Alfares y producciones cermicas en la provincia de Jan. Balance
y perspectivas ALFARES Y PRODUCCIONES CERMICAS EN LA PROVINCIA DE
JAN. BALANCE Y PERSPECTIVAS Mara Isabel FERNNDEZ GARCA Universidad
de Granada 1.- Introduccin. La provincia de Jan situada al sur de
la Pennsula Ibrica forman parte de la Comunidad Autnoma Andaluza.
Al norte, linda con la provincia de Ciudad Real y tiene como
frontera el cordn ms abrupto de Sierra Morena; al nordeste limita
con la provincia de Albacete, al oeste enlaza con la provincia de
Crdoba a travs de la Campia y al sur y este con la provincia de
Granada. Desde el punto de vista geogrfico en la provincia de Jan
se pueden distinguir las siguientes unidades: Sierra Morena, al
norte, zona montaosa y abrupta, de maquis y dehesas, que desciende
en un escaln brusco a la depresin del Guadalquivir, en esta zona
las cotas mximas superan ligeramente los mil metros de altitud
mientras que la media ronda en torno a los seiscientos. En el
centro, de nordeste a oeste, la depresin del Guadalquivir con
terrenos suaves, ondulados o alomados, frtiles, que enmarcan un
paisaje tpicamente mediterrneo. Al sur, las cordilleras Bticas,
representadas en Jan por lo que se conoce como Prebtico o Frente
Externo Btico, complejo sistema orogrfico calizo dolomtico que
origina un paisaje accidentado, constituido por numerosas sierras,
montaas y peas, cuyos picos ms altos superan los dos mil metros
(Mgina con 2167 m. y El Cabaas 2028 m.). En conjunto se pueden
independizar dos unidades, una oriental con la Sierra de Cazorla,
Segura y la Sagra y otra meridional con la Sierra de Mgina y
Jabalcuz. Desde el punto de vista geolgico en la provincia se
constatan cuatro grandes unidades: Terrenos Paleozoicos afectados
por la orogenia hercnica, Terrenos de cobertura Mesozoica a los que
nada o apenas influy la orogenia alpina, al contrario de lo que
sucedi con los Terrenos Secundarios y Terciarios y, por ltimo,
Terrenos Terciarios y Cuaternarios postorognicos. Los terrenos
paleozoicos, al norte de la provincia, son parte de la cordillera
hercnica espaola cuyos materiales estn constituidos por sedimentos
detrticos con diversos tipos y grados de metamorfismo y por
materiales de origen gneo. Los terrenos de cobertura mesozoica
constituyen una franja estrecha ubicada por debajo de los terrenos
hercnicos ocupando la mitad norte de la provincia, cuya litologa
est formada por areniscas, arcillas y margas con algn paquete de
calizas. En el resto de la provincia se documentan terrenos
secundarios y terciarios afectados por la orogenia alpina
pertenecientes a la cordillera Btica que en la provincia de Jan
presenta caractersticas de las cadenas orognicas alpinas, la
prefosa constituida por la Depresin del Guadalquivir y unas zonas
externas de la cordillera como las denominadas zona Prebtica y
Subbtica.Actas del Congreso Internacional FIGLINAE BAETICAE.
Talleres alfareros y producciones cermicas en la Btica romana (ss.
II a.C. VII d.C.), Universidad de Cdiz, Noviembre 2003, B.A.R.,
int. ser., 1266, Oxford, 2004, pp. 239-272.
De las partes externas de la cordillera la zona Prebtica, en la
parte ms oriental y representada por la Sierra de Cazorla, es la ms
cercana a la Meseta, por ello la componen materiales de facies
marinas de aguas poco profundas cuyas series muestran edades que
oscilan desde el Tras hasta el Mioceno, con litologas
fundamentalmente carbonatadas con algunos episodios ms detrticos,
margas areniscas, margocalizas, calizas, dolomas, arenas y molasas.
La zona Subbtica se localiza principalmente en la mitad sur de la
provincia con Jabalcuz y Sierra de Alta Coloma, entre otros, como
relieves excavados en estos materiales cuyas series abarcan desde
el Tras hasta el Mioceno con la presencia de caliza, dolomas,
margocalizas, margas y algunas partes detrticas en los tramos
miocnicos. Los materiales pertenecientes a la Depresin del
Guadalquivir, documentados en el centro de la provincia, muestran
una serie mesozoica muy suave y un mioceno inferior de facies
marinas con litologa margosa o detrtica fina, conviviendo con
sedimentos postorognicos cuyos materiales realmente se manifiestan
en toda la provincia con una cronologa que comprende desde el
Mioceno hasta la actualidad (AA.VV. 1987, 8-11). La zona de Andjar,
donde se ubican las figlinae conocidas, forma parte de la unidad
geoestructural denominada Depresin del Guadalquivir, con un dominio
margoso cuyos relieves alomados responden al compromiso entre unos
depsitos terciarios blandos apenas deformados por los ltimos
estertores del plegamiento alpino y el encajamiento no muy intenso
de la red hidrogrfica. Con los ltimos movimientos alpinos, la
Depresin del Guadalquivir se levanta configurando el relieve de
esta unidad geomorfolgica. La erosin elica e hdrica modelan y
realzan nuevos accidentes, originando el paisaje actual con lomas,
depresiones, terrazas y terrenos de campia. En esta Depresin,
constituida por terrenos terciarios y, en menor medida,
cuaternarios, se observa una triple diferenciacin espacial: Campia
Alta, relativamente elevada (400-800 m.), ondulada y en parte
abarrancada, con un sector oriental ms sobresaliente constituido
por la Loma de beda; Campia Baja (200-400 m.), de lomas ms suaves y
donde se empiezan a ver las caractersticas morfolgicas de la Campia
de Crdoba; Vegas, de altitud inferior a 200 m. son en realidad
valles fluviales que salpican toda la Campia, en algunos casos
amplios, como el de Andjar. 2.- Balance historiogrfico. Hasta el
presente el grueso de la investigacin de los centros productores de
cermica romana en la provincia de Jan lo constituye el yacimiento
ubicado en Los Villares de Andjar situado en una zona bien conocida
por los arquelogos debido al hallazgo de restos romanos que deben
identificarse con la ciudad romana de Isturgi. Ms en concreto, los
alfares se extienden sobre varias pequeas parcelas situadas a unos
5 km. al este de Andjar, a 1 km. al oeste de Los Villares, cerca
del segundo meandro del Guadalquivir y del arroyo de Martingordo
(fig. 1). Zona notablemente transformada, en torno a la dcada de
los sesenta del siglo XX por el Instituto de Colonizacin, se la
conoce como zona regable del Rumblar IV; es denominada entre los
colonos como "Los Alcaparrales de Andjar".
239
Mara I. Fernndez Garca
Figura 1.- Situacin y plano del centro de produccin (Sotomayor,
Roca y Fernndez 1999, 20, fig.1; Fernndez 1999, 33, fig. 10).
240
Alfares y producciones cermicas en la provincia de Jan. Balance
y perspectivas Las primeras noticias sobre este asentamiento nos la
proporciona Plinio (N.H.. 3, 3, 10) al que sita circa flumen ipsum
con el cognomen Triumphale, ubicndolo entre los oppida del
conventus Cordubensis. Ms adelante volvemos a tener referencia en
una ley de Sisebuto (Lex Visigoth. XII, 2, 13) en la que obliga a
los patronos judos a liberar a los esclavos cristianos de Sturgi.
Tendremos que esperar al siglo XVII para tener los primeros
indicios de restos arqueolgicos por parte de Terrones (Terrones y
Robres, 1657), quien indicaba la existencia de ruinas de murallas,
torres y edificios que se vean en su tiempo muy extendidos por el
lugar as como restos de piedras labradas, ladrillos, tejas y
guijarros, entre otros. Dos siglos ms tarde Cean Bermdez acerca del
sitio informaba: Las extendidas ruinas de esta ciudad, que existen
en los Villares, estn interrumpidas en gran parte por haberlas
robado el Guadalquivir. Siguen despus hasta el arroyo de Martn
Gordo; mas adelante hasta el de Escobar, subiendo hacia Sierra
Morena. Todo este espacio est lleno de piedras labradas, de tejas y
ladrillos, restos de antiguos edificios. Vuelve la muralla poniente
por entre olivares y encinas, y se encuentran iguales fragmentos,
con otros de sepulcros. En seguida se descubren los de un
acueducto, y de una grande alberca. Aqu pierde su giro la muralla,
y no le vuelve tomar hasta un poco antes de llegar a Martn Gordo...
(Cen Bermdez 1832, 387). Si bien a principios del siglo XX los
restos an eran visibles conforme la centuria avanzaba stos fueron
desapareciendo, quejndose de ello Torres Laguna: Hoy, uno de Julio
de 1953 -como decimos al principio del captulo- hemos recorrido
estos parajes a la salida del sol, acompaados de otras personas
curiosas, entendidas y bien intencionadas y nada de lo dicho por
Terrones se conserva, segn hemos podido comprobar... A pesar de ser
tierras sometidas a un cultivo intensivo y del largo tiempo
transcurrido desde que Terrones Robres las pase, hay restos de
tejas, soleras, ladrillos, mrmoles, etc., ms frecuentes en los
terrenos removidos con ocasin de la construccin de la citada
carretera de Villanueva de la Reina. No hemos podido encontrar
ningn resto de muralla a orillas del ro, aunque s se observan
indicios, en algunos sitios; tambin hemos comprobado las
desviaciones sufridas por el ro en el transcurso del tiempo, hasta
el punto de encontrarse alejado de su primitivo cauce algunas
centenas de metros (Torres Laguna 1954, 60-61). Habran de pasar
unos aos hasta que la investigacin se centrara esta vez en la
actividad econmica que la ciudad tuvo en la antigedad. En este
sentido, las primeras noticias del yacimiento se remontan al ao
1971, cuando Sotomayor lo da a conocer, en el XII Congreso Nacional
de Arqueologa, en base a unos materiales de superficie que haban
sido recogidos por D. Pedro M. Rubio Requena hacia 1960 y que
permanecan inditos. El material presentado por Sotomayor al
congreso estaba constituido por cincuenta fragmentos de moldes, ms
de ciento cincuenta fragmentos de sigillata hispnica decorada,
varias vasijas completas o casi completas as como una veintena de
marcas desconocidas en su totalidad en Hispania pero no en la
Mauritania Tingitana (Sotomayor 1973). Al ao siguiente un grupo de
jvenes de Andjar al recorrer la zona observaron abundantes restos
de cenizas, fragmentos de cermica y fallos de horno, restos cuya
importancia supieron valorar ponindose en contacto con el director
del Museo Arqueolgico de Jan quien, a su vez, llam al profesor
Sotomayor para que acudiera a la zona y realizase una excavacin de
urgencia (Sotomayor 1998). Por tanto 1972 marcara el comienzo de la
investigacin en el complejo alfarero de Los Villares de Andjar,
primero bajo la direccin del profesor Manuel Sotomayor Muro y desde
1979 hasta 1994 bajo la direccin de la Profesora Mercedes Roca
Roumens. Los resultados obtenidos a travs de aos de continuada
investigacin permitieron en septiembre de 1994 el planteamiento de
un nuevo proyecto de investigacin dirigido por la que suscribe y
aprobado en 1995 por la Direccin General de Bienes Culturales de la
Junta de Andaluca bajo el ttulo de Isturgi romana y su territorio:
la produccin de terra sigillata y su difusin, actualmente en curso.
