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DIGITAL Semanario de las Iglesias de Granada y Guadix-Baza 18 de mayo de 2014 1058 AÑO XXII VOCACIÓN Y MISIÓN DEL CRISTIANO LAICO SER AMOR DE DIOS EN MEDIO DEL MUNDO MIEMBROS DE UN PUEBLO: LA IGLESIA
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Fiesta 1058

Mar 22, 2016

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Revista diocesana Fiesta digital, Semanario de las Iglesias de Granada y de Guadix.
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DIGITAL

S e m a n a r i o d e l a s I g l e s i a s d e G r a n a d a y G u a d i x - B a z a

18 de mayo de 2014Nº 1058 • AÑO XXII

VOCACIÓN Y MISIÓNDEL CRISTIANO LAICO

SER AMOR DE DIOSEN MEDIO DEL MUNDO

MIEMBROS DE UN PUEBLO:LA IGLESIA

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No se puede comprender un cristiano fuera del pueblo de Dios. El cristiano no es un nómada, sino que pertenece a un pueblo: la Iglesia. El cris-tiano sin Iglesia es una cosa meramente ideal, no es real. Extracto de la homilía del Papa Francisco en la capilla de la Casa Santa Marta el jueves día 15.

Pero, no se puede comprender un cristiano solo, como no se puede comprender a Jesucristo solo. Je-sucristo no cayó del cielo como un héroe que viene a salvarnos y llega. No. Jesucristo tiene historia. Y podemos decir -y es verdad- esto: Dios tiene histo-ria, porque ha querido caminar con nosotros. Y no se puede comprender a Jesucristo sin historia. Así como no se puede comprender un cristiano sin historia, un cristiano sin pueblo, un cristiano sin Iglesia. Es una cosa de laboratorio, una cosa artificial, una cosa que no puede dar vida.

El pueblo de Dios camina con una promesa. (…) Es importante que tengamos presente en nuestra vida esta dimensión: la dimensión de la memoria: Un cris-tiano es un memorioso de la historia de su pueblo, es memorioso del camino que el pueblo ha cumplido, es memorioso de su Iglesia. La memoria… la memoria de todo el pasado… Después, este pueblo ¿a dónde va? Hacia la promesa definitiva. Es un pueblo que ca-mina hacia la plenitud; un pueblo elegido que tiene una promesa en el futuro y camina hacia esta prome-

sa, hacia el cumplimiento de esta promesa. Y, por ello, un cristiano en la Iglesia es un hombre, una mujer con esperanza: esperanza en la promesa. Que no es expectativa: ¡no, no! Es otra cosa: es esperanza. ¡Esa que no defrauda!

Mirando hacia atrás, el cristiano es una persona me-moriosa: pide la gracia de la memoria, siempre. Mi-rando hacia adelante, el cristiano es un hombre y una mujer de esperanza. Y en el presente, el cristia-no sigue el camino de Dios y renueva la Alianza con Dios. Le dice continuamente al Señor: ‘Sí, yo quiero los mandamientos, yo quiero tu voluntad, yo quiero seguirte’. Es un hombre de alianza y la alianza la cele-bramos todos los días en la Misa.

Pensemos -nos hará bien esto hoy- cómo es nuestra identidad cristiana. Nuestra identidad cristiana es per-tenencia a un pueblo: la Iglesia. Sin esto no somos cristianos. Hemos entrado en la Iglesia con el bau-tismo: allí somos cristianos. Y por ello es importante tener la costumbre de pedir la gracia de la memoria, la memoria del camino que ha cumplido el pueblo de Dios. También de la memoria personal: qué ha hecho Dios conmigo, en mi vida, como me hizo caminar… Pedir la gracia de la esperanza, que no es optimismo: ¡no, no! Es otra cosa. Y pedir la gracia de renovar todos los días la Alianza con el Señor que nos ha lla-mado. Que el Señor no dé estas tres gracias, que son necesarias para la identidad cristiana.

Nuestra identidad cristianaes pertenencia a un pueblo

Iglesia

vozdelPapa

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Hace unos días la Diócesis de Guadix celebraba su Se-mana de Teología, dedicada al tema de los laicos, y a la que acudía como ponente, junto al Obispo accitano, Mons. Ginés García, el Director del Instituto de Filoso-fía Edith Stein de la Archidiócesis de Granada, Marcelo López Cambronero.

En el Semanario Fiesta hemos rescatado esa interven-ción, de la que su autor nos ofrece un resumen en nuestras páginas sobre la vocación y la misión del laico en el mundo.

La vocación del cristiano es sólo una: el amor de Dios. Y –en palabras de San Agustín- nuestro corazón está inquieto hasta que halla descanso en Ti, Señor. En la gran familia de los hijos de Dios, el Señor llama a vivir esa vocación de forma concreta, en circunstancias con-cretas y respondiendo a ellas de forma concreta. Y una de esas formas concretas es el laico, que está llamado a testimoniar con su vida en los ámbitos de la vida en sociedad y laboral la presencia de Dios en el mundo.

Los cristianos laicos cada vez más viven en medio de un mundo que se ha apartado de Dios, desvinculando toda relación vital con Él. En medio de ese relativismo e indiferencia, el cristiano laico testimonia con su propia experiencia de fe la vida que halla su consistencia en el Señor; y lo hace no con un discurso, sino con la propia vida de fe. “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro

con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”, nos decía el Papa emérito Benedicto XVI en el año 2005 con su primera Encíclica, titulada Deus caritas est. En esta línea también recordamos lo que decía el Papa Pablo VI, que el 19 de octubre será beatificado en Roma, sobre la presencia cristiana de los laicos en la vida pública, donde éstos son testigos de Dios vivo en medio del mundo contemporáneo.

