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Garcia Jurado Francisco - Introduccion a La Semantica Latina

Jul 17, 2015

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PrlogoEl autor me concede el honor de prologar esta Introduccin a la semntica latina que dedica a sus alumnos de la Universidad Complutense. Me otorga ese honor sin duda por haber sido su profesor de igual materia en la Universidad Autnoma de Madrid. He ah ya tres generaciones implicadas en la comunicacin de una ciencia novsima que quiere abrirse camino en nuestras aulas. Pese a su escasa implantacin acadmica, la Semntica y la Lexicologa en general tienen tanta razn de ser disciplinas universitarias y de estar en los planes de estudio como las que ms. Abona esta tesis la vastedad e importancia de su objeto, pues el lxico, adems de una parte sustancial de la lengua, es inconmensurable. El estudio de la morfologa lxica y sobre todo el anlisis de los significados lxicos son hoy una tarea ineludible para cualquier fillogo que quiera conocer la lengua un poco a fondo; aparte el gran valor que tiene por s misma, la Lexicologa, comprendida la semntica lxica, viene a ilustrar muchos fenmenos gramaticales. As que la enseanza de esta ciencia contribuir a reforzar los estudios filolgicos, no tanto por su novedad como por su amplio espectro dentro de la lengua y por su fcil conexin con la literatura. Ninguna otra disciplina lingstica entrelaza a stas tan estrecha y profundamente como la ciencia de las palabras y sus significados. En este libro se tocan cuestiones esenciales del significado, analizado por diferentes mtodos, viejos y nuevos. As se da un repaso a la etimologa y a la prctica de diferenciar sinnimos, tan estimadas de los antiguos; se pasa revista a la concepcin bipolar del significado, caracterstica de la semntica tradicional que surge con M. Bral a finales del s. XIX, tanto desde la perspectiva semasiolgica de la polisemia como desde la onomasiolgica de la sinonimia; se aborda ampliamente la concepcin tripolar del significado, propia de la semntica estructural preconizada por E. Coseriu; se inserta, aqu y all, algn apunte acerca de la gramtica funcional de la escuela de S. Dik y, por ltimo, se traza un cuadro favorable del inters que suscita hoy la semntica cognitiva. En este recorrido metodolgico el autor opera con talante conciliador, sin renunciar al anlisis crtico que lo lleva a sealar puntos flacos o destacar logros; pero de acuerdo con el espritu didctico que anima al libro, prefiere plantear cuestiones a darlas resueltas, sin dejar de descubrirnos cmo unas se enlazan con otras y cmo la solucin de unas depende de la que tengan otras. El significado lingstico no es algo obvio o, al menos, no es tan obvio como el nombre y la cosa nombrada, pues constituye un mbito intermedio entre estos dos, como si fuera el vrtice de un ngulo que se abre hacia ellos; alcanzar ese punto culminante del significado requieCuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I 7-9

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re a veces una ardua reflexin. Pero es ms, el significado no queda aprisionado entre el nombre y la cosa, sino que se hace funcional gracias a la oposicin inmediata de otro significado, de otra palabra. Por tanto, adems de hacer abstraccin de la forma expresiva y del objeto designado, hay que saber establecer la oposicin significativa pertinente; no es de extraar que esta operacin resulte demasiado compleja para semantistas apresurados o relajados. Tal es el riguroso criterio de anlisis que gua a la semntica coseriana, cuyo meollo reside en las estructuras primarias de campo y clase y en las secundarias de modificacin, desarrollo y composicin. stas ltimas no constituyen, evidentemente, un captulo de morfologa lxica, sino que versan sobre la determinacin que experimentan los contenidos lexemticos en los procesos de prefijacin, derivacin y composicin. Los anlisis semnticos y el que aqu se presenta es paradigmtico prueban que las fronteras entre gramtica y semntica son fluidas, pues la sistematicidad de la primera no deja de alcanzar a la segunda. La oposicin lxica fugare.fugere (copias hostium fugat.copiae hostium fugiunt) es anloga a la oposicin gramatical fugare.fugari (copias hostium fugat.copiae hostium fugantur). La proporcionalidad que caracteriza a las oposiciones gramaticales se encuentra tambin en el nivel lxico; si no en el plano morfolgico, s al menos en el semntico: ostendere (mostrar) es a apparere (aparecer) lo que occulere (ocultar) es a latere (estar oculto); por ms que entre estos verbos no haya relacin etimolgica, se trata de la misma oposicin que acabamos de sealar entre fugare y fugere: manum ostendit.manus apparet; manum occulit.manus latet. Esa proporcionalidad halla fundamento en las oposiciones clasemticas, en la existencia de semas recurrentes que operan por igual en campos semnticos diferentes. Es ms, los clasemas, por su carcter genrico discutido a veces, pero del que nosotros no dudamos, propenden a la gramaticalizacin, si no estn ya gramaticalizados. Las dos oposiciones proporcionales anteriores, caracterizadas por los clasemas causativo.no causativo, son formas lxicas de contenido diattico, que corresponden a las oposiciones gramaticales del primer trmino: manum ostendit.manus ostenditur; manum occulit.manus occulitur. El autor de este libro pudo comprobar hace no tantos aos en su estudio doctoral sobre el campo semntico de vestir y hoy lo confirma cmo no slo las relaciones intersubjetivas anteriores, sino las intrasubjetivas, de modalidad alterna o de aspecto secuencial y extensional, configuran estructuras fundamentales de los campos y son una fuente constante de proporcionalidad significativa. La semntica cognitiva, la ltima en pedir turno, surge en el mbito de los estudios psicolgicos como reaccin al anlisis componencial que empezaron practicando etnlogos y antroplogos. Esta procedencia externa no deja de contrastar con el origen netamente lingstico de la lexemtica coseriana que desarrolla sobre el nivel lxico el mtodo fonolgico de la Escuela de Praga. Si sta cre la fonologa y dej establecida para siempre la diferencia entre fontica y fonologa, esto es, entre sonidos reales y fonemas funcionales, la semntica lxica coseriana intenta hacer otro tanto distinguiendo entre contenidos reales y significadosCuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I 7-9

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Prlogo

funcionales. La cuestin que nos planteamos sobre la semntica cognitiva es si supera el plano de la realidad para insertarse limpiamente en el de la lengua o si, al contrario, nos deja en la periferia de la descripcin fontica, sin alcanzar el ncleo fonolgico lase distintivo del significado. Si passer era en latn gorrin y sus descendientes en espaol y portugus, pjaro y pssaro, se generalizaron como ave pequea, es que el gorrin se ha entendido como prototipo de las aves menores. Ahora bien, sta es una cuestin de designacin, segn explica el autor del libro: la designacin de passer se encuentra ampliada desde un tipo de pjaro concreto a toda una clase. La semntica cognitiva se instala, pues, en el plano designativo, de manera que ayuda a conocer la relacin entre las palabras y las cosas, ms que a analizar sus significados. Otras muchas provechosas reflexiones podr hacer el lector de este libro, al hilo del discurrir histrico y metodolgico por esa ciencia joven y slida que es ya la semntica latina. Profesor BENJAMN GARCA-HERNNDEZ Universidad Autnoma de Madrid

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IntroduccinQuel beau livre ne composerait-on pas en racontant la vie et les aventures dun mot? (Balzac, Louis Lambert) Todos sabemos que las palabras tienen significado, pero quiz no somos conscientes de la variedad de actitudes que este hecho ha suscitado a lo largo de la Historia. Desde las antiguas interpretaciones mgicas, que consideraban que las palabras tenan una suerte de fuerza que les confera el sentido, hasta la prosaica indiferencia de muchos lingistas modernos, el estudio del significado lxico ha pasado por muchos avatares. Quiz el ms importante fue el cambio de planteamiento que nos proporcion Saussure al romper la antigua relacin entre palabras y cosas, el sueo de una lengua perfecta, para pasar a hablar de un significado y un significante como realidades psicolgicas. Y no debemos olvidar la antigua tensin que la semntica ha mantenido con la etimologa. En este libro veremos cmo se oponen dos actitudes bien diferentes, por un lado, la que considera el significado como inherente a su origen, y, por otro, la que entiende que para comprender el significado de una palabra puede prescindirse de su etimologa. A esta ltima postura es a la que, paradjicamente, se adscribe un amante de las viejas etimologas como Jorge Luis Borges para darnos algunas claves sobre el pensamiento semntico: Escasas disciplinas habr de mayor inters que la etimologa; ello se debe a las imprevisibles transformaciones del sentido primitivo de las palabras, a lo largo del tiempo. Dadas tales transformaciones del sentido primitivo de las palabras, que pueden lindar con lo paradjico, de nada o de muy poco nos servir para la aclaracin de un concepto el origen de una palabra. Saber que clculo, en latn, quiere decir piedrita y que los pitagricos las usaron antes de la invencin de los nmeros, no nos permite dominar los arcanos del lgebra; saber que hipcrita era actor, y persona, mscara, no es un instrumento valioso para el estudio de la tica. Parejamente, para fijar lo que hoy entendemos por clsico, es intil que este adjetivo descienda del latn classis, flota, que luego tomara el sentido de orden. (Jorge Luis Borges, Sobre los clsicos, Otras inquisiciones, en Obras completas II, Barcelona, Emec, 1989, 150) Pero no slo estamos ante una pugna entre etimologa y semntica, pues no debemos olvidarnos del papel que aquello que es designado tiene en la descripcin del significado lxico.Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I 11-14

