Hay una araña en mi clavícula

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Sara Herrera Peralta

HAY UNA ARAÑA EN MI CLAVÍCULA

Diseño de la colección: David MenaPrimera edición: octubre de 2012 © SARA HERRERA PERALTA, 2012 © LA GARÚA LIBROS, 2012 Mossèn Camil Rossell, 26 08921 Santa Coloma de Gramenet Barcelona www.lagarua.net

ISBN: 978-84-940575-1-9 Depósito Legal: B. 27515-2012 Impresión: Publidisa

Reservados todos los derechos.

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Construiré una fuerza en la que me refugiaré para siempre.

SIMONE DE BEAUVOIR

Je n’avais pas cette sécurité qu’apporte n’importe quelle religion,et fi nalement, c’est pour ça je suis devenue artiste – pour trouver

un moyen de survivre.

LOUISE BOURGEOIS

[Hay una araña en mi clavícula]

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Hay una araña en mi clavícula.Una araña grande que lo invade todo,el mar y los huecos,la tierra,el apartamento.

Hay una araña en mi clavícula.Y me cubre.Y me protege.Porque todas las madreshan sido miedo, amor, herida, lucha y

tierra.

Hay una araña en mi clavícula.Porque todas las madres han sabidocuánto pesa una muerte,cuánto mide el olvido.

Y sin embargo, esperan.

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La vida es un presagio.Útil como no supo nadieserlo con tantos años,con menos miedodel que ella tiene,la araña es su madre,la voz callada, un refugio.

Mientras el padreentretiene a la criada,su madre y sus hermanashacen el almuerzo.

Hay siempre un lugarpara los abandonados.

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Un cuadro pintado con las manosde alguien que huye de la famaes un camino de soledad privada,los restos de alguien que ve la vidamucho antes que la realidad.

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Yo tengo el miedodel que ha sentido alguna vezel caballo trotandodetrás de la espalda,del pedigüeño,la fl or marchita,con la esperanzade ser un día,querida Colette,fuerte como la llamaque crece,mujer de pieza entera.

[Mi abuela sabe]

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Mi abuela sabe.Sabe que tiene la voz entrecortadacuando me mira y piensaqué vértigo, qué vida rápida.Mi abuela sabe.Y tiene el dolor clavado en un pulmón.Tiene el dolor de los sordos,el dolor de los que sabenque no sabemos.Mi abuela sabecosas que yo no sé.Una promesa. La enfermedad.El tiempo, ese enemigo.Mi abuela sabe.Sabe que el dolor se clavay sabe que hay cosas que se borran.

Un día lo supe. Ella mira con los ojosde los que tienden la mano.Yo quisiera volver a ser niñatan sólo para que mi abuelano supiera,tan sólo para que el dolorno fuese ya de nadie.

Mi abuela sabe.Y es un dolor triste y muy oscuro.

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El abuelo me ha mirado siemprede frente.De niños llamaba jarabe que lo cura todoa la granadinay nos contabael cuento del garbanzo.

Nunca lloró el abuelo.Ahora, con casi cien años,me mira, sonríe y llora:qué bien que hayas venido,dice,¿estás contenta en el trabajo?Muy contenta, abuelo.Y vuelve a reír y llora.Eso es lo que yo quiero, prosigue.Cuando algunos me preguntan,extrañados,¿por qué sigues estudiando?—dos másteres, dos carreras, un posgrado—yo callo, asiento y también sonrío:

mi abuelo, nacido sobremil novecientos diez,lloró por primera vez cuandosu hija le dijo,

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tiempo después de dejar los estudios,papá,quiero hacer enfermería.

La mujer nunca en la cocina.

Y yo sonrío porque nadie sabeque el orgullo o la fuerzatambién se heredan.