1 Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez El hombre de Dios Escritura: Timoteo 6:11-14 Código: 54-47 John MacArthur Este es un mensaje del pastor John MacArthur, traducido y predicado en español, para el mundo de habla hispana. Es apropiado que llevemos nuestra conferencia de pastores a un clímax. Al pasar en nuestras biblias a 1 Timoteo 6 y concentrarnos en los versículos 11-14. El tema de estos versículos es el hombre de Dios, el hombre de Dios; esa en sí misma es una de mis frases descriptivas bíblicas más favoritas, hombre de Dios. Aparece en el versículo 11 como un título que el apóstol Pablo le da a Timoteo, un título que es simple, sin embargo es maravilloso y rico sin medida. ¡Qué privilegio ser llamado hombre de Dios, o el hombre de Dios! Es una frase posesiva indicando que Timoteo le pertenecía a Dios de una manera especial y única. El hecho es que aunque este término hombre de Dios es un término muy común en el Antiguo Testamento, es un término muy raro en el Nuevo Testamento; solo una persona en las páginas del Nuevo Testamento es llegado a ser llamado hombre de Dios, y es Timoteo, y es en este texto. De una manera muy especial y única Timoteo era el hombre de Dios, y Pablo usa este título para incrementar el sentido de responsabilidad que Timoteo tenía para cumplir con su ministerio, ser recordado de que usted es el hombre de Dios, que usted es la posesión misma de Dios es ser recordado de gran responsabilidad y ese es precisamente el sentido en el cual el apóstol Pablo usa la frase al designar a Timoteo, aunque es raro en el Nuevo Testamento, es común en el Antiguo Testamento. Aparece en primer lugar designando a Moisés, el gran profeta de Dios quien escribió el Pentateuco en Deuteronomio 33:1 Moisés es llamado por primera vez el hombre de Dios; es llamado el hombre de Dios de nuevo en1 Crónicas 23:14 y Esdras 3:2. El término hombre de Dios en una ocasión en el Antiguo Testamento fue usado de un mensajero angelical, uno vino en forma de hombre para traer un mensaje de Dios a la esposa
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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
El hombre de Dios Escritura: Timoteo 6:11-14
Código: 54-47
John MacArthur
Este es un mensaje del pastor John MacArthur, traducido y predicado en español, para el
mundo de habla hispana.
Es apropiado que llevemos nuestra conferencia de pastores a un clímax. Al pasar en nuestras
biblias a 1 Timoteo 6 y concentrarnos en los versículos 11-14. El tema de estos versículos es
el hombre de Dios, el hombre de Dios; esa en sí misma es una de mis frases descriptivas
bíblicas más favoritas, hombre de Dios. Aparece en el versículo 11 como un título que el
apóstol Pablo le da a Timoteo, un título que es simple, sin embargo es maravilloso y rico sin
medida. ¡Qué privilegio ser llamado hombre de Dios, o el hombre de Dios! Es una frase
posesiva indicando que Timoteo le pertenecía a Dios de una manera especial y única.
El hecho es que aunque este término hombre de Dios es un término muy común en el Antiguo
Testamento, es un término muy raro en el Nuevo Testamento; solo una persona en las
páginas del Nuevo Testamento es llegado a ser llamado hombre de Dios, y es Timoteo, y es
en este texto. De una manera muy especial y única Timoteo era el hombre de Dios, y Pablo
usa este título para incrementar el sentido de responsabilidad que Timoteo tenía para cumplir
con su ministerio, ser recordado de que usted es el hombre de Dios, que usted es la posesión
misma de Dios es ser recordado de gran responsabilidad y ese es precisamente el sentido en
el cual el apóstol Pablo usa la frase al designar a Timoteo, aunque es raro en el Nuevo
Testamento, es común en el Antiguo Testamento. Aparece en primer lugar designando a
Moisés, el gran profeta de Dios quien escribió el Pentateuco en Deuteronomio 33:1 Moisés es
llamado por primera vez el hombre de Dios; es llamado el hombre de Dios de nuevo en1
Crónicas 23:14 y Esdras 3:2.
