Falsa conciencia Karl Marx denominó como falsa conciencia al pensamiento de los individuos que no es consecuente con sus condiciones materiales de existencia. Según Marx, es el ser social el que determina la conciencia, no la conciencia la que determina el ser social. Un ejemplo de falsa conciencia es la adopción de la ideología burguesa por un trabajador asalariado. Esto también puede expresarse diciendo que ese trabajador carece de conciencia de clase , ya que adopta una visión del mundo que no concuerda con sus intereses individuales y de clase, sino con los intereses de clase de la burguesía . Marx explica el fenómeno de la falsa conciencia como un producto de la alienación . Si la actividad social de los individuos es alienada (no se corresponde con sus necesidades y deseos), la conciencia de estos individuos también lo será. La falsa conciencia de los trabajadores asalariados, entonces, se explica por su existencia social como clase dominada. Autoconciencia Autoconciencia, traducción del inglés conciousness raising, abreviado como c.r., es una forma de activismo político iniciada por elfeminismo norteamericano desde finales de los años 60. Suele consistir en un grupo de gente que intenta centrar la atención de un grupo más amplio sobre una causa o asunto concreto. La autoconciencia es la primera parte del adagio admitir el problema es parte de la solución. Contenido [ocultar]
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Falsa concienciaKarl Marx denominó como falsa conciencia al pensamiento de los individuos que
no es consecuente con sus condiciones materiales de existencia.
Según Marx, es el ser social el que determina la conciencia, no la conciencia la
que determina el ser social.
Un ejemplo de falsa conciencia es la adopción de la ideología burguesa por un
trabajador asalariado. Esto también puede expresarse diciendo que ese trabajador
carece de conciencia de clase, ya que adopta una visión del mundo que no
concuerda con sus intereses individuales y de clase, sino con los intereses de
clase de la burguesía.
Marx explica el fenómeno de la falsa conciencia como un producto de
la alienación. Si la actividad social de los individuos es alienada (no se
corresponde con sus necesidades y deseos), la conciencia de estos individuos
también lo será. La falsa conciencia de los trabajadores asalariados, entonces, se
explica por su existencia social como clase dominada.
AutoconcienciaAutoconciencia, traducción del inglés conciousness raising, abreviado como c.r.,
es una forma de activismo político iniciada por elfeminismo norteamericano desde
finales de los años 60. Suele consistir en un grupo de gente que intenta centrar la
atención de un grupo más amplio sobre una causa o asunto concreto. La
autoconciencia es la primera parte del adagio admitir el problema es parte de la
solución.
Contenido
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1 Proceso
2 Historia
3 Referencias
4 Bibliografía
[editar]Proceso
El feminismo temprano argumentó que las mujeres estaban aisladas unas de otras
y que por ello muchos de los problemas de la vida de las mujeres se entendían
como "personales" o como resultado de conflictos entre la personalidad de
hombres y mujeres más que como formas sistemáticas de opresión. La
autoconciencia o toma de conciecia pretendía ayudar a uno mismo y a otros a
convertirse en políticamente conscientes. Los grupos de toma de conciencia
aspiraban a comprender mejor la opresión de la mujer juntando a las mujeres para
discutir o analizar sus vidas sin la interferencia de la presencia del hombre.
Explicando la teoría subyacente a la toma de conciencia en una conferencia de
1973, Kathie Sarachild hizo hincapié en que "Desde el comienzo de la
autoconciencia [...] no ha habido un método para la toma de conciencia. Lo que
realmente cuenta en la toma de conciencia no son los métodos sino los
resultados. Los únicos métodos para la toma de conciencia son esencialmente
principios. Existen unos principos políticos radicales básicos de dirigirse hacia la
fuente original, tanto histórica como personal, dirigirse propiamente hacia las
personas-mujeres y experimentar de la teoría a la estrategia.1 En todo caso,
mucho de los grupos que buscaban la autoconciencia siguieron un patrón similar
para reunirse y discutir. Los encuentros solían tener lugar una vez por semana,
con un grupo reducido de mujeres y frecuentemente en el salón de alguna de las
participantes. Estas reuniones eran sólo para mujeres y solían consistir en cada
mujer comentando un tema predeterminado.
