1 Exhortación Amoris Laetitia: Una contribución a la pastoral de las parejas casadas en la parroquia beato Juan Bautista Scalabrini que tienen dificultad de comunicación en su relación matrimonial Fulgensius Emanuel Meo, Cs Trabajo presentado como requisito para optar por el título de Bachiller Eclesiástico en Teología Tutora Mg. Ángela María Sierra González Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Teología Bachillerato Eclesiástico en Teología Bogotá, D.C 2020
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Exhortación Amoris Laetitia: Una contribución a la pastoral de las parejas casadas en
la parroquia beato Juan Bautista Scalabrini que tienen dificultad de comunicación en
su relación matrimonial
Fulgensius Emanuel Meo, Cs
Trabajo presentado como requisito para optar por el título de Bachiller Eclesiástico
en Teología
Tutora
Mg. Ángela María Sierra González
Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de Teología
Bachillerato Eclesiástico en Teología
Bogotá, D.C
2020
2
Agradecimientos
Este trabajo se pudo finalizar, gracias a las personas que me han apoyado a lo largo de este
proceso. Quiero darles mis agradecimientos a todos, por su valiosa ayuda y el
acompañamiento que me han brindado.
En primer lugar, deseo agradecer a Dios por la vida, la bendición e inspiración que he
recibido, durante la elaboración de esta tesis de grado. De igual modo, expreso mi gratitud
a la comunidad Teológica Scalabriniana en Bogotá, quien siempre me ha acompañado
durante la etapa teológica, de manera especial a los formadores: p. Edison Osorio, cs; p.
Mauricio Maifredi, cs; p. Nguyen Van Hoang, cs; y a mis hermanos religiosos en la etapa
formativa.
Gracias al p. Armando Gómez, cs, quien era administrador de la parroquia Beato Juan
Bautista Scalabrini, y quien me permitió realizar la investigación en su área administrativa.
También, agradezco a las cinco parejas casadas de esta parroquia que han colaborado
conmigo en la investigación (Mercedes y Nelson, Flor María y José, María Eugenia y
Adolfo, Ada Lilia y Jesús, Dora y Salvador).
Un reconocimiento a la Pontificia Universidad Javeriana, especialmente a la facultad de
Teología, quien me aportó los conocimientos sobre la teología en los distintos ámbitos; en
especial a todos mis profesores y compañeros, quienes me han compartido sus saberes.
Gracias por las enseñanzas y el testimonio de vida, los cuales me han permitido apreciar
más mi existencia y mi vocación para servir a los migrantes.
Quiero expresar una gratitud muy especial a mi tutora, profesora Angela María Sierra, por
su acompañamiento, apoyo, orientaciones, consejos y suma paciencia en el avance y
evolución para mejorar cada día. De todo corazón, quiero darle infinitas gracias por todos
sus aportes, que Dios la acompañe y la bendiga siempre en todo su servicio, como docente
de la facultad de Teología.
Gratitud fraterna a mis familiares, quienes permanentemente me han acompañado con sus
oraciones, desde el inicio de mi formación. Por último, agradezco a Inés Casas de Ortiz
quien me colaboró en la revisión del escrito, que Dios la bendiga eternamente.
familiar, economía doméstica, etc.)7, sin embargo, las pautas que han recibido en la
formación prematrimonial no siempre garantizan que ellos puedan superar los problemas
familiares después de casarse.
El desafío de la Iglesia de hoy es hacer posible la actuación del potencial ministerial de la
familia. Se necesitan nuevos enfoques pastorales, que capaciten a las parejas en problemas,
para tener el acompañamiento continuo.8 Es necesario recuperar el amor mutuo en la vida
matrimonial de estos esposos y trabajar mucho, respecto a la problemática de falta de
comunicación, que experimentan en su relación. Por tal motivo, la Iglesia, debe acercarse a
la realidad de las parejas que están en dificultad y responder a través de las acciones
pastorales enfocadas en el rescate, la reparación y el fortalecimiento de estas familias.9
De hecho, frente a la ruptura entre esposos por la falta de comunicación en su relación, se
necesita una pastoral matrimonial “que abre la puerta a la necesidad de un replanteamiento
de la pastoral para que genere una evangelización realmente nueva, capaz de acompañar a
las personas en su vocación fundamental.”10 Es esencial tener en cuenta, que la familia es
signo privilegiado del misterio de la Iglesia, y únicamente tiene una comunión de vida
como la familiar, fiel y para toda la vida, signo adecuado del misterio de comunión
caritativa que es la Iglesia.11 La pastoral matrimonial ayuda para que las personas aprendan
a construir una comunión y las familias respondan al plan de Dios.
Amoris Laetitia es un aporte importante a la pastoral matrimonial, para ampliar el
horizonte y favorecer una reflexión, la cual debe estar orientada hacia la construcción de
caminos y espacios en la vida matrimonial. El amor en la pareja, no se limita a una teoría,
7 Juan Pablo II, Exhortación Familiaris Consortio, § 66 8 Vidal, “Teología de la Familia”, 50. 9 Álvarez, “MISERICORDIA Y JUSTICIA: Hacia una renovación pastoral de las comunidades parroquiales
en el acompañamiento, el discernimiento y la integración de las familias con “situaciones particulares”, a la
luz de la exhortación apostólica Amoris Laetitia”, 5. 10 Rueda, “La Pastoral del Matrimonio y de la Familia hoy”, 86. 11 Simón, La familia cristiana en la familia de la Iglesia”, 142.
9
sino que va más allá, es la actitud concreta que empieza con una excelente comunicación,
para que se pueda construir una buena relación entre ellos y con la familia.
3. Hipótesis del trabajo
Las dificultades en la vida matrimonial, que suceden en muchas parejas casadas por la
Iglesia, hoy en día, muestran la necesidad de hacer un nuevo planteamiento respecto a
algunas cuestiones doctrinales, morales, espirituales y pastorales. La exhortación
apostólica Amoris Laetitia en el capítulo cuarto, presenta las características del amor
verdadero que son los grandes aportes a la pastoral matrimonial y familiar, los cuales
pueden orientar la reflexión y el diálogo y, a la vez, ofrecer aliento, estímulo y ayuda a las
familias en su entrega y en sus dificultades.12
En Amoris Laetitia también se resalta la perspectiva pastoral, con una atención especial o
preferencial a los cónyuges que tienen problemas serios, como la falta de comunicación,
mediante los procesos de acompañamiento continuo, teniendo en cuenta que la acción
evangelizadora de la Iglesia no se limita a las situaciones de emergencia, sino a la
construcción de las personas y de las comunidades, con todas las ayudas que el Señor nos
ha dejado para que cada uno tenga vida abundante.13
En la actualidad, la pastoral matrimonial y familiar, debería estar en condiciones de
orientar a los matrimonios y a las familias que enfrentan las dificultades en su relación,
proponer y ensayar nuevas estrategias para vivir el amor recíproco en su relación.14 Es
indispensable una pastoral matrimonial que responda a los inconvenientes actuales de las
parejas, especialmente el problema de comunicación, tan frecuente y dañino hoy en día. Y
que este servicio genere una conciencia verdaderamente cristiana, humana y
misericordiosa, que acoja y acompañe sinceramente estas duras realidades. Esta renovación
implicará necesariamente un diálogo interdisciplinar con otras ciencias, así como el trabajo
conjunto de laicos y laicas, religiosos y religiosas y el clero.15
“La familia es el santuario de la vida. Es el lugar donde se vive el principio fundamental de
recibir el amor para aprender a amar, permitiendo la maduración en el proceso que marca
12 Francisco, 73. 13 Miguel, “Amores heridos: misericordia y fidelidad. Las indicaciones pastorales del capítulo VIII de la
Exhortación apostólica Amoris Laetitia”, Scripta Thelogica, 100. 14 Sánchez y Sierra, “El Matrimonio. Ámbito salvífico para la pareja y la familia”, 366-367. 15 Ibid.
10
los tiempos”.16 Por lo tanto, la vida de la familia, en este caso, de las parejas casadas, debe
crecer en la medida en que el amor de caridad impregna la relación entre la pareja que
participa de la fidelidad propia de la misericordia de Cristo. Las relaciones que permiten
crecer como persona y como pareja, deben ser construidas y alimentadas
permanentemente. No hay fórmulas mágicas. Por consiguiente, es muy importante que
cada uno tenga un amplio conocimiento de sus fortalezas y debilidades para que así mismo
estén abiertos a conocer, entender y comprender al otro. Este mutuo conocimiento les
ayudará a tener la capacidad de respetar, aceptar y dar lo mejor de sí. En una relación
constructiva, deben dar los dos, pero también deben aprender a recibir para fortalecer su
unión.17
4. Método de investigación
Para que la investigación pueda alcanzar el objetivo, entonces se necesita el método
concreto que apoya el estudio. Por tanto, la estrategia de trabajo tiene como fundamento la
metodología pastoral latinoamericana, esto es: Ver, Juzgar y Actuar18. En el ámbito de la
Iglesia, esta técnica implica ver la realidad a la luz de la providencia de Dios, juzgar según
el camino de Jesucristo, y actuar desde la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo.19 Es una
metodología para la acción transformadora de los cristianos en sus ambientes,
precisamente para responder a las dificultades que enfrentan en la vida familiar, es una
propuesta de espiritualidad, como corazón de pastoral.20
Este procedimiento, es un camino de espiritualidad en orden a hacer coherente y adulta la
vida cristiana, vivida en comunidad y a construir una comunidad eclesial presente en el
mundo, al servicio del Reino ofrecido como destino y salvación para toda la humanidad. El
documento de Puebla considera el método pastoral latinoamericano (ver, juzgar y actuar)
16 Rueda, 92. 17 Lilia, Mínimos para vivir en pareja, 11-112. 18 El método ver-juzgar-actuar se remonta al método de revisión de vida, surgido en el seno de las propuestas
pastorales de la Juventud Obrera Católica (JOC) que fue animado por P. Joseph Cardijn en la década de los
treinta del siglo XX. Se trataba de una metodología para la acción transformadora de los cristianos en sus
ambientes y para superar el divorcio fe-vida. Una propuesta de la espiritualidad como corazón de la pastoral.
