Capitalismo Y Subdesarrollo En America Latina
Andre Gunder Frank
Capitalismo Y Subdesarrollo En America Latina
Andre Gunder Frank
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIN
A la edicin revisada en ingls (en rstica) y a las ediciones en
espaol, portugus, francs e italiano, se le ha aadido el ensayo "La
inversin extranjera en el subdesarrollo latinoamericano". Este
ensayo, escrito a peticin de la Bertrand Russell Peace Foundation
en mayo de 1966, en Mxico, no se incluy en la edicin original en
ingls por razones tcnicas. Slo se le han hecho ligeras revisiones,
para incorporarle algunos datos nuevos que hemos recopilado en los
dos aos posteriores a su publicacin.
Su inclusin contribuye a remediar algunas de las omisiones
mencionadas en el prefacio de la primera edicin. Este ensayo
intenta abordar, aunque a travs de la perspectiva de las
inversiones extranjeras, el desarrollo del subdesarrollo
capitalista de Amrica Latina en su conjunto. Es tambin ms histrico
puesto que trata de rastrear la transformacin de la economa
latinoamericana a travs de las diversas etapas del desarrollo de su
subdesarrollo. Es un esfuerzo por escribir una breve historia
econmica del continente, en la que se muestra cmo cada etapa lleva
a la que le sigue y surge de la que le precede. A travs del papel
instrumental de las inversiones extranjeras, se observa cmo cada
etapa resulta posible y la siguiente, necesaria.
Ms que los otros ensayos, ste pone de relieve la decisiva
importancia del medio siglo inmediatamente posterior a la
independencia, en la determinacin del destino ulterior de Amrica
Latina. Porque durante estos primeros decenios del siglo pasado se
libr y se perdi la batalla por la independencia econmica
latinoamericana. Al igual que Amrica del Norte, Amrica Latina pas
por la experiencia de una guerra civil entre los intereses
industriales nacionales y los exportadores agrcolas antinacionales.
Pero mientras que en el norte las circunstancias coloniales
facilitaban el fortalecimiento de los nacientes intereses
industriales lo bastante para ganar esta guerra civil, tanto
econmica como polticamente, en el sur la inversin extranjera en el
subdesarrollo era mucho mayor y llevaba a los intereses
nacionalistas a perder esta lucha por la supervivencia... y, al
mismo tiempo, su ltima oportunidad de llegar al desarrollo econmico
por la va del capitalismo.
La derrota de los intereses de le industria nacional y la
victoria de los intereses antinacionales exportadores de materias
primas, franquearon en Amrica Latina la entrada al imperialismo
clsico, cuando el desarrollo capitalista mundial propici la
oportunidad tanto en la metrpoli como en Amrica Latina. Ms que los
otros, este ensayo pone asimismo mayor nfasis en la trasformacin
estructural de la economa y la sociedad latinoamericanas provocada
por el crecimiento imperialista. Y al igual que los otros ensayos,
ste seala cmo el subdesarrollo causado por el imperialismo en
Amrica Latina allan el camino al neoimperialismo contemporneo y a
un subdesarrollo estructural an ms profundo, que hoy slo pueden ser
eliminados por medio del socialismo.
Es importante subrayar que se trata de un problema de
subdesarrollo estructural a nivel nacional y local, a pesar de
haber sido creado y de verse todava agravado por la estructura y el
desarrollo de la economa capitalista mundial. La atencin consagrada
a la contradiccin expropiacin-apropiacin del excedente econmico de
los satlites por la metrpoli, y en particular por la metrpoli
capitalista mundial, ha llevado a algunos lectores a suponer que el
peso de la argumentacin en este libro descansa sobre el
subdesarrollo "externo". Sera conveniente, pues, aprovechar la
oportunidad para llamar la atencin del lector acerca de que la
tesis del libro (Capitulo I, A) es justamente que, de manera
encadenada, las contradicciones de la polarizacin
expropiacin-apropiacin y metrpoli-satlite penetran totalmente el
mundo subdesarrollado, creando una estructura "interna" de
subdesarrollo. Fidel Castro dijo en una ocasin que no importaran
los dlares que los imperialistas extraen de Amrica Latina si al
menos dejaran que los pueblos latinoamericanos usaran los recursos
restantes para su propio desarrollo. As es. Como se subraya en la
pgina 22, "para la generacin de subdesarrollo estructural, an ms
importante que el drenaje del excedente econmico... es el infundir
a la economa nacional del satlite la misma estructura capitalista y
sus contradicciones fundamentales". Esta tesis la confirma
incontables veces la experiencia revisada en el presente libro: la
polarizacin interna y la generacin de la estructura latifundista
del Chile del siglo XIX (I, H, 2); el sector interno del Chile del
siglo XIX (I, H, 2); la estructura econmica del "problema indio"
(II); la generacin de la estructura domstica del subdesarrollo en
el Brasil colonial, que impidi el desarrollo an despus de aflojadas
las restricciones coloniales (III, B); la involucin activa de las
dcadas de 1930 y 1940 en Brasil (III, C, 4); el colonialismo
interno en Brasil (Ill, C, 6); la estructura monopolista de la
agricultura brasilea (IV); la trasformacin de la estructura
econmica, social, poltica y cultural "interna" de Amrica Latina por
un siglo de imperialismo y neoimperialismo (V). Adems, si el
subdesarrollo no fuera en realidad ms que una condicin "externa"
impuesta desde afuera y manifiesta primordialmente en la extraccin
del capital mediante el comercio y la ayuda, como alegan algunos,
entonces, por cierto, podran considerarse adecuadas las simples
soluciones "nacionalistas" criticadas en este libro. Pero,
precisamente porque el subdesarrollo es integralmente
"interno"-"externo", slo la destruccin de esta estructura del
subdesarrollo capitalista y su sustitucin por el desarroll
socialista, puede ser capaz de constituir una lnea poltica idnea
para combatir el subdesarrollo.
Quedan las otras omisiones del libro. Salvo la adicin del
mencionado ensayo, slo se han corregido erratas de imprenta y
errores del autor. El libro, pues, adolece an de la falta que se
hizo notar en el prlogo de la primera edicin de un anlisis adecuado
de la estructura de las clases en Amrica Latina. Un crtico ha
observado un defecto que guarda relacin con el anterior: el empleo
del enfoque estructural, colonial o neocolonial, que no revela
automticamente cules sectores de la poblacin, que son a la ves
satlites y metrpoli, son amigos potenciales de la revolucin, y
cules son enemigos ciertos o probables. En efecto, necesitamos
saberlo. Pero el enfoque de la estructura de clases no revela
inmediata e inequvocamente tampoco este aspecto de la anatoma y la
fisiologa sociopolticas. O no habra lento desacuerdo sobre quines
son amigos y quines son enemigos dentro de la izquierda. Eso
requiere un anlisis y no un esquema general de las colones o las
clases. Otro de los recientes ensayos del autor, "Quin es el
enemigo inmediato? Amrica Latina: subdesarrollo capitalista o
revolucin socialista", intenta dar otro paso hacia el anlisis
necesario y demuestra cmo la estructura colonial, esencia del
presente libro, de hecho ha formado y transformado la estructura de
las clases en Amrica Latina y por qu, precisamente, aunque el
enemigo principal es el imperialismo, el enemigo inmediato es la
burguesa en Amrica Latina (Este ensayo ser incluido en un segundo
volumen acerca del desarrollo del subdesarrollo en Amrica Latina,
de prxima publicacin, en el que la estructura de las clases y la
poltica de partidos reciben mayor nfasis.)*
Otro crtico ha observado que el presente libro proporciona la
base analtica socioeconmica para fundar las conclusiones polticas
de Regis Debray. Ojal fuera as. Pero el planteamiento general aqu
sugerido no sustituye el anlisis. Para distinguir entre amigos y
enemigos y encontrar los medios poltico-militares con que combatir
a los ltimos, debemos analizar la estructura clasista y colonial en
momentos y lugares particulares. Y, por supuesto, debemos luchar,
porque la teora revolucionaria, como la misma revolucin, no avanza
sino a travs de la prctica revolucionaria entre el pueblo.
ANDR GUNDER FRANK
Montreal, 17 de abril de 1968
Cf. A. Gunder Frank, James O. Cockcroft, Dale L. Johnson,
Economa poltica del subdesarrollo en Amrica Latina, Bs. As. 1970,
pp. 447-456. [N. del E.]
CAPITULO PRIMERO
EL DESARROLLO DEL SUBDESARROLLO CAPITALISTA EN CHILE
"El comercio de este Reino es una paradoja de trfico y una
contradictoria de opulencia no experimentada hasta su
descubrimiento, floreciendo con lo que otro se arruina, y
arruinndose con lo que otros florecen, por consistir su abundancia
en la negociacin de tratos extranjero y sus decaimientos en la
libertad de otros y es que se ha mirado no como comercio que es
necesario mantener abierto, sino como heredad que es necesario
mantener cerrada..."
JOS ARMENDRIZ
Virrey del Per, 1736
A. TESIS DEL SUBDESARROLLO CAPITALISTA
Este ensayo sostiene que el subdesarrollo de Chile es el
producto necesario de cuatro siglos de desarrollo capitalista y de
las contradicciones internas del propio capitalismo. Estas
contradicciones son: la expropiacin del excedente econmico a los ms
y su apropiacin por los menos; la polarizacin del sistema
capitalista en un centro metropolitano y en satlites perifricos, y
la continuidad de la estructura fundamental del sistema capitalista
a lo largo de la historia de su expansin y transformacin, a causa
de la persistencia o reproduccin de estas contradicciones en todas
partes y en todo tiempo. En mi tesis que estas contradicciones
capitalistas y el desarrollo histrico del sistema capitalista han
generado subdesarrollo en los satlites perifricos expropiados, a la
vez que engendraban desarrollo en los centros metropolitanos que se
apropiaron el excedente econmico de aqullos; y adems, que este
proceso contina.
La conquista espaola incorpor e integr de lleno a Chile en el
expansivo sistema capitalista mercantil del siglo XVI. Las
contradicciones del capitalismo han engendrado un subdesarrollo
estructural en Chile desde que ste comenz a participar en el
desarrollo de ese sistema universal. Contrariamente a la tan
difundida opinin, el subdesarrollo de Chile y de otros pases no es
un atado de costes original o tradicional, ni una etapa histrica
del crecimiento econmico por la cual han pasado los pases
capitalistas hoy desarrollados. Antes bien, el subdesarrollo de
Chile y de otros pases, no menos que el desarrollo econmico mismo,
vino a ser a lo largo de los siglos el producto necesario del
proceso, plagado de contradicciones, del desarrollo capitalista.
Este mismo proceso contina engendrando subdesarrollo en Chile, y
este subdesarrollo no puede ser ni ser eliminado con ms desarrollo
capitalista. En consecuencia, el subdesarrollo estructural
continuar siendo engendrado y profundizado en Chile hasta que los
chilenos mismos se liberen del capitalismo.