El Papa Francisco también nos ayuda a descubrirnos hijos de una misma familia cuando afirma que nues-tra identidad cristiana es la pertenencia a un pueblo, que es la Iglesia, porque el cristiano no es una isla ni vive, o no debiera vivir, en soledad, sino acompañado de otros hermanos. Y todos los hombres son hermanos nuestros, hayan o no encontrado a Dios, porque todos hemos sido hechos a su imagen y semejanza, y nuestro corazón sólo se sacia en el Señor, en su Palabra, en su perdón, en su misericordia, en su amor infinito.

Esta gracia de sabernos hijos de Dios, preferidos y ama-dos así, y llevarla a nuestros hermanos en nuestro día a día, viviendo la vida desde la fe, es la tarea confiada a los cristianos laicos, en esa nueva evangelización en nuestros ambientes cotidianos a la que nos han invita-do los Papas san Juan Pablo II, Benedicto XVI y, ahora, Francisco.

Testimoniar la fe hoy

Editorial

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02. La voz del Papa Nuestra identidad cristiana es pertenencia a un pueblo - Iglesia

03. Editorial Testimoniar la fe hoy

05. Mirada• ¿Hacia dónde va la Iglesia?

•Visita pastoral de Mons. Ginés García

• Procesión para conmemorar la fundación de la Cofradía del Cristo del Consuelo

•Gran acogida a un nuevo sacerdote en la parroquia de San José del Barrio de Monachil

•Guadix celebró a su patrón San Torcuato

• El próximo otoño comenzará su actividad el Economato Solidario - Agenda

09. Textos Presencia cristiana en la vida pública Pablo VI

11. A fondo Vocación y misión del cristiano laico en el mundo El llamado a primerear del Papa Francisco

15. Cultura Ilustrar la esperanza Los Beatos

18. Testimonio Ser amor de Dios en medio del mundo Genoveva, Hermanita de Jesús

20. Signo y graciaEl abrazo de Dios a los hombresIglesia

21. Luz de la Palabra “Nadie va al Padre sino por mí”

Directora:Paqui Pallarés García

Redacción:Rosa Die AlcoleaPedro Flores Medina

Delegado en Guadix:Antonio Gómez Casas

Edita: ARZOBISPADO DE GRANADAPlaza Alonso Cano, s/n18001 GRANADAtel.: 958 215 675 e-mail:[email protected][email protected]

Diseño y maquetación:Secretariado de Medios de Comunicaciónde la Archidiócesis de Granada

Sumario

Sumario

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Mirada

Con el sugerente título ¿Hacia dónde va la Igle-sia? Mons. Fernando Sebastián, Arzobispo emé-rito de Pamplona Tudela y recién creado Cardenal por el Papa Francisco, ofrecerá una conferencia en Granada el próximo día 23.

El Arzobispo emérito de Pamplona Tudela estará en Granada para participar en la conferencia, abierta gratuitamente a la asistencia de todo el mundo que lo desee, cuya celebración tendrá lugar el día 23 a las 19 horas en el salón de actos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos.

La conferencia está organizada por el Seminario de Estudios J.H Newman de la Universidad de Granada. Este Seminario -que toma el nombre de este cardenal, buscador incansable y apasionado de la verdad- tiene como objeto el fomento del conocimiento, desarrollo y divulgación del pensamiento cristiano católico en el

ámbito de competencia de la Universidad de Grana-da, como un servicio a la sociedad de nuestro tiempo. “Queremos mostrar la belleza de nuestra fe a través de diversas actividades como conferencias, semina-rios, mesas redondas, foros de debate, cursos de libre configuración…”, explican sus miembros.

Fernando Sebastián Aguilar se formó en los Semina-rios Claretianos de Solsona y Valls. Ordenado sacer-dote en 1953, amplió estudios de Teología en Roma durante dos años, y en la Universidad Católica de Lo-vaina (Bélgica), obteniendo el Doctorado en Teología por el Pontificio Ateneo Angelicum en 1957. Ha sido Rector Magnífico de la Universidad Pontificia de Sa-lamanca (1971-1979). Desde 1979, ha sido sucesiva-mente Obispo de León, Arzobispo Coadjutor de Gra-nada y Arzobispo de Pamplona Tudela. En febrero de 2104 ha sido creado Cardenal por el Papa Francisco.

¿Hacia dónde va la Iglesia? Mons. Sebastián hablará sobre ello

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Mirada

Se está celebrando esta semana hasta el domingo 18, cuan-do concluye con las Misas Estacionales en Lugros y Beas, y en polícar se bendecirá una ermita dedicada a la Virgen de Fátima, patrona de la localidad, junto a San Antonio de Pa-dua.

Durante una semana, Mons. Ginés García va a visitar cada una de estas parroquias, va a mantener encuentros de oración y celebra-ción con los feligreses, llevará la Comunión a los enfermos y, sobre todo, va a convivir con los habitantes de estos pueblos, conociendo su realidad pastoral, sus inquietudes y su modo de vivir la fe.

El Obispo también está visitando los tres colegios, en los que el 100% en algunos casos y el 99% en otros de los alumnos reciben Enseñanza Religiosa Escolar. Además, ha realizado una visita insti-tucional a los tres ayuntamientos y ha hablado con sus responsa-bles sobre la realidad social de estos pueblos, su problemática y los esfuerzos que vienen realizando para atender las necesidades de los ciudadanos.

Visita pastoral de Mons. Ginés García a las parroquias de Lugros, Beas y Polícar

Tendrá lugar el domingo 18 en la Abadía del Sa-cromonte.

La Cofradía del Santísimo Cristo del Consuelo celebra-rá el domingo 18 la procesión conmemorativa con la Imagen del Sagrado Corazón de Jesús desde la ermita del Santo Sepulcro hasta la Abadía del Sacromonte, para recordar la procesión que dio origen a la funda-ción de la Cofradía.

La Cofradía del Consuelo, conocida como la de los Gitanos, está celebrando una serie de actos conme-morativos enmarcados en el Curso Extraordinario que celebra desde marzo, con motivo del 75 Aniversario de su fundación.

La procesión saldrá de la ermita del Santo Sepulcro a las 11:30 horas, ubicada muy cerca de la Abadía, en dirección a la Abadía del Sacromonte, donde está previsto que llegue sobre las 12:30 horas.

