Etnia y nacin en la lucha por el reconocimiento.Los mapuches en
la sociedad chilena.1 Rolf Foerster y Jorge Ivn Vergara."Si hubiera
podido escoger el lugar de mi nacimiento, habra escogido... un
Estado...en el que el dulce hbito de verse y conocerse hiciera del
amor a la patria el amor por los ciudadanos antes que el amor por
la tierra" (Rousseau, 1!"#
1$%&1$1'.Introduccin(a"cuesti)nmapuche" hacobradoenel
*hileactual una creciente yparad)+ica importancia. *reciente, pues
haconcitadocada ve,mayor atenci)npor parte delaopini)np-blica, los
medios de comunicaci)n, el mundo poltico y la sociedad civil.
.1%!/0arad)+ica,porqueno obstantelos logrosalcan,adosconla
promulgaci)n de la(ey1ndgena yla mayor sensibilidad hacia la
sociedad mapuche y sus demandas, no ha habido una trans2ormaci)n
sustantiva en los modos de relacionarse con ella por parte del
Estado, las empresas, ni menos de la siempre in2luyente 3lite
dominante y su vocero,El Mercurio4. 5simismo, se ha producido un
signi2icativo aumento en el n-mero e
intensidaddelos"con2lictos3tnicos",
sobrecuyaresoluci)nparecenohaberacuerdoentrelasinstancias
involucradas.6osinteresadarcuentadeestedesencuentro,
quecontrastaconel consensoquesegener)hace algunos a7os con la
creaci)n de la *omisi)n Especial de 0ueblos 1ndgenas (*E01', y
posteriormente, cuando se promulg) la (ey 1ndgena, y el optimismo
que despert) dentro de la intelectualidad indigenista y, aunque con
reservas, en el movimiento indgena.Recordemos las a2irmaciones del
entonces presidente 0atricio 5yl8in, al comien,o de la transici)n#
"9i gobierno quiere .1%:/establecer una relaci)n di2erente con los
pueblos indgenas de *hile", "races de nuestra naci)n" (5yl8in,
1;;1# "'. no se logra establecer una mediaci)n entre la 2orma
concreta en que se presenta la sociedad y la abstracci)n l)gica que
muestre la racionalidad subyacente" ((echner, 1;$%# 4=1'$ 0ara
LalMer *onnor (1;;"# N' nacionalismo y etnonacionalismo son
sin)nimos, dado que la naci)n OOconnota un grupo de personas que
creen estar relacionadas ancestralmente" (v3ase tambi3n la
traducci)n espa7ola# *onnor, 1;;$# N111, donde se habla de "un
grupo de personas que creen poseer una ascendencia com-n"'. Sin
embargo, nosotros usaremos la eGpresi)n con un sentido ms
espec2ico, para connotar un nacionalismo de origen 3tnico, que
podemos encontrar, por e+emplo, en el caso de la eG Hugoslavia,
entre serbios, croatas y otros> un nacionalismo 2undado en una
"poltica de la identidad"> en el "etnos" y no en el "demos"
(Benitch, 1;;"'. Sera di2erenciable, por tanto, de otras 2ormas de
nacionalismo, como el del movimiento de las "(igas 0atri)ticas"
surgido en el 6orte de *hile a principios de siglo (Con,le, el al.,
1;;= y Con,le,, 1;;;'. Sobre el etnonacionalismo mapuche se hi,o
una primera aproGimaci)n en# Poerster (1;;;'.negociaci)n y dilogo;,
o aplicando una poltica represiva y de integraci)n 2or,osa, como
propugna el sector conservador1%. 0arte de esta debilidad es
causada, a su, ve,, por la .1%;/p3rdida de legitimidad y poder del
movimiento mapuche que participa de la * 1;;:a y 1;;:b#
14$&1!='. Be este -ltimo teGto, el ms amplio sobre el tema, hay
traducci)n al espa7ol (Dabermas, 1;;;#
$1&1%!'.centralesdelosmapuches, del
gobiernoydelaopini)np-blicaconservadoraeneste-ltimoperodode
tensiones y con2lictos de distinta ndole1"..111/1. La lucha por el
reconocimiento en la discusin terica del Primer Mundo y Amrica
Latina6o nos proponemos aportar aqu nuevos antecedentes sobre los
sucesos que han llevado a la virtual ruptura entre el Estado
chileno y la mayora de las organi,aciones mapuches. Estos hechos
son bien conocidos por todos quienes se han preocupado del tema, y
han trascendido a la opini)n p-blica a trav3s de numerosas
notasperiodsticas, declaraciones p-blicas,
marchasyconcentraciones1!. 6osre2eriremosaelloss)loen cuanto sea
necesario para apoyar los argumentos eGpuestos. 6os interesa
contribuir a identi2icar lo que podra denominarse la gramtica del
con2licto 3tnico, desde una perspectiva que puede enriquecer el
debate en curso sobre las relaciones Estado&pueblos indgenas#
las polticas de reconocimiento. @a+o este concepto, ampliamente
utili,ado a partir del traba+o del 2il)so2o canadiense *harles
Qaylor1:, pueden entenderse me+or 2en)menos
quehastaahorahansidoconceptuali,ados demaneramuyheterog3neay,
enciertos casos, inapropiada.Jueremos eGaminar las polticas y
demandas de reconocimiento en el caso mapuche, y entender el
con2licto generado en torno a su de2inici)n y orientaci)n, lo que,
siguiendo la interpretaci)n de Degel por Donneth,
denominaremos"luchaporelreconocimiento"(Donneth, 1;$;y1;;4'.
BeacuerdoaDonneth, Degel habra contrapuesto a la visi)n de
9aquiavelo y Dobbes de la O"lucha social" por la sobrevivencia, la
tesisquelascon2rontacionesentrelossu+etostienenunadimensi)nmoral,
suponenunpotencial paraun procesodeaprendi,a+e(Bildungsprozeb',
queconducegradualmenteala2ormaci)ndeperspectivasms amplias de
reconocimiento mutuo (Donneth, 1;$;#!%'.Qe)ricamente, 3ste podra
llegar a ser el caso de los mapuches si se satis2acieran, por parte
de todos los participantes, condiciones para un dilogo e2ectivo y
no una mera negociaci)n de .114/intereses> de b-squeda de
entendimiento ba+o el reconocimiento de la autonoma e igualdad de
cada uno de ellos. 0or el contrario, lo que prima actualmente se
acerca ms a la concepci)n poltico&realista de una lucha de
poder, donde la eGistencia de un movimiento indgena aut)nomo es
considerada como una amena,a al orden vigente, y esto no s)lo por
la derecha y El Mercurio> tambi3n por polticos y autoridades de
la actual coalici)n de gobierno. *ontribuye a lo anterior una
visi)n de la democracia que la restringe a ser un m3todo poltico
a+enoen granmedida alos problemasde desigualdad social,econ)mica y
3tnica,as como alas
violacionesalosderechoshumanosdurantelasdictadurasmilitaresprecedentes
(DinMelammert, 1;$a'. Kiolaciones que, en el caso de los pueblos
indgenas, han hecho ¶ decirlo con @en+amn& del Oestado
de eGcepci)nO la regla1.Sinembargo, a-nas
ysinqueestoseasiemprepercibidoporlosinvolucrados, laluchaporel
reconocimiento no es -nicamente un con2licto por el poder, el
control territorial o la distribuci)n de recursos econ)micos, sino
que es tambi3n una disputa por el sentido y amplitud que debe tener
el reconocimiento1$. Be 1" Besde los sucesos de (umaco en 1;;, la
crisis de Ralco y la salida de Duenchula2 y 6amuncura como
directores de * y, 2inalmente, los casos de 9alleco y Qraigu3n. An
anlisis de con+unto de estos con2lictos, as como de sus
di2erencias, puede verse en# 5yl8in (4%%%', 6aguil (1;;;' y
Poerster y (avanchy (1;;;'. Bebe consultarse tambi3n el interesante
traba+o de Plorence 9allon (1;;;'. 6o obstante su cuidadosa
argumentaci)n hist)rica, en nuestra opini)n 9allon se equivoca al
poner el con2licto de Ralco en un mismo plano con los con2lictos
territoriales como (umaco o Qraigu3n. Be aqu la necesidad de
di2erenciar tipos de con2lictos (por e+emplo, 6aguil, 1;;;' y
tambi3n reconocer los elementos nuevos, sobre todo aquellos ligados
a los actuales procesos de moderni,aci)n, que no se eGplican por la
larga duraci)n hist)rica.1! K3ase los traba+os citados en la nota
anterior, y los estudios de ?avier (avanchy (1;;;a y 1;;;b' y ?os3
9arimn (1;;$'.1: K3ase# Qaylor (1;;4> 1;;= y 1;;"'.1 "(a
tradici)n de los oprimidos nos ense7a que el Oestado de eGcepci)nO
en el cual vivimos, es la regla" (@en+amn, ca. 1;"4# !='. Se ha
modi2icado muy levemente la traducci)n a la vista del original
alemn.1$ "(a OpolticaO es a su ve, ob+eto de la lucha poltica... es
siempre una lucha por de2inir lo que es la poltica" ((echner, 1;$"#
1='. 0or ende, no se reduce a la acci)n instrumental &o
estrat3gica, podra agregarse&, tiene tambi3n "una dimensi)n aqu
la importancia que le atribuimos a los discursos polticos. Estos
son, en parte, verdaderos actos de habla polticos. 0oseen una
materialidad y una intencionalidad, pero no se agotan en ellas,
sino que comprenden tambi3nargumentosdetipo3ticoomoral# enestecaso,
de2inenc)modebeentenderseypracticarsela relaci)n etnias&Estado,
qu3 debe aceptarse como pretensiones legtimas de 3stas y qu3
no.RJu3 se entiende entonces por "lucha por el reconocimiento" ycul
