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FICHA SOBRE:
Philippe Zarifian
Travail et comunication. Essai sociologique sur le travail dans
la grande entreprise
industielle.
PUF. Paris. 1996.
CAPTULO 4:
LA COMPRENSIN RECPROCA Y LA COMUNICACIN EN EL TRABAJO.
Comunicar es intentar comprenderse, intentar ponerse (al menos
parcialmente) de acuerdo sobre algo. Es tambin querer comprenderse.
Para los cuadros de una empresa, comunicar es a menudo transmitir
mensajes y asegurarse que sus destinatarios, es decir los
subordinados, los asimilarn bien. Concepcin cuya ingenuidad no deja
de sorprender. 115.
Es incontestable que en la empresa moderna se hacen esfuerzos
para comunicar, pero es muy incierto que esto conduzca a algo que
se parezca a una comprensin mutua. No es que
los asalariados sean obtusos sino, al contrario, es porque son
inteligentes y poseen una fuerte inteligencia de su propia situacin
que ellos no buscan en absoluto comprender aquello que se
les quiere comunicar, puesto que el simple hecho de tomarlos
como destinatarios de un mensaje jerrquico indiscutible es burlarse
suficientemente de ellos y hacer que el contenido del mensaje sea
secundario. 115-116
As la empresa comunicante se parece ms a las relaciones entre un
ocupante y la poblacin ocupada que a la bella imagen que se le
propone al visitante apresurado o al cuadro aislado en su oficina.
Por lo dems este sentimiento de extraeza, de distancia de estatuto
social y en la comprensin mutua, est muy presente en los cuadros
superiores de
produccin. 116.
Y sin embargo la comunicacin en el trabajo es un verdadero
problema, se podra decir que un problema clave de la eficiencia
industrial y de la vida social en la empresa . 116.
1. SOBRE LA RACIONALIDAD DE LA ACCIN COMUNICATIVA.
Tenemos una fuerte deuda con Habermas por haber desarrollado un
nuevo concepto de racionalidad que pone en cuestin el legado de Max
Weber. El ha dado una forma
teorticamente sofisticada a la idea simple de que comunicar es
comprenderse. 116-117.
Pero el concepto habermasiano de comunicacin pone problemas en
cuanto excluye explcitamente que sta pueda verdaderamente existir
en el tipo de lugares que son las empresas, las instituciones
econmicas del capitalismo. Para l, estos lugares son necesarios,
pero su carcter de preorientados a un fin, a la bsqueda de
rentabilizacin monetaria del
capital, impide por principio que se realice una autntica
comunicacin. Habermas habla de una pseudocomunicacin: la gente
habla, pero este hablar est constreido y es objetivamente
instrumentalizado por los fines del sistema. 117.
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Hay que rechazar este punto de vista particularmente poco
dialctico de Habermas, apoyndonos sobre sus propios aportes: usar a
Habermas contra Habermas. 117.
1.1. La accin orientada al xito frente a la accin orientada a la
comprensin mutua:
las definiciones dadas por Habermas.
Habermas distingue entre dos grandes categoras de accin: una
orientada al xito y otra a la comprensin mutua. La accin orientada
hacia el xito es una reformulacin de la accin
social racional orientada a fines de Weber. Habermas llama
instrumental una accin orientada al xito cuando se la considera
bajo el aspecto de la prosecucin de reglas tcnicas
de accin cuyo grado de eficiencia se evala en un contexto de
estados de cosas y de
acontecimientos. Las llama estratgica cuando se la considera
bajo el aspecto de la prosecucin de opciones racionales de modo que
se evala su grado de eficiencia segn la
influencia adquirida sobre otro, este mismo racional. 118.
Habermas asimila entonces la accin orientada al xito y el modo
de coordinacin de acciones que le corresponde al efecto de clculos
de xito egocntricos: los otros seres humanos son as vistos como
medios para obtener los fines, se trata de ejercer sobre ellos
efectos de orden causal (manipularlos). 119.
Habermas distingue dos maneras de llevar a cabo una accin
orientada al xito haciendo actuar a los otros en provecho
propio:
una directamente instrumental, cuyo ejemplo es una orden dada a
alguien. Esta manifestacin de una relacin de poder puede ser
puramente factual o mucho ms
permanente, cuando est cubierta por un contexto normativo tal
que la orden aparece
como legtima al otro. Forma cannica de funcionamiento de la
empresa.
una indirecta, que corresponde al aspecto estratgico de la
accin. Se trata ahora de actuar por influencia sobre los motivos y
decisiones de otro, influencia que puede manifestarse por seduccin,
sugestin, gratificacin. Puede llegarse as a que la
persona utilizada (manipulada) adhiera subjetivamente a lo que
se le demanda hacer
pero Habermas sostiene que no hay, en este caso, un acuerdo
verdadero, el entendimiento es ficticio dado que la orientacin
dominante es la bsqueda
egocntrica de xito. 119.
En la accin orientada a la comprensin intersubjetiva los
participantes persiguen sus objetivos individuales con la condicin
de que puedan acordar mutuamente sus planes de
accin sobre la base de un consenso y de definiciones comunes de
la situacin. En este caso
hay bsqueda de entendimiento y no tentativa de influencia: se
trata de entenderse con alguien a propsito de algo. 120.
Habermas seala, con razn, que la produccin de un entendimiento
va a dar un carcter particularmente slido a la coordinacin de las
acciones. En la accin comunicativa, el logro de la accin no es
reductible a un esquema medios-fin, sino que se debe, antes que
nada, a la fuerza racionalmente motivante de las operaciones
emprendidas en vas del entendimiento, a los efectos de motivacin y
de compromiso recproco de actores unidos por la realizacin de un
verdadero consenso. 120.
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De manera reciente, al precisar y a nuestro juicio degradar su
pensamiento, Habermas opone la accin orientada al xito y la
orientada a la comprensin intersubjetiva,
mostrando a la vez su fundamento comn: ambas son teleolgicas en
cuanto pueden ser
descritas como la realizacin de un plan individual que se apoya
sobre la interpretacin de la
situacin del actor. 120.
Para Habermas, y mostraremos nuestro desacuerdo sobre este punto
esencial, desde el punto de vista de los participantes los dos
mecanismos y los dos tipos de accin que les
corresponden se excluyen mutuamente. Es imposible emprender
procesos de entendimiento teniendo la doble intencin de establecer
un acuerdo sobre algo con un participante en la
interaccin y ejercer sobre l un efecto de orden causal. 121.
La cuestin es que no podra haber bsqueda de un verdadero
entendimiento, comunicacin autntica, si no se rompe, al menos en
los marcos de una discusin
argumentada, con toda racionalidad orientada a fines, con toda
bsqueda as orientada de un
xito egocntrico. 121.
El telos del entendimiento, que es segn Habermas inherente a las
estructuras del lenguaje obliga al sujeto de la accin comunicativa
a cambiar de perspectiva: pasar de la actitud
objetivante de alguien que acta en funcin del xito y busca
producir un efecto en el mundo
a la actitud performativa de un hablante que busca entenderse a
propsito de algo con otra
persona. Es esta ruptura obtenida en la comunicacin autntica lo
que permitir alcanzar la
fuerza singular mencionada ms arriba. 121.
1.2. Los lmites de una proposicin de Inspiracin liberal.
Habermas parte de una proposicin tpicamente liberal J. Locke, T.
Hobbes- en cuanto a la accin humana: esta procede del individuo
atomizado que si bien es un producto de la
socializacin concibe aisladamente su accin segn un esquema
tpicamente voluntarista y se
encuentra con el otro en el juego de las interacciones. 122.