El término hombre de Dios en una ocasión en el Antiguo Testamento fue usado de un
mensajero angelical, uno vino en forma de hombre para traer un mensaje de Dios a la esposa
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de Manoa de que ella iba a dar a luz a un hijo que iba a llegar a ser el hombre Sansón, eso
ocurre en Jueces 3:6-7. En 1 Samuel 2:27 fue usado para describir a un profeta quien le habló
al sumo sacerdote Elí en nombre de Dios acerca del juicio divino que estaba pronto por venir
en contra de su familia pecaminosa. Fue usado de nuevo en 1 Samuel 9:6 y en adelante para
designar a Samuel mismo como el hombre de Dios que habló la verdad divina.
Cualquier persona que fue el profeta de Dios era el hombre de Dios; y el término el hombre de
Dios siempre fue usado en referencia a uno que llevaba la Palabra de Dios, que representaba
a Dios al hablar en nombre de Dios la verdad de Dios. Fue usado del profeta Shemaiah quien
fue enviado de Dios a profetizar en contra de Rehoboam en 1 Reyes 12:22. Fue usado de
nuevo del profeta que habló la Palabra de Dios a Rehoboam a acerca de que él había sido
reemplazado y después juzgado, 1 Reyes 13. Elías es llamado el hombre de Dios en 1 Reyes
17:18 y en adelante; y Eliseo en 2 Reyes 4 y en adelante es llamado el hombre de Dios
muchas veces. David, Nehemías 12: 24 y 36, también es llamado el hombre de Dios. El
profeta que confrontó a Amasías es llamado el hombre de Dios en 2 Crónicas 25:7. Y un
profeta llamado Igdalía en Jeremías 35:4 también es llamado el hombre de Dios.
Todos los usos en el Antiguo Testamento reflejan a alguien quien de manera única representa
a Dios al hablar la Palabra de Dios. El resumen de todos esos usos entonces nos dice de
manera inequívoca que es una referencia a un mensajero que es enviado por Dios para
hablar en nombre de Dios. Cuando Timoteo entonces es llamado el hombre de Dios refleja su
llamado y su ordenación y su responsabilidad de hablar la verdad de Dios.
Hay otros dos usos del término hombre de Dios en el Nuevo Testamento; uno de ellos se
remonta a los hombres del Antiguo Testamento de Dios, esto es 2 Pedro 1:21, dice: “La
profecía no vino – refiriéndose al Antiguo Testamento – en ningún momento por la voluntad
del hombre, sino los santos hombres de Dios hablaron según fueron movidos por el Espíritu
Santo.” Y ahí usted lo que ve es un término técnico para los autores de las Escrituras quienes
fueron los voceros de Dios, los hombres santos de Dios.
El otro uso es un uso genérico, en 2 Timoteo 3, vamos a ver eso por un momento, todo uso
del hombre de Dios es específico hasta este punto, refiriéndose a uno u otro profeta,
refiriéndose como 2 Pedro 1:21 a un grupo de profetas, refiriéndose en 1 Timoteo 6:11 a
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Timoteo específicamente. Pero aquí en los versículos 16-17 de 2 Timoteo 3 es ampliado y
usado en un sentido más bien genérico. Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que – y aquí está la
frase – el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Mientras que Timoteo es ciertamente el objeto en el contexto aquí debido a que él es el
destinatario de la carta y debido a que su propia conversación ha sido mencionada en los
versículos 14-15, el término usado en el versículo 17 lo amplía más allá de Timoteo para
incluir a cualquier hombre de Dios.
La afirmación entonces en las versículo 16-17 es primordialmente para el beneficio de
aquellos que son los que proclaman la Palabra de Dios, los mensajeros de la Palabra de Dios,
aunque ciertamente se extiende más allá de eso en el punto más amplio de interpretación
para incluir a todo creyente. Pero lo que Pablo está diciendo aquí es que toda la Escritura es
dada por inspiración de Dios con el propósito de perfeccionar al hombre de Dios, eso se está
enfocando de manera particular en los voceros que hablan en nombre de Dios; obviamente la
Palabra de Dios va a perfeccionar a todo creyente, pero su objeto en particular en mente es el
hombre de Dios.
Ahora, me parece interesante que el último uso de esta frase en las Escrituras es un uso
genérico y por lo tanto no nos sentimos incómodos en ampliar el uso del hombre de Dios para
incluir a cualquier persona el día de hoy que es vocero en nombre de Dios en nuestra
generación y en cualquier otra generación, Dios siempre ha tenido a sus voceros, siempre ha
tenido a sus profetas, siempre tiene a sus predicadores; hombres de Dios son aquellos que
hablan de manera única Su palabra.