es suimportancia enla 2ormaci)n de las identidades culturalesS 0ara
responder a esta cuesti)n ser necesario .11=/detenernos con cierto
detalle en algunas cuestiones de teora social. 52ortunadamente, el
traba+o de Qaylor (1;;=' contiene una eGposici)n muy lograda al
respecto.Be acuerdo a este autor, el problema del reconocimiento
emergi) con la modernidad. El desplome de las +erarquas sociales
basadas en el honor llev) al reempla,o de esta noci)n por el
concepto de dignidad, lo que supuso la idea de un reconocimiento
igualitario en el marco de una cultura democrtica. 5 esto se sum),
yaenel sigloNK111, laconcepci)ndeunaidentidadindividuali,ada,
independientedelasadscripciones sociales> o sea, un ideal de
autenticidad. (a autenticidad consistira en una relaci)n moral del
su+eto consigo mismo.?ean ?acques Rousseau es quien ms contribuy) a
la 2ormulaci)n 2ilos)2ica de esta nueva visi)n. Su llamado a una
salvaci)n moral del hombre a trav3s de "la recuperaci)n de un
aut3ntico contacto moral con nosotros mismos" (Ibd.# ";', sirvi) de
base para una pro2unda crtica de la sociedad de su 3poca y de los
modosdesociali,aci)nvigentesenella1;. 0araRousseau,
hayquesustituirunasociabilidadbasadaenel egosmo y la apariencia,
propia de la cultura monrquica y negadora de la naturale,a, por una
sociabilidad basada en la comunidad y en una democracia
participativa, acorde con el estado natural del hombre, pero que
signi2ica, dial3cticamente, tambi3n su superaci)n4%.?. C. Derder,
cuya 2iloso2a de la historia recibi) la in2luencia de la crtica
rousseauniana al progreso, ampli) la concepci)n de .11"/la
autenticidad con la idea de que "cada uno de nosotros tiene un modo
original de ser humano# cada persona tiene su propia medida" (Ibd.#
";'41. Ser 2iel a m mismo emerge como un imperativo que permite
descubrir mi originalidad. H esto vale tanto para los individuos
como para los pueblos# "An Volk debe ser 2iel asimismo, es decir a
su propia cultura" (Qaylor, 1;;=# !1'44. 0ara los germanistas y
2il)logos alemanes del siglo N1N, este imperativo adquiri) su
traducci)n poltica en el proyecto de con2ormaci)n de la unidad
nacional alemana sobre la base de la unidad cultural, eGpresada
2undamentalmente en la lengua, cuya pure,a deba ser rescatada
(Dabermas, 1;;$# 1$&4:'.(aidentidad individual surge en una
relaci)ndial)gica.El descubrimiento de lapropiaidentidad emerge del
dilogo abierto e interno con los dems. "0or ello, el desarrollo de
un ideal de autenticidad que se
generainternamenteatribuyeunanuevaimportanciaal reconocimiento. 9i
propiaidentidaddepende, en 2ormacrucial, demisrelaciones dial)gicas
conlosdems"(Qaylor, 1;;=# !!'> "nosde2inimossiempre dialogando,
siempre por medio del intercambio con los otros" (Qaylor, 1;;4#
1=:'. El reconocimiento ya no normativa y simb)lica, regulando y
representado las relaciones sociales" (Ibd# ":'.1; 6os basamos aqu
en las eGcelentes eGposiciones de *olleti (1;:;' y StarobinsMi
(1;!, cap. 4# ="&"'. K3ase tambi3n# 5rmi7o (1;$%' y Petscher
(1;$='. 0ara Petscher, "quien de2ienda el derecho de los peque7os
grupos 3tnicos a su identidad, puede encontrar argumentos en
Rousseau" (Ibd# 14'.4% "*on qu3 claridad habra hecho ver todas las
contradicciones del sistema social, con qu3 2uer,a habra eGpuesto
todos los abusos de nuestras instituciones, con qu3 sencille, habra
demostrado que el hombre es naturalmente bueno y que s)lo por las
instituciones se vuelven malvados los hombres" (Rousseau, 1:4#
1$='. En un teGto anterior a2irma# "5l desvanecerse gradualmente el
hombre original, la sociedad no o2rece ya a los o+os del sabio ms
que un con+unto de hombres arti2iciales y de pasiones 2icticias que
son obra de estas nuevas relaciones y que no tienen ning-n
2undamento en la naturale,a" (Rousseau, 1!"# 4$!'.41 Sobre la
in2luencia de Rousseau sobre Derder y los aspectos nuevos que 3ste
incorpor), v3ase# 9einecMe (1;=:, cap. 1N# =%!&=$'. Qambi3n
StarobinsMi se re2iere, aunque de paso, a dicha in2luencia
(StarobinsMi, 1;!# "1 y 114'.44 9einecMe# 1;=:# =1$' describe as el
paso de Derder de una visi)n del su+eto individual a una visi)n
colectiva, del pueblo# "Derder comen,)... a comparar la vida con la
historia, s)lo obtuvo, al principio, una seme+an,a entre el ni7o y
el hombre natural, entendido un poco a la manera de Rousseau...
pero, entonces, la imagen pro2undamente conmovedora de la vida del
pueblo let)n y de la poesa popular letona, lo condu+o al ms
comprensivo concepto de pueblo, que lleva ms all de Rousseau,
todava de un atomismo iusnaturalista".puede entoncesdescansaren
"una identidadsocialmentederivada".Bebe ser ganadoen el vnculocon
los otros. 5qu radica, seg-n Qaylor, la novedad de la 3poca
moderna# "(a ponderaci)n de las condiciones en que el intentodeser
reconocidopuede2racasar"(Qaylor, 1;;=# !:'. Hemergetambi3nel
problemadel no reconocimiento#"6uestra identidad &dice
Qaylor& se moldea en parte por el reconocimiento o por la 2alta
de 3ste> a menudo tambi3n por el falso reconocimiento de otros,
y as, un individuo o un .11!/grupodepersonas puedesu2rir
unverdaderoda7o, unaaut3nticade2ormaci)nsi lagenteola sociedad que
lo rodean le muestran, como re2le+o, un cuadro limitativo, o
degradante o despreciable des mismo. El
2alsoreconocimientopuedecausar da7o, puedeseruna2ormadeopresi)nque
aprisione a alguien en un modo de ser 2also, de2ormado o reducido"
(Ibd.# "=&""'Tsteesclaramenteel casodelosmapuchesen*hile,
cuyaimagendesvalori,adaenlasociedad chilena condiciona tambi3n el
surgimiento de una autoimagen negativa en muchos miembros de este
pueblo (StuchliM, 1;" y 1;$!'4=. (o que tiene a su ve, como
consecuencia que no se sientan 2ormando parte de un "proyecto
compartido con los miembros de la mayora" (Qaylor, 1;;4# 1='4". El
reconocimiento es, pues, de naturale,a social, aunque a2ecta a las
personas individuales y a los grupos. H esto ocurre no s)lo en el
mbito de las relaciones privadas sino tambi3n en el seno del
espacio p-blico, que adquiere una creciente importancia como ob+eto
de eGamen, re2leGi)n, crtica y re2orma4!. Emerge as una poltica
universalista de
reconocimientoigualitarioylaconsiguienteaceptaci)nuniversal del
"principiodeciudadanaigualitaria" (Qaylor, 1;;=# :%'. En 3l se
.11:/comprenden los llamados derechos civiles y polticos, y, seg-n
las interpretaciones, los derechos econ)micos. Se trata de un
universalismo igualitario, que tiene como e+e la igualdad ante la
ley y el derecho a no ser ob+eto de trato arbitrario, abuso o
violencia de parte de terceros o de los mismos Estados que deben
garanti,ar los derechos individuales4:. En este sentido, podra
decirse que el liberalismo ha sido la 2iloso2a poltica que ha
desarrollado este principio como base 2undamental de la convivencia
en las sociedades modernas4.4= Sobre la visi)n de los intelectuales
mapuches respecto a este tema, v3ase# Uotov y Kergara (1;;', que
incluye bsicamente traba+os de las d3cadas del setenta y el
ochenta. Palta una indagaci)n sobre la interpretaci)n de los
intelectuales mapuches actuales.4" (a cita completa es como sigue#
"Ana etnia minoritaria no se siente verdaderamente reconocida por
la mayora con la cual debe compartir una misma entidad poltica. En
lo sucesivo es imposible, cuando menos di2cil, para las personas de
esa minora sentirse parte verdaderamente activa de un proyecto
compartido con los miembros de esa mayora. 0or el contrario, se
sienten subsumidas en un proyecto que les es eGtra7o porque no se
sienten verdaderamente reconocidasF (Qaylor, 1;;4# 1='. 6os parece
que, si bien esto re2le+a la situaci)n actual, no tiene
necesariamente plena vigencia respecto a perodos anteriores, en los
cuales los mapuches, estando en esta condici)n de minora 3tnica
bien descrita por Qaylor, se identi2icaron al menos parcialmente
con la naci)n chilena.4! Seg-n UosellecM (1;!;# "1&"$> 1;:!#
;=&1%$'. (ocMe, "el padre espiritual de la ilustraci)n
burguesa", 2ue el primero de los pensadores ilustrados en plantear
la importancia del espacio p-blico en la 2ormaci)n de la moralidad
social. UosellecM muestra las di2erencias polticas que tuvo este
discurso respecto de la 1lustraci)n 2rancesa. 0ara una re2leGi)n
te)rica sobre este problema en el *hile republicano, v3ase# Carca
(1;;;'.4: 5qu tambi3n debe considerarse a (ocMe como un precursor.