Procesión para conmemorar la fundación de la Cofradía del Cristo del Consuelo

Asimismo, está previsto que se celebre la Eucaristía en la iglesia de Nuestra Asunción, sede de la Cofradía en la Abadía del Sacromonte, tras la llegada de la proce-sión a la Abadía.

FuNDACIóN DE LA COFRADíA

La Cofradía se fundó en 1939, y sale en procesión desde 1940 con las Imágenes del Cristo del Consue-lo y María Santísima del Sacromonte, con sede en la Abadía del Sacromonte. La Imagen del Sagrado Cora-zón de Jesús es la que llevaron en procesión en el año 1939 desde las Escuelas Ave María hasta la Abadía del Sacromonte, en acción de gracias al término de guerra civil española, y con la más tarde se fundaría la Cofradía del Consuelo.

TRIDuO ExTRAORDINARIO

Previo a esta procesión conmemorativa, la Cofradía celebró el pasado fin de semana el Triduo Extraordi-nario a María Santísima del Sacromonte, Titular de la Cofradía, en el marco de los actos de celebración para festejar el aniversario de su fundación. Además del Triduo, se realizó una ofrenda floral a la Virgen, ante la Imagen de María Santísima del Sacromonte, y se bendijeron e impusieron las medallas a los nuevos hermanos cofrades.

Ermita del Santo Sepulcro.

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El pasado día 12, Jairo Gelvez fue recibido por los fieles la parroquia en la que desde ahora, y tras su llegada desde Colombia, va a servir jun-to a los sacerdotes Enrique Rico y Miguel Ángel Morell.

Con la celebración de la Eucaristía, la parroquia de San José del Barrio de Monachil acogió el lunes 12 a un nuevo sacerdote venido desde Colombia, que a partir de ahora va a desarrollar su misión en la Archidióce-sis de Granada y, en concreto, en esta parroquia.

“Estoy muy contento y me he sentido muy acompañado. No me esperaba éste recibimiento”, señaló el sacerdo-te colombiano, que vio cómo la iglesia quedó repleta para darle la bienveni-da. A esta Eucaristía acudieron mu-chos fieles de la parroquia, vecinos del Barrio de Monachil, el alcalde y algunos miembros del ayuntamiento. También asistieron sacerdotes, semi-naristas y el Seminario Menor Virgen

de Nazaret de la Archidiócesis. Después de la celebra-ción de la Eucaristía, compartieron un ágape que entre todos habían preparado y llevado hasta la parroquia.“Fue muy entrañable y la gente estaba muy contenta. Se llenó la iglesia y muchísima gente aportó comida para el ágape”, explicó Miguel Ángel Morell, Rector del Seminario Menor, quien, junto a Enrique Rico, par-ticipó en este recibimiento y presidió la celebración.

MiradaGran acogida a un nuevo sacerdoteen la parroquia de San José del Barrio de Monachil

Lo hizo el pasado día 15 con la celebración de una Misa Pontifical en la Catedral y una proce-sión por las calles de la ciudad, con la imagen y la reliquia de San Torcuato, patrón de la ciudad de Guadix y de la diócesis accitana. unas celebra-ciones en torno a San Torcuato que comenzaron seis días antes, con el quinario con el que se le rinde culto al patrón, en el templo catedralicio.

Además, el día 14 de mayo se celebraron las Vísperas Solemnes, que son el preludio de la fiesta. También se proclamó el pregón de fiestas, que este año ha sido responsabilidad de José Luis Ferro Iglesias, alcalde de Celanova, el pueblo orensano donde se encuen-tran los restos de San Torcuato y que está hermanado con la ciudad accitana. La Banda de Música Municipal puso fin a la jornada de víspera con un concierto.

El jueves 15, día de San Torcuato, las celebraciones comenzaron en el Ayuntamiento de la ciudad, desde donde se inició una procesión cívica con las autorida-des hasta el templo catedralicio. Una vez en la Cate-

dral, dio comienzo la celebración de la Eucaristía, pre-sidida por el Obispo de Guadix, Mons. Ginés García, y concelebrada por el Cabildo y por los sacerdotes de la ciudad.

Tras la Eucaristía tuvo lugar la procesión por las calles de Guadix con la imagen de San Torcuato y la reliquia del brazo, que se conserva en la ciudad accitana.

Guadix celebró a su patrón San Torcuato

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Mirada

Esta semana ha habido una primera reunión desde que se firmara la puesta en marcha del Economato So-lidario Santa María de la Misericordia, en la que se han pedido voluntarios para comenzar su actividad.

El lunes 12 de mayo se inició la preparación de la puesta en marcha del Economato Solidario Santa María de la Miseri-cordia con una primera reunión entre la Real Federación de Cofradías, Cáritas Diocesana, los hermanos mayores de las 32 hermandades de Penitencia, las cofradías patronal de la Virgen de las Angustias y las de Gloria de la Virgen de la Ca-beza, Nuestra Señora del Rocío y Sagrados Corazones, junto a los vocales de Caridad de dichas corporaciones.

Este economato solidario surge para dar respuesta y atenuar situaciones concretas de familias en riesgo de exclusión so-cial. Para ellos se ha creado un canal específico para que puedan adquirir alimentos y productos de higiene de prime-ra necesidad a precios muy reducidos.

En la reunión, se informó a los asistentes que en otoño co-menzará la andadura del Economato, que cuenta ya con el dinero recaudado en la Magna Mariana y las aportaciones que han hecho las cofradías en estos meses. Además, se pidió su colaboración y se hizo un llamamiento a toda la Iglesia de Granada para reunir los 18 voluntarios necesarios para su funcionamiento. Asimismo, se presentó al nuevo coordinador de voluntarios, Francisco Ortiz, quien organi-zará todo lo que tiene que ver con voluntariado, en sustitu-

El próximo otoño comenzará su actividad el Economato Solidario

ción del querido y recientemente fallecido José Martínez Vallejo, conocido como Txetxu.

