LA SOLEDAD Y EL ANONIMATO EN «CIUDAD BAABEL» UNA NOVELA DE LUÍS BARROS PAVAJEAU GABRIEL ALEJANDRO QUINTANA SALAZAR UNIVERSIDAD DEL CAUCA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES DEPARTAMENTO DE ESPAÑOL Y LITERATURA LICENCIATURA EN ESPAÑOL Y LITERATURA POPAYÁN 2010
70
Embed
GABRIEL ALEJANDRO QUINTANA SALAZAR · 2010-11-24 · la soledad y el anonimato en «ciudad baabel» una novela de luÍs barros pavajeau gabriel alejandro quintana salazar universidad
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Berman, M. (2004). Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la
modernidad (15ª ed.). (A. M. Vidal, Trad.) México, México: Siglo Veintiuno
Editores.
Bloom, H. (2004). El canon occidental. La escuela y los libros de todas las épocas
(en «Compactos» tercera ed.). (D. Alou, Trad.) Título de la edición original: The
Western Canon. The books and school of the ages (1994). Barcelona, España:
Editorial Anagrama.
Donoso, J. (1972). Historia personal del "boom". Barcelona, España: Editorial
Anagrama.
Página | 56
Falcón Martínez, C., Fernández Galiano, E., & López Melero, R. (1997). Diccionario
de mitología clásica (en «Blioteca temática» 1ª ed., Vol. II). Madrid, España: Alianza
Editorial.
Hauser, A. (1975). Sociología del arte (Vol. I). (V. Romano, & R. G. Cotarelo,
Trads.) Madrid, España: Editorial Guadarrama.
Isaac, J. (1988). El transeúnte y el espacio urbano (1ª ed.). (A. L. Bixio, Trad.)
Buenos Aires, Argentina: Editorial Gedisa.
Lipovetsky, G. (2003). La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo
contemporáneo (en «Compactos» 3ª ed.). (J. Vinyoli, & M. Pendanx, Trads.) Título
de la edición original: L'ere du vide. Essais sur l'individualisme contemporain, 1983,
Barcelona, España: Editorial Anagrama.
Montes Betancourt, M. (2005). Reseña Ciudad Baabel. Pensamiento y Cultura , VIII
(1), 249-250.
Osorio Lizarazo, J. A. (1998). El día del odio (3ª ed.). Bogotá, Colombia: El Áncora
Editores.
Paz, O. (2005). La dialéctica de la soledad. En O. Paz, El laberinto de la soledad,
Postdata, Vuelta a "El laberinto de la soledad" (págs. 179-195). México D.F,
México: Fondo de Cultura Económica.
Wilde, O. (1966). Complete works of Oscar Wilde (1966 New ed.). (F. Foreman, Ed.)
London, Great Britain: Collins London and Glasgow.
Página | 57
Anexos
Anexo A
A continuación se presenta la transcripción de las cartas escritas y leídas por
José Miguel Amézquita durante su permanencia en la ruta del bus en Ciudad Baabel:
- Carta Nº 1
“Una mirada trata de meter ojos en una carta que sostiene un muchacho de boina roja.
La lectura se interrumpe al sentir el peso de los ojos sobre el texto. Cuando el invasor
huye con su vista hacia otra parte, el lector prosigue el viaje interrumpido: Bogotá, enero
25 de 2002, EXCELENTÍSIMA DOCTORA JUDITH ROSEMBERG, Revista Plëidades, La
Ciudad, Apreciada doctora: Cordial saludo de año 2002, mis mejores deseos por éxitos.
La grata impresión generada al terminar de leer su pasado editorial me ha motivado a
dirigirle estas humildes líneas. En aquel entonces, afirmaba usted estar en desacuerdo
con el consenso general de críticos y especialistas que no vislumbran una voz autentica
en el ámbito literario del país. Las cosas no eran tan simples, adujo con precisión. Era
menester ir más lejos, hasta el punto en que la literatura prescindía de Macondo, para
embocarse a relatar los dédalos sobre los que se cimentaban nuestras ciudades. Usted,
doctora no se sumó a rasgarse las vestiduras como hacen todos los intelectuales, que
sólo condenan sin proponer nada a cambio. No, usted, se ubicó en la otra orilla de la
esperanza, cansada de tanta retórica inoficiosa que empantana los caminos hacia un
progreso más igualitario, en donde todos seremos libres. Usted, con la experiencia que le
otorgan diecisiete años de trabajo continuo en el mundo de las letras, sostuvo sin
melindres que si no se escuchaban las voces de fin de milenio era por la ausencia de un
espacio apropiado, distante de las mezquinas políticas editoriales que coronaban y
descabezan escritores según la rentabilidad que aportada al mercado. Cerrando la
controversia, ofreció las páginas de su revista para censar lo nuevos experimentos
literarios que se estaban llevando a cabo en nuestra nación, prometiendo dar a conocer
más adelante el número de trabajos recibidos, y acallar así, de una vez, las injustas
quejas. Aceptando su amable invitación, adjunto un cuento nacido en cualquier esquina
de esta ciudad. Ahora curso tercer semestre de literatura. Ni se imagina usted la
resistencia de mis padres cuando elegí carrera. Pero a todo eso hice oídos sordos. Los
Página | 58
libros son mi pasión; las biografías, en particular. Quiero confesarle que la admiración
que ha despertado en mí me obligó a rastrear toda su vida. Este minucioso trabajo que
cada día me trae más satisfacción provocó un bajo rendimiento en mis primeros
parciales. Pero no me importó. Su ejemplar vida vale más que mil materias de esta
aburrida facultad. No siendo más por ahora, me despido de usted convencido de su
pronta respuesta. Un afectuoso abrazo, JOSÉ MIGUEL AMÉZQUITA, P.D.: ¿Usted nació en
1937 o en 1938? (…)” (Barros Pavajeau L. R., 2005, págs. 23-25)
- Carta Nº 2
“La mano arranca la boina roja que cubría su cabeza y rasca un lóbulo de la oreja. El
lector, esta vez para asegurarse, revisa si a sus espaldas hay alguien con la atención
puesta en él. Nada, los asientos están desocupados. Sin moros en la costa, sus ojos se
entregan a las líneas negras que descienden por unas hojas: Bogotá, abril 09 de 2002,
DOCTORA JUDITH ROSEMBERG, Revista Plëidades, La Ciudad, Apreciada doctora: Cordial
salud, mis mejores deseos. Exhausto de esperar su pronta respuesta durante sesenta y
ocho días, sin incluir domingos ni feriados, me atrevo a enviarle estas poquísimas letras.
Sí, es verdad. Su febril actividad en espectro internacional le exige una ocupación
completa en estos avatares. El éxito de su ponencia en la ciudad de Tolousse (sic), sobre
la posmodernidad en América Latina, provocó una sana discusión en nuestras aulas.
Claro que no faltó el rencoroso que con alevosía descifró una posición reduccionista
detrás de sus planteamientos. Pero así es este país de cafres (como dijo Echandía). Por
mi parte, sigo escribiendo alentado por el espaldarazo que usted les dio a las nuevas
generaciones del tercer milenio. En mis ratos libres, mientras espero el impulso de la
musa intrigadora, continúo recopilando los detalles de su versátil labor. Ya sé que su voz
es una autoridad debatiendo en el tema posmoderno allende nuestras fronteras. En la
facultad todo sigue de mal en peor. La teoría literaria, como siempre, interponiéndose al
flujo creador. Habrá que sacudirse la desidia para entregar oportunamente los trabajos
finales. Un abrazo, JOSÉ MIGUEL AMÉZQUITA, P.D.: ¿la posmodernidad es un estado de
ánimo?...” (Barros Pavajeau L. R., 2005, págs. 60-61)
- Carta Nº3
“Una risotada recorre el autobús. El muchacho de la boina roja trata de ver cuál es la
gracia, pero es demasiado tarde para incorporarse al segundo en el cual todos los que
vieron la escena se sintieron a punto de trabar amistad. El joven, perplejo ante la
Página | 59
situación que se apodera del grupo, regresa sobre las páginas que tiene en manos y una
sonrisa torva le congestiona media cara: Bogotá, agosto 10 de 2002, DOÑA YUDIS
MALELY FALLA DE ROSEMBERG, Revista Plëidades, La Ciudad, Doña: Saludos y deseos.
Una de las razones por las que decidí estudiar literatura fue para evitar ver un número
más en mi vida. Qué iluso. Usted sin misericordia me ha obligado a sumar y a restar
todos los días de estos siete meses. La única respuesta sin errores posibles es que usted
no responderá ni a través de un telegrama. Falsa. Hipócrita. Embustera. Sí, ya lo adivinó.
Estas líneas cargan un tufillo de resentimiento. ¿Qué esperaba lombriz estercolera? ¿Que
le fuera imponer la Cruz de Boyacá, en el muelle internacional, después de su brillante
exposición en la Stanford University? ¡Descarada! Déjeme decirle que ese discursito que
transporta de continente a continente lo ha estado repitiendo con la puntualidad de un
loro amaestrado. La posmodernidad, a su pesar, rebasa sin atenuantes esos cuatro
incisos que acabó por aprenderse de memoria. Usted es igual a los otros. Pura retórica
encendida para quemar pantalla en los mass media. ¿No cree que ya son suficientes
años, obesa sanguijuela, de estar dilapidando el dinero de nosotros los contribuyentes?
¿Encuentra un tono desadaptado en mí? Tiene razón por primera vez en su vida. Un
semestre perdido, sin posibilidad de reintegro, no es ocasión para celebrar una fiesta.
Renuncio a participar en su excelsa revista sabiendo a vox pópuli que su desinteresado
mecenazgo implica noche entera en motel del norte, con sus escritorzuelos de turno.
Prostituta finisecular. Con el cuento de que le envié, puede hacer lo que le venga en
gana. Un abrazo esterilizado, JOSÉ MIGUEL AMÉZQUITA, P.D.: Ese atildado bozo que le
acompaña en todas sus fotografías también es un ícono posmoderno…” (Barros Pavajeau
L. R., 2005, págs. 80-82)
Página | 60
Anexo B
En seguida se transcribe la entrevista que realicé a Luis Barros Pavajeau en la
ciudad de Bogotá el día martes 18 de agosto del 2009 en casa del escritor.
