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Experiencias de La ESS en La Argentina (Ana Luz Abramovich)

Mar 07, 2016

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jorge carvajal

Experiencias de La ESS en La Argentina (Ana Luz Abramovich)
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  • Estudios FronterizosUniversidad Autnoma de Baja [email protected], [email protected] ISSN (Versin impresa): 0187-6961MXICO

    2007 Ana Luz Abramovich / Gonzalo Vzquez

    EXPERIENCIAS DE LA ECONOMA SOCIAL Y SOLIDARIA EN LA ARGENTINA Estudios Fronterizos, enero-junio, ao/vol. 8, nmero 015

    Universidad Autnoma de Baja California Mexicali, Mxico

    pp. 121-145

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    http://redalyc.uaemex.mx

  • Experiencias de la Economa Socialy Solidaria en la Argentina

    Ana Luz AbramovichGonzalo Vzquez*

    Resumen. En este artculo intentamos resear brevemente las ideas centrales de lapropuesta de la economa social y solidaria (ESyS), y describir algunas de las expe-riencias desarrolladas en nuestro pas que pueden conformar espacios de esta eco-noma alternativa.Partiendo de los mltiples aportes, tanto tericos como desde la prctica, toma-mos aquellas ideas que compartimos y que creemos permiten ilustrar esta pro-puesta. Trabajamos especialmente la discusin en torno a una economa alternativay su articulacin dentro del sistema imperante. Incluimos dos experiencias (em-presas recuperadas y trueque) que son usualmente citadas dentro del campo de laESyS, y una tercera (el Frenapo, Frente Nacional contra la Pobreza) a la que no sesuele enmarcar en este campo.Palabras clave: economa social y solidaria, economa alternativa, experiencias,empresas recuperadas, moneda social, distribucin del ingreso.

    Abstract. In this article we try to outline briefly the main ideas of the Social andSolidary Economy (SSE) offer and to describe some of the experiences developedin our country that can shape spaces of this alternative economy.Departing from multiple contributions, both theoretical and practical, we take thoseideas that we share and allow us to illustrate this offer. We work specially thediscussion on the joint of an alternative economy inside the dominant system. Weinclude two experiences (recovered enterprises and trueque, the argentine mas-sive experiencie exchange with Social Money) that are usually mentioned insidethe field of the SSE, and a third one (Frenapo, National Front against the Poverty)that is not usually included in this field.Key words: social economy, alternative economy, experiences, recovered enterprises,social money, income distribution.

    * Investigadores docentes del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacionalde General Sarmiento, Argentina. Correos electrnicos: [email protected],[email protected]

    Estudios Fronterizos, vol. 8, nm. 15, enero-junio 2007, pp. 121-145

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    Introduccin

    En el presente artculo presentaremos algunas ideas centrales de lapropuesta de la economa social y solidaria (ESyS) para posteriormen-te describir y analizar algunas experiencias desarrolladas en Argenti-na que pueden conformar espacios de economa alternativa.

    Los objetivos de nuestro trabajo son los siguientes: 1. adoptar unaposicin clara en el marco del debate latinoamericano acerca de quse entiende por economa social y/o solidaria, tanto a nivel terico cmopoltico; 2. dar a conocer de manera sinttica tres experiencias argen-tinas que consideramos relevantes en el campo de la ESyS; 3. analizarestas experiencias, para identificar qu tienen de economa alternati-va, con base en la conceptualizacin antes desarrollada; 4. postularque estas experiencias, si bien surgen como respuestas ante la profun-da crisis socioeconmica que atraves nuestro pas en los ltimos diezaos, muestran caminos posibles al conformar espacios de economasocial y solidaria, en los que creemos que es necesario seguir experi-mentando y aprendiendo colectivamente.

    En nuestro anlisis incluimos dos experiencias (empresas recupe-radas y trueque) usualmente citadas dentro del campo de la ESyS, yuna tercera (el Frenapo, Frente Nacional contra la Pobreza) a la queno se suele enmarcar en este campo.

    Es necesario aclarar que la propuesta de la ESyS no se construyeslo desde la teora, sino que aparece expresada en documentos dedistinto tipo, tanto acadmicos como de organizaciones sociales y deorganismos del Estado.

    En este sentido, partiendo de los mltiples aportes, tanto tericoscomo desde la prctica, tomamos aquellas ideas que compartimos yque creemos permiten ilustrar esta propuesta.

    La economa social y solidaria como propuestade economa alternativa

    La economa social y solidaria es hoy en Argentina (y en el mundo)una propuesta poltica con dimensiones tericas y prcticas en desa-

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    rrollo, razn por la cual todava no es verificable ni delimitable en elplano real. Como la propuesta que es, involucra experiencias que sehan puesto en marcha (antes y despus de su aparicin expresa comopropuesta) y que han alimentado sus fundamentos. Son, entonces,mltiples las experiencias y los autores que hoy conforman el campode la ESyS.

    Si bien la nocin de economa social1 tiene ms de un siglo, la expre-sin economa social y solidaria alude a un resurgimiento y a latransformacin de esas viejas ideas. Podemos ubicar este resurgimientoprogresivo en los ltimos 30 aos, claramente asociado a la consolida-cin de situaciones de exclusin social, entendida como la imposibili-dad de gran parte de la poblacin de nuestros pases de reproducir suvida de acuerdo con parmetros socialmente dignos y, en muchoscasos, hasta en trminos biolgicos. La cada vez ms profunda ten-dencia a excluir a los trabajadores del empleo o a incluirlos bajo for-mas precarias y desprotegidas ha cristalizado en esta situacin deexclusin social, que lejos de revertirse parece estar incrementando.

    En este marco, la propuesta de ESyS sostiene que no slo es inme-diatamente necesaria, sino tambin posible una transformacin quecontribuya a acabar con esta situacin de injusticia social.