Para demostrar que este enfoque habermasiano es errado, se tomar
un ejemplo de todos los das: un grupo de asalariados de una fbrica
de leche y yoghurt se rene para buscar
soluciones a un problema de prdida de materia prima, la leche,
materia que representa el
principal costo de produccin de la fbrica y es un bien necesario
a la vida y al consumo. En
consecuencia la validez normativa del problema no es discutible.
Se puede decir que este
resulta de los logros del mundo de la vida, de la cultura
compartida. El grupo se rene
entonces y la caracterizacin principal de su accin es clara: est
orientada al xito, pero est
guiada por un clculo egocntrico y procede de planes de accin
individuales?, en absoluto.
Como ocurre frecuentemente en la vida de una fbrica es una
apreciacin colectiva que est
en el origen de la identificacin del problema y, sobre todo, es
colectivamente que la accin
se emprende, sin clculo egocntrico. Es muy corriente en la vida
productiva dirigirse a un
xito en funcin de un clculo que no tiene sentido sino por el
alcance social del resultado.
123.
Se podra sin duda decir que el grupo se ha reunido a demanda del
director de produccin, pero ste tampoco opera mayormente segn un
clculo egocntrico, en el sentido preciso del
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trmino (centrado sobre su ego y su inters personal) sino segn un
razonamiento que se
desprende del ejercicio de su funcin. Si hay egocentrismo, es un
egocentrismo funcional, propio de una institucin, la empresa. Se
constatar que una vez el grupo formado, su
dinmica sobrepasa la intencionalidad inicial del director e,
indirectamente, la de la empresa.
Una realidad nueva existe, algo que Habermas ignora, obsesionado
por la representacin
puramente funcionalista y abstracta que tiene de la empresa. Es
un hecho permanente en las
actividades profesionales ordinarias el surgimiento de
realidades que exceden las simples
prerrogativas funcionalizadas. 124.
El grupo va a desarrollar una gestin muy prxima a la accin
comunicativa de Habermas, al menos en el aspecto cognitivo de su
teora: ponerse de acuerdo sobre algo que se presenta
en el mundo objetivo. Va a intentar precisar el problema y
estudiar sistemticamente las
causas posibles de ste fundndose a la vez en:
el acceso libre e igual a la palabra de cada miembro, que va a
hacer valer sus ideas al respecto, argumentar, proponer y hacer
aserciones en cuanto a la verdad de las cosas;
gestiones de investigacin realizadas para fundar esas
aserciones; realizacin progresiva de un acuerdo al respecto.
124.
Puede decirse que durante la discusin/investigacin sobre las
causas de las prdidas y sobre las opciones de accin cada individuo
se va a comportar segn el esquema ideal e
Habermas, sin buscar influenciar sus colegas? Seguro que no.
Toda apreciacin realista de
este gnero de debate muestra que, desde el punto de vista de los
participantes (que con razn
mantiene Habermas) existe una mezcla inextricable de pura
argumentacin y de juego de influencia. Prctica de influencia que no
se debe a una perversidad egocentrada, a una mirada intrnsecamente
manipuladora, sino ms prosaicamente al hecho de que:
la racionalizacin de los conocimientos operados en el lenguaje
es, salvo para distinguidos tericos, una mezcla de puesta en marcha
de pretensiones argumentables
y de desarrollo de intuiciones que toman la forma de sugestiones
(intentos de formarse
y de imponerse por la influencia, sin que la cohesin del grupo y
la igualdad de acceso
a la palabra sean comprometidas);
cada uno sabe que, en una produccin altamente socializada, todo
asalariado a travs de su accin induce efectos causales en otros y,
por consiguiente, influencia en el
sentido de Habermas la accin del otro. Esta prctica de
influencia es ms un signo de
cooperacin, de atencin a los otros que de buscar influenciar sus
pensamientos. 125.
Por lo dems, el problema de la influencia recproca hace parte
necesariamente del debate y debatir sobre ella no consiste en
ponerse de acuerdo sobre un hecho sino en buscar un
arreglo aceptable sobre el contenido de las prcticas sociales de
trabajo. Esto es, ponerse de
acuerdo sobre normas de accin que admiten el juego de
influencias.
En definitiva, el resultado de la actividad del grupo se obtendr
por intermedio de una accin comunicativa impura, la expectativa
colectiva de un xito, en el seno de la cual la racionalidad en
torno a fines va a jugar tanto como la orientada al consenso. Se
entiende bien
que Habermas propone modelos de accin sin pretender tratar la
realidad concreta, cuestin
que no es problema. Donde s resulta imposible seguirle es
en:
suponer que el punto de partida de la accin es el inters y el
plan de accin individual. Puede perfectamente ser de otro modo.
Cuando el punto de partida es
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colectivo, la cuestin `principal no es coordinar acciones sino
construir una actividad futura colectiva, desarrollar una
cooperacin; estipular que la accin orientada al xito debe
automticamente (en el modelo) proceder de clculos egocntricos,
cuando la lgica de los clculos puede ser
absolutamente distinta. En el caso, es el inters comn por no
perder materia prima, el
sentido colectivo asignado a este valor y la toma en cuenta del
carcter altamente social del proceso de produccin lo que gua los
clculos;
suponer que el individuo no va a aparecer sino en la forma ideal
de la insercin en una discusin rigurosamente argumentada, cuando la
individualidad concreta, en la
mayora de los casos, se manifiesta con sus medios y sus lmites,
de los cuales el juego
de influencias forma parte;
sobre todo, dado que esto es lo esencial, afirmar que la accin
orientada al xito y la orientada a la comprensin interpersonal son
incompatibles, cuando la realidad
muestra un entrecruzamiento de los dos modelos. 126-127.
Permanece sin duda lo esencial: los dos modelos propuestos por
Habermas, a condicin de tratarlos de manera mucho ms dialctica,
admitiendo a la vez su oposicin y su
complementariedad y, por consiguiente, discutiendo condiciones
que inclinan la balanza en un
sentido o en otro, son operadores intelectuales potentes y
preciosos. 127.
La accin orientada al xito puede, en ciertas ocasiones,
presentarse del modo que habla Habermas, pero hay que precisar
dnde, en el contexto de qu relaciones, con qu individuos.
Es decir, el anlisis precisa un anclaje material que se
desvanece en el formalismo habermasiano. 128..
1.3. El alcance de la accin comunicativa en la organizacin
productiva y su acoplamiento con la
racionalidad orientada a fines
En la actividad industrial hay orientacin al xito en la medida
en que son buscadas y si es posible alcanzadas performances que
permiten calificar socialmente a la organizacin
productiva. Dicho de otro modo, asegurar la sobrevivencia del
lugar de produccin. Diversas
caractersticas animan esta bsqueda de xito:
Hay que bajar costos, mejorar calidad, aumentar flexibilidad,
reducir demoras. Por qu? Por las reglas de competencia y de
competitividad adoptadas por las empresas,
por las determinaciones ms profundas del modo de vida y de las
exigencias que
inducen respecto a qu se demanda producir, por otras
razones.
El complejo costos-calidad-flexibilidad-demoras es difcil de
alcanzar y no puede ser obtenido a partir de un clculo lineal: es
inmediatamente contradictorio hablar de
bajar los costos y elevar calidad. La nica manera es intentar
obtener el mejor
compromiso posible entre los niveles a los cuales cada
compromiso es alcanzado. Este
compromiso es en s mismo inestable, ser a menudo necesario
revisar los arbitrajes
para mejorarlo. Pilotear tales sistemas de produccin exige
compromisos y arbitrajes,
lo cual imposibilita un razonamiento lineal y fijado entre fin y
medios.