Luis primero gracias por recibirme. Como te había dicho antes por correo y
teléfono el tema de mi trabajo de grado es la soledad y el anonimato en tu
novela. Debo decirte que escogí tu novela luego de una búsqueda en la que la
presencia vivida y clara de la ciudad y sus temas sobre todo era clave. Lo
importante fue buscar y encontrar una obra en la que se hayan establecido
relaciones entre la ciudad y el arte literario; tema que parecería obvio porque
vivimos en ellas pero que al tiempo es enigmático y babélico como la ciudad
misma. Dentro de esa búsqueda leí entre otras novelas: La nostalgia del
melómano de Juan Carlos Garay pero percibí que lo que prevalecía en la
historia era la música y no la ciudad, otro escritor en quien pensé fue Mario
Montoya pero en sus cuentos aunque son retratados el tema de los buses no se
desarrolla de un modo particular es decir no un bus que es narrado por las voces
de sus pasajeros y no por una sola voz omnisciente. ¿Así, inicialmente, me
gustaría saber por qué escogiste un bus?
Bueno, mira Alejo, la novela surge de cuento, inicialmente, que se llama Germania 140. Yo siempre venía en la cabeza trabajando el cuento que yo quería escribir, pero no sabía cómo; porque yo tenía toda esa influencia garciamarquiana y
lo que escribía siempre era como unos cuentos referidos a una época… siempre eran unos pueblos en otra época y como en otra dimensión, ¿no?. Pero estando ya aquí, yo
vine a estudiar periodismo, y me metí a estudiar la maestría de literatura latinoamericana en la Javeriana; entonces en una de esas materias (no me acuerdo ahora cómo se llama) tuve un profesor que se llama Luis Fernando Afanador – que él
hace reseñas en la revista Semana y creo que tiene una cuestión en internet de cine, algo así porque él trabaja mucho cine – entonces nos pidió que el examen final fuera
que escribiéramos una poesía o un cuento refiriéndonos a la ciudad y que lo que nos aconsejaba era que fuera algo que nos tocara directamente ¿no? para que fuera como más verosímil. Entonces… (Suena el celular de Luis)…
Yo pensando qué podría hacer llegué a la conclusión que lo que me tocaba más era mi trayecto de mi casa a la Javeriana, entonces yo estaba en la 116 en esa época y
la Javeriana en la 45 ¿No? Y yo cogía un bus que se llamaba Germania 140, bueno… y me bajaba en la 7ª y de ahí iba a pie. Lo que me pareció como chévere fue eso de la cuestión de las voces ¿no? Oír todo ese espacio, todo ese espacio que es público pero
a la vez es privado. A mi me parecía supremamente interesante ese concepto de que van quinientas… bueno 500 es una exageración pero van veinte o diez
conversaciones hablando, a la gente no le importa. Ahí. Ese es un espacio donde lo público y lo privado se cruza, a mi me aterraba que yo oía gente contando intimidades
Página | 61
sin tener que ver con el resto de la humanidad no…dentro del bus… Y escribí el
cuento lo entregué y eso era una nota simplemente era para cumplir con el trabajo.
Entonces después me di cuenta que en la revista Número había un proyecto de un
concurso con el Instituto Distrital de Cultura y Turismo y hicieron una convocatoria en la que estaban buscando eso precisamente de que entonces la ciudad fuera narrada y buscaron, iba a ser una edición (la 21) referida a la ciudad. Entonces fotografía: un
concurso de fotografía; de crónica y de cuento. Entonces eran once cuentos o doce y yo quedé entre los finalistas con Germania 140. Eso se quedó ya ahí Germania 140,
empecé a escribir otra cosa pero siempre (tengo una buena amiga que siempre) me pasaba y me decía ―Lucho oí esto o algo‖ siempre habían cosas muy chéveres que quedaron como ahí. Entonces yo me dije me voy a sentar a escribir otra vez. Entonces
abrí un gran paréntesis en Germania 140 porque Germania 140 empieza en la primera página y la última página es también, es el cuento.
Y por cuestiones de la vida terminé en unos puestos que no me gustaban, donde no tenía que hacer como grandes esfuerzos, no tenia que dedicarme mucho al trabajo tenía como unos tiempos muertos y me senté y empecé a escribir, empecé a escribir, y
terminé eso como en unos seis meses… no es una novela que no me exige a mi mucho tiempo porque no tenía que tener como continuidad hay mucha historia que no
tiene continuidad de historia ¿verdad? No hay que andar pendiente de que estos crecieron o cuál es, aunque hay una, dos o tres que sí tienen continuidad
No se necesita estar en la vida de cada uno
Exacto, si no simplemente suelto, suelto, suelto. Hasta que lo entregué. Lo entregué en Planeta, en Planeta dijeron que no porque les parecía una novela
experimental y Alfaguara respondió que sí, por lo mismo ¿No? Y listo dije entonces me voy con Alfaguara.
Luis, decías - cómo preguntarte esto – El director de mi seminario él es
prácticamente formalista (¿cierto?) sin embargo el se describe como “puto de las
teorías” él ya es una persona mayor y nos dirige el seminario porque nosotros se
lo pedimos porque tiene mucho conocimiento nos aporta precisamente algo. Yo
considero que para rebatir o debatir algo o incluso criticarlo uno debe conocerlo
primero. Entonces comenzamos con él, inicialmente nos presentó pues Adán
Buenosaires, en fin todos los clásicos del boom que de cierta forma tenían como
tema la ciudad pero no como protagonista la ciudad, entonces le presentamos
todas esta novelas a él y pues las recibió con recelo inicialmente porque eso es
nuevo yo que voy a estar leyendo eso cierto. Entonces después de leer por
encima que están en el seminario son Opio en la nubes, Erase una vez el amor
pero tuve que matarlo, la tuya, canónicas las que de pronto si entraron fueron Sin
Remedio y El Astillero de Onetti, y una que sí es clave pero que quizá se ha
olvidado: El resto es silencio de Carlos Perozzo… la pregunta sería, tú ahora
hablabas de la influencia garciamarquiana se debe precisamente a que vivías en
Valledupar y estabas en la costa.
Página | 62
Yo siempre tuve como esa, yo vengo de un sitio que es Valledupar y están las
mismas historias de García Márquez o sea esas historias en el exterior pueden sonar impresionantes pero esas mismas historias eran que yo conocí e incluso dentro de mis
casa hay unas historias dentro de la familia igualmente así como las de García Márquez, inverosímiles, fantasiosas que uno las oye y se descresta. Pero siempre me dijeron ya estaba el concepto ―ya lo hizo García Márquez‖ siempre hubo profesores
que me decían ―tienes que buscar una nueva manera de narrar el trópico‖ como eso lo puedes hacer a través de Severo Sarduy fíjate en Lezama Lima pero no porque
Lezama Lima era un poco más barroco, pero era Severo Sardui que mirara un poquito también en Reinaldo Arenas. Pero no me cuajaba pero no lo notaba sí porque siempre es el mismo cuento, lo mismo de García Márquez las misma cuestión de las
imágenes, entonces esto lo dejé como un tiempo... y dije entonces lo que me toca más hoy por hoy es ciudad ¿no?
Hay que contemporanizar los temas y los mitos
Sí, entonces agarré y empecé ciudad incluso cuando terminé Ciudad Baabel inicié otra novela que Alfaguara me la sacó, no esta está sin publicar esa se llama La
Memoria Infiel es algo ya en la casa sin tener como esas grandes cuestiones de García Márquez pero es una novela donde no pasa absolutamente nada, es una historia
contada siete veces. Esto lo hice yo en base Juan José Saavedra el limosnero real pero es una historia ya como en los años setenta, que es coger un tema y trabajar el primer capítulo, el segundo coge el primero, quinto coge el primero y el segundo…
es una reiteración de un día contado en siete capítulos.
Para la segunda quincena de septiembre ya tengo Los Salmos de la Sangre que
son doce testimonios de VIH sida. Entonces son testimonios que están cruzados en el, eso es un género híbrido, no es simplemente que yo me senté y hundí el botón de una grabadora y escuché y pasé sino que ahí hay una historia de dolor pero pasadas por
mí. Entonces ahí unas buenas cositas.
El marco teórico que yo voy a utilizar terminó siendo dos textos el de
“Laberinto de la soledad” de Octavio Paz y “Los no lugares, espacios del
anonimato…” de Marc Augé. Específicamente me voy a centrar en los no
lugares porque la propuesta así de modo general que hace Marc Augé, no sé so
lo conozcas o hayas leído algo de él
No
Él habla de lugares que caracterizan nuestra sociedad contemporánea y
específicamente él da dos o tres ejemplos: las avenidas, centros comerciales y
aeropuertos. Son lugares que por antonomasia se definen como espacios de
tránsito. Yo hago esa analogía con el bus de Ciudad Baabel y con los buses en
general; entonces, nos subimos a ellos porque necesitamos llegar a un lugar, nos
sirven precisamente sólo para eso. Luego, los no lugares se diferencian de los
lugares, específicamente lugares antropológicos como los denomina Augé,
porque estos son históricos, identificatorios y relacionales… históricos porque
hacen historia, identificatorios porque estamos relacionados con ellos como el
Página | 63
cuarto, tu casa habitamos en ellos, mientras que al estar en un bus, en un no
lugar, realmente no se constituye tu identidad pasas por ellos pero no estás en
ellos. Entonces ese es uno de los objetivos de mi trabajo de grado, buscar una
relación, o analogía incluso; analizar la novela desde esa perspectiva teórica.
Ahora decías que utilizabas o te fijaste en el tema de los buses precisamente por
el trayecto que tenias de tu casa a la universidad ¿en qué medida estableciste
una relación con el bus, si la hubo por supuesto, y si no por qué?
