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Guadernos de Madinat al -Zahrá' Vol. 4 Córdoba, 1999
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Garabatos de alarifes: los 'graffiti' de las galerías de desagüe de Madinat al-Zahra.

Mar 27, 2016

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Autores: José Antonio Molina Muñoz, José Ignacio Barrera Maturana, Patrice Cressier. Cuadernos de Madinat al-Zahra, Año 1999, Número 4. Revista de difusión científica del Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra.
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Page 1: Garabatos de alarifes: los 'graffiti' de las galerías de desagüe de Madinat al-Zahra.

GuadernosdeMadinatal -Zahrá'

Vol. 4

Córdoba, 1999

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Page 3: Garabatos de alarifes: los 'graffiti' de las galerías de desagüe de Madinat al-Zahra.

O Junta de Andalucía. Consjería de Cultu¡a

(O l-os autores.

Imprenta San Pablo, S. L. - Córdob¿

Sot Ángela de ia Crtz, 1.2 - TeLéfono 957 283 JO6ISSN:1139-9996Depósito Legal: CO. 6041 1999

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SOICINISE

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GARABATOS DE ALARIFES:GALERÍES ON DESAGÜE OE

LOS GRAFFITI DE LASMADIN AI AL-ZAHRÁ

¡osÉ tcNaclo BARRERA MATURAN A, G ranada

PATRICE CRESSIER, Casa de Velázqaez

¡osÉ aNroNIo MoLINa tr,tuÑoz. Dipttratirin de h\álaga

T\ esde hace unos pocos años en España, los

L) groffiri parietales meclievales son objeto de

estudios cada yez más numerosos allnque no siem-pre debidamente sistemáticos (1). Sin embargo,hasta hoy, los datos sobre los que se pueden atri-buir a la época califai son muy reducidos; recorda-

remos, entre éstos, tres ejemplos de Madlnar al-Zahra' (el esquema director de un arco trilobulado,la representación parcial de un personaje, y unmotivo reticulado de tipo <tres en nya") (.2),

algunas marcas de canteros de Ia mezquita mayor

de Córdoba (3) o los graffiri epigráficos de la Rábi-ta de Guardamar del Segura (4) así como, si se

acepta la datación propuesta por su descubridor,los de Marmuyas en los Montes de Málaga (i). En

la Siria y la Palestina omeyas, aparte de las marcas

de canteros de algunas residencias califales comoM5atta, Jirbat al-Mafiar o Qásr al-Hayr al-Sarqi(6), no conocemos más que los grabados rupestres

de übal 'Usays, de difícil atribución cronológi-ca (7) y el esquema de fortificación de Qásr al-Hayr al-éarbi (8), aunque es mlry posible que

otros casos, dispersos en 1a bibliografía arqueológi-

ca, hayan escapado a nuestra atención. Mientrastanto, los numerosos grabados rupestres de lapenínsula Arábiga (actuales Yemen, Omán y Ara-bia Sar-rdita) deben corresponder a largos periodos

de tiempo, antes y después del Islam, en Ios que

los intentos de establecer cronologías relativas no

han sido todavía muy positivos (9). En estas con-

diciones, el prime r conjunto de graffiti de

Madrnat al-Zahra' , que vamos a pasar en revista

ahora (1 0), constituye una referencia excepcional.

Todos han sido trazados en Ios enlucidosrecién aplicados sobre las caras interiores de varias

de las numerosas galerías de alcantarillado: su

fecha de realización se puede, plres, avanzar con

cierta precisión. En efecto, sabemos qr-re 'Abd al-

Rahmán III mandó construir Madrnat al-Zahra'en 936 o quizá en 941 (11) y que en este mismo

año ya estaba edificada la mezquita (12). Todoparece inclicar que la instalación de las galerías de

desagüe fue anterior a ia edificación del conl'r-rnto

palaciego que se levantó por encima, y que su rea-

lización formaba parte de un proyecto arquitectó-nico común clue ya tenía en clrenta la iocalización

futr-rra de los distintos edificios en clrestión. Al no

haber aparecido indicio de restauración posterior

de las ¡¡alerías (en particuiar de haberse extendidomás capas de enlucido que las primitivas), los

graffiti así inventariados son fechables en finales

de la primera mitad del siglo X.Sus autores, por otra parte, forman Lrn grupo

cuyo grado de homogeneidad social o culturaldesconocemos todavía, pero qne tiene como pr-rnto

en común el hecho de se¡ el de los constructores

de los palacios de Madrnat al-Zahn' . Sólo el estu-

dio pormenorizado de los dos grupos de graffiti (eI

de los edificios y el del aicantarillado que nos

ocupa ac¡,rí) nos permitirá evaluar en qué medida

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estos sencillos gfabados nos aportan nlleva infor-mación sobre estos alarifes de Madlnat al-Zahra' ,

su origen, sus preocupaciones culturales, sus cre-encias o slrs técnicas de trabajo y la organizaciónde éste. En todo caso, cual sea el nivel analíticoalcanzaclo por esta aportación, el corpr-rs así consti-tuido quedará, en si, como un testimonio único,para un momento clado, de un modo de expresiónindividual y espontánea, frente al arte oficialomnipresente en la ciudad palaciega.

En cuanto al estudio práctico, debemos seña-

lar qr-re los grffiti han sido localizados por J. A.Molina durante la fase de exploración de las gale-rías en vista a slr recuperación para el desagüe delconjunto arqr,reológico de Madrnat al-Zahra'. Des-pués de una visita por parte de Y. Montmessin, P.

Cressier y J. I. Barrera a fin de definir el métodcróptimo de levantamiento de dichos grabados y de

comprobar que la fotografía no podía ser de granutilidad, J. I. Barrera procedió ai levantamientode cada dibujo sobre peiícula plástica rransparen-te. Los documentos iconográficos así obtenidosconstitLryen el objeto del presente estudio.

DESCRIPCIÓX ON LOS DISTINTOSCONJUNTOS DE GRAFFI:fI

Describiremos a continuación los gralfiti apa-recidos en cuatro de las galerías visitaclas de la redde alcantarillado de la ciudaci (13).

La galería 1, con un total de doce paneles (con

uno o más motivos en cada uno de ellos), es lagalería que más graffiti posee; baja en direcciónNoroeste-Sureste desde el pórtico hacia la terrazainferior, donde se ubica la mezquita aljama y las

habitaciones de abliición (14).La galería 2, con iamisma dirección y situada bajo el Jardín Alto,frontero al salón de 'Abd al-Rahmán III, posee

nueve paneles (15). La galería 3 discurre en direc-ción Oeste-Este entre las estancias (viviendas ybaño) anejas al salón de 'Abd al-Rahmán III y el

Jardín Alto, y cuenta con tres paneles (16); y porúrltimo, con un solo panel, Ia galería 4 corre spon-de a un tramo de la canalización que discurreperimetral al patio superior occidental (17).

Todos ios grffiti, salvo contadas excepcionesque señalaremos a 1o largo de estas primerasobservaciones, han sido reaiizados por incisión en

el enlucido recién extendido. Los instrumenrosutilizados pueden haber sido tanro unas punras

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finas como útiles del tipo palustrilla, o inclusohojas de cuchillos.

GALERÍA 1

PAI{EL n." l:Es el panel más grande de los estudiados, y

ocupa una sr-rperficie de 1,60 m. de ancho por0,10 m. de alto (fig. 1). A simple vista se puedeobservar que ei conjunto se divide en dos bloquesseparados por un espacio de pared que solo conrie-ne una 1ínea obiícua hacia la izquierda.

El bloqr-re de Ia izquierda (A), contiene unafigura central, que corresponde a un arco irrcgu-lat, cuyo radio es aproximadamente de 12 cm.; en

su interior se clibr-rjan una se¡ie de líneas verrica-les, horizontales y oblícr-ras, qlre aparenremente nofepresentan motivo alguno, salvo quizá un .Toque parece sostener el interio¡ del arco. Toclas vie-nen a rellenar el espacio limitado por el círculoclryo trazo ha sido previo. A la derecha de éste se

trazan dos líneas verticales qr-re contienen a su vez

otras líneas, menos relevantes, y debajo una scriede formas cuadrangulares con reticulados y figu-ras romboidales. Así mismo se han trazado unaserie de líneas curvas que se unen por slr exrremosuperior, semejando arcos apunrados, y que volve-remos a encontrar (aunque no con la misma orien-tación) en otros paneles de la misma galería comoP8 o P11 por ejemplo.

El bloclue de Ia cierecha (B) está formado porcinco figuras rectangulares dispuestas en senridovertical, limitadas por lineas verricales recruzadaspor otras oblícr-ras; las dos de Ia izquierda, además,

se cierran arriba por dos arcos de circunferenciaentrecruzados. La figura del centro conriene en su

.inte¡ior un cuadriculado formado por cinco hile-ras horizontales de dos casillas cada una, cortadasIa mayor parte de éstas por diagonales tanto haciala izquierda como hacia la derecha La simetríaaxial, la relativa regularidad de la composición(siendo el ancho de cada una de las cinco fajas casi

igual y la figr-rra resultante casi cuadrada) evoca

un esquema arquitectónico (fachada, planra, pavi-mento).

Sobrepuesto al bioqr-re de la izquierda se tra-zan cu¿ltro líneas oblicuas y paralelas, de un grosormucho mayor (aproximadamente 0,1 cm.), que se

unen entre si, por slrs extremos en clrrva , el ele-mento superior así definido está recorrado por una

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cuarta línea perpendiclrlar a las demás siendo elaspecto cruciforme bien marcado. Este motivo (C)

constituye el caso más claro de superposición de

grabados del conjunto de galerías (18), aquí ade-mis con l¡n¡ técnira dis¡int¿r.

PAI\EL n." 2:

Este panel, está formado por cuarro graffitique ocupan una superficie de 39 cm. de ancho por50 cm. de alto 6ig. 2). Tres de ellos se disponenen los vértices de un imaginario triángulo inverti-do, y un cuarto aproximadamente en el centro dellado derecho de ésre: en la parte superior izquier-da encontramos Lrna figura que representa unmotivo vegetal constituido por dos formas .espi-gadas o ramiformes, con cinco tallos cada una,unidas entre si por dos líneas horizontales y para-lelas (A); a Ia derecha de esta figura aparecen sietepequeñas líneas verticales y paralelas dispuestashorizontalmente (B), en la parte inferior del con-junto, encontramos cinco cuadrados concénrricosincompletos, cuyos Iados están consritlridos de

arcos de círculos incompletos (C). Por último,entre B y C -como ya señalamos-, han sido gra-badas tres líneas paralelas y una oblícua respecto a

ellas (D).

PANEL n." 3:

El panei oclrpa una superficie de 73 cm. de

ancho por 43 cm. de alto (fig. 3). Aquí podemosdiferenciar dos figuras principales (A y B) entorno a las cuales se trazan orras de menor rele-vancia.

La figura A representa una forma rectangularque encierra un cuadriculado constituido por cua-tro hileras horizontales cle dos casillas cada una,cortadas todas ellas por diagonales hacia 1a

izquierda. A pesar de la ausencia de cuadriculadopor este extremo, podemos observar una posiblecontinuidad de la figura hacia esta dirección, con-tinuidad materializada por la línea horizontalsuperior y la segunda oblícua a partir de abajo.

Junto a esta figura aparecen dos líneas verricalescruzadas por otras de menor tamaño; y sobre ellaotras tantas oblícuas y en ángulo recro, que tal vez

formasen parte de otro reticulado.La figura B se sitúa a la derecha de la ante-

riormente descrita, y representa un rectángulodiscontinuo con slr interior dividido en dos mita-des por una línea vertical. A continuación de esta

figura se traza Llna gran línea vertical, así comootras de menor tamaño en forma de bayoneta.

PAIIEL n." 1:

El conjunto ocupa una superficie de J4 cm.de ancho por 67 cm. de alro (fig. 4). Está consri-tuido por una serie de figuras más relevantes que

flanquean otras secundarias agrr-rpadas en variospequeños nírcleos.

En el extremo izquierdo del panel (A) exisre

un gran arco parabólico, bajo el que se dibuja una

línea en ángulo recto, así como una forma trape-zoidal discontinua e inclinada, dividida interio¡-mente en dos m.itades por una línea.

En el extremo derecho (B) encontramos tres

arcos de circunferencia de aproximadamente 13

cm. de radio, uno de los que, abajo, llega a ser

medio círculo, mientras los otros dos, más cortos,

vienen a apoyarse en é1 hacia arriba; contienenestos últimos lineas oblícuas densemente reparri-das.

Entre estas figuras ya descritas, que flanqueanlos extremos del panel, existe un espacio de ,12

cm. de ancho, ocupado por un sinfín de líneas rec-

tas (verticales, horizontales u oblícuas) y curvas,

agrupadas en número y según una densidad va¡ia-bles; algunas forman flechas o cruces.

