UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA JOSÉ SIMEÓN CAÑAS FACTORES PSICOSOCIALES ASOCIADOS A LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES JÓVENES EN LOS PROCESOS DE DESARROLLO LOCAL TESIS PREPARADA PARA LA FACULTAD DE POSTGRADOS PARA OPTAR AL GRADO DE MAESTRO EN DESARROLLO LOCAL POR WILLIAM ANTONIO ARDÓN RAMÍREZ JUNIO DE 2015 ANTIGUO CUSCATLÁN, EL SALVADOR, C.A.
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Factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local
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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA
JOSÉ SIMEÓN CAÑAS
FACTORES PSICOSOCIALES ASOCIADOS A LA PARTICIPACIÓN
Los factores psicosociales del desarrollo local (DL) han sido poco
estudiados, dentro y fuera del país, a juzgar por la escasa literatura al respecto.
Sin embargo, representan, sobre todo en los nuevos enfoques del DL, un
elemento sobresaliente por las dinámicas sociales que cada esfuerzo o iniciativa
requiere para poder cumplirse. En cambio, el enfoque de género en el DL sí tiene
más datos analizados y presentados como experiencias endógenas y exógenas,
abonando a la realización de este estudio.
La perspectiva psicosocial tiene como fin último el contexto en el que se
cristalizan las relaciones sociales, indivisibles elementos de análisis desde esta
perspectiva, con una opción preferencial hacia los contextos marcados por la
exclusión, el incumplimiento de los derechos humanos y la violencia en todas sus
manifestaciones. Así, la perspectiva de género encaja de manera favorable en
esta propuesta para analizar la realidad de las mujeres jóvenes que participan en
el desarrollo local.
Este estudio cualitativo ha recopilado información de mujeres jóvenes de
Ayutuxtepeque, Cuscatancingo y Mejicanos, a través de grupos focales y
entrevistas a profundidad. Ellas participan en diferentes colectivos, de mujeres y
hombres, y exclusivos de mujeres, pero todos marcados por un contexto no
favorable para la participación de ellas que, ante eso, reflejan una decisión
consciente de seguir aportando y manteniendo esos espacios de socialización que
favorecen su autodeterminación. Es decir, es en ese entramado contextual y
dialéctico que las mujeres jóvenes aportan al desarrollo local, en medio de
situaciones de múltiples violencias que son desfavorables y ponen en peligro su
participación. Empero, hay una fuerte vinculación sororaria que las mantiene
unidas y ha fortalecido sus posicionamientos políticos y públicos, lo que posibilita
la construcción de condiciones favorables para su participación.
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Toda esa información se ha estructurado en cuatro partes en este informe.
En la primera se muestra la presentación del estudio que incluye el planteamiento
del problema, que pasa por la descripción de la problemática social a la que
responde este estudio desde una visión humana del desarrollo local y cuál es la
contribución del mismo para esa realidad; los objetivos y las preguntas de
investigación.
En la segunda se encuentra el marco conceptual en el que se basa esta
tesis, de modo que se reconozcan los factores psicosociales clave que se
analizaron en la participación de las mujeres jóvenes de aquéllos municipios,
pasando por una definición de lo que se entiende como desarrollo local y como
enfoque psicosocial para este estudio, así como una aproximación conceptual a
los factores generalmente asociados a la participación en procesos de desarrollo
local; en la tercera parte se presenta la metodología, donde se presenta el diseño
y el proceso metodológico implementado. Y en la cuarta se hace la presentación y
análisis de los resultados, agrupados según los objetivos planteados para el
estudio; también se presentan las conclusiones y recomendaciones.
1 Primera parte: definición del estudio
1.1 Planteamiento del problema
En los párrafos siguientes se establece una delimitación más clara y precisa
del objeto de la investigación que guiará a la misma.
1.1.1 Problemática social
El desarrollo local, desde un enfoque sistémico territorial, inscrito en el
subsistema societal y en el ecológico (Bran y Salamanca, 2005), no ha tenido la
visibilización deseada en El Salvador, ya que sobresalen los procesos
encaminados en la línea económica, e incluso economicista que, empero han
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resultado insuficientes al no tomar en cuenta una distribución equitativa del
ingreso y de la riqueza generada (Gallo, Miranda y Rodríguez, 2008; Madoery,
2001), lo que recalca la desigualdad entre un grupo pequeño que es dueño del
capital (bancos, industrias, grandes extensiones de tierra, almacenes y otros
negocios) y un grupo grande que sólo dispone de su fuerza de trabajo, siendo los
primeros los que obtienen la ganancia y los segundos quienes sólo reciben un
salario (Equipo Maíz, 2009).
Además de esto, la población experimenta el hecho de que en el país sólo
uno de cada cinco trabajos es decente, por lo que la mayoría de estos no
garantiza las condiciones básicas para convertirse en herramientas que
construyan progreso (PNUD, 2013). Sumado a que no toda la población tiene
acceso a un empleo. Más allá del empleo y de las condiciones eminentemente
económicas, la población en pocas ocasiones, y en pocas proporciones, ha sido
sujeta de un proceso de desarrollo que potencie sus capacidades en beneficio de
su bienestar y el de su territorio, que remita a su identidad cultural y al
fortalecimiento del tejido social (público y privado) para el funcionamiento de sus
actores (Bran y Salamanca, 2005).
Con todo, este desarrollo, del que se habla en este estudio, requiere de la
participación activa de actores públicos y privados, hombres y mujeres
organizados. Sin embargo, la realidad enmarca un entramado no equitativo y
desigual entre hombres y mujeres, poniendo en desventaja las vivencias de estas
últimas en varias dimensiones. Así se tiene, por ejemplo, como menciona el
Consejo por la Igualdad y la Equidad (CIE, 2009) a nivel de participación política,
que los reducidos espacios de decisión política de las mujeres se dan en un
contexto normativo y de políticas que sólo en teoría es favorable a su incremento.
Empero, lo más delicado es el tipo de respuestas institucionales a las
múltiples violencias que las mujeres enfrentan en la sociedad, y es que todas las
recomendaciones están referidas a aquéllas que dejan un daño físico en ellas y no
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se ha vuelto la mirada a las violencias que mantienen relegadas del bienestar
social a las mujeres, y que no necesariamente están ligadas a la violencia física, a
la que indistintamente se llama violencia de género en algunos documentos
(Ídem), ocultando algunas características del sistema de género en el que las
mujeres y hombres actúan y se consideran diferentes, al mismo tiempo que
determina las áreas sociales de competencia para cada sexo (Astelarra, 2004).
Es en este entramado de relaciones sociales desiguales entre hombres y
mujeres que este estudio se centra en la participación de las jóvenes en los
procesos de desarrollo local, específicamente sobre los factores psicosociales
asociados a ello: cuál es su vivencia subjetiva, cómo se desarrolla la
intersubjetividad como experiencia colectiva, cuáles son los roles de las mujeres
jóvenes en el desarrollo local, en qué contextos participan.
Dicho así, resulta imperativo señalar, primero, la poca existencia de
literatura y teoría relacionada, en principio, a los factores psicosociales del
desarrollo local, y luego, a la participación de las mujeres jóvenes como una
población vulnerabilizada por los dos componentes de su categorización: ser joven
y, sobre todo, ser mujer. Volver la mirada a estos factores psicosociales podría
desencadenar un aprovechamiento de las potencialidades de las mujeres de un
territorio, pudiendo diseñar estrategias o medidas adaptables a su entorno y sus
vivencias, además de aumentar su cantidad, calidad y nivel de participación como
actor activa del desarrollo local.
Es decir que, al lograr sólo la mera asistencia de las mujeres a las
actividades de un proyecto, no se está aprovechando el potencial de sus
competencias, habilidades y capacidades, ya que estaría siendo una participante
pasiva a la espera del conocimiento que se pretende dejar en ellas. Se está
dejando de fomentar el capital humano que aumenta los conocimientos y el uso de
herramientas (sociales y físicas) a las mujeres sobre su territorio; pero también, se
está dejando de fomentar el capital social, es decir, la sororidad y la puesta en
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común de objetivos específicos para su desarrollo como mujeres jóvenes (Brugué,
2010).
1.1.2 Contribución de la tesis
Con el estudio sobre los factores psicosociales asociados a la participación
de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local se busca contribuir con
un análisis de esos factores, de tal manera que sean tomados en cuenta para la
generación de estrategias de trabajo que sean inclusivas y con un enfoque
participativo para las mujeres jóvenes. En la medida que se reconozcan los
factores psicosociales del desarrollo, como una manera más concreta de describir
el enfoque sistémico territorial, es posible que se puedan emplear programas o
procesos que, desde el principio, incorporen elementos que abonen a los buenos
resultados en el trabajo con mujeres jóvenes.
En concreto, aumentarían las probabilidades de que los procesos sean de
naturaleza endógena, que se reconozca el valor de las relaciones sociales en el
territorio, que se propicien los espacios de organización entre las mujeres jóvenes,
que se potencien los liderazgos femeninos, que se desarrollen los elementos
endógenos de manera integral, y que las acciones emprendan y transformen la
realidad de las mujeres jóvenes en el territorio (Contreras, 2009).
1.2 Objetivos de la investigación
1.2.1 Objetivo general
Analizar los factores psicosociales asociados a la participación de las
mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local.
1.2.2 Objetivos específicos
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Analizar la intersubjetividad en los grupos de mujeres jóvenes que participan en
procesos de desarrollo local a través de la evolución de su grupo, la identidad
grupal y las competencias desarrolladas por su participación en el proceso.
Analizar el aporte de los roles que desempeñan las mujeres jóvenes a la
sostenibilidad del desarrollo y la toma de decisiones en el territorio, desde la
intersubjetividad en su participación en el desarrollo local.
Caracterizar la seguridad y el apoyo externo para el desarrollo en el contexto en
el que se da la participación de las mujeres jóvenes en el desarrollo local.
Caracterizar la experiencia subjetiva de las mujeres que participan en procesos
de desarrollo local referidas a su vinculación emocional, el impacto personal de
su participación y la visión del futuro como participante del proceso.
1.3 Preguntas de investigación
1.3.1 Pregunta general
¿Cómo se evidencian los factores psicosociales asociados a la participación
de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local?
1.3.2 Preguntas específicas
¿Cómo se ha desarrollado la intersubjetividad en los grupos de mujeres jóvenes
que participan en los procesos de desarrollo local vista a través de la evolución
de su grupo, la identidad grupal y las competencias desarrolladas por su
participación el proceso?
¿Cómo aportan los roles que desempeñan las mujeres jóvenes a la
sostenibilidad del desarrollo y la toma de decisiones en el territorio, desde la
intersubjetividad en su participación en los procesos de desarrollo local?
¿Cuáles son las características de seguridad y apoyo externo para el desarrollo
en el contexto en el que se da la participación de las mujeres jóvenes en el
desarrollo local?
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¿Cuáles son las características de la experiencia subjetiva de las mujeres que
participan en los procesos de desarrollo local relacionadas a su vinculación
emocional, al impacto personal de su participación y a la visión de su futuro?
2 Segunda parte: marco conceptual
2.1 La perspectiva de género como punto de partida
El estudio que se presenta tiene una óptica particular desde la que se
define este marco conceptual y desde el que se analizarán los datos más
adelante. Se trata de la perspectiva de género que, según Gomariz (citada por
Gamba 2008), constituye las reflexiones que se han hecho históricamente sobre
las consecuencias y significados que tiene pertenecer a cada uno de los sexos.
Con base en eso, se han impulsado estudios de género como un segmento de la
producción de conocimientos que se ha ocupado de ese ámbito de la experiencia
humana.
El género, se vuelve una herramienta de análisis viable y necesaria en las
investigaciones y prácticas en la medida que plantea una visión y revisión crítica
de las desigualdades e inequidades entre mujeres y hombres, lo que puede
suponer el planteamiento de nuevos desafíos éticos y metodológicos (Adán, 2006;
citado en García, 2010) en el estudio del desarrollo local.
Es decir, la perspectiva de género en la investigación, capacitación o
desarrollo de políticas o programas implica (Gamba, 2008):
reconocer las relaciones de poder que se dan entre los géneros, en general
favorables a los hombres como grupo social y discriminatorias para las mujeres;
que dichas relaciones han sido constituidas social e históricamente, y son
constitutivas de las personas;
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que las mismas atraviesan todo el entramado social y se articulan con otras
relaciones sociales, como las de clase, etnia, edad, orientación sexual y
religión.
Empero, la importancia de incorporar la perspectiva de género en esta
investigación radica en dar luces sobre las diversas formas de construcción de la
identidad de mujeres y hombres, o sea de cómo actuar, percibir, entender, sentir,
hablar e interactuar en un contexto determinado (Inda, 2005). Se habla de una
construcción social de la feminidad/masculinidad, de un “conjunto de prácticas,
símbolos, representaciones, normas y valores que las sociedades elaboran a partir
de las diferencias anatómicas, que dan sentido a las relaciones entre las
personas” (de Barbieri, 1992; citada en Inda, 2005 p. 40).
Sin embargo, ese sentido no debe entenderse como acuerdo, consenso,
justicia, equidad o igualdad, sino nada más como una forma de vivir y aprehender
la realidad. Ese sentido ha dado privilegios históricamente a los hombres a través
de un sistema patriarcal que los acomoda, avala y promueve. Este (sistema
patriarcal) y otros conceptos se incluyen en este marco de valores, que
determinan el entendimiento del enfoque, y que también son parte de este estudio
y que se proponen las siguientes definiciones retomadas del Proyecto Equal
(2007):
Sistema patriarcal: es una organización familiar y social, ideológica y política
con la que los hombres –a través de la fuerza, los rituales, la tradición, la ley, la
educación y la división del trabajo- determinan cuál es o no el papel que las
mujeres deben tener con el fin de estar siempre sometidas a ellos.
Sororidad: es el pacto asumido por las mujeres para disminuir la brecha que
existe entre su condición propia y la de los hombres. Se utiliza para referirse a
una nueva forma de relación entre mujeres, como hermanas iguales, que rompe
con las relaciones que tienen como base la ética de competencia que el orden
patriarcal ha establecido como modelo entre los seres humanos.
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Sexismo: es la actitud y conducta jerárquica y discriminatoria respecto de una
persona por motivos de su sexo o identidad sexual, que tanto los hombres
como las mujeres pueden hacer uso.
Roles de género: se refiere a la conducta social individual que la sociedad
asigna diferenciadamente a mujeres y hombres. Al rol de las mujeres
corresponderían las responsabilidades de la crianza, la educación, la atención y
cuidado de los miembros de la familia y organización y mantenimiento del
hogar, actividades que constituyen lo que se define como “trabajo reproductivo”.
Por su parte, los hombres tienen asignado el “rol productivo”, papel central para
ellos vinculado a la actividad económica o actividad “productiva”, como
“proveedores” del núcleo familiar.
Equidad de género: es la distribución justa de los recursos y del poder en la
sociedad; se refiere a la justicia en el tratamiento de hombres y mujeres, según
sus necesidades respectivas.
En definitiva, la perspectiva de género en este estudio retoma esas
dinámicas en las que las mujeres jóvenes se desenvuelven y mueven su
participación en el desarrollo local, como un producto cultural. Es decir, se trata de
una visión y una conceptualización contingente, diferente en distintas regiones y
épocas históricas, también diferente según las edades de las personas, y se
constituye en una verdadera división sexual de las habilidades frente a una misma
realidad concreta (Inda, 2005).
Empero, es imperativo para este estudio establecer definiciones claras
sobre los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres
jóvenes en el desarrollo local. Es importante, antes, definir qué es lo psicosocial y
qué es el desarrollo local. Esto requiere del análisis de dos perspectivas teóricas
que cada vez más se están entrelazando en las prácticas territoriales del
desarrollo. Sin embargo, lo importante es contar con definiciones puntuales o
concretas para tenerlas como puntos pilares en este estudio. De esta manera se
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asegura un marco referencial teórico y de conceptos bajo los cuales se analizarán
los resultados.
2.1.1 Del desarrollo local
Es importante señalar a qué desarrollo local se refiere esta investigación,
porque de allí parte la identificación de categorías e indicadores que se
profundizan en la misma. Para ello, se puede iniciar diciendo que no se trata de
una idea de desarrollo industrial, como lo planteó Harry Truman en 1949, después
de la Segunda Guerra Mundial y que, en teoría, debía servir para la mejoría y el
crecimiento de las áreas subdesarrolladas, pero que terminó marcando mucho
más las diferencias entre el sector subdesarrollado y el desarrollado, reduciendo
todos los esfuerzos solamente a los términos económicos (Esteva, 2010). Desde
esa época, el desarrollo se volvió un tema recurrente de la posguerra y, sobre
todo, en las Naciones Unidas (Boisier, 2001).
Ya con una visión diferente, fuera del parámetro meramente económico,
desde una visión holística y constructiva del desarrollo, una nueva perspectiva
endógena plantea cambios en los fundamentos teóricos del desarrollo y se
aproxima a la realidad reconociendo un entramado diverso de personas y
situaciones (en palabras de Arocena, 1995; citado en Madoery, 2005), dándole
protagonismo a los actores locales, el tipo de interacciones que éstos llevan a
cabo y las características del entorno como componentes claves del proceso de
desarrollo.
Es decir, el devenir del desarrollo local ha ido transformando la forma de
verlo y hacerlo, ahora se trata de un enfoque donde la cercanía, la interacción y la
asociatividad son vistos como elementos cruciales que están estructuralmente
ligados al territorio; donde lo local se vuelve el ámbito en que los actores dejan de
ser espectadores y pasan a ser protagonistas de su destino común si cuentan con
proyectos políticos aglutinadores (Madoery, 2001). Es, por tanto, una
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aproximación a un enfoque de desarrollo local que ha superado las limitaciones
conceptuales que consideraba que las construcciones sociales sólo son válidas en
la medida que respondan a un diseño intelectual previo y que convierte al
desarrollo en un tema principalmente técnico, que podía y debía abstraerse del
contexto político, institucional y cultural (Ídem).
En definitiva, la definición teórica desde donde se ve la realidad en este
estudio requiere un posicionamiento favorable hacia dos perspectivas clave: el
enfoque sistémico territorial y el desarrollo a escala humana.
2.1.1.1 El enfoque sistémico territorial
Desde esta perspectiva se hace énfasis en la idea de ver el territorio (un
espacio de poder donde diversos actores, públicos y privados, gestionan,
producen, negocian y distribuyen los recursos, con base en sus identidades, la
expresión de valores propios y su historia) que se pretende desarrollar, entre otros
procesos de interacción humana, como una unidad dinámica entre sus
componentes con todas las cualidades que ahí se crean (Bran y Salamanca, 2005;
Bran, 2007; de Perini, 2008), con base en tres elementos (Bran y Salamanca,
2005):
El carácter de unidad global del conjunto. Y es que a pesar de estar en una
confluencia de diversos actores, el sistema se ve como una estructura en la que
se interactúa, haciendo sinergias que produzcan los resultados aceptables,
aunque eso depende del ejercicio del poder de cada actor, pero siempre bajo la
lógica de una realidad concreta que es un factor determinante para demarcar la
unidad a la que se pertenece.
La existencia de objetivos asociados. Un sistema, simple o complejo, no
prescinde de al menos un objetivo común entre sus actores. Incluso cuando uno
o más actores estén en discordancia con las decisiones de los demás, eso se
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enmarca en un asunto único que cada quien lo realiza en la medida de sus
intereses y su cuota de poder.
La integración del conjunto en un entorno. Al igual que sucede con los objetivos,
un sistema no puede darse en el vacío, sino en un entorno, una realidad
concreta que, en esencia, es la que determina la existencia de los actores y su
nivel de participación en la interacción sistémica, además de los recursos con
los que cada actor cuenta y puede aportar en las sinergias que se realicen.
2.1.1.2 Desarrollo a Escala Humana
Esta perspectiva del desarrollo propone tres postulados concretos que le
dan un giro a la visión economicista, y que aportan a la comprensión de a qué tipo
de desarrollo se refiere esta investigación (Elizalde, Hopenhayn y Max-Neef,
2010):
El desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos. Es decir, que no está
enfocado en desarrollar industrias o maquinaria, sino personas en tanto tengan
acceso a los recursos y sean protagonistas del proceso.
El mejor proceso de desarrollo será aquél que permita elevar más la calidad de
vida de las personas.
La calidad de vida dependerá de las posibilidades que tengan las personas de
satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales.
El enfoque sistémico territorial y el desarrollo a escala humana subrayan
que el desarrollo debe centrarse en las personas, por tanto, no se habla,
solamente, de un desarrollo económico -que obligaría a preguntarse ¿para quién?-
sino, un desarrollo de todos los actores del territorio, públicos y privados, con los
recursos endógenos y con los beneficios reflejados en la calidad de vida de las
personas. Se habla, por tanto, de un desarrollo local en los aspectos sociales,
donde lo económico pierde privilegios (Esteva, 2010), y se vuelve un elemento
más de entre otros más importantes: la participación, la contraloría social, la toma
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de decisiones de los actores del territorio, las relaciones entre las personas, la
relación con el contexto, la identidad territorial.
Además, es importante recalcar qué se entiende por “local” que, siguiendo a
de Perini (2008), se dirá que no es sinónimo de pequeño o reducido, sino, como
se señalaba antes al definir el enfoque sistémico, lo local adquiere una
connotación de algo “socio-territorial”, un ámbito comprendido por un proceso de
desarrollo que está pensado, planeado, promovido o inducido por quienes se
vinculan con el territorio, sus actores.
Dicho lo anterior, se entiende desarrollo local como la capacidad de
aprovechar las potencialidades territoriales, sociales, naturales, técnicas,
económicas, institucionales, culturales como una respuesta a las consecuencias
sociales de la realidad (de Perini, 2008). Y es con vista a esta definición que se
hace importante un análisis desde un enfoque psicosocial.
2.1.2 Del enfoque psicosocial
A simple vista, esto puede parecer una escueta combinación entre la
psicología y la sociología, pero el enfoque psicosocial merece una explicación más
consciente sobre las realidades a las que se aplica. Ciertamente, fue la psicología
social la que ofreció los primeros aportes para definir el enfoque, sus elementos y
puntos de análisis, pero han sido otras ciencias y disciplinas las que más han dado
a conocer sus aplicaciones; ante ello, en nombre de lo psicosocial se han llevado
a cabo aproximaciones que, en palabras de Bello y Chaparro (2011), tienden a
caricaturizar o privilegiar una de las dos tendencias que se hallan incluidas allí: lo
psicológico/psiquiátrico y lo social/comunitario, reduciendo la significación del
término y, por ende, su práctica. Además, vale la pena mencionar que el enfoque
psicosocial ha encontrado una praxis enfocada en contextos sociales marcados
por la violencia, la exclusión social y la pobreza, partiendo de un imperativo que es
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el estudio de los contextos en los que se encontrarán los mismos problemas con
diferentes actores (Cabanillas, 2010).
Ante esta premisa, pues, el enfoque psicosocial ubica lo subjetivo en lo
social, individual y grupal, reconociendo, incluso, la mutua influencia entre estas
dos esferas para la configuración de la imagen y la identidad de las personas
(Stornaiuolo, 2012). Es decir que, para un trabajo psicosocial, es importante el
reconocimiento de la influencia del individuo hacia el entorno y lo interpersonal, y
la influencia del entorno y lo interpersonal, hacia el individuo. Para una cabal
comprensión de esto, es importante enmarcar un elemento constitutivo del
enfoque psicosocial: la perspectiva dialéctica.
2.1.2.1 La perspectiva dialéctica
Para la explicación de este elemento se parte del entendido de que la
esencia humana no se encuentra en la individualidad genética, sino que se
encuentra en las relaciones que configuran al individuo como persona humana
(Martín-Baró, 2004a). Así, la persona sería tal en tanto esté inmersa en la relación
con otras personas, adoptando, o no, la cotidianeidad del entorno en el que
conviven, y aportando el dinamismo de éste. Pero esta relación no siempre será
armónica.
Siguiendo a Wright (2007), se puede decir que la perspectiva dialéctica del
enfoque psicosocial se establece como un “interjuego” de la persona y el mundo,
lo que implica su consecuente transformación (vincular y social); esto conlleva a
entender la relación sujeto-mundo como permanente, conflictiva y de complejidad
creciente. El ser humano es producto de sus circunstancias históricas, pero
además tiene un carácter activo en la producción de dichas circunstancias. Con
todo, la perspectiva dialéctica del enfoque psicosocial requiere de tres aspectos
que se retoman de la propuesta de Martín-Baró (2004a):
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La determinación objetiva del contexto de la persona. Es decir, que ésta es
ubicada en una situación concreta, con el acceso a ciertos recursos y con la
interacción que su realidad le permita.
La formación histórica de las necesidades personales según la actividad
propiciada, estimulada y exigida por las relaciones sociales.
La transmisión de un marco de referencia ideológico de normas y valores
asumidos psicológicamente como actitudes ante las diversas realidades.
Esto constituye, por tanto, la construcción social de la realidad de la
persona frente al contexto preconcebido al que llega, es decir, está en permanente
construcción a partir de su relación con otros y su participación en ámbitos de
interacción más amplios (Bello y Chaparro, 2011). Así dicho, el enfoque
psicosocial del que se parte para este estudio, se entenderá según la propuesta
de Stomaiuolo (2012, p. 2), como:
“el mundo de interacciones que resultan del entramado de lo subjetivo (individual,
familiar, grupal y comunitario) con factores procedentes del ámbito externo (cultural,
político, económico, normativo, relacional)… que tienen efecto sobre las personas,
individual y colectivamente, determinando un modo de experimentarse a sí mismas, de
vivenciar y afrontar la realidad y, simultáneamente, de configurarla.”
En definitiva, lo que se busca es analizar los factores psicosociales
asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo
local, es decir, esos factores que interactúan entre lo subjetivo de las mujeres y el
ámbito externo, lo que ha determinado sus experiencias y la forma de afrontarlas,
individual y colectivamente.
2.1.3 Una aproximación a los factores psicosociales del desarrollo local
Habiendo descrito los conceptos y los fundamentos de lo que se entiende
por desarrollo local y lo que se entiende por enfoque psicosocial, al menos para
esta investigación, en este apartado no se profundizará sobre esos conceptos,
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sino que se describirán y justificarán los factores psicosociales asociados a la
participación de las mujeres jóvenes en el desarrollo local, es decir, las categorías
de análisis que se describirán como objetivo general de este estudio. Sin embargo,
es importante recordar que se hablará sobre los factores que están ligados a una
historia, a una situación, y en cuanto estén referidos al ser y actuar de unas
personas y otras; es decir, la acción humana, individual y grupal (Martín-Baró,
2004a), referida al desarrollo local.
2.1.3.1 La experiencia subjetiva en los procesos de desarrollo local
Si bien es cierto, como afirma Martín-Baró (2004b), todo grupo, grande o
pequeño, funcional o permanente, aunque se conformen bajo intereses colectivos,
también materializan y canalizan intereses personales. Es decir, hay un interés y
una experiencia subjetiva que se vive en la colectividad, pero que no pierde su
carácter individual. Y es a esta experiencia a la que se refiere este factor
psicosocial que se intenta definir aquí.
Partiendo de la propuesta del autor, se debe señalar que la pertenencia de
alguien a un grupo, en la actividad que sea, no es lo mismo que la conciencia de
pertenecer a ese grupo; empero, la vivencia y la conciencia de pertenecer a un
grupo será siempre una empresa individual. Se habla entonces de tres aspectos
de esta dimensión: el impacto individual de esa experiencia, la vinculación
emocional hacia las acciones colectivas y la visión individual del futuro como
resultado de la experiencia.
2.1.3.1.1 El impacto individual de la experiencia
Como se dijo en los párrafos anteriores, la experiencia en los grupos
también es subjetiva, aunque reflejada en la interacción con otras personas; o
como rescata Alario y Gavilán (2012), es necesario saber que el trabajo individual
va a afectar al éxito o fracaso del resto de personas, lo que provoca una doble
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responsabilidad: individual y de grupo. Partiendo de esta idea, se puede decir que
el impacto individual de la experiencia de participación en el desarrollo local estará
vinculado a los aprendizajes y al impulso que ha significado para cada persona su
participación, mujeres jóvenes para el caso de este estudio. Eso que se ha
aprendido estará dado por los contenidos mismos en los que intervino el
desarrollo, las metodologías de trabajo, la oportunidad que representa para las
mujeres el relacionarse con otras para un mismo objetivo, las vías de
comunicación y de desarrollo propias. Es decir, las dimensiones individuales que
las mujeres reconocen en las que ha influenciado su participación en el desarrollo
local.
2.1.3.1.2 La vinculación emocional hacia las acciones colectivas
Siguiendo a de Miguel (2004), se hace imperativo señalar que para definir el
desarrollo como local, además de un territorio y la población, es necesario
identificar una vinculación simbólica y emocional, siendo estos elementos los que
determinan la aprehensión de la persona a la experiencia, la construcción y
reconstrucción de significados propios, y la adquisición de ciertas acciones para
participar como se espera. Con todo, como señala el mismo autor, hay una
vinculación emocional cuando las personas establecen, además de con los otros,
una relación afectiva con el objetivo común. Objetivos del significado, en palabras
del autor (p. 468). Por tanto, se está hablando de esa vinculación subjetiva con el
objeto del significado, de la experiencia individual de participación en el desarrollo
local.
2.1.3.1.3 La visión individual del futuro como resultado de la experiencia de
participación en el desarrollo local
El futuro, en términos de tiempo y de acciones, es un condicionamiento
cultural que existe en la mente humana, vinculando lo subjetivo con las
experiencias relevantes y necesarias para enfrentar el ideal individual del futuro
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(Martínez, 2013). Es decir, es una construcción social en cuanto esté ligado a las
acciones con otros. Sin embargo, existe un escenario posible: un no-futuro latente,
que está relacionado a contextos de violencia, concentrando la esperanza de vivir
bien aunque sea por poco tiempo (de la O y Flores, 2011; citadas en Martínez,
2013).
Bajo estas ideas, de lo que se está hablando es del resultado personal de la
interacción humana en el proceso de desarrollo local en el que participan las
mujeres jóvenes con todas las herramientas, sociales e individuales, que se han
desarrollado en los procesos, para ser empleadas en el futuro, a corto, mediano o
largo plazo. Empero, esta visión de futuro depende, como se sugiere en este
factor psicosocial, de una experiencia subjetiva de la participación, es decir, de la
aprehensión personal al proceso. De la asimilación individual de la experiencia.
2.1.3.2 La experiencia intersubjetiva en los procesos de desarrollo local
La vivencia subjetiva, al ser compartida con otras personas, otras mujeres
jóvenes que participan en el proyecto o en el proceso de desarrollo local, o que
están organizadas para un fin común, es un espacio de intersubjetividad, ya que
un grupo humano existe en cuanto que responde a las necesidades de los
individuos que lo conforman, buscando la satisfacción a través de la relación con
otras personas (Martín-Baró, 2004). Y aquí cabe la oportunidad de aclarar que
este y el anterior aspecto psicosocial mencionado en este marco teórico están
cargados de términos más o menos técnicos de difícil traducción.
Sin embargo, podría decirse que la intersubjetividad constituye una
característica del mundo social, y que el aquí se define porque se reconoce un allí,
donde está el otro, como sugiere Rizo (2007). Más importante aún, como expone
la misma autora, es que en la intersubjetividad es donde se puede percibir ciertos
25
fenómenos que escapan al conocimiento del yo, pues el sujeto no puede percibir
su experiencia inmediata, pero sí percibe las de los otros; dicho de otra forma, el
sujeto puede percibir sus actos, pero también puede percibir los actos y las
acciones de los otros. Al comprender así la intersubjetividad en un grupo, se
podría suponer, entonces, que éste comparte una historia o una evolución (de
Miguel, 2004), una identidad grupal (Martín-Baró, 2004a y Martín-Baró, 2004b) y
unas fortalezas, competencias o capacidades propias (PNUD, 2008) que le dan
una dinámica particular, que no está en otros grupos.
2.1.3.2.1 La evolución del grupo (o de los grupos) en el desarrollo local
En los procesos de desarrollo necesariamente se vinculan experiencias
intersubjetivas en un grupo, en un tejido de relaciones sociales de un territorio, ya
que es donde está la esencia del proceso dialéctico que produce la evolución del
grupo, de su conocimiento y su propio desarrollo (de Miguel, 2004). Aquí no debe
entenderse una vinculación intersubjetiva idealizada, armónica, sino una
interacción que también puede tener, como en toda realidad humana, un conflicto
cuando dos o más ideas (o subjetividades) se encuentran, de donde puede surgir
una tercera postura que supera los puntos de vista anteriores y convertirse en la
nueva verdad o la nueva tesis grupal, hasta que ésta se involucre en otro conflicto
(Ídem).
Empero, esta evolución o esta historia grupal no se da en el vacío ni carece
de sentido, al contrario, la importancia de la memoria colectiva –de las acciones
del proyecto en el que participan, por ejemplo- radica en que permite identificar los
efectos de la construcción colectiva de significados del grupo, respecto del
contexto en el que existen; en consecuencia, la memoria se considera como un
recurso de movilización (León, 2013). Y ahí es que se vuelve importante recuperar
esa parte de la experiencia de estas mujeres jóvenes, porque es donde se han
construido unos significados que las mantienen en ese espacio.