Sí, porque uno como, si yo escribo yo pienso que uno la vida o la existencia le va
votando anzuelos ¿no? Uno va pescando, puede ser, y hay cosas… Yo soy súper malo, para esto soy terrible, para conversar ¿verdad? A mi me gusta más, o sea la defensa mía en la vida es la escritura; yo soy pésimo para dar entrevistas y en
televisión me aterro y toda esa vaina. A mi me gusta mucho ver y escribo, entonces, incluso a mi me parecía supremamente, visualmente, muy rico. Las conversaciones,
ese voyerismo auditivo de oír, de inmiscuirse uno en vidas ajenas… yo incluso cuando pasaba el trayecto de la Javeriana yo a veces me quedaba oyendo algún chisme que yo no tenía por qué saber. Los personajes no los conocía pero en pro de
mi interés literario cualquier tipo de información de cualquier historia yo de pronto ahí podía encontrar materia prima y al mismo tiempo la decoración de los buses la
cuestión de los grafitis de lado y lado del trayecto me parecían supremamente interesante; eso del espacio publico y privado cómo se cruza esa vaina ahí eso me parecía una locura, yo siempre le dije a algún periodista que me preguntó algo yo le
dije que ―la ventana de una buseta es un ojo sin parpados‖. Si miras ahí toda esa vaina y a mi por ejemplo yo pienso y el primer acto de soledad lo estuve leyendo por ahí en
Maurice Blanchot el espacio literario él dice ―la mirada‖
Otra de las hipótesis que quizá estoy manejando sea Ulises viaja a una
guerra y va a regresar, de qué manera o cómo verías tú una hipótesis que
propone el viaje que se evidencia en Ciudad Baabel con el viaje no sacro es decir
repleto de laicidad, el viaje contemporáneo del individuo contemporáneo
El viaje. Fíjate que el viaje este de Ulises está, lo hace pero al mismo tiempo hay un punto de partida y un punto de llegada, yo pienso que hoy por hoy no hay realmente dentro de la novela hay es un transito, pienso que aquí importaría más el
viaje mismo. ¿No? Es el concepto de desvirtuar los puntos A y B hay incluso un concepto de potencias lisas… (¿No has oído eso de Delleuze? ¿Mil mesetas?)… La
gente siempre se amarra en ir del punto A al punto B. Hay un espacio eso si tu sales de aquí entonces; por ejemplo, tú viniste de allá y lo que hiciste ahorita tu estas amarrado y eso se llama la potencia estriada que es desplazarse del punto A al punto
B. Hay un punto que se llama el desplazamiento liso que es no saber tú hacia dónde vas verdad es como un viajero.
Fíjate Alejo que la polis en Grecia es lo que aglutina hoy por hoy disgrega entorno al anonimato en la individualidad.
En la página 21 de tu novela hay algo particular cuando el rasta se aísla del
bus y de la gente sumergiéndose y escuchando reggae. Lo que me atrae aquí es la
Página | 64
montonera en el anonimato, porque precisamente la propuesta de Augé no crea
identidad sino que se generaliza un rol. Cuando ingresamos a un centro
comercial somos potenciales compradores, cuando estamos en una avenida
somos transeúntes o pasajeros en un bus. ¿Acá precisamente el rol del
anonimato podría traducirse en desempeñar el rol de pasajeros, de jamos de ser
lo que somos en tanto que estamos en un lugar que no nos identifica?
Es que es un lugar de transito ¿si o no? E igualmente lo que pienso yo lo que tiene la ciudad bueno ya después de haber visto nosotros la clases que tuvimos
nosotros de literatura y ciudad también pero es el concepto de que esta ciudad moderna la ciudad se padece entonces cada quien en su, ese muchacho con su reggae musical ese muchacho lo que está pensando es en su ciudad ¿no? O sea está
padeciendo el tráfico capitalino pero de pronto en ese vudú musical puede estar en San Andrés ¿no? De mente, el cuerpo acá pero la mente está dispersa en otro lado
¿no? Todo eso cada cabeza cada cabeza, esa tontería que dicen pero bueno termina siendo cierto, cada cabeza es un mundo. Fíjate esos mundos que entrarían en esa buseta, el país entero.
Ahora la soledad; yo identifico que las lectura que hace José Miguel
Amézquita las cartas que hace de las carta que le escribe a Gloria Rosemberg,
háblame un poco sobre esto
Lo que pasa es que yo ya casi no me acuerdo mucho ¿qué quieres que te diga de eso?
Es tema específicamente si lo recuerdas porque hiciste esa degradación qué
querías representar porque querías
Pero Alejo uno no es tan claro al momento de escribir o sea yo soy más de la inclinación a que es un estado donde uno camina en claroscuro hacia la sombra más bien que hacia revelación, yo usualmente escribo eso porque me parece… aunque
escritura la padece uno es difícil porque hay que reescribir y hay que elaborar y eso… hay un concepto de que uno realmente esas historias uno no las cuenta para que
haya detrás una teoría porque me parece que sería, en el momento en que eso se utilice para y hay mucha gente que lo hace pero eso se nota y pierde no pierde verosimilitud pero sí pierde vida porque son novelas que entrarían para estudio
universitario ¿no? Novelas de academia.
Una vez yo me encontré un señor y me dijo a mi ―mira yo estoy escribiendo una
novela‖ y le dije ―bueno sí pero escríbela‖ y él ―yo estoy tratando que en la novela se vea la dimensión humana, la dimensión psicológica, la dimensión social…‖ yo pensé a mis adentros ―este señor no va a escribir jamás en la vida porque no puede ser algo
así‖.
Margarite Duras tiene una frase en escribir tiene una frase que me parece a mi
preciosas que dice: ―si uno supiera de qué va escribir no valdría la pena‖ y eso se refiere al hecho de que aunque tú tengas la historia montada en tu cabeza llega un momento que en el acto de la escritura llega una cuestión del inconsciente que se le
escapa a uno y tú a veces miras las frases que escribiste y tú te emocionas aunque eso
Página | 65
vengo de ti porque es como si tu te hubieras descubierto algo y a veces te da la
impresión que es como si alguien te dictara eso al oído ¿no?.
Fíjate que el romanticismo decían que eran los escritores que tenían algo con los
dioses y les dictaban en voz baja algo así, es como un cuento, o sea no estoy diciendo que hoy por hoy hayan dioses ni nada de eso pero sí hay una cuestión del inconsciente que te, que se te escapa. Esa cuestión de ese muchacho me parecía, eso
se me ocurrió y me pareció cheverísimo ver cómo ese muchacho se va degradando destapando como un, o sea como eso muy de nosotros como engrandecer un
personaje y tratando de buscar complacencia y ver que al final que al final no consigue nada y al final incluso sale la vida de la mujer y el muchacho le dice que incluso que se lleva esos escritorzuelos que implica motel en el norte ¿algo así,
verdad?
Como todo también eso que hay detrás de la literatura porque, bueno de la
literatura no, dentro del ambiente que puede rodearla porque hay veces que dicen algunos lo sacan porque este está casado con la mujer de… todos estos que entrarían, o sea al libro no le importa pero detrás de eso hay un mundo ¿no? Y sobre todo hay
un mundo de egos, de gente luchando, de gente echándoles agua sucia a los otros ahí hay un tejido complicado ¿no? Entonces era como eso ¿no? Era una historia triste
pero yo me reía mucho del muchacho ¿no? Se esperanza a las cartas y no aparecen.
Luis sobre el conductor hay un parte que ahorita hablamos de eso pero no
sé… hay un momento en que se describe al conductor rodeado de los ángeles que
está… dice que “el dinero va llegando a él… con destino final hacia el altar de
santos, ángeles y arcángeles que circundan al conductor” ¿Por qué rodear a esa
figura de algo tan angélico?
Porque visualmente existe.
Sí claro, entonces eso obedece a qué a la inclusión de la tradición cristiana
católica
La protección cristiana del yeso ¿no? Más bien ah; pero sí fíjate que el espacio
ese tiene mucho, fíjate que lo que te estoy diciendo mira, eso me lo dices tú. Eso yo no lo sabía. Lo bonito de la escritura es precisamente eso ¿no? Yo escribo unas cosas sin pensar en eso, en la medida que cada persona esta haciendo una lectura diferente
ahí está encontrando cosas nuevas ¿No? Uno nunca se lo había pensado.
Pero el espacio del conductor es un espacio en el que ahí adelante está ―virgen
del Carmen ruega por nosotros‖, está e divino niño, hay mucho de ese cuento con el conductor a través de la protección divina ¿no? Fíjate que la virgen del Carmen creo que son los 16 o 17 de julio eso son unas procesiones de buses y busetas, es una vaina
bien fuerte no es una tradición… puede ser místico-profana pero es una vaina muy arraigada en el pueblo.
Ahora hablemos un poco de las voces. Uno de los primeros temas que quería
trabajar eran las voces en la ciudad, cuando yo leí a Beckett y leí el Innombrable
quedé después de eso la literatura la vi distinta, pues algo amorfo tirado y que
Página | 66
nunca se va callar… y cuando leí Ciudad Baabel me pasó lo mismo pues una
ciudad no se calla porque siempre se está formando, está deformándose y
formándose, justamente por ello y aplicado al bus y las voces ¿podría hablarse
que el bus es un fractal de la ciudad? ¿Que ese mismo caos, lo babélico de la
ciudad está condensado en un bus cómo lo ves tú?
Sí claro. Fíjate que la ciudad siempre está en permanente evolución o está
derrumbándose o está levantándose ¿no? Por ejemplo, está ah no eso no está en Ciudad Baabel, hay un cuentico que yo saqué alguna vez en El Tiempo ah no en El
Espectador que se llama El bazar de las esquinas en el que hay una mujer que pasa y dice ―está ciudad de mierda que siempre está a punto de parecerse a otra‖ refiriéndose a Bogotá. Entonces ese concepto de que siempre está como incompleta ¿verdad? La
están levantando o están destruyendo algo pero siempre está en total y constante evolución y eso dentro del bus y las voces es como lo mismo lo cual implica:
fracturas, desgarramientos y fíjate que es una novela rota ¿no?
Son unas conversaciones sin ningún tipo de continuidad – bueno muy unas pocas hay, el que le ponga un poquito más de atención descubre unas tres, dentro de esas la
carta pero hay otras tres pienso que hay otras más - pero igualmente no te exige eso sino más bien eso de encontrarte todos los días con unas historias nuevas sin ningún
tipo de continuidad
Que a la larga es la ciudad misma
Exacto, que a la larga es la ciudad misma tú te viniste del Transmilenio, bueno
fíjate que Transmilenio siempre me preguntaron que por qué no cogí un Transmilenio y en él me pasó algo que lo trabaje de otra manera; pero cuando a mi me tocó pero
bueno inicialmente fue porque lo de la tarea en la universidad, pero cuando tuve una oportunidad de Transmilenio siempre he dicho que es una terraza andante sobre la ciudad como si tu estuvieses andando en otra ciudad. Porque son calzadas distintas y
específicas para ellos con otra velocidad del resto de la ciudad y es como si la vieras ahí y los decibeles en Transmilenio bajan
Los rumores sí siguen pero son distintos
Sí, sí se oye; pienso que todavía no hay sentido de apropiación, de, de…
¿Aprehensión?