PANEL n." 5:

Este panel ocupa Lrna superficie de 35 cm. de

ancho por 38 cm. de alto (fig. )). El elementoprincipal lo constituye el conjunto de un arco de

círculo que se enmarca en Lrna figura compuesta

por dos líneas, una oblícua y otra horizontal; las

dos están recortadas por otras líneas, verticales yoblícuas, qlre no dejan de evocar, aunque de formamuy imperfecta, a un arco con sus dovelas; en este

caso, los cortos trazos verticaies y horizontalessituados artll>a a la izquierda se asemejarían a larepresentación de un aparejo. EI coniunto está

limitado hacia abajo y a la izquierda por una suce-

sión de líneas rectas dispuestas a lo largo de unarco de círcr-rlo de amplio radio.

PANEL n,' 6:

El panel mide 92 cm. de ancho por 45,t cm.de alto (fig. 6). En é1 se representa un gran frisode líneas que se cruzan entre si, en forma de .X"y se inscriben entre líneas verticales, que son la

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prolongación de otras de mayor tamaño qlre se

sitúran bajo ellas.

Bajo Ias figuras anteriormente descritas se tra-zan algunas líneas horizontales y dos pequeñosreticulados.

PANEL n." 7:

Este panel se encuentra situado balo ei orifi-cio de entrada de una canahzacrón secunda¡ia (de

aportación), que desemboca en esta galería. Elconjr-into ocupa una superficie de ,i6 cm. de ancho

por 59 cm. de alto (fig. 7).

En Ia parte superior, se al.za un rectánéJlrlo en

posición vertical dividido su interior en dos mita-des por una línea horizontal, estando la mitadsuperior cortada por una diagonal incompletahacia la izqr-rierda.

Bajo esta figura aparece un arco de circunfe-rencia, así como una línea vertical cruzada porotras horizontales cle diferentes tamaños. A laderecha de éstos, encontramos una estrlrctufa rec-

tangular discontínua formada por dos líneas verti-cales y paralelas entre las que se trazan siete 1íneas

horizontales. Asociada a esta figura aparece una

línea serpenteante dispuesta verticalmente, que

culmina en una espiral. Este conjunto esta atrave-

sado por otra línea vertical de 0,5 cm. de grosor.

Por último, a continuación, con trazo igual-mente grlreso, se graba 1o qr-re parece corresponder

a un miembro inferior de un antropomorfo. La

pierna se dibuja bien diferenciada y proporciona-dr, mrcnrras que el pie a¡arece con un ramañodisproporcionado e incompleto. Con un trazo más

fino, se dibuja en el interior un trenzado romboi-dal y seis iíneas horizontales.

PAI{EL n." 8:

El graffito, de 93 cm. de ancho por 46 cm. de

alto, está formado principalmente por tres circun-ferencias de aproximadamente 13 cm. de radio. Se

hallan dispuestas horizontalmente e inscritas dos

de ellas entre líneas verticales (fig. 8).

Este dibujo parece fepresentar una arcada con

tres arcos, siendo él de la izquiercla el más com-pleto: las dos líneas verticales entre las que se ins-cribe Ia circunferencia, corresponderían a las jam-

bas, y las dos pequeñas líneas horizontales que

unen aquellas con el arco, serían los salmeres del

mismo. El segundo arco no es tan completo como

el anterior descrito. Contiene en sn interior una

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iínea en zig-zag, dispuesta verticalmente que cr-Ll-

mina recruzada en su extremo superior. EI a¡co de

círculo derecho está parcialmente recortado por latercera 1ínea vertical.

Por último, podemos observar bajo esta cir-cunferencia dos arcos de mismo radio, situadosuno frente al otro.

PANEL n." 9:

Se representan dos circunferencias incomple-tas yuxtapuestas, de aproximadamente 17 cm. de

radio cada Lrna, qlre no dejan de evocar a la partesuperior de r-rn aijímez (fig. 9).

PAIIEL n." 10:

Este panel ocupa una superficie de ,18 cm. de

ancho por 37 cm. de alto (fig. 10). En é1, se repre-

sentan dos líneas en zig-zag dispuestas en sentidovertical, entre las que se trazan otras verticales o

en forma de "V" abierta.

PAIIEL n.' 1 l:En este panel se representa una figr-rra de 32

cm. de ancho por 38 cm. de alto, que bien pudie-ra tratarse de una embarcación (fig. 11). Tres líne-as curvas que se unen por su extremo izquierdorepresentarían el casco de la nave. En este mismoextremo, se traza una posible vela incompleta, for-mada por tres líneas casi rectas, dispuestas verti-calmente; y del centro del casco se traza lo que

podría ser el mástil y r-rna vela latina. Por írltimo a

la derecha de esta vela y sobre ella misma, se tra-zan cuatro pequeños triángulos cuyos lados se

prolongan, en forma de "A" inclinada hacia laderecha.

PANEL n." l2:

El panel GllP12, con unas dimensiones de 80

cm. de ancho por 39 cm.de alto, parecía uno de

los más singulares del conjunto aquí estudiado,por la evidente precisión de su dibr,rjo y Ia dificul-tad que suplrso en un principio su inrerpretación.

En la parte sr-rperior se eprecia una triplevariación alrededor de un elemento característico(línea vertical flanqueada de dos líneas onduladas

oblícuas, cruzándose las tres en un mismo punto).En el primer grupo (A), este elemento está atrave-

sado por una línea horizontal adornada de peque-

ños triángulos dispuestos pr-rnta abajo, y se asienta

sobre una fala horizontal materializada por dos

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incisiones paralelas y recrr-rzada en sus dos extre-midades por una pequeña faja vertical del mismotipo. En el grr,rpo central (B) el elemento comúnestá inscrito clentro de un triángulo formado portres líneas curvas, del qr-re desborda ligeramentehacia abajo. En el tercer grupo (C) se mantieneuna de las curvas -que pasa por el vértice del ele-mento común- pero Ia figura se cierra hacia laizquierda con un arco hiperbólico. Dos líneasparalelas efiIaz fi las dos curvas, y varias verticalesbajan de la segr,rnda. Por írltimo, un clrarto con-jLrnto (D), evidentemente coordinado con los tresprimeros, está dispuesto por debajo cie ellos; agru-pa tres arcos irregulares recortados por dos gran-des trazos oblícuos, enfrentados a un motivo en

"peine, de tres líneas perpendiculares a una cuar-

Veremos en el momento de interpretarle qtieeste panel constitlrye uno de los más interesantes(y de Ios más antiguos) grabados de barco inven-tariados hasta hoy.

GALERÍA 2

PANEL n." 1:

Ocr,rpa una sr,rperficie de 35 cm. de ancho por63 cm. de alto (fig. 13). La figura principal de

este panel representa un trenzado de dos 1íneas

dobles dispuestas verticalmente, que dibujan dos

formas almendradas de diferente tamaño. La supe-rior, más grande y más completa, tiene el enluci-do de su interior bastante deteriorado, pudiéndosedistingr-rir sin embargo una serie de Iíneas que

fepresentan un motivo vegetal formado pof untallo central con ramas curvas laterales que nacen

de é1.

Bajo esta figr-rra, se traza otra de incisión más

profr-rnda y gruesa (aproximadamente 1 cm.), con-sistente en dos pequeñas líneas verticales y parale-

las con un punto sobre ellas, y un motivo enfo¡ma de "C, sol¡re la que también se traza otropunto. TaI vez pudiera tratarse todo ello de unmotivo epigráfico.

PANEL n." 2:

Las dimensiones totales del panel son 1,20 m.de ancho por 51 cm. de alto (fig. 1,1). Su composi-ción parece, en contra de toda hipótesis previa,bien organizada: dos zoómorfos (19), en concretodos aves, flanquean cuatro temas secundarios alre-

dedor de uno principal hacia el que se puede per-cibir una cierta progresión .

EI panel queda limitado hacia la derecha poruna línea vertical clue a media altura se desdobla

hacia abajo en bayoneta (C). Fuera de este marco,sin embargo, existe otro morivo constituido poruna línea oblícua qlle recorta en su extremidad uncírculo casi completo (D).

A la izquierda, el panel no se cierra de fo¡matan explícita, apreciándose varios trazos incisosoblícuos, así como nlrmerosas improntas redon-das, originadas quizá por la punta de r-rn palo (E yF).

EI zoomorfo que se sitúa a la izquierda delpanel (A) es un ¿lve zancuda, moñuda, muy esclue-

matiza¿a (dimensiones máximas : 26,2 cm. x 20cm.). El cuerpo está suÉjerido por Lrn simple arco

de círculo y la cuerda que éste define; otro arco de

círculo, de radio inferior al primero, representa unala. Menos claro es el significado del motivo dibu-jado sobre el flanco del animal. EI cuello, perfec-

tamente vertical, está materializado por dos trazos

paralelos que terminan en Lrn casi círculo de

2,312,1 cm. de diámetro, representación de lacabeza, con un ojo en posición central. Esta cabeza

sostiene un pico largo, estrecho, ligeramenteencorvado hacia abajo y con punta redoncleada.

IJna corona de plumas esquematizada en gajos,

con el límite superior desdoblado se eleva sobre el

cráneo. En cuanto a las patas, son verticales, recti-Iíneas y paralelas; cada una tiene por extremidaddos dedos dispuestos en horcluilla y dirigidoshacia abajo. Dos incisiones en el enfoscado, rectas

y menos profunda podrían corresponder a ramillasque el ave sostjene en su pico.

Frente al ave anteriormente descrira, otrogrffito parece identificable con un pájaro de dis-tinta especie (B), en este caso mucho más esque-

matizado y de diseño más tosco (dimensionesmáximas : 14 cm. x 17 cm.). Dos líneas disconti-nuas en "S" delimitan el cuerpo del animal. Nose juntan en slr extremidad izquierda, lo queimpide definir con claridad Ia forma de Ia cabeza,

aunque una forma cerrada irregular sugiere sinduda un ojo. Un casi arco de círculo puede consri-tuir el ala derecha del pájaro, mientras la cuestiónde las patas parece más difíciI de resolver por la

presencia de dos pares de posibles órganos de

locomoción; sin embargo nos parece lícito identi-ficar Ios dos trazos situados más a la derecha como

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parte de la otra ala; en este caso serían los dos tra-zos más a la izquierda los que constituyeran las

patas. El pico o inexistente, o indicado solo poruna incisión oblicua distante unos 1,8 cm. de lacabeza.

Entre las dos aves se desarrolla un entramadocomplejo de líneas rectas y (en menor núrmero)

curvas, entre el que destacan unos éJrlrpos aparen-

temente autónomos: una línea curva y ot¡as varias

verticales y oblícuas (G) que no dejan de evocar

las velas de ciertos barcos grabados sobre murallasmedievales, bien es verdad que de época más

reciente; un cuadrado discontinuo cuyo ladoizquierdo se prolonga hacia abajo (H); dos dibujosen zig-zag (I y J); Lln motivo central donde unas

pocas líneas curvas entrecruzadas (abajo a laizqr-rierda) pudieran recordar a un casco de barco(K1), pero donde predominan líneas rectas en zig-zag que desembocan en Lrn rectángulo recortadopor slrs dos diagonales (K).

PANEL n." 3:

En una superficie de 17 cm. de ancho por 34cm. de alto, se trazan dos grandes líneas curvas

discontinuas que dibujan una forma almendrada,

cr-ryo inrerior se completa con un gran número de

líneas curvas, en zig-zag y vertica.les, sin que poda-

mos identificar motivo concreto (fig. 15). A laderecha de esta forma, se trazan dos líneas dobles y

discontinuas, dispuestas en sentido vertical.

PAI{EL n." 4:

EI conjunto ocupa Lrna superficie de 63 cm.

de ancho por 3) cm. de alto (fig. 16). Se represen-

tan tres arcos de circunferencia de aproximada-mente 13,5 cm. de radio cada uno, dispuestos en

ángulo recto, cortado uno de ellos por un cuadra-

do discontinuo.

PANEL n.' 5:

El panel ocupa una superficie de 58 cm. de

ancho por 48 cm. de alto (fig. 17). En él se trazan

dos grandes Iíneas curvas y paralelas que dibr"rjan

un arco de circunferencia. Dentro de este arco,

encontramos una línea horizontal cortada por sus

extremos por otras dos verticales y paralelas; una

agrupación de once líneas incisas, enmarcadas en

otras dos de improntas, originadas quizá por lapunta de un palo; y por último varias líneas verti-cales que nacen de una forma de aspecto bulboso.

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PANEL n." 6:

Este panel ocupa Lrna superficie de 41,5 cm.

de ancho por 43,5 cm. de alto (fig. f 8). Deizquierda a derecha y en diagonal, se trazan cuatrofiguras de mismo tipo, tres de ellas completas,que parecen representar la Ietra árabe ua. EntreIos dos primeros motivos, se traza en sentido ver-tical una gran línea zigzagteante; y alrededor delresto, líneas curvas y verticales.