El papa Juan XXIII adoptó este método para el desarrollo de la cuestión social en la encíclica Mater et
Magistra. Castillo, Ponderación teológica del método ver-juzgar-actuar, 1. 19 Ursúa, El método de la teología práctica y su incidencia en América Latina, Medellín 147 / Julio -
Septiembre (2011), 391. 20 Henao, El método Ver, Juzgar y Actuar, spac.org.co/wp-content/uploads/2015/07/EL-METODO-VER-
JUZGAR-ACTUAR.pdf, (consultado el día 2 de marzo 2020).
11
como acción: “Esta realidad exige, pues, conversión personal y cambios profundos de las
estructuras que respondan a legítimas aspiraciones del pueblo hacia una verdadera justicia
social”.21
El método pastoral latinoamericano, es adecuado para la investigación de campo, en la
pastoral matrimonial de estas parejas en conflicto. “Ver”, para este trabajo, será la guía que
permitirá conocer la realidad, o sea tomar conciencia de las situaciones que viven los
esposos que tienen dificultad de comunicación. Se propone analizar los hechos de vida, en
este caso de las cinco parejas, con el fin de descubrir actitudes de pensamiento,
valoraciones y comportamientos. Se buscan las causas y se analizan las consecuencias que
inciden directamente en las parejas.22
“Juzgar”, en esta investigación, permitirá analizar los hechos de la realidad23 de los
cónyuges que tienen dificultad en la comunicación, para descubrir lo que les está
impidiendo tener una buena relación. Este es el momento central de la revisión de vida de
las cinco parejas en su quehacer cotidiano. “En esta etapa se propone tomar posición frente
al hecho analizado, explicitar el sentido que descubre la fe, la experiencia de Dios que
conlleva y las llamadas de conversión que surgen de él”.24 En esta fase se hace una
conexión entre la experiencia de vida de las parejas, con la palabra de Dios, es decir, la
enseñanza de Jesús en el Evangelio, y lo que presenta la exhortación Amoris Laetitia.
Y, por último, siguiendo la metodología latinoamericana, se tendrá en cuenta el “Actuar”,
como aspecto esencial que ayudará a proponer o determinar aquellas actitudes,25 que los
esposos pueden y deben cambiar o transformar en su relación y las acciones que se van a
desarrollar a través del acompañamiento pastoral. En esta etapa, las parejas están invitadas
a realizar el compromiso que los llevará a un cambio positivo, para mejorar la
comunicación y les permitirá crecer y fortalecerse como pareja y como pilares de una
familia. Por tanto, se necesita la acción inmediata por parte de la Iglesia, a través de los
agentes pastorales, para acompañar a los cónyuges que tienen dificultad en la
comunicación.
21 Documento final de la Conferencia General del CELAM (celebrada en Puebla), La evangelización en el
presente y en el futuro de América Latina, Núm. 30. 22 Castillo, 2. 23 Enao, Ibid. 24 Castillo, Ibid. 25 Ibid.
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Capítulo I: Identificar las situaciones y las causas fundamentales que generan la
dificultad de comunicación, en la vida de las parejas casadas, en la parroquia Beato
Juan Bautista Scalabrini.
1. Descripción general sobre el contexto del campo de investigación
Es muy importante presentar el campo específico donde se realiza la investigación. Por
ende, este primer capítulo expresa el panorama sobre el lugar, las personas (en este caso las
parejas que se involucran en la investigación) y la realidad concreta que sucede tanto en el
lugar, como en la vida de las parejas.
1.1. Descripción general sobre la parroquia Beato Juan Bautista Scalabrini
La parroquia Beato Juan Bautista Scalabrini es una parroquia periférica, que pertenece a la
diócesis de Engativá, Bogotá. La parroquia está ubicada en el barrio Lisboa, localidad de
Suba, fundada por los misioneros Scalabrinianos en el año 1992, bajo la autorización del
cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo de la Arquidiócesis de Bogotá; en aquel tiempo,
esta localidad eclesiástica de Suba hacía parte de la Arquidiócesis.26 En los años ochenta
muchas familias desplazadas de varios lugares de Colombia, llegaron a Bogotá por distintas
razones: por la violencia, por la guerra interna o por catástrofes naturales; ellos empezaron
a instalarse en algunas partes de la ciudad y una de ellas fue el barrio Lisboa, Suba.
La llegada de las familias desplazadas a este sector motivó a la arquidiócesis para dar una
atención pastoral. De hecho, frente a esta necesidad, la arquidiócesis pidió a la
Congregación Scalabriniana, cuya misión es el servicio pastoral de los migrantes,
refugiados y desplazados, para trabajar acá. Los sacerdotes pioneros, empezaron a visitar
algunas familias que vivían en casitas chiquitas, para acompañarlas tanto en la parte
espiritual y, dentro de las posibilidades, a nivel económico. En el año 1994 empezaron a
construir el templo para poder ejercer el servicio espiritual, dicha construcción se terminó
en el 2006.27 Ahora la parroquia cuenta con unos 50.000 fieles y, a su alrededor, ya se han
construido tres capillas en tres barrios.
En la actualidad el barrio Lisboa, sigue siendo un lugar receptor para nuevas personas que
llegan; ahora, no sólo colombianas, sino también venezolanas, quienes buscan una
26 Pontín, 100 Aniversario de la Parroquia del Beato Juan Bautista Scalabrini, 10. 27 Ibid.
13
oportunidad de trabajo para poder vivir y seguir adelante. Frente a esta nueva realidad, los
sacerdotes Scalabrinianos que trabajan en esta parroquia, abrieron la puerta para los
migrantes venezolanos, no solamente para desempeñar la parte espiritual, también el apoyo
material. Los sacerdotes hacen una visita a las familias migrantes recién llegadas, para
poder ver la situación y escuchar las necesidades, con el fin de poder realizar el apoyo
material una vez al mes, durante seis meses.28
1.2. Descripción del contexto actual de las cinco parejas casadas que son protagonistas
de la investigación.
Para acercarse a la realidad de vida de las parejas, se necesita conocer primero el contexto
actual de ellas, o sea, la realidad concreta, desde que viven juntos como esposos hasta hoy.
Esta es una puerta de entrada, para entender y aceptar lo que ellos viven en su relación, por
cuanto el contexto afecta de manera sistemática las dinámicas internas de la pareja y la
familia.
1.2.1. Biografía general de las cinco parejas
Cada una de las parejas, que son objeto de esta investigación, tiene su propia historia, la
cual marca su vida presente y tiene su propio contexto de vida. Las parejas han contraído su
matrimonio no solamente por lo civil, sino también por la Iglesia católica y a han vivido
juntos por varios años. A continuación, presentamos la biografía de las cinco parejas:
▪ José Hernando Beltrán Calderón y Ada Lilia Gómez: contrajeron matrimonio en 1994,
el año pasado celebraron las bodas de plata. Esta pareja no tiene hijos y dedica su vida
al trabajo y al servicio de la Iglesia. José Hernando es originario del municipio de
Ubalá, región del Guavio, departamento de Cundinamarca. Ada Lilia es del municipio
de Santa Rosa, departamento de Bolívar, sin embargo, ella fue criada en Bogotá.
▪ José Alcedo Linares Linares y Flor Elva Torres Cristancho: se casaron en el 2004;
tienen dos hijos, un varón y una mujer. José Alcedo es originario del municipio de
28 Según el administrador de la parroquia Beato Juan Bautista Scalabrini Padre Armando Gómez, c.s que uno
de los proyectos de la parroquia es ayudar a las familias bajo de recurso (familias colombianas y venezolanas)
con el mercado una vez al mes durante seis meses. La ayuda se puede extender a otros seis meses de acuerdo
con la situación de la familia.
14
Ubalá, región del Guavio, departamento Cundinamarca, mientras que Flor Elva viene
del municipio de Gámez, departamento de Boyacá.
▪ Nelson Corba Silva y María Mercedes Perilla Salcedo: se casaron en el 2004 en
Boyacá. De su matrimonio nacieron dos hijos, un varón y una mujer. Nelson y
Mercedes son originarios del municipio de Sutatenza, departamento de Boyacá.