Sí, de aprehensión del tema, pero no sé cómo. Alguien me decía alguna vez cuando vimos el tema de literatura y ciudad que el con metro de Caracas ocurría algo;
decía que la ciudad estaba sucia pero cuando la gente entraba al metro y lo veía limpio no lo ensuciaban. Y es que cuando esos espacios son limpios, a ti te cohíben para tirar basura. Si tú ves un espacio sucio tú ahí tirarías basura pero si el espacio te
está exigiendo no botar basura, no lo haces. Ahí te cohíbes. Entonces Transmilenio me pareció como muy silencioso y todavía, ya oigo un poquito más, pero no es igual
porque no se le puede hablar al conductor fíjate, no pueden comer y no hay música las conversaciones, sí hay conversaciones pero son con decibeles más abajo. En
Página | 67
cambio tú en un bus hermano esa vaina es un circo maravilloso el conductor de este
lado habla con el del otro lado se monta la novia y preguntan por esto y lo otro en fin.
Los grafitis, eso tampoco se ve en Transmilenio… ese respeto que se exige a
la gente en el articulado es el que no se ve. Eso hace parte de la novela. Me gustó
mucho porque se acerca más a una dinámica urbana es decir la entropía de la
cual habla Mónica Montes en la reseña que hace de tu novela.
La inclusión de estos grafitis en el bus y la publicidad devela cómo hay un
adentro y afuera, que siendo una tautología es pertinente aquí, porque esa
entropía que está en el bus al leerla de una manera crítica y concienzuda se
puede ver cómo se diferencia de todo lo que está por fuera. Siendo una ciudad
ambulante se diferencia de lo que está afuera, por ejemplo del ambiente al baño
maría que se describe al interior se pasa a mencionar el negocio más versátil del
mundo que es el de vender paraguas cuando llueve y sombrillas cuando hace sol
¿cómo lograr que se devele esa diferencia entre la persona que sube a un
ambiente distinto y aquel que baja y abandona el bus? Porque esa es la cortina
que me permite a mí decir que cuando subes y entras al bus tú ya no eres tú, eres
un pasajero.
Pues eso es lo que te conté yo ahorita, que es una cosa que yo no soy consciente
de ello, lo que sí sé es que uno entra y pierde… sí es el concepto ese de la… te acuerdas de Soda Estéreo yo quería que la novela se llamara incluso La ciudad de la furia entonces donde nadie sabe de mi y yo soy parte de todo somos una masa ¿no?
Pero la individualidad se pierde pero no soy consciente de cómo hacer que este espacio que entra acá… yo esa respuesta no te la puedo dar porque me parce muy…
sí como… jueputa si hubiera yo craneado eso a la entrada de pronto ni lo hubiera podido lograr hacer ¿no? Eso ya lo estás viendo tú como crítico pero yo no sé, eso sí me da pena contigo pero no te sabría decir eso.
Háblame un poquito sobre el naufragio en tierra firme
El naufragio en tierra firme… El naufragio en tierra firme… (Guarda silencio y
suspira) Ey, vamos navegando en las vías ¿no? El naufragio en tierra firme… sí definitivamente es un viaje ¿no? El naufragio en tierra firme… Ey, este cliente, Alejandro me tiene pero es que… lo que pasa es que debí haber leído antes pero ya no
me acuerdo sí pero… sí me parecía también sacar el tráfico como esos temas bonitos… porque es un viaje pero es trágico pero ponerle también naufragio ¿verdad?
Si llueve en la ciudad y si las calles se llenan de agua y cómo van esas busetas con los motores costándole trabajo tratando de seguir, sí a veces da la impresión de estar navegando en el tráfico ¿no? Con los huecos llenos de agua, es más como una
imagen; de que dicen en un momento dado los alambre de luces, que Bogotá es una ciudad que está amarrada que si cortan la red vial Bogotá vuela algo así… Es más
como imagen ¿sí? De que hoy por hoy pero la navegación es como el tráfico pues ella es más lenta y entonces el tráfico implica eso, es un tráfico más lento. Implica cómo está el pavimento si destruido o no, que cuando llueve eso es un padecimiento es
Página | 68
como si fuera otra manera de locomoción pero lo atiborrado de las calles pero es más
por imagen.
Luis has mencionado alrededor de cinco o seis veces la palabra
padecimiento, padecer la ciudad, padecer la escritura podrías decirme cómo tú
defines esa palabra, como manejas ese padecer. Que me va ser clave para
entender algunas cosas que has dicho.
Padecer la escritura es que no estoy de acuerdo que uno tiene que escribir simplemente por alegría aunque lo esté repitiendo mucha gente ¿no?
Sí, claro
Me parece un oficio donde a uno le cuesta, si hay alegría y de hecho hay algo de gusto al principio ¿verdad? Hay una cierta apetencia a eso pero también hay, y pienso
que yo soy como de la inclinación de que uno tiene que buscar la palabra justa porque eso no es que a mi me pareció divertido escribir eso y ya esto está listo, hay que tratar
de escribir eso sin que se note que hay un trabajo detrás un párrafo que de pronto no te costó cinco minutos sino que es un párrafo que estuviste luchándolo una semana y ahí hay una cierta satisfacción ante las cosas ¿verdad? Porque las cosas fáciles nunca
han valido la pena. Precisamente las cosas son satisfactorias en la medida en que te cuesta.
Y padecer la ciudad siempre quise que la novela tuviera eso, de la novela incluso se le sacaron unos capítulos donde hay un personaje que se sale del anonimato y camina un centro comercial. Pero estos dijeron no vamos a dejarlo en el bus, y yo
siempre dije quiero que el lector padezca lo que es montarse en un bus y me dijeron: ―no vamos abusar mucho de eso y saquémosle unos ciertos capítulos porque de
pronto si se cansan y te dejan el libro en la mitad‖.
Entonces ese es un riego que no quería correr Alfaguara pero sí es el padecimiento ese, por ejemplo tu que me llamaste a las once de la mañana y llegas
aquí a las doce del día; el padecimiento de perder ese tiempo, o sea ahí hay un desmejoramiento de el nivel de vida ¿no? En Bogotá que a veces sales tú de tu trabajo
a las cinco de la tarde y hay gente que está entrando a su casa a las nueve de la noche; entonces ese trayecto metido en ese bus independientemente así sea un no lugar se vuelve un lugar, un espacio privado entre una silla y la otra, con alguien de la ruta
donde se conversa las tres horas antes de llegar a tu casa ¿no?
Donde hay gente que se duerme donde hay gente que conversa con una amiga
del trabajo o con alguien que encontró en una esquina y se va armando una forma de apropiación porque en el momento que yo te estoy contando mi vida intima yo me estoy apropiando o dando forma descontado sin la necesidad de pensarlo ¿no?
Porque so va por el inconsciente de que yo soy o estoy perfectamente en la sala de mi casa entonces es como si tú y yo estuviésemos conversando y hay no tengo que
ver con los otros 50 pares de orejas que pueden estar escuchado eso ¿no? Pero sí hay un padecimiento porque no es un sistema de trasporte organizado, es totalmente
Página | 69
enmarañado, desordenado, caótico. Yo creo que es como una literatura del caos lo
mío ¿verdad? Una escritura del caos.
Lo que está en el bus es un caos
Sí exacto es un bombardeo de imágenes auditivas y visuales ¿no? Es una contaminación visual y auditiva porque están las rancheras a toó timbal están los grafitis esta estos están los otros, hubo mucha gente que… tengo un amigo que no la
acabó de leer porque me dijo que le dio angustia, me pareció chévere eso ¿no? Porque no estamos en ningún tipo de dictadura y al que no le gusta, pues no le gusta. Eso que
me dices de angustia es chévere provocar ese tipo de cosas pero sí es algo que es caótico. Tú sabes como es el desplazamiento y el concepto del tráfico en los países del tercer mundo con muy leves excepciones ¿no? Que podría ser en Colombia como
el metro de Medellín que hay una mejor calidad de vida en el momento ese del transporte porque ya son entonces tres horas que antes tenias perdidas y ahora es
considerar cómo vas a invertir esas mismas tres horas ¿no?
Debo decirte que el final es algo que no me gusta de la novela, y entiendo
que como la ruta del bus, la novela tenía que terminar ¿cierto? Entonces me
parece que de pronto sería bueno conocer los capítulos que dices que se
quitaron. Finalmente, que opinión te merece la literatura contemporánea, qué
estás leyendo de ahora o estás leyendo de antes
¿Espera un momento me dices que lo que no te gustó de la novela fue el final? ¿Por qué no te gustó? ¿Lo del atraco?
Sí, exactamente eso.
En una universidad hubo un muchacho que me dijo que eso le parecía muy de
Hollywood, pero no… si eso pasó acá; después me di cuenta que hay un cuento de un muchacho que se sube en un bus en Brasil con una historia muy parecida a esta. No sé, porque había que ponerle algo porque sino entonces sería divagar, divagar y
divagar sin cuerda. Se necesitaba algo de melodrama porque ahí hay un drama y te ríes también ¿verdad? Dentro de todo el cuento ¿verdad?
Qué estoy leyendo, bueno te voy a decir una cuestión, de los nuevos qué leo… (Piensa, se demora un poco)
Bueno he leído a este muchacho Montoya ―Lejos de Roma‖, leí Andrés Burgos
Mudanza, leí Efraím Medina me gusta mucho Efraím Medina y me gusta más en Cinema Árbol tiene una fuerza… Ese muchacho escribe… Porque él se ha montado
una imagen y a veces se le pasa como la mano, ahora que se hizo la cirugía para sacar para Soho y a veces e mete como en unas discusiones que me parecen a veces sin sentido ¿no? Él es muy ególatra pero me parece bueno a mi me parece muy bueno
Efraím, William Ospina me gustó mucho en las trilogías sobre todo la segunda.
Listo Luis, no era más.