PAIIEL n." 7:

Todo este panel ocupa r-ina sr-rperficie de 94cm. de ancl'ro por 66 cm. de alto (fig. I9). Repre-senta un gran arco de herradura en cuyo interior ylaterales se trazan otros motivos. Este arco, princi-pal figura del panel, posee un radio de 28 cm., y

en su parte inferior se trazan las impostas delmismo, llegando a alcanzar Ia línea de impostasuna anchu¡a de 35 cm. Hay que destacar en el

centro del arco la existencia de una marca de apro-ximadamente 2 cm. de ancho, producida por pre-sión sobre el enlucido fresco de la pared, tal vez

como consecuencia de la utilizac)ón pan el traza-

do del arco de un "compás de cordel".Sobre la línea de impostas y en el lado exte-

rior derecho del arco, se trazan tres líneas en zig-zag de diferente tamaño -como si se hubiera que-

rido tachar esta parte de la figura-, así como otras

curvas y en ángulo recto. En el lado exteriorizquierdo encontramos varias líneas paralelas, ver-ticales y un reticulado irregular formado por líne-as verticales y oblícuas muy apretadas. Ya en el

interior del arco existe un Élran núrmero de líneas

horizontales, verticales y paralelas que aparente-

mente no fepfesentan Ltn motivo concreto, así

como tres arcos de circunferencia que se cortanentre si.

PAIIEL n." 8:

La técnica en que se ha realizado esre graffiro,totalmente distinta de la encontrada hasra ahora.

ha sido el punteado sobre el enlucido aúrn fresco

que recubre la pared de la galería (fig. 20). Las

improntas dejadas parecen originadas por la puntade un palo aunque no se puede descartar la inter-vención de otro instrumento. EI grffito ocupa una

superficie de 50 cm. de ancho por 43 cm. de aito.Podemos distinguir en la parte superior del panel,

tres líneas de puntos horizontales y paralelas, de

Page 12: Garabatos de alarifes: los 'graffiti' de las galerías de desagüe de Madinat al-Zahra.

aproximadamente 46 cm. de largo, unidas por slr

extremo izquierdo, y posiblemente también por el

derecho, aunqlre el deterioro que sufre la parednos impide comprobarlo. Bajo esta figura y trasun espacio de pared Sin ¡s¡1¡6"t, se rrazan otrasdos líneas de puntos horizontales y paralelas de 33cm. de iargo cada una. A continuación, sin ordenaparente, se tÍaza Lrn gran número de puntos queparecen entrecruzarse dibujando "X" irregulares.

PAIIEL n." 9:

Este gra.ffito se encuenrra ahora situado al ai¡elibre, ya que ha desapareciclo la cubierta de lagalería en esta zona (fig.21). Por tanto ha sufridobastante deterioro por el efecto de los agentesatmosféricos, corriendo riesgo de desprenderse elenh-rcido de Ia pared que 1o soporta.

Ocupa una superficie de 36 cm. de ancho por18 cm. de alto, representándose un motivo geo-métrico, fo¡mado por dos rosetones inscriros en undobie rectángulo. Cada roserón consra de un doblecírculo de 14 cm. de diámetro el mayor, y 10 cm.el menor, en cllyo interior se tfa:zan cuatro círculosde aproximadamente 4 cm. de diámetro, dispues-tos en cruz. En los espacios triangulares, uno supe-rior y otro inferior, existentes entre los dos ¡oseto-nes, se traza un círculo de 2 cm. de diámetro.

La regularidad de la figura no es absoluta ya

que Ia distancia entre las formas cuadrilobuladas ylos círculos qr-re las enmarcan puede variar sensi-blemente y que, también, los cuarro pequeños cír-culos que éleneran las figuras centrales puedenfecortafse o no.

Hemos de destacar la presencia cle líneas quemarcan los diámet¡os de todos los círculos, así

como las improntas dejadas en el enlucido por lapunta del compás utilizado en la realización delgrffita. Todo indica que esre grabado consrirlryeun verdadero boceto de una composición orna-mental, hasta ahor¿r la única del con junto inventa-riado.

GALERÍA 3

PAI{EL n" l:Esros grffiti se disponen en dos pianos para-

lelos, que ocupan una sr-rperficie de 55 cm. de

ancho por 33 cm. de alto, pudiéndose distinguiren cada uno de ellos tres morivos diferentes (fig.22).

En el plano superior encontramos de izqr-rier-da a derecha, una forma "espigada o ramiformeode cinco talios (A); jr-rnto a esta exisre un¿ veinre-na de 1íneas verticales y paralelas, de distinrotamaño, sobre las que se trazan otras oblícuas (B).Y por último, a una distancia de i9 cm., se tfazauna línea curva cortada por tres líneas verticales,de las cuales dos de ellas tienden a unirse por slr

extremo superior (C).

Ya en el plano inferior, de izclr-rierda a dere-cha, encontramos un grupo de líneas horizontalesy verticales de desigual tamaño que se cofranentre si (D): lunto a ellas existe una forma rectan-gr-rlar de 7 cm. de ancl-ro por 9 cm. de alto, cuyointerior mlrestra tres líneas verricales y paralelas

sobre las que se traza Lrn reticulado romboidal (E).

Y al igual que ocurría en el plano superior, a r,rna

distancia de 10 cm. de esta írltima figura descrita,se traza un triángulo discontinuo y una línea hori-zontal (F).

PANEL n." 2:

La técnica en qlre se ha reaiizado este graffitoha sido el punteado sol¡re el enlucido aún fresc<r

que recubre la pared de la galería, como en lepanel 8 de la galería 2 (fig. 23). Las improntasciejadas han debido ser: originadas por la punta de

un palo más que por otro instrnmento que, en

toclo c:aso, desconoceríamos. El graffita ocupa Lrna

superficie de 74 cm. de ancho por 36 cm. de alro,y representa una forma aproximadamente elípricacuyos diámetros mayor y menor miden 22 cm. y1j cm. respectivamente. El espacio así definidoesta ocupado por otros plrntos dispuestos en elip-ses concéntricos.

En torno a esta figura y unidos a ella median-te líneas de puntos, se distribuyen ocho círculos:tres de ellos situados en la parte sr-rperior e infe-rior, y uno a ambos lados. Estos ocho círculos se

Lrnen entre si mediante otra línea de puntos, resal-tando de este modo, aúrn más la forma elíptica de

esta. Poseen un diámetro aproximado de 4 cm., yen el interior de cada círculo se aprecia la conri-nuación de la línea de puntos que une a estos conIa fcrrma central.

Por clebajo de esta compleja figura, existe otrocírculo clue queda igualmente unido, medianteuna línea de puntos cle mayor longitud. Hacia laderecha encontramos otro círculo, no pudiéndoseprecisar si estaba unido o no a la figura cenrral,

45

Page 13: Garabatos de alarifes: los 'graffiti' de las galerías de desagüe de Madinat al-Zahra.

debido al deterioro que sufre 1a pared por este

extfemo.A continuación una línea horizontal de pun-

tos se traza entre otras verticales incisas sobre el

enlucido; y por último jr-rnto a esta, dos círculos

concéntricos punteados unidos entre si mediante

tres líneas de puntos.

PAIIEL n." 3:

Al igual que para el anterior, la técnica en que

se ha realizado este graJfito, ha sido el pr-rnteado

sobre el enlucido aún fresco que recr-rbre la pared

de la galería (fig. 24). Ocupa una superficie de 51

cm. de ancho por 35 cm. de alto. En si, forma una

estructura rectangular, cuyos lados superior, infe-rior y derecho están constituidos por una serie de

reciculados y formas cuadrangulares; en cambio,

el lado izquierdo lo está, por una simple línea de

puntos que culmina en slr extremo superior en un

círculo de 3 cm. de diámetro, quedando así el

interior de esta estructura sin motivo alguno.Bajo este círculo, se tnaza una línea oblícua de

puntos dirigida hacia el exterior de la estructura,

que se une a otra de dirección opuesta.

GALERÍA 4

PANEL n.'' l:Consiste en una figura rectangular de 11 cm.

de alto por 11 cm. de ancho, inclinada l'racia Ia

derecha, cuyo interior presenta r-rn cuadriculado

irregular formado por cinco hileras horizontales

de cinco casillas cada una (fig. 25). A pesar del

deterioro que sufre eI grffito por su extremo de¡e-

cho, podemos observar restos de la continuidad de

otras casillas así como de ias diagonales que las

cortaban. Las casillas pares de las dos primerashileras, aparecen cortadas por diagonales hacia la

izqr,rierda, en cambio la casilla tercera de la pri-mera hilera, así como Ia primera de la segunda

hilera, 1o están hacia la derecha.

Junto a esta forma rectangular, en su

extremo izquierdo y con la misma inclinación, se

trazan tres líneas verticales de tamaño decreciente,

que tienden a unirse por arriba.

INTERPRITACIÓN

Tras la descripción principalmente morfológi-ca y en menor medida técnica de cada uno de los

46

graffiti qlre componen los distintos paneles, vamos

a intentar proponer una interpretación del variadorepertorio iconográfico ofrecido. Para ello nos

basaremos, tanto en el estr-rdio en si del motivo al

que nos refiramos, como en los posibles paralelos

que hemos encontrado en Ia bibliografía existente.Así pues, hemos establecido Lrn esquema, elre Z

continuación desarrollaremos, en el que agrupa-mos los distintos motivos en base a su interpreta-ción (20):

Grffiil incisos

¡ Mo¡ivos geomÉrricos

- lineales

- figuras elementales (triángulos, rectán-gulos)

- reticulados y cuadriculados

- círcr,rlos y composiciones de círculos

¡ Motivos epigráficos o seudoepigráficos

r Mocrvos figurat ivos

- antropomorfos

- zoomorfos

- vegetaies

- navales

Grffiti pr-rnteados

- lineales

- reticr-rlados comple j os

GRAFFITI INCISOS

MOTIVOS GEOMÉTRICOS

En este grupo distinguiremos sucesivamente,

por orden de complejidad, los trazos lineales, las

figuras simples (como son el triángulo y el rectán-gulo) y los cuadriculados y rericulados, tratando

al final de los círculos.

Motivos lineales

Este grupo es uno de los más amplios por laabundancia de motivos y variedad de trazo que

estos ofrecen. Hallamos motivos lineales simples,

en zrg,-zag, o serpenteantes y figuras en forma de

.Xr.Los motivos lineales simples son los más

numerosos; aparecen en la mayoría de los paneles

y corresponden a un sinfín de líneas rectas en sus

más diversas modalidades, aisladas o agrupadas:

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horizontales (muy escasas G2lPl), verricales(Gl/Pl, 6, G2lP2,6) y sobre todo oblícuas (casi

todos los paneles), a veces paralelas (G1/P2) yotras perpendiculares (G1/P5). Encontramosvarios motivos en zi¿¡-zag y serpenteantes, que se

distribuyen en los distinros paneles objeto denuestro estudio: G1/P7, I0 y G21P2,6,7; pode-mos observar ciertas características en estos últi-mos motivos. como son su dispctsición vertical(excepto los tres existentes en eI G2lP7 que son

horizontales) o la diferencia de tr¿rzado (sinuoso ycurvo en unos, recto y anguloso en otros).

La yuxtaposición de numerosas líneas vertic¿-les u oblícuas es un fenómeno frecuente en cuanroa grffiti, sobre todo tipo de soporres y en todasépocas. Han sido interpretados los conjuntosresultantes como documentos de recuentos, siste-mas de cómputo o calenda¡ios (21); sin embargo,tales recuentos gráficos necesita¡ían ser legibles entodo momento y aélrupar de forma clara Iostazos (22), Io que no sucede en las paredes incis¿s

de M¿rdrnat al-Zahra' y nos lleva pues a descarraresta hipótesis. De hecho, las agrr-rpaciones quepueden aparecer en uno u otro panel no ofrecenun nírmero filo de líneas ni tienen un¿r morfologíafija. Sugieren a veces Ia voluntad por parre delautor de rellenar un dibujo previo o incluso unasuperficie concreta sin iímires materializados(GI1P4); en los casos en los que podrían aparen-tarse a verdaderas figuras (grupo D de G3/P1, connlrmerosos ángulos recros y una disrribuciónclara, G2lP7) el sentido de aqr,rella está lejos de

ser evidente y nos parece más verosímil que sea

debida aI azar de un dibujo auromárico, sin otrasignificación que de acompañar una reflexión, r-rna

espera, un discurso o Lrna conversación.Una variante de las simples incisiones recrilí-

neas la ofrece el panei G1/P6, en el qlre un grannúmero de líneas se entrecrllz¿rn en forma de aspa

o .X' de distinto tamaño. Aqr-rí también, el tra-zado de las mismas nos parece obedecer ante todoal mero hecho de .rellenaro el espacio, tal vez

como entretenimiento o como una idea decorativaparticular del ar-rtor. Esta particular deco¡ación laencontramos nlrevamente en Ia cerámica. dadoque, salvo en contadas ocasiones (23), ésta consri-tuye "el arte popular' por excelencia, y por tantosoporte de Ia imaginación decorativa del amesano

ajeno a la dirección y decoración oficial de laépoca. Así pues, estas Iíneas entrecruzadas las

hallamos -aunque menos compulsivas- por ejem-plo incisas en una redoma malagueña de épocaemiral y en varias piezas de Madrnat Ilbrra o pin-tadas sobre jarritas califales de Murcia, Cuenca yMértola (24), frtto de la expresión popular yartística de los alfareros, a1 igr-ral que nllesrrosgrffiti Io son de los alarifes parricipanres en las

obras de construcción de la ciudad palatina.