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En este punto, hay que volver a los textos clsicos de Frege y a los estudios de Odgen y Richards acerca del tringulo de la significacin, para reconsiderar el peso especfico del designado y poner algo de orden en las diferencias que conllevan los verbos significar y designar. Por si todo esto fuera poco, la consideracin del vocabulario en su conjunto se ha descrito tradicionalmente como un desorden donde tan slo la arbitrariedad del alfabeto puede establecer unas ciertas pautas. Ante ello, algunos semantistas suean con un orden interno, o una tendencia a lo sistemtico que nos hace considerar singulares relaciones entre lxico y gramtica. Quiz sea en torno a estas dos ltimas palabras donde tengamos la discusin de mayor alcance, pues mientras la tradicin gramatical cuenta con siglos de existencia, el estudio sistemtico del vocabulario es un hecho tan reciente que apenas nos ha dado tiempo a tener una mnima visin histrica. La novedad que todava hoy suponen las disciplinas que estudian el lxico es, en buena medida, la causa de su generalizado desconocimiento. Hace unos aos, Molero Alcaraz1 llamaba la atencin precisamente sobre la inexistencia de una asignatura especfica sobre lexicologa latina en la mayor parte de los planes de estudio universitarios. Hoy da, felizmente, la situacin ha cambiado. Las historias de la lingstica espaola, griega o latina, cuentan con nombres que han consolidado los estudios de semntica lxica en nuestro panorama universitario, y este libro slo es un tmido brote en el contexto de un robusto rbol. Es oportuno que digamos algo sobre las circunstancias del presente libro. La idea inicial y todava muy incierta de llevar a cabo un estudio dedicado a las diversas aproximaciones al significado lxico parti de una conferencia titulada La didctica del lxico latino, presentada al curso Didctica de las lenguas Clsicas (CEP de Talarrubias 23-27 de Marzo de 1992), que despus tuvo su continuacin en otra titulada Actualizacin en lexicologa latina (Curso Superior de Filologa Clsica, Aranjuez, Julio de 1995). Las aportaciones de carcter cognitivo, adems de una serie de estudios ya publicados, vinieron de la mano de otra conferencia: Literatura y lengua latina como fuente para el estudio de la Historia de las Mentalidades: las metforas de la vida cotidiana en la comedia (Literatura y sociedad en la Antigedad Clsica, Universidad Autnoma de Madrid, Marzo de 1996), que fue perfilndose en trabajos posteriores presentados a diversos congresos2. Todo este proceso se ha integrado ahora en el proyecto de investigacin PB-98-0794 Lxico y semntica cognitiva de las lenguas griega y latina: historia de los conceptos y las metforas, financiado por la Direccin General de Enseanza Superior del Ministerio de Educacin y Cultura (2000-2002). Adems, durante estos ltimos aos hemos1 En este sentido, es significativo el hecho de que hasta hace muy poco tiempo ni siquiera existiera una asignatura como Lexicologa del latn y del griego, en lo que respecta a los estudios superiores de Filologa Clsica (cf. Molero Alcaraz 1982, 302-306). 2 Entre otros, Las Metforas de la vida cotidiana en latn y su proyeccin etimolgica en castellano (Metaphors we live by in Latin as etymological background in Spanish), Congreso Internacional de Semntica (La Laguna, 27-31 de octubre de 1997), y Semntica cognitiva del latn (I): los preverbios latinos como metforas de la vida cotidiana, Dixime colloque international de linguistique latine (Paris-Svres 19-23 avril 1999).

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Introduccin

venido ensayando la redaccin de este libro gracias tanto a la investigacin como a la preparacin de las clases de la asignatura cuatrimestral Lexicografa y semntica latina, en la Facultad de Filologa de la Universidad Complutense de Madrid. Pocas veces hemos tenido ocasin de percibir cmo se fundan la actividad docente y la investigadora de una forma casi perfecta. De hecho, no han faltado alumnos inquietos que se hayan animado a preparar comunicaciones a congresos y alguna memoria de licenciatura3. En lo que respecta a los contenidos, esta obra tan slo pretende servir de sucinta gua e introduccin al estudio del significado lxico en la lengua latina desde los enfoques tradicional, estructural-funcional y cognitivo, enfoques que en ningn caso resultan incompatibles entre s. Est pensada para los estudiantes universitarios y los interesados en conocer algunos aspectos bsicos de esta disciplina. Debemos aclarar que no se trata de un manual ni de una exposicin absolutamente sistemtica de todos los asuntos que conciernen a la semntica latina (en este sentido, la Semntica estructural y lexemtica del verbo de Benjamn Garca Hernndez sigue siendo el nico libro dedicado a la semntica latina que merece la calificacin de manual). Nuestro propsito est encaminado a tratar tan slo acerca de algunos de los aspectos principales de la semntica, que ya desde ahora diremos que ir casi siempre acompaada del adjetivo lxica. Dos son los asuntos que nos parecen fundamentales: por un lado, la naturaleza del significado, en especial el que concierne al lxico, y, por otro, la posibilidad de estructurar el vocabulario. Esta posibilidad oscila desde la idea de caos, la de mosaico y la de estructura lxica hasta plantear diversos hechos de gramaticalizacin a partir de los estudios sobre la proporcionalidad de tales estructuras. As pues, en lo que se refiere a los propsitos, con este trabajo deseamos, ante todo, hacer una exposicin razonada, nacida de nuestra experiencia, sobre cuestiones de inters y proponer cauces para la investigacin antes que contar o resumir una theoria recepta. De acuerdo con esto, la estructura del libro sigue un plan determinado que le confiere una unidad: El primer captulo ofrece una visin general de los estudios lxicos en la Antigedad, partiendo de una idea intuitiva del significado como fuerza o vis. Adems, ofrecemos una lectura de los dos mtodos fundamentales de indagacin lxica, la ratio etimolgica y la differentia, como criterios de epistemologa previa basados en lo comparativo, en el primer caso, una comparacin formal que llega al contenido y, en el segundo, tomando como punto de partida el contenido como tal. Los captulos segundo a cuarto tienen en comn un enfoque predominantemente estructural de la materia, de acuerdo, sobre todo, con los principios metodolgicos elaborados por Eugenio Coseriu y, ya pensando ms concretamente en la lengua latina, por Benjamn Garca Hernndez. En ellos ofrecemos una visin general acerca de lo que es la semntica lxica, entrando despus en aspectos concretos que se refieren a la natura3

Es el caso de Juan Jos Carracedo (1999) y Soledad Mrquez Huelves (2000 y 2001).

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leza del significado (concepcin bipolar y tripolar), las estructuras (relaciones clasemticas) y el campo lxico. En cada uno de ellos hemos ensayado, asimismo, explicaciones complementarias de naturaleza cognitiva. En el quinto y ltimo captulo ofrecemos una novedosa visin, quiz el paradigma para los estudios lingsticos del siglo XXI, la semntica cognitiva, que, a su vez, nos permite mirar hacia atrs, pues no deja de ser una nueva aproximacin que siempre estuvo con nosotros. No nos queda ms que dar cuenta de la deuda cientfica que tenemos contrada con dos maestros de la semntica lxica, Benjamn Garca Hernndez, bajo cuya direccin llevamos a cabo una tesis doctoral defendida en el ao 1992, y de quien hemos seguido aprendiendo an ms, si cabe, desde entonces, y Marcos Martnez Hernndez, cuyos estudios, ahora recogidos en un libro fundamental, han terminado por conformar nuestro carcter de aprendiz de semantista4. Asimismo, queremos recordar en estas ltimas lneas al profesor Eugenio Coseriu, que acaba de dejarnos, aunque seguir vivo en la memoria de sus discpulos y de los discpulos de sus discpulos, de manera que podra haberse aplicado a s mismo el verso horaciano non omnis moriar. Universidad Complutense, octubre de 2002

4 Quiero expresar mi agradecimiento a la profesora Cristina Martn Puente, que con tanta atencin e inters ley el original de este libro y al profesor Marcelo Martnez Pastor por su constante inters y apoyo.

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CAPTULO I Etimologa y semntica

1.1. El origen y el significado de las palabras Al escritor uruguayo Horacio Quiroga debemos un curioso e inquietante cuento titulado Las rayas que puede resultar muy oportuno para comenzar a familiarizarnos con algunas cuestiones bsicas relativas al significado. El cuento en cuestin comienza as: ... En resumen, yo creo que las palabras valen tanto, materialmente, como la propia cosa significada, y son capaces de crearla por simple razn de eufona. Se precisar un estado especial; es posible. Pero algo que yo he visto me ha hecho pensar en el peligro de que dos cosas distintas tengan el mismo nombre. (Horacio Quiroga, El Simn y otros relatos, Barcelona, Seix Barral, 1986, 70-73) A continuacin, se nos cuenta un relato en el que dos hombres que se dedicaban da y noche a trazar rayas obsesivamente terminaron desapareciendo dentro de su casa. Cuando se hizo una inspeccin de sta no se encontr rastro de ellos, salvo, quiz, dos rayas, es decir, dos peces marinos, que se revolvan dentro del canal de desage. Este pequeo cuento refleja magistralmente una de las preocupaciones ms antiguas del ser humano desde que fue parlante: la naturaleza y el origen del significado de las palabras. En el prrafo citado hay al menos tres ideas que resultan muy estimulantes para adentrarnos en una concepcin primitiva o mgica del significado: a) Las palabras valen tanto, materialmente, como la propia cosa significada. Nos interesa, en especial, el uso del verbo valer aplicado en este contexto. Hay en los gramticos latinos una expresin muy parecida, como es la de vis verbi, es decir, la fuerza de la palabra. b) Siguiendo la idea expresada por la vis, observamos que la palabra tiene un poder creador. Recordemos que en el libro del Gnesis (1, 3-5), en el relato de la creacin, Dios crea las cosas diciendo primero haya...: Dijo Dios: Haya luz, y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apart Dios la luz de la oscuridad; y llam Dios a la luz da, y a la oscuridad la llam noche. De esta forma, nos cuenta el relato mtico cmo Dios dijo primero que se crearan las cosas para pasar luego a crearlas. Se trata, probablemente, del texto esencial para ilustrar la concepcin del lenguaje como entidad creadora.Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I 15-27

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c) Otro hecho tambin significativo es que la razn por la que las palabras pueden crear las cosas sea algo en apariencia tan insignificante como la eufona, o, en otras palabras, que la eufona sea una razn creadora. La eufona nos lleva directamente al aspecto meramente fsico de la palabra, y lo pone en relacin con un concepto elemental de esttica, como es el de la propia belleza de las palabras tal como suenan. No muy lejos de esta concepcin estaba Giambattista Vico cuando pona en relacin los nombres griegos y latinos del dios supremo y de la justicia apelando, precisamente, a la coquetera del lenguaje (una razn de eufona es la que aduce Platn en Crtilo 412d-413c, que es en quien se basa Vico): Con este primer nacimiento de los caracteres y de las lenguas naci el derecho, llamado ious por los latinos, y por los antiguos griegos diaou que ms arriba explicamos como celeste, que proviene de Dis; por lo que los latinos utilizaban sub dio indistintamente que sub Iove para decir a cielo abierto, y como dice Platn en el Crtilo, por coquetera del lenguaje, pas a llamarse dkaion. Pues de forma universal fue considerado el cielo por todas las naciones gentiles bajo el aspecto de Jpiter, recibiendo de l las leyes a travs de sus divinos avisos y rdenes que consideraban auspicios; lo que demuestra que todas las naciones nacieron en la creencia de la providencia divina. (Giambattista Vico, Ciencia nueva. Tomo I. Ed. de J. M. Bermudo, Barcelona, Orbis, 1985, 206) El texto de Horacio Quiroga crea, en definitiva, una ficcin acerca de un asunto que en semntica puede denominarse, en principio, como polisemia, o la circunstancia de que una palabra tenga dos significados1. Pero, sobre todo, este cuento nos ofrece un excelente ejemplo de lo que es la creencia del significado como algo inmanente a la forma de la palabra, muy propio de concepciones mgicas del lenguaje. Sin embargo, ya veremos cmo es el uso el que en buena medida confiere el sentido real y efectivo a las palabras, al contextualizarlas, siendo tambin el causante de su desgaste. El uso hace que muchas palabras lleguen a significar lo contrario de lo que en principio daban a entender. Pensemos en trminos como enervar (de ex ynervus), que, frente a lo que muchos podran creer, significa debilitar o quitar las fuerzas, o la manida locucin llegar al punto lgido (de alget), donde lgido significa muy fro2. Es, precisamente, ante hechos como stos cuando percibimos una cierta dualidad entre el origen de la palabra y su significado presente, ya que la etimologa puede llegar a ser incluso contradictoria. En este sentido,1 En realidad se trata de un hecho de homonimia, pues estamos ante dos palabras de origen distinto que han venido a coincidir formalmente. Para las dificultades a la hora de distinguir entre polisemia y homonimia vase el interesante trabajo de Cifuentes Honrubia (1990). 2 Como el perodo lgido de ciertas enfermedades, acompaado de fro glacial, es al mismo tiempo crtico para la vida del enfermo, se ha dado errneamente a lgido la ac. culminante [med. s. XIX: Selgas, Campoamor], denunciada repetidamente como brbara, pero vigorosa an. (Corominas-Pascual 1991, s. v. LGIDO).