Las performances son mviles, evolutivas, sea por progresin
relativamente continua, sea por saltos. Las performances no son la
finalidad de una unidad de produccin, se dice que el cliente es
rey. A pesar de la parte de mistificacin que expresa esta
afirmacin,
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encierra algo de realidad: una organizacin productiva no es, en
ltima instancia, juez
de ella misma, la sancin ser siempre externa, provendr del
cliente. 129-130.
La tesis que queremos ilustrar puede enunciarse de manera
simple: si el management apela con tanta importancia a la
comunicacin es que:
por una parte, el de las grandes empresas, ha comprendido los
lmites de una accin puramente manipuladora, ms que no sea a causa
de la diversidad y complejidad de
los problemas a resolver, pero tambin porque ha intuitivamente
percibido la
importancia de la automotivacin de los asalariados;
por otra parte, y sobre todo, la accin orientada al xito est
condicionada, en su logro, por la accin orientada a la comprensin
interpersonal, por razones referidas a
la naturaleza misma del trabajo industrial y a las cuestiones
que debe tratar. 130-131.
Esta primera tesis abre camino a otra ms ambiciosa: la accin
orientada al xito puede ser envuelta en la accin comunicativa,
devenir uno de los vectores en una interrogacin ms vasta sobre el
por qu de la actividad productiva misma. 131.
Para Habermas, dado que la accin comunicativa sirve para ponerse
de acuerdo sobre algo en el mundo objetivo el lenguaje sirve par
representarse los hechos, las circunstancias, los
acontecimientos, bajo la forma de proposiciones dirigidas a
decir la verdad. Es claro que no
hay debate si la verdad no pone problemas. Esto no tiene nada de
gratuito en la actividad
productiva. Intentar ponerse de acuerdo sobre lo que es del
mundo objetivo, es decir
simplemente del mundo en el cual los asalariados estn insertados
y que deben hacer funcionar es una condicin de base de la vida (de
la sobrevivencia) desde el momento en que ese mundo est en
movimiento rpido y que no se puede apoyarse sobre puras rutinas,
sobre
un stock de saber preexistente. 131.
Tomemos el ejemplo del lanzamiento de un nuevo equipamiento o de
un nuevo producto. Se podr constatar a qu punto tales momentos son
cargados de reuniones de todo tipo, de
intercambios verbales, de consultas escritas. Es decir, cargados
de un fuerte despliegue de una
actividad lingstica en una manera que tiende a ser relativamente
igualitaria: la industria ha
pasado por suficientes penurias como para que incluso los
ingenieros se den cuenta de que, en
estos casos, hay que tener en cuenta la opinin de los obreros de
produccin. 132.
Por qu se debera en la produccin moderna hacer equivalentes un
avance en los conocimientos y ponerse de acuerdo? Constatamos que
es as, que nadie puede por s y ante s
pretender decir la verdad sobre el conjunto de una situacin
productiva, se debe tener en
cuenta:
el carcter altamente socializado de la produccin, al punto que
nadie puede una visin completa. No se puede pretender producir un
saber coherente y globalizante sin
que se renan y confronten saberes parciales;
el carcter problemtico de esta produccin: no podemos afirmar
categricamente una certeza porque el mundo objetivo del que
hablamos est el mismo atravesado por incertidumbres sobre lo que es
en realidad, sobre lo que son los fines mismos, es
decir, sobre lo que es el mejor arbitraje posible entre fines
contradictorios y porque
existen lgicas internas de accin que se refieren a una gran
diversidad de actores que
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no tienen ninguna razn, en una organizacin amplia y compleja,
para converger
espontneamente. 132.
La interpenetracin que proponemos contra Habermas- entre
racionalidad comunicativa y racionalidad orientada a fines supone
una tensin entre dos maneras de definir la validez.
Los participantes pueden adherir a una asercin en la medida en
que conocen las condiciones
en las cuales es verdadera. Pueden tambin ser animados por el
xito de sus acciones
prcticas. As a las condiciones de verdad estn asociadas las de
logro de fines presentes en
las relaciones que unen a las personas. No una despus de la otra
sino en conjunto. 135.
Es en la relacin interna entre verdad y logro, de modo que una
no se reduce al otro pero puede jugar sin l (y viceversa) que esta
forma de pretensin de validez acta concretamente.
Sobre este punto, decisivo, que se refiere a la racionalidad
prctica en el sentido de Bourdieu
que nos separamos de Habermas. 135.
Estamos ante una forma cada vez ms corriente de aprendizaje
industrial, de desarrollo de conocimiento sobre la produccin, uno
de los motores esenciales de sta. Sostenemos que la
accin comunicativa ya ha hecho su lugar y conformado un espacio
en el trabajo, aunque sea
en una forma impura, si nos referimos al modelo ideal
habermasiano. 135.
2. EL XITO PRCTICO RETORNADO COMO TRANSFORMACIN SOCIAL.
Si hemos mostrado cmo la accin comunicativa puede sostener
aquella orientada al xito y devenir garanta de eficacia, lo inverso
queda por definir y se puede tener la intuicin de que
su importancia es an mayor. Numerosos signos muestran que ya no
va ms pensar la
produccin como un universo cerrado que se autojustifica. La
actividad productiva devendra
entonces un simple recurso de desarrollo social. Es esto lo que
introduce de modo confuso y,
a veces, francamente reaccionario, la crtica del productivismo.
136.
Habermas indica que la accin comunicativa supone siempre el
trasfondo de un mundo de la vida compartido, que permite hablarse y
comprenderse previamente a la conclusin de todo
acuerdo o desacuerdo. Ese mundo tiene tres componentes: la
cultura como provisin de
evidencias culturales y sociales, la sociedad como red de rdenes
institucionales y la
estructura de la personalidad. El mundo de la vida forma la
sociedad. 136-137.
Se puede considerar que ese mundo de la vida no es slo el
trasfondo de la accin comunicativa sino tambin su material, aquello
que ella debe transformar. En todo caso sera
muy ingenuo pensar que el debate argumentado pueda por s solo
poner en cuestin , incluso
parcialmente, evidencias slidamente ancladas de modo implcito-
en la cultura, la sociedad y la personalidad. 137-138.
Se precisa no solamente que este mundo de vida est en crisis y
que la accin comunicativa haga emerger nuevos referentes sino
tambin que se opere una revisin prctica, a la luz del
contacto con las relaciones sociales concretas y teniendo en
vista la crudeza de los inmensos
problemas ante los que no se puede permanecer insensible,
comenzando por la fuerza de la
exclusin social. 138.
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Algunas hiptesis:
1. El nuevo modelo productivo que se esboza y al que intentamos
dar forma representa una paradoja. Sobre sus principios de eficacia
y los valores morales que
movilizan, este modelo se sita netamente ms all del saber
intuitivo del mundo
de la vida, el cual moviliza espontneamente referentes
conservadores. Desde
muchos lados el modelo de la cooperacin intersubjetiva es una
respuesta
avanzada a la crisis de nuestra cultura en condiciones de poder
coincidir con
problemas de eficacia productiva. Pero la paradoja es que
directamente
confrontado a la relacin econmica tiende a estrecharse y a
excluir. Su poder es
fuerte en cuanto avanza sobre la cultura dominante de manera
prctica y es dbil
en cuanto contestable por quienes sufren la exclusin.