Figuras elementales (triángulos, rectángulos)

Encontramos el triángulo con t¡azado discon-tinuo en el panel 1 de la galería 3; otras figurastriangulares son las que adoptan bien la fo¡ma de

una .V, en posición inclinada o inversa (G1/P1,4, 8, 10, G2lP6,7), bien la forma de una .A,inclinada preferentemente hacia la derecha(G1/P11, G3/P1).

El rectángr-Llo es la forma elemental más fre-clrente, con Lrn total de cinco motivos: cuatro de

ellos divididos transversal u horizontalmente poruna línea, como por ejemplo los de G1/P3,4 y 1;y r-rno casi cuadrado recortado por sus diagonalesen G2lP2.

Estas figuras, así aisladas, son de difícil inter-pretación. Creemos qlre su significado debe irrelacionado con otros elementos a los que vayanasociados. De hecho, no hay nzón para distinguirel significado de algunos rectánglilos recorrados(como los de G1/P7 o G2lP2) de los reticuladosdescritos a continuación, ya clue los primerosconstituyen los casos más sencillos de los seglrn-dos.

Otra cosa son las figuras del tipo "A" inclina-da que se asemejan a marcas de canteros docu-mentadas en todo el mundo medieval, incluido

-alrnque en menor medida- el mundo islámi-co (25). Similar interpretación podrían tener cier-tos motivos en ( y > presentes en algunos paneles(G1/P8 por ejemplo). Se trararía en cierto mod<r

de la voh-rntad de identificarse por pame de algírnque otro alarife, como veremos a propósito de los

signos seudo epigráficos.

Reticulados y cuadriculados

Los cuadriculados irregulares, los hallamos en

los paneles GllP6 y G2lP7. Son muy diferentes a

los cuadriculados clue describimos a conrinuación,ya que son de trazad.o rápido, simple, totalmenteasimétricos y de dimensiones pequeñas. Es de des-

+l

Page 15: Garabatos de alarifes: los 'graffiti' de las galerías de desagüe de Madinat al-Zahra.

tacar que aparecen asociados a otros grffiti princi-pales constituyendo figuras secundarias dentro dei

panel donde se hallan (en el G2lPl junto al gran

arco de herradura).

Dentro del mismo grr.rpo de motivos geomé-

tricos, existen otros más complejos que represen-

tan reticulados/cuadriculados, tales como los que

aparece n en el G1/P1-3 y en el G4lPl o con

trama romboidal en el G3lPi.Los reticulados son figuras que también apa-

recen grabadas sobre rocas situadas al intemperie,mediante técnica de incisión profunda, como por

ejemplo los de Ia Comarca de las Hurdes en laprovincia de Cáceres (26). En uno de ellos, con-

cretamente en el petrogiifo del Puerto del Gamo

en el término de Casar de Palomero, los reticula-dos aparecen asociados a arcos y flechas, puntas de

lanza y otras formas geométricas. Han sido consi-

derados como elementos relacionados con las

armas, llegando a concluir que estas rocas confi-guraban santuarios dedicados al culto a las armas

o consagradas a ceremonias de carácter militar. La

cronología ofrecida para este tipo de grabados

reticulares hurdanos, al>arcaría desde el Bronce

Antiguo hasta la época romana (siglo I d.C.), sien-

do la etapa de mayor auge la correspondiente al

Bronce Final y comienzos de la Edad de Hierro.En cambio, otros autores como H. de Lumle¡

M. E. Fontvielle y J. Abelanet (27), refiriéndose a

este arte esquemático lineal existente en los gra-

bados del Monte Bego, en los Alpes del Sur en

Francia, conside¡an que la cronología de estos

motivos debe de estar más próxima a la época

romana, e incluso afirman que ciertas figuraspudieran haber sido realizadas por pastores en

tiempos romanos y medievales. Así mismo, M. C.

Sevillano San José considera de época posiblemen-

te medieval e1 petroglifo de la roca de "LaRueda" situada en Navarredonda de la Rinconada(Salamanca), en donde aparece un reticulado aso-

ciado a varios équidos y jinetes (uno portandogran lanza), podomorfos de gran similitud a las

babuchas árabes, así como escaliformes que bienpudieran representar las escalas utilizadas para el

asalto a castillos (28).

Do: bipótuis interpretatiaas no exclu¡iuas

Respecto a nuestros reticulados, hemos de

considerarles por supuesto totalmente alejados de

Ias interpretaciones a las que anteriormente

48

hemos hecho alusión (santuario dedicado al cultode las armas o consagrado a ceremonias de carác-

ter militar), ya que no solo ei lugar donde apare-

cen grabados (es decir la red de alcantarillado)sino también la cultura en el marco de Ia que fue-

ron concebidos rechazan de plano cr-ialquier hipó-tesis de este tipo. Dos vías de interpretación que-

dan abiertas, una remite a explicaciones arquitec-

tónicas, la otra a explicaciones Iigadas a activida-des lúdicas.

R eprese t t t,t c i ó tt a rq u ) t ett in ) ;a

En un principio pensamos qlre se trataban de

motivos arquitectónicos que hubieran representa-

do torres o murallas con su aparejo bien definido,y clryo principal paralelo (entre otros) lo encontrá-

bamos en el graffito sirio de Qasr al-Hayr al-Cfarbr (29). También. pero csta ver en rerriroriopeninsular, se encontraba cierta similitud con los

grabados del Raco Molero en Ares del Maestre(Castellón) (30), fechados en el siglo XV, y que

dibujan una serie de estructr-rras arquitectónicasformadas por reticulados, incluso algunos de

trama romboidal, que a diferencia de los apareci-

dos en Madrnat al-Zahra', son de trazo sinuoso e

irregular. En efecto, hemos de señalar que dos de

las características que diferencian a estos reticula-dos cordobeses de todos 1os que hemos citado, son

por una parte su trazado l¡astante lineal y geomé-

trico, y por otra la particularidad de que muchas

de sus cuadrículas aparecen cortadas por diagona-

les a derecha o izquierda. En base, pues, a estos

elementos definitorios, hemos encontrado otros

paraleios en grffiti, también medievales pero de

época más reciente, como el aparecido sobre un

fragmento desprendido del enlucido de yeso que

recubre las paredes de r-rna de las casas de Madrnat

Siyása (ss.XII-XIII) (31), el existente en la mura-

Ila nazarí de Granada (s XIV) (32¡, t por írltimode fecha más tardía (s.XVi), el situado en el inte-rior de una de las torres del Castillo de Petrer (33)

(fig.28lI-2).Sin embargo, este primer intento de explica-

ción no parecía especialmente afortunado y nos

pareció más coherente otro tipo de interpretación,iguaimente arquitectónica: Ia de expresiones grá-

ficas, toscas y rápidas, de elementos de la propiaMadrnat al.-Zahra', como pr-reden ser representa-

ciones de decoración parietal o de plantas.

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El mejor arglrmento a favor de la primeraposibilidad lo aporta eI graJfiro GllPT donde uncuadriculado asociado ¿ un motivo serpenteante

no puede ser interpretado más que como esque-

matizactón de un tablero parietal flanqueado porun ataurique (34). Otros ejemplos vienen a confir-mar esta posibilidad de representación de decora-

ción arquitectónica; concreramente, es interesante

el parecido de estos reticulados con algunas de las

decoraciones en verde y manganeso o cuerda seca,

de ataifores y jarritas aparecidos en Madrnat al-Zahra' y en otros yacimientos peninsulares de los

sigios X-XI (35), así como con algr-rnos zócalos de

viviendas, pintados en rojo sobre fondo blanco de

Bafrana (Pechina, Almería) y Madrnat Ilblra(Atarfe, Granada), donde se dibujan paneles de

triángulos y cuadrados 13Q (fig.28/4-5-6). Solu-

ciones decorativas parecidas están también presen-

tes en Madrnat al-Zahrá' y más concretamente en

cierros ¡avi menros (.1-).

Esto último nos lleva a la segunda posibilidadde interpretación de carácter arquitectónico,igualmente convincente, ia de representacionesplanimétricas. El principal concernido es el gra-

bado derecho del panel G1/P1, donde el gran cua-

drado dividido en cinco fajas (la axial decorada

por motivos cuadriculados recortados por diago-nales) podría comprenderse como la planta de unedificio de cinco naves paralelas con tratamientodiferenciado del ámbito axial. Evidentemente los

edificios modelos que vienen a la mente en este

caso son la mezquita de Madrnat al-Zahra' misma,así como Dár al-Yund Ll otras estancias de la ciu-dad palatina.

Representaciín de tablero.¡ de laego

La última hipótesis respecto a este tipo de

grffiil de difícil interpretación, consiste en asig-

narles un carácter Iúdico. En relación a que se

trate de algún tipo de juego que habría setvidopara distraer en momentos de ocio a los alarifes

encargados de c<¡nstruir estas alcantarillas, aparece

en las fuentes escritas y en la iconografía medie-val, concretamente en el Libro de acedrex, dado¡ e

tablas de Alfonso X finalizado en 1287 (38), ¡-rn

juego denominado "alqr-Lerque> cr-ryos tablerosguardan cierto parecido con nlrestros cuadricula-dos. Para la afirmación de esta idea. nos basamos

también en la enorme similitud con los tal¡leros

de otra modalidad de este juego ("alquerque de

doce") que tiene una serie de grffiti aparecidos

sobre piedras areniscas, durante la excavación de

la mezquita de Madrnat al-Zahra' (39), y en los

que se representan tres cuad¡iláteros concéntricos,

atravesados por una línea recta que los une en

cada uno de Ios lados (ftg. 2817-8). Como apuntó

B. Pavón Maidonado, estos grffiil bien pudieran

ser "juegos de rayas" similares a los existentes en

el castillo de peregrinos de Atlit, posiblemente

realizados en momentos de ocio o como símbolos

de protección, tal y como se considera al aparecido

sobre un bloque de piza:r'a embutido en el muro

de una vivienda de la alquería de Fragosa (Mr-rño-

moral, Cáceres) (40). Esta función protectora reca-

ería tanto sobre el objeto o lugar al clue va asocia-

do, como sobre la persona que Io posee o hace uso

del mismo; de ahí que entendamos Ia aparición de

este motivo sobre un fragmento de cerámica sin

vidriar procedente de Alcalá IaYieja 4I).¿Será por este valor profiláctico o por su rela-

tiva simpleza de dibujo respecto a los habituales

motivos de los tejidos de la época? pero Io cierto

es que en todos los personajes grabados en el cas-

tillo de Oroners (Ager, Lérida : ¿s. XIII?) se pre-

sentan reticulados, esta vez 1os más sencillos,sobre sus respectivas tú.nicas (42).

Pero no hay que olvidar tampoco que el

mismo motivo de tres cuadrados concéntricos,cortados en el punto medio de sus cuatro lados

por cuatro rectas, constituye i-rno de los temas

decorativos de cenefas de zócalos pintados en lamisma Madrnat al-Zahra' (43). Así, pues, éste y

los otros motivos cuadriculados y reticuladospodrían tener, en un mismo ámbito cultural, tres

significados casi intercambiables y en todo caso

compatibles: arquitectónico, profiláctico y lúdi-co (44).

Círculos y composiciones de círculos

De forma general, encontramos arcos de cír-culos simples en numerosas paredes (GIlPI,2,4,5,7 ,8,9 o G21P3,4, l); pueden aparecer cruzán'

dose entre si, dispuestos en ángr-rlo recto o tocán-

dose tangencialmente, y asociados o no a otros

elementos; salvo en el primer grupo, son de traza-

do bastante regular y en varias ocasiones ha que-

dado marcada la huella de la punta del compás

que sirvió para dibujarles (G2lP1 , 9); las dimen-

49

Page 17: Garabatos de alarifes: los 'graffiti' de las galerías de desagüe de Madinat al-Zahra.

siones de sus radios oscilan entre 12 cm. y 17 cm.,siendo Ia media general de 1l cm.

Diferenciamos en este apartado tres gruposprincipales, clasificados por orden de compleji-dad.

El primero reúne en realidad elementos muydispares. A un primer motivo de arcos de círculosque conforman los lados de cuadrados concént¡i-cos (G1/P2), se le añaden varios arcos de círcr-rlos

más o menos regulares (GllP4,5, G2lP4, t,1) yfiguras complejas constituidas de sucesivos arcos

de radios distintos (G2lP1).