La interpretacin que aqu se ofrece difiere no slo de las
interpretaciones generalmente aceptadas de la naturaleza y las
causas del subdesarrollo y el desarrollo en general, sino tambin de
las opiniones de importantes comentaristas y analistas de Ia
sociedad chilena de ayer y de hoy. Por ejemplo, durante la campaa
electoral de 1964 tanto el candidato presidencial
democristiano-liberal-conservador como el candidato
socialista-comunista dijeron que la sociedad chilena contempornea
contiene elementos "feudales"; en su comentario posterior a esas
elecciones, Fidel Castro se refiri tambin a los elementos
"feudales" de Chile, y G. M. McBride, en su libro de bien merecida
fama Chile, Land and Society, escrito en los aos 30, sostuvo que
todo Chile adoleca del "dominio de una pequea clase de aristcratas
terratenientes del viejo orden feudal".
El marxista Julio Csar Jobet, en su Ensayo crtico del desarrollo
econmico-social de Chile, sugiri que el siglo XIX haba presenciado
la formacin de una burguesa que se levant "sobre las minas de la
economa exclusivamente feudal de la primera parte del siglo XIX
(citado por Pinto, 1962). Anbal Pinto, en su fundamental Chile: Un
caso de desarrollo frustrado, que desde su aparicin en 1957 ha
influido en todos los trabajos histricos y econmicos acerca de
Chile, retrocedi un poco ms para sugerir que "la independencia abri
las puertas", no obstante lo cual sostiene que el "comercio
exterior pas a ser la fuerza motriz del sistema econmico domstico"
slo posteriormente, y que hacia finales del siglo XVIII Chile era y
continu siendo una "economa reclusa". Max Nolff, ampliando el
anlisis de Pinto, formula su teora del desarrollo industrial
chileno en el supuesto de que Chile tuvo durante todo el perodo
colonial una "economa de subsistencia cerrada". Hasta el marxista
Hernn Ramrez (1959), cuyos Antecedentes econmicos de la
Independencia de Chile proporcionen amplia prueba de que los
anteriores juicios acerca de Chile en el siglo XVIII y siguientes
no estn bien fundados, se refiere a una supuesta "tendencia
autrquica" en la economa chilena antes de ese tiempo.
De acuerdo con lo que he ledo de la historia de Chile y de la de
Amrica Latina en general, tales referencias a una economa de
subsistencia autrquica, cerrada, reclusa y feudal no representan
cabalmente la realidad de Chile y de Amrica Latina desde la
conquista del siglo XVI. Adems, el no reconocimiento y la
incomprensin de la naturaleza y el significado de la economa
exportadora capitalista, abierta y dependiente, qua ha
caracterizado y plagado a Chile y a sus hermanos a lo largo de la
historia posterior a la conquista, conducen inevitablemente e una
mala interpretacin y comprensin de la verdadera naturaleza del
capitalismo de hoy, de las verdaderas causas no slo del
subdesarrollo pasado sino del todava ms profundo del presente, y de
los caminos de accin necesarios para eliminar ese subdesarrollo en
lo futuro. El esclarecimiento de esas cuestiones es el objeto de
este ensayo.
Especficamente, no puedo aceptar los supuestos fundamentos
empricos y, por ende, las formulaciones del problema y de la
poltica para el desarrollo de Chile expuestas por Anbal Pinto, Max
Nolff (este ltimo, principal asesor econmico de Allende, candidato
presidencial en 1964 de la coalicin socialista-comunista), y otros
autores vinculados a los principios del anlisis de la Comisin
Econmica para la Amrica Latina de las Naciones Unidas. Estos
analistas, partiendo del criterio inexacto de que Chile tuvo en los
siglos anteriores a la independencia poltica una economa de
subsistencia cerrada y reclusa, atribuyen el posterior
subdesarrollo de la economa chilena al supuesto error de
desarrollarse "hacia afuera" en vez de "hacia adentro", una vez que
la independencia, segn ellos, abri la puerta en el siglo XIX. De
haber escogido entonces Chile el desarrollo capitalista hacia
adentro, hoy estara desarrollado, sugieren dichos autores, quienes
asimismo arguyen que Chile podra desarrollarse todava si se
apresurara y por fin se dedicara al desarrollo (todava capitalista)
hacia adentro.
Mi interpretacin de la historia chilena y mi anlisis del
capitalismo me obligan a rechazar tanto la premisa como la
conclusin. Por causa, precisamente, del capitalismo la economa de
Chile estaba ya subdesarrollndose durante las tres centurias
anteriores a la independencia. Y si las innatas contradicciones del
capitalismo continan operando hoy en Chile, como mi anlisis
sostiene y mi observacin confirma, ninguna forma de desarrollo
capitalista, hacia afuera o hacia adentro, podr salvar a Chile del
continuo subdesarrollo. En verdad, si el desarrollo hacia afuera
dependiente e incompleto ha estado en la entraa de la economa
chilena desde la conquista misma, la supuesta opcin al desarrollo
capitalista, independiente y nacional hacia adentro no existi
siquiera en el siglo XIX. Mucho menos existe hoy.
1. Todas las fuentes entre parntesis se refieren a la
bibliografa citada.
1. La contradiccin expropiacin-apropiacin del excedente
econmico
La primera de las tres contradicciones a las que atribuyo el
desarrollo y el subdesarrollo econmico es la expropiacin-apropiacin
del excedente econmico. Fue Marx, en su anlisis del capitalismo,
quien identific y destac la expropiacin de la plusvala creada por
los productores y la apropiacin de la misma por los capitalistas.
Cien aos despus, Paul Baran subray el papel del excedente econmico
en la generacin de desarrollo econmico y tambin de subdesarrollo.
Baran llam excedente econmico "real" a esa parte de la produccin
que se ahorra y se invierte en realidad (por lo que slo es una
parte de la plusvala). Baran distingui tambin y puso an ms en
relieve el excedente econmico "potencial" o potencialmente
invertible, el cual no est a disposicin de la sociedad, porque la
estructura monopolista de sta impide su produccin o (de ser
producido) es objeto de apropiacin y derroche en usos suntuarios.
La diferencia entre quienes perciben ingresos altos y bajos y gran
parte de la incapacidad de los primeros para canalizar sus
ganancias hacia inversiones productivas, puede atribuirse tambin al
monopolio. Por tanto, la no realizacin y el desaprovechamiento del
excedente econmico "potencial" en inversiones se debe,
esencialmente, a la estructura monopolista del capitalismo. Yo
investigo en este trabajo cmo el subdesarrollo de Chile ha
resultado de la estructura monopolista del capitalismo mundial.
La contradiccin de la expropiacin-apropiacin monopolista del
excedente econmico en el sistema capitalista es ubicua, y sus
consecuencias, en cuanto a desarrollo y subdesarrollo econmico,
mltiples y diversas. Para investigar el desarrollo o subdesarrollo
de una parte determinada del sistema capitalista mundial, como es
Chile o una parte de Chile debemos situarla en la estructura
econmica de todo el sistema mundial e identificar su propia
estructura econmica. En este estudio veremos que Chile ha estado
sometido siempre a un alto grado de monopolio exterior e interior.
Por competitiva que pueda haber sido la estructura econmica de la
metrpoli en cualquier etapa dada de su desarrollo, la estructura
del sistema capitalista mundial total, as como tambin la de sus
satlites perifricos, ha sido sumamente monopolista en toda la
historia del desarrollo capitalista. Por ende, el monopolio
exterior ha llevado siempre a la expropiacin (y, por consiguiente,
al desaprovechamiento para Chile) de una parte importante del
excedente econmico producido en Chile y a la apropiacin del mismo
por otra parte del sistema capitalista mundial. Especficamente, yo
reseo los hallazgos de dos estudiosos de la economa chilena que
trataron de identificar el excedente econmico potencial
contemporneo de que se apropian otros y que no est a disposicin de
Chile.
La estructura capitalista de monopolio y la contradiccin entre
la apropiacin y la apropiacin del excedente impregnan toda la
economa chilena, tanto la anterior como la presente. En verdad, es
esta relacin explotadora la que, a modo de cadena, vincula las
metrpolis capitalistas mundiales y nacionales a los centros
regionales (parte de cuyo excedente se apropian), y stos a los
centros locales, y as a los grandes terratenientes o comerciantes
que expropian el excedente de los pequeos campesinos o
arrendatarios y, a veces, de stos a los campesinos sin tierra a Ios
cuales explotan a su vez. En cada eslabn de la larga cadena, los
relativamente escasos capitalistas de arriba ejercen un poder
monopolista sobre los muchos de abajo, expropindoles su excedente
econmico en todo o en parte, cuando a su vez no son expropiados por
los an menos que estn encima de ellos, para su propio uso. El
sistema capitalista internacional, nacional y local genera as en
cada punto desarrollo econmico pera los menos y subdesarrollo para
los ms.
2. La contradiccin de la polarizacin metrpoli-satlite
La segunda y, para nuestro anlisis, ms importante contradiccin
capitalista fue introducida por Marx en su examen de la
centralizacin inminente del sistema capitalista. Esta contradiccin
del capitalismo se manifiesta en la existencia de dos polos: un
centro metropolitano y varios satlites perifricos, y fue eso lo que
describi el virrey Armendriz del Per cuando en 1736 observ que el
comercio del imperio capitalista mercantil de Espaa, de su
virreinato del Per dentro de l, y de la capitana general de Chile
dentro de ste, a su vez, era "una paradoja de trfico y una
contradictoria de la opulencia [...] floreciendo con lo que otro se
arruina, y arruinndose con lo que otros florecen". Paul Baran
observ esta misma contradiccin dos siglos despus, cuando coment que
"el precepto de la ntima relacin entre el capitalismo e
imperialismo monopolista de los pases adelantados y el atraso
econmico y social de los pases subdesarrollados no constituye ms
que diferentes aspectos de lo que es, en realidad, un problema
global" (Baran, 1957).
Las consecuencias de la contradiccin capitalista
metrpoli-satlite en cuanto al desarrollo y al subdesarrollo
econmico estn resumidas en los Fundamentos del
marxismo-leninismo:
Caracteriza al capitalismo el hecho de que el desarrollo de
ciertos pases se realiza a costa del sufrimiento y la adversidad de
los pueblos de otros pases. Por el creciente desarrollo de la
economa y la cultura del Ilamado "mundo civilizado", o sea de unas
pocas potencies capitalistas de Europa y Amrica del Norte, paga un
precio terrible la mayora de la poblacin del mundo, esto es, los
pueblos de Asia, frica, Amrica Latina y Australia. La colonizacin
de estos continentes hizo posible el rpido desarrollo del
capitalismo en Occidente, pero signific ruina, miseria y una
opresin poltica monstruosa para los pueblos esclavizados. El
carcter en extremo contradictorio del progreso donde el capitalismo
impera es aplicable incluso a diferentes regiones del mismo pas. Al
desarrollo comparativamente rpido de las ciudades y los centros
industriales acompaan, por regla general, el atraso y la decadencia
de los distritos agrcolas (Kuusinen, sin fecha: 247-248).