2. La cuestin de fondo est pues en apoyarse sobre el potencial
(fuerte) de eficacia orientada a fines de este nuevo modelo, sobre
la claridad que puede hacer surgir su impacto prctico, para
reconsiderar un contenido cultural y una
representacin de la constitucin de la sociedad tales que puedan
interpelar las
normas productivas e introducir un distanciamiento con la
relacin econmica.
Conviene preguntarse hasta qu punto el modelo y las normas
morales asociadas a
la comunicacin autntica y a la cooperacin (por no hablar de su
contenido tico-
prctico) pueden ser sobrepasadas, considerando esta cooperacin
no como un
modelo productivo sino como forma de una ciudadana que cuestiona
los lmites
del mundo econmico.
3. Esa paradoja expresa un bloqueo que a nivel estrictamente
terico subsistir mientras se oponga racionalidad en torno a fines y
racionalidad en torno a valores,
accin orientada al xito y accin orientada a la comprensin mutua.
La nica
manera de superar ese bloqueo conceptual es dar toda su
legitimidad a la accin
comn orientada al xito, a condicin expresa que su contenido
moral prctico sea
revertido en una redefinicin de nuestra cultura y de sus modos
de socializacin,
una subversin de nuestra aprehensin del mundo de la vida: algo
que compromete
la sociedad civil en su conjunto y una nueva forma de ciudadana.
139-140.
CAPTULO 5:
COMUNICACIN Y COMUNIDAD.
(A la bsqueda de una comunidad crtica para cambiar la
organizacin industrial).
La comunicacin no tiene consistencia durable sin que sea
definida una forma de pertenencia social de quienes comunican. En
la misma medida en que parece posible sostener
un desarrollo prctico de la accin comunicativa a nivel de
colectivos de trabajo de relativa
proximidad, somos puestos ante un gran interrogante luego que
pensamos las cosas a nivel
ms vasto. La cuestin es saber si es posible que el principio de
la comunicacin en el trabajo
sea difundido de manera amplia, sobrepase las situaciones
microsociales, en tal taller o tal
empresa: Qu tipo de conjunto social, qu tipo de comunidad y de
prctica en el seno de esta son hoy susceptibles de portar tal
proyecto?. 141.
El trayecto terico que hemos debido hacer ha sido crucial.
Habamos llegado a la certeza de que haba realizar una crtica
particularmente fuerte frente a la hiperdominacin, sea de los
abordajes sistmicos (la empresa es un sistema en el cual cada
uno debe encontrar su lugar
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asumiendo su parte de responsabilidad), sea de los abordajes
institucionalistas (la empresa es
una institucin, micro-sociedad regulada, en la cual se
establecen relaciones por la
cooperacin o el conflicto sobre la base de convenciones y
reglas). 141-142.
Nuestro propsito es de encontrar un concepto de comunidad de
accin que corresponda a la toma en cargo colectiva del proyecto que
concibe el trabajo segn el principio de la
comunicacin difundida en toda su amplitud. Concepto que supera y
deja atrs el sistema y la institucin. 142.
1. EL CONCEPTO DE COMUNIDAD: EL APORTE DE MAX WEBER.
Habermas no ha tratado hasta hoy el problema de las formas
organizacionales que favoreceran y sostendran el desarrollo de la
accin comunicativa y permitiran asegurar una
comunicacin a distancia, entre personas sin nexo directo entre
ellas. Es posible que lo haga algn da a travs de un retrabajo sobre
el concepto de espacio pblico. Recurriendo a la
tradicin kantiana el se ata al potencial de universalidad
formalmente contenido en toda
pretensin de validez, pero este abordaje formal no dice cmo, de
modo prctico, ese
potencial puede afirmarse en una comprensin mutua que alcance a
masas amplias. 142.
Muy caracterstico de su impasse terico es el recurso creciente
que Habermas hace al carcter trascendental de las exigencias de
validez. Estas poseen una doble cara, en tanto
exigencias trascienden todo contexto local, pero en la medida en
que su tarea es de constituir
un soporte del acuerdo entre los participantes a la interaccin,
motor de la coordinacin, ellas
deben simultneamente ser emitidas y reconocidas aqu y ahora.
143.
Para qu sirve, en el nivel prctico, emitir a travs del lenguaje
pretensiones de validez universal si el acuerdo no puede ser
obtenido y puesto en aplicacin de manera local? Salvo
forzar la comunicacin imponiendo a los no participantes este
acuerdo local, es decir, salvo
para contradecir el principio democrtico de una acuerdo
libremente concluido, inherente a la
accin comunicativa, no se ve para qu sirve ni qu transforma esta
validez universal. La gran dificultad es que el modelo de la accin
comunicativa no admite, salvo negndose, el uso
de medios coercitivos que una accin instrumental no vacilara en
emplear. Si se quiere evitar
esta impasse hay que retomar el problema de las formas
institucionales y mediticas all
donde Max Weber lo haba dejado. 144.
1.1. Comunidad y sociedad: de Tnnies a Weber,
el descrdito alcanzado por el concepto de comunidad.
Tnnies establece una distincin cannica entre comunidad y
sociedad. La comunidad reposa sobre la adhesin unnime y
prerreflexiva a valores sustantivos, en tanto que la
sociedad est fundada sobre la estricta individualizacin de los
intereses que conduce a la
bsqueda consciente del compromiso o de la asociacin voluntaria.
145.
Weber en Economa y Sociedad retiene las definiciones de Tnnies.
Comunidad es sentimiento no racional, desarrollado de manera
tradicional o afectiva, de pertenecer a un
mismo conjunto, sociedad es una agrupacin de intereses motivados
racionalmente en torno a
valores o a fines. Introduce as un claro desequilibrio entre los
dos conceptos. 146.
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Si se pasa del modelo a la prctica habra que admitir que las
colectividades reales se aproximan fuertemente a sociedades,
racionales en cuanto al comportamiento de los
individuos pero sometidas a un enfoque tecnicista y burocrtico
de las necesidades mismas de
coordinacin entre actores. El desarrollo de las teoras sociales
funcionalistas, despus
sistmicas, sera la consecuencia lgica de una tal evolucin hacia
la dominacin de la
racionalidad en torno a fines, de la misma manera que las teoras
contextualistas de la accin
seran el registro, tambin ideolgico, del carcter intrnsecamente
restringido y limitado de
toda integracin social racional en torno a valores. 147.
1.2. Por una rehabilitacin del concepto de comunidad.
En otro texto (Ensayos sobre la teora de la ciencia) Max Weber
desarrolla un abordaje mucho ms rico del mismo problema. 148.
1.2.1. La actividad comunitaria.
Weber habla de actividad comunitaria all donde una actividad
humana se vincula de manera significativa, portadora de sentido, al
comportamiento de otro. Ella es el objeto
primario, la forma elemental de una relacin colectiva que
acarrea un intercambio de
significacin entre los individuos concernidos. Uno de los
elementos normales de la actividad
comunitaria consiste en lo que Weber llama las expectativas que
deja entrever un comportamiento del otro y, en consecuencia,
respecto de las opciones que estimamos
favorables para el xito de nuestra empresa. 148.
La actividad comunitaria se explica entonces por la existencia
objetiva de esta suerte de opciones, lo que quiere decir la
probabilidad, expresada en un juicio colectivo de posibilidad,
que indica que se puede contar en buen derecho con estas
expectativas en cuanto al
comportamiento del otro. Se ve entonces que en la actividad
comunitaria bsica hay a la vez:
una manera de relacionarse al comportamiento de otro que es
significativa y una manera de
contar, con buenas probabilidades, con un comportamiento
esperado del otro. A este nivel
elemental no es necesario ningn reglamento, se precisa
simplemente un habitus con el cual cada uno puede razonablemente
contar. 148-149.
