Top Banner
t ü 3 ! ebo advertirles que cuando le conté a mi madre que me habían invitado a dar una charla sobre "hablar bien", se echó las ma¡os ¿ la cabeza, ¿su\r¿da sin duda por la clase de genre ¿ la que va e parar el dinero del Ministerio. Y es que mi madre (a fin de cuentas la Persona que me enseñó mi lengua marerna) siem_ pre ha reperido que yo no es que hable mal,.ino ''faral". H¿blas faral . me h¿ dicho siempre. y hasta la fecha no me ha dejado de fastidiar . De nada ha valido que yo fuera carg:índome de razones. Hasta llego a pensar que me iicen.ié y luego me docroré en Filologla por Salaman"a ran sólo para poder acallar esa acusación. y después saqué una plaza en la Universidad y escribl libros, pero ro ha servido de nada: eila sigue aprore chando cada comida que hac.-o, junro. prra reprocharme que hablo mal. v
17

Hablar bien o el lenguaje como virtud

Apr 04, 2023

Download

Documents

Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
Page 1: Hablar bien o el lenguaje como virtud

tü3.¡!

ebo advertirles que cuando le conté a mimadre que me habían invitado a dar unacharla sobre "hablar bien", se echó las

ma¡os ¿ la cabeza, ¿su\r¿da sin duda por la clasede genre ¿ la que va e parar el dinero delMinisterio. Y es que mi madre (a fin de cuentas laPersona que me enseñó mi lengua marerna) siem_pre ha reperido que yo no es que hable mal,.ino''faral". H¿blas faral . me h¿ dicho siempre. yhasta la fecha no me ha dejado de fastidiar

. De nada ha valido que yo fuera carg:índomede razones. Hasta llego a pensar que me iicen.ié yluego me docroré en Filologla por Salaman"a ransólo para poder acallar esa acusación. y despuéssaqué una plaza en la Universidad y escribl libros,pero ro ha servido de nada: eila sigue aprorechando cada comida que hac.-o, junro. prrareprocharme que hablo mal.

v

Page 2: Hablar bien o el lenguaje como virtud

*rl:

,s

ig5d"

Y ¿por qué? Según ella, porque digo muchos

tacos. Mi uso "sobre-interjeccionado" del castella-

no le parece infame, lo peor Y es que mi madre

tiene uná gran opidón de la dignidad y el decoro,

y para ella "hablar bien" signiñca más o menos

hablar sin palabrotas.

Si me obligaran a se¡ sincero, en cualquier

caso, yo estarla de ecuerdo en que no hablo muybien, pero añadirla que, en discrepancia con el

diagnóstico de mi madre. eso sucede porque etcri-bo mucho -y mi lengua se contam¡n¿ ce-s¡ s¡n

querer del lenguaje escrito. Muchos dirlan que,

por eso mismo, "hablo mejor"; pero eso es porque

creen que habla mejor quien habla como si escri-

biera. Sin embargo. con un¿ mirade desapasiona-

da. ésa es una preferencia tan arbitraria (omo

cualquier otra y poco menos que absu!da.,.

Estas discreparcias son, después de todo, unaprueba de lo enconado que resulta establecer cla-

r¿mente cuál es Ia virrud en el lenguaje.

Corrección y urbanidad

a¡a mucha gente, quizá una mayoría,"habla¡ bien" significa aproximadamente"habl¿r cor¡ectamcnte". Pero eso. ¿qué sig-

nifica con exactitud?Si se preguntara a cualquiera de los presentes

(castellanoparlantes peninsulares en su rnayorla) si

en su lengua existen los sonidos que representanlas consona¡res "sh" en el inglés "sherry" o "j" enel francés "Jacques", muy probablemente diríaque no. Sin embargo, a poco que se le haga pen-sar teconoce¡á que efectiramente esos sonidos se

encuentran tal cual en la pronutciación de "ch" y"11", respectivamente, en la palabra "chiquillo"por parte de ciertos hablantes andaluces -por nohablar de los de Buenos Aires-

\ 7

Page 3: Hablar bien o el lenguaje como virtud

\

e

n

l,a razón por la que la mayor pate de loshablantes responderá n€gativamente a la primerapregunta es porque en su crbeza domine un"modelo" de la lengua: probablemente el modelomás poderoso, el modelo fonético del norte de lameseta y ciertas clases de Mad¡id.

Pero en la sociedad -lo mismo en el nivel delos .onidos que en orros niveles del lenguaje- <oe-

xisten muchos modelos. Corrección signiñca"adecuación a un modelo", de manera que (como

en el ca¡o de las normas de urbanidad) lo que es

"cotecto" para uno, no ti€ne porqué ser corectopara otro.

Cua¡do somos niños, los modelos lingülsti-cos pueden ser nuestros padres, el jefe de la pan-

dilla o una persona con suficiente carisma. Luego,la escuela y otras instituciones se encargan de pro-ponemos un modelo "ideal", que finalmente está

vinculado al dicedo, en nuest¡o pals, por la RealAcademia de la Lengua.