As pues, la metrpoli expropia el excedente econmico de sus
satlites y se lo apropia para su propio desarrollo econmico. Los
satlites se mantienen como subdesarrollados por falta de acceso a
su propio excedente y como consecuencia de la polarizacin y de las
contradicciones explotadoras que la metrpoli introduce y mantiene
en la estructura econmica interior del satlite. La combinacin de
estas contradicciones, una vez firmemente implantadas, refuerza los
procesos de desarrollo en la cada vez ms dominante metrpoli, y los
de subdesarrollo en los cada vez ms dependientes satlites, hasta
que se resuelven mediante el abandono del capitalismo por una o
ambas partes interdependientes.
El desarrollo y el subdesarrollo econmico son las caras opuestas
de la misma moneda. Ambos son el resultado necesario y la
manifestacin contempornea de las contradicciones internas del
sistema capitalista mundial. El desarrollo y el subdesarrollo
econmico no son simplemente relativos y cuantitativos porque uno
representa ms desarrollo que el otro; estn relacionados y son
cualitativos por cuanto cede uno es estructuralmente diferente del
otro, pero uno y otro son causados por su mutua relacin. No
obstante, desarrollo y subdesarrollo representan lo mismo, porque
son producidos por una sola estructura econmica y un proceso
capitalista dialcticamente contradictorios.
Por tanto, no se les puede considerar como productos de
estructuras o sistemas econmicos supuestamente diferentes, o de
supuestas diferencias en las etapas de crecimiento econmico dentro
de un mismo sistema. Un nico proceso histrico de expansin y
desarrollo capitalista en todo el mundo ha generado simultneamente
y contina generando desarrollo econmico y subdesarrollo
estructural.
No obstante, como sugieren los Fundamentos del
marxismo-leninismo, la contradiccin metrpoli-satlite no slo existe
entre la metrpoli capitalista mundial y los pases satlites
perifricos, pues se encuentra tambin entre las regiones de esos
mismos pases y entre "el desarrollo rpido de las ciudades y los
centros industriales y el atraso y la decadencia de los distritos
agrcolas". Esta misma contradiccin metrpoli-satlite penetra an ms
hasta caracterizar a todos los niveles y las partes del sistema
capitalista. Esta contradictoria relacin entre el centro
metropolitano y el satlite perifrico, como el proceso de
expropiacin-apropiacin del excedente, recorre todo el sistema
capitalista mundial al modo de una cadena, desde su alto centro
metropolitano mundial hasta cada uno de los diversos centros
nacionales, regionales, locales y empresariales. Una consecuencia
obvia de las relaciones externas de la economa del satlite es la
prdida de una parte de su excedente econmico a manos de la
metrpoli. La apropiacin por la metrpoli del excedente econmico de
este otros satlites tiende a generar desarrollo en la primera,
salvo que, como ocurri en Espaa y Portugal, la metrpoli sea a su
vez convertida en satlite y otros se apropien de su excedente antes
de que pueda iniciar firmemente su propio desarrollo. En todo caso,
la metrpoli tiende a dominar cada vez ms al satlite y a hacerlo
todava ms dependiente.
Para la generacin de subdesarrollo estructural, an ms importante
que el drenaje del excedente econmico del satlite, despus de la
incorporacin de ste al sistema capitalista mundial, es el infundir
a la economa nacional del satlite la misma estructura capitalista y
sus contradicciones fundamentales. Esto es, tan pronto como un pas
o un pueblo es convertido en satlite de una metrpoli capitalista
externa, la expoliadora estructura metrpoli-satlite organiza y
domina rpidamente la vida econmica, poltica y social de ese pueblo.
Las contradicciones del capitalismo se reproducen internamente y
generan tendencias al desarrollo en la metrpoli nacional y el
subdesarrollo en los satlites internos de ste, como ocurre a nivel
mundial, pero con una importante diferencia: el desarrollo de la
metrpoli nacional adolece, necesariamente, de limitaciones,
entorpecimiento o subdesarrollo que la metrpoli capitalista mundial
no conoce, porque la metrpoli nacional es al mismo tiempo satlite,
mientras que la metrpoli mundial no lo es. De modo anlogo, las
metrpolis regionales, locales o sectoriales del pas satlite ven
limitado su desarrollo por una estructura capitalista que las hace
depender de toda una cadena de metrpolis situadas sobre ellas.
Por consiguiente, a menos que se liberen de esta estructura
capitalista o que el sistema capitalista mundial sea destruido
totalmente, los pases, regiones, localidades y sectores satlites
estn condenados al subdesarrollo. Esta faceta del desarrollo y del
subdesarrollo capitalistas, o sea la penetracin de toda la
estructura econmica, poltica y social interior por las
contradicciones del sistema capitalista mundial, recibe atencin
especial en este examen de la experiencia chilena, porque plantea
el problema del anlisis del subdesarrollo y la formulacin de un
enfoque poltico y econmico que le ponga fin, de modo muy diferente
de y, a mi juicio, ms realista que otros enfoques de la
cuestin.
La disertacin precedente sugiere una tesis subsidiaria que
envuelve ciertas implicaciones importantes con respecto al
desarrollo y el subdesarrollo econmico: si la condicin de satlite
es la que engendra el subdesarrollo, un grado ms dbil o menor de
relaciones metrpoli-satlite puede engendrar un subdesarrollo
estructural menos profundo o permitir una mayor posibilidad de
desarrollo local. El ejemplo de Chile ayuda a confirmar esta
hiptesis. Adems, desde una perspectiva mundial, ningn pas que haya
estado firmemente atado como satlite a una metrpoli, a travs de su
incorporacin al sistema capitalista mundial, ha alcanzado nunca la
categora de pas econmicamente desarrollado sin abandonar el sistema
capitalista. Ciertos pases, notablemente Espaa y Portugal, que
fueron parte en un tiempo de la metrpoli capitalista del mundo, se
convirtieron sin embargo en naciones subdesarrolladas por haberse
convertido en satlites comerciales de la Gran Bretaa a partir del
siglo XVII. Es tambin significativo, para la confirmacin de nuestra
tesis, el hecho de que los satlites, caractersticamente, han
disfrutado de sus temporales auges de desarrollo durante guerras o
depresiones en las metrpolis, que momentneamente debilitaron o
aflojaron su dominio sobre la vida de aqullos. Como ms adelante
veremos, el mayor aislamiento en que estaba Chile de la metrpoli
espaola, con relacin a otras colonias, y su menor grado de
interdependencia con Espaa y de dependencia de ella en tiempos de
guerra o depresin, contribuyeron materialmente a fortalecer los
intentos chilenos de desarrollo a lo largo de los siglos.
1. El desarrollo de las ex colonias britnicas en Amrica del
Norte y en Oceana fue posible porque los nexos entre ellas y la
metrpoli europea no igualaron nunca la actual dependencia de los
pases subdesarrollados de Amrica Latina, frica y Asia. La
industrializacin del Japn despus de 1868 debe atribuirse al hecho
de que era entonces el nico pas importante no incorporado an al
sistema capitalista mundial; no haba empezado, por ende a
subdesarrollarse. De igual modo, el hecho de que Tailandia est hoy
menos subdesarrollado que otros pases del sureste de Asia se debe a
que, a diferencia de los otros pases, no fue nunca colonia, hasta
que el reciente advenimiento de Ia "proteccin" de los Estados
Unidos inici all tambin el subdesarrollo.
3. La contradiccin de la continuidad en el cambio
Las dos contradicciones precedentes sugieren una tercera
contradiccin del desarrollo y el subdesarrollo econmico
capitalista: la continuidad y ubicuidad de sus elementos
estructurales a lo largo de la expansin del sistema capitalista en
todo tiempo y lugar. Como lo dijo Engels, "hay contradiccin en que
una cosa siga siendo la misma pese a cambiar constantemente".
Aunque la estabilidad y continuidad estructural puede haber
caracterizado o no al desarrollo capitalista "clsico" en la
metrpoli europea, el sistema capitalista, a travs de su expansin y
desarrollo en escala mundial, mantuvo en conjunto su estructura
esencial y engendr las mismas contradicciones fundamentales. Y esta
continuidad de la estructura y las contradicciones del sistema
capitalista mundial son los factores determinantes que tenemos que
identificar y comprender si queremos analizar y combatir
eficazmente el subdesarrollo de la mayor parte del mundo
actual.
Por esta razn hago hincapi en la continuidad de la estructura
capitalista y en su generacin de subdesarrollo ms que en los muchos
cambios y transformaciones histricos, indudablemente importantes,
por los cuales Chile ha pasado dentro de esta estructura. Mi
propsito general es contribuir a la formulacin de una teora general
ms adecuada del desarrollo econmico capitalista y, particularmente,
del subdesarrollo, no acometer el estudio detallado de la realidad
chilena pasada y presente.
Mi insistencia en la contradiccin del cambio continuo implica
que la misma no se ha resuelto en Chile. Lo que no quiera decir que
no pueda resolverse. Mi revisin de la historia del desarrollo
capitalista en Chile revela que en el transcurso del tiempo se han
resuelto varias contradicciones imponentes. Aunque pueda haberse
credo, en la poca de la independencia, por ejemplo, que los
acometimientos haban llevado o llevaran a la resolucin de la
contradiccin fundamental que determina el curso de la historia
chilena, no ha sido este el caso. Es importante, por ende,
comprender las verdaderas contradicciones menores que se resuelven
ms fcilmente y a menor costo, pero que en ltima instancia no
cambian nada esencial y a la larga hace ms costosa y/o ms distante
lo resolucin de las contradicciones fundamentales. Creo que varios
caminos de accin contemporneos para la "liberacin" de los pases
subdesarroIlados y la eliminacin del subdesarrollo, por bien
intencionados que sean quienes los proponen, empeoran las cosas a
la larga (y a menudo a la corta tambin). La comprensin de las
realidades del capitalismo y el subdesarrollo no basta, desde
luego, pero es sin duda esencial; no puede tener xito ninguna
revolucin que carezca de una teora revolucionaria adecuada. He ah
lo que me propongo.
Con la continuidad se relaciona tambin la discontinuidad. Mi
anlisis de la experiencia chilena sugiere qu puede haber habido
oportunidades en que incluso ciertos cambios estructurales dentro
de la estructura capitalista de Chile podan haber alterado
materialmente el curso de la posterior historia del pas. Cuando
tales cambios no se efectuaron, o los esfuerzos por llevarlos a
cabo no se realizaron como las circunstancias del momento requeran,
esas oportunidades como la inversin del excedente econmico
producido por las minas de salitre de Chile se perdieron para
siempre. La experiencia de Chile sugiere que la historia de la
evolucin del subdesarrollo en muchas partes del mundo fue y todava
es probablemente jalonada por desaprovechamientos semejantes de las
oportunidades de eliminar o reducir los sufrimientos creados por el
subdesarrollo.