26
2.1.3.2.2. La identidad del grupo (o de los grupos) en el desarrollo local
Para iniciar con un acercamiento teórico de la identidad grupal, es
importante diferenciar entre ésta y la identidad personal que, dicho sea aquí, no
son tan diferentes desde una perspectiva psicosocial, pero que adquiere un matiz
particular. Así, se puede retomar la propuesta de Martín-Baró (2004a) en la que
propone cuatro características de la identidad personal:
Está referida a un mundo, a un mundo objetivo, entendido como una realidad de
sentido, conocida y valorada, es decir, el enraizamiento de la persona en un
determinado mundo de significaciones y en una determinada red de relaciones
sociales.
Se afirma en la relación interpersonal, reafirmándose frente a la identidad de los
demás, su yo se define frente a las demás personas y con ellas.
Es relativamente estable; si bien hay una evolución a lo largo de la vida, la
persona mantiene una continuidad consigo misma, sea o no consciente de ella.
Es producto de la sociedad como de la acción de la propia persona, a lo que se
llega como consecuencia de comprender a la persona humana como un ser de
historia propia, en relación con el contexto.
Partiendo de esta propuesta, no resulta tan difícil entender la lógica de la
identidad grupal que el mismo autor define en otra publicación, pero que encierran
el mismo espíritu en la conceptualización: la relación dialéctica entre la persona y
el contexto, identificándose mutuamente.
2.1.3.3 Los roles de las personas que participan en el desarrollo local
Al hablar de roles, se está reconociendo la diversidad de personas que
participan en el desarrollo local, con sus capacidades y habilidades propias, pero
también con una apropiación particular del proceso en el que participan, llegando
a ser la estructura de roles y la distribución del conocimiento generado en el
desarrollo, lo que permite identificar ciertos segmentos de ello en determinados
27
actores, dándole significado a la capacidad de intervenir en su propio desarrollo, o
en la capacidad de crear y recrear, como diría de Miguel (2004).
Empero, siguiendo al mismo autor, esto va más allá de tomarse la palabra
en una plenaria, por ejemplo. Esta interacción explica, o más bien, provoca el
cambio social o, como diría Martín-Baró (2004a), es la representación en la
realidad del proceso dialéctico. Esto es el encuentro de dos ideas, de donde surge
una tercera que supera a las dos anteriores y se convierte en “la nueva verdad”,
hasta que se encuentra con una idea distinta (de Miguel, 2004). Esta intervención
de las personas que participan en el desarrollo local se podría analizar a través de
dos aspectos fundamentales, uno que tiene que ver con el proceso en sí, y otro
que ve hacia el futuro de ese desarrollo: el papel de los actores en la toma de
decisiones y la visión de sostenibilidad del desarrollo.
2.1.3.3.1 El papel de los actores del desarrollo local en la toma de decisiones
Con base en lo anterior, se podría entender fácilmente que el individuo es
un actor autónomo, que puede aceptar o rechazar lo que sea, por lo que sea; sin
embargo, está sujeto a un determinado orden social que, en la vivencia de los
grupos de personas que participan en el desarrollo local, se diría que es la
influencia dialéctica entre éstas y el contexto lo que determina sus puntos de vista
(Martín-Baró, 2004b). Por ejemplo, las agendas de la Cooperación Internacional
para el Desarrollo (como parte de la estructura del orden social) pueden dar
directrices de qué tipo de desarrollo se busca (la influencia de la estructura del
orden social) o, más aún, cuál es el tipo de desarrollo que, según ésta, se debe
impulsar en un territorio, en detrimento y con desconocimiento de las decisiones
(influencia del territorio) de las personas que lo componen.
Y aquí es donde se hace urgente el análisis de los roles de los diversos
actores del desarrollo local, ya que puede caerse en el rol asignado, construido
28
socialmente, como el estereotipo del “beneficiario” o de la “beneficiaria” de un
proyecto de desarrollo, lo que echa la mirada a un proceso simplista y rígido
(Ídem), que dota de capacidades al agente externo y ve en la población un
recipiente sobre el que depositar su saber.
Ante esto, es válido preguntarse, y responder, ¿cómo se toman las
decisiones más importantes que tienen que ver con el proceso en el que participan
las personas? y ¿en qué decisiones son tomadas en cuenta las opiniones de
todas las personas participantes? Asumiendo que las opiniones de la totalidad de
los actores del desarrollo local son tomadas en cuenta en algún momento del
proceso.
2.1.3.3.2 La visión de sostenibilidad del desarrollo local
De Miguel (2004) sugiere que la sostenibilidad de los procesos depende de
los roles de sus actores, en una oposición entre sociedad (lo local) y las personas
(participantes), en cuya dinámica se configura el poder legitimador y socializador
de una forma específica de desarrollo local, y es hasta que la mayor cantidad de
actores se apropia del proceso que evoluciona el consenso entre quienes
promueven el desarrollo y el grupo de participantes. Asegurando así la
sostenibilidad, pero de manera dinámica, siempre en constante cambio, siempre
dentro del proceso dialéctico.
De ahí que es importante identificar cómo se ha planteado la idea de
mantener el desarrollo local en los territorios, una vez se retiren los apoyos o
quienes lo impulsaron y, más importante, qué rol tomaría cada persona para hacer
que este desarrollo se sostenga, en caso de que así lo decidan.
2.1.3.4. El territorio como factor determinante en el desarrollo local con
participación de mujeres jóvenes
29
Al hablar de los factores psicosociales en el desarrollo local, impera la
necesidad de analizar el territorio en el que éste se da, ya que ahí se cristalizan
las relaciones sociales entre sus diversos actores (Martín-Baró, 2004a); más allá
de su espacio geográfico, le trasciende su historia y su cultura, su modo de vivir,
ya sea asimétrico o simétrico, desequilibrado o equilibrado, repercutiendo en la
calidad de vida de las personas y en la calidad ambiental (Bran, 2007).
Con todo, para efectos de este estudio, se analizarán dos elementos que,
ante una realidad nacional y regional con altas tasas de criminalidad, el tráfico de
drogas y la inseguridad ciudadana que determinan su diario vivir (Huhn, 2008), se
acoplan a los demás factores descritos anteriormente: la percepción de seguridad
en el territorio, y el apoyo gubernamental y de las organizaciones de la sociedad
civil a la participación ciudadana en el desarrollo local, con énfasis en las mujeres
jóvenes.
2.1.3.4.1. Percepción de (in)seguridad en el territorio
Una persona reacciona frente a un acto físico y real de violencia, pero una
sociedad, en cambio, define y construye más bien un fenómeno social, en la
medida en que le atribuye a éste una determinada importancia, que no es objetiva,
sino que es percibida y transmitida en cada sociedad de manera muy diferente
(Ídem). En ese sentido, en El Salvador se han hecho varios esfuerzos por describir
esa percepción social de la realidad, con énfasis en la violencia y la inseguridad
ciudadana.
Así, se tiene que, ante la probabilidad (componente cognitivo) de ser
víctima de un delito, las personas pueden tener un sentimiento de ansiedad y
peligro (componente emocional); este temor al delito aparece asociado de forma
importante con la percepción de cultura ciudadana, con el clima emocional o con
30
la satisfacción de las instituciones vinculadas a la seguridad pública (Ruiz y
Turcios, 2009).
Igualmente, hay estudios como los de Bissler (2003) y de Pantazis (2000)
(citados por Vilalta, 2012), que han analizado esta percepción desde la teoría de la
vulnerabilidad física, la cual predice que el miedo a la delincuencia será más alto
entre aquellas personas con menor capacidad física para defenderse de un ataque
evidenciando diferencias significativas entre mujeres y hombres, encontrando
mayores niveles de inseguridad entre las mujeres que entre los hombres.
Este dato arroja dos cosas: la primera, que hace una discriminación
estadística entre la capacidad física de las personas para defenderse, sugiriendo
que no todas tienen el mismo nivel; y, la segunda, que las mujeres tienen el nivel
más bajo de capacidad física para defenderse, en comparación con los hombres.
Sin embargo, más allá de esa supuesta menor capacidad de las mujeres para
defenderse, la correlación mujer-inseguridad sí ha sido corroborada para el caso
de la sensación de inseguridad en la casa cuando está sola (Vilalta, 2012).
La percepción de inseguridad no se basa mecánicamente en una
evaluación objetiva del riesgo de ser sujeto a un hecho delictivo, sino que se
encuentra ligada a la subjetividad de las personas, partiendo de la realidad
concreta así como de las interpretaciones, sensaciones y valoraciones de la
misma (Observatorio de Seguridad Ciudadana, 2013).
Pero también se han hecho estudios sobre la confianza en las instituciones
del Estado que deben velar por la integridad física y mental de la ciudadanía,
además de una estabilidad jurídica que le permita un desenvolvimiento óptimo en
la sociedad. Así se tiene, por ejemplo, en un estudio presentado por la Agencia de
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés,
2013), denominado “La percepción de la seguridad y la confianza en las
instituciones públicas”, que ninguna de las entidades por las que se consultó
31
obtuvo una valoración unánime de satisfacción con su desempeño, ubicando a la
Fuerza Armada de El Salvador (FAES) con el promedio más alto (68.7%).
Asimismo, el estudio arroja que la población joven, mujeres y hombres, se
siente menos insegura dentro de su comunidad o colonia, que al salir de ésta, lo
que pone en peligro la participación de las juventudes en los procesos de
desarrollo local si deben salir de sus espacios cotidianos de confianza. Por
supuesto, aunque esta confianza tiene que ver con la cantidad de violencia en un
territorio, este no es el único factor que la modifica, ni tampoco el más importante;
en cada país y en cada ciudad siempre hay una posibilidad de robo; sin embargo,
existe la confianza, un acuerdo cultural de comportamiento en el territorio que
permite generar un clima menos inseguro (Huhn, 2008).
Empero, un dato relevante de una investigación del Instituto Universitario de
Opinión Pública (IUDOP, 2009), es que, en todos esos espacios mencionados
anteriormente, las mujeres reflejan una percepción de inseguridad más alta
respecto de los hombres, es decir, que el universo simbólico construido en sus
comunidades, municipios, y en la sociedad en general, la inseguridad es más
sentida por las mujeres, no importando los espacios de los que se trate. Si el bus
es percibido como inseguro para los hombres, para las mujeres esa percepción es
más alta. Lo que falta es describir cómo se vive esa diferencia, aunque a simple
vista puede parecer obvia, pero para ese fin se profundizará sobre este elemento
de análisis en este trabajo investigativo.
2.1.3.4.2. Apoyo gubernamental y de las organizaciones de la sociedad civil a
la participación ciudadana en el desarrollo local
Para cualquier emprendimiento de desarrollo local, un actor clave será el
Gobierno Local, la municipalidad, siendo que es la que debe contribuir al
desarrollo del municipio, para mejorar el nivel de vida de la población, con una
función de promoción, facilitación y regulación de la integralidad del desarrollo
32
(Ponce, 2005), además de ser una competencia que le mandata el Código
Municipal en su artículo 4, numeral 1: la elaboración, aprobación y ejecución de
planes de desarrollo local. Pero también, como sugiere el mismo autor, la
municipalidad debe garantizar la generación de políticas sociales de desarrollo, la
conservación y protección del medio ambiente, el respeto a la cultura, el
beneficiarse de su interrelación con la región. En algunas experiencias, si bien en
un inicio los gobiernos locales no han asumido un papel protagónico al final se han
convertido en un agente importante en la consolidación de iniciativas ciudadanas
de desarrollo local (Ídem).
Además, en el territorio hay organizaciones de la sociedad civil u
Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que acumulan experiencias y
estrategias de intervención en los territorios, en diversos temas, llegando a
representar la prestación de un servicio donde el sector público tiene poca o nula
presencia (ídem). Podría decirse que estos apoyos se han convertido en
impulsores del desarrollo en el territorio de estudio, a pesar de los aprendizajes y
desafíos que cada intervención les deja. Lo importante es cuestionarse qué tipo de
apoyos se reciben, si dejan espacio para la participación activa de la población -de
mujeres jóvenes específicamente-, y cómo evalúa la población ese apoyo.
Lo que se ha presentado hasta aquí son unas aproximaciones teóricas que
cubren la propuesta que de Miguel (2004) hace al determinar los factores
psicosociales del desarrollo local, y con los que parte esta investigación para
describirlos desde las vivencias de las mujeres jóvenes como participantes del
desarrollo local, esa vinculación individual y colectiva, los modos de esa
participación y el territorio en el que lo hacen.
3 Tercera parte: marco metodológico
La descripción de la metodología que se siguió para la realización de este
estudio es importante porque, a partir de esto, se pueden definir los alcances y
33
usos que pueda tener con sus resultados. A continuación, se describirá cuál fue el
proceso metodológico llevado a cabo para esta investigación, dividido en cuatro
fases más o menos simultáneas, como es usual en los estudios cualitativos,
propuestas por Rodríguez, Gil y García (citados en UAH, 2008): fase preparatoria,
fase de trabajo de campo, fase analítica y fase informativa.
3.1 Diseño y alcance de la investigación
A partir de lo anterior, y con el tema central ya identificado, lo que en
palabras de Sandoval (2002) sería la problemática sustantiva, entendida como la
que “emerge del análisis concreto de un sector de la realidad social o cultural tal
cual ella se manifiesta y que se hace a través del contacto directo con una
manifestación concreta de una realidad humana, social o cultural” (p. 116), se
presenta la delimitación metodológica con base en una revisión bibliográfica sobre
metodologías de investigación cualitativa.
Ante discusiones previas sobre la metodología, en conjunto con la directora
de tesis, se determinó que la investigación se basara en un diseño etnográfico, ya
que a partir de ésta se pretenden analizar y describir ideas, significados,
conocimientos y prácticas de grupos y comunidades (Patton, 2002; McLeod y
Thomson, 2009; citados en Baptista, Fernández y Hernández, 2010); más aún,
una investigación con base en un diseño etnográfico implica no solo una
descripción, sino también una interpretación profunda del objeto de estudio
(Creswell, 2009; citado en Baptista y otros, 2010).
Además, un estudio con base en este diseño permite desagregar lo cultural
en objetos más específicos, facilitando la identificación de una porción de ésta y
analizándola a profundidad y focalizada; pero también requiere de una inmersión a
esa realidad, no se puede estudiar la participación de las mujeres jóvenes desde
afuera, sino con una aproximación suficiente a esas vivencias en lo actual y
34
cotidiano, buscando el consenso entre las participantes y el investigador de que
eso que se ha recopilado y analizado corresponde a sus vivencias.
Así entendido este estudio, partiendo de una clasificación de estudios
etnográficos propuesta por Creswell (citado en Baptista y otros, 2010), será una
investigación con un diseño etnográfico crítico, ya que se trata de una
investigación con un grupo humano vulnerabilizado históricamente por el sistema
patriarcal, llegando a analizar sus vivencias como mujeres jóvenes que participan
en procesos de desarrollo local. Por tanto, como se dijo en párrafos anteriores,
esta investigación tiene un alcance descriptivo que, sin embargo, ha sido
necesario el empleo de técnicas de análisis de datos propias de los diseños de
teoría fundada para lograr un análisis y una interpretación con más profundidad.
3.2 Proceso metodológico
3.2.1 Fase preparatoria
El producto final de esta fase fue el protocolo de investigación, al cual se
llegó después del proceso de formación de la Maestría en Desarrollo Local, pero,
sobre todo, después de una serie de reflexiones entre la Directora de Tesis y el
Investigador, con base en lo primero. Así, se pasó de tener un protocolo de
investigación con ideas generales sobre el tema de interés para el estudio a uno
definitivo que contiene los elementos clave que aquí se presentan.
En primer lugar, la delimitación del tema llegó luego de analizar varios
elementos clave para asegurar la culminación y el éxito de la investigación:
conocimientos previos sobre la temática, obtenidos a través de formaciones
específicas; el acceso a información pertinente desde el programa de formación
de la Maestría en Desarrollo local; experiencias laborales y académicas sobre
temáticas similares; y el interés por desarrollar un estudio sobre el tema. Empero,
esta iniciativa requirió de una revisión bibliográfica que sustentara la base teórica
35
de la investigación y de la que surgió una primera idea de las categorías que se
utilizaron para analizarlas a la luz de las vivencias de las mujeres jóvenes en su
participación en los procesos de desarrollo local en sus territorios.
Asimismo, se hizo hincapié en qué tipo de desarrollo local se basaría este
estudio, revisando la bibliografía pertinente también; además de la teoría que
sustentara una aproximación del enfoque psicosocial del que partió la
investigación. Con estas ideas ya concretadas se dio paso a la definición del
diseño y el alcance del estudio.
3.2.1.1 Instrumentos
Para la recopilación de información del estudio se construyeron dos
instrumentos que sólo son diferentes en su forma, ya que se consideró que la
misma guía de preguntas de los grupos focales podría utilizarse en las entrevistas
a profundidad, después de haber sido piloteada con un grupo de mujeres jóvenes
en la fase de trabajo de campo:
Para la categoría Intersubjetividad (ver anexo M1):
Cuatro preguntas para el indicador Evolución del grupo.
Cuatro preguntas para el indicador Identidad grupal.
Dos preguntas para el indicador Competencias desarrolladas.
Para la categoría Roles:
Dos preguntas para el indicador Toma de decisiones.
Dos preguntas para el indicador Sostenibilidad.
Para la categoría Contexto:
Tres preguntas para el indicador Percepción de seguridad-inseguridad.
Cuatro preguntas para el indicador Apoyo externo.
Para la categoría Subjetividad:
Dos preguntas para el indicador Impacto personal.
Dos preguntas para el indicador Vinculación emocional.
Tres preguntas para el indicador Visión del propio futuro.
36
3.2.2 Fase de trabajo de campo
Como primer paso de esta fase, y luego de la construcción de los
instrumentos para la recopilación de información, se realizó un pilotaje de éstos,
para asegurar que se estarían obteniendo las respuestas a lo que se quería saber;
es decir, validarlos. En este esfuerzo participó un grupo focal de siete mujeres
jóvenes de los mismos territorios y rangos de edad de las que se definieron para el
estudio. Sin embargo, al constatar que el instrumento estaba equilibrado y que
recogía la información requerida para el análisis, -sólo se eliminó una pregunta-
también se incorporó a los datos de participantes por la riqueza de datos
proporcionada. Además, se pasó a la definición de las técnicas e instrumentos de
investigación.
3.2.2.1 Población participante
El universo de las mujeres jóvenes que participaron en la fase de
recopilación fueron seleccionadas por tres razones importantes que favorecieron
el acceso a ellas:
Todos los grupos a los que ellas pertenecen trabajan con proyectos impulsados
por una misma organización en el territorio, el Servicio Social Pasionista
(SSPAS). Esta organización tiene un trabajo continuo desde hace más de 10
años que inició en la zona norte de Mejicanos, y que paulatinamente amplió su
área de influencia, llegando a tener presencia además en Ayutuxtepeque y
Cuscatancingo, convirtiéndose en la organización no gubernamental con más
trabajo con la población en estos municipios de manera ininterrumpida con gran
reconocimientos en los mismos.
Existe una relación cercana del investigador con la organización a nivel laboral,
lo que permitió el acceso más directo con la población consultada, llegando a
representar una ventaja no esperada, ya que durante el estudio se constató que
las mujeres jóvenes tienden a crear vínculos con más confianza entre ellas, y se
37
reservan información delicada sólo para personas allegadas. Por ello, el que
quien investiga fuera un hombre no se percibió que tuviera un impacto negativo
para la recopilación de la información, ya que existía ese lazo de confianza con
la población.
Los proyectos del SSPAS tienen una apuesta al desarrollo local desde los
aspectos más intrínsecos de las personas en relación a sus comunidades.
Tienen su base en tres ejes transversales: Género, Derecho Humanos y
Educación para la Paz, que influencian todo el quehacer institucional.
3.2.2.1.1 Del proceso de desarrollo local en el que se enmarca la
investigación
Todos los proyectos están enmarcados en un proceso de desarrollo local
definido estratégicamente desde el Servicio Social Pasionista, y que tiene su base
en los aprendizajes de sus más de diez años de trabajo continuo en la zona, como
se dijo antes. Es decir, no son proyectos aislados que trabajan cada uno su tema,
sino que tienen una lógica de intervenir desde varias vías a varias poblaciones con
objetivos generales claros.
Así, el SSPAS construyó a mediados de 2009 su Planificación Estratégica
Institucional, en la que identificó su aporte al desarrollo local a través de un
proceso centrado en las personas. De esa manera, la organización definió una
misión volcada a la potenciación del capital social desde la perspectiva del
desarrollo local. Además, ese proceso es la base para la formulación y ejecución
de los proyectos en los que participan las mujeres jóvenes que fueron parte del
estudio, marcando líneas clave para ello:
Potenciar el capital social, desde el desarrollo local.
Facilitar servicios sociales y desarrollo de capacidades a la población
vulnerabilizada.
Fortalecer la prevención y atención de la violencia.
Fortalecer la institucionalidad.
38
Además, se han definido seis líneas estratégicas sobre las cuales están
enmarcados los proyectos: Organización y Educación para la Paz, Formación y
Empleo, Salud, Derechos Humanos, Justicia Restaurativa y Reinserción. En esta
manera de definir el proceso de desarrollo local desde el SSPAS, se identificaron
algunas iniciativas que aún estaban en ejecución como parte de este periodo de la
planificación estratégica y se incorporaron al estudio:
Comités Juveniles. Son parte de la estrategia de Organización, que trabajan
como eje central el tema de la cultura de paz, con base en los enfoques de
género y derechos humanos. Al momento de la recopilación de la información el
trabajo se extendía a 5 comunidades de Ayutuxtepeque, 7 comunidades de
Cuscatancingo y 9 comunidades de Mejicanos. 21 comités juveniles en total, en
los tres municipios.
Colectiva de Mujeres Jóvenes Metamorfosis. Son parte de la estrategia de
Organización y de la Derechos Humanos. Trabajan como eje central los
derechos humanos de las mujeres jóvenes, con base en los enfoques de
género y de inclusión. Es una organización conformada por mujeres jóvenes
provenientes de Ayutuxtepeque, Cuscatancingo y Mejicanos y nacida de un
encuentro de mujeres jóvenes en 2013, algunas integrantes de comités
juveniles en sus comunidades y otras por invitación directa de contactos. Al ser
una sola organización, pero teniendo en cuenta que tienen focalizada su área
de influencia en estos tres municipios, se pidió la colaboración para ser parte de
este estudio y asistieron dos mujeres jóvenes, una de Ayutuxtepeque y una de
Mejicanos.
Red de Comunidades Educativas por la Paz. Es parte de la estrategia de
Educación, que trabajan como eje central la prevención de la violencia y la
cultura de paz, con base en los enfoques de género y derechos humanos. Es
una organización conformada por estudiantes, docentes y referentes familiares
de 16 centros escolares públicos; 3 de Ayutuxtepeque, 4 de Cuscatancingo y 9
de Mejicanos. Sin embargo, al interior de la Red no se identifican por
municipios, sino como organización unificada. Sin embargo, al pedir la
39
colaboración a la investigación, se envió a dos mujeres jóvenes de
Cuscatancingo.
Formación y empleo, cuya estrategia tiene el mismo nombre. Por su naturaleza,
esta iniciativa se llevaba a cabo en las instalaciones del SSPAS, en Mejicanos,
al momento de la recopilación de la información del estudio. Aunque a la
población que están dirigidas las acciones es la de Ayutuxtepeque,
Cuscatancingo y Mejicanos, también asisten personas de otros municipios.
Cada vez menos por la situación de inseguridad que rodea el área geográfica
de esas instalaciones, pero sí se tenía presencia de otras personas. Ante ello,
se pidió que enviaran a una persona del proyecto, según los criterios de
selección que se verán más adelante, y enviaron a una mujer joven de
Mejicanos, participante del Taller de Cocina Junior.
3.2.2.1.2 De los municipios en cuestión
La población de Ayutuxtepeque, Cuscatancingo y Mejicanos tiene
realidades similares, pero también particularidades que los define y en las que se
puede evidenciar una disparidad en razón del género de las personas. Por
ejemplo, de las 51,020 Personas Económicamente Inactivas (PEI) de Mejicanos
(32,118 mujeres y 18,902 hombres), 14, 685 mujeres (28.78%) se dedica a las
“tareas del hogar”, frente a 1,412 hombres (2.77%) que lo hacen. El resto de la
PEI del municipio (31.55%) se dedica a otras actividades (ver tabla M1).
Tabla M1: Total y porcentaje de población del municipio, Población Económicamente Activa (PEA), PEA desocupada, Población
Económicamente Inactiva (PEI), PEI dedicada a labores del hogar y población con acceso a educación formal, por municipio y sexo.
Municipio / Población
Total población
del municipio
Total PEA del
municipio
PEA del municipio
desocupada
Total PEI del
municipio
PEI del municipio
dedicada a labores del
hogar
Total población
de 5 años o más del
municipio con acceso a educación
formal
Ayutuxtepeque 34,710 16,825 59.32%
3,101 10.93%
11,539 33.24%
3,991 34.59%
29,400 84.70%
40
Mujeres 17,634 50.80%
6,538 23.95%
614 2.16%
7,351 21.18%
3,588 31.09%
14,735 42.45%
Hombres 17,076 49.20%
7,186 20.70%
2,487 16.92%
4,188 12.07%
403 3.49%
14,665 42.25%
Cuscatancingo 66,400 29,240 44.04%
3,750 12.82%
23,678 35.66%
9,135 38.58%
54,202 81.63%
Mujeres 35,618 53.64%
13,588 20.46%
2,056 7.03%
15,304 23.05%
8,313 35.11%
28,749 43.30%
Hombres 30,782 46.36%
15,652 23.57%
1,694 5.79%
8,374 12.61%
822 3.47%
25,453 30.33%
Mejicanos 140,751 65,331 46.42%
6,475 9.91%
51,020 36.25%
16,097 31.55%
118,971 84.53%
Mujeres 76,242 54.17%
32,078 22.79%
3,585 5.49%
32,118 22.82%
14,685 28.78
63,993 45.47%
Hombres 64,503 45.83%
33,253 23.63%
2,890 4.42%
18,902 13.43%
1,412 2.77%
54,978 39.06%
Fuente: Elaboración propia con datos del VI Censo de Población y V de Vivienda 2007
(DIGESTYC, 2009) y de la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE, 2012; FUNDE 2013a y
FUNDE, 2013b).
Asimismo, estos tres municipios viven situaciones de precariedad en las
zonas urbanas que se identifica, reflejando una concentración de pobreza extrema
baja y exclusión social territorial (FLACSO, MINEC y PNUD, 2010; FISDL, 2005).
Así, los tres municipios son considerados como de Pobreza Extrema Baja, entre
otros 73 a nivel nacional. Además, en la tabla M2 se presentan los datos del Mapa
de Pobreza Urbana y Exclusión Social de El Salvador (FLACSO, MINEC y PNUD,
2010), que revelan la cantidad de hogares en Asentamientos Urbanos Precarios
(AUP). Cabe señalar que Cuscatancingo y Mejicanos son parte de los 20
municipios a nivel nacional con mayor incidencia de hogares en AUP, según su
población total y las condiciones de vida.
Es importante señalar que, en medio de estas realidades de acceso al
empleo y las ocupaciones de las mujeres y los hombres de estos tres municipios,
las condiciones y definiciones de pobreza en las que viven, se dan dinámicas de
violencias que afectan de manera distinta entre ambos sexos, visualizando una
división sexual de la violencia.
Tabla M2: Frecuencia de Asentamientos Urbanos Precarios, por municipio.
41
Municipio Total de AUP Hogares en AUP
Ayutuxtepeque 21 3,546
Cuscatancingo 29 8,091
Mejicanos 45 13,917
Total 95 25,554
Fuente: Elaboración propia con datos del Mapa de Pobreza. Tomo I: Política Social y Focalización (FISDL, 2005).
Se constató una realidad que afecta directamente a las mujeres de estos
municipios: las diversas expresiones de violencia contra las mujeres que se han
registrado en la atención que ofrece Ciudad Mujer. Empero, es importante recalcar
que estos datos no representan el dato real, debido a los subregistros y no
registros de estos casos.
En la tabla M3 se detalla la cantidad de casos atendidos durante 2014
según el tipo de violencia sufrida por las mujeres, que Ciudad Mujer divide en
ocho. Por ejemplo, se tienen los registros del Instituto de Medicina Legal (2014),
donde se detallan 90 casos de agresiones y violaciones sexuales en los
municipios que incluye este estudio, y cuyo detalle se muestra en las tablas M4 y
M5.
Tabla M3: Frecuencia de casos de violencia contra las mujeres registrada por Ciudad Mujer, por municipios y tipos
Municipio Violencia
económica Violencia feminicida
Violencia física
Violencia patrimonial
Violencia psicológica
Violencia sexual
Violencia Simbólica
Violencia Intrafamiliar
Ayutuxtepeque 2 0 2 1 19 3 0 24
Cuscatancingo 5 0 11 0 33 0 0 46
Mejicanos 7 0 13 4 99 8 0 103
Totales 14 0 26 5 151 11 0 173
Fuente: ISDEMU (2015).
42
Tabla M4: Frecuencia de casos de violencia y agresión sexual registrados por el Instituto de Medicina Legal, de enero a septiembre de 2014, por
municipios y sexo de la víctima.
Municipio Mujeres Hombres Total
Ayutuxtepeque 5 0 5
Cuscatancingo 11 1 12
Mejicanos 64 9 73
Total 80 10 90*
*Tomando en cuenta que el total en el departamento de San Salvador fueron 587 casos, estos 90 representan el 15.33% Fuente: elaboración propia con datos del Instituto de Medicina Legal (2014).
Tabla M5: Frecuencia de homicidios registrados por el Instituto de Medicina Legal durante 2014, por municipios y sexo de la víctima.
Municipio Mujeres Hombres Total
Ayutuxtepeque 1 9 10
Cuscatancingo 0 37 37
Mejicanos 12 100 112
Total 13 146 159* *El total de homicidios en el país, para 2014, fueron de 3,912 (294 mujeres y 3,618 hombres). De esos, 1,236 fueron registrados en el Departamento de San Salvador (97 mujeres y 1,139 hombres) y 159 en los tres municipios que incluye el estudio. Fuente: elaboración propia con datos del Instituto de Medicina Legal (2014b y 2014c).
Estos datos reflejan que las mujeres sufren múltiples violencias y ni siquiera
deben salir de sus “zonas de confianza” para que se las victimice. Esto lo reflejan
los mismos datos del IML (2014), donde el 29.8% de los casos de violación y
agresión sexual se dieron en una casa conocida por la víctima, y el 28.1% en sus
propias casas. Igualmente sucedió con las mujeres víctimas de homicidio, casi en
su totalidad se registraron en sus viviendas. Esta información fue básica para
determinar que las mujeres jóvenes de estos municipios debían ser parte del
estudio como población consultada, ya que, a pesar de tener un nivel favorable de
participación en los proyectos de la organización antes mencionada (SSPAS), no
escapan de estas condiciones sociales que les pone en desventaja frente a los
hombres de cualquier edad.
43
Las mujeres jóvenes que participaron directamente como población
consultada fueron seleccionadas a partir de los siguientes criterios básicos que se
listan a continuación:
Que estén participando en un proyecto que se esté ejecutando con el Servicio
Social Pasionista.
Que tengan entre 15 y 29 años, que es la edad definida como joven por la Ley
General de Juventud, de El Salvador.
Que sean identificadas por el equipo técnico del SSPAS como participantes de
los proyectos de la organización.
Que tengan una alta posibilidad de trasladarse hacia los lugares que se
acuerden para las entrevistas y el grupo focal.
3.2.2.2 Técnicas de recolección de datos
Para la recopilación de información, la investigación se encaminó a través
de técnicas cualitativas de información que permiten tener un panorama más
completo de las vivencias de las mujeres jóvenes, ya que ese es el insumo
principal de este estudio:
1. Grupo focal, en los que participarían las mujeres jóvenes en dos grupos etarios:
uno de jóvenes de 15 a 21 años, y otro de 22 a 29 años. Esta división obedeció
a una decisión entre el investigador y la directora de tesis, puesto que las
vivencias podrían ser distintas y se corría el riesgo de que las más adultas
acapararan la participación en detrimento de los aportes de las más jóvenes.