Weber explicita que:
1. La actividad racional en torno a fines, para alcanzar el
xito, se regula de acuerdo a
expectativas fundadas sobre acontecimientos determinados de la
naturaleza (como en
toda produccin industrial: en qumica se espera que tal reaccin
se produzca, en
mecnica que el metal se comporte de tal manera) pero se regula
tambin segn
expectativas de un comportamiento significativo determinado de
otros seres humanos.
Hay entonces posibilidades racionales de previsibilidad.
149.
Relaciones significativas son aquellas sobre las cuales, de un
modo u otro, los
miembros de una comunidad estn de acuerdo, opera el efecto de un
mnimo de
comprensin mutua. Hay que destacar que Weber , a diferencia de
Habermas, no
supone que este acuerdo resulte de un verdadero proceso de
comprensin mutua, la
palabra acuerdo es utilizada en el sentido dbil de un
entendimiento sobre el hecho
-
11
de que las cosas deben pasar de tal manera. Es la extensin ms
que intensidad del
acuerdo lo que le preocupa. 150.
Pero es perfectamente posible que las expectativas sean objeto
de acuerdo sin definicin explcita de un acuerdo. Qu opera ac? En
primer anlisis es la cultura,
en el sentido habermasiano de un conjunto de evidencias
culturales que todos
compartimos con otros, pero tambin un sentido althusseriano de
la ideologa, es
decir, prcticas culturales que nos constituyen como sujetos
actuando en conformidad
a ellas. Es esta conformidad que da buenas posibilidades de
esperar un
comportamiento determinado de otro. 150-151.
2. La actividad racional en torno a valores juega igualmente en
la pertenencia a una
comunidad pero de manera diferente. En este caso la actividad no
tiene ms necesidad
de orientarse segn expectativas sino segn valores. En el caso
lmite, basta saber que
la actividad significativa con otro puede orientarse simplemente
de acuerdo a lo que se
cree es el valor compartido de su contenido significativo en
tanto tal. En una
comunidad compartimos los mismos valores y podemos intuir el
comportamiento de
otro. 151.
En los dos casos, la actividad comunitaria es perfectamente
racional, a la vez que se constituye en factor de estabilizacin de
las actividades sociales. Es fcil ver que estas
definiciones de Max Weber pueden cmodamente aclarar lo que pasa
en la actividad
profesional. En toda actividad industrial la exigencia de
acuerdo se sita a un nivel
sensiblemente ms dbil que la accin comunicativa de Habermas,
pero al mismo tiempo
permite dar cuenta de una amplia gama de prcticas elementales de
cooperacin en el trabajo. 151.
1.2.2. La acitividad comunitaria basada en el entendimiento.
Puede decirse que la actividad comunitaria expresa entendimiento
cuando se desarrolla, en cuanto a sus efectos, como si hubiera una
acuerdo explcito previo sin que tal acuerdo haya
debido ser formalizado o exista. Tal es el caso, por ejemplo,
del acuerdo racional en torno a
fines del intercambio monetario, en el cual orientamos nuestra
accin con la esperanza de que
un gran nmero de oreas personas acepten este dinero, esto es, en
funcin de una relacin significativa con la actividad futura de una
multitud indeterminada de individuos. Otro
ejemplo es el de una comunidad lingstica, en la cual los
miembros se orientan de acuerdo a
la esperanza de alcanzar en otros la comprensin del sentido
buscado al utilizar la lengua y
utilizan ciertos smbolos como si los que hablan lo hicieran segn
reglas gramaticales
convenidas, etc., pero no hay un acuerdo formal para utilizar la
lengua de tal o tal manera.
152.
En este caso lo que es necesario no es una reglamentacin del
comportamiento sino el entendimiento. Un punto fuerte del anlisis
de Weber es que ste no supone:
ni la realizacin de un acuerdo fuerte, en el sentido de la
comprensin mutua de Habermas;
ni, a la inversa, la simple toma en consideracin de una situacin
comn. 153.
-
12
Se puede ver que la accin comunicativa puede fundarse sobre una
actividad comunitaria elemental que permite entender sobre las
acciones y el sentido que cada uno les da, el seno de
una red potencialmente muy amplia de personas, sin pasar por la
formalizacin de un acuerdo
previo. El operador de este entendimiento es la cultura, no por
supuesto en el sentido
culturalista del trmino ni en de un simple trasfondo de la
comunicacin mundo de vida- sino en el sentido de la transformacin
de los individuos en sujetos de una misma comunidad
en la cual esperan compartir los mismos comportamientos. Va de
suyo que, en la actividad
productiva, poder contar con este tipo de expectativas es de
gran importancia. 153-154.
1.2.3. La actividad societaria.
Segn Weber, una actividad comunitaria deviene societaria luego
que: es presentada significativamente de acuerdo a las expectativas
esperables en virtud de reglamentos ori;
el estatuto de stos ha sido establecido de una manera racional
en torno a fines, en funcin de la actividad de individuos
socializados;
que la orientacin significativa se opere de manera subjetiva
racional en torno a fines.
Es decir, se pasa de la comunidad a la sociedad por el hecho de
la aparicin de reglamentos,
establecidos por individuos socializados y segn la sla
racionalidad en torno a fines, lo que
excluye la racionalidad en torno a valores: la puesta en comn de
actividades racionales en
torno a valores no tiene necesidad de reglamentacin. 154.
La reglamentacin puede formalizarse de dos maneras: por derecho:
sociolgica mente se entiende por derecho un reglamento cuya validez
emprica es garantizada por un aparato de coerciones;
por convencin, un reglamento garantizado nicamente por la
desaprobacin social. 155.
Weber deja entonces abiertas dos posibilidades: sea que la
reglamentacin es establecida por una fraccin limitada de individuos
en beneficio del conjunto y tendr tendencia a imponerse por la
coercin (interiorizada o legtima);
sea que resulta de un acuerdo verdadero, ms profundo que el que
est implcito en un entendimiento comunitario, explcitamente
formulado, que se acerca al ideal
habermasiano de la accin comunicativa. 156.
1.2.4. La institucin.
El anlisis de Weber se aclara luego que se pasa a la cuarta
categora, la institucin. Las comunidades que se pueden llamar
instituciones se caracterizan:
al contrario de las asociaciones con determinados fines, por el
hecho de se pertenece a ellas en virtud de situaciones puramente
objetivas, independientemente de
declaraciones de adhesin;
al contrario de las comunidades en base a entendimiento, por el
hecho de que comportan reglamentos racionales establecidos por
algunos y un aparato de
coerciones concebido como elemento que contribuye a determinar
la actividad.
-
13
El tipo de estructura poltica que llamamos Estado ilustra bien
lo que es una institucin. Hay una fuerte reduccin de la autonoma
del individuo, los reglamentos son casi siempre
otorgados. 157.
De all se instaura una divisin del trabajo entre los
reglamentantes y los reglamentados, hay:
un primer grupo formado por quienes otorgan o sugieren las
reglamentaciones racionales de una socializacin, institucin u
asociacin a fines determinados;
un segundo grupo, los rganos de la socializacin, que interpretan
subjetivamente estos reglamentos y los aplican activamente (sin
conocer
necesariamente los fines previstos);
un tercer grupo, que conoce aproximadamente la manera de aplicar
los reglamentos, los utilizan en tanto pueden contar con
expectativas determinadas de comportamiento
de otros;
un cuarto grupo, la masa, respeta el reglamento por tradicin o
se conforma con un cierto sentido medio del mismo, ignorando los
fines, el sentido real e incluso la existencia de ese reglamento.