    Es importante aclarar lo que no es la ESyS desde nuestro punto devista. No es una propuesta de creacin y promocin de emprendi-mientos productivos. No son simplemente las cooperativas y lasmutuales. Tampoco es una propuesta enfocada tan slo a los pobres,sino una propuesta abierta a todos los ciudadanos que adems inten-ta asegurar la inclusin de los pobres y los excluidos.

    1 En trminos de Coraggio (2002), puede hablarse de economa social en tantoproduce sociedad y no slo utilidades econmicas, porque genera valores deuso para satisfacer necesidades de los mismos productores o de sus comunidadesgeneralmente de base territorial, tnica, social o cultural y no est orientada porla ganancia y la acumulacin de capital sin lmites. Adems, porque vuelve a unirproduccin y reproduccin, al producir para satisfacer de manera ms directa ymejor las necesidades acordadas como legtimas por la misma sociedad. Mas allde que consideramos que el trmino economa social puede ser redundante, lo adop-tamos por la necesidad de abarcar un campo que ha sido denominado con esenombre y que pone el nfasis en que las relaciones econmicas son una construc-cin social.

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    La ESyS es una propuesta de construccin de una economa alternati-va, entendida esta ltima, a decir de Coraggio (2002), como una reor-ganizacin de las relaciones sociales en la produccin, distribucin yconsumo de bienes y servicios que implique priorizar la reproduccinde la vida de todos por sobre cualquier otra racionalidad.

    Alternativa a qu?2 A lo que rechazamos de la economa capita-lista, a saber:

    La desigualdad estructural de recursos y de poder que produ-ce y reproduce para su continuidad, que no se agota en la subor-dinacin de la clase trabajadora a la capitalista, sino tambin esdesigualdad entre gneros, entre etnias, entre pases, etctera.

    Unas relaciones sociales empobrecidas, estructuradas por lacompetencia en la que la bsqueda del inters individual privapor sobre otras posibles motivaciones. Estas relaciones compe-titivas no se restringen al mercado, sino que van colonizandocada vez ms todos los mbitos de la vida.3

    La insustentabilidad de la produccin y el consumo a nivel glo-bal, ya que destruyen el medio ambiente y las posibilidades dereproduccin del propio gnero humano.

    Una economa alternativa que rechazar necesariamente la tenden-cia a aceptar estas cuestiones como naturales de la vida humana, ypermitir en cambio verlas como construcciones sociales susceptiblesde ser modificadas4 .

    2 En los prximos prrafos nos basaremos en el interesante planteo que hacenBoaventura de Souza Santos y Csar Rodrguez en la introduccin al libro Produzirpara viver (2002).3 Segn Gerald Cohen (citado en Danani, 2004), la sociabilidad capitalista se apo-ya sobre los principios de la codicia y el miedo: Desde la codicia, las personas sonvistas como fuente de enriquecimiento (me sirvo de ellos) y, desde el miedo, vistascomo amenazas.4 Dice Boaventura de Souza Santos (1991): En mi opinin, la separacin entre loeconmico y lo poltico posibilit tanto la naturalizacin de la explotacin capita-lista como la neutralizacin del potencial revolucionario de la poltica liberal, dosprocesos que convergieron para consolidar el modelo capitalista de las relacionessociales.

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    En este sentido, las prcticas y el pensamiento de una propuesta deeconoma alternativa buscan ampliar el espectro de lo posible a travsde la experimentacin y reflexin sobre formas de organizacin eco-nmica que:

    Partiendo del reconocimiento de la diversidad y dignidad delas personas y de los pueblos, promuevan relaciones msigualitarias.

    Impulsen el asociativismo5 y relaciones sociales (interpersonalesy colectivas) ms solidarias.

    Prioricen el respeto del medio ambiente y de las posibilidadesde reproduccin de la vida de todos.

    En sntesis, una propuesta de economa alternativa privilegia laexperimentacin de prcticas y formas de sociabilidad no capitalistas,que, siguiendo a Santos y Rodrguez (2002), apuntan a una transfor-macin gradual de la produccin y de la sociabilidad hacia formasms igualitarias, solidarias y sustentables (Santos y Rodrguez, 2002).

    Queda claro que una economa alternativa implica una sociedadalternativa. Las propuestas de la ESyS se centran en algunos mbitosgeneralmente comprendidos como econmicos, pero no descono-cen que stos son parte del conjunto de las relaciones sociales en ge-neral, y que para producir modificaciones en ellos son necesariasmodificaciones en todos los aspectos de la vida social.

    Insistimos en que no se trata de una propuesta destinada exclusi-vamente a los pobres, sino a los trabajadores en general. Sobre estepunto, nos parece pertinente la aclaracin de Lozano (2004), en el sen-tido de que

    ...existe otra forma de pensar la economa social, que tieneque ver con pensarla no ya restringida a algo que podra de-nominarse economa de la pobreza, que en un sentido es en

    5 Segn Paulo Peixoto de Alburquerque (2004), el asociativismo se puede ver comoun tipo de cooperacin calificada, a partir de un acuerdo tico basado en la reci-procidad, la confianza, la pluralidad y el respeto por el otro.

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    gran medida lo que sigue siendo hasta ahora, sino pensarlacomo la posibilidad de plasmar en nuestro funcionamientoeconmico nuevas formas de produccin y distribucin deexcedentes.

