INTRODUCCIÓN A LAS GRAMÁTICAS FUNDAMENTALES DEL ESPAÑOL MODERNO Salvá, V. (1830): Gramática de la lengua castellana, Madrid, Arco / Libros, 1989 (2 vols., ed. de Margarita Lliteras) Salvá vive entre 1786 y 1849. Es valenciano. Profesor de griego (es un momento en el que se enseña sobre todo el griego y el latín), librero y político, luchó contra el absolutismo de Fernando VII. Estuvo exiliado primero en Londres y luego en París. Enseñó español a extranjeros. Dedicó 20 años a la redacción de la gramática utilizando muchos ejemplos y citas literarias. Ocho ediciones, entre 1830 y 1847, muestran la importancia de la gramática. Las distintas ediciones estaban notablemente corregidas y ampliadas. Retocaba continuamente la gramática. Su gramática se publica en pleno apogeo de la gramática general. Junto con la gramática de Bello, supone la ruptura con el modelo logicista de influencia francesa. Define la gramática como “el conjunto ordenado de las reglas del lenguaje que vemos observadas en los escritos o conversación de las personas doctas que hablan desde su infancia el castellano o español”. Se opone a la definición de la gramática como “El arte de hablar y escribir bien y correctamente”, de Prisciano y las gramáticas del Renacimiento. La
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INTRODUCCIÓN A LAS GRAMÁTICAS FUNDAMENTALES DEL
ESPAÑOL MODERNO Salvá, V. (1830): Gramática de la lengua castellana, Madrid, Arco /
Libros, 1989 (2 vols., ed. de Margarita Lliteras)
Salvá vive entre 1786 y 1849. Es valenciano.
Profesor de griego (es un momento en el que se enseña sobre todo el griego
y el latín), librero y político, luchó contra el absolutismo de Fernando VII.
Estuvo exiliado primero en Londres y luego en París. Enseñó español a
extranjeros.
Dedicó 20 años a la redacción de la gramática utilizando muchos ejemplos y
citas literarias.
Ocho ediciones, entre 1830 y 1847, muestran la importancia de la gramática.
Las distintas ediciones estaban notablemente corregidas y ampliadas. Retocaba
continuamente la gramática.
Su gramática se publica en pleno apogeo de la gramática general. Junto con
la gramática de Bello, supone la ruptura con el modelo logicista de influencia
francesa.
Define la gramática como “el conjunto ordenado de las reglas del lenguaje
que vemos observadas en los escritos o conversación de las personas doctas que
hablan desde su infancia el castellano o español”.
Se opone a la definición de la gramática como “El arte de hablar y escribir
bien y correctamente”, de Prisciano y las gramáticas del Renacimiento. La
gramática no es el arte de hablar bien, sino de hablar. Diferencia así la retórica de
la gramática.
Es una gramática descriptiva, normativa y sincrónica. Utiliza ejemplos de
autores de siglos pasados y de otras lenguas, pero la diacronía y el estudio
comparado de las lenguas está al servicio de la gramática descriptiva, normativa y
sincrónica. No parte de la autoridad, ni de la antigüedad, ni de la razón como
fuente del conocimiento, sino del uso, y se niega a someter la descripción
gramatical a principios ajenos al propio funcionamiento y a la propia naturaleza del
español. Diferencia entre gramática general y gramática de una lengua particular.
Considera la existencia del cambio lingüístico. La descripción afecta no solo a la
lengua escrita y a la variedad literaria, sino que atiende también a la lengua oral e
incluso a la lengua familiar.
Utiliza un método inductivo, parte de un amplio corpus con el que formula y
comprueba las reglas gramaticales, pero hay una teoría que sirve de apoyo a la
descripción. Aplica a la gramática particular del español los principios de mayor
aceptación en la gramática general (gramática de Port Royal y la doctrina de Du
Marsais y Beauzée). Intenta emplear un lenguaje conocido y no términos técnicos.
Piensa que el gramático debe presentar bajo un sistema ordenado la realidad de
la lengua.
Las partes de la gramática de Salvá son Analogía (reglas para leer y
pronunciar correctamente y las partes de la oración), Sintaxis (cómo se colocan en
el discurso), Ortografía y Prosodia (metro y composición del verso).