Algunas feministas indicaron que el proceso de autonciencia permitía a las
mujeres analizar las condiciones de sus propias vidas y descubrir que aquello que
parecían problemas aislados e individuales como la necesidad de un aborto,
sobrevivir a una violación o conflictos entre maridos y mujeres por el trabajo
doméstico eran en realidad el reflejo de las condiciones comunes a las que se
enfrentaban todas las mujeres. Sarachild escribió en 1969, "Aceptamos que
nuestros sentimientos nos están diciendo algo sobre lo que podemos aprender,
que nuestros sentimientos significan algo que merece la pena analizar, que
nuestros sentimientos significan algo político, algo que refleja miedo a que algo
malo nos va a pasar o esperanza, deseo, conocimiento de que algo bueno nos
pasará. [...] En nuestros grupos, compartamos nuestros sentimientos y juntémolos.
Dejémonos ir y ver a donde conducen nuestros sentiminetos. Nuestros
sentimientos nos conducirán a ideas y luego a acciones.2
Ellen Willis escribió en 1984 que la autoconciencia había sido "malinterpretada y
menospreciada como una forma de terapia", pero que en realidad era, en su
momento y contexto, "el método primario para entender la condición de las
mujeres " y consistió en "la herramienta más exitosa de organización de
movimiento". Al mismo tiempo, advitió la ausencia de teoría y énfasis en la
experiencia personal en lo tocante a "los supuestos políticos y filosóficos previos".3
[editar]Historia
Los grupos de autoconciencia fueron encabezados por New York Radical Women,
un grupo temprano del feminismo en Nueva York, y se expandieron rápidamente
por los Estados Unidos. En noviembre de 1967, un grupo incluyendo a Shulamith
Firestone, Anne Koedt, Kathie Sarachild y Carol Hanisch comenzó a reunirse en el
apartamento de Anne Koedt donde se acuñó el término conciousness raising.
En Acción de Gracias de 1968, Kathie Sarachild presentó "A Program for Feminist
Consciousness Raising" (Programa para la Autoconciencia Feminista) en la
Primera Convención Nacional de la Liberación de la Mujer. En este programa
explicaba los principios detrás de la toma de conciencia y delineaba un programa
para el proceso que los grupos de Nueva York habían desarrolado el año anterior.
Grupos formados por antiguos miembros de New York Radical Women, en
particular Redstockings y New York Radical Feminists promovieron la
autoconciencia y distibuyeron hojas en las que sugerían asuntos para tratar en
reuniones de grupos. New York Radical Feminists organizó grupos de toma de
conciencia por vecindarios como Manhattan, Brooklyn y Queens que llegaron a
implicar a cuatrocientas mujeres en los momentos álgidos.4
Susan Brownmiller, miembro de uno de los grupos organizados por New York
Radical Feminists, escribiría más tarde que "los pequeños grupos de
autoconciencia fueron el movimiento más exitoso para crear un vínculo femenino y
la fuente da la mayoría de su pensamiento creativo. Algunos de los pequeños
grupos estuvieron juntos más de una década".5
Falsa conciencia / Ideologías / Conciencia:definiciones tautológicas, metafísicas y místicas
La expresión «falsa conciencia» (falsche Bewutseins) es utilizada, no definida, por Marx y Engels en el contexto de sus análisis de las «ideologías», tal como ellos las entendieron (en oposición, por cierto, a como las entendía Desttut de Tracy): «La ideología es un proceso realizado conscientemente por el así llamado pensador, en efecto, pero con una conciencia falsa; por ello su carácter ideológico no se manifiesta inmediatamente, sino a través de un esfuerzo analítico y en el umbral de una nueva conyuntura histórica que permite comprender la naturaleza ilusoria del universo mental del período precedente» (carta de Engels a Mehring de 14 de junio de 1893). Marx entendió las ideologías como determinaciones particulares, propias(idiologias) de la conciencia, no como determinaciones universales, al modo de Desttut de Tracy. Y no sólo esto: particulares o propias, no ya de un individuo, sino de un grupo social (en términos de Bacon: idola fori, no idola specus). La gran transformación que Marx y Engels imprimieron al problema de las ideologías, consistió en haber puesto la temática de ellas en el contexto de la dialéctica de los procesos sociales e históricos, sacándolas del contexto abstracto, meramente subjetivo individual, dentro del cual eran tratadas por los «ideólogos» y, antes aún, por la «Teoría de las Ideas trascendentales» de Kant. Las ideologías, según su concepto funcional, quedarán adscritas, desde Marx y Engels, no ya a una mente (o a una clase distributiva de mentes subjetivas), sino a una parte de la sociedad, en tanto se enfrenta a otras partes (sea para controlarlas, dentro del orden social, sea para desplazarlas de su posición dominante, sea simplemente para definir una situación de adaptación). Lo que caracteriza, pues, la