▪ Adolfo Bautista Ruiz y María Eugenia Contreras Gómez: se casaron en el 1993: fruto
de este matrimonio nacieron tres hijos, dos varones y una mujer. Adolfo es originario
del municipio de San Gil, departamento de Santander y María Eugenia es del
municipio de Galán, departamento de Santander.
▪ Salvador Suárez Camero y Dora Lucia Burgos: se casaron en el 2006; tienen dos hijos,
un varón y una mujer. Ambos nacieron en La Uvita, Boyacá.
Como puede verse, ninguna de las parejas es originaria de Bogotá, llegaron a esta ciudad y
fueron construyendo su proyecto de vida, a partir de las oportunidades que se les iban
presentando, en este nuevo contexto que, con el pasar de los años, han asumido como
propio.
1.2.2. Descripción de la situación política que perciben las parejas de su contexto
Las cinco parejas expresaron su conocimiento político, tanto a nivel internacional como
nacional, de acuerdo con lo que ellos vieron y escucharon.29 La política en sí es muy
buena, es una actividad de los que gobiernan el pueblo, concerniente a la toma de
decisiones para el bien y el desarrollo de los ciudadanos.30 Sin embargo, esta función ha
sido cambiada por algunos que tienen poder, para buscar sus intereses personales, dejando
de lado los intereses del pueblo.
La situación política a nivel mundial ha llegado a una situación crítica, causada por muchos
factores: crisis económica, la corrupción, la guerra, y desastres naturales. El impacto de
todo eso se deja ver en el sufrimiento que experimentan los pobres, que, al no poder superar
esta condición, muchos han decidido abandonar sus lugares de origen para migrar dentro
29 Basada en la respuesta escrita de las parejas a través de una entrevista que se realizó en el día 17 de febrero
2020. 30 Duarte, Definición política, https://www.definicionabc.com/politica/politica.php, (consultado el día 4 de
Relación matrimonial es un vínculo entre dos individuos que se comprometen para vivir
juntos (en este caso como marido y mujer). Ser una pareja casada, significa que se necesita
cooperación para vivir la vida familiar y tomar las decisiones en el hogar. Algo básico e
importante para construir una buena relación en la familia, es la comunicación. Este es un
aspecto esencial, si se desea construir un hogar sano y armonioso. Si la comunicación se ve
obstaculizada, por supuesto, existe el riesgo de causar disputas debido a malentendidos o
falta de comprensión. Muchas veces la comunicación en la familia no siempre funciona
bien. Con frecuencia la esposa y el marido descubren desajustes de comunicación, por lo
que surgen algunos problemas, que se viven a lo largo del camino. Este conflicto también
puede suceder, en cuanto a la forma de comunicarse, la cual no es muy apropiada o no es
buena.
Basada en el resultado de la investigación con las cinco parejas de la parroquia Beato Juan
Bautista Scalabrini, puede decirse que la mayoría de ellas, muchas veces han tenido
problema de comunicación. Sin embargo, eso no significa que ellos no tengan el deseo y la
voluntad necesarios, para construir o formar una buena comunicación. Cada uno trata de
hacer lo mejor para mantener el buen ambiente de diálogo, pero a veces surgen los
problemas que traen el impacto negativo en la relación.
Además, se nota que, generalmente, el problema de comunicación generado en la vida
matrimonial de las cinco parejas se debió a diferentes causas, a saber: no pedir perdón, no
expresar palabras cariñosas, falta de responsabilidad, temperamento fuerte, etc. La causa
fundamental de la dificultad de comunicación entre esposos se encuentra en la carencia de
apertura mutua y compresión recíproca. El resultado de la investigación muestra, que
algunos no expresaron francamente la dificultad hacia el otro, tanto en la parte económica
como en la parte social, se quedaron callados y al final no se hablaron. Por otra parte,
algunos no pusieron atención en el momento que el otro hablaba o, simplemente, no
pusieron en práctica los acuerdos pactados, al contrario, se hacía lo que cada uno quería, la
consecuencia es la ira y luego la incomunicación por varios días.
29
Capítulo II: La comunicación en la vida matrimonial basada en la propuesta del
documento Amoris Laetitia en diálogo con otros teólogos y teólogas.
2.1. Descripción general sobre el matrimonio a luz de la Exhortación Amoris Laetitia
El concepto de matrimonio que presenta el documento Amoris Laetitia, está arraigado a la
comprensión del matrimonio que presenta el libro de Génesis en el Antiguo Testamento y
también en el Nuevo Testamento. Al inicio de la creación, Dios creó todas las cosas durante
seis días y por último “creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios los
creó, macho y hembra los creó” (Gen. 1,27). Este pasaje muestra, que Dios desde la
creación, ha establecido el matrimonio entre varón y mujer, ambos son imagen suya. “Se
preserva la trascendencia de Dios, pero, puesto que es al mismo tiempo el creador, la
fecundidad de la pareja humana es imagen viva y eficaz, signo visible del acto creador”
(AL, 10). Esta unión formada por dos seres humanos que son distintos de naturaleza, sin
embargo, son iguales porque son imagen de Dios.
Por naturaleza, por creación, la humanidad se diferencia en hombre y mujer. Ambos
iguales en su ser humano: ambos son Adán, del que se dice en singular “lo creó”. Ambos
son humanos a su modo perfectamente diferenciado; de ellos se dice en plural “los
creó”. Ambos complementarios, en cuerpo y espíritu, para la compañía y la fecundidad:
“Dios los bendijo”. Ambos en unidad imagen de Dios. Ningún elemento se debe sustraer
a esta realidad: la dualidad, la unidad, el ser creado, el ser imagen de Dios en el universo
creado.33
Como imagen de Dios, marido y mujer tiene la misma dignidad y estatus, y no es que el
otro es más poderoso que la otra, “…hueso de mis hueso y carne de mi carne” (Gen 2,23),
los ha puesto Dios para que puedan vivir juntos en el ambiente recíproco. Dijo Dios
también, “voy a hacerle una ayuda adecuada” (Gen 2,18), esa ayuda adecuada, que quiso
Dios, es la persona que puede acompañar al otro, en este caso al hombre. El contexto de
este relato muestra que el hombre también entra en éxtasis con el deseo de encontrar una
criatura igualita a él. La mujer que creó Dios es lo que el hombre deseaba tener como
acompañante, que viviera en la plena comunión.34 Una ayuda adecuada es la persona que
está al frente, que está al mismo nivel, que es igual a él. Esto indica que la presencia de un
hombre y una mujer que se unen mediante el matrimonio tiene un objetivo básico:
33 Vargas, El Matrimonio Camino de Santidad, 36. 34 Téllez Villamil, La Espiritualidad Conyugal en Perspectiva Latinoamericana: a la Luz de la Magisterio
Conciliar y Pontificio más Reciente, 138.
30
complementarse, y éste debe ser fundamentado en la voluntad de amarse mutuamente y
estar dispuestos a sacrificarse, de dar y de recibir. Además, el marido debe tener la actitud
de respetar a la mujer ya que ella es el don más grande que Dios ha otorgado al hombre,
para que sea su compañera y ayudante en la vida.
Dios creó la mujer mediante el hombre: “Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo
sueño sobre el hombre, que se durmió. Le quitó una de las costillas y rellenó el vació con
carne. De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó
ante el hombre” (Gen 2,21-22). Este relato a veces se interpreta mal, muchos han pensado
que la mujer debe someterse al hombre, o sea al marido, de este modo se justificaba la
superioridad del hombre. Esta mentalidad ha generado una cultura machista en la sociedad.
Estos versículos muestran que la mujer fue creada por Dios mediante el hombre, lo cual no
significa que la mujer sea un ser de segunda clase o inferior al hombre, lo que es central en
este acto de creación es la igualdad. “Hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será
llamada mujer…” (Gen. 2,23), en sentido relacional se entiende como ser del ser. “Es una
expresión que conlleva el sentido de la totalidad del ser humano”.35 Por lo tanto tiene un
significado muy profundo, aunque la mujer tenga distintas características físicas, ella
presenta la misma personalidad que posee el hombre.36
En el mensaje del relato, también se enfatiza la voluntad para darse al otro y la
disponibilidad de perder algo valioso, para obtener una compañera de vida equivalente. La
mujer es partner o el aliado natural del hombre, quien posee la misma dignidad, tiene la
misma habilidad para hacer algo igual al hombre, y la capacidad de amar y ser amada.