Debemos destacar, como hacen Alcina y Blecua (1975, 88), las páginas
dedicadas a la formación nominal, el inventario de verbos que se construyen con
preposición, el tratamiento de las frase para negar, preguntar y exclamar, la
concepción del modo imperativo, del que señala que no tiene más que las
segundas personas del singular y del plural. Hay que señalar también el análisis
que realiza de las preposiciones: elimina de la lista antes, cerca, después y detrás
utilizando un criterio distribucional (se pueden usar solas y, aunque existe antes de
ahora, esto también pasa con muchos adverbios. P. ej., fuera del parque). Define
las categorías atendiendo no solo a criterios formales, sino también semánticos y
funcionales.
La base de la gramática de Salvá sigue siendo la palabra, incluso cuando se
habla de sintaxis.
Influye en la duodécima edición de la GRAE porque esta se limita al uso
sincrónico de la lengua.
Para terminar hay que señalar que probablemente una de las aportaciones
fundamentales de Salvá es su compromiso con los datos:
“La gramática que reúna más idiotismos y en mejor orden debe ser la
preferida. Al retratista nunca se le pide una belleza ideal, sino que copie
escrupulosamente su modelo. Cuantas más facciones suyas traslade al
lienzo, cuanto mejor retenga su colorido, y cuanto la expresión de los ojos y
de todo el semblante, la actitud del cuerpo y el vestido mismo se acerquen
más a la verdad, tanto más perfecto será el retrato” (Salvá 1830 p. XVIII)
Bello, A (1847): Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, con las notas de Rufino José Cuervo, Madrid, Arco / Libros, 1988 (2 vols., ed. a cargo de Ramón Trujillo)
Si hay una gramática clásica, esa es la de Bello y muy especialmente en su
versión de 1874, anotada por Cuervo.
Tiene 5 ediciones entre 1847 y 1860, en 1874 con las notas de Cuervo.
Bello era gramático y jurista. Es Venezolano.
Busca la unidad lingüística y cultural ante el peligro del fraccionamiento
político de la América española, recién independizada. Propone la lengua unitaria
como vínculo. Bello, aunque indica en el título que su gramática está destinada al
uso de los americanos, introduce casos de leísmo que no se dan en
Hipanoamérica.
Le interesa el uso, considera que cada lengua tiene sus reglas. La teoría
pertenece a la propia lengua, busca una teoría que dé sentido a los datos, teoría
que está en la propia lengua. Tiene, por lo tanto, una concepción inmanentista. No
se apoya en las autoridades porque la máxima autoridad es la lengua misma.
En su gramática no hay partes. A diferencia de la gramática de Salvá, que
utiliza, junto con la de la RAE, como fuente de inspiración, la de Bello se basa en
la oración y no en la palabra y se le da más importancia a la teoría.
El verbo en Salvá se define en términos nocionales -expresa acción-, en
Bello, en términos funcionales -es el atributo (o predicado) de la proposición- y así
ocurre con todas las partes de la oración, que no clases de palabras.
Son temas interesantes , en la gramática de Bello, el tratamiento del artículo,
al que relaciona con el pronombre, el de la preposición, las construcciones
reflejas, los modos verbales (considera al condicional dentro del indicativo).
Considera que el modo es una cuestión de rección, los modos son las inflexiones
del verbo en cuanto que provienen de la influencia de otras palabras. En el estudio
de los modos utiliza un criterio distribucional y la prueba de la conmutación.
Desecha las explicaciones por elipsis si el elemento no es claramente
recuperable.
Señala que el género es una cuestión de concordancia.
Su estudio de los tiempos verbales y el sistema temporal sigue siendo muy
interesante.
Indica también que no hay verbos transitivos e intransitivos, sino usos
transitivos e intransitivos.
Busca una explicación formal para los hechos lingüísticos y un significado
básico desde el que explicar las variaciones posibles. También considera que a
una diferencia de significado le debe corresponder un hecho formal.
Piensa que la realidad gramatical de una lengua no puede ajustarse a un
solo eje descriptivo...El ser mismo de la lengua radica en la esencial multiplicidad
de procedimientos y técnicas internas no reductibles a un solo principio ordenador,
Diferencia entre el mundo, la realidad lingüística y el modo de explicar esa
realidad.