Desde 1972 hasta la actualidad, 2003, se han realizado en el
yacimiento once campaas de excavacin, dos prospecciones
arqueolgicas superficiales, una prospeccin geofsica con georradar y
estamos a la espera de poder realizar la duodcima campaa en otoo de
2003. En la primera campaa de excavacin, del 27 de abril al 6 de
mayo 1972, se realizaron unas catas (cortes 1, 2 y 3 dentro de la
numeracin general de la excavacin) en las que se documentaron
numerosos fragmentos de sigillata hispnica lisa, muchos con fallos
de coccin, vasijas de cermica comn, fragmentos de grandes moldes,
sigillatas hispnicas decoradas, fragmentos de lucernas, fragmentos
de nforas y de dolias, cuarenta y una marcas de alfareros as como
siete marcas de entalles sobre formas lisas de sigillata hispnica
(Sotomayor 1972). El hallazgo de restos de adobes muy quemados,
bloques de escoria y adobes derretidos inducan a pensar en la
presencia relativamente cercana de unos hornos no localizados en
esta intervencin. La informacin suministrada en esta campaa permita
entrever la importancia del yacimiento por lo que ello exiga la
preparacin de un amplio proyecto de investigacin que abarcase toda
su extensin y permitiese un estudio sistemtico de sus vertederos,
de sus hornos y de las dems instalaciones con que un centro de
produccin alfarera de tal categora haba de contar. Esta era la
teora, sin embargo, la prctica demostrara que ello no sera posible
debido a las exiguas subvenciones que entonces se concedan. A esta
dificultad, ms o menos genrica, se aada otra peculiar del
yacimiento: la de hallarse dividido en pequeas parcelas de regado,
pertenecientes a diversos propietarios, que las cultivaban
intensamente, alternando el algodn con el maz o el trigo. En este
sentido, haba que actuar en terreno no adquirido y contando, por
tanto, con el permiso de los propietarios, algunos de los cuales,
por aadidura, no mostraban inclinacin a concederlo. Las cortas
asignaciones econmicas permitan nicamente escoger para cada campaa
una pequea porcin de una parcela e indemnizar por ella al
propietario que aceptase el convenio, con el compromiso de dejar la
zona, tras cada campaa, en el mismo estado en que se hallaba antes
de los trabajos arqueolgicos (Sotomayor 1998, 36-37).
241
Mara I. Fernndez Garca En estas difciles condiciones emprendi el
profesor Sotomayor una segunda campaa, desde el 29 de agosto al 13
de septiembre de 1972, en la que plantea dos nuevos cortes (n 4 y 5
en la numeracin general) al objeto de continuar explorando el
vertedero localizado en la campaa anterior, que proporcionara en
sta gran cantidad de vasijas y fragmentos de sigillata hispnica
(Sotomayor, Prez Casas y Roca Roumens 1976, 113-119). Al ao
siguiente tendra lugar la tercera campaa, desde el 14 de agosto al
1 de septiembre, en la que se efectuaron cuatro cortes (n 6, 7, 8 y
9 en la numeracin general) proporcionando grandes resultados a
nivel de estructuras constitutivas del conjunto alfarero ya que se
exhumaron tres hornos con dimensiones muy semejantes y con la misma
estructura de sustentacin de la parrilla con un slo pilar central.
En esta actuacin se documentaron estructuras correspondientes a
muros de dependencias del alfar, sin la extensin suficiente para su
correcta interpretacin. La exploracin de los vertederos proporcion
nuevas marcas sobre sigillata hispnica lisa, moldes, ejemplares de
sigillata hispnica lisa y decorada, as como numerosas lucernas de
fabricacin local, fragmentos de cermica de paredes finas, cermica
comn romana y cermica ibrica (Sotomayor, Prez Casas y Roca Roumens
1976, 120-147). Durante las tres primeras campaas de excavacin,
realizadas en la parcela 219 c, la cantidad de material cermico
recuperado result abrumadora siendo una parte importante de stos
investigados por M. Roca en su tesis doctoral (Roca Roumens 1976).
Sus observaciones sobre los distintos tipos de pasta y barniz en la
sigillata hispnica de Los Villares de Andjar le permiten
identificar dos tipos muy concretos, con numerosas variantes
intermedias, que se corresponden con los identificados como A y B
por Boube en la Mauritania Tingitana (Boube 1965). La investigacin
arqueolgica durante las campaas cuarta, quinta y sexta se desarroll
en una parcela diferente a la de los aos anteriores, la parcela 219
a, en la que era patente la presencia de abundantes restos de
material cermico. La cuarta campaa tuvo lugar del 16 de agosto al 4
de septiembre de 1974; la quinta del 18 de agosto al 4 de
septiembre de 1975 y la sexta del 9 al 26 de agosto de 1977. En el
ao 1976, la falta de subvencin impidi realizar una campaa de
excavacin como hubiera sido el deseo de sus investigadores. Los
resultados de estos trabajos fueron excelentes tanto a nivel
tipolgico como cronolgico. De los cortes planteados (n 10, 11, 12,
13, 14 y 15 en la numeracin general) el 10, 11 y 12
correspondientes a la campaa de 1974 pusieron de manifiesto que
bajo el estrato ibrico exista otro correspondiente al Bronce final,
horizonte del que se documentaron numerosos fragmentos de cermica a
mano. Pero quizs lo ms significativo, a nivel de sigillata
hispnica, lo obtendran durante la campaa de 1975, concretamente, en
el corte 14 en el que confluan tres cmulos formados sucesivamente y
superpuestos en parte que permita con cierta seguridad establecer
una cronologa relativa de los ejemplares recuperados en el
vertedero explorado. Su estudio (Sotomayor 1977; Fernndez Garca
1988a) permiti establecer una serie de caractersticas en la
produccin decorada de gran importancia para los estudios
posteriores. Haban localizado la primera poca de fabricacin de la
terra sigillata hispnica cuyas caractersticas morfomtricas y
decorativas contrastaban sensiblemente con las otras producciones
posteriores. En lneas generales, a lo largo de estas tres campaas,
se pudo comprobar, en varios cortes que, junto a la produccin de
cermica de paredes finas, lucernas, cermica comn, marcas epigrficas
y anepigrficas en sigillata as como ejemplares de terra sigillata
hispnica lisa y decorada, se haba seguido produciendo cermica
ibrica, de la que se conservaban importantes vertederos con gran
cantidad de material de desecho (Sotomayor, Roca y Sotomayor 1979).
Del 28 de julio al 26 de agosto de 1978 se realiz la sptima campaa
de excavacin que tena un doble objetivo, por una parte, completar
el conocimiento del vertedero explorado en los cortes 12, 14 y 15,
por otra, intentar localizar la zona del alfar destinada a la
produccin de lucernas. El primero fue plenamente cumplido (corte 16
en la numeracin general) verificndose los resultados obtenidos con
anterioridad, sin embargo el segundo obtuvo un resultado desolador
ya que el vertedero haba sido eliminado quedando tan slo algunos
restos dispersos, lo que no impidi que se pudiese establecer una
tipologa de las lucernas fabricadas en Andjar. En algunas de las
pequeas y numerosas catas realizadas para dar con el vertedero de
lucernas, al profundizar ms de lo esperado se documentaron unos
estratos, ricos en material cermico a mano y a torno, claro
testimonio de un asentamiento de poca protohistrica (Sotomayor,
Roca, Sotomayor y Atencia 1981, 309-342). Al ao siguiente, del 9 de
julio al 14 de agosto de 1979, se llevara a cabo la octava campaa
de excavacin en una parcela, la 219 d, que hasta entonces no haba
sido explorada y en la que afloraban restos cermicos. La
investigacin se canaliz en dos zonas diferentes; en una se
realizaron tres cortes (n 17, 18 y 19 en la numeracin general) que
evidenciaron los restos arrasados de un vertedero de terra
sigillata hispnica correspondiente a los tiempos ltimos de
produccin del alfar. Bajo los restos de este vertedero se apreciaba
una interrupcin de la actividad, manifiesta en un amplio nivel de
tierra casi estril y bajo ste aparecieron una serie de muros que
delimitaban el espacio de un almacn, bajo cuya techumbre hundida se
apilaban numerosas vasijas de cermica, muy destruidas en su parte
central pero no as en los laterales. El almacn lo constituan
fundamentalmente ejemplares de cermica comn, aunque tambin
lucernas, vasos de paredes finas, cermica pintada y algunas formas
de terra sigillata hispnica. En este mismo lugar apareci un nfora
en perfecto estado de conservacin, de tipologa difcilmente
catalogable segn sus excavadores. Bajo este almacn, en niveles ms
profundos, afloraron fragmentos de cermica ibrica pintada, de
cermica de barniz rojo, cermica gris-negra y cermica a mano
(Sotomayor, Roca, Sotomayor y Atencia 1981, 343-355; Sotomayor
1998, 4344). En una zona ms al norte de estos cortes se centr
asimismo la investigacin planteando un nuevo corte (n 20 en la
numeracin general) sobre los restos de un vertedero arrasado que
proporcion principalmente moldes y
242
Alfares y producciones cermicas en la provincia de Jan. Balance
y perspectivas fragmentos de terra sigillata hispnica de la ltima
poca productiva. Lo ms significativo lo encontrara bajo los restos
del vertedero ya que documentaron un horno que presentaba el hogar
y la parrilla en buen estado de conservacin (Sotomayor, Roca,
Sotomayor y Atencia 1981, 356-368; Sotomayor 1998, 44). La novena
campaa de excavacin (8 de junio a 4 de julio de 1981) se plante
sobre la parcela 219 a ya que haba proporcionado datos muy
importantes relativos a la primera poca productiva y sobre la que
se haba documentado el vertedero del corte 14 con los tres cmulos
que permitieron una cronologa relativa. En este sentido plantearon
los cortes 21, 22, 23, 24 y 25 con el objetivo de documentar los
vertederos correspondientes a la fase ms antigua en la produccin de
terra sigillata hispnica, meta perfectamente conseguida por sus
investigadores. La labor investigadora de campo se centra en los
cuatro primeros cortes, anulando el corte 25, que tiene
consideracin de cata (Roca Roumens y Sotomayor Muro 1983). Los
resultados obtenidos fueron muy importantes a nivel de cronologa
debido a la presencia en los vertederos de importaciones de terra
sigillata itlica y gala (Roca Roumens 1980). En lo referente a las
producciones de terra sigillata hispnica se pudo constatar la
presencia de algunos ejemplares de la forma, inicialmente
denominada Decorada Hemisfrica en poca tiberiana, con lo que la
cronologa inicial de fabricacin de este tipo cermico se rebajaba
sustancialmente (Fernndez Garca 1984; Fernndez Garca 1986a;
Fernndez Garca 1987a; Fernndez Garca 1987b). De la supuesta zona
por donde se extenda el alfar (en trabajos posteriores se ha
constatado que sta es ms extensa) quedaban an dos parcelas sin
explorar. Por ello en la dcima campaa de excavacin realizada del 31
de mayo al 26 de junio de 1982 se plantearon tres cortes (n 26, 27
y 28 en la numeracin general) en la parcela 219b, a la misma altura
en que se haba excavado en las dos parcelas contiguas. Los restos
del vertedero de terra sigillata hispnica proporcionaron dos fases
bien diferenciadas, en ellas la presencia de sigillatas importadas
contribuyeron a importantes precisiones cronolgicas (Sotomayor,
Roca, Contreras, Moreno y Fernndez 1984; Fernndez Garca 1987 a y b;
Fernndez Garca 1988a) . En 1985 se realiz una prospeccin
arqueolgica superficial (Roca, Nocete, Prez, Lizcano y Zafra 1985),
con lo que la fase de campo quedaba interrumpida si bien se
continuaba con un anlisis minucioso de la produccin. Los
resultados, obtenidos a travs de aos de continuada investigacin
permitieron en Septiembre de 1994 el planteamiento de un nuevo
Proyecto de Investigacin aprobado en 1995 por la Direccin General
de Bienes Culturales de la Junta de Andaluca. Este proyecto
denominado Isturgi romana y su territorio: la produccin de terra
sigillata y su difusin, dirigido por M I. Fernndez Garca y por M.