Podemos concluir entonces a partir de 2 Timoteo 3:16-17 que el hombre de Dios puede incluir
a cualquier persona quien habiendo sido perfeccionado por la palabra es llamado a proclamar
la palabra. Entonces todos nosotros que somos llamados por Dios, apartados para la
proclamación de su palabra, para ser predicadores y maestros y proclamadores debemos ser
hombres de Dios y debemos llevar ese título en alguna medida de coherencia con la larga fila
de hombres santos quienes constituyen el grupo élite de aquellos que así han sido
designados como hombres de Dios.
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Nosotros como hombres de Dios el día de hoy tenemos nuestro lugar en las filas de aquellos
que son los voceros históricos en nombre del Dios eterno. Qué llamado tan tremendo. La
destrucción de Pablo a Timoteo entonces allá atrás en 1 Timoteo 6, es intensificada e
inclusive echa más fuerte cuando él llama a Timoteo hombre de Dios porque al hacerlo él
identifica a Timoteo con esa larga fila de voceros históricos que hablaron en nombre de Dios e
intensifica su propia necesidad de estar comprometido con la tarea que tiene a la mano;
somos – como el progreso del peregrino lo expresa – los campeones del rey. Qué
pensamiento tan maravilloso.
Los hombres de Dios son hombres que han sido elevados por encima de las metas mundanas
y que han sido entregados al servicio divino, hombres que son parte de un orden espiritual en
el cual las cosas temporales y pasajeras no tienen una relación permanente, somos hombres
que no somos los hombres del mundo, no somos nuestros propios hombres, somos los
hombres de Dios, hemos sido elevados por encima de las cosas terrenales, hemos sido
elevados a los lugares celestiales, nos hemos vuelto a la posición única de Dios, su
propiedad, estamos en lugar de Él para hablar su palabra.
Es importante que Pablo usa el término aquí debido al ministerio tan serio que estaba a los
pies de Timoteo. Recordará que Timoteo había sido dejado en Éfeso para corregir las cosas
en la iglesia, para ordenar una iglesia que había perdido su rumbo, la falsa doctrina se había
infiltrado, el liderazgo falso estaba ahí, gente indigna de posiciones pastorales y sirviendo
como ancianos estaban ocupando esas posiciones, líderes pecaminosos, la herejía, la
impiedad, la tolerancia del pecado, todo eso estaba en la iglesia y Timoteo había recibido la
tarea de corregirlo. Para colocarle el peso de esa responsabilidad él lo llama el hombre de
Dios, “Tú estás ahí como el representante del Dios vivo.”
Esto añade un sentido tremendo de responsabilidad. De hecho esta es una carta tan
estratégica para una iglesia tan estratégica que tres veces Pablo en la carta señala a los
falsos maestros y cómo Timoteo debe responder a ellos; y cada vez que él lo hace, lo hace al
recordarle a Timoteo del aspecto y la naturaleza sagrada de su llamado. Permítame mostrarle
eso. Regreso al capítulo 1; tres veces Pablo habla de falsos maestros; comenzando en el
versículo 3 él habla de aquellos que enseñan otra doctrina, doctrina diferente; versículo 4, que
enseñan fábulas y gralageas interminables que contribuyen a cuestiones más bien que
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respuestas y no proveen, no contribuyan a cosas que edifican en la piedad. “Estos se han
desviado – versículo 6 – y su motivo es que quieren ser maestros pero no tienen idea de lo
que están hablando.” Según el versículo 7.
La segunda referencia a los falsos maestros viene en el capítulo 4. Los primeros cuatro
versículos, comenzando en el versículo 1, hablan del hecho de que algunos se apartaran de la
fe dando oído a espíritus engañadores, doctrinas de demonios propagados por hipócritas
mentirosos cuyas conciencias han sido cauterizadas con un fierro caliente.