Los voluntarios recibirán la formación oportuna, que comenzará en las próximas semanas. Para ser voluntario y ayudar a este gran Economato Solidario, hay que contactar con las hermanda-des y cofradías o directamente con el coordina-dor de voluntariado en teléfono 958 28 38 00 o acudir al Centro Oasis de Cáritas Granada.

AGENDA

• Ejercicios espirituales. La Casa de Espiritualidad Seminario Sierra Nevada, más conocido como Hotel del Duque, acoge ejercicios espirituales este verano, en tres grupos, distribuidos desde el 22 de julio hasta el 18 de agosto. Más información en los teléfonos 958-566-588 y 617-517-443.

• Pastoral de la salud. Oración y Eucaristía por los enfermos el jueves 22 a las 18 horas en la Residencia Claret (Misioneros Claretianos), en la calle Pedro Machuca, 21.

• Cáritas Diocesana. Aula de Formación de Cáritas dedicada a la ternura el día 21 a las 19 horas, para miembros y voluntarios de la entidad, en el Centro Cultural del Arzobispado, organizada por Cáritas Granada.

• Clausura de curso. El Secretariado Diocesano de Enseñanza de Guadix clausura el curso el día 23 a partir de las 19:30 horas en el colegio de la Presentación de Guadix. Asistirán el Obispo Mons. Ginés García, los profesores de los colegios e institutos diocesanos, y alumnos y profesores de otras materias. Habrá concierto del cantautor Unai Quirós.

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La misión propia y característica de los laicos es la que se deriva de su condición secular, es decir, de su presencia activa en el mundo de las realida-des temporales. Ellos reúnen la doble condición de ser miembros de pleno derecho en la Iglesia y de vivir plenamente insertos en el mundo. De esta conjunción brota su especial aptitud y mi-sión para ser los “testigos del Dios vivo” en el mundo. Los fieles cristianos laicos tienen como vocación propia la realización de la misión ge-neral de la Iglesia precisamente en medio de su participación en las instituciones y tareas de la

sociedad civil. La participación de los laicos en el ordenamiento de las realidades temporales, se-gún los planes de Dios y a favor del bien integral del hombre, se realiza tanto de forma individual como asociada.

Es preciso, con todo, que los laicos tomen como obli-gación suya la restauración del orden temporal, y que, conducidos por la luz del Evangelio y por la mente de la Iglesia, y movidos por la caridad cristiana, obren directamente y en forma concreta en dicho orden; que cooperen unos ciudadanos con otros, con sus co-

Presencia cristianaen la vida pública Pablo VI

Textos

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Textosnocimientos especiales y su responsabilidad propia; y que busquen en todas partes y en todo la justicia del reino de Dios.

Hay que establecer el orden temporal de forma que, observando íntegramente sus propias leyes, esté con-forme con los últimos principios de la vida cristiana, adaptándose a las variadas circunstancias de lugares, tiempos y pueblos. Entre las obras de este apostolado sobresale la acción social de los cristianos, que desea el Santo Concilio se extienda hoy a todo el ámbito temporal, incluso a la cultura.

(…) Los laicos pueden ejercer perfectamente el apos-tolado de igual a igual. En él cumplen el testimonio de la vida por el testimonio de la palabra. En el campo del trabajo, o de la profesión, o del estudio, o de la vivienda, o del descanso o de la convivencia son muy aptos los laicos para ayudar a los hermanos.

(…) Procuren los católicos cooperar con todos los hombres de buena voluntad en promover cuanto hay de verdadero, de justo de santo, de amable (Cf. Fil., 4,8). Dialoguen con ellos, superándolos en prudencia y humanidad, e investiguen acerca de las instituciones sociales y públicas, para perfeccionarlas según el espí-ritu del Evangelio.

(…) Cooperando, además, como ciudadanos de este mundo, en lo que se refiere a la ordenación y dirección del orden temporal, conviene que los laicos busquen a la luz de la fe motivos más elevados de obrar en la vida familiar, profesional y social, y los manifiesten a los otros oportunamente, conscientes de que con ello se hacen cooperadores de Dios Creador, Redentor y Santificador y de que lo glorifican. (…)

Extracto del Decreto Apostolicam Actuositatem, sobre el Apostolado de los Laicos (1965)

Publicado en Primer Día

Colección La Pasión. Luis Gómez Domingo.

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El pasado 5 de mayo, en la presentación de la xxIII Semana de Teología de Baza, Mons. Ginés García nos indicaba que para comprender qué es un laico no basta con decir que no son los sacer-dotes ni religiosos, sino que, como señaló San Juan Pablo II en la Exhortación apostólica Chris-tifideles laici, el laico tiene una vocación y una misión específica dentro del pueblo de Dios. Para explicar esta vocación don Ginés nos decía que el laico está llamado a ser “testimonio y fermento allí donde esté”, es decir, en la familia, en el tra-bajo, en todas las relaciones humanas, para que el centro de su vida sea la presencia de Cristo.

Esto quiere decir que no existen dos ámbitos de sepa-rados, dos órdenes diferentes en los que nos move-mos. Quiero decir que el laico, como cristiano, no se dirige por unos fines los días laborables y por otros los domingos y fiestas de guardar. No nos engañemos. A menudo nos conducimos (y esto no es por otra cosa que por el pecado) como si en lo cotidiano, en el tra-bajo, en las relaciones humanas, con el tendero, con la vecina, estuviésemos en un ámbito de la realidad que tuviese sus propios objetivos, completamente autóno-mos e independientes de nuestra fe.Cuando vivimos así -y todos en mayor o menor grado

lo hacemos porque, ya digo, somos pecadores- Cristo no tiene que ver con la vida cotidiana y al poco deja de resultar interesante. Lo que queda del cristianismo es una especie de moralismo que, desgajado del Señor, se nos impone como una losa. Esta división hace a Cristo irreal, vacía de sentido los sacramentos y, en el fondo, la vida toda, y es la causa radical de la secularización.