Sin embargo, sólo se pudo realizar un grupo focal con siete mujeres jóvenes,
que se convocó para pilotear el instrumento de recolección de información, lo
que se plantean como limitación del estudio, puesto que la organización con la
que se coordinó para tener acceso a la población estuvo involucrada en un
trámite legal de su director general, lo que ocasionó cierta desconfianza por
parte de los referentes familiares de las jóvenes a la hora de convocarles en
nombre de esa organización, aunque fuera para una actividad ajena:
44
El P. Antonio Rodríguez (Padre Toño), fue acusado por tres delitos relacionados
a la introducción de ilícitos a las cárceles del país en favor de los cabecillas de
las pandillas. Fue una situación difícil tanto para la organización como para las
comunidades que han trabajado históricamente con ésta, por lo que por al
menos seis semanas no se autorizó ingresar a las comunidades a recopilar
información para este ni cualquier estudio que se estuviera llevando a cabo, ya
que se estaba tratando de reconstruir los espacios de confianza y cohesión
entre el SSPAS y la población con la que han trabajado.
Sin embargo, el grupo focal fue muy útil porque se recopiló información inicial,
permitiendo reacomodar algunas partes del diseño del instrumento de
recopilación de información.
2. Entrevistas a profundidad a seis mujeres jóvenes de Ayutuxtepeque,
Cuscatancingo y Mejicanos, que cumplían con los criterios de selección, de tal
manera que se recogió su experiencia de primera mano, enfocadas en su visión
particular de la misma. Esta técnica es muy valiosa en las investigaciones con
mujeres jóvenes, porque permitió obtener más y mejores resultados debido a la
intimidad, flexibilidad y confidencialidad con la que se recogió la información.
Esta técnica inicialmente se propuso porque permitiría un margen de
profundización favorable sobre las categorías del estudio, lo cual sucedió (ver
tabla M6).
Tabla M6: Distribución de entrevistas a profundidad, por participante, edad y procedencia.
Técnica Participante Edad Procedencia
Entrevista a profundidad 1E 18 años Red de Comunidades Educativas por la Paz, estudiante del Centro Escolar Japón, Mejicanos.
Entrevista a profundidad 1FE 15 años Proyecto Formación y Empleo, Mejicanos.
Entrevista a profundidad 1J 19 años Comité Juvenil de la Comunidad Pérez Romero, Cuscatancingo.
45
Entrevista a profundidad 2RF 23 años Red de Comunidades Educativas por la Paz, referente familiar de Cuscatancingo.
Entrevista a profundidad 1CF 16 años Colectiva de Mujeres Jóvenes Metamorfosis y Comité Juvenil Próceres Oriente, Mejicanos.
Entrevista a profundidad 2J 23 años Colectiva de Mujeres Jóvenes Metamorfosis, Ayutuxtepeque.
Fuente: elaboración propia.
3.2.3 Fase analítica
En esta fase se acordó, junto con la directora de tesis, que debía vaciarse la
información en matrices de codificación, de tal manera que facilitara su análisis.
Aunque requeriría de hacer al menos tres versiones del cuadro antes de pasar a la
redacción del informe (ver anexo M2).
1. Así, primero, se elaboró un cuadro para el vaciado de las respuestas textuales
de todas las mujeres jóvenes a la misma pregunta, sólo separadas por filas y
códigos según el grupo etario y el colectivo que representaban. Por ejemplo, 1J
significa que es una mujer joven del grupo etario uno, de 15 a 21 años, y
representa a un comité juvenil comunitario. El encabezado está compuesto por
el objetivo general de la investigación, el objetivo específico, la categoría, el
indicador, un fragmento del marco teórico sobre el indicador y la pregunta
específica que se vació.
2. En un paso siguiente, se seleccionaron las ideas de las respuestas de cada
joven a cada pregunta, marcando con color verde las ideas relevantes, en
amarillo las ideas secundarias y en rojo las ideas poco relevantes, todo ello en
virtud del tipo de investigación y la información esperada para la misma.
3. Luego, se agregó una columna con la leyenda “Análisis”, donde se redactó las
ideas desprendidas de las ideas seleccionadas en las respuestas de cada
joven, a cada pregunta. Esto dio como resultado la primera redacción de la
presentación y análisis de la información.
46
4. Posteriormente, se elaboró otro cuadro para la compilación de ideas de manera
ordenada y precisa, que permitiera cumplir con el objetivo general de la
investigación que es la presentación de un análisis detallado de los factores
psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en el
desarrollo local.
5. Este cuadro requirió del traslado de las respuestas a las preguntas de cada
indicador, con la diferencia que las entradas en las columnas fueron surgiendo
a partir de la información generada en las respuestas. Es decir, la clasificación
de ideas con base en el discurso elaborado. Así, por ejemplo, surgió la
necesidad de que, en el indicador Identidad Grupal, se juntara en tres columnas
las respuestas a cada una de las cuatro preguntas que recopilaron información
al respecto.
6. De estas, en la redacción final del informe de resultados se sacaron cinco
párrafos que se agruparon según la clasificación: el primero trató sobre el tipo
de estructura en las organizaciones donde participan las mujeres jóvenes; el
segundo trató sobre los objetivos similares, los diferentes y de los que no se
tiene claridad, respecto de los otros grupos con los que se relacionan o
coordinan; el tercero fue sobre las valoraciones y el impacto que la identidad
grupal tiene en las mujeres jóvenes; el cuarto trató sobre las variables sociales
intervinientes, las limitaciones y la particularidad de los grupos mixtos1, en los
que participan hombres y mujeres; y el quinto fue sobre la sororidad como factor
decisivo en las relaciones sociales entre mujeres jóvenes.
3.2.4 Fase informativa
Teniendo ya la primera redacción definitiva del análisis de la información, se
dio paso a la elaboración del informe final de la investigación, que requirió de tres
pasos de revisión. En primer lugar, se revisó todo el avance del documento, hasta
la presentación del análisis de la información; en segundo lugar, se revisó la
1 A partir de este apartado, se entenderá como grupos mixtos a aquellos que están conformados por
mujeres y hombres en un solo espacio organizativo. Y los grupos exclusivos de mujeres serán aquellos donde sólo hay integrantes mujeres, jóvenes y adultas, o sólo jóvenes.
47
coherencia de las conclusiones respecto de los datos y los objetivos específicos
planteados al inicio del estudio; y en tercer lugar se revisaron las
recomendaciones para que concordaran con las conclusiones y el marco teórico
de la investigación. Finalmente, se presentó este informe.
4 Cuarta parte: Resultados, conclusiones y
recomendaciones
4.1 Presentación y análisis de resultados
Los resultados que se presentan a continuación están redactados según el
orden de los objetivos específicos del planteamiento del problema, de tal manera
que facilite su lectura y comprensión: el análisis de la intersubjetividad, el análisis
de los roles de las mujeres jóvenes en el desarrollo local, la caracterización del
contexto en el que participan las mujeres jóvenes y la caracterización de la
experiencia subjetiva de las participantes.
4.1.1 La intersubjetividad de las mujeres en los procesos de desarrollo local
“(…) yo creo que con ellas, cuando estamos, como que nos liberamos, o sea, y no
dependiendo de quién sea menor, quién sea mayor, sino que todas nos vemos iguales,
tratamos temas que a todas nos afectan y si una llora, todas lloramos, si una ríe, todas nos
reímos. Entonces creo que eso ha sido de lo mejor.”
Mujer joven, 18 años, de la Red de Comunidades Educativas por la Paz.
Los grupos en los que participan mujeres jóvenes son diversos en población
y en temáticas tratadas al interior de los mismos, así como sus actividades y
objetivos de organización. Sin embargo, es importante recalcar que aquí se
recogió y se presentan las vivencias de las mujeres jóvenes dentro de estos
grupos, es decir, sus percepciones, acciones, pensamientos y sentimientos
respecto de éstos, y todo el impacto que representa para ellas.
48
Por ejemplo, la etapa previa a su involucramiento en los grupos que
participan en el desarrollo local la identifican como de poca valía o poca confianza
en los mismos, por una percepción particular o una expectativa de que son “algo
más loco” o muy serios para ellas. Además que, como mujeres jóvenes, la
experiencia llega cargada por una inseguridad generada, aprendida, construida y
reproducida en el sistema educativo: las personas adultas son las que mandan.
A este respecto, la misma experiencia intersubjetiva les permite romper la
primera barrera: la relación entre ellas como mujeres jóvenes y las personas
adultas. Y es que el encuentro con otros sectores poblacionales en un mismo
espacio marca su vivencia dentro de los grupos, sobre todo al interactuar de
manera más o menos democrática, que les da la oportunidad de expresar y
romper estereotipos adultistas. Sin embargo, señalan que los grupos con mujeres
jóvenes en formación técnica no muestran un mayor impacto a nivel de relaciones
interpersonales o de desarrollo humano en sí. No se manifiesta una experiencia
intersubjetiva significativa, más allá de la transferencia de conocimiento.
Con todo, valoran como una oportunidad el hecho de que haya personas
adultas sensibilizadas con las juventudes que propician su participación, ya que
mencionan que su impulso es el que ha permitido que ellas, como mujeres
jóvenes, participen organizativamente dentro de sus comunidades y, en otros
casos, fuera de éstas. Así, la invitación de personas adultas a estos espacios tiene
un impacto significativo, por lo que una población adulta sensibilizada y formada
es más receptiva y dispuesta a abrir espacios de participación juvenil, tanto de
mujeres como de hombres o grupos de mujeres y hombres.
“Pues de primero nos daban lo teórico, nos daban folletos donde teníamos que leerlos y
ver de lo que se trataba el tema, ver qué era lo principal […] la chef nos enseñaba videos,
de ahí nos hicieron pruebas de pruebas escritas, de ahí ya se venía la práctica que ya era
más que todo cocinar lo que ya habíamos visto y a ver cómo utilizar un cuchillo, como
partir, cuales son los nombres de los cortes y así.”
49
(Mujer joven de 16 años, del Curso de Cocina Junior, de Mejicanos.)
Con otras mujeres jóvenes, la intersubjetividad les ha permitido mantenerse
y trabajar efectivamente, resaltando que la experiencia les ha marcado en su
formación y su vida, e incluso les ha proporcionado condiciones favorables para
ser personas diferentes, en relación a sus estilos de vida antes de entrar a estos
grupos. Ante esto, se podría decir que el punto más relevante ha sido la valoración
positiva y sobresaliente de su participación como mujeres jóvenes y sus aportes al
grupo, ya que al ser de condiciones similares, y hablar de sus realidades y cómo
podrían cambiarlas, se ha propiciado un espacio organizativo importante que ha
potenciado una lucha por los derechos de las mujeres y la expresión por “las que
no tienen voz”.
Por tanto, esta relación intersubjetiva con otras mujeres jóvenes es de suma
importancia, porque genera identidad grupal y toma de decisiones sobre las
acciones a emprender, de manera colectiva. Aunque sean decisiones que a simple
vista parezcan sencillas, en realidad es su significado lo que ha sentado la base
para darle vida a los grupos.
Esa identidad y las maneras de toma de decisiones les ha permitido tener
una planificación y la organización de su trabajo, ya sea a través de comités o de
asignación de tareas, para atender los diferentes proyectos o actividades que
realizan con un claro posicionamiento político y público, como marchas, cine-foros,
representaciones teatrales, etc. Esto en favor de una cultura de paz en los centros
escolares y comunidades de los que provienen, para que entre los diversos
actores puedan entablar relaciones más democráticas y equitativas.
Así, las actividades que realizan también van encaminadas a la
reconstrucción de las relaciones interpersonales que, por una u otra razón, se
habían deteriorado, reconociéndolas como actividades de empatía. Pero además,
han trabajado en actividades para que otras organizaciones les apoyen, lo que
50
fomenta su identidad y al objetivo común. En cambio, en los espacios de
formación técnica sólo se rescata el proceso en el que rápidamente pasan de la
teoría a la práctica, basada en folletos en los que plasman las indicaciones,
sometiéndose a pruebas posteriores donde demuestran lo aparentemente
aprendido, restándole significado a la participación en sí misma, y valorándolas
sólo a partir de una calificación cuantitativa.
“Pues tuve una experiencia de tener un intercambio de punto joven2, en el cual solo una
compañera y yo lo representamos, sentía muy injusto porque las demás sí podían (asistir),
pero por ir en una excursión no fueron, y entonces dije yo, “no es justo”, entonces me
organicé mucho con ella, fue bien participativo, ese día nos apoyamos bastante y dijimos,
“esto vamos a hacer”, “esto vamos a decir”, “mira yo puedo más de la memoria histórica”, y
todo eso no lo sentí tan penoso, solo porque nosotras dos”
Mujer joven de 17 años del Comité Juvenil de la Comunidad Pérez Romero,
Cuscatancingo.
Con todo, en el recorrido del tiempo se estima que las reuniones son de
mucha importancia en sí mismas, no tanto por tenerlas, sino por la convivencia
generada ahí, considerando que “es algo que se valora”. No podría asegurarse
que las reuniones pierden su objetivo principal, pero sí debe recalcarse que es en
esos espacios en los que se juntan, que las mujeres jóvenes propician una
convivencia muy favorable. Es en su relación intersubjetiva que se fortalecen esos
espacios en los que participan.
“El grupo es un grupo amplio, en donde habemos muchas mujeres y, pues, es dinámico,
hay mucha alegría dentro de él, hay mucha confianza también, la participación es todo,
verdad, por igual, es unitario; equidad por todo y es bastante caluroso el ambiente ahí, es
bien ameno”
Mujer joven, 22 años, referente familiar de la Red de Comunidades Educativas por la Paz.
2 Es un espacio físico de encuentro e intercambio juvenil que busca la eliminación de prejuicios y estigmas
hacia las juventudes, a través de formaciones en arte y deporte, y que incorpora los enfoques de Derechos Humanos y género en sus acciones.
51
De hecho, en los grupos compuestos por hombres y mujeres, las mujeres
jóvenes tienden a apartar un poco del tiempo para hablar entre ellas y sus
vivencias, lo que en grupos exclusivos para ellas lo aprovechan aún más. Y es en
esa dinámica que suelen comprometerse a seguir trabajando juntas. Además, los
eventos, planificados por o para ellas mismas, cargados de simbolismo, son un
aliciente muy positivo para el trabajo con y entre mujeres jóvenes, porque se
identifican con lo que hacen, valorando la posibilidad de liberarse y sentirse bien
consigo mismas y el resto de compañeras jóvenes, y adultas si es el caso, con
todo el impacto favorable, a nivel emocional, que esto tiene.
Es por ello que en los espacios de mujeres jóvenes se le da mucha
importancia a la formación, pero destacando el ambiente de convivencia que se
propicia en esos encuentros, además de valorar positivamente los encuentros
organizados y vividos por el grupo mismo, denotando una memoria colectiva
importante, probablemente porque estos han sido los espacios en los que han
compartido y convivido más tiempo y experiencias.
Así, la participación de mujeres jóvenes en el desarrollo local, en su
intersubjetividad, propicia una apropiación de estos espacios, de manera
consciente y positiva, integrándose de manera efectiva. Y más importante, se
apropian de su participación como mujeres, asegurando que son ellas las que
“han sido como las fortalezas desde ese entonces”. Su participación en el grupo
les ayuda a valorar a las otras mujeres, jóvenes y adultas, y a darse cuenta de su
valía.
Es por lo anterior que, incluso los espacios sólo de formación técnica,
tienen un impacto personal en las mujeres jóvenes, alcanzando procesos que
significan una conquista más en esa intersubjetividad y en los que las jóvenes se
vean a sí mismas como capaces. Además, el hecho de haber ingresado a los
grupos ha sido importante, probablemente porque es el primer espacio en el que
participan sin la compañía de una persona adulta a su lado y que les ha permitido
52
conocer a un grupo de jóvenes, mujeres y hombres, que, igual a ella, buscan
transformar su realidad, promoviendo reuniones autónomas que marcan una
independencia del equipo técnico de las organizaciones de la sociedad civil que
les apoyan, y cuando han necesitado recursos diversos, los gestionan.
Esto ha propiciado que su marco de acciones sea una herramienta que
sirve para identificar su capacidad de organizarse y planificar sus propias ideas y
líneas de trabajo, tener autonomía, gestionar y trabajar en equipo, lo que les da un
amplio margen de acción en sus comunidades, además de estar vinculadas a
otros espacios organizativos de mujeres y tener los contactos que ahora tienen.
Esto último abona a su identidad como grupos, puesto que les va permitiendo
identificar intereses y objetivos en común para saber en qué círculo moverse y
establecer alianzas. De esta manera se visualiza una claridad del trabajo que
realizan, reflejo de sus propias vivencias en el grupo, ya que valoran mucho la
intersubjetividad.
Aquí se hace importante reconocer la calidad de relaciones intersubjetivas
que han entablado, lo que les ha permitido recorrer un buen camino e
involucramientos favorables para su quehacer. Prueba de ello es que se
mantienen juntas por mucho tiempo en los procesos de manera dinámica y
adaptable a sus necesidades en grupos diversos, con mucha participación de
mujeres jóvenes y otras características que atienden más al tipo de interacción
entre ellas.
Es así que se habla de una sororidad y capacidades de entablar procesos
de transformación de conflictos menos amenazantes, llegando a acuerdos en
común o puesta en pleno de sus opiniones, asumiendo más responsabilidad a la
hora de darle seguimiento a lo que se acuerda como grupo.
“las metas que ellos quieren alcanzar nosotros también las queremos, porque queremos lo
mismo, o sea no buscamos ser diferentes o ser mejores que ellos sino vernos por igual,
creo que eso es muy importante”
Mujer joven, 18 años, estudiante de la Red de Comunidades Educativas por la Paz.
53
Con todo, en los procesos exclusivos de formación técnica, en los grupos
mixtos (integrados por hombres y mujeres) o en los de mujeres jóvenes, no se
identifica la misma visualización, ya que no hay una experiencia en la que,
después de culminar los programas, ejerzan de manera digna lo aprendido, ni
siquiera un seguimiento de relaciones interpersonales ni iniciativas de
organización, tendiendo a limitarse a la formación técnica. Además, la experiencia
intersubjetiva de la participación de las mujeres jóvenes en el desarrollo local, a
pesar del apoyo externo o de las personas adultas, el contexto social sigue siendo
su mayor amenaza.
Las tareas asignadas socialmente a las niñas, adolescentes, mujeres
jóvenes y adultas, es un hito significativo en la participación de las mujeres que
puede frenar o interrumpir su vivencia en estas experiencias. A esto puede
sumarse el desconocimiento de sus derechos como mujer y como joven,
aumentando la situación de exclusión de su participación en espacios públicos
organizados.
Sin embargo, las mujeres jóvenes organizadas identifican una visión de
avance y no estancamiento de sus acciones, se siguen fortaleciendo y expresan
que quieren movilizar esfuerzos, visualizando procesos en los que la organización
va ganando experiencias.
Además, le dan mucha prioridad a potenciar aún más su liderazgo como
mujeres jóvenes, con una claridad de sus derechos y de la utilización de los
recursos que pueden movilizar.
4.1.1.1 La identidad de los grupos en los que participan las mujeres jóvenes
en el desarrollo local
54
“Y algo que se sabe notar ahí es que casi todos, todas son mujeres y eso es bueno –risas-
eso es bueno porque es algo, como que dicen, “no, las mujeres mucho pelean”, pero en
este caso no, creo que no, es sumamente diferente.”
Mujer joven, 18 años, estudiante del Proyecto Hacia una Cultura de Paz.
La identidad grupal, como se apunta en el marco teórico de este informe,
está dada en una relación dialéctica entre las personas y su entorno,
cristalizándose en la relación con las demás personas. Es decir, es un cúmulo de
relaciones y reacciones ante identidades individuales. Pero tampoco debe
entenderse como la suma de identidades individuales, sino como el producto de la
interacción y la dialéctica.
Así, se habla de estructuras organizativas en los grupos que participan las
mujeres jóvenes como un indicador de su involucramiento dialéctico con otras
mujeres y otras poblaciones. Sin embargo, en estas experiencias se ha
identificado que existe una estructura mínima, por comisiones, que les permite
operativizar el trabajo de manera “democrática”; no define cargos de coordinación
ni dirección, sólo son comisiones en las que todas las que los integran tienen la
misma probabilidad de hacer o no hacer las funciones definidas para cada
comisión.
Otras experiencias, como en los grupos mixtos, trabajan sin juntas
directivas por el momento, aunque dice estar trabajando por conformarlas, pero
dicen que así han funcionado equitativamente. Manifiestan que “han decidido”
trabajar sin estructura organizativa, ya que cada quien aporta a las diferentes
cosas que se hacen.
Sin embargo, en los grupos donde sólo hay mujeres jóvenes sí se está
trabajando organizadamente en comisiones de coordinación para el trabajo.
Además, todas aportan a las diferentes cosas, pero organizadas, demostrando un
trabajo más de impacto y de desarrollo de capacidades y habilidades, ya que se
gestiona, se hacen agendas, reciben formaciones, hay encargadas de las actas de
55
reuniones, hay secretarías. Es decir, hay cargos y funciones determinadas y
distribuidas entre ellas, y les ha permitido funcionar hasta el momento.
De esta manera, en su relación con otros grupos, como indicador de la
identidad grupal. En términos generales esos espacios sí tienen las mismas
metas, aunque no podría decirse que la identidad del grupo es la que ha permitido
esta coordinación, sino la relación previa establecida por ser entidades de
cooperación y organizaciones de la sociedad civil que ha facilitado varios de los
espacios de participación. Esto denota una identidad propia y un punto de partida
para coordinaciones más de impacto, o para compartir experiencias.
Lo que habría que profundizar es si el trabajo con otros grupos les
determina su accionar o es su propio accionar lo que les motiva a coordinar con
otros grupos. Con todo, hasta el momento se valoran como positivas las
relaciones con otros grupos de metas similares. Sin embargo, el no encontrar
formas comunes con otros grupos con los que han trabajado, lo valoran como
positivo porque les permite conocer metodologías, poblaciones diversas y
capacidades desarrolladas de manera diferente. Aquí es donde se rescata un
elemento de identidad grupal importante: el reconocimiento de la integración con
otros sectores en el grupo.
“Con los comités creo que el trabajar por el bienestar de nuestra comunidad y por las
problemáticas que vivimos a diario en la calle; y con las mujeres, con las otras colectivas,
creo que el defender los derechos de cada mujer, conocer más sobre la historia de las
mujeres que han luchado por nosotras y trabajar para no ser ya violentada”
Mujer joven de 17 años de la Colectiva de Mujeres Jóvenes Metamorfosis. Mejicanos.
Ese trabajo, organizado completa o medianamente, se valora como muy
positivo, teniendo como un elemento recalcable el hecho de que la mayoría de los
grupos son mujeres, rompiendo mitos sobre las relaciones agresivas entre ellas,
puesto que se respetan y han demostrado madurez, sin importar la edad de todas.
También en los grupos mixtos las mujeres jóvenes tienen una valoración muy
56
positiva de las estructuras organizativas y su funcionamiento supuestamente
democrático, y pretenden mantenerlas por un tiempo más, mientras no evalúen la
necesidad de un giro. En cambio, los procesos de formación eminentemente
técnica no dejan ningún tipo de impacto organizativo, sino que se centra en los
aprendizajes transmitidos.
Ahora, las mujeres jóvenes han llegado a organizarse mejor entre ellas
porque se entienden mejor, comprenden sus dinámicas, saben qué tienen que
hacer y sus responsabilidades en la organización. Pero trabajar en grupos de
mujeres y hombres (grupos mixtos) lo consideran complicado, porque sienten,
aparte, la responsabilidad de andar motivando y recordando a los demás para
que se hagan las cosas, tienen que andar diciendo: “mira esto te toca… tenés que
hacer esto o aquello”.
Con todo, consideran determinantemente que el trabajo entre mujeres
jóvenes es más fácil. Empero, las que ya tienen un recorrido o experiencia en la
coordinación o gestión de recursos para actividades masivas cuentan con el
respaldo y el reconocimiento de instituciones gubernamentales y de
organizaciones de la sociedad civil, lo que fortalece sus capacidades, como grupo
y como personas.
Las jóvenes expresan una capacidad de poder coordinar y negociar con
otros grupos, mixtos o de mujeres, además de gestionar y verificar el trabajo
realizado, pero señalan que al final el trabajo se queda en sus manos cuando el
resto de personas desertan, generalmente hombres, asumiendo esas
responsabilidades, replicando de esta manera el modelo de la doble, triple o
múltiple jornada de las mujeres. Aunque llama la atención que esto tenga una
valoración positiva por parte de ellas, asegurando que les anima a seguir
participando y aprovechando el espacio para organizarse y desarrollar otras
capacidades.
57
Pero lo más sobresaliente de estas situaciones es que las mujeres terminan
culpabilizándose de ello, diciendo que han sido igualmente irresponsables al
dedicarse a otras actividades, aunque tratan de estar pendientes de los avances
del grupo, y sólo después de llevarse la culpa dicen sentirse bien porque los
conoce y hablan, y cambian el discurso primario al decir que pueden opinar,
contradiciendo lo expresado en otros momentos, donde expresaron sentirse
incómodas. Sin embargo, cuando las mujeres jóvenes están identificadas con el
espacio en el que participan se comprometen más libremente y se motivan a
seguir desarrollándose y desarrollando el grupo, recalcando que el reconocimiento
que ganan en las actividades puede generar contactos y gestionar recursos no
tangibles y tangibles para los grupos.
Con lo anterior, se debe hacer un análisis de las construcciones sociales
intervinientes en la participación de las mujeres jóvenes en el desarrollo local. En
primer lugar, sobre el adultismo y adultocentrismo que, en nombre de “todas
podemos hacerlo”, se evade un escenario potencial en el que una joven lidere un
grupo donde hay personas adultas, y que, a simple vista, tienen una gran
capacidad para hacerlo. También en los grupos mixtos se evita una estructura
formal en la que las mujeres tengan acceso a un cargo de dirección o de toma de
decisiones, y siempre, en nombre de la equidad, aplazan la idea de la
organización formal.
Es comprensible que un grupo piense que todas y todos hacen un trabajo
en equipo, después de un proceso en el que se ha resaltado la igualdad, la
innovación en la organización, la gestión participativa y otros temas similares. Sin
embargo, es importante señalar que, al no tener el ejercicio democrático,
equitativo e igualitario de una estructura más o menos formal, no se desarrollan
las capacidades y habilidades de las mujeres para la toma de decisiones y el
acceso a cargos de poder. Sin embargo, también señalan que cuando han tomado
la decisión de conformar comisiones, ha habido mucha resistencia y no tomaban
58
responsabilidades en ninguna, les han tenido que andar diciendo que se anoten, y
que no quieren tomar responsabilidad, haciéndose “los locos”.
Por tanto, no fue tanto una decisión el trabajar sin una estructura, sino un
acomodamiento a roles tradicionalmente establecidos en los que ellas se
preocupan por el funcionamiento y el orden de las situaciones (lo privado), y ellos
trabajan (en lo público). Probablemente a eso se refieran con “cada quien aporta a
las diferentes cosas”. Es decir, la motivación a participar activamente en estos
procesos, casi incondicionalmente, sigue estando decantada en las mujeres,
asumiendo responsabilidades, en grupos mixtos, que deben estar distribuidas
equitativamente.
“Pues en el punto joven me siento como un poco extraña, ya que digo yo, ‘ellos se conocen
más’, o cosas así, porque en la última reunión a la que asistí solo entre ellos hablaban, ‘uy
¿dónde está mi opinión?’”
Mujer joven de 17 años, del Comité Juvenil de la Comunidad Pérez Romero,
Cuscatancingo.
Hay un caso emblemático e importante de señalar: en un encuentro de
intercambio de Puntos Jóvenes, sólo dos mujeres jóvenes representaron uno de
ellos, porque el resto de compañeros, todos hombres, decidieron ir a una
excursión, lo que ellas consideraron injusto, ya que, aparte de ir sólo ellas,
debieron preparar una presentación y coordinarse para saber qué decir y cómo
exponerlo. A pesar de que la experiencia fue valorada como positiva porque se
conocieron otras organizaciones similares, el trasfondo está marcado por una
asignación tradicional del rol de las mujeres, ellas dando la cara por lo privado
mientras los hombres se divierten en lo público.
También, las mujeres jóvenes expresan que un punto negativo de una
experiencia fue que el lugar donde se realizó una actividad fue turístico, por lo que
todos los hombres se distraían y no ponían atención, lo que supone que para ellos
lo turístico fue lo positivo del evento; sin embargo, en las organizaciones de
59
mujeres los intercambios suelen aprovecharse al máximo en las condiciones que
sea, lo que puede estar vinculado a las expresiones hechas previamente que entre
mujeres se entienden más rápido y mejor, y que es más fácil el trabajo entre ellas.
Es así que no se suele identificar un nivel favorable de coordinación hacia afuera.
Sí hay espacios en los que han coincidido o coordinado actividades, pero no es un
proceso de trabajo permanente.
Además que se identifica a la cooperación internacional como un grupo con
el que se trabaja, pero en la práctica eso no es así. Éstas financian y otras
ejecutan. Así, por ejemplo, el trabajo en los procesos de formación técnica se
tiende a limitar a eso, sin incluir procesos de encadenamientos productivos o
sociales, al final, el beneficio termina siendo sólo personal y lo aprovechará quien
tenga o consiga, por sí misma, las oportunidades para ello.
Empero, hace falta señalar que no es una deficiencia de las y los
participantes de ese tipo de formación o proyectos, sino de la formulación de los
mismos, los enfoques de trabajo y la coordinación de acciones hacia afuera,
institucionalmente hablando. Un indicador muy importante de su identidad como
mujeres jóvenes participando en el desarrollo local es la sororidad construida en
un intersubjetividad, considerándola como muy significativa, que les asegura un
espacio de socialización3 y de vinculación emocional muy fuerte y de compromiso
para el trabajo planteado. Así, las mujeres jóvenes se visualizan unidas por más
tiempo, haciendo todo juntas y buscando a las que hagan falta.
Esto es importante porque crea una ligazón afectiva que va más allá del
grupo mismo y se queda como una experiencia de vida. Se vuelve un aprendizaje
social que la rivalidad entre mujeres, construida desde el sistema patriarcal, se
puede derrumbar y desmitificar en los espacios de mujeres jóvenes. Se sienten
muy satisfechas por el trabajo realizado y el apoyo que se dan entre ellas, al
3 Entendiendo como espacio de socialización un conjunto de dinámicas sociales que determinan una
identidad colectiva y un compromiso con el grupo.
60
interior del grupo y desde ogros que les colaboran. Esto refuerza ideas anteriores
en las que se asegura que el trabajo entre ellas es mejor y más fácil.
A través de lo anterior, se pueden mencionar dos elementos clave que
aporta la identidad grupal que, a su vez, se traducen en productos de la
intersubjetividad (ver esquema R1):
1. Reconocimiento de las mujeres jóvenes como agentes visibles y válidas del
desarrollo local, tanto a nivel interno como externo de los grupos. Hacia dentro,
las mujeres jóvenes se ven como lideresas y con capacidades de mantener y
trabajar efectivamente; y en los grupos mixtos, se valoran sus aportes. Además,
en todos los grupos se valora el hecho de ser de condiciones similares y hablar
de sus realidades y cómo podrían cambiarlas, con lo que se potencia una lucha
por los derechos humanos, específicamente por los de las mujeres jóvenes.
2. Desarrollo de capacidades sociales identificadas en los espacios de formación
técnica y humana que valoran como determinantes positivamente en sus vidas,
que se mencionan a continuación:
Trabajo en equipo, visibilizado a través de los aportes individuales para una
causa común, así como un proceso general de toma de decisiones que
favorece la participación de todas. Esto les ha permitido tener una
distribución de roles temporales de manera equitativa al interior de los
grupos, ya sean mixtos o sólo de mujeres jóvenes.
Liderazgo que, a pesar de ser más reconocido entre otras mujeres jóvenes,
les motiva a no limitarse. Incluso se habla de la réplica de estos procesos en
condiciones similares, o de la búsqueda de acciones concretas en otras
situaciones.
Socialización entre mujeres jóvenes, rescatando los encuentros o reuniones,
ya que se identifican como espacios en los que se apoyan y reconocen casi
las mismas vivencias por ser mujeres y por ser jóvenes. Se tratan temas
importantes, como los ciclos de violencia que se reconocen en sus vivencias,
como víctimas; a pesar que los grupos no son originalmente pensados para
abrir estos espacios, se vuelven parte de la dinámica de socialización entre
61
mujeres jóvenes. En este sentido, ellas reconoces tres resultados positivos
de esta socialización:
Conversaciones exclusivas sobre temas de su interés.
Apoyo emocional entre ellas.
Alcance familiar de las competencias desarrolladas. Es decir, que la
sensibilización y empoderamiento que se alcanza es visibilizado en sus
hogares.
Autodeterminación de sus vidas, descubriendo puntos personales que
perpetuaban su condición de vulnerabilidad frente a los hombres que, en los
espacios de socialización construidos en la intersubjetividad, reafirman sus
derechos y les facilitar afrontar esa realidad de manera más decidida. Esto
refleja que el verdadero impacto se visualiza en reales posibilidades de
desarrollo equitativo en sus territorios. De esta manera, se pueden identificar
tres grandes productos de su autodeterminación:
La reducción de sus condiciones de vulnerabilidad, a través del
reconocimiento de sus derechos y de visibilización de las múltiples
violencias que han enfrentado.