Sabemos !lLre, en contextos prehistóricos, Ios

círculos grabados han sido interpretados general-mente como símbolos astraies o de culto al sol.

Está claro que solo uno de nlrestros gra/fiti se

podría acoger a tales explicaciones, el conformadopor cr-radrados concénrricos (rl5); es el único, porotra parte, qlre encuentra ciertos paralelos en pie-zas cerámicas, por ejemplo en decoraciones en

oxido de hierro (círculos y ovalos concéntricos) dejarritas procedentes de Ia Rábita de Guardamar(Alicante) y del poblado medieval del Castillón(Montefrío, Granada) (46).

Los demás, todos incompletos -y qlle comotal difícilmente pueden remitir a un símbolosolar- responden más bien a un mero ejercic.io de

pasatiempo o de aprendizaje; éste se basaría en

trazar sobre el enlucido aún fresco que recubre las

paredes de las alcantarillas, a modo de "pizarra",apuntes, bocetos o esquemas arquitectónicos rela-

cionados probablemente con las obras de cons-

trucción de Madrnat al-Zahra' (47). Todos aclue-

llos, incluidos la figura compleja G2lP3 que, porla sucesión de formas cóncavas y convexas quedibuja, evoca el trazo <l,e un atauriclue, anuncianen ¡ealidad al segundo grupo.

Las figuras que constituyen éste no son otracosa que el soporte gráfico de un discurso cons-tructivo, la ilustración de unas explicaciones sobre

este proceso de constrr-Lcción, pero nunca -salvoen el caso muy peculiar del grabado G2lP9 sobre

ei que volveremos más adelante- se trata de dibu-jos a escala de realizaciones arquitectónicas o

decorativas concretas. Los t¡es ejempios más claros

de este tipo de representaciones están situados en

los paneles G1/P8, 9 y G2lP1; representan respec-

tivamente una arcada formada por tres arcos(composición califal frecuente y que se encuentratanto en ei alminar de Ia mezcluita de Córdoba

t0

edificado por 'Abd al-Rahmán III como -a escala

mayor en la arcada axial del Salón Rico o de Dáral-Yund), un doble arco incompleto (típico al;í-mez) y un gran arco de herradura aislado, uno yotro reiterativos en la arquitectr-rra de Madrnat al-Zahra'

Por írltimo, el tercer grupo está integrado porun solo grabado (G21PC)). Como hemos tenidooportunidad de indicar en la parte descriptiva de

este trabajo, la particular regularidad de su trazo yde su composición y las huellas dejadas por losinstrumentos de dibLrjo muestran suficientementeqLle se trata esta vez de un verdadero boceto,dibujo a escala de motivo decorativo arqr-ritectóni-co. Sin entrar en el detalle de su estudio que sera

retomado por otro investigador en un marco más

amplio (48), conviene resaltar el gran interés de

este tipo de testimonios directos sobre la elabora-ción misma de los edificios de Madrnat al-Zahra'.de los que hasta ahora solo teníamos el ejemplo de

trazo di¡ector de un arco trilobulado (,i9). Tam-bién apuntaremos que si el cuadrilóbulo no es

inusual en la decoración arquitectónicacalifal (10) no se trata de uno de los motivos más

frecuentes. De hecho, allnque esté presenre en las

techumbres pintadas de la mezquita mayor deCórdoba (11), en Madrnat al-Zahra' suele limitar-se a zócalos pintados o cenefas (52), donde ofrece

además lóbulos menos acentuados; en cambio esra

forma se genenlizará con el arte mudéjar.

MOTIVOS EPIGRAFICOSO SEUDOEPIGRÁFICOS

Algunos motivos del panel G2lP6 adoptansin ambigiiedad Ia forma de la letra árabe ua, sinembargo, en ausencia de otras letras -y a fortioripalabras- interpretables, esta similitud morfoló-gica no significa neces¿riamenre que se rrate de

esta letra como tal. Estaríamos tentados por nues-tra parte de considerar a estas z/r-s como unosejemplos de las habitualmente llamadas <marcas

de cantero, o <marcas de identidad>; esra segun-da denominación tiene la ventaja de no limirar ¿

priari su uso a una írnica clase de albañiles especia-

lizados. Signos similares son urilizados en orraszonas geográfica y por otros grupos sociales, porejemplo como marca de ganado y por extensióncomo signo identificatorio de estos grupos socia-les (tribr,rs, etc.); así Ios ejewel del mundo tuareg.

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En este caso, estos motrvos en 1.¿? constltulfi-an con otfos motivos ("4" inclinadas hacia laderecha,.Vo y. y ") un Éarupo variado de estas

marcas de identidad. De hecho, tanto la < y >

invertida como la .V" y la "4" inclinadas apare-

cen en grupos de petrogiifos de las Hurdes (Cáce-

res), atribuidas a época precristian.r, pero clLre a

nuestro pafecef y por la naturaleza de los grabados

asociados bien podrían ser meclievales (i3); mren-tras clue la " y " y la "V" están documentadascomo marcas de cantero en Jirbat al-Mafiar (1.1).

Por supuesto, para ser confirmada, esta hipótesisdebería contrastarse con más datos, recogidos en

el mismo Madlnat al-Zahra' y en otros tipos de

soportes materiales.

MOTIVOS FIGURATIVOS

Motivos antropomorFos

El graffito que aparece en el panel GLIP7 ,

parece corresponder a Ia pierna derecha de un per-sonaje. Podemos distinguir en ella una serie de

líneas horizontales y de motivos romboidalesencadenados que nos hacen pensar que este perso-

naje vestía con Lrna especie de media decorada con

estos motivos. La idea de que nlrestro gra./fitn real-

mente representa una pierna no es inmediata de

aceptar por dos razones principales: una, anecdóti-ca, es que el gran tamaño de 1a pierna hace impo-sible el dibr-rjo completo del personaje en la pared

de la alcantarilla, dada la poca altura de Ia misma;otra es que Ias figuras humanas representadas en

las distintas artes islámicas de la época califaldifieren bastante de nuestro motivo. Por r-rn lado,

no es siempre posible ver las piernas de éstas, r-rnas

veces porque Ia pieza está fragmentada como es el

caso de la bebedora representada en un ataifo¡ en

verde y manganeso proceclente de Madrnat Ilbrray otras veces porqlre adoptan posturas determina-das como la mujer sentada de un ataifor de Bene-

tússer (Valencia) (15); o porque van descalzas con

largas túnicas hasta Ios pies o a Ia altura de las

rodillas, como son los personajes representados en

la Arqueta de Leyre, en el Bote de al-Muirra, en

el Bote de Sayf al-Dawla, en Ia Botella de los

Músicos o en Ia Pila de Játlva (56).

Sin embargo, a pesar de las dificultades y

diferencias expuestas seguimos considerando este

grffito como un motivo antropomorfo allnque sea

soio por la similitud formal qlre muestra con las

piernas de algr-rnos personajes clue aparecen en ltrsilustraciones de "Beatos" de los siglos X-XI,como por ejemplo las que aparecen en el Beato de

Ia Seo de Urgel, qLre representan ejércitos cristia-nos (57).

Motivos zoomorfos

Que pertenezcafi a este grupo, encontramosdos motivos situados ambos, en e1 G2lP2 (fig.30). Como dijimos, la figura A de este panel ha

sido reproducida ya Lrna vez en un estudio previo

del sistema de saneamiento de Madrnat al-Zahra' (i8). El recurso, en este dibujo, a elemen-

tos morfológicos originales, nos obliga a plantearla cuestión de la identificación de la especie con-cernida. Si es c1r-re ésta se puede efectivamenteidentificar. deberemos b¿rsarnos en tres indiciosfundamentales: la presencia del moño o cresta, laforma del pico y la de las patas.

Las proporciones de estas últimas, ya lohemos visto, impiden toda dr-rda en cuanto a Iapertenencia del ave al grupo de los zancudos. La

presencia de la corona de plumas no puede reia-

cionarse más que con dos tipos de pájaros. El pri-mero es el pavo real, pero en este caso faltaría la

larga cola, tan espectacular y omnipresente en 1a

decoración islámica, sea en tejidos, cerámica, fres-

cos o esculturas (59), mientras que las patas debe-

rían ser mucho más cortas (obviamente el pavo

real no es un znncudo); el segr-rndo es la grulla, de

la que sabemos que difiere de las garzas y cigiie-ñas por su incapacidad para mantenerse en los

árboles.

Concretamente, no se trataría de la grullaeuropea más frecuente (Afega/arnis Grus), sino de

la grulla de Numidia (o grulla damisela, Antbro-poidu Virga, abundante en Europa del Este y Asia)

o, más verosímilmente todavía, de la grr-rlla coro-

nada (Ba/earica Patnnina) presente en toda Áf.i.o.Sin embargo, esta l-ripótesis no se puecle conside-

r¿1r como definitiva, por tener estos animales unpico muy grueso y corto, sin ningún parecido con

el del graJJit¿ estudiado. Cabe notar, además, que

la representación de esta especie de ave en el arte

islámico no se ha documentado todavía.

En estas concliciones, la forma del pico asocia-

da a la longitud de las patas del grabado de

Madlnat aI-Zahn' nos obliga a poner nuestra

5i

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atención en la familia de las garzas y de las garce-

tas, en las que algunas especies presentan unacorona de plrlmas (60); mencionaremos la garza

imperial (Plrrbeodia Purpurea, extendida en Eura-sia y África), la garza real (Ardea Cinerea, tambiénabundante en ELrropa) y distintas garcetas (Egretta

Intermedia, EgretÍa A/ba). En ningún caso, sinembargo, las cabezas de estas aves soportan unaverdadera corona, sino un grupo de plumas (a

veces dos solamente) inclinadas hacia atras, queIes confiere un perfil característico y distinto al

dei grabado estudiado. Las garzas son, no obstan-te, muy frecuentes en el arte islámico mediooriental desde sus inicios. En el siglo VIII ya, fres-

cos de Qusayr 'Amra (c.1 15) y de Qásr al-Hayr al-Garbr (c.718) presentan aves de esre ripo, respec-

tivamente en Lrna boveda del baño y en el pavi-mento de una escalera (61). Más tarde se siguenencontrando en los frescos de Samarra (haratn de

Dalv5aq) (62).

En la misma época (o en Ia inmediatamenteposterior) casi no aparecen estos elementos zoo-mórficos en al-Andalus: ni, evidentemente, en ladecoración arquitectónica ni, sobre todo, en losartes menores a pesar de que tanto en la cerámica(principalmente verde y manganeso y Ioza doradapero también, más tardíamente, estampiilada yesgrafiada), los rejidos, los marfiles, Ios b¡onces o

los esmaltes el tema del pájaro sea particularmen-te lrecuente: se rccurrc entonLes a especies raria-das aunque en núrmero limitado: águila, halcón o

gavilán, paioma, pato, pavo real, perdiz (63).Conramos una única excepción, sobre un platoverde y manganeso de Madlnat al-Zahra' cuyadecoración representa una típica garza con slrcopete y un elemento vegetal en su pico (64).Otra posible excepción, más tardía, en caso de quesea realmente andalusí, sería la del fragmento de

tejido de época ta.'ifa, Ilamado tradicionalmente

"Palio de las Brujas" en el que se reconoce unfriso de aves zancudas encorvadas con cabeza orna-da con una cresta de plumas; pero de hecho, todoel repertorio decorativo de esta pieza remite clara-mente ¿rl m¡-rndo oriental (65).

Por otra parte, el ave de Madlnat al-Zahra'constitlrye uno de los dos gra/fiti de este tipohasta ahora más antiguos en al-Andalus. Le puedesef coetáneo el pavo real inciso en una baldosa de

ptzarra encontrada en el patio de una casa de Vas-cos (Toledo) (66). Hasta el momento sólo eran

t2

conocidos algunos ejemplares de Ia cerca de D.Gonzalo de Granada, de mediados del siglo XIV,que recurrían a tales motivos aviformes y entre los

que destacaba, una vez más, el pavo real (67).

En la figura B, cuyas dimensiones son de 14

cm. de altura máxima y 17 cm. de anchura,hemos de considerar la ausencia de todo caráctermorfológico significativamente atribuible a unaespecie concreta, como hubieran podido ser las

patas alargadas (zancudo), el pico alargado, gan-chudo o achatado (respectivamente zancudo 1 rapaz

o pato), la larga cola y la corona de plumas (pavo

real), etc.; esta ausencia y las proporciones genera-Ies del animal nos Ilevan a pensar que se puedetratar de una paloma, aunque toda especie de ave

pequeña podría, quizá, corresponder con idéntrcaverosimilitud aI graffito estudiado. Este motivo,por slLpuesto más elaborado, abunda en el arte ofi-cial como ya hemos visto, tanto en Ia época califalcomo en los siglos siguientes.

