas y versiones produc e la segunda.

La pérdida de la creenda en la textualidad unitaria podría

producir muchos cambios en la cultura occidental, y a menudo

con un coste elevado, si los juzgamos según nuestras actitudes ac-

tuales basadas

en

la imprenta. No todos esos cambios resultarán

necesaríamente costosos o dañinos, sobre tod o en el mundo aca-

démico, donde este cambio conceptual nos permitiría corregir

algunas de las distorsiones producidas

por

la influencia

de

la cul-

tura de la imprenta. Acostumbrados a las ediciones eruditas es-

tándares de los textos canónicos, solemos pasar

por

alto el hecho

de que estas versiones impresas del siglo

xx

de obras original-

mente creadas en una cultura del manuscríto son idealizaciones

extrañamente Heridas que producen una muy específica expe-

riencia del texto. Para empezar, las versiones eruditas impresas de

Platón, Virgilio o san Agustín proporcionan un texto mucho más

fácil de manejar y descifrar que cualquiera que podían obtener los

coetáneos de dichos textos. Ellos se encontraban con textos tan

diferentes de los nuestros que la mera sugerencia de que pudiéra-

mos compartir

la

misma experiencia de

l

lectur

engaña. Los

lectores de la época de Platón , Vírgilio o san Agustín procesaban

textos

sin

espaciado entre palabras, ni mayúsculas ni puntuación.

Si hubiese leído estas frases mil quinientos años antes, habrían te-

nído este aspecto:

ellosseeneontrabancontextostandíEerentesdelosnuestrosquelamerasu-

gerencíadequepudíéramoscompanirlamismaexperíenciadelalecturaen-

ga

ñalosl eeto resdel aépocadepla tónvirgilioosanagustín p rocesabantex .

tossinespa cíadoen trepala brasnimayúsculasnipuntuaciónsihubieseJeído

estasfrasesmilquinientosañosanteshabríantenídoesteaspecto.

..

Page 18: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 18/27

/

t; ,

•• í

76

HIPERTEXTO

RECONflGUH.AR EL

TEXTO

,

77

Estos flujos ininterrumpidos de caracteres alfabéticos reque-

rían una gran habilidad incluso para dominarlos fonéticamente.

Ya que el descifrar estos textos favorecía la lectura en voz alta,

casi todos los lectores experimentaban los textos no sólo como

agotadoras sesiones de decodificación sino también como una es-

pecie de actuación en público.

El hecho mismo de que este texto que hubiésemos leído hace

mil quinientos años existía en forma de manuscrito también im-

plica que, para llegar a leerlo, habríamos tenido que tener acceso

a un objeto raro e incluso único ... siempre que hubiésemos sabi-

do de su existencia y hecho un incómodo, caro ya menudo peli-

groso viaje para verlo. Tras tener acceso al manuscrito, tendríamos

que habernos acercado a

él

de una forma muy diferente de nuestro

actual enfoque desenvuelto hacia e1líbro impreso. Con toda pro-

babilidad, nos habríamos tomado este encuentro como una rara v

privilegiada oportunidad, y también nos habríamos acercado a

experiencia de la lectura de este objeto único con un conjunto de

supuestos muy distintos

de

los del erudito moderno. Como Eliza-

beth Eisenstein ha demostrado, la primera función del estudioso

en una cultura del manuscrito consistía simplemente en preservar

el

texto, que corría un doble pelígro de degradarse con cada lec-

tura: cada vez que

se

manejaba físicamente el frágil obíeto, su lon-

gevidad disminuía,

y

cada vez que se copiaba

el

manuscrito para

preservar

y

transmitir el texto, el escribiente inevitablemente in-

troducía alguna desviación textual.

Así, incluso sin tomar en cuenta la presencia ajena y añadida

de la compaginación, los índices, las referencias,los titulas y otros

artilugios de la tecnología del libro,

el

encuentro y posterior lec-

tura de un manuscrito suponía un conjunto de experiencias muy

distinto del que

hoy

en día damos

por

sentado. Igual de impor-

tante resulta el hecho de que, mientras el significado mismo de las

ediciones eruditas se debe a su publicación en comparativamente

grandes cantidades, cada manuscrito de los textos de Platón, Vír-

gilio

y

san Agustín existía como objeto único. No se sabe qué ver-

sión particular de los textos de dichos autores manejaba el even-

tual lector. El presentar la historia y una relación de textos

creados en una cultura del manuscrito

en

los términos texto

unitario propios de la erudición moderna novela

y

falsifica sus re·

laciones intertextuales.

:

Las ediciones eruditas modernas combinan tanto la unicidad

como la multiplícidad, pero de modos muy distintos. Una edición

moderna de Platón, Virgilio o san Agustín empieza presuponien-

do la existencia de un texto úníco y unitario, pero ello

se

debe a su

capacidad para diseminar este texto en una gran cantidad de

ejemplar :s idénticos. En cambio, cada manuscrito antiguo o me-

dieval, que encarnaba sólo una de muchas variantes potenciales

~ { u texto», existía como objeto único. Los ínvestigadores que

imentan determinar, no algún texto maestro probablemente míti-

co y seguramente perdido hace mucho. sino la manera en que los

lectores individuales se encontraban con Platón, Virgilio o san

Agustín en

ltna

cultura del manuscrito, necesitan una nueva con-

cepción de texto.

e

hecho, tenemos que renunciar al concepto

de texto unitario

y

sustÍruirlo por nociones de texto disperso. En

otras palabras, tenemos que hacer algo que han hecho algunos

historiadores de arte que trabajan en similares problemas medie-

vales: tomar la nocÍón de tipo único encarnado en un objeto úni·

ca

y

sustituida

por

una noción de conjunto complejo de variantes.

Por ejemplo,

l

intentar determinar los antecedentes temáticos,

iconológicos y compositivos de las Madonnas de marfil de princi-

pios del siglo

XlV,

Robert Suckale

y

otros especialistas en el estilo

cortesano han abandonado las derivaciones lineales

y la

noción

de-

típo unitario. En su lugar, insisten en que los escultores escogían

como punto de purtida un «plano maestro» entre varios conjuntos

de formas básicas. ] Parece necesario algún tipo de cambio en las

actitudes básicas hacia las creaciones de la cultura del manuscrito.