teoría de Marx y Engels, frente a otras teorías de las ideologías, es el haber tomado como «parámetros» suyos a las clases sociales («ideología burguesa» frente al «proletariado»); pero también pueden tomarse como parámetros a otras formaciones o instituciones que forman parte de una sociedad política dada, profesiones (gremios, ejército, Iglesia). Y, asimimo, podrá ser un «parámetro» la propia sociedad política («Roma», «Norteamérica», «Rusia») en cuanto es una parte de la sociedad universal, enfrentada a otras sociedades políticas (y así hablaremos de «ideología romana», «ideología yanqui», o «ideología soviética»). En cualquier caso, el concepto de ideología debe ser coordinado con el concepto de «conciencia objetiva» (conciencia social, supraindividual, no en el sentido de una conciencia sin «sujeto», sino en el sentido de una conciencia que viene impuesta al sujeto en tanto éste está siendo moldeado por otros sujetos del grupo social). Y debe ser desconectado del concepto de conciencia subjetiva, que nos remite a una conciencia individual, perceptual, distinta y opuesta a la conciencia objetiva.
Poner a las ideologías en su contexto dialéctico es tanto como tratarlas desde una perspectiva crítica, es decir, analizarlas en cuanto formaciones que tienen que ver con la verdad y la falsedad, y no meramente, tratarlas desde una perspectiva psicológica, o social-funcional. El mismo concepto de «falsa conciencia» es ya constitutivamente un concepto crítico, pero al que, sin embargo, se le atribuyen
unas referencias que se suponen sometidas a una legalidad o necesidad del mismo orden que la necesidad que Espinosa atribuía a la concatenación de las ideas inadecuadas y confusas. Pero con esto, Marx y Engels han abierto problemas de fondo que ellos mismos ni siquiera tuvieron tiempo de formular. Pues la idea de una «conciencia falsa» implica, desde luego, la idea de «conciencia», y ni Marx ni Engels han ofrecido un análisis mínimo de esta idea. Incluso han arrastrado usos mentalistas de la misma (como cuando Marx expone las diferencias entre una abeja y un arquitecto diciendo que éste «se representa en su mente la obra antes de hacerla»). No es posible, sin embargo, seguir adelante sin responder a esta pregunta: ¿qué idea mínima de conciencia es preciso determinar para que pueda alcanzarse su especificación de «falsa conciencia»?
No se trata, por tanto, partiendo del uso del concepto de «falsa conciencia» de regresar a una definición convencional (tautológica, metafísica o mística) de conciencia del tipo (a) tautológico: «Conciencia es darse cuenta de las cosas», como si ese «darse cuenta» no fuera una simple paráfrasis del término «conciencia», o bien, (b) metafísico: «Conciencia es la autopresencia del sujeto», como si «autopresencia del sujeto», fuese un concepto legítimo dotado de alguna contrapartida precisa; o bien (c) místico: «Conciencia es la voz íntima de mi ser», como si esto fuese algo más que una metáfora sonora, la metáfora de «la voz de la conciencia» (sacralizada místicamente por quienes apelan a ella al formular, por ejemplo, la «objeción de conciencia»). Y una vez alcanzado este concepto general de «conciencia» fingir que se redefine la «falsa conciencia» como una simple especificación de la conciencia, por el error. Pues la cuestión estriba en comprender cómo la conciencia puede ser falsa. Si la conciencia fuera autopresencia, cogito,¿cómo podría haber una autopresencia falsa?; ¿no habría de ser esa autopresencia siempre verdadera, de suerte que, de no tener lugar, más que de falsa conciencia habría que hablar de no conciencia, de inconsciencia, de no autopresencia? Pero la falsa conciencia es conciencia, no es inconsciencia; y no es mera conciencia «equivocada» porque la conciencia verdadera también se equivoca y cae en el error. Necesitamos pues, ante todo, una definición genérica de conciencia tal que, a partir de ella, podamos entender, por desarrollo interno del concepto genérico, tanto la especificación de la conciencia verdadera como la especificación de la conciencia falsa –y todo ello, dentro de los contextos dialécticos de referencia. Especificaciones por la verdad y falsedad (por tanto, «epistemológicas», críticas) que no han de confundirse con las especificaciones morales (buena conciencia, mala conciencia, o mala fe), o psicológicas (conciencia vigilante, somnolienta). Pero tampoco, cabe disociar todas estas especificaciones de un modo absoluto. {CC382-385}
Conciencia de clase
Conciencia de clase es un concepto marxista que define la capacidad de los individuos que conforman una clase social de ser consciente de las relaciones sociales antagónicas -ya sea económicas, políticas, etc,- que se aduce siendo la condición original de la organización de una sociedad de clases y de actuar de acuerdo a ellas para beneficio de sus intereses.