B. LAS CONTRADICCIONES CAPITALISTAS EN AMRICA LATINA Y EN
CHILE
El proceso histrico de la expansin y desarrollo del capitalismo
sobre la faz del globo cre toda una serie de relaciones
metrpoli-satlite eslabonadas entre s como la cadena de la
apropiacin del excedente que antes se mencion, pero tambin en las
ms complejas y diversas formas que adelante se indicarn. No es este
el lugar para inquirir acerca de los orgenes histricos, en la
Europa medieval, del sistema capitalista que en siglos recientes se
extendi desde all a todos los rincones de la tierra, aunque tal
pesquisa es importante sin duda pare comprender el carcter esencial
del sistema capitalista-imperialista del mundo contemporneo y los
problemas de desarrollo y subdesarrollo econmico que engendr y
sigue engendrando. Tal vez baste observar que desde ciudades de
Italia, como Venecia, y despus de Iberia y del noroeste de Europa,
se extendi una red comercial que en el siglo XV abarc el mundo
mediterrneo, partes del frica subsahariana y las islas atlnticas
adyacentes, las Indias occidentales, Amrica y parte de las Indias
orientales y de Asia en el siglo XVI, los otros abastecedores
africanos del centralizado comercio de esclavos y la economa de la
Europa occidental y posteriormente de la Amrica del norte tambin,
en los siglos XVI a XVIII, y el resto de frica, Asia, Oceana y la
Europa oriental en las centurias siguientes, hasta que toda la faz
del globo qued incorporada en un solo sistema orgnico,
mercantilista o mercantil-capitalista, y despus tambin industrial y
financiero, cuyo centro metropolitano se desarroll en la Europa
occidental primero y en la Amrica del norte despus, y cuyos
satlites perifricos se subdesarrollaron en todos los dems
continentes.
Los indgenas y los negros de la Amrica del norte evidentemente
sufrieron la misma relacin de dependencia, mientras que los
inmigrantes blancos pero no, naturalmente, la poblacin indgena de
Oceana y hasta cierto punto de frica del sur puede decirse que en
cierta medida quedaron incluidos en la metrpoli capitalista
mundial.
La Amrica Latina se convirti en un satlite o conjunto de
satlites perifricos de la metrpoli ibrica y europea. En alianza con
sus aprovechados monarcas, el capital mercantil espaol, el
portugus, como tambin el italiano y el holands, partiendo de la
pennsula ibrica en busca de rutas comerciales hacia las Indias y el
oro, conquistaron algunas avanzadas en las Antillas y en la costa
americana y las convirtieron en satlites comerciales suyos por
medio de la guerra, la toma de esclavos, el pillaje, la creacin de
empresas de exportacin minera y agrcola alimentada, por esclavos y,
gradualmente, tambin por medio de las relaciones mercantiles. Estos
satlites militares, productores y mercantiles de la metrpoli ibrica
sirvieron luego de trampolines para la conquista y el
establecimiento de nuevas avanzadas satlites en la tierra firme
americana, las que a su vez se emplearon pare conquistar e
incorporar a los que haban de convertirse en satlites continentales
an ms distantes (en parte, de los satlites antes citados, que
llegaron a ser sus metrpolis, y en parte de la metrpoli europea
directamente). As pues, al igual que otros pueblos y continentes,
todo el continente latinoamericano y sus pueblos quedaron
convertidos en una serie de constelaciones econmicas menores, cada
una con su propia metrpoli menor y sus propios satlites menores,
componindose stos a su vez de todava ms metrpolis y satlites; pero
todos ellos dependiendo directa o indirectamente del centro
metropolitano europeo. ste se traslad primero a los Pases Bajos y
luego a Inglaterra (la cual se apropiaba del excedente
hispanolusoamericano y de otros excedentes econmicos para su propia
acumulacin de capital y su posterior industrializacin),
convirtindose as Espaa y Portugal en satlites del centro
metropolitano britnico.
Al principio, la metrpoli final de Chile fue Espaa. El hecho de
que la misma Espaa se convirtiera luego en satlite de la Europa
noroccidental, particularmente Inglaterra, influye en mi anlisis;
pero en un ensayo dedicado especficamente a Chile slo necesito
tener en cuenta sta y otras transformaciones del sistema
capitalista mundial en la medida en que influyen directamente en el
proceso chileno. La estructura econmica de Chile, tanto nacional
como internacional, ha sido profundamente afectada, incluso
determinada, por la estructura y las transformaciones del sistema
capitalista mundial en su conjunto. Dentro de los lmites de este
ensayo debemos, sin embargo, tomar estos ltimos cambios
principalmente como "datos". Las mismas consideraciones valen,
desgraciadamente, para la aparicin y la desaparicin de Lima como
centro metropolitano tambin satlite dependiente de la metrpoli
europea, y del cual Chile dependa ms directamente.
Chile lleg a tener su propia metrpoli en Santiago y en el puerto
de Valparaso. Expandindose desde este centro, los intereses
mineros, agrcolas, mercantiles y estatales incorporaron al resto
del territorio y del pueblo chilenos en la expansiva economa
capitalista y los convirtieron en satlites perifricos de Santiago.
En relacin con el centro metropolitano nacional, podemos considerar
como satlites perifricos a los centros mineros, los centros
comerciales, los centros agrcolas y, a veces, los centros militares
de la frontera. Pero stos, a su vez, se convirtieron (a veces
permanentemente) en metrpolis o micrometrpolis de sus respectivas
regiones interiores, poblaciones, minas, valles agrcolas o
latifundios todava mas pequeos, que fueron a su vez micrometrpolis
de sus periferias.
Una de las tesis principales de este ensayo es que esta misma
estructura se extiende desde el centro macrometropolitano del
sistema capitalista mundial hasta los obreros agrcolas ms
supuestamente aislados, los cuales, mediante esta cadena de
relaciones metrpoli-satlite estn atados a la metrpoli mundial y,
por ende, incorporados al sistema capitalista mundial en su
conjunto. La naturaleza y el grado de estas ataduras difieren en
tiempo y lugar, y estas diferencias producen disimilitudes
importantes en las consecuencias econmicas y polticas a que dan
origen. Tales diferencias deben ser finalmente estudiadas caso por
caso. Pero estas disparidades entre las relaciones y sus
consecuencias no salvan su similaridad esencial, por cuanto todas
ellas, en una u otra medida, se fundan en la explotacin del satlite
por la metrpoli o en la tendencia de la metrpoli a expropiar y
hacer suyo el excedente econmico del satlite.
Son varias las relaciones metrpoli-satlite de este tipo.
Tenemos, por ejemplo, la relacin entre la frtil e irrigada tierra
llana de un valle cultivable y la de las colinas que lo circundan,
menos productivas agrcolamente o menos valiosas comercialmente;
entre las tierras de la cabecera de un ro, favorecidas por un
sistema de irrigacin gravitacional, y las tierras menos favorecidas
de la parte baja del ro; entre los latifundios y los minifundios
que los rodean; entre la empresa latifundista manejada por su
propietario o por un administrador y las empresas aparceras o
arrendatarias que dependen de ella; incluso entre el campesino (o
empresa) arrendatario y los asalariados permanentes u ocasionales
qua pueda emplear; y, por su puesto, entre cada serie de metrpolis
y cada serie de satlites de una a otra parte de esta cadena.
Fundamentalmente, las mismas relaciones operan entre la gran firma
industrial (a menudo "moderna" o "eficiente") y las empresas ms
pequeas que le suministran elementos para su proceso de fabricacin,
o productos para sus agencias de venta; entre los grandes
comerciantes y financistas y los pequeos comerciantes y
prestamistas, entre los comerciantes urbanos y los terratenientes
traficantes y los pequeos productores o consumidores rurales que
dependen de aqullos para venderles sus productos o para setisfacer
sus necesidades de produccin, consumo, crdito y otras.
Podemos apuntar sucintamente algunas de las condiciones de
control monoplico relacionadas con la expropiacin de los ms por los
menos que encontramos una y otra vez en nuestro examen de la
historia chilena. Las fuentes del poder monopolista ejercido sobre
el excedente econmico chileno que se transfiere al extranjero son
ms evidentes, quizs, que las de sus semejantes nacionales. Aunque
el producto principal de la exportacin de Chile ha cambiado varias
veces durante le historia del pas, cada vez ha sido este sector
exportador la fuente principal del excedente econmico
potencialmente invertible, y cada vez este sector exportador ha
estado bajo el dominio de intereses extranjeros. Extranjeros han
sido los propietarios de las minas que producan el excedente. Y
cuando no eran los dueos de las minas o de la tierra que daban el
producto de exportacin, los extranjeros se apropiaban gran parte
del excedente mediante el ejercicio de un poder de compra monoplico
sobre el producto en cuestin, y el monopolio de su venta en otra
parte. Por aadidura, los extranjeros han posedo o controlado una
gran proporcin de los almacenes, el transporte, los seguros y otros
servicios relacionados con la exportacin de la principal mercanca
productora de plusvala. En ocasiones los extranjeros han
monopolizado o controlado el abastecimiento de los factores de
produccin que requera la mercanca exportable. Los extranjeros se
han valido e menudo de su poder financiero y de su mayor integracin
mundial vertical u horizontal, de la industria de la que el
producto chileno formaba parte. Similar posesin o control monoplico
ha existido sobre otras industrias chilenas, adems de la primaria
de exportacin.
Por medio del monopolio colonial o del "librecambio" basado en
la superioridad tecnolgica y/o financiera, los extranjeros han
disfrutado tambin a menudo de posiciones monopolistas, en la esfera
de la exportacin de mercancas a Chile. Estas relaciones de las
empresas comerciales extranjeras con sus socios chilenos, de las
que resulta la explotacin de los ltimos por las primeras,
permitieron a los intereses extranjeros controlar a los diversos
intereses chilenos, tanto en lo poltico como en lo econmico. Cuando
esta relacin econmica no fue suficiente para dar a los extranjeros
el grado de control que deseaban, le completaron a menudo con la
fuerza poltica y militar.
En el plan nacional se dan formas anlogas y de otro tipo de
dominio monopolista, y de ellas resulta asimismo la expropiacin del
excedente econmico producido por los ms en los niveles inferiores,
y su apropiacin por los menos en los altos niveles de la economa
nacional chilena. Siempre ha habido un grado mayor o menor de
concentracin monopolista de la propiedad y dominio de los
principales medios de produccin de la industria y de la
agricultura, de los servicios de transporte y almacenamiento de los
canales del comercio y, lo que probablemente es ms importante, de
la banca y otras instituciones financieras, as como tambin de las
principales posiciones econmicas, polticas, civiles, religiosas y
militares de la economa nacional y la sociedad chilena. En verdad,
el grado de concentracin monopolista, a lo largo de la historia de
Chile y de otros pases subdesarrollados, probablemente ha sido
siempre mayor que en los pases desarrollados, en pocas
recientes.
En nuestro anlisis de la historia chilena hemos encontrado una y
otra vez que los exportadores e importadores extranjeros o
nacionales, as como otros grandes comerciantes y financistas,
dominan y se apropian el capital de los comerciantes relativamente
menores de la capital de la nacin y los de las regiones. Estos
ltimos, a su ves, se alzan sobre los comerciantes, los productores
y los consumidores, a quienes explotan directa o indirectamente
gracias a nuevas series de relaciones en las que un capitalista
aniquila a muchos. Aparte la ms obvia expropiacin de los
productores por los poseedores del capital, podemos distinguir
tambin otros tipos de apropiacin, por uno o varios capitalistas,
del capital y el excedente de muchos. Esta contradiccin existe
asimismo entre una empresa industrial o agrcola relativamente
grande y sus productores agrcolas, quienes dependen de la oferta de
parte de lo que consumen o de la demanda de parte de lo que
producen, o necesitan capital, crdito, canales de venta,
intervencin poltica y otros servicios en general. Todas estas
relaciones econmicas dentro del sistema capitalista internacional,
nacional, local y sectorial se caracterizan de manera tpica por la
contradiccin expropiacin-apropiacin vinculada a los elementos
monopolistas de las relaciones mismas y a la estructura o red
econmica que stas forman en su conjunto.