Joyanes como codirectora, viene a ser la continuacin del emprendido
hace ya ms de un cuarto de siglo por M. Sotomayor y M. Roca. Dado
el conocimiento del centro de produccin de terra sigillata hispnica
de Los Villares de Andjar nos planteamos una serie de interrogantes
que debern dilucidarse a lo largo del desarrollo del citado
proyecto, cuyo principal objetivo, en lneas generales, es un
conocimiento aproximado de las estructuras de produccin de los
talleres de Los Villares de Andjar, especialmente de su primera
fase productiva y su vinculacin a un ncleo urbano. Con ello se
reanudaban los trabajos de campo, aunque no con la intensidad que
deseramos debido a algo ajeno totalmente a nuestra voluntad, como
es el retraso en el ingreso de las subvenciones correspondientes.
La primera actuacin dentro del nuevo Proyecto consisti en una
prospeccin arqueolgica superficial en el yacimiento de Los Villares
de Andjar y su entorno cuyo objetivo principal era la delimitacin
de la posible zona alfarera. Esta se llev a cabo durante los meses
de Julio y Diciembre de 1996. Los resultados no pudieron ser ms
satisfactorios al ampliarse notablemente el conocimiento que se
tena de las estructuras fsicas de produccin, pudiendo estar en
condiciones de delimitar la posible zona de actividad con todo lo
que ello comporta as como la zona de captacin de recursos del
alfar. Del ncleo urbano al que se vincula, Isturgi, detectamos lo
que sera, posiblemente, su recinto perimetral, conservndose 600
metros de la parte inferior del mismo formado por sillares y
mampostera. As mismo hemos documentado una serie de
establecimientos extramuros tipo villae que gravitaran en torno a
Isturgi, algunos de cierta entidad (Fernndez Garca et alii 1997;
Fernndez Garca 1999, 1534). El estado de conocimientos a raz de la
prospeccin aconsejaba como segunda actuacin una excavacin
sistemtica centrada en la parcela 219a (prevista en el Proyecto de
Investigacin) donde se localiza la produccin ms antigua del alfar.
En este sentido, el objetivo principal de esta actividad realizada
en Mayo de 1999, era un conocimiento acerca del funcionamiento de
las estructuras productivas de dicho centro en su primera poca.
Para ello planteamos dos cortes, el 29 y el 30 dentro de la
numeracin general del yacimiento, siendo en el 30 donde localizamos
un vertedero constituido por una serie de unidades estratigrficas
que se corresponden con varias hornadas completas, de las que
nosotros hemos podido excavar dos, habindonos quedado ante la que
posiblemente constituira la tercera hornada (Fernndez Garca et alii
2000, 58-61; Fernndez Garca et alii 2001). Los datos obtenidos en
esta excavacin, en la prospeccin de 1996 y los datos suministrados
por la fotografa area hacan necesaria como tercera actuacin el
planteamiento de una prospeccin geofsica con georradar, que se
realiz los das 29 y 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2000. Los
resultados parecen muy prometedores al detectarse una serie de
anomalas que posiblemente puedan relacionarse con estructuras
constitutivas tanto de los alfares como de la ciudad (Fernndez
Garca et alii 2003). No obstante hemos de ser prudentes y
confirmarlo, mediante los correspondientes sondeos estratigrficos,
por ello la cuarta
243
Mara I. Fernndez Garca actuacin se circunscribir a una excavacin
en distintos puntos de la parcela 219 a, cuya realizacin tenemos
prevista para noviembre de 2003. La actividad desarrollada a lo
largo de ms de un cuarto de siglo ha generado una importante
produccin cientfica (ver apartados II y III bibliografa especfica)
encaminada a conocer las estructuras de produccin y de
comercializacin de los alfares isturgitanos que, poco a poco, van
perfilndose con resultados prometedores, si bien todava queda mucho
por investigar. 3.- Nmina de talleres alfareros. 3.1.- Trmino
municipal: Andjar. 3.1.1.-Yacimiento: Los Villares de Andjar (Aj.).
A: 412.540 y 4.210.155; B: 414.0 y 4.210.130; C: 413.580 y
4.209.310; D: 412.450 y 4.209.680. Situado cerca del segundo
meandro del Guadalquivir entre los arroyos de Martn Gordo y
Escobar. A un kilmetro al oeste de Los Villares y a cinco kilmetros
al este de Andjar se localiza un importante centro de produccin que
estuvo en activo, por lo que sabemos, durante el Alto Imperio. Su
actividad econmica se vinculaba con un ncleo urbano, Isturgi, cuya
localizacin en dicho lugar no ha planteado ningn problema en la
historiografa moderna ya que de l procede la mayor parte de la
documentacin epigrfica en algunos de cuyos epgrafes se alude al
topnimo Isturgi como Municipium o como Res Publica (Gonzlez Romn y
Mangas Manjares 1991; Gonzlez Romn y Stylow 1995). Durante un
tiempo surgi una controversia en torno a la denominacin del lugar
ya que mientras unos lo consideraban como la Isturgi Triumphale
mencionada por Plinio, otros ubicaban aqu, sin motivo aparente, la
ciudad de Iliturgi (Cerro Maquiz, Mengbar). Desde su presentacin a
la comunidad cientfica en 1972 hasta la actualidad se han
desarrollado once campaas de excavaciones sistemticas, dos
prospecciones arqueolgicas superficiales y una prospeccin geofsica
con georradar (ver balance historiogrfico). Independientemente del
ingente material recuperado las distintas actuaciones han puesto de
manifiesto un centro de produccin de gran importancia del que se
han documentado algunos elementos constitutivos de sus estructuras
fsicas de produccin, entendiendo por tales las zonas e
instalaciones donde se desarrolla la actividad alfarera: zona de
captacin de materias primas, zona de tratamiento y almacenaje de la
misma, zona de elaboracin, zona de secado, zona de coccin, zona de
vertido, zona de almacenamiento de los productos cermicos y zona de
hbitat de los componentes del centro (Fernndez Garca 1999, 15-34).
Desde el primer momento se intua la importancia del yacimiento ya
que el volumen de produccin hablaba por si slo de la envergadura
del centro y, evidentemente, de sus estructuras. En este sentido, a
lo largo de las distintas fases de campo se han recuperado parte de
las zonas de coccin, vertido y almacenaje, pudindose vislumbrar
otras. As desde la primera campaa de excavacin la presencia de
adobes muy quemados, bloques de escoria y adobes derretidos en la
parte central del corte 1 hacan pensar en la relativa proximidad de
un horno. En esta campaa (cortes 1, 2 estril y 3 ampliacin del 1)
se evidenci los restos de la zona de vertido con un importante
elenco de marcas de alfareros, entre otros materiales. En el corte
1 a una profundidad de 2, 35 metros les apareci un empedrado rstico
(Sotomayor 1972, 268) a cuyo nivel y un poco ms abajo, en las
partes libres del empedrado, recuperaron cermica (Sotomayor diario
de excavacin). En el corte 3, bajo los restos de adobe y sigillata
del vertedero documentaron una tumba de un muchacho, enterrado all
en poca no posterior a los 100 aos, segn opinin del mdico forense
que examin el esqueleto (Sotomayor 1972, 268). Ms informacin acerca
del enterramiento se extrae del diario de excavacin de Sotomayor
precisando que junto al perfil norte del corte se constataba un
muro y bastantes adobes gruesos cuadrados cados por la zona central
los cuales, una vez quitados, pusieron al descubierto la tumba cuyo
esqueleto, con los brazos cruzados ante la cintura, fue depositado
en una fosa excavada en el mismo vertedero bajo la que aparecieron
vasijas con decoracin burilada. La longitud interna de la sepultura
era de 1,70 m. por una anchura en la parte de la cabeza de 0, 35 m.
y de 0, 25 m. en la zona de los pies. Las tapas que la cerraban
tenan una longitud de 1,77 m., midiendo la que cubra la cabeza 0,70
m. de largo por 0,29 m. de ancho. En la segunda campaa, ante la
imposibilidad de excavar en las otras parcelas, se decide continuar
en la del ao anterior (parcela 219 c) plantendose los cortes 4 y 5,
como ampliacin del 1 y del 3. En la zona de vertido surgen adobes
quemados y otros elementos indicativos de un horno a una relativa
proximidad, hecho que se pudo verificar en la siguiente campaa en
la que se proyectaron cuatro cortes (n 6, 7, 8 y 9) que
proporcionaron importantes estructuras. En este sentido, en el
corte 6 se documentaron restos de construcciones adscritas a tres
momentos distintos. Al primer nivel, bastante destruido y sin
material cermico, se adscriben cinco muros (a y b; d y e
posiblemente relacionados con c). Debajo de la hilada de piedras
del muro c, apareci otro muro (h) con unos 35 cms. de tierra entre
ambos. Al sur del muro h, una vez levantado el c, afloran una serie
de tgulas a doble vertiente pertenecientes a una sepultura sin
fosa, cuyo individuo, depositado en posicin supina con las manos
extendidas hacia abajo, no portaba ajuar. En este segundo nivel
aparece ya material romano, fundamentalmente sigillata hispnica. Al
norte del muro h, en otro nivel, aparece un horno (H1) del que se
conservaba la parrilla, con un dimetro de 1,90 m. y 23 cm. de
espesor (fig. 2, infra), cuyos orificios estaban cuidadosamente
tapados con fragmentos de cermica comn. Sus orificios, de nueve
centmetros de dimetro con una distancia de unos veinte a
veintinueve cms. entre s, se distribuyen en un triple crculo
concntrico del que el externo consta de diecisis, el central de
ocho y el interno de tres, descendiendo stos ltimos diagonalmente y
no en vertical para salvar el obstculo del
244
Alfares y producciones cermicas en la provincia de Jan. Balance
y perspectivas pilar central que sostiene la parrilla. La cmara de
coccin conservaba tan slo el muro circular hasta una altura de unos
65 cms. Es evidente que la realizacin del muro h supuso la
destruccin del horno ya que montaba en parte sobre l. A unos 20
cms. de profundidad con respecto a la parrilla emergen dos muros,
el x y el z, entre los cuales hasta una profundidad de 2,17 m. (no
inferior a la del suelo del hogar) les aparece cermica gris tosca,
cermica gris ms fina y ms bruida y varios fragmentos de ibrica.
Hasta los 2,40 m., profundidad a la que no llegan los muros x y z,
a esa cermica sucede fragmentos de cermica gris y gris-ocre
catalogada como del bronce tardo mezclada con cermica ibrica
(Sotomayor, Prez Casas y Roca Roumens 1976, 120-121 y 127; Diario
de excavacin de Sotomayor). Aproximadamente a unos tres metros y
medio del corte 6 plantearon el corte 7 en una zona donde
superficialmente se observaba una mancha de cenizas y escorias.