Las expectativas, qué por el piso… Pensabas que te iba a ayudar mucho (Se ríe)
Página | 70
No, de verdad me sirvió mucho porque por ejemplo la palabra padecer no la
había pensado entonces debo pensar más al respecto, y lo que tú dices cómo la
ciudad se padece
Y lo puedes sacar de eso que te dije de Grecia de la polis que era una forma de aglutinar en torno a algo, de ser ciudadano ¿no? En esto es una forma de… en las grandes ciudad en estas ciudades caóticas se padecen y se sufren es como de
Berman, M. (2004). Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la
modernidad (15ª ed.). (A. M. Vidal, Trad.) México, México: Siglo Veintiuno
Editores.
Bloom, H. (2004). El canon occidental. La escuela y los libros de todas las épocas
(en «Compactos» tercera ed.). (D. Alou, Trad.) Título de la edición original: The
Western Canon. The books and school of the ages (1994). Barcelona, España:
Editorial Anagrama.
Donoso, J. (1972). Historia personal del "boom". Barcelona, España: Editorial
Anagrama.
Página | 56
Falcón Martínez, C., Fernández Galiano, E., & López Melero, R. (1997). Diccionario
de mitología clásica (en «Blioteca temática» 1ª ed., Vol. II). Madrid, España: Alianza
Editorial.
Hauser, A. (1975). Sociología del arte (Vol. I). (V. Romano, & R. G. Cotarelo,
Trads.) Madrid, España: Editorial Guadarrama.
Isaac, J. (1988). El transeúnte y el espacio urbano (1ª ed.). (A. L. Bixio, Trad.)
Buenos Aires, Argentina: Editorial Gedisa.
Lipovetsky, G. (2003). La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo
contemporáneo (en «Compactos» 3ª ed.). (J. Vinyoli, & M. Pendanx, Trads.) Título
de la edición original: L'ere du vide. Essais sur l'individualisme contemporain, 1983,
Barcelona, España: Editorial Anagrama.
Montes Betancourt, M. (2005). Reseña Ciudad Baabel. Pensamiento y Cultura , VIII
(1), 249-250.
Osorio Lizarazo, J. A. (1998). El día del odio (3ª ed.). Bogotá, Colombia: El Áncora
Editores.
Paz, O. (2005). La dialéctica de la soledad. En O. Paz, El laberinto de la soledad,
Postdata, Vuelta a "El laberinto de la soledad" (págs. 179-195). México D.F,
México: Fondo de Cultura Económica.
Wilde, O. (1966). Complete works of Oscar Wilde (1966 New ed.). (F. Foreman, Ed.)
London, Great Britain: Collins London and Glasgow.
Página | 57
Anexos
Anexo A
A continuación se presenta la transcripción de las cartas escritas y leídas por
José Miguel Amézquita durante su permanencia en la ruta del bus en Ciudad Baabel:
- Carta Nº 1
“Una mirada trata de meter ojos en una carta que sostiene un muchacho de boina roja.
La lectura se interrumpe al sentir el peso de los ojos sobre el texto. Cuando el invasor
huye con su vista hacia otra parte, el lector prosigue el viaje interrumpido: Bogotá, enero
25 de 2002, EXCELENTÍSIMA DOCTORA JUDITH ROSEMBERG, Revista Plëidades, La
Ciudad, Apreciada doctora: Cordial saludo de año 2002, mis mejores deseos por éxitos.
La grata impresión generada al terminar de leer su pasado editorial me ha motivado a
dirigirle estas humildes líneas. En aquel entonces, afirmaba usted estar en desacuerdo
con el consenso general de críticos y especialistas que no vislumbran una voz autentica
en el ámbito literario del país. Las cosas no eran tan simples, adujo con precisión. Era
menester ir más lejos, hasta el punto en que la literatura prescindía de Macondo, para
embocarse a relatar los dédalos sobre los que se cimentaban nuestras ciudades. Usted,
doctora no se sumó a rasgarse las vestiduras como hacen todos los intelectuales, que
sólo condenan sin proponer nada a cambio. No, usted, se ubicó en la otra orilla de la
esperanza, cansada de tanta retórica inoficiosa que empantana los caminos hacia un
progreso más igualitario, en donde todos seremos libres. Usted, con la experiencia que le
otorgan diecisiete años de trabajo continuo en el mundo de las letras, sostuvo sin
melindres que si no se escuchaban las voces de fin de milenio era por la ausencia de un
espacio apropiado, distante de las mezquinas políticas editoriales que coronaban y
descabezan escritores según la rentabilidad que aportada al mercado. Cerrando la
controversia, ofreció las páginas de su revista para censar lo nuevos experimentos
literarios que se estaban llevando a cabo en nuestra nación, prometiendo dar a conocer
más adelante el número de trabajos recibidos, y acallar así, de una vez, las injustas
quejas. Aceptando su amable invitación, adjunto un cuento nacido en cualquier esquina
de esta ciudad. Ahora curso tercer semestre de literatura. Ni se imagina usted la
resistencia de mis padres cuando elegí carrera. Pero a todo eso hice oídos sordos. Los
Página | 58
libros son mi pasión; las biografías, en particular. Quiero confesarle que la admiración
que ha despertado en mí me obligó a rastrear toda su vida. Este minucioso trabajo que
cada día me trae más satisfacción provocó un bajo rendimiento en mis primeros
parciales. Pero no me importó. Su ejemplar vida vale más que mil materias de esta
aburrida facultad. No siendo más por ahora, me despido de usted convencido de su
pronta respuesta. Un afectuoso abrazo, JOSÉ MIGUEL AMÉZQUITA, P.D.: ¿Usted nació en
1937 o en 1938? (…)” (Barros Pavajeau L. R., 2005, págs. 23-25)
- Carta Nº 2
“La mano arranca la boina roja que cubría su cabeza y rasca un lóbulo de la oreja. El
lector, esta vez para asegurarse, revisa si a sus espaldas hay alguien con la atención
puesta en él. Nada, los asientos están desocupados. Sin moros en la costa, sus ojos se
entregan a las líneas negras que descienden por unas hojas: Bogotá, abril 09 de 2002,
DOCTORA JUDITH ROSEMBERG, Revista Plëidades, La Ciudad, Apreciada doctora: Cordial
salud, mis mejores deseos. Exhausto de esperar su pronta respuesta durante sesenta y
ocho días, sin incluir domingos ni feriados, me atrevo a enviarle estas poquísimas letras.
Sí, es verdad. Su febril actividad en espectro internacional le exige una ocupación
completa en estos avatares. El éxito de su ponencia en la ciudad de Tolousse (sic), sobre
la posmodernidad en América Latina, provocó una sana discusión en nuestras aulas.
Claro que no faltó el rencoroso que con alevosía descifró una posición reduccionista
detrás de sus planteamientos. Pero así es este país de cafres (como dijo Echandía). Por
mi parte, sigo escribiendo alentado por el espaldarazo que usted les dio a las nuevas
generaciones del tercer milenio. En mis ratos libres, mientras espero el impulso de la
musa intrigadora, continúo recopilando los detalles de su versátil labor. Ya sé que su voz
es una autoridad debatiendo en el tema posmoderno allende nuestras fronteras. En la
facultad todo sigue de mal en peor. La teoría literaria, como siempre, interponiéndose al
flujo creador. Habrá que sacudirse la desidia para entregar oportunamente los trabajos
finales. Un abrazo, JOSÉ MIGUEL AMÉZQUITA, P.D.: ¿la posmodernidad es un estado de
ánimo?...” (Barros Pavajeau L. R., 2005, págs. 60-61)
- Carta Nº3
“Una risotada recorre el autobús. El muchacho de la boina roja trata de ver cuál es la
gracia, pero es demasiado tarde para incorporarse al segundo en el cual todos los que
vieron la escena se sintieron a punto de trabar amistad. El joven, perplejo ante la
Página | 59
situación que se apodera del grupo, regresa sobre las páginas que tiene en manos y una
sonrisa torva le congestiona media cara: Bogotá, agosto 10 de 2002, DOÑA YUDIS
MALELY FALLA DE ROSEMBERG, Revista Plëidades, La Ciudad, Doña: Saludos y deseos.
Una de las razones por las que decidí estudiar literatura fue para evitar ver un número
más en mi vida. Qué iluso. Usted sin misericordia me ha obligado a sumar y a restar
todos los días de estos siete meses. La única respuesta sin errores posibles es que usted
no responderá ni a través de un telegrama. Falsa. Hipócrita. Embustera. Sí, ya lo adivinó.
Estas líneas cargan un tufillo de resentimiento. ¿Qué esperaba lombriz estercolera? ¿Que
le fuera imponer la Cruz de Boyacá, en el muelle internacional, después de su brillante
exposición en la Stanford University? ¡Descarada! Déjeme decirle que ese discursito que
transporta de continente a continente lo ha estado repitiendo con la puntualidad de un
loro amaestrado. La posmodernidad, a su pesar, rebasa sin atenuantes esos cuatro
incisos que acabó por aprenderse de memoria. Usted es igual a los otros. Pura retórica
encendida para quemar pantalla en los mass media. ¿No cree que ya son suficientes
años, obesa sanguijuela, de estar dilapidando el dinero de nosotros los contribuyentes?
¿Encuentra un tono desadaptado en mí? Tiene razón por primera vez en su vida. Un
semestre perdido, sin posibilidad de reintegro, no es ocasión para celebrar una fiesta.
Renuncio a participar en su excelsa revista sabiendo a vox pópuli que su desinteresado
mecenazgo implica noche entera en motel del norte, con sus escritorzuelos de turno.
Prostituta finisecular. Con el cuento de que le envié, puede hacer lo que le venga en
gana. Un abrazo esterilizado, JOSÉ MIGUEL AMÉZQUITA, P.D.: Ese atildado bozo que le
acompaña en todas sus fotografías también es un ícono posmoderno…” (Barros Pavajeau
L. R., 2005, págs. 80-82)
Página | 60
Anexo B
En seguida se transcribe la entrevista que realicé a Luis Barros Pavajeau en la
ciudad de Bogotá el día martes 18 de agosto del 2009 en casa del escritor.