(ocMe 2ue el primero en plantear la idea de un estado de derecho,
en el cual las leyes tiene el carcter de universales y regulan no
s)lo las relaciones entre los ciudadanos sino tambi3n entre 3stos y
el Estado, lo que no aparece en Dobbes (en contraposici)n, v3ase la
interpretaci)n de Schmitt, 1;=$'. (ocMe distingue entre la ley,
universal, y la decisi)n administrativa, que es particular ((ocMe,
1:;%'. En (ocMe aparece as el principio de la soberana de la ley,
que despu3s va a desarrollarse en 9ontesquieu y en el
constitucionalismo norteamericano.4 En su estudio sobre el
liberalismo, ?ohn Cray sostiene que, no obstante la diversidad de
tradiciones liberales, todas coinciden en a2irmar cuatro principios
bsicos, entre ellos el individualismo, "que a2irma la primaca de la
persona 2rente a eGigencias de cualquier colectividad social">
el igualitarismo, que "con2iere a todos los hombres el mismo
estatus moral y niega la aplicabilidad, dentro de un orden poltico
o legal, de di2erencias en el valor moral de los seres humanos", y
el universalismo, "ya que a2irma la unidad moral de la especie
humana y concede una importancia secundaria a las asociaciones
hist)ricas espec2icas y a las 2ormas culturales" (Cray, 1;$:#
1%&11'. 5unque, seg-n se plantear ms adelante, es cuestionable
que eGista realmente esta base com-n a 2iloso2as polticas tan
diversas como la de (ocMe y 0ero la poltica de reconocimiento
igualitario tiene otro componente, que contrasta con el anterior#
"la poltica de la di2erencia", o sea, la eGigencia de un
reconocimiento de "la identidad -nica de este individuo ogrupo,
elhechoqueesdistintodetodoslosdems"(Qaylor, 1;;=#:1'.
Esta2ormadereconocimiento reivindica la especi2icidad y plantea
inclusive una discriminaci)n a la inversa, lo que generalmente
conocemos como discriminaci)n positiva, con el ob+eto de revertir
una situaci)n eGtendida de .11/discriminaci)n negativa. 0uede ser
vista como una 2orma de nivelar la situaci)n de los distintos
individuos hasta colocarlos a todos en una misma posici)n, donde no
haya discriminaci)n (Ibd.# :='. (o que se valora es un "potencial
humano universal", "el potencial de moldear y de2inir nuestra
propia identidad, como individuos y como cultura" (Ibd.# :!'. H a
esto se ha agregado en los -ltimos a7os, dice Qaylor, la eGigencia
de "acordar igual respeto a las culturas que de hecho han
evolucionado" (Ibd.# ::'.(adeclaraci)natribuidaaodichaporSa-l
@ello8# "*uandolos,ul-esprodu,canunQolstoi, entonceslosleeremos",
puedeconsiderarseunadoblea2rentaaestepueblo. 0rimero,
porquerecha,alos valores de la cultura ,ul-, que pueden ser
di2erentes pero no in2eriores a los de la cultura europea>
segundo, porque eGcluye en principio la posibilidad de que los
,ul-es puedan desarrollar eGpresiones culturales a la altura de las
europeas. H en este segundo sentido, la a2irmaci)n "re2le+a el
recha,o al principio de la igualdad humana" (Ibd.# ::'. S)lo que no
se trata de una negaci)n de los ,ul-es en cuanto seres humanos,
como podra haber ocurrido en la 3poca del colonialismo o la
esclavitud, sino del recha,o de la cultura ,ul- en cuanto a su
valor en comparaci)n con otras culturas (en este caso, a la cultura
europea occidental'. 0or supuesto, que a los
individuosmiembrosdeestaculturatambi3nlesesnegada, enesta2orma,
sucapacidaddeundesarrollo comparable a la de los individuos
miembros de otras culturas. 0ero lo central est en el primer
aspecto, el de la desigualdad cultural.Sin embargo, la a2irmaci)n
del principio de la igualdad cultural ha ido recientemente ms le+os
que una crtica a planteamientos euroc3ntricos como el anterior.
0ara algunos, la misma poltica de la dignidad igualitariapuedeser
consideradacomolaeGpresi)n, "el
re2le+odeunaculturahegem)nica"(Ibd.# :'.
SuponequeeGistenciertosprincipiosuniversales "ciegosaladi2erencia".
0eroestacegueras)loseda respecto de las culturas distintas a la
cultura que se impone a trav3s de principios particulares, no
verdaderamente universales. El liberalismo, que sostiene
te)ricamente esta posici)n, sera tambi3n eGpresi)n poltica de
ciertas culturas, "totalmente incompatibles" con otras (Ibd.#
;4'..11$/0araQaylor,
estacrticanosrevelaunainsu2icienciaintrnsecadelplanteamientodeladignidad
igualitaria, que encontramos ya en Rousseau. (a de2ensa
rousseauniana del igualitarismo, que recoge la crtica estoica del
orgullo pero reconoce la importancia de la estima se7alada por la
3tica del honor, supone una "densa unidad de prop)sito que parece
incompatible con cualquier di2erenciaci)n. 0ara Rousseau, la clave
para unestadolibre parece ser larigurosa eGclusi)nde
todadi2erenciaci)nde roles" (Ibd.# '4$. El igualitarismo parece
entonces requerir una poltica homogeni,adora. Qaylor eGamina este
problema a la lu, del caso de Juebec.Ana primera posici)n es la
representada por liberales individualistas como B8orMin o Ra8ls,
para quienes en una sociedad liberal no puede adoptarse "ninguna
posici)n sustantiva particular acerca de los 2ines de la vida". (a
sociedad est unida por un "compromiso procesal" de "tratar a las
personas con igual respeto" (Ibd.# $!'. Ana sociedad liberal es,
por tanto, "neutral ante la vida buena" y se limita a garanti,ar un
trato imparcial delosciudadanosentres ypor el Estado.
Estaversi)ndel liberalismoserainsensiblealas di2erencias, en la
medida en que se requiere una aplicaci)n uni2orme de las reglas que
de2inen los derechos individuales y se descon2a de las metas
colectivas (Ibd.# ;1'. (a sociedad no puede considerar la
integridad de 2ormas de vida, como las de grupos 3tnicos o minoras,
como un bien +urdico a proteger.DayeM, por un lado> y Stuart
9ill y @obbio, por el otro, para nombrar s)lo algunos destacados
te)ricos liberales, s se puede coincidir con Cray en que,
hist)ricamente, los principios reci3n se7alados constituyeron la
base com-n a la tradici)n liberal clsica. Son precisamente ellos,
entre otros el individualismo y el universalismo, los que se
cuestionan hoy en el debate multi o intercultural.4$ En este mismo
sentido, *ari Schmitt plantea que la idea de voluntad general
(volont gnrale' de Rousseau supone, ba+o una 2achada liberal, la
idea de homogeneidad del pueblo# "El verdadero Estado eGiste, seg-n
Rousseau, donde el pueblo es tan homog3neo, que en lo 2undamental
prima (en 3l' la unanimidad (Einstimmigkeit'" (Schmitt, 1;4:#
1;'.Sinembargo, eGisteotrainterpretaci)ndel liberalismo,
aquellaquesostienen, por e+emplo, los partidarios de la de2ensa de
la cultura 2ranc)2ona en Juebec4;. Ellos consideran aceptable la
organi,aci)n de la sociedad en torno a una vida buena y reconocer
los derechos colectivos de la minora 2ranc)2ona .11;/canadiense,
siempreycuandoestonosigni2iqueeldespreciooelrecha,oalosderechosindividualesde
quienes no comparten esta visi)n. Se puede ser a la ve, liberal,
reconocer derechos individuales, y comunitarista, respetar la
diversidad de 2ormas de vida y culturas (Ibd.# $$&$;'. Qaylor
da a entender que esta posici)n es ms acorde que la primera con la
trans2ormaci)n de todas las sociedades en sociedades
multiculturales (Ibd.# ;='. El multiculturalismo no se opondra en
principio a la poltica de respeto igualitario. 1ncluso podra
considerrsele una continuaci)n de dicha poltica, en la medida en
que incorpora a los derechos civiles ypolticos los derechos
culturales# "Qodos debendis2rutar de la suposici)nde que sucultura
tradicional tiene un valor" (Ibd.# 1%%'. 0ero, obviamente, este
valor no puede establecerse a trav3s de una normadederechopositiva.
(oquepuedereivindicarse, seg-nQaylor, esunaque+a2rentealos+uicios
negativos sobre una cultura (Ibd.# 1%4'.5hora bien, en la prctica,
el +uicio a2irmativo acerca del valor de una cultura y el +uicio
que recha,a su desvalori,aci)n tienden a con2undirse y a hacerse
uno. En esto reside uno de los riesgos del multiculturalismo, que
obliga en cierta 2orma a hacer a2irmaciones positivas acerca de
culturas a+enas, aun
cuando3stasnohayansidorealmenteestudiadasoseanconocidas.
Be2ensoresdeunmulticulturalismo moderado han ampliado esta crtica.