La realización de demandas sociales para el cambio de sus situaciones
desfavorables, marcando como punto de partida sus derechos para
organizarse, determinando qué tipo de procesos son adecuados para
ellas. Pero además, esto les pone en una condición de demandar ante el
Estado medidas más justas y democráticas para su participación,
propiciando un contexto libre de violencias.
La conquista del espacio público que, históricamente, ha estado dominado
por los hombres. Aquí, su autodeterminación se vuelve una punta de lanza
con la que se abren camino en lo público, reivindicando sus derechos, los
de sus ancestras y los de las mujeres que aún no nacen.
En suma, estos dos elementos les permite derribar un sistema adultista,
adultocentrista, machista y patriarcal; además de posibilitar uno equitativo,
igualitario y democrático. Y es que esto propicia el acceso a la toma de decisiones
62
que, en conjunto, potencian una organización y planificación de acciones de
mujeres jóvenes con un claro posicionamiento político y público.
4.1.1.2 Las competencias desarrolladas por el grupo en el desarrollo local
“(…) más que todo a trabajar en equipo, con hombres y mujeres, porque trabajamos con
los dos géneros; a ser equitativas, no discriminar; también hemos, hemos, cómo se dice,
desarrollado más nuestro liderazgo, somos un grupo donde todos trabajamos como líderes;
y el compañerismo también, la solidaridad.”
Mujer joven, 24 años, de la Colectiva de Mujeres Jóvenes Metamorfosis.
En el desarrollo local, necesariamente se deben incluir estrategias de
fortalecimiento en los actores que participan, ya que ello aumenta la posibilidad de
sostener el desarrollo en el tiempo. En ese sentido, en primer lugar, se hace una
valoración positiva a los conocimientos técnicos adquiridos, incluso los de los
procesos de formación técnica que no profundizan ni mencionan siquiera las
relaciones de compañerismo entre el grupo.
En cambio, en segundo lugar, se suele hacer hincapié positivamente en la
formación sobre temáticas de desarrollo de capacidades sociales, reconociéndolos
como los aprendizajes más significativos que se han adquirido. Pero lo más
importante de esos conocimientos nuevos es la capacidad que expresan tener
para replicarlos con otros grupos, dejando abierta la posibilidad de crear alianzas o
colaboraciones en otros espacios, abonando a su identidad grupal. Es decir, los
aprendizajes significativos son los adquiridos en procesos más dirigidos de
formación y sensibilización, pero que impactan más a la parte personal y luego a
lo colectivo, porque se identifican vacíos que ahora no existen en cuanto a sus
derechos, por ejemplo, además de considerar que un valor muy importante que
han aprendido es el trabajo en equipo, en grupos mixtos y sólo de mujeres.
En tercer lugar, se reconoce el desarrollo de la capacidad de liderazgo de
las mujeres jóvenes que, sin embargo, sólo expresan tener frente a otras mujeres
63
jóvenes, mientras que frente a los grupos de mujeres y hombres tienden a
mencionar un liderazgo supuestamente compartido. Pero además, eso las motiva
a no limitarse como mujeres jóvenes a hacer algo que, tradicionalmente, está
relegado a los hombres, como jugar fútbol o hacer actividades que impliquen
fuerza si así lo desean. Es decir, que el ser mujer deje de ser una excusa para no
hacer algo.
En cuarto lugar, se puede decir que los espacios de socialización y de
confianza generados en los grupos donde participan las mujeres jóvenes se
consideras de mucha importancia, de manera asertiva entre ellas y, además, se
identifican como espacios en los que se apoyan y reconocen casi las mismas
vivencias por ser mujeres y por ser jóvenes. Tratar temas importantes como los
ciclos de violencia que se reconocen en sus vivencias, como víctimas, a pesar que
los grupos no son originalmente pensados para abrir estos espacios, se vuelve
parte de la dinámica. Sin embargo, la confianza generada por las mujeres jóvenes
en grupos mixtos puede hacerlas sentir más cómodas con un tiempo más que al
principio -lo que no se menciona en los grupos exclusivos de mujeres-, haciendo
un esfuerzo extra por encajar con la dinámica que, por el sistema patriarcal,
imponen los hombres.
Además, un alcance de estos espacios de socialización es que la
comunicación asertiva entre mujeres se extiende en sus familias, tratando de
modificar pensamientos y acciones de las mujeres con las que conviven en sus
hogares. El involucramiento de las mujeres jóvenes en cualquier espacio de
participación es suficiente para aprender que hay diferentes maneras de socializar,
acercando la posibilidad de que se abra camino en otras oportunidades no
pensadas anteriormente. El abrirse a nuevas posibilidades les da la confianza
necesaria para ser más participativa, es decir, de acceder a nuevos espacios.
Y en quinto lugar, es imperativo recalcar el impacto que este desarrollo de
capacidades tiene en las mujeres jóvenes, ya que descubren puntos personales
64
que perpetuaban su condición de vulnerabilidad frente a los hombres, abriéndose
espacios propios que ahora les facilita afrontar, de manera más decidida, los
proyectos en los que se involucran; les acerca a la posibilidad de romper ciclos
propios de violencia, complementando eso con la declaratoria y pronunciamiento
de sus propios derechos y las demandas hacia el Estado como garante de los
mismos.
Es decir, el verdadero impacto va más allá de la formación, llegando a
representar reales posibilidades de desarrollo equitativo y en condiciones de
igualdad. Aunque no sucede lo mismo con los procesos de formación técnica,
donde no se expresa algún impacto, incluso en los que se ha pretendido una
formación complementaria, en temas como, por ejemplo, la diversidad sexual. La
comprensión y apropiación de que las mujeres también tienen derecho a
organizarse es un elemento que les permite discriminar entre qué tipo de
formación necesitan y qué tipo de procesos son más apropiados para su
desarrollo.
“En la colectiva creo que también se sienten bien por tener el apoyo de otras mujeres que
tienen los mismos objetivos que nosotros y que trabajan, que estando ellas formadas
pueden darnos más formación, consejos, cosas así a nosotras que apenas tenemos un
año de estar haciendo esto, entonces creo que sí se sienten bien trabajando.”
Mujer joven de 17 años, de la Colectiva de Mujeres Jóvenes Metamorfosis. Mejicanos.
Ante ello, se debe señalar que las mujeres jóvenes aprenden a valorar sus
derechos y a exigir que sean respetados. Y, a pesar que la distribución de roles es
uno de los aprendizajes de la manera de cómo hacer las cosas que se reporta al
interior de los grupos de mujeres jóvenes, habría que analizar cuál ha sido el
resultado de esa distribución, porque algunos espacios son compartidos con
mujeres adultas o con hombres jóvenes que, como se dijo antes, muy fácilmente
delegan tareas no deseadas a las mujeres jóvenes.
65
Con todo, las mujeres jóvenes organizadas pueden apropiarse
completamente de sus vidas y aprender a independizarse de ideologías o
sistemas que les oprimen. Es importante rescatar el impacto que esto puede llegar
a tener, porque, más allá del grupo, las mujeres jóvenes expresan tener las
energías para luchar en su hogar, en la calle y en otros espacios públicos
dominados tradicionalmente por hombres.
Esquema R1: La intersubjetividad, sus influencias y resultados en la
participación de las mujeres jóvenes en el desarrollo local.
Fuente: elaboración propia.
Asimismo, se pudo ver que en las mismas reuniones dan significado a la
experiencia de participación de las mujeres jóvenes, es algo que se valora
positivamente, generando una convivencia altamente favorable que se fortalece en
su participación. Incluso, como se dijo en la presentación y análisis de datos, en
los grupos mixtos las mujeres jóvenes tienden a apartar un poco del tiempo para
hablar entre ellas y sus vivencias, lo que en grupos exclusivos para ellas lo
Intersubjetividad
Identidad Toma de
decisiones
Significado Convivencia
Posicionamiento
Apropiación y
compromiso
Político
Público
Sororidad
Po
ten
cia
l c
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str
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icip
ació
n d
e las
mu
jere
s
66
aprovechan aún más. Y es en esa dinámica que suelen comprometerse a seguir
trabajando juntas.
Además, en esa intersubjetividad se propicia el hecho de que las mujeres
jóvenes se apropien consciente y positivamente de los espacios en los que
participan, pero más importante es que esa participación también se convierta en
una decisión propia, autodeterminada a partir de la dialéctica entre ellas y el
contexto que construyen juntas, ya que se ven a sí mismas como las fortalezas de
las organizaciones a las que pertenecen, reconociendo la valía también de las
demás mujeres, jóvenes y adultas.
4.1.2 Los roles de las mujeres jóvenes en el desarrollo local
4.1.2.1 En la toma de decisiones
“Quizás las decisiones más importantes, a veces ellos no nos miran, verdad, pero a veces
uno los visualiza y trata de decir algo, pero a veces no mucho le prestan atención, verdad,
quizá en eso casi no tengo respuesta porque no mucho opino en eso. Pero creo que sí, en
la forma en la que ellos toman las decisiones importantes, es cuando van a hacer una
actividad como la de la mini biblioteca, la verdad no sé cómo se organizaron porque
todavía estaba enojada con ellos, verdad, pero lo hicieron muy bien y yo dije ‘es una
decisión muy importante’, porque ahora les ayudan a los niños, verdad, con libros que no
tienen, ya van y prestan y todo eso.”
Mujer joven, 18 años, del Comité Juvenil de la Comunidad Pérez Romero, Cuscatancingo.
Los procesos de toma de decisiones son un indicador visible y sutil del
verdadero rol de todos los actores involucrados que, para este estudio, es el de las
mujeres jóvenes en el desarrollo local, ya que devela el poco alcance que aún se
tiene en el acceso a estos espacios de manera formal y realmente equitativa. Por
ejemplo, con certeza se puede decir que no hay acceso a la toma de decisiones
en los grupos de formación técnica, no hay ejercicios que permitan un impacto
más sostenible a la experiencia con un rol protagónico.
67
Pero en los grupos de desarrollo humano los procesos no suelen ser
diferentes, al menos en los que participan mujeres y hombres, donde suele ocurrir
que los hombres se apropian de la toma de decisiones invisibilizando la opinión de
las mujeres jóvenes que están en el mismo grupo. A pesar que las mujeres son
relegadas a la administración de lo privado, las decisiones más importantes a este
nivel también tienden a ser tomadas por hombres, lo que tampoco asegura que
ellos ejecuten la acción que implica las decisiones, sino que es delegada a las
mujeres. Pero, más importante de recalcar es la admiración que las mujeres llegan
a sentir por estos hombres cuando toman decisiones importantes, como la
construcción de una minibiblioteca, por ejemplo, que requirió del trabajo de todo el
grupo, incluyendo a las mujeres jóvenes, pero ellas no decidieron hacerla, no
participaron en esa toma de decisión.
Además, en los grupos mixtos las mujeres jóvenes se ven con la necesidad
de crear estrategias para evitar los conflictos en la toma de decisiones, lo que no
se manifiesta en los grupos exclusivos de mujeres porque quizás no sea
necesario, todo es más rápido, mejor y de fácil comprensión, según se registró en
repetidas ocasiones. Es decir, se cuida de que los hombres no se alteren ante las
decisiones que se toman. Se cuida mucho la forma de decirles y aclararles que
una idea suya no ha sido la elegida, esperando a que en algún momento él o ellos
admitan que había ideas mejores.
Con todo, hay otro aspecto que entra en juego a favor del sistema
patriarcal: se tiende a recurrir en la premisa básica de la democracia tradicional,
en la que se toma en cuenta lo que opina la mayoría, no lo que digan unas
cuantas personas.
Ante esto, probablemente se estén dejando de lado la opinión de algunas
mujeres jóvenes. No se reconoce un proceso de toma de decisiones en un grupo
mixto donde una mujer joven es la líder, aunque no lo sea formalmente. Incluso,
se llega a implementar el mismo sistema aprendido donde ella dice qué hay que
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hacer, sin tomar en cuenta la participación del resto de integrantes, llegando a
afirmar que por ser lideresa la escuchan un poco, aunque a veces no. Esto deja
ver un rol de las mujeres jóvenes en la toma de decisiones asumido de acuerdo a
lo que un sistema patriarcal deja para ellas. Además, como se registró, las
decisiones tomadas por mujeres en un grupo mixto son aprobadas por los
hombres, lo que ellas consideran que eso es escuchar la voz de las mujeres.
Sin embargo, la construcción social de la realidad está tan arraigada que no
se percatan que, sin la aprobación que den los hombres del grupo, por sutil que
sea, las decisiones no serían tomadas en cuenta. En cambio, en los grupos
exclusivos de mujeres, se suele sentir que el trabajo se siente más fácil y de
rápida comprensión. Las decisiones suelen fluir mejor y más rápido. Tal parece
que los elementos que les dan esa probabilidad son el tiempo que llevan
organizadas y el nivel de sororidad que han construido al interior del grupo.
4.1.2.2 En la sostenibilidad del desarrollo local
“(…) me mantendría igual que ahora, pero siempre tomando una responsabilidad de
recordarles a ellas por lo que estamos trabajando, para que ellas se incentiven, para que
ellas […] se sientan cómo seguir trabajando y no decir, ‘Ah pero es que no me han avisado
si va a haber reunión, voy a esperar a que me avisen y no sé qué’.”
Mujer joven, 17 años, del Comité Juvenil de la Comunidad Próceres Oriente.
A pesar de la calidad de los espacios construidos por las mujeres jóvenes,
la idea de sostenibilidad tiende a no ser clara, lo que pone en peligro su
participación. Esto puede deberse a que estos espacios son pocos en cantidad, y
no se han desarrollado en esa línea todavía, al menos en los territorios que incluyó
este estudio. En cambio, en los procesos de formación técnica la sostenibilidad o
el impacto que pueda llegar a tener lo aprendido depende de un contexto familiar o
cercano que establezca las prioridades según la edad de las jóvenes, no
visualizan la comercialización de lo que aprendieron a hacer, porque depende de
qué oportunidades hay para ello, con qué recursos cuenta, con quién o quiénes
puede hacer alianzas o si cuenta con el apoyo de su familia.
69
Además, también hay casos de grupos mixtos y articulados por uno o más
grupos en los que consideran que se disolverán, ya que los hombres organizados
esperan que les diga qué hacer. Esto sucedería a pesar de las energías de las
mujeres jóvenes para seguir en el proceso, y las ideas que tengan para captan
fondos y aunque no cuenten con el apoyo del resto.
Es decir, nuevamente se habla de un sobreesfuerzo por parte de las
mujeres en los grupos mixtos para mantenerse en el tiempo sin apoyos externos,
se habla de incentivar, buscar apoyos en otras organizaciones, formarse. De
hecho, en ese sobreesfuerzo para mantener los grupos de mujeres y hombres, se
aclara que una de las ventajas es que son vecinas y vecinos, y podrían ir a
buscarse a sus casas si es necesario, un rol que proponen las mujeres para
rescatar el espacio en caso de que se disuelva. La dificultad que esto acarrea es
que sólo se ven así, en grupo, y no puedan seguir si no lo hacen juntas, dejando
de lado sus capacidades individuales y sólo valorando las colectivas.
Pero esto atiende a una realidad dialéctica que el contexto legitima, ya que
el sistema patriarcal ha invisibilizado las relaciones sociales entre mujeres y las ha
puesto en competencia históricamente, y ahora que se ven juntas, luchando por
un mismo fin, lo valoran como un hito en sus vidas que quieren mantener por más
tiempo. A pesar de ello, algo que pone en peligro su empoderamiento es que no
hay un reconocimiento de sus propias necesidades, sólo las de los demás. Es un
rol tradicional e históricamente relegado a las mujeres: el cuido del entorno para
que las demás personas estén bien siempre, sin importar sus propias condiciones
o tomando roles desde lo privado, impulsado siempre a otros.
“Creo que todas tomaríamos el papel de ser, por así decirlo, líderes, lideresas en ese
sentido, porque todas somos mujeres, porque, si una cae yo creo que todas nos
caeríamos, porque, como te digo, todas estamos unidas, si una sale, todas nos vamos a
salir.”
Mujer joven de 18 años, estudiante de la Red de Comunidades Educativas por la Paz.
70
Con todo, las jóvenes, a pesar de no estar en procesos de sostenibilidad, sí
tienen ideas claras y concretas de cómo podría hacerse, hablando desde
características personales y colectivas de motivación y compromiso, hasta ideas
de captación de fondos a través de ventas o ahorros entre todas. En un ámbito
más local, como su comunidad, las mujeres jóvenes consideran que un grupo
puede seguir, pero más por la cercanía física de sus viviendas que les permitiría
retomar lo que puedan y seguir con las acciones.
Así, dicen que aprovecharán el reconocimiento que han ganado en sus
comunidades para poder funcionar autónomamente. Se hace hincapié en las
capacidades individuales de las integrantes y una gran confianza en las mismas
que, en un trabajo coordinado y organizado, podrían aprovecharse para seguir con
el proceso.
Por ejemplo, consideran que pueden apoyar en espacios en los que no se
requiera una gran inversión o tener cuotas para las réplicas de la formación que
han recibido, es decir, ya hablan de capitalizar los conocimientos y las formas de
hacer las cosas, derivadas de su participación en el grupo.
En los grupos exclusivos de mujeres jóvenes, lo único que necesitan es
seguir en contacto y asistir a las reuniones, es decir, confían tanto en sus
capacidades y habilidades que el principio de la sostenibilidad lo fijan en el
contacto sororario y continuo entre ellas. Así, el liderazgo juvenil de las mujeres es
considerado como un rol determinante para su participación.
Pero, además, la sororidad construida entre ellas puede potenciar ese
liderazgo y la continuidad de su participación en el grupo, porque hay una visión
de avanzar juntas. Es decir, hay conciencia de que se debe reforzar
constantemente por qué están organizadas y están trabajando, ante las presiones
del sistema patriarcal que puede separarlas. Esta labor de difusión entre ellas es
71
importante, porque aseguraría en alguna medida su seguimiento en estos
espacios, pero también consolidaría su identidad como colectiva.
Es así que en los grupos mixtos, a pesar del sobreesfuerzo, se habla de
una incidencia sólo a nivel comunitario, aprovechando el trabajo realizado hasta el
momento. Pero en los grupos de mujeres jóvenes se habla de unidad y de
cohesión que, al saber que provienen de diferentes contextos, la capacidad de
incidencia que se podría tener es, al menos, a nivel municipal, trascendiendo lo
comunitario. Es decir, una visión más amplia y decidida sobre el seguimiento de su
participación.
4.1.3 El contexto en el que participan las mujeres jóvenes en el desarrollo
local
4.1.3.1. La percepción de seguridad-inseguridad en el contexto
“Sí, claro, porque, imagínate, uno se encuentra en el bus o en alguna área en donde uno
va caminando y algún drogado puede hasta agarrarlo a uno y, pues sí, hacerle cosas
verdad, violarlo o qué sé yo, robarle el teléfono o las pertenencias que uno posee.”
Mujer joven, 22 años, referente familiar de la Red de Comunidades Educativas por la Paz.
Las mujeres jóvenes, por una parte, identifican algunas ventajas de su
participación en el desarrollo local, como conocer a otras personas y unirse más a
su familia, principalmente otras mujeres con las que no se tenía ese acercamiento;
además el que las conozcan en el lugar donde se reúnen o donde van a obtener
ciertos conocimientos técnicos es una ventaja que ellas identifican en la
comunidad y que favorecen su participación. A medida que las ven identificadas
como parte de un grupo, les preguntan sobre éste y así han ido incorporando a
más personas interesadas en pertenecer a estos espacios. Es decir, se promueve
la organización y se involucran más personas.
72
Pero, por otra parte, se identifican algunos obstáculos para su participación
libre y plena, por ejemplo, sigue estando latente el riesgo de trasladarse a otra
parte. Las divisiones territoriales de las pandillas son tales que, a pesar de estar
separadas por una sola calle, que geográficamente es una ventaja para las
reuniones y actividades por la cercanía, el estar controladas por pandillas
contrarias en ocasiones les impide asistir y desarrollar sus planes de trabajo
normalmente. También se identifica la dificultad económica como una limitante
para asistir a ciertas reuniones o actividades, puesto que pagan su pasaje de
autobús y, en ocasiones, hasta su alimentación.
A esto se agrega que las mujeres jóvenes que participaron en este estudio
no trabajan por una remuneración, y en la mayoría de los casos provienen de
modelos de familia donde sus referentes familiares mujeres no lo hacen tampoco
fuera del hogar ni de manera remunerada, lo que puede impactar en sus
expectativas de vida en términos económicos. Aunque esto parece ir cambiando
mediante avanzan en los procesos organizativos en los que participan. Además,
las mujeres jóvenes consideran que un obstáculo para las juventudes, en general,
es la poca confianza que el resto de la población les pone, lo que les impide
gestionar hacia dentro de sus comunidades, viéndose en la obligación de hacerlo
hacia fuera, con todo lo que el contexto implica.
Así, la violencia en el contexto se expresa como un riesgo latente a nivel
nacional en El Salvador. Sin embargo, para las mujeres ese riesgo se eleva en
cualquier contexto, por ser mujer. Sin embargo, desde una perspectiva de género,
las mujeres sufren todo tipo de violencias en sus hogares, no necesitan estar fuera
para ser víctima, pero algunas formas se enmascaran en situaciones sutiles,
simbólicas, y otras son más concretas y perturbadoras como la agresión, abuso y
violencia sexual y física.
Empero, como mujeres jóvenes perciben más riesgos que el morir en medio
de discusiones pandilleriles. Para trasladarse a otras partes reconocen el riesgo
73
latente de que los hombres las acosen y violenten sus derechos. El transporte
público es un entorno concreto que se percibe como peligroso para las mujeres
jóvenes, ya que corren “cualquier tipo de riesgos”.
Todo lo anterior tiene un impacto objetivable en las mujeres jóvenes y su
participación en el desarrollo local, por ejemplo, la comunidad puede representar
el lugar más seguro para que las mujeres jóvenes participen, pero al ser el único,
reduce sus espacios físicos de acción, visibilizando, desde una perspectiva de
género, la violencia social en el país que afecta directamente a las mujeres.
Además de la violencia objetiva, el trauma psicosocial ante un contexto
aberrante imposibilita la movilización de la población para transformar estas
realidades, dificultando nuevamente los espacios para la participación de las
mujeres, bajo el condicionamiento sexista de que son más propensas a sufrir
violencia, siendo el rasgo más sobresaliente de esta percepción la naturalización
de estas situaciones, aceptándolas como parte de la vida que, aunque no se
quiera vivir así, se asumen como normales.
Esto puede limitar, y ha limitado, la participación de las mujeres
organizadas, delegándoles acciones cada vez más locales en sus espacios, ante
la “imposibilidad” de movilizarse. A pesar de ello, esto se ve como favorable, al
asociarlo a la interacción ppsitiva entre ellas en el grupo, que trasciende ese
ámbito y ponen en práctica lo aprendido y analizado también en sus hogares.
Sin embargo, el discurso sobre la debilidad de las mujeres para defenderse
se extiende fácilmente y ellas lo pueden asumir así, percibiendo todos los
espacios como peligrosos, sin verificar la hora ni las condiciones, se expande el
miedo y se llega a una ansiedad generalizada, sin un objeto concreto. Ese es el
efecto de una realidad aberrante, que todo se vuelve en contra de la población
oprimida.
74
A nivel comunitario, esa falta de apoyo sentida por las mujeres jóvenes les
limita a pedir ciertas colaboraciones para realizar alguna actividad. En cambio,
cuando se encuentra el apoyo de ciertas personas en la comunidad, en puestos
clave sobre todo, como la junta directiva, hay un referente para apoyarse y eso
fomenta la participación juvenil y de las mujeres específicamente.
Y si además se cuenta con el apoyo de las familias de ellas su participación
se vuelve más completa y en confianza de que lo que están haciendo es
favorable, no solo para ellas y su comunidad, sino para la sociedad misma.
“Pues ventajas, el simple hecho que te vean con la camisa y ya te pregunten, ‘¿bueno y para
dónde vas?’, y uno ya dice, ‘reunión, ¿y de qué?’, entonces ya empiezan a interesarse del saber de
qué es la red, para qué sirve y todo”
Mujer joven de 22 años, referente familiar de la Red de Comunidades Educativas por la Paz.
Ante esto, las mujeres jóvenes dicen disponer de su energía y
empoderamiento para movilizarse por lugares y en horas consideradas peligrosas,
demostrando que pueden y tienen derecho a transitar libremente para hacer lo que
desean. Rompiendo el mito de que son el sexo débil y superando miedos propios
y colectivos, construidos socialmente alrededor de su identidad y expresión de
género como mujeres. La delincuencia también las expone a asaltos y a contextos
peligrosos, como al resto de la población, pero a los que van enfrentando
mediante su resistencia y permanencia en los espacios que han decidido participar
o aprender lo que desean. Es decir, espacios de resiliencia construida en su
interacción. Reconocen su valentía, su empoderamiento y sus derechos para
seguir con su participación organizadamente.
4.1.3.1.1 Condiciones favorables en el contexto para la participación de las
mujeres jóvenes en el desarrollo local
En medio del contexto en el que se desarrolla la participación de las
mujeres jóvenes, ellas sugieren algunos elementos importantes para facilitarle su
75
seguimiento en estos espacios. Así, hablan de condiciones geográficas: unas
quisieran que los espacios de participación se acercaran a sus comunidades para
trabajar directamente con personas que ya conocen y en condiciones que viven
cotidianamente, viéndolo como una oportunidad para solucionar problemas de la
comunidad colectivamente, además de abrirse a facilitar este tipo de espacios.
Otras, en cambio, prefieren que los procesos se lleven en otros lugares que
representen menos peligrosidad para ellas, ya que, como comentan, algunas
personas se pueden aprovechar de su supuesta debilidad, aunque aclaran que no
se perciben como débiles.
Es decir, hay opiniones encontradas que surgen de sus contextos
específicos. Además apuntan que si los espacios de participación se realizaran en
lugares distintos a los que actualmente son, se involucrarían más mujeres jóvenes.
Probablemente esta es una opción preferida por otras jóvenes que aún no se han
involucrado y han compartido esa opinión con las que ya están participando.
También sugieren que en un ambiente libre de acoso sería mucho más favorable.
Eso les permitiría salir “sin toparse con hombres que se reúnen en ciertas partes
de sus comunidades” y las acosan. Es decir, salir cómodamente y sentirse
seguras.
Además, piden el apoyo de la comunidad, viéndolo como fundamental para
seguir en estos espacios. Asimismo, consideran que un valor agregado sería el
que valoren su trabajo como mujeres jóvenes, ya que su trabajo lo hacen por de
bien de la comunidad. Se sentirían más cómodas con la confianza y apoyo de su
comunidad y, sobre todo, de sus familias. Empero, creen que es importante contar
con el apoyo de las instituciones que les han apoyado por el momento, porque son
una fuente importante de formaciones y procesos de sensibilización y
movilización, que es lo que las ha empujado a estar en estos espacios.
76
4.1.3.2 Apoyo institucional al desarrollo local y la participación de mujeres
jóvenes
“[…] son bastantes, principalmente el poder reunirnos, o sea, no nos movilizaríamos sin
nada de lo que ellos nos brindan principalmente, (…) y creo que esos son los más
mínimos, pero los más fuertes quizá han sido podernos mostrar a las personas, podernos
identificar quiénes somos, qué hacemos y qué queremos hacer. Yo creo que, en ese
sentido, si nos han ayudado bastante.”
Mujer joven, 18 años, estudiante de la Red de Comunidades Educativas por la Paz.
Por un lado, se plasma una valoración basada en la percepción del trabajo
o los apoyos recibidos por los gobiernos locales y las organizaciones de la
sociedad civil en el desarrollo local a la participación de las mujeres jóvenes en el
desarrollo local. Así, se expresa una visión de una verdadera administración local
en todos los sentidos, aunque en la realidad no es así. Por ejemplo, en los centros
escolares no es la alcaldía la que autoriza el ingreso, sino el Ministerio de
Educación y la Dirección del centro escolar. Y en las comunidades, en muchas
ocasiones, las municipalidades ni siquiera se enteran del trabajo que se realiza
ahí. Sin embargo, algunos grupos valoran los apoyos recibidos por las alcaldías en
concepto de formación técnica como bisutería y manualidades.
Empero, llama la atención que las jóvenes lo mencionan como un beneficio
gozado por otros y no por ellas, dejando ver que los hombres se apropian de esos
espacios y recursos también, al decir que, después de haber aprendido a hacer
piñatas, al tener una actividad recreativa, “ellos mismos las hacen, ya es dinero
ahorrado”. Es decir, se ve como un logro lejano o ajeno, no propio. Además, tienen
la visión de que la alcaldía es un espacio político partidario en el que no quieren
ingresar solo por algún beneficio, lo que denota una apatía hacia la clase política
partidaria del país, y que puede estar basada en experiencias previas de trabajo o
colaboración con las alcaldías.
77
Con todo, la experiencia de formación técnica, pero con las organizaciones
de la sociedad civil, es bien evaluada porque brinda todo lo necesario, incluso
recomiendan a otras mujeres jóvenes para que asistan porque es “bastante
interesante entrar a un proyecto así”. Hay una valoración positiva de todo el apoyo
técnico.
Por otra parte, se hace una valoración sobre el tipo de relaciones que los
grupos con o de mujeres jóvenes tienen con los gobiernos locales y con las
organizaciones de la sociedad civil. Así, el apoyo de las alcaldías, sostienen, ha
sido nulo y no implica un actor determinante en su proceso. Además, aseguran
que en los proyectos muy dirigidos desde la parte técnica de las Organizaciones
No Gubernamentales (ONG), no existen ejercicios de interrelación con otros
actores, sino que es la institución la que se encarga de velar por que todo esté
bien. Eso tiene un gran impacto en la población porque no visibilizan todos los
actores del territorio con los que puede hacer alianzas en caso de un
emprendimiento social o económico.
Sin embargo, sí se identifican y se capitalizan algunos apoyos, como para
movilizarse y reunirse que, como se dijo antes, el contexto a veces les impide
moverse por sí mismas en transporte público, por lo que gestionan ese apoyo y lo
han recibido. Pero, también consideran importante, como mujeres jóvenes, la
visibilidad que ellas están logrando al contactar con otras organizaciones y
participar en espacios articulados, dar a conocer lo que hacen, quiénes son y qué
quieren lograr. Además, valoran mucho el hecho de que desde las ONG no se
dejen perder los espacios que se debilitan por alguna u otra razón, ya que eso les
motiva a seguir en los procesos; este apoyo, como se dijo antes, es importante
porque asegura la continuidad de las acciones emprendidas por las mujeres
jóvenes ante contextos tan aberrantes y excluyentes.
78
4.1.4 La subjetividad de la experiencia de las mujeres jóvenes en el
desarrollo local
4.1.4.1 Impacto individual de la experiencia
“[…] orgullosa de mí misma en el sentido que pude salir adelante a pesar de todo lo que se
pudo haber presentado. Sí, la verdad, al principio fue, ‘esa niña tiene quince, ¿qué hace
aquí? se supone que sólo es dede los dieciséis’. Entonces fue como que bastante difícil
acoplarse al principio.”
Mujer joven, 16 años, del Proyecto Formación y Empleo.
En primer lugar, se puede decir que el impacto más significativo para las
mujeres jóvenes en los grupos a los que pertenecen es la sororidad, considerando
que el apoyo a otras mujeres es un punto sobresaliente. Lo que llama la atención,
porque se está consultando sobre el impacto individual, pero se hace referencia a
la capacidad de impactar en otras mujeres. Sin embargo, también se añade un
apoyo a sí mismas, a saber si alguien las está violentando de alguna manera y
qué hacer en cada caso, identificar sus derechos y hacerlos valer. Es decir, el
acceso a la información y los canales por los cuales pueden ayudar a otras con
esos datos.
En segundo lugar se podría mencionar el trabajo en equipo, más que un
impacto personal, como una característica no favorable en cuanto a la claridad del
término en estos grupos. Por ejemplo, en los procesos de formación técnica se
tiende a confundir con la delegación de funciones, que no necesariamente
proviene de un liderazgo, sino de una dirección que tiene un objetivo. En este
sentido, la persona que dirige el aprendizaje dice qué se debe hacer, en qué
cantidades, mientras el grupo sólo asume la ejecución de lo mandatado. Así, no se
estima que el trabajo en equipo sea una fortaleza aprendida en un proceso de
formación técnica, o al menos no entendido de esta manera.
79
Empero, en tercer lugar, el liderazgo identificado en ellas como mujeres
jóvenes sigue siendo un elemento que quieren seguir poniendo en práctica, y es
un dato importante de señalar, ya que el liderazgo de los hombres se da por
sentado en muchos espacios, pero cuando las mujeres, específicamente las
jóvenes, descubren esa misma capacidad en ellas, determina una fuerte
motivación para seguir en los procesos. De hecho, el liderazgo de las mujeres
jóvenes tiende a ser reconocido desde afuera y ellas empiezan a internalizar esa
idea, hasta que la asumen y la externalizan, dotando de democracia y
sensibilización esa capacidad, al facilitar el liderazgo entre otras mujeres, invitando
a no hacer lo mismo que ellas, sino a ser ellas mismas nada más.