Enseguida les apareci un muro y unos centmetros ms abajo lo que, en
un primer momento, les pareci un pavimento de adobes y que, despus,
result ser la pared circular del hogar de un horno (H3). En los
otros dos hornos (H1 y H2) exhumados en esta campaa no pudieron
conocer ni el hogar ni el praefurnium por lo que ste (H-3)
contribuy en cierto modo al conocimiento de la estructura de toda
la serie (fig. 2, supra). La cmara de combustin mostraba un pilar
rectangular de 85 por 55 cms. que serva para sostener la parrilla,
en cuya parte inferior formaba una ligera bovedilla anular segn
pareca desprenderse por la posicin de algunos adobes conservados en
dicho pilar. El arco de acceso al hogar meda 1,10 m. de altura y el
praefurnium posea una anchura de unos 40 50 cms. por lo que la
limpieza se realizara por arrastre desde fuera, ello explicara que
el suelo del hogar mostrara una inclinacin hacia el praefurnium que
supona un desnivel de unos 24 cms. (Sotomayor, Prez Casas y Roca
Roumens 1976, 121-123 y 128). De nuevo una gran extensin de ceniza,
escorias y fallos de horno, esta vez en una zona colindante con la
parcela 219d haba motivado la realizacin de un nuevo corte, el n 8,
donde muy superficialmente les aparecieron unos muros (a y b),
restos de un pavimento formado por piedras y fragmentos de dolias
asociados a cierta cantidad de material cermico. Apoyado en el muro
a y en un nuevo muro ubicado al norte se document un nuevo horno
(H2) del que slo se pudo recuperar una parte ya que al estar en una
zona limtrofe el propietario de la parcela 219d se neg a que se
interviniera en su propiedad. No obstante la parte excavada puso al
descubierto un horno en buen estado de conservacin, prcticamente
ntegro, cuya cmara de coccin conservaba parte de su bveda y de la
que slo la parte superior central estaba hundida. La parrilla
presentaba un dimetro de 2,20 m con una posible distribucin de sus
orificios en tres crculos concntricos, el externo con diecisis, el
central con quince y el interior al menos con tres, ya que slo se
pudo exhumar un poco ms de la mitad de la parrilla. Los orificios
del crculo externo se ejecutaron junto el muro circular que cerraba
la cmara de coccin constituido por adobes con un grosor de 28 a 30
cms. (Sotomayor, Prez Casas y Roca Roumens 1976, 123-127). En el
extremo opuesto al que se haban realizado todos los cortes de la
parcela 219 c se proyect el 9
Figura 2.- Hornos H1 y H3 en Los Villares de Andjar (Sotomayor,
Prez y Roca 1976, 142, fig. 18).
con el objetivo de investigar la procedencia unos fragmentos de
estucos que afloraban en superficie. Una inundacin les impidi
llegar hasta la tierra virgen pero a pesar de ello pudieron
constatar la existencia de cuatro niveles, el primero muy
superficial del que se recuperaron las ltimas hiladas de dos muros
(b y c) que por el material asociado se fech a fines del siglo I o
comienzos del II. En un segundo nivel se documentaron varios
pavimentos constituidos a base de ladrillos y tgulas as como restos
de un opus signinum y un muro (a) roto en una seccin por parte de
los constructores del muro b en la zona que les estorbaba. Este
muro de slida ejecucin estaba decorado con estucos en los que
predominan los grandes campos de color rojo y los amarillos ocres,
tambin se recuperaron fragmentos con lneas oscuras o rojas, otros
con fondo blanco bien con lneas verdes o bien con motivos vegetales
cuyos tallos eran de color bruno y las hojas de tonalidades
amarillo ocre y verde. El muro a se sustentaba en parte sobre otro
muro (d) que, segn sus245
Mara I. Fernndez Garca excavadores, posiblemente formase parte
de una primera fase de las mismas construcciones. Un tercer nivel
inclua una especie de desage o atarjea y dos estructuras murarias
(h y f). El ltimo nivel que no pudo ser completado por la inundacin
puso al menos al descubierto un muro (i) (Sotomayor, Prez Casas y
Roca Roumens 1976, 128-132). Sobre una nueva parcela, la 219 a, se
llevaron a cabo la cuarta, quinta y sexta campaas de excavacin. La
cuarta puso al descubierto una serie de estructuras en los tres
cortes que se proyectaron (Sotomayor, Roca y Sotomayor 1979,
444-461). El corte 10 proporcion tres niveles estructurales. El
primero con una cronologa, segn sus excavadores, de finales del
siglo I caracterizado por un pavimento con canalizacin relacionado
con un muro (a) podra constituir una de las dependencias tpicas del
alfar: secadero, almacn, etc. (Sotomayor, Roca y Sotomayor 1979,
448). Un segundo nivel lo constituy un muro (e) y el tercero tres
estructuras murarias. En el corte 11, tras un nivel de vertedero,
se constataron dos niveles estructurales; el primero, adscrito a
los momentos iniciales de la produccin, conservaba tres muros (a, b
y c) de los cuatro que conformaran la estancia decorada con
estucos, unos de color rojo vinoso con franjas en verde y en blanco
mientras que otros intentaban reproducir, en su sintaxis
compositiva, el mrmol a base de tonalidades de negro con motas
rojas y trazos blancos. El segundo nivel de la habitacin se
caracterizaba por un muro (d) que doblaba en ngulo recto. El corte
12 se plante relativamente cerca de un talud, actualmente
inexistente en la parcela 219 a, donde tras un nivel de vertedero
apareci un muro y un poco ms profundo otra estructura muraria
paralela a la primera. En la quinta campaa se plantearon dos
cortes, en el 13 tras una zona de vertedero se document un nivel de
estructuras constituido por dos muros y otros restos de
dependencias del alfar, en las que el material recuperado se
adscriba a la primera poca productiva. En este corte se constat un
segundo nivel estructural constituido por un empedrado (Sotomayor,
Roca y Sotomayor 1979, 463). En el corte 14 la confluencia de tres
cmulos originados sucesivamente y superpuestos en parte permiti una
secuencia cronolgica del material recuperado y, en cierta manera,
fue el punto de partida para el conocimiento de las distintas fases
productivas del alfar. En la sexta campaa en un intento de
completar la secuencia del vertedero explorado en los cortes 12 y
14 se proyect el corte 15 con buenos resultados a nivel ceramolgico
(Sotomayor, Roca y Sotomayor 1979, 476-484). La sptima campaa se
caracteriz por la continuacin en el corte 16 de la exploracin del
vertedero adscrito a los cortes 12, 14 y 15 as como por unas catas
realizadas en otra parcela, la 219 e2 con el objetivo de intentar
recuperar un posible vertedero de lucernas. Tendramos que esperar a
la octava campaa para obtener de nuevo estructuras, paradjicamente
en la parcela 219 d en la que no se permiti actuar cuando se
document parte de un horno en su zona de linde. Las primeras
estructuras las proporcionaran los cortes 17 y su ampliacin el 19,
donde bajo la zona de vertedero se constat un almacn constituido
por un muro (a), en cuya parte central apareca el hueco de una
puerta dejando el umbral paso a unos 40 cms. a un pavimento de
grandes losas de barro (0,62x0,57x0,55) dispuestas en tres hiladas
longitudinales perteneciente a un ambiente distinto; este muro se
una en ngulo recto a otro (b) de sus mismas caractersticas al que,
a su vez, se adosaba otro muro (c) que constitua la estancia y
serva de delimitador entre sta y otro ambiente que quedaba
prcticamente en los lmites del perfil sur. Junto al muro b aparecen
tgulas e mbrices con una potencia de unos 25 cms. Este nivel de
destruccin que no era muy visible en la zona sur del corte
descansaba sobre un amontonamiento de cermicas contra los muros a,
b y c, bajo ellas apareca un pavimento y tras ste, de nuevo, otro
apilamiento con el material de similares caractersticas separado de
15 a 40 cms. de los muros (Sotomayor, Roca, Sotomayor y Atencia
1981, 343-354). El corte 18 en su extremo suroeste pondra al
descubierto, una vez quitado el nivel de vertedero que lo cubra, un
pavimento de losas de barro (0,24 x 0,24, x 0,35 ) unidas con
mortero pobre y en su extremo nordeste restos de dos muros de
piedras y sillares unidos en ngulo recto (Sotomayor, Roca,
Sotomayor y Atencia 1981, 354-355). Ms al norte de estos cortes se
plante el 20 en cuyo perfil norte se constat un trozo de pared de
adobes perteneciente a un horno con la consiguiente ampliacin de la
zona a excavar hacia el norte y el oeste evidencindose la parte
superior del muro circular de la cmara de coccin . ste era el
cuarto horno recuperado a lo largo de las distintas campaas de
excavacin llevadas a cabo en el yacimiento y con l se ampliaba la
zona de coccin del centro de produccin. Del mismo, con una altura
conservada de 3,98 m., se verific la cmara de coccin, la parrilla y
en lamentable estado de conservacin el praefurnium cuya boca meda
0,80 m. de ancho por 0,62 m. de alto y en donde se apreciaba en la
bveda arcos de adobes de 28 cms. separados por un espacio de 30
cms., siendo imposible saber, dado su deplorable estado, si este
sistema perduraba o por el contrario estaba constituido el hogar
por una bveda compacta, posibilidad que apuntan sus excavadores. La
parrilla con un dimetro de 3,80 m., sostenida por una columna
central con 1,30 m. de dimetro, presentaba cincuenta y cinco
orificios distribuidos irregularmente en varios crculos concntricos
estando los del crculo externo adosados a los muros del
laboratorio. En la pared circular de la cmara de coccin se
apreciaban restos del enlucido que revesta los adobes. El interior
de la cmara de coccin desde su parte superior hasta la parrilla se
emple como vertedero como lo demuestran los cascotes, cenizas,
escorias, etc., documentados en la limpieza del mismo (Sotomayor,
Roca, Sotomayor y Atencia 1981, 356-363). La novena campaa se centr
en la parcela 219 a cuyo objetivo era un conocimiento de la primera
fase productiva, por ello, los cortes se plantearon en la zona de
vertedero con importantes resultados a nivel de cronologa (Roca
Roumens y Sotomayor Muro 1983). La dcima campaa de excavacin se
realiz en la parcela 219 b sobre la que no se haba realizado
ninguna intervencin arqueolgica, los cortes realizados pusieron al
descubierto un importante vertedero
246
Alfares y producciones cermicas en la provincia de Jan. Balance
y perspectivas con dos fases distintas, considerado como uno de los
puntos de partida de posteriores trabajos sobre las estructuras
sociales de produccin (Sotomayor, Roca, Contreras, Moreno y
Fernndez 1984; Fernndez Garca 1987a; Fernndez Garca 1987b; Fernndez
Garca 1988a). En 1985 se realizar una prospeccin arqueolgica
superficial en la Vega del Guadalquivir con el objetivo de valorar
el modelo ocupacional, dando como resultado un gran cambio en el
mismo a partir de la poca altoimperial con una importante
distribucin de establecimientos rurales (Roca, Nocete, Prez,
Lizcano y Zafra 1985, 53). En suma, las intervenciones arqueolgicas
realizadas en el yacimiento pusieron al descubierto la existencia
de un centro de produccin de sigillata de gran envergadura, segn
poda deducirse de los potentes vertederos excavados, los cuales
representaban tan slo una parte de esa produccin. De este
importante complejo alfarero, tambin se documentaron cuatro hornos
destinados a la fabricacin de cermica, uno de ellos en perfecto
estado de conservacin, as como una serie de estructuras que habra
que relacionar con dependencias alfareras. Si bien la fase de campo
termin con la prospeccin de 1985 el estudio del material recuperado
continu durante mucho tiempo, fruto de las investigaciones
efectuadas fue la formulacin de una primera propuesta de evolucin
cronolgica, en lo que a fechas de produccin se refiere,
vislumbrndose la existencia de tres fases bastante bien definidas
correspondientes a poca julio-claudia, flavia y del siglo II
respectivamente, cada una con sus peculiaridades propias (Fernndez
Garca 1987a; Fernndez Garca 1988a; Roca Roumens 1991). Conforme
avanzaba la investigacin se iba corroborando la importancia que
tuvieron los alfares isturgitanos manifiesta tambin en su fuerte
proyeccin tanto hacia el Norte de frica como hacia determinadas
zonas de la Pennsula, especialmente el Valle del Guadalquivir.
