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PRLOGO de Benjamn Garca-Hernndez. 7
INTRODUCCIN. 11
CAPITULO 1. Etimologa y semntica. 1515
1.1. El origen y el significado de las palabras. 15
1.2. La etimologa frente a la semntica. 17
1.3. La semntica en la Antigedad. Las differentiae en las
parejas de sinnimos. 21
1.4. Los mtodos: comparacin formal y comparacin de contenidos.
Hacia lasemntica moderna. 25
CAPTULO 2. El significado lxico: de las parejas de sinnimos a la
oposicinlxica. 29
2.1. De la semntica al significado lxico. Conflictos e intereses
de estudio. 29
2.2. La estructura del significado: entre las palabras
(significantes) y las cosas(designados). Concepcin tripolar y
bipolar del significado. 32
2.3. La semntica desde la concepcin bipolar del significado: la
perspectiva sema-siolgica y onomasiolgica. 36
2.3.1. Perspectiva semasiolgica: la polisemia. Sema especfico y
semejanza defamilia. 36
2.3.2. Perspectiva onomasiolgica: la sinonimia. La sinonimia
como problemade la lexicologa moderna. 39
2.4. La semntica desde la concepcin tripolar del significado:
relaciones de signifi-cacin y designacin. 42
CAPTULO 3. La estructura lxica. Se puede estructurar el lxico?
47
3.1. Nuestra idea del lxico: caos u orden? 47
3.2. Un criterio estadstico de organizacin del lxico: los ndices
de frecuencia. 47
3.3. La relacin de contenido: un salto cualitativo o un salto en
el vaco? Las estruc-turas lxicas. 48
3.4. La recurrencia de las clases lxicas. Las relaciones
clasemticas. 52
3Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
3-4
SumarioPginas
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3.5. Lexemtica y gramtica: el sueo del sistematismo. La
proporcionalidad en elestudio lxico. 59
3.6. Aparicin de trminos que pertenecen a una supuesta
estructura lxica en unmismo texto. Estructura lxica y estructura
literaria. 65
CAPTULO 4. El campo lxico, taln de Aquiles de la lexicologa?
71
4.1. Pequea resea histrica. La variedad interpretativa de los
campos lxicos. Triery Weisgerber. 71
4.2. Archilexema, oposiciones y dimensiones: el campo lxico
desde la lexemticaestructural. 76
4.3. El estudio sintctico y los campos lxicos. 79
CAPTULO 5. La semntica cognitiva: imaginacin y significado.
85
5.1. La semntica cognitiva y la lengua latina. 85
5.2. Categorizacin y experiencia. La prototipicidad. 87
5.3. Iconicidad. El caso de las viejas etimologas. 89
5.4. Gramtica emergente y subjetivacin. Palabras positivas y
negativas. 91
5.5. Las metforas de la vida cotidiana y el entramado
conceptual. 98
5.5.1. Lo alto, lo blanco y lo caliente: metforas
orientacionales. 100
5.5.2. No tener pies ni cabeza: metforas ontolgicas. 102
5.5.3. Dar jaque mate: nuevas metforas. 107
5.5.4. Visin del mundo. Hacia un entramado conceptual. 109
5.6. Aspectos relevantes. 110
REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS. 113
Indice de palabras latinas. 125
Sumario
4Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
3-4
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ISBN: 84-95215-70-5ISSN: 1696-1439
Introduccin
Quel beau livre ne composerait-on pas en racontantla vie et les
aventures dun mot? (Balzac, Louis Lambert)
Todos sabemos que las palabras tienen significado, pero quiz no
somos conscientes de lavariedad de actitudes que este hecho ha
suscitado a lo largo de la Historia. Desde las
antiguasinterpretaciones mgicas, que consideraban que las palabras
tenan una suerte de fuerza queles confera el sentido, hasta la
prosaica indiferencia de muchos lingistas modernos, el estu-dio del
significado lxico ha pasado por muchos avatares. Quiz el ms
importante fue el cam-bio de planteamiento que nos proporcion
Saussure al romper la antigua relacin entre pala-bras y cosas, el
sueo de una lengua perfecta, para pasar a hablar de un significado
y unsignificante como realidades psicolgicas. Y no debemos olvidar
la antigua tensin que lasemntica ha mantenido con la etimologa. En
este libro veremos cmo se oponen dos actitu-des bien diferentes,
por un lado, la que considera el significado como inherente a su
origen, y,por otro, la que entiende que para comprender el
significado de una palabra puede prescin-dirse de su etimologa. A
esta ltima postura es a la que, paradjicamente, se adscribe un
aman-te de las viejas etimologas como Jorge Luis Borges para darnos
algunas claves sobre el pen-samiento semntico:
Escasas disciplinas habr de mayor inters que la etimologa; ello
se debe a las impre-visibles transformaciones del sentido primitivo
de las palabras, a lo largo del tiempo.Dadas tales transformaciones
del sentido primitivo de las palabras, que pueden lindarcon lo
paradjico, de nada o de muy poco nos servir para la aclaracin de un
concepto elorigen de una palabra. Saber que clculo, en latn, quiere
decir piedrita y que los pitag-ricos las usaron antes de la
invencin de los nmeros, no nos permite dominar los arca-nos del
lgebra; saber que hipcrita era actor, y persona, mscara, no es un
instrumentovalioso para el estudio de la tica. Parejamente, para
fijar lo que hoy entendemos por cl-sico, es intil que este adjetivo
descienda del latn classis, flota, que luego tomara el sen-tido de
orden. (Jorge Luis Borges, Sobre los clsicos, Otras inquisiciones,
en Obras com-pletas II, Barcelona, Emec, 1989, 150)
Pero no slo estamos ante una pugna entre etimologa y semntica,
pues no debemos olvi-darnos del papel que aquello que es designado
tiene en la descripcin del significado lxico.
11Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
11-14
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En este punto, hay que volver a los textos clsicos de Frege y a
los estudios de Odgen y Richardsacerca del tringulo de la
significacin, para reconsiderar el peso especfico del designado
yponer algo de orden en las diferencias que conllevan los verbos
significar y designar.Por si todo esto fuera poco, la consideracin
del vocabulario en su conjunto se ha descrito tra-dicionalmente
como un desorden donde tan slo la arbitrariedad del alfabeto puede
estable-cer unas ciertas pautas. Ante ello, algunos semantistas
suean con un orden interno, o unatendencia a lo sistemtico que nos
hace considerar singulares relaciones entre lxico y gra-mtica. Quiz
sea en torno a estas dos ltimas palabras donde tengamos la discusin
de mayoralcance, pues mientras la tradicin gramatical cuenta con
siglos de existencia, el estudio sis-temtico del vocabulario es un
hecho tan reciente que apenas nos ha dado tiempo a tener unamnima
visin histrica. La novedad que todava hoy suponen las disciplinas
que estudian ellxico es, en buena medida, la causa de su
generalizado desconocimiento. Hace unos aos,Molero Alcaraz1 llamaba
la atencin precisamente sobre la inexistencia de una
asignaturaespecfica sobre lexicologa latina en la mayor parte de
los planes de estudio universitarios.Hoy da, felizmente, la
situacin ha cambiado. Las historias de la lingstica espaola,
griegao latina, cuentan con nombres que han consolidado los
estudios de semntica lxica en nues-tro panorama universitario, y
este libro slo es un tmido brote en el contexto de un
robustorbol.
Es oportuno que digamos algo sobre las circunstancias del
presente libro. La idea inicial ytodava muy incierta de llevar a
cabo un estudio dedicado a las diversas aproximaciones al
sig-nificado lxico parti de una conferencia titulada La didctica
del lxico latino, presentadaal curso Didctica de las lenguas
Clsicas (CEP de Talarrubias 23-27 de Marzo de 1992), que des-pus
tuvo su continuacin en otra titulada Actualizacin en lexicologa
latina (Curso Superiorde Filologa Clsica, Aranjuez, Julio de 1995).
Las aportaciones de carcter cognitivo, adems deuna serie de
estudios ya publicados, vinieron de la mano de otra conferencia:
Literatura y len-gua latina como fuente para el estudio de la
Historia de las Mentalidades: las metforas de lavida cotidiana en
la comedia (Literatura y sociedad en la Antigedad Clsica,
UniversidadAutnoma de Madrid, Marzo de 1996), que fue perfilndose
en trabajos posteriores presenta-dos a diversos congresos2. Todo
este proceso se ha integrado ahora en el proyecto de investiga-cin
PB-98-0794 Lxico y semntica cognitiva de las lenguas griega y
latina: historia de losconceptos y las metforas, financiado por la
Direccin General de Enseanza Superior delMinisterio de Educacin y
Cultura (2000-2002). Adems, durante estos ltimos aos hemos
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
12Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
11-14
1 En este sentido, es significativo el hecho de que hasta hace
muy poco tiempo ni siquiera existiera unaasignatura como Lexicologa
del latn y del griego, en lo que respecta a los estudios superiores
de FilologaClsica (cf. Molero Alcaraz 1982, 302-306).
2 Entre otros, Las Metforas de la vida cotidiana en latn y su
proyeccin etimolgica en castellano(Metaphors we live by in Latin as
etymological background in Spanish), Congreso Internacional de
Semntica(La Laguna, 27-31 de octubre de 1997), y Semntica cognitiva
del latn (I): los preverbios latinos como met-foras de la vida
cotidiana, Dixime colloque international de linguistique latine
(Paris-Svres 19-23 avril 1999).
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venido ensayando la redaccin de este libro gracias tanto a la
investigacin como a la prepara-cin de las clases de la asignatura
cuatrimestral Lexicografa y semntica latina, en laFacultad de
Filologa de la Universidad Complutense de Madrid. Pocas veces hemos
tenidoocasin de percibir cmo se fundan la actividad docente y la
investigadora de una forma casiperfecta. De hecho, no han faltado
alumnos inquietos que se hayan animado a preparar comu-nicaciones a
congresos y alguna memoria de licenciatura3.
En lo que respecta a los contenidos, esta obra tan slo pretende
servir de sucinta gua eintroduccin al estudio del significado lxico
en la lengua latina desde los enfoques
tradicional,estructural-funcional y cognitivo, enfoques que en
ningn caso resultan incompatibles entres. Est pensada para los
estudiantes universitarios y los interesados en conocer algunos
aspec-tos bsicos de esta disciplina. Debemos aclarar que no se
trata de un manual ni de una exposi-cin absolutamente sistemtica de
todos los asuntos que conciernen a la semntica latina (eneste
sentido, la Semntica estructural y lexemtica del verbo de Benjamn
Garca Hernndez siguesiendo el nico libro dedicado a la semntica
latina que merece la calificacin de manual).Nuestro propsito est
encaminado a tratar tan slo acerca de algunos de los aspectos
princi-pales de la semntica, que ya desde ahora diremos que ir casi
siempre acompaada del adje-tivo lxica. Dos son los asuntos que nos
parecen fundamentales: por un lado, la naturalezadel significado,
en especial el que concierne al lxico, y, por otro, la posibilidad
de estructurarel vocabulario. Esta posibilidad oscila desde la idea
de caos, la de mosaico y la de estructuralxica hasta plantear
diversos hechos de gramaticalizacin a partir de los estudios sobre
la pro-porcionalidad de tales estructuras.