Algunos creen que hablar bien, lo que se dicebien, sólo hablan bien los nativos de Valladolid, ode Burgos - con lo cual todo el problcma se redu-

ce a nace¡ en el sitio adecuado... y dicho así tal vezno estén ta¡ equivocados.

Yo n¿tí en un pueblo de la me<eu superior.un pueblo vieio ton una planra meridianamenremedieval y pensada para la guerra. Un reductoelevado y cercado por murallas, al que se llamabala "ciudad", con sus barrios exüamuros que cono-clamos por "los ar¡abales", La división no sola-mente era geogriífica, sino también social, comopuede imaginarse. Peo¡ dotados de cent¡os escola,res en sus barrios, los chicos de los a¡rabales subí-an a la ciudad a ¡ecibir sus clases. Algo que nuncaolvidaré es que lo primero que estos niños reciblan como educación escolar era la siguiente recon-vención: "No se dice "me s€'r, se dice "se me". Amí en cambio, niño de la "ciudad", nadie teníaque corregirme: mi mad¡e me había enseñado adecir "se me" ca¡i al mis¡no tiempo que rne pre-venía, con su mejor intención, contra la poca clasede los niños de los ar¡abales.

Con el tiempo he aprendido a cuesrionarmeaquella primera educación. ¿En virtud de qué leydivina o humana es "mejor" decir "se me" que

\

Page 4: Hablar bien o el lenguaje como virtud

.\I

*

ü

"rne se", ¡ sobre todo, por qué se ernplea tan mal

la expresión "se dice"?

En su uso corriente, "se dlce" tiene un tenri_

do moral (i.e. "se debe decir", y en eso se Parece a

"se hace" y "no se hace"), en lugar del sentido

puramente estadlsuco e impersonal que debería

tener (i.e. "la gente dice", igual que "se piensa" o"se ¿firma"). Y sin embargo. much¿s <orreccionet

se hacen precisamente en contra dzl aso de la mayo-

¡/¿. L¿ cor¡ecciones de ese estilo están guiadas por

criterios ideológicos o mo¡ales (cargados de

segundas intenciones), no lingúisticos.

Estas observaciones nos proPonen ¡¡n Pat de

corolarios: en primer lugar que el "Poder" tiene su

modelo lingüístico igual que su modelo estético

La invitación a imitarlo responderla a una máxi-

ma del tipo "habla como oigas hablar al poder -yre sentirás Parte de é1"

En segundo lugar que el lenguaje, como la

indumentaria, puede actuar como un disf¡az:

"habla como hablan las personas respetables y

pasarás por una de ellas"; no de otro modo suce-

de que el atuendo de los dependientes de los gran-

\i0 ry

des almacenes marca tendencia de respetabilidad,imitada por todos aquellos que tienen trato con elprlblico, y que los graades gángsteres tratan de"blanquearse" a sl mismos det¡rís de una buenacorbata de seda y r-rn traje de corte irnpecable

-aunque no sea inglés.

Volviendo a mi b¡eve historia personal: cuan-do a los niños de los arrabales se les corregía, se les

insinuaba que hablaban "mal". En reelidad se les

quería decir que no hablaban como prescribe elmodelo lingülstico debido pero, en mi pueblo yaledalos, no el mayoritario-, que era el de los chi-cos de la ciudad. ¡Y no conviene perder de vista el

sentido originario de la palabra "urbanidad"! Laco¡rección en este caso sólo puede entendersecomo ejercicio de autoridad destinado a "poneren su sitio", a "urbanizar" al no-u¡bano.

Sin embargo, cuando ocasionalmente yobajaba a los arrabales a jugar con mis compañerosde escuela, ellos alll, en su medio, se bu¡laban deml por decir "se me" y me llamaban "finolis": esa

consüucción no e¡a co¡¡ecta en su modelo-

Dicho en plata: la alternativa "me se" o "se

'F"

¡¡.

Page 5: Hablar bien o el lenguaje como virtud

\

s¡s

al

ñ

me" responde a "nor¡nas de urbanidad" tan fun-damen¡adas como el eructo enrre moros y cristia-

nos -lo que para unos es una grosería par¿ otros es

un detalle de co¡tesía con el anfitrión.En un sentido práctico, pues, la cor¡ección

debe¡ia resolve¡se como una cuestión de adecua-

ción o de cultura: consistirla en estar a la altura de

todas lal circunstancias.Pero quienes buscan siempre un árbitro que

di¡ima en un senddo excluyente sus dudas (la

Academia o quien sea), conviene que sepan que

sólo se instruyen normas allí donde existen a.lter-

natilas. Nadi€ se preocupará de r€cordarnos cómo

se dice "nosotros" mientras una co¡riente social

no se invente ot¡o té¡mino para esa idea, pero los

niños argentinos reciblan en su día reconvención

sobre cómo se dice "tii", porque ellos dicen "vos"

en su casa. Y allí donde hay alternativas, elegit

entre una u otra posibilidad adquiere un significa-

do aiadido.