Es decir, se están potenciando liderazgos innovadores y únicos que pueden
considerarse como una movilización democrática y equitativa. Es más, las jóvenes
dicen que la sensación de que les prestan atención es la que desencadena otras
formas de participación, porque se van descubriendo en un liderazgo positivo y
participativo que les permite desenvolverse en espacios públicos, frente a
cualquier tipo de poblaciones. Esto, más allá de descubrirlo, también es una
motivación para las mujeres jóvenes que están sometidas en otros contextos por
situaciones no favorables en muchos sentidos.
Así, las mujeres jóvenes consideran que estar organizadas las ha apartado
de situaciones desfavorables para ellas, les ha ayudado a sobrellevar otras
vivencias que podrían haber sido fatales en otro momento. El factor decisivo ha
sido el emocional como una ayuda personal visibilizada en su participación.
Aunque en los procesos de aprendizaje técnico el conocimiento no trasciende ese
nivel y sólo eso se perciba como un beneficio personal después de participar ahí.
Desde ese punto es que la autonomía debe ser vista como un aspecto
sobresaliente en la vivencia individual de participación como mujeres jóvenes, ya
que su involucramiento activo es necesario para que inicien un descubrimiento
personal primero, que luego tratarán de sostener, sobre todo si es entre pares.
80
El desprendimiento de límites impuestos por el sistema, por tanto, podría
estar relacionado a sus motivaciones de sostener los espacios en los que
participan; este rompimiento de barreras potencia el que se abran espacios en lo
público, ya sea para la denuncia o el apoyo a otras mujeres, o para una libre
participación en condiciones de equidad e igualdad. También potencia el liderazgo
de las mujeres jóvenes ante cualquier situación, para replicar procesos exitosos
con otras mujeres.
4.1.4.2. Vinculación emocional con el grupo y el proceso en el que participan
“Me siento bien porque se siente el apoyo entre mujeres porque como mujeres dentro de la
colectiva, alguna vez estando reunidas una dijo, ‘necesito un espacio para expresarme,
para decir cómo me siento, para compartirles todo lo que ha pasado’ (…), se siente el
apoyo de las demás mujeres, que te digan, ‘sí, te entiendo’, ‘sí, te comprendo, yo también
lo he pasado’.”
Mujer joven, 17 años, del Comité Juvenil Próceres Oriente.
Dentro de sus vivencias individuales, la vinculación emocional que las
mujeres jóvenes tengan hacia el grupo de trabajo del proyecto o programa es un
indicador importante, no por el sentimiento maternal y cuidador que históricamente
se ha construido para las mujeres, sino por su relación con otras mujeres. Así, la
sororidad y los espacios de confianza se convierten en factores decisivos en su
participación, porque los grupos representan un espacio de socialización
importante en su desarrollo, lo que trasciende el ámbito hogareño y comunitario.
Hay una vinculación emocional entre ellas, más que con el proceso en sí,
que se vuelve un instrumento por el cual ellas se abren espacios de confianza y
relaciones favorables fuera de sus casas. Han escuchado, algunas por primera
vez, un “te comprendo, a mí también me pasa”, de otra mujer joven. Se escuchan
y se comunican al mismo nivel sin juzgarse.
81
Además, consideran que la aceptación de las demás personas hacia sus
opiniones y formas de ser ha sido un paso anterior a esa sororidad. Es importante
que esos espacios de confianza se asuman como tal, porque de eso depende,
también, que ellas tomen el protagonismo de sus decisiones sobre las acciones
que puedan emprender autónomamente. En esos espacios conforman una red de
apoyo en la que, en medio de algunas reuniones, deciden expresar algo que les
está pasando, y se han sorprendido al ver que a otras les pasa igual, aunque no
estén en la misma comunidad, se dan cuenta que las vivencias son las mismas
porque son mujeres en un sistema machista y a favor de los hombres en
detrimento de ellas.
En los grupos mixtos (de mujeres y hombres), las mujeres jóvenes, a pesar
de sentirse confiadas, remiten esa confianza al hecho de que son amigas y
amigos entre quienes integran el grupo, con quienes puede contar si algo,
cualquier cosa, les sucede. Pero en grupos de mujeres jóvenes se habla de
comprensión, de expresión, de una confianza como deseada y que buscarán
mantener en el tiempo, con ese u otros grupos. La importancia aquí recae en el
vínculo descubierto que puede existir entre mujeres, y no rivalizar con las otras
como ordena el patriarcado.
Al descubrir sus propias capacidades desarrolladas, su liderazgo y lo
aprendido, sin importar si es un proceso de formación técnica o uno de desarrollo
humano, las mujeres se tienden a sentir orgullosas de sí mismas por alcanzar
metas cada vez más importantes para ellas, desde el plano personal hasta el
académico y laboral. Es una motivación favorable la que las mueve a seguir
participando en estos espacios en los que exponen sus puntos de vista y conviven
entre ellas en un espacio agradable y de confianza.
A las mujeres jóvenes se le abren muy pocos espacios de participación, ya
sea en procesos de formación técnica o de otro tipo, por ello les cuesta ganar su
derecho de piso, de probar que debe estar ahí por derecho o porque simplemente
82
quiere aprender algo diferentes o que siempre quiso. La formación técnica tiene
limitantes de edad por cuestiones de prevención de trabajo infantil, pero hay otras
formaciones técnicas que no encadenan en lo productivo, sino en lo personal, y
que se podrían complementar con una perspectiva y un enfoque de género bien
facilitado para que las mujeres jóvenes que participen trasciendan la parte
meramente técnica.
Es importante también reconocer que la vinculación emocional de las
experiencias de participación de las mujeres jóvenes viene del reconocimiento de
su trabajo desde afuera, porque se descubre en relación a los demás, en una
cuestión dialéctica que constantemente le retroalimenta sus aportes.
Así, las expresiones o manifestaciones de las mujeres jóvenes se vuelven
una prueba constante de sí mismas, que pueden decir lo que piensan y que eso
será escuchado, aunque no se tome en cuenta, el hecho de haberlo dicho es un
reto superado cada vez que exponen una idea u opinión sobre algo, más en
procesos de toma de decisiones.
4.1.4.3 Visión del propio futuro a partir de su participación
“Yo lo veo de diferente formas, yo siempre tengo presente que en la vida van a haber
diferentes caminos y de ahí depende del que yo elija. Entonces yo ahorita puedo pensar
como me quiero ver, quizá de universitaria, con un trabajo estable, una familia estable,
pero a lo largo del camino creo que voy a ver en realidad mi futuro, porque siempre surgen
problemas, siempre surgen nuevos caminos, nuevos retos, y creo que eso lo tengo bien
presente y tomar la buena decisión creo que va a ser como algo significativo.”
Mujer joven, 18 años, estudiante de la Red de Comunidades Educativas por la Paz.
Respecto de su futuro, algunas mujeres jóvenes que participan en el
desarrollo local aún sienten incertidumbre de no saber qué va a pasar y que,
aunque planeen muchas cosas, se podrían presentar otras que las desvíen de la
idea original. Aunque sostienen que, después de las formaciones, tomarán las
decisiones acertadas, para lo que utilizarán los contactos generados en las
83
organizaciones en las que están, ya que son un recurso valorado que lo visualizan
en el futuro como un instrumento de crecimiento personal.
A pesar de ello, las mujeres jóvenes visualizan su formación formal en su
futuro que, más allá de un título, es valorada como una realización humana que es
una meta liberadora en sí misma. Con esto, hay aspiraciones también
económicas, que se desprenden de intereses propios que han empezado a
descubrir. Así, los logros académicos aparecen como una aspiración o
visualización de su futuro, pero manteniendo el contacto con su grupo actual, lo
ven avanzando e incorporando más personas y otros territorios.
Además, en su futuro visualizan todo lo que han recorrido como una fuente
de información y conocimientos para saber qué hacer en otros espacios similares
si se presenta la ocasión para participar o conformarlos. Esto es importante
porque reconocen su legado y las oportunidades nuevas en su camino, además
de dejar un camino abierto para las mujeres jóvenes de generaciones ulteriores
para que avancen y logren lo que quieren, con una visión de incidir en espacios
nacionales e incluso internacionales. Su participación las motiva a involucrarse en
espacios donde puedan seguir aportando a la transformación de sus propias
realidades y las de otras mujeres, o de otras poblaciones en general.
La parte del cuido también se presenta como una pretensión en el futuro,
ayudando a las personas que lo necesiten, cambiando actitudes y modalidades de
las juventudes. Esto último debe analizarse desde una perspectiva de género, ya
que la modificación de conductas de los jóvenes no se da en el vacío, sino en la
relación dialéctica, que en este caso se da entre las mujeres jóvenes y el entorno,
por tanto, cabe hacerse la pregunta de ¿qué está pasando que, como mujeres,
desean cambiar las actitudes y modalidades de los hombres jóvenes?
En este sentido, como se ha descrito antes, hay supuestos sociales y roles
impuestos, en medio de un sistema patriarcal, que está subordinando a las
84
mujeres al poder de los hombres que son quienes toman las decisiones más
importantes, o aprueban las que toman las mujeres, o deciden si toman en cuenta
o no las opiniones de ellas.
Aquí, esa pregunta puede encontrar alguna respuesta: hay un
androcentrismo y machismo que se quiere erradicar para abrir posibilidades a las
mujeres en general. Ante este gran emprendimiento la familia se puede volver un
gran apoyo o un punto flaco que puede llevar a declinar de la idea a las mujeres.
Es importante también para ellas la continuidad que pueden dar a sus
experiencias con otras mujeres jóvenes.
Se habla aquí de organizar a más mujeres y compartir lo importante que ha
sido para sí mismas estar organizadas. Mantenerse en estos espacios es un factor
importante para las mujeres jóvenes, sobre todo porque han tenido la experiencia
de compartir con grupos de mujeres adultas que las han animado a seguir y les
han dicho lo importante que es que sigan unidas enfrentando al sistema. La
visualización de otros espacios está presente en su visión de futuro, y eso es
sobresaliente porque deja ver, por un lado, la sostenibilidad de su participación, y
por otro lado, la inclusión y movilidad social y humana que implica estar en otros
lugres, con otras personas y otros espacios organizativos que necesitarán de su
experiencia como mujer joven. Un elemento clave para esa visión del futuro en
otros espacios pasa por la conciencia de grupo, sobre la importancia de
permanecer y revolucionar, de cambiar ideas y perspectivas a través de temas de
impacto desde una perspectiva de género y de derechos humanos.
4.2 Conclusiones
Luego de la presentación y análisis de los resultados de las entrevistas y
grupos focales con las mujeres jóvenes, en este apartado se presentan las
conclusiones a las que se llega con el estudio, respondiendo a la lógica de los
85
objetivos específicos de la investigación, para cerrar con una síntesis general que
responde al objetivo general de la misma.
4.2.1 De la intersubjetividad de las mujeres jóvenes en el desarrollo local
A partir de los datos recabados, se puede decir que a través de la
participación de las mujeres jóvenes, en la diversidad de grupos de los que forman
parte, la intersubjetividad posibilita la construcción de un contexto social favorable
para ellas, rompiendo construcciones sociales tradicionales y apropiándose de sus
derechos. Sin embargo, para que eso se dé, en los procesos de desarrollo local
que se impulsen se deben tomar en cuenta dos elementos relevantes dentro de
esa intersubjetividad, que determinan esa posibilidad:
Por una parte, se ha visto que los procesos de desarrollo local potencian el
reconocimiento de las mujeres jóvenes como lideresas comunitarias, lo que valida
su quehacer dentro de las organizaciones o los grupos de los que forman parte, lo
que a su vez puede representar para los procesos una sustentabilidad y viabilidad
para la apropiación y sostenibilidad del desarrollo, ya que en las mujeres jóvenes
se vio una valoración positiva sobre el hecho de provenir de condiciones similares,
hablar de sus realidades y cómo podrían cambiarlas, potenciando una lucha por
los derechos humanos, específicamente por los de las mujeres jóvenes. Es decir,
se refleja una apropiación de las acciones, del aporte al desarrollo del territorio y
un compromiso de su parte a seguir apoyando el esfuerzo.
Y por otra parte, relacionada a la anterior, se necesita de un desarrollo de
capacidades sociales que fortalezcan la participación de las mujeres jóvenes para
que sea de impacto. En este sentido, los procesos de desarrollo local que se
impulsen en los territorios deberían fortalecer, como un mínimo que posibilite aún
más el impacto y la sostenibilidad del desarrollo, las capacidades siguientes en las
mujeres jóvenes: el trabajo en equipo, el liderazgo, la socialización como un
vínculo exclusivo de mujeres y la autodeterminación.
86
Aquí se hace importante reconocer, entonces, la calidad de relaciones
intersubjetivas que se entablan en todos los procesos, lo que les permite recorrer
el camino e involucrarse favorablemente para su quehacer. Prueba de ello es que
se mantienen juntas por mucho tiempo en los procesos, de manera dinámica y
adaptable a sus necesidades, en grupos diversos, con mucha participación de
mujeres jóvenes y otras características que atienden más al tipo de interacción
entre ellas. Es así que se habla de sororidad y capacidades de construir procesos
de transformación de conflictos democráticamente.
En este sentido, los procesos de desarrollo local se verían fortalecidos
desde el análisis de la intersubjetividad como un factor psicosocial de la
participación de las mujeres jóvenes, lo que requiere de una planificación
estratégica centrada en ellas, con objetivos e indicadores específicos que vayan
midiendo su impacto y el logro de resultados a nivel de factores psicosociales, y
no sólo a nivel cuantitativo y de tiempo de ejecución.
Este fortalecimiento al proceso, dado en esa relación dialéctica entre éste y
las mujeres jóvenes, está directamente relacionado con el compromiso, la toma de
decisiones democrática, la sororidad y la sostenibilidad del desarrollo. Esta última,
vista en la potenciación de un escenario favorable para la participación de las
mujeres jóvenes en el desarrollo local, lograda en su intersubjetividad. En suma,
representan elementos clave que pueden reflejar un impacto más a largo plazo del
desarrollo local que se impulse, ya sea desde las organizaciones de la sociedad
civil o desde las municipalidades.
4.2.2 De los roles de las mujeres jóvenes en el desarrollo local
Después del análisis de los roles que desempeñan las mujeres jóvenes en
el proceso de desarrollo local en el que participan, a través de diferentes
proyectos, se puede concluir que, a pesar de haber analizado los roles de las
87
mujeres jóvenes sólo en dos, de entre muchos, aspectos posibles, los resultados
mostraron una alta carga de patriarcado en la distribución de los mismos. Al decir
esto, se aclara que estas dinámicas han sido propias de los grupos donde
participan hombres y mujeres, en los que participan estas mujeres jóvenes que
fueron parte de este estudio. Los grupos exclusivos de mujeres tienden a tener un
ejercicio más democrático de sus roles.
En los procesos de desarrollo local fácilmente se traslucen cuatro
manifestaciones del sistema patriarcal en los grupos mixtos que, a falta de un
análisis de los roles como un factor psicosocial, puede reforzar ideas y
concepciones tradicionales del ser mujer y del ser hombre en la sociedad (ver
esquema C1):
Invisibilización de sus opiniones a pesar de que son relegadas a la
administración de lo privado, allí también las decisiones de mayor impacto son
tomadas por los hombres, jóvenes o adultos, que participan en los mismos
grupos.
Invasión a lo privado por parte de los hombres. Es decir, que las mujeres
jóvenes son constantemente vigiladas y escrutadas, lo que en muchas
ocasiones ellas perciben como protección o cuido.
Sobrecarga a las mujeres para crear estrategias para evitar conflictos en los
procesos de toma de decisiones. Se cuida de que los hombres no se alteren
ante las decisiones que se toman.
Escrutinio de las decisiones tomadas por las mujeres jóvenes, de parte de los
hombres, aprobando, si están de acuerdo, esas decisiones.
Esquema C1: Determinaciones del sistema patriarcal en la participación de
las mujeres jóvenes en el desarrollo local
Sistema patriarcal
Invisibilización
de la opinión
de las mujeres
jóvenes
Invasión al
ámbito privado
relegado a las
mujeres jóvenes
Sobrecarga a
las mujeres
jóvenes en
cuido de la
comunicación
Aprobación de
opinión de
mujeres jóvenes
por los hombres
Debilitamiento Debilitamiento de
88
Fuente: elaboración propia
Pero, además de esas expresiones de dominación masculina, los procesos
de desarrollo local se ven amenazados de impactar y sostenerse en el tiempo, ya
que se reflejaron dos repercusiones importantes. Por un lado, se puede decir que
hay un debilitamiento de la democracia, visualizada en una falta significativa de
consenso en las opiniones o ideas expresadas al interior de los grupos que, en
nombre de una democracia tradicional, sólo se toma en cuenta la opinión de una
parte, dejando sin efecto los aportes de la otra.
Esto, a su vez, puede provocar que, desde los procesos de desarrollo local,
un daño o debilitamiento de las relaciones sociales entre mujeres y su sororidad,
ya que sólo se abren paso en los vacíos que los hombres no han cubierto en el
sistema patriarcal, sin un acceso a una toma de decisiones de impacto para ellas y
para el territorio.
Y por otro lado, un debilitamiento de la sostenibilidad, que comprometería el
verdadero impacto de un proyecto que responde a un proceso de desarrollo local,
89
ya que los grupos mixtos tienen menos probabilidades de permanecer unidos, ya
que los hombres organizados esperan que se les diga qué hacer y ellos evalúan si
lo harán o no. Y lo que se debe resaltar es que esto sucedería a pesar que las
mujeres jóvenes del grupo tengan las energías y la disposición para seguir en el
espacio, siendo esto un reflejo de esa realidad dialéctica que se legitima en el
contexto que evita las relaciones sociales sororarias entre las mujeres.
Aunque lo delicado de este aspecto es que en medio está un proceso de
desarrollo local que, en teoría, no debería dejar más desigualdades en el territorio,
sino erradicarlas. Y es aquí que radica la importancia de hacer un análisis de estos
y otros factores psicosociales en estos procesos.
En cambio, en los grupos exclusivos de mujeres la realidad tiende a ser
más democrática y fluida. Así, por ejemplo, se lograron identificar tres
características importantes de los roles de las mujeres jóvenes que favorecen la
sostenibilidad del desarrollo local o de los grupos en los que participan: en primer
lugar, la facilidad y rápida comprensión del trabajo entre mujeres, resaltando
puntos personales y colectivos de motivación y compromiso, además de proponer
ideas de captación de fondos a través de ciertas actividades.
En segundo lugar, reflejan una fluidez en sus procesos, proponiendo ideas
claras y concretas de cómo podrían sostener en el tiempo sus acciones,
devenidas del tiempo que tienen de compartir la experiencia de participación y de,
en tercer lugar, la sororidad, que es determinante en su participación, siendo el
reflejo de un compromiso y una apropiación de los espacios.
En suma, esto asegura una potencial sostenibilidad alimentada de las
capacidades desarrolladas por las mujeres jóvenes en su participación, la
confianza en sí mismas y en el colectivo, la visualización de estrategias claras y
concretas para sostener los espacios, y la visualización de la incidencia que
consideran que alcanzarán (ver esquema C2).
90
Esquema C2: Determinaciones de la convivencia entre mujeres jóvenes en
su participación en el desarrollo local
Fuente: elaboración propia
4.2.3 Del contexto en el que participan las mujeres jóvenes en el desarrollo
local
Al tener en cuenta las vivencias de las mujeres jóvenes en el desarrollo
local, a través de este estudio, se debe reconocer nuevamente ese compromiso
con que lo enfrentan y lo significativo que deben ser para ellas estos espacios que
las motivan a seguir adelante, ya que por cuestiones de formulación o
planificación, la falta de un análisis periódico del contexto como un factor
psicosocial en los procesos de desarrollo local, aumenta las probabilidades de que
las mujeres jóvenes los abandonen por enfrentarse a tantos indicadores
desfavorables sin apoyos concretos.
Así, se identificó que, de ocho, seis características del contexto son
desfavorables. A saber, las limitaciones económicas, la falta de apoyo a nivel
Convivencia entre
mujeres
jóvenes
Facilidad y comprensión en el trabajo
Fluidez en la coordinación
Sororidad
Potencial sostenibilidad
- Empleo de capacidades desarrolladas
- Empleo de confianza en sí mismas
- Empleo de estrategias concretas
- Empleo de visión de incidencia más amplia
91
comunitario, las múltiples violencias sufridas en el hogar, la violencia social, las
construcciones sociales de sumisión de las mujeres y el poco apoyo de los
gobiernos locales. Ante este contexto, incluir un análisis periódico del contexto y
un seguimiento del mismo, de tal manera que vayan haciendo los ajustes
necesarios que propicien un buen ambiente para la participación de las mujeres
jóvenes, se vuelve un imperativo para los procesos de desarrollo local.
Empero, también se identificaron dos características que son favorables
para la participación de las mujeres jóvenes en el desarrollo local, y que recobran
mayor importancia en los procesos al tratarse de posibilitadores de sostenibilidad y
reconstrucción del tejido social de un territorio. Reforzar estos elementos podría
abonar al compromiso y al desarrollo de capacidades sociales que se instalan en
la intersubjetividad de la participación de las mujeres jóvenes, como se dijo antes.
A saber:
Reconocimiento de otras personas a su participación, lo que les da confianza
en sí mismas y les ha permitido copilar una lista de contactos que llamarán para
sostener el espacio o para gestionar recursos. Este reconocimiento es percibido
fuera de la comunidad y, en menor medida, dentro de la misma.
Acercamiento familiar con otras mujeres en su hogar, lo que les ha permitido
trasladar lo aprendido y practicado en el grupo y rescatar las interacciones con
las demás mujeres, facilitando espacios de confianza y de esparcimiento de
manera más armónica y sororaria. Esto, a su vez, ha permitido que las mujeres
adultas de sus casas tengan un espacio de socialización favorable, aunque sea
dentro, pero que les permite expresarse y liberarse con otra mujer con la que
comparte un espacio físico, aunque las vivencias no sean iguales.
4.2.4 De la subjetividad de las mujeres jóvenes en el desarrollo local
Al tener los resultados sobre las vivencias de las mujeres jóvenes en su
participación en procesos de desarrollo local, se puede caracterizar la subjetividad
de las mujeres jóvenes que participan en los procesos de desarrollo local con
92
cinco elementos importantes. Y en esta conjunción entre mujer joven y proceso de
desarrollo local, hay algunos aportes dialécticos que se evidenciaron, unos que el
proceso aportó a la mujer, otros que la mujer le aportó al proceso y otros que se
aportaron entre ellas mismas. A saber, de los que se aportan entre las mujeres en
los procesos de desarrollo local:
La sororidad como elemento clave en su participación, vista como condición
para el impacto que se pueda tener en otras mujeres, jóvenes y adultas, ya que,
por ejemplo, la construcción de esta sororidad les ha permitido contener las
vivencias de violencia de las que han sido víctimas, en sus hogares y fuera de
éstos, brindando el apoyo emocional necesario, lo que, a su vez, las ha
motivado a buscar información que puedan manejar en estos casos, desde sus
derechos hasta mecanismos de denuncia y acompañamiento.
La vinculación emocional que cada mujer joven tiene con el proceso y con las
personas que componen los grupos es un indicador que refleja el impacto
subjetivo de su participación, ya que a partir de ello es que estos espacios se
convierten en redes de apoyo donde se fomenta la comprensión, la libre
expresión y la confianza en sí mismas. Pero aquí se devela un factor
importante: la instrumentalización que cada mujer hace de estos procesos de
desarrollo local en los que participan. Y es que en medio de esta dinámica es
que cada una se siente aceptada tal y como son, sin ser juzgadas, llegando a
sentirse seguras de sí mismas por la comunicación al mismo nivel que se
genera al interior del grupo.
Mientras que las características identificadas y que son aportadas desde el
proceso de desarrollo local a las mujeres jóvenes son:
El trabajo en equipo que, a pesar de la falta de claridad en el término,
contrastado con la realidad expresada por las mujeres jóvenes en este estudio,
los datos reflejan un trabajo coordinado en los grupos integrados por ellas,
aunque en los grupos mixtos esto sea menos tangible. Esta fortaleza adquirida
en los procesos de desarrollo local podría ser bien aprovechada por la
capacidad de compromiso y de asumir responsabilidades en el territorio.
93
El liderazgo que han desarrollado en el proceso de su participación y que
desean seguir fortaleciendo y practicando es un elemento que también sirve de
motivación para continuar con sus acciones. Además, a través de su liderazgo
logran el reconocimiento, tanto a nivel comunitario como local, y en ciertos
espacios regionales, nacionales o interinstitucionales.
Y está un alcance subjetivo que las mujeres jóvenes pueden aportar al proceso de
desarrollo local, ya que pone la mira en la sostenibilidad del mismo, los beneficios
que ha logrado para su vida, junto a las energías y estrategias que rápidamente
construyen entre mujeres jóvenes para seguir adelante:
La visión del propio futuro como resultado de su participación en el desarrollo
local que, a pesar de reflejar ciertos niveles de incertidumbre al no saber qué
sucederá con ellas más adelante, dicen que aprovecharán las redes
conformadas en el proceso para darle continuidad al trabajo organizativo para el
cambio social que han iniciado.
En definitiva, los factores psicosociales asociados a la participación de las
mujeres jóvenes en el desarrollo local, a pesar de tener dos grandes elementos en
contra, la distribución de roles y el contexto, es la experiencia humana de las
mujeres jóvenes la que se ve valorada. Así, en la intersubjetividad se puede ver
que se potencia la construcción de un contexto social favorable para ellas, con la
erradicación de lineamientos sociales reproducidos históricamente y la capacidad
de demandar el cumplimiento de sus derechos.
Y desde la parte subjetiva, se ha visto que se ganan espacios de autonomía
como resultado de la sororidad, el trabajo en equipo, el liderazgo, la vinculación
emocional y la visión de su propio futuro. Con todo lo anterior, se ha analizado de
manera detallada cómo se dinamizan los factores psicosociales asociados a la
participación de las mujeres jóvenes en el desarrollo local, como un aporte a esta
disciplina desde un enfoque eminentemente dialéctico y humano.
94
4.3. Recomendaciones
Luego de este recorrido por las vivencias de las mujeres jóvenes que
participan en el desarrollo local, aquí se exponen tres grandes recomendaciones
dirigidas a las organizaciones: las que están conformadas por mujeres jóvenes, las
que tienen integrantes mujeres jóvenes, las de la sociedad civil que impulsan
responsablemente la participación de las mujeres jóvenes.
Así, y después de todo lo anterior a este apartado, la primera
recomendación es incluir como línea estratégica en el trabajo con mujeres
jóvenes la facilitación de espacios de sororidad en los procesos de desarrollo
local, pasando por la visibilización de los mismos en los indicadores, y por las
actividades en la planificación operativa, ya que se ha documentado aquí la
importancia y determinación que tiene en los movimientos sociales en los que
ellas participan, ya sea de manera exclusiva o con otras poblaciones. Para ello, es
importante:
Gestionar espacios de formación y sensibilización sobre la temática de género
en el desarrollo a todas las personas involucradas en la planificación de los
procesos de desarrollo local (organizaciones de la sociedad civil,
municipalidades, gobierno nacional, asociaciones comunitarias, cooperación
internacional).
Gestionar espacios de formación y sensibilización sobre los factores
psicosociales asociados al desarrollo local de manera general. Y en el caso
específico de las mujeres jóvenes, estos que se han analizado en este estudio
son un punto de partida sobre el cual se debe trabajar técnicamente.
Construir herramientas de monitoreo, seguimiento y evaluación de los espacios
facilitados en los que participan mujeres jóvenes, de tal manera que se puedan
visualizar los vacíos en el goce pleno de los factores psicosociales que se
analicen.
95
Sin embargo, los espacios de sororidad que se faciliten deben tener, al
menos, tres características, rescatadas de las vivencias de estas mujeres jóvenes
y de los planteamientos teóricos consultados:
Debe darse e identificarse en la cristalización de las relaciones sociales entre
mujeres jóvenes, es decir, partir de la práctica concreta de sus interacciones y
no desde imposiciones teóricas que pudieran desnaturalizar sus formas de
comunicación.
Debe alcanzar las etapas de formación sobre los procesos de comunicación y
pacto entre mujeres, es decir, facilitar el acceso a la información y conocimiento
acerca del término sororidad, sus alcances y su importancia en nuestra
sociedad. Esta conciencia sobre el impacto de sus interacciones como mujeres
jóvenes puede potenciar, por un lado, la construcción de condiciones favorables
para su desarrollo y participación, y por otro lado, la autonomía de sus acciones
y las agendas políticas.
Debe tomarse en cuenta la diversidad y la universalidad de la sororidad, ya que
es una práctica dinámica y no estática, en constante revolución y que abarca a
todo el mundo, en contraposición del pensamiento único de dominación cultural
excluyente.
La sororidad, a pesar de ser un término relativamente desconocido para la
mayoría de la población, acarrea la posibilidad de replantear una construcción
social demoledora y muy antigua: la rivalidad entre mujeres (Limones, 2014).
Empero, lo ulterior a ese replanteamiento impacta en las dimensiones
dimensiones ética, política y práctica (Lagarde, 2009). Y es ahí que se vuelve
amenazante para el sistema patriarcal, dominante históricamente, porque pone a
las mujeres en igualdad de condiciones respecto de los hombres en el espacio
público y político.
La segunda recomendación es considerar a los grupos donde participan
las mujeres jóvenes como espacios de socialización entre ellas, antes que
objetos de cumplimiento de indicadores o de agendas de cooperación y desarrollo,
96
sobre todo si éstas son de carácter exógeno. Esto requiere de la generación de
dinámicas más pensadas en las relaciones interpersonales de las mujeres jóvenes
que en el objetivo del proceso, ya que se pone en juego el carácter político y
público de su participación.
De esta manera, los emprendimientos sociales de organización juvenil de
mujeres podrían canalizar recursos y esfuerzos, además de estrategias, en la
misma proporción que la parte técnica, al fortalecimiento de la socialización entre
ellas, con lo que se estaría potenciando la sostenibilidad y la democracia en la
participación ciudadana y el desarrollo local mismo.
Los procesos de desarrollo local deben asumir los requerimientos de la
participación de las mujeres jóvenes, ya que, para ellas, éste se convierte en un
espacio de socialización en el que se generan identidades colectivas y
compromiso con el territorio. Y por ello, los procesos que pasen por alto ese factor
psicosocial de su intersubjetividad y el del contexto, podrían estar llevando un
proyecto con una participación pasiva de las mujeres jóvenes, con una mera
asistencia a actividades, sin un impacto real y con potencial de sostenibilidad.
Además, esto debe proyectarse en un ejercicio real de toma de decisiones
por parte de las mujeres jóvenes, ya que mientras ellas no ejerzan verdaderos
roles de toma de decisiones y cargos de liderazgo pueden estar siendo
instrumentalizadas para la consecución de los objetivos del desarrollo local o para
la validación histórica del sistema patriarcal. Y ahí es que se vuelve imperativa la
gestión de la formación y sensibilización sobre la perspectiva y el enfoque de
género en el desarrollo para las personas que están vinculadas a los procesos
desde la parte técnica y de contenido, desde su planificación hasta su
operativización.
Y finalmente, la tercera recomendación es hacer un análisis constante del
contexto en el que se da la participación de las mujeres jóvenes, desde una
97
perspectiva de género, que incluya unidades de análisis determinantes para sus
realidades. Empero, esto requiere de la revisión de normas nacionales e
internacionales vigentes en el país que, en teoría, mejorarían las condiciones en
que las mujeres se desenvuelven en una sociedad.
Sin embargo, como afirma el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, El Salvador (PNUD, 2011), si bien la vigencia de estos compromisos
han asegurado en buena medida la atención a temáticas generales, no han sido
suficientes para lograr la igualdad y la equidad entre hombres y mujeres, sobre
todo por la falta de cumplimiento de los compromisos y la falta de rendición de
cuentas como práctica de transparencia ante los mismos.
Es decir, la participación de las mujeres jóvenes no debe verse como un
beneficio para ellas, sino como el cumplimiento de sus derechos. No necesita
participar, tiene derecho a ello. En este sentido, las personas que planifican el
desarrollo local deben tener claridad del marco jurídico en el que se da la
participación de las mujeres jóvenes, porque ha líneas claras que promover y otras
que erradicar de esas experiencias.
Así, se propone hacer un análisis constante en el área de la salud,
constatar las acciones encaminadas a que las mujeres jóvenes sean atendidas
integralmente sin discriminación. En el área de los medios de comunicación,
analizando los discursos transmitidos y las temáticas que evidencian y perpetúan
las desigualdades; en cambio, a través de los medios de comunicación se debería
fomentar una imagen no discriminatoria de las mujeres.
En el área de la cultura, donde se legitiman los estereotipos de género, las
dinámicas patriarcales de socialización y los discursos misóginos; sin embargo, es
en esta área donde se debe valorar la identidad grupal de las mujeres jóvenes
desde una perspectiva de género, además de promover la aplicación del enfoque
de género en los diferentes espacios donde ellas participan.