5l eGacerbar las di2erencias de origen 3tnico o cultural, el
multiculturalismo radical tiende a romper la base com-n normativa y
+urdica de una comunidad o una naci)n, haciendoqueel
principioEPluribusnum, "launidadapartir delapluralidad",
setrans2ormeen"la pluralidad a partir de la unidad" (Begler, 1;;4#
='=%..14%/Esta crtica vale tambi3n para muchos intelectuales
latinoamericanos de2ensores del multiculturalismo, como @on2il
@atalla. 0ara @on2il, el reconocimiento de la pluralidad cultural
signi2ica el abandono de todo proyecto (uni2icador y homogeni,ador'
de identidad nacional. (a tolerancia y el respeto,
a-nsinunacomprensi)nmutua, seranla-nicaposibilidaddealcan,ar
unarelaci)narm)nicaentrelos di2erentes patrimonios culturales de
93Gico (@on2il, 1;$;'. 0ero esto eGcluye otra posibilidad, bien
se7alada por Qaylor (1;;=# ;;', la de la "2usi)n de hori,ontes"
(Cadamer', o sea, un proceso de comprensi)n cultural donde la
situaci)n hermen3utica u "hori,onte" del int3rprete logra
trans2ormarse y vincularse con la tradici)n u "hori,onte" que se
interpreta=1. @on2il agreg), adems, otro elemento# la valoraci)n
del patrimonio indgena como base de un nuevo 93Gico, el "93Gico
pro2undo", con lo que de hecho restableci) una +erarqua entre los
di2erentes patrimonios culturales y limit) el pluralismo cultural
(@on2il, 1;$ y 1;;1'.Elmulticulturalismoimpone, entonces,
deotramaneraquelapolticaderespetoigualitario, una
homogeneidad2renteatodaslasculturas.
Qodasdebenserconsideradasenigual valoryderecho, como tambi3n sus
eGpresiones. "Si todas las culturas han hecho una aportaci)n
valiosa, no puede ser que 3stas sean id3nticas o que siquiera
encarnen el mismo tipo de valor. Esperar esto sera subestimar en
gran medida las di2erencias" (Qaylor, 1;;=# ;;'.Esta manera
abstracta y homogeni,adora de concebir el multiculturalismo puede
llegar a convertirse en una norma 4; Sobre la di2erencia entre
estas dos concepciones del liberalismo eGpuestas por Qaylor, v3ase
tambi3n# Lal,er (1;;='.=% Este tema ha sido ampliamente
desarrollado por Cla,er (1;;' y otros autores. Qambi3n ha sido el
punto ms reiterado por crticos del multiculturalismo como
Schlesinger (1;;4' y Sartori (4%%1'. 6o obstante, dichas crticas no
consideran la di2erencia entre el multiculturalismo moderado, que
uno podra denominar multiculturalismo de la integraci)n, y el
radical, que podra caracteri,arse tambi3n como multiculturalismo de
la di2erencia (sobre este -ltimo, v3ase# Parber y Sherry, 1;;, cap.
1# 1!&=='. Qienden a homogeni,ar un solo en2oque a ambas
tendencias, ignorando sus di2erencias. Sobre estas dos variantes
del multiculturalismo, v3ase# Kergara (4%%1'.=1 5l respecto, v3ase#
Cadamer (1;:%# =4&='. 0ara Cadamer, "la hermen3utica siempre se
propuso como tarea restablecer un acuerdo alterado o ineGistente"
(Ibd.# =:4'. 0or ello, como dice Dabermas (1;:!# 1!$ y 1;$"# 11>
1;:$# 4"1 y 1;;%# 1;;', la hermen3utica se orienta por el inter3s
gua de conservaci)n y ampliaci)n de "la intersub+etividad de la
comprensi)n orientadora de la acci)n... del consenso posible de los
participantes .!andelnden/". 0or supuesto, se trata de un proceso
de interpretaci)n y dilogo siempre abierto, incompleto, modi2icable
y autocorrectible. 5 di2erencia de Cadamer, nosotros no nos
re2erimos -nica ni principalmente a la interpretaci)n de la propia
tradici)n cultural y su historia, sino que planteamos sobre todo el
problema de la comprensi)n entre culturas di2erentes y
contemporneas..141/coercitiva respecto de la eGpresi)n y la
conducta p-blica y privada de +uicios e ideas en relaci)n con otras
culturas, etnias y grupos. 5s ocurrira actualmente en Estados
Anidos, seg-n 5gnes Deller#"(a Oret)rica de la ra,aO ha reempla,ado
la ret)rica de la Ocuesti)n socialO, lo que signi2ica que tambi3n
se institucionali,an ciertas reglas de +uego de2inidas para las
cuestiones raciales. Estas reglas lingIsticas institucionales para
cuestiones raciales y de g3nero son obligatorias incluso en el
mbito privado. 6i siquiera en su propia habitaci)n, entre sus
amigos, puede uno decir palabras o contar chistes (sobre negros,
+udos, homoseGuales', porque 3stos pueden ser malinterpretados. H
quien sea denunciado +udicialmente, puede perder 2cilmente su
traba+o...Se considera la autorepresentaci"n
deungrupocomola#nicaformalegtimaderepresentaci"ndeesemismogrupo.
$ual%uierrepresentaci"n &ec&a por otros (por e+emplo, la
representaci)n de los negros a trav3s de los blancos,
delasmu+eresporloshombres,
deloshomoseGualesporlosheteroseGuales',seconsiderapor definici"n
'racista' ( 'se)ista'. (a -nica 2orma legtima de vinculaci)n entre
las ra,as (y g3neros' es la lucha> la alternativa a ella es el
autoaislamiento mutuo y su normali,aci)n. (os racistas modernos
repiten los vie+os argumentos racistas# el otro no puede sentir
como yo, tiene otra concepci)n del conocimiento, ni siquiera puede
entender lo que nosotros pensamos, c)mo su2rimos (por su
in2luencia' y as sucesivamente"=4.Qaylor considera necesario,
entonces, encontrar unpuntointermedioentre el multiculturalismo
entendido ba+o la 2orma de una "eGigencia inaut3ntica y
homogeni,adora, de reconocimiento de igual valor, porunaparte,y el
amurallamiento dentro de lasnormasetnoc3ntricas, por otra" (Qaylor,
1;;=#1%:'.Sin embargo, esta descripci)n parece sugerir que nos
encontramos ante la alternativa de dos particularismos# el
euroc3ntrico, queasumelapropiaculturacomosuperioratodaslasotras,
ylasvaloraseg-nlaspropias normas, yel multicultural,
queconsideracadaculturaconid3nticovalor ylashomogeni,aatodas. H
encontrar un punto medio entre dos particularismos no soluciona el
.144/problema, que queda, a nuestro +uicio, me+or planteado como la
tensi)n entre universalismo y particularismo. Be esta 2orma, la
cuesti)n central sera eGaminar la posibilidad de articulaci)n entre
la poltica de la dignidad igualitaria, que reconoce derechos
individuales universales, y la poltica de la di2erencia, que
reivindica los derechos colectivos de 2ormas de vida, culturas y
etnias particulares. Esto se relaciona con la di2erencia entre el
liberalismo individualista (de la igualdad' y el liberalismo
comunitarista (de la di2erencia'. S)lo este -ltimo
permitirareconocer alave,losderechos individualesuniversales
ylosderechos colectivosdegrupos 3tnicos, culturas y religiones.Sin
embargo, esta articulaci)n no es sencilla te)rica ni prcticamente.
5l respecto resultan aportadores los planteamientos de Dabermas==.
0ara Dabermas, Qaylor plantea equivocadamente la cuesti)n como una
oposici)n entre dos principios y concepciones del derecho# una, la
de2endida por liberales como B8orMin y Ra8ls, que propugna un orden
+urdico 3ticamente neutral, lo que correspondera al concepto de lo
+usto> yotra, de2endida por comunitaristas comoLal,er yel
mismoQaylor, que consideranvlidala promoci)n de ciertas
concepciones de la vida buena, o sea, del principio de lo bueno
(Dabermas, 1;;:b# 4"1&4"4'. Qaylor supone que el reconocimiento
de derechos individuales choca con, o representa en alg-n grado un
obstculo para el reconocimiento de derechos culturales. Dabermas
argumenta, por el contrario, que dicho
reconocimientosurgemsbiendela"reali,aci)nconsecuente"delosderechosindividuales(Dabermas,
1;;:b# 4"='="..14=/=4 Deller, 5gnes, "Bie VerstWrung der
0rivatsphXre durch die Vivilgesellscha2t", en# *st&etik und
+ommunikation, 6Y $!Z$:, mayo 1;;", cit. por# @ecM (1;;:# =="'. (os
subrayados son nuestros.== Respecto a la interpretaci)n de
Dabermas, se retoma y desarrolla aqu un anlisis anterior (Kergara,
4%%%# 1"=&1";'.=" 9ichael Lal,er comete, a nuestro +uicio, un
error similar al de Qaylor, al cuestionar la libertad individual
como meta -ltima del proceso de separaci)n institucional al
interior de la sociedad, pues la "autonoma institucional" sera la
condici)n de la libertad de los individuos (Lal,er, 1;$"# = y "%'.