\1213./

^t3¡{2

El lenguaje es un construcror

i planteamiento al respecto de la virtudlingiilstica pretende ser de corte algosocrático, casi pericial: quisiera propo-

ner una visión del lenguaje como mecanismoconstructo¡, una especie de complejo mecano(algo compartido tanto por el lenguaje oral comopor el escrito -algo que comparten todos losmodelos),

A tales efectos, la virtud en su uso no depen_de de u¡a receta o un (onseio sumári¿l - s¡no quese trara de una habilidad, un "arte" que debe sercuidadosamente elabo¡ado. Si alguien está dis-puesto a cumplir "normas" deberá saber que esas"normai" no son ta¡ sencillas de cumplir, no sezanjan con un mero acto de la voluntad, aunque

Page 6: Hablar bien o el lenguaje como virtud

'n

F

:s

t:n

Drecisen de ella...

Propondré dos ejemplos de la dificulrades

inherentes a la tarea de satisfacer los objetivos de

la construcción lingúlstica, que no agotaa desde

luego el cúmulo de problemas' pero si confío en

que le hagan justicia

2.1

Const¡ucto¡ de relaciones

Cuando us¿mos el lenguaie. ¿i mi\mo riem-

po que ofrecemos una determinada presentación

d" .roro,.o, mismos, dibujamos un tet¡ato robot

de nuesrro jnrerlocuror. Ademá.. el lenguaie se

comporta como un Peculiar mecanismo de co¡s_

trucción: construye Ia relación entre uno y otro'

Me gusrarla ver la cuesrión como una part!

cula¡ relación amorosa, o más bien, como una

proPaesta de relación amorosa. Para ilustra¡ esta

idá -. re-ito "

ono de Ios ejercicios que he pro-

oue.to en mis cl¿res en l¿ Escuela de I erras'

Se trataba. precisamente. de refle'rionar sobre

\415./

el hecho. Para ello planteé a los estudiantes imagi-nar la siguienre siruación: duranre mucho riempohan estado vinculados a una pareja. En ciertomomento ha aparecido ese ot¡o o esa otra conquien, repentinamenre, ha surgido una pasiónir¡esistible. Ha¡ abandonado a su pareja y se hanido rras ese recién llegado. Al cabo de cierro riem-po, la nuer,a relación ha fracasado y ellos han des-

cubiefto que, en realidad, todo ha sido una falsa

ilusión, y lo que de verdad desean ahora es regre-sar con la pareja anterior. Para ello deben escribir-le una carta en la que propongan una reconcilia-ción. Eso signifrca conseguir por medio de esa

cart¿ que ei arnor que cabe esperar aún en su anri-gua pareja se sobreponga aJ resenrimienro quetambién cabe suponérsele.

Considérese el siguiente texto:

"No enmntraré palabras, lo sé, para edificartu olvido. Las palabras engañan. Tampoco éstas

serán capace\ de decir io que realmenre sienro ydeseo. Pero sólo las tengo a ellas para volver a tuIado si aún me quieres.

te¡

Page 7: Hablar bien o el lenguaje como virtud

:::5$

¡'r:I

Por buscarte, te he perdido. A ti y sólo a ti tebuscaba (aho¡a lo veo), y para eso he perseguido lasombra de Ia pasión en un amor equlvoco.

Siempre decías que no sería fácil, que el

deseo se escapa a nuestro control y sólo hay unaforma de conjurarlo: seguirlo. Sin falsos remordi-mientos. Te hice caso, aunque te haya causado

dolor, aunque de pronto tú te encontra¡as con las

manos vacías después de haber tenido en mí unaforma de tus sueños.

Si me equivoqué o no, sólo puede decirlo el

tiempo, pero ¿quién puede preguntarle al tiempo?No te pido piedad ni perdón: no tiene sentido.Sólo te ruego que escuches a tu corazón: estoyseguro de que en el fondo aún me.igue: querien-

do.Rendido a tus pies espe¡o tus noticias."

A pesar de esa última frase ("Rendido a tuspies"), una lectura atenta de esta carta demostraráque, arites que una mirada de abajo a aciba, loqrre hay es l.na mirada de arriba a abajo. Y es gre,efectivamente, "las palabras engañan"...

v v

Para observarlo, el lector debe conside¡a¡ el

texto como si se tratese de un personaje mrís, y alos personajes se les juzga no por lo que dicen de

sl mismos, sino por lo qu€ hacen. El lector debe-

rá, ptres, fijarse no tanto en lo qre se dice en el

texto como en lo que se hace coÍ el Éxfo.El registro seleccionado en la carta es muy

elocuente: el Ienguaje resulta especulativo y poeti-

zante (¡incluso hay rimasl), nada lntimo. Fíjense

en ese regusto po¡ las paradojas ("Por buscarte te

he perdido", etc.) El lenguaje es "¡etórico" en el

peor sentido de esa palab¡a.

Precisamente ese "¡etoricismo" delata una

cie¡ta falta de autenticidad, de falsedad en la cana,

un regusto a ejercicio de clase.