As pues, en lo que se refiere a los propsitos, con este trabajo
deseamos, ante todo, haceruna exposicin razonada, nacida de nuestra
experiencia, sobre cuestiones de inters y propo-ner cauces para la
investigacin antes que contar o resumir una theoria recepta. De
acuerdo conesto, la estructura del libro sigue un plan determinado
que le confiere una unidad:
El primer captulo ofrece una visin general de los estudios
lxicos en la Antigedad,partiendo de una idea intuitiva del
significado como fuerza o vis. Adems, ofrecemosuna lectura de los
dos mtodos fundamentales de indagacin lxica, la ratio etimolgica
yla differentia, como criterios de epistemologa previa basados en
lo comparativo, en elprimer caso, una comparacin formal que llega
al contenido y, en el segundo, tomandocomo punto de partida el
contenido como tal.
Los captulos segundo a cuarto tienen en comn un enfoque
predominantementeestructural de la materia, de acuerdo, sobre todo,
con los principios metodolgicos ela-borados por Eugenio Coseriu y,
ya pensando ms concretamente en la lengua latina, porBenjamn Garca
Hernndez. En ellos ofrecemos una visin general acerca de lo que
esla semntica lxica, entrando despus en aspectos concretos que se
refieren a la natura-
Introduccin
13 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
11-14
3 Es el caso de Juan Jos Carracedo (1999) y Soledad Mrquez
Huelves (2000 y 2001).
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leza del significado (concepcin bipolar y tripolar), las
estructuras (relaciones clasem-ticas) y el campo lxico. En cada uno
de ellos hemos ensayado, asimismo, explicacionescomplementarias de
naturaleza cognitiva.
En el quinto y ltimo captulo ofrecemos una novedosa visin, quiz
el paradigma paralos estudios lingsticos del siglo XXI, la semntica
cognitiva, que, a su vez, nos permitemirar hacia atrs, pues no deja
de ser una nueva aproximacin que siempre estuvo connosotros.
No nos queda ms que dar cuenta de la deuda cientfica que tenemos
contrada con dosmaestros de la semntica lxica, Benjamn Garca
Hernndez, bajo cuya direccin llevamos acabo una tesis doctoral
defendida en el ao 1992, y de quien hemos seguido aprendiendo anms,
si cabe, desde entonces, y Marcos Martnez Hernndez, cuyos estudios,
ahora recogidosen un libro fundamental, han terminado por conformar
nuestro carcter de aprendiz desemantista4. Asimismo, queremos
recordar en estas ltimas lneas al profesor EugenioCoseriu, que
acaba de dejarnos, aunque seguir vivo en la memoria de sus
discpulos y de losdiscpulos de sus discpulos, de manera que podra
haberse aplicado a s mismo el verso hora-ciano non omnis
moriar.
Universidad Complutense, octubre de 2002
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
14Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
11-14
4 Quiero expresar mi agradecimiento a la profesora Cristina
Martn Puente, que con tanta atencin e inte-rs ley el original de
este libro y al profesor Marcelo Martnez Pastor por su constante
inters y apoyo.
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7Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
7-9
ISBN: 84-95215-70-5ISSN: 1696-1439
Prlogo
El autor me concede el honor de prologar esta Introduccin a la
semntica latina que dedicaa sus alumnos de la Universidad
Complutense. Me otorga ese honor sin duda por haber sido suprofesor
de igual materia en la Universidad Autnoma de Madrid. He ah ya tres
generacionesimplicadas en la comunicacin de una ciencia novsima que
quiere abrirse camino en nuestrasaulas. Pese a su escasa
implantacin acadmica, la Semntica y la Lexicologa en general
tienentanta razn de ser disciplinas universitarias y de estar en
los planes de estudio como las quems. Abona esta tesis la vastedad
e importancia de su objeto, pues el lxico, adems de una par-te
sustancial de la lengua, es inconmensurable. El estudio de la
morfologa lxica y sobre todoel anlisis de los significados lxicos
son hoy una tarea ineludible para cualquier fillogo quequiera
conocer la lengua un poco a fondo; aparte el gran valor que tiene
por s misma, laLexicologa, comprendida la semntica lxica, viene a
ilustrar muchos fenmenos gramatica-les. As que la enseanza de esta
ciencia contribuir a reforzar los estudios filolgicos, no tan-to
por su novedad como por su amplio espectro dentro de la lengua y
por su fcil conexin conla literatura. Ninguna otra disciplina
lingstica entrelaza a stas tan estrecha y profundamen-te como la
ciencia de las palabras y sus significados.
En este libro se tocan cuestiones esenciales del significado,
analizado por diferentes mto-dos, viejos y nuevos. As se da un
repaso a la etimologa y a la prctica de diferenciar sinnimos,tan
estimadas de los antiguos; se pasa revista a la concepcin bipolar
del significado, caracte-rstica de la semntica tradicional que
surge con M. Bral a finales del s. XIX, tanto desde laperspectiva
semasiolgica de la polisemia como desde la onomasiolgica de la
sinonimia; seaborda ampliamente la concepcin tripolar del
significado, propia de la semntica estructuralpreconizada por E.
Coseriu; se inserta, aqu y all, algn apunte acerca de la gramtica
funcio-nal de la escuela de S. Dik y, por ltimo, se traza un cuadro
favorable del inters que suscita hoyla semntica cognitiva. En este
recorrido metodolgico el autor opera con talante conciliador,sin
renunciar al anlisis crtico que lo lleva a sealar puntos flacos o
destacar logros; pero deacuerdo con el espritu didctico que anima
al libro, prefiere plantear cuestiones a darlasresueltas, sin dejar
de descubrirnos cmo unas se enlazan con otras y cmo la solucin de
unasdepende de la que tengan otras.
El significado lingstico no es algo obvio o, al menos, no es tan
obvio como el nombre y lacosa nombrada, pues constituye un mbito
intermedio entre estos dos, como si fuera el vrti-ce de un ngulo
que se abre hacia ellos; alcanzar ese punto culminante del
significado requie-
-
re a veces una ardua reflexin. Pero es ms, el significado no
queda aprisionado entre el nom-bre y la cosa, sino que se hace
funcional gracias a la oposicin inmediata de otro significado,
deotra palabra. Por tanto, adems de hacer abstraccin de la forma
expresiva y del objeto desig-nado, hay que saber establecer la
oposicin significativa pertinente; no es de extraar que
estaoperacin resulte demasiado compleja para semantistas
apresurados o relajados. Tal es el rigu-roso criterio de anlisis
que gua a la semntica coseriana, cuyo meollo reside en las
estructu-ras primarias de campo y clase y en las secundarias de
modificacin, desarrollo y composicin.stas ltimas no constituyen,
evidentemente, un captulo de morfologa lxica, sino que versansobre
la determinacin que experimentan los contenidos lexemticos en los
procesos de pre-fijacin, derivacin y composicin.
Los anlisis semnticos y el que aqu se presenta es paradigmtico
prueban que las fron-teras entre gramtica y semntica son fluidas,
pues la sistematicidad de la primera no deja dealcanzar a la
segunda. La oposicin lxica fugare.fugere (copias hostium
fugat.copiae hostiumfugiunt) es anloga a la oposicin gramatical
fugare.fugari (copias hostium fugat.copiae hostiumfugantur). La
proporcionalidad que caracteriza a las oposiciones gramaticales se
encuentratambin en el nivel lxico; si no en el plano morfolgico, s
al menos en el semntico: ostende-re (mostrar) es a apparere
(aparecer) lo que occulere (ocultar) es a latere (estar ocul-to);
por ms que entre estos verbos no haya relacin etimolgica, se trata
de la misma oposi-cin que acabamos de sealar entre fugare y fugere:
manum ostendit.manus apparet; manumocculit.manus latet.
Esa proporcionalidad halla fundamento en las oposiciones
clasemticas, en la existenciade semas recurrentes que operan por
igual en campos semnticos diferentes. Es ms, los cla-semas, por su
carcter genrico discutido a veces, pero del que nosotros no
dudamos, pro-penden a la gramaticalizacin, si no estn ya
gramaticalizados. Las dos oposiciones propor-cionales anteriores,
caracterizadas por los clasemas causativo.no causativo, sonformas
lxicas de contenido diattico, que corresponden a las oposiciones
gramaticales delprimer trmino: manum ostendit.manus ostenditur;
manum occulit.manus occulitur. El autorde este libro pudo comprobar
hace no tantos aos en su estudio doctoral sobre el camposemntico de
vestir y hoy lo confirma cmo no slo las relaciones intersubjetivas
ante-riores, sino las intrasubjetivas, de modalidad alterna o de
aspecto secuencial y extensional,configuran estructuras
fundamentales de los campos y son una fuente constante de
propor-cionalidad significativa.
La semntica cognitiva, la ltima en pedir turno, surge en el
mbito de los estudios psico-lgicos como reaccin al anlisis
componencial que empezaron practicando etnlogos yantroplogos. Esta
procedencia externa no deja de contrastar con el origen netamente
lin-gstico de la lexemtica coseriana que desarrolla sobre el nivel
lxico el mtodo fonolgicode la Escuela de Praga. Si sta cre la
fonologa y dej establecida para siempre la diferenciaentre fontica
y fonologa, esto es, entre sonidos reales y fonemas funcionales, la
semnticalxica coseriana intenta hacer otro tanto distinguiendo
entre contenidos reales y significados
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
8Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
7-9
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funcionales. La cuestin que nos planteamos sobre la semntica
cognitiva es si supera el pla-no de la realidad para insertarse
limpiamente en el de la lengua o si, al contrario, nos deja enla
periferia de la descripcin fontica, sin alcanzar el ncleo fonolgico
lase distin-tivo del significado.
Si passer era en latn gorrin y sus descendientes en espaol y
portugus, pjaro y pssa-ro, se generalizaron como ave pequea, es que
el gorrin se ha entendido como prototipode las aves menores. Ahora
bien, sta es una cuestin de designacin, segn explica el autor
dellibro: la designacin de passer se encuentra ampliada desde un
tipo de pjaro concreto a todauna clase. La semntica cognitiva se
instala, pues, en el plano designativo, de manera queayuda a
conocer la relacin entre las palabras y las cosas, ms que a
analizar sus significados.Otras muchas provechosas reflexiones podr
hacer el lector de este libro, al hilo del discurrirhistrico y
metodolgico por esa ciencia joven y slida que es ya la semntica
latina.
Profesor BENJAMN GARCA-HERNNDEZUniversidad Autnoma de Madrid
Prlogo
9 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
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15Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
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ISBN: 84-95215-70-5ISSN: 1696-1439
CAPTULO I
Etimologa y semntica
1.1. El origen y el significado de las palabrasAl escritor
uruguayo Horacio Quiroga debemos un curioso e inquietante cuento
titulado
Las rayas que puede resultar muy oportuno para comenzar a
familiarizarnos con algunascuestiones bsicas relativas al
significado. El cuento en cuestin comienza as:
... En resumen, yo creo que las palabras valen tanto,
materialmente, como la propiacosa significada, y son capaces de
crearla por simple razn de eufona. Se precisar unestado especial;
es posible. Pero algo que yo he visto me ha hecho pensar en el
peligro deque dos cosas distintas tengan el mismo nombre. (Horacio
Quiroga, El Simn y otros rela-tos, Barcelona, Seix Barral, 1986,
70-73)
A continuacin, se nos cuenta un relato en el que dos hombres que
se dedicaban da y noche atrazar rayas obsesivamente terminaron
desapareciendo dentro de su casa. Cuando se hizo unainspeccin de
sta no se encontr rastro de ellos, salvo, quiz, dos rayas, es
decir, dos peces mari-nos, que se revolvan dentro del canal de
desage. Este pequeo cuento refleja magistralmenteuna de las
preocupaciones ms antiguas del ser humano desde que fue parlante:
la naturaleza y elorigen del significado de las palabras. En el
prrafo citado hay al menos tres ideas que resultanmuy estimulantes
para adentrarnos en una concepcin primitiva o mgica del
significado:
a) Las palabras valen tanto, materialmente, como la propia cosa
significada. Nos inte-resa, en especial, el uso del verbo valer
aplicado en este contexto. Hay en los gram-ticos latinos una
expresin muy parecida, como es la de vis verbi, es decir, la fuerza
dela palabra.
b) Siguiendo la idea expresada por la vis, observamos que la
palabra tiene un poder crea-dor. Recordemos que en el libro del
Gnesis (1, 3-5), en el relato de la creacin, Dios crealas cosas
diciendo primero haya...:
Dijo Dios: Haya luz, y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba
bien, y apart Diosla luz de la oscuridad; y llam Dios a la luz da,
y a la oscuridad la llam noche.