    Estas prcticas alternativas, aunque no alcanzan a reemplazar alcapitalismo, suelen generar dos efectos de alto contenido emancipador:a) individualmente, frecuentes y significativas mejoras en las condi-ciones de vida de las personas involucradas; b) socialmente, su difu-sin ampla los campos sociales en los que operan valores y formas deorganizacin no capitalista. La emancipacin, siguiendo a Navarro(2002), refiere a

    ...las posibilidades de las clases subalternas y los grupos so-ciales ms pobres, de construir de forma autnoma sus di-versas formas de asociacin y representacin de intereses y,ms importante que eso, de penetrar en el campo de la luchapoltica y ejercer ah su derecho de defender las propias rei-vindicaciones y buscar materializar sus demandas.

    De acuerdo con Razeto (2002), estos espacios de la ESyS contribu-yen a una mayor democratizacin en cuanto amplan socialmente elacceso al capital, en cuanto permiten a muchos participar en la ges-tin de empresas, y en cuanto generan ocupaciones estables no de-pendientes del capital. Se trata de una ampliacin de la democraciaal campo de lo econmico, teniendo en cuenta que, como seala San-tos (1991), las relaciones sociales de produccin han quedado al mar-gen del progreso que signific la adopcin del ideal democrtico en elcampo de las relaciones polticas.

    La creacin de espacios de ESyS, orientados hacia la reproduccinampliada de la vida del conjunto de la sociedad y no a la acumulacinde capital, plantea bsicamente la centralidad del trabajo en la economaen el mismo sentido en que la entiende Coraggio (2002). Esto es, eltrabajador, sus capacidades y sus necesidades son la razn de ser delproceso econmico, y la reproduccin de su vida es vista como un finy no como un medio.

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    Las experiencias de la ESyS en Argentina

    En primer lugar presentamos un listado amplio de potenciales com-ponentes de la ESyS, tomando experiencias generalmente incluidasen la propuesta o que se han autodenominado de economa social osolidaria.

    En cualquier nivel de profundidad en que se analice, no es el tipode actividad lo que define que una experiencia pueda enmarcarsedentro de la ESyS, sino las formas organizativas y de sociabilidad quese ponen en prctica en el funcionamiento real (y no slo en el discur-so de la misma). Existen prcticas de trueque en las que se acta deacuerdo a estas formas propuestas por la ESyS y otras en las que no; lomismo ocurre con las prcticas sindicales o con el trabajo en las coo-perativas, y as en cada caso.

    Algunas experiencias con potencialidad para formar parte de lapropuesta de la ESyS en Argentina son:

    Emprendimientos comunitarios. Empresas recuperadas por los trabajadores. Microemprendimientos familiares. Mutuales y cooperativas. Espacios de intercambio con moneda social (trueque, en Ar-

    gentina). Ferias populares. Redes de comercio justo o solidario. Espacios de compra conjunta. Microcrdito y banca social. Instituciones de capacitacin y apoyo a todas las anteriores (in-

    cubadoras de emprendimientos). Movimientos piqueteros y sus actividades productivas. Espacios culturales territoriales. Sindicatos de trabajadores (ocupados o desocupados).

    A continuacin profundizamos en algunas experiencias recientesen nuestro pas que permiten ilustrar algunas de las prcticas y for-mas de sociabilidad que supone la propuesta. Hacemos hincapi en

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    rescatar esos aspectos de las experiencias, de manera que no detalla-mos las dificultades, conflictos y enfrentamientos que se han verifica-do a lo largo de su historia. El lector interesado en conocer estos detallespuede recurrir a la bibliografa recomendada al final de este artculo.

    Las empresas recuperadas y autogestionadas por los trabajadores6

    Segn Martnez y colaboradores (2002), se puede definir a las empre-sas recuperadas como aquellas empresas que abandonadas por laspatronales, o en proceso de vaciamiento, quiebra o cierre, han sidoocupadas por los trabajadores y puestas a producir por los mismos.

    Si bien el fenmeno de recuperacin de empresas no es nuevo enel caso argentino existen antecedentes de formacin de cooperativas apartir de fbricas en estado terminal que se remontan a cuatro dca-das atrs (Sancha, 2002), ste adquiere una importancia creciente apartir de 1995 y se refuerza a partir de 2001. Tal es as que el 65% delas empresas recuperadas registradas lo fueron entre 2001 y 2003.

    La cantidad de empresas recuperadas del pas estara entre 127 y180, segn distintas fuentes. Tampoco hay datos ciertos de la canti-dad de trabajadores empleados en ellas, pero se estiman entre 10 mily 12 mil.

    La mayora de las empresas recuperadas son manufactureras, perotambin las hay comerciales, de transporte y de servicios.

    En 2001 se crea el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas(MNER), que es una organizacin que se declara transversal, represen-tativa y democrtica, y que rene a ms del 60% de las empresas recu-peradas.

    Previa solicitud de los trabajadores, el MNER intenta apoyar los es-fuerzos de poner en actividad fbricas y empresas que entran en cri-sis, para lo que han conformado un equipo tcnico. Ese movimientoacta como correa de transmisin para el apoyo en la organizacin,gestin, capacitacin y puesta en actividad de entidades ocupadas,para lo cual tambin suscribe convenios y acuerdos con centros de

    6 Este apartado se basa en el trabajo de Alberto Federico-Sabat, El surgimiento deformas asociativas en el derrumbe, es posible otra economa?, GADIS, en prensa.

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    investigacin de la universidad, organizaciones profesionales, la Fe-deracin de Trabajadores de la Industria y Afines (FETIA-CTA), la Asam-blea de Pequeas y Medianas Empresas (APyME), el Instituto Nacionalde Asociativismo y Economa Social, entre otros.

    Sin embargo, esta asociacin no es la nica en su tipo. En 2003 apa-reci otra agrupacin denominada Movimiento Nacional de FbricasRecuperadas por los Trabajadores (MNFRT), con un menor nmero deorganizaciones y representatividad. Las diferencias entre ambos mo-vimientos tienen que ver con divergencias entre sus dirigentes.