Estos resultados, obtenidos a travs de aos de continuada
investigacin permitieron en Septiembre de 1994 el planteamiento del
nuevo Proyecto de Investigacin aprobado en 1995 por la Direccin
General de Bienes Culturales de la Junta de Andaluca. En este
proyecto (Isturgi romana y su territorio: la produccin de terra
sigillata y su difusin) nos planteamos como principal objetivo un
conocimiento aproximado de las estructuras de produccin de los
talleres de Los Villares de Andjar, especialmente de su primera
fase productiva y su vinculacin a un ncleo urbano. Como paso previo
a todo ello realizamos, como primera actuacin dentro del Proyecto,
una prospeccin arqueolgica superficial en el yacimiento de Los
Villares de Andjar y su entorno cuyo objetivo principal era la
delimitacin de la posible zona alfarera. A raz de dicha prospeccin,
realizada en Julio y Diciembre de 1996, el conocimiento que se tena
de las estructuras fsicas de produccin de los alfares de Andjar se
ampli notablemente pudiendo estar en condiciones de delimitar la
posible zona de actividad alfarera a la que habra que aadir un
quinto horno (fig. 1) cortado en parte al realizar la carretera que
une Los Villares con Andjar. Junto a estos cinco hornos,
relativamente prximos entre s, indicbamos la posibilidad de que
existiera otro u otros como permita suponer el hecho de haber
documentado gran cantidad de escoria as como cermicas quemadas en
la zona de linde entre las parcelas 219a y 219 b, con lo que se
ampliara notablemente el rea destinada a la coccin de las distintas
producciones cermicas, desgraciadamente nuestra impresin result ser
cierta. No muy lejos de donde se realizaba la actividad alfarera
constatamos la zona de captacin de recursos del alfar situada en el
Veredn del Pino, fundamentalmente, en torno al arroyo de Martn
Gordo (fig. 1). Dentro de las distintas estructuras fsicas de
produccin considerbamos que posiblemente los talleres de Andjar
contaron en sus proximidades con viviendas destinadas a los
alfareros, en funcin de los estucos recuperados en la tercera
campaa de excavacin cerca de una casa ubicada en la parcela 219 c
(Sotomayor, Prez Casas y Roca Roumens 1976, 130). En la prospeccin
pudimos comprobar que en los trabajos realizados para el
acondicionamiento de un pozo situado delante de dicha casa se
recuper una basa de columna elaborada en aspern rojo. A ello unimos
que en la parcela situada enfrente de aquellas sobre las que se
extiende el alfar y separada de ellas por la carretera que une Los
Villares con Andjar (fig. 1) hemos documentado la presencia
espordica de estuco as como abundante material de construccin,
realmente interesante cara a la reconstruccin de las estructuras
fsicas de produccin del complejo alfarero. Lo ms significativo de
esta prospeccin fue la localizacin del recinto perimetral de la
ciudad de Isturgi, situado en el veredn del Pino (fig. 1),
conservndose 600 metros de lo que sera la parte inferior del mismo
formado por sillares y mampostera. Algunos sillares han sido
reutilizados como parte de las lindes en algunas de las parcelas
situadas paralelas al recinto perimetral pero separadas por la
carretera que une Los Villares con Andjar. As mismo hemos
documentado una serie de establecimientos extramuros tipo villae
que gravitaran en torno a Isturgi (Fernndez Garca et alii 1997). El
estado de conocimientos a raz de la prospeccin aconsejaba una
excavacin sistemtica centrada en la parcela 219a (actuacin prevista
en el Proyecto de Investigacin) donde se localizaba la produccin ms
antigua del alfar. Considerbamos que extendiendo la exploracin al
Norte de los antiguos cortes, siguiendo la direccin de los
vertederos, obtendramos una importante informacin encaminada a
completar y a profundizar en el conocimiento de las estructuras de
produccin de dicho centro. En este sentido, el objetivo principal
de esta actuacin realizada en Mayo de 1999, era un conocimiento
acerca del funcionamiento de las estructuras productivas de dicho
centro en su primera poca. Para ello planteamos dos cortes, el 29 y
30 dentro de la numeracin general del yacimiento, siendo en el 30
donde localizamos un vertedero constituido por una serie de
unidades estratigrficas que se corresponden con varias hornadas
completas, de las que nosotros hemos podido excavar dos, habindonos
quedado ante la que posiblemente
247
Mara I. Fernndez Garca constituira la tercera hornada. Era ste
un vertedero con un importante predominio de terra sigillata
hispnica seguido de cermica comn romana y en muy pequeas
proporciones se ha constatado fragmentos de lucernas, cermica de
paredes finas y cermica ibrica. Adems de estos restos cermicos se
ha detectado, junto a abundante escoria, elementos constitutivos
del horno tales como ladrillos, algunos de ellos con importante
vitrificacin, toberas, ajustadores y elementos de ensamblaje, stos
ltimos con las huellas dactilares de sus realizadores (Fernndez
Garca et alii 2001). Los resultados obtenidos tanto de la
prospeccin arqueolgica superficial como de la excavacin sistemtica
hacan necesario el planteamiento de una prospeccin geofsica puesto
que con la prospeccin de 1996 podamos estar en condiciones de
delimitar la posible zona de actividad alfarera a la que habra que
aadir un quinto horno cortado en parte al realizar la carretera que
une Los Villares con Andjar. Junto a estos cinco hornos,
relativamente prximos entre s, nos plantebamos- como decamos- la
posibilidad de que existiera otro u otros. Desgraciadamente esta
hiptesis se verific ya que unas semanas antes de nuestra llegada a
Los Villares para realizar el sondeo de 1999, el propietario de la
parcela 219b nos informaba que haban saqueado en su propiedad un
horno con el consiguiente material que contena en su interior.
Sobre el terreno pudimos situar aproximadamente la zona donde se
ubicaba debido a que se poda vislumbrar el relleno que haban
realizado los furtivos al cubrir el agujero practicado as como por
los restos, que quedaban esparcidos en las proximidades, de paredes
vitrificadas, ladrillos, escoria y otros elementos constitutivos
del horno. Por otra parte la actividad alfarera se vinculaba a un
ncleo urbano, del que recuperamos parte de su muralla. El anlisis
de la fotografa area de la zona objeto de estudio y la consiguiente
ampliacin de algunas de sus reas nos mostraba unas posibles
estructuras no visibles desde el terreno, de ellas una apareca con
gran entidad extendindose por la parcela lindante con la 219a
existiendo entre ambas un desnivel de varios metros. Dicha
estructura parece cortarse al entrar en la parcela 219a,
posiblemente el citado desnivel unido a que la fotografa area es
anterior al desmonte que el propietario de dicha parcela realiz
para facilitar las tareas agrcolas, y por tanto tendra an ms
desnivel con la parcela colindante, sea la causa de que no se
aprecie la continuidad de esa hipottica estructura en la fotografa,
o simplemente que se corta por otro motivo. Que estbamos ante una
estructura importante nos pareca obvio. Todo ello nos indujo a la
realizacin de una prospeccin geofsica con georradar para la que
contamos con el equipo dirigido por Jaume Claps del Servicio de
Geofsica aplicada del Departamento de Ingeniera del Terreno de la
Universidad Politcnica de Catalua. El georradar determin la
existencia de reflexiones atribuibles a la posible existencia de
elementos naturales y/o antrpicos. El rango de profundidades en el
que se localizan los elementos reflectores, se sita entre el primer
metro y el segundo metro (Fernndez Garca et alii 2003). Actualmente
estamos a la espera de realizar en el mes de noviembre de 2003 la
cuarta fase del proyecto consistente en una campaa de excavacin
centrada en la parcela 219 a para intentar ver a qu responden
determinadas anomalas detectadas en el georradar. Las distintas
actuaciones arqueolgicas efectuadas en el yacimiento, desde 1972
hasta la actualidad, han puesto al descubierto un importante centro
de produccin de terra sigillata hispnica en el que tambin se
fabricaron cermica ibrica, cermica comn romana, cermica de paredes
finas y lucernas. Es imposible hacer un clculo aproximado del
material recuperado baste decir que en la campaa de 1999 en una
pequea cata, debido asimismo a una pequea subvencin, exhumamos ms
de quince mil fragmentos, fundamentalmente de terra sigillata
seguido de cermica comn romana. 3.1.1.1.- La produccin de terra
sigillata hispnica. La produccin de terra sigillata hispnica ha
sido con diferencia la ms exhaustivamente analizada (ver
bibliografa del yacimiento), lo que ha permitido un profundo
conocimiento de la misma, caracterizndose por una diversidad formal
en el repertorio liso as como por una rica sintaxis compositiva en
cuanto a formas decoradas se refiere. Las producciones de terra
sigillata hispnica, tanto lisas como decoradas, tipolgicamente
pueden agruparse en formas del repertorio clsico, formas hispnicas,
formas propias de Andjar y variantes propias de Andjar. I. Formas
lisas. Repertorio clsico (figs. 3 y 4). El repertorio clsico de
formas lisas est representado fundamentalmente en Andjar por las
formas 15/17, 24/25, 27, 35/36, 44, 46 de la tipologa de
Dragendorff as como por la forma 13 de Hermet. La forma 15/17 ha
permitido, hasta el momento, en funcin de las caractersticas que
presenta, el establecimiento de dos grupos. Al primero se adscriben
los ejemplares que, en lneas generales, muestran pared moldurada,
fondo con abultamiento central muy acusado, as como pie, muy
elevado, sobre todo por su parte interna (Roca Roumens 1976, 33).
El segundo est constituido por ejemplares que presentan pared lisa,
muy abierta, fondo plano, poco elevado y pie generalmente de seccin
rectangular (Roca Roumens 1976, 33-34). Las caractersticas de los
ejemplares del grupo segundo se corresponden con las de la forma
15/17 documentada en otros yacimientos peninsulares sin embargo,
las del primero se acercan ms a los productos glicos de poca
claudia y flavia (Roca Roumens 1976, 34; Oswald y Pryce 1966, lms.
XLII, 15-16 y XLIII, 33, 36-38). En funcin de estos dos grupos M.
Roca (Roca Roumens 1976, 34-37) ha establecido una aproximacin
evolutiva para dicha forma que, en los alfares de Andjar, pasara
por un primer momento de fiel imitacin de la forma Drag. 15/17
sudglica para, tras una fase de transicin en la que la pared
adquiere un perfil exvasado, desembocar en la forma 15/17 hispnica.
Desde el punto de vista cronolgico los ejemplares del grupo primero
estn relacionados con producciones galas
248
Alfares y producciones cermicas en la provincia de Jan. Balance
y perspectivas
Figura 3.- Formas lisas. Repertorio clsico (Sotomayor, Roca y
Fernndez 1999, 44, fig. 2).