La capacidad del hipertexto para conectar todas las versiones

o variantes de un texto particular puede ofrecer un medio de res-

tablecer el equilibrio entre la unicidad

y la

variabilidad de los tex-

tos de antes de

la

imprenta. Por supuesto, incluso en presemaciones

hipertextuales, tanto las convenciones modernas de la imprenta

como el aparato académico seguirán íntentando recrear la cxpe-

dencia de hallarse ante esos textos, y nada puede devolver la uni-

cidad ni la consecuente ur del manuscrito único. Sin embargo,

d hipertexto brinda la posibilidad de presentar

el

texto como un

campo disperso de variantes y no como una entidad falsamente

unitaria. Las pantallas alta resolución y otros avances tecnoló-

gicos deberían permitír algún día la presentación de todos los ma-

nuscritos individuales. Una familiarizacíón con los sistemas de

..

Page 19: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 19/27

78

79

HIPERTEXTO

pertexto podría en sí cambiar lo bastante los supuestos acerca de

la textualidad como para liberar de algunos

de

sus prejuicios a los

investigadores

de

textos anteriores a

la

imprenta.

Argumentación organización

retórica

La conexión electrónica, que otorga al lector

un

papel mucho

más activo de lo que

es

posible con el libro, present a algunos efec

tos importantes. Consider ados a la luz

de

una literatura vinculada

a la tecnología del libro, estos efectos parecen dañinos

y

peligro

sos, como de hecho deben ser para una hegemonia cultural basa

da, como la nuestra,

en una

tecnología diferente

de

la memoria

cultural. En concreto, la retórica lineal numeraria de «primero,

segundo y tercero», tan conveniente para la imprenta, seguirá

apareciendo

dentro

de los bloques

de

textos Índivíduales pero

no

podrá

ser utilizada

para estructurar

argumentos en

un

medio

que

anima a recorrer caminos diferentes en vez de seguir uno líneal.

Este alejamiento de ]a linealidad

puede

parecer un cambio clave,

y ]0 es,

pero

conviene tener presente

que no supone un abandono

de lo natural.

Tom McArthur nos recuerda: «La estructuración de los li-

bros

no

tiene nada de natural ;

de

hecho, es tremendamente -

tinatural

y

necesitó nada menos que 4.000 afios para producirse.

El gran logro de los escolásticos,

sobre

todo

para

las elites escri

banas del mundo, fue estilizar los temas, tramas

y

formas de los

bros en una forma realmente rigurosa, así como estructuraron

también los programas

de

estudio, las escrituras y l d e b a t e > ~ 1 8

Sus convenciones acerca

de

la

estructura

de

los libros cambiaron

radicalmente con el advenimiento de la imprenta, que fomentó la

ordenación alfabétíca, procedími ento que nunca antes había cua

jado. ¿Por qué?

Una razón

debe

de ser que

la

gente

ya

se había acostumbrado,

a 1 largo de demasiados siglos,

al

material ordenado por temas.

Este material se parecía muchísimo a la organización «normal»

trabajo escrito .. La alfabetización también debía de resultar

ofensiva para

la

visión global escolástica de las cosas. Debió de pa

recer una ordenación perversa, íncoherentc y hasta desprovista de

RRCONFTGURAllBL T XTO

sentido a unos individuos interesados en nítidos marcos que con

tuvieran todo el saber. Ciertamente, l alfabetización plantea pro

blemas de fragmentación, no tan obvios cuando se trata de listas

de palabras pero graves cuando se trata

de

listas de temas 76-77).

Las saludables observaciones

de McArthur, que nos

recuerda

que siempre consideramos naturales las construcciones sociales

de nuestro mundo, también sugieren que, desde el punto

de

vista

de

los escolásticos, el

paso

del manuscrito

al

libro impreso y Jue-

go al hipertexto representa una fragmentación cada vez mayor.

Mientras

el

lector disponga

de

medios de ordenación, temáticos u

otros culturalmente c oherentes, la fragmentación del documento

en hipertexto no implica la clase de entropía que una fragmenta

ción similar supondría en el

mundo de

la imprenta. Algunas

de

sus prestaciones

como búsqueda de

texto, nexos automáticos,

agentes y potenciales filtros conceptuales, ofrecen la capacidad

de

conservar

las

ventajas

de

la

hipertextualidad mientras

protege

al

lector de los efectos negativos del

abandono

de

la

linealidad.

Principios finales en el

t xto

abierto

Los conceptos y experiencias)

de

empezar

y

terminar implí

can linealidad. ¿Qué les sucede en un tipo

de

textualidad no regi

da principalmente por la linealidad? Si presuponemos que

la

hi

pertextualidad

presenta secuencias múltiples en lugar

de

una

ausencia total

de

linealidad y secuencia, entonces, una respuesta a

esta pregunta es que tiene múltiples principios y finales en Jugar

de

uno

solo. Basándonos

en

la

obra

de Edward

W.

Said

sobre

orí

genes y comienzos, l hipertexto ofrece

al

menos dos cIases dis

dntas de comienzos. La pr imera se refiere a la lexia individual, y

la segunda a

un

conjunto

de

éstas que fonnan un metatexto. Cada

vez

que

una reunión

de

materiales hípertextuales se erige por sí

sola, bien porque Ocupa todo un sistema bien porque existe, por

muy brevemente que sea, dentro de un marco, el lector tiene que

empezar a leer en algún punto,

y para

él, este punto es un co

mienzo. Refiriéndose a lo impreso, Said dice que

«el

principio de

una

obra

es, prácticamente hablando, la entrada principal a lo

que ofrece».l9 Pero ¿qué ocurre cuando una obra presenta mu

Page 20: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 20/27

81

I

HIl'Eln'EXTO

80

chas entradas «principales», de hecho, tantas como nexos haya

entre pasajes mediante los cuales se puede llegar a las lexías indi

viduales (que, desde nuestro punto de vista, se convierten en

l

equivalente de una obra)? Said nos ayuda

a

responder

al

afirmar

que «se designa un príncipio" para indicar, clarificar o definir

un momento, lugar o acto posteriores,

En

resumen, la designación

de

un

comienzo suele implicar también la designación de una in-

tención consecutiva» (5), Por lo tanto,

y

en los términos de Said,

incluso un texto atomizado

puede

servir

de

comienzo siempre

que el lugar del nexo, o

punto

de partida, asuma la función de pri

mer eslabón de una cadena o de primer paso en

un

trayecto. Se-

gún Said: «Vemos que el principio es

l punto

inicial (en

l

tiem

po, espacio o acción) de una consecución o proceso que tiene

duración y sentido. l comienzo, entonces, es el primer paso en la

pmducción intencional

de signtficados» 5).