En la exhortación apostólica Evangelii gaudium el Papa nos pide dejar de lado una concepción semejante. Francisco ha insistido una y otra vez en que la mane-ra en que el laico cumple su vocación consiste en vivir plenamente el encuentro con Cristo en su concreta circunstancia, lo que le llevará a una particular forma de “primerear” que denomina “hacerse prójimo” y a atender a las “periferias existenciales”.

a) El Encuentro con Cristo

En el capítulo seis del Evangelio según San Juan, Jesús se dirige al otro lado del Mar de Galilea seguido por una multitud de personas. A la hora de comer los discí-pulos le advierten de que no tienen alimento suficiente para tanta gente, y entonces Cristo realiza el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Es en ese momento, ante tantos eventos milagrosos, cuando

Vocación y misióndel cristiano laico en el mundo El llamado a primerear

del Papa Francisco

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aquella muchedumbre cede a la necesidad de reducir la persona de Cristo a un esquema en el que puedan comprenderlo que, si bien no acoge aquello de lo que están teniendo experiencia, les resulte cercano, y por eso dicen que es un profeta e intentan hacerse con él para nombrarle rey. ¿Por qué reaccionan así?

El Encuentro con Cristo es el encuentro con una rea-lidad que sobrepasa nuestra medida. No es que sea lo más grande que podamos imaginar, es que es más grande de lo que habíamos sido capaces de desear o de esperar. La vida se ensancha de tal manera que nos asustamos, porque ahora ya no cabe en los viejos esquemas: nos vemos introducidos en una dinámica que somos incapaces de gestionar. Se nos pide aban-donarnos, y eso nos da miedo. Tememos por nuestra autonomía, por la pérdida de control; pero también tememos ante la aparición de una esperanza infinita que pueda defraudarnos. Tenemos miedo, digámoslo en palabras sencillas, a quedar defraudados. Porque se nos invita a darlo todo, la vida entera, y ¿quién no tiene miedo ante una petición semejante?

No olvidemos que Judas no traicionó a Cristo por un puñado de monedas. Judas Le traicionó porque no cumplía la esperanza que había anidado en el corazón del discípulo como él quería que se cumpliese, según sus pretensiones. El Reino que se anunciaba resulta que no era de este mundo, Jesús no venía a ser un rey que se pusiera delante del pueblo judío para liberarle del yugo romano. Judas miró al abismo de su esperan-za y no pudo soportarlo, y por eso traicionó. Nosotros,

como Judas, traicionamos por la misma razón: prefe-rimos estar cómodos, que Dios se adapte a nosotros, que sea no el verdadero Dios, sino un dios menor, pa-gano, al que acudir cuando lo necesitemos. Preferimos nuestros callejones mohosos y oscuros a transitar por valles que sí, son verdes y frescos, pero que carecen de límites.

Nosotros, no sólo los laicos, estamos siempre, cada momento, ante esta elección: ¿preferimos el alegre vértigo del encuentro, o vamos a ir corriendo a servir a las cosas muertas, que nos ofrecen una certeza que se adapta más a nuestros pobres cálculos?

b) “Primerear” como projimidad

El 21 de septiembre de 1953 Jorge Bergoglio tenía dieciséis años y se dirigía con sus amigos a celebrar el día del estudiante, en el que los jóvenes de Buenos Ai-res suelen ir a comer juntos. Antes de ir decidió acer-carse a la Basílica de San José de Flores a confesarse. Según sus propias palabras en aquella confesión le pasó algo raro, algo que le cambió: “Fue la sorpresa, el estupor de un encuentro, me di cuenta de que me estaban esperando”. Aquel día fue el primero en el que el actual Papa se dio cuenta de que Cristo “pri-merea”, es decir, que nos está esperando, que cuando nos volvemos hacia Él nos lo encontramos ya atenta a nosotros. Dios nos ha amado primero y está esperando nuestra respuesta. No tengo que hacer nada para que el Señor me quiera,

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no tengo que convencerle para que venga a mí. Él ya está, Él ya me ha querido y me ha llamado por mi nom-bre. Dios no se cansa de esperarnos ni de perdonarnos, somos nosotros los que tememos su ira, los que nos consideramos incapaces, indignos de que el Señor en-tre en nuestra casa, somos nosotros los que le damos la espalda. Nuestro mal no tiene ni de lejos el poder de separarnos de Dios de manera definitiva. Él está entre nosotros y no va a dejar que le echemos.

De igual forma el laico, en su misión, también es testi-monio cuando adopta esa actitud de “primerear”, que consiste, en este caso, en estar abierto a los demás, en ser hogar para el otro.

El laico, como sarmiento unido a Cristo, recibe a través de Él la savia que le impulsa con ardor misionero. Un cristiano que vive en Cristo y de Cristo no se puede quedar en sí mismo, siente la llamada a salir al encuen-tro de los demás. Si ese ardor misionero no se expresa, si se frena el deseo de compartir la alegría para mante-nerse en la comodidad de las cosas muertas, la Iglesia, como tanto repite el Papa, se enferma, languidece, se encorva sobre sí misma y ve cómo se apaga la fuerza del espíritu en ella. Cuando esto nos sucede a nosotros,

aFondoprimero dejamos la confesión y después la Eucaristía, comenzamos a juzgar a la Iglesia sin afecto, como algo ajeno, y caemos en el drama de la conciencia aislada. Una vez solos, separados del resto del pueblo de Dios, ya no somos capaces de sostener nuestra esperanza, mucho menos la esperanza de otros, y nos vence de nuevo el miedo y se apaga la vida y la alegría.

¿Pero en qué consiste esta misión en la que el Papa tanto nos insiste, hasta el punto de situarla en el cen-tro de la vocación del laico? La respuesta está en la expresión, tan querida a Francisco, de “hacernos próji-mos”. De hecho, el hacerse prójimo es el “primerear” del laico.