La tercera referencia a los falsos maestros viene de capítulo 6:3, “Aquellos que enseñan
doctrina diferente, que no se conforman a la sana doctrina.” Las palabra sanas, que no
consienten con la doctrina, que es según la piedad, que son orgullosos, que no saben nada,
que tienen un interés morboso por las preguntas y disputas y debates que producen
únicamente envidia, contienda, sospechas malas, que no propaga nada más que las disputas
corruptas, torcidas, perversas de hombres privados de la verdad, que imaginan que la
verdadera ganancia es el dinero, no la piedad. Y él procede hablar acerca de su amor al
dinero hasta el versículo 10, entonces en el capítulo 1, 4, 6 Pablo presenta el problema de los
falsos maestros; tenían mucha influencia, eran fuertes y estaban en posiciones de autoridad
en la iglesia. No obstante cada vez que él habla de ellos, él prosigue ese mandato diciéndole
a Timoteo que tiene que tiene que resistirlos; de regreso ahí en el 1:18 le dice a Timoteo:
“Este mandamiento, esto te mando, esto te encargo Timoteo, hijo Timoteo, para que según las
profecías que fueron hechas en cuanto a ti, pelees la buena batalla manteniendo la fe y buena
conciencia en medio de la batalla.” Una vez que él menciona los falsos maestros,
inmediatamente entonces él le manda a Timoteo a que los resista; capítulo 4, habiendo
mencionado los falsos maestros como dije en los primeros cuatro versículos, inmediatamente
en el versículo 14 habiendo discutido desde el versículo 6 la responsabilidad de Timoteo, digo,
desde el 6-16, él fluye a lo largo de ese pasaje entero y le dice a Timoteo cómo resistirlos;
versículo 6, “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con
las palabras de la fe y de la buena doctrina que has perseguido, pero rechaza sus fábulas
profanas y de viejas y ejercítate para la piedad.” Ahí en el versículo 16 él lo resume: “Ten
cuidado de ti mismo y de la doctrina. Persiste en esto porque haciendo esto te salvaras a ti
mismo y a los que te oyeren.” De nuevo falsos maestros y después la responsabilidad de
Timoteo. En capítulo 6 encontramos lo mismo, 3-10 los falsos maestros, y después en el 11-
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14 la responsabilidad de Timoteo, “Más tú hombre de Dios huye de estas cosas y sigue
demás.” Cada vez que él menciona a los falsos maestros los cuales son el corazón del
problema, él menciona la responsabilidad de Timoteo de resistirlos.
Ahora, aquí está el verdadero punto clave; en cada caso la responsabilidad de Timoteo de
resistirlos es incrementado por una referencia al llamado de Timoteo al ministerio; capítulo
1:18, “Timoteo, haz esto. Te mando según las profecías que apuntaron a ti.” Esto es la
Palabra de Dios que vino a través del medio de la profecía, apuntar a Timoteo como el ciervo
ungido de Dios; capítulo 4:14, la segunda porción acerca de los falsos maestros, la
responsabilidad de Timoteo de nuevo es incrementada por una referencia a sus inicios
espirituales, su llamado y ordenación, “No descuides el don que hay en ti que te fue dado
mediante profecía por la imposición de las manos del presbiterio.” Y después él regresa a la
responsabilidad espiritual en base a su llamado por parte de Dios, su ordenación, sus inicios
espirituales; capítulo 6 él hace lo mismo, versículo 12, “Debes de pelear la buena batalla.
Debes aferrarte la vida eterna porque a esto fuiste llamado y esto has confesado en tu
confesión delante de muchos testigos.” En otras palabras, la responsabilidad de Timoteo de
permanecer firme en contra del error y de pelear por la verdad y ser el hombre de Dios, en el
contexto de la iglesia está basado en ese llamado original de Dios que lo designó así como el
hombre de Dios, el representante de Dios.
Amados, la responsabilidad del ministerio gira en torno al llamado de un hombre por parte de
Dios, eso es básico; somos llamados por Dios para ser su hombre, somos suyos de manera
única, Él es nuestro dueño, Él nos posee, lo representamos. En el versículo 11 comienza:
“Más tú hombre de Dios, más tú – se presenta y contrasta a los falsos maestros.” Los falsos
maestros están metidos en todo lo que se menciona desde el versículo 3-10, “Más tú – dice él
encontraste – más tú, tú eres el hombre de Dios.” Ellos son el hombre del dinero, ellos son el
hombre del materialismo, ellos son el hombre del mundo, ellos son su propio hombre, ellos
son el hombre del pecado, el hombre de Satanás, el hombre del infierno; más tu, oh hombre
de Dios, contraste, la palabra oh es una apelación personal, es una apelación emotiva, es
muy rara por cierto, en saludos personales en el griego esa palabra era usada y muestra el
ruego en el corazón de Pablo, “Más tú, oh hombre de Dios recuerda tus comienzos
espirituales, tu llamado espiritual. No pierdas de vista tu identidad. Como un hombre de Dios
tienes un llamado único. Como un hombre de Dios eres identificado de manera única, como
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un hombre de Dios debes tener características que pueden ser vistas y evaluadas.” ¿Cómo es
conocido un hombre de Dios? ¿Qué es lo que Pablo le va a decir a Timoteo en referencia a la
virtud de un hombre de Dios? Cuatro cosas.