Además, Dios llevó la mujer ante el hombre, esto significa que no es la propia voluntad del
hombre que sale a buscar la mujer, sino la voluntad e iniciativa de Dios, para reunir hombre
y mujer, juntos como pareja. Por lo tanto, ser pareja (marido y mujer) es una vocación y
una llamada de Dios para amarse mutuamente.37
Varón y mujer son iguales en su dignidad de personas y, a la vez, distintos: su condición
sexuada –masculina o femenina- es condición de la persona entera, que da lugar a dos
modos diversos, igualmente originarios, de ser persona humana. Esa diversidad los hace
complementarios: entre todas las criaturas vivientes solo el varón y la mujer se
35 Botero, La Conciencia de Pareja a la Comunicación Interpersonal, 58. 36 Ibid., 141. 37 Surip, Perkawinan dalam Kitab Suici Perjanjian Lama (El Matrimonio en el Antiguo Testamento), 22,
https://www.neliti.com/publications/282690/perkawinan-dalam-kitab-suci-perjanjian-lama, (consultado el 6
reconocen como ayuda adecuada el uno para el otro en cuanto personas (CEC, 1605):
como otro yo a quien es posible amar. En virtud de esa complementariedad natural, la
atracción espontánea entre varón y mujer puede convertirse, por obra de su entrega
mutua, en una unión tan profunda que hace de los dos “una sola carne”, y por tanto es
indivisible y exige fidelidad exclusiva y perpetua. Esa unión lleva aparejada la bendición
divina de la fecundidad, como promesa y como misión conjunta del varón y la mujer
hechos una sola carne por su elección y entrega recíproca (Mulieris dignitatem).38
El matrimonio que presenta el Antiguo Testamento tiene la característica de creación, no
solamente como parte del relato (de la creación), sino que también fue establecido o hecho
por Dios. Esto significa que el matrimonio es un acto que viene de Dios. Es la voluntad de
Dios unir un hombre y una mujer para ser acompañante y entregarse mutuamente. “El
amor, la fidelidad, la alianza y la ternura se ofrecen al hombre y a la mujer como llamadas y
signos de un amor, de una fidelidad, de una alianza y de una ternura que la historia toda de
Israel relata y enseña a confesar como proveniente del mismo Dios”.39
El matrimonio que se ha establecido en el libro de Génesis fue resaltado nuevamente por
Jesús en el Nuevo Testamento. Jesús presentó su enseñanza sobre la relación conyugal,
como una respuesta frente a la costumbre de los judíos, en aquel tiempo, que permitían el
divorcio. Lo que hizo Jesús fue devolver el significado original del matrimonio, o sea lo
que Dios había planeado desde el inicio de la creación; dijo Jesús a los fariseos: “Moisés os
permitió repudiar a vuestras mujeres a causa de vuestra cerrazón de mente. Pero al
principio no fue así. Pues bien, os digo que quien repudie a su mujer no por fornicación y
se case con otra comete adulterio” (Mt. 19,8-9). Jesús quiere mostrar, que el divorcio que
se daba en el pueblo de Israel no estaba permitido por el creador, es por la avaricia que
tenían los hombres israelitas que se sentían insatisfechos con sus mujeres. Jesús quiere
enfatizar que el matrimonio no es un juego donde uno puede divorciarse de su mujer en
cualquier momento y por cualquier motivo, es decir, cuando no la quiere más. El
matrimonio es un don de Dios40, es voluntad de Dios que un hombre y una mujer se unan y
sean felices. Por otra parte, Jesús también defiende la dignidad de las mujeres judías,
quienes eran consideradas como seres de segunda clase. Jesús quiere mostrar que las
mujeres igualmente tienen su dignidad como los hombres y no son personas menos
38 Vargas, 37-38. 39 Fuchs, Deseo y Ternura: Fuentes e historia de una ética cristiana de la sexualidad y del matrimonio, 63. 40 Francisco, § 62.
32
importantes. Dios creó mujer y hombre según su imagen (Gen. 2,27), de hecho, tienen la
misma dignidad, aunque su naturaleza es distinta.
La respuesta que ha dado Jesús frente al matrimonio es un paso básico para la vivencia
entre hombre y mujer. Jesús elevó la dignidad, la unidad e indisolubilidad originaria del
matrimonio que, en aquel tiempo, no estaba siendo considerado por los judíos.41 El
derecho canónico de la Iglesia católica en el número 1055 §1 afirma: “La alianza
matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la
vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y
educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento
entre bautizados”. El matrimonio cristiano, no es sólo una convivencia entre un hombre y
una mujer que se quieren. Es mucho más que eso. Es un sacramento, es decir que el
matrimonio entre dos personas bautizadas es sagrado, porque esta unión es voluntad de
Dios, querida por Dios y bendecida por Él mismo. En otras palabras, se trata de compartir
un proyecto de vida para alcanzar la felicidad en su relación. El papa Francisco dice “El
sacramento del matrimonio es un don para la santificación y la salvación de los esposos,
porque su recíproca pertenencia es representación real, mediante el signo sacramental, de la
misma relación de Cristo con la Iglesia” (AL 72).
Jesús restauró el pensamiento y la costumbre de los Israelitas sobre el matrimonio y frente a
eso, Él exige un cambio de mentalidad respecto al modo de ver la esencia del matrimonio y
pide cumplimiento, en el ideal del amor en la vida matrimonial, entre los cónyuges que
desde el principio ha sido establecido por Dios.42 “El amor es posible, y nosotros podemos
ponerlo en práctica porque hemos sido creados a imagen de Dios. Vivir el amor y, así,
llevar la luz de Dios al mundo”.43 Como imagen de Dios, hombre y mujer tienen la
capacidad de amarse mutuamente, y llevar a cabo el compromiso de ser fieles el uno al otro
por toda la vida. Al respecto Vargas afirma:
El pasaje fundamental de los evangelios (Mt 19, 1-12; Mc 10, 1-12) no ha de ser
interpretado como una “ley”, sino como una proclamación profética de la realidad
profunda del amor humano y la posibilidad de llevarlo a esa plenitud dentro de la fe
cristiana. “El matrimonio tiene una meta: amar a Cristo en el cónyuge”.44
41 Vargas, 40. 42 Ibid. 43 Benedicto XVI. Encíclica Deus Caritas Est, n. 39. 44 Vargas, Óp. Cit.
33
La venida del Reino de Dios, realizada en Jesús, hace posible vivir el matrimonio como
gracia, don gratuito de Dios y no se ve como un dato natural con sus leyes humanas, tal
como le pasó a Moisés con el pueblo de Israel.45 A través del matrimonio, Dios manifiesta
su amor y lo convierte en un medio de salvación. Entonces, en el matrimonio, una pareja
casada está llamada a ser feliz y perfeccionarse ante Dios. “De Cristo, mediante la Iglesia,
el matrimonio y la familia reciben la gracia necesaria para testimoniar el amor de Dios y
vivir la vida de comunión” (AL 63).
Por otra parte, Jesús también dice “Lo que Dios unió no lo separe el hombre” (Mt. 19,6).
Lo que quiere Jesús es el matrimonio indisoluble, lo que Dios ha planeado desde el inicio.
De hecho, el divorcio no está en sintonía con el plan divino, “Pues yo odio el repudio, dice
Yahvé Dios de Israel, y al que encubre con su vestido la violencia, dice Yahvé Sebaot.
Guardad, pues, vuestro espíritu y no cometáis tal traición” (Mlq 2,16). En la vida
matrimonial, al hombre y a la mujer no les está permitido separarse, porque lo que se les
pide es amor y fidelidad sin límite hacia el otro. El divorcio, en lugar de traer paz, trae
mayor amargura y dolor, destrozando también la felicidad que merecen los hijos.
El divorcio es una ofensa grave a la ley natural. Pretende romper el contrato, aceptado
libremente por los esposos, de vivir juntos hasta la muerte. El divorcio atenta contra la
Alianza de salvación de la cual el matrimonio sacramental es un signo. El hecho de
contraer una nueva unión, aunque reconocida por la ley civil, aumenta la gravedad de la
ruptura: el cónyuge casado de nuevo se halla entonces en situación de adulterio público
y permanente. El divorcio adquiere también su carácter inmoral a causa del desorden que
introduce en la célula familiar y en la sociedad. Este desorden entraña daños graves: para
el cónyuge, que se ve abandonado; para los hijos, traumatizados por la separación de los
padres, y a menudo viviendo en tensión a causa de sus padres; por su efecto contagioso,
que hace de él una verdadera plaga social.46
Para proteger las parejas del divorcio o de la posibilidad de separarse, es necesario un buen
acompañamiento, a través de la pastoral matrimonial, que ayude a los cónyuges a preparase
a vivir sólidamente en comunión, aún en medio de las dificultades. Por esto, este trabajo ha
elegido como tema la comunicación, la cual abarca muchos aspectos, que las parejas deben
asumir si quieren permanecer unidas. En la familia, la comunicación es el factor
fundamental que mantiene viva la relación conyugal y familiar; por lo tanto, es importante
ahondar en este aspecto, para que tanto el esposo como la esposa, tengan una sana y
fecunda armonía en su hogar.