Habitualmente, cuando hablamos del prójimo nos re-ferimos a los otros, a los cercanos, y pensamos que es-tamos llamados a considerarlos como hermanos nues-tros. Esto es verdad, pero la situación ha dado un giro importante en el mundo contemporáneo, porque nos encontramos en tantas ocasiones con personas que sospechan, que se cierran por el mero hecho de que somos cristianos. Ahora somos nosotros los que tene-mos que hacernos prójimos. Igual que no nos dejamos ayudar por cualquiera, los demás tampoco lo hacen.

“Primerear” es estar a la espera del otro, a veces en una espera paciente. Primerear es estar dispuesto, an-tes que nada, a la escucha. En cierto sentido esto su-pone un “abajarme” de mi orgullo y, desde luego, es ponerme en actitud de servicio. El laico primerea cuan-do es capaz de abajarse ante la necesidad del otro. Esta

Un cristiano que vive en Cristo y de Cristo no se

puede quedar en sí mismo, siente la llamada a salir al

encuentro de los demás

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aFondoEn el mundo contemporáneo

las periferias existenciales (…) están por todas partes y no sólo en los ambientes

marginales

forma de ayuda es todo lo contrario a una superioridad que se cree que posee la verdad y se la da al otro tirán-dosela como un ladrillo. Evangelizar es servir, y servir a cada uno como lo necesita, en el lugar en el que se en-cuentra, de la manera en que lo requiere, y esa actitud exige, primero de todo, la escucha.

c) “Periferias existenciales”

Sin embargo, el Papa Francisco todavía nos pide más, porque nos está señalando un ámbito muy particular como lugar preferente para nuestra misión en el mun-do: lo que denomina “periferias existenciales”.

En el mundo contemporáneo las periferias existencia-les, las personas que viven en la soledad de la ausencia

de significado, que no saben qué hacer con el tiempo que tienen, para las que vivir es una carga, están por todas partes y no sólo en los ambientes marginales.

Hay muchos hombres y mujeres que creen -aunque no lo digan- que su vida es tan miserable, que carece tanto de sentido, o a la vez que es tan inmoral, que está tan destruida o dislocada, que no es posible que Dios les quiera. Son personas que viven abrumadas por la carga de su pecado, o simplemente de su situación personal, personas sobre las que los cristianos, sobre todo los secos y moralistas, han descargado toda la culpa que llevaban en el contenedor. Son personas que cargan contra Dios y contra la Iglesia, que se sienten re-chazadas y que, en consecuencia, temen a un cristiano más que a un inspector de hacienda.

No un discurso, sino el sentirse amados cómo son, sin exigencias ni condiciones, es lo que a estas personas les permite comprender que los cristianos somos un dedo que apunta al cielo. Es cierto que podemos sentirnos pequeños, miserables, débiles, pecadores, pero hay que recordar que no damos testimonio de nosotros mismos, que precisamente en nuestra autenticidad, en nuestra vida sencilla pero, al tiempo, traspasada por el crucificado, es en el lugar en el que cualquiera, llegue como llegue y esté como esté, puede ver que existe la promesa para todos de una vida grande y de un amor infinito.

En resumen, el laico, por su situación especial en el mundo, porque participa en esferas que en muchas ocasiones están alejadas del Señor (el trabajo sigue sus propias normas, y las relaciones económicas y sociales, por lo que parece que hemos alejado la presencia de Cristo de todas estas áreas en las que pasamos tanto tiempo), tiene la misión especial de llevar al Señor a través del testimonio sencillo de una vida llena de Dios que se entrega a los demás en actitud de servicio, con humildad, paciencia y projimidad.

Marcelo López CambroneroDirector del Instituto de Filosofía Edith Stein

Archidiócesis de Granada

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Beato, que vivió en la segunda mitad del siglo VIII, fue un Abad del monasterio de San Martín de Turieno, hoy denominado Santo Toribio de Liébana. En aquel monasterio escribió su famoso Comentario al Apoca-lipsis. No es anecdótico que aquella obra se gestara en aquel lugar, depositario del mayor trozo de la Cruz de Cristo conservado en el mundo, por delante inclu-so del Lignum Crucis custodiado en el Vaticano. Tal es la trascendencia de esta reliquia que Santo Toribio de Liébana es uno de los cuatro destinos mundiales de peregrinación jubilar, junto a Jerusalén, Roma y San-tiago de Compostela.

En su tiempo, Beato alcanzó gran fama por su inter-vención en la controversia “adopcionista”, defen-diendo la ortodoxia católica frente a la herejía que afirmaba que Cristo no era verdadero Hijo de Dios, sino sólo “adoptivo”. El Concilio de Ratisbona ratifi-cará las pasturas del abad, situando a Cantabria en el punto de mira del ámbito internacional.

Beato también compuso el himno O Dei Verbum, que supuso el inicio del culto a Santiago como patrón de España. Hay que mencionar su proyección histórica y política, como consejero del rey asturiano Silo y

Ilustrar la esperanza “Los Beatos”

Cultura

Beato de Liébana, además de personaje de enorme relieve en su época, es el autor de un Comentario ilustrado al Apocalipsis que creó todo un género al que se denominó Los Beatos. Lejos de la tremen-dista visión del Apocalipsis propia de nuestra cultura, Beato supo presentarlo tal como un mensaje atemporal de belleza y de esperanza para el hombre; a pesar de las dificultades. Este libro, escrito hace unos mil años, mantiene la misma frescura que los textos bíblicos, cuyas palabras cobran actua-lidad para quien se acerca a ellos con los ojos de la fe.

El anuncio de la caída de Babilonia.Tapiz del Apocalipsis de Angers.

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confesor de la reina Adosinda. Es indudable que este personaje no sólo tuvo relieve en su época, sino que marcó la teología, la literatura y la historia del arte.

uN TExTO PARA LA ESPERANZA

A Beato se le considera el primer escritor de Canta-bria, ya que en el año 776 escribe su Comentario al Apocalipsis para explicar el hermético texto atribuido a San Juan que cierra la Biblia. Para su recaudación, se basó en otros libros de Santos Padres orientales y romanos. Más tarde, en el año 784, redactará una nueva versión con la finalidad de adoctrinar a los monjes ante el convencimiento del fin del mundo, en un lenguaje claro y llano.