A mi juicio, el texto no está o¡ientado ta¡toa la destinataria ficticia que propone el enunciado

del ejercicio como a o(ro detrinata¡io. ¿ un"segundo desrinatario". cuya presencia se impone

corr más fuerza. Ese otro destinatario es el profe-

sor que va a leer y ralorar el ejercicio. De hecho,

prerende ajusterse már a la idea que se tiene de ese

destinatario que a la que se riene de la destinatarie

^sú:

Page 8: Hablar bien o el lenguaje como virtud

^t':

:

:

:t+s

ñ

0cticia.El segundo destinatario se encarna aqul en el

profesor, pero, en su ausencia, se corresponde connuesffa idea de lo qr-re hemos ap¡endido como"escribir bien", una mera variante de "estar bieneducado". El segundo destinatario acnía, en elfondo, como un censor: es el que obstruye elcamino al escritor más preocupado de causarbuena "impresión" que de procurarse una "expre-sión" auténtica y personal.

En el ejemplo que nos ocupa, lo que el remi-tente quiere hacer con su carta es fascinar A pesarde su decla¡ación inicial, de esa falsa modestia"No encontraré palabras", lo que pretende es, pre-cisamente, ab¡umer con palabras.

Si buscamos las ideas arropada-s bajo ese len-guaie. lo que nos encontr¿mos es arrogancia("Pedir perdón no tiene sentido", "estoy seguro deque me sigues queriendo") y un espiritu egocén-trico (todo el discurso vie¡re sobre lo que "yo"pienso, hago, creo, digo), presunruoso ("aunquete haya causado dolor", le dice, y eso puede sonara lamento, pero también a ma¡ifestación de la

propia importancia), y tan poco arrePentido qu€

incluso se atreve a culpar a la destinataria de su

comportamiento. Viene a d€cirle: "yo te hice caso;

me fui det¡ás del deseo", o bien, "toma un poco

de tu propia medicina".Para corregir el eiercicio parrimos de un axio-

ma t€órico: para cada texto hay un lectoL La cues_

tión, pues, no serla si la carta funcionaría o no; no

eniuiciamos, sino que nos limitamos a analizar:

damos por supuesto un lector para el que ha fun-cionado ¡ patiendo de ese suPuesto, nos Pregun-ramo\ en primer lugar cómo seríá el remi(enre e

quien la propuesta de la carta ha convencido, cuál

serla su retrato-robot.Pues bien, si esa carta funcionase, y su desti-

nataria aceptase la relación que se le propone, ella

ocuparla una posición sumisa y €ntregada ant€

une especie de "guru" que ordena, manda y alec-

ciona. Exagerando, luego simplificaldo, serla la

¡elación, ce¡cana aI estupro, entre un me€stro y su

alumna.Como en este pequeño ejemplo, debemos

afinar el oldo y estar atentos a la hora de juzgar

\8 ,y

Page 9: Hablar bien o el lenguaje como virtud

\

:5$

tSü

qué pretende hace¡ con nosot¡os un texto cual-quiera, que se nos quiere hacer "con lenguaje".Debemos preguntarnos qué clase de ¡elación se

nos p¡opone acepta¡: si nos insulta o nos respeta,

si nos toma por tontos o quie¡e halagár nuestrainteligencia, si todo se reduce a una vulgar "cap-

tatio benevolentiae" para que acepremos cualquierp¡opuesta sin rechista¡ o se busc-a un diálogo de

igual a igual, una relación amorosa y productiva€n la que el esupro, por ejemplo, no tenga cabi-da...

2.2Const¡ucto¡ de la verdad(e incluso de la realidad)

Como interlocutores, una de las virtudes quemás solemos apreciar €s aquélla de dar con la"palabra adecuada". ¿"Adecuada" a qué?, podrlapreguntarse. Adecuada a lo que se quiere decir, a

una idea. Y no solamente es una cuestión de pr€-cisión: llama¡ a la¡ cosÍts por su nombre ha sido,

Y ,y

desde siempre, la primera obligación de un hom-

bre honesto.La t¡adición nos ha legado un nombre para

el problema: es el problema de le 1 roPie,lad. Peto,

¡en qué consiste ml "propiedad"?

En un céleb¡e pas je de Alicia 4 bau¿s del

esPjo, obtu concebida por Lewis Ca¡roll co¡no

corúinüacióÍ de Alicia en el pah de I'zs maruuilhs'

la niña se encuentra co¡ Zanco Panco, un grart

huevo mn brazos y piernas que guarda un diflcilequilibrio encaramado \obre une rrPia y convier-

te en adivinanzas todas las preguntas de cortesla

que ella le dirige. En su constante intento Porresult¿r amable, Alicia elogia el cinrurón que su

interlocutor lleva puesto -sólo para d€scub¡ir por

boca de aquel huevo gruñón que se trata en reali-

dad de una corbata. "Regalo de incumpleaños",

añade él con sufrciencia. La niña, desconcertada,

replica que a ella Ie hac€n má¡ ilusión los regálos

de cumpleaños, perc Z^rco Panco le obliga a

admiti¡ cuánto mejor son 364 dlas al año en los

que pueden recibirse regalos de incumpleaños,

por uno solo de cumpleaños. "¡Te has cubierto de

:

Page 10: Hablar bien o el lenguaje como virtud

.*

:

\.:

ti

-s.NN

gloria!", sentencia el huevo con desdén. La niña,que oo entie[de muy bien el sentido de esas pala-bras, ruega que se lo aclare, Zanco Panco le expli-ca: "Quiere decir que ahí te he dado con un argu-mento que te ha dejado bien aplastada".

