HOGAR. Si bien es esencial que los niños se integren e involucren con la decoración y, por supuesto, con los regalos, no se puede olvidar que la esencia de la Navidad no es esa. “Los padres nos hemos encargado de cambiar el sentido de la Navidad, lo hemos reducido a una celebración en la que siempre están presentes los regalos. Sin embargo, lo importante es retomar, desde nuestras creencias, cuál es el verdadero sentido de la época y hacer de ésta un encuentro en unión familiar”, comenta María Isabel Guerrero, sicóloga infantil. La celebración de esta época es uno de los ritos familiares más comunes en nuestra socie- dad. Las rutinas que los confor- man dan a los niños un sentido de identidad, estabilidad y constancia, lo cual es clave en su proceso de crecimiento, pues las tradiciones hacen par- te de la manera como funciona y se relaciona una familia. Los ritos son tradiciones que las familias heredan o crean a partir de sus creencias persona- les. Muchas veces, los padres combinan costumbres aprendi- das en la niñez con tradiciones nuevas. Estos ritos producen recuerdos que los niños conser- varán cuando sean adultos y, de esta manera, se convierten en parte de la personalidad de la familia, pues sirven como fa- cilitadores de los procesos so- ciales y se convierten en teso- ros que no valen dinero. “Por ello, las tradiciones fa- miliares son especialmente im- portantes porque, a través de ellas, los menores encuentran un lugar que les permite perte- necer a la familia y a la socie- dad. Esos pequeños actos que repetimos año tras año tienen mucha trascendencia en el de- sarrollo del niño, ya que con es- tos rituales le transmitimos la cultura, los valores y las nor- mas de la familia. Esa referen- cia es una herramienta para que desarrollen su propia iden- tidad dentro de un grupo so- cial, en un principio su familia y más tarde la sociedad en gene- ral”, dice la sicóloga María Isa- bel Guerrero. Es, precisamente, gracias a las tradiciones familiares que los niños crean la sensación de seguridad, puesto que ellas les permiten sentir que forman parte de algo que viene del pa- sado y que va más allá de lo que pasa en su casa. CREACIÓN NAVIDEÑA En esta época, qué mejor oportunidad para involucrar a los niños con las tradiciones na- videñas que una manualidad que las represente y, además, le permita ejercitar su motrici- dad fina, mejore su concentra- ción y lo entretenga: un pese- bre en plastilina. Para trabajar este material, solo se requieren varias barras de tonalidades distintas, una ta- bla de madeflex de 35x35, pali- llos de dientes, disposición e imaginación. “La idea es que el niño dise- ñe un pesebre a su estilo, le pon- ga su toque y no lo copie de un modelo hecho, para que desa- rrolle su creatividad”, afirma la pedagoga Marta Elena Delga- do, licenciada en preescolar y docente en talleres de plastili- na para niños. Antes de comenzar, explica, es importante que el pequeño se familiarice con el tema y ten- ga la oportunidad de leer histo- rias o relatos acerca de la Navi- dad, el origen del pesebre y su significado. Los padres pueden comentar con el pequeño lo aprendido y, luego, pedirle que pinte sobre el papel su pesebre y materiali- ce su dibujo en plastilina. El primer paso es seleccio- nar un lugar cómodo para que el niño trabaje; un espacio sin alfombra, tapetes ni objetos susceptibles de romperse. Se aconseja que el pequeño vista ropa cómoda, delantal y traba- je sobre una mesa plástica. Él debe tener la libertad de escoger los colores que desea utilizar, el lugar donde ubicará las figuras y los demás elemen- tos de su pesebre. Se debe respe- tar su ritmo de trabajo (la acti- vidad no debe ser estresante). Se aconseja que elabore las cin- co figuras básicas del mismo: la Virgen María, San José, el ni- ño Dios, el buey y el asno. “A partir de formas como bo- las y palos, se hacen otras figu- ras. De esta manera, el peque- ño utiliza los dedos que hacen agarre de pinza y así se favore- ce su estabilización, moviliza- ción y los arcos de movilidad de la mano”, dice Carolina Ló- pez, terapeuta ocupacional. Lo ideal es que moldee prime- ro las figuras de menor grado de dificultad. La humana co- mienza con una bola a la cual se le va dando forma de cono: primero el cuerpo, luego las ex- tremidades, la cabeza y, por úl- timo, los detalles del rostro (ojos, cejas, nariz, boca). La ca- beza y los brazos van unidos al cuerpo con palillos para que les dé soporte. Si él desea crear texturas co- mo pasto, arena, agua o cielo los palillos son igualmente úti- les: con el movimiento de los de- dos índice y pulgar puede dise- ñar superficies específicas. Pa- ra esparcir la plastilina debe usar con fuerza el pulgar. Para conservar las figuras hechas en plastilina se les puede aplicar dos o tres capas de pegante blanco (de una en una, una vez la anterior haya secado). Los ritos y tradiciones celebradas en familia le dan al pequeño un sentido de pertenencia tanto al núcleo familiar como a la sociedad, y le da la posibilidad de construir un pasado y proyectarse en el futuro. La Navidad con un toque más creativo Para involucrar al niño en las tradiciones de esta época, pueden hacer manualidades juntos. Jupiter MÁS QUE REGALOS Diego Caucayo / EL TIEMPO FIN DE SEMANA. 29 y 30 de noviembre de 2008. ABC DEL BEBÉ 19