Motivos vegetales

Hay que distinguir dos conjuntos; el de las

representaciones vegetales propiamente dichas,siempre muy esquemáticas, y el de los esbozos oreproducciones esquematizadas de morivos vege-tales de ornamentación arquitectónica tal como se

enclrentra esculpida en los edificios dei mismoMadrnat aI-Zahra'.

Al primero deben pertenecer, a pesar de su

extrema sencillez, las ramitas que sosriene el ave

zancunda en el pico (así como a las existentes a

nivel del suelo, junto a las patas del animal, con-sistentes en simples trazos paralelos y oblícuos).El mostrar un elemento en Ia boca de un animales un recurso decorativo muy frecuente en elrepertorio icono¡¡ráfico cerámico en verde y man-ganeso de esta época. Hallamos cuadrúpedos(gacelas, liebres, cervatillos...) y aves (zancudos,

pavos reales, palomas...) (68) que portan en sus

bocas motivos vegetales algo más complicadosque nllestro motivo. Estos suelen ser ramas de tra-zado curvilineo, que a veces se bifurcan y rematancon pequeñas flores tripétalas o palmetas (fig.3216); en otras ocasiones las ondas que presenranlos elementos cogidos por los picos de los pájaros

evocan más bien un animal (reptil o gusano).

También pertenecerían al primer ¡¡rupo algu-nos elementos de los paneles GIIP2 y G3lP7

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cuyos aspectos <ramiformes o espigados> son los

que nos conducen a considerarles así, y en los que

podemos ver Ia sencillez y esquematismo de su

razado (una línea vertical ligeramente inclinadahacia un lado, que culmina en una corona de

cinco pequeños trazos). Motivos muy similares se

han hallado en Vascos (Toledo), incisos en baldo-sas de pizarra, agrupados paralelamente u organi-zados en motivo cruciforme asociado a estrelias de

cinco y siete puntas (69). Igualmente esquemáti-cas, son ciertas decoraciones vegetales (palmetas,

tailos, etc.) en manganeso sobre fondo melado o

amarillo, que portan algunas cerámicas de esta

época (70) (fig. 3214-1). En GllP2 la integraciónde dos de estos motivos en un cuadrado cerrado

hacia arriba por tres líneas paralelas deja entreveruna voluntad de composición de estos distintoselementos para evocar quizá un espacio ajardina-do.

Como representante principal del segundogrupo, renemos eI grffito del panel G21PI. TaI ycomo 1o describimos en el apartado anterior, se

trata de dos líneas dobles dispuestas en sentidovertical que se cruzan entre si, dando lugar a dos

formas almendradas de distinto tamaño. A pesar

de lo deteriorado que está eI grffita, pueden verse

en el interior del motivo almendrado superiorunos trazos curvos que bien pudieran representar

motivos vegetales. Proponemos, a pesar de la sen-

cillez del motivo, cierta similitud con el esquema

de trazado de motivos vegetales en ataurique, fre-cLrente en Madinat aL-Zalta', entre otros el situa-do en uno de los paneles parietales del Salón de'Abd al-Rahmán III, que representa la parte supe-rior de un .árbol de la vida" o el de la decoración

de un tablero de mármol procedente de la sala

caliente del baño anejc> a este mismo salón (7 1), yel existante en la Portada de San Esteban de laMezquita de Córdoba (12) (fi1. 3212).

Difícilmente puede el motivo en espiral de

GllPl relacionarse con grabados rupestres demorfología similar, documentados hasta ahorasobre todo en el Norte de la Península (73); su

carácter vegetal está claramente marcado por ei

tratamiento ramificado de su extremidad superior.La asociación con la faja vertical comparrimentada

-y qtizá el arco de círculo escasamente esbozado a

su izquierda- nos conforta en nuestra opinión de

que se trata de una visión muy esquematizada de

un ataurique parietal como se pueden encontrar

decenas c1e ejemplos en la misma Madrnat al-Zahra' (1 4) o en la mezquita mayor de Córdoba(frg.3213).

Motivos navales

Primero son las figuras G y K1 del panelG2lP1, 1as que ofrecen cierta similitud con las

velas y cascos de algunos grffiti de barcos apare-

cidos en el Castillo de Denia (75), bien es ciertoque de época más reciente. Pero es el Gl/Pl1, el

que nos muestra la figura más completa que pose-

emos de una posible embarcación: tres líneas lige-ramenre curvas unidas lor un cxtremo consrirui-rían el casco de la embarcación; en este extremo se

trazan otras líneas qr.re bien pudieran representar

una vela enganchada al botalón, y del centro del

casco se levantaría un mástil con vela latina.Según esta descripción nos hallamos ante la

representación de una embarcación de poco tone-laje y de aspecto ligero, relacionada posiblementecon la navegación fluvial o marítima de cabotaje,

y por tanto con actividades pesqueras o con el

transporte de personas y mercancías poco pesadas.

Creemos que esta embarcación está emparentada

con la familia de la tartana, que posee dos velas

latinas, y con el jabeque, provisto de un casco

corto iigeramente pronunciado por Ia existenciadel botalón, elemento muy común en los barcos

mediterráneos, y de tres velas latinas.Son escasas las fuentes escritas que nos hablan

de las actividades pesqueras y de las embarcacio-

nes utilizadas para estas faenas; en cambio son

más abundantes las que narran acciones bélicasque nos informan de las embarcaciones de guerraparticipantes en estos hechos, de característicasmuy diferentes a las qlre nos muestra la embarca-

ción de nuestro grffito, como por ejemplo el pata-che (fani),la gurapa @urab), Ia carraca (barra4a),

o la galera (íatana). Algunas de estas fuentes escri-

tas nos hablan de ia existencia de otras embarca-

ciones más sencillas qlre acompañaban a estas

grandes naves en las expediciones militares que

realizal¡an o que se usaban para asistir a aquellos

barcos mercantes de gran tonelaje, que debido a

su gran calado no podían attacar en los puertos:nos referimos al cárabo (qa7ib) o simplemente a

barcas (zauta.riq). También es posible, por tanto,qne nuestro graffito represente alguna de estas

pequeñas embarcaciones, que navegaban por las

5)

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costas mediterráneas e incluso por algunos de

nuestros ríos, como por ejemplo por el Guadal-quivir, dado que sabemos que se usaban además

de almadías para cÍLtzar de una orilla a otra el río,pequeñas embarcaciones que realizaban en el sigloXI servicios regulares de transporte entre Córdobay Sevilla (76).

Más interesante todavía es el segundo grabadonaval (G1/P12: fig. 12). Su interpreración comobarco se hubiera quedado muy hipotética si nohubiéramos dispuesto de un documento de com-paración excepcional. Se trata cle un ataifor en

verde y manganeso, decorado de dos barcos detamaños desiguales; procede de Mallorca pero fueutilizado en Ia decoración arcluitectónica de Iaigiesia de San Piero a Grado de Siena (Italia) comomuchos de estos bacini (Jf ) (fig. 33). El barcosr-rperior, de mayor tamaño, es idéntico al de nues-tro grffito: están las formas triangulares (las dos

velas latinas delanteras), la líneas verricales y las

onduladas (los mástiles y las cuerdas que apare-cen en Madrnat al-Zahrá'delante de las velas-), la1ínea horizontal con triángulos pLrntas abalo (lavela, enrollacla, del palo de misena), así como laforma rectangular soportando este mastil (el casri-llete de popa). En eI graJfito de Madrnat aI-Zahra',por írltimo, el casco (D) está solo esbozado; sinembargo este grabado ofrece un¿r informaciónause nte del dibujo de I ataifor mallorqr-rín: eltimón, claramente dibujado como un largo remolateral. Es curioso notar qlre otra pieza de Siena,

sin lr-rgar a dudas contemporánea, presenta elmismo barco pero con Ia vela trasera -triangular-desplegada (78).

G. Rosselló-Bordoy había mostrado ya, gra-cias a estos ataifores, que la aparición de este tipode barco era bastante anterior a las fechas ayanza-

das a partir de los estudios históricos especializa-dos qr-re no aseguraban Ia existencia de aquél hasra

los siglos XII y XIII (79), por ejemplo en las

miniaturas de los AnnaliJannuensi k. 1754-1213)y en Lrnos mosáicos de San Marco de Venecia (s.

XIII) (80). EI grffito de Madrnat al-Zahra' ade-Ianta su aparición un siglo más, 1o que constituyeun dato esencial para la historia de la navegación,

seguramente ligada al desarrollo dado por 'Abdal-Rahmán III a su flota para competir con la fari-mr de lfrrq1y.r.

EI barco aquí representado parece destinado a

la carga y el transporte, no a la guerra, dada la

,)4

ausencia de remos que le diferencian totalmentede navios como las galeras por ejemplo. Anunci¿las formas de la cog cataiana más tardía. Sinembargo, como ya señalaron varios autores, no es

posible asegurar el término árabe atribuido en su

tiempo a este tipo de barco (8 1). En cuanro a sus

dimensiones, se han propuesto unos 25 m. de

eslora total, 6 m. de manga y 4,1 m. de puntal,medido desde Ia quilla hasta la borda (82).

Otro aspecto que podría resultar anecdótico,pero qlre es fundamental para Ia validez de nues-tro estudio de Ios grffitl de Madrnat al-Zahñ', es

que la concordancia total entre este grabado y unelemento especifico del repertorio decorativo de lacerámica contemporánea deja auÉllrrar Lrna genera-Iización de esta concordancia a otros ripos demotivos, y confirma indirectamente la validez de

los paralelos que establecimos más arriba conornamentación de cerámica, a propósito de moti-vos cuadriculados o zoomorfos por ejemplo.

Por último, hay que resaltar que si ios graJfitide ba¡cos son numerosos en monumentos de ciu-dades costeras, esta proximidad al mar no es nimucho menos una condición imprescindible yaque grabados de este tipo han sido encontradostambién en lugares muy conrinentales. En este

aspecto plres su presencia en Madlnat al-Zahra' nodebe sorprender.

GRAFFITI PUNTEADOS

La natu.raleza de este tipo de grffiti nos pare-ce muy distinta de la de los grabados incisos, aun-que sea sólo por el tiempo invertido en su realiza-ción: es mucho más rapido incisar una linea queimprimir una hilera de puntos. Por lo tanto elautor dispone de r-rn tiempo mayor para la elabo-ración progresiva de su obra.

No hemos podido constarar a través de labibliografía consultada Ia existencia de otros graf-

fiti realizados mediante esra misma técnica(impresión sobre una superficie blanda de líneasde puntos); solo podemos señalar Lrn morivo iné-dito existente en el aljibe de Ia fortaleza de Tíjolala Vieja (Tíjola, Almería) (fig. )4). Este yacimien-to -Táiula/Tíjola aparece mencionado como hi.¡n

ya en el siglo X, y así lo cor¡obora el tempranomaterial cerámico existente en superficie. El refe-ndo grffito se encuentra trazado en el hormigónhidráulico de la cara interna de la pared oeste del

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aljibe y sobre él se superponen parcialmente graf-

fiti crtstianos picados que representan motivoscruciformes (fl3).

Motivos lineales

Líneas de puntos impresos en el enlucidorecién extendido se encuent¡an asociadas a grllpos

de grffiti incisos en los paneles G2lP2 y G2lP5.EI tamaño de la punta utilizada parece menor que

el de la que sirvió para los grabados que veremos a

continuación. Po¡ lo demás, estas líneas no ofre-cen más interés que demostrar la posible coexis-

tencia en un mismo panel de distintas técnicas de

dibujo.

Reticulados complejos

Mucho más interesantes son Ios tres paneles

de mo¡ivos retit ula.los.

El primero (G2lP8) nos llama la atenciónsobre todo por marcar la oposición entre dos espa-

cios uno, superior, estrecho, organizado en tres

líneas alargadas, y un otro, inferior, amplio y ver-daderamente relleno de líneas de puntos entrecrlr-zadas. Sin embargo poco más podemos decir de

este grabado que no sea subrayar el carácter obse-

sional de su concepción.

El panel GllP3, formado por un espacio cen-

tral rectangular ¡odeado por todos sus lados por

cuadriculados, excepto por uno de ellos clue se cie-

rra mediante una línea vertical clue culmina en unpequeño círculo, ofrece más pistas de interpreta-ción. Su similitud con grabados rupestres de lapenínsula Arábiga, que han sido interpretadoscomo mapas de parcelarios o de redes hidráulicas,o planos catastrales (aunque estos írltimos no son

punteados) (84), impone tener esta posibilidad de

interpretación en cuenta. Acluí concretamente, la

presencia de un gran espacio vacio rodeado de for-mas cuadrangulares de varios tamaños evoca más

bien la planta de un complejo arquitectónico.Una vez más, no se trataría de buscar su modeloexacto en la misma Madrnat aI-Zahra' (grandes

patios, etc.), donde la arquitectura conocida hasta

ahora que es ante todo aúlica- nos ha acostlrm-brado a trazados más regulares. Habría que pensar

en un dibujo espontáneo clrya inspiración giraalrededor de Ia trama rirbana y cuyo grado cle

complejidad era flrnción del entretenimiento de

su autof.