Para Bello, la gramática de una lengua es el arte de hablarla correctamente,
esto es, conforme al buen uso, que es el de la gente educada.
Lenz, R. (1920): La oración y sus partes, Madrid, Centro de Estudios
Históricos, 1920
Rodolfo Lenz es un alemán afincado en Chile. Es catedrático en el Instituto
pedagógico de Chile.
Es una gramática psicologista y también se concibe como una gramática
contrastiva. Hay continuas comparaciones con el alemán, el francés, el inglés, el
latín. Se supone que cada lengua expresaría los hechos del mundo como una
forma de captación psicológica particular. Intenta hacer reflexionar a los alumnos
sobre cuál es el mecanismo del pensamiento castellano.
Se hace también referencia a cómo se habla en Chile, por lo que, en esta
gramática, se introducen las variedades de la lengua.
Es un libro de gramática general. Estudia las partes de la oración en relación
con su papel sintáctico.
La gramática es la teoría del idioma, contiene la exposición teórica,
abstracta, de todos los principios generales que rigen un idioma dado. Diferencia
entre una gramática y enseñar a hablar una lengua.
Real Academia Española: Gramática de la lengua española, Madrid, 1931
Es la última edición de la gramática de la Real Academia Española hasta la
de la Nueva gramática recientemente aparecida en el 2009.
Reproduce la de 1920, que, a su vez, se limitaba a añadir a la de 1917 un
nuevo capítulo sobre «la formación de palabras por derivación y composición».
Conservaba también la edición de 1931 el título de Gramática de la lengua
española, que a partir de la edición de 1924 había sustituido al de Gramática de la
lengua castellana.
Tiene carácter didáctico. Es texto obligatorio y único en las escuelas de
enseñanza pública.
Se compone de cuatro partes: Analogía, sintaxis, prosodia y ortografía.
Se define la gramática como el arte de hablar y escribir correctamente.
Alonso, A. / Henríquez Ureña, P. (1938): Gramática castellana (primer y segundo cursos), Buenos Aires, Losada, 1971 (26ª. de.)
Amado Alonso (1896-1952)
Henríquez Ureña (1884-1946)
En relación con esta gramática, hay que destacar la figura de Amado Alonso.
Amado Alonso pertenece a la Escuela española de lingüística y es también el
principal representante del idealismo lingüístico en España.
Orienta su trabajo hacia aquellos problemas que permiten al hablante una
mayor libertad para configurar los matices: los artículos, los diminutivos, la
construcciones con verbos de movimiento, problemas que posibilitan una
explicación estilística.
A. Alonso asume la idea de sistema de Saussure, pero de acuerdo con los
principios idealistas considera que no existe un sistema estable, pues, al
encontrarse en continua creación de sí mismo se halla en perpetua evolución.
Considera que la lengua no es una simple delimitadora de la realidad, sino
también permite el reflejo de la postura del hablante ante la realidad.
Navarro, desde 1927 está en Buenos Aires, dirigiendo el Instituto de filología
de aquella universidad. Funda la Revista de filología hispánica.
Trabaja en fonética y fonología, realiza estudios literarios y traduce al
español el Curso de lingüística general de Saussure. Pueden verse sus trabajos
en
ALONSO, A. (1951): Estudios lingüísticos. Temas españoles, Madrid,
Gredos, 1974
ALONSO, A. (1953): Estudios lingüísticos. Temas hispanoamericanos,
Madrid, Gredos.
La gramática se divide en lecciones. Sigue a Bello. Destaca por su claridad.
Se concibe como un manual de enseñanza secundaria. Se considera la fonética y
la pronunciación.
Gili Gaya, S. (1943): Curso superior de sintaxis española, Barcelona, Biblograf, 1970 (10ª. ed.)
Gili Gaya (1892-1976)
Nació en Lérida. Se licenció en farmacia, luego se licenció en Filosofía y
letras y, en el curso de doctorado, conoció a Menéndez Pidal, quien le hizo entrar
en el Instituto de Estudios históricos, donde trabajó en fonética. Fue Catedrático
de Instituto.
Hizo ediciones de los clásico castellanos.
Publicó el Curso superior de sintaxis española en 1943 y redactó algunos
tomos de su Tesoro lexicográfico, ya en el Consejo superior de investigaciones
científicas.