Figura 4.- Formas lisas. Repertorios clsico e hispnico
(Sotomayor, Roca y Fernndez 1999, 45, fig. 3).
de poca claudia y flavia, imitacin que en la poca flavia pasara
por la fase de transicin en la que se observa una disminucin de los
caracteres prototpicos galos de dicha forma a la vez que cobra
fuerza la Drag. 31 gala cuyas caractersticas influirn en el
desarrollo del grupo segundo de 15/17 hispnica de Andjar, cuya
fabricacin a gran escala puede situarse en un momento avanzado del
siglo I (Roca Roumens 1976, 37; Sotomayor Muro, Roca Roumens y
Fernndez Garca 1999, 24). En general, sobre la forma 15/17 hispnica
de Andjar se han documentado en numerosos ejemplares la presencia
de marcas de alfareros sobre su fondo interno tanto epigrficas como
anepigrficas. La forma 24/25 se caracteriza por una pared interna
en cuarto de crculo alargado, siendo sta muy delgada en algunos
ejemplares. La parte superior del vaso, en la que ni externa ni
internamente se documentan ranuras, muestra un aspecto vertical
mientras que la inferior se presenta oblicua. La separacin entre
ambas se realiza por una moldura, oblicua pendiente hacia abajo,
situada generalmente en el punto medio de la altura del vaso
aunque, a veces, sta se sita un poco por debajo con lo que la zona
superior ocupa ms de la mitad de la altura del vaso. El pie de
seccin ms o menos triangular, es poco elevado y sin molduras en la
parte interna del fondo. Tan slo en algunos ejemplares se ha
observado la
tcnica del burilamiento en la zona superior del vaso. Esta forma
24/25 hispnica de Andjar, de clara derivacin itlica, se fabrica
desde plena poca claudia hasta principios del siglo II, no
documentndose, hasta el momento, marcas de alfarero sobre dicha
forma en nuestros alfares (Roca Roumens 1976, 37-39; Sotomayor
Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 24). Esto no sucede con
la forma 27 ya que junto con la 15/17 es sobre la que ms marcas de
alfarero se han documentado y el hecho de que en ambas formas haya
coincidencia de firmas es indicativo de su posible fabricacin
paralela en el tiempo. Esta forma 27, de clara derivacin itlica,
elaborada generalmente en pequeos vasos carentes de borde
diferenciado presenta una curvatura de los cuartos de crculos poco
marcada, siendo el cuarto de crculo superior menor que el inferior
y un pie, elevado, de seccin ms o menos triangular. Estas
caractersticas, por otra parte, son casi generales a las otras
formas 27 documentadas en los yacimientos peninsulares de las que
prcticamente se diferencian tan slo por la presencia de borde, a
veces muy marcado, sobre todo en vasos procedentes de la zona norte
peninsular (Roca Roumens 1976, 39-40; Roca Roumens 1978, 289;
Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 25).
249
Mara I. Fernndez Garca Relacionados con la forma 27 se han
documentado un posible segundo grupo, vinculado a la primera fase
productiva, constituido por vasos cuyo cuarto de crculo superior es
sensiblemente menor que el inferior, llegando en algn caso a
convertirse ste en un simple reborde (Roca Roumens 1980, 251 y 260;
Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 25). En un
momento avanzado del comienzo de la fabricacin de las formas lisas,
en la segunda fase productiva, se elabora en los alfares la forma
35/36 con el borde sin las tpicas hojas de barbotina, el cuarto de
crculo de la pared un poco alargado y el pie, elevado, de seccin
triangular (Roca Roumens 1976, 41-42; Sotomayor Muro, Roca Roumens
y Fernndez Garca 1999, 25). Relacionado con dicha forma se han
constatado algunos ejemplares en los que el punto de unin de la
pared con el fondo, que es plano, forma un ngulo de arista viva
apreciable en la parte externa mientras que en el interior se
muestra notablemente redondeado (Roca Roumens 1980, 255 y 264-265).
La forma 44, poco representada en nuestros alfares, muestra el
perfil de la pared ligeramente abombado, el baquetn de la panza
oblicuo hacia abajo y el pie de seccin triangular. En algunos vasos
se documenta la tcnica del burilamiento decorando la zona
comprendida entre el borde y el baquetn central. A pesar de su
posible "parecido" con la forma 24/25 no existe, hasta el momento,
ningn elemento que permita considerar la posibilidad de que la
forma 44 proceda de una evolucin de dicha forma 24/25 (Roca Roumens
1976, 4243; Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999,
25). La forma 46 est muy poco representada en Andjar documentndose,
hasta ahora, al igual que la forma 44 en las capas superiores de
los vertederos que se corresponden con los ltimos aos de la vida
activa de estos alfares. Esta forma 46 se caracteriza por un borde
plano, ligeramente inclinado hacia abajo en algunos ejemplares,
pared troncocnica y pie, elevado, de seccin triangular (Roca
Roumens 1976, 43-45; Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca
1999, 25). Los alfareros que fabricaron esta forma dejaron
constancia de su trabajo mediante la firma en el fondo interno de
los vasos con las llamadas marcas de entalle (Sotomayor 1988,
259-261). La forma 13, documentada en Andjar tanto en su versin
lisa como decorada, se caracteriza por borde exvasado, cuello corto
y estrecho, cuerpo circular aplanado y ausencia de asas. Existe una
variedad dentro de este grupo constituida por la presencia de asas,
con acanaladura longitudinal externa poco marcada y cuyo cuerpo,
conservado en una mnima parte, pudiera ser quiz igualmente circular
aplanado. Esta forma 13 posiblemente se fabricase a lo largo de la
vida activa del alfar (Roca Roumens 1976, 45-46; Sotomayor Muro,
Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 24). Del repertorio tradicional
tambin se ha documentado un vaso de forma 37 (Roca Roumens 1976,
42; Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 25), otro
relacionada con la forma Ludowici Tb (Roca Roumens 1980, 264;
Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 25), uno de la
forma Ritt. 8 (Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999,
24) una posible variante de la forma Ritt. 12 (Roca Roumens 1976,
81), asas decoradas adscritas a la forma Drag. 39 (Fernndez Garca,
1998 a, 73), as como algunos ejemplares que pueden considerarse
como una variante de la forma Drag. 30. Estos ltimos de borde
generalmente poco diferenciado y paredes abiertas, en algunos casos
cncavas, pueden mostrar una superficie exterior bien lisa,
moldurada o decorada con la tcnica de la barbotina (Roca Roumens
1976, 50-51; Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999,
25) II. Formas lisas. Repertorio hispnico (figs. 4 y 5). El
repertorio hispnico, creacin personal y peculiar de los talleres
hispnicos, est constituido por las formas hispnicas 2, 4, 7, 16,
19, 57, 59 y 69 presentes, asimismo, en otros yacimientos
peninsulares (Mezquiriz 1961). La forma 2 comienza su fabricacin en
un momento muy temprano perdurando hasta prcticamente la extincin
del centro de produccin, presenta borde vuelto, cuerpo globular y
fondo plano o casi plano con pequea acanaladura.
Figura 5.- Formas lisas. Repertorio hispnico (Sotomayor, Roca y
Fernndez 1999, 46, fig. 4).
250
Alfares y producciones cermicas en la provincia de Jan. Balance
y perspectivas Aproximadamente en la mitad de la superficie externa
se constata una decoracin con la tcnica del burilamiento (Roca
Roumens 1976, 46-47; Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca
1999, 25). La forma 4, fabricada a lo largo de la vida activa del
alfar, presenta un borde plano horizontal decorado con la tcnica
del burilamiento, pared en cuarto de crculo y pie, elevado, de
seccin triangular (Roca Roumens 1976, 47-49; Sotomayor Muro, Roca
Roumens y Fernndez Garca 1999, 26). Una variante de esta forma que
quiz, en un futuro pueda formar un segundo grupo, es el
caracterizado por la pared en cuarto de crculo con el borde plano
inclinado en el que la decoracin con la tcnica del burilamiento se
ha sustituido por dos finas acanaladuras paralelas (Roca Roumens
1976, 82, lm. 33). De la forma 7 o tapadera, producida tambin a lo
largo de la vida productiva de los alfares, se pueden distinguir,
hasta el presente, dos variantes en funcin de que presenten un
borde levantado o un borde no diferenciado (Roca Roumens 1976, 49;
Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 26). La forma
16, asociada en las capas superiores de los vertederos a las formas
44 y 46, se caracteriza por una pared curva, pie poco elevado, de
seccin circular y asas de doble lazo generalmente de seccin
rectangular. En los distintos ejemplares recuperados de esta forma
se observa, hasta el presente, cuatro tipos de borde: inclinado
hacia dentro, sealado slo exteriormente por una ranura, engrosado
algo saliente e inclinado levemente hacia afuera y, por ltimo, una
especie de baquetn cncavo en el interior pero que en el exterior
muestra una seccin en cuarto de crculo (Roca Roumens 1976, 80-81;
Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 26). La forma
19 se caracteriza por un borde horizontal saliente con asa adosada
horizontalmente, pared curva y decoracin con la tcnica del
burilamiento en la parte inferior del cuerpo (Roca Roumens 1976,
85-86). Hallada esta forma en niveles de la primera mitad del siglo
II tiene un origen ms antiguo, posiblemente Claudio-Domiciano, como
lo demuestra el hallazgo de ejemplares relacionados con esta forma
19 pero carentes de la decoracin burilada (Roca Roumens 1980, 264;
Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 26). La forma
57, posiblemente fabricada en estos talleres antes de fines del
siglo I o comienzos del II, muestra un perfil carenado y dos asas
verticales que arrancan de la parte superior (Roca Roumens 1976,
81-82; Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 26). La
forma 59 presenta borde exvasado, cuello corto y ancho, cuerpo ms o
menos achatado, fondo plano y asas verticales bien con acanaladura
longitudinal o bien lisa. Forma fabricada ya posiblemente en poca
neroniana continua elaborndose durante bastante tiempo (Roca
Roumens 1976, 86-87; Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca
1999, 26). La forma 69, fabricada en un momento muy avanzado de la
actividad de los talleres de Andjar, muestra una pared oblicua, un
fondo plano, a veces levemente cncavo y en la unin de la
pared/fondo se forma interna y externamente bien un ngulo de arista
viva o bien un ngulo redondeado. El pie, en el ejemplar que lo
conserva, es muy bajo, ancho y entrante (Roca Roumens 1976, 83-84;
Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 26). En un
momento muy tardo, casi de extincin del alfar se han hallado
ejemplares de la forma 21 o jarro de un asa con boca trilobulada
(Roca Roumens 1976, 49-50). III. Formas decoradas. Repertorio
clsico (figs. 6 y 7). Un alto grado de ejecucin caracteriza a
muchos ejemplares decorados de Los Villares de Andjar, produccin
con un repertorio de motivos decorativos amplio y variado cuya
combinacin origina unas composiciones en las que la mayor o menor
creatividad del alfarero se hace patente permitiendo obtener una
idea acerca de sus preferencias y creatividad (composiciones, temas
motivos) e incluso de su riqueza o pobreza decorativa (empleo de
poco o muchos punzones, etc) (Fernndez Garca 1986b; 1988a; 1989-90;
1990;1991-92; 1992-93; 1998a, 81-92). Dichas composiciones en los
productos isturgitanos se constatan sobre vasos del repertorio
clsico, hispnico as como en las formas propias de Andjar. El
repertorio clsico se halla representado por las formas Drag. 29,
30, 37 as como por la Hermet 13. La forma 29 muestra, hasta el
momento, dos variantes. Un primer grupo, vinculado a modelos
itlicos, caracterizado por ejemplares con borde vertical y carena
redondeada con una sintaxis decorativa caracterizada por la
ausencia de la alineacin de perlitas a ambos lados del baquetn/es
que separa las dos zonas decorativas cuyas composiciones metopadas,
alternantes y continuas estn constituidas bien por diversos motivos
decorativos o bien por algunos temas (cruciforme, arquera, festn
directo y festn invertido) (Roca Roumens 1978, 289-292; Fernndez
Garca 1988a, 7073 y 87-92; Fernndez Garca 1998a, 70; Sotomayor
Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 26). El segundo grupo de
forma 29 decorada, ms vinculado a modelos galos, muestra un borde
exvasado, la parte superior del cuerpo recta y la carena muy
marcada. Las decoraciones, hasta el presente, son composiciones
metopadas sobre las que se articulan bien temas (guirnalda y festn
invertido) o bien la combinacin de motivos de una misma o de
distinta categora (Fernndez Garca 1988a, 74-76 y 93-97; Fernndez
Garca 1998a, 72; Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca
1999, 26). Junto a esta serie de vasos en los que se conserva borde
y carena se han recuperado un gran nmero que tienen borde pero no
carena y viceversa, sobre los que se observan
251
Mara I. Fernndez Garca
Figura 6.- Formas decoradas. Repertorio clsico (Sotomayor, Roca
y Fernndez 1999, 49 y 51, figs. 7 y 8).