“Apocalipsis” significa “revelación” y hace referencia a un conjunto de profecías sobre el final de los tiem-pos. Se compone de un prólogo y doce capítulos que muestran cinco series de visiones: los sietes sellos, las siete trompetas, las siete señales, las siete copas y la lucha de Cristo y el demonio. Finalmente, el Epílogo narra la visión del Juicio Final, la Jerusalén Celestial y la Gloria de los santos en el cielo.

Al Comentario de Beato se fueron añadiendo, con el tiempo, otras partes hasta alcanzar una estructura fija en la que figuraba un prólogo general, un comenta-rio al Apocalipsis, otro de San Jerónimo al libro de Daniel, un texto de San Isidoro sobre afinidades, de-finiciones y unas tablas genealógicas de personajes bíblicos.

No podemos obviar que el Apocalipsis se escribe en el siglo I, con el ánimo de elevar la moral de los cris-tianos durante un periodo de violentas persecuciones contra la Iglesia naciente. A pesar de las interpretacio-nes fatalistas y superficiales que se han desarrollado en nuestros días sobre el lenguaje apocalíptico, este libro constituye la gran epopeya de la esperanza cris-tiana, el canto de triunfo de la Iglesia perseguida.

Pero los tiempos de Beato también eran tiempos difí-ciles para la Iglesia, por eso sus comentarios cobraban un sentido muy especial que los fieles necesitaban es-cudriñar. De ahí que tanto el texto como las ilustracio-nes de los Beatos estén repletos de simbología, des-tacando la numérica (7=plenitud, 10=perfección…) y la iconografía (el sol= Cristo, Jerusalén= la Iglesia…).

En palabras del mismo autor, se trata de “una obra escrita con fe y devoción, para la edificación de los hermanos, manifestando asimismo su deseo de lograr que sus lectores penetren cada día en los misterios de la alegría interior con inteligencia espiritual, ante las catástrofes del fin del mundo”. Beato de Liébana que-ría explicar el significado profundo del libro del Apo-calipsis para dar esperanza a sus contemporáneos.

Cultura

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. S. X. Beato de la Universidad de Valladolid.

Las langostas fantásticas y el ángel del abismo. Beato de Liébana.

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Este mensaje del primer milenio no ha perdido su ac-tualidad, sino todo lo contrario. Se trata de un libro de resistencia, de un mensaje para los que temen, tam-bién hoy en día, el paso del tiempo y las dificultades futuras.

uNA ICONOGRAFíA quE MARCó uNA éPOCA

Amén de la transcendencia teológica de la obra que nos ocupa, el autor introdujo una novedad en su libro que supondría una auténtica revolución en la historia del arte. Junto al texto, comenzó a incluir ilustraciones y miniaturas, cuya temática y técnica fueron esencia-les para la evolución de la pintura y escultura mozára-be y románica. Tal fue la huella que imprimió, que el nombre de Beato acabó atribuyéndose a este tipo de libro, profusamente imitado por otros autores.

La decoración de los Beatos inicia un ciclo diferente a la anterior decoración de manuscritos hispanos de sencilla letra visigoda sin apenas matices de color o motivos ornamentales. Nuestro autor, tomando in-fluencias italianas, carolingias y norteafricanas, ilustra cada Beato con unas 97 miniaturas de extraordinaria calidad. Estos libros miniados se difundirán con enor-me aceptación durante más de 500 años.

El Beato ha llegado a nuestros días enormemente mu-tilado. Durante la desamortización de Mendizábal, que expolió gran parte de los bienes culturales de la Iglesia, se arrancaron varias páginas y se destruyeron otras, ocasionando la pérdida de numerosos datos históricos.

Perdida la obra original, algunas lagunas se han sub-sanado gracias a la conservación de otros Beatos cus-todiados en diversos museos del mundo. Destacan 24 códices ilustrados de los siglos X al XIII y algunos fragmentos.

OFRECER RESPuESTAS

Hoy somos testigos de que la sociedad presenta una realidad tan multiforme que acaba siendo amorfa. Nuestra cultura devalúa la verdad, y con ella la sensa-tez y la esperanza.

Frente a las dificultades en el camino no se ofrece compañía, sino una profusión de opciones. Frente a las dudas no hay respuestas, sino estelas intermina-bles de confusas propuestas, muchas veces contradic-torias.

Por eso será que los Beatos seducen con la belleza de una única senda, pero no en solitario. Por eso su-ponen una respuesta frente al final de los tiempos, frente a la muerte, frente al infinito. Una respuesta válida para todo hombre porque se adecua a lo que su corazón reclama.

La literatura y el cine actual también se dejan fascinar por el lenguaje apocalíptico, pero sólo saben mutarlo en algo incomprensible, terrible y amenazador.

Sin embargo, tras los ojos de Beato, el Apocalipsis se convierte en una fuente de sabiduría que descifra la clave de la esperanza. Sus ilustraciones cantan una belleza sólida, que no se pliega a las dificultades. Sus miniaturas trazan respuestas, invitan a abrirse al mis-terio desde certezas insoslayables.

Mª José Muñoz

Cultura

Mujer sobre la bestia. Beato de Liébana.

Miniatura Medieval de una de las copias del Beato de Liébana.

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Testimonio

El caso de la Hermanita Genoveva y sus compañeras, al igual que el de Carlos de Foucauld y el de la Madre Teresa, son experiencias que demuestran que el deseo de fraternizar se está realizando y en algunos casos merced al amor heroico de unos pocos; el caso de una comunidad agropecuaria en México, las Ciudades de María y el de Mosuo (China) son algunos ejemplos que corroboran que hay otro mundo por descubrir.