La definición casi hipertextual de Said sugiere que «en re

trospectiva, podemos ver

l

comienzo como

l

punto

en

que, en

tilla

obra

dada,

el

escritor se demarca de todas las otras obras; un

comienzo establece inmediatamente relaciones con obras

ya

exis

tentes, relaciones bien de continuidad bien de antagonismo, o

una mezcla de

a m b a s ~ > (3),

Así como

l

hipertexto díficulta la determinación del princi

pio de un texto porque,

por

un lado, cambía nuestra concepción

de texto

y por

otro, porque permite

al

lector empezar en muchos

ptrntos distintos, tambié n cambia

l

significado de final. Los lec

tores no sólo pueden escoger varios puntos donde terminar, sino

que pueden además seguir ampliando el texto, extenderlo, dejar

lo más largo de como era cuando emp ezaron a leer. Como T ed

Nelson,

uno

de los iniciadores del hipertexto, dice: «No hay últi

ma palabl·a.

No puede haber

una última versión, un último pen

samiento. Siempre hay una nueva visión, una nueva idea,

una

nueva interpretación, Y la literatura, que pretendemos informati

zar,

es

un sistema para preservar la continuidad frente a este he

cho,., Recuerde la analogía entre el texto yel agua. El agua fluye

libremente, el hielo, no, Los documentos que fluyen, los docu

mento s vivos en la

red

están siempre sometidos a uso y conexión

constantes, y estos nexos nuevos constante mente se vuelven inter

activos y accesibles. Cualquier eje mplar suelto que alguien con

serva está congelado, muerto, carece de acceso a nuevas conexio-

R ~ : C O t ; J : o I G l i R A R EL T XTO

nes» (Literar) Machines, 2/61, 48), Aquí, como en otras muchas

ocasiones, la concepción de textua lidad de Bakhtin anticipa

l

hi

pertexto, Caryl Emerson, su traductor

y

edítor, explica que «para

Bakhtín, "el todo" no es una entidad acabada; siempre es una re

lación", Así, l todo nunca puede acabarse

y

apartarse; cuando se

realiza un todo, es en virtud de

una

definición ya abierta

al

cam

bio»

(Problems,

XXXIX),

El

hipertexto difumina los límites del metatexto, yno se le pue

den aplicar las nociones' convencionales de conclusión y de pro

ducto acabado; su novedad misma dificulta su definición y des

cripción con la antigua terminología, ya que se deriva de distintas

tecnologías de la enseñanza y

de

la información y conlleva implica

ciones ocultas inadecuadas para

el

hipertexto. Particularmente ina

plicables resultan las nociones afínes de conclusión y de producto

acabado, Como lo reconoce Derrida, una forma de textualidad que

va más allá de la imprenta «nos obliga a extender", la noción do

minante de "texto" para que «deje de ser una recopilación acabada

de escritos, un contenido encerrado en un libro o entre sus márge

nes y se vuelva una red diferencial, un tejido de huellas q ue eterna

mente se refieren a algo distinto, a o[ras huellas diferenciales»,20

La materia hipertextual, que por definición es abierta, expan

sible e incompleta, replantea estas nociones.

se pasa al formato

hipertextual una obra convencionalmente considerada completa,

por ejemplo, Ulises, ésta se vuelve en

l

acto «incompleta». Las

conexiones electrónicas, que enfatizan

l

establecimiento de ne

xos, expanden instantáneameme

un

texto

al

proporcionar gran

des cantidades de puntos de amarre donde atar otros textos,

La

inalterabilidad y aislamiento fisico de la tecnología clellíbro, que

permiten la estandarización y una relativa facilidad de re produc

ción, a la fuerza cierran estas posibilidades, El hipertexto las abre,

os

límites del tex to bierto

El hipertexto redefine

no

sólo los comienzos y los finales del

texto, sino también sus limites, sus bordes, por así decir. El hi

pertexto nos brinda un medio de escapar de lo que Gérard Ce

nette llama «una especie de idolatría,

no

menos seria y hoy en día

incluso más peligrosa» que la idealización del autor, es decir «el

Page 21: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 21/27

82

83

-

HIPERTEXTO

fetichismo de la obra, concebida como objeto cerrado, completo

y absoluto».21 Al pasar del texto físico al virtual, de la imprenta al

hipertexto, los límites

se

desvanecen e l desvanecimiento que

tanto se esfuerza Derrida

en

conseguir en sus publicaciones im

presas- y no

se

puede seguir dependiendo de concepciones o su

puestos de dentro o fuera. Como

]0

explica Derrida, «mantener

fuera lo externo

..

es

el

gesto inaugural de la "lógica" en

sí,

o del

"sentido" común, siempre que concuerde con la identidad de lo

qu

es: ser 1 que es, lo externo está fuera y lo interno, dentro. l

escribir debe volver a ser lo que nunca hubiese debzdo dejar de ser:

un accesorio, un accidente, un exceso» (Dissemination, 128 . Sin

linealidad ni fronteras claras entre lo de dentro

y

lo de fuera, en

tre la ausencia y la presencia y entre uno y los demás, cambiará la

filosofía. Recurriendo a un texto de Platón como eíemplo, Derri

da, que trabaja en el mundo de la imprenta, afirma con prescien

cia «que

la

cadena textual que debemos colocar de nuevo

en su

si-

ya

no es simplemente interna al vocabulario de Platón. Pero

al

ir más allá de las fronteras

de

ese vocabulario, no nos interesa tan

to romper ciertos límites, con motivos o sin como replante

ar

el

derecho

de

situar dichas fronteras. En una palabra, no cree

mos que exista, con rigor, un texto platónico, cerrado sobre sí

mismo, completo con un interior y un exterior» (130).