Si bien el participar o vivir en instituciones aut)nomas (como las
iglesias, las comunidades 3tnicas, etc.' constituye una condici)n
de la libertad individual, 3sta no puede quedar reducida a ella. (a
libertad sigue siendo un derecho 2undamental de cada individuo, lo
que incluye su libertad respecto de participar o no en dichas
instituciones.(a identidad personal se construye a trav3s de la
sociali,aci)n, se sustenta en vnculos sociales, como
elpropioQaylorse7alaensutraba+o. Enestesentido,
laprotecci)ndelaintegridadindividual signi2ica siempre el resguardo
de dichos vnculos. 0or ende, el individuo debe seguir siendo el
su+eto de derechos, s)lo que no debera privrsele del acceso a 3stos
en virtud de sus creencias, cultura o lengua+e=!. Si bien es cierto
que las identidades individuales estn entrela,adas con las
identidades colectivas y s)lo se pueden estabili,ar en una red
cultural, "la protecci)n de 2ormas de vida y tradiciones 2ormadoras
de identidad debe servir al reconocimiento de sus miembros"
(Dabermas, 1;;:b# 4!;'.Dabermas propugna una "incorporaci)n
sensible a las di2erencias", que requiere una separaci)n entre el
planopoltico&+urdicoyel 3tico. (os grupos ysubculturas
seintegran3ticamente consuidentidad colectiva, mientras la
integraci)n poltica tiene lugar en un plano ms abstracto, como
integraci)n ciudadana (Ibd.#4:4'.
0eronosetratadeunintegraci)nmeramente2ormal,
yaquelasnormas+urdicastienenun carcter moral> son normas
universalistas, como los derechos humanos, distintas a las normas
3ticas, que s)lo tienen valide, para los miembros de grupos o
subculturas espec2icas. El derecho sera entonces 3tica, pero no
moralmenteneutro. (abasedelaintegraci)nciudadanaesel
consensoentornoaprocedimientos, pero procedimientos que re2le+an
los principios universalistas del estado de derecho, integrados a
su ve, en una cultura poltica sustentada en el patriotismo
constitucional .Verfassungspatriotismus/ (Ibd.# 4:"'=:..14"/Besde
este punto de vista, no habra oposici)n entre el universalismo de
los derechos individuales y el particularismo de las di2erencias
culturales. 0odran articularse las normas del estado de derecho
democrtico con el reconocimiento de 2ormas de vidas culturales,
religiosas y 3tnicas.En este "giro +urdico" de la teora crtica se
desarrollan aspectos que ya se encontraban antes en la obra de
Dabermas, como la relaci)n entre individualismo y
universalismo#"1ndividualismo y universalismo son las dos caras de
la misma moneda...6o se puede tener individualismo sin un
universalismo normativo, ba+o la condici)n de no con2undir el
universalismo normativo con un proceso de normali,aci)n, en el
sentido de Poucault. 6o hay que poner la verdad del
universalismomoral enel mismopaquete que el imperialismo, pues el
imperialismooel etnocentrismo se7alan el recha,o o la incapacidad
de tomar un punto de vista moral. 6unca hay un eGceso sino una
insu2iciencia de universalismo" (Dabermas, 1;$$# "='.6o se trata,
comohemos visto, de ununiversalismoabstractoe indi2erente a las
di2erencias culturales. Si bienlasnormas+urdicassonuniversales,
nosonmeramente2ormales, sinoquetienenun contenidomoral,
quepuedeentendersedemaneraquepuedandarcabidaenellasalas3ticaspropiasde
grupos y culturas espec2icas, sin que esto signi2ique
desintegraci)n social#"0or supuesto, la coeGistencia en igualdad de
derechos de di2erentes comunidades 3tnicas, grupos lingIsticos,
con2esiones y 2ormas de vida no puede conseguirse al precio de la
2ragmentaci)n de la sociedad.El doloroso proceso de desacoplamiento
no puede desgarrar a la sociedad en una pluralidad de subculturas
que se aslen unas de otras. 0or un lado, la cultura mayoritaria
tiene que desprenderse de su 2usi)n con la cultura poltica
general,compartida en igual grado por todos los ciudadanos. Be otro
modo, dictara desde el principio los parmetros de los discursos de
autoentendimiento... 0or otra parte, las 2uer,as vinculantes de la
cultura poltica =! *oincidimos totalmente con 9ichelangelo @overo
cuando a2irma# "6o creo que eGista ninguna tradici)n aceptable de
teora poltica que no incorpore en su discurso una teora del valor
de los derechos individuales. En este sentido, cualquiera de
nosotros es liberal" (@overo, 1;$$# 4&='.=: Qaylor (1;;4# 1="'
sostiene que el "patriotismo constitucional" 2ue la base originaria
de la unidad nacional tanto en Estados Anidos, pas donde surgi),
como en Prancia, pero que luego hubo un despla,amiento hacia la
"etni,aci)n del nacionalismo", hacia una idea de unidad "basada en
la cultura 3tnica". En este sentido, la idea de Dabermas tendra
viabilidad hist)rica, si bien Qaylor advierte, en un tono ms
crtico, que ninguna 2orma de unidad poltica puede ser "de2inida a
priori por el 2il)so2o, como si tuviera que ser te)ricamente
legtima o admisible, sino que se trata de una unidad que resulte
signi2icativa para las mismas personas que componen ese pas... 6o
puede tratarse de un principio de unidad de2inido de una ve, y para
siempre" (Ibd.# 1='. (a ob+eci)n sera admisible, pero no hace
+usticia a la idea de Dabermas del 2il)so2o o el cientista social
como un 2acilitador de procesos colectivos de comunicaci)n y
entendimiento, no como un demiurgo que puede determinar el modo de
vida correcto de una comunidad..14!/com-n que, cuanto ms abstracta
se haga, tantas ms subculturas lleva a un denominador com-n,
tienenqueseguirsiendolosu2icientemente2uertescomoparanopermitirquesedesmoronela
naci)n de ciudadanos" (Dabermas, 1;;:b#
1"&1!'=.(aintegraci)nnacional debeentenderseentonces
enrelaci)nconlanoci)ndeciudadanayla pertenencia a una cultura
poltica universalista como base del estado de derecho democrtico.
Se superara as el particularismo de la concepci)n de la
naci)n&pueblo, como tambi3n el universalismo abstracto y
limitado de la interpretaci)n liberal clsica de las normas
individuales. Se plantea una rede2inici)n del concepto de naci)n de
ciudadanos.(a propuesta de Dabermas es ms desarrollada que la de
Qaylor respecto a la articulaci)n entre las dos polticas de
reconocimiento. Dabermas acepta el principio liberal de la
separaci)n=$al di2erenciar entre 3tica y moral> normas +urdicas
universales y normas 3ticas particulares> cultura poltica com-n
y subculturas (Dabermas, 1;;:b# 1"&1!'. 0ero admitir la
di2erencia no signi2ica perder de vista la unidad. 0or ello intenta
integrar lasdimensiones separadassinsubsumirunaala otra
(pore+emplo, reducirla3ticaala moral'o eGcluir una a 2avor de otra
(por e+emplo, los derechos individuales a 2avor de los derechos
colectivos'. En este sentido, su planteamiento resulta
.14:/comple+o e integrador. (o mismo puede decirse respecto de la
pol3mica entre liberales y comunitaristas, que Dabermas intenta
superar recogiendo aspectos de ambas corrientes e integrndolos en
una sntesis nueva.1ndudablemente, el anlisis de Dabermas no est
eGento de crticas. Ana primera observaci)n ha sido hecha por
UymlicMa y se re2iere a las condiciones culturales que
posibilitaran el surgimiento del "patriotismo constitucional", y
que el mismo Dabermas reconoce como necesarias#"Si 2altan
ciudadanos que posean estas cualidades, las democracias se vuelven
di2ciles de gobernar e incluso inestables. *omo observa Dabermas,
las Oinstituciones de la libertad constitucional no son ms valiosas
que lo que la ciudadana haga de ellasO" (UymlicMa, 1;;:# :'.(a
cuesti)n planteada es importante y revela una insu2iciencia en el
planteamiento de Dabermas, que otros crticos tambi3n han se7alado.