Luis primero gracias por recibirme. Como te había dicho antes por correo y
teléfono el tema de mi trabajo de grado es la soledad y el anonimato en tu
novela. Debo decirte que escogí tu novela luego de una búsqueda en la que la
presencia vivida y clara de la ciudad y sus temas sobre todo era clave. Lo
importante fue buscar y encontrar una obra en la que se hayan establecido
relaciones entre la ciudad y el arte literario; tema que parecería obvio porque
vivimos en ellas pero que al tiempo es enigmático y babélico como la ciudad
misma. Dentro de esa búsqueda leí entre otras novelas: La nostalgia del
melómano de Juan Carlos Garay pero percibí que lo que prevalecía en la
historia era la música y no la ciudad, otro escritor en quien pensé fue Mario
Montoya pero en sus cuentos aunque son retratados el tema de los buses no se
desarrolla de un modo particular es decir no un bus que es narrado por las voces
de sus pasajeros y no por una sola voz omnisciente. ¿Así, inicialmente, me
gustaría saber por qué escogiste un bus?
Bueno, mira Alejo, la novela surge de cuento, inicialmente, que se llama Germania 140. Yo siempre venía en la cabeza trabajando el cuento que yo quería escribir, pero no sabía cómo; porque yo tenía toda esa influencia garciamarquiana y
lo que escribía siempre era como unos cuentos referidos a una época… siempre eran unos pueblos en otra época y como en otra dimensión, ¿no?. Pero estando ya aquí, yo
vine a estudiar periodismo, y me metí a estudiar la maestría de literatura latinoamericana en la Javeriana; entonces en una de esas materias (no me acuerdo ahora cómo se llama) tuve un profesor que se llama Luis Fernando Afanador – que él
hace reseñas en la revista Semana y creo que tiene una cuestión en internet de cine, algo así porque él trabaja mucho cine – entonces nos pidió que el examen final fuera
que escribiéramos una poesía o un cuento refiriéndonos a la ciudad y que lo que nos aconsejaba era que fuera algo que nos tocara directamente ¿no? para que fuera como más verosímil. Entonces… (Suena el celular de Luis)…
Yo pensando qué podría hacer llegué a la conclusión que lo que me tocaba más era mi trayecto de mi casa a la Javeriana, entonces yo estaba en la 116 en esa época y
la Javeriana en la 45 ¿No? Y yo cogía un bus que se llamaba Germania 140, bueno… y me bajaba en la 7ª y de ahí iba a pie. Lo que me pareció como chévere fue eso de la cuestión de las voces ¿no? Oír todo ese espacio, todo ese espacio que es público pero
a la vez es privado. A mi me parecía supremamente interesante ese concepto de que van quinientas… bueno 500 es una exageración pero van veinte o diez
conversaciones hablando, a la gente no le importa. Ahí. Ese es un espacio donde lo público y lo privado se cruza, a mi me aterraba que yo oía gente contando intimidades
Página | 61
sin tener que ver con el resto de la humanidad no…dentro del bus… Y escribí el
cuento lo entregué y eso era una nota simplemente era para cumplir con el trabajo.
Entonces después me di cuenta que en la revista Número había un proyecto de un
concurso con el Instituto Distrital de Cultura y Turismo y hicieron una convocatoria en la que estaban buscando eso precisamente de que entonces la ciudad fuera narrada y buscaron, iba a ser una edición (la 21) referida a la ciudad. Entonces fotografía: un
concurso de fotografía; de crónica y de cuento. Entonces eran once cuentos o doce y yo quedé entre los finalistas con Germania 140. Eso se quedó ya ahí Germania 140,
empecé a escribir otra cosa pero siempre (tengo una buena amiga que siempre) me pasaba y me decía ―Lucho oí esto o algo‖ siempre habían cosas muy chéveres que quedaron como ahí. Entonces yo me dije me voy a sentar a escribir otra vez. Entonces
abrí un gran paréntesis en Germania 140 porque Germania 140 empieza en la primera página y la última página es también, es el cuento.
Y por cuestiones de la vida terminé en unos puestos que no me gustaban, donde no tenía que hacer como grandes esfuerzos, no tenia que dedicarme mucho al trabajo tenía como unos tiempos muertos y me senté y empecé a escribir, empecé a escribir, y
terminé eso como en unos seis meses… no es una novela que no me exige a mi mucho tiempo porque no tenía que tener como continuidad hay mucha historia que no
tiene continuidad de historia ¿verdad? No hay que andar pendiente de que estos crecieron o cuál es, aunque hay una, dos o tres que sí tienen continuidad
No se necesita estar en la vida de cada uno
Exacto, si no simplemente suelto, suelto, suelto. Hasta que lo entregué. Lo entregué en Planeta, en Planeta dijeron que no porque les parecía una novela
experimental y Alfaguara respondió que sí, por lo mismo ¿No? Y listo dije entonces me voy con Alfaguara.
Luis, decías - cómo preguntarte esto – El director de mi seminario él es
prácticamente formalista (¿cierto?) sin embargo el se describe como “puto de las
teorías” él ya es una persona mayor y nos dirige el seminario porque nosotros se
lo pedimos porque tiene mucho conocimiento nos aporta precisamente algo. Yo
considero que para rebatir o debatir algo o incluso criticarlo uno debe conocerlo
primero. Entonces comenzamos con él, inicialmente nos presentó pues Adán
Buenosaires, en fin todos los clásicos del boom que de cierta forma tenían como
tema la ciudad pero no como protagonista la ciudad, entonces le presentamos
todas esta novelas a él y pues las recibió con recelo inicialmente porque eso es
nuevo yo que voy a estar leyendo eso cierto. Entonces después de leer por
encima que están en el seminario son Opio en la nubes, Erase una vez el amor
pero tuve que matarlo, la tuya, canónicas las que de pronto si entraron fueron Sin
Remedio y El Astillero de Onetti, y una que sí es clave pero que quizá se ha
olvidado: El resto es silencio de Carlos Perozzo… la pregunta sería, tú ahora
hablabas de la influencia garciamarquiana se debe precisamente a que vivías en
Valledupar y estabas en la costa.
Página | 62
Yo siempre tuve como esa, yo vengo de un sitio que es Valledupar y están las
mismas historias de García Márquez o sea esas historias en el exterior pueden sonar impresionantes pero esas mismas historias eran que yo conocí e incluso dentro de mis
casa hay unas historias dentro de la familia igualmente así como las de García Márquez, inverosímiles, fantasiosas que uno las oye y se descresta. Pero siempre me dijeron ya estaba el concepto ―ya lo hizo García Márquez‖ siempre hubo profesores
que me decían ―tienes que buscar una nueva manera de narrar el trópico‖ como eso lo puedes hacer a través de Severo Sarduy fíjate en Lezama Lima pero no porque
Lezama Lima era un poco más barroco, pero era Severo Sardui que mirara un poquito también en Reinaldo Arenas. Pero no me cuajaba pero no lo notaba sí porque siempre es el mismo cuento, lo mismo de García Márquez las misma cuestión de las
imágenes, entonces esto lo dejé como un tiempo... y dije entonces lo que me toca más hoy por hoy es ciudad ¿no?
Hay que contemporanizar los temas y los mitos
Sí, entonces agarré y empecé ciudad incluso cuando terminé Ciudad Baabel inicié otra novela que Alfaguara me la sacó, no esta está sin publicar esa se llama La
Memoria Infiel es algo ya en la casa sin tener como esas grandes cuestiones de García Márquez pero es una novela donde no pasa absolutamente nada, es una historia
contada siete veces. Esto lo hice yo en base Juan José Saavedra el limosnero real pero es una historia ya como en los años setenta, que es coger un tema y trabajar el primer capítulo, el segundo coge el primero, quinto coge el primero y el segundo…
es una reiteración de un día contado en siete capítulos.
Para la segunda quincena de septiembre ya tengo Los Salmos de la Sangre que
son doce testimonios de VIH sida. Entonces son testimonios que están cruzados en el, eso es un género híbrido, no es simplemente que yo me senté y hundí el botón de una grabadora y escuché y pasé sino que ahí hay una historia de dolor pero pasadas por
mí. Entonces ahí unas buenas cositas.
El marco teórico que yo voy a utilizar terminó siendo dos textos el de
“Laberinto de la soledad” de Octavio Paz y “Los no lugares, espacios del
anonimato…” de Marc Augé. Específicamente me voy a centrar en los no
lugares porque la propuesta así de modo general que hace Marc Augé, no sé so
lo conozcas o hayas leído algo de él
No
Él habla de lugares que caracterizan nuestra sociedad contemporánea y
específicamente él da dos o tres ejemplos: las avenidas, centros comerciales y
aeropuertos. Son lugares que por antonomasia se definen como espacios de
tránsito. Yo hago esa analogía con el bus de Ciudad Baabel y con los buses en
general; entonces, nos subimos a ellos porque necesitamos llegar a un lugar, nos
sirven precisamente sólo para eso. Luego, los no lugares se diferencian de los
lugares, específicamente lugares antropológicos como los denomina Augé,
porque estos son históricos, identificatorios y relacionales… históricos porque
hacen historia, identificatorios porque estamos relacionados con ellos como el
Página | 63
cuarto, tu casa habitamos en ellos, mientras que al estar en un bus, en un no
lugar, realmente no se constituye tu identidad pasas por ellos pero no estás en
ellos. Entonces ese es uno de los objetivos de mi trabajo de grado, buscar una
relación, o analogía incluso; analizar la novela desde esa perspectiva teórica.
Ahora decías que utilizabas o te fijaste en el tema de los buses precisamente por
el trayecto que tenias de tu casa a la universidad ¿en qué medida estableciste
una relación con el bus, si la hubo por supuesto, y si no por qué?