Cuando Alicia, con gran coraje, p¡oresra ale-gando que "gloria" no significa "un argumen¡oque te deja bien aplastado", y manifiesta sus dudassobre el derecho que asiste al huevo para hacer quelas palabras quierar decir lo que él quiere quedigan, Zanco Panco apuntilla: "La cuestión es

saber quién manda, eso es todo".La réplica del personaje de Carroll me pare-

ce un punto de partida idóneo para plantear ladiscusión sobre la "propiedad" de las palabras. ¿Aquién corresponde ¡ealmente tal "propiedad"?

¿Son las palabras --en rérminoq del propio auroringlés- "entidades conscientes, capaces de decla-rar por sl mismas lo que pretendeo deci¡ demanera que a nosotros, pobres criaturas huma¡as,no nos queda más remedio que asegurarnos decuál sea su soberana voluntad y sometelnos aella"? ¿O, por el contrario, como predica Zanco

Panco: "Cu¡¡do yo uso una palabra, significaexactamente lo que yo Pretendo que signifique, nimás ni menos"?

Dicho de otro modo: ¡somos nosot¡os "due-

ños" de palabtas, o son ellas nuestras "dueñas"?

Antes de responder en un sentido o err o¡ro a estas

cuestiones será necesario conocer un Poco mejor

la naturaleza de lo que las palabras trasmiten, de

su significado. Lo que les palabr:t ¡resmiren son

conceptos, un té¡mino sofisticado para denomi-

nar cierta clese de ideas. ¿Qué son, pues, los col¡-

ceptos?

En la obra de Miguel D e)ibes Cinco hora¡ con

Mario, en el largo monólogo que sost;ene

Menchu durante su noch€ de vela É¡ente a su

marido, de cue¡po p¡esente, puede leerse:

"En cambio, la colabo¡ación de Mad¡id,h¿la. a l¿ c¿lle, por una cabezonada. que si re

pusieron Cruzada en vez de gúeÍa civil, o una

pamplina de ésas, que hay que ver las voces Po¡teléfono, que a saber qué Pensa¡la el pobre José

Mari Recondo, qu€ ese era el pago, total Por una

palabra, que hay que ver los quebraderos de cabe-

Y

Page 11: Hablar bien o el lenguaje como virtud

je::

\¡s3

5

I.\ñ

za que os dan a vosotros las palabras, cielo santo,que qué lo mismo dará una cosa que otra, mira nl,Cruzada o guerra civil, que no lo entiendo, pala-bra, no es que me haga la ronra. re lo juro. que si¡i dices C¡uzada, todos sabemos que te re{ieres ala guerra civil y si dices guera civil todos estamosaI cabo de la calle de que quieres deci¡ C¡uzada,¿no es eso?"

La ingenua Menchu no puede comprender lai¡¡itación de su m¿¡ido, un viejo derrotado repu-blic.ano que inenta ab¡irse camino en el oscu¡omeandro de publicaciones del régimen franquistasin apearse de sus ideas. Y no puede comprender-lo porque no se da cuenta de que la mane¡a de /1¿-mar e las cosas es también una ma¡era de ¿,¿/ lascosas.

Cuando su ma¡ido Ma¡io se ¡efiere a loshechos bélicos ¿caecidos entre julio de 1936 yoctub¡e de 1939 -la "¡ealidad" de las cosas- como"guerra civil", no sólo está ¡efi¡iéndose a ellos.Está presenrándolos de una dete¡minaü mane¡a¡ al mismo tiempo, está p¡esentándose a sí mismocomo una persona no adicta al régimen. "Guerra

civil" y "Cruzada" son dos conceptos para referir-se a los mismo hechos, pero, como vimos en elciclo antedor, no significan lo mismo ¡ al mismotiempo, quien usa uno u otro "se significa" demane¡a diferente. E¡ los años en que se sitúa la¿cción de Cinro horas con Mario y hasra cienopunto hoy día- quien usa el té¡mino "C¡uzada"para referirse a aquellos hechos, está diciendo, porel mero hecho de usarlo: "En aquella guerra se

enfrenta¡on los buenos y los malos. Gana¡on losbuenos, y yo soy uno de ellos". En cambio, sobretodo en aquellos años, quien €mpleaba "Gue¡raCivil", aseguraba: "En aquella guerra se enfrenta-ron los buenos y los malos. Galaron los malos, yyo soy uno de los perdedores."

