Fuera del diccionario • FELIPE GARRIDO A despuntar este siglo atribulado, un empeñoso investi- gador estadounidense, Herbert Eugene Bolton, se lanzó tras las huellas de uno de los mayores colonizadores y conquistadores de la frontera norte de la Nueva España, el sacerdote jesuita Eusebio Francisco Kino. En 1907, sus pesquisas se vieron recompensadas con un hallazgo nota- ble: el extenso manuscrito autobiográfico, largamente per- dido, que conocemos como Favores celestiales. l Treinta años después (Macmillan, Nueva York, 1936), apareció Rim of Christendom, la monumental obra de Bolton sobre el mi- sionero. Puedo dar fe de que durante esos treinta años Bolton trabajó con seriedad, precisión y diligencia ejemplares, en los archivos de ambos lados del Atlántico ya campo travie- sa, sobre las rutas de Kino, porque conozco su obra con cierto detalle. Durante ocho años trabajé en su traducción, yes- pero que aparezca pronto la versión en castellano, Confines de la cristiandad Parecen muchos ocho años para las menos de ochocien- tas páginas del libro, pero debo decir que la mayor parte de ese tiempo se consumió en localizar los escritos de Kino y de sus contemporáneos, aprovechados ampliamente por Bolton y casi siempre compuestos en español. Gracias al auxilio de Gabriel Gómez Padilla, que en aquel tiempo era _ J Con más tiempo que nosotros, Kino lo tituló Favores celestiales de Jesus y de Mana Santísima y del glariosCssimo apóswl de las Yndias San Francisco Xavier l' tado . del , ex )enmen s en las nuevas conquistas y nuevas comverslones nuevo reino de la Nueva Navarra, desra América septentrional yncógniras y Passo por tierra a la California, en 35 grados de altura, con su nuevo mapa cos- mográfico de estas nuevas y dilauulas tierras, que hasra aora havran sUla yncóg- nlras, dedicados a la real magestad de Felipo V, mui católico rey y gran monarca de las Españas y de las Y ndias. jesuita -y a quien debo toda esta aventura, pues fue él quien me invitó a ocuparme de la traducción-, final- mente pude reunir todos los documentos, y hubo muchos pasajes donde pude rectificar y ampliar las citas, tan libres como abundantes, que Bolton utilizó para construir su obra. Estoy seguro de que, de haber vivido entonces, Bolton habría aprobado esos retoques. Incluido el que aquí interesa. Me refiero a una sección titulada en inglés "Quicksilver and Blond Women", que ocupa las páginas 371 a 375 de la edición de 1960 (Russell & Russell, Nueva York) que utilicé para traducir. Contra lo que parecería obvio, no convertí este título en ''Rubias yazogue", sino en "Azogue yhombres blan- cos". Ya veremos el porqué. Bolton cuenta allí cómo Kino, en 1697, durante una entrada que hizo en compañía de los capitanes ri tób I Bernal yJ uan Mateo Manje, encontró en una ranchería de J pimas sobaípuris que él llamó San André ,en la márg n del río Gila, a un indio "todo pintado de embije -escribió Manje-, muy encamado, que parecfa berm tlón o alma- gre finísimo". De inmediato Manje, que tenfa u tudi y había leído a Agrícola, vio en esto un indicio dm u- rio, metal tan raro z como nece ario para l ben fki d la plata. El temor a los apaches disuadió al expedici nari , que eran pocos, de ir adelante en busca d la mina. P n les impidió conocer otra historia que trafan 1 natural vez en cuando llegaban al río Col rad un h mbres lan- cos a caballo. ¡Atención! Según Bolton, Bernal anotó en u diari : 2 Solamente tres minas de azogue explotaban entonce los ni, en Almadén, Huancabclica y Carintia. --- • Al.
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Fuera del diccionario - Revista de la Universidad de …...vez que repitas "Ave, María" recuerda que saludas ala Virgen con las palabras del arcángel ysiente el peso de dos milenios
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Fuera del diccionario•
FELIPE GARRIDO
Adespuntar este siglo atribulado, un empeñoso investi
gadorestadounidense, HerbertEugene Bolton, se lanzó
tras las huellas de uno de los mayores colonizadores
y conquistadores de la frontera norte de la Nueva España,
el sacerdote jesuita Eusebio Francisco Kino. En 1907, sus
pesquisas se vieron recompensadas con un hallazgo nota
ble: el extenso manuscrito autobiográfico, largamente per
dido, que conocemos como Favores celestiales. l Treinta años
después (Macmillan, Nueva York, 1936), apareció Rim ofChristendom, la monumental obra de Bolton sobre el misionero.