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Etimologa y semntica

desde la idea casi mgica de un sentido primigenio, natural e inmutable, podemos llegar a defender la idea de que el significado mantiene una relacin convencional o arbitraria con respecto a la expresin, lo que conlleva, entre otras consecuencias, la de abrir la posibilidad al cambio semntico y lingstico en general3. De esta forma, la primera concepcin lleva implcita una idea de lengua inalterable, utpicamente considerada perfecta, mientras que la segunda, al entender la relacin arbitraria entre significado y significante, abre la puerta al cambio lingstico. En la historia de las ideas lingsticas llegamos a encontrar posiciones intermedias entre una y otra concepcin, como cuando, aun reconociendo el hecho innegable de que las lenguas evolucionan, se persiste en creer que hubo una primera lengua perfecta, inmutable, de la que despus degeneraron las dems. En resumen, ya veremos cmo en el devenir de las preocupaciones en torno al significado de las palabras se han dado y a veces hasta enfrentado estos dos planteamientos: a) la significacin vista desde el estudio del origen de una palabra, o la etimologa. b) la significacin vista desde el estudio del significado de una palabra en un momento dado, o la semntica. Pasemos a hablar ms detenidamente acerca de este aspecto diferenciador entre etimologa y semntica. 1.2. La etimologa frente a la semntica No es difcil percibir cmo desde la antigua etimologa el significado se concibe como algo inmanente a la propia palabra. El propio mtodo de la etimologa antigua, basado en el juego de letras (anagrama) y la bsqueda del origen de una palabra ponindola en relacin con la ms parecida que pueda encontrarse, encierra en s la concepcin del significado como algo connatural a la misma palabra. Veamos uno de los ejemplos ms significativos, la supuesta etimologa de la palabra Latium, tal y como puede encontrarse en la Eneida de Virgilio, quien nos ofrece una explicacin etimolgica explcita que pone en relacin LATIVM con LATET, segn una etimologa que ya puede rastrearse en Varrn4: Primus ab aetherio venit Saturnus Olympo, arma Iouis fugiens et regnis exsul ademptis. Is genus indocile ac dispersum montibus altis3 (...) los planos fontico y significativo de una lengua estn en relacin arbitraria y, por tanto, no existe relacin directa entre ambos; la arbitrariedad caracterstica de las lenguas naturales hace posible la existencia de los cambios lingsticos, pues si hubiera una relacin directa entre los elementos fonticos y los significados es evidente que las lenguas permaneceran siempre inalterables (Blecua 1973, 70). 4 Marouzeau 1940, 260. Adems, Virgilio no se conforma tan slo con esta explicacin, sino que nos ofrece un perfecto anagrama que recombina las letras que conforman LATIVM para dar lugar a MALVIT.

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composuit legesque dedit LATIVMque vocari MALVIT, his quoniam LATVISSET tutus in oris. (Verg. Aen. 8, 319-323) (Saturno lleg el primero del etreo Olimpo, huyendo las armas de Jpiter y desterrado, despojado de su reino. l fue quien reuni aquella nacin indomable y dispersa por los altos montes, les dio leyes, y prefiri que se llamara Lacio, ya que sano y salvo estuvo latente por estas riberas.) Los ejemplos ms universalmente conocidos de este tipo de etimologa se deben a Isidoro de Sevilla, como en el caso de su explicacin de clarus: Clarus, a caelo, quod splendeat. Vnde et clara dies pro splendore caeli. (Isid. Orig. 10, 32) (Clarus (claro) deriva de caelum (cielo), porque resplandece. As, hablamos de un claro da a causa del esplendor del cielo.) (trad. de Oroz Reta y Marcos Casquero) En este ejemplo tenemos representados tanto la bsqueda de una palabra que tenga un parecido evidente con el adjetivo clarus (caelum), como el juego anagramtico del cambio del orden de las letras (CLArVM y CAeLVM)5. Queda, pues (y esta es la parte semntica de la investigacin etimolgica en la Antigedad), encontrar el hilo conductor entre los contenidos de las dos palabras puestas en relacin. Varrn o Isidoro de Sevilla entienden que la etimologa sirve para conocer mejor el significado de las palabras, ya que la etimologa antigua busca casi obsesivamente la congruencia entre las formas y los contenidos. De hecho, Isidoro dice explcitamente en un famoso y discutido pasaje de las Etymologiae (Orig. 1, 29) que si se conoce el origen de una palabra antes se dar con su sentido: Etymologia est origo vocabulorum, cum vis verbi vel nominis per interpretationem colligitur. Hanc Aristoteles symbolon, Cicero adnotationem nominavit, quia nomina et verba rerum nota facit exemplo posito; ut puta flumen, quia fluendo crevit, a fluendo dictum. Cuius cognitio saepe usum necessarium habet in interpretatione sua. Nam dum videris unde ortum est nomen, citius vim eius intellegis. Omnis enim rei inspectio etymologia cognita planior est. (La etimologa estudia el origen de los vocablos, ya que mediante su interpretacin se llega a conocer el sentido de las palabras y los nombres. Aristteles la denomin symbolon, y Cicern, adnotatio, porque, a partir de un modelo, se nos dan a conocer las palabras y los nombres de las cosas. Por ejemplo, flumen (ro) deriva de fluere, porque fluyendo crece. Su conocimiento implica a menudo una utilizacin necesaria en la interpretacin lxica. Pues, si se sabe cul es el origen de una palabra, ms rpidamente se comprender su sentido. El examen de cualquier objeto es mucho ms sencillo cuando su etimologa nos es conocida. (trad. de Oroz Reta y Marcos Casquero)5

Tambin podan suprimirse o aadirse letras (Var. L. 7, 1).15-27

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Etimologa y semntica

No obstante, esta concepcin tan confiada debe enfrentarse a otra orientacin escptica que ya puede intuirse en el Crtilo de Platn. Este escepticismo, que es posible rastrear en Platn, Sexto Emprico, as como en Cicern y Quintiliano, nos lleva a un texto crucial de Agustn de Hipona donde puede observarse cmo aparece completamente diferenciado el estudio de la etimologa, en calidad de dudosa disciplina que indaga acerca del origen (verdadero?) de las palabras, y el de la semntica, o el conocimiento del significado6, para lo que se puede prescindir perfectamente de la etimologa: De origine verbi quaeritur, cum quaeritur unde ita dicatur: res mea sententia nimis curiosa, et non nimis necessaria. Neque hoc mihi placuit dicere, quod sic Ciceroni quoque idem videtur; quamvis quis egeat auctoritate in re tam perspicua? Quod si omnino multum iuvaret explicare originem verbi, ineptum esset aggredi, quod persequi profecto infinitum est. Quis enim reperire possit, quod quid dictum fuerit, unde ita dictum sit? Huc accedit, quod ut somniorum interpretatio, ita verborum origo pro cuiusque ingenio praedicatur. Ecce enim verba ipsa quispiam ex eo putat dicta, quod aurem quasi verberent: Immo, inquit alius, quod aerem. Sed nostra non magna lis est. Nam uterque a verberando huius vocabuli originem trahit. Sed e transverso tertius, quam rixam inferat. Quod enim verum, ait, nos loqui oporteat, odiosumque sit, natura ipsa iudicante, mendacium; verbum a vero cognominatum est. Nec ingenium quartum defuit. Nam sunt qui verbum a vero quidam dictum putent, sed prima syllaba satis animadversa, secundam negligi non oportere. Verbum enim cum dicimus, inquiunt, prima eius syllaba verum significat, secunda sonum. Hoc autem volunt esse bombum. Vnde Ennius sonum pedum, bombum pedum dixit: et Bo sai Graeci clamare; et Virgilius, Reboant silvae (Georg. lib. 3, v. 223) Ergo verbum dictum est quasi a vero boando, hoc est verum sonando. Quod si ita est, praescribit quidem hoc nomen, ne cum verbum faciamus, mentiamur: sed vereor ne ipsi qui dicunt ista, mentiantur. Ergo, ad te iam pertinet iudicare, utrum verbum a verberando, an a vero solo, an a vero boando dictum putemus: an potius unde sit dictum non curemus; cum, quod significet, intelligamus. (Aug. Principia Dialecticae VI. P. L. 32, 1409-1420)76 Esta distincin ya puede encontrarse en Varrn, aunque desde otros presupuestos (L. 5, 2): Cum unius cuiusque verbi naturae sint duae, a qua re et in qua re vocabulum sit impositum (itaque a qua re sit pertinacia cum requiritur, ostenditur esse a pertendo; in qua re sit impositum dicitur cum demonstratur, in quo non debet pertendi et pertendit, pertinaciam esse, quod in quo oporteat manere, si in eo perstet, perseverantia sit), priorem illam partem, ubi cur et unde sint verba scrutantur, Graeci vocant etymologan, illam alteram per semainomnon. De quibus duabus rebus in his libris promiscue dicam, sed exilius de posteriore (Cada palabra posee dos peculiaridades congnitas: de qu objeto se parte y en qu objeto de aplica el nombre. As, cuando se rastrea de dnde procede pertinacia (obstinacin), se descubre que deriva de pertendere (obstinarse); en cuanto a en qu objeto se aplica, se dice que existe pertinacia cuando se pone de manifiesto que hay obstinacin en algo en que uno no debe obstinarse (pertendi). En efecto, si se persiste (perstet) en lo que conviene mantenerse firme, lo que hay es perseverantia. A la primera cuestin es decir, cuando se investiga por qu y de dnde vienen las palabras, los griegos la denominan etimologa; a la segunda, semntica. Sobre ambas cuestiones y de manera indistinta, voy a hablar en los libros siguientes, aunque abordando ms de pasada la segunda de ellas.) (trad. de Marcos Casquero). 7 Tenemos una edicin moderna de esta obra: De dialectica. Ed. Jan Pinborg and. trans. B. Darrell Jackson, Dordrecht and Boston, Reidel, 1975.