158-159.
La tendencia de las instituciones es as a desarrollar un
entendimiento por sumisin, sobre la base de lo que es habitual,
familiar, inculcado, repetido, etc. En cierta manera se puede
decir que la fuerza de la actividad comunitaria elemental se
disuelve y que no queda ms que
su efecto. Lejos de universalizar (segn la preocupacin de
Habermas) la institucin lleva a
una visin restringida y pasiva de los fines y de los valores.
159.
El concepto de comunidad se nos aparece, desde el punto de vista
de una dinmica cognitiva como de una dinmica de la accin conjunta,
de la cooperacin, netamente ms
fuerte que el de sociedad y, sobre todo, de institucin, an
cuando la lucidez obliga a
constatar, en el pasado de nuestra civilizacin al menos, una
tendencia histrica a la
transformacin de una en otra. 159-160.
Entonces cmo permitir una extensin de la socializacin sin caer
en el proceso de institucionalizacin, en el sentido preciso en que
habla Weber, es decir en el sentido de un
proceso que instala la sumisin en lugar del acuerdo? Puesto de
otro modo: cul puede ser
la forma de una organizacin que no sea una institucin y que
favorezca efectos de
socializacin, con una racionalizacin de las expectativas que le
permita ser una organizacin
productiva eficiente?. 160.
1.3. Fundamentos del concepto de comunidad.
Todo el anlisis de M.Weber sobre la actividad comunitaria toma
como punto de partida el individuo aislado, no se interroga
ontolgicamente sobre el individuo mismo. Pero en la
individualidad moderna podemos distinguir entre:
la singularidad, cada individuo no es reducible a otro, por esto
no se confunde con particularidad (parte de una generalidad). La
singularidad es la especificacin de un
proceso.
la comunalidad, carcter comn de los individuos, pertenencia comn
que funda el ser de los individuos en una comunidad. 161-162.
-
14
Existe una tensin entre singularidad y comunalidad, cada uno es
a la vez singular y miembro de diversas comunidades. Individuo y
comunidad existen a un mismo nivel
elemental, en relacin recproca, son adems mviles, se transforman
de manera casi
permanente. No se da algo en comn si no existe un fundamento, un
zcalo material que
especifica la naturaleza comn. Lo cual quiere decir que si la
comunidad entra en crisis es el
individuo mismo que est en crisis y no slo la solidez del nexo
social. Es as porque la
comunidad le es interna, representa una parte de l mismo.
162-163.
Nuestra hiptesis es que en el universo de la produccin
industrial estamos en tal situacin de crisis. No es que los nexos
sociales estn en problemas, sino que las formas comunitarias que
constituan este universo han sido vaciadas de su sentido
intersubjetivo y de
su contenido objetivo, su valor. 163.
2. COMUNIDAD Y COMUNICACIN: ALGUNAS PROPOSICIONES.
Si partimos por la distincin weberiana entre comunidad e
institucin, parece posible poner la cuestin de una organizacin
comunitaria en condiciones de portar un modelo productivo
fundado en el principio de la comunicacin lingstica. 164.
2.1. A la bsqueda de nuevas evidencias culturales.
A propsito del concepto de cultura tal cual es
movilizable en la accin comunicativa.
Habermas tiene razn al hablar de la cultura que puede ser
movilizada en la accin comunicativa en trminos de evidencias
culturales. Nosotros postularemos las tesis siguientes:
1. Toda cultura presenta en su consistencia simblica e
imaginaria no las relaciones de produccin sino la relacin de los
individuos con ellas. La cultura presenta la
manera con la cual se vive las relaciones de produccin, las
presenta desde un
punto de vista subjetivamente significativo, condicionando as la
produccin de
bienes y servicios. Es entonces ms que un trasfondo, una
componente de la
accin.
2. La cultura constituye los individuos en sujetos del propio
discurso, de las propias prcticas de simbolizacin, de la comunidad.
De manera ms general y no slo
como produccin cientfica, es propio de la cultura imponer las
evidencias como
evidencias, constitutivas de nosotros mismos. Esas evidencias
producen poderosos
efectos de conocimiento. En el modelo tayloriano una mayora de
asalariados
sufra el efecto de la negacin de su existencia como sujeto, su
transformacin en
objeto, seres humanos desprovistos de lenguaje y de autonoma.
Era una evidencia
para el obrero que la organizacin no le perteneca, que era
objeto de sta, y esta
evidencia engendraba en l un comportamiento de exterioridad.
Tenemos el
sentimiento de que, hoy, la interpelacin como objeto est
destinada a hundirse o
a mantenerse por formas distintas de las de un efecto
cultural.
3. La interpelacin de individuos como sujetos supone la
existencia de otro sujeto, instancia de interpelacin en nombre de
la cual la cultura interpela todos los
individuos concernidos, por ejemplo, el poder de la direccin de
la empresa. De
all esa relacin ambigua que hace que podamos pensarnos como
sujetos
-
15
autnomos y, al mismo tiempo, dependientes de una autoridad
legtima, a la cual
se le reconoce un poder constituyente.
Algunas nuevas evidencias.
Haremos algunas proposiciones simples, un paquete de evidencias,
que se desprenden de las interrogaciones precedentes:
1/ en el universo productivo se despliega la actividad de
sujetos singulares y autnomos,
capaces de desarrollar formas modernas de produccin:
2/ esos sujetos no pueden actuar sino en el seno de un trabajo
cooperativo, una actividad
comunitaria evaluada en tanto tal de acuerdo a sus
rendimientos;
3/ esta participacin se apoya en una comunicacin transversal
autntica, es decir orientada
a la realizacin de acuerdos parciales, elucidacin de objetivos,
eleccin de medios y puesta
en marcha de planes de accin. De la solidez de estos acuerdos se
desprende el compromiso
del personal en la actividad comn;
4/ esta participacin apela a un principio prctico moral de
compromiso y de respeto mutuo
entre cada persona y el colectivo, que condiciona, mucho ms que
un contrato formal, la
solidez y perennidad de la cooperacin;
5/ esta participacin supone que cada individuo, en igualdad con
los otros, pueda formarse,
informarse, expresarse, argumentar y proponer;
6/ esta actividad se valida, en definitiva, en la manera con que
un cliente o usuario recibir
los servicios que se le ofrecen, relacin con el cliente que
puede ser integrada haciendo de l
un asociado de la organizacin;
7/ esta actividad permanece sometida a las relaciones econmicas
capitalistas.
Estos siete puntos son ejemplos de lugares comunes de una
produccin moderna, aplicables
en cualquier lugar o circunstancias, fcilmente enunciables,
expresan en el campo particular
de la produccin evoluciones globales de nuestra cultura social.
168-169.
De la dificultad de organizacin de
las evidencias culturales nuevas.
Lo que afirmamos es que una cultura global de la organizacin
productiva no puede ms ser de un grupo o una yuxtaposicin de ellas,
por una razn bsica: si la vida comunitaria de
la produccin moderna continua siendo estructurada por grupos o
incluso por oficios, sus efectos sern de ms en ms contraproductivos
o las transformaciones sern operadas sin cultura, de manera salvaje
o, ms bien, de manera civilizada, al decir de Weber. 171.
Cmo desarrollar y difundir estas nuevas evidencias culturales?:
sin centro, sin gran sujeto simblico (la clase obrera, la ciencia),
a travs de seminarios, conferencias, redes de
intercambio de experiencias, artculos, visitas cruzadas de
empresas, centres de investigacin,
consultores ms o menos ilustrados.