composiciones metopadas, continuas y alternantes constituidas
tanto por diversos motivos decorativos como por temas -cruciforme,
guirnalda, festn y arquera- (Fernndez Garca 1988a, 76-86 y
98-103;1998a, 72). Los ejemplares que han permitido
puntualizaciones cronolgicas sitan la fabricacin de la forma 29
decorada en Andjar fundamentalmente en poca claudia con perduracin
hasta un momento flavio (Fernndez Garca 1988a, 72-73, 75, 78-80 y
82-84;1998a, 72). La forma 30 recuperada en proporcin muy escasa,
derivada de la Drag. 30 sudglica, presenta borde exvasado y pared
ms o menos vertical. Sobre esta forma se desarrollan composiciones
metopadas, continuas y alternantes constituidas por diversos
motivos decorativos o por temas de arquera. Los ejemplares
recuperados se fabricaron fundamentalmente en poca claudia con
alguna intrusin en poca flavia (Fernndez Garca 1988a,
104-113;1998a, 72) si bien pudiera prolongarse su produccin a lo
largo de la segunda mitad del siglo I (Sotomayor Muro, Roca Roumens
y Fernndez Garca 1999, 27). La forma 37 muy frecuente en la
produccin hispnica en general, se documenta en Andjar en un elevado
nmero de ejemplares, fabricados fundamentalmente en poca flavia con
perduracin a lo largo de la vida productiva del alfar. Los vasos se
caracterizan por un labio fino, una pared curva con tendencia
ligeramente entrante en algunos casos y un pie252
Figura 7.- Formas decoradas. Repertorios clsico e hispnico
(Sotomayor, Roca y Fernndez 1999, 50 y 51, figs. 8 y 9).
bajo. La superficie decorada est constituida por composiciones
metopadas, alternantes y continuas formadas bien por motivos
decorativos bien por temas -guirnalda, arquera, cruciforme y festn-
(Fernndez Garca 1988a, 114124; Fernndez Garca 1998a, 72; Sotomayor
Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 27). Un segundo grupo de
la forma 37 es el representado por aquellos ejemplares que muestran
el borde almendrado con decoraciones a base de composiciones
metopadas y alternantes constituidas tanto por motivos decorativos
como por temas (cruciforme) (Fernndez Garca 1988a, 124-127 y
145-149; 1998a, 72). Respecto a otras formas del repertorio
tradicional en Andjar slo se han hallado un fragmento de molde
adscribible a la forma Hermet 13 (Roca Roumens 1976, 60-61) as como
un mango de cazo en cuya asa plana se disponen motivos de figuras
humanas (Fernndez Garca 1988a, 184-185; 1998a, 73). IV. Formas
decoradas. Repertorio hispnico (fig. 7). De las pocas formas
recuperadas del repertorio hispnico todas, salvo una, se adscriben
a la forma 40. La forma 40, cuya fabricacin se sita
fundamentalmente en poca claudia con perduracin en un momento
flavio, se caracteriza por un
Alfares y producciones cermicas en la provincia de Jan. Balance
y perspectivas borde plano, generalmente moldurado, con piquera y
asas horizontales en forma de lazo. Su decoracin a base de
composiciones metopadas, alternantes y continuas estn constituidas
tanto por motivos decorativos como por temas (guirnalda, arquera y
festn) (Fernndez Garca 1988a, 175183; Fernndez Garca 1998a, 76;
Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 27).
Relacionada con dificultad a la forma 41 debido a su exigidad se ha
recuperado un ejemplar, posiblemente fabricado en el tercer cuarto
del siglo I, que presenta un amplio borde vuelto hacia el interior
y una pared curva cuya parte decorada conservada muestra una
composicin metopada (Roca Roumens 1978, 252-253). V. Formas propias
de Andjar (figs. 8, 9 y 10). Englobamos como formas propias
aquellas especialmente caractersticas de la produccin de Andjar.
Ciertamente algunas de ellas presentan rasgos morfolgicos prximos a
los de formas ya documentadas en el repertorio hispnico, pero las
peculiaridades que ofrecen no slo a nivel tipolgico y decorativo,
sino en el plano cronolgico, justifican su neta distincin de
aquellas (Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 27).
La nomenclatura elegida para las mismas toma como denominacin las
siglas con que se ha designado al yacimiento desde el principio de
las actividades de campo.
Figura 9.- Formas propias de Andjar (Sotomayor, Roca y Fernndez
1999, 48, fig. 6; Fernndez 1998a, 66 y 71, figs. 6 y 8).
Al ser un yacimiento del que an queda mucho por investigar se ha
elegido tras las siglas un dgito de manera que comporte una
numeracin abierta al objeto de incorporar los nuevos ejemplares que
las futuras campaas de excavacin puedan depararnos. Esta nueva
clasificacin tuvo su origen en una Mesa Redonda, celebrada en
Andjar en noviembre de 1997, en la que se actualizaron los estudios
sobre terra sigillata hispnica a todos los niveles (Roca Roumens y
Fernndez Garca 1999). Bajo la denominacin de forma Aj. 1 englobamos
las denominadas, con anterioridad, formas Decoradas Hemisfricas. La
forma Aj. 1, se caracteriza por presentar un labio sencillo con un
dimetro de boca que oscila entre 11 y 15 cm. con un predominio en
torno a los 14 cm. seguido de los de 12 cm., un pie bajo con un
dimetro que oscila entre 4,5 y 6 cm. y un perfil que muestra una
seccin en cuarto de crculo (Fernndez Garca 1984; 1986a; 1988a,
29-31 y 6469). Su decoracin metopada, alternante y continua a base
de motivos decorativos o de temas -guirnalda, festn y cruciforme-
se distribuye generalmente en una sola zona decorativa aunque en
algunos ejemplares se observa en dos zonas. Estos vasos se
documentan fundamentalmente en niveles de poca claudia, si bien
parecen haber comenzado su fabricacin en un momento del reinado de
Tiberio, perdurando muy pocos ejemplares hasta poca flavia
(Fernndez Garca 1984; 1985; 1986a, 165; 1987a, 484-485; 1988a,
31-42 y 52-57; 1989-90; 1990; 1998a, 76-78).253
Figura 8.- Formas propias de Andjar (Sotomayor, Roca y Fernndez
1999, 47, fig. 5).
Mara I. Fernndez Garca Esta forma muestra un segundo grupo o
variante que debe relacionarse con el inicio de una evolucin de las
mismas hacia posiblemente otras formas de mayor tamao que, por su
nmero y peculiaridad, podrn constituirse como un grupo especfico de
formas propias de Andjar (Aj. 14). Este segundo grupo de las Aj. 1,
fabricadas fundamentalmente en poca claudia con perduracin en un
momento flavio, lo constituyen aquellos vasos que an teniendo un
labio sencillo y un perfil con seccin en cuarto de esfera, sin
embargo, por su aspecto general no pueden incluirse dentro del
primer grupo. Su decoracin, generalmente dispuesta en dos zonas
decorativas, est constituida por composiciones metopadas, continuas
y alternantes a base tanto de motivos como de temas -guirnalda,
cruciforme y festn- (Fernndez Garca 1987a; 1987b; 1988a, 42-47 y
58-63; 1998a, 78). La forma Aj. 2 la constituyen tres ejemplares
caracterizados por borde vuelto, pared en cuarto de crculo y
soporte macizo de aspecto cilndrico, del que se desconoce su altura
as como el perfil del pie. Esta forma, elaborada a partir de
mediados del siglo I, tiene una decoracin a base de gotas de
barbotina amarilla en el labio y en el fondo interno (Roca Roumens
1976, 89-90; Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999,
27). La forma Aj. 3 est constituida por ejemplares incompletos,
adscritos a la primera poca productiva, que muestran un perfil
acampanado y cuyo borde de perfil triangular presenta tres
variantes: 1) con borde muy oblicuo y con el labio en su parte
interna con una concavidad muy marcada; 2) borde exvasado
presentando en su interior un perfil ligeramente convexo y el labio
en su interior indicado por una ranura y 3) borde exvasado con
perfil de aspecto convexo en el interior y labio internamente
saalado por una fina acanaladura (Roca Roumens 1991-92; Sotomayor
Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 27-28). El estado
fragmentario de los ejemplares recuperados no permite precisar si
todos llevaran decoracin o alguna tcnica decorativa. La forma Aj. 4
se caracteriza por su perfil acampanado en el que el borde est
sealado por unas ranuras, apenas perceptibles, tanto interna como
externamente. Aunque cronolgicamente aparece en niveles de mediados
del siglo I (Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999,
28) conviene tener presente, dada su escasa representacin, que la
Aj. 4 recuerda a formas itlicas de poca de Tiberio y de principios
de Claudio (Roca Roumens 1980, 249). Bajo la denominacin de forma
Aj. 5 se engloban una serie de vasos que quiz puedan relacionarse
con la forma XLII de Marabini de poca de Tiberio (Marabini 1973, n
339, 181182). Se trata, en general, de vasos con decoracin de hojas
de agua, realizada con la tcnica de la barbotina, que muestran una
pared fina vertical o casi vertical y con borde de seccin circular
o simplemente formado por el engrosamiento de la pared. En los
ejemplares que se conservan casi completos se observa en el punto
de unin pared/fondo una carena poco marcada, una base plana con una
ligera concavidad insinuada en el centro as como dos asas
verticales con acanaladura en sentido longitudinal (Roca
Figura 10.- Formas propias de Andjar (Sotomayor, Roca y Fernndez
1999, 49 y 50, figs. 7, 8).
Roumens 1980, 260; Fernndez Garca 1998a, 63; Sotomayor Muro,
Roca Roumens y Fernndez Garca 1999 28). La forma Aj. 6 est
constituida por una serie de vasos relacionados con la forma XLVI
de Marabini de poca claudia (Marabini 1973, n 372-375, 193). Se
trata de orzas, de paredes muy finas, de aspecto ovoide con el
borde vuelto o bien formado por el engrosamiento de la pared dando
lugar al labio. Parece que esta forma se fabrica desde la primera
fase productiva, si bien aquellos ejemplares que presentan el borde
vuelto podran adscribirse a mediados del siglo I, utilizando en
todos los ejemplares la tcnica de la barbotina como recurso
decorativo (Roca Roumens 1980, 261; Fernndez Garca 1998a, 63;
Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 28). La forma
Aj. 7 recuerda en cierto aspecto a la forma LXI de Marabini de poca
Tiberio-Claudia (Marabini 1973, n 359, 182). Se trata, en general,
de vasos con borde de seccin circular, a veces moldurado, pared
vertical o casi vertical y en el punto de unin pared/fondo se
observa bien una carena redondeada o bien un ngulo de arista viva.
Con una cronologa de poca claudia, algunos de los ejemplares
recuperados muestran una decoracin a base de la tcnica de la
barbotina (Roca Roumens 1980, 249 y 255; Fernndez Garca 1998a, 63;
Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 28).