45 Fuchs, 68. 46 Juan Pablo II, Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2384-2385.
34
2.2. Comunicación en la Vida Matrimonial
2.2.1. El Concepto de Comunicación entre Pareja en la Vida Matrimonial
La comunicación se entiende como un proceso de intercambio del mensaje tanto verbal
como no verbal entre dos personas o más.47 Partimos del presupuesto, que la
comunicación es siempre un encuentro entre personas, un salir de sí para ir al encuentro del
otro, de forma que uno se experimente compartiendo su vida con la del otro, porque la
comunicación de cada uno, enriquece la comunicación del otro, lo que conduce, de alguna
manera, a la felicidad mutua, a través de una relación recíproca.48 La relación que permite
crecer como persona y como pareja, debe ser construida y alimentada. No hay fórmulas
mágicas. Por ende, es muy importante que la pareja tenga un adecuado conocimiento
personal de sí y del otro. Y, a partir de eso, puedan encontrar herramientas que fortalezcan
la capacidad de respetarse, aceptarse y darse mutuamente. Es una relación constructiva, en
la pareja, cada uno debe dar lo mejor de sí y, al mismo tiempo, también deben aprender a
recibir. 49
La comunicación entre pareja es la clave importante para el bienestar de una relación,
consiste en saber hablar, preguntar, responder, escuchar, discutir, asentir, negociar, o sea
compartir la vida cotidiana, expresar y conocer los pensamientos, reflexiones e
interpretaciones sobre cualquier cuestión que pueda plantearse.50 En la misma línea Alonso
expresa que:
La comunicación es el ingrediente fundamental de toda relación, y con mayor razón en
la vida de pareja, no nada más para mantener el vínculo entre los cónyuges, sino con el
tiempo es lo que verdaderamente une a los individuos en el transcurso de la vida, es
mediante ella como se van fundiendo las almas dentro de un marco de respeto, libertad,
cariño y aprecio.51
Entre los cónyuges la comunicación es una de las bases fundamentales que les ayuda para
construir la relación auténtica. El amor verdadero es lo que les empuja para tener esta
47 ¿Qué es la comunicación? ¿Cuáles son sus elementos? https://apuntesparaestudiar.com/lengua-y-
literatura/%C2%BFque-es-la-comunicacion-%C2%BFcuales-son-sus-elementos/ 48 Bética, La Comunicación en el Matrimonio, https://www.ciudadredonda.org/articulo/la-comunicacion-en-
el-matrimonio 49 Lilia, Mínimos para vivir en pareja, 11-112. 50 Bonillo, Comunicación en pareja: cómo hacer de ella el vínculo más duradero: consejos para mejorar tu
comunicación en pareja, https://www.areahumana.es/comunicacion-en-pareja/, (consultado el 15 de abril
2020). 51 Alonso, La importancia de la comunicación en el matrimonio y los hijos, https://hoy.com.do/la-
importancia-de-la-comunicacion-en-el-matrimonio-y-los-hijos/, (consultado el 17 de abril 2020).
La comunicación en pareja es la clave para el bienestar de una relación, ya que hace que
cada uno conozca lo significativo que es para el otro. No se da por hecho nada, sino que
cualquier tema, por superfluo o difícil que parezca de comunicar, se comparte con el otro.
Cada matrimonio tiene sus propias reglas emocionales, su propio estilo, diferente y
especial. Mariola Bonillo que es una psicóloga experta en terapia de pareja, dice al
respecto:
El lenguaje doméstico en la comunicación en pareja implica que fluya la expresión
emocional de los sentimientos, anhelos, deseos, intenciones, para que se comprenda
el afecto y la importancia que tiene para cada uno lo que se dice y lo que se expresa.
Esto es lo que llamamos empatía, es decir, la capacidad de darse cuenta de qué está
sintiendo el otro y compartir sus sentimientos: Cuando estás alegre, me alegro;
cuando te sientes triste, me entristezco. Somos compañeros no competidores, lo que
uno siente el otro lo comprende y siente. Cooperamos, nos apoyamos, nos
consolamos, gozamos, etc., compartimos la vida a nivel emocional. Las emociones
más importantes en una relación de pareja son los sentimientos de aprecio mutuo.
Te valoro y me valoras, te haces querer y sé que me quieres, de consuelo, gozo y
alegría.56
La expresión de sentimiento debe ser escuchada por el otro o la otra en la vida matrimonial.
Escuchar y comprender el sentimiento del otro, es una forma para tener una relación
saludable, también puede crear relaciones flexibles, democráticas y armoniosas abriendo
canales de comunicación bidireccionales. Y lo más importante, puede convertirse en un
pilar sólido para que su pareja pueda expresar el sentimiento e incluso los problemas. El
psicólogo Bernabé Tierno opina a propósito:
Al escuchar, atendemos al otro y creamos un espacio fundamental para que la
comunicación sea educada. Escuchamos con empatía, optando por ponernos en su
lugar, sin juzgar, sin que se sienta presionado… Es importante que encuentre en
nosotros a alguien que escucha y no que interroga.57
El estudio psicológico de comunicación entre esposos, considerado como un sistema
dinámico de relaciones interpersonales, es influenciado también por factores internos y
externos, que pueden traer beneficio, pero, también problema. Los factores internos que
benefician la comunicación, por ejemplo: dedicar un momento para hablar, para tratar cada
tema en concreto; dejar hablar y escuchar; expresar las opiniones respetando los turnos;
acoger las emociones; reconocer lo positivo de lo que el otro plantea y decirle cómo se
siente con aquello que no le gusta; buscar juntos soluciones al hecho presente; respetar las
56 Bonilla, Ibid. 57 Tierno, Psicología Practica de la Vida Cotidiana, 82.
39
decisiones tomadas; aprender a pedir perdón y a saber aceptar las disculpas.58 Los factores
internos que traen el impacto negativo en la comunicación son por ejemplo: actitud pasivo-
agresiva; no saber escuchar; problemas de ira; críticas negativas; ignorar a la pareja; actitud
testaruda; enfocarse únicamente en sí mismo.59
Los factores externos también tienen impacto tanto positivo como negativo en la
comunicación de pareja. El nuevo conocimiento en torno a la relación en el hogar, que uno
aprende de la sociedad, o sea de la experiencia de los otros cónyuges, puede generar el
impacto positivo en la comunicación de los esposos, pero para eso se necesita la apertura y
la voluntad. Pero, por otra parte, también puede afectar negativamente si no hay un buen
entendimiento en la comunicación, por ejemplo, el llevar los problemas del trabajo al
hogar, el dedicar más tiempo a los amigos que a la familia, la crisis económica, etc.
Desde el punto de vista psicológico, la comunicación constante en la vida matrimonial es
algo básico y la única manera para llevar adelante la relación. Ambos deben tener la
disposición permanente, para la discusión tolerante con el otro, independientemente del
cambio en las actitudes e intereses. Los esposos deben tener en cuenta, la importancia del
diálogo frecuente y aplicarlo convenientemente en todos los problemas y diferencias de
opinión, al igual que conservar en toda circunstancia una disposición a la adaptación mutua
o a la modificación de puntos de vista propios, en favor de la opinión del otro.60 Vivir como
pareja es un continuo proceso, de hecho, se necesita una ininterrumpida comunicación con
el fin de resolver en común, las dificultades y encontrar la armonía.
La comunicación entre los cónyuges, en la vida matrimonial, también debe verse desde el
punto de vista de la sociología. La familia es parte de la sociedad y no puede separarse,
porque ella está dentro de este sistema, es un producto de él y reflejo de su cultura. Por
consiguiente, es una institución básica de la sociedad. Un aspecto que tiene una gran
influencia en la vida familiar es la comunicación.
La comunicación es un elemento fundamental y básico de la interacción social, es el
mecanismo que ha hecho posible la existencia de lo que se llama sociedad. Es el principio
básico de la organización social, y como tal, es requisito indispensable para las relaciones
58 Bonillo, Ibid. 59 Carillo, Falta de comunicación en la pareja: 8 maneras en las que se expresa: Diferentes formas en las que
la falta de comunicación en una relación de pareja desgasta el vínculo,
https://psicologiaymente.com/pareja/falta-de-comunicacion-pareja, (consultado el 6 de mayo 2020). 60 Correll, Psicología de las relaciones humanas, 284.
sociales. Todo ello pone de manifiesto que la comunicación, antes que nada, es un proceso
social articulado en torno al fenómeno del compartir, de poner en común, de vincular.61 A
través de este sistema, los seres humanos que forman la sociedad pueden expresar su ser, su
existencia y su sentimiento.
El amor y las relaciones de pareja son una construcción social, modelada según los usos y
las costumbres sociales de un momento histórico explícito, siempre alusivo a la pertenencia
de la persona a un grupo social y a lo que dicho grupo define en sus discursos y prácticas.
Es importante resaltar, que la comunicación como actividad humana, favorece la
supervivencia y moviliza la vinculación afectiva. La sociología fenomenológica62 expresa
que los individuos son actores fundamentales que garantiza la comunicación en la sociedad.