    El MNER y el MNFRT impulsan desde su arranque la organizacin deformas asociativas basadas en cooperativas de trabajo, en tanto quediscuten con los que postulan la estatizacin bajo control obrerocomo nueva figura.

    La cooperativa como figura estimula directamente la aparicin dela solidaridad e igualdad en las relaciones interpersonales, al mismotiempo que posibilita la participacin en la gestin y fomenta la crea-tividad y el desarrollo personal de los trabajadores.

    La experiencia de las empresas recuperadas genera un espacio enel que se ampla el acceso al capital, poniendo en el centro al trabajo ya los trabajadores.

    Es claro que se trata de una salida defensiva por parte de los traba-jadores, dado que no estn apropindose ofensivamente de grandesfbricas o firmas en un estado normal de produccin y crecimiento;sin embargo, como detecta Federico-Sabat, dar respuesta al proble-ma social de la desocupacin por esta va involucra una redefinicinde las relaciones entre capital y trabajo y pone en discusin la vigen-cia irrestricta del derecho de propiedad, por lo que va ms all de lasdimensiones culturales, afectando el sistema institucionalizado de vn-culos socioeconmicos.

    Al respecto, Fajn y colaboradores (2003) apuntan que

    ...el debate generado a partir de los conflictos destrabados porlos trabajadores, plantea un enfrentamiento entre los concep-tos de legalidad y legitimidad. La ocupacin de las empresasplantea un desafo al derecho de propiedad, pero a su vez, re-clama en el marco de la legitimidad del acceso al trabajo.

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    Entonces, desde el punto de vista de la emancipacin, la existenciay consolidacin de estas empresas no slo permite mejoras inmedia-tas (aunque con crecimiento gradual) en las condiciones de vida delos trabajadores, sino tambin incide sobre el sistema institucionalizadode relaciones laborales y proporciona a los trabajadores una nuevaherramienta de presin y negociacin.

    Por otra parte, el involucramiento de ambos movimientos en redespolticas y culturales ms amplias nos habla tambin de su potencialemancipador, en el sentido de la ampliacin de los campos sociales enque se acta de acuerdo a estas prcticas y valores, as como por laposibilidad de penetrar en el campo de la lucha poltica.

    La construccin de mercados y monedas socialesen la experiencia del trueque7

    La experiencia denominada trueque consiste en la creacin de mercadossociales que funcionan con una moneda social. El resurgimiento de for-mas de intercambio que no utilicen dinero de curso legal para realizarlas transacciones resulta absolutamente razonable cuando amplios sec-tores de la poblacin quedan excluidos del consumo en los mercadosconvencionales por no tener ingresos monetarios, aunque s tienen re-cursos productivos (capacidad de trabajo o medios de produccin) paraproducir bienes o servicios capaces de satisfacer necesidades aunquestos no sean competitivos en los mercados. Tambin puede ocurrirque el trueque no slo consista en operaciones individuales y ocasiona-les de intercambio, sino que se extienda a redes de personas o comuni-dades que se organizan para, sistemticamente, intercambiar bienes yservicios que atiendan sus necesidades recprocas.

    Se denomina prosumidores8 a quienes participan en el trueque ytienen la doble funcin de: a) producir y ofrecer ciertos bienes y servi-

    7 Este apartado se basa en A. L. Abramovich y G. Vzquez, La experiencia deltrueque en Argentina: otro mercado es posible, ponencia presentada en el Semi-nario de Economa Social organizado por el Instituto de Estudios y Formacin dela CTA, 4 de julio de 2003.8 Por qu se llama prosumidores a los socios de la red? Porque todos son produc-tores y consumidores. No se puede slo producir y no consumir, porque se acu-

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    cios, y b) demandar otros bienes y servicios dentro de la misma comu-nidad de intercambio. Con este trmino se pretende unificar a las per-sonas en su funcin de consumidores y productores, en vez dedisociarlos, como ocurre en los mercados convencionales.

    Un elemento fundamental del dinamismo del trueque reside enesta vinculacin entre produccin y consumo, al potenciar las moti-vaciones de las personas en relacin a la produccin (reactivar capaci-dades personales no reconocidas socialmente) y al consumo (satisfacernecesidades materiales relegadas por la falta de ingreso).

    La moneda social es creada, distribuida y administrada por sususuarios, que la usan para intercambios dentro de un determinadocrculo, en un lugar y horario acordados. Como convencin social, lamoneda cumple su funcin en tanto los miembros de la red la aceptencomo representante de valor de cambio y base de los contratos.

    En una primera etapa, los clubes de trueque surgieron con una dobleintencin: por un lado, reconocer capacidades de trabajo e intercam-bio de productos por parte de sectores medios excluidos del mercadolaboral, y por otro, construir un movimiento alternativo a partir deprcticas apoyadas en la adhesin a ciertos valores. Para la mayorade los primeros participantes, la intencin explcita de basar las accio-nes en la solidaridad, en el mutuo reconocimiento interpersonal y enla autogestin responsable y participativa era la parte fundamentalde la nueva experiencia.9 Entre los fundadores se encontraban acti-vistas sociales vinculados al ecologismo que consideraban el truequeun espacio apto para difundir otras reivindicaciones y formas de in-tercambio, ms all del objetivo de satisfacer necesidades.

    mularan papeles que no valen nada en otros espacios de intercambio. Tampocose puede slo consumir y no producir porque la persona no tendra cmo obteneresos productos o servicios que slo se trocan con moneda social y no pueden serobtenidos con dinero (H. Primavera y C. del Valle, 2001, Cmo comenzar unared de trueque solidario, RedLASES).9 Al respecto, Coraggio (1998) seala que un mercado es una red de intercambiomaterial. Sin embargo, es tambin una red de intercambios simblicos [...] En elcaso de las redes de trueque, se pretende que la motivacin por el contenido sim-blico sea mucho ms fuerte que por el material [...] Estas comunidades se formancon miembros de las clases medias que se ven amenazados por la exclusin ytienen ideologas y un alto capital cultural que pueden poner al servicio de unproyecto de esta naturaleza.