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(Nos preguntamos acerca del origen de una palabra cuando nos planteamos de dnde proviene que se diga de tal manera: asunto muy curioso, en mi opinin, pero no muy necesario. No me gust decir esto que a Cicern parece merecerle la misma opinin; aunque, quin necesita de una autoridad en un asunto tan evidente? Pero si fuera de mucha utilidad explicar el origen de una palabra, no sera apropiado adentrarse en lo que ciertamente es imposible de alcanzar. Quin hay que pueda justificar por qu se tiene que decir de tal manera lo que nombramos? Ocurre que, al igual que en la interpretacin de los sueos, as se declara el origen de una palabra de acuerdo con el ingenio de cada cual. He aqu que hay quien interpreta que el mismo trmino verba (palabras) se dice as porque es como si azotasen (reverberasen) el odo; ms bien, dice otro, porque es como si azotasen el aire. Pero esto no supone un gran problema, pues uno y otro remontan el origen de esta palabra del verbo azotar (verberando). Inesperadamente mira qu discordia viene a sembrar un tercero: verbum es sinnimo de verdadero porque, segn dice, conviene que hablemos lo verdadero, y es odiosa la mentira, siendo la naturaleza el juez mismo. Pero no falt un cuarto ingenio que dijo que, si bien hay quienes estiman que verbum se dice de verdadero, quedando, pues, la primera slaba suficientemente constatada, no conviene olvidarse de la segunda. De esta forma, declaran que cuando decimos verbum la primera slaba significa verdadero, y la segunda sonido; pretenden, pues, que ste (el sonido) sea un zumbido (bombum). Por ello, Ennio llam al sonido de los pies ruido de pasos, los griegos dicen gritar con el trmino boasai, y Virgilio dice resuenan los bosques. Luego, se dice verbum como si hiciramos retumbar la verdad, es decir, como si hiciramos sonar la verdad. Por tanto, si esto es correcto, el mismo nombre ordena que no mintamos al hablar, mas temo que mientan incluso estos mismos que afirman tales cosas. Por lo tanto, a ti corresponde juzgar si hemos de considerar que verbum se dice de verberando (azotar), o de vero (verdad) tan slo, o de vero boando (hacer resonar la verdad), o si, por el contrario, es preferible que no nos preocupemos por su origen, ya que sin necesidad de ello entendemos lo que significa.) Sorprende, lo primero, esta singular comparacin de la interpretacin etimolgica con la interpretacin de los sueos. Marck Amsler ha observado en su excelente estudio sobre el discurso etimolgico en la Antigedad Tarda (Amsler 1989, 44-55) que al ser comparada la etimologa con la interpretacin de los sueos, se entiende como una actividad hermenutica que, al igual que aqulla, debe resolver la ambigedad de los signos mediante una interpretacin alegrica. La etimologa, as entendida, presenta infinidad de posibilidades, lo que la convierte por su imprecisin en intil, y ms todava porque la materia que estudia, el lenguaje verbal humano, es engaosa. Como bien apunta Umberto Eco, San Agustn rechaza el lenguaje constituido de palabras porque est pensando en una forma de lengua perfecta que no es verbal, y que no es otra que la lengua en la que Dios habl a Adn. Se trata de una lengua de imgenes, pansemitica, poblada de alegora, que tan importante ser para la representacin de la cultura en la Edad Media, en sus distintos lapidarios, bestiarios, o en los beatos (Eco 1996, 2425). Contrariamente a la prevencin que muestra por la etimologa Agustn, la vieja disciplina terminar triunfando como metalenguaje y llave para el conocimiento del mundo, llegando aCuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I 15-27

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su cima ms alta con San Isidoro de Sevilla, excelente ejemplo de recuperacin y creacin etimolgica. Centremos ahora nuestra atencin en dos frases concretas de los textos citados: nam dum videris unde ortum est nomen, citius vim eius intellegis (Isidoro) unde sit dictum non curemus; cum quod significet, intelligamus (Agustn) En estas dos frases podemos ver resumidos los aspectos que hemos comentado. Mientras Isidoro ana etimologa y semntica, Agustn las diferencia cuando nos dice que de poco nos sirve saber de dnde se puede decir una palabra para conocer su significado. Por otra parte, Isidoro habla de la vis nominis (recurdese lo que decamos acerca de la fuerza de las palabras con referencia al cuento de Horacio Quiroga), pero Agustn emplea explcitamente el verbo significare, consciente del valor que tiene la palabra como signo convencional. La semntica como estudio del significado y la etimologa, concebida desde el siglo XIX como una historia de las palabras, quedan desligadas una de otra por sus mtodos y objeto de estudio8. 1.3. La semntica en la Antigedad. Las differentiae en las parejas de sinnimos El estudio del significado lxico tiene sus antecedentes ms inmediatos en las compilaciones que analizan las diferencias en las parejas de sinnimos, todo un gnero de la antigua literatura latina que dio comienzo con Catn el Censor (s. II a. C.) y se extendi hasta Isidoro de Sevilla (s. VII d. C.), quien define as las diferencias (Orig. 1, 31): Differentia est species definitionis, quam scriptores artium de eodem et de altero nominant. Haec enim duo quadam inter se communione confusa, coniecta differentia secernuntur, per quam quid sit utrumque cognoscitur; ut cum quaeritur quid inter regem sit et tyrannum, adiecta differentia, quid uterque sit definitur, ut rex modestus et temperatus, tyrannus vero crudelis. Inter haec enim duo differentia cum posita fuerit, quid sit utrumque cognoscitur. Sic et cetera. (Diferencia es un tipo de definicin que los tratadistas (Victorino y Boecio) denominan de esto y de su contrario. Cuando dos palabras se confunden entre s por tener un cierto parentesco, se delimitan sus campos haciendo entrar en juego su diferencia, gracias a la cual se puede conocer qu es cada una de ellas. Por ejemplo, se trata de saber qu distincin hay entre un rey y un tirano; sirvindonos de la diferencia se define qu es uno y otro en el siguiente sentido: el rey es moderado y comedido; el tirano es cruel. Aplicando el criterio de la diferencia se precisa qu es uno y qu es otro. Y as en lo dems.) (trad. de Oroz Reta y Marcos Casquero)8 En lo que respecta al desarrollo moderno de ambas disciplinas, Guiraud (1981, 108-110) y Ullmann (1968, 34-59) hablan de semntica sincrnica (la semntica) y de semntica diacrnica (la etimologa).

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El nacimiento de las differentiae se suele vincular a los mbitos retrico9 y jurdico (Codoer 1985; Garca Hernndez 1997a; Lorenzo 1977; Magalln Garca 1996). Ocupan un lugar singular en esta dilatada tradicin el tratado de Nonio Marcelo titulado De differentia similium significationum, que conforma el quinto de los veinte libros que componen su De compendiosa doctrina y, asimismo, el De differentiis, de Isidoro de Sevilla. Nonio Marcelo, que desarroll su actividad all por el siglo IV10, nos dej una obra que, aunque sin grandes pretensiones, constituye un pequeo tesoro de citas, sobre todo pertenecientes a la literatura del perodo republicano. En lo que respecta a Isidoro de Sevilla, hay que hacer notar que su obra De differentis corresponde al comienzo de su actividad, mientras que las Etymologiae pertenecen, al contrario, ya al final de su produccin11. La Praefatio del De differentiis deja suficientemente clara su adscripcin al gnero12: Plerique veterum sermonum differentias distinguere studuerunt subtilius inter verba et verba aliquid indagantes. Poetae autem gentiles necessitate metrica confuderunt sermonum proprietates. Sicque ex his consuetudo obtinuit pleraque ab auctoribus indifferenter accipi, quae quidem quamvis similia videantur, quadam tamen propria inter se origine distinguuntur. De his apud Latinos Cato primus scripsit, ad cuius exemplum, ipse paucissimas partim edidi, partim ex auctorum libris deprompsi tibique, lector, pro delectatione notavi.9 Prez Castro (1999, 64) ve en esta vinculacin con la retrica un inconveniente cronolgico, pues si las primeras manifestaciones de este arte son del s. I a. C., las differentiae que da Catn quedaran fuera de este perodo. 10 De Nonio Marcelo apenas tenemos datos biogrficos: Of Nonius himself little is known. From various indications it has been inferred that he lived in the fourth or fifth century A. D., and was a dignitary in the small town of Thubursicum in North Africa. He published a volume of letters On the Neglect of Study, from which he quotes a pompous sentence in illustration of the word meridies (Meridiem... nos in Epistulis quae inscribuntur De Peregrinando a Doctrinis: exvigila aliquando et moracium cogitationum, priusquam aetas in meridie est, torpedinem pelle. page 451 of Merciers edition). Some of his modern critics accuse him of an amount of ignorance that is hardly conceivable. Without going so far, we may safely regard him as a man of very limited learning, a compiler rather than a researcher. His dictionary can hardly have belonged to anything but the scissors and paste class (Lindsay 1965, 1). Vase tambin Moretti 1984. 11 En palabras de Carmen Codoer, una y otra constituyen dos modos diferentes de aproximacin a la realidad: La concepcin del mundo que se desprende de la lectura de las Differentiae no es vlida ms que para los creyentes. O si se quiere, podemos enunciarlo al revs: las differentiae rerum sirven para crear al lector una concepcin del mundo exclusivamente cristiana. Al mismo tiempo, el procedimiento de la diferencia tiene en este caso una funcin peculiar: establecer enlaces entre conceptos cuya distincin es lxicamente irrelevante y para los que la afinidad bsica consiste en formar parte integrante de un dogma. Hablar de diferencias como procedimiento gramatical resulta a todas luces improcedente. Cualquiera de las diferencias aqu utilizadas significa algo ms que lo que se desprende de la comparacin entre rex y tyrannus. Se trata siempre de la unin de dos definiciones que, por el hecho de juntarse en comparacin e ir referidas a un mbito limitado, adquieren la cualidad de diferentes. Algo as como si estableciramos una comparacin entre un dragn y una princesa pensando en que ambos forman parte de un mundo cerrado y simblico en el que cada uno de los objetos que lo integran adquiere un valor especial por el hecho de estar en contacto con el resto. (Codoer 1992b, 19-30). Ms recientemente, Velzquez (en prensa) ha revisado los diferentes aspectos de la lengua en la obra isidoriana en una esplndida monografa. Agradezco a la autora que me haya facilitado la consulta del original. 12 Seguimos la moderna edicin del libro primero que ha realizado Carmen Codoer (1992b), donde se puede volver a apreciar la primitiva disposicin temtica, frente a la alfabtica que errneamente se haba venido presentando (es el caso de la edicin de Faustino Arvalo en la Patrologa Latina, tomo 83).