Para esta corriente de pensamiento la explotación de la burguesía sobre el proletariado es un hecho y el poder entender esta situación como derivada de la lógica del antagonismo fundamental de clases es conciencia de clase. Su opuesto sería la alienación; la imposibilidad de ver la explotación capitalista en la propia vida cotidiana. Uno de los desarrollos teóricos más relevantes en este ámbito es el del filósofo húngaroGeorg Lukács en su libro Historia y conciencia de clase.
Contenido
1 La teoría de la conciencia de clase
2 Conciencia de clase en las sociedades contemporáneas
3 Crítica
4 Referencia
o 4.1 Bibliografía
5 Véase también
6 Enlaces externos
[editar]La teoría de la conciencia de clase
Algunos autores destacan la distinción en la obra de Marx entre clase en sí y clase para sí. La primera refiere a la existencia de una clase como tal1 y la segunda a los individuos que conforman dicha clase en tanto consciente de su posición y situación histórica. Analizando la situación de Gran Bretaña en los años 1840, Marx señala:
"En principio, las condiciones económicas habían transformado la masa del país en
trabajadores. La dominación del capital ha creado en esta masa una situación común,
intereses comunes. Así, esta masa viene a ser ya una clase frente al capital, pero todavía
no para sí misma. En la lucha, de la cual hemos señalado algunas fases, esta masa se
reúne, constituyéndose en clase para sí misma. Los intereses que defienden llegan a ser
intereses de clase". Marx, Karl; Miseria de la Filosofía, pág. 257. Ed. Júcar).
A principios del siglo XX ocurrieron grandes discusiones en torno a la idea de la actuación política de una vanguardia consciente sobre la masa obrera. Lenin en "Qué hacer", 1902, sostuvo la idea de que los intelectuales tenían que desarrollar la conciencia política del proletariado debido al retraso de éstos en dicho campo. Sin embargo con posterioridad, al proponer el paso de "todo el poder a los soviets de obreros, campesinos, soldados y marineros" adscribiría un grado de conciencia superior a ese mismo proletariado, tal como para dirigir el camino al comunismo y demandar que los intelectuales se sometieran a la "disciplina proletaria".
Rosa Luxemburgo, desde Alemania, donde el desarrollo de las fuerzas productivas era bastante mayor que en Rusia, argumenta en cierta forma contra la preferencia en el papel de concientización de las masas a cargo del partido obrero. Esto se debe a que en Alemania lasocialdemocracia y los partidos burocratizados frenaban, a su juicio, el avance del proletariado.
Gramsci apoyaría luego una posición no distante de la de Rosa Luxemburgo, pero tampoco lejana de la de Lenin, dado que reconocía las limitaciones del llamado "espontaneísmo" pero no le negaba valor, ni capacidad de fomentar la conciencia de clase.
A los eventos que suponían conductas contradictorias presentes en un porcentaje significativo de la población no-burguesa se les llamócontradicción de clase, cosa que fue posteriormente cuestionada por parte del marxismo que postulaba que la conciencia de clase podía contener en sí misma espacios de contradicción de clase debido a la manera totalizante en que opera el capitalismo sobre la sociedad.