Los conceptos son, en primer lugar, mane¡e-sde ver Ellos se interponen entre nosotros y la rea-lidad: nos hacen ve¡ la realidad de una u otramanera, introduciendo en ella categorías, órdenesy valores. El set huma¡o nunca establece con larealidad un contacto en estado puro: es demasia-do compleja. De ese modo, la realidad se adapta ala experiencia, expectarivas y valo¡es de la gente a

Y ,7

Page 12: Hablar bien o el lenguaje como virtud

!Et

$

n

la hora de presentarse. Ortega y Gasset decía que

el concepto "árbol" podía significar "sombra","madera" u "obstáculo" según lo considerara unturista, un leñado¡ o un paracaidista. la defini-ción del botánico ha de ser, por fuerza, distinta de

la de esos tres personajes: su punto de vista es diG-¡ente. En su libro Tltinking tbrough writing Susan

Horton atribuye al canran¡e folk americ¿no

Woody Guthrie la siguiente afi¡mación: "Para unniño que no se quiere ir a domir, una riana es

propaganda". Definir una nana como p¡opaganda

tiene perfecto sentido desde el punto de vista de

ese niño.Los <oncepros son. por renro. herramien¡e¡

para ver la ¡ealidad. Unos son más útiles que

otros. "Roturan" la realidad bajo formas más omenos aprovechables y también a escalas muydiferentes. Algunos son microscópicos, y otros,

telescópicos: es el caso de conceptos como"Ilust¡ación" o "Renacimiento", y otras grandes

generalizaciones habituales en los libros de histo-ria, que no son sino visiones de miles de hechos

enrrevisros como un fen<imeno' global.

\26 '):/

Nuestra ¡elación con el mundo sería inima-ginable sin su mediación. La capacidad de actua-ción de los conceptos es tal que, en muchos casos,

fabrican pura y simplemente la realidad: allá por1988, la esc¡itora americana Susan Sontag obser-

vaba er El sida y sus metáforas:

"Desde un principio la consttucción de Iaenfermedad ha dependido de conceptos que dis-tingula¡ entre un grupo de individuos y otro -loserife¡mos de los sanos, los individuos con CRS de

los individuos con SIDA, ellos y nosotros- altiempo que implicaban la inmine¡te disoluciónde esas distinciones."

El catorce de noviemb re de 7992, el diario El?¿/¡ titulaba una de sus noticias: "La nueva defi-nición de sida duplica el núme¡o de enfermos".

2.3Defectos de los materiales

En un muy interesante libto, Lenguaje 1 esti-

/a, el profesor Stephen Ullmann pxa revista a lo

*ü¡:

Page 13: Hablar bien o el lenguaje como virtud

\':

ti

.:ñ

que él denomina "deficiencias de las palabras". Enprimer lugar se refiere a la vaguedad de los con-ceptos. Alli introduce una cita de Voltaire que nos

pondrá en el camino de comprender esta idea:

"Nos ve¡nos obligados a designar con el nomb¡€general de "amor" y "odio" miles de amo¡es ymiles de odios todos dife¡entes." A propósito de

es¿ obse¡vación, he recordado que, ¡eci€ntemente,en una entr€vista radiofonica el locuto¡ solicitabaa la directo¡a litera¡ia de una conocida editorialespañola que recomendi¡le a l¿ audiencia unaoovela de "amor". Su respuesta debió desconce¡-

tar al ent¡evistadoÍ la propuesta de la editora fuela novela autobiográfica y póstuma de LouisNth,tsser El poruenir es largo, escrita en stt reclvsión en un sanatorio psiquiátrico, en Ia que se

recrea con Pelos y señales el proceso que llevó a su

autor a planear y ejecutar el asesinato d€ su espo-

sa y que, en último exüemo, causaría su reclusiónen el sanatorio por orden deljuez. "Pa¡a mí es unaauténtica histo¡ia de amor", afirmó con todase¡iedad la entrevistada,

Que los conceptos son vagos, y tanto más

Y 29./

vagos cuanto más excelsos, lo demuestra el hechode que la le¡ la letra de la ley que recoge el CódigoCivil o la Constitución de un pais, haya de serconstanremente interpretada por los jueces (queno por nada son a menudo considerados "inrér-pretes de la ley"). Y eso explica que con idénticaspalabras en la mano puedan sentencia¡se casos demanera tan dispar, o, como decíarnos en oúa parte,que palabras como "justicia", "libertad" o "compe-tencia" puedan aparecer en Iabios de inrÉns¡genre)oporirores poliricos con,enridos perfecramenLe

encontrados -{ interesados,

¡Eso mismo velamos al principio que le suce-día a la propia expresión "hablar bien"!

Pero no hay que pensar que la vaguedad sóloafecte a las grandes palabras. La imprecisión delos conceptos más cotidianos es, a fin de cuentas,la causa de que los cientlfrcos hayan tenido queconstruir sus propios lenguajes.