@ernstein (1;;:' sostiene que en Dabermas hay una ambigIedad
respecto a este problema. En algunos traba+os da a entender que no
es necesario que eGista un et&os ciudadano como condici)n de la
estabilidad democrtica, bastara que se cumplieran las condiciones
2ormal&pragmticas de la comunicaci)n, mientras que en otros s
admite su importancia, como en el teGto citado por UymlicMa. 0ara
@ernstein,las re2erencias de Dabermas a las"buenasra,ones"o a
"la2uer,a delme+or argumento"como 2undamentos del debate
democrtico, son inseparables de un et&os, de una concepci)n
3tico&substantiva, pero Dabermas tiende a recha,ar que su teora
de la democracia y la +usticia requiera dicha concepci)n=;.*on
todo, la crtica de UymlicMa no considera que, para Dabermas, la
creaci)n de una cultura poltica democrtica es un proceso ligado a
la trans2ormaci)n o re2orma de las instituciones polticas. 0or
tanto, no se puede considerar que una u otra deban ser satis2echas
de manera eGhaustiva previamente al = Este di2cil pasa+e se
encuentra, aunque con varios errores de interpretaci)n e incluso
gramaticales, en las pginas 14! y 14: de la traducci)n espa7ola
(Dabermas 1;;;# 14!&14:'. 0ara Dabermas, s)lo en caso de
violaciones 2lagrantes y sistemticas de los derechos individuales
2undamentales por parte del Estado es +usti2icable la separaci)n de
una minora o grupo 3tnico de un Estado nacional (Dabermas 1;;:b#
1%&11'. Sin duda que en 5m3rica (atina estas violaciones han
sido muy 2recuentes, especialmente en el caso centroamericano. Sin
embargo, desde nuestro punto de vista, no hay incompatibilidad
entre pugnar por la 2ormaci)n o per2eccionamiento de estados de
derecho que garanticen e2ectivamente los derechos individuales y la
creaci)n de espacios de autonoma a los grupos 3tnicos as como de
reconocimiento de derechos culturales y colectivos. *on todo, al
nivel general que estamos discutiendo, no es posible abordar casos
particulares y eGaminar si en algunos de ellos eGisten ra,ones
2undadas para pensar en la separaci)n poltica como -nica 2orma de
poner 2in a situaciones reiteradas, y muy graves, de violaciones de
los derechos bsicos de las personas y grupos indgenas. =$ 51
respecto, v3ase# Lal,er (1;$"'.=; En un plano ms general, @ernstein
(1;;:' cuestiona incluso la distinci)n entre 3tica y moral
propuesta por Dabermas, cuesti)n que aqu no puede tratarse. Sin
embargo, resulta importante al menos mencionarla, dadas las
consecuencias que el propio Dabermas eGtrae de esta
di2erencia..14/cumplimientodelaotra. Enestesentido,
lacitade?osephRa,hechaporDabermasparecesustentarel comentario de
UymlicMa#"El multiculturalismo, aunque apoya la perpetuaci)n de
muchos grupos culturales en una misma sociedad poltica, tambi3n
requiere la eGistencia de una cultura com-n""%.0odra argumentarse
plausiblemente que en nuestro pas 2alta dicha cultura com-n. 6o
obstante, la cita se presta a con2usi)n. Si eGistiera una cultura
compartida por todos, de+ara de eGistir el problema del
respetoalasdi2erencias culturales, del
multiculturalismoylainterculturalidad. 0or el contrario, 3stese
plantea precisamente en la medida en que se reconoce que eGisten
tales di2erencias. Esta cita viene, de hecho, +usto despu3s del
teGto de Dabermas citado ms atrs, donde 3ste habla de una "cultura
poltica com-n", lo que se re2iere a un aspecto parcial de una
totalidad cultural que es siempre ms comple+a. 5s y todo, en casos
como el nuestro, parece tambi3n di2cil pensar que pueda generarse
al corto o mediano pla,o un consenso amplio respecto de cuestiones
como la ciudadana cultural. En este sentido, los planteamientos de
Dabermas tienen un valor ms propositivo que descriptivo, a
di2erencia de lo que ocurrira en pases con mayor tradici)n cvica.
6aturalmente, que un es2uer,o en este sentido s)lo puede concebirse
como una con+unci)n de 2uer,as tanto del Estado como de la
sociedad. 0or ende, no puede ser impuesto por el primero.En la
mentada "inclusi)n sensible a las di2erencias", Dabermas es claro
en precisar que el tema es distintosi nos en2rentamos a# (a' el
2eminismo> (b' las minoras 3tnicas yculturas oprimidas, o(c' el
"nacionalismo de poblaciones que se comprenden como grupos 3tnica y
lingIsticamente homog3neos desde el tras2ondo de un destino
hist)rico com-n y que quieren asegurar su identidad no s)lo como
comunidad de origen, sino en la 2orma de un pueblo&Estado
(Staatsvolk' capa, de actuar polticamente" (Dabermas, 1;;:b#
4"$> Dabermas, 1;;;# 1;;'..14$/Este punto no de+a de ser
relevante, porque es posible que la tensi)n en el movimiento
mapuche se d3 enla2ormadec)moautocomprenderse, entre(b' y(c'. Si
estoesas, el temarelativoal "patriotismo constitucional" debera
precisarse ms. El concepto parece demasiado amplio como para
incluir de manera di2erenciada los distintos casos, sobre todo el
tercero. UymlicMa argumenta, siguiendo a Qaylor, 5. Smith y
(enoble,
que"losvalorescompartidosnosonunabasesu2icienteparalaunidad,
yquetambi3nsedebe prestar atenci)n a las cuestiones de identidad"
(UymlicMa, 1;;:# 4!;, nota 1!'. Sin embargo, UymlicMa ha omitido
aqu la distinci)n entre normas 3ticas y morales, que, como hemos
visto, dan al planteamiento de Dabermasunamayorcomple+idad.
(aeGistenciadedistintasconcepciones3ticas, arraigadasendistintos
grupos,
noeGcluyelaposibilidaddequehayavaloresmorales(universalistas'.
0oresto, lapropuestade Dabermas es ms "realista" quelademuchos
desus crticos, queeGcluyeneGpro2esolas cuestiones normativas y
sustentan una visi)n de la poltica como una lucha 2ctica de manera
similar a @obbio, Poucault o *arl Schmitt. 6o obstante ello, la
distinci)n entre di2erencias de g3nero,minoras 3tnicas y culturales
y minoras nacionales eGigira un tratamiento ms desarrollado en
relaci)n con el problema de su integraci)n
ciudadana.0ara6athanCla,er, undestacadoestudiosonorteamericano, si
bienlademandamulticultural es universalista, y plantea el
reconocimiento de todos, s)lo aquellos grupos discriminados en
ra,)n de su cultura
podranserconsideradoscomoob+etodeunapolticamulticultural.
EstoeGcluiraalasmu+eresyalas minoras seGuales, que podran, sin
embargo, en2ocar sus demandas desde el punto de vista de los
derechos civiles (Cla,er, 1;;# 1"&1$'. Esto representara una
posible soluci)n respecto de la relaci)n entre (a' y (b', aunque
de+a abierta la cuesti)n del paso de (b' a (c'. En todo caso, todo
parece indicar que, al menos en el caso norteamericano, y con la
probable eGcepci)n de 0uerto Rico, no podra hablarse de demandas
nacionales propiamente dichas.(a importancia de esta propuesta en
el marco latinoamericano di2cilmente puede ser eGagerada. El debate
sobre cuestiones 3tnicas de la regi)n ha oscilado en gran medida
entre una .14;/"% ?oseph Ra,, "9ulticulturalism# 5 (iberal
0erspective", en# ,issent, Linter 1;;", pg. , cit. por Dabermas
(1;;:b# 1!'. (a cita ha sido traducida del ingl3s por nosotros.
0uede consultarse la traducci)n hecha para la edici)n espa7ola del
libro de Dabermas (1;;;# 14:', a nuestro +uicio poco
satis2actoria.a2irmaci)ndelosprincipiosdeigualdad+urdica,
unidosestrechamentealaconcepci)ndeunaidentidad nacional homog3nea,
yunade2ensaantiliberal delosderechos3tnicosycolectivos"1.
0aracitarunteGto paradigmtico, uneditorial de 1;; de la
revista-mrica Indgena, )rgano de di2usi)n del 1nstituto 1ndigenista
1nteramericano#"En los modelos de Estado nacional que heredamos de
Europa, subyacen ciertas premisas que se contradicen por la
presencia y vehemencia de estos movimientos"4. En su b-squeda de
mayor autonoma regional 3stos socavan las tendencias centralistas
de los gobiernos nacionales. Su argumento 2ilos)2ico sobre lo que
ellos de2inen como igualdad no concuerda con lo que los Estados
propugnan. 0ara 3stos la igualdad es igualdad individual ante la
ley, mientras que para los grupos 3tnicos igualdad es reconocer el
derecho a ser di2erentes y 2recuentemente presionan para que estas
di2erencias sean reconocidas" (-mrica Indgena, 1;;# "=='.*omo puede
verse en el teGto reci3n citado, aqu se estn oponiendo dos
conceptos de igualdad# el de la igualdad +urdica individual, y el
de la igualdad cultural y colectiva. (os argumentos que hemos
presentado aqu
sustentanunaposibilidadhastaahorapococonsideradaoinsu2icientementedesarrollada,
ladeuna articulaci)n entre ambas 2ormas de igualdad y su
correspondencia en el plano +urdico&poltico, sin derivarse
deellounanoci)n2uertedeautonoma,
enelsentidodeseparaci)ndelosgrupos3tnicosdelosestados
nacionales.1ndiscutiblemente que la eGistencia de argumentos
contrarios a la idea liberal&universalista de derechos
individuales es hist)ricamente comprensible. 5-n con mayor 2uer,a
que en .1=%/EuropaoEstadosAnidos,eGistenen 5m3rica(atina
desigualdades 2cticasquecontradicen abiertamente dicho principio.
El caso de los pueblos indgenas de la regi)n es muy claro al
respecto y no requiere mayores comentarios. 5dicionalmente, cuando
los Estados han en2rentado dichas desigualdades, como en el caso de
93Gico, lo han hecho con una concepci)n integracionista radical,
que pretende 2undar la integraci)n nacional en una -nica identidad
cultural"=.?unto con ello, en nuestros pases, el liberalismo, sobre
todo el liberal&positivismo del siglo N1N, se ha amalgamado a
menudo con concepciones evolucionistas, racistas y
discriminatorias"". Esto hace entendible el recha,o de los
principios liberales por muchas organi,aciones 3tnicas, as como por
intelectuales indgenas yno&indgenassimpati,antesdesuscausas.
6oobstante, comosedesprendedeladiscusi)nanterior, la noci)n de
derechos individuales y el mismo liberalismo no pueden ser
reducidos a una ideologa de poder. Bichos derechos constituyen
principios universali,ables cuya valide, puede ser separada de la
interpretaci)n y aplicaci)n estrecha que se les ha dado
hist)ricamente por las 3lites y oligarquas dominantes
latinoamericanas.5simismo,elliberalismo no esuna comentehomog3nea.