El tercer conjunto, el del panel G3lP2, res-

ponde a una forma muy distinta de estructurar el

espacio, con una simetría radial y la asociación de

elipses concéntricos y de círculos radiantes a par-

ti¡ de Ia figura central. No podemos en presencia

de tales formas invocar a modelos arqu.itectónicos

y rampoco recuerdan estos motivos a tipos de

ornamentación contemporánea conocida. La zoni-ficación tripartita (interior del elipse central/ani-llo comprendido entre las dos elipses/espacio exte-

rior), la presencia de los trazos que r-rnen elipsecentral y círculos periféricos, y la posición de cad¿r

círculo respecto a aquellos tres espacios concéntri-cos, nos hacen pensar más bien en la representa-

ción gúfica de conceptos esta vez muy distintos;pneden remitir éstos tanto a la organtzación social(jerarquización de grupos, de individuos y lazos

entre ellos) e incluso política, como a nociones

cosmogónicas (aunqr-re aparentemente se debenexclui¡ representaciones planetarias o astroiógi-cas).

En suma, Ios grffiti punteados nos parecen

responder a un grado de conceptualización muysuperior a los incisos. Si su significado se nos esca-

pa todavía en parte, es porque parecen haber res-

pondido mucho más a la inspiración personal, ale-jada de los estereotipos habituales.

CONCLUSIONES

Podrán parecer Lrn poco secas nuestras obser-

vaciones a propósito de los distintos tipos de graf-

fiti descvbiertos en Madrnat al-Zahra' . Esta par-

quedad se debe a nLrestra voluntad de iimitarnos a

una aproximación lo más cercana posible a los

datos materiales, rehuyendo así las interpretacio-nes simbóiicas o psicológicas tan frecuentes en Ios

análisis de esta forma peculiar de la expresión grá-

ftca.Si referirse a Ia carga simbólica de las figuras

y motivos rlrpesrres pre y proto históricos es

imprescindible (por la escasez de otras referencias

fiables), no parece serlo tanto para las épocas his-tóricas, por lo menos en Lrn contexto como el de

las alcanta¡illas y galerías de desagiie de Madlnatal-Zahra', ajeno sin Iugar a duda a cualquiermanifestación religiosa, incluso las más margina-

Ies (8)). Qr-rerer encontrar, rras los garabatos que

estudiamos, grandes arquetipos culturales y sim-bólicos, equivaldría a caer en tópicos (el círculo,

5t

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por eiemplo, es símbolo soiar en todas las cultu-ras) y suponer en los alarifes motivaciones en rea-

lidad muy alejadas de las reales, ya que no resultanada claro que toda persona que dibuja un círculosea consciente de este significado solar.

En igu.rlmcnrc nega( ivas consccuenciasdesembocaría el intento de someter estos grabados

a la criba de los modernos <tests> de interpreta-ción esencialmente basados en la ciencia psicanalí-tica : sería muy dudoso que aquellos elaborados en

el contexto occidental del siglo XX sean traslada-

bles tal cual mil años antes a otros ámbitos cultu-rales (86). Ni -para quedarnos en tópicos- Ios

dibu;os en espiral muestran repliegue sobre si

mismos, ni las líneas recortadas acciones frustra-das, ni el triángulo fantasmas femeninos.

Mny al contrario, Ios grffiti de Madrnat al-Zahra' son el resultado de gestos de acompaña-miento del crabajo consrrurrivo.

- El alarife marca slr presencia con simples signos

de identidad aparentados a las "marcas de cante-fo>,

- también ocLrpa tiempos mLlertos de su tarearecreándose a veces en el dibujo de realidades por1o inmediato ajenas a aquella (barcos o pájarosfantásticos);

- pero en la mayoría de estos momentos de inac-ción deja vagar su mente y se deja ir en 1o que

nosotros llamaríamos dibujo automático, relienos

de figuras preestablecidas o acumulación de trazos

más o menos organizados;

ante todo, el alarife explica a sus compañeros (o

se explica con ellos) a propósito de la construcciónmisma del conjunto arquitectónico. No son ver-daderos esbozos (que deberían tener las proporcio-nes de la versión definitiva y toda la informaciónestrictamente necesaria a su realización), no son

tampoco esqLremas (en los que deben existir unnírmero mínimo de reglas de representación, de

codificación de la información, para hacerles inte-legible), son garabatos suficientes para enrenderse

en el curso de la discusión; la economía de trazo es

Ia regla, y unas escasas líneas pueden sugerir unaparejo de sillares, una triple arcada, un arco y slr

albanega con ataurique, la planta de un edificiode cinco naves, el dibujo de una solera o la idea de

r-rn jardín...;

- solo en una ocasión el dibujo arquitectónicopasa del garabato ilustrativo a una verdadera

56

prueba, boceto previo a Ia realización de una obradefinitiva, sea ejecutada ésta en las inmediacionesde Ia gaiería o sea un boceto solo destinado a mos-trar la maestría del artesano.

Aunque las lagunas no se pueden considerarnunca como significativas, tenemos que interro-garnos sobre el porqué de la ausencia de ciertostipos de grffiti frecuentes en época actual o en laAntigiiedad clásica (motivos de temática sexual),en otros ámbitos culturales de la Edad Media(símbolos religiosos) o en todas épocas (formas

epigráficas). En cuanto a los primeros, el ámbitocultural islámico (y qvizá cristiano) basta paraexplicar esta laguna, dado c1ue, en el estaclo actualde la investigación sobre graffitl medievales, elfenómeno parece general. Más sorprendente es laseglrnda; en efecto, si el Islam no se presra tanrocomo el Cristianismo a representaciones gráficas

esquematizadas (para el último crismones, cruces,

símbolos marianos, alfa y omega, etc.) no deja de

ser cierto que algunos símbolos -profilácticos por1o general- le han sido asociados : estrellas de seis

puntas, (manos de Fátima", cuadrados "mági-cos>, etc.. Quizá estas manifestaciones, ademáspoco orrodoxas, se generalizaron más tardíamente .

Por último, en cuanto a la ausencia de epigrafíaen Madlnat aL-Zahra' (no compensada por lasmarcas de identidad que son de otra índole), no se

puede inferir de ésta la no alfabetización de losalbañiles consrructores de la ciudad palaciega, nisu procedencia extranjera a partir de la presencia

de signos peculiares aparentados aIa " y , o a la,,Dr.

Quizá sean los grabados "arquitectónicos"(entendiendo la palabra, como hemos visro, en si-r

más amplio sentido) la aportación más original ymás importante del conjunto aquí estudiado, pues

dan fé de las condiciones de consrrucción deMadrnar al-Zahra', dan a enrender que existía unacomprensión global de las obras por parte delconjunto de artesanos y peones que parricipabanen ellas, así como del inrerés puesto en sus disrin-tos aspectos; lo que no ofrecen en cambio, es

información nueva sobre las características arqui-tectónicas propiamente dicha. Por írltimo,adquieren especial importancia los grabados reti-culados cuya presencia insistenre nos recuerdahasta que punto pr.reden interpenetrarse registrosa priori sin relación: representación arquitectónica,

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ejercicio intelectual lúdico y plasmación simbóli-ca profiláctica.

Por otra parte, dentro del grupo de los grffit)figurativos no arquitectónicos, dos destacan parti-cularmente. Uno, por su fantasía creadora y las

posibles referencias orientales que sugiere, es elgran ave zancuda, allnque su ausencia de natura-lismo disminlrye un poco el interés de su estudio.EI otro, en cambio es de fundamental importanciapara Ia historia de la navegación: nos demuesrraque estas naves probablemente comerciales, contres velas latinas y castillete de popa, existían ya

cracterizadas a mediados del siglo X (manrenien-dose el tipo hasta el siglo XIII). El grabado de

Madrnat al-Zahn' es ahora la representación más

antigua de este tipo de barco.Por írltimo desde un punto de vista merodo-

lógico, hay que resaltar el estrecho paralelismoformal entre el repertorio global de los graJfitiaquí estudiados y él de Ia cerámica conremporá-nea a los mismos, cual sea la técnica que presidióla fabricación de ésta. Este paralelismo, que quedapor explicar, obliga a plantearse con enfoquenuevo el problema de ias relaciones entre manifes-taciones artísticas "oficiales" y producciones cerá-

micas banalizadas.

Con todo, esperamos haber contribuido a par-tir de este modesto testimonio a descifrar la lerrapequeña de la histo¡ia de Madrnat al-Zahn'.

BIBLIOGRAFÍA

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NOTAS

1. Hay que congratularse de que el reciente coloqllio de

Lérida (1 Congrís Internaciona/ de Gratats Rilp€strei i lIuak.Lhid¿ 1992 en prensa-) haya concedido mucho espacio a

ias comut.licaciones sobre grabados parietales medievales ymodernos. La investigación sobre gra¡fiti medievales no se

des¿rrolla de igual forma en toda ia Península. Quizá sea

en Mallorca donde, gracias a v¡rrios investigardores (M.Bernet i Roca, E. Gónzalez Gozalo y J. Serra i Barceló),los resultados han alcanzado el mayor grado de calidad.

2. Para los dos primeros ve¡: S. López Cuervo (1983, p.10!); eran conocidos desde los trabajos de R. VelázquezBosco (1912, pp. 90 y 91): par.a el terccro, ver R. Caste-

lón (1926) y B. Par'ón Maldonado (1980, fig. 3).

6.

OcañaJiménez 1981.

Azuar 19f39. C. Barceló (1989), en contra de los dcmás

datos arqueológicos y con crirerios puramenre paleográfi-cos, fecha estos gra¡fiti de la Rábita de Guardamar como

almohades.

Ríu 1981, pp./+4i-444 y fig. 1; otros graffit), epigáficos,fucron grabados en el gran aljibe (¿s. X i,).dc Marmuyas;se han considerado de flnales de l¿ Edad Meilia lRíu198i-86, p. 347 y figs. 2-3).

J. A. Souto (1986), quien prefiere con razón llamar ¿ esras

marcas.de rdentidad", señala una bibliogrtrfía previa(Baramki 19j6, Crcswell 1969, Grabar, Holod, Knustady Trousdale 1978) y propone una problemátic¿r de su

estudio coordinado, estudio que en toclo caso queda porhacer. Algunas ma¡cas de Jirbat al-Maf$ar esrán reprodu-cidas por B. Pavón Maldon¿rdo (1980, 1lg. J), aunque para

este conjunto sea imprescindible tener en cucnta el artí-culo de J. A. Souto ( 1 989).Abu l-Ftrra! al-'U5 1964. C)¡ra cosa son \os graffiri epigrá-ficos omeyas de Mcdio C)riente a propósito de los que se

puede consultar por elemplo J. Sourdel-Thomine (1964).

Soler y Zozaya 1992, frg. 31, p. 214.Ver por cjcmplo: Jung 1990, Anttt I912, Clarke 1975.Otro conjunto sería él de los grabados realizados sob¡e las

paredes dc los monumentos de la ciudad, clue debería ser

objeto de un próximo estudio.

Sobre el problema de la fecha exacta de la tundación de

Madinat il-Zahra': Labarta y Barceló 1987, p. 96.12. Pavón Ma.ldonado 1966, p. 8.

11. Para más facilidad, y en ausencitr de otro tipo de numera-ción, hemos numerado y ordenado las galeríars cn base al

mayor o menor nÍrmero de grabados clue ofrecen sus pare-

des.

14. Hojas n." 10-11 del plarno general de la red.

15. Hoja n." 4 del plano general de la red.

16. Hoja n." 6 del plano general de Ia red.

fl . Hoja n." I del plano general de la red.

18. Otro es él del paneL 7 de la misma galería.19. Uno de ellos es el úrnico graffito de los estudiados aquí clue

ha sido reproducido ya, aunqlre no cstucliado (V.V.A.A.I991, p. 16).

20. A continuación los 25 paneles estudiados apareceránnumerados en función de su posición dentro de cada gale-ría; ejemplo: G1lP2 = segundo panel de la primera gale-ría.

27. Por elempLo Bazzanaet al. 7984, pp. 35 y 41.22. Como ocurre en grffiti medievales cristianos mírs rardíos

donde las rayas verticales esrán ordenaclas en el interior de

rectángulos o reunidas por largas líneas horizonrales: Ber-nat Roca, Gonzál,ez Gozalo y Se¡ra Barceló 1982, lám. V;Poveda Navarro, Navarro Povecla 1991, fig. II2.

23. Tal como 1o propone M. Barceló (1993: p. 2!fl) respecto a

la cerámica "verde y manganeso).