Derrida va más lejos aún y, con una afortunada mezcla de pa

ciencia

y

humor, explica que

al

descubrir que los textos no tienen,

en realidad, ní interior ni exterior, no

se

los reduce a una masa

amorfa: «No se trata de considerar que [el texto] hace aguas

por

todas partes y puede hundirse caóticamente en

la

borrosa genera

lidad de su contenido, sino ser capaz de desenmarañar las fuer

zas de atracción ocultas que conectan una palabra presente en el

texto de Platón con otra, ausente de

éste, siempre

nozca, rigurosa y prudentemente, las articulaciones»

Otro signo de l toma de conciencia, por parte de Derrida, de

las limitaciones y restricciones de las actítudes contemporáneas,

que surgen en asociación con el libro impreso, es su enfoque hi

pertextual de la textualidad

y

del signifícado; enfoque que sigue

dudando

l

existencia de «un principio fundamental o totali

zadof», puesto que reconoce que

«el

"exterior" clásico del

ma

no puede asumir ya la forma de una especie de extratexto ca

paz de detener la concatenación de la escritura»

RECONFIGURAR EL TEXTO

Así, el

hipertexto crea un texto abierto, con límites abiertos,

un texto que no puede mantener fuera a otros textos

y

que, por lo

tanto, encarna el texto de Derrida

en

el que

se

difuminan «todos

los límites que forman el borde movedizo de lo que solía llamarse

texto, de lo que antes creíamos que

el

mundo podia identificar, es

decir, los supuestos comienzo y final de una obra, la unidad de

una recopilación, el título, los m á r g n s ~ las firmas, el dominio

de las referencias fuera del marco, etc,». El hipertexto sufre lo

que Derrida describe como «un desbordamiento (débordement) que

borra todos esos límites

y

divisiones» <<Living On», 83).

En los sistemas de hipertexto, los nexos dentro y fuera de

un texto

- las

conexiones intra

y

extratexruales entre elementos del

texto (imágenes incluidas - se vuelven equivalentes, acercando

así los textos entre ellos y dífuminando sus límites. Consideremos

nexos hipertextuales en

el

caso de Mílton: sus diversas des

cripcíones de sí mismo como profeta o poeta inspirado en Paradi-

se

Los

y

sus citas del Génesis

3:15

aportan ejemplos obvios.

En

cambio, las relaciones extra e íntertextuales se ilustran con nexos

entre un pasaje particular en el que Milton menciona la profecía y

sus otros escritos, en versos o en prosa, que recalcan puntos simi

lares u oDviamente relevantes, así como textos bíblicos, comenta

rios de todas las épocas, declaraciones poéticas de otros autores

semejantes o contrarias y comentarios especializados. Del mismo

modo, las citas de MUtan del texto bíblico en que un hombre es

mordido por una serpiente cuando le aplastaba la con

el

talón, conectan evidentemente con el pasaje bíblico

y

sus inter

pretaciones tradicionales y también con otras alusiones literarias

y

comentarios especializados sobre todos estos temas. Los nexos

hipertextuales simplemente aceleran el proceso usual de estable·

cer relaciones

y

aportan un medio gráfico para estas transaccio

nes, si es que se puede utilizar la palabra «simplemente» para re

ferirse a un procedimiento tan radicalmente transformador.

La rapidez con que podemos movernos entre pasajes

y

pun

tos en unos coníuntos de textos cambia tanto nuestra manera de

leer como escribir, del mismo modo que

la

tremenda rapidez y

capacidad de cálculo de los grandes ordenadores -cambiaron va

rios campos científicos al permitir investigaciones que antes re

querían demasiado tiempo o riesgos, Uno de estos cambios pro

viene del hecho

de

que los nexos permiten al leetor moverse con

Page 22: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 22/27

85

)-IIPE

RTE

XTO

84

la misma facilidad

entre

p untos

dentro y

fuera de

un

texto. Una

vez

que uno

puede

mover

se con

la

m isma lacilidad entre, por

ejemplo,

el

principi o de Par dise Losi

y

un pasaje e1el Libro 12,

miles

dc

líneas «más allá»,

y entre

este

pr

incipio

y

cierto texto

francés anterior o UD moderno comentario erudito , entonces, en

un sentido importante, la individualidad de los textos, que la cul-

tura

de

la

imprenta creó, cambia radica

lm

ente

y,

tal vez, desapa -

rece. Se poJría argumentar que,

de

hec ho,

roda

lo que esta cone-

xión hip ertextual hace es encarnar

l

forma en que uno

experimenta de hecho el texto durante la lectura; pero , incluso

aSÍ,

el acto de leer se

ha

acercado muchísimo, de algún

modo,

a

W1a

encarnación electrónica del texto

y

por ello su naturaleza ha

empe%ado a cambia r.

Estas observaciones

sobre

hip ertexto sugieren que los ordena-

dores nos accrc¡m todavía más a una cultura en la que ciertos

as-

pectos tienen más en

común

con

UDa

cultura de tradición

oral

de lo

que incluso \'{/a l

rer]

Ong está dispuesto a admitir. En Orali/yaítd

Lit

er cy

afirma que los ordenadores nos ha n llevado a

lo

que llama

un «estadio oral secundario» que

ti

ene «parecidos chocantes» con

el

estadio oral primario, anterior a

la

escritura ,

«en

su mística de la

participación, su cuidado del sentimiento comunal, su concentra-

. 1 . 1 d c  I

22

Clon

en e momento presente e mc uso su uso e rormu as».

No obstante, a pesar de que Ong

descubre

paralelismos inte-

resantes e

ntr

e una cultura del ordenador

y

otra puramente oral,

insiste equivocadamente en que: «El p roceso secuencial

y

espacial

de

la

palabra, iniciado por la escritura

y

elevado a un nuevo orden de

intensidad por la imp renta, se ve

aLIl1

más intensificado por

el

ordenador, que lleva al m ~ l x i m o el compromiso de la palabr a con

el

espacio

y el

movimiento local (electrónico)

y optim

iza la linea -

lidad anaJitica, haciéndola virtualmente

i n s t a l l t á n e a ~

(136).

De

hecho, los sistemas de

hipertexto

, que ubican todos los

textos en

una trama de relaciones,

producen UD

efecto

n:1Uy

distinto,

ya

que

permiten la l

ect

ura

y el

pe nsamiento

no

secuenciales.

Uno de los efectos

princ

ipa les de esta lectura no secuendal, el

debilitamiento de los límites del tex

co, puede

concebirse o como la

corrección del aislamiento

ar t

ifici

al de

un texto respecto a

todo

s

sus

contextos o como la violación

de

una de las p rinci pales Olrac-

terlstÍcas del libro. Según

Ong,

la escriturel y la

impr

esión pmelu-

cen el efecto de una declaración oral discreta e

independiente:

RECON FIGUR  REL TE.XT O

Al ai

slar un pensamienro en una superficie escrita, indepen-

dientemente

de

cualquier interlocutor, y al hacer

la

declaración

oral má s autónoma e indiferente a cualquier ataque, la esc ritura

presenta el habla yel pensamiento como dcslJrenJidos de todo lo

demás, como algo independienrc, completo.