EGistenal menos dos grandes interpretaciones antag)nicas que
derivan ambas del liberalismo clsico de los siglos NK11 y NK111
(Dobbes, (ocMe, Smith', el "liberalismo posesivo""!# el liberalismo
democrtico (9ill, Be8ey, (asMi' y el neoliberalismo (DayeM, 0opper,
Priedman'":. Esta -ltima corriente recha,a la idea de igualdad
natural de los hombres, 2ormulada por el liberalismo clsico>
mientras el liberalismo democrtico la desarrolla ms all de la
igualdad poltica y +urdica, incluyendo la "1 5l hacer este
contraste no pretendemos, en modo alguno, a2irmar que el debate
europeo sea superior a la discusi)n latinoamericana, donde se
encuentran tambi3n autores cercanos a la posici)n que estamos
de2endiendo, de vinculaci)n entre universalismo igualitario y
di2erencias culturales. 6os re2erimos s)lo a las tendencias
generales. 0or otro lado, la posici)n de Dabermas respecto de las
corrientes 2ilos)2icas del 0rimer 9undo, donde predominan visiones
esc3pticas y antirracionalistas, es minoritaria y eGcepcional
(@overo, 1;$$# :&> Kergara, 1;;%# 4:;&4%'. (o mismo
vale, en cierta medida, respecto de Qaylor."4 Se re2iere a los
nuevos movimientos indgenas surgidos en la d3cada de 1;%."= 6os
re2erimos, obviamente, al indigenismo. 0ara una caracteri,aci)n
crtica, v3ase, entre otros# @on2il @atalla (1;$!'> @engoa
(1;;!> 4%%%, cap. 4# !%&$!', Bel Kal (1;;=' y Pravre
(1;;:'."" 6o debe desconocerse tampoco que en el propio pensamiento
europeo moderno encontramos muchas mani2estaciones etnoc3ntricas y
desvalori,adoras respecto de otros pueblos y culturas (para una
visi)n general v3ase# Lagner, 1;;!# $=&;1# para el caso de
5m3rica (atina, cons-ltese# (arran, 1;;:, !!&;"'."! Remitimos
al estudio clsico de 9ac0herson (1;:4'.": Sobre la di2erencia entre
estas dos corrientes, v3ase# @achrach (1;:', 9ac 0herson (1;:' y
Kergara (1;$;'..1=1/igualdadecon)micaysocial (Kergara, 1;;'. y, en
nuestro medio, de 0edro 9orand3, se ha abordado eGhaustivamente
este tema.similar, *harles Qaylor ha hablado de "normas
constitutivas" de las prcticas, o sea, aquellas normas que le dan
sentido a una cierta prctica social y son, por tanto, inseparables
de ella, como por e+emplo, la "prctica de la decisi)n mayoritaria"
dentro de una democracia (Qaylor,1;$!'. Este es el caso de las
nociones que hemos se7alado.(o que las ciencias sociales pueden
hacer es contribuir a incentivar y aclarar los procesos sociales de
autoaprendi,a+e y 2ortalecimiento democrtico# (a idea hegeliana de
lucha por el reconocimiento incorpora precisamente esta dimensi)n
normativa. Se trata de entender el con2licto en torno a la
de2inici)n de estos principios constitutivos como parte de un
posible acuerdo y consenso 2undado en la igualdad de los
actores.Ensuaspectoemprico, que es el que desarrollaremos a
continuaci)n, este en2oque requiere reconstruir las concepciones
subyacentes yel con2lictopor el sentidoyamplituddel reconocimiento,
considerando entonces los aspectos normativos, +unto a los
elementos de poder que estn presentes en dicho con2licto.4. La
lucha por el reconocimiento en el caso mapuche501ntentaremos
mostrar los modos en que se articulan y oponen las eGigencias de
reconocimiento de los mapuches con las polticas de reconocimiento
por parte del Estado chileno y la 2orma como unas y otras son
interpretadas por parte de El Mercurio, "intelectual orgnico" de la
3lite dominante chilena. 0ara el decano de la prensa chilena, la
poltica de reconocimiento 3tnico de los gobiernos de la
concertaci)n representa un error 2undamental de visi)nyestrategia.
*rea las posibilidades de desarrollode unmovimientoindigenista
radicali,ado, violento y sececionista. 0or ende, amena,a el estado
de derecho, el orden p-blico, el crecimiento econ)mico y, lo que es
ms importante, la unidad de la naci)n..1=:/El otro eGtremo lo
encontramos en el discurso etnonacionalista mapuche, que
potencialmente supone una separaci)n drstica y de2initiva,
sim3trica con la de El Mercurio, entre lo mapuche y lo chileno, sin
que sea posible entonces vislumbrar un hori,onte com-n que permita
el entendimiento de ambos ni haga posible comprender
lasrelacionesactualesmsqueamododenegaci)n,
autonegaci)nyopresi)ndelacultura mapuche. Esta visi)n tiene
antecedentes en la intelectualidad mapuche ya en los a7os O%!1,
pero adquiri) una nueva dimensi)n con la presencia de un discurso
que llama a poner en prctica la separaci)n e2ectiva del mundo
mapuche va la (re'creaci)n de la naci)n mapuche.2.1. La postura
mapucheEs posible distinguir tres tendencias o 2ormas de b-squeda
de reconocimiento en el seno del pueblo mapuche. Ana es la
campesina, muy 2cil de detectar en el universo de las demandas como
tambi3n en las movili,aciones!4. (a literatura autobiogr2ica
tambi3n nos muestra como numerosos mapuches se autocomprenden como
peque7os campesinos (en la mayora de los casos, empobrecidos'.Ana
segunda tendencia es la 3tnica> se trata de una demanda de
reconocimiento muy generali,ada y que se ha eGpresado en m-ltiples
2ormas a lo largo de todo el siglo NN en torno a la lengua, la
memoria y las creencias religiosas mapuches. Sumani2estaci)npoltica
ha estadoasociada a organi,aciones comola Pederaci)n 5raucana y la
*orporaci)n 5raucana en el pasado> en el presente a 5B950A,
?unta de *aciques del @utahuillimapu, etc.!% Esta secci)n del
artculo reproduce en parte un traba+o anterior de uno de los
autores (Poerster y (avanchy, 1;;;# :!&1%4'.!1 5l respecto,
v3ase# Uotov y Kergara (1;;'. Este tema ha sido abordado
eGtensamente por Sara 9ac Pall en su tesis doctoral (9ac Pall,
1;;$'.!4 An anlisis detallado de las demandas mapuches, sobre todo
durante las d3cadas de 1;:% y 1;%, corrobora la importancia del
tema campesino en ellas (Poerster y 9ontecino, 1;$$'. 0or cierto,
en este perodo aparecen tambi3n demandas 3tnicas, e inclusive el
recha,o a la campesini,aci)n. Be acuerdo a una cr)nica periodstica
de Eusebio 0ainemal, en enero de 1;:1 las comunidades de *autn se
movili,aron contra la (ey 1ndgena y la subdivisi)n de las
comunidades, pues, de otro modo, "a corto pla,o sern campesinos
como todos los que no tienen tierras y que van de hecho a
terminarse y a eGtinguirse como ra,a" (cit. por Poerster y
9ontecino, 1;$$# =%4'..1=/Ana tercera tendencia es la
"etnonacional", ms reciente y que merece un mayor espacio por
tratarse ademsdel discursoquedominahoyenlasorgani,aciones
msactivasenloscon2lictosconempresas privadas, propietarios de
tierras y el Estado."6os encontramos &dice Kctor 6aguil& no
s)lo ante un con2licto por tierra o territorio, sino ante un
con2licto 3tnico&nacional &por lo tanto integral& que
en2renta a la 6aci)n 9apuche con el Estado chileno" (6aguil, 1;;;#
=;'.
Enestaescuetaperoen2ticaa2irmaci)nsesinteti,ala2ormacomoesteimportante
segmento de la dirigencia y la intelectualidad mapuche de2ine el
carcter de sus reivindicaciones.(a poltica gubernamental de
reconocimiento 3tnico es cuestionada severamente por esta
corriente. 0ara el *onse+o de Qodas las Qierras, la (ey 1ndgena ni
siquiera merece llamarse tal# es una ley hecha por y para el
Estado!=. 5unque en otras cuestiones discrepe con el *onse+o, el
asesor de la 9eli LiGan 9apu y entonces vocero de la *oordinadora
de *omunidades en *on2licto en Santiago, 5lihuen 5ntileo, coincide
en este punto. (a (ey es a+ena al pueblo mapuche, porque no
reconoce la naci)n mapuche. Dablar de "minora 3tnica"ode"pueblos
originarios"es imponerles unade2inici)ndesde2uera conel
2indemantenerlos oprimidos. S)lo la de2inici)n de naci)n es propia
y es en base a ella que el Estado y la sociedad chilena deben
tratarlos!". 5s,"cuando nosotros decimos que somos una naci)n,
corresponde a nuestra de2inici)n y por lo tanto cuando nos
de2inimos con ciertas caractersticas determinadas, queremos que se
nos trate y se nos de2ina de acuerdo a una naci)n" (5ntileo, 1;;;#
!'.En consecuencia, la relaci)n con el Estado chileno se entiende
como un con2licto abierto, permanente y global. 0ara 5ntileo,
.1=$/de no producirse un cambio 2undamental de parte del Estado
chileno, las movili,aciones y acciones de los mapuches se
trans2ormarn en una lucha por la "liberaci)n nacional"!!. En dos
documentos sucesivos, dados a la lu, en mar,o y +unio de 1;;;, la
*oordinadora estableci) como ob+etivo "la lucha por reconstruir
nuestra
6aci)nynuestrahistoria"ysitu)laocupaci)ndeprediosendisputaconempresas
2orestales "ba+oun proyectorearticulador de comunidades que vaya
per2ilandola idea de la reconstrucci)nde la 6aci)n 9apuche, con un
pensamiento y distintas 2ormas de organi,aci)n para un destino
propio".An nuevo documento programtico, de mar,o del 4%%%, reitera
los puntos anteriores. Reconociendo la diversidad de posiciones
dentro del movimiento mapuche, se7ala que las movili,aciones
actuales de las comunidades en con2licto han signi2icado un avance
cualitativamente superior en la lucha y la organi,aci)n mapuches.