98
En definitiva, lo que se busca con estas recomendaciones es estar alertas
ante la dialéctica entre las mujeres jóvenes y el contexto en el que participan, ya
que puede estar cargado de condiciones no favorables, pero que puede
convertirse en el espacio idóneo para su desenvolvimiento público.
Referencias bibliográficas
Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus
siglas en inglés). (2013). La percepción de la seguridad y la confianza en
las instituciones públicas. Línea base del Plan de Acción Asocio para el
Rizo, M. (2007). Intersubjetividad, comunicación e interacción. Los aportes de
Alfred Schütz a la comunicología. Razón y Palabra, N° 57. Disponible en
línea http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n57/mrizo.html
recuperado el 17 de marzo de 2014.
Sandoval, S. (2002). Programa de especialización en teoría, métodos y técnicas
de investigación social. Investigación cualitativa. Bogota, Colombia: ARFO
Editores.
Stornaiuolo, M. (2012). El crimen de la desaparición forzada. El impacto
psicosocial y propuestas para su prevención, atención y reparación.
104
Disponible en línea http://www.ibcperu.org/doc/isis/11481.pdf recuperado el 17
de marzo de 2014.
Wright, R. (2007). Dialéctica y psicología social. El Semejante, VI, N° 34.
Anexos
Anexo M1: Guía de preguntas para los grupos focales y las entrevistas a
profundidad con mujeres jóvenes
Guía de discusión para grupos focales y entrevistas a profundidad con mujeres jóvenes
Saludo:
Buen día, so soy William Ardón y estoy realizando, junto a Carolina Paz como asesora, un estudio sobre los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local, que se presentará como trabajo de graduación en la Maestría de Desarrollo Local de la UCA.
Objetivo:
105
La idea es poder describir cómo se desarrollan estos factores psicosociales, como su experiencia como grupo, su experiencia personal, cómo participan y el contexto en que lo hacen. En todo caso, son sus vivencias como participantes en actividades del desarrollo local de las que hablaremos en esa jornada.
Acuerdos del grupo: Para que este grupo funcione adecuadamente debemos recordar algunas cosas importantes:
En este grupo nadie sabe más que nadie, todas las opiniones son igualmente importantes.
Cuando una persona esté hablando, el resto debe permanecer atentas a lo que está diciendo.
Todas podrán opinar a favor o en contra de lo dicho por otras personas.
Pueden usar ejemplos para explicar mejor sus ideas, si así lo estiman conveniente.
En este sentido, siéntanse libres de compartir sus ideas en este espacio. Aquí no hay respuestas correctas o incorrectas, lo que importa es justamente su aporte sincero, honesto y, sobre todo, libre, ya que este es un ambiente de confianza. Hay que aclarar que la información es sólo para este trabajo, sus respuestas las revisaré yo únicamente. Al igual que con ustedes, trabajaré con otros grupos de otras comunidades. Además, han visto que solamente yo me he presentado, porque se dirán las ideas de forma anónima y en ningún momento se identificará quién las dijo. Y ya que necesito trabajar con lo que ustedes digan, tendré que grabar esta conversación, por lo que estoy pidiendo permiso para hacerlo. Vamos a tener una discusión grupal sobre cómo ha sido su experiencia como grupo, su experiencia personal, su participación y cómo el medio en que han participado ha colaborado o no con sus metas. Son de sus vivencias como participantes en actividades del desarrollo local de lo que hablaremos en esa jornada. Nuevamente, gracias por su participación. Empezamos.
Guía de preguntas:
Intersubjetividad
Evolución del grupo 1. ¿Podrían contarme cómo y por qué surgió este grupo del proyecto en el que
están? 2. ¿Según ustedes, cuáles momentos creen que han sido los más importantes
para el grupo del proyecto y por qué?
106
3. ¿podrían explicarme cómo consideran ustedes que es su grupo actualmente? 4. ¿Podrían decirme qué trabajo realizan en grupo dentro del proyecto?
Identidad del grupo 5. ¿Podrían decirme cómo está organizado el grupo para el trabajo que realizan? 6. ¿Me podrían explicar cómo han trabajado con otros grupos, ya sean de otros
proyectos, de la alcaldía, grupos de ONG, o de otras comunidades? 7. ¿Podrían explicarme si estos grupos con los que han trabajado tienen metas
iguales a las de su grupo, y cuáles son esas metas? 8. ¿Podrían explicarme cómo se sienten de ser parte de este grupo? Competencias desarrolladas 9. ¿Podrían decirme cuál es la diferencia que ustedes sienten o los cambios que
han tenido ahora que están participando en el proyecto y que antes no tenían en cuanto a sus conocimientos?
10. ¿Podrían decirme cuál es la diferencia que ustedes sienten o los cambios que
han tenido ahora que están participando en el proyecto y que antes no tenían en cuanto a la manera de hacer las cosas?
Roles
En la toma de decisiones 11. ¿Podrían explicarme cómo se toman las decisiones más importantes, que
tienen que ver con el proyecto en el que participan ustedes? 12. ¿En qué decisiones del proyecto toman en cuenta sus opiniones? En la sostenibilidad del proyecto 13. ¿Cómo creen que se va a mantener el proyecto o el trabajo comunitario que
actualmente hacen cuando se retiren los apoyos que tienen por el momento? 14. ¿Qué papel tomaría cada una de ustedes para hacer que este proyecto siga?
Subjetividad Impacto individual de la experiencia 15. ¿En qué les ha ayudado a ustedes de forma individual, personalmente, ser
parte de este proyecto? 16. ¿Cuál ha sido el mejor aprendizaje que este proyecto le ha dejado y que usted
seguirá poniendo en práctica?
107
Vinculación emocional 17. ¿Qué le hace sentir a cada una de ustedes el participar en este proyecto? 18. De manera personal, explíquenme si se sienten cómodas participando en este
proyecto o si les ha representado alguna dificultad Visión individual de futuro 19. ¿Cómo ven su futuro después de haber participado en este proyecto? 20. ¿Me podrían decir por qué participarían en otro proyecto comunitario parecido
en el futuro? 21. ¿Qué se ven haciendo cada una de ustedes dentro de cinco años?
Contexto Percepción de seguridad 22. ¿Me podrían comentar si ustedes corren algún riesgo por participar en este
proyecto, ya sea al ir a las reuniones o a las actividades que realizan o al organizarse?
23. ¿Podrían decirme qué ventajas y qué obstáculos tiene en su comunidad para
que ustedes participen en este proyecto? 24. ¿En qué condiciones dentro de sus comunidades se sentirían más cómodas
para participar en este en este y en otros proyectos? Apoyos gubernamentales y no gubernamentales 25. ¿Qué apoyos han recibido ustedes de la alcaldía para participar en este o en
otros proyectos comunitarios? 26. ¿Qué apoyos han recibido ustedes de la o las ONG para participar en este o
en otros proyectos comunitarios? 27. ¿Cómo evalúan ustedes el apoyo que da la alcaldía para el proyecto en que
han participado? 28. ¿Cómo evalúan ustedes, el apoyo que da la ONG para el proyecto en que han
participado?
Anexo M2: Matrices de codificación para el análisis de los resultados
Objetivo general:
Objetivo específico X:
Categoría X del objetivo específico X:
108
Indicador X de la categoría X del objetivo específico X:
Marco teórico de referencia:
Pregunta X:
Participante Respuesta por participante Análisis
1E
1FE
1J
2RF
1CM
2CM
Objetivo general: Describir cómo se desarrollan los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local
Objetivo específico 1: Analizar la intersubjetividad en los grupos de mujeres jóvenes que participan en procesos de desarrollo local a través de la evolución de su grupo, la identidad grupal y las
competencias desarrolladas por su participación en el proceso.
Categoría 1 del OE1: La intersubjetividad de las mujeres jóvenes en el grupo (o los grupos) que participa en el desarrollo local.
Indicador 1 de la categoría 1 del OE1: La evolución del grupo (o de los grupos) de mujeres jóvenes como participantes del desarrollo local.
Marco teórico: En los procesos de desarrollo necesariamente se vinculan experiencias intersubjetivas en un grupo, en un tejido de relaciones sociales de un territorio, ya que es donde
está la esencia del proceso dialéctico que produce la evolución del grupo, de su conocimiento y su propio desarrollo (de Miguel, 2004). Aquí no debe entenderse una vinculación intersubjetiva idealizada, armónica, sino una interacción que también puede tener, como en toda realidad
humana, un conflicto cuando dos o más ideas (o subjetividades) se encuentran, de donde puede surgir una tercera postura que supera los puntos de vista anteriores y convertirse en la nueva
verdad o la nueva tesis grupal, hasta que ésta se involucre en otro conflicto (Ídem). Empero, esta evolución o esta historia grupal no se da en el vacío ni carece de sentido, al contrario,
la importancia de la memoria colectiva –de las acciones del proyecto en el que participan, por ejemplo- radica en que permite identificar los efectos de la construcción colectiva de significados
del grupo, respecto del contexto en el que existen; en consecuencia, la memoria se considera como un recurso de movilización (León, 2013). Y ahí es que se vuelve importante recuperar esa parte de la experiencia de estas mujeres jóvenes, porque es donde se han construido unos significados que
las mantienen en ese espacio.
Pregunta 1: ¿Cómo y por qué surgió este grupo?
Participante Respuesta Análisis
1E
Este, creo que sí, porque cuando nos vimos allá en el Hotel AGAPE, este, fue algo que yo nunca me imaginaba, o sea, le soy sincera, fue algo así como que una de mis maestras, cuando iba a noveno, me dijo, “fíjate que para las vacaciones no sé si querés ir a un campamento”, y yo me imaginaba algo como más loco por decirlo así, me imaginaba algo
El encuentro con otros actores en un mismo espacio marcó la experiencia, sobre todo el poder interactuar de manera más o menos democrática, que le dio la oportunidad de expresar y romper estereotipos adultistas, al menos en esta experiencia. La intersubjetividad de esta estudiante inició desde la invitación que otra
109
sumamente diferente, o sea, eso fue lo primero que pensé y yo le dije que estaba bien. Entonces, cuando llegué, era un punto y yo no conocía a nadie, no sabía de nadie y a la única que había visto era a Jacqueline, que la había visto varias veces pero nunca había tratado con ella, entonces todo fue así como bien de la nada y empezar a relacionarme con maestros para mí… fue raro, fue raro porque ellos eran, como por decirlo así, uno de estudiante, mis enemigos, porque son los que te regañan, los que te dejan tareas y todo, pero cuando vi ya que habían así… papás, mamás, que habían otros alumnos fue como diferente. Tratamos temas como de la educación, por decirlo así, que ese era el tema central, y creo que eso fue como lo más impactante, porque hubo opiniones de los tres, de los tres lados de la cara por decirlo así, y más que todo porque casi siempre a los jóvenes no se les da la oportunidad de hablar, más cuando hay adultos, hay personas de autoridad, y que ellos te escuchen libremente, sin importar lo que ellos piensen es bueno, o sea, en esa parte sí me pareció. Ya de ahí en adelante, este, creo que en eso se han enfocado más las niñas, por decirlo así, han sido como las fortalezas desde ese entonces, porque sí se ha visto, eso es lo que arrancó todo y en el grupo, como estoy ahorita, o sea, yo creo que ha sido una de las mejores cosas que he pasado y ha sido una experiencia que quizá nunca voy a olvidar, porque he conocido a personas que nunca me imaginé conocer y han sido personas que han marcado de una u otra forma mi formación, mi vida y eso hace de que sea diferente persona, porque si no hubiera sido por esa maestra que me dio esa invitación, créeme, yo no sé dónde estuviera ahorita porque iba por… prácticamente así a la perdición, era uno de esos momentos en los que yo pensaba simplemente nada, nada bueno, no pensaba hacia a los
mujer, adulta, la invita. Como joven, la expectativa de la experiencia intersubjetiva estaba puesta en algo “más loco”. Sin embargo, es importante señalar que en un primer momento hubo una autopercepción de baja valía, seguramente por la inseguridad generada, aprendida, construida y reproducida en el sistema educativo: las personas adultas son las que mandan. La experiencia inmediata, intersubjetiva, con el resto de actores, le permitió romper la primera barrera, la relación entre ella como mujer joven y las personas adultas presentes (docentes y referentes familiares). Esto denota una apropiación del espacio de manera consciente y positiva, integrándose de manera efectiva que, si bien no puede afirmarse que se deba a su juventud, sí puede decirse que es producto de la experiencia intersubjetiva que se generó en el encuentro donde inició esta organización, la Red de Comunidades Educativas por la Paz, donde participa la joven que respondió a esta entrevista. Además, y más importante, se apropió de su participación como mujer en este espacio, asegurando que las mujeres “han sido como las fortalezas desde ese entonces” en la organización. Es decir, una intersubjetividad entre ellas que les ha permitido mantenerse y trabajar efectivamente, resaltando que esta experiencia le ha marcado en su formación, su vida, y eso ha hecho que sea diferente persona. Ante esto, se podría decir que, en la recuperación de la experiencia, el punto más relevante ha sido la valoración positiva y sobresaliente que se hace de la participación de las mujeres y sus aportes al grupo.
110
demás, no era como que “oh voy a hacer algo para ayudarlos”, sino que solo pensaba en… qué voy a hacer, vivo el día y así y entonces creo que trabajar con esas personas y que han sido prácticamente las mujeres las que hemos sido las que hemos predominado, creo que ha sido de lo mejor, me ha mostrado otra faceta de otras personas, como luchan otras personas también y eso es bueno, digo yo, sí.
1FE
Pues la verdad empezó… a mí me llama bastante la atención cocinar, ya en la casa sé lo básico por así decirlo, pero al ver eso fue como… me quiero meter a eso para aprender más y teniendo la posibilidad de conocer a alguien que estuviera cerca de eso fue como lo que me ayudó más a tener la posibilidad de entrar. La chef que fue la que nos dio las clases a nosotros, ella nos decía de de qué se iba a tratar el curso y al ver nosotros de que se iba a tratar decidíamos entrar o no porque nos daban como un… como los módulos que íbamos a recibir y, si nos gustaba, o sea, entrábamos, en el sentido que íbamos a pasar todas las pruebas y todo eso, pero si no queríamos podíamos escoger otra opción de curso. Solo del centro de formación y cultura… centro de formación. Solo nos dijeron que era parte de un proyecto que estaban haciendo ellos, el padre Toño creo que había empezado con eso y si nosotros queríamos ser parte de él.
La participación en formaciones técnicas no muestra un mayor impacto a nivel de relaciones interpersonales o de desarrollo humano en sí, de hecho, se hace referencia a un interés anterior a la formación por la cocina que ésta sólo se mejoró teórica y técnicamente. Es decir, que no se manifiesta una experiencia intersubjetiva significativa, más allá de la transferencia de conocimiento de la instructora hacia las y los participantes. Ante esto, la evolución del grupo no tuvo mayor impacto humano, sólo técnico y no se construyó una experiencia duradera ni sororaria entre las mujeres que participaron.
1J
Yo ingresé por parte de la Comunidad Pérez Romero, que fue Jennifer la que me invitó a participar en la Escuela de Formación para representar a la comunidad. De ahí participé bastante, fueron pocos los sábados que faltaba y me agradó bastante, me ayudó mucho porque en ese entonces me sentía de la nada, la verdad me sentía de la nada, mi papá me había abandonado y ese espacio me ayudó bastante a valorizarme y saber
La experiencia intersubjetiva nace antes de su ingreso al grupo, por una invitación a la Escuela de Formación Sociopolítica, y en una situación personal difícil, en la que su participación en el grupo le ayudó a valorizarse y darse cuenta de su valía, y la de las mujeres en general. En este sentido, la evolución del grupo ha ayudado a que se sienta mejor consigo misma, a pesar de que ya estaba
111
que yo valgo, verdad, me ayudó bastante y, pues, me siento muy bien al saber que una mujer puede valer mucho en esta sociedad. Hace dos años. Cuando llegué… no me había integrado antes, ya que a mi mamá la habían operado, entonces no podía dejarla, verdad. Entonces un día se le ocurrió a mi mamá ir a visitar a mis primas, verdad, porque ellas son mis familiares y fue ahí donde ya estaba conformado el comité, ya habían avanzado bastante y sí, ya estaba conformado el grupo. Estaban en el inicio de hacer como un diagnóstico del lugar, como, este, también ver qué actividades se podían hacer para fortalecer a la misma comunidad y también… bueno, era poco lo que había, pero si habían avanzado.
conformado el grupo cuando se integró. Además, podría decirse que el solo tener la experiencia intersubjetiva de juntarse con otras y otros jóvenes tiene un impacto positivo, ya que, aunque esta joven afirma que no se había hecho mucho en el grupo, el impacto que tuvo en ella su involucramiento fue significativo. Sin embargo, es importante señalar que las tareas asignadas socialmente a las niñas, adolescentes, mujeres jóvenes y adultas, es un hito significativo en la participación de las mujeres que puede frenar o interrumpir su vivencia en estas experiencias. A esto puede sumarse el desconocimiento de sus derechos como mujer y como joven, lo que vulnera más su condición, aumentando la situación de exclusión de su participación en espacios públicos organizados.
2RF
Bueno primeramente inicié por mi hermana, porque la estaba yendo a dejar a las diferentes reuniones que ella tenía. Entonces, un momento en que la estaba esperando, me dijo una maestra que si quería formar parte de lo que es la red, verdad, entonces yo acepté, verdad, la invitación y empecé. Es ahí donde surgió la asistencia a poder participar en las reuniones que se hacen y, bueno, asistí un día sábado y me llamó mucho la atención, porque la convivencia que todos tienen, verdad, es bien interesante, pues, y es bien amena. Entonces se pasa bien y se hablaron una temática, y creo que ese día hicieron una dinámica, entonces me gusto bastante y es ahí donde inicié la participación.
Esta experiencia particular muestra cómo la intersubjetividad puede motivar la participación de otras personas, en este caso, la de una referente familiar. Es decir, que las formas de convivencia en un espacio organizativo atraen a otras personas y generar una intersubjetividad más solidaria.
1CM
La colectiva nació porque hicimos un encuentro de mujeres y ahí se tomó una decisión de formar un grupo de mujeres donde se luchara por los derechos de la mujer y que se hablara o… o no sé cómo decirlo… que se… o sea que habláramos por las mujeres que no tienen voz y no tiene valor a decir lo que les pasa o lo
Una intersubjetividad entre mujeres de condiciones similares, donde se hable de sus realidades y cómo podrían cambiarlas, ha propiciado un espacio organizativo importante, que ha potenciado una lucha por los derechos de las mujeres y la expresión por “las que no tienen voz”. Este punto es
112
que sienten y el comité… No estuve ahí al principio. Bueno creo que empezó porque llegaron, llegó un técnico del SSPAS y… reunieron a jóvenes de la comunidad próceres y a distintos jóvenes de la comunidad próceres para… para hablar sobre los problemáticas que se vivían dentro de la comunidad y lo que nos afectaba como jóvenes dentro de la comunidad.
significativo porque puede denotar un aprendizaje para las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con mujeres jóvenes, que este tipo de encuentros puede propiciar espacios de mayor impacto para ellas, con metodologías vivenciales.
2CM
Igual la colectiva “metamorfosis” la formamos el año pasado, en noviembre, ¿en noviembre, verdad? fuimos a un encuentro de mujeres jóvenes y ahí se decidió formar el grupo una colectiva de, bueno primero decidimos si iba a ser colectiva, si iba a ser… otro grupo verdad entonces al final decidimos que iba a ser una colectiva de mujeres jóvenes y de… ya, ya creo que ya cumplimos un año estar, de haberla formado, igual el comité de jóvenes se formó desde hace aproximadamente desde 2008 e igual fue con la ayuda del SSPAS llegaron los técnicos y nos dijeron que teníamos que estar organizados tanto, bueno fueron dos verdad los jóvenes y la junta directiva, entonces se hicieron los dos grupos al mismo tiempo, la junta directiva ya estaba solo que se empezó a trabajar con ellos por medio, por medio de la junta directiva se empezó a formar el comité de jóvenes porque más que todo me acuerdo que los hijos de los directivos éramos los que estábamos en el comité, entonces ya después se fueron a agregando otros jóvenes que no tienen ninguna relación con los directivos verdad, pero si ya tiene desde el dos mil ocho es que la hemos formado nosotros.
El encuentro de mujeres jóvenes se sigue valorando como el inicio de la experiencia y el que más se menciona en la recuperación de la misma. Además, se menciona el impulso que se dio desde las personas adultas a la organización de jóvenes, por lo que es importante destacar que una población adulta sensibilizada y formada es más receptiva y dispuesta a abrir espacios de participación juvenil, tanto de mujeres como de hombres o grupos mixtos. Así mismo, en la recuperación de la experiencia de la Colectiva de Mujeres Jóvenes Metamorfosis, es importante como se empieza a construir, entre ellas, la identidad grupal al ser una decisión de ellas si serían una colectiva, un grupo o un comité. Es un punto de inflexión hacia lo que ha hecho dicha organización en un poco más de un año de funcionamiento. Lo que puede parecer una decisión vacía, en realidad está llena de significado desde que ellas lo han determinado así, puesto que eso ha sentado la base para darle vida al grupo y dotar de una identidad particular al espacio, distinguiéndolo de otros.
Objetivo general: Describir cómo se desarrollan los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local
Objetivo específico 1: Analizar la intersubjetividad en los grupos de mujeres jóvenes que participan en procesos de desarrollo local a través de la evolución de su grupo, la identidad grupal y las
competencias desarrolladas por su participación en el proceso.
113
Categoría 1 del OE1: La intersubjetividad de las mujeres jóvenes en el grupo (o los grupos) que participa en el desarrollo local.
Indicador 2 de la categoría 1 del OE1: La identidad del grupo (o de los grupos) de mujeres jóvenes que participan en el desarrollo local .
Marco teórico: Para iniciar con un acercamiento teórico de la identidad grupal, es importante señalar que entre ésta y la identidad personal no existe tanta diferencia desde una perspectiva
psicosocial, sólo adquiere un matiz particular. Así, se puede retomar la propuesta de Martín-Baró (2004a) en la que propone cuatro características de la identidad personal:
Está referida a un mundo, a un mundo objetivo, entendido como una realidad de sentido, conocida y valorada, es decir, el enraizamiento de la persona en un
determinado mundo de significaciones y en una determinada red de relaciones sociales.
Se afirma en la relación interpersonal, reafirmándose frente a la identidad de los demás, su yo se define frente a las demás personas y con ellas.
Es relativamente estable; si bien hay una evolución a lo largo de la vida, la persona mantiene una continuidad consigo misma sea o no consciente de ella.
Es producto de la sociedad como de la acción de la propia persona, a lo que se llega como consecuencia de comprender a la persona humana como un ser de historia
propia, en relación con el contexto. Partiendo de esta propuesta, no resulta tan difícil entender la lógica de la identidad grupal que el
mismo autor define en otra publicación, pero que encierran el mismo espíritu en la conceptualización.
Pregunta 1: ¿Cómo está organizado el grupo para el trabajo que realizan?
Participante Respuesta Análisis
1E
Estamos organizados principalmente por los tres sectores… Está el sector de docentes, padres de familia o referentes familiares y los estudiantes. Y algo que se sabe notar ahí es que casi todos… todas son mujeres y eso es bueno porque es algo como que dicen “no, las mujeres mucho pelean”, pero en este caso no, creo que no, es sumamente diferente. Sí. El trabajo todo lo distribuimos, todo es por partes, independientemente si sean personas mayores o menores, cada uno tiene su labor por lo menos, hay comités en el grupo que se han hecho y creo que eso va a beneficiar bastante porque todos nos estamos apoyando de una forma u otra, y eso hace más fuerte al grupo, eso es lo principal… creo que esos comités están lanzando el ancla para quedarse ahí, para no moverse y creo
Hay una estructura mínima, por comisiones, que les permite operativizar el trabajo de manera democrática. Esto se sienta en una valoración muy positiva del hecho de que la mayoría del grupo son mujeres, rompiendo mitos sobre las relaciones agresivas entre mujeres, puesto que se respetan y han demostrado madurez, sin importar la edad de todas. Con todo, es importante señalar que esta estructura no define cargos de coordinación ni dirección, sólo son comisiones en las que todas las que los integran tienen la misma probabilidad de hacer o no hacer las funciones definidas para cada comisión. Y, tomando en cuenta que en cada comisión hay docentes, estudiantes y referentes familiares, un análisis que no debe escapar es el del adultismo y adultocentrismo que, en nombre de
114
que eso está muy bien. “todas podemos hacerlo”, se evade un escenario posible de que una estudiante esté liderando un grupo donde hay docentes y referentes familiares que, a simple vista, tienen una gran capacidad para hacerlo. Sin embargo, hay una valoración muy positiva de la estructura y su funcionamiento democrático actual y pretenden mantenerla por un tiempo más, mientras no evalúen la necesidad de cambiarla.
1FE
Éramos divididos, al principio éramos cinco y cinco pero después se empezaron, se salieron, uno creo que se salió por problemas de ahí ya solo quedamos de cuatro y de cinco y de ahí nos dividíamos, estábamos en una mesa y en otra mesa. Si trabajaba una mesa con los suyo y la otra mesa con lo suyo, siempre trabajando en lo mismo, lo mismo se iba a preparar en ambas mesas.
La formación eminentemente técnica no deja ningún tipo de impacto organizativo, sino que se centra en los aprendizajes transmitidos. Así, se menciona que todas las personas del curso estaban divididas por mesas, aunque todas estaban haciendo lo mismo, estaban separadas y en ningún momento hubo un espacio para trascender la parte técnica, como la organización para un emprendimiento o una formación humana complementaria derivada de un análisis desde la perspectiva de género, por ejemplo.
1J
Pues en el punto joven, más que todo este año no he estado tan activa tampoco, pero no, todavía no tenemos una directiva así de que quien va a hacer eso, quien no, pero si lo estamos haciendo verdad, ya vamos a definir quién puede con qué cosa. Pues equitativamente lo que uno puede hacer lo hace otro y se compromete a hacerlo y llevarlo a la siguiente reunión, y también, este, que, digamos, para reunirnos también hacemos como esa actividad de traje o actividades así para que no se sientan aburridos.
Este comité trabaja sin una junta directiva por el momento, aunque están trabajando por conformarla, pero dicen que así han funcionado equitativamente. Es muy llamativo el hecho de que en los grupos mixtos se evite una estructura formal en la que las mujeres podrían tener acceso a un cargo de dirección o de toma de decisiones, y siempre en nombre de la equidad, mejor aplazan la idea de la organización formal. Es comprensible que un grupo piense que así funciona mejor, que todas y todos hacen un trabajo en equipo sin importar los cargos, después de un proceso en el que se ha resaltado la igualdad, la innovación en la organización, la gestión participativa y otros temas similares. Sin embargo, es importante
115
reconocer que al no tener el ejercicio democrático, equitativo e igualitario de una estructura más o menos formal no se desarrollan las capacidades y habilidades de las mujeres para la toma de decisiones y el acceso a cargos de poder.
2RF
Pues hasta el momento lo hemos visto que está funcionando y que es así como realmente se debe de trabajar, de una forma ordenada y planificar todas las actividades para que todas se den con certeza y creo que servido de mucho, aparte de que hemos trabajado con diferentes docentes, y siento que ha funcionado todo eso por igual. Pues por el momento no creo que haya algo de que yo vea que hay que cambiar, porque ahorita todo lo veo bien, pero quizá a medida se vayan dando las cosas entonces hay que ver en que se está cambiando, porque ahorita es como que estamos planteándonos a ver cómo funcionan los comités y a ver qué es lo que se tiene.
Las referentes familiares jóvenes sostienen que el trabajo más o menos estructurado organizativamente en los grupos en los que participan está funcionando bien y que no lo cambiaría por el momento, que quieren evaluar el trabajo este año (2014) para ver si es necesario un replanteamiento de la estructura organizativa. Sin embargo, el hecho de ser referente familiar no le da un estatus mayor al de las estudiantes, frente a las docentes y las referentes familiares adultas, por ser joven. De hecho, al observar sus dinámicas incluso la incluyen en el grupo de estudiantes, y en ocasiones, por medio de la broma, lo justifican diciendo que es estudiantes universitaria. Aunque la única diferencia entre ellas es la edad.
1CM
En nuestro comité no tenemos estructura de comisiones como le dicen, hemos decidido trabajar así en equipo, cada quien aporta a las diferentes cosas que queramos como gestión, comunicación, información. Todas esas hemos decidido trabajar en equipo sin que nadie mande a nadie y siempre hacerlo tomando en cuenta la opinión de los demás. Ya habíamos tomado la decisión de formar las comisiones, pero a la hora de cómo decidir “vamos a estar en esta comisión” y ya teníamos hasta la estructura y dicen “no…”. A algunas hasta se les olvidó anotarse, y nosotros, “anótense aquí que no sé qué”, y todos se hacen como que los locos. “No, aquí que no sé qué”, entonces como que no hacían caso a la hora de trabajar entre comisiones, entonces mejor decidimos trabajar así como en grupo. Y en la
La experiencia de las mujeres jóvenes en dos procesos diferentes, uno mixto y otro sólo entre mujeres de sus mismas edades es muy importante, porque da la perspectiva del nivel de participación. Así, en los grupos mixtos manifiestan que “han decidido” trabajar sin estructura organizativa, ya que cada quien aporta a las diferentes cosas que se hacen. Sin embargo, también señalan que cuando tomaron la decisión de conformar comisiones, hubo mucha resistencia y no se anotaban en ninguna, les tenían que andar diciendo que se anotaran, haciéndose “los locos”. Por tanto, no fue tanto una decisión el trabajar sin una estructura, sino un acomodamiento a roles tradicionalmente establecidos en los que ellas se preocupan por el
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colectiva metamorfosis sí se está trabajando con algunas comisiones, como formación… se ha formado una directiva creo yo dentro de la colectiva donde Elizabeth está participando como secretaria de actas, yo estoy trabajando creo que haciendo la memoria, haciendo una memoria de las reuniones que tenemos y en conjunto realizamos las agendas y cada una está en una comisión como formación, gestión de los talleres de formación y otros que no me acuerdo ahorita. Sí, yo he notado que en los dos grupos tenemos niños pequeños…
funcionamiento y el orden de las situaciones y ellos trabajan. Probablemente a eso se refieran con “cada quien aporta a las diferentes cosas”. En cambio, en el grupo donde sólo hay mujeres jóvenes sí se está trabajando en comisiones de trabajo, también, todas aportando a las diferentes cosas, pero organizadas y se nota un trabajo más de impacto y de desarrollo de capacidades y habilidades, ya que se gestiona, se hacen agendas, reciben formaciones, hay encargadas de las actas de reuniones, hay secretarías. Es decir, hay cargos y funciones determinadas y distribuidas entre ellas, y les ha permitido funcionar hasta el momento. Lo que entra en contraste con lo dicho referido a los grupos mixtos.
2CM
El comité de jóvenes en papeles están las comisiones, hasta la responsable, pero no funciona, o sea la comisión no funciona, trabajamos todos en conjunto, no hay líder, entre todos nos delegamos, damos ideas, llegamos a acuerdos y ejecutamos lo que hemos acordado. Diferente a la Colectiva Metamorfosis, se hicieron varias comisiones que está, como dijo mi compañera, la de gestión, comunicación, está la secretaria de actas, creo que pusimos una tesorera. Pero son diferentes, porque en la colectiva tenemos una estructura que sí funciona, hasta ahorita. Y en el comité tenemos una pero no funciona, todos trabajamos colectivamente. Sí. Yo digo que sí porque son mujeres y entre mujeres nos entendemos y es como que ya sabemos qué es lo que nos toca hacer y entre nosotras sabemos nuestro trabajo y sabemos que tenemos que ser responsables. Y trabajar con niños (hombres) es más complicado, porque nos toca andarles diciendo,
Aparte de lo expresado arriba, las mujeres jóvenes piensan que han llegado a organizarse mejor entre ellas porque se entienden mejor, comprenden sus dinámicas, saben qué tienen que hacer y sus responsabilidades en la organización. Pero trabajar en grupos mixtos lo consideras complicado, porque sienten, aparte, la responsabilidad de andar empujando para que se hagan las cosas, andar diciendo, “mira esto te toca… tenés que hacer esto o aquello”. Con todo, consideran determinantemente que el trabajo entre mujeres jóvenes es más fácil.
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“mira, esto te toca”, o hay niños, y algunas niñas, que no lo toman en serio y nosotras tenemos que estar diciendo, “mira, tenes que hacer esto” “mira, te toca hacer aquello” y creo que sí es más fácil entre mujeres.
Objetivo general: Describir cómo se desarrollan los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local
Objetivo específico 1: Analizar la intersubjetividad en los grupos de mujeres jóvenes que participan en procesos de desarrollo local a través de la evolución de su grupo, la identidad grupal y las
competencias desarrolladas por su participación en el proceso.