Dirigió la clases prácticas de los cursos de verano de Santander y colaboró
en el diccionario histórico del Academia. Fue académico y recibió el encargo de
redactar la sintaxis de la futura gramática de la Academia. Tiene un diccionario de
sinónimos.
El libro refleja la sintaxis tradicional, pero presenta una visión global del
lenguaje, puesto que, a Gili Gaya, le preocupa el aprendizaje y los procesos que
tienen lugar en el hecho discursivo. Señala la ley del mínimo esfuerzo, la analogía,
la tendencia analítica de las lengua modernas, la interferencia de fenómenos.
Señala también los límites confusos entre las partes tradicionales de la
gramática. Recurre a fundamentos psicológicos e históricos y señala el equilibrio
inestable de la lengua, con la mezcla de tradiciones y de tendencias evolutivas.
El libro se divide en La oración simple, Uso de las partes de la oración y La
oración compuesta.
Suele destacarse también de esta obra que tiene un capítulo dedicado a lo
que ahora denominamos marcadores discursivos.
Fernández Ramírez, S. (1951): Gramática española. Los sonidos, el nombre y el pronombre, Madrid, Revista de Occidente (consúltese
igualmente la edición que han preparado para Arco / Libros J. Polo e I. Bosque, a partir de 1985: Gramática española. El verbo y la oración, preparada por I. Bosque; El pronombre, preparado por J. Polo, etc.)
Salvador Fernández Ramírez murió en 1983.
En 1951 se publica un volumen de al gramática de los cuatro previstos.
Es Catedrático de Instituto de lengua griega y miembro del seminario de
lexicografía de la RAE.
Tiene como precedentes a Bello, Menéndez Pidal, A. Alonso, T. Navarro
Tomás, Gili Gaya, Lenz y la RAE.
Tienen una visión global de la gramática: Sintaxis, morfología y fonética.
Señala sobre todo la importancia de los aspectos fónicos. No evita recurrir a
explicaciones diacrónicas.
Utiliza criterios formales. Sigue el estructuralismo de Copenhague y el
norteamericano, pero no deja de lado el significado tanto como los
norteamericanos.
Se basa en Bühler y Jespersen.
Hace una gramática descriptiva del español actual, en un momento en el que
todo era histórico.
Utiliza un método inductivo.
Su objeto es el español común, el español cuidado que hablan las gentes
cultas y universitarias de Madrid.
Examina obras y géneros literarios diversos. Sus materiales son todos
escritos.
Es una gramática destinada a los universitarios que estudian Filología
española y moderna.
Solo se aducen autoridades del s. XX.
Invirtió 15 o 20 años de trabajo.
No describe la lengua como un sistema único, homogéneo y lineal. Insiste en
la complejidad de los hechos lingüísticos y admite la pluralidad de sistemas
coexistentes, caducos unos, con plena vigencia otros, abriéndose camino otros.
Es difícil encontrar análisis de conjunto más detallados de las construcciones
sin sujeto (no reflejas) (cap. III). Hay una descripción minuciosa del subjuntivo y de
las oraciones de relativo y del CD con preposición. La parte de los pronombres
corresponde a su tesis doctoral.
El plan de la obra eran cuatro tomos: a los sonidos, el nombre y el
pronombre, debían añadirse el estudio del verbo, el estudio de los adverbios,
conjunciones, preposiciones y otras partículas y el estudio de la oración.
En la actualidad, la gramática de Salvador Fernández Ramírez puede
encontrarse en una edición realizada por J. Polo e I. Bosque, en la editorial Arco
Libros, en cinco volúmenes:
1. Prolegómenos
2. Los sonidos
3.1. El nombre
3.2. El pronombre
4. El verbo y la oración
5. Bibliografía, nómina e índices
SECO, R.(1954): Manual de gramática española, Madrid, Aguilar, 1971. SECO, M. (1972): Gramática esencial del español, Madrid, Aguilar, 1980.
Son fundamentalmente obras de divulgación que destacan y son
recomendables por su claridad.
Real Academia Española (1973): Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe.
Frente a las partes de analogía, sintaxis, prododia y ortografía en las que
aparecía dividida la edición de 1931, ahora las partes son fonología, morfología y
sintaxis.