Genoveva, Hermanita de Jesús

Ser amor de Diosen medio del mundo

Genoveva, más conocida como Veva (francesa de ori-gen), vivía hace 60 años con los Tapirapé, próxima al municipio de Confresa, en Mato Grosso. La misionera vivía en la aldea Urubú Blanco, la mayor de ellas. Ella y otras dos hermanitas llegaron a Brasil el 24 de junio de 1952, con el objetivo de vivir junto con los con los Apyãwa de la tribu Tapirapé, en condiciones

semejantes a los nativos, empezando a tener la mis-ma comida y el mismo estilo de vida.

Experiencia que el antropólogo Darcy Ribeiro con-sidera “una de las más ejemplares de la historia de la antropología” y que el teólogo Leonardo Boff la propone como modelo de la verdadera “evange-lización”.

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TestimonioAprendieron su idioma, sus costumbres, su fe… y desde esos saberes pudieron evitar que el pueblo se extinguiera. Cuando llegaron sólo quedaban vivos unos 43 integrantes. El cacique les dijo con pena que allí todo tenía un valor menos ellos: “tierra vale, peces valen, madera vale, sólo Apyãwa no vale”, decía casi llorando. Pero el amor de estas hermanas fortaleció la autoes-tima de los Apyãwa, convenció a las mujeres a unirse a sus hombres. El 24 de septiembre de 2013, cuando muere Genove-va a los 90 años, la aldea Tapirapé en el Araguaia ya estaba poblada por unos mil Apyãwa. Genoveva vivió como un miembro más de la tribu. Esa mañana del 24 había amasado barro para el arreglo de la casa. Por la tarde murió en brazos de la hermanita Odile. Una gran consternación invadió la aldea. Los cantos fúnebres, ritmados con los pasos, se prolongaron por mucho tiempo, durante la noche y el día siguiente. Se oían muchos lloros y lamentaciones. Finalmente, fue sepultada, dentro de la casa donde vi-vía, según el ritual Apyãwa, en una hamaca colgante recubierta de una tierra peñerada por mujeres y más tarde humedecida hasta consolidarse como barro. Si-guiendo un cuidadoso ritual acompañado de cánti-cos. A una altura de unos 40 centímetro del suelo, en su hamaca donde dormía todos los días, el cuerpo de Genoveva permanece, desde entonces, entre aquellos que escogió para que fueran su pueblo. La noticia de su muerte atrajo visitantes de todo el mundo. Algunos viajaron 1.100 Km para verla en su hamaca. El cacique Tapirapé resaltó el respeto con el que siempre fueron tratados por las hermanitas du-rante esos sesenta años de convivencia. “Los Apyãwa les debemos nuestra supervivencia a estas hermanitas”, dijo. Y así Genoveva se fue con-virtiendo en un “monumento de coherencia, silencio y humildad, de respeto y reconocimiento de lo dife-rente” - según Antonio Canuto-, “probando cómo es posible, con acciones simples y pequeñas, salvar la vida de todo un pueblo”. Si el cristianismo es un proyecto comunitario de sal-vación, estas Hermanitas de Jesús están demostrando que ese proyecto está siendo posible entre blancos y aborígenes, en el noroeste del Matogroso (Brasil); así como el Hermano Carlos de Foucauld lo hizo posible

a principios del siglo XX en el desierto de Argelia, con los musulmanes; al igual que Madre Teresa en la In-dia, acompañando a cada moribundo a morir en su propia fe, al igual que todos aquellos que se acercan al diferente no para hablarles del amor de Dios, sino para ser ese amor, para convivir, conocer y valorar su diferente cultura y religión.

CELAM

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Pero, la Iglesia, la Iglesia misma, en su vida y misión no es sino el abrazo de Dios a los hombres. En la Iglesia cada cual es amado y acogido y perdonado, tal cual es, con sus límites y su grandeza, con su vocación. La esencia mis-ma de la Iglesia es la Caridad, un amor grande a los hombres que refleja y entrega el amor de Dios.

Si la Iglesia deja de ser abrazo a los hombres, en las parroquias (comunidades, grupos, monasterios) se producirá el rechazo, la envidia, la crítica solapada, el deseo de medrar o aparecer ante los demás; pero es mucho más sen-cillo: mejor vivir el amor, expresar el Amor de Dios en el seno mismo de la Iglesia abrazando a los que no somos iguales sino distintos. Ese clima es el que debe ser posible respirar en cada parroquia, la de un amor entrañable, sincero, respetuoso para cada uno de sus miembros: así se expresará el Amor de Dios de una forma concreta.

La experiencia de sentirse abrazados por Dios en la Iglesia es la que enseña luego, en la vida, en lo concreto de cada día, a abrazar a los demás, a comunicar un amor que no es nuestro, sino un don, algo recibido.

¡Esto sí es la Iglesia!

Javier Sánchez Martínez

El abrazo de Dios a los hombres

SignoyGracia

Iglesia

“Tanto amó Dios al mundo...” (Jn 3, 16). La fe -que es un don, una gracia, y que muchos experimen-tan como una necesidad y buscan tener fe- es entrar en este Amor de Dios que da sabor y color a esta vida. En ese sentido, se puede afirmar que Dios nos abraza, nos rodea con sus brazos y nos estrecha en su corazón, transmitiéndonos afecto incondicional, cercanía y acogida.

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Hechos de los Apóstoles 6, 1-7Salmo 32, 1-5. 18-191ª Pedro 2, 4-9

Juan 4, 1-12

Dijo Jesús a sus discípulos: “No perdáis la calma, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no, os lo habría dicho, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino”. Tomás le dice: “Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?”. Jesús le respon-de: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto”. Felipe le dice: ”Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. Jesús le replica: “Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: `Muéstranos al Padre´? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, tam-bién él hará las obras que yo hago, y aun mayores. Porque yo me voy al Padre”.

Christ Pantocrator. (1653) Elias Moskos.

luzdelaPalabra

“Nadie va al Padre sino por mí”Domingo V

de Pascua

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