De esta forma, nos cuenta el relato mtico cmo Dios dijo primero
que se crearan lascosas para pasar luego a crearlas. Se trata,
probablemente, del texto esencial para ilus-trar la concepcin del
lenguaje como entidad creadora.
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c) Otro hecho tambin significativo es que la razn por la que las
palabras pueden crear lascosas sea algo en apariencia tan
insignificante como la eufona, o, en otras palabras, quela eufona
sea una razn creadora. La eufona nos lleva directamente al aspecto
mera-mente fsico de la palabra, y lo pone en relacin con un
concepto elemental de esttica,como es el de la propia belleza de
las palabras tal como suenan. No muy lejos de estaconcepcin estaba
Giambattista Vico cuando pona en relacin los nombres griegos
ylatinos del dios supremo y de la justicia apelando, precisamente,
a la coquetera dellenguaje (una razn de eufona es la que aduce
Platn en Crtilo 412d-413c, que es enquien se basa Vico):
Con este primer nacimiento de los caracteres y de las lenguas
naci el derecho,llamado ious por los latinos, y por los antiguos
griegos diaou que ms arribaexplicamos como celeste, que proviene de
Dis; por lo que los latinos utiliza-ban sub dio indistintamente que
sub Iove para decir a cielo abierto, y comodice Platn en el Crtilo,
por coquetera del lenguaje, pas a llamarse dkaion. Puesde forma
universal fue considerado el cielo por todas las naciones gentiles
bajo elaspecto de Jpiter, recibiendo de l las leyes a travs de sus
divinos avisos y rde-nes que consideraban auspicios; lo que
demuestra que todas las naciones nacie-ron en la creencia de la
providencia divina. (Giambattista Vico, Ciencia nueva.Tomo I. Ed.
de J. M. Bermudo, Barcelona, Orbis, 1985, 206)
El texto de Horacio Quiroga crea, en definitiva, una ficcin
acerca de un asunto que ensemntica puede denominarse, en principio,
como polisemia, o la circunstancia de que unapalabra tenga dos
significados1. Pero, sobre todo, este cuento nos ofrece un
excelente ejemplode lo que es la creencia del significado como algo
inmanente a la forma de la palabra, muy pro-pio de concepciones
mgicas del lenguaje.
Sin embargo, ya veremos cmo es el uso el que en buena medida
confiere el sentido real yefectivo a las palabras, al
contextualizarlas, siendo tambin el causante de su desgaste. El
usohace que muchas palabras lleguen a significar lo contrario de lo
que en principio daban aentender. Pensemos en trminos como enervar
(de ex ynervus), que, frente a lo que muchospodran creer, significa
debilitar o quitar las fuerzas, o la manida locucin llegar al
puntolgido (de alget), donde lgido significa muy fro2. Es,
precisamente, ante hechoscomo stos cuando percibimos una cierta
dualidad entre el origen de la palabra y su significa-do presente,
ya que la etimologa puede llegar a ser incluso contradictoria. En
este sentido,
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
16Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
15-27
1 En realidad se trata de un hecho de homonimia, pues estamos
ante dos palabras de origen distinto quehan venido a coincidir
formalmente. Para las dificultades a la hora de distinguir entre
polisemia y homonimiavase el interesante trabajo de Cifuentes
Honrubia (1990).
2 Como el perodo lgido de ciertas enfermedades, acompaado de fro
glacial, es al mismo tiempo cr-tico para la vida del enfermo, se ha
dado errneamente a lgido la ac. culminante [med. s. XIX:
Selgas,Campoamor], denunciada repetidamente como brbara, pero
vigorosa an. (Corominas-Pascual 1991, s. v.LGIDO).
-
desde la idea casi mgica de un sentido primigenio, natural e
inmutable, podemos llegar adefender la idea de que el significado
mantiene una relacin convencional o arbitraria con res-pecto a la
expresin, lo que conlleva, entre otras consecuencias, la de abrir
la posibilidad alcambio semntico y lingstico en general3. De esta
forma, la primera concepcin lleva impl-cita una idea de lengua
inalterable, utpicamente considerada perfecta, mientras que la
segun-da, al entender la relacin arbitraria entre significado y
significante, abre la puerta al cambiolingstico. En la historia de
las ideas lingsticas llegamos a encontrar posiciones
intermediasentre una y otra concepcin, como cuando, aun
reconociendo el hecho innegable de que laslenguas evolucionan, se
persiste en creer que hubo una primera lengua perfecta, inmutable,
dela que despus degeneraron las dems.
En resumen, ya veremos cmo en el devenir de las preocupaciones
en torno al significadode las palabras se han dado y a veces hasta
enfrentado estos dos planteamientos:
a) la significacin vista desde el estudio del origen de una
palabra, o la etimologa.b) la significacin vista desde el estudio
del significado de una palabra en un momento
dado, o la semntica.
Pasemos a hablar ms detenidamente acerca de este aspecto
diferenciador entre etimologay semntica.
1.2. La etimologa frente a la semnticaNo es difcil percibir cmo
desde la antigua etimologa el significado se concibe como algo
inmanente a la propia palabra. El propio mtodo de la etimologa
antigua, basado en el juego deletras (anagrama) y la bsqueda del
origen de una palabra ponindola en relacin con la msparecida que
pueda encontrarse, encierra en s la concepcin del significado como
algo conna-tural a la misma palabra. Veamos uno de los ejemplos ms
significativos, la supuesta etimolo-ga de la palabra Latium, tal y
como puede encontrarse en la Eneida de Virgilio, quien nos ofre-ce
una explicacin etimolgica explcita que pone en relacin LATIVM con
LATET, segn unaetimologa que ya puede rastrearse en Varrn4:
Primus ab aetherio venit Saturnus Olympo,arma Iouis fugiens et
regnis exsul ademptis.Is genus indocile ac dispersum montibus
altis
Etimologa y semntica
17 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
15-27
3 (...) los planos fontico y significativo de una lengua estn en
relacin arbitraria y, por tanto, no exis-te relacin directa entre
ambos; la arbitrariedad caracterstica de las lenguas naturales hace
posible la existen-cia de los cambios lingsticos, pues si hubiera
una relacin directa entre los elementos fonticos y los
signi-ficados es evidente que las lenguas permaneceran siempre
inalterables (Blecua 1973, 70).
4 Marouzeau 1940, 260. Adems, Virgilio no se conforma tan slo
con esta explicacin, sino que nos ofre-ce un perfecto anagrama que
recombina las letras que conforman LATIVM para dar lugar a
MALVIT.
-
composuit legesque dedit LATIVMque vocariMALVIT, his quoniam
LATVISSET tutus in oris. (Verg. Aen. 8, 319-323)
(Saturno lleg el primero del etreo Olimpo, huyendo las armas de
Jpiter y desterra-do, despojado de su reino. l fue quien reuni
aquella nacin indomable y dispersa porlos altos montes, les dio
leyes, y prefiri que se llamara Lacio, ya que sano y salvo estu-vo
latente por estas riberas.)
Los ejemplos ms universalmente conocidos de este tipo de
etimologa se deben a Isidorode Sevilla, como en el caso de su
explicacin de clarus:
Clarus, a caelo, quod splendeat. Vnde et clara dies pro
splendore caeli. (Isid. Orig. 10, 32)
(Clarus (claro) deriva de caelum (cielo), porque resplandece.
As, hablamos de un cla-ro da a causa del esplendor del cielo.)
(trad. de Oroz Reta y Marcos Casquero)
En este ejemplo tenemos representados tanto la bsqueda de una
palabra que tenga unparecido evidente con el adjetivo clarus
(caelum), como el juego anagramtico del cambio delorden de las
letras (CLArVM y CAeLVM)5. Queda, pues (y esta es la parte semntica
de la investi-gacin etimolgica en la Antigedad), encontrar el hilo
conductor entre los contenidos de lasdos palabras puestas en
relacin. Varrn o Isidoro de Sevilla entienden que la etimologa
sirvepara conocer mejor el significado de las palabras, ya que la
etimologa antigua busca casi obse-sivamente la congruencia entre
las formas y los contenidos. De hecho, Isidoro dice explcita-mente
en un famoso y discutido pasaje de las Etymologiae (Orig. 1, 29)
que si se conoce el origende una palabra antes se dar con su
sentido:
Etymologia est origo vocabulorum, cum vis verbi vel nominis per
interpretationemcolligitur. Hanc Aristoteles symbolon, Cicero
adnotationem nominavit, quia nomina etverba rerum nota facit
exemplo posito; ut puta flumen, quia fluendo crevit, a fluendo
dic-tum. Cuius cognitio saepe usum necessarium habet in
interpretatione sua. Nam dumvideris unde ortum est nomen, citius
vim eius intellegis. Omnis enim rei inspectio ety-mologia cognita
planior est.
(La etimologa estudia el origen de los vocablos, ya que mediante
su interpretacinse llega a conocer el sentido de las palabras y los
nombres. Aristteles la denominsymbolon, y Cicern, adnotatio,
porque, a partir de un modelo, se nos dan a conocer laspalabras y
los nombres de las cosas. Por ejemplo, flumen (ro) deriva de
fluere, porquefluyendo crece. Su conocimiento implica a menudo una
utilizacin necesaria en la inter-pretacin lxica. Pues, si se sabe
cul es el origen de una palabra, ms rpidamente secomprender su
sentido. El examen de cualquier objeto es mucho ms sencillo
cuandosu etimologa nos es conocida. (trad. de Oroz Reta y Marcos
Casquero)
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
18Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
15-27
5 Tambin podan suprimirse o aadirse letras (Var. L. 7, 1).
-
No obstante, esta concepcin tan confiada debe enfrentarse a otra
orientacin escptica queya puede intuirse en el Crtilo de Platn.
Este escepticismo, que es posible rastrear en Platn,Sexto Emprico,
as como en Cicern y Quintiliano, nos lleva a un texto crucial de
Agustn deHipona donde puede observarse cmo aparece completamente
diferenciado el estudio de laetimologa, en calidad de dudosa
disciplina que indaga acerca del origen (verdadero?) de
laspalabras, y el de la semntica, o el conocimiento del
significado6, para lo que se puede prescin-dir perfectamente de la
etimologa:
De origine verbi quaeritur, cum quaeritur unde ita dicatur: res
mea sententia nimiscuriosa, et non nimis necessaria. Neque hoc mihi
placuit dicere, quod sic Ciceroni quo-que idem videtur; quamvis
quis egeat auctoritate in re tam perspicua? Quod si omninomultum
iuvaret explicare originem verbi, ineptum esset aggredi, quod
persequi profec-to infinitum est. Quis enim reperire possit, quod
quid dictum fuerit, unde ita dictum sit?Huc accedit, quod ut
somniorum interpretatio, ita verborum origo pro cuiusque
ingeniopraedicatur. Ecce enim verba ipsa quispiam ex eo putat
dicta, quod aurem quasi verbe-rent: Immo, inquit alius, quod aerem.