Cada una de estas relaciones o constelaciones metrpoli-satlite,
cualesquiera sean los otros sentimientos o relaciones que puedan
contener, se apoyan en una fuerte y a la larga determinante base
econmica comercial. Toda la red de relaciones metrpoli-satlite, o
todo el universo de constelaciones econmicas, surgi por razones
esencialmente econmicas y comerciales. Digamos lo que digamos de la
metrpoli capitalista, primero comercial, luego industrial, despus
financiera, el carcter esencial de las relaciones metrpoli-satlite,
en la periferia del sistema capitalista mundial, sigue siendo
comercial, por ms "feudales" o personales que parezcan estas
relaciones. Es a travs de estos nexos econmicos y tambin, por
supuesto, de los nexos polticos, sociales y culturales, que el
asalariado ocasional se vincula, en la mayora de lo casos de hecho,
con el campesino arrendatario que lo emplea (o, con ms frecuencia,
directamente con el dueo de la tierra), el arrendatario con el
terrateniente y con el comerciante (o ambas cosas), que est a su
vez relacionado con el mayorista de la metrpoli comercial (o a
veces a un gran comerciante nacional o internacional), que tiene
vinculaciones con la metrpoli nacional industrial, financiera,
comercial e importadora, finalmente vinculada con el centro
mundial, de modo que el ltimo miembro y el ms "aislado" se conecta
con la cspide capitalista mundial.
Cada una de estas relaciones entre satlite y metrpoli es, en
general, un cauce a travs del cual el centro se apropia de una
parte del excedente econmico de los satlites. De este modo, aunque
en parte es expropiado en cada peldao de la escalera, el excedente
econmico de cada uno de los satlites menores y mayores gravita
hacia el centro metropolitano del mundo capitalista.
C. AMRICA LATINA, COLONIAL Y CAPITALISTA
Las tres contradicciones del capitalismo, la
expropiacin-apropiacin del excedente, la estructura centro
metropolitano-satlite perifrico y la continuidad en el cambio,
hicieron su aparicin en Amrica Latina en el siglo XVI y desde
entonces han caracterizado a este continente.
Amrica Latina fue conquistada y su pueblo colonizado por la
metrpoli europea para expropiar el excedente econmico de los
trabajadores del satlite y apropirselo para su acumulacin de
capital, iniciando con ello el presente subdesarrollo del satlite y
el desarrollo econmico de la metrpoli. La relacin capitalista
metrpoli-satlite entre Europa y Amrica Latina fue establecida por
la fuerza de las armas. Y por esta misma fuerza, as como por la
fuerza de la creciente vinculacin econmica y de otro tipo, se ha
mantenido esta relacin hasta hoy. Las principales transformaciones
ocurridas en Amrica Latina en los cuatro ltimos siglos han sido
producto de sus respuestas a las influencias econmicas, polticas y
otras que, o bien partieron de la metrpoli, o bien surgieron de la
estructura metrpoli-satlite. Excepto en la Cuba postrevolucionaria,
todos estos cambios no han alterado las esencias de esa
estructura.
Marx observ que "la historia moderna del capital comienza con la
creacin, en el siglo XVI, de un comercio y un mercado mundialmente
expansivos". (Marx, I:146.) Despus de Marx, la contradiccin
capitalista de la expropiacin-apropiacin fue subrayada, entre
otros, por Werner Sombart y Henri Se. Este ltimo escribe en su
Orgenes del capitalismo moderno:
Las relaciones internacionales constituyen el fenmeno principal
que uno encuentra cuando trata de comprender la causa de la
acumulacin primaria del capital (...). La ms fecunda fuente del
capitalismo moderno se halla, sin duda, en los grandes
descubrimientos martimos (...). Los orgenes del comercio colonial
consisten ante todo, como dice Sombart, en la expropiacin de los
pueblos primitivos, incapaces de defenderse contra los ejrcitos
invasores. Mediante verdaderos actos de piratera, los mercaderes
europeos obtuvieron enormes ganancias (...). No menos lucrativas
fueron las prcticas de trabajo forzoso que Ios europeos exigieron
de los aborgenes de las colonias (...) y de los negros importados
de frica por los tratantes de esclavos, comercio criminal ste, pero
que cre, no obstante, enormes riquezas (...). Debemos reconocer que
esta fue una de las fuentes (...) del capitalismo. (Se, 1961: 26,
40.)
La conquista y la incorporacin a la estructura metrpoli-satlite
del capitalismo fueron ms rpidas y llegaron ms lejos en la Amrica
Latina que en otras partes. Razones? El oro, el azcar y la
expropiacin de ambos a los satlites latinoamericanos y su
apropiacin por la metrpoli europea y, ms tarde, tambin por la
norteamericana. As, Sergio Bag escribe en su clsico Economa de la
sociedad colonial-Ensayo de Historia comparada de Amrica
Latina:
"La revolucin comercial, que se inicia en el siglo XV, al
multiplicar el capital mercantil y estimular su vocacin
internacionalista, vincul la suerte de un pas con la de otro,
intensificando su interdependencia econmica". "La economa que las
metrpolis ibricas organizaron en Amrica fue de incuestionable ndole
colonial, en funcin del mercado centro-occidental europeo. El
propsito que anim a los productores luso-hispanos en el nuevo
continente tuvo el mismo carcter. No fue feudalsmo Io que apareci
en Amrica en el perodo que estudiamos, sino capitalismo colonial...
Iberoamrica nace para integrar el ciclo feudal". "Si alguna
caracterstica bien definida e incuestionable podemos encontrar en
la economa colonial es la de la produccin para el mercado. Desde
los primeros tiempos del rgimen hasta sus ltimos das, ella
condiciona toda la actividad productiva"... "Es as como las
corrientes que entonces predominaban en el mercado internacional
europeo constituyen elementos condicionantes de primera importancia
en la estructuracin de la economa colonial. Esto es, por otra parte
caracterstico de todas las economas coloniales, cuya subordinacin
al mercado extranjero ha sido y sigue siendo el principal factor de
deformacin y aletargamiento".
La penetracin capitalista, adems de convertir a la Amrica Latina
en satlite de Europa, introdujo pronto en ella esencialmente la
misma estructura metrpoli-satlite que caracterizaba las relaciones
latinoamericanas con Europa. El sector que explotaba las minas y
exportaba los minerales fue el alma de la economa colonial, y
aunque nunca dej de ser un satlite de la metrpoli europea se
convirti en todas partes en un centro metropolitano del resto de la
economa y la sociedad nacional. Surgi o se cre una serie de
sectores y regiones satlites pera abastecer a las minas de madera y
de combustible, a los mineros de comida y ropa, y a los ociosos
dueos de minas, comerciantes, funcionarios, clrigos, militares y
gorrones, de la parte de los elementos de su vida parasitaria que
no importaban de la metrpoli con el producto del trabajo forzoso
indgena e importado. Creci de este modo una economa ganadera,
triguera y textil que no era menos comercial y s ms dependiente que
la economa minera misma.
El ganado, que entonces era una fuente de bienes de consumo y
exportacin mucho ms importante que ahora, y el trigo, rengln
principal de la hacienda espaola, se produjeron desde el principio
en grandes haciendas que espaoles y criollos posean y
administraban. Los primeros trabajadores fueron, por fuerza,
esclavos, despus indgenes encomendados o sujetos a la mita; ms
tarde brazos alquilados, obligados a la servidumbre por deudas o
por diversos contratos de aparcera que aseguraban su permanente
disponibilidad. La tierra, al principio en gran parte intil para
los espaoles, pero despus progresivamente buscada y ms valiosa a
medida que el valor comercial de sus productos aumentaba, se
adquira por merced, por conquista, por expulsin de los indgenas de
sus tierras comunales, y posteriormente de los mestizos y hasta de
los pobladores blancos de sus predios, ocupndose primero la tierra
secuestrada y legalizndose despus la ocupacin mediante soborno y
falsificacin de documentos, a menudo mediante compra o embargo por
deudas del propietario anterior, o por diversos medios
fraudulentos, pero nunca, debe observarse, por encomienda, pues sta
slo otorgaba derechos sobre los indgenas y no sobre la tierra.
Los monarcas slo concedan tierras a quienes se hacan acreedores
a ello por vivir en la capital de la colonia o de la provincia. A
menudo los propietarios de tierra no se distinguan de los
poseedores de derechos exclusivos sobre el comercio internacional o
interior, la explotacin de minas, los medios de transporte, el
capital usurario, los empleos civiles y religiosos y otras fuentes
de privilegios.
La propiedad privada surge, pues, en circunstancias favorables
para que cambie de manos; sus ttulos se heredan, se negocian, se
transfieren por compraventa; los compradores surgen entre Ios
funcionarios (cuyos buenos sueldos les permiten disponer de dinero,
tan escaso entonces) y entre quienes han logrado enriquecerse con
rapidez gracias al comercio y, sobre todo, a las minas de oro y
plata. Es lgico, por tanto, que encomenderos funcionarios fuesen
los primeros propietarios rurales e iniciaran un lento proceso de
acumulacin de tierras que alcanzar su apogeo en el siglo XVII
(Cspedes, 1957): III, 414).
Fue el nexo monetario y la dura realidad econmica en que se
apoyaba, y no principalmente las tradiciones, los principios o las
relaciones sociales aristocrticas o feudales, lo que rigi en Amrica
Latina desde el comienzo. Y fue la concentracin estructural de la
propiedad, del predominio y del capital la que tambin concentr la
tierra, los brazos encomendados, el comercio, las finanzas y los
empleos civiles, religiosos y militares en unas pocas manos. El
poder del capital monopolista predomin desde el principio y contina
predominando. La sede geogrfica, econmica, poltica y social de esta
apropiacin y acumulacin monopolista de capital fue, por supuesto,
la ciudad y no el campo, por mucho que ste haya sido la fuente de
la riqueza.
La ciudad colonial vino a ser el centro metropolitano interior
predominante, y el campo el satlite perifrico dependiente. Al mismo
tiempo, el dominio y la aptitud para el desarrollo econmico de la
ciudad latinoamericana fueron coartados desde el principio, pero no
por su regin satlite o alguna supuesta estructura feudal de aqulla
(antes bien, la estructura del campo fue y sigue siendo la fuente
principal del desarrollo econmico urbano), sino por su propia
condicin de satlite de la metrpoli mundial extranjera. En
cuatrocientos aos ninguna metrpoli latinoamericana ha superado esta
limitacin estructural de su desarrollo econmico. Un investigador de
la Amrica Central observa:
"La posicin privilegiada de la ciudad tiene su origen en la poca
colonial. Fue fundada por el conquistador para cumplir las mismas
funciones que todava cumple en la actualidad: las de incorporar al
indgena en la economa trada y desarrollada por ese conquistador y
sus descendientes. La ciudad regional era un instrumento de
conquista y es an en la actualidad de dominacin". (Stavenhagen,
1963: 81.)