2/+. Iñiguez y Mayorga 1991, p. 127 lám. 5(12); Gómez-Moreno 1!86; Torres 1987 figs. l.i, 1> y 16; Puch, Mar,tín y Ncgrete 198ó, p. 118 fig. 1; Navarro Palazón 1986,fis.33t.Souto 19U6, pp.463-466 y fig. 2; Souto 1989.

Sevillano SanJosé 1991, fig. 23 p. 59, fig. 35 p. [32, etc..

De Lumley, Fontvielle y Abelanet 1976.

Sevillano SanJosé 1991, pp. 58-60 y fig. 23.

Soler y Zozaya 1992, frg. 11, p. 21 1.

Viñas y Sarria 1!81.Navarro Palazón 1990. Agradecemos a cstc autor la documentación clue nos ha facilitado sobrc los graft'iti, rodavía

inéditos, aparecidos en este yacimiento.

32. Btrrrera cn prensa.

1i. Poveda Navarro y Navarro Poveda 1 991, fig. II 3.

)4 Para más detalle sobre este írltimo, ,f inQ", los motivosvegetales.

3t. Pavón Maldonado 1972,lám. 6 p. 206; Navarro Palazón

1986, fig. )28, Bazzant t¡ al,, 198i, frg. J7; Kirchner r

Granell 1986, Lám. 1 (27 ); Izquierdo Benito I 979, flg. 5o

(2).

Castillo y Martínez 1990, fig. 3 y p. 119; Castillo, Martí-nez y Acién 1987, lám. 2.1 y p. 548; Gómez-Moreno1986, lám. VII.Ver por e;emplo M. Gómez-Moreno (1951), fig. 206 p.

256).

Janer 187.i.

P¿rvón M¿rldonado 1980, lig. 3, p. 190.Sevillano SanJosé 1991, fig. 13.

P¿rvón Maldonado 1980, fig. 3.

Bertrán i Roigé y Fité i Llevot 1984-8), por ejemplo figs.

10b, i2 y sobre todo 1.1.

41. To¡res Balbás I911,ftg.260 p.461./+4. En todo caso. los rericulados incisos en los enlucidos cie

Ias galerías de Madinat ¡l-Zahra' no pueden ser más que

las representaciones de estos tableros: su situación sobre

paredes verticales no es comparible con el uso de fichas;

no puden ser, plres, funcionales.

15. El aspecto clue ofrece esta figura nos recue¡dan a las for-mas laberínticas tan l¡ecuentes cn Galicia, fechadas den-t¡o de la Edad del Cobre y del Bronce, o tambrén al labe-rinto de una estcla funeraria medieval cántabra: Peña

Santos y Yázcluez Varela 1979; Lamaifa Díaz I98l , Lám.

2.

46. Azuar Ruiz 19U9, p. 65 fig. ) y p. 76 fig. 1t; Motos Gui-rao 1991, p. )U fig. 22(40).

1+1. Bernat i Roca y Serra i Barceló (1989) publican dibulosparecidos ligados a ia const¡ucción de la catedral de

Palma de Mallorca.

48. Antonio Vallejo, director del conjunto de Madrnat al-Zahra'.

2i.26

27.

28.

29.

30

31.

7

8

9

LO

LI

)6.

17.

j8.1L).

40.

+t.42.

6I

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tli8tL)

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64.

65.

19 YeLázquez Bosco 1912, pp. 9t); Lcipez Cuervo L!l33, p.

109; etc.

i0. Pavón Malclonado 1975, pp. 102-107.

i 1. Torres Baibás 197-i, fig. 3i0 p. i'16.

i2. Par'ón Malclonado 1966, fig. 56, p. U3.

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p. 139 v fig. 16 p. 50, ¿rsí como las t¿blas recapitulativas p.

179 (donde la " 1 " invcrtida estír cl¿sific¡rda como "idcrüform¡r").

1/t Souto Lasala 1989, fig. 7 y fig. 1t).

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Torres Balb¿is i973, fig. 514 p.7i1; sobre tejido de prin-cipios del siglo XI, el fragmento dc almaizar dei Institutode V¿lenci¿r dc Don Juan: Torrcs Balbás 197.1, lám.color

entre pp. 784 y 785; sobre cerámic¿ estampillacla almoha-

de (ss. XII-XIII): Navarro Palazón 1986, núm. 183, p.

89i sobre azuie jo de loz¿ dor¿rda (s. XV): Martínez Caviró

1982, tig. 38, p. 7tl; s¡¡.

60. Sc excluye el tipo Ibrs, a pes:rr de Io encorv¿rdo de su ¡ico,por 1a poca longitucl de sus patas, y las cigtieñas por no

tener coron¿ de plumas.

61. Para Qusayr 'Amra ver por cjemplo: Almagro, Caballero,

Zozaya y Almagro 1975, 1ám. XXXIX p. 1tt7, XLII p.

190; Ettinghausen 1977, ¡p. 3/t-35. Para Qásr al-Hayr

al-G¿rbr: Schlumberger lc)46-48, trsí como Schlumberger

1986, l¿im. 15 y p. f i.62. Herzfelcl l)27, p. 59 fig. 44 v l¿íms XXIII, XXVI,

XXXIII. LVI.No vicnc al caso recoger aquí la evolución cle estos motj-vos zoomórficos a Io largo de ocl.ro si¡¡los de producciones

¡rrtes¿rnales andalusíes cle tipos variados.

Yelázqtez Bosco 1912, lám. LIV IXLVIII.Partcarroyo 1992, p.211. La existencia mism¿r de la cres-

ta de plumas hace clucl¿rr de la identificación como ibis de

estil a\¡e.

66. Izquierdo Beni¡o I994, pp. l5-16, fig. 7 y lám. XVII.67. Gómez-Moreno 11392, pp. 192 191. Hoy han desaparcci-

do cn gran parte. Los Kr.tJfili snbsistentes han sido estu

diados por uno de nosotros: Barrera en prcnsa. Los páj.rrus

(palomas o similares) son más frecuentes en graJJ)ti cris

ti¡rnos cle la Península; vcr por ejemplo los dc 1a Tor¡c del

Vcrdú (Urgell) ¿ss. XII a XIX? (Casanovas, Ferran y Roi¡¡

19U1, lám. IV, pp. 360-370), los del Castillo de Petrer

(Alcante) ¿posteriores al siglo XIII:' (Povccla Navarro y

N¡rrrro Porsd¿ l'r"1.lis. ll-l'. qrt.

68. Gómez-Morcno 1986, l/rm. XII nítm. 1001 Pavón Maldo-

nado L972 y Al-Aadalns l9L)),p.263,ním.29.6L). Izcluierdo Benito L!9i, p. 52 y fig. 62 (2) y 6i é).7U. V,rl.le' Fr rn¿nJr z 19s8.

11. Ewer¡ 1987, fig.63;Vallejo 1987,lám. XIII.12. Torres Balbás 1941 , lám. ll y fig. p. I 3 i .

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62

13. Por cjcmplo en Galicia clondc sue len ser fechaclos en l¡rs

Edades del Cobrc y del Bronce: Peña S¿intos y Yázquez

Varela 1979; Lamalfa Díez 19137, lám. 2.

14. Por cjcmplo en la enjunta de i¿r arcad¿ centr¿l del S¡rlón

Rico.

15. Btzztnt ¡ a/. 1984, por ejenplo tig. 16, p. 26 ó 1lg. 26,

p. 3.i. En cambio y logic:rmentc, no hay similitucles con

el lote de gra[[it) rnvcnttriado cn Mallorca, todos mucho

más tardíos (Conzález Gozalo y Pasto¡ Qui jada 199'1).

16. Sobrc cstos distintos tipos de cnbarcaciones, r'er: Lirol¡r

199i, pp 302-)14 y 268-270. Para épocas más t¿rrdías,

son intcrcsantes las obsen'aciones clc Ch. Duf-ourq (197.3,

pp. l5-47), de A. B¿rzzana tt t/, (1981. pp. 53-79), así

como J. Vernet (1992) y las obsen,aciones de J. Pastor

Quijada y G. Rosselló-Borcloy (en Berti, P¿stor Quijacla,Rosselló-Borcloy I 993).

17 Esra pieza, hoy conservada en el museo dc ccrámica de

Pisa, se consideró procedentc de Ilriqlya (Bazznntt et a/.

I 98,1, p ,1i) hast¿r que Lrnos análisis de pasta confirmaton

su origen nallorqrLín (Rosscllcj-Bordoy 1992, p. 2i8,¿rrtículo en el cluc se encon¡r¿rrá una biblografTa completa

sol¡re este ataifbr). Posteriorncnt(, cstf, liezr l o¡r¿r clc

mism¿r temática han sido estudiaclas exh¿rustivamente:

Berti, Pastor Quijacla y Rosscllír-Bordoy 199.1 (sobrc

todo: J. Pastor Quijada, nC)bservaciones sobrc la arquirec-

tura naval,, pp. 21 28 y G. Rossclló-Bordoy, "Termirro-logía naval segÍrn las fuentes histrlrit¡s l lexieoqrátrcas>,

pp. 2)-.7t).

78. Berrt lL)92, fig. 5 p. 1'17.

79 llosselló-Bordoy 1r)92, p.21,3. Sin cmbargo, el ataifor de

Siena, que presenta un b¿rrco con su vela trasera dcsplcga-

cl¿, y¿ había sido iechado en Los inicios clcl siglo XI: Berti

1990, p. 99 y fig. 13.

80. Ver la contribución dc J. Parstor Quilada en Berti, Pastor

Qui jacla y Rossclló-Borduv l90l. pp. 2l-26 y figs. 6-8.

8l. Pryor y Bcllabarrba 1990 ; Rosselló-Borcloy (nTerminolo

gía naval segúrn las fuentes his¡ciric¿rs v lexicogrhtlcas", en

Berti, Pastor Quijada y Rosselló Borcloy 199i).

82. J. Pastor Quijada en Berti, Pastor Quijada y Rosselló-

Bordoy 199-i (p. 25).

8.1. Cressicr 19136, ;r¡tículo en el quc solo se presentirron los

graffiti crrstrtnos.

li/t. Jung 1990, fig. B, pp '17-'iS Algunos ejemplos similares

se encuentran en la península Ibérica; por ejemplo cn

"Las Eri¿s" (Pinofrarnqueado, Cáceres): Sevill¿rno San José

1991 fig. 32, pp. 77-80.

85. Por otr¿r parte, mucho tiene que progrcsar la arqueología

en el conocimiento dc las prácticas rituales y mágicas aso-

ciacl:rs -incluso cn el ámbito islárnico- ¿ l¿rs funclaciones de

ecliflcios y asentamientos. En muv pocas ocasiones se han

sabiclo interprctar hallazgos de piezas prehistóricas rea-

provcchadas ex proteso, iimulctos o joyas depositaclas en

las cimenracioncs cle los ediflcios, y nada se s¿rbc cle las

Iibaciones, sacrificios u oraciones quc bien podían acom-

p.rnJr J c\ru\ dcpri'iro. r'ociro..

86. En un hipotético caso positivo, la inlormación serí¿r más

bien de ordcn personal cu¿rndo a nivel histórico lo násintcresante sería Ia interpret¡rción de la trctitud colectiraresultante. De tod¿r formtr, nuestros intentos puntuales en

esta dirección no han sido muy csperanzadores.

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Fig. 27:Principale¡ notit,os c¡td¿h,acrladas de AI¿dtn¿t al-Zabri'. 1:G1/P6 1, G2/P7;2: G1lP4, G2/P2. GllP3 1G1/P7; 3:GllPl:1: G1/P1; ::GllP.3:6: GllPl ), 7:G3/P1.

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Fig, 28: Docrn¡ento.¡ de conQaración (ret)culados 1, cuadracaladrts). l: Barrera el¿ prenstl: 2: Nauarra Poteda 1))1; 3: Bertrán i

Roigí1 Fití i Llemt l981-85;4: Gímez Aloreno 1)86; 5: Izqtierdo Benito 1979; 6: Bazzana et a/. j983;l:Janer 1875:P¿tín lIaldonada 1980 ) 9; Torru Balbás 197 3.

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Page 48: Garabatos de alarifes: los 'graffiti' de las galerías de desagüe de Madinat al-Zahra.

Fig. 32: Documentos de canparación (tnatiuos regetales 1, zoontorfas). 1: Eu,erl 1987;2:Torres Balbás 1917; 3: Ataarique de Ia

mezqúta malar de Córdoba; 4: Valdis Fernánclez 19BB; 5: Torres 1987 j' 6: Patón Maldanado 1972.

80

Page 49: Garabatos de alarifes: los 'graffiti' de las galerías de desagüe de Madinat al-Zahra.

Fig 33: Docantento de conparaciín del motit:o ndu¿/ G I /P I2: Ar¿r{0r de AIallorca (Rasse//ó-Borc/01 19)2).

F)9. 31: A/1ibe fu/ bisn de'Iíjo/cz (Alnnria): figara panteada en e/ enfascado (lot motittas crutifornes, picado:, tott mr1 lasteriores).

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