Sed nostra non magna lis est. Nam uterque a ver-berando huius
vocabuli originem trahit. Sed e transverso tertius, quam rixam
inferat.Quod enim verum, ait, nos loqui oporteat, odiosumque sit,
natura ipsa iudicante, men-dacium; verbum a vero cognominatum est.
Nec ingenium quartum defuit. Nam sunt quiverbum a vero quidam
dictum putent, sed prima syllaba satis animadversa, secundamnegligi
non oportere. Verbum enim cum dicimus, inquiunt, prima eius syllaba
verumsignificat, secunda sonum. Hoc autem volunt esse bombum. Vnde
Ennius sonumpedum, bombum pedum dixit: et Bosai Graeci clamare; et
Virgilius, Reboant silvae(Georg. lib. 3, v. 223) Ergo verbum dictum
est quasi a vero boando, hoc est verum sonan-do. Quod si ita est,
praescribit quidem hoc nomen, ne cum verbum faciamus, mentia-mur:
sed vereor ne ipsi qui dicunt ista, mentiantur. Ergo, ad te iam
pertinet iudicare,utrum verbum a verberando, an a vero solo, an a
vero boando dictum putemus: an potiusunde sit dictum non curemus;
cum, quod significet, intelligamus. (Aug. PrincipiaDialecticae VI.
P. L. 32, 1409-1420)7
Etimologa y semntica
19 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
15-27
6 Esta distincin ya puede encontrarse en Varrn, aunque desde
otros presupuestos (L. 5, 2): Cum uniuscuiusque verbi naturae sint
duae, a qua re et in qua re vocabulum sit impositum (itaque a qua
re sit pertinacia cumrequiritur, ostenditur esse a pertendo; in qua
re sit impositum dicitur cum demonstratur, in quo non debet
pertendi etpertendit, pertinaciam esse, quod in quo oporteat
manere, si in eo perstet, perseverantia sit), priorem illam partem,
ubicur et unde sint verba scrutantur, Graeci vocant etymologan,
illam alteram per semainomnon. De quibus duabusrebus in his libris
promiscue dicam, sed exilius de posteriore (Cada palabra posee dos
peculiaridades congnitas:de qu objeto se parte y en qu objeto de
aplica el nombre. As, cuando se rastrea de dnde procede
pertinacia(obstinacin), se descubre que deriva de pertendere
(obstinarse); en cuanto a en qu objeto se aplica, se dice queexiste
pertinacia cuando se pone de manifiesto que hay obstinacin en algo
en que uno no debe obstinarse (per-tendi). En efecto, si se
persiste (perstet) en lo que conviene mantenerse firme, lo que hay
es perseverantia. A laprimera cuestin es decir, cuando se investiga
por qu y de dnde vienen las palabras, los griegos la deno-minan
etimologa; a la segunda, semntica. Sobre ambas cuestiones y de
manera indistinta, voy a hablar en loslibros siguientes, aunque
abordando ms de pasada la segunda de ellas.) (trad. de Marcos
Casquero).
7 Tenemos una edicin moderna de esta obra: De dialectica. Ed.
Jan Pinborg and. trans. B. Darrell Jackson,Dordrecht and Boston,
Reidel, 1975.
-
(Nos preguntamos acerca del origen de una palabra cuando nos
planteamos dednde proviene que se diga de tal manera: asunto muy
curioso, en mi opinin, pero nomuy necesario. No me gust decir esto
que a Cicern parece merecerle la misma opi-nin; aunque, quin
necesita de una autoridad en un asunto tan evidente? Pero sifuera
de mucha utilidad explicar el origen de una palabra, no sera
apropiado adentrar-se en lo que ciertamente es imposible de
alcanzar. Quin hay que pueda justificar porqu se tiene que decir de
tal manera lo que nombramos? Ocurre que, al igual que en
lainterpretacin de los sueos, as se declara el origen de una
palabra de acuerdo con elingenio de cada cual. He aqu que hay quien
interpreta que el mismo trmino verba(palabras) se dice as porque es
como si azotasen (reverberasen) el odo; ms bien,dice otro, porque
es como si azotasen el aire. Pero esto no supone un gran
problema,pues uno y otro remontan el origen de esta palabra del
verbo azotar (verberando).Inesperadamente mira qu discordia viene a
sembrar un tercero: verbum es sinnimode verdadero porque, segn
dice, conviene que hablemos lo verdadero, y es odiosa lamentira,
siendo la naturaleza el juez mismo. Pero no falt un cuarto ingenio
que dijoque, si bien hay quienes estiman que verbum se dice de
verdadero, quedando, pues, laprimera slaba suficientemente
constatada, no conviene olvidarse de la segunda. Deesta forma,
declaran que cuando decimos verbum la primera slaba significa
verdade-ro, y la segunda sonido; pretenden, pues, que ste (el
sonido) sea un zumbido(bombum). Por ello, Ennio llam al sonido de
los pies ruido de pasos, los griegos dicengritar con el trmino
boasai, y Virgilio dice resuenan los bosques. Luego, se diceverbum
como si hiciramos retumbar la verdad, es decir, como si hiciramos
sonar laverdad. Por tanto, si esto es correcto, el mismo nombre
ordena que no mintamos alhablar, mas temo que mientan incluso estos
mismos que afirman tales cosas. Por lotanto, a ti corresponde
juzgar si hemos de considerar que verbum se dice de
verberando(azotar), o de vero (verdad) tan slo, o de vero boando
(hacer resonar la verdad), osi, por el contrario, es preferible que
no nos preocupemos por su origen, ya que sinnecesidad de ello
entendemos lo que significa.)
Sorprende, lo primero, esta singular comparacin de la
interpretacin etimolgica con lainterpretacin de los sueos. Marck
Amsler ha observado en su excelente estudio sobre el dis-curso
etimolgico en la Antigedad Tarda (Amsler 1989, 44-55) que al ser
comparada la eti-mologa con la interpretacin de los sueos, se
entiende como una actividad hermenuticaque, al igual que aqulla,
debe resolver la ambigedad de los signos mediante una
interpreta-cin alegrica. La etimologa, as entendida, presenta
infinidad de posibilidades, lo que la con-vierte por su imprecisin
en intil, y ms todava porque la materia que estudia, el
lenguajeverbal humano, es engaosa. Como bien apunta Umberto Eco,
San Agustn rechaza el lengua-je constituido de palabras porque est
pensando en una forma de lengua perfecta que no es ver-bal, y que
no es otra que la lengua en la que Dios habl a Adn. Se trata de una
lengua de im-genes, pansemitica, poblada de alegora, que tan
importante ser para la representacin de lacultura en la Edad Media,
en sus distintos lapidarios, bestiarios, o en los beatos (Eco 1996,
24-25). Contrariamente a la prevencin que muestra por la etimologa
Agustn, la vieja disciplinaterminar triunfando como metalenguaje y
llave para el conocimiento del mundo, llegando a
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
20Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
15-27
-
su cima ms alta con San Isidoro de Sevilla, excelente ejemplo de
recuperacin y creacin eti-molgica.
Centremos ahora nuestra atencin en dos frases concretas de los
textos citados:
nam dum videris unde ortum est nomen, citius vim eius intellegis
(Isidoro) unde sit dictum non curemus; cum quod significet,
intelligamus (Agustn)
En estas dos frases podemos ver resumidos los aspectos que hemos
comentado. MientrasIsidoro ana etimologa y semntica, Agustn las
diferencia cuando nos dice que de poco nossirve saber de dnde se
puede decir una palabra para conocer su significado. Por otra
parte,Isidoro habla de la vis nominis (recurdese lo que decamos
acerca de la fuerza de las palabrascon referencia al cuento de
Horacio Quiroga), pero Agustn emplea explcitamente el verbo
sig-nificare, consciente del valor que tiene la palabra como signo
convencional. La semntica comoestudio del significado y la
etimologa, concebida desde el siglo XIX como una historia de
laspalabras, quedan desligadas una de otra por sus mtodos y objeto
de estudio8.
1.3. La semntica en la Antigedad. Las differentiae en las
parejas de sinnimosEl estudio del significado lxico tiene sus
antecedentes ms inmediatos en las compilacio-
nes que analizan las diferencias en las parejas de sinnimos,
todo un gnero de la antigua lite-ratura latina que dio comienzo con
Catn el Censor (s. II a. C.) y se extendi hasta Isidoro deSevilla
(s. VII d. C.), quien define as las diferencias (Orig. 1, 31):
Differentia est species definitionis, quam scriptores artium de
eodem et de alteronominant. Haec enim duo quadam inter se
communione confusa, coniecta differentiasecernuntur, per quam quid
sit utrumque cognoscitur; ut cum quaeritur quid interregem sit et
tyrannum, adiecta differentia, quid uterque sit definitur, ut rex
modestuset temperatus, tyrannus vero crudelis. Inter haec enim duo
differentia cum posita fue-rit, quid sit utrumque cognoscitur. Sic
et cetera.
(Diferencia es un tipo de definicin que los tratadistas
(Victorino y Boecio) deno-minan de esto y de su contrario. Cuando
dos palabras se confunden entre s por tenerun cierto parentesco, se
delimitan sus campos haciendo entrar en juego su diferencia,gracias
a la cual se puede conocer qu es cada una de ellas. Por ejemplo, se
trata de saberqu distincin hay entre un rey y un tirano;
sirvindonos de la diferencia se define ques uno y otro en el
siguiente sentido: el rey es moderado y comedido; el tirano es
cruel.Aplicando el criterio de la diferencia se precisa qu es uno y
qu es otro. Y as en lodems.) (trad. de Oroz Reta y Marcos
Casquero)
Etimologa y semntica
21 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
15-27
8 En lo que respecta al desarrollo moderno de ambas disciplinas,
Guiraud (1981, 108-110) y Ullmann(1968, 34-59) hablan de semntica
sincrnica (la semntica) y de semntica diacrnica (la etimologa).
-
El nacimiento de las differentiae se suele vincular a los mbitos
retrico9 y jurdico (Codoer1985; Garca Hernndez 1997a; Lorenzo 1977;
Magalln Garca 1996). Ocupan un lugar singu-lar en esta dilatada
tradicin el tratado de Nonio Marcelo titulado De differentia
similium signi-ficationum, que conforma el quinto de los veinte
libros que componen su De compendiosa doc-trina y, asimismo, el De
differentiis, de Isidoro de Sevilla.
Nonio Marcelo, que desarroll su actividad all por el siglo IV10,
nos dej una obra que, aun-que sin grandes pretensiones, constituye
un pequeo tesoro de citas, sobre todo pertenecien-tes a la
literatura del perodo republicano. En lo que respecta a Isidoro de
Sevilla, hay que hacernotar que su obra De differentis corresponde
al comienzo de su actividad, mientras que lasEtymologiae
pertenecen, al contrario, ya al final de su produccin11. La
Praefatio del De differen-tiis deja suficientemente clara su
adscripcin al gnero12:
Plerique veterum sermonum differentias distinguere studuerunt
subtilius inter ver-ba et verba aliquid indagantes. Poetae autem
gentiles necessitate metrica confuderuntsermonum proprietates.