Timoteo, tú hombre de Dios, aquí hay cuatro cosas que deben marcarte; una, un hombre de
Dios es marcado por aquello de lo que huye; dos, un hombre de Dios es marcado por aquello
que busca, dos, un hombre de Dios es marcado por aquello que sigue; tres, un hombre de
Dios es marcado por aquello por lo que pelea; y cuatro, un hombre de Dios es marcado por
aquello a lo que es fiel. Un bosquejo tremendamente práctico para todo hombre de Dios que
se pone de Dios para hablar en el lugar de la verdad divina.
Número uno, un hombre es conocido por aquello de lo que huye; versículo 11, “Más tú,
hombre de Dios huye de estas cosas.” Este es un imperativo presente, mantente huyendo de
manera continua; es un huir continuo, es la palabra feugo de la cual obtenemos fugitivo;
alguien que está huyendo para escapar de alguien que lo está persiguiendo, retrata a alguien
que está huyendo de una plaga o huyendo de una serpiente que es venenosa, huyendo de un
enemigo que lo ataca; el hombre de Dios es un corredor; el hombre de Dios no se queda de
pie parado, él corre y corre de las cosas; él es conocido por aquello de lo que huye. 1
Corintios 6:18, el apóstol Pablo dice: “Huid de la fornicación.” 1 Corintios 10:14, “Huid de la
idolatría.” 2 Timoteo 2:22, Pablo le escribe a Timoteo, “Huye de las pasiones juveniles.”
Estamos huyendo. El hombre de Dios está huyendo en todo momento de ese tipo de cosas
corruptas. Aquí él dice: “Huye de estas cosas.” ¿Qué quiere decir? Las cosas de las que
acaba de hablar. ¿De que acaba de hablar? Los males que están relacionados con el amor al
dinero; versículo 9, “Pero los que quieren enriquecerse, los que desean ser ricos caen en
tentación y en trampa y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en
destrucción y perdición porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando
algunos se apartaron de la fe, literalmente fueron perforados por muchos dolores. Huye de
estas cosas.” El amor al dinero junto con todas sus tristezas relacionadas, deseos malos,
tentaciones, cosas dañinas, errores en la fe, tristezas, dolores; huye de estas cosas.
El hombre de Dios no está apegado al amor al dinero, él no tiene un afecto por las cosas
materiales. Pablo le ha estado diciendo a Timoteo que evite muchas cosas, él le ha dicho
varias veces en esta epístola que evite genealogías interminables, repetición vana, fábulas, la
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supuestamente llamada ciencia como es mencionada en 6:20, y aquí le dice, “Huye del amor
al dinero, el cual es la raíz de todos los males. Huye de la avaricia con todos sus vicios, es el
pecado de los falsos maestros, es el pecado de los hipócritas mentirosos que pervierten la
verdad por ganancia personal, quienes hacen mercadería de la gente que realmente buscan
la ganancia deshonesta y la gente son solo un medio para llegar a ese fin que predican por
dinero.” Desde Balam el profeta que fue comprado por el postor más alto a Judas el apóstol
que vendió a Jesús por 30 piezas de plata, desde los falsos maestros de Israel quienes eran
perros avaros, codiciosos que nunca tuvieron lo suficiente y estaban preocupados cada uno
por su propia ganancia. Isaías dice: “Y los profetas avaros y sacerdotes del tiempo de
Jeremías y los profetas del tiempo de Ezequiel que podían ser comprados por montones de
cebada y pedazos de pan y los profetas que adivinaron por dinero, de los cuales habla
Miqueas, hasta los falsos maestros que hablaban buenas palabras y discursos agradables a
los romanos para engañar a los inocentes por la satisfacción de sus propios vientres; y los
engañadores de Creta quienes alteraban a casas enteras enseñando cosas que no debían,
por ganancia deshonesta, la característica de los falsos maestros es la avaricia, desde el
primero al último; pero no tiene lugar para el hombre de Dios.” El amor al dinero ha torcido y
pervertido a muchos.