El individuo es un actor social que reproduce su contexto social a partir de sus
interacciones cotidianas. La reflexión se centra en las relaciones intersubjetivas,
bajo el ángulo de la interacción, y se otorga un rol relevante a los elementos de
negociación y de comunicación en la construcción social de los contextos de
sentido. Abordar la interacción desde la sociología fenomenológica implica hablar
de la relación entre el yo y el otro. Esta relación dialéctica no se inscribe en la
reflexión de corte más antropológico de construcción de las identidades y las
alteridades, sino que más bien se toma como punto de partida para la construcción
social de la realidad.63
El vínculo entre marido y mujer en la familia se fundamenta en una relación entre yo y el
otro que se construye basada en el amor. “El otro en este sentido ya no es alguien fuera de
mí, sino una persona que es parte de mi vida y el diálogo que construimos no se queda en la
parte superficial, va más allá, toca los sentimientos de cada uno”. El enfoque principal en
este marco es la interacción entre individuos, entre los esposos. Este proceso de interacción
que ocurre en la comunicación, entre dos personas o más, permite modificar el
comportamiento de las personas involucradas. Entonces "los individuos aprenden a
interactuar efectivamente a través de la toma de roles y juegan un papel (role playing)”.64
61 García, La interacción y la comunicación desde los enfoques de la psicología social y la sociología
fenomenológica. Breve exploración teórica, 46. 62 La sociología fenomenológica está basada en la filosofía de Husserl (1954) y en el método de comprensión
(verstehen) de Max Weber (1978). El debate general gira en torno a cómo se puede lograr el conocimiento, y
su aparición debe sustentarse en la comprensión de la fenomenología como instancia de aproximación
metodológica a lo cotidiano. Ibid., 50. 63 Ibid. 64 Rustina, Keluarga dalam kajian sosiolagi (Familia desde el punto de vista sociología), 304,
https://www.neliti.com/id/publications/114514/keluarga-dalam-kajian-sosiologi, (consultado el 12 de mayo
Esta capacidad de interactuar o de comunicar entre marido y mujer, les ayuda para
establecer la intimidad y la cercanía entre sí.
Situaciones actuales, como los avances técnicos, la supremacía del “yo” o del
individualismo y la incapacidad de adquirir compromisos “para siempre”, confunden y
desestabilizan las relaciones de pareja y familiares, impidiéndoles encontrar espacios de
comunicación, que les permitan solucionar los conflictos cotidianos por medio del perdón y
la reconciliación; llevándolos, muchas veces, al rompimiento de la relación. El pontífice
Francisco, entiende muy bien las crisis que enfrentan las parejas hoy en día, de hecho, a
través de la exhortación Amoris Laetitia, el papa quiere invitar a las familias cristianas a
apreciar los dones del matrimonio y a perseverar en el amor, fortalecido por los valores de
generosidad, compromiso, fidelidad y verdad.
2.4. La Propuesta del Documento Amoris Laetitia Frente al Problema de
Comunicación en la Vida Matrimonial
El papa Francisco desde el inicio de su pontificado, ha puesto su interés a los problemas
que están pasando en la vida matrimonial y familiar. De hecho, propuso una consulta
general a toda la Iglesia sobre el tema de la familia y luego lo ha presentado como base de
reflexión, en dos sínodos de los obispos que se realizaron en 2014 (extraordinario) y 2015
(ordinario). El resultado de lo que se había analizado en estos dos sínodos, fue presentado
en la exhortación apostólica Amoris Laetitia (La Alegría del Amor). Esta importante
exhortación, la presentó oficialmente el día 8 de abril 2016, en el año jubilar de la
misericordia65.
Para realizar este Sínodo, el papa no solamente invitó a los obispos, también tuvo presente
a algunos fieles laicos, quienes, a través de sus experiencias en la vida matrimonial, han
ayudado a los padres sinodales, para reflexionar los problemas que realmente suceden en
muchos hogares. Este método permitió a los miembros del sínodo, construir un nuevo
horizonte que les ayude a ver los problemas en la vida familiar de otra forma, o sea desde el
punto de vista del amor y la misericordia. Además, el escuchar estas situaciones, posibilitó
a la asamblea sentir y ver la esperanza de muchas parejas y la necesidad de muchas familias
hoy, precisamente aquellas que están enfrentando las dificultades en su relación.
65 Inició el 8 de diciembre de 2015 y concluyó el 20 de noviembre de 2016, para celebrar el quincuagésimo
aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II.
42
La familia enfrenta varios grandes retos en esta era moderna. Los desafíos externos tienen
diversas formas, como el medio ambiente, el trabajo, la cultura comunitaria, etc. Si bien los
desafíos internos también varían, como las necesidades, desarrollo personal de cada
miembro de la familia, educación infantil, necesidades de entretenimiento, etc. Las
experiencias y retos familiares incluyen cambios rápidos, cada vez más complejos e
individualistas, como resultado de la disminución de la comunicación familiar.
Materialismo y narcisismo de la cultura moderna, bloquean el amor y la entrega de uno
mismo. Las parejas a veces se sienten inseguras, dudosas y luchan por encontrar formas de
desarrollarse.
A través de esta exhortación, el papa Francisco invita a las parejas a preservar la
misericordia de Dios, apreciar el don del matrimonio que Dios ha instituido, perseverar en
el amor que debe ser reforzado por los valores de la generosidad, el compromiso, la lealtad
y la paciencia. De hecho, la gran verdad que se subrayó durante el Sínodo es: “el
matrimonio indisoluble, feliz y fiel, para siempre, abierto sin condiciones a la prole, es
bello y posible, y será siempre en la Iglesia uno de sus tesoros más grandes”.66
Amoris Laetitia hace una llamada a la Iglesia universal, para poner la mirada hacia la
realidad de las familias, de las parejas que se encuentran en dificultad, tanto casadas como
en unión libre. El primer servicio que la Iglesia debe ejercer es a la familia, ya que ella es la
Iglesia doméstica67, base donde se ejerce el amor mutuo entre esposo y esposa y también,
es el seno donde los hijos alimentan sus primeros conocimientos, tanto en la educación de
fe, como en la realidad social. La unidad entre los esposos está determinada por la relación
que construyen e influye en el crecimiento de la personalidad de los hijos, como también
en gran medida, por la educación que reciben de sus padres.
El concepto que la Iglesia tiene de la familia tiene que ver con el lugar donde Dios ha
puesto su morada y donde dos personas (hombre y mujer) que Dios unió, a través del
matrimonio, viven juntos en una unión plena. Sin embargo, los problemas de la vida que
66 Vito Pinto, Matrimonio y familia en el camino sinodal del papa Francisco, 26. 67 El concilio vaticano II (1963-1965) había tocado el tema sobre matrimonio y familia, considera la familia
como Iglesia doméstica. Hizo reflexiones teológicas sobre la familia. Los estudios se han realizado desde
diferentes áreas como por ejemplo la sacramental, la moral, la pastoral, la bíblica, el derecho canónico, etc. A
partir de la constitución Lumen Gentium se pueden desprender cuatro claves teológicas, desde las cuales
realizar una lectura eclesiológica de la familia como iglesia doméstica, bajo el principio formulado por Pablo
VI cuando expresaba que «en cada familia cristiana, deberían reflejarse los diversos aspectos de la Iglesia
entera» (Pablo VI, 1975: 71).
43
surgen en el camino, a veces, traen dificultad en la relación y, en ocasiones, pone en peligro
el matrimonio. La Iglesia, como cuerpo visible de Cristo en el mundo, debe tomar medidas
para apoyar a las parejas, a mantener su relación, especialmente los matrimonios que están
en dificultad. Lo que la Iglesia ha hecho, hace y debe seguir haciendo, es caminar con ellas
y sentir el problema que están viviendo. La Iglesia no puede juzgar lo que está sucediendo,
más bien debe acompañar con amor y misericordia, mostrando el rostro amoroso de Dios,
hacia ellos.
El papa Francisco da un paso más al profundizar en una aproximación al matrimonio y
a la familia no ya desde lo alto, sino desde abajo, con una mirada amorosa de la
realidad, que abraza también todos los gozos y las pasiones del hombre, para mostrar la
apertura a lo que Dios quiere realizar como su imagen en el matrimonio y la familia, tal
como recuerda al afirmar que el objetivo de Amoris Laetitia es precisamente “orientar
la reflexión, el diálogo o la praxis pastoral y, a la vez, ofrecer aliento, estímulo y ayuda
a las familias en su entrega y en sus dificultades” (AL 4).68
El pontífice quiso invitar a todos, para reflexionar y hacer ver que el desafío y la ruptura en
la vida matrimonial de muchas parejas, no son hechos que generen el juzgamiento o
condenación, más bien son situaciones que posibilitan tener una mirada más humana. El
Sínodo hace que la humanidad pueda mirar a todas las familias, con ojos de bondad, amor,
en la comunicación de un evangelio que debe impregnar la vida de todo creyente, buscando
siempre revitalizar a la Iglesia, para que se den respuestas concretas y significativas, que
ayuden a cambiar las actitudes de rechazo y exclusión, por medio del actuar misericordioso
y justo de los miembros de la comunidad. Dice el papa Francisco “Ya no es sólo la hora de
las antítesis, es hora de actuar, de iniciar aquella obra de justicia y de misericordia esperada
desde hace mucho tiempo, reordenada en la práctica pastoral y canónica”.69
Por otra parte, es fundamental resaltar la importancia del amor en la vida matrimonial. El
amor es lo que empuja a las parejas para aceptarse uno a otro incondicionalmente, es lo que
hace que un hombre y una mujer se unan en el matrimonio, permite que las parejas se
acepten y se apoyen en las buenas y en las malas. La fuerza del amor sin límite permite y
garantiza la unidad en la familia, si esto falta, se puede llegar a desenlaces dolorosos en la
vida de la pareja. Sobre este aspecto, el papa Francisco enfatiza la primacía del amor entre
esposos, para poder llevar adelante la vida matrimonial.