254
Alfares y producciones cermicas en la provincia de Jan. Balance
y perspectivas La forma Aj. 8 de difcil caracterizacin dado lo
conservado del nico ejemplar recuperado hasta el presente. Por una
parte, puede tratarse de un pie en cuyo caso quizs podamos
relacionarlo con los soportes cilndricos de la forma Aj. 2 mientras
que, por otra, no puede descartarse que se trate de una copa.
Cronolgicamente se ubica en niveles de la segunda mitad del siglo I
(Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 29). La forma
Aj. 9 muestra el borde exvasado, la pared abierta, el punto de unin
pared/fondo marcado por una carena y el pie de seccin triangular.
La tcnica de la barbotina se ha utilizado como decoracin a base de
pequeos crculos o anillos en estos vasos adscribibles a poca flavia
(Roca Roumens 1980, 257; Fernndez Garca 1998a, 68; Sotomayor Muro,
Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 29). En la Mesa Redonda
celebrada en 1997 en Andjar, a la que antes aludamos, establecimos
nueve formas propias de Andjar. La posterior actividad de campo y
una nueva revisin de materiales nos ha llevado con las debidas
reservas, dado el nmero y/o peculiaridad, establecer
provisionalmente nuevas formas propias de Andjar a las que les
damos una numeracin lgicamente correlativa. La forma Aj. 10,
posiblemente fabricada a fines del siglo I o principios del II,
muestra una pared recta, levemente abierta, con una carena marcada
por un ngulo de arista viva y asa conservada de seccin rectangular.
Esta forma, que emplea como recurso decorativo la tcnica de la
barbotina mediante lneas oblicuas paralelas, tiene paralelos en
vasos de pequeo tamao elaborados en cermica comn en los alfares de
Andjar que imitan ejemplares de paredes finas asiduos a lo largo
del siglo I, con especial concentracin en poca preflavia y flavia
(Roca Roumens 1976, 87; Fernndez Garca 1998a, 63). La forma Aj. 11
asociada a niveles de poca fundamentalmente claudia, incluye
ejemplares de borde ancho liso con labio de seccin circular y pared
hemisfrica. La tcnica de la barbotina se ha empleado como recurso
decorativo a base de grupos de crculos concntricos (Roca Roumens
1980, 249; Fernndez Garca 1998a, 67). La forma Aj. 12 elaborada en
poca fundamentalmente claudia, presenta un borde plano ligeramente
cado con ranura en el extremo interno, una pared oblicua, un punto
de unin pared/fondo formando externamente un ngulo de arista viva e
internamente un ngulo redondeado (Roca Roumens 1980, 251-252;
Fernndez Garca 1998a, 67). La forma Aj. 13, adscrita a tiempos
Neronianos-Flavios, presenta un borde plano oblicuo hacia el
interior as como un fino resalte externo en el punto de unin
pared/fondo formando un ngulo de arista viva (Roca Roumens 1980,
257; Fernndez Garca 1998a, 68). La forma Aj. 14 recuerda a la forma
28 del yacimiento centro glico de Lezoux caracterizada por
presentar un labio fino y un perfil hemisfrico cuya decoracin se
desarrolla en dos zonas, una de las cuales presenta la mayora de
las veces un tema de guirnalda y como lmite de la misma se
desarrollan frisos superiores a base de rosetas u ovas (Vertet
1967, 279285). En Andjar estos ejemplares presentan una sintaxis
compositiva a base de friso superior y dos zonas decorativas,
siendo la inferior de pequeo tamao. El friso superior est
constituido por ovas alternando con lengetas rematadas en estrellas
entre dos baquetones lisos o entre baquetn y lnea ondulada. En la
zona superior se desarrolla una composicin continua con variaciones
del tema de guirnalda y en la inferior, generalmente estrecha, se
dispone una composicin metopada a base de motivos animales y
vegetales. La forma Aj. 14 se documenta fundamentalmente en niveles
de poca Tiberio-Claudia (Fernndez Garca 1988a, 127-131 y 150155;
1998a, 73). Actualmente estamos trabajando para intentar ver si
existe una evolucin de la forma Aj. 1 hacia las Aj. 14 ya que
parecen que pueden ser consideradas como decoradas hemisfricas de
mayor tamao. VI. Variantes propias de Andjar Incluimos bajo esta
denominacin unas formas que, si bien presentan rasgos que permiten
relacionarlas con formas clsicas muy definidas, ofrecen no obstante
particularidades significativas que, unido ello al hecho de que se
trata de ejemplares hasta el momento nicos, justifican su
presentacin, por lo menos provisionalmente, como variantes propias
de Andjar (Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 29).
Variante forma 15/17. Plato, fabricado posiblemente en una fase
inicial de la actividad del alfar, cuya pared externamente forma un
ngulo obtuso de arista viva mientras que interiormente presenta un
perfil oblicuo. En el punto de unin pared/fondo se constata una
moldura en cuarto de crculo en el interior y dos profundas ranuras
de seccin triangular en la parte externa (Roca Roumens 1976, 79-80;
Fernndez Garca 1998a, 53; Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez
Garca 1999, 29). Variante forma Ludowici Tb. Plato de borde vuelto
con decoracin burilada, pared abierta y moldura interna en cuarto
de crculo en el punto de unin pared/fondo. Esta forma se adscribe a
niveles claudios y post-claudios (Roca Roumens 1980, 253-255;
Fernndez Garca 1998a, 53-54; Sotomayor Muro, Roca Roumens y
Fernndez Garca 1999, 29). Variante forma 44. Vaso, fabricado a
mediados del siglo I, cuyo borde presenta un aspecto convexo en el
exterior y cncavo en el interior, una pared hemisfrica, una moldura
de seccin rectangular en su parte superior y un pie, muy bajo, de
seccin triangular con base plana que muestra una leve concavidad en
el centro (Roca Roumens 1976,84-85; Fernndez Garca 1998a, 57;
Sotomayor Muro, Roca Roumens y Fernndez Garca 1999, 29). VII.
Formas con decoracin burilada (fig. 11). En este apartado se
incluyen una serie de vasos que, aunque imitan formas
fundamentalmente del repertorio clsico, se
255
Mara I. Fernndez Garca caracterizan por presentar su cuerpo
decorado mediante la tcnica del burilamiento. Frente a ejemplares
de formas 29, 30 y 37 nos encontramos con otros cuyo cuerpo
hemisfrico recuerda a las Aj.1. Adscritas en su mayora a la segunda
poca productiva no debe descartarse su elaboracin en momentos
medios o finales de la primera fase (Sotomayor Muro, Roca Roumens y
Fernndez Garca 1999, 27). VIII. Otras formas. Bajo este epgrafe
incluimos dos formas en las que dado su estado fragmentario nos
parece ms prudente no catalogarlas como formas propias de Andjar en
espera que nuevos hallazgos permitan su inclusin como tales. En los
talleres de Andjar se han fabricado junto a vasos que, en ciertos
aspectos, recuerdan a determinadas formas de paredes finas (Aj. 5,
Aj. 6 y Aj. 7), otros cuyos paralelos hay que buscarlos en la
produccin ibrica. En este sentido, hay que sealar la existencia de
una serie de ejemplares, producidos esencialmente en poca claudia,
cuya parte recuperada muestra unas paredes ms o menos cilndricas y
una base plana que a veces lleva insinuado un nfalo; con estas
mismas caractersticas morfolgicas se documentan vasos ibricos que
seran una especie de kalathos (Roca Roumens 1980, 251, 255 y 257;
Fernndez Garca 1998a, 65). Asimismo tanto en cermica ibrica como en
terra sigillata se han documentado unos vasos que presentan un
borde con ranura, no diferenciado, una pared curva que se va
engrosando conforme se acerca al borde y un asa horizontal, adosada
a la pared en su punto medio (Roca Roumens 1980, 258; Fernndez
Garca 1998a, 65). Visto todo lo anterior conviene tener presente
que el variado repertorio tipolgico de la terra sigillata hispnica
fabricada en los alfares de Andjar unido al considerable volumen de
produccin son indicativos de la importancia que este centro
productor tuvo en la antigedad. Estamos ante unos talleres que
elaboran algunos productos que imitan el prontuario al uso en las
producciones itlicas y galas de terra sigillata as como el de
paredes finas, incorporando algunas creaciones tpicas del
repertorio hispnico de sigillata sin olvidar los productos de su
zona, fabricando algunos ejemplares cuyos tipos se inspiran en las
producciones ibricas. El repertorio liso muestra una gran riqueza
formal respecto al decorado y dentro de la creatividad que los
alfareros suelen imprimir a sus creaciones conviene destacar el
empleo de una serie de tcnicas decorativas ejecutadas sobre
determinados ejemplares lisos, siendo el burilado y la barbotina
las utilizadas con mayor frecuencia. En este sentido, la tcnica del
burilamiento se aplica como decoracin ocupando bien la practica
totalidad del cuerpo de los vasos hemisfricos y de las formas
buriladas 29, 30 y 37 o bien de manera ms parcial constituyendo una
especie de franjas de mayor o menor tamao sobre las formas 2, 7,
44, 19 y 59. Asimismo se documenta sobre el borde de la forma 4 y
en la parte superior de un ejemplar de la forma 24/25. Por otra
parte, la tcnica de la barbotina como recurso decorativo se
documenta sobre ejemplares de la forma Aj. 2, Aj. 5, Aj. 6, Aj. 7,
Aj. 9, Aj. 10 y Aj. 11. En barbotina se realizan
Figura 11.- Formas con decoracin burilada (Sotomayor, Roca y
Fernndez 1999, 48, fig. 6).
decoraciones a base de pequeos crculos o anillos, crculos
simples, dobles crculos, hojas de agua, lneas, rombos, perlitas
alternando con lneas verticales o gotas, stas ltimas documentadas
sobre la forma Aj. 2 en barbotina amarilla. Junto a estos motivos
se documentan racimos de uvas en los que se evidencia el alto grado
de refinamiento que esta tcnica alcanza. La poca variedad formal
del prontuario decorado no se corresponde con su rica sintaxis
compositiva cuyo anlisis pormenorizado ha permitido aislar estilos
conocidos y estilos annimos, a la vez que profundizar en el
repertorio compositivo de los distintos alfareros que trabajan en
dicho centro (Fernndez Garca 1985; 1986b; 1988a, 114-124 y 139-144;
1989-90; 1990; 1991-92; 1998a, 83-93). De todos los estilos
conocidos (M.S.M, C.P.F, M.T.F, CVDAS, QVARTIO, TITVS OPPIVS,
Q.S.P) es M.S.M, cuyo nombre completo es M. SATRVS MONTANVS, quien
ms recursos decorativos emplea en sus vasos (fig. 12), imprimiendo
un sello muy personal a algunas de sus composiciones como sucede
con sus tpicos temas de guirnalda. Estas se caracterizan por
presentar una rama ondulada de la que brotan motivos vegetales que,
unas veces, alternan uno hacia arriba y otro hacia abajo, otras
veces dos hacia arriba y uno hacia abajo o bien se disponen todos
hacia arriba. Dentro de la creatividad que le caracteriza originar
una variante a este tema: se trata de una guirnalda
constituida256
Alfares y producciones cermicas en la provincia de Jan. Balance
y perspectivas por un motivo vegetal de cuya base, parte a cada
lado y hacia arriba, una rama generalmente ondulada que, a su vez,
est rematada por un motivo vegetal, aunque a veces esa rama puede
ser curvada y el motivo vegetal que la remata estar invertido. A
este alfarero le gusta utilizar, entre otros recursos decorativos,
inscripciones decorativas ocupando una zona completa del vaso o
parte del