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(Muchos autores antiguos procuraron establecer diferencias entre distintos trminos investigando con gran penetracin lo que separa unas palabras de otras. Por su parte los poetas paganos, debido a necesidades mtricas, confundieron el valor exacto de los trminos; y as, a partir de ellos se impuso la costumbre de que los autores aceptaran indiscriminadamente muchas expresiones, expresiones que, aunque parezcan semejantes, se diferencian entre s en virtud de su distinto origen. Sobre ellas escribi el primero entre los latinos Catn y, siguiendo su ejemplo, tambin yo cre unas cuantas, muy pocas, otras las saqu de obras que me merecan garanta y las recog para tu deleite, lector.) (trad. de Carmen Codoer) Vamos a leer cmo tratan tanto Nonio Marcelo como Isidoro de Sevilla el asunto de la differentia en una misma pareja de sinnimos, la conformada por las palabras latinas cupido y amor. Nonio la explica de la manera siguiente: CVPIDO et AMOR idem significare videntur. Et est diversitas. Cupido enim inconsideratae est necessitatis, amor iudici. Plautus Bacchidibus (fr. XIX): Cupidon te consevit anne Amor? idem in Curculione discrevit et vim eiusdem diversitatis expressit dicens (3): quod Venu Cupidoque imperat suadetque Amor. Afranius in Omine (221) amabit sapiens, cupient ceteri. cupidinem cum feminino genere dicimus, cupiditatem significamus. Vergilius (Aen. VI, 721): quae lucis tam dira cupido? cum masculino, deum ipsum. Plautum Mercatore (854): Cupido, quantus es! Naevius Gymnastico (55): edepol Cupido, cum tam pauxillus sis, nimi multum vales. (Non. p. 681-682 L) (CVPIDO y AMOR parecen significar lo mismo, pero hay diferencia. El deseo (cupido) es propio de la necesidad irreflexiva, el amor (amor) lo es del juicio. Plauto en Bquides (fr. XIX): Acaso se ha ensaado contigo Cupido o Amor?. Esto mismo lo distingui en el Gorgojo y expres el valor de su diversidad cuando dice que (3): lo que Venus y Cupido ordenan y Amor aconseja. Afranio en El presagio (221): sentir amor el sabio, el resto deseo. Cuando nos referimos a cupido en gnero femenino, damos a entender la cupiditas. Virgilio (Aen. 4, 721): qu deseo tan cruel de luz?. Cuando lo hacemos en masculino, nos referimos al dios mismo. Plauto en El mercader (854): Cupido, qu grande eres. Nevio en El gimnstico (55): Por Plux, Cupido, que aunque seas tan pequeito, vales muchsimo.) Lo relevante es, una vez establecida la pareja de sinnimos, tratar de ver la diferencia, algo que ya intuye perfectamente Nonio Marcelo desde el comienzo de su definicin: amor y cupido presentan una base significativa comn evidente, la de designar el amor, y se establece la dife23Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I 15-27

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rencia relacionando amor con iudicium y cupido con una inconsiderata necessitas13. Veamos ahora cmo trata Isidoro la diferencia entre amor y cupido (113 Codoer y 1, 5 Arvalo): Inter amorem et cupidinem. Aliud est, inquit Cato, Philippe, amor, longe aliudque cupido. Accessit illico alter ubi alter recessit; alter bonus, alter malus. Alii verius amorem et bonum dixerunt et malum, cupidinem semper malum. Amorum autem quadripertita differentia est. Est enim iustus amor, pius, crudelis, obscenus. Iustus amor est uxorius, pius filiorum, crudelis contra naturam, ut Pasiphae, obscenus meretricum. (Entre amor (amor) y cupido (pasin). Una cosa es, dice Catn, Filipo, el amor, y otra muy distinta la cupido. La una se produce en seguida all donde el otro abandona; el uno es bueno, la otra es mala. Otros, con ms acierto, dijeron que amor era bueno y malo, cupido siempre malo. Y es cudruple el tipo de amores. En efecto, hay un amor legtimo, piadoso, perverso, obsceno. Legtimo es el amor a la esposa, piadoso el amor a los hijos, perverso el contra naturam, como el de Pasifae, obsceno el de las meretrices.) (trad. de Carmen Codoer) En la clasificacin semntica que Magalln Garca (1996, 182-188) establece de todas las differentiae de Nonio, coincide con Isidoro de Sevilla en englobar amor y cupido en la polaridad positivo/negativo. Puede observarse fcilmente cmo esta definicin deja perfectamente explcito el contenido positivo de amor frente al negativo de cupido, aunque, como bien seala Magalln Garca (1996, 247-248), AMOR puede ser tambin malum cuando es crudelis y obscenus. Esta caracterizacin de lo positivo y lo negativo aparece asimismo en Barrault, autor que supone, en buena manera, la culminacin de esta tradicin lexicogrfica14. Tomando ahora otra differentia de Nonio (703L), la que opone cupido a cupiditas, Barrault sita a cupido entre los sinnimos cupiditas, libido y voluptas, mientras que amor es colocado entre caritas, pietas, benevolentia, studium, favor y gratia: Cupido est un dsir qui nous porte quelque chose et considr comme faisant des efforts pour tre satisfait; le dsir en tant quil est considr comme action, oppos laversion; cupiditas nest quun tat passionn de lme oppos la tranquillit de lesprit ou lindiffrence. Cupiditas levior est cupidine (Nonius, V. LVII): Cupiditas ex homine, cupido ex stulto numquam tollitur (Lucil., XXIII). Cette distinction qui a t faite par Lucilius est on ne peut plus fonde; en effet, le penchant vicieux de lme peut tre corrig, mais une fois quun sot sest mis dans la tte une envie pour quelque chose, il ny a plus moyen de len faire dmordre. Mais la conclusion que Nonius tire de ce passage nest pas exacte. (Barrault 1853, 613)13 Los ejemplos aducidos para corroborar su definitio, si adoptamos una lectura crtica, no siempre responden perfectamente a las definiciones dadas. 14 Si bien su estudio sobre los sinnimos parte del libro titulado Lateinische Synonyme und Etymologie, de Dderlein, publicado en Leipzig entre 1826 y 1836 (Garca Hernndez 1997a, 26, n. 39).

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Amor, comme amare, se dit des hommes et de animaux, cest lamour pur et lamour sensuel ou interess; caritas est lamour clair, laffection raisonnable des hommes, un sentiment noble, une amiti mle de respect et de vnration; pietas, lamour envers les parents, les dieux, la patrie, toute affection qun ne pourrait violer sans commettre un nefas. Le principe de amor est dans le sentiment, dans la passion; celui de caritas dans la raison; celui de pietas, dans le devoir, linstinct naturel et le sentiment religieux. Caritas peut se commander, amor ne se commandre pas. (Barrault 1853, 615) Puede observarse cmo se conserva la primitiva caracterizacin positiva de amor frente a cupido, ligada la primera a los buenos sentimientos y la segunda a la pasin. La moderna consideracin semntica de estas parejas de trminos acuadas por la tradicin lexicogrfica no es unnime. Autores como Codoer (1985, 202) y Flobert (1994) afirman que la misma aceptacin de la diferencia ya supone un rechazo de la idea de sinonimia, mientras que otros como Garca Hernndez (1997a, 24-25) no creen que la aceptacin de la diferencia sea bice para considerar la base significativa comn como sinnima15. Nos parece, en este sentido, una especie de sntesis el anlisis semntico que hace Magalln Garca (1996, 13-19) de las Differentiae en trminos de oposiciones privativas, equipolentes y graduales, as como de hiponimia, pues la consideracin de la sinonimia va a depender, bsicamente, de lo que entendamos como tal, asunto al que volveremos en el captulo siguiente. En resumen, observamos que la reflexin semntica, aunque no puede desvincularse de la etimolgica, ha gozado de un excelente vigor a lo largo de la Antigedad, llegando hasta los propios albores de la semntica que podemos considerar moderna. En este sentido, el trmino sinnimo, al margen de lo que se entienda por tal, parece recoger todas las inquietudes semnticas de la reflexin sobre el lenguaje. 1.4. Los mtodos: comparacin formal y comparacin de contenidos. Hacia la semntica moderna Nos parece oportuno, para terminar este captulo, poner de manifiesto algunas cuestiones semnticas que podemos plantear comparando, precisamente, el mtodo etimolgico antiguo al que aludimos en el apartado 1. 2. y el de la diferencia del apartado anterior: a) ambos tienen en comn el hecho de ser mtodos comparativos. Entindase por comparativo un mtodo de investigacin bsica, propio de una epistemologa previa (Garca Gabaldn 1996).15 Tenemos la postura escptica de Prez Castro (1999, 67-68): Por lo que al latn respecta, las differentiae verborum de poca postclsica lo nico que permiten comprobar es la capacidad de mistificacin de sus compiladores, cuya obra convendra tomar slo como objeto de estudio, y no como fuente de datos y autoridad para el estudio del lxico latino.

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b) en la etimologa se parte de una COMPARACIN FORMAL entre dos trminos muy cercanos de los que se supone que uno ha dado lugar al otro para encontrar la ratio semntica entre ambos, que termina corroborando la relacin formal (p. e. persona mscara viene de personare resonar porque la mscara hace resonar la voz del actor [Gavio Baso, fr. Gel. 5, 7, 2], y clarum viene de caelum porque el cielo resplandece [Isid. Orig. 10, 32]). c) en la diferencia, sin embargo, se parte por lo general de una base de COMPARACIN CONCEPTUAL, o un continuum significativo, para terminar estableciendo la diferencia (as, p. e., la relacin de contenido que puede haber entre cupido y amor, entre amare y diligere, o entre nutrix y genetrix, que analizaremos en el captulo siguiente). Esta relacin de contenido nos parece muy interesante porque ya NO es formal, lo que supone el establecimiento de una estructura lxica desde el plano del contenido (a ella volveremos en el apartado 3.3). Estos estudios anteriores a la semntica cientfica y centrados fundamentalmente en los orgenes de las palabras y en la diferencia comparten, asimismo, una idea intuitiva del significado, que va desde el significado verdadero u originario hasta lo que, en general, entendemos como el sentido de las palabras. Por ello, la preocupacin por el estudio del significado como tal, as como la razn de su naturaleza, supondr el punto de partida de esta ciencia, y esto no se producir hasta finales del siglo XIX. Aunque hay antecedentes en Alemania (Ullmann 1986, 2-3), el nacimiento de la semntica como ciencia de las significaciones tiene un nombre propio, Michel Bral, y dos fechas, 1883, en que el autor francs publica su artculo titulado Les lois intellectuelles du langages fragment de smantique (Bral 1883) y 1897, que es cuando publica su libro titulado Essai de smantique. Bral propone un estudio novedoso, el de las leyes intelectuales del lenguaje que intentan captar la voluntad de los hablantes en el cambio lingstico, y que suponen, adems, una alternativa a las leyes ciegas de los neogramticos. As termina el prefacio de su obra, que ofrecemos en una pulcra versin espaola quiz atribuible a Miguel de Unamuno16: Tal es el estudio a que invito a todos los lectores. No se espere encontrar en l hechos de naturaleza muy complicada. Al contrario, como siempre ocurre all donde est en juego el espritu popular, sorprende la sencillez de los medios, sencillez que contrasta con la extensin y la entidad de los efectos obtenidos. He buscado deliberadamente mis ejemplos en las lenguas ms generalmente conocidas; fcil ser aumentar el nmero; fcil ser tambin sacarlos de regiones menos exploradas. Como las leyes que he tratado de indicar son ms bien de orden psicolgico, no dudo que se comprueben fuera de la familia indo-europea. Lo que he16