Las autoridades no llegan hasta el s. XIX, como ocurría en la de 1931, sino
que se incluyen textos actuales.
Significó un intento de renovación a la luz de algunos desarrollos de la
lingüística estructural. Presentado por Salvador Fernández Ramírez y Gili Gaya
como el avance provisional de una nueva gramática académica no llegó a ser
aceptado como tal y se publicó como un esbozo.
Alcina, J. / Blecua, J. M. (1975): Gramática española, Barcelona, Ariel.
Es un manual para estudiantes y profesores que se inscribe en el marco
teórico de un moderado estructuralismo. Se pretende describir el español
estándar.
Se compone de una introducción a la historia de los estudios lingüísticos, con
especial atención a los estudios hispánicos, que es muy recomendable como una
primera aproximación al tema; de una parte de fonética y fonología, también muy
útil; y de distintos capítulos sobre morfología y sintaxis. No se pudo hacer la parte
de formación de palabras que estaba prevista.
Las explicaciones se acompañan de numerosos ejemplos extraídos de los
grandes autores de la literatura española. Cuenta, además, con numerosas
referencias bibliográficas y un índice alfabético.
En 1975 la aparición de esta obra supuso algo parecido a lo que en 1999 ha
significado la gramática que coordinan Bosque y Demonte: una descripción
actualizada de nuestra lengua basada en la revisión de una muy abundante
bibliografía.
Alarcos Llorach, E. (1994): Gramática de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe.
En 1981, la RAE encomendó a Alarcos Llorach la redacción de una
gramática académica. A Emilio Alarcos la propuesta ya le había sido hecha
algunos años antes por Dámaso Alonso, pero el catedrático de la Universidad de
Oviedo tardó tiempo en aceptar, y solo lo hizo, como el mismo relata en el prólogo
de su Gramática, cuando estuvo seguro de tener absoluta libertad y de no estar
obligado a la mera refundición del Esbozo.
Una vez despejado el camino, Alarcos comenzó a trabajar en el texto a
principios de 1985 con el propósito de «exponer los rasgos de la gramática del
español que se descubren en los actos orales y escritos de los usuarios de la
lengua de este siglo XX». Fueron casi diez años de entrega a una obra que
tendría gran éxito una vez publicada.
A su juicio, trabajó con imparcialidad en los casos de conflictos normativos,
aunque era consciente de que «toda gramática termina, o empieza, por ser
normativa». Alarcos buscó en su gramática el equilibrio entre el rigor y la claridad
en la exposición que una obra de esas características necesita. Consciente de la
dificultad había manifestado su interés en lograr «que la actitud normativa no
borrara la rigurosa descripción de los hechos y que ésta no ocultase, desarrollada
en demasía, la claridad de la norma y el propósito didáctico. Por ello se evita al
máximo la complicación terminológica».
Pero Alarcos sabía que «cada maestrillo tiene su librillo» y que en ningún
dominio del conocimiento ese adagio es más cierto que en la gramática. «No cabe
el mínimo acuerdo teórico entre gramáticos», sostenía el profesor, que era
consciente de que la Academia «no ha tenido ni tiene un criterio corporativo único
respecto de las cuestiones teóricas gramaticales».
En ese contexto era fácil entrever falta de armonía de conjunto, lo que
imposibilitaba que el texto fuera acogido por los académicos como propio de la
institución. Alarcos no se veía capaz en aras del consenso de discutir punto por
punto ni lo que se decía en el texto ni cómo se decía. La solución adoptada tuvo
que ser drástica. Si la gramática de Alarcos no podía ser aceptada por todos los
académicos como texto oficial no quedaba otra que mantenerlo tal cual y
declararlo de la exclusiva incumbencia del autor.
El catedrático explicó que de esta forma, la RAE se abstenía de pronunciarse
en cuestiones de método, y que el mismo permanecía en libertad para defender
sus puntos de vista teóricos, sin abandonar la intención normativa y didáctica con
que fue concebida la obra.
La gramática de Alarcos está dividida en tres partes. La primera expone la
fonología del español de forma escueta; la segunda se corresponde con la
morfología, y la tercera está centrada en la sintaxis. En opinión del profesor «no
hay gramática perfecta», aunque asegura haber tratado de no caer ni en la