De dominacin, empero, no slo de su propio grupo gobernante sino
tambin de la metrpoli imperialista, cuyo instrumento es la ciudad
latinoamericana, con su disperso sector terciario "de
servicios".
Una vez introducidas en la Amrica Latina, en los niveles
internacional y nacional, las contradicciones capitalistas de la
polarizacin y la expropiacin-apropiacin, sus consecuencias
necesarias, esto es, desarrollo limitado o subdesarrollo en las
metrpolis del continente y desarrollo del subdesarrollo
estructural, lejos de retardar su aparicin varios siglos, hasta
despus de la revolucin industrial inglesa, como con tanta
frecuencia se sugiere, comenzaron a generarse y brotar desde luego.
Bajo el subttulo de "Dinmica de las economas coloniales", Aldo
Ferrer confirma nuestra tesis en La economa argentina, las etapas
de su desarrollo y problemas actuales:
"Si se pretende determinar cules fueron las actividades
econmicas dinmicas en la economa colonial, deben recordarse las
caractersticas de la economa de la poca y se concluye qua fueron
aquellas estrechamente ligadas al comercio exterior. La minera, los
cultivos tropicales, las pesqueras, la caza y la explotacin
forestal, dedicadas fundamentalmente a la exportacin fueron las
actividades expansivas que atrajeron capital y mano de obra. En
estos casos, (economas coloniales) la produccin se realizaba
generalmente en unidades productivas de gran escala, sobre la base
de trabajo servil. Los grupos de propietarios y comerciantes
vinculados a las actividades exportadoras eran, lgicamente, los de
ms altos ingresos, conjuntamente con los altos funcionarios de la
Corona y del clero (que muchas veces consiguieron sus puestos por
la compra de los mismos). Estos sectores constituan la demanda
dentro de la economa colonial y eran los nicos sectores en
condiciones de acumular. Forzando el concepto, constituan al mismo
tiempo el mercado interno colonial y la fuente de acumulacin de
capital.
En estas condiciones, al mismo tiempo que el sector exportador
era muy poco diversificado, la composicin de la demanda tampoco
favoreca la diversificacin de la estructura productiva interna.
Cuanto ms se concentraba la riqueza en un pequeo grupo de
propietarios, comerciantes e influyentes polticos, mayor fue la
propensin de adquirir los bienes manufacturados de consumo y
durables (consistentes en buena proporcin de bienes suntuarios de
difcil o imposible produccin interna) en el exterior, y menor fue
la proporcin del ingreso total de la comunidad gastado
internamente... El sector exportador no permita, pues, la
transformacin del sistema en su conjunto, y una vez que la
actividad exportadora desapareca, como ocurri con la produccin
azucarera del noreste del Brasil ante la competencia de la
produccin antillana, el sistema en su conjunto se desintegraba y la
fuerza de trabajo volva a actividades de neto carcter de
subsistencia. Independientemente de las restricciones que las
autoridades solan imponer sobre las actividades que dentro de las
colonias competan con las metropolitanas, poca duda cabe que tanto
la estructura del sector exportador como la concentracin de la
riqueza constituyeron obstculos bsicos para la diversificacin de la
estructura productiva interna, la elevacin consecuente de los
niveles tcnicos y culturales de la poblacin y el surgimiento de
grupos sociales vinculados a la evolucin del mercado interno y a la
busqueda de lneas de exportacin no controladas por la potencia
metropolitana. Este chato horizonte del desarrollo econmico y
social explica buena parte de la experiencia del mundo colonial
americano y, notoriamente, de las posesiones hispano-portugueses".
(Ferrer, 1963: 31-32).
Poniendo en mis propios trminos las observaciones y el anlisis
de Ferrer, se puede observar cmo el establecimiento de la
estructura metrpoli-satlite entre Europa y las colonias
latinoamericanas, y dentro de estas mismas, sirvi para fomentar
desde luego un desarrollo limitado o subdesarrollo en la metrpoli
colonial (nacional despus) y un subdesarrollo estructural en los
satlites perifricos de estas metrpolis coloniales. Bagu y Ferrer
observan que la exportacin del excedente econmico de las colonias
fue la causa y la fuerza motriz que las llev a ser partes
integrantes del expansivo sistema capitalista mundial. Como anota
Ferrer explcitamente, el sector dinmico de las colonias o satlites
fue el de la exportacin, es decir, la metrpoli interior. Desde el
principio mismo, esta metrpoli interior y ms tarde nacional expropi
el excedente econmico de sus satlites perifricos y, sirvindose de
esta metrpoli interior como instrumento de expropiacin, la metrpoli
mundial se apropi a su vez de gran parte de ese mismo excedente
econmico. Algo de este excedente econmico de las periferias
provinciales qued, por supuesto, en las diversas metrpolis
latinoamericanas. Es decir, como seala Ferrer, el producto interno
se concentr all, como tambin, en consecuencia, la actitud nacional
para el consumo y la inversin o la acumulacin. Pero la misma
estructura metrpoli-satlite, cuyo desarrollo, en primer lugar, dio
existencia a la Amrica Latina que conocemos, cre y sigue creando en
estas metrpolis latinoamericanas (quizs an ms ahora) intereses que
indujeron a sus grupos dirigentes a satisfacer por medio de
importaciones gran parte de su concentrada demanda de consumo.
Esta estructura conspir tambin contra la inversin por aqullos
del excedente econmico apropiado de sus compatriotas, en fbricas
para su propio consumo o para la exportacin, y mucho menos, por
supuesto, para el consumo de los expropiados. Las consecuencias de
la estructura metrpoli-satlite del capitalismo internacional sobre
la estructura y el proceso capitalista nacional no se resumen
nicamente, por tanto, en la apropiacin por la metrpoli mundial del
excedente de los centros nacionales, que adems de ser satlites de
aqulla son metrpolis de sus respectivos satlites perifricos, de
cuyo excedente econmico se apropian a su vez. Los efectos del
capitalismo mundial y nacional calan ms hondo y conducen a la
orientacin errnea y el mal empleo hasta del excedente que queda a
disposicin del satlite.
Esta ha sido, pues, la regla del desarrollo econmico y,
simultneamente, del subdesarrollo a lo largo de la secular historia
del capitalismo. Si los grupos gobernantes de los pases satlites
han encontrado provechoso, de vez en cuando, adoptar un grado
relativamente mayor de industrializacin y desarrollo autnomos, como
ocurri en el siglo XVII y varias veces despus, no fue porque
hubiese cambiado la estructura esencial del sistema capitalista
mundial sino nicamente porque el grado de dependencia de las
metrpolis mundiales haba menguado temporalmente, debido al
accidentado desarrollo del belicoso sistema capitalista mundial.
Durante las depresiones y las guerras, el desarrollo industrial y
econmico de los satlites latinoamericanos tom impulso, slo para ser
cercenado de nuevo o reencauzado en el subdesarrollo por la
subsiguiente recuperacin y expansin de la metrpoli, o por el
restablecimiento de la integracin activa de sta con sus
satlites.
Vale decir que en el conjunto de Amrica Latina, las tres
contradicciones del capitalismo hicieron su aparicin desde el
principio y comenzaron a ejercer sus inevitables efectos. A
despecho de todas las transformaciones econmicas, polticas,
sociales y culturales por las que han pasado la Amrica Latina y
Chile desde el perodo inmediatamente posterior a la Conquista, han
retenido los elementos de la estructura capitalista que la
colonizacin implant en ellas. La Amrica Latina, lejos de haber
superado recientemente o de no haber superado an el feudalismo
(que, en realidad, nunca conoci), o de haber tomado hace poco un
papel activo en el teatro del mundo, inici su vida y su historia
posterior a la Conquista como parte integrante y explotada del
desarrollo capitalista mundial. Eso explica su subdesarrollo de
hoy.
1. Eduardo Arcila Faras escribe en El rgimen de la encomienda en
Venezuela (1957: 307):
"La encomienda y la propiedad territorial en Amrica son
instituciones que no tienen entre s ninguna relacin. Entre los
institucionalistas no existe confusin alguna al respecto, y los
historiadores especializados han puesto cada cosa en su sitio. En
realidad no se justifica el hacer aqu esta aclaracin sobre una
materia muy clara, sino en razn del desconocimiento que existe en
Venezuela tanto sobre la encomienda como sobre los orgenes de la
propiedad territorial, sobre los cuales no se ha intentado an
estudio alguno.
"A menudo muchas personas que escriben sobre historia en nuestro
pas confunden ambos trminos y atribuyen los orgenes de la propiedad
a Ia encomienda".
Silvio Zavala, en su New Viewpoints on the Spanish Colonization
of America (1943: 80, 84), dice as : "La idea ms generalmente
aceptada al respecto de la encomienda es que las tierras y los
indios fueron repartidos entre los espaoles desde los primeros das
de la Conquista [...]. Pero esta nocin de que las encomiendas
fueron el verdadero origen de la hacienda est expuesta a seria
duda, a la luz de la historia de la tierra tanto como a la del
pueblo [...]. En resumen podemos decir que la propiedad del suelo
en Nueva Espaa no era conferida mediante encomiendas. Dentro de los
lmites de una sola encomienda podan encontrarse tierras
pertenecientes a indios individualmente, tierras posedas
colectivamente por las aldeas, tierras de la Corona, tierras
adquiridas por el encomendero mediante una concesin diferente de la
encomienda o relacionada con su derecho al pago de contribuciones
en productos agrcolas, y, por ltimo, tierras otorgadas a otros
espaoles, aparte el encomendero. Lo anterior demuestra que la
encomienda no puede haber sido el antecedente directo de la
hacienda moderna, porque no daba verdaderos derechos de propiedad
[...]. En Chile, en cierto caso, el encomendero de una aldea
despoblada, lejos de pretender que las tierras abandonadas le
pertenecan por virtud de su encomienda original, acudi a las
autoridades reales para que le diesen el derecho a ellas mediante
una nueva y diferente concesin".
De las funciones capitalistas de la encomienda se trata en el
captulo sobre el "problema indgena", y los orgenes capitalistas de
la propiedad de la tierra se examinan ms adelante en este mismo
captulo.
D. EL CAPITALISMO DEL SIGLO XVI EN CHILE: COLONIZACIN DE UN
SATLITE
Las mismas contradicciones capitalistas comenzaron a determinar
el destino de Chile en el siglo XVI. Ya desde el comienzo de su
existencia colonial Chile ha tenido una economa basada en le
exportacin. La estructura econmica, poltica y social de Chile fue
siempre determinada y sigue sindolo en primer lugar por la realidad
y la naturaleza especfica de su participacin en el sistema
capitalista mundial y por la influencia de este sistema en todos
los aspectos de la vida chilena. Mi tesis, desde luego, no es
compatible con la imagen generalmente aceptada que presenta al
Chile de ayer y aun al de hoy como una economa y sociedad
"autrquica" o "feudal", "cenada" y "reclusa". Pero es compatible
con la realidad histrica y contempornea de Chile.