Esta estimulante hiptesis la sostiene Coseriu (2000, 21, n. 31).15-27

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querido hacer es trazar algunas grandes lneas, marcar algunas divisiones y como un plano provisional en un terreno no explotado an, y que reclama el trabajo mancomunado de varias generaciones de lingistas. Ruego, pues, al lector, que mire este libro como una simple Introduccin a la ciencia que he propuesto llamar Semntica. (Bral s. f., 7)

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CAPTULO II El significado lxico: de las parejas de sinnimos a la oposicin lxica2.1. De la semntica al significado lxico. Conflictos e intereses de estudio Desligado, pues, lo que pertenece al estudio de la etimologa (bien antigua o cientfica) de lo que concierne al de la semntica, queremos ahora seguir indagando en torno a la pertinencia para nuestro estudio de que el significado est referido especialmente (aunque no exclusivamente) al lxico. La semntica, como estudio del significado, concierne a distintos niveles de anlisis dentro de la lengua. Tomando la clasificacin que hace Martnez Hernndez (1997, 34), estos niveles son: a) b) c) d) las unidades inferiores a la palabra la palabra la frase el texto

Los estudios de sintaxis se interesan bsicamente por los dos ltimos niveles, mientras que los estudios que conciernen a la semntica lxica o lexicologa tienden al estudio de los dos primeros. La cuestin, no obstante, presenta una complejidad mayor de la que pudiera sugerir esta idea de simple reparto de niveles. Como veremos a lo largo de este trabajo, las diferencias entre estudiosos de la sintaxis y la semntica del lxico son, adems, de mtodo, ya que en la primera disciplina uno de los mtodos ms fructferos es hoy da el de la Functional Grammar, iniciada hace unos decenios por Simon Dik en Holanda, y aplicada luego por Harm Pinkster a la lengua latina. En los estudios de semntica lxica, por su parte, sigue mostrndose vigoroso el Estructuralismo, especialmente el pensado expresamente para el estudio lxico que propusiera Eugenio Coseriu. Dados, pues, estos precedentes, que no son, por cierto, los nicos posibles, se da, adems, la circunstancia de que en la tradicin de la sintaxis puede encontrarse un cierto menosprecio y desinters por las cuestiones particulares que conciernen al lxico. Esto es as porque el lxico y sus particularidades semnticas presentan muchas veces casos excepcionales dentro de las explicaciones sintcticas, lo que termina conformando una casustica que debe de recordar a aquellas que encontramos en las gramticas y sintaxis de corte tradicional. Pensemos que si la semntica entendida en su sentido general de ciencia del significado se ha visto marginada de los estudios sintcticos1, con mucho ms motivo sufrir este1 Vase el excelente resumen que del asunto hace Lorenzo (1992, 103-104): Tal vez uno de los problemas que ms ha atrado la atencin a los lingistas desde hace ya unos cuantos aos fue el de determinar la rela-

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ISBN: 84-95215-70-5 ISSN: 1696-1439

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ostracismo la semntica lxica, dado que el lxico, por lo dems, supone un escollo a las pretensiones de independencia del nivel de lengua sintctico. Esto da lugar, en definitiva, a que dentro del riqusimo y productivo mbito de lo que hoy da es la lingstica latina puedan percibirse dos lneas de investigacin, una sintctica, y otra lexicolgica, bien diferenciadas, aunque obligadas a entenderse en ms de una ocasin, habida cuenta de hechos tales como la gramaticalizacin de elementos lxicos (cf. 5.4.). Vamos a poner un significativo ejemplo de lo que estamos diciendo mediante una particular lectura de uno de los manuales de sintaxis latina de mayor influencia en los ltimos tiempos, la Sintaxis y semntica del latn, de Harm Pinkster (1995). Veremos cmo se encuentran referencias en este manual a hechos propios de la semntica lxica, o lo que tradicionalmente se ha denominado como sinonimia, antonimia, y dems aspectos relacionados. De esta forma, vemos que en el Captulo 5, dedicado a los Elementos de Relacin (Pinkster 1995, 48-91), es decir, los casos, las preposiciones, las subordinantes y la concordancia en nmero y/o gnero, se hacen algunas curiosas referencias a hechos propios de significado lxico dentro de un apartado titulado Problemas en el nivel de la oracin del sistema de casos propuesto (Pinkster 1995, 59-60). Entre ellos, hay tres asuntos que nos interesan: a) interferencia de hechos de semntica lxica en la diferencia de asignacin de casos (apartado [a] del manual). En este apartado se hace en nota (Pinkster 1995, 61 n. 14) referencia al hecho de que cuando cupere rige dat., en vez de acusativo, sea sinnimo de favere, que siempre rige dativo, aunque Pinkster se pregunta si no se tratar ms que de una mera coincidencia. b) la regularidad en el uso del mismo caso para marcar el complemento de los verbos de dos y tres posiciones que parecen semnticamente relacionados (como el ablativo en el caso de cedere/movere) (apartado [c] del manual). Parecida a la observacin que veamos en el apartado anterior es la que se hace con respecto a la misma complementacin (+ac. + dat.) que presentan antnimos como dare y adimere. c) la relacin entre el significado lxico, la funcin semntica y la forma casual (apartado [f] del manual). En este caso, refirindose al llamado ablativo de precio y valor, se observa que ste marca casi exclusivamente palabras que significan precio de un modo u otro, aunque se puede encontrar lexemas de significados muy divergentes. Los verbos a los que se refiere son emo (comprar), conduco (alquilar), doceocin entre gramtica y semntica en general, y, en un mbito ms restringido, la existente entre sintaxis y semntica. Como es sabido, las diversas opiniones sobre esta cuestin siguieron desde el principio dos direcciones opuestas, si bien cada una de ellas experiment matizaciones y precisiones posteriores. Frente al explcito aserto de N. Chomsky I think that we are forced to conclude that grammar is autonomous and independent of meaning, otros lingistas, por el contrario, sostienen que la sintaxis, en concreto, es vehculo de significado y que no ha de considerarse independiente de la semntica. La diferente consideracin de lo lxico-semntico en la descripcin gramatical es lo que ha supuesto el nacimiento de la lingstica cognitiva como alternativa al generativismo chomskiano de la versin estndar (Cuenca-Hilferty 1999, 21). Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I 29-46

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(ensear), y loco (arrendar)2, que tienen en comn el que en su complementacin sintctica aparezca un ablativo de valor y precio. Pinkster seala el hecho de que si bien la mayor parte de los verbos con los que aparece el tipo de ablativo mencionado son los clasificados entre los de vender, comprar, arrendar, pujar, tambin puede encontrarse un verbo como doceo, aunque en este ltimo caso tal ablativo de precio (Adjunto de Precio) puede considerarse como omisible. (Pinkster 1995, 68-69). Podemos hacer algunas sugerentes observaciones acerca de lo visto y, particularmente, dos que se refieren, en el primer caso a qu conceptos de Semntica lxica se utilizan y, en el segundo, a en funcin de qu: i) en a) y b) se habla de hechos de sinonimia (cupere/favere + dat.) y antonimia (dare/adimere + ac. + dat.), mientras que en c) parece que se refiere a un esfera de significacin que no llega a formularse en trminos de campo lxico (verbos de la esfera comercial). ii) los hechos estn en funcin de explicaciones sintcticas, ms concretamente de problemas y excepciones, ante los cuales hay que recurrir a hechos de particularismo lxico. Dado el inters sintctico, era de esperar que los posibles comentarios se centraran en la semntica de verbos, ya que de ellos depende bsicamente la complementacin sintctica. Los conceptos de semntica lxica son, en definitiva, los tradicionales de sinonimia y antonimia, englobados en una idea general de relacin semntica, mientras que en el tercer caso se presenta una idea muy intuitiva de campo semntico. Estos conceptos no estn sometidos a discusin alguna, porque, entre otras cosas, se aceptan a priori. Se parte, pues, de la circunstancia de que las palabras tengan significado, o dicho con un trmino de empleo ms comn, sentido3, y de que se relacionen semnticamente, pero esto no supone un objeto de estudio. Una vez que la semntica ha entrado a formar parte, tras no muchas objeciones, en el dominio de la descripcin sintctica, sacamos la impresin de que esta disciplina es todo aquello que no es la sintaxis, y este hecho nos invita a preguntarnos si la semntica no ser una suerte de cajn de sastre a la que el estudioso de la sintaxis tiene que recurrir cuando ya no le queda ms remedio. Por supuesto, el inters por el lxico particular en s es meramente anecdtico, pues slo resultan pertinentes sus rasgos generales (causatividad, control, etc.), o la adecuacin del contenido lxico de un constituyente a una funcin semntica4. A lo largo de losSobre este verbo y su polisemia vase Martn Rodrguez (1998, 987-1001). Le sens est une donne si immdiate et fondamentale de notre exprience quotidienne du langage quon ne peut manquer de stonner de lapparition tardive et du statut controvers et encore incertain de la science dite smantique, qui en a fait son champ dtude. (Tamba-Mecz 1998, 3). 4 Con todo, aunque el significado de un nombre, preposicin y conjuncin subordinante a menudo proporciona una indicacin de la funcin semntica de un Adjunto, no obstante, no hay una relacin uno-auno entre el significado lxico del constituyente y la funcin semntica que desempea. (Pinkster 1995, 38).2 3