Sicque ex his consuetudo obtinuit pleraque ab auctoribus
indif-ferenter accipi, quae quidem quamvis similia videantur,
quadam tamen propria inter seorigine distinguuntur. De his apud
Latinos Cato primus scripsit, ad cuius exemplum,ipse paucissimas
partim edidi, partim ex auctorum libris deprompsi tibique, lector,
prodelectatione notavi.
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
22Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
15-27
9 Prez Castro (1999, 64) ve en esta vinculacin con la retrica un
inconveniente cronolgico, pues si las pri-meras manifestaciones de
este arte son del s. I a. C., las differentiae que da Catn quedaran
fuera de este perodo.
10 De Nonio Marcelo apenas tenemos datos biogrficos: Of Nonius
himself little is known. From variousindications it has been
inferred that he lived in the fourth or fifth century A. D., and
was a dignitary in the smalltown of Thubursicum in North Africa. He
published a volume of letters On the Neglect of Study, from which
hequotes a pompous sentence in illustration of the word meridies
(Meridiem... nos in Epistulis quae inscribuntur DePeregrinando a
Doctrinis: exvigila aliquando et moracium cogitationum, priusquam
aetas in meridie est, torpedinempelle. page 451 of Merciers
edition). Some of his modern critics accuse him of an amount of
ignorance that ishardly conceivable. Without going so far, we may
safely regard him as a man of very limited learning, a
compilerrather than a researcher. His dictionary can hardly have
belonged to anything but the scissors and paste class(Lindsay 1965,
1). Vase tambin Moretti 1984.
11 En palabras de Carmen Codoer, una y otra constituyen dos
modos diferentes de aproximacin a la rea-lidad: La concepcin del
mundo que se desprende de la lectura de las Differentiae no es
vlida ms que paralos creyentes. O si se quiere, podemos enunciarlo
al revs: las differentiae rerum sirven para crear al lector
unaconcepcin del mundo exclusivamente cristiana. Al mismo tiempo,
el procedimiento de la diferencia tiene eneste caso una funcin
peculiar: establecer enlaces entre conceptos cuya distincin es
lxicamente irrelevante ypara los que la afinidad bsica consiste en
formar parte integrante de un dogma. Hablar de diferencias
comoprocedimiento gramatical resulta a todas luces improcedente.
Cualquiera de las diferencias aqu utilizadas sig-nifica algo ms que
lo que se desprende de la comparacin entre rex y tyrannus. Se trata
siempre de la unin dedos definiciones que, por el hecho de juntarse
en comparacin e ir referidas a un mbito limitado, adquierenla
cualidad de diferentes. Algo as como si estableciramos una
comparacin entre un dragn y una prin-cesa pensando en que ambos
forman parte de un mundo cerrado y simblico en el que cada uno de
los obje-tos que lo integran adquiere un valor especial por el
hecho de estar en contacto con el resto. (Codoer 1992b,19-30). Ms
recientemente, Velzquez (en prensa) ha revisado los diferentes
aspectos de la lengua en la obraisidoriana en una esplndida
monografa. Agradezco a la autora que me haya facilitado la consulta
del original.
12 Seguimos la moderna edicin del libro primero que ha realizado
Carmen Codoer (1992b), donde sepuede volver a apreciar la primitiva
disposicin temtica, frente a la alfabtica que errneamente se
habavenido presentando (es el caso de la edicin de Faustino Arvalo
en la Patrologa Latina, tomo 83).
-
(Muchos autores antiguos procuraron establecer diferencias entre
distintos trmi-nos investigando con gran penetracin lo que separa
unas palabras de otras. Por su par-te los poetas paganos, debido a
necesidades mtricas, confundieron el valor exacto de lostrminos; y
as, a partir de ellos se impuso la costumbre de que los autores
aceptaranindiscriminadamente muchas expresiones, expresiones que,
aunque parezcan seme-jantes, se diferencian entre s en virtud de su
distinto origen. Sobre ellas escribi el pri-mero entre los latinos
Catn y, siguiendo su ejemplo, tambin yo cre unas cuantas, muypocas,
otras las saqu de obras que me merecan garanta y las recog para tu
deleite, lec-tor.) (trad. de Carmen Codoer)
Vamos a leer cmo tratan tanto Nonio Marcelo como Isidoro de
Sevilla el asunto de la diffe-rentia en una misma pareja de
sinnimos, la conformada por las palabras latinas cupido y
amor.Nonio la explica de la manera siguiente:
CVPIDO et AMOR idem significare videntur. Et est diversitas.
Cupido enim inconsi-deratae est necessitatis, amor iudici. Plautus
Bacchidibus (fr. XIX):
Cupidon te consevit anne Amor?idem in Curculione discrevit et
vim eiusdem diversitatis expressit dicens (3):
quod Venu Cupidoque imperat suadetque Amor.Afranius in Omine
(221)
amabit sapiens, cupient ceteri.cupidinem cum feminino genere
dicimus, cupiditatem significamus. Vergilius (Aen. VI, 721):
quae lucis tam dira cupido?cum masculino, deum ipsum. Plautum
Mercatore (854):
Cupido, quantus es!Naevius Gymnastico (55):
edepol Cupido, cum tam pauxillus sis, nimi multum vales. (Non.
p. 681-682 L)
(CVPIDO y AMOR parecen significar lo mismo, pero hay diferencia.
El deseo (cupido)es propio de la necesidad irreflexiva, el amor
(amor) lo es del juicio. Plauto en Bquides(fr. XIX): Acaso se ha
ensaado contigo Cupido o Amor?. Esto mismo lo distingui enel
Gorgojo y expres el valor de su diversidad cuando dice que (3): lo
que Venus y Cupidoordenan y Amor aconseja. Afranio en El presagio
(221): sentir amor el sabio, el restodeseo. Cuando nos referimos a
cupido en gnero femenino, damos a entender la cupidi-tas. Virgilio
(Aen. 4, 721): qu deseo tan cruel de luz?. Cuando lo hacemos en
mascu-lino, nos referimos al dios mismo. Plauto en El mercader
(854): Cupido, qu grandeeres. Nevio en El gimnstico (55): Por Plux,
Cupido, que aunque seas tan pequeito,vales muchsimo.)
Lo relevante es, una vez establecida la pareja de sinnimos,
tratar de ver la diferencia, algoque ya intuye perfectamente Nonio
Marcelo desde el comienzo de su definicin: amor y cupidopresentan
una base significativa comn evidente, la de designar el amor, y se
establece la dife-
Etimologa y semntica
23 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
15-27
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rencia relacionando amor con iudicium y cupido con una
inconsiderata necessitas13. Veamos aho-ra cmo trata Isidoro la
diferencia entre amor y cupido (113 Codoer y 1, 5 Arvalo):
Inter amorem et cupidinem. Aliud est, inquit Cato, Philippe,
amor, longe aliud-que cupido. Accessit illico alter ubi alter
recessit; alter bonus, alter malus. Alii veriusamorem et bonum
dixerunt et malum, cupidinem semper malum. Amorum autem
qua-dripertita differentia est. Est enim iustus amor, pius,
crudelis, obscenus. Iustus amor estuxorius, pius filiorum, crudelis
contra naturam, ut Pasiphae, obscenus meretricum.
(Entre amor (amor) y cupido (pasin). Una cosa es, dice Catn,
Filipo, el amor, yotra muy distinta la cupido. La una se produce en
seguida all donde el otro abandona; eluno es bueno, la otra es
mala. Otros, con ms acierto, dijeron que amor era bueno ymalo,
cupido siempre malo. Y es cudruple el tipo de amores. En efecto,
hay un amor leg-timo, piadoso, perverso, obsceno. Legtimo es el
amor a la esposa, piadoso el amor a loshijos, perverso el contra
naturam, como el de Pasifae, obsceno el de las meretrices.)(trad.
de Carmen Codoer)
En la clasificacin semntica que Magalln Garca (1996, 182-188)
establece de todas las dif-ferentiae de Nonio, coincide con Isidoro
de Sevilla en englobar amor y cupido en la
polaridadpositivo/negativo. Puede observarse fcilmente cmo esta
definicin deja perfecta-mente explcito el contenido positivo de
amor frente al negativo de cupido, aunque, como bienseala Magalln
Garca (1996, 247-248), AMOR puede ser tambin malum cuando es
crude-lis y obscenus. Esta caracterizacin de lo positivo y lo
negativo aparece asimismo en Barrault,autor que supone, en buena
manera, la culminacin de esta tradicin lexicogrfica14. Tomandoahora
otra differentia de Nonio (703L), la que opone cupido a cupiditas,
Barrault sita a cupidoentre los sinnimos cupiditas, libido y
voluptas, mientras que amor es colocado entre caritas, pie-tas,
benevolentia, studium, favor y gratia:
Cupido est un dsir qui nous porte quelque chose et considr comme
faisant desefforts pour tre satisfait; le dsir en tant quil est
considr comme action, oppos la-version; cupiditas nest quun tat
passionn de lme oppos la tranquillit de lespritou lindiffrence.
Cupiditas levior est cupidine (Nonius, V. LVII): Cupiditas
exhomine, cupido ex stulto numquam tollitur (Lucil., XXIII). Cette
distinction qui a tfaite par Lucilius est on ne peut plus fonde; en
effet, le penchant vicieux de lme peuttre corrig, mais une fois
quun sot sest mis dans la tte une envie pour quelque chose,il ny a
plus moyen de len faire dmordre. Mais la conclusion que Nonius tire
de ce pas-sage nest pas exacte. (Barrault 1853, 613)
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
24Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
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13 Los ejemplos aducidos para corroborar su definitio, si
adoptamos una lectura crtica, no siempre res-ponden perfectamente a
las definiciones dadas.
14 Si bien su estudio sobre los sinnimos parte del libro
titulado Lateinische Synonyme und Etymologie, deDderlein, publicado
en Leipzig entre 1826 y 1836 (Garca Hernndez 1997a, 26, n. 39).
-
Amor, comme amare, se dit des hommes et de animaux, cest lamour
pur et lamoursensuel ou interess; caritas est lamour clair,
laffection raisonnable des hommes, unsentiment noble, une amiti mle
de respect et de vnration; pietas, lamour envers lesparents, les
dieux, la patrie, toute affection qun ne pourrait violer sans
commettre unnefas. Le principe de amor est dans le sentiment, dans
la passion; celui de caritas dans laraison; celui de pietas, dans
le devoir, linstinct naturel et le sentiment religieux. Caritaspeut
se commander, amor ne se commandre pas. (Barrault 1853, 615)
Puede observarse cmo se conserva la primitiva caracterizacin
positiva de amor frente acupido, ligada la primera a los buenos
sentimientos y la segunda a la pasin.
La moderna consideracin semntica de estas parejas de trminos
acuadas por la tradi-cin lexicogrfica no es unnime. Autores como
Codoer (1985, 202) y Flobert (1994) afir-man que la misma aceptacin
de la diferencia ya supone un rechazo de la idea de
sinonimia,mientras que otros como Garca Hernndez (1997a, 24-25) no
creen que la aceptacin de ladiferencia sea bice para considerar la
base significativa comn como sinnima15. Nos pare-ce, en este
sentido, una especie de sntesis el anlisis semntico que hace
Magalln Garca(1996, 13-19) de las Differentiae en trminos de
oposiciones privativas, equipolentes y gra-duales, as como de
hiponimia, pues la consideracin de la sinonimia va a
depender,bsicamente, de lo que entendamos como tal, asunto al que
volveremos en el captulosiguiente.