Categoría 1 del OE1: La intersubjetividad de las mujeres jóvenes en el grupo (o los grupos) que participa en el desarrollo local.
Indicador 3 de la categoría 1 del OE1: Las competencias del grupo, desarrolladas a partir de su participación en el desarrollo local.
Marco teórico:
Pregunta 1: ¿Cuál es la diferencia que ustedes sienten o los cambios que han tenido ahora que están participando en el grupo y que antes no tenían en cuanto a sus conocimientos?
Participante Respuesta Análisis
1E
Creo que aprender a decir cosas que se tenían en silencio, cosas que nadie ve a simple vista a menos que uno las busque, creo que eso es lo primero. Quizás ver de una forma u otra la violencia que existe realmente y que porqué sucede, esos factores por los cuales suceden, es como que te afectan bastante y decís, “juela yo en serio también formo parte de ese problema y no me daba cuenta”, y de las cosas que hemos como aprendido, por decirlo así, quizá creo que he visto bastante de que todas se han desenvuelto de una forma u otra, todas han sabido decir las cosas sin importar lo que digan porque todos somos un mundo, todos pensamos diferente y creo que ahí sí, de las cosas que he aprendido yo, personalmente, es a ser una buena líder, una líder es aquella persona que te siguen por lo que vos haces, ya sean cosas buenas o malas, en este sentido yo creo que son buenas, si me siguen a mí, hoy entiendo que lo hacen por las cosas buenas que yo hago y no porque yo voy a andar
Como se dijo antes, la sororidad construida en estos espacios entre mujeres jóvenes favorece que se expresen de manera asertiva entre ellas y, además, se apoyen y reconozcan casi las mismas vivencias por ser mujeres y por ser jóvenes. Los ciclos de violencia que se reconocen en sus vivencias, como víctimas, a pesar que los grupos no son originalmente pensados para abrir estos espacios, pero se vuelven parte de la dinámica de los grupos en los que participan mujeres jóvenes, y más en los que son exclusivamente de este sector. Además, se logra identificar una capacidad desarrollada de liderazgo que, sin embardo, sólo expresan tener frente a otras mujeres jóvenes, y frente a los grupos mixtos tienden a mencionar un liderazgo compartido nuevamente.
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mandando ni nada de eso, sino porque yo trato de ayudar a las demás personas. Si no fuera por mí ellos me dicen, quizá, hay veces, “Juela, Jazmín no pudimos hacer esto porque no estabas vos”, y yo hay veces me pongo a pensar, “si ustedes lo pudieron haber hecho”, pero ellas lo hacen porque saben que yo soy como esa persona que dirige, que trata de que todas hagamos todas las cosas bien y así no poder estar diciendo, “lo hicimos mal” o, “paso esto y lo otro sin que vos estuvieras”, y creo que eso me hace mejor persona porque si no fuera por mí, digo yo, “Juela ¿qué hicieran ellas?”, quizá fueran mejores personas también, fueran buenas líderes, pero, sin pensarlo y sin quererlo lo he sido y eso ha sido un buen logro para mí.
1FE
Sí, la verdad que bastante he mejorado y he aprendido cosas porque antes no sabía nada de pastelería ni nada de eso, nada, para mí todo era tan complicado, tan sencillo entonces fue como cuando ya empezar a hacerlo. Cabal, fue bastante bien.
En los grupos de formación técnica, la valoración positiva se hace hacia los conocimientos técnicos adquiridos, sin profundizar ni mencionar siquiera las relaciones de compañerismo entre el grupo.
1J
Pues antes me sentía mal, ahora, pues, me siento bien ya que conozco a varias personas verdad, me gusta socializar con varias personas, no solo con una o solo otra, incluir a todos. Quizás la diferencia que había es que yo miraba de menos a las personas, pero ahora ya no, he cambiado bastante y me alegro mucho eso, porque sé que todos somos iguales; también ahora tengo una mente más abierta, no solo porque soy mujer no tengo que escuchar eso o no tengo que hacer eso, sino que tengo así como que “ah esto sí lo puedo hacer aunque sea mujer”, digo yo. Digamos, como jugar futbol, trepar árboles, quizás vea que no lo hago pero digo yo, “sí lo puedo hacer”, no porque, nos decían “no, usted no”, nos decían, “solo niños”, decían y yo, “ay…”, no, pero ahora sí me siento bien, he tenido también una comunicación más abierta
La confianza generada por las mujeres jóvenes en grupos mixtos puede hacerlas sentir más cómodas que al principio, lo que no se menciona en los grupos exclusivos de mujeres, haciendo un esfuerzo extra por encajar con la dinámica que, por el sistema patriarcal, imponen los hombres. Con todo, otro de los aprendizajes es a no limitarse como mujeres a hacer algo que tradicionalmente está relegado a los hombres, como jugar fútbol o hacer actividades que impliquen fuerza si así lo desean. Es decir, que el ser mujer deje de ser una excusa para no hacer algo. Además, se menciona que la comunicación asertiva entre mujeres se extiende en sus familias, tratando de modificar pensamientos y acciones de las mujeres con las que convive en el hogar.
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también con mi madre, he sabido también sociabilizar más con ella, porque ella antes no mucho me platicaba, pues en cuestiones de sexualidad ella se cerraba un poquito y yo le decía, “ah pero esto y esto me han dicho”, le decía yo, “a pues si”, me dice, pues hemos ido ahí avanzando también con eso y me siento también bien porque he tratado de cambiar la forma de pensar de mi mamá, gracias al patriarcal que tenemos, que nos dicen, “la mujer por ser mujer tiene que hacer esto”, igual he cambiado la mentalidad a mi mamá también. Ahorita sí, vivíamos con mi hermano, pero mi hermano ya se acompañó, sí. Sí, cabal.
2RF
Las temáticas que se estuvieron impartiendo durante un año me parece, ya esas temáticas se pueden aplicar a las diferentes actividades que se van a realizar posteriormente, incluso se tuvo un taller inclusivo por la paz, así se le llama en donde se va al centro escolar a impartir, un tema en específico y a los tres sectores. Exacto, como red, entonces creo que eso ha servido de mucho porque como apoyo para poder transmitir los conocimientos que se han adquirido.
En espacios donde participan mujeres jóvenes que se han tenido procesos de formación y sensibilización más constantes, se suele hacer hincapié en éstos como los aprendizajes más significativos que se han adquirido. Pero lo más importante de esos conocimientos nuevos es la capacidad que expresan tener para replicarlos con otros grupos, dejando abierta la posibilidad de crear alianzas o colaboraciones en otros espacios, abonando a su identidad grupal.
1CM
¿Personales? Dentro del comité creo que las formaciones que nos han dado de derechos y de cultura de paz, en el comité nos han formado con derechos así como yo decía en un grupo focal que estuve, porque un compañero mencionaba que teníamos derecho a la organización, a estar organizados nosotros los jóvenes entonces yo no conocía, en lo personal, ese derecho que yo tenía y lo vine a descubrir hasta que me integré a un comité y que por parte de ese comité se me abrieron varios espacios para participar entonces creo que esa es una de las formaciones. De los aprendizajes que he tenido es a
Igual, los aprendizajes significativos son los adquiridos en procesos más dirigidos de formación y sensibilización, pero que impactan más a la parte personal y luego a lo colectivo, porque se identifican vacíos que ahora no existen en cuanto a sus derechos, por ejemplo, además de considerar que un valor muy importante que han aprendido es el trabajo en equipo, en grupos mixtos y sólo de mujeres. Lo importante de estos aprendizajes o capacidades desarrolladas es que descubren puntos personales que perpetuaban su condición de vulnerabilidad frente a los hombres, abriéndose espacios propios que les
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trabajar en equipo y a valorar el trabajo que tenemos nosotros como jóvenes. Y en la colectiva los aprendizajes, creo que han sido que me han enseñado todas las historias de las mujeres que han luchado por estudiar, por no ser violentadas en nuestro país y que he aprendido un montón de cosas porque yo no sabía, yo solo me podía que había una celebración del ocho de marzo, el día de la mujer de ahí no sabía que había, que el veinticinco de Noviembre se celebraba la de la “no violencia contra la mujer” y así varias fechas que son buenas y tampoco… y si me he enriquecido de varios conocimientos que nos han dado.
permiten ahora afrontar de manera más decidida los proyectos en los que se involucran. De ahí que resulta imperativo un trabajo de sensibilización especial para mujeres jóvenes o con un enfoque transversal del género, ya sea en grupos mixtos o en grupos exclusivos de mujeres jóvenes.
2CM
En el comité lo que yo he aprendido es más que todo a trabajar en equipo tanto con hombres y mujeres porque trabajamos con los dos géneros, a ser equitativos, no discriminar, también hemos desarrollado más nuestro liderazgo como somos un grupo donde todos trabajamos como líderes y el compañerismos también, la solidaridad entre nosotros y en la colectiva son bastantes los aprendizajes porque desde los tipos de violencia que tal vez uno no tenía ni la más mínima idea de que existía la violencia económica, por ejemplo, los tipos de violencia, igual la historia de las mujeres que empezaron la lucha por los derechos de nosotras las mujeres desde a saber, saber que también existe un día de la niña que ni siquiera se tomaba en cuenta creo y… la historia de las mujeres que empezaron a incidir en el país, no solo en el país sino que en el mundo, la historia desde cuando viene esa lucha hasta ahora eso.
Como mujeres jóvenes, los aprendizajes significativos empiezan en la identificación de formas y tipos de violencias y que antes desconocían, lo que les acerca a la posibilidad de romper ciclos propios de violencia, complementando con la declaratoria y pronunciamiento de sus propios derechos y las demandas que tengan hacia el Estado como garante de los mismos. Es decir, el verdadero impacto, el aprendizaje significativo va más allá de la formación, llegando a representar reales posibilidades de desarrollo equitativo y en condiciones de igualdad.
Objetivo general: Describir cómo se desarrollan los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local
Objetivo específico 2: Analizar los roles que desempeñan las mujeres jóvenes que participan en el desarrollo local en cuanto a la toma de decisiones y la sostenibilidad del desarrollo.
Categoría 1 del OE2: Los roles de las mujeres jóvenes que participan en el desarrollo local.
Indicador 1 de la categoría 1 del OE2: El papel de las mujeres jóvenes en la toma de decisiones en
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el desarrollo local.
Marco teórico: Con todo lo anterior, se podría entender fácilmente que el individuo es un actor autónomo, que puede aceptar o rechazar lo que sea, por lo que sea; sin embargo, se debe decir
que está sujeto a un determinado orden social que, a la realidad fáctica de los grupos de personas que participan en el desarrollo local, se diría que es la influencia dialéctica, entre éstos y el contexto, lo que determina sus puntos de vista (Martín-Baró, 2004b). Bajo este entendido,
se puede esperar que a través de las agendas de la Cooperación Internacional para el Desarrollo se den directrices de qué tipo de desarrollo se busca o, más aún, cuál es el que, según ésta, se debe impulsar en un territorio, en detrimento y con desconocimiento de las decisiones de las
personas que lo componen. Y aquí es donde se hace urgente el análisis de los roles de los diversos actores del desarrollo
local, ya que puede caerse en el rol asignado que es construido socialmente como el estereotipo del “beneficiario” o de la “beneficiaria” de un proyecto de desarrollo, lo que echa la
mirada a un proceso simplista y rígido (Ídem). Y es que no es difícil identificar esto al analizar documentos o resultados de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
por ejemplo, donde de una manera más estratégica que humana se incluyen los factores demográficos en la formulación del desarrollo local, lo que no requiere de la participación activa
de los actores territoriales (Lara, 2012). Ante este panorama, es válido preguntarse, y responder, ¿cómo se toman las decisiones más importantes que tienen que ver con el proceso
en el que participan las personas? y ¿en qué decisiones son tomadas en cuenta las opiniones de todas las personas participantes? Asumiendo que las opiniones de la totalidad de los actores del
desarrollo local son tomadas en cuenta en algún momento del proceso.
Pregunta 1: ¿Cómo se toman las decisiones más importantes que tienen que ver con el grupo en el que participan ustedes?
Participante Respuesta Análisis
1E
Se toman las decisiones en colectividad, no se decide quién es el más importante o si habla el menos importante o el que no hace nada, no tiene elección sino que todos elegimos lo que queremos hacer, si a larga no llegamos a un acuerdo buscamos otras soluciones, eso es lo que hacemos para poder salir con lo que queremos lograr y para elegir eso es lo primordial.
Los roles asumidos en la toma de decisiones parece ser equitativa porque se ponen pleno las ideas de todas las mujeres jóvenes que, como se verá más adelante y se ha venido repitiendo en el documento, entre mujeres el trabajo se siente más fácil y de rápida comprensión. Lo que, probablemente suceda en la toma de decisiones también.
1FE
Pues la chef nos reunía a todos y nos preguntaba como queríamos hacer tal cosa, si así estaba bien, si le cambiábamos algo o si queríamos ir nosotros solos y así. En las pruebas evaluadas, de preparar un platillo, cualquier platillo, pero tenía que tratarse de los temas que habíamos visto en ese mes por así decirlo, entonces ella nos preguntaba si nos queríamos ir solos o en parejas porque se podía en parejas.
No hay acceso a la toma de decisiones en los grupos de formación técnica, más allá de los platillos que se quieren elaborar, por ejemplo, no hay ejercicios de acceso a toma de decisiones que permitan un impacto más sostenible a la experiencia. Se limita a lo transmitido en conocimientos nada más.
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1J
Quizás las decisiones más importantes a veces ellos no nos miran, pero uno los visualiza y trata de decir algo, pero a veces no mucho le prestan atención. Entonces quizá en eso casi no tengo respuesta porque no mucho opino en eso, pero creo que si en la forma en la que ellos toman las decisiones importantes quizás es cuando van a hacer una actividad como la de la mini biblioteca, la verdad no sé cómo se organizaron porque todavía estaba enojada con ellos, pero lo hicieron muy bien y yo dije, “es una decisión muy importante”, porque ahora les ayudan a los niños con libros que no tienen, ya van y prestan y todo eso.
Ahora bien, en los grupos mixtos suele ocurrir que los hombres se apropien de la toma de decisiones invisibilizando la opinión de las mujeres jóvenes que están en el mismo grupo. A pesar que, como se dijo antes, que las mujeres son relegadas a la administración de lo privado, las decisiones más importantes tienden a ser tomadas por hombres, lo que tampoco asegura que ejecuten la acción que implica las decisiones por sí mismos, sino que sea delegada a las mujeres jóvenes. Pero, más importante de recalcar es la admiración que las mujeres llegan a sentir por estos hombres cuando toman decisiones importantes, como la construcción de una minibiblioteca, por ejemplo, que requirió del trabajo de todo el grupo, incluyendo a las mujeres jóvenes, pero ellas no decidieron hacerla, no participaron en esa toma de decisión.
2RF
Nos reunimos todas y todos, hacemos una reunión y exponemos nuestras ideas y en el momento de tomar las decisiones las expones al pleno y luego la sometemos a votación y de ahí surge la decisión a tomar.
Como se dijo antes, entre mujeres las decisiones suelen fluir mejor y más rápido. Ante lo que hay que tomar en cuenta es el tiempo que llevan organizadas y el nivel de sororidad que han construido al interior del grupo.
1CM
Nos llegan a decir que necesitan que participemos o a un representante, ahí lo delegamos entre todos y pedimos la opinión de cada quien para que no haya conflictos dentro de cada grupo, porque sí nos perjudicaría el trabajo y si creo que lo hacemos tomando en cuenta la opinión de todos. Bueno, creo que no porque, sí son como decía ella, tomamos en cuenta si son buenas ideas las que aportan y si son malas, pues, decirles lo que está mal en la opinión que ellos han dado pero sí es más difícil porque, “pero esta es una buena idea la que yo te estoy dando que no sé qué…”, puede decir, pero si al final todos decimos, “a
Por ejemplo, en los grupos mixtos, las mujeres jóvenes deben crear estrategias para evitar los conflictos en la toma de decisiones, lo que no fue mencionado en los grupos exclusivos de mujeres. Es decir, se cuida de que, en este caso el factor no común son los hombres, no se alteren ante las decisiones que se tomen. Se cuida mucho la forma en que se debe decirles y aclararles que su idea no ha sido la elegida, esperando a que en algún momento él o ellos admitan que había ideas mejores. Todo este cuidado no se dijo tener en los grupos de mujeres, porque quizás no sea necesario, todo es más rápido, mejor
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nosotros no nos parece”, creo que sí crea un cierto conflicto por un ratito, pero después como que recapacitan y dicen, “ok, esta mala mi opinión”.
y de fácil comprensión, según se ha dicho en repetidas ocasiones.
2CM
Bueno, a nivel del comité hacemos la opinión de todos, se toma en cuenta y casi siempre decimos lo que la mayoría dice es lo que se va a hacer porque no vamos a hacer lo que una persona dice si los demás no están de acuerdo. Por lo general, si esta bueno lo que se ha dicho, todos opinamos, llegamos a un acuerdo y si está bien y la mayoría está de acuerdo se hace. Creo que es la de la misma forma en la colectiva también, se opina, todas miramos si está bien o no y si nos gusta, si estamos de acuerdo se hace y si no igual. Sí, sí, porque en los dos grupos tenemos niños de trece a catorce años, pero yo he notado que las mujeres y los hombres somos diferentes, porque, por ejemplo, en la colectiva la niña que está ahí de trece, catorce años es bien activa, proactiva, que en todo quiere hacer, que en todo quiere estar y es muy buena opinando y haciendo todo, en cambio en el comité están, tenemos unos compañeros varones que sí, dicen esto, dicen lo otro pero a la hora de hacerlo como que no verdad, entonces si hemos notado la diferencia, yo la he notado.
Se tiende a recurrir en la premisa básica de la democracia tradicional, en la que se toma en cuenta lo que opina la mayoría, no lo que digan unas cuantas personas. Ante esto, probablemente se estén dejando de lado la opinión de algunas mujeres jóvenes. Pero se recalca que entre mujeres el proceso es más fácil para tomar decisiones también.
Objetivo general: Describir cómo se desarrollan los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local
Objetivo específico 2: Analizar los roles que desempeñan las mujeres jóvenes que participan en el desarrollo local en cuanto a la toma de decisiones y la sostenibilidad del desarrollo.
Categoría 1 del OE2: Los roles de las mujeres jóvenes que participan en el desarrollo local.
Indicador 2 de la categoría 1 del OE2: Aportes de las mujeres jóvenes para la sostenibilidad del desarrollo local.
Marco teórico: De Miguel (2004) sugiere que la sostenibilidad de los procesos depende de los roles de sus actores, en una oposición entre sociedad (lo local) y las personas (participantes), en cuya dinámica se configura el poder legitimador y socializador de una forma específica de desarrollo
local, y es hasta que la mayor cantidad de actores se apropia del proceso que evoluciona el consenso entre quienes promueven el desarrollo y el grupo de participantes. Asegurando así la
sostenibilidad, pero de manera dinámica, siempre en constante cambio, siempre dentro del
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proceso dialéctico. De ahí que es importante identificar cómo se ha planteado la idea de mantener el desarrollo local en los territorios, una vez se retiren los apoyos o quienes lo impulsaron y, más importante, qué rol tomaría cada persona para hacer que este desarrollo se sostenga, en caso de
que así lo decidan.
Pregunta 1: ¿Cómo creen que se va a mantener el grupo cuando se retiren los apoyos que tienen por el momento?
Participante Respuesta Análisis
1E
La sostenibilidad siempre está porque sin eso creo que no avanzaríamos, ha sido una de las cosas que quizá nos ha apoyado bastante porque, como te digo, quizá para grandes gastos nosotros no tenemos el dinero necesario para poderlas hacer y creo que el apoyo de las ONG ha sido bastante fundamental y ha sido como un acierto porque sin eso nosotras no nos moveríamos a las acciones que queremos hacer como grupo. Sí, lo hemos pensando, pero el problema está en que hay veces que no llegamos a un acuerdo, o sea, todos decimos, “vamos a hacer esto… chivo”, pero ya cuando vemos en sí que nos vamos a quedar solos, así sin apoyo de nada, es como que agarremos nuestros bolsones y nos vemos. En ese sentido creo que va a ser de bastante fortaleza que vamos a necesitar y realmente ponerle ganas, porque va a haber un momento, quiérase o no, en el que ya no vamos a estar con esas ONG que nos van a estar apoyando y esa es una proyección a futuro. Entonces creo que en ese sentido sí lo hemos analizado bastante.
La sostenibilidad de estos espacios en los que participan mujeres jóvenes tiende a no ser clara, lo que pone en peligro su participación. Esto puede deberse a que estos espacios son pocos en cantidad, y no se han desarrollado en esa línea todavía, al menos en los territorios que incluyó este estudio. Sin embargo, es importante recalcar que las jóvenes, a pesar de no estar en procesos de sostenibilidad, sí tienen ideas claras y concretas de cómo podría hacerse, hablando desde características personales y colectivas de motivación y compromiso, hasta ideas de captación de fondos a través de ventas o ahorros entre todas.
1FE
Pues no sé, ahorita estoy demasiado pequeña como para decir que voy a buscar trabajo y lo voy a poner en práctica, quizás sería practicar en mi casa, decirle a mi mamá que compre tales cosas y tratar de hacerlo ahí en casa, porque ahorita es imposible que yo trabaje. Pues algunos con los que yo sigo en comunicación ya tienen trabajo, a los tres días de haberse graduado consiguieron y ahorita están en su
En cambio, en los procesos de formación técnica, la sostenibilidad o el impacto que pueda llegar a tener lo aprendido depende de un contexto familiar o cercano que establezca las prioridades según la edad de las jóvenes. Las mujeres jóvenes en formación técnica no visualizan la comercialización de lo que aprendieron a hacer, porque depende de qué oportunidades hay para ello, con qué recursos cuenta, con quién o quiénes
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trabajo, de cocinero principal, el que dirige, prácticamente. Entonces él dice que está bien que le ha ayudado bastante el haber estado en eso. Sí. No, con unos tres quizá, unos tres. Quiero ver. Cinco, cinco y con la chef seis. Todas, todas eran menores. No, menores de veintinueve.
puede hacer alianzas o si cuenta con el apoyo de su familia.
1J
Quizás en el punto joven creo que se disolvería porque son jóvenes que les dicen a los facilitadores, “¿y que vamos a hacer?”, no toman una decisión de, “miren, bichos, vamos a estar esto y esto”, sino que, “¿Qué vamos a hacer?”, va, preguntando y poniendo la pelota a otra persona y entonces sí, en el punto joven se disolvería un poco. Aunque yo creo que sería muy triste, pero sí creo que tomaríamos ciertas decisiones de hacer como unos fondos o cuestiones así para hacer que ese punto no desaparezca. Y en el comité, pues, siento que sí seguiría porque ya hay más jóvenes participando, ya hay más interés en la comunidad y ya tienen, ¿cómo le llamaría?, ya conocen lo que es la comunidad Pérez-Romero, porque no la conocían e incluso en el mapa de Cuscatancingo, en esa parte de ahí no está dibujada. Entonces ya varias personas conocen lo que es el comité de la Pérez-Romero y eso yo creo que sí seguirían aunque no tuvieran el apoyo de dichas organizaciones, sí creo que sería un comité autónomo que tomara decisiones de, “vamos a hacer esto, esto y esto, el día siguiente esto y esto, nos vamos a reunir tal día verdad”, porque sí hay comunicación.
De hecho, hay casos en los que consideran que los grupos se disolverán, pero los mixtos y articulados por uno o más grupos, ya que los hombres organizados esperan que les digan qué hacer. Esto sucedería a pesar de las energías de las mujeres jóvenes para seguir en el proceso, y las ideas que tengan para captan fondos. Sin embargo, en un ámbito más local, como su comunidad, las mujeres jóvenes consideran que un comité puede seguir, pero puede deberse a la cercanía entre ellas que les permitiría retomar lo que puedan y seguir con las acciones, aunque no cuenten con el apoyo del resto. Así, dicen que aprovecharán el reconocimiento que ha ganado el comité y su comunidad para poder seguir con las acciones y funcionar autónomamente.
2RF
Pues que la red, ahorita se está manteniendo de otras organizaciones, pero a futuro, si esto no se da, nosotros como red tenemos bastantes elementos, suficientes como para decir, “ok, si no hay de esta manera hay que hacerlo de otra”, o sea hay que buscar alternativas
Se hace hincapié en las capacidades individuales de las integrantes y una gran confianza en las mismas que, en un trabajo coordinado y organizado, podrían aprovecharse para seguir con el proceso. Consideran que pueden apoyar en espacios en los que no se
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y creo que esa es una de las características de la red, que todos somos importantes y que cada uno se puede valer por sí mismo y, en ese sentido, que puede ayudar de una o de otra manera, y entonces podríamos hacer e impartir talleres y cobrar o vender algo, manualidades o cosas así por el estilo.
requiera una gran inversión o tener cuotas para las réplicas de la formación que han recibido, es decir, ya hablan de capitalizar los conocimientos y las formas de hacer las cosas, derivadas de su participación en el grupo.
1CM
Yo creo que el comité, incentivándonos y con el apoyo que tenemos de la directiva y seguir formándonos, seguir trabajando en equipo, creo que eso lo seguiríamos manteniendo y aprender con cualquier problemática que tengamos, porque de todo creo que se aprende un poco. Y dentro de la colectiva creo que manteniendo contacto entre nosotras porque ya tenemos un grupo y creo que podríamos seguir con la colectiva teniendo un verdadero contacto.
Nuevamente, se habla de un sobreesfuerzo en los grupos mixtos para mantenerse en el tiempo sin apoyos externos, se habla de incentivar, buscar apoyos en otras organizaciones, formarse. Mientras que en los grupos exclusivos de mujeres jóvenes lo único que necesitan es seguir en contacto y asistir a las reuniones, es decir, que confían tanto en sus capacidades y habilidades que el principio de la sostenibilidad lo fijan en el contacto sororario y continuo entre ellas.
2CM
Como comité pienso que sería más fácil porque somos vecinos prácticamente de la misma comunidad donde nos podemos ir a buscar en el caso que nos queramos reunir y a veces así hacemos nos vamos a buscar a nuestras casa, nos reunimos y todo, sería fácil porque igual, como ya estamos trabajando autónomamente estamos buscando apoyo de otros lugares que todavía no hemos tenido respuesta positiva, pero que estamos ahí constantes. Pero con la colectiva pienso que sería un poco más difícil porque no vivimos cerca, nos cuesta comunicarnos, a veces no nos contestan el teléfono, no se conectan en el Facebook, no podemos contactarnos y a veces a última hora nos cancelan la asistencia o nos dicen que ya no van a estar en el comité, en la colectiva porque ya nos ha pasado que se han salido, entonces pienso que con la colectiva nos costaría un poquito más.
De hecho, en ese sobreesfuerzo para mantener los grupos mixtos, se aclara que una de las ventajas es que son vecinos y podrían ir a buscarse a sus casas si es necesario, un rol que proponen las mujeres para rescatar el espacio en caso de que se disuelva.
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Objetivo general: Describir cómo se desarrollan los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local
Objetivo específico 3: Caracterizar la experiencia subjetiva que las mujeres jóvenes que participan en procesos de desarrollo local referidas a su vinculación emocional, el impacto personal de su
participación y la visión del futuro como participante del proceso.
Categoría 1 del OE3: La experiencia subjetiva de las mujeres jóvenes que participan en los proceso de desarrollo local.
Indicador 1 de la categoría 1 del OE3: Impacto individual de la experiencia de las mujeres jóvenes que participan en el desarrollo local.
Marco teórico: Como se dijo en los párrafos anteriores, la experiencia en los grupos también es subjetiva, aunque reflejada en la interacción con otras personas; o como rescata Alario y Gavilán
(2012), es necesario saber que el trabajo individual va a afectar al éxito o fracaso del resto de personas, lo que provoca una doble responsabilidad: individual y de grupo. Partiendo de esta idea,
se puede decir que el impacto individual de la experiencia de participación en el desarrollo local estará vinculada a los aprendizajes y al impulso que ha significado para cada persona su
participación. Mujeres jóvenes para el caso de este estudio. Eso que se ha aprendido estará dado por los contenidos mismos en los que intervino el desarrollo, las metodologías de trabajo, la
oportunidad que representa para las mujeres el relacionarse con otras para un mismo objetivo, las vías de comunicación y de desarrollo propias. Es decir, las dimensiones individuales que las
mujeres reconocen en las que ha influenciado su participación en el desarrollo local.
Pregunta 1: ¿En qué te ha ayudado, personalmente, ser parte de este grupo?
Participante Respuesta Análisis
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De manera personal han sido de varias formas, así como emocional. Como te mencionaba al inicio, creo que cuando me llegó esa invitación fue como, “¿qué estoy haciendo?”. Fue algo que dije, “Juela si no hubiera sido por esto, realmente no sé dónde estuviera, no se a quiénes conociera”, y creo que me ha ayudado bastante a sobrellevar problemas, a sobrellevar situaciones de que uno dice, “hasta aquí llegué”, y creo que en ese sentido sí me ha ayudado bastante en mi desarrollo emocional, hacia como veo las demás cosas.
Hay un impacto significativo a nivel personal en las mujeres jóvenes que participan en estos grupos, de tal manera que, incluso, consideran que estar organizadas las ha apartado de situaciones desfavorables para ellas, les ha ayudado a sobrellevar otras vivencias que podrían haber sido fatales en otro momento. El factor decisivo ha sido el emocional como una ayuda personal que rescata de su participación en estos grupos.
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Pues a conocer bien lo que se trata la cocina más que todo, porque antes no sabía casi nada, solo preparar huevos, y ahora sí ya puedo lo básico, porque me enseñaron a hacer postres, platos fuertes, entradas y cosas así.
El conocimiento técnico en los procesos de aprendizaje de un oficio no trascienden ese nivel y sólo eso se reporta como impacto personal después de participar ahí.
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Pues me ha ayudado bastante a ser autónoma porque antes quizás me decían, “mira hace tal cosa”, y quizás yo lo hacía porque ni modo, pero ahora sí ya tomo decisiones por mí misma, lo
La autonomía es un aspecto sobresaliente como un impacto individual de la experiencia de participación como mujeres jóvenes. Y llama la atención también saber que la
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pienso antes de tomarla, comprendo más a las personas y digo, “bueno, si no pueden, no pueden verdad”. Pero, igual, también me ha ayudado bastante a tomar decisiones por mí misma, no que otra persona venga y me influya, “y mira hacelo porque hacelo”, sino porque sé que soy una mujer pensante y que puedo hacerlo yo sola.
percepción de las mujeres sobre este factor no es diferente si están en grupos mixtos o en grupos exclusivos para ellas, el desarrollo de esas capacidades y habilidades se identifican igual, lo que determina que su involucramiento activo es necesario para que las mujeres jóvenes inicien un descubrimiento personal primero y que luego tratarán de sostener, sobre todo si es entre pares.
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Personalmente, me ha ayudado a crecer como persona, a saber que los límites están nada más en nuestra mente, a ser segura de mí misma y a saber que tengo otras habilidades que quizá no las había conocido y que esto me ha permitido conocerlas. Por ejemplo, al expresarme con diferentes personas y quizás no, tenía la habilidad pero no la había conocido pues y también a ayudar dando ideas a pensar que mis ideas son fundamentales dentro de la red, eso es importante.
El desprendimiento de límites impuestos también se devela como un impacto individual y que podría estar relacionado a sus motivaciones de sostener los espacios en los que participan. Asimismo, este rompimiento de barreras potencia el que se abran espacios en lo público, ya sea para la denuncia o el apoyo a otras mujeres, o para una libre participación en condiciones de equidad e igualdad.
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A ser una líder y a tomar la iniciativa ante cualquier problemática para darle apoyo a cualquier persona en lo que ella necesita. Con las formaciones que me han dado en los diversos grupos, si a una mujer o a una amiga mía la están violentando, le están violentando su derecho a decidir que sexualidad elegir, creo que le ayudaría en darle la formación, en darle la réplica de la formación que me han dado a mí y dar a conocer también en mi comunidad y a otros jóvenes lo que he aprendido.
El desprendimiento de límites impuestos también potencia el liderazgo de las mujeres jóvenes ante cualquier situación, para replicar procesos exitosos con otras mujeres, e incluso a hombres. Y este último punto es importante porque hasta el momento se ha hablado del fortalecimiento de las mujeres jóvenes, y se ha dejado de lado el qué hacer con los hombres, y es que en condiciones de equidad, el hombre debe ceder cuotas de poder, y en ese emprendimiento las mujeres jóvenes y adultas pueden aportar bastante, aunque para eso debe desprenderse de límites, como se ha mencionado.