Es muy caracterstico el hecho de que Chile iniciara su
existencia colonial como exportador de oro. Pero sus minas (en
Chile, lavaderos en la superficie) no eran muy ricas ni duraron
mucho. Su explotacin formal comenz por el ao de 1550 y su produccin
decay rpidamente despus de 1580. Empero, a diferencia de las
colonias continentales espaolas, aunque no, quizs, de Guatemala, ya
en esa poca Chile exportaba un producto de su pas: el sebo de sus
reses. Por cierto, el ms atento estudioso de esa poca chilena cree
que el valor de las exportaciones de oro de Chile no excedi en
ningn momento el de las de sebo (informacin personal de Mario
Gngora). El grueso de las exportaciones de sebo chilenas iba ya
entonces a Lima, el ms cercano centro comercial grande del imperio
colonial, y no a la metrpoli europea. AI mismo tiempo, la cra de
ganado para venta y consumo local y la produccin de lana para telas
con que vestir a mineros, soldados y otros formaron la base de una
creciente economa comercial, dependiente e interior.
Pocos aos despus de la muerte de Valdivia ya existe un pequeo
intercambio con el virreinato; dice Ross que en 1575 ya menciona la
historia un cargamento de 400 fanegas de trigo que se exportaba a
Lima por el Maule. Este comercio se mantuvo por va martima desde
entonces, y ms de una vez fue estimulado por las medidas oficiales:
en 1592, por ejemplo, Hurtado de Mendoza suprimi en forma eventual
los derechos de alcabala de la exportacin de Chile al Per. El
intercambio era interrumpido transitoriamente de cuando en cuando
por los corsarios que siguieron a Drake despus de 1568, y con
posterioridad fue alterado de un modo artificial por los intereses
monopolistas. Al finalizar el siglo XVI la influencia del
encomendero sobre la tierra, y las mercedes que se conceden, han
echado las bases de una gran propiedad territorial que va a
imprimir una especial fisonoma a la vida agrcola; lo propio ocurre
con la encomienda indgena respecto de la mano de obra rural. Es el
momento en que se impone la economa pastoril y pierden importancia
los lavaderos de oro, pero la larga transformacin que ah se inicia,
a juicio del profesor Jean Borde, viene a culminar slo en el siglo
XVIII; y es en relacin, sin duda, con el auge del trigo que dicha
evolucin converge a la lenta definicin de un nuevo tipo de mano de
obra y de estructura agraria, el inquilinaje, que constituye hasta
la actualidad el elemento caracterstico de toda la vida rural del
Chile central.
Historiadores como Vicua Mackenna y Barros Arana, al referirse a
este momento de transicin en la economa colonial, han insistido
quizs demasiado en su carcter de subsistencia y en el escaso auge
alcanzado por el comercio de los frutos de la tierra. Nosotros
creemos que este comercio se inici tempranamente, y tuvo algn
significado, puesto que sacando ventajas de las condiciones de
clima, el retorno chileno a las mercaderas espaolas provenientes
del Per, pas pronto del oro primitivo a los productos agrcolas y al
sebo. No tiene otra explicacin que los corsarios capturaron barcos
repletos de mercaderas que iban hacia el Per, y que espaoles de
empresa como Juan Jofr y Antonio Nez de Fonseca poseyeran navos
dedicados a la navegacin comercial y permanente con el
virreinato...
Existe ms de un motivo para pensar que la produccin agrcola
exceda, al explicar el primer siglo de la Colonia, las necesidades
del consumo; as lo evidencia un informe ordenado por Garca Ramn, en
1600, al decir, tal vez con algo de exageracin, que la produccin
agrcola del reino poda abastecer a cincuenta ciudades mayores que
la capital... Mltiples son los testimonios que dan cuenta de la
relacin comercial con el Per y de los mayores ingresos de una
poblacin en aumento; as, por ejemplo, el corsario holands Oliverio
de Noort que estuvo en Valparaso en 1600, enumera las mercaderas
encontradas en uno de los barcos que hacan este comercio pionero,
en el cual ya se evidencia un dominio de los productos de origen
animal sobre los propiamente agrcolas; es la caracterstica del
siglo del sebo. Idntica opinin se encuentra en las informaciones
proporcionadas por el padre Ovalle, cuando dice que fuera de 20.000
qq. de sebo que quedaba en el pas, todo lo dems se reparta por el
Per. Sin embargo, la produccin agrcola propiamente tal, ocupaba un
lugar secundario (Seplveda, 1959: 13-15).
Documentos contemporneos confirman el reciente juicio de
Seplveda e iluminan ms la estructura monopolista del comercio
exterior e interior del siglo XVI y el empleo que se haca del
excedente econmico generado y concentrado por esa estructura. En
1583, el Cabildo de Santiago resolvi que "por cuanto hay gran falta
en esta ciudad de candelas y sebo para ellas, y si se diese lugar a
que se saque para el Per, como al presente se dice que lo envan
algunas personas, esta ciudad quedara muy desproveda, y para que se
ponga remedio en lo susodicho, mandaron a que se apregone
pblicamente que ninguna persona lleve a embarcar ningn sebo ni
velas sin licencia de este Cabildo, so pena que lo tenga perdido,
aplicado para propios de esta ciudad". (Alemparte, 1924: 21).
Cien aos despus, en 1693, el Cabildo de Santiago ordenaba "que
ninguna persona saque de esta ciudad, de cualquier calidad que sea,
para el puerto de Valparaso ni otros de estas costas... trigo,
harina, ni bizcocho, so pena de cien pesos y perdido cualquiera de
los gneros referidos y las mulas en que se condujiere". (Alemparte,
1924: 22).
"Somos informados y se ha visto por experiencia que cuando hay
falta de mercaderas, algunas personas procuran recoger todas las
que hay de aquel gnero, para efecto que solamente se hallen en su
poder, para venderlas a los precios que l quisiere, con lo cual se
sigue notable dao a la repblica". (Alemparte, 1924: 12).
Alemparte habla de cientos de ejemplos en las actas municipales
de tales faltas artificialmente creadas, de especulacin interior y
de exportacin, cuando esta ltima, en detrimento de la poblacin
local, resultaba an ms provechosa, y de ordenanzas municipales
destinadas a reprimir tales prcticas. Alemparte aade que "es cierto
que la revisin completa de estos documentos muestran como fueron
violadas frecuentemente estas ordenanzas; pero no deberamos
sorprendernos de ello, puesto que los regidores de la ciudad y los
hacendados como ya observamos eran los mismos". Aunque Alemparte
sugiere que estas regulaciones eran compatibles con las costumbres
econmicas y morales de la poca, las actas del Cabildo de mayo de
1695 dan de ellas una razn ms esclarecedora: sin ellas, "pereciera
una repblica por voluntad de codicia o se diera lugar a un motn,
que fuera de peor consecuencia". (Alemparte, 1924: 19, 21, 24).
Las ordenanzas de la poca, particularmente en sus esfuerzos por
imponer restricciones y prohibiciones, revelan mucho acerca del
empleo que se daba al excedente econmico generado en forma tan
monopolstica: "En los aos que siguen [1558], el lujo va en aumento
y el color negro implantado por el sombro Felipe pasa tambin a
Chile... en 1559 vemos figurar en un inventario treinta barras de
damasco de la China, dos libras y una de seda de la China... veinte
barras y cuarta de franjas de oro... un vestido de mujer
argentado...." (Alemparte, 1924: 64). El 23 de octubre de 1631 el
Cabildo de Santiago, en reunin con "ciertos individuos privados de
esta ciudad, para tratar de la reforma del vestido", orden como
sigue:
"El 23 de octubre de 1631 el Cabildo de Santiago, reunido junto
con algunas personas particulares de esta ciudad, para ver la
reformacin de los trajes", dict las ordenanzas siguientes: I, "que
ninguna persona, hombre o mujer, de ningn estado o calidad que sea,
puede vestirse enteramente de tela rica, de oro y plata, ni de
seda, ni traer jubones, ni mangas de dicha tela, ni lana de oro y
plata, ni ms guarniciones en los vestidos que la que en las
ordenanzas siguientes se dispondr", bajo serias penas... Octava:
que "ningn indio ni india, de cualquier nacin que sea, negro o
negra, mulato o mulata, puedan vestirse ms que a su uso de ropa de
la tierra, o cuando mucho de pao de la tierra ...", dcima cuarta:
"que los vecinos y moradores, con gastos superfluos e inexcusados
[no se arruinen] mandamos que en todas las cosas que se ofrecieren
y hubieren de hacer, guarden y cumplan en gasto y orden muy
moderado, sin exceder de una modestia justa, y que las autoridades
corrijan y castiguen cualquier exceso, lo mismo que a los
inventores de gastos nuevos e intrusos". (Alemparte, 1924: 66).
Alemparte observa, indudablemente con razn y con evidente
importancia, para la tesis que en este ensayo se expone:
"Es til agregar que estas disposiciones contra el lujo fueron
dictadas no por razones morales o religiosas como pudiera creerse,
a primera vista sino por motivos econmicos, segn se establece en su
parte expositiva. Pues la ruina de los particulares, causada por
los "costossimos trajes, que cada da se varan... enflaquece las
repblicas, desustancindolas del dinero... sangre y nervios que las
conservan". (Alemparte, 1924: 68).
En trminos de hoy, el gobierno se preocupaba por la balanza de
pagos y el drenaje de divisas del pas y de recursos locales (el
excedente) que las importaciones de este sector monopolista
representaban entonces no menos que hoy.
E. EL CAPITALISMO DEL SIGLO XVII EN CHILE: DESARROLLO
CAPITALISTA "CLSICO"
Los acontecimientos del siglo XVII esclarecen an ms cmo la
participacin de Chile en el sistema capitalista mundial determin no
slo la estructura interna de su economa y sociedad sino tambin sus
instituciones econmicas y sociales, sus transformaciones y, en
verdad, la historia econmicosocial de todo Chile. De una parte, son
los ciclos econmicos y las influencias generadas por el desarrollo
del capitalismo en el mundo los que determinan en gran parte el
relativo aislamiento econmico y espacial de Chile respecto de su
metrpoli (era pobre en minas y se hallaba al final de un largusimo
viaje desde Espaa, a travs del istmo de Panam), aislamiento que
debilit los lazos entre metrpoli y satlite y permiti a Chile un
grado de independencia y, por ende, de desarrollo econmico
potencial y real mayor que el que otras colonias pudieron lograr.
Por otra parte, fue el debilitamiento temporal o cclico de estas
eficaces relaciones entre metrpoli y satlite, como resultado de una
guerra o una depresin en la metrpoli, lo que permiti a los
satlites, entonces como ahora, una oportunidad igualmente temporal
de iniciar instituciones y medidas capitalistas que promueven el
desarrollo econmico, en tanto no las revierta de nuevo el cese del
alivio momentneo de la hegemona metropolitana.