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    Con la expansin del sistema, comenz a participar una enormecantidad de personas de sectores populares con necesidades urgentessin atender, que encontraron en el trueque una manera eficaz de re-solver parcialmente algunas de ellas. El objetivo excluyente de estagran masa de participantes (muchos de ellos luego promotores y coor-dinadores de nuevos nodos) fue la satisfaccin de necesidadesacuciantes largamente relegadas por la insuficiencia de ingresos.10

    En la prctica, el trueque result, para millones de argentinos ex-cluidos, sin trabajo y con necesidades elementales sin atender, una

    10 En este sentido, Coraggio advierte una distincin importante: Dado elpragmatismo predominante es probable que el sentido econmico individual departicipar en la red de trueque no sea constituir o reproducir una comunidad, sinoresolver las propias necesidades mediante el intercambio de trabajos particulares.Por supuesto que otros significados o relaciones morales pueden ser sobreimpuestoscomo condicin para participar, y en algunos casos ser lo que motiva la participa-cin, pero conviene distinguir ambos aspectos.

    Cuadro 1.Sntesis de la evolucin de la magnitud del truequea

    Ao Cantidad de nodos Nmero de personas Nmero de sociosinvolucradas promedio por nodo

    1995 1 20 (mayo) Entre 10 y 201996 17 400 Entre 10 y 301997 40 2 500 Entre 10 y 1001998 83 5 500 Entre 20 y 3001999 200 20 000 Entre 40 y 4002000 400 85 000 Entre 50 y 1 5002001 1 800 800 000 Entre 150 y 4 0002002 5 000 2 500 000 Entre 150 y 20 000

    a Si bien esta informacin cuantitativa muestra discordancias con otros datos exis-tentes, es la nica informacin sistematizada y calculada de la mismaforma para el total del pas. Algunas fuentes llegaron a hablar de hasta 5o 6 millones de personas relacionadas con el trueque en el ao 2002. Estoincluye no slo a las personas que participaron de los intercambios, sinotambin a sus familias, que estaran relacionadas mas indirectamentecon el trueque.

    Fuente: R. Gilardi, 2003, Redes de trueque, en Documentos de Apoyo del Semi-nario-Taller La economa social en Argentina. Nuevas experiencias yestrategias de institucionalizacin.

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    experiencia de integracin social, econmica y cultural que para mu-chos dur slo unos meses, pero para otros sigue vigente.

    Las distintas etapas del trueque pueden diferenciarse a partir dedos parmetros: a) la cantidad de nodos existentes y de personasintercambiando en ellos, y b) los modelos de organizacin de los in-tercambios vigentes en cada momento.

    Tomando en cuenta el primer parmetro, el desarrollo del truequepuede dividirse en tres etapas:

    1. Entre 1995 y 2000 tuvo un crecimiento sostenido incorporn-dose crecientemente nodos y personas a las redes.

    2. A partir del ao 2001, y sobre todo al final de ese ao y princi-pios del 2002, se da una explosin tanto de la cantidad de nodoscomo de la cantidad de participantes. Esto se explica principal-mente por la falta de liquidez que se dio en la economa debidoa ciertas medidas adoptadas por el gobierno como el dficitcero 11 y an ms con el corralito.12

    3. Debido a ciertos problemas internos del trueque que generandesilusin y desconfianza por parte de la gente y, en menor me-dida, como efecto de la disponibilidad de dinero de curso le-gal que se verific a partir de la puesta en funcionamiento delPlan Jefes y Jefas13 , a partir de mediados de 2002 comienza a

    11 As se denomin a la poltica de reduccin del gasto pblico, implementada enjulio de 2001, que se propuso alcanzar un equilibrio fiscal a partir de una reduc-cin de 13% en los salarios de todos los empleados pblicos, las jubilaciones ypensiones y los pagos a proveedores del Estado.12 As fue popularmente denominada la restriccin de retiros en efectivo y la pro-hibicin de realizar transferencias al exterior, que fue aplicada el 1 de diciembrede 2001 como un intento de detener el pnico bancario ante la masiva fuga decapitales ocurrida en los meses anteriores y acelerada en la semana precedente. Engeneral, el corralito afect mayormente a los medianos y pequeos depositan-tes, ya que los grandes ahorristas retiraron el dinero advertidos por informacionesno oficiales.13 El Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados consiste en una asignacin familiarmensual de $150 (us$ 50) para aquellos hogares cuyo jefe se encuentra desemplea-do y en el que existen hijos menores a cargo. Originalmente se promova comouna poltica universal a la que podran entrar todos los hogares que se encontra-ran en esta situacin. En los comienzos de su implementacin, lleg a abarcar a 2.5

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    decrecer rpidamente la cantidad de gente que concurre a losmercados del trueque, generando el cierre de gran cantidadde nodos.

    Es en esta tercera etapa donde la experiencia masiva del truequequeda reducida a su mnima expresin, sobre todo en el Gran BuenosAires.

    Si miramos el desarrollo del trueque a partir de los modelos queguiaron su organizacin y forma de intercambio, tambin podemosdistinguir tres momentos:

    1. Un primer momento donde se realizaba el intercambio sin uti-lizar moneda. Las compras y ventas se anotaban en un cua-dernito o planilla. Un poco despus, la aparicin de emisin demoneda social (crditos) por nodo.