Aquellos a quienes apetece¡ía ver las cosas deforma más simple se sentirán de nuevo decepcio-nados, pero no puede imaginarse un mundo claroal que se refieren palabras claras. Del mismo

*:

{

Page 14: Hablar bien o el lenguaje como virtud

:

R3

¡'s

modo qu€ hay horas en que dudamos si es de

noche o es de dia, nuestro lenguaje está compues-

to de palabras "ininteligibles" o, más exactamen-

te, aproxrmativas, y por consiguiente cargadas de

un sentido que desca¡sa ineludiblemente sobre

apreciaciones subjetivas. Es el caso de palabras que

cuá¡tifice¡ la realidad como "demasiado", "bas-

tante", "poco" o "mucho", peto también de ot¡os

adjetivos y adverbios como "cerca" y "lejos","grande" o "pequeño", "irnportante" o "no¡mal".Estos conceptos "entorpecen" la fluidez de nues-

tra comunicación cotidiana. En una pellcula bien

conocida de Woody Allen, Annie Hall, los dos

ama¡tes trata¡ de arreglar sus conflictos en sendas

entrwistas con el psicoanalista. La pantalla apare-

ce parrida en dos, de maner: que las dos sesionet

de rerapia se ofrecen simultá¡eamente, DianeKeaton y Allen, cada uno en su diván, {esponden

a sus ¡espectivos á¡alistas sob¡e la misma cuestión:"¿Con cuánta frecuencia hacen ustedes el amo¡?"

Ella responde desde su media pantalla:"¡Constantemente¡ Tres veces por semana, doc-to¡". Y él: "Prácticamente nunca: unas tres veces

\{ 31 .)

por semana."

Los conceptos no son sólo vagos. Son tam-bién tremendamenrc inquietos, y de eso podríarcon(¿rnos mucho los que hacen los diccion¿¡ios.Sin ahondar más en el hecho podrlamos decirque, en el lenguaje, lo único permanente es elcamb;o.

2.4Llama¡ a las cosas por su nombre

Sabiendo todo esto, podernos volver ahora a dis-cutir el dilema que Zanco Panco planreaba a

Alicia: ¿de quién es el de¡echo de "propiedad"?,

¿de las palabras o de cada usua¡io?A decir verdad, nada lingülstico nos impide

darnos el capricho de llamar "bollgrafo" a lo quetodos llaman "cenicero". Po¡ sí solo, el lenguajeno puede prohibir ni ordenar nada, porque no es

une enl¡dad consciente". no es alguien a quienpuedan at¡ibuirsel€ de¡echos de propiedad. Pero

hay, de entrada, una razón que nos "esclaviza" a

te¡{

Page 15: Hablar bien o el lenguaje como virtud

:':i3

5

*.:

los sentidos de las palabras de una forma que esca-

pa a nuest¡o capricho: nuestra necesidad de ser

entendidos. Habitualmenre decimos no lo quequeremos, sino Io que creemos que el otto ua a enten-/e¡. Si nos entendemos es porque nuest¡os signifi-cados no son otra cosa que nuest¡a pu¡a voluntadde se¡ entendidos. A eso llamábamos claridad: a,lavoluntad -y el éxito- de compa¡tir códigos conlos demá¡. En ella reside la posibilidad de Ia e6ca-cia comunicativa.

Resulta ocioso decirlo: a la ho¡a de la eficaciacomunicativa, el sentido apropiado de las palabrxno es el que de0ne un diccionario, sino aquel quees comprendido por los ot¡os de la fo¡ma deseada.

En cierto modo, nuesrr¿ rarea co(idiana consisreen "hace¡ de la necesidad virtud": la "necesidad"

de comunica¡ act¡la como control de precisión. Es

como si jugásemo\ con el lenguaje a un"Pictionary" o juego parecido, en el que el gana-dor es aquel que consigue evitar el máximo de

errores ¿l conrrinc¿nLe. A rr¿vé. de e.e juego

somos conscientes de que las palabras estaban ahlanter de que nosorros llegásemos. y rienen un sig-

Y v

nificado que estamos comprom€tidos a respetar...

Pero ha¡ además, otras razones qu€ nos atan

a las palabras, que nos obligan a respetar su pro-piedad y a protestar, llegado el caso, contra su uso

caprichoso. No hay nada más peligroso para el

buen entendimiento humano que los eufemismos

o las tergiversaciones lingüísticas de cualquier

tipo. En demasiadas ocasiones se hace petente de

la más hiriente de las formas Ia frlosofía de ZancoPanco: Io que import¿ es quién ma¡da. Me viene

ahora a la memoria que, de lo que la prensa nor-tearnericana llama Ia "crisis de Kosovo", Javiersola¡a dice que no e\ una 'guerre'. rino una"campaña militar"...

Durante la primera Guer¡a del Golfo, el dia-rio El Mundo rcprodtcía en sus páginas un cuad¡o

elaborado por el periódico británico The Gu¿rdian

donde se recogían las expresiones udlizadas por laprensa de aquel país para refeli¡se a cada uno de

lo' dos bandos. Algunas de est¿s expresiones

merecen un cotejo: asl, donde los aliados tenlan"di¡ect¡ices de info¡mación", los iraqules tenlan"censura"; donde los aliados "neut¡alizaba¡", los

*

:

;

Page 16: Hablar bien o el lenguaje como virtud

\

:

$

s:ñ

iraquíes "destrulan"; mient¡as los misiles aliadoscausaba¡ "dalos colaterales", los Scud iraquíesp¡ovocaban "vlctimas civiles". Y un largo etcétera.La intención de ofrece¡ una doble imagen "blan-da" y "dura" para los mismos hechos, según se tra-¡ase del b¿ndo ¿li¿do o de su adversario, es evi-dente.