En resumen, observamos que la reflexin semntica, aunque no puede
desvincularse de laetimolgica, ha gozado de un excelente vigor a lo
largo de la Antigedad, llegando hasta los pro-pios albores de la
semntica que podemos considerar moderna. En este sentido, el
trminosinnimo, al margen de lo que se entienda por tal, parece
recoger todas las inquietudessemnticas de la reflexin sobre el
lenguaje.
1.4. Los mtodos: comparacin formal y comparacin de contenidos.
Hacia la semntica moderna
Nos parece oportuno, para terminar este captulo, poner de
manifiesto algunas cuestionessemnticas que podemos plantear
comparando, precisamente, el mtodo etimolgico antiguoal que
aludimos en el apartado 1. 2. y el de la diferencia del apartado
anterior:
a) ambos tienen en comn el hecho de ser mtodos comparativos.
Entindase por com-parativo un mtodo de investigacin bsica, propio
de una epistemologa previa(Garca Gabaldn 1996).
Etimologa y semntica
25 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
15-27
15 Tenemos la postura escptica de Prez Castro (1999, 67-68): Por
lo que al latn respecta, las differen-tiae verborum de poca
postclsica lo nico que permiten comprobar es la capacidad de
mistificacin de suscompiladores, cuya obra convendra tomar slo como
objeto de estudio, y no como fuente de datos y autoridadpara el
estudio del lxico latino.
-
b) en la etimologa se parte de una COMPARACIN FORMAL entre dos
trminos muycercanos de los que se supone que uno ha dado lugar al
otro para encontrar la ratiosemntica entre ambos, que termina
corroborando la relacin formal (p. e. personamscara viene de
personare resonar porque la mscara hace resonar la voz delactor
[Gavio Baso, fr. Gel. 5, 7, 2], y clarum viene de caelum porque el
cielo resplandece[Isid. Orig. 10, 32]).
c) en la diferencia, sin embargo, se parte por lo general de una
base de COMPARACINCONCEPTUAL, o un continuum significativo, para
terminar estableciendo la diferen-cia (as, p. e., la relacin de
contenido que puede haber entre cupido y amor, entreamare y
diligere, o entre nutrix y genetrix, que analizaremos en el captulo
siguiente).Esta relacin de contenido nos parece muy interesante
porque ya NO es formal, loque supone el establecimiento de una
estructura lxica desde el plano del contenido(a ella volveremos en
el apartado 3.3).
Estos estudios anteriores a la semntica cientfica y centrados
fundamentalmente en losorgenes de las palabras y en la diferencia
comparten, asimismo, una idea intuitiva del signifi-cado, que va
desde el significado verdadero u originario hasta lo que, en
general, entendemoscomo el sentido de las palabras. Por ello, la
preocupacin por el estudio del significadocomo tal, as como la razn
de su naturaleza, supondr el punto de partida de esta ciencia, y
estono se producir hasta finales del siglo XIX. Aunque hay
antecedentes en Alemania (Ullmann1986, 2-3), el nacimiento de la
semntica como ciencia de las significaciones tiene unnombre propio,
Michel Bral, y dos fechas, 1883, en que el autor francs publica su
artculotitulado Les lois intellectuelles du langages fragment de
smantique (Bral 1883) y 1897,que es cuando publica su libro
titulado Essai de smantique. Bral propone un estudio novedo-so, el
de las leyes intelectuales del lenguaje que intentan captar la
voluntad de los hablantesen el cambio lingstico, y que suponen,
adems, una alternativa a las leyes ciegas de losneogramticos. As
termina el prefacio de su obra, que ofrecemos en una pulcra versin
espa-ola quiz atribuible a Miguel de Unamuno16:
Tal es el estudio a que invito a todos los lectores. No se
espere encontrar en l hechosde naturaleza muy complicada. Al
contrario, como siempre ocurre all donde est en jue-go el espritu
popular, sorprende la sencillez de los medios, sencillez que
contrasta conla extensin y la entidad de los efectos obtenidos.
He buscado deliberadamente mis ejemplos en las lenguas ms
generalmenteconocidas; fcil ser aumentar el nmero; fcil ser tambin
sacarlos de regionesmenos exploradas. Como las leyes que he tratado
de indicar son ms bien de ordenpsicolgico, no dudo que se
comprueben fuera de la familia indo-europea. Lo que he
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
26Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
15-27
16 Esta estimulante hiptesis la sostiene Coseriu (2000, 21, n.
31).
-
querido hacer es trazar algunas grandes lneas, marcar algunas
divisiones y como unplano provisional en un terreno no explotado
an, y que reclama el trabajo manco-munado de varias generaciones de
lingistas. Ruego, pues, al lector, que mire estelibro como una
simple Introduccin a la ciencia que he propuesto llamar
Semntica.(Bral s. f., 7)
Etimologa y semntica
27 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
15-27
-
29Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
29-46
ISBN: 84-95215-70-5ISSN: 1696-1439
CAPTULO II
El significado lxico: de las parejasde sinnimos a la oposicin
lxica
2.1. De la semntica al significado lxico. Conflictos e intereses
de estudioDesligado, pues, lo que pertenece al estudio de la
etimologa (bien antigua o cientfica) de lo
que concierne al de la semntica, queremos ahora seguir indagando
en torno a la pertinenciapara nuestro estudio de que el significado
est referido especialmente (aunque no exclusiva-mente) al
lxico.
La semntica, como estudio del significado, concierne a distintos
niveles de anlisis dentro dela lengua. Tomando la clasificacin que
hace Martnez Hernndez (1997, 34), estos niveles son:
a) las unidades inferiores a la palabrab) la palabrac) la
frased) el texto
Los estudios de sintaxis se interesan bsicamente por los dos
ltimos niveles, mientras quelos estudios que conciernen a la
semntica lxica o lexicologa tienden al estudio de los dos
pri-meros. La cuestin, no obstante, presenta una complejidad mayor
de la que pudiera sugeriresta idea de simple reparto de niveles.
Como veremos a lo largo de este trabajo, las diferenciasentre
estudiosos de la sintaxis y la semntica del lxico son, adems, de
mtodo, ya que en laprimera disciplina uno de los mtodos ms
fructferos es hoy da el de la Functional Grammar,iniciada hace unos
decenios por Simon Dik en Holanda, y aplicada luego por Harm
Pinkster ala lengua latina. En los estudios de semntica lxica, por
su parte, sigue mostrndose vigorosoel Estructuralismo,
especialmente el pensado expresamente para el estudio lxico que
propu-siera Eugenio Coseriu. Dados, pues, estos precedentes, que no
son, por cierto, los nicos posi-bles, se da, adems, la
circunstancia de que en la tradicin de la sintaxis puede
encontrarse uncierto menosprecio y desinters por las cuestiones
particulares que conciernen al lxico. Estoes as porque el lxico y
sus particularidades semnticas presentan muchas veces casos
excep-cionales dentro de las explicaciones sintcticas, lo que
termina conformando una casusticaque debe de recordar a aquellas
que encontramos en las gramticas y sintaxis de corte tradicio-nal.
Pensemos que si la semntica entendida en su sentido general de
ciencia del significa-do se ha visto marginada de los estudios
sintcticos1, con mucho ms motivo sufrir este
1 Vase el excelente resumen que del asunto hace Lorenzo (1992,
103-104): Tal vez uno de los proble-mas que ms ha atrado la atencin
a los lingistas desde hace ya unos cuantos aos fue el de determinar
la rela-
-
ostracismo la semntica lxica, dado que el lxico, por lo dems,
supone un escollo a las pre-tensiones de independencia del nivel de
lengua sintctico.
Esto da lugar, en definitiva, a que dentro del riqusimo y
productivo mbito de lo que hoy daes la lingstica latina puedan
percibirse dos lneas de investigacin, una sintctica, y otra
lexi-colgica, bien diferenciadas, aunque obligadas a entenderse en
ms de una ocasin, habidacuenta de hechos tales como la
gramaticalizacin de elementos lxicos (cf. 5.4.).
Vamos a poner un significativo ejemplo de lo que estamos
diciendo mediante una particu-lar lectura de uno de los manuales de
sintaxis latina de mayor influencia en los ltimos tiem-pos, la
Sintaxis y semntica del latn, de Harm Pinkster (1995). Veremos cmo
se encuentranreferencias en este manual a hechos propios de la
semntica lxica, o lo que tradicionalmentese ha denominado como
sinonimia, antonimia, y dems aspectos relacionados. De esta
forma,vemos que en el Captulo 5, dedicado a los Elementos de
Relacin (Pinkster 1995, 48-91),es decir, los casos, las
preposiciones, las subordinantes y la concordancia en nmero y/o
gne-ro, se hacen algunas curiosas referencias a hechos propios de
significado lxico dentro de unapartado titulado Problemas en el
nivel de la oracin del sistema de casos propuesto(Pinkster 1995,
59-60). Entre ellos, hay tres asuntos que nos interesan:
a) interferencia de hechos de semntica lxica en la diferencia de
asignacin de casos(apartado [a] del manual). En este apartado se
hace en nota (Pinkster 1995, 61 n. 14)referencia al hecho de que
cuando cupere rige dat., en vez de acusativo, sea sinnimode favere,
que siempre rige dativo, aunque Pinkster se pregunta si no se
tratar ms quede una mera coincidencia.
b) la regularidad en el uso del mismo caso para marcar el
complemento de los verbos dedos y tres posiciones que parecen
semnticamente relacionados (como el ablativoen el caso de
cedere/movere) (apartado [c] del manual). Parecida a la observacin
queveamos en el apartado anterior es la que se hace con respecto a
la misma complemen-tacin (+ac. + dat.) que presentan antnimos como
dare y adimere.
c) la relacin entre el significado lxico, la funcin semntica y
la forma casual (apartado[f] del manual). En este caso, refirindose
al llamado ablativo de precio y valor, seobserva que ste marca casi
exclusivamente palabras que significan precio de unmodo u otro,
aunque se puede encontrar lexemas de significados muy
divergentes.Los verbos a los que se refiere son emo (comprar),
conduco (alquilar), doceo
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
30Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
29-46
cin entre gramtica y semntica en general, y, en un mbito ms
restringido, la existente entre sintaxis ysemntica. Como es sabido,
las diversas opiniones sobre esta cuestin siguieron desde el
principio dos direc-ciones opuestas, si bien cada una de ellas
experiment matizaciones y precisiones posteriores. Frente al
expl-cito aserto de N. Chomsky I think that we are forced to
conclude that grammar is autonomous and indepen-dent of meaning,
otros lingistas, por el contrario, sostienen que la sintaxis, en
concreto, es vehculo designificado y que no ha de considerarse
independiente de la semntica. La diferente consideracin de lo
lxi-co-semntico en la descripcin gramatical es lo que ha supuesto
el nacimiento de la lingstica cognitiva comoalternativa al
generativismo chomskiano de la versin estndar (Cuenca-Hilferty
1999, 21).
-
(ensear), y loco (arrendar)2, que tienen en comn el que en su
complementa-cin sintctica aparezca un ablativo de valor y precio.
Pinkster seala el hecho de que sibien la mayor parte de los verbos
con los que aparece el tipo de ablativo mencionado sonlos
clasificados entre los de vender, comprar, arrendar, pujar,
tambinpuede encontrarse un verbo como doceo, aunque en este ltimo
caso tal ablativo de pre-cio (Adjunto de Precio) puede considerarse
como omisible. (Pinkster 1995, 68-69).