Puedo dar fe de que durante esos treinta años Bolton
trabajó con seriedad, precisión ydiligencia ejemplares, en
los archivos de ambos lados del Atlántico ya campo travie
sa, sobre las rutas de Kino, porque conozco su obra con cierto
detalle. Durante ocho años trabajé en su traducción, yes
pero que aparezca pronto la versión en castellano, Confinesde la cristiandad
Parecen muchos ocho años para las menos de ochocien
tas páginas del libro, pero debo decir que la mayor parte de
ese tiempo se consumió en localizar los escritos de Kino y
de sus contemporáneos, aprovechados ampliamente por
Bolton y casi siempre compuestos en español. Gracias al
auxilio de Gabriel Gómez Padilla, que en aquel tiempo era
_ J Con más tiempo que nosotros, Kino lo tituló Favores celestiales deJesus yde Mana Santísima y del glariosCssimo apóswl de las Yndias San FranciscoXavier l' tado . del, ex )enmen s en las nuevas conquistas y nuevas comverslonesnuevo reino de la Nueva Navarra, desra América septentrional yncógniras yPasso por tierra a la California, en 35 grados de altura, con su nuevo mapa cosmográfico de estas nuevas y dilauulas tierras, que hasra aora havran sUla yncógnlras, dedicados a la real magestad de Felipo V, mui católico rey ygran monarcade las Españas y de las Yndias.
jesuita -y a quien debo toda esta aventura, pues fue él
quien me invitó a ocuparme de la traducción-, final
mente pude reunir todos los documentos, y hubo muchos
pasajes donde pude rectificar yampliar las citas, tan libres
como abundantes, que Bolton utilizó paraconstruirsu obra.
Estoy seguro de que, de haber vivido entonces, Bolton habría
aprobado esos retoques. Incluido el que aquí interesa.
Me refiero auna sección titulada en inglés "Quicksilver
and Blond Women", que ocupa las páginas 371 a375 de la
edición de 1960 (Russell & Russell, Nueva York) que utilicé
para traducir. Contra lo que parecería obvio, no convertíeste
cos". Ya veremos el porqué.Bolton cuenta allí cómo Kino, en 1697, durante una
entrada que hizo en compañía de los capitanes ri tób IBernalyJuan Mateo Manje, encontróen una ranchería de J
pimas sobaípuris que él llamó San André ,en la márg n
del río Gila, a un indio "todo pintado de embije -escribió
Manje-, muy encamado, que parecfa berm tlón o alma
gre finísimo". De inmediato Manje, que tenfa u tudi
yhabía leído a Agrícola, vio en esto un indicio d m u
rio, metal tan rarozcomo nece ario para l ben fki d la
plata. El temor a los apaches disuadió al expedici nari ,
que eran pocos, de ir adelante en busca d la mina. P n
les impidió conocerotra historia que trafan 1 natural
vez en cuando llegaban al río Col rad un h mbres lan
cos a caballo. ¡Atención!Según Bolton, Bernal anotó en udiari :
2Solamente tres minas de azogue explotaban entonce los ni,en Almadén, Huancabclica yCarintia.
---• Al.
U NIVERSIDAD DE MÉxICO
:
3 David Elkind, siguiendo a Piaget, sostiene que las palabras, escritas
o habladas, reciben significado del lector o del oyente, "que las interpreta
según su acervo de conocimientos. La riqueza de significado que obtenga
de la lectura dependerá tanto de la calidad del texto como de la amplitud y
profundidad de su entendimiento conceptual. La satisfacción de leer se
deriva, al menos en parte, del grado de conjunción entre el material que
se lee y el nivel conceptual de quien esté leyendo" (David Elkind, CognitiveDeveloprnent and Reading en Claremont Reading Conference, 38th YearBook, Claremont, California, 1974).)uan Luis Hidalgo Guzmán dice, a su
vez, que "la arbitrariedad de las fuentes que le dan sentido al texto no se
explica por los contenidos del mismo, tampoco por su estructura, mucho me
nos se deriva del criterio de pertenencia entre las unidades textuales, sino
fundamentalmente por la situación cultural del lector, misma que se expre
sa en intenciones, búsquedas ysignificaciones peculiares, propias del modo
[en] que vive quien lee" (Leer. Texto yrealidad, Casa de la Cultura del Maes
tro Mexicano, México, 1992, p. 23).
4 Dice Goodman que "la búsqueda de significado es la característica
más importante del proceso de lectura ... El significado es consttuido mien
tras leemos, pero también es reconstruido ... A lo largo de la lectura de un
texto, e incluso luego, el lector está continuamente reevaluando el signifi
cado y reconstruyéndolo en la medida en que obtiene nuevas percepcio
nes". Me parece, empero, que el lector más bienatribuye significado en lugar
de buscarlo (Kenneth S. Goodman, "El proceso de lectura: consideraciones a
través de las lenguas ydel desarrollo", en Emilia Ferreiro yMargarita Gómez
Palacio [compiladoras], Nuevas perspectivas sobre los procesos de lectura y escritura, 8' ed., Siglo XXI, México, 1991, pp. 13-28) .
te, comprender. El problema no es lasustituciónde una letra
o de una palabra por otra. El problema es por qué Bohon
dio por buena esa lectura equivocada; por qué Bolton no
puso en duda una noticia que la falta de otros comentarios
volvía tan extraña.
Resulta que, para bien o para mal, no leemos solamen
te con el diccionario. No es el significado aislado de las pa
labras lo que embaraza o propicia nuestras posibilidades de
comprensión. Es la sociedad de las palabras lo que tiene sen
tido y lo que decide el significadode cada una de ellas. Leemos