Cuando du¡ante aquella guerra las telwisio-nes de los palses "libres" aludlan al trabajo de losB-52 en ter¡ito¡io iraqul como "alfombrado" en

lugar de decir "bombardeo", no estaban emplean-do una bella metáfo¡a, sin que estaban atentandocontra la propiedad de las palabras.

Porque, ¿cuál es la diferencia ent¡e una metá-foray una mentira? Ambas se presentan como unasubstitución de lo ¡eal. La dife¡encia es elusira:res\de en \a intención d¿ mgañar o no a) interloou-tor. La metáfora es un foco de luz que pretendealumbrar y aclarar; la mentira es el mismo foco yla misma luz, sí, pero apuntando a los ojos, con elúnico objetivo de deslumbrar y cegar. La metrífo-¡a no atenta cont¡a la propiedad del lenguaje; lamenrira, sí. Y cuando no es pura mentira, cuando

\- 31/

no secuestra di¡ectamente la vetdad, el ettfemismornás inocente la enmasca¡a, la disfraza la mistifi-ca. A pesar de su extensión, no me resisto a trals-cribir aqul un pasaje dellil>ro El Dinero, del céle-

b¡e economista y Premio Nobel estadounidense

John Galbraith. A mi juicio ilustra a la perfecciónla aplicación del zancopanquismo, de cómo"quien manda" utiliza a discreción las palabras,conceptualiza¡do el mundo a capricho, es decir,proponiendo al resto de los mortales una precon-cebida "manera de ve¡" ese mismo mundo:

"Al tratar de las desdichas económicas hayque decir unas palabras sobre terminología. En elcurso de su desasr¡osa odisea, PaI Joey, el persona-

.je más inspirado de John O'Hara, tiene que firrnarun pagaré en una tasca de Chicago para pagarbollos y café. Explica su desgracia diciendo que elpánico couinia.

Du¡ante el siglo pasado y hasta 1907, losEstados Unidos suf¡ieron prínicos, y asl los llama-ron, sin avergonzarse. Pero en 1907 el l^enguaje,

como otras taktas cotdt, empezaba a ponerse al setlli-cio d¿ los interese¡ económicos, Para reducir al ml¡i-

*ü¡

Page 17: Hablar bien o el lenguaje como virtud

\

:

.t

mo el impacto sobre la confianza, los hombrcs denegocios y los banqueros empezaton a explicatque un ¡etroceso económico no eta ¡ealmente unpánico, sino una ¿¡¡.r¿i Sin embargo, en los aíosveinte. I¿ c¡isis mundial h¿bi¿ adquirido tambienla terrible connoración del aconrecimiento queexpre'aba. Por con.iguienre se procuró rranquili_zar al público diciendo que oo era una crisis, sinosóIo ana d.epreión. Una palabra muy suave.Entonces, la Gran Depresión asoció el mi espan-toso desastre económico con aquel término y lossemánricos de ia economía explicaron que nohabla depresión en perspecriva. sino, como maxi_mo vÍa r¿cesión. En los años cincuenta, al produ_ci¡se un pequeño ¡etroceso, los economises vfun_cionarios públicos se urrieron p"." .reg.. qo. ft ..eu¡a recesicin. No er¿ már que un mouimi?nro d",_hzant? o una osdl¿ción de reajust?. Mt. HerberLStein, un homb¡e afable que ruvo el discutiblehonor de servir de po¡tavoz económico a Richa¡dNixon, habrla llamado corrección de crecimiento eJpánico de 1893."

¿Podemos, en fin, hacer que nuestras pala_

\{ v

bras signifiquen lo que nosotros qu€ramos quesignifiquen? Como propone Martin Gardne¡ ensu edición anotada de Alicia a trauls del espejo, sí yno: "en un sentido las palabras son nuestras due-ñas, o la comunicación sería imposible; en otro,nosotros somos los dueños, si no la poesía serlaimposible".

En ese te¡reno resba.ladizo empieza a podervalo¡arse nuesÍa "vi¡tud verbal", nuestro ta.lentoy nuestra responsabiiidad a la hora de habla¡ bien.Desanollar la capacidad. necesatia para ser honestcesa es la única manera seria de plantear el reto deese virtuosismo, algo que, desgraciadamente, noes tan sencillo de despachat con el decoro quesupone mi excelente madre, pero para el que sinduda hay que contar con sus "buenos propósitos"

-después de todo he cornprendido que lo inrere-sa¡te de ella no son sus ideas sob¡e el lenguaje,sino más bien sus exigencias moreles.

*ü¡:]