68 Pié-Ninot, Guía de Lectura e interpretación de Amoris Laetitia, 10. 69 Vito Pinto, 59.
44
2.5. El amor de pareja en Amoris Laetitia, como un requisito para llevar adelante la
buena comunicación
La unión entre un hombre y una mujer que se comprometen para vivir juntos en las buenas
y en las malas, entregándose uno al otro, es un compromiso que se construye y se
fundamenta en el amor. De hecho, es imposible hablar del matrimonio y la relación
interpersonal sin hacer una referencia al amor. En sí el amor es la columna fundamental que
sostiene la relación incondicional en la pareja, es la raíz que provee y alimenta el árbol de la
unidad.
El amor que posibilita a un hombre y una mujer para estar juntos no es sólo un sentimiento,
más que eso, es un regalo de Dios, es un don que Dios ha puesto en el corazón de cada ser
humano. “Y este amor que Dios bendice es destinado a ser fecundo y a realizarse en la obra
común del cuidado de la creación”.70 La característica de ser imagen de Dios, hace capaz al
hombre y a la mujer para amar y expresar este amor mutuamente a través de la unión en el
matrimonio. La sana, profunda y transparente comunicación entre esposo y esposa, es
reflejo del amor que se profesan. Además, dicho amor implica una responsabilidad total,
porque ésta es una opción de vida que los dos han tomado con libertad y plena conciencia.
Por lo tanto, debe ser probado en hechos reales, a través de palabras y acciones concretas,
es decir, se construye diariamente; importante que haya buena voluntad para aprender,
mejorar y hacer crecer la relación.
El Papa Francisco, en el capítulo IV del documento Amoris Laetitia presenta un tema de
suma importancia: “el amor en el matrimonio”. Se subyace la esencialidad del amor
conyugal, mediante una profunda explicación desde el himno de la caridad de San Pablo,
dirigida a los Corintios, como frutos que produce el amor sincero. Según san Pablo, estas
son las características de este amor verdadero:
El amor es paciente, es servicial; el amor no tiene envidia, no hace alarde, no es
arrogante, no obra con dureza, o busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuenta del
mal, no se alegra de injusticia, sino que goza con la verdad, todo lo disculpa, todo lo
cree, todo lo espera, todo los soporta (1 Co 13,4-7).71
70 Catecismo de la Iglesia Católica (C.I.C), § 1604. 71 Francisco, § 90.
45
Ciertamente este himno de la caridad muestra la grandeza y la autenticidad del amor que se
debe realizar en la relación conyugal. Es una descripción clara de lo que el amor debe y no
debe hacer, es una explicación de la verdadera naturaleza del amor. A través de este bello
himno, el Papa Francisco quiere señalar que el amor verdadero, hace posible la buena
comunicación en la vida matrimonial.
San Pablo compuso este himno, al haber escuchado las graves situaciones que estaban
pasando los cónyuges en la comunidad de Corinto (de acuerdo con la reflexión del
contexto) había conflictos, desunión, desvaloración, separación, etc. Por medio de este
cántico, el autor quiere recordar a los corintios y a todas las familias cristianas, que los
cónyuges deben amarse, como Cristo ama a su iglesia, que se sigue entregando por ella
incondicionalmente y mantiene la unidad perfecta. De hecho, “La caridad conyugal, es el
amor que une a los esposos, santificado, enriquecido e iluminado por la gracia del
sacramento del matrimonio. Es una unión afectiva, espiritual y oblativa, pero que recoge en
sí la ternura, la amistad y la pasión erótica” (AL. 120).
La comunicación afectiva entre pareja es algo fundamental para tener una relación exitosa,
por lo tanto, para alcanzar esta meta se requiere la disponibilidad de ambos lados, es el
amor que impulsa a tener la apertura, para compartir y dialogar. El himno de la caridad de
San Pablo muestra las características del amor que potencia a tener una comunicación
saludable, y el papa Francisco hace una llamada a todas las parejas para que la vivan.
➢ Paciencia
“El amor es paciente”. La paciencia se describe como capacidad que posee un sujeto
para tolerar, atravesar o soportar una determinada situación sin experimentar
nerviosismo, ni perder la calma. Para poder tener una relación armoniosa en la vida
matrimonial, se necesita la paciencia. Las dificultades y problemas que se encuentran a
lo largo del camino no necesariamente deben ser respondidas con rabia o agresividad,
esto solamente complica más el ambiente. Al contrario, debe responderse con calma, con
delicadeza, para no generar una acción negativa y proferir agravios hacia la persona que
se ama. La paciencia es ver positivamente una situación negativa, o sea, tratar de
solucionar las cosas mediante una comunicación mutua. Por consiguiente, es importante
recordar que la paciencia “no es dejar que nos maltraten continuamente, o tolerar
46
agresiones físicas, o permitir que nos traten como objetos”72, eso ya no es una expresión
de amor, más bien es acto de violencia doméstica, porque no hay respeto a la dignidad
de la persona. “Esta paciencia se afianza cuando reconozco que el otro también tiene
derecho a vivir en esta tierra junto a mí, así como es… Incluso cuando se actúa en modo
diferente a lo que yo desearía” (AL. 92). La calma es la mejor opción para entender una
difícil situación y facilita tener una buena comunicación.
➢ Actitud de servicio
“Amor es servicio”. Amar a otra persona implica hacer algo bueno para ella. “En todo
texto se ve, que Pablo quiere insistir en que el amor no es únicamente un sentimiento,
sino que se debe entender en el sentido que tiene el verbo “amar” en hebreo: es “hacer el
bien” (AL. 94). En la vida matrimonial, el amor entre los esposos, no se limita al
sentimiento, por el contrario, va más allá, se debe expresar en actos de servicio, obras
concretas. Tener siempre el ambiente de una comunicación agradable, el entendimiento
mutuo es parte del servicio del uno hacia el otro. Los cónyuges están invitados a vivir
este amor y encarnarlo en sus acciones, este servicio incondicional, lo hace recíproco
mediante una buena comunicación. “Así puede mostrar toda su fecundidad, y nos
permite experimentar la felicidad de dar, la nobleza de donarse abundantemente, sin
medir, sin reclamar pagos, por el solo gusto de dar y de servir”.73
➢ Sanando la envidia
“El amor no tiene envidia”. La envidia es un mal sentimiento, que puede suceder entre
los esposos en la vida matrimonial y eso pasa, cuando uno piensa que no es justo que
uno de los miembros de la pareja sea mejor, por ejemplo: la esposa gana más que el
esposo, si él no acepta la realidad con humildad, entonces el sentimiento que surge es la
envidia. “Cuando uno de los cónyuges no reconoce los éxitos, el esfuerzo o la
inteligencia del otro, se vuelve crítico, receloso, compite por demostrar que es mejor,
genera división y conflictos”.74 Por ende, cuando los esposos fundamentan su relación
familiares/, (consultado el 11 de agosto de 2020). 84 Monteserín, Los valores para transmitir en la familia, https://www.hacerfamilia.com/actualidad/noticia-
familia-transmisora-valores-20121204120651.html, (consultado en el 11 de agosto de 2020).
et-spes_sp.html, n. 48, (consultado el 22 de junio 2020). 102 Varga, 69. 103 Familiaris consortio (en latín: "La comunidad de la familia", con el subtítulo, en traducción española
Sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual), es una exhortación apostólica post-sinodal escrita
por el papa San Juan Pablo II y promulgada el 22 de noviembre de 1981. El documento describe la posición
de la Iglesia católica sobre el significado y rol del matrimonio y la familia, y destaca algunos retos a la hora
de alcanzar ese ideal. Se refiere al matrimonio como: "uno de los deberes más preciosos y urgentes de las
parejas cristianas de nuestro tiempo”, puesto que "el matrimonio es el fundamento de la comunidad más
amplia de la familia, ya que la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la
heridas.html, (consultado el 27 de agosto 2020). 110 Giraldo, La perfección cristiana de la pareja humana. ¿Tienen acceso a ella las uniones irregulares?,
Revista de estudio e investigación-Instituto Teológico de Murcia, Vol. XXIII (2007):287-307, 288.
importante en el proceso de acompañamiento. Esto facilita a los ministros el comprender
mejor el problema y proceder a realizar la orientación más conveniente para que logren
superar la situación. Además, la escucha es el proceso de acercamiento para que los
acompañantes tengan la posibilidad de manejar la situación y se adapten a la condición de
la pareja y detecten la raíz del conflicto.
b. No juzgar y tampoco criticar a las parejas que están en conflicto
Un aspecto importante que los agentes pastorales deben tener en cuenta, en su servicio a las
parejas en problema, es el de no juzgar y criticar; dice el pontífice Francisco: “También nos
impide a juzgar con dureza a quienes viven en condiciones de mucha fragilidad” (AL. 325).