La

imprenta también

ubica el habla y el pcnsamiento en una su perficie sep'lI'adél de

toJo lo demás, pero

va

más allá

y

sugiere

la

autosuficiencia (132) .

Ya hemos observ ado la formú en que el hipertextO sugiere in-

teg ración en lugar de autosuficiencia.

Otro

posible resultado del

hiper texto tal vez pueda resultar desconcerrantc. Como Ong des-

taca, los ljbros, a diferencia de sus autores, no pueden ser p uestos

en entredicho.

El autor lJoJría se r puesto

en

entredichu si se pudiese llegar

hasta

él,

pero no se

lo

puede alcanzar en ningún libro. No h

ay

for-

ma

directa de refutar un texto. Incluso después de

una

total y

de-

vastadora refutación, sigu e diciendo exactalll ente lo mismo que

ant

es

. Ésta

es

una

de

las

razones por la

cu

al

la

frase «lo dice elli-

bro» equivale popularmente a «es cicl'tm>. Es también una razón

por

la cual

ha habido quemas de libros.

Un

texto que ,1{irme algo

que todo el mundo sabe que es falso seguid p r o c l a l ~ n d la fal·

sedad mientras exista (79).

De todos modos, surge la cuestión siguiente: puesto que

e

hip

ertexto si

tú a

el

texto en

un

campo de

otros t:cxtos,

¿podrá

una

obra

individual c ualquiera, a la

que

otra se haya referido , seguir

ha

blando con

la misma fuerza? Podernos imaginarnos presenta-

ciones hipertextuales

de libros (o

eq

uivalentes) en las que

el

lec-

tor podrá

disponer

ele

todas las críticas y comentarios

sobre

la

obra, que entonces pasará a existir

como

parte de

Wl

complejo

diálogo en vez de ser la encarnación de una voz que habla conti-

nuamente. El hipertexto, al conectar

un bloque de

texto con mi-

ríadas de otros bloques, deslruye

el

aislamiento físico del texto,

así como las actitudes que suscita. Al permitir tanto las aDotacio-

nes a un lexto indiv idual como su conexión con otros textos, po-

siblemente contradictorios, destruye una de las características

m.ás básicas de texto imp reso: su separación y su unicidad de voz.

Siempre que se ubica un texto

dentro de

una red

de

tex tos, se lo

obliga a existir como

parte

de un complejo diálogo . Los nexos del

-

Page 23: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 23/27

86 87

HIPERTEXTO

hipertexto, que tienden a afectar las funciones de autor y de lec

tor, también modifican los límites del texto

Los nexos electrónicos cambian radicalmente la experiencia

texto

al

cambiar su relación espacial y con otros tex

tos. Leyendo una versión hipertextual

Expectations

Grandes esperanzas),

de

Dickens, o de

Wasteland

La

tierra baldía)

de Eliot, por ejemplo, uno puede seguir nexos hasta textos prece

dentes, lecturas alternativas, críticas, etc. Seguir un nexo electróni

co hasta una ímagen, digamos, de un desierto o de un yermo en un

poema de Tennyson, Browning o Swinbume no toma más tiempo

que seguir

un

nexo entre un pasaje al principio poema y otro al

fina1.

Por

lo tanto, el lector percibe los textos del Wasteland

yel

pasaje en la obra como equidistantes del inicial.

Por

el hipertexto difumIna la distinción entre 1 que «dentro» y lo

está «fuera» de un texto. También hace todos los textos

conectados con un bloque de texto colaboren con dicho texto.

a

categoría del texto

la

categoría en

el

texto

Alvín Kernan afirma que la «teoría general Benjamin,

se-

gún

la

cual las numerosas reproducciones desmitificaron el arte

en sí explica precisamente

1

que pasó en el siglo

XVIII,

cuando la

imprenta, con su lógica de multiplic idad, despojó su aura a los

clásicos del antiguo orden literario»

Printing Technology, 152);

es

muy probable que l hipertexto extenderá aún más

el

proceso

de desmitificación. Kernan defiende de forma convincente que en

los tiempos de Pope «una inundación de libros, tanto en su ver

tiente de obras diferentes como de múltiples ejemplares de un

mismo texto, amenazó con oscurecer los pocos clásicos, tanto an-

tiguos como modernos, idealizados en las letras culta ', y con de

bilitar su aura con la edición

de

ejemplares impresos

de

aquéllos»

(153). Cualquier medio de información que fomente

la

rápida di

seminación de los textos y un fácil acceso a ellos desmitificará

cada vez más los textos individuales. Pero l

otro efecto potencial para la desmitificación: na<:lerwo

las

fronteras del texto (ahora considerado como

se suprime parte de su independencia y unicidad.

Kernan añade además: «Como los libros impresos estaban en

RECONFIGURAR EL TEXTO

su mayor parte en IdIomas vernáculos, vulgarizaron aún más las

letras ampliando su ámbito desde un puñado de textos venera

bles escritos en idiomas antiguos y sólo comprensibles para una

elite hasta un cuerpo de escritos contemporáneos en idioma local

que podían comprender todos los que sabían

]eet»

(153-154). ¿Se

verán así profanadas las versiones electrónÍcas de

la

Biblia como

CD

Word que en esencÍa parecen democratizarla? Podría ocurrir

de dos maneras. Primero, al proporcionar a cualquier lector algu-

nos procedimientos propíos de los investigadores, la BibHa elec

trónica podda desmitificar un texto que reviste un poder de talis

mán para una gran part e de su

n

segundo lugar aunque más fundamental todavía, está el

hecho mismo

de

que esta Bíblia hipertextual,

al

fomentar la pre

sencia de múltiples versiones, socava potencialmente la

fe

en

la

posibilidad de

un

texto único

y

unitario. Desde luego,

el

prece

dente victoriano de la pérdida de

fe

en la doctrina de la inspira

ción verbal de

las

escrituras sugerir que

el

hipertexto po

dría tener un efecto paralelo (Landow,

Victoria n Types, 54-56).

n la

Inglaterra victoriana, el abandono generalizado de

la

creen·

cía de que todas y cada una las palabras de la BíbJia, incluso en

su traducción inglesa, estaban divinamente inspiradas se debió a

una gran variedad de

causas

,

incluyendo la influencia del criticis·

mo alemán, los enfoques racionales británicos independientes

como los del obispo Colenso, los descubrimientos en geología,

filología

y

(más tarde) biología.