Sí, porque uno como, si yo escribo yo pienso que uno la vida o la existencia le va
votando anzuelos ¿no? Uno va pescando, puede ser, y hay cosas… Yo soy súper malo, para esto soy terrible, para conversar ¿verdad? A mi me gusta más, o sea la defensa mía en la vida es la escritura; yo soy pésimo para dar entrevistas y en
televisión me aterro y toda esa vaina. A mi me gusta mucho ver y escribo, entonces, incluso a mi me parecía supremamente, visualmente, muy rico. Las conversaciones,
ese voyerismo auditivo de oír, de inmiscuirse uno en vidas ajenas… yo incluso cuando pasaba el trayecto de la Javeriana yo a veces me quedaba oyendo algún chisme que yo no tenía por qué saber. Los personajes no los conocía pero en pro de
mi interés literario cualquier tipo de información de cualquier historia yo de pronto ahí podía encontrar materia prima y al mismo tiempo la decoración de los buses la
cuestión de los grafitis de lado y lado del trayecto me parecían supremamente interesante; eso del espacio publico y privado cómo se cruza esa vaina ahí eso me parecía una locura, yo siempre le dije a algún periodista que me preguntó algo yo le
dije que ―la ventana de una buseta es un ojo sin parpados‖. Si miras ahí toda esa vaina y a mi por ejemplo yo pienso y el primer acto de soledad lo estuve leyendo por ahí en
Maurice Blanchot el espacio literario él dice ―la mirada‖
Otra de las hipótesis que quizá estoy manejando sea Ulises viaja a una
guerra y va a regresar, de qué manera o cómo verías tú una hipótesis que
propone el viaje que se evidencia en Ciudad Baabel con el viaje no sacro es decir
repleto de laicidad, el viaje contemporáneo del individuo contemporáneo
El viaje. Fíjate que el viaje este de Ulises está, lo hace pero al mismo tiempo hay un punto de partida y un punto de llegada, yo pienso que hoy por hoy no hay realmente dentro de la novela hay es un transito, pienso que aquí importaría más el
viaje mismo. ¿No? Es el concepto de desvirtuar los puntos A y B hay incluso un concepto de potencias lisas… (¿No has oído eso de Delleuze? ¿Mil mesetas?)… La
gente siempre se amarra en ir del punto A al punto B. Hay un espacio eso si tu sales de aquí entonces; por ejemplo, tú viniste de allá y lo que hiciste ahorita tu estas amarrado y eso se llama la potencia estriada que es desplazarse del punto A al punto
B. Hay un punto que se llama el desplazamiento liso que es no saber tú hacia dónde vas verdad es como un viajero.
Fíjate Alejo que la polis en Grecia es lo que aglutina hoy por hoy disgrega entorno al anonimato en la individualidad.
En la página 21 de tu novela hay algo particular cuando el rasta se aísla del
bus y de la gente sumergiéndose y escuchando reggae. Lo que me atrae aquí es la
Página | 64
montonera en el anonimato, porque precisamente la propuesta de Augé no crea
identidad sino que se generaliza un rol. Cuando ingresamos a un centro
comercial somos potenciales compradores, cuando estamos en una avenida
somos transeúntes o pasajeros en un bus. ¿Acá precisamente el rol del
anonimato podría traducirse en desempeñar el rol de pasajeros, de jamos de ser
lo que somos en tanto que estamos en un lugar que no nos identifica?
Es que es un lugar de transito ¿si o no? E igualmente lo que pienso yo lo que tiene la ciudad bueno ya después de haber visto nosotros la clases que tuvimos
nosotros de literatura y ciudad también pero es el concepto de que esta ciudad moderna la ciudad se padece entonces cada quien en su, ese muchacho con su reggae musical ese muchacho lo que está pensando es en su ciudad ¿no? O sea está
padeciendo el tráfico capitalino pero de pronto en ese vudú musical puede estar en San Andrés ¿no? De mente, el cuerpo acá pero la mente está dispersa en otro lado
¿no? Todo eso cada cabeza cada cabeza, esa tontería que dicen pero bueno termina siendo cierto, cada cabeza es un mundo. Fíjate esos mundos que entrarían en esa buseta, el país entero.
Ahora la soledad; yo identifico que las lectura que hace José Miguel
Amézquita las cartas que hace de las carta que le escribe a Gloria Rosemberg,
háblame un poco sobre esto
Lo que pasa es que yo ya casi no me acuerdo mucho ¿qué quieres que te diga de eso?
Es tema específicamente si lo recuerdas porque hiciste esa degradación qué
querías representar porque querías
Pero Alejo uno no es tan claro al momento de escribir o sea yo soy más de la inclinación a que es un estado donde uno camina en claroscuro hacia la sombra más bien que hacia revelación, yo usualmente escribo eso porque me parece… aunque
escritura la padece uno es difícil porque hay que reescribir y hay que elaborar y eso… hay un concepto de que uno realmente esas historias uno no las cuenta para que
haya detrás una teoría porque me parece que sería, en el momento en que eso se utilice para y hay mucha gente que lo hace pero eso se nota y pierde no pierde verosimilitud pero sí pierde vida porque son novelas que entrarían para estudio
universitario ¿no? Novelas de academia.
Una vez yo me encontré un señor y me dijo a mi ―mira yo estoy escribiendo una
novela‖ y le dije ―bueno sí pero escríbela‖ y él ―yo estoy tratando que en la novela se vea la dimensión humana, la dimensión psicológica, la dimensión social…‖ yo pensé a mis adentros ―este señor no va a escribir jamás en la vida porque no puede ser algo
así‖.
Margarite Duras tiene una frase en escribir tiene una frase que me parece a mi
preciosas que dice: ―si uno supiera de qué va escribir no valdría la pena‖ y eso se refiere al hecho de que aunque tú tengas la historia montada en tu cabeza llega un momento que en el acto de la escritura llega una cuestión del inconsciente que se le
escapa a uno y tú a veces miras las frases que escribiste y tú te emocionas aunque eso
Página | 65
vengo de ti porque es como si tu te hubieras descubierto algo y a veces te da la
impresión que es como si alguien te dictara eso al oído ¿no?.
Fíjate que el romanticismo decían que eran los escritores que tenían algo con los
dioses y les dictaban en voz baja algo así, es como un cuento, o sea no estoy diciendo que hoy por hoy hayan dioses ni nada de eso pero sí hay una cuestión del inconsciente que te, que se te escapa. Esa cuestión de ese muchacho me parecía, eso
se me ocurrió y me pareció cheverísimo ver cómo ese muchacho se va degradando destapando como un, o sea como eso muy de nosotros como engrandecer un
personaje y tratando de buscar complacencia y ver que al final que al final no consigue nada y al final incluso sale la vida de la mujer y el muchacho le dice que incluso que se lleva esos escritorzuelos que implica motel en el norte ¿algo así,
verdad?
Como todo también eso que hay detrás de la literatura porque, bueno de la
literatura no, dentro del ambiente que puede rodearla porque hay veces que dicen algunos lo sacan porque este está casado con la mujer de… todos estos que entrarían, o sea al libro no le importa pero detrás de eso hay un mundo ¿no? Y sobre todo hay
un mundo de egos, de gente luchando, de gente echándoles agua sucia a los otros ahí hay un tejido complicado ¿no? Entonces era como eso ¿no? Era una historia triste
pero yo me reía mucho del muchacho ¿no? Se esperanza a las cartas y no aparecen.
Luis sobre el conductor hay un parte que ahorita hablamos de eso pero no
sé… hay un momento en que se describe al conductor rodeado de los ángeles que
está… dice que “el dinero va llegando a él… con destino final hacia el altar de
santos, ángeles y arcángeles que circundan al conductor” ¿Por qué rodear a esa
figura de algo tan angélico?
Porque visualmente existe.
Sí claro, entonces eso obedece a qué a la inclusión de la tradición cristiana
católica
La protección cristiana del yeso ¿no? Más bien ah; pero sí fíjate que el espacio
ese tiene mucho, fíjate que lo que te estoy diciendo mira, eso me lo dices tú. Eso yo no lo sabía. Lo bonito de la escritura es precisamente eso ¿no? Yo escribo unas cosas sin pensar en eso, en la medida que cada persona esta haciendo una lectura diferente
ahí está encontrando cosas nuevas ¿No? Uno nunca se lo había pensado.
Pero el espacio del conductor es un espacio en el que ahí adelante está ―virgen
del Carmen ruega por nosotros‖, está e divino niño, hay mucho de ese cuento con el conductor a través de la protección divina ¿no? Fíjate que la virgen del Carmen creo que son los 16 o 17 de julio eso son unas procesiones de buses y busetas, es una vaina
bien fuerte no es una tradición… puede ser místico-profana pero es una vaina muy arraigada en el pueblo.
Ahora hablemos un poco de las voces. Uno de los primeros temas que quería
trabajar eran las voces en la ciudad, cuando yo leí a Beckett y leí el Innombrable
quedé después de eso la literatura la vi distinta, pues algo amorfo tirado y que
Página | 66
nunca se va callar… y cuando leí Ciudad Baabel me pasó lo mismo pues una
ciudad no se calla porque siempre se está formando, está deformándose y
formándose, justamente por ello y aplicado al bus y las voces ¿podría hablarse
que el bus es un fractal de la ciudad? ¿Que ese mismo caos, lo babélico de la
ciudad está condensado en un bus cómo lo ves tú?
Sí claro. Fíjate que la ciudad siempre está en permanente evolución o está
derrumbándose o está levantándose ¿no? Por ejemplo, está ah no eso no está en Ciudad Baabel, hay un cuentico que yo saqué alguna vez en El Tiempo ah no en El
Espectador que se llama El bazar de las esquinas en el que hay una mujer que pasa y dice ―está ciudad de mierda que siempre está a punto de parecerse a otra‖ refiriéndose a Bogotá. Entonces ese concepto de que siempre está como incompleta ¿verdad? La
están levantando o están destruyendo algo pero siempre está en total y constante evolución y eso dentro del bus y las voces es como lo mismo lo cual implica:
fracturas, desgarramientos y fíjate que es una novela rota ¿no?
Son unas conversaciones sin ningún tipo de continuidad – bueno muy unas pocas hay, el que le ponga un poquito más de atención descubre unas tres, dentro de esas la
carta pero hay otras tres pienso que hay otras más - pero igualmente no te exige eso sino más bien eso de encontrarte todos los días con unas historias nuevas sin ningún
tipo de continuidad
Que a la larga es la ciudad misma
Exacto, que a la larga es la ciudad misma tú te viniste del Transmilenio, bueno
fíjate que Transmilenio siempre me preguntaron que por qué no cogí un Transmilenio y en él me pasó algo que lo trabaje de otra manera; pero cuando a mi me tocó pero
bueno inicialmente fue porque lo de la tarea en la universidad, pero cuando tuve una oportunidad de Transmilenio siempre he dicho que es una terraza andante sobre la ciudad como si tu estuvieses andando en otra ciudad. Porque son calzadas distintas y
específicas para ellos con otra velocidad del resto de la ciudad y es como si la vieras ahí y los decibeles en Transmilenio bajan
Los rumores sí siguen pero son distintos
Sí, sí se oye; pienso que todavía no hay sentido de apropiación, de, de…
¿Aprehensión?