    2. El primer acuerdo respecto de la forma de regular y controlarla emisin y distribucin de crditos: el sistema solidario concontrol y participacin de todos los socios.

    3. La aparicin de otro sistema de emisin y distribucin, el defranquicia social, que convivira con el sistema solidario.

    Como ya se dijo, la participacin en el trueque permiti y permitean significativas mejoras en las condiciones de vida de las personasinvolucradas, en funcin de la promocin del desarrollo personal ycreativo y de la ampliacin de capacidad de satisfaccin de necesida-des. Tambin promueve la solidaridad y el asociativismo, as como lapermanente ampliacin de los campos sociales en que se desarrollanestas formas de sociabilidad.

    Creemos que lo verdaderamente innovador fue el redescubrimientode que la moneda y los mercados son construcciones sociales. Es de-cir, si en el sistema regular se deleg en el Estado la responsabilidad

    millones de beneficiarios. Luego se interrumpi la incorporacin de nuevos hoga-res, producindose nicamente bajas. En la actualidad, el nmero de beneficiariosronda los 1.5 millones, aunque hay que aclarar que ha habido transferencias haciaotros Planes.

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    de construir y preservar estas herramientas, en la medida en que unaparte importante de la poblacin no se encuentra incluida en ellas, esposible organizarse y construir nuevos mercados y monedas que slos incluyan.

    La experiencia del trueque muestra que es viable crear mercadosy monedas que permitan poner en funcionamiento las capacidadesde trabajo y generar nuevos lazos sociales, y que esta creacin pue-de ser impulsada y organizada por nosotros mismos como construc-cin social.

    La experiencia del Frente Nacional contra la Pobreza (Frenapo)y la propuesta del shock redistributivo

    En el ao 2001 tuvo lugar en Argentina una experiencia indita a laque consideramos dentro del marco de la ESyS porque integr organi-zacin popular, democracia participativa, reivindicacin de la igual-dad y una reorganizacin de la economa en funcin del derecho a lavida digna para todos. Esta experiencia se gest alrededor de la idea deresolver los problemas de la indigencia, la pobreza y la reactivacinde la economa de los sectores populares a partir de polticas estatales dereconocimiento universal de derechos bsicos y de redistribucin pro-gresiva de ingresos.

    Se trata de la conformacin del Frente Nacional contra la Pobreza(Frenapo), impulsado principalmente por la Central de los Trabaja-dores Argentinos (CTA)14 pero integrando a centenares de organizacio-nes sociales y polticas de todo el pas bajo el lema Ningn hogarpobre en la Argentina.

    14 En 1992, un grupo de sindicatos liderados por Cetera (docentes estatales) y ATE(Asociacin de Trabajadores del Estado), afectados por las reformas en curso ydisconformes con la reaccin de la central sindical, decidieron escindirse de la CGTy crear la CTA. Como seala Armelino (2004): La CTA se plante desde su origenla conformacin de una central sindical alternativa, en la que tuvieran espacio derepresentacin distintos sectores que, en la CGT (Confederacin General del Tra-bajo), no tenan lugar; el caso ms ilustrativo es el de los desocupados, quienesquedaron sin posibilidad alguna de representacin sindical y prcticamente sinningn tipo de proteccin legal. La meta principal de la CTA (Central de los Traba-jadores), al fin, ha sido la composicin de un nuevo movimiento para disputar elpoder poltico en la Argentina.

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    Este movimiento tuvo sus momentos ms significativos en la Mar-cha Federal del Frenapo que se realiz en septiembre de 2001 con elobjetivo de difundir y promover la participacin de la ciudadana enla Consulta Popular que se desarroll en todo el pas entre los das 14y 16 de diciembre de 2001, y en la que finalmente participaron con suvoto ms de tres millones de argentinos, avalando la propuesta delshock redistributivo.

    A decir de Armelino (2004):

    Esta estrategia, que hemos denominado la protesta-propues-ta, ha sido instituida por la CTA y es importante sealarlaporque se trata de acciones que, as como portan un reclamo,tambin proponen una va de resolucin sobre aquello mis-mo que se est pidiendo. La marcha y la consulta popularposterior, realizada a fines de 2001, establecieron un puntode inflexin en la construccin de la Central: en un marco decrisis econmica, social y poltica como la vivida ese ao, estaorganizacin convoc y coordin una accin colectiva cuyocontenido fue ms bien propio de una estrategia ofensiva quebusc instalar en la agenda pblica no slo un problema lapobreza en la Argentina sino sobre todo una solucin posi-ble de ser puesta en marcha.

    La propuesta impulsada por el Frenapo, votada en la consulta po-pular de diciembre de 2001, articulaba tres instrumentos: 15

    Un seguro de empleo y formacin para todo jefe de hogar desocupa-do, cuyo valor debera fijarse en relacin al nivel de ingresosque establece la lnea de pobreza para una familia tipo.

    Una asignacin universal para todos los menores de 18 aos, quereemplazara a la actual asignacin familiar que se otorga sloa los trabajadores registrados y que se hara efectiva a partir dela asistencia del menor al sistema sanitario en los primeros aosde vida y al sistema educativo a partir de la edad escolar.

    15 Para esta exposicin nos basamos en Claudio Lozano, Ana Rameri y TomsRaffo, La universalizacin de las asignaciones familiares y la actualizacin de lapropuesta del Frenapo: distintas opciones, marzo de 2005, IDEF/CTA.

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    La universalizacin del haber mnimo jubilatorio para los mayoresde 65 aos sin cobertura previsional.

    El accionar conjunto de estas tres medidas permitira a todos loshogares ubicarse en ingresos por encima de la lnea de la pobreza, altiempo que, al descomprimir la presin sobre el mercado laboral, afir-mara condiciones materiales ms favorables para el conjunto de lostrabajadores ocupados.