Por

ejemplo, el descubrimiento

de que los hebreos no tenían un idioma único, como hasta enton

ces presumían muchos creyentes, sobre todo evangélicos, debi1í-

tó la

fe

en gran parte porque los creyentes tomaron conciencia de

una multiplícidad donde hasta entonces habían supuesto

la

unici

dad. El descubrimiento de múltiples manuscritos de las Escritu

ras tuvo muchos efectos paralelos. hiper texto, que enfatiza la

multipUcídad, podría provocar crísis parecidas en las creencias.

Aunque la principal motriz de la página impresa sea un

empuje líneal que cautiva al y lo obliga a seguir leyendo

corno si tuviese que leerlo todo, se han desarrollado formas espe·

cíalizadas de texto que utílízan códigos secundarías para presen

tar

una

ínformación difícil o imposible de incluir en un texto li-

neal. Las notas, finales o a pie de página, que constituyen una de

las principales formas en que

Jos

libros crean

un

espacio adício·

Page 24: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 24/27

HIPERTEXTO

8

'

nal, requieren algún tipo de código, como un número superíncli

 

ce

o entre paréntesis, para indicar

al

Ieetor que deje de leer 10 que

convencionalmente se denomina textD

princip l

o cuerpo del tex

to,

y

que pase a leer un fragmento de texto añadido o

motivado por el pasaje del texto principal.

Tanto en la edición académica como en la prosa erudita, estas

divisiones del texto se rigen de acuerdo con jerarquías de calego

poder. La letra más pequeña, en la que aparecen las notas fi-

ya pie de página, así como su ubicación fuera del centro de

atención normal del lector, dejan bien claro que estos escritos son

subsídiarios, dependientes, menos importantes.

En

la edíción aca

démica, estos

y

otros códigos tipográficos dejan bien claro que

los esfuerzos del investigador, por muy extensos y costosos que

hayan resultado, son obviamente menos importantes que los es

critos publicados,

ya

que éstos aparecen en el texto principal.

el discurso erudito y crítico que emplea la anotación, estas con

¡.

venciones también establecen

la

importancia del argumento do

minante respecto a las fuentes del autor, sus partidarios

y

adver

e incluso la obra de ficción o poética objeto de la crítica.

hipertexto las anotaciones se experimentan de una

muy dístinta. En primer lugar, los nexos electrónicos destruyen

en el acto la oposición binaria simple entre texto

y

notas en la que

las relaciones de categoría propias del libro impreso. Al

un

nexo, cllector puede encontrarse con otro pasaje del

mÍsmo texto o con otro al que alude. El nexo también puede con

ducir a otras obras del mismo autor o a una gama de críticas, va-

riantes textuales, etc. La asignación al texto ya las notas de lo que

Tom Wolfe llama clistintos «niveles de categoría»

statuspheres)

se

vuelve muy difícil,

y

estas jerarquías del texto tienden a desmo

ronarse rápidamente.

Los nexos hipertextuales colocan

el

texto actual en

el

centro

de un universo textual y de este modo, crean un nuevo tipo de

je-

rarquía, en la que el

poder

del centro domina la infinÍta periferia.

Pero como en el hipertexto este centro

es

siempre pasajero, vir

, tua! y cambiante --o dicho de otfO modo, aparece con la mera

lectura de un pasaje en particular- nunca tiraniza los otros as-

pectos la red como ocurre con el texto impreso.

Perfectamente consciente de que las obligaciones políticas

de

un texto hacen que el lector lea de un determinado modo, Bart-

RECONFiGUR R

EL

TEXro

t>

hes también manipula las relaciones pOllticas del texto de una

manera muy interesante.

Por

ejemplo,

el

procedimiento comple

to o la construcción de SIZ sirve de comentario al problema de la

io .......quía y a las relaciones políticas entre las partes del texto eru

estándar. A modo de juego, Barthes crea su propia versión

un complejo sistema de notas a píe de página. Como Derrida en

G/as,

crea una obra o metatexto que el lector acostumbrado a

líbros encuentra corrosÍvamente diferente o que considera, en

contadas ocasiones, como un comentario ingeniosamente pode

roso sobre

la

forma en que los libros operan, es decir, la forma en

que obligan alleeror a ver relaciones entre diferentes secciones y

por

lo tanto, a respaldar ciertas asociaciones de palabras dotadas

de poder y

valor

por

aparecer en cierto formato

yno

en otro.

En otras palabras, Barthes habla de las notas a pie de

y SIZ

resulta ser una crítica de las relaciones de

poder

entre

distintas partes del texto. En una nota final o a pie de página, re-

cordémoslo, la porción de texto convencionalmente conocida

como texto principal revÍste, para el autor

y el

lector, un valor su-

a cualquiera de sus partes complementarias que incluyen

notas, prefacio, dedicatorias, etc.,

}

que suelen adoptar la forma

dísposítivos diseñados para facilitar la recuperación de

la

in

formación. Estos dispositivos, que suelen derivarse directamente

de la tecnología de la imprenta, sólo pueden operar en textos

fi-

jos, repetibles

y

físicamente aislados. Presentan grandes ventajas

y

permíten distintos modos de lectura: por ejemplo, no hace falta

saber de memoria dónde

se

encuent.ra 

un

pasaje determinado

cuando se dispone de recursos como títulos de capitulo, índices

de contenidos

y

alfabéticos.

Por

lo tanto,

el

sistema de referen

muchísÍmo valor como medío de orientar al lector en su

corrido y de ayudarlo a recuperar Ínformacíón.

ello tiene costes que, como la mayoría de los que paga el

lector) se han convertido en parte de nuestra experíencia de la lec

tura hasta

el punto

que

ya ni

reparamos en

eHos.

Nos los enseña

Barthes. Como casi todos los teórícos de

la

crítica de finales del

siglo xx, sobresale viendo lo invisible, insuflándolo con esperan

ZaS

de que el condensado iluminará las sombras de aquello en que

los demás, durante mucho tiempo, no repararon

y

que creyeron

que no existía. ¿Qué implica una nota a pie de página? ¿Y cóm.o

lo manipula o evita Barthes? Unida al aislamiento físico de cada

,.