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captulos siguientes seguiremos haciendo alusin a la delicada relacin entre la semntica (lxica) y la sintaxis (especialmente 3.4.-3.6. y 4.3.). La cuestin clave es la siguiente: son interesantes en s mismos estos hechos concernientes al significado lxico como para poder hablar de una semntica lxica? Irne TambaMecz califica a la semntica lxica en trminos de smantique frugale, frente a lo que sera una smantique globale, que recogiera todos los fenmenos propios de la significacin (TambaMecz 1998, 8). Creemos que esta crtica tiene fundamento siempre y cuando entendamos la semntica lxica de manera exclusiva con respecto a los dems aspectos de la significacin, como la pragmtica. A esta visin negativa se une la tradicional consideracin del lxico como un conjunto asistemtico, lo que priva a este, a priori, de inters para el estudio lingstico. En buena medida, la cuestin abierta acerca del significado lxico depender de nuestra propia idea acerca de lo que es significado, que es a lo que nos vamos a referir seguidamente. 2.2. La estructura del significado: entre las palabras (significantes) y las cosas (designados). Concepcin tripolar y bipolar del significado Para adentrarnos en este complejo asunto del significado vamos a servirnos de un singular cuento de Juan Jos Arreola titulado Parturient montes, con clara alusin a un motivo del Ars Poetica de Horacio, como nos confirma el hecho de que el cuento se abra con una cita que no es ms que la continuacin del mismo: ... nascetur ridiculus mus HORACIO, Ad Pisones, 139 Entre amigos y enemigos se difundi la noticia de que yo saba una nueva versin del parto de los montes. En todas partes me han pedido que la refiera, dando muestras de una expectacin que rebasa con mucho el inters de semejante historia. Con toda honestidad, una y otra vez remit la curiosidad del pblico a los textos clsicos y a las ediciones de moda. Pero nadie se qued contento: todos queran orla de mis labios. (J. J. Arreola, Parturient montes, en Confabulario Definitivo. Edicin de Carmen de Mora, Madrid, Ctedra, 1986, 65-67) El personaje del cuento reutiliza el motivo clsico del parto de los montes que nos refiere Horacio en su Ars Poetica para explicar el desconsuelo del creador a la hora de ser original. Ante la imposibilidad de contar una nueva versin de la vieja fbula, el creador terminar por dar lugar a un ratn verdadero: En el ltimo instante, mi sonrisa de alivio detiene a los que sin duda pensaban en lincharme. Aqu, bajo el brazo izquierdo, en el hueco de la axila, hay un leve calor de nido... Algo se anima y se remueve... Suavemente, dejo caer el brazo a lo largo del cuerpo, con la mano encogida como una cuchara. Y el milagro se produce. Por el tnel de la manga desciende una tierna migaja de vida. Levanto el brazo y extiendo la palma triunfal. (...)Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I 29-46

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Extenuado por el esfuerzo y a punto de quedarme solo, estoy dispuesto a ceder la criatura al primero que me la pida. Las mujeres temen casi siempre a esta clase de roedores. Pero aquella cuyo rostro resplandeci entre todos, se aproxima y reclama con timidez el entraable fruto de fantasa. Las razones de la mujer para solicitar el ratn no pueden ser, por decirlo abiertamente, ms semnticas: Al despedirse y darme las gracias, explica como puede su actitud, para que no haya malas interpretaciones. Vindola tan turbada, la escucho con embeleso. Tiene un gato, me dice, y vive con su marido en un departamento de lujo. Sencillamente, se propone darles una pequea sorpresa. Nadie sabe all lo que significa un ratn. Podemos organizar el cuento en torno a los tres aspectos que articulan y conforman el hecho de la significacin (cf. Garca Jurado 1999), a saber: SIGNIFICANTE, SIGNIFICADO y DESIGNADO. De esta forma, si volvemos al comienzo del relato, observamos que el asunto que lo abre es el rumor de que nuestro autor conoce una nueva versin del parto de los montes. El asunto no es, ni mucho menos, balad, pues esta nueva versin, de ser cierta, supone todo un desafo a la Tradicin Literaria. Esta versin, en clave semntica, no es otra que un nuevo SIGNIFICANTE de la vieja fbula, que es lo que entraa realmente la dificultad. Sin embargo, la nueva versin termina siendo su representacin primigenia, pues el autor se convierte en el monte parturiento y da a luz al ratn legendario, que no es otra cosa que el DESIGNADO. Podemos entender que la imposibilidad de crear nuevos SIGNIFICANTES (o versiones) desemboca en el motivo primigenio que dio lugar a la fbula, el ratn legendario o DESIGNADO, que nos devuelve, en definitiva, al SIGNIFICADO bsico. Por ello, el cuento termina aludiendo al tercer componente de la significacin, el significado mismo. Como es sabido, los tres elementos que configuran el hecho de la significacin pueden representarse mediante el clsico tringulo de Ogden y Richards (1954, 36):SIGNIFICADO (pensamiento)

SIGNIFICANTE (smbolo)

DESIGNADO (cosa)

La triparticin entre SIGNIFICANTE, SIGNIFICADO y DESIGNADO no es moderna, pues se encuentra ya en los estoicos, a quienes se atribuye una posible teora del signo en la que se 33Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I 29-46

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distingue entre lo significante, lo significado o decible y lo existente5. Debemos recordar que el famoso tringulo de Ogden y Richards no tiene base, es decir, que no hay una relacin directa entre SIGNIFICANTE y DESIGNADO (creencia primitiva y mgica de la que ya tratamos al comienzo del TEMA 1), sino que sta pasa siempre a travs del SIGNIFICADO, que no es otro que nuestro pensamiento. De esta forma, y como los mismos autores afirman, las palabras (...) no significan nada por s mismas, aunque haya sido igualmente universal (...) la creencia de que as era. Slo cuando un sujeto pensante hace uso de ellas, representan algo, o, en un sentido, tienen significado (Odgen y Richards 1954, 35). Es el pensamiento el que asigna al significante el valor oportuno para que simbolice la cosa a la que queremos referirnos, como si fuera un intermediario: SIGNIFICANTE simbolizacin SIGNIFICADO referencia DESIGNADO Ahora bien, a la hora de establecer cules son los elementos que participan del hecho de la significacin encontramos una clara divisin entre aquellos especialistas que parten tan slo de dos, el SIGNIFICANTE y el SIGNIFICADO, frente a los que toman como punto de partida los tres elementos, teniendo, asimismo, en cuenta el DESIGNADO: i) quienes tienen tan slo en cuenta al SIGNIFICANTE y al SIGNIFICADO consideran que la cosa o el DESIGNADO no es algo que pertenezca propiamente al dominio lingstico. De lo que decimos nos ilustra perfectamente Ullmann (1991, pp. 64-66) al definir el significado como una relacin recproca y reversible entre el sonido y el sentido. Esta concepcin bipolar del fenmeno de la significacin encuentra su mejor representante en Ferdinand de Saussure, quien, en su afn por buscar la autonoma del estudio propiamente lingstico, nos dice que el signo lingstico es por tanto una entidad psquica de dos caras (Saussure 1980, 102), es decir, la del significante y el significado. ii) paradjicamente, para evitar la confusin entre lo lingstico y lo extralingstico, y partiendo, precisamente, de la dicotoma saussuriana entre significante y significado, Eugenio Coseriu (1986, 131 y 163) incorpora en el estudio del significado lxico tambin5 As lo encontramos transmitido en la obra titulada Adversus Mathematicos del filsofo de la escuela escptica Sexto Emprico (Baratin-Desbordes 1981, 26-34; Sevilla Rodrguez 1991, 50-51): Haba tambin otra diferencia entre los dogmticos, por la que unos fundamentaban la verdad y la falsedad en lo significado, otros en la voz y otros en el movimiento del pensamiento. Y al frente de la primera opinin se pusieron, por cierto, los Estoicos, diciendo que hay tres cosas que van unidas entre s: lo significado, lo significante y lo existente. De ellas, lo significante es la voz, como Din, por ejemplo; lo significado es la cosa misma que es manifestada por la voz y que nosotros concebimos presentndose al mismo tiempo en nuestro pensamiento (los extranjeros no lo entienden aunque oigan la voz); y lo existente es lo real externo, como Din mismo. De stos, dos son cuerpos, esto es, la voz y lo existente, y uno es incorpreo, que es la cosa significada y decible, lo que resulta precisamente verdadero o falso. Y esto que resulta verdadero o falso no es cualquier decible en general, sino que ste es completo en s mismo o incompleto. Y del decible completo en s mismo resulta la llamada proposicin, que tambin aaden diciendo que una proposicin es lo que es verdadero o falso. (Sexto Emprico, Contra los matemticos, VIII, 11).

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al DESIGNADO para poder diferenciar entre relaciones de significacin y relaciones de designacin. Ya el fundador de la lgica moderna, Gottlob Frege, haba observado que la significacin y la designacin6 de un signo no eran coincidentes, ilustrndolo con el famoso ejemplo del lucero del alba y del lucero de la tarde: aunque una y otra sean denominaciones para referirse a un mismo designado (i. e., el planeta Venus), su significado no es el mismo, pues si bien es verdad que se habla del mismo planeta, en un caso se habla de ste en su curso matutino, y en la segunda denominacin lo pertinente semnticamente es su curso vespertino (Frege 1984; Garca Hernndez 1980, 12; 1985a)7. De esta forma, podemos referirnos o designar una misma cosa (DESIGNADO) mediante dos significantes distintos (p. e. ratn y roedor), pero tales SIGNIFICANTES no tienen por qu presentar el mismo SIGNIFICADO. De esta forma, para resumir, estamos ante dos concepciones bien diferentes sobre los componentes que integran el significado lxico: i) la concepcin bipolar (SIGNIFICADO y SIGNIFICANTE), que consiguientemente no diferencia entre la referencia y el significado, englobndolo todo en esta ltima categora. Esta concepcin se adscribe directamente a los estudios de carcter onomasiolgico y semasiolgico, a los que aludiremos despus dentro de este mismo tema. ii) la concepcin tripolar (SIGNIFICADO, SIGNIFICANTE y DESIGNADO), que diferencia entre relaciones de DESIGNACIN y de SIGNIFICACIN. Dado, pues, este estado de la cuestin, la diferencia entre una y otra postura puede parecer, en principio, balad. Pero, muy al contrario, adoptar como punto de partida una u otra concepcin tiene implicaciones importantes que terminan por disgregar irremediablemente el concepto de semntica (cf. Garca Hernndez 1980, 12-13). Veamos sucintamente cmo resulta una y otra concepcin.6 Parece que lo que se quiere decir con a = b es que los signos o nombres a y b se refieren a lo mismo, y por lo tanto en la igualdad se tratara precisamente de estos signos; se afirmara una relacin entre ellos. Pero esta relacin existira entre los nombres o signos nicamente en la medida en que stos denominan o designan algo. Sera una relacin inducida por la conexin de cada uno de los dos signos con la misma cosa designada. Esta conexin es arbitraria. No se le puede prohibir a nadie tomar cualquier suceso u objeto producido arbitrariamente, como signo para algo. Con ello, el enunciado a = b no se referira entonces ya a la cosa misma, sino tan slo a nuestro modo de designacin; con ella no expresaramos ningn verdadero conocimiento. (Frege 1984, 52). 7 Para el no habituado a la prctica semntica no siempre resulta fcil distinguir el significado del designado, especialmente cuando se trata de conceptos abstractos, pero en el caso que nos ocupa el designado es un objeto bien concreto y, por lo tanto, no va a ser difcil observar los tres elementos integrantes del signo. Lucifer y Vesper son, en principio, dos significantes que, como es bien sabido, designan el planeta Venus, es decir, tienen fundamentalmente el mismo designado, pero no por eso tienen el mismo significado; entenderlo de otra manera supondra confundir significacin y designacin (...) (Garca Hernndez 1985a, 95-96).