[editar]Conciencia de clase en las sociedades contemporáneas
Las transformaciones sociales progresivas desde el siglo XX promovieron una complejidad extraordinaria en el entramado social, lo que afectó notoriamente la teoría temprana de conciencia de clase, hecho asumido tanto por el neomarxismo como por el posmarxismo; lo que llevo a autores tales como Nicos Poulantzas a postular que sistemas capitalistas "maduros" existe una fragmentación del sistema de clases que los autores clásicos describen.
Las causa de esta fragmentación o multidimensionalidad es -según los seguidores y revisores del pensamiento de Marx- la misma raíz histórica que la carencia de conciencia de clases original: la alienación producida por las estrategias de dominación capitalista.
[editar]Crítica
Mientras que el “proletario” debe ser consciente de la explotación que sufre (según la opinión marxista), el “burgués” debería, por lo tanto, ser consciente de su “perversidad”. La concientización de clase es observada, por los no marxistas, como una simple campaña ideológica tendiente a promover divisiones y antagonismos entre los distintos sectores de la sociedad.
René Bertrand-Serret considera que para los sembradores de división, el mito de las clases representa un medio cómodo y un instrumento eficaz y poderoso con vistas a convertir las diferencias en antagonismos y a exacerbarlas en hostilidades irreductibles. Los burgueses son responsabilizados colectivamente de las faltas presentes y pasadas de algunos entre ellos; y, a la vez, los obreros son calificados colectivamente por la miseria pasada o presente de una parte de ellos para reclamar de cualquier burgués un crédito eterno.2
Respecto de la concientización de clase, Karl Popper estima que la fuerza del marxismo reside en su llamamiento ético. Advierte que nos dejamos impresionar muy fácilmente por teorías que apelan directa o indirectamente a nuestra moral y no nos enfrentamos a estas teorías de manera suficientemente crítica; no estamos
intelectualmente a su altura y nos convertimos en sus complacientes y abnegadas víctimas.
Popper relata el caso del científico soviético Andréi Sájarov, quien se sentía avergonzado por haber puesto en manos de Stalin nada menos que la bomba de hidrógeno. Todo esto sucedía porque estaba cegado por aquella malvada y demente ideología stalinista y porque, por lo tanto, creía en la misión del gran humanista Stalin –pues por tal lo tenía. Así se convirtió Sajarov, en la atmósfera de esa tiranía, temporalmente, en una verdadera bestia demente.
Popper indica que la tiranía nos roba nuestra humanidad, pues nos priva de nuestra responsabilidad humana.3
[editar]
El socialismo es un orden político basado en el control y democratización de la
producción por parte de la clase obrera. También se define por socialista a toda
teoría, doctrina o movimiento que aboga por su implantación y a su vez se deriva
de la esencia política del marxismo. El socialismo puede ser no-estatal (mediante
la propiedad comunitaria en un sentido amplio) o estatal (a través de
la nacionalizacióny la planificación económica de la producción).
En un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de los
medios de producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los
bienes de capital y con esta el capitalismocomo forma de apropiación del
trabajo asalariado, que supone en la teoría marxista una forma de explotación por
vía económica. Siendo el capitalismo la última sociedad con clases dentro de la
secuencia histórica de los modos de producción de Karl Marx, esto comportaría a
su vez la desaparición de las clases sociales que son generadas por los diferentes
orígenes del ingreso, dando así por superada la lucha de clases y quedando
únicamente la dialéctica, la lucha entre lo nuevo y lo viejo como motor histórico en
procura de la superación constante en espiral ascendente para el bienestar y la
felicidad de la raza humana.
Frecuentemente coexisten diferentes movimientos políticos que adoptan el título
de socialismo: desde aquellos con vagas ideas de búsqueda del bien
común e igualdad social, hasta los proyectos reformistas de construcción
progresiva de un Estado socialista en términos marxistas, o las variantes pre y
post-marxistas de socialismo (sean obreristas o nacionalistas), o
al intervencionismo, definiciones de socialismo o de sus métodos que pueden
variar drásticamente según varíen los interlocutores políticos y que algunas veces