    La propuesta se enmarcaba en una estrategia de universalizacin dederechos (a la salud, a la educacin, al empleo y a la previsin) querestituyera a la poblacin su carcter de ciudadanos y a la par, poten-ciando el consumo popular como eje del mercado interno, se inscri-biera como un avance en la direccin de gestar otro patrn productivo.La implementacin de esta propuesta del Frenapo permitira contri-buir a resolver el problema del empleo, dar respuesta a necesidadeshoy no satisfechas, recomponer el tejido social y la organizacin comu-nitaria, incrementar los ingresos, el consumo y la actividad interna.

    En diciembre de 2001, los montos necesarios para que ningn ho-gar quedara por debajo de la lnea de pobreza (en ese entonces $490mensuales)16 eran de $380 para el seguro y de $60 de asignacin porcada hijo menor de 18 aos. Una actualizacin de la propuesta paraun valor de la canasta bsica de $760 implicara un monto del segurode $640, asignacin por hijo de $60 ms ayuda escolar universal de$130 y jubilacin mnima universal de $308.

    Al analizarse la factibilidad de esta propuesta, se concluye que esviable en trminos econmico-financieros, por lo que se busca impul-sar la voluntad poltica de implementarla a partir de la participaciny presin popular. Como en su momento sealaron Lozano, Ramen yRaffo (2005):

    La viabilidad objetiva de resolver los problemas de pobreza eindigencia de la Argentina surgen al observar que el valor

    16 En la actualidad, el valor de un dlar en la Argentina es de aproximadamentetres pesos (U$$ 1 = $ 3). Durante la convertibilidad (1991-2001) se fij el tipo decambio 1 dlar = 1 peso. Por mltiples razones sociales y econmicas, este esque-ma explot en la crisis de diciembre de 2001.

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    actual [en abril de 2005] del consumo de los hogares alcanza-ra para que 123 millones de personas no sean pobres y paraque 272 millones de personas no sean indigentes. Totales quesurgen de dividir el consumo anual de los hogares por el va-lor actual de las canastas respectivas de pobreza e indigencia.Por ende, con slo redistribuir el 12.7% del consumo actualno habra pobres y con slo repartir el 2.1% borraramos delsuelo argentino el crimen de la indigencia.

    Como se puede observar, a pesar de los aos transcurridos desdela formulacin inicial de la propuesta, sta no pierde vigencia aun enuna nueva situacin en cuanto a la recuperacin del crecimiento delproducto bruto.17 Al respecto, Lozano (2005) argumenta:

    Cuadro 2.Costo neto anual de las polticas propuestas

    y flujo de fondo disponible

    Variable En millones de $

    Universalizacin de la Asignacin Familiarde $60 y de la Ayuda Escolar Anual de $130 8.718,8

    Seguro de Empleo y Formacin de $640 3.585,2Universalizacin del haber jubilatorio mnimo $308 5.022,9Costo neto del total de las propuestas 17.327,0Total de flujo de fondos disponiblea 17.326,4

    Fuente: Lozano, Rameri y Raffo (2005), con base en datos oficiales del INDEC, Censo2001 y Presupuesto 2005.

    a Corresponde a un estimado para el 2005, en el que se computan la subdeclaracinde ingresos de la Administracin Nacional, el incremento promedio derecaudacin por restitucin de contribucin patronal a niveles de 1993 yel supervit financiero del presupuesto para ese ao.

    17 De acuerdo con Lozano (2005), luego de dos aos de tasas de crecimiento sig-nificativas (superiores al 8% anual) [] la Argentina recupera los niveles de acti-vidad de 1998 [] pero con un cuadro social agravado. El desempleo es un 30%ms alto, el ingreso promedio es un 30% inferior y hay 5 millones de pobres msque en aquel momento. Si la brecha entre el 10% ms rico y el 10% ms pobre de lapoblacin era de 20 veces durante los noventa, hoy es un 35% ms amplia (superalas 27 veces).

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    La dinmica del mercado laboral argentino, si bien logra crearempleo, no resuelve ni la pobreza ni la desigualdad en la dis-tribucin de los ingresos. La mayor actividad econmica tie-ne un bajo efecto sobre los ingresos de la poblacin mspostergada. Bajo las condiciones actuales y pese a la baja enel desempleo, tiende a arribarse a una nueva meseta en mate-ria de pobreza e indigencia sustancialmente ms alta que lavigente durante los noventa [] [Resolver estos problemas]implica un replanteo de la condiciones de intervencin y re-gulacin pblica sobre el funcionamiento de la economa.

    En el momento de hacer una evaluacin de la experiencia en trmi-nos de construccin de poder popular, el secretario general de la CTA,Vctor de Gennaro, expresaba:

    El Frenapo, para m fue una experiencia de transicin. Tran-sicin entre ese tiempo de resistencia, de juntarnos para decirlo que no queremos y de construir la organizacin poltico-social para definir lo que queremos. Lo cierto es que fue laprimera experiencia de los ltimos tiempos en la que logra-mos juntar organizaciones sociales, religiosas, sindicales,empresariales, culturales y partidos polticos. El Frenapo rom-pi, por primera vez en muchos aos, con [la dificultad delograr] una experiencia organizativa conjunta. Y pas por-que pusimos un para qu. Un para qu que era terminarcon la pobreza en los hogares argentinos. Pusimos un instru-mento que era el Seguro de Empleo y Formacin y una meto-dologa que era la consulta popular. El Frenapo hizo que nosreuniramos todas las semanas y empezramos a integrar-nos. Para m el Frenapo fue una experiencia de trnsito entrelo viejo y lo nuevo y es la experiencia ms importante de laque participamos como CTA.