Podemos hacer algunas sugerentes observaciones acerca de lo
visto y, particularmente, dosque se refieren, en el primer caso a
qu conceptos de Semntica lxica se utilizan y, en elsegundo, a en
funcin de qu:
i) en a) y b) se habla de hechos de sinonimia (cupere/favere +
dat.) y antonimia (dare/adime-re + ac. + dat.), mientras que en c)
parece que se refiere a un esfera de significacin queno llega a
formularse en trminos de campo lxico (verbos de la esfera
comercial).
ii) los hechos estn en funcin de explicaciones sintcticas, ms
concretamente de problemasy excepciones, ante los cuales hay que
recurrir a hechos de particularismo lxico. Dado elinters sintctico,
era de esperar que los posibles comentarios se centraran en la
semnti-ca de verbos, ya que de ellos depende bsicamente la
complementacin sintctica.
Los conceptos de semntica lxica son, en definitiva, los
tradicionales de sinonimia yantonimia, englobados en una idea
general de relacin semntica, mientras que en eltercer caso se
presenta una idea muy intuitiva de campo semntico. Estos conceptos
no estnsometidos a discusin alguna, porque, entre otras cosas, se
aceptan a priori. Se parte, pues, dela circunstancia de que las
palabras tengan significado, o dicho con un trmino de empleo
mscomn, sentido3, y de que se relacionen semnticamente, pero esto
no supone un objeto deestudio. Una vez que la semntica ha entrado a
formar parte, tras no muchas objeciones, en eldominio de la
descripcin sintctica, sacamos la impresin de que esta disciplina es
todo aque-llo que no es la sintaxis, y este hecho nos invita a
preguntarnos si la semntica no ser una suer-te de cajn de sastre a
la que el estudioso de la sintaxis tiene que recurrir cuando ya no
lequeda ms remedio. Por supuesto, el inters por el lxico particular
en s es meramente anec-dtico, pues slo resultan pertinentes sus
rasgos generales (causatividad, control, etc.), o laadecuacin del
contenido lxico de un constituyente a una funcin semntica4. A lo
largo de los
El significado lxico: de las parejas de sinnimos a la oposicin
lxica
31 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
29-46
2 Sobre este verbo y su polisemia vase Martn Rodrguez (1998,
987-1001).3 Le sens est une donne si immdiate et fondamentale de
notre exprience quotidienne du langage
quon ne peut manquer de stonner de lapparition tardive et du
statut controvers et encore incertain de lascience dite smantique,
qui en a fait son champ dtude. (Tamba-Mecz 1998, 3).
4 Con todo, aunque el significado de un nombre, preposicin y
conjuncin subordinante a menudoproporciona una indicacin de la
funcin semntica de un Adjunto, no obstante, no hay una relacin
uno-a-uno entre el significado lxico del constituyente y la funcin
semntica que desempea. (Pinkster 1995, 38).
-
captulos siguientes seguiremos haciendo alusin a la delicada
relacin entre la semntica(lxica) y la sintaxis (especialmente
3.4.-3.6. y 4.3.).
La cuestin clave es la siguiente: son interesantes en s mismos
estos hechos concer-nientes al significado lxico como para poder
hablar de una semntica lxica? Irne Tamba-Mecz califica a la
semntica lxica en trminos de smantique frugale, frente a lo que
sera unasmantique globale, que recogiera todos los fenmenos propios
de la significacin (Tamba-Mecz 1998, 8). Creemos que esta crtica
tiene fundamento siempre y cuando entendamos lasemntica lxica de
manera exclusiva con respecto a los dems aspectos de la
significacin,como la pragmtica. A esta visin negativa se une la
tradicional consideracin del lxicocomo un conjunto asistemtico, lo
que priva a este, a priori, de inters para el estudio lin-gstico.
En buena medida, la cuestin abierta acerca del significado lxico
depender denuestra propia idea acerca de lo que es significado, que
es a lo que nos vamos a referir segui-damente.
2.2. La estructura del significado: entre las palabras
(significantes) y las cosas (designados). Concepcin tripolar y
bipolar del significado
Para adentrarnos en este complejo asunto del significado vamos a
servirnos de un singularcuento de Juan Jos Arreola titulado
Parturient montes, con clara alusin a un motivo delArs Poetica de
Horacio, como nos confirma el hecho de que el cuento se abra con
una cita queno es ms que la continuacin del mismo:
... nascetur ridiculus mus HORACIO, Ad Pisones, 139
Entre amigos y enemigos se difundi la noticia de que yo saba una
nueva versin delparto de los montes. En todas partes me han pedido
que la refiera, dando muestras deuna expectacin que rebasa con
mucho el inters de semejante historia. Con toda hones-tidad, una y
otra vez remit la curiosidad del pblico a los textos clsicos y a
las edicionesde moda. Pero nadie se qued contento: todos queran
orla de mis labios. (J. J. Arreola,Parturient montes, en
Confabulario Definitivo. Edicin de Carmen de Mora, Madrid,Ctedra,
1986, 65-67)
El personaje del cuento reutiliza el motivo clsico del parto de
los montes que nos refiereHoracio en su Ars Poetica para explicar
el desconsuelo del creador a la hora de ser original. Antela
imposibilidad de contar una nueva versin de la vieja fbula, el
creador terminar por darlugar a un ratn verdadero:
En el ltimo instante, mi sonrisa de alivio detiene a los que sin
duda pensaban en lin-charme. Aqu, bajo el brazo izquierdo, en el
hueco de la axila, hay un leve calor de nido...Algo se anima y se
remueve... Suavemente, dejo caer el brazo a lo largo del cuerpo,
con lamano encogida como una cuchara. Y el milagro se produce. Por
el tnel de la manga des-ciende una tierna migaja de vida. Levanto
el brazo y extiendo la palma triunfal. (...)
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
32Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
29-46
-
Extenuado por el esfuerzo y a punto de quedarme solo, estoy
dispuesto a ceder la criatu-ra al primero que me la pida.
Las mujeres temen casi siempre a esta clase de roedores. Pero
aquella cuyo rostro res-plandeci entre todos, se aproxima y reclama
con timidez el entraable fruto de fantasa.
Las razones de la mujer para solicitar el ratn no pueden ser,
por decirlo abiertamente, mssemnticas:
Al despedirse y darme las gracias, explica como puede su
actitud, para que no hayamalas interpretaciones. Vindola tan
turbada, la escucho con embeleso. Tiene un gato,me dice, y vive con
su marido en un departamento de lujo. Sencillamente, se
proponedarles una pequea sorpresa. Nadie sabe all lo que significa
un ratn.
Podemos organizar el cuento en torno a los tres aspectos que
articulan y conforman el hechode la significacin (cf. Garca Jurado
1999), a saber: SIGNIFICANTE, SIGNIFICADO y DESIG-NADO. De esta
forma, si volvemos al comienzo del relato, observamos que el asunto
que lo abrees el rumor de que nuestro autor conoce una nueva versin
del parto de los montes. El asun-to no es, ni mucho menos, balad,
pues esta nueva versin, de ser cierta, supone todo un de-safo a la
Tradicin Literaria. Esta versin, en clave semntica, no es otra que
un nuevo SIGNI-FICANTE de la vieja fbula, que es lo que entraa
realmente la dificultad. Sin embargo, la nuevaversin termina siendo
su representacin primigenia, pues el autor se convierte en el
monteparturiento y da a luz al ratn legendario, que no es otra cosa
que el DESIGNADO. Podemosentender que la imposibilidad de crear
nuevos SIGNIFICANTES (o versiones) desemboca enel motivo primigenio
que dio lugar a la fbula, el ratn legendario o DESIGNADO, que
nosdevuelve, en definitiva, al SIGNIFICADO bsico. Por ello, el
cuento termina aludiendo al ter-cer componente de la significacin,
el significado mismo.
Como es sabido, los tres elementos que configuran el hecho de la
significacin puedenrepresentarse mediante el clsico tringulo de
Ogden y Richards (1954, 36):
El significado lxico: de las parejas de sinnimos a la oposicin
lxica
33 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
29-46
SIGNIFICADO(pensamiento)
SIGNIFICANTE DESIGNADO(smbolo) (cosa)
La triparticin entre SIGNIFICANTE, SIGNIFICADO y DESIGNADO no es
moderna, puesse encuentra ya en los estoicos, a quienes se atribuye
una posible teora del signo en la que se
-
distingue entre lo significante, lo significado o decible y lo
existente5. Debemosrecordar que el famoso tringulo de Ogden y
Richards no tiene base, es decir, que no hay unarelacin directa
entre SIGNIFICANTE y DESIGNADO (creencia primitiva y mgica de la
que yatratamos al comienzo del TEMA 1), sino que sta pasa siempre a
travs del SIGNIFICADO, queno es otro que nuestro pensamiento. De
esta forma, y como los mismos autores afirman, laspalabras (...) no
significan nada por s mismas, aunque haya sido igualmente universal
(...) lacreencia de que as era. Slo cuando un sujeto pensante hace
uso de ellas, representan algo, o,en un sentido, tienen significado
(Odgen y Richards 1954, 35). Es el pensamiento el que asig-na al
significante el valor oportuno para que simbolice la cosa a la que
queremos referirnos,como si fuera un intermediario:
SIGNIFICANTE simbolizacin SIGNIFICADO referencia DESIGNADO
Ahora bien, a la hora de establecer cules son los elementos que
participan del hecho de lasignificacin encontramos una clara
divisin entre aquellos especialistas que parten tan slode dos, el
SIGNIFICANTE y el SIGNIFICADO, frente a los que toman como punto de
partidalos tres elementos, teniendo, asimismo, en cuenta el
DESIGNADO:
i) quienes tienen tan slo en cuenta al SIGNIFICANTE y al
SIGNIFICADO consideran quela cosa o el DESIGNADO no es algo que
pertenezca propiamente al dominio lingstico.De lo que decimos nos
ilustra perfectamente Ullmann (1991, pp. 64-66) al definir el
sig-nificado como una relacin recproca y reversible entre el sonido
y el sentido. Estaconcepcin bipolar del fenmeno de la significacin
encuentra su mejor representanteen Ferdinand de Saussure, quien, en
su afn por buscar la autonoma del estudio propia-mente lingstico,
nos dice que el signo lingstico es por tanto una entidad psquica
dedos caras (Saussure 1980, 102), es decir, la del significante y
el significado.
ii) paradjicamente, para evitar la confusin entre lo lingstico y
lo extralingstico, ypartiendo, precisamente, de la dicotoma
saussuriana entre significante y significado,Eugenio Coseriu (1986,
131 y 163) incorpora en el estudio del significado lxico tambin
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
34Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
29-46
5 As lo encontramos transmitido en la obra titulada Adversus
Mathematicos del filsofo de la escuelaescptica Sexto Emprico
(Baratin-Desbordes 1981, 26-34; Sevilla Rodrguez 1991, 50-51): Haba
tambinotra diferencia entre los dogmticos, por la que unos
fundamentaban la verdad y la falsedad en lo significado,otros en la
voz y otros en el movimiento del pensamiento. Y al frente de la
primera opinin se pusieron, porcierto, los Estoicos, diciendo que
hay tres cosas que van unidas entre s: lo significado, lo
significante y lo exis-tente. De ellas, lo significante es la voz,
como Din, por ejemplo; lo significado es la cosa misma que es
mani-festada por la voz y que nosotros concebimos presentndose al
mismo tiempo en nuestro pensamiento (losextranjeros no lo entienden
aunque oigan la voz); y lo existente es lo real externo, como Din
mismo. De stos,dos son cuerpos, esto es, la voz y lo existente, y
uno es incorpreo, que es la cosa significada y decible, lo
queresulta precisamente verdadero o falso. Y esto que resulta
verdadero o falso no es cualquier decible en gene-ral, sino que ste
es completo en s mismo o incompleto. Y del decible completo en s
mismo resulta la lla-mada proposicin, que tambin aaden diciendo que
una proposicin es lo que es verdadero o falso.(Sexto Emprico,
Contra los matemticos, VIII, 11).