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En ser más abierta a cualquier posibilidad u ocasión, lo que sea y aceptar a todas las personas tal como son, sin juzgarlas, y ayudar a las mujeres más que todo, porque tenemos bastantes conocimientos sobre violencia contra la mujer, ayudar no solo a mis
El apoyo a otras mujeres es un punto sobresaliente también en este punto, lo que llama la atención porque se está consultando sobre el impacto individual, pero se hace referencia a la capacidad de impactar en otras mujeres, reforzando la idea de
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amigas sino a mi familia y también personalmente, saber si alguien me está violentando, cómo defenderme, a dónde y todo eso. Creo que es diferente porque, por ejemplo, yo estoy tratando de que mi hijo no sea un machista, yo lo pongo en mi casa y le digo, “mira, ayúdame a entrar los trastes”, me ayuda, “tráeme la escoba”, y me dice, “yo quiero barrer”, “yo quiero trapear”, lo pongo y le digo, “está bueno”, y si me dice, “quiero jugar con muñecas”, “vaya a jugar”, le digo yo, “aprende cómo se cuidan los niños para que le ayudes a tu esposa”, porque yo quiero que sea diferente, que no sea como los demás, que sepa que es responsabilidad o qué es compartir una responsabilidad.
sororidad que se viene mencionando antes. Sin embargo, también se añade un apoyo a sí mismas, a saber si alguien las está violentando de alguna manera y qué hacer en cada caso, identificar sus derechos y hacerlos valer. Es decir, el acceso a la información y lo canales por los cuales pueden ayudar a otras con esos datos.
Objetivo general: Describir cómo se desarrollan los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local
Objetivo específico 3: Caracterizar la experiencia subjetiva que las mujeres jóvenes que participan en procesos de desarrollo local referidas a su vinculación emocional, el impacto personal de su
participación y la visión del futuro como participante del proceso.
Categoría 1 del OE3: La experiencia subjetiva de las mujeres jóvenes que participan en los proceso de desarrollo local.
Indicador 2 de la categoría 1 del OE3: La vinculación emocional de las mujeres jóvenes hacia el proceso de desarrollo local en el que participan.
Marco teórico: Siguiendo a de Miguel (2004), se hace imperativo señalar que para definir el desarrollo como local, además de un territorio y la población, es necesario identificar una
vinculación simbólica y emocional, siendo estos elementos los que determinan la aprehensión de la persona a la experiencia, la construcción y reconstrucción de significados propios, y la
adquisición de ciertas acciones para participar como se espera. Con todo, como señala el mismo autor, hay una vinculación emocional cuando las personas establecen, además de con los otros, una relación afectiva con el objetivo común. Objetivos del significado, en palabras del autor (p.
468). Por tanto, se está hablando de esa vinculación subjetiva con el objeto del significado, de la experiencia individual de participación en el desarrollo local.
Pregunta 1: ¿Qué te hace sentir el participar en este grupo?
Participante Respuesta Análisis
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Yo me siento de lo mejor, siento que cuando me reúno con todas es como que entrara a un lugar sumamente diferente, que ve las cosas desde otra perspectiva y sin importar qué problemas traiga o qué es lo que esté pasando, creo que me
Como se mencionó antes, la sororidad construida en estos espacios es un factor decisivo en su participación, porque representa un espacio de socialización importante en su desarrollo, lo que trasciende el ámbito
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ayuda a ser una buena persona. Cuando salgo digo, “puya no voy a ser tan mala”, “no voy a ser tan mala el día de hoy”, pero cuando estoy aquí, o sea, y estoy con ellas, me siento de lo mejor.
hogareño. Hay una vinculación emocional entre ellas, más que con el proceso en sí, este se vuelve un instrumento por el cual ellas se abren espacios de confianza y relaciones favorables fuera de sus casas.
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Pues quizá orgullosa de mí misma en el sentido que pude sacar adelante ese curso a pesar de todo lo que se pudo haber presentado.
Además, al descubrir sus propias capacidades desarrolladas, su liderazgo y lo aprendido, sin importar si es un proceso de formación técnica o uno de desarrollo humano, las mujeres se tienen a sentir orgullosas de sí mismas por alcanzar metas cada vez más importantes para ellas, desde el plano personal hasta el académico y laboral.
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Pues me hace sentir aceptada, porque no creo que logremos unir todas las separaciones que hay, pero sí me siento muy aceptada en los lugares que estoy, porque no me hacen caras o cosas así, “o porque no tenes tal camisa, no, no entras”, sino que me siento bien al estar ahí, porque a la hora de que uno puede hablar o socializar le dan su minuto para que uno pueda hablar, entonces sí me siento muy bien.
Asimismo, las mujeres jóvenes valoran la aceptación de las demás personas hacia sus opiniones y formas de ser. Esto es un paso anterior a la confianza en sí mismas, que se mencionó antes.
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Pues a mí me emociona estar en esto, nunca lo había pensado de esa manera. Sin embargo es emocionante estar en esto, pues porque uno puede dar a conocer lo que uno piensa y aparte puede conocer a otras personas, convivir, aprender de ellos y creo que es algo importante, transmitir los conocimientos que uno tiene o transmitir las vivencias que uno tiene para poder ayudar a los otros jóvenes, en los cuales quizá a lo mejor se encuentren en un estado depresivo o que se yo, otro estado de ánimo que ya no quieran ni vivir quizás a lo mejor y que quizás con un simple hecho de hablar con esa persona ya puede cambiar todo el panorama, entonces creo que es importante.
Más que emoción, es una motivación favorable la que las mueve a seguir participando en estos espacios en los que exponen sus puntos de vista y conviven entre ellas en un espacio agradable y de confianza.
1CM Me siento bien porque se siente el apoyo entre mujeres, porque, como mujeres
Y, sobre los espacios de confianza, es sumamente importante que se
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dentro de la colectiva, hemos decidido como alguna vez estando reunidas decir, “necesito un espacio para expresarme”, para decir cómo me siento, para compartirles todo lo que ha pasado, creo que esa es una de las cosas que más me ha gustado de estar en una colectiva, porque en realidad se siente el apoyo de las demás mujeres y que te digan, “sí, te entiendo”, “sí, te comprendo yo también lo he pasado”, y si no lo han pasado pues que ellas me dan consejo, porque hace poco tuvimos un caso donde una chera expresó realmente lo que estaba viviendo y como mujeres pudimos decirle, “mira, este dale apoyo a la persona… date apoyo, te apoyamos a vos y apoyamos a… y apoyamos a la persona con la que lo estás viviendo”, y creo que eso ha sido algo bueno.
asuman como tal, porque de eso depende lo que ellas decidan hacer. En ese espacio de socialización, entre mujeres jóvenes, conforman una red de apoyo en el que, en medio de algunas reuniones, deciden expresar algo que les está pasando, y se han sorprendido al ver que a otras les pasa igual, aunque no estén en la misma comunidad, se dan cuenta que las vivencias son las mismas porque son mujeres en un sistema machista y a favor de los hombres en detrimento de ellas. Han escuchado, algunas por primera vez, un “te comprendo, a mí también me pasa”, de otra mujer joven. Se escuchan y se comunican al mismo nivel sin juzgarse. Esta sororidad es fundamental reforzarla, como se ha dicho antes.
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Yo me siento confiada porque sé que en el comité son mis amigos, yo puedo contar con ellos para cualquier ocasión, problema o si estoy feliz o estoy triste sé que ellos están conmigo y puedo compartir cualquier cosa con ellos y todo con ellosY igual forma en la colectiva, la confianza porque somos mujeres, nos comprendemos, nos expresamos sin temor a decir que “ella me va a juzgar” o me va a decir esto o esta malo lo que voy a decir porque no hay… no hay opiniones malas, ni respuestas malas.
En los grupos mixtos, en cambio, las mujeres jóvenes, a pesar de sentirse confiada, remiten esa confianza al hecho de que son amigas y amigos entre quienes integran el grupo, con quienes puede contar si algo, cualquier cosa, le sucede. Pero en grupos de mujeres jóvenes se habla de comprensión, de expresión, de una confianza como deseada y que buscarán mantener en el tiempo, con ese u otros grupos. La importancia aquí recae en el vínculo descubierto que puede existir entre mujeres, y no rivalizar con las otras como ordena el patriarcado.
Objetivo general: Describir cómo se desarrollan los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local
Objetivo específico 3: Caracterizar la experiencia subjetiva que las mujeres jóvenes que participan en procesos de desarrollo local referidas a su vinculación emocional, el impacto personal de su
participación y la visión del futuro como participante del proceso.
Categoría 1 del OE3: La experiencia subjetiva de las mujeres jóvenes que participan en los proceso de desarrollo local.
Indicador 3 de la categoría 1 del OE3: La visión del futuro de las mujeres jóvenes como resultado del proceso de desarrollo local en el que participan.
Marco teórico: El futuro, en términos de tiempo y de acciones, es un condicionamiento cultural
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que existe en la mente humana, vinculando lo subjetivo con las experiencias relevantes y necesarias para enfrentar el ideal individual del futuro (Martínez, 2013). Es decir, es una construcción social en cuanto esté ligado a las acciones con otros. Sin embargo, existe un
escenario posible: un no-futuro latente, que está relacionado a contextos de violencia, concentrando la esperanza de vivir bien aunque sea por poco tiempo (de la O y Flores, 2011;
citadas en Martínez, 2013). Bajo estas ideas, de lo que se está hablando es del resultado personal de la interacción humana en el proceso de desarrollo local en el que participan las mujeres jóvenes con todas las herramientas, sociales e individuales, que se han desarrollado en los procesos, para ser empleadas en el futuro, a
corto, mediano o largo plazo. Empero, esta visión de futuro depende, como se sugiere en este factor psicosocial, de una experiencia subjetiva de la participación, es decir, de la aprehensión
personal al proceso. De la asimilación individual de la experiencia.
Pregunta 1: ¿Cómo ves tu futuro después de haber participado en este grupo?
Participante Respuesta Análisis
1E
Yo lo veo de diferente formas, yo siempre tengo presente que en la vida van a haber diferentes caminos y de ahí depende del que yo elija. Entonces, yo ahorita puedo pensar cómo me quiero ver, quizá de universitaria, con un trabajo estable, una familia estable, pero a lo largo del camino creo que voy a ver en realidad mi futuro porque siempre surgen problemas, siempre surgen nuevos caminos, nuevos retos y creo que eso lo tengo bien presente y tomar la buena decisión creo que va a ser como algo significativo, porque ya sea que tome otro camino, va a ser para bien o para mal, entonces yo creo que así lo veo, lo veo como algo que realmente que no sé qué va a pasar, yo lo puedo proyectar como algo así, pero ¿qué va a pasar aquí dentro de unos diez años? No sé.
Al plantearse la idea de su futuro, las mujeres jóvenes que participan en este tipo de espacios atienden sus propios intereses y velan por cumplir metas propias. Es importante recalcar cada paso que quieren seguir dando, como en lo académico que, más allá de un título, es una realización humana que visualizan como una meta liberadora. Sin embargo, hay una sensación de incertidumbre en el futuro, de no saber qué va a pasar y que, aunque planeen muchas cosas, se podrán presentar otras que las desvíen de la idea original. Pero sostienen que, después de las formaciones tomarán decisiones acertadas.
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Pues yo me veo estudiando eso, cocina y especializándome quizá en postres y ya más adelante quizás tener mi propio lugar, mi propio establecimiento.
Hay aspiraciones profesionales y económicas también que se desprenden de intereses propios que ha empezado a descubrir.
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Pues me veo… Pues la verdad es que igual lo he pensado y me veo, pues, también en muchas comunidades, la verdad que yo soy bien sensible a las cosas que no me gusta ver a un niño en la calle pidiendo cinco centavos o vendiendo, yo tengo, siempre he tenido mi meta de que le he
La parte del cuido también se presenta como una pretensión en el futuro, ayudando a las personas que lo necesiten, cambiando actitudes y modalidades de las juventudes. Esto último debe analizarse también desde una perspectiva de género, ya que la modificación de conductas de los
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comentado a mi mamá, “mira, yo voy a hacer una casa en donde ahí van a llegar todos los niños que estén en la calle”, le digo yo “ahí van a llegar, ahí van a dormir, ahí van a comer y yo les voy a hacer de todo”, le digo yo, y mi mamá me dice, “vaya pues”, me dice, “está bueno”. Entonces sí, la verdad me veo en comunidades ayudando a personas que lo necesitan, también este sé que no va a ser nada fácil porque tengo que estudiar también y ayer que estaba con mi papá comentando un poco me decía “mira, vos tenes que estudiar y sacar tu licenciatura en psicología”, porque yo le había comentado a él que yo psicóloga quiero ser verdad, y como los problemas que habían pasado dije, “no, mejor voy a dejar de estudiar porque la economía verdad, tengo que trabajar decía yo”, y me dice, “no, tenes que estudiar, yo te voy a pagar”, y yo, “yo quiero trabajar”, y la verdad que en esa parte también soy algo así como terca, porque la verdad que a mí me gusta tener las cosas, comprar las cosas sin que nadie me lo saque en cara. Entonces digo yo, “para eso quiero mi trabajo porque yo quiero comprarme todo lo que yo quiera”, entonces sí, me veo también con mi familia a mi lado, también ayudando a las demás personas, ayudando también a jóvenes, tratar de cambiar sus actitudes, tratar de cambiar sus modalidades y todo eso.
jóvenes no se da en el vacío, sino en la relación dialéctica de las mujeres jóvenes y el entorno. Es decir, ¿qué está pasando que, como mujer, desea cambiar actitudes y modalidades de los jóvenes? En este sentido, como se ha descrito antes, hay supuestos sociales y roles impuestos en favor de los hombres, en medio de un sistema patriarcal, que está subordinando a las mujeres al poder de los hombres que son quienes toman las decisiones más importantes, o aprueban las que toman las mujeres, o deciden si toman en cuenta o no las opiniones de ellas. Aquí, esa pregunta puede encontrar alguna respuesta: cambiar esa actitud androcéntrica y machista, para abrir posibilidades a las mujeres en general. Ante este gran emprendimiento la familia se puede volver un gran apoyo o un punto flaco que puede llevar a declinar de la idea a las mujeres.
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Bueno mi futuro lo veo de esta manera pues, ya quizá en mi carrera ir poco más adelantada y, aparte de ello, que, por medio de la red, uno conoce a otras personas, está en comunicación con otra red, con otras organizaciones y es así como uno va abriendo brechas o va abriendo puertas en el camino, entonces creo que al conocer a muchas personas e incluso a viajar fuera del país.
Además de lo académico, los contactos generados en las organizaciones en las que están son un recurso valorado que lo visualizan en el futuro como un instrumento de crecimiento personal.
1CM Bueno, lo veo que voy hacia adelante con buenas experiencias y con buenas formaciones, y como una mujer, dándole,
Es importante también para las mujeres la réplica que pueden hacer de sus experiencias con otras mujeres
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replicándole a las demás mujeres lo que es estar reunida como mujer. Igual en un comité juvenil y dando a conocer mis experiencias en los distintos grupos en que me encuentro.
jóvenes. Se habla aquí de organizar a más mujeres y compartir lo importante que ha sido para sí mismas estar organizadas.
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Me veo profesionalmente graduada y, tomando en cuenta que lo que vivo en ambos grupos, me sirve bastante para mi carrera y la experiencia más que todo sé que es importante y de igual forma siempre siguiendo organizada.
Mantenerse organizada es un factor importante para las mujeres jóvenes, sobre todo porque han tenido la experiencia de compartir con grupos de mujeres adultas que las han animado a seguir y les han dicho lo importante que es que sigan unidas enfrentando al sistema.
Objetivo general: Describir cómo se desarrollan los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local
Objetivo específico 4: Categorizar el contexto en el que participan las mujeres jóvenes, en cuanto a la seguridad y el apoyo externo para el desarrollo local.
Categoría 1 del OE4: El contexto en el que participan las mujeres jóvenes en el desarrollo local.
Indicador 1 de la categoría 1 del OE4: La percepción de las mujeres jóvenes que participan en el desarrollo local sobre la seguridad en el contexto social.
Marco teórico: Una persona reacciona frente a un acto físico y real de violencia, pero una sociedad, en cambio, define y construye más bien un fenómeno social, en la medida en que le atribuye a éste una determinada importancia, que no es objetiva, sino que es percibida y transmitida, en cada sociedad, de manera muy diferente (Ídem). En ese sentido, en El Salvador se han hecho
varios esfuerzos por describir esa percepción social de la realidad, con énfasis en la violencia y la inseguridad ciudadana.
Pero también se han hecho estudios sobre la confianza en las instituciones del Estado que deben velar por la integridad física y mental de la ciudadanía, además de una estabilidad jurídica que le
permita un desenvolvimiento óptimo en la sociedad. Así se tiene, por ejemplo, en un estudio presentado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus
siglas en inglés, 2013), denominado “La percepción de la seguridad y la confianza en las instituciones públicas”, que ninguna de las entidades por las que se consultó obtuvo una
valoración unánime de satisfacción con su desempeño, ubicando a la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) con el promedio más alto (68.7%); seguida por las alcaldías (58.5), el Instituto de
Medicina Legal (IML) (55.8), el Gobierno Nacional (55.0) y la Policía Nacional Civil (PNC) (51.6), con valores intermedios de satisfacción con su desempeño, al lado de la Procuraduría para la Defensa
de los Derechos Humanos (PDDH) con un promedio de 49.3, la Fiscalía General de la República (FGR) con 47.2, el Ministerio de Justicia y Seguridad, con 46.4, la Corte Suprema de Justicia (CSJ), con 42.4 y la Corte de Cuentas de la República, con un promedio de satisfacción de 41.0; dejando por último a las entidades que parecen generar los menores niveles de satisfacción pública por su
desempeño institucional: el Sistema Penitenciario (36.8), los Tribunales de Justicia (34.4) y la Asamblea Legislativa (32.0). Esta visión general de la confianza hacia las instituciones del Estado,
es importante porque refleja en una gran medida la percepción que se tiene de la seguridad-inseguridad de la ciudadanía.
Y es que la población joven se siente con inseguridad en muchos espacios cotidianos y en otros a los que se espera entrar para solventar otras necesidades. El Instituto Universitario de Opinión
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Pública (IUDOP, 2009), revela que el 72.1% de la población entre 18 y 25 años no tenía un trabajo al momento del estudio, dedicándose, en su mayoría, a labores domésticas –sin aclarar si son remuneradas o no- (33.3) o a estudiar (38.0). Sin embargo, en este mismo estudio, y la misma
población, sólo el 17.4% dice sentirse muy insegura, mientras que el 15.9 muy segura; y el 85.3 dice no haberse organizado con los vecinos y las vecinas de la comunidad para tomar algunas
medidas de seguridad. A pesar de lo anterior, hablando de espacios más distales y que estarían vinculados a la
organización comunitaria y la participación ciudadana que requiere de movilidad, el 89.1% de la población entre 18 y 25 años dice sentirse insegura en el bus o microbús, un espacio cotidiano en el territorio donde se realiza el presente trabajo de graduación; y el 74.1 dice sentirse insegura en
las plazas públicas o parques; en contraste del 51.4 que refleja sentirse insegura en las calles o zonas verdes de su colonia o comunidad. Ante esto, podría decirse que la población joven, mujeres y hombres, se siente menos insegura dentro de su comunidad o colonia, que al salir de ésta, lo que
pondría en peligro la participación de las juventudes en los procesos de desarrollo local si deben salir de sus espacios cotidianos de confianza. Por supuesto, aunque esta confianza tiene que ver
con la cantidad de violencia en un territorio, este no es el único factor que la modifica, ni tampoco el más importante; en cada país y en cada ciudad siempre hay una posibilidad de robo; sin
embargo, existe la confianza, un acuerdo cultural de comportamiento en el territorio (Huhn, 2008).
Empero, un dato relevante para ser señalado en esta investigación, rescatado del estudio del IUDOP (2009), es que todos esos espacios mencionados anteriormente, al ver la distribución de las respuestas son más altas que la de los hombres en la percepción de inseguridad, es decir, que para
ellas el universo simbólico construido en sus comunidades, municipios, y en la sociedad en general, la inseguridad es más sentida por las mujeres, no importando los espacios de los que se trate. Si el bus es percibido como inseguro para los hombres, para las mujeres esa percepción es
más alta. Así se tiene, por ejemplo, en el “Diagnostico–Sondeo sobre la percepción de la seguridad ciudadana de las mujeres en nueve municipios de El Salvador”, presentado por la Red Feminista
Frente a la Violencia Contra las Mujeres (2010), la seguridad, que por un lado las mujeres visualizan como un derecho, por otro lado se ve fuertemente fragmentado debido a la situación de
violencia imperante en el país; al referirse al grado de seguridad que sienten en los diferentes ámbitos de su cotidianidad se encuentra que tanto en su casa, comunidad, municipio y en el país
se encuentran inseguras; a medida que se alejan de los espacios que están controlados por ellas, la sensación de inseguridad se acrecienta. Falta describir cómo se vive esa diferencia, aunque a simple vista puede parecer obvia, pero para ese fin se profundizará sobre este elemento de
análisis en este trabajo investigativo.
Pregunta 1: ¿Ustedes corren algún riesgo por participar en este grupo, ya sea a ir a las reuniones o a las actividades que realizan o al organizarse?
Participante Respuesta Análisis
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Sí, hay bastante riesgo, créeme que todavía hoy venía de camino para acá y yo decía, “ojala que no me pase nada en el camino”, porque si vemos la situación cómo está la violencia en todos lados, por decirlo así, está mal y creo que nosotros como mujeres salimos más afectadas, dicen por ahí, “somos el sexo débil”, entonces supuestamente somos más propensas a sufrir, o sea a que nos
La violencia, en términos generales, es un riesgo latente a nivel nacional en El Salvador actualmente. Sin embargo, para las mujeres ese riesgo se eleva en cualquier contexto, por ser mujer. Con todo, las mujeres jóvenes, su energía y empoderamiento las lleva a movilizarse por lugares y en horas consideradas peligrosas, pero no se detienen por demostrar que también
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dañen; pero creo que si nosotras pensamos que somos débiles nos podemos aferrar a que, “no, yo tengo miedo y no voy”, y en el grupo he visto que a nosotras nada nos ha detenido, quizá ni los lugares peligrosos, quizá ni a la hora en que estemos, creo que eso no nos ha detenido, incluso a mí, o sea, y creo que eso ha sido como algo que, “Juela voy a ir a un lugar peligroso a donde sé que no debo de andar”, pero a la larga yo digo, “si no hago nada malo ¿por qué me asusto?”, “Si soy mujer ¿por qué me asusto?”, soy fuerte o sea y que pase lo que tenga que pasar.
pueden y tienen derecho a transitar libremente para hacer lo que desean. Rompiendo el mito de que son el sexo débil y superando miedos propios y colectivos, construidos socialmente alrededor de su identidad y expresión de género.
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Pues, la verdad, al principio no, todo estaba tranquilo al llegar ahí y al salir de ahí, ya cuando íbamos casi terminando el curso fue que la zona se puso medio peligrosa, no sé lo que habrá pasado pero sí ya se puso más o menos peligroso ahí. Llegaban a asaltar, les robaban o cosas así. Sí.
La delincuencia también las expone a asaltos y a contextos peligrosos que van superando mediante su resistencia y permanencia en los espacios que han decidido participar o aprender lo que desean.
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Yo creo que sí, hay riesgo quizás porque en el lugar donde uno se reúne a veces uno tiene (o comparte con personas) de tal comunidad y tiene que ir a otro lugar, quizás también porque algunas mujeres jóvenes no pueden en el día y tienen disponible quizás de las cinco en adelante, entonces quizás algunas, por lo menos a mí se me dificulta trasladarme de un lugar a otro a esa hora porque no me deja mi mamá. Igual yo siento que ahorita, en cómo estamos no es muy conveniente salir como a esa hora. Quizás temor a que le salga un loco, sí, temor a que quizás le roben o cosas así. Entonces, por lo menos yo, soy bien miedosa. Sí, hay riesgo porque aparte de las violaciones también están los secuestros, también las agarran para trabajos ilícitos, también las agarran por vender sus órganos, digamos riñones, pulmones o cosas así, entonces si hay un riesgo
Y, como se sostiene en otros estudios sobre percepción de seguridad-inseguridad, la comunidad puede representar el lugar más seguro para que las mujeres jóvenes participen, reduciendo sus espacios nuevamente, limitando su campo de acción, visibilizando de esta manera una perspectiva de género de la violencia social en el país. Además de la violencia objetiva, el trauma psicosocial ante un contexto aberrante imposibilita la movilización de la población para transformar estas realidades, dificultando nuevamente los espacios para la participación del as mujeres, bajo el condicionamiento sexista de que son más propensas a sufrir violencia. Sin embargo, desde una perspectiva de género, las mujeres sufren todo tipo de violencias en sus hogares, no necesitan estar fuera para ser víctima, pero algunas formas se
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siento yo y también uno tomando sus precauciones.
enmascaran en situaciones sutiles, simbólicas, y otras son más concretas y perturbadoras como la agresión, abuso y violencia sexual y física.
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Bueno sí, creo de que hay mucho riesgo hoy en día porque de pertenecer uno no pertenece a ningún grupo de pandillas, pero solo el simple hecho de que esta área geográfica de donde uno vive sean de una mara y en el otro lado a donde uno va a asistir a equis reunión sean de la otra, entonces ya ese es un riesgo, nada menos en Mejicanos está un poco peligroso, a cada rato hay muertos. Pero esa es la vida, está llena de muchas cosas y en realidad no quisiéramos vivir así, pero así son las cosas en nuestro país y creo que debemos de cambiar desde la familia para ir transformándonos todos. Sí, claro porque uno se encuentra en el bus o en alguna área en donde uno va caminando va algún drogado puede hasta agarrarlo a uno y, pues sí, hacerle cosas, violarlo o qué sé yo, robarle el teléfono o las pertenencias que uno posee.
Asimismo, el fenómeno pandilleril en el país pone una limitante más a toda la población, sobre todo a las mujeres, ya que delimitan territorios por los cuales se pueden mover y en cuáles no. Sin embargo, el rasgo más sobresaliente de esta percepción es la naturalización de estas situaciones, aceptándolas como parte de la vida que, aunque no se quiera vivir así, se asumen como normales. Empero, como mujeres jóvenes perciben más riesgos que el morir en medio de discusiones pandilleriles, se suman los riesgos al acoso, el abuso, la agresión y la violación sexual.
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Bueno somos un comité, no siento que corra algún riesgo, por lo menos yo, porque siento que no estoy haciendo algo malo y al final de cuentas creo que es uno, que es mi derecho a estar organizada como joven y estando en una colectiva, pues es fácil ir de mi casa a la comunal a reunirme con ellos, pero ya como mujer creo que si no hay transporte para movilizarme sí hay algún riesgo, porque hay hombres que nos acosan y que no les importa violentar nuestros derechos y lo hacen. Creo que solo eso.
Como se dijo antes, la comunidad misma no parece un riesgo para las mujeres jóvenes en su participación, pues se sienten confiadas de que allí no les pasaría nada. Pero para trasladarse a otras partes sí reconocen un riesgo latente de que los hombres las acosen y violenten sus derechos. Sin embargo, reconocen su valentía, su empoderamiento y sus derechos para seguir participando organizadamente.
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Igual, en el comité creo que no porque es en nuestra comunidad, nos conocemos tanto a nosotros mismos como a las demás de la comunidad. Y con la colectiva creo que igual, lo mismo, el viajar aparte en el transporte colectivo, el andar en la calle, en las paradas de buses, en los buses corremos cualquier
El transporte público es un entorno concreto que se percibe como peligroso para las mujeres jóvenes, ya que corren “cualquier tipo de riesgos”. Esto puede limitar, y ha limitado, la participación de las mujeres organizadas, delegándoles acciones cada vez más locales en sus espacios,
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tipo de riesgos. ante la “imposibilidad” de movilizarse, pero debe hacerse un análisis más profundo del discurso de inseguridad y crear estrategias efectivas y sostenibles para que las mujeres jóvenes puedan desenvolverse en los espacios que consideren pertinentes para ellas.
Objetivo general: Describir cómo se desarrollan los factores psicosociales asociados a la participación de las mujeres jóvenes en los procesos de desarrollo local
Objetivo específico 4: Categorizar el contexto en el que participan las mujeres jóvenes, en cuanto a la seguridad y el apoyo externo para el desarrollo local.
Categoría 1 del OE4: El contexto en el que participan las mujeres jóvenes en el desarrollo local.
Indicador 2 de la categoría 1 del OE4: El apoyo gubernamental y de las organizaciones de la sociedad civil a la participación de las mujeres jóvenes en el desarrollo local.
Marco teórico: Para cualquier emprendimiento de desarrollo local, un actor clave será el Gobierno Local, la municipalidad, siendo que es la que debe contribuir al desarrollo económico del municipio, para mejorar el nivel de vida de la población, con una función de promoción,
facilitación y regulación de la integralidad del desarrollo (Ponce, 2005), además de ser una competencia que le mandata el Código Municipal en su artículo 4, numeral 1: la elaboración,
aprobación y ejecución de planes de desarrollo local. Pero también, como sugiere Ponce (2005), la municipalidad también debe garantizar la generación de políticas sociales de desarrollo, la
conservación y protección del medio ambiente, el respeto a la cultura, el beneficiarse de su interrelación con la región. En algunas experiencias, si bien en un inicio los gobiernos locales no
han asumido un papel protagónico al final se han convertido en un agente importante en la consolidación de iniciativas ciudadanas de desarrollo local (Ídem).
Además, en el territorio hay Organizaciones de la Sociedad Civil u Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que acumulan experiencias y estrategias de intervención en los
territorios, en diversos temas, llegando a representar la prestación de un servicio donde el sector privado tiene poca o nula presencia (ídem).
Podría decirse que estos apoyos se han convertido es impulsores del desarrollo en el territorio de estudio, a pesar de los aprendizajes y desafíos que cada intervención les deja. Lo importante es cuestionarse qué tipo de apoyos se reciben, si dejan espacio para la participación activa de la
población –de mujeres jóvenes específicamente-, y cómo evalúa la población ese apoyo.
Pregunta 1: ¿Qué apoyos han recibido ustedes de la alcaldía para participar en este o en otros grupos o proyectos?
Participante Respuesta Análisis
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El apoyo de las alcaldías creo que ha sido más que todo el permiso de poder trabajar con los centros escolares, eso ha sido el principal, creo que trabajamos con treinta centros escolares y quizá no hubiera sido posible si las alcaldías no hubieran dado esa aprobación de, “sí, vayan, háganlo”, porque si nos ponemos a analizar escuela por escuela no todas
Hay una visión sobre el trabajo de las alcaldías como una verdadera administración local en todos los sentidos, aunque en la realidad no es así. Por ejemplo, en centros escolares no es la alcaldía la que autoriza el ingreso, sino el Ministerio de Educación y la Dirección misma del centro escolar. Con todo, más allá de eso, el trabajo
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quisieran tener ese proyecto, quizás algunas han dicho, “no” otras quizá han dicho, “sí”, pero creo que ahí independiente de como sea nos han ayudado en ese sentido a poder entrar en esos centros escolares.
realizado por un grupo de mujeres organizadas en la Red de Comunidades Educativas por la Paz, el apoyo de las alcaldías, por tanto, ha sido nulo y no implica un actor determinante en su proceso.
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No, la verdad la organización se ha encargado de eso más que todo. Con la que estamos, ellos se encargaron de hacer todo.
En cambio, en proyectos muy dirigidos desde la parte técnica, no existen ejercicios de interrelación con otros actores, sino que es la institución la que se encarga de velar por que todo esté bien. Eso tiene un gran impacto en la población porque no visibilizan todos los actores del territorio con los que puede hacer alianzas en caso de un emprendimiento social o económico.
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Bueno en el comité, sí hemos recibido ayuda de parte de la alcaldía, no sé si se han unido a otras organizaciones, pero lo que sé es que la alcaldía les apoya dándoles proyectos como bisutería, manualidades. Entonces eso también les ayuda, ya que también ellos pueden hacer piñatas, han tenido un taller de piñatas en el cual cuando hacen alguna actividad ya ellos mismos la hacen, ya es dinero ahorrado. Entonces sí, de parte de la alcaldía, y de parte de punto joven no, solamente el espacio.
En los grupos mixtos, las mujeres jóvenes ven algunos apoyos recibidos por las alcaldías en concepto de formación técnica como bisutería y manualidades. Sin embargo, llama la atención que lo mencionan como un beneficio gozado por otros y no por ellas, dejando ver que los hombres se apropian de esos espacios y recursos también, al decir que, después de haber aprendido a hacer piñatas, al tener una actividad recreativa, “ellos mismos las hacen, ya es dinero ahorrado”. Es decir, se ve como un logro lejano o ajeno, no propio.
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De las alcaldías, ninguno, al menos en la alcaldía de Cusca en lo personal, ¿qué me va a decir?, “mire puede asistir a tal lado”, ninguno, quizás de la organización del Servicio Social Pasionista sí, algunas actividades que se han dado que ellos han proporcionado lo que es la alimentación y el transporte, pero al menos de la alcaldía no, yo creo que la alcaldía es como más política, que si estás en la política estás con ellos, pero en realidad si no estás en la política no estás con ellos, así.
Hay una visión de que la alcaldía es un espacio político partidario en el que no quieren ingresar solo por algún beneficio, lo que denota una apatía hacia la clase política partidaria del país, y que puede estar basada en experiencias previas de trabajo o colaboración con las alcaldías.