Pablo tuvo tanto cuidado de evitar esto y él le dice los ancianos Efesos en Hechos 20, “No he
codiciado la plata de ningún hombre ni el oro, ni la ropa de nada; y he trabajado con mis
propias manos para proveer para mis propias necesidades y la vida de toda persona conmigo
para que no pueda ser cargado o acusado de eso. He ido más allá de lo necesario para que
no sea acusado de estar buscando el dinero.” A los Corintios él le escribe en 1 Corintios 9,
“Tengo derecho de ser apoyado, tengo derecho como apóstol de tener como esposa a una
hermana, esto es casarme, tengo derecho de recibir mi vida del ministerio, que los que
predican el Evangelio deben de comer del Evangelio, vivir del Evangelio; pero hago a un lado
ese derecho para que de ninguna manera piensen ustedes que estoy metido en esto por el
dinero.” En Filipenses él dice, “Me encantaría enviarles a alguien pero no tengo a nadie a
quien enviar porque todo mundo hace lo que hace para sí mismo y no para Jesucristo. Al
único que les puedo enviar que no es así es Timoteo.”
Pablo debió haber experimentado gente en su propio ministerio que estaban ahí metidos por
lo que podían obtener como Demas, quien habiendo amado este mundo presente se apartó
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del apóstol. En 1 Tesalonicenses él le dice a los Tesalonicenses, “Fuimos gentiles entre
ustedes como la nodriza que cuida a sus propios hijos y no les cargamos por nada.” Y él
procede a explicar que su propia labor noche y día en trabajo para que pudiera proveerles
ministerio a ellos sin costo alguno.
Permítame decirle algo, usted puede llamarse a sí mismo un predicador, pero si usted está
metido en el ministerio por el dinero, usted no es un hombre de Dios, usted no es un hombre
de Dios, usted no puede ser el hombre de Dios y el hombre del dinero, usted ha prostituido el
llamado de Dios y lo ha convertido en ganancia personal, lo vemos alrededor de nosotros por
todos lados. ¿Y cuándo despertaremos ante la realidad de esto? Nunca, pongo un precio en
su llamado, nunca pongo un precio en su ministerio, nunca cobre una cierta cantidad por traer
la Palabra de Dios porque lo que usted cargue va a tener el efecto neto de devaluarlo a cero.
Un hombre de Dios es conocido por aquello de lo que huye, él huye del pecado sexual, él
huye de tener otros dioses en su corazón, él huye de las pasiones juveniles y aquí en este
texto él huye del amor al dinero.
En segundo lugar, el hombre de Dios es también conocido por aquello que sigue; versículo
11, sigue – y seis virtudes son mencionadas; justicia, piedad, fe, amor, perseverancia y
mansedumbre. El hombre de Dios mientras que continuamente está huyendo, también está
continuamente corriendo hacia algo, él quiere evitar algo que está detrás de él y ahí algo que
está delante de él que quiere alcanzar, es presente imperativo de nuevo, continuamente
busca, sigue buscándolo, sigue persiguiéndolo, siempre estamos huyendo – ese es el
negativo – y siempre estamos persiguiendo – ese es el positivo – como esa maravillosa viuda
mencionada en el 5:10, quien ha buscado de manera diligente toda buena obra, así también el
hombre de Dios tiene una búsqueda en la vida de aquello que está bien.
La vida cristiana no es solo huir de lo que está mal sino que es correr hacia lo que está bien,
correcto; aquí hay un sentido en el cual mientras que estamos en este cuerpo, en esta carne,
en esta tierra y víctimas de nuestra propia condición caída, nunca podemos dejar de correr
porque si dejamos de correr de aquello que es malo nos va a alcanzar y si dejamos de buscar
aquello que es justo no lo vamos alcanzar, nunca podremos estar en el punto en el que
finalmente hemos dejado atrás lo que está mal y nunca estaremos en el punto en el que
finalmente hemos capturado lo que está bien.
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Entonces nuestra vida entera es en una búsqueda de lo que está bien y una huida de lo que
está mal. En 2 Timoteo 2 donde Pablo dijo: “Huye de las pasiones juveniles.” Él dijo: “Y sigue
la justicia y la fe y demás.” Proverbios 15:9 dice: “Jehová ama al que busca la justicia.” Qué
gran pensamiento. Pregúntese a sí mismo lo que busca. ¿Qué busca en esta vida? ¿Para qué
vive? ¿Hacia dónde está dirigiendo sus metas y energías? ¿Qué ocupa su mente? ¿Qué