Page 25: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 25/27

RECONFIGURAR EL TEXTO

910

HIPERTEXTO

texto, la entre texto principal

y

nota a pie

de

página esta

la primaria del texto principal respecto a otros

textos,

cuando una

reflexión acerca del tema revela en el

acto que dicha

de

hecho,

no puede

existir.

Tómese

un

artículo

erudito

del tipo que nosotros, profesores,

todos escribimos. Deseamos escribír un artículo sobre algún as-

pecto de la sección

de

Nausíca del Ulises

de

Joyce, un texto

que

incluso según

la

más

burda

medición cuantitativa parece más im

portante,

más

poderoso

que

una

nota nuestra

que

identifique el

origen de una expresión de

Gerty

McDowell en u na revista feme

nina de la

époc¡;¡.

La novela de Joyce existe,

y

siempre existirá, en

más

ejemplares

que

nuestro artículo

y por

ello, alcanza

un

públi

co

y

una extensos ... aunque reconozco

que

éstas

son problemáticas basadas en ciertas ideologías;

no

obs

r n a n f í , ~ de

nosotros, o así

lo

espeto, accede a ellas ya

que

son

según los cuales trabajamos. l menos

de

forma

los desconstru ccionistas orivilellian

el

texto,Ja

gran obra.

Sín embargo, u na vez

que

se ha empezado a escribir el articu

lo, las conven ciones la

imprenta

rápidamente cuestionan estos

supuestos ya

que

cualquier elemento del texto principal resulta

claramente más importante que cualquier elemento fuera de

él.

El

texto físicamente aislado

y

defjnido es muy discreto,

ya

que, como

Ong

explaya, oculta obvias conexiones

de

agradecimientos y calí-

Cuando se introduce a otros escritores en un texto,

aparecer como sombras atenuadas

y

a

menudo

distorsio

sí mismos, Ello en

parte

es necesario

ya

que, después

de

todo,

uno

no reproducir

en su

artículo todo

el

texto o libro

otro autor.

de

esta atenuación proviene

de una

inexacti

tud,

negligencia o descarada mala fe

por parte

del autor.

De

todos

modos, dicha atenuación forma

parte

del mensaje

de

la

imprenta

y

supone

una implicacíón

que

no

puede

eludirse, o en todo caso,

no

desde

el

advenimiento del hípertexto,

l

cual, al

proporcionar

un

modo

alternativo

de

textualidad,

pone

al descubierto diferen

cias que ya dejan

de

ser inevitables o invisibles.

Al

escribir

para

la imprenta,

cuando

indico

el número

de pá

gina un pasaje

de

Joyce

que

cito o menciono, e incluso si in

cluyo dicho pasaje en mi texto o

en una

nota, éste pasa a asumir

menos en mi

artícul }-

una posícÍón subsidiaria

y comparativamente inferíor respecto a mis palabras, que, al fin y

al

cabo, aparecen en

l

llamado texto principal.

¿Qué

pasaría

si

l

artículo se escribiese en hipertexto? Suponiendo que se esté tra

bajando

en un

entorno hípertextual completamente desarrollado,

se empezaría la novela

de

Joyce

y

abriendo, en

un lado

de la pantalla del monitor, l o los pasajes

en

cuestión. conti

nuación, se el comentario pero, llegado

al

punto en

que

normalmente

se se

procedería

de un modo

total

mente distinto.

un

nexo electrónico entre el texto pro

pio

y

uno

o más del texto de Joyce.

l

mismo tiempo, se

podrían conectar pasajes del texto

propio

con otros aspectos

de

ese mismo texto, con escritos de terceros o incluso con textos

propios anteriores.

Han

ocurr ido varias 'cosas, cosas

que

no co

rresponden a

1

que esperábamos.

En

primer

Jugar, los nexo s en

tre los pasajes de

J

oyce y mi comentario hacen que se establezca

una relación muy distinta

y mucho

más

tenue

con el llamado tex

to original de la se daría en

el

mundo de

los textos físicamen

te

aislados. segundo lugar, tan

pronto

como uno ata más

de

un

bloqu e texto o lexía a un mismo amarre (o nodo, marca de

se cualquier posibilídad de jerarquía bipartita en

tre la nota y l texto principal. En l hipertexto, l texto principal

es aquel se leyendo en este moment o. Se da, pues, una

doble revalorización: con

la

disolución

de

esta jerarquía, cual

guíer texto conectado una importancia

que

tal vez nun

ca hubiese alcanzado otro modo.

Según Bakhtin, el artículo erudito,

que

cita o contiene decla

raciones hechas

por

terceros, «a veces

para

refutar, otras para

confirmar o añadir» es un ejemplo de relación dialogística entre

discursos directamente significantes

dentro

de los límites de

un

único

contexto

.., Ello no

supone

un

choque

entre dos autorida

des semánticas definitivas, sino

uno

objetivado (tramado)

entre

dos posiciones representadas

y

totalmente subordinadas a la au

toridad superior y última del autor. En estas circunstancias,

el

contexto

de no

se desmorona ni se debilita» ro-

blems 188). eludír las exigencias, la lógica, de

la

eru

dición impresa,

el

mismo Bakhtin

adopta

un

enfoque

de

la

cita-

ción

de

otros autores más característicos del hipertexto o

de

la

tecnología posterior

al

libro

que

del libro impreso.

De

acuerdo

con Emerson, su editor

y

traductor,

cuando

Bakhtin cita a otros

  i ~ :

:

,

Page 26: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 26/27

-

HlPERTEXTO

;

a ' 92

críticos,

<do

hace a conciencia,

y

deja que su voz se oiga plena

mente. Comprende que

el

marco siempre sigue en poder del que

lo elabora yque

la

posibilidad d e citar a terceros conlleva un pri

vilegio ofensivo.

ASÍ,

las notas a pie de página de Bakhtin rara

mente sírven para limitar

el

debate desacreditando

a

otro, o bien

confiriéndole una autoridad exclusiva.

Pueden

identificar, ex

pandir o ilustrar, pero

nunca

atribuyen rango

al

cuerpo del texto,

y, así, su naturaleza es más próxima a la de un glosaría marginal

que no a la de una nota de una autoridad» XXXVII).