Sí, de aprehensión del tema, pero no sé cómo. Alguien me decía alguna vez cuando vimos el tema de literatura y ciudad que el con metro de Caracas ocurría algo;
decía que la ciudad estaba sucia pero cuando la gente entraba al metro y lo veía limpio no lo ensuciaban. Y es que cuando esos espacios son limpios, a ti te cohíben para tirar basura. Si tú ves un espacio sucio tú ahí tirarías basura pero si el espacio te
está exigiendo no botar basura, no lo haces. Ahí te cohíbes. Entonces Transmilenio me pareció como muy silencioso y todavía, ya oigo un poquito más, pero no es igual
porque no se le puede hablar al conductor fíjate, no pueden comer y no hay música las conversaciones, sí hay conversaciones pero son con decibeles más abajo. En
Página | 67
cambio tú en un bus hermano esa vaina es un circo maravilloso el conductor de este
lado habla con el del otro lado se monta la novia y preguntan por esto y lo otro en fin.
Los grafitis, eso tampoco se ve en Transmilenio… ese respeto que se exige a
la gente en el articulado es el que no se ve. Eso hace parte de la novela. Me gustó
mucho porque se acerca más a una dinámica urbana es decir la entropía de la
cual habla Mónica Montes en la reseña que hace de tu novela.
La inclusión de estos grafitis en el bus y la publicidad devela cómo hay un
adentro y afuera, que siendo una tautología es pertinente aquí, porque esa
entropía que está en el bus al leerla de una manera crítica y concienzuda se
puede ver cómo se diferencia de todo lo que está por fuera. Siendo una ciudad
ambulante se diferencia de lo que está afuera, por ejemplo del ambiente al baño
maría que se describe al interior se pasa a mencionar el negocio más versátil del
mundo que es el de vender paraguas cuando llueve y sombrillas cuando hace sol
¿cómo lograr que se devele esa diferencia entre la persona que sube a un
ambiente distinto y aquel que baja y abandona el bus? Porque esa es la cortina
que me permite a mí decir que cuando subes y entras al bus tú ya no eres tú, eres
un pasajero.
Pues eso es lo que te conté yo ahorita, que es una cosa que yo no soy consciente
de ello, lo que sí sé es que uno entra y pierde… sí es el concepto ese de la… te acuerdas de Soda Estéreo yo quería que la novela se llamara incluso La ciudad de la furia entonces donde nadie sabe de mi y yo soy parte de todo somos una masa ¿no?
Pero la individualidad se pierde pero no soy consciente de cómo hacer que este espacio que entra acá… yo esa respuesta no te la puedo dar porque me parce muy…
sí como… jueputa si hubiera yo craneado eso a la entrada de pronto ni lo hubiera podido lograr hacer ¿no? Eso ya lo estás viendo tú como crítico pero yo no sé, eso sí me da pena contigo pero no te sabría decir eso.
Háblame un poquito sobre el naufragio en tierra firme
El naufragio en tierra firme… El naufragio en tierra firme… (Guarda silencio y
suspira) Ey, vamos navegando en las vías ¿no? El naufragio en tierra firme… sí definitivamente es un viaje ¿no? El naufragio en tierra firme… Ey, este cliente, Alejandro me tiene pero es que… lo que pasa es que debí haber leído antes pero ya no
me acuerdo sí pero… sí me parecía también sacar el tráfico como esos temas bonitos… porque es un viaje pero es trágico pero ponerle también naufragio ¿verdad?
Si llueve en la ciudad y si las calles se llenan de agua y cómo van esas busetas con los motores costándole trabajo tratando de seguir, sí a veces da la impresión de estar navegando en el tráfico ¿no? Con los huecos llenos de agua, es más como una
imagen; de que dicen en un momento dado los alambre de luces, que Bogotá es una ciudad que está amarrada que si cortan la red vial Bogotá vuela algo así… Es más
como imagen ¿sí? De que hoy por hoy pero la navegación es como el tráfico pues ella es más lenta y entonces el tráfico implica eso, es un tráfico más lento. Implica cómo está el pavimento si destruido o no, que cuando llueve eso es un padecimiento es
Página | 68
como si fuera otra manera de locomoción pero lo atiborrado de las calles pero es más
por imagen.
Luis has mencionado alrededor de cinco o seis veces la palabra
padecimiento, padecer la ciudad, padecer la escritura podrías decirme cómo tú
defines esa palabra, como manejas ese padecer. Que me va ser clave para
entender algunas cosas que has dicho.
Padecer la escritura es que no estoy de acuerdo que uno tiene que escribir simplemente por alegría aunque lo esté repitiendo mucha gente ¿no?
Sí, claro
Me parece un oficio donde a uno le cuesta, si hay alegría y de hecho hay algo de gusto al principio ¿verdad? Hay una cierta apetencia a eso pero también hay, y pienso
que yo soy como de la inclinación de que uno tiene que buscar la palabra justa porque eso no es que a mi me pareció divertido escribir eso y ya esto está listo, hay que tratar
de escribir eso sin que se note que hay un trabajo detrás un párrafo que de pronto no te costó cinco minutos sino que es un párrafo que estuviste luchándolo una semana y ahí hay una cierta satisfacción ante las cosas ¿verdad? Porque las cosas fáciles nunca
han valido la pena. Precisamente las cosas son satisfactorias en la medida en que te cuesta.
Y padecer la ciudad siempre quise que la novela tuviera eso, de la novela incluso se le sacaron unos capítulos donde hay un personaje que se sale del anonimato y camina un centro comercial. Pero estos dijeron no vamos a dejarlo en el bus, y yo
siempre dije quiero que el lector padezca lo que es montarse en un bus y me dijeron: ―no vamos abusar mucho de eso y saquémosle unos ciertos capítulos porque de
pronto si se cansan y te dejan el libro en la mitad‖.
Entonces ese es un riego que no quería correr Alfaguara pero sí es el padecimiento ese, por ejemplo tu que me llamaste a las once de la mañana y llegas
aquí a las doce del día; el padecimiento de perder ese tiempo, o sea ahí hay un desmejoramiento de el nivel de vida ¿no? En Bogotá que a veces sales tú de tu trabajo
a las cinco de la tarde y hay gente que está entrando a su casa a las nueve de la noche; entonces ese trayecto metido en ese bus independientemente así sea un no lugar se vuelve un lugar, un espacio privado entre una silla y la otra, con alguien de la ruta
donde se conversa las tres horas antes de llegar a tu casa ¿no?
Donde hay gente que se duerme donde hay gente que conversa con una amiga
del trabajo o con alguien que encontró en una esquina y se va armando una forma de apropiación porque en el momento que yo te estoy contando mi vida intima yo me estoy apropiando o dando forma descontado sin la necesidad de pensarlo ¿no?
Porque so va por el inconsciente de que yo soy o estoy perfectamente en la sala de mi casa entonces es como si tú y yo estuviésemos conversando y hay no tengo que
ver con los otros 50 pares de orejas que pueden estar escuchado eso ¿no? Pero sí hay un padecimiento porque no es un sistema de trasporte organizado, es totalmente
Página | 69
enmarañado, desordenado, caótico. Yo creo que es como una literatura del caos lo
mío ¿verdad? Una escritura del caos.
Lo que está en el bus es un caos
Sí exacto es un bombardeo de imágenes auditivas y visuales ¿no? Es una contaminación visual y auditiva porque están las rancheras a toó timbal están los grafitis esta estos están los otros, hubo mucha gente que… tengo un amigo que no la
acabó de leer porque me dijo que le dio angustia, me pareció chévere eso ¿no? Porque no estamos en ningún tipo de dictadura y al que no le gusta, pues no le gusta. Eso que
me dices de angustia es chévere provocar ese tipo de cosas pero sí es algo que es caótico. Tú sabes como es el desplazamiento y el concepto del tráfico en los países del tercer mundo con muy leves excepciones ¿no? Que podría ser en Colombia como
el metro de Medellín que hay una mejor calidad de vida en el momento ese del transporte porque ya son entonces tres horas que antes tenias perdidas y ahora es
considerar cómo vas a invertir esas mismas tres horas ¿no?
Debo decirte que el final es algo que no me gusta de la novela, y entiendo
que como la ruta del bus, la novela tenía que terminar ¿cierto? Entonces me
parece que de pronto sería bueno conocer los capítulos que dices que se
quitaron. Finalmente, que opinión te merece la literatura contemporánea, qué
estás leyendo de ahora o estás leyendo de antes
¿Espera un momento me dices que lo que no te gustó de la novela fue el final? ¿Por qué no te gustó? ¿Lo del atraco?
Sí, exactamente eso.
En una universidad hubo un muchacho que me dijo que eso le parecía muy de
Hollywood, pero no… si eso pasó acá; después me di cuenta que hay un cuento de un muchacho que se sube en un bus en Brasil con una historia muy parecida a esta. No sé, porque había que ponerle algo porque sino entonces sería divagar, divagar y
divagar sin cuerda. Se necesitaba algo de melodrama porque ahí hay un drama y te ríes también ¿verdad? Dentro de todo el cuento ¿verdad?
Qué estoy leyendo, bueno te voy a decir una cuestión, de los nuevos qué leo… (Piensa, se demora un poco)
Bueno he leído a este muchacho Montoya ―Lejos de Roma‖, leí Andrés Burgos
Mudanza, leí Efraím Medina me gusta mucho Efraím Medina y me gusta más en Cinema Árbol tiene una fuerza… Ese muchacho escribe… Porque él se ha montado
una imagen y a veces se le pasa como la mano, ahora que se hizo la cirugía para sacar para Soho y a veces e mete como en unas discusiones que me parecen a veces sin sentido ¿no? Él es muy ególatra pero me parece bueno a mi me parece muy bueno
Efraím, William Ospina me gustó mucho en las trilogías sobre todo la segunda.
Listo Luis, no era más.
Las expectativas, qué por el piso… Pensabas que te iba a ayudar mucho (Se ríe)
Página | 70
No, de verdad me sirvió mucho porque por ejemplo la palabra padecer no la
había pensado entonces debo pensar más al respecto, y lo que tú dices cómo la
ciudad se padece
Y lo puedes sacar de eso que te dije de Grecia de la polis que era una forma de aglutinar en torno a algo, de ser ciudadano ¿no? En esto es una forma de… en las grandes ciudad en estas ciudades caóticas se padecen y se sufren es como de