El siglo XVII puso a Chile y a otras partes de Amrica Latina en
tales circunstancias. Las influencias econmicas generadas por el
desarrollo del capitalismo mundial introdujeron cambios de mucho
alcance en las instituciones y en el nivel de produccin agrcola y
fabril de Amrica Latina, los cuales han sido documentados en cuanto
a Mxico y a Chile. Como la mayora de las otras partes del imperio
colonial espaol, incluyendo a la metrpoli misma, Chile presenci
durante el siglo XVII un notable descenso del suministro de brazos
indgenas y de la productividad de su economa minera. Sus resultados
fueron anlogos a los que respecto de Mxico estudiaron
detalladamente Chevalier, Borah y Kubler. La decadencia del poder
de la oligarqua domstica para comprar bienes metropolitanos,
originada en el descenso de la produccin de oro, causado a su vez
por el menor rendimiento de las minas y el menor suministro de
brazos, resultado, esto ltimo, de la decadencia de la poblacin
indgena inducida por la Conquista, as como tambin la baja de la
demanda metropolitana de bienes coloniales y la del suministro de
bienes metropolitanos, derivada de la "depresin" que en el siglo
XVII sufrieron Espaa y Europa, se combinaron para aislar un tanto
de la metrpoli a Chile y a otras colonias.
Existe cierto desacuerdo acerca de las consecuencias precisas de
esos factores en Mxico, Chile y, en otras partes, especialmente en
el Per. Pero se puede decir con certeza que, al igual que en el
nordeste brasileo, a cuya declinante economa azucarera se refiri
Ferrer, el peso del impacto desfavorable cay sobre los estratos ms
bajos indgenas y mestizos de la sociedad colonial. A causa de la
reduccin del suministro de trabajadores, se concibieron nuevos
medios institucionales, a menudo ms onerosos, para forzar a las
capas inferiores a dar su trabajo a la oligarqua espaola y criolla.
Aunque algunos criollos sucumbieron, sin duda, durante la larga
crisis de todo el siglo, otros capearon la tormenta, pasando cada
vez ms de la minera a la cra de ganado, a la produccin de trigo (y,
en Mxico, de otros comestibles de que la poblacin blanca se
abasteca anteriormente mediante los pequeos y numerosos cultivos de
los indios), de telas y otros bienes de consumo, para reemplazar
los abastecimientos relativamente menores que venan de la metrpoli.
Como sealan Chevalier, Borah, Gngora y Zavala, el siglo XVII, por
ende, si no dio a luz a la hacienda la vio crecer en nmero, en
tamao, en diversificacin interior y en importancia general. El auge
de la hacienda, debe destacarse, no se debi a la encomienda ni,
mucho menos, a instituciones feudales que Ios espaoles pudieran
haber trado consigo en el siglo XVI. La hacienda de Chile y de toda
la Amrica Latina, as como la estructura de la explotacin agrcola,
deben atribuirse a la difusin y desarrollo del capitalismo
mercantil en el mundo en general y en Chile y Amrica Latina en
particular.
"A partir del gran incremento del valor comercial de Ios
productos ganaderos, hacia 1595, ya la distribucin de tierras
empieza a abarcar todo el valle del Puangue, cerca de Santiago]"...
"Tampoco exista una jerarqua aristocrtica de familia... La clase
dirigente es an muy fluida, pesan fuertemente la riqueza y la
posicin personal... La utilizacin fundamental del trabajo indgena
es, hasta cerca de 1580, la minera... Los encomenderos sacuden sus
obligaciones militares; por otra parte, compensan la disminucin de
la minera por el incremento de la riqueza ganadera, que empieza a
valorizarse en el mercado... Los comerciantes importadores formaban
el ncleo ms poderoso de la clase jurdica de los moradores (es
decir, de los vecinos con casa establecida en las ciudades, y con
pleno derecho a participar en la vida comunal, pero no dotados de
encomienda).
Los importantes mercaderes que obtienen mercedes en Puangue,
adquieren otras aun mayores... El poder econmico de estos
mercaderes parece haber sido considerable. El motor principal de la
acumulacin de tierras es, evidentemente, el inters mercantil por
Ios productos ganaderos y agrcolas. La economa ganadera chilena se
constituye desde el comienzo en grandes explotaciones. La
frecuencia de estos remates indica que no son accidentes aislados
en la historia de algunas fortunas familiares. Debe tratarse de un
resultado de las frecuentes oscilaciones del sebo, cordobanes y
trigo en el mercado limeo y santiaguino, que constituye un rasgo
caracterstico de la economa chilena. (Gngora, 1960: 43-44, 49-50,
57, 62).
Podemos cerrar nuestro examen del Chile colonial del siglo XVII
con las observaciones de un contemporneo:
"Lo que logra en aquel pas la industria humana, consiste
principalmente en la cra de ganados de que hacen las matanzas que
apunt arriba, y el sebo, badanas y cordobanes que navegan a Lima,
quedando esta ciudad con lo que ha de menester, que son veinte mil
quintales de sebo cada ao, y a esta proporcin los cordobanes; se
reparte todo lo dems por Per y los cordobanes suben a Potos, y
todas aquellas minas y ciudades adentro, donde no se gasta otra
ropa que la de Chile, y baja tambin a Panam, Cartagena y a todos
aquellos lugares de Tierra Firme; tambin se saca alguna de esta
ropa para Tucumn y Buenos Aires y de all a Brasil. El segundo gnero
es la jarcia, de que se proveen todos los navos del Mar del Sur y
la cuerda para armas de fuego que se lleva de Chile a todos los
ejrcitos y presidios de aquellas costas del Per y Tierra Firme...
El tercer gnero son las mulas que llevan a Potos por el despoblado
de Atacama". (Ramrez, 1959: 31-32).
Esto no describe una economa cerrada o autrquica, sino ms bien
una economa abierta cuya estructura interna y el destino de su
pueblo son determinados, ante todo, por su relacin con otras partes
del sistema mercantilista y por la estructura y el desarrollo de
este sistema mundialmente expansivo.
Es posible que el principal factor determinante fuese, en el
siglo XVII, el mayor aislamiento y la menor interdependencia entre
metrpoli y periferia. Chile estaba ya ms aislado o ms dbilmente
integrado en la estructura metrpoli-satlite del mundo capitalista
que otras colonias espaolas. La depresin del siglo XVII redujo el
volumen del intercambio comercial entre Espaa y sus colonias, como
lo prueban la reducida navegacin atlntica, el descenso de las
exportaciones americanas de mineral y el ms bajo nivel de las
exportaciones espaolas de trigo y productos nanufacturados. Chile y
las otras colonias vinieron a quedar ms aisladas que en el siglo
XVI; ms, presumiblemente, el primero que las otras. Lejos de ser
una causa directa del subdesarrollo, es este menor grado de
interdependencia (y, como satlite, de dependencia) de la metrpoli
el que sin duda origin la acrecida produccin domstica de bienes
"para sustituir importaciones", e incluso de mercancas exportables
a los mercados de las restantes colonias americanas de Espaa. Con
el nuevo fortalecimiento, en el siglo XVIII, de la interdependencia
y la dependencia chilena, esta produccin y, en verdad, la capacidad
para producir declinaron otra vez, con lo que el subdesarrollo se
enraiz an ms firmemente en Chile.
La situacin surgida en el siglo XVII respecto de la tierra fue
transformada tambin por el renovado aumento del comercio en el
siglo XVIII. Por una parte, el siglo XVII presenci el continuo
desarrollo de la hacienda como empresa agrcola, manufacturera y
comercial indicada a servir al mercado urbano y a su propia
poblacin. La hacienda, por supuesto, no habra de convertirse en una
economa de subsistencia en si misma, puesto que su principal raison
d'tre era, y lo es todava, el suministro comercial de productos
agrcolas al mercado urbano o extranjero y la apropiacin, por el
propietario, de la mayor parte del excedente econmico as producido
por los trabajadores de la hacienda, que aqul expropia ejerciendo
su poder monopolista sobre ellos. Esto excluye, claro est, todo
intercambio entre la hacienda y el mundo exterior, excepto el que
pasa por la puerta del peaje, que el propietario controla. Pero la
hacienda chilena del siglo XVII no tena an todo estos rasgos
monopolistas. Iba a adquirirlos con el aumento de la demanda de sus
productos. En el siglo XVII, el propietario de estancias ganaderas,
que necesitaba relativamente pocos trabajadores, a menudo mantena
inquilinos mestizos o "blancos pobres" en su propiedad, a quienes
exiga poco o nada por el uso de su tierra y que a su vez explotaban
sus pequeas empresas ganaderas, manteniendo, al parecer, un nivel
de vida adecuado mediante la produccin para ellos mismos y para el
mercado. La relacin metrpoli-satlite entre el propietario y sus
inquilinos, si no sus trabajadores indgenas, no estaba todo lo
polarizada que habra de estar despus.
F. EL CAPITALISMO DEL SIGLO XVIII EN CHILE: RESATELIZACIN,
POLARIZACIN Y SUBDESARROLLO
En 1736, el virrey del Per, Jos Armendriz, apunt: "la insigne
dependencia que esta capital [Lima] tiene de un reino [Chile] que
es el almacen de las preciosas especies... y el depsito de los
granos con que la alimenta... que sin Chile no existiera Lima..."
(Ramrei. 1959:33.) No obstante, un observador oficial informaba en
1802 que "Chile sufre, en efecto, todas las verdaderas prdidas de
un comercio meramente pasivo" (Ramirez, 1959:51). La dependencia de
Lima respecto de Chile, que no obstante llev a ste "todas las
prdidas connaturales de un comercio pasivo", fue, por supuesto, el
resultado y el reflejo del carcter y la relacin de satlite
capitalista de Chile con respecto a su metrpoli primaria, Lima, y
con respecto a las metrpolis espaola y francesa tambin.
El estudio de Chile en el siglo XVIII revelar cun profundamente
arraigadas estaban ya las contradicciones capitalistas en el pas,
tanto en sus relaciones con el mundo exterior como en cuanto a su
estructura econmica, poltica y social. Tan profunda y firmemente
arraigadas, en realidad, que el pueblo de Chile no pudo evitar el
continuo desarrollo del subdesarrollo chileno en los siglos XIX y
XX, a despecho de algunos esfuerzos por resolver las
contradicciones capitalistas y evitar que Chile continuara
subdesarrollndose. Todas estas tentativas de liberacin se
efectuaron dentro de la estructura capitalista misma; no poda ser
de otro modo entonces. Despus de las elecciones de 1964, debemos
afirmar una vez ms que el pueblo chileno no ha logrado todava la
necesaria emancipacin de la estructura y el proceso econmicos que
inevitablemente producen al mismo tiempo un desarrollo limitado y
un subdesarrollo estructural.
Las tres contradicciones capitalistas de la
expropiacin-apropiacin del excedente, de la polarizacin
metrpoli-satlite y de la continuidad en el cambio en el Chile del
siglo XVIII se expresan de la mejor forma, quizs, apelando a la
observacin de Marx acerca de que "en todas las esferas de la vida
social la parte del len corresponde al intermediario. En el campo
de la economa, v.gr., los financistas, los especuladores de la
bolsa de acciones, los mercaderes, los tenderos se llevan la crema;
en los asuntos de la vida civil... en la poltica... en la religin"
(Marx, I, 744, nota 1). El poder monopolista de los inter