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2.3. La semntica desde la concepcin bipolar del significado: la perspectiva semasiolgica y onomasiolgica La perspectiva bipolar no distingue, obviamente, entre relaciones de significacin y relaciones de designacin. La nica relacin reconocida, en este caso, se da bien entre SIGNIFICANTE y SIGNIFICADO, bien entre SIGNIFICADO y SIGNIFICANTE. Segn el sentido de la relacin tenemos, en el primer caso, los estudios de SEMASIOLOGA, y en el segundo los de ONOMASIOLOGA: a) La SEMASIOLOGA es el estudio de la palabra, o SIGNIFICANTE, con respecto a sus diferentes SIGNIFICADOS o usos que recibe. La POLISEMIA ha sido tradicionalmente un estudio semasiolgico. b) La ONOMASIOLOGA es el estudio del SIGNIFICADO con respecto a los distintos SIGNIFICANTES que pueden designarlo. La SINONIMIA es la relacin onomasiolgica por excelencia. 2.3.1. Perspectiva semasiolgica: la polisemia. Sema especfico y semejanza de familia La caracterstica esencial de la concepcin bipolar del significado es que se remite bsicamente al uso de las palabras, frente al estudio de las oposiciones de significado que veremos despus. Aun a riesgo de simplificar excesivamente las cosas, podemos decir que la concepcin bipolar del significado est ms aferrada al uso directo y diverso que se hace de un trmino. Veamos cmo defina la POLISEMIA Michel Bral en el texto en que se dio por primera vez nombre a este fenmeno: El sentido nuevo, sea el que quiera, no pone fin al antiguo. Existen los dos, el uno al lado del otro. El mismo trmino puede emplearse alternativamente en el sentido propio o en el metafrico, en el sentido restringido o en el extenso, en el sentido abstracto o en el concreto... A medida que una palabra recibe una significacin nueva, parece multiplicarse y producir ejemplares nuevos, semejantes por su forma, pero diferentes por su valor. Llamaremos a este fenmeno de multiplicacin polisemia. Todas las lenguas de las naciones civilizadas participan de l: cuantas ms significaciones ha acumulado un trmino, mayor diversidad de aspectos de actividad intelectual y social se debe suponer que representa. Se dice que Federico II vea en la multiplicidad de acepciones una de las superioridades de la lengua francesa: quera decir, sin duda, que esas palabras de sentidos mltiples eran prueba de una cultura ms avanzada. (Bral s. f., 126-127) Lo primero que llama la atencin en el texto anterior es la aparicin de algunos trminos como sentido nuevo, en justa paridad con significacin nueva, as como multiplicidad de acepciones, que nos dan idea de lo mucho de lexicogrfico que hay en esta concepcin de la polisemia. No tenemos ms que pensar en cualquiera de las entradas de un buen diccionaCuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I 29-46

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rio de latn, donde nos encontramos con la disposicin tipogrfica de las distintas acepciones de un trmino. Nos puede servir de ejemplo el verbo orno (Glare 1988, s. v. orno)8: 1. Preparar: non ornatis isti apud vos nuptias? (Plaut. Cas. 549) (no estis preparando una boda en vuestra casa?) (trad. de Romn Bravo) 2. Equipar: scutis feroque ornatur ferro (Enn. Ann. 184) (se equipa de escudo y fiera espada) (trad. de Segura Moreno) 3. Vestirse de especial manera, disfrazar: quam digne ornata incedit, haud meretrice (Plaut. Mil. 872) (y qu porte tan distinguido tiene! No parece una cortesana) (trad. de Romn Bravo) 4. Adornar: Romanis ludis forus olim ornatus lucernis (Lucil. 146) (adornado el foro en otro tiempo con lucernas romanas) Orno en latn presenta una polisemia de uso que no tiene nuestro castellano adornar. Esta polisemia, a su vez, permite poner en relacin orno con otros verbos:POLISEMIA DE USO 1. orno et 2. orno et 3. orno et 4. orno et paro instruo vestio decoro

En contextos como 1., orno podra considerarse, al menos contextualmente, como un sinnimo de paro (orno et paro Plaut. Cas. 546). En casos como 3., orno presenta un sema especfico frente a vestio (Garca Jurado 1992; 1995, 27-28), pues cuando se utiliza orno en un contexto de vestir es para expresar un acto intencional: vestirse de especial manera para algo, nocin muy cercana, a la de ataviarse o disfrazarse. Ms all de la mera descripcin de acepciones, un estudio de la polisemia de orno nos permite adivinar una idea9 especfica que sera comn, al menos, a las primeras, que no es otra que la de la intencionalidad o propsito: 1. prepararse PARA celebrar una boda. 2. prepararse PARA luchar (armarse). 3. preparar un atuendo especial PARA pasar por otra persona (disfrazarse). Esta nocin de intencionalidad resulta, sin embargo, menos evidente en la acepcin cuarta (prepararse PARA resultar ms bello), donde ya podramos hablar directamente de8 9

Es muy interesante consultar el anlisis diacrnico que Moussy (1997) ha hecho de ornamentum y ornatus. En trminos semnticos podramos hablar de sema, o unidad mnima de significacin (cf. 4.2.).

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EMBELLECER, y donde la nocin esttica, que no es necesaria en las tres primeras acepciones, pasa a ser aqu fundamental, como s ocurre con nuestro verbo castellano adornar: 4. embellecer (adornar). Esta circunstancia se confirma cuando analizamos el resto de acepciones que presenta el O. L. D. (Glare 1988), donde podemos apreciar, adems, el paso a consideraciones propias del respeto y la honra: 5. enfatizar con palabras munu nostrum ornato verbis quod poteris (Ter. Eu. 214) (adorna nuestro regalo cuanto puedas con tus palabras) (trad. de Pocia y Lpez Lpez) 6. mostrar respeto quem... imperatorem ornatum a senatu, ovantem in Capitolium ascendisse meminissem (Cic. de Orat. 2, 195) (me acordaba de aquel a quien como general el senado haba motrado su respeto, y haba ascedido al Capitolio obteniendo los honores de la ovacin) 7. realzar homo locum ornat, non hominem locus (Inc. pall. 93) (la persona honra al puesto, no el puesto a la persona) En resumen, es posible, aun simplificando, definir la polisemia de orno como un proceso de asociacin de nociones que podra esquematizarse como sigue: FINALIDAD 1.2.3. 4. BELLEZA 5. HONOR 6.7.

Es significativo, por lo dems, el hecho de que si comparamos las acepciones extremas de orno, es decir, la primera con la ltima, hay muy poco en comn, exceptuando la presencia de una misma forma verbal. Este trnsito de una nocin de Finalidad a la del Honor, pasando por la Belleza10, sera perfectamente explicable mediante la teora de la Semejanza de Familia (o Aire de Familia) que en su momento propusiera el filsofo Ludwig Wittgenstein y que tan buena acogida ha tenido en la explicacin de la polisemia y la teora de prototipos por parte de la lingstica cognitiva (vase Captulo 5. y Cuenca-Hilferty 1999, 37-41, 132-136; Lakoff 1987, 16-17; Touratier 1996). De esta forma, el conjunto de acepciones (considerable como una categora) que nos ofrece el verbo latino orno no presenta necesariamente un rasgo comn y necesario que explique todas las nociones, sino que estamos ante una asociacin de distintas asociaciones que se van encadenando de una en una por la ms inmediata contigidad. De esta forma, en una categora ideal A-B-C-D no habra necesaria10 En castellano, la nocin prototpica termina siendo la de Belleza, que en un principio parece ser perifrica. A ello volveremos en el Captulo 5.

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mente que pensar en rasgos comunes y necesarios para todos los miembros (idea de la categora clsica, de corte aristotlico), sino en una asociacin por semejanza de A con B, B con C, y de C con D, sin necesaria correspondencia, por ejemplo, entre D y A11. Pasemos ahora a revisar algunos aspectos concernientes a la SINONIMIA. 2.3.2. Perspectiva onomasiolgica: la sinonimia. La sinonimia como problema de la lexicologa moderna La sinonimia es, al igual que la polisemia, un asunto tradicionalmente remitible a la concepcin bipolar del significado, en este caso a la onomasiologa12, dado que se trata de dos o ms palabras (significantes) con el mismo SENTIDO13. Es desde este planteamiento bipolar desde el que Lyons ha establecido una articulada tipologa de la sinonimia (Lyons 1979 y 1980; para el latn cf. Fruyt 1994), acuando trminos hoy da tan familiares para los semantistas como el de hiponimia, o los de sinonimia total y parcial14. Desde la perspectiva tripolar del significado, la sinonimia es considerada como una antesala de la semntica, en la medida en que, al estar basada en las relaciones entre significante y significado, y no estrictamente en las de significado, no concierne de forma directa al significado lxico. Lo ms reseable de la concepcin tripolar es que, a priori, no existen sinnimos como tales, pues a cada unidad del plano de la expresin habr de corresponderle una diferencia en el plano del contenido. Entonces, podemos preguntarnos cmo se explican los sinnimos que en la prctica encontramos en el uso diario. Garca Hernndez (1997b, 392) considera que muchas de las diferencias sinonmicas se deben a la constitucin histrica de la lengua; son hechos de arquitectura15 en la terminologa coseriana, que reciben una clasificacin cudruple. Vamos a enumerar estos cuatro hechos: a) variantes diatpicas, donde son destacables los geosinnimos, como el de zafa y palangana que aduce Gregorio Salvador (1984, 57-62): Evidentemente, la voz zafa,11 El Dr. Roberto Rojo, destacado ensayista argentino y profesor de la Universidad Nacional de Tucumn, nos comenta que Wittgenstein podra haberse inspirado en las investigaciones fotogrficas sobre eugenesia que llevara a cabo el antroplogo britnico Sir Francis Galton (1822-1911). Galton parta de las fotografas de dos rostros diferentes para encontrar en una tercera los rasgos comunes. 12 Los sinnimos no son sino los nombres asociados a un contenido. Por ello la sinonimia es una relacin onomasiolgica, una relacin que establece el hablante al expresarse. (Garca Hernndez 1997b, 385). 13 Ya hemos comentado que Ullmann define el significado como la relacin recproca y reversible entre el sonido y el sentido. Lyons, a su vez, parte de la clsica distincin ya establecida por Frege entre REFERENCIA y SENTIDO. El sentido, que muy a menudo se confunde c