-
al DESIGNADO para poder diferenciar entre relaciones de
significacin y relaciones dedesignacin. Ya el fundador de la lgica
moderna, Gottlob Frege, haba observado quela significacin y la
designacin6 de un signo no eran coincidentes, ilustrndolocon el
famoso ejemplo del lucero del alba y del lucero de la tarde: aunque
una yotra sean denominaciones para referirse a un mismo designado
(i. e., el planeta Venus),su significado no es el mismo, pues si
bien es verdad que se habla del mismo planeta, enun caso se habla
de ste en su curso matutino, y en la segunda denominacin lo
perti-nente semnticamente es su curso vespertino (Frege 1984; Garca
Hernndez 1980, 12;1985a)7. De esta forma, podemos referirnos o
designar una misma cosa (DESIGNADO)mediante dos significantes
distintos (p. e. ratn y roedor), pero tales SIGNIFI-CANTES no
tienen por qu presentar el mismo SIGNIFICADO.
De esta forma, para resumir, estamos ante dos concepciones bien
diferentes sobre los com-ponentes que integran el significado
lxico:
i) la concepcin bipolar (SIGNIFICADO y SIGNIFICANTE), que
consiguientemente nodiferencia entre la referencia y el
significado, englobndolo todo en esta ltima catego-ra. Esta
concepcin se adscribe directamente a los estudios de carcter
onomasiolgi-co y semasiolgico, a los que aludiremos despus dentro
de este mismo tema.
ii) la concepcin tripolar (SIGNIFICADO, SIGNIFICANTE y
DESIGNADO), que diferen-cia entre relaciones de DESIGNACIN y de
SIGNIFICACIN.
Dado, pues, este estado de la cuestin, la diferencia entre una y
otra postura puede parecer,en principio, balad. Pero, muy al
contrario, adoptar como punto de partida una u otra concep-cin
tiene implicaciones importantes que terminan por disgregar
irremediablemente el con-cepto de semntica (cf. Garca Hernndez
1980, 12-13). Veamos sucintamente cmo resultauna y otra
concepcin.
El significado lxico: de las parejas de sinnimos a la oposicin
lxica
35 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
29-46
6 Parece que lo que se quiere decir con a = b es que los signos
o nombres a y b se refieren a lo mis-mo, y por lo tanto en la
igualdad se tratara precisamente de estos signos; se afirmara una
relacin entre ellos.Pero esta relacin existira entre los nombres o
signos nicamente en la medida en que stos denominan odesignan algo.
Sera una relacin inducida por la conexin de cada uno de los dos
signos con la misma cosadesignada. Esta conexin es arbitraria. No
se le puede prohibir a nadie tomar cualquier suceso u objeto
pro-ducido arbitrariamente, como signo para algo. Con ello, el
enunciado a = b no se referira entonces ya a la cosamisma, sino tan
slo a nuestro modo de designacin; con ella no expresaramos ningn
verdadero cono-cimiento. (Frege 1984, 52).
7 Para el no habituado a la prctica semntica no siempre resulta
fcil distinguir el significado del desig-nado, especialmente cuando
se trata de conceptos abstractos, pero en el caso que nos ocupa el
designado es unobjeto bien concreto y, por lo tanto, no va a ser
difcil observar los tres elementos integrantes del signo. Lucifery
Vesper son, en principio, dos significantes que, como es bien
sabido, designan el planeta Venus, es decir, tie-nen
fundamentalmente el mismo designado, pero no por eso tienen el
mismo significado; entenderlo de otramanera supondra confundir
significacin y designacin (...) (Garca Hernndez 1985a, 95-96).
-
2.3. La semntica desde la concepcin bipolar del significado: la
perspectiva semasiolgica y onomasiolgica
La perspectiva bipolar no distingue, obviamente, entre
relaciones de significacin y rela-ciones de designacin. La nica
relacin reconocida, en este caso, se da bien entre SIGNIFI-CANTE y
SIGNIFICADO, bien entre SIGNIFICADO y SIGNIFICANTE. Segn el sentido
de larelacin tenemos, en el primer caso, los estudios de
SEMASIOLOGA, y en el segundo los deONOMASIOLOGA:
a) La SEMASIOLOGA es el estudio de la palabra, o SIGNIFICANTE,
con respecto a susdiferentes SIGNIFICADOS o usos que recibe. La
POLISEMIA ha sido tradicionalmen-te un estudio semasiolgico.
b) La ONOMASIOLOGA es el estudio del SIGNIFICADO con respecto a
los distintos SIG-NIFICANTES que pueden designarlo. La SINONIMIA es
la relacin onomasiolgica porexcelencia.
2.3.1. Perspectiva semasiolgica: la polisemia. Sema especfico y
semejanza de familia
La caracterstica esencial de la concepcin bipolar del
significado es que se remite bsica-mente al uso de las palabras,
frente al estudio de las oposiciones de significado que
veremosdespus. Aun a riesgo de simplificar excesivamente las cosas,
podemos decir que la concepcinbipolar del significado est ms
aferrada al uso directo y diverso que se hace de un trmino.Veamos
cmo defina la POLISEMIA Michel Bral en el texto en que se dio por
primera veznombre a este fenmeno:
El sentido nuevo, sea el que quiera, no pone fin al antiguo.
Existen los dos, el uno allado del otro. El mismo trmino puede
emplearse alternativamente en el sentido propioo en el metafrico,
en el sentido restringido o en el extenso, en el sentido abstracto
o enel concreto... A medida que una palabra recibe una significacin
nueva, parece multipli-carse y producir ejemplares nuevos,
semejantes por su forma, pero diferentes por suvalor.
Llamaremos a este fenmeno de multiplicacin polisemia. Todas las
lenguas de lasnaciones civilizadas participan de l: cuantas ms
significaciones ha acumulado un tr-mino, mayor diversidad de
aspectos de actividad intelectual y social se debe suponer
querepresenta. Se dice que Federico II vea en la multiplicidad de
acepciones una de lassuperioridades de la lengua francesa: quera
decir, sin duda, que esas palabras de senti-dos mltiples eran
prueba de una cultura ms avanzada. (Bral s. f., 126-127)
Lo primero que llama la atencin en el texto anterior es la
aparicin de algunos trminoscomo sentido nuevo, en justa paridad con
significacin nueva, as como multiplicidadde acepciones, que nos dan
idea de lo mucho de lexicogrfico que hay en esta concepcin dela
polisemia. No tenemos ms que pensar en cualquiera de las entradas
de un buen dicciona-
Introduccin a la semntica latina (De la semntica tradicional al
cognitivismo)
36Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
29-46
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En contextos como 1., orno podra considerarse, al menos
contextualmente, como unsinnimo de paro (orno et paro Plaut. Cas.
546). En casos como 3., orno presenta un semaespecfico frente a
vestio (Garca Jurado 1992; 1995, 27-28), pues cuando se utiliza
orno en uncontexto de vestir es para expresar un acto intencional:
vestirse de especial manera paraalgo, nocin muy cercana, a la de
ataviarse o disfrazarse. Ms all de la mera descrip-cin de
acepciones, un estudio de la polisemia de orno nos permite adivinar
una idea9 espec-fica que sera comn, al menos, a las primeras, que
no es otra que la de la intencionalidad opropsito:
1. prepararse PARA celebrar una boda.2. prepararse PARA luchar
(armarse).3. preparar un atuendo especial PARA pasar por otra
persona (disfrazarse).
Esta nocin de intencionalidad resulta, sin embargo, menos
evidente en la acepcincuarta (prepararse PARA resultar ms bello),
donde ya podramos hablar directamente de
rio de latn, donde nos encontramos con la disposicin tipogrfica
de las distintas acepcionesde un trmino. Nos puede servir de
ejemplo el verbo orno (Glare 1988, s. v. orno)8:
1. Preparar: non ornatis isti apud vos nuptias? (Plaut. Cas.
549) (no estis preparan-do una boda en vuestra casa?) (trad. de
Romn Bravo)
2. Equipar: scutis feroque ornatur ferro (Enn. Ann. 184) (se
equipa de escudo y fieraespada) (trad. de Segura Moreno)
3. Vestirse de especial manera, disfrazar: quam digne ornata
incedit, haud meretrice(Plaut. Mil. 872) (y qu porte tan
distinguido tiene! No parece una cortesana) (trad.de Romn
Bravo)
4. Adornar: Romanis ludis forus olim ornatus lucernis (Lucil.
146) (adornado el foro enotro tiempo con lucernas romanas)
Orno en latn presenta una polisemia de uso que no tiene nuestro
castellano adornar.Esta polisemia, a su vez, permite poner en
relacin orno con otros verbos:
8 Es muy interesante consultar el anlisis diacrnico que Moussy
(1997) ha hecho de ornamentum y ornatus.9 En trminos semnticos
podramos hablar de sema, o unidad mnima de significacin (cf.
4.2.).
El significado lxico: de las parejas de sinnimos a la oposicin
lxica
37 Cuadernos de Filologa Clsica. Estudios Latinos2003, Anejo I
29-46
POLISEMIA DE USO
1. orno et paro2. orno et instruo3. orno et vestio4. orno et
decoro
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EMBELLECER, y donde la nocin esttica, que no es necesaria en las
tres primeras acep-ciones, pasa a ser aqu fundamental, como s
ocurre con nuestro verbo castellano adornar:
4. embellecer (adornar).
Esta circunstancia se confirma cuando analizamos el resto de
acepciones que presenta el O.L. D. (Glare 1988), donde podemos
apreciar, adems, el paso a consideraciones propias delrespeto y la
honra:
5. enfatizar con palabras munu nostrum ornato verbis quod
poteris (Ter. Eu. 214) (ador-na nuestro regalo cuanto puedas con
tus palabras) (trad. de Pocia y Lpez Lpez)
6. mostrar respeto quem... imperatorem ornatum a senatu, ovantem
in Capitolium ascen-disse meminissem (Cic. de Orat. 2, 195) (me
acordaba de aquel a quien como general elsenado haba motrado su
respeto, y haba ascedido al Capitolio obteniendo los honoresde la
ovacin)
7. realzar homo locum ornat, non hominem locus (Inc. pall. 93)
(la persona honra alpuesto, no el puesto a la persona)
En resumen, es posible, aun simplificando, definir la polisemia
de orno como un proceso deasociacin de nociones que podra
esquematizarse como sigue:
FINALIDAD BELLEZA HONOR1.2.3. 4. 5. 6.7.
Es significativo, por lo dems, el hecho de que si comparamos las
acepciones extremas deorno, es decir, la primera con la ltima, hay
muy poco en comn, exceptuando la presencia deuna misma forma
verbal. Este trnsito de una nocin de Finalidad a la del
Honor,pasando por la Belleza10, sera perfectamente explicable
medi