Derri da también me nciona las relaciones de categoría que re

corren

y

fragmentan los textos, pero, a diferencia de Barthes, se

dedica más a las oposiciones entre prefacio y texto principal y

otros textos. ReconocÍendo

la

categoría que corresponde a las di

ferentes partes de un texto, Derrida examina

la

manera en que

cada una de ellas se asocia con

el

poder °a categoría.

Al

discutír

la introducción de la

Lógica de

Hegel, por ejemplo, Derrida seña

la que «el prefacio debe distinguirse de la

introducción.

Según He

gel,

no tienen

ni

la misma función ni la misma dígnidad Dissemi-

nation

17\.

La nueva, o verdadera, textualidad de Derrida (que

no

he

dejado de equiparar a la hipertextualidad) representa «una

tipología completamente nueva en la que se desvanecen los lími

tes del prefacio

y

del texto "principal"»

(39).

,i

; El hipertexto el

descentrar

fundamentos filosóficos

1:

Se

tiende a pensar en el texto desd e la posición de la lexia que

se considera. Acostumbrados a leer páginas impresas en papel,

'

tendemos a concebir el texto desde el punto de vista

del

lector

, '

que experimenta dicha página o pasaje,

y

esta parte del text o asu

1

me la posición central. Sin embargo, el hipertexto vuelve muy

problemático dicho supuesto de posición central. En cambio, el

\

texto conectado, la nota, existe como

el otro

texto ylleva a una

i:

concepción y vivencia) del texto co mo otro.

En hipertexto,

la

nota, comentario o apéndice puede ser

I

 

1 '

cualquier texto conectado y por ello la posición de cualquier le

xia en un hipertexto se parece a la del sabio en la época victoria

na. Como el sabio, digamos Carlyle,

Thoreau

o Ruskin, la lexia

está fuera, descentrada

y,

además, desafía. Dicho de

OtrO

modo,

,1::

1

Iil"

, '

,

'

 ' :

¡u.:CONFlGVRAR EL

TE)",O

9)

el hipertexto

prospera

en la marginalidad, como el saLio. Desde

esta marginalidad esencial, a la que acot a' con un uso certero

y

agresivo de los pronombres para enfrentar sus intereses

y

opi

niones con los del lector, define su posición discursiva o punto

de vista.

El hipertexto insiSTe en qtle lo marginal tiene mucho que ofre

cer y nosólo porque redefine el centro al no emregar la centrali

dad a ninguna lexía, que sólo la ocupa mientras está

¡¡

la vista del

lector.

En

hipertexto,

el

centro, asI como la belleza y la relevancia,

se encuentran en la mente del que contempla. Como los quince:

minutos

de

fama del hombre moderno de Andy \Xlarhol, en hi

pertexto

el

centro sólo existe como obíeto de evanescencia. Como

cabe esperar de un medio de comunicación que cambia

Ullestréls

relaciones con la información, los pensamientos ynosotros mis

mos de un a forma tan drástica, la evanescencia de este cenero (en

migración perpetua) es más una premisa que un motivo de queja

o

de

burla. Es

simplemente

la

condición según la cual, o en ]a

cual, pensamos, comunicamos o registramos pensamientos yex

presiones en

el

dominio hipertextual.

Esta

disolución hipertextual de] centro, que hace que este

medio resulte en potencia tan democrático, también

lo

convierte

en

un

modelo de sociedad

de

conversaciones en la que ninguna

conversación, ninguna disciplina o doctrina domine

o

fundamen

te las otras. Es un ejemplo de lo que Richard ROl"tydenomina «fi-

losofía edificante», cuyo objeto consiste en «mantener la conver

sación en movimiento en lugar de buscar una verdad objetiva».

Es

una

forma de filosofía

q l1e sólo cobra sentiJo cuando protesta contra los

i n t C : l t o ~

para

terminal' la conversación

con

proposiciones

de

alcance universal,

recurriendo

a la hipóstasis

de

un

privilegiado

conjunto de

cripciones. El peligro

que pretende prevenir el

discurso

edifican

te es que

ulla termínL)logía

dada, una partícular forma de verse <1.

mÍsmo

lleve

a

pensar erróneamente que,

a

partir de

entonces,

cualquier discurso puede o debe

~ e r

normal. El estancami(:'nto re

sultante

de

la cultura supondría, para los fiJósofos edificantes, la

deshumanización de

los

seres

humanos

Phitosophy, 377).

El hipertexto, que tiene incorporado un prejuicio contra

la

hipóstasis

y

probablemente tambíén contra las descripciones pri

Page 27: Hipertexto Landow

8/16/2019 Hipertexto Landow

http://slidepdf.com/reader/full/hipertexto-landow 27/27

9

-

HIPERTEXTO

vilegiadas. encarna

el

enfoque filosófico que preconiza Rorty. Las

experiencias básicas de texto, de información

y

de control, que

desplazan los límites del

poder

del autor hacia el lector, elaboran

estos modelos sumamente posmodernos

y

antijerárquicos de in

formación, texto, filosofía y sociedad.

3 Reconfigurar al autor

rosión

de la personalidad

El hipertexto, como la teoría crítica contemporánea, reconfigu

ra

reescribe

al

autor de varias maneras evidentes. Primero, la

figura del escritor en hipertexto se acerca a

l

del lector, aunque no

se funda completamente con ella; las funciones del escritor

y

del

lector se entrelazan más estrechamente que en cualquier otro mo

mento. Esta transformación casí fusión de los papeles

es el

último

paso de la convergencia entre dos actividades antes muy díferencia

das. Aunque hoy en día se presuma que todos los que saben leer

también saben escribir, no siempre ha sido el caso, y los historiado·

res la lectura señalan que durante varios milenios mucha gente

que sabía leer no podía siqwera escribir su nombre. Hoy en día,

cuando consideramos l lectura la escritura, seguramente las con

cebimos como procesos en serie o procedimientos realizados de

forma intermitente p or una misma persona: primero

se

lee, luego

se

escribe

y

se vuelve a leer. El hipertexto, que crea un lector activo

y

hasta entrometido, contribuye a la consumación de esta convergen-

entre ambas actividades; pero, al hacerlo, invade las prerrogati

vas del escritor, qwtándole algunas para otorgárselas

l

lector.

Una señal dara de esta transferencia de competencias se ma

nifiesta en las posibilidades. para

el

usuario, de escoger su propÍo

camino por

el

meta texto, de anotar textos escritos por otros y de

crear nexos entre documentos propios o ajenos. El hipertexto

no

permite que se modifique un texto producido por un tercero aun