    Complementando esta mirada desde las polticas de promocin deuna economa social y solidaria, es necesario destacar que la movili-zacin del Frenapo gener como consecuencia ms o menos directa elretorno a las polticas sociales universales de subsidio ante la situa-cin de pobreza. Entre ellas cabe mencionar el diseo y la

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    implementacin del Plan Jefas y Jefes de Hogar Desocupados lanzadoa mediados de 2002 por el gobierno interino de Duhalde y el PlanNacional de Desarrollo Local y Economa Social Manos a la Obradel gobierno de Kirchner. Estas polticas se diferencian notablementede la propuesta del Frenapo (y en algn sentido resultan una parodiade la misma), pero parece razonable adjudicar a la presin populargenerada en esta experiencia los avances logrados en relacin a laspolticas existentes al 2001.

    Por otro lado, no creemos que la redistribucin de ingresos sea unapoltica alternativa a la promocin de emprendimientos autogestivos;por el contrario, lo vemos como una condicin necesaria para su efica-cia. Como ya hemos sealado en otros espacios (Abramovich yVzquez, 2005), polticas que promuevan el aumento del poder ad-quisitivo de sectores socioeconmicos bajos y medios seran el com-plemento necesario al apoyo de los emprendimientos productivos dela economa popular. No habr mejor poltica de apoyo a la comercializacinque una decidida y eficaz redistribucin progresiva del ingreso. Por ltimo,si bien la propuesta del Frenapo hace hincapi en la redistribucinsecundaria del ingreso, coincidimos con Lozano (2004) en el sentidode que lo hace dentro de una propuesta ms amplia de cambio de lamatriz de organizacin de la economa [] otra forma de producir ydistribuir el excedente.

    Comentarios finales

    Desde nuestra comprensin de la propuesta de la ESyS expresada en laprimera parte de este trabajo, tanto esta ltima experiencia de orga-nizacin y participacin popular en busca de una reorganizacin msigualitaria de la economa y de garantizar la reproduccin de la vidade todos, como las de las empresas recuperadas por sus trabajadoresy los mercados y monedas comunitarias del trueque, son parte de esanecesaria experimentacin reflexiva que implica la construccin deuna economa alternativa. A esto cabe sumar que la experiencia delFrenapo resulta complementaria de las anteriores, en la medida enque una redistribucin del ingreso en nuestro pas no slo es inmedia-tamente necesaria para atender necesidades urgentes de la poblacin,

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    sino tambin para posibilitar la ampliacin de estos espacios de expe-rimentacin hacindolos ms viables.

    Como ya han sealado Santos y Rodrguez (2002), en el marco dela propuesta de la ESyS pierde relevancia la disyuntiva reforma o re-volucin, dado que se busca impulsar reformas revolucionarias,es decir, iniciativas dentro del sistema que faciliten y den credibilidada formas de organizacin econmica y de sociabilidad no capitalista.

    Se formula una propuesta alternativa, pero como se plantea desdedentro del sistema es inevitable que muchas sus las prcticas encar-nen contradicciones propias del capitalismo. El impulso de activida-des productivas que permitan la sobrevivencia de los trabajadoresexcluidos del mercado de trabajo asalariado puede verse como fun-cional al proceso de acumulacin de capital al garantizar la disponi-bilidad de fuerza de trabajo sin asumir los costos de su reproduccin.Sin embargo, lo que se busca es que la experimentacin de otras for-mas de organizacin de la produccin, distribucin y consumo pue-dan dar lugar a cambios graduales en las relaciones sociales deproduccin imperantes.

    Al constituir espacios no capitalistas dentro del sistema capitalistase da tanto articulacin como competencia con el sector de empresascapitalistas.18 La relacin de estos espacios con el Estado pone en jue-go tambin la necesidad de intervencin y regulacin por parte delmismo. Compartimos con Lozano (204) la idea de que no hay ningu-na posibilidad concreta de favorecer la conformacin de un sector deeconoma social si no es sobre la base de una activa intervencin esta-

    18 Cabe aqu la aclaracin de Coraggio (1948): Dentro de los emprendimientos serequiere apuntalar la competitividad de la produccin, para lo cual resulta nece-sario establecer mecanismos de control de la calidad de esa produccin, as comoel orgullo por el producto del trabajo propio, la valoracin de la creatividad, lavinculacin honesta con el usuario, la bsqueda de los trminos justos del inter-cambio y la valoracin de la cooperacin. Se necesita desarrollar sistemas de in-formacin que permitan tomar correctamente las decisiones respecto de la actividadeconmica, as como de la insercin del emprendimiento en la comunidad y suarticulacin en diversas redes. En este sentido, tambin es pertinente la aporta-cin de Melo Lisboa (2044): ... dado que no rechaza totalmente el mundo moder-no, sino que busca ser una alternativa de vida al interior del mismo, la economasolidaria no teje redes cerradas, pues quiere superar la sociedad de mercado atravs del propio mercado.

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    tal, alterando la matriz de organizacin que la economa tiene hasta elmomento. Esto implica, como seala Hinkelammer (2004), recuperarel derecho poltico de la intervencin en los mercados enfrentando elpoder de los grandes monopolios.

    Creemos que las tres experiencias analizadas fortalecen algunas ten-dencias que se observan incipientes en la realidad sociopoltica ac-tual de Latinoamrica hacia una mayor intervencin y regulacin socialde los mercados, la valoracin de iniciativas asociativas y autogestio-nadas en la bsqueda activa de nuevos escenarios, y el reconocimien-to social y estatal de un cambio necesario en la jerarqua de derechosen favor de la vida y el trabajo y en contra de la libertad sin restriccio-nes del capital y la propiedad privada. Tendencias todas ellas no sufi-cientes, pero necesarias para la concrecin de un proyecto de otraeconoma.

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