2.2. A la bsqueda de una nueva comunidad.
El concepto de actividad comunitaria en base al entendimiento,
propuesto por Weber, parece particularmente adaptado al desarrollo
de la accin comunicativa, no es por azar que
-
16
utiliza el ejemplo de una comunidad lingstica. Tal comunidad no
se desarrolla ni por la
ficcin de un acuerdo previo, ni como efecto de un aparato
ideolgico, ni por imposicin de
normas a partir de un centro. Sin embargo, esta comunidad debe
comportar reglas, permitir contar con expectativas slidas, realizar
un entendimiento, darse formas organizadas. 172.
En el caso de la produccin este tipo de comunidad preexiste
potencialmente: hay participantes, las relaciones de cooperacin
surgen, ciertas reglas se delinean, al punto de
aparecer como concrecin de evidencias. Lo que falta es un doble
como si en trminos de Weber- es decir, que los participantes, ya
comprometidos de uno u otro modo en el nuevo
modelo de organizacin productiva y ya comprometidos en la accin
comunicativa que le
corresponde, hacen como si las reglas utilizadas localmente
tuvieran valor global, como si se pudiera contar desde ya con
expectativas regulares respecto de los nuevos comportamientos.
Hacer como si es una forma particular de socializacin, importante
en perodos de transformaciones. 173.
La existencia de ese como si no necesita ser inventada: los
asalariados participando en experimentaciones, los investigadores,
y cuadros que se implican en ello, hacen como si. Lo importante y
que sacude nuestros hbitos culturales es afirmar que, como lo hace
M. Weber,
que ese como si es suficiente para que exista una comunidad. No
solamente es suficiente sino que una socializacin fundada sobre el
entendimiento es mucho ms slida que una
impuesta por reglamentaciones coercitivas o por efectos de una
moda. Es por este como si que se supera la dificultad intrnseca a
la accin comunicativa para poner las personas
realmente en contacto. 173-175.
La posicin terica que se defiende ac es claramente
anti-institucional, en el sentido preciso de M. Weber. Esto quiere
decir concretamente que ningn grupo puede pretender
establecer una reglamentacin e imponerla a los otros. Hacerlo
transformara en obligacin
algo que no puede desarrollarse sino por adhesin. No por esto
debe entenderse este
planteamiento como anti-organizacional ni anti-societal, el no
conduce ciertamente a
ahorrarse la tarea del desarrollo organizado de la accin
comunicativa. Toda experimentacin
cuestiona las formas y estructuras de la organizacin productiva
y esto significa a menudo
cambios organizacionales mayores. Por otro lado, el contenido
del nuevo modelo es
demasiado inacabado como para no ser objeto de un debate
profundo y argumentado, no
necesitar de una formalizacin mucho ms elaborada que la
existente, no tener que explicitar
sus reglas. 175.
La comunidad en base al entendimiento la utilizamos para pensar
las condiciones de emergencia de la accin comunicativa y darle una
base lo ms amplia posible. Es probable
que sta, por sus efectos, engendre normas sociales que debern,
de una u otra manera, ser
regalamentadas y estabilizadas de manera formal. 176.
Por lo que sabemos, la ptica de regulacin social debe, en la
concepcin de lo que es la produccin y en los principios que la
animan, quedar en segundo lugar en relacin a una
ptica tico-prctica transformadora. El nuevo modelo productivo es
demasiado emergente,
frgil e inacabado como para ser bloqueado por una orientacin
regulatoria. Estamos ms bien
en aquello que P. Naville llamaba una civilizacin de la
experimentacin y de lo efmero. 176.
-
17
Es probable que el debate sobre las evidencias culturales y un
nuevo modelo productivo adquiera una forma reticular y de
socializacin en red, pero al mismo tiempo , lo que importa
es:
1. la potencia de la afirmacin de existencia de una comunidad en
tanto tal, que sobrepasa las pertenencias profesionales y o de
grupo;
2. la bsqueda de la implicacin de las asalariados de base como
verdaderos sujetos de una elaboracin que les concierne plenamente,
a riesgo de sacudir las instituciones;
3. una formulacin ms avanzada del contenido mismo de este
modelo; 4. la fuerza de la conviccin de lo que se cree y de lo que
se hace, el reconocimiento del
acierto de la afirmacin de M. Weber segn la cual los
comportamientos nuevos son, a
menudo, racionalidad en acto, que la accin incluye la razn sin
que esta la preceda secuencialmente;
5. la conciencia de que tal comunidad no puede erigirse sin
oponerse a las evidencias culturales y formas institucionales
dominantes;
Es por estos puntos que el conocimiento est llamado a progresar
menos de manera
conceptual que prctica. 177.
-
18
CAPTULO 6:
COMUNICAR Y GESTIONAR.
Abordaremos un aspecto de la fortaleza que Habermas considera
como inexpugnable: la gestin de la empresa. El modo de gestin juega
de manera inexcusable sobre la manera con
la cual la comunicacin podr o no desarrollarse en la empresa
industrial. 179.
1. LAS CUESTIONES PUESTAS ANTE LAS FORMAS SOCIALES DE
GESTIN.
Desde el punto de vista a la vez de la representacin que puede
hoy construirse (reconstruir) de la eficiencia de los sistemas
industriales de produccin y de las opciones de
organizacin, se puede enumerar una serie de problemas que todo
nuevo sistema de gestin
debe afrontar. 180.
1.1. La descentralizacin de la toma de decisiones.
Va de suyo que un grupo de trabajo no puede ser considerado como
autnomo si no dispone de poder y capacidad de accin para definir y
regular la gestin de su actividad. El
punto es que el poder decisin no se delega sino en cierta
medida: la direccin continuar
comportndose como detentor y garante de lo global, es decir de
la estrategia de valorizacin del capital, sobre cuyo contenido
ninguna delegacin real de poder podra tener
lugar. Este terreno poltico ser objeto de compromisos y dilogo.
181.
1.2. El establecimiento de una cooperacin horizontal.
Sobre un plan prctico, las ms grandes ganancias de libertad, es
decir, de dominio sobre las situaciones de trabajo y de
potencialidades de accin, resultan de la confrontacin
explcita con las coerciones, una cooperacin forzada puede abrir
mrgenes reales de libertad de accin que no eran explotadas con
anterioridad. 183.
1.3. La puesta en relacin de costos y valor.
El punto es hacer retroceder la dictadura inmediata del control
de costos. El problema es que habitualmente el control de costos,
por un lado, y el pilotaje de las performances llamadas
fsicas (plazos, calidad), por otro, estn separados en
responsabilidades e instrumentos
diferentes. El costo debe ser espetado y un falso buen sentido
da a entender que la sla accin
inteligible sobre ellos es la economa de medios, recursos y
gastos. 184-185.
Las performances fsicas son un dominio menos misterioso, a cargo
de la gestin operacional. Un plazo, la calidad, un rendimiento de
mquina, productos variados, una
innovacin, son realidades tangibles. Pero el problema es que al
momento de la decisin
operan inevitablemente los costos. Y se ignora a menudo con qu
se relacionan estas
performances: performances para quin? sobre qu juicios? para qu
cliente
concretamente? Y por qu no definir performances que beneficiarn
a aquellos que trabajan?
185.
-
19
Se puede salir de la opacidad de estos procesos y: Comenzar a
razonar sobre los costos de manera que cambie el razonamiento sobre
los recursos. Estos no sern ms determinados cuantitativamente sino
en funcin de la
calidad de la actividad para la cual son movilizados, dicho de
otro modo, en funcin
de su modo de uso efectivo.