Esta actitud se fundamenta en Cristo mismo, que servía con amor y misericordia a los
enfermos y a los pecadores. Él nunca señaló o juzgó a nadie durante su ministerio, pero con
amor salía a buscar a las ovejas perdidas y a dirigirlas al buen camino. Este es el mensaje
que Cristo quiere comunicar a la humanidad, responde a este amor de Dios y transmite al
prójimo, como Él lo ha vivido, particularmente a aquellas personas que están en necesidad
y que sufren por algunas circunstancias de la vida.
La historia del pasado y probablemente hasta el momento, muestra la exigencia y rigidez
por parte de algunos agentes pastorales (sacerdotes, religiosos y laicos ministros) que dan la
prioridad a las normas sobre la misericordia. Exigen el cumplimiento estricto de la
normatividad y condenan a los esposos que no viven bien su compromiso matrimonial, los
excluyen de la comunidad y les prohíben participar en las actividades religiosas. Esta
realidad, ciertamente, es inconsistente con el mensaje del amor que la Iglesia anuncia, el
cual se refleja en el perdón y la misericordia sin límites. Las normas o leyes son
importantes para el bien de los cristianos, pues regula la vida de los creyentes para
acercarse más a Dios y vivir de acuerdo con la voluntad del creador; sin embargo, es
necesario que las personas asuman las normas que están presentes en la Iglesia, desde la
libertad y el amor, y no porque las obligan a hacerlo.
La ley tiene un papel muy importante, pero eso no es lo único y tampoco es lo principal de
la vida humana, dijo Jesús: "No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he
venido a abolir, sino a dar cumplimiento" (Mt 5,17). El cumplimiento a que se refiere aquí
el mismo Jesús es el amor y la misericordia. Esto debe entenderse en la Iglesia, como las
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normas no son para separar a las personas a tener una relación con Dios, sino que deben
ayudar para llevarlas al Todopoderoso; pero la enseñanza de Jesús es ir más allá de las
reglas, es algo más profundo, esto es el perdón y la misericordia. Esta actitud rompe las
barreras y permite a los pecadores recibir la gracia de Dios y participar en la unión con Él.
Jesús afirma que de ahora en adelante la regla de vida de sus discípulos deberá ser la
que da el primado a la misericordia, como Él mismo testimonia compartiendo la mesa
con los pecadores. La misericordia, una vez más, se revela como dimensión
fundamental de la misión de Jesús… Jesús, en cambio, va más allá de la ley; su
compartir con aquellos que la ley consideraba pecadores permite comprender hasta
dónde llega su misericordia… No es la observancia de la ley lo que salva, sino la fe en
Jesucristo, que con su muerte y resurrección trae la salvación junto con la misericordia
que justifica. La justicia de Dios se convierte ahora en liberación para cuantos están
oprimidos por la esclavitud del pecado y sus consecuencias. La justicia de Dios es su
perdón.131
En esto se fundamenta el principio de la pastoral matrimonial: amor y misericordia y no en
criticar y juzgar. Los ministros que muestran una actitud negativa de señalar el error o la
equivocación de los matrimonios ciertamente no entienden bien el mensaje del Evangelio,
solamente se enfocan en las reglas establecidas y exigen su cumplimiento. Esta postura
obviamente no ayuda a las parejas que están en dificultad, a encontrar una esperanza para
reconciliarse tanto entre ellos mismos, como con la Iglesia; lo que se produce es un
alejamiento de Dios y de la Iglesia. Además, suscita en ellos una imagen equivocada sobre
Dios y la Iglesia que es condenar, castigar y no perdonar; por su puesto, esta no refleja la
enseñanza de Cristo y su rostro misericordioso.
Por lo tanto, se necesita una nueva visión de hacer la pastoral matrimonial, la actitud que se
requiere en el momento del acompañamiento, no es condenar o juzgar ni tampoco excluir,
más bien es escuchar, entender, orientar y darles una esperanza para encontrarse con Dios.
Del mismo modo, el papa Francisco motiva a todos los agentes pastorales para llevar el
rostro amoroso y misericordioso de Cristo a los esposos en conflicto, siendo la luz que
guíen a quienes se han equivocado y ayuden a encontrar el camino verdadero, la vía de la
reconciliación y de la unidad.
La presencia de los ministros debe reflejar la imagen de Cristo, quien, con su ternura y
amor verdadero, acoge a los pecadores y les da esperanza a vivir una nueva vida. Aquí la
131 Francisco, Bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia “Misericordiae Vultus” §
20.
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misericordia es el punto clave para la pastoral matrimonial, porque ésta permite al
acompañante, el ponerse en la situación de las parejas y tener la capacidad de identificarse
con ellas. Esto posibilita a ambas partes, el crear un espacio de comunicación de corazón a
corazón, que los lleve a comprender la situación por la que están atravesando.
c. Presentar la esencia del sacramento del matrimonio y del amor
Otro aspecto que el equipo de la pastoral matrimonial debe tener en cuenta, durante el
acompañamiento a estos esposos, es explicar sobre el sacramento del matrimonio. Por
cierto, que antes del matrimonio, los novios han recibido el curso prematrimonial y uno de
los temas tratados es el sacramento del Matrimonio. Sin embargo, es importante que los
agentes pastorales retomen el tema con los cónyuges que reciben la asesoría. Esto no es
para solucionar directamente el problema, sino para que ellos tengan en cuenta la esencia
del sacramento del Matrimonio, lo respeten y entiendan el por qué la Iglesia le da un gran
valor e importancia, ya que se trata de un sacramento.
Para que estos ministros, les puedan explicar bien sobre el sacramento del Matrimonio, se
necesita una profundización sobre el mismo, bajo la guía del párroco o de un teólogo. Se
exige una comprensión no sólo de las enseñanzas de la Iglesia, sino también las líneas
fundamentales que presenta la Sagrada Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento, porque en ellas, está la base de la enseñanza de este sacramento. Es importante
que los ministros tengan este conocimiento, porque esto ayuda a tener en cuenta que el
matrimonio no solo es un acuerdo de una mujer y un hombre para vivir juntos, sino también
es un don que viene de Dios, o sea que es Dios quien los une.
El matrimonio entre dos personas bautizadas es una celebración de la fe que les permite
estar abiertos a la gracia para los cónyuges, y éste es un don que los santifica, que les
perfecciona el amor y la unión entre ellos. Un matrimonio inseparable, significa la
presencia de Dios en una relación única, ésta se vuelve sagrada y especial. Esta relación
anima al matrimonio a convertirse en signo y medio de la presencia de Dios. Por medio del
matrimonio, los esposos pueden construir una buena comunicación con Dios, es decir,
amándose unos a otros, honrándose y respetándose mutuamente, es así cómo dignifican y
muestran que representan la intimidad con Dios. El derecho canónico (1055) dice:
§1 La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un
consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los
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cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Señor a la
dignidad de sacramento entre bautizados. §2. Por tanto, entre bautizados, no puede
haber contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento.132
El sacramento del Matrimonio, que simboliza la unión de Dios en la vida de los cónyuges,
es una fuente de fuerza para que ambos construyan su relación y su hogar en el amor
sincero. Los esposos deben ser fieles uno al otro y vivir el compromiso matrimonial, el cual
consiste en amarse recíprocamente todos los días y compartir su cotidianidad, y eso implica
también la voluntad de cultivar y mantener la relación amorosa.133
Por otra parte, los agentes pastorales que acompañan a estas parejas también deben explicar
sobre los propósitos y las características del matrimonio católico. Los propósitos del
matrimonio son construir juntos el amor hacia la felicidad y la prosperidad; la descendencia
y la educación de los hijos; un medio para expresar el amor humano natural y el deseo
sexual; además tiene otros objetivos, por ejemplo, el bienestar familiar, garantías de
protección y seguridad de vida, armonía familiar, salud, etc.
La Iglesia muestra que no se puede hablar de la relación conyugal sin el amor. El amor es
un sentimiento fundamental y básico en la vida matrimonial, que une al hombre y la mujer
en un vínculo. El amor sincero permite a marido y mujer a entregarse, a comprenderse a
compartir, a servir, a perdonar, a ayudar, a apoyarse sin límite y condición.
El principio interior, la fuerza permanente y la meta última de tal cometido es el amor:
así como sin el amor la familia no es una comunidad de personas, así también sin el
amor la familia no puede vivir, crecer y perfeccionarse como comunidad de personas.
Cuanto he escrito en la encíclica Redemptor hominis encuentra su originalidad y
aplicación privilegiada precisamente en la familia en cuanto tal: «El hombre no puede
vivir sin amor. Permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada
de sentido, si no le es revelado el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo
experimenta y no lo hace propio, si no participa en él vivamente».134
El matrimonio católico no es sólo el matrimonio en sí, sino que también tiene un profundo
significado por lo que él simboliza. Así como Cristo amó a la iglesia, los esposos deben
amar a sus esposas. Como Cristo ama a la iglesia, es digno de la iglesia ser fiel a Cristo. El
amor que Jesús expresó a la humanidad (la Iglesia) es el amor misericordioso. Este es el
amor humilde y servicial, y Jesús lo ha demostrado a través de su entrega total hasta la
132 Código Derecho Canónico, § 1055. 133 Mazadiego y Garcés, El amor medido por la Escala Triangular de Sternberg, 3. 134 Juan Pablo II, Familiaris Consortio, § 18.