Comenzar a razonar sobre las performances y su valor, teniendo
una visin abierta sobre el destinatario (cliente, usuario), esto
es, una comunicacin directa con l. 185-
186.
Reunir costos y valor en un mismo sistema de gestin, acercar
costos y performances fsicas, releva un conjunto de problemas de
comunicacin:
comunicacin entre contralores de gestin y agentes operacionales,
entre lgica monetaria y lgica industrial fsica. comunicacin entre
tipos de accin: acciones orientadas al valor, acciones orientadas a
costos;
comunicaciones entre productores y usuarios. Esta comunicacin es
una mezcla inextricable de comprensin y compromisos. Esto est en
la
base de la posibilidad de desarrollar en las condiciones
actuales una argumentacin
habermasiana en el corazn de la lgica econmica. 186.
1.4. El desarrollo de una justificacin econmica del progreso
social.
El problema es de cmo justificar, ante la direccin de la
empresa, ms all del discurso ideolgico, innovaciones juzgadas
positivas para los asalariados como la puesta en marcha de
una organizacin calificante o de un trabajo ms cooperativo cmo
demostrarle que una alza de las competencias y la implicacin de los
asalariados mejora los resultados de la
empresa?. 187.
La primera pista es ingenua: demostrar que lo social rendir
directamente de un modo econmico (la formacin como inversin, por
ejemplo). Pero esta ingenuidad oculta el hecho
de que lo social es un dominio cualitativamente diferente de lo
econmico, dotado de su
propia lgica (relaciones sociales, lugar de los asalariados, de
sus motivaciones y
expectativas) que mantendr siempre un potencial de
contradicciones con las finalidades
econmicas. La verdadera posibilidad est ms all, un sistema de
gestin capaz de operar
cruces y disear espacios de compromisos positivos. Es posible
por ejemplo mostrar que una
formacin mejora la toma en cargo de una actividad productiva y
asegura as una baja de
costos y un incremento de rendimientos. Se la evaluar entonces
no como capital (humano) sino por sus efectos indirectos, por lo
que transforma en los modos de trabajo concretos de los
asalariados concernidos. 187-188.
1.5. Un abordaje ms igualitario del control de gestin.
La cuestin es que el control de las actividades indirectas (de
oficina, por ejemplo) es siempre ms laxo y tolerante que el
hipercontrol que se ejerce sobre los obreros. Hay en esto
una clara muestra de inequidad. Se requiere sin embargo haber
concebido un sistema de
gestin innovador realmente post-tayloriano antes de realizar un
progreso en la equidad de su
aplicacin. Por cierto, hay que controlar los costos indirectos o
fijos pero de manera nueva,
esta es una condicin de aceptabilidad del modelo. 189.
-
20
Una crtica ms terica a Habermas, que podra dar ms fundamento a
la de Zarifian:
Thomas Mcarthy
Ideales e ilusiones.
Reconstruccin y deconstruccin de la teora crtica
contempornea.
Tecnos. Madrid. 1992.
En la teora de la accin comunicativa, Habermas intenta
establecer un pacto entre sta y la teora social de sistemas, el
punto es que los trminos de este pacto son con frecuencia obscuros
, que cede demasiado territorio a la teora de sistemas y que, en
consecuencia, la
teora crtica queda en una posicin innecesariamente defensiva
166.
Al igual que Durkheim, Habermas rechaza la idea de una sociedad
integrada por la interdependencia funcional involuntaria de las
consecuencias de la accin, ms all de la
conciencia de los actores en lugar de en ella y a travs de ella.
Toda sociedad necesita ser
integrada de ambas formas sociolgicamente y sistmicamente.
167-168.
La ciencia social ha demostrado que los rdenes sociales no son
algo que se especifique normativamente y se mantenga
automticamente, sino que deben ser producidos y
reonstruidos permanentemente. Los dominios de accin formalmente
organizados son
ambientes transaccionales donde se establecen, se renuevan, se
revisan, se revocan y se vuelven a examinar constantemente
numerosos acuerdos. 170-171.
La interaccin dentro de las grandes burocracias administrativas
se coordina por medio de la interconexin funcional de sus efectos
mejor ien que por medio de las orientaciones de las
acciones ? se integra como el mercado por medio de decisiones
individuales no normativas,
no coordinadas subjetivamente, mejor que por medio del consenso
normativo? 177.
Obviamente gran parte de la actividad de tales burocracias
implica la planificacin consciente para lograr los fines de la
organizacin. Estos fines son, al menos aveces,
conocidos y aceptados por los miembros de la organizacin. De
hecho, Habermas siguiendo a
Parsons seala que, desde la perspectiva del poder, el valor real
es el de la consecucin de fines colectivamente deseados. Resulta
entonces difcil ver por qu la interaccin en tales organizaciones no
es integrada socialmente en el mismo grado en que los fines
colectivos
son verdaderamente colectivos (o al menos se piensa que los son)
y el inters en alcanzarlos
es ampliamente compartido por los miembros. 178.
Habermas insiste en que los mecanismos socialmente integradores
son neutralizados en aquellas organizaciones formales en las que la
accin comunicativa pierde en el espacio interno de las
organizaciones su base de validerz. Esto es, loe miembros actan
comunicativamente con reservas, saben que pueden recurrir a
regulaciones formales: no estn obligados a alcanzar un consenso por
medios comunicativos. 179.
-
21
Parece claro sin embargo que hay situaciones en las que los
directores de las organizaciones slo pueden actuar autoritariamente
con reservas, en las cuales no pueden lograr sus fines sin
colegialidad, cooperacin y entendimiento mutuo. La proporcin de
poder y de acuerdo en el funcionamiento real de las
administraciones parece ser algo que slo
admite respuesta emprica, no admite respuesta general tanto
respecto a cul es el caso como a
algn ideal nico sobre cul debiera ser el caso. 179.
Decir que la interaccin en las organizaciones no est coordinada
en primer lugar por un consenso alcanzado comunicativamente (en el
sentido fuerte de Habermas) no es lo mismo
que decir que no est en absoluto coordinada por las
orientaciones de los actores, por ejemplo,
por va de dar y recibir rdenes, por la amenaza y el miedo a las
sanciones. 180
Hay alguna concepcin del debate pblico que compatibilice el
conocimiento de que las diferencias de valor irreductibles dan
lugar a desacuerdos insolubles con la posibilidad de un
acuerdo racionalmente motivado, un acuerdo basado en buenas
razones? Para tratar este tema
habra que relativizar la distincin bsica habermasiana entre un
compromiso de intereses
estratgicamente motivado y un consenso de validez alcanzado
argumentativamente.
En tal caso, debido a la diferencia de perspectivas evaluativas
los participantes bienintencionados y competentes pueden discrepar
sobre el bien comn, la disputa no versar
sobre intereses particulares sino sobre lo que es el inters
general. Como participantes
reflexivos pueden dudar de que pueda alcanzarse un acuerdo
completo. Pero siendo miembros
de una misma comunidad tendrn en mente que si su experimentacin
fracasara en el logro
del consenso tendran que alcanzar un acuerdo razonable de otro
tipo. Si tal acuerdo habr de
servir como base estable para la cooperacin social, habr de ser
algn tipo de compromiso,
no entre maximizadores de utilidad actuando estratgicamente sino
entre sujetos asociados
con conciencia de comunidad, que quieren vivir juntos en armona
incluso cuando discrepan
sobre el bien comn: el acuerdo racionalmente motivado como
alternativa a la coaccin
implica elementos de conciliacin, compromiso, consentimiento,
adaptacin, etc..208-209.