Esto se ha traducido en que#"El concepto de 0ueblo y 6aci)n es
incorporado por la dirigencia de las comunidades en con2licto,
quienes ven en la de2ensa de sus tierras la de2ensa de un espacio
territorial ms amplio, que no s)lo compete a los a2ectados sino que
al con+unto de nuestro 0ueblo" (*oordinadora, 4%%%#
='.Evidentemente, es el concepto de territorio com-n el que sirve
de base a la de2inici)n del pueblo&naci)n mapuche, como "el
espacio vital de donde se proviene, se vive y se proyecta todo lo
mapuche" (Ibd.# ='. (asactualespolticasneoliberales,
yelmismosistemacapitalistavigentes, hanpuestogravementeen != "(a
ley propagandi,ada como ley indgena no es tal, no s)lo por haber
sido elaborada por 2uncionarios estatales, sino tambi3n porque no
responde a las verdaderas necesidades y reclamos de +usticia del
pueblo mapuche, ni de los dems pueblos originarios del pas", dice
un libro publicado por el *onse+o de Qierras en 1;; (5uMi7 Lallmapu
6gulam, 1;;# 1'.!" Tste es +ustamente el problema sobre el que
llama la atenci)n 5gnes Deller, en el teGto citado en el apartado
anterior, la eGigencia de autorrepresentacion y el cuestionamiento
de toda representaci)n eGterna.!! "(levamos !%% a7os de
resistencia, pero en esta nueva etapa decimos que toda eGpresi)n
cultural, de rescate de nuestras tradiciones es vlida, lo que
llevar en alg-n momento a la etapa que nosotros llamamos de
rebeli)n, una ve, que tengamos masi2icado el concepto, y si no se
producen los cambios necesarios respecto de un estado que nosotros
denominamos opresor, no de integraci)n, tendr que llegar
necesariamente una etapa de (iberaci)n 6acional, y esto es en el
plano poltico, cultural y en el plano militar" (Ibd.# :'.cuesti)n
la posibilidad de supervivencia en dicho territorio, amena,ando,
as, "nuestra eGistencia como 0ueblo 6aci)n mapuche" (Ibd.# 11'!:.
Be aqu .1=;/que las reivindicaciones nacionales mapuches est3n
vinculadas con una crtica al modelo econ)mico aplicado desde el
gobierno militar en *hile, aunque ello no signi2ica en modo alguno
una relaci)n de alian,a o de apoyo con sectores de i,quierda que
podran compartir dichas posiciones, dado que la lucha es
espec2icamente mapuche. (as organi,aciones de i,quierda, a2irma
otro importante dirigente de la *oordinadora, ?os3 Duenchunao, "no
se identi2ican con nosotros, porque nuestro proceso tiene una
naturale,a propia", precisamente la de una lucha como "0ueblo y
6aci)n" (*oordinadora, 4%%1# ;&1%'. Se trata de un modo sui
generisde en2rentamiento contra el capitalismo, sobre todo su
modalidad neoliberal, 2undada en premisas culturales e ideol)gicas
netamente mapuches.El Enlace 9apuche 1nternacionalZ9apuche
1nternational (inM habl) en mayo de 1;;;, en t3rminos similares, de
"la reconstituci)n del 9eli&@utalmapu y la creaci)n de un
gobierno provisional" y de "trans2ormar el territorio ancestral
mapuche, en una ,ona desmilitari,ada, ba+o el protectorado y
control de las 6aciones Anidas, con el ob+eto de prevenir el
desarrollo de un con2licto con consecuencias imprevisibles".0or
cierto, entrelosintelectuales ydirigentes
etnonacionalistasmapucheseGistendi2erencias de
pensamientoyestilodeacci)n. (a*oordinadorare2le+a, probablemente,
lavisi)ndel sectormsradical dentro del movimiento. y el artculo
incluido en este libro'. *ompartiendo muchos de sus conceptos e
ideas, nos separamos de 3l en un punto# la relaci)n entre ciudadana
poltica social y cultural o 3tnica se sit-a en un plano ms bien
descriptivo, sin que se analicen los con2lictos que estas 2ormas de
reconocimiento &en nuestra conceptuali,aci)n& plantean al
interior de los pueblos indgenas y entre 3stos y el o los Estados
nacionales. Recu3rdese que tanto los mapuches como los aymars se
encuentran divididos por las 2ronteras de varios Estados nacionales
(5rgentina y *hile, en el primer caso> 0er-, @olivia y *hile, en
el segundo'. Esto constituira un evidente obstculo para la
implementaci)n de una ciudadana ampliada por parte de los
respectivos estados nacionales, as como un potencial 2oco de
con2licto.resto de la sociedad chilena, basado en el derecho
igualitario, y un espacio propio de los mapuches como etnia,
basadoenderechos colectivos yculturales. Dabra que hacer muchas
precisiones respectoa las di2erentes posiciones.Sinembargo,
lamanera como seconceptuali,an el pluralismo 3tnico y nacionalno
integra la reivindicaci)n de un estado de derecho democrtico con la
eGigencia de un respeto a la diversidad cultural.4.4. El Mercurio
la visin conservadoraEngeneral,El Mercuriodenunciaqueel
gobiernogenera, oporlomenosestimulael problema
indgenaconsupolticadediscriminaci)npositiva.
6oobstantepareceolvidarsequeladiscriminaci)n negativa que 3l mismo
promueve (los mapuches no son un pueblo, o son s)lo un sector
dentro de los ms pobres del pas' tambi3n alienta el "con2licto
3tnico". 6o dudamos de las reacciones de molestia que deben
provocar la lectura de El Mercurio en los intelectuales
mapuches> sera absurdo desconocer que es vocero de una poltica
muy criticada por la dirigencia mapuche.0erolarelaci)nesmscomple+a,
hayune2ectoespecularentrelaintelectualidadmapucheyElMercurio, ambos
se necesitan, ambos +uegan a trav3s del otro a la pro2eca
autocumplida. (a argumentaci)n mercurial con2irma a los
intelectuales mapuches lo que ellos siempre han pensado sobre los
chilenos# el deseo de ser integrados a una naci)n que no les
corresponde. 0or otro lado,El Mercurio, al presentar y de2inir de
2orma tan negativa a determinados dirigentes mapuches, los ha
trans2ormado en verdaderos h3roes locales. El
casode5ucnDuilcamnesparadigmtico.
0odrasostenersequesinlamediaci)ndelaprensaydela televisi)n "huinca"
5ucn no tendra el peso que hoy da tiene.Si lanaci)nes
una"comunidadimaginaria" yesacomunidades posiblegracias
alaescritura (5nderson, 1;;=', uno podra sostener que la visi)n de
El Mercurioes, de alg-n modo, el negativo (en un sentido2otogr2ico'
deesacomunidadimaginadaquereconocemos comomapuche. 9iles dee+emplos
podran traerse a colaci)n, ya que se trata de una operaci)n
permanente..1":/Anas 2amilias se toman un predio, El Mercurio
titula la noticia# "9apuches se toman un 2undo"> unas personas
quemanuna camioneta, el ttulodel sucesode trans2orma en"Kiolencia
mapuche". Este es obviamente une+ercicio que promueve dicha
comunidad> a los su+etos se les otorga una identidady
simultneamente una colectividad, la mapuche. 5hora bien, esa
colectividad no es autorre2erida, 2orma parte de otra mayor, a la
cual debe subordinarse o asimilarse, la naci)n chilena.0ara El
Mercurio:4, los mapuches no son ms que un "sector de la naci)n"
(11&%:&;;', por tanto no pueden eGigir ni ms ni menos de lo
que puede eGigir cualquier otro#"El artculo primero de la *arta
Pundamental establece que es deber del Estado promover la
integraci)n arm)nica de todos los sectores de la naci)n &lo que
incluye a los indgenas&, y asegurar el derecho de las personas
&tambi3n los de los indgenas& a participar con igualdad de
oportunidades en la vida nacional":=.Tsta es la clave de su
argumento. 5hora bien, esto no signi2ica que se descono,ca el hecho
de que los mapuches no estn plenamente integrados a la naci)n. Se
lo admite y se plantea que lo que debe hacerse es incorporarlos. 6o
obstante, la poltica de la *oncertaci)n ha producido el e2ecto
contrario#:4 Salvo que se indique lo contrario, todas las
re2erencias son a su pgina editorial, que contiene lo medular de su
visi)n. Sorprende su coherencia, c)mo sus grandes lineamientos se
mantienen inalterables a trav3s del tiempo, y c)mo su vo, se
prolonga en los voceros regionales (por e+emplo, en El ,iario
-ustral de Qemuco'. 6o obstante, un mnimo de pluralismo es
necesario# los otros cuerpos han dado cabida, aunque muy
parcialmente a eGpresiones que contradicen o no siguen la lnea
editorial. 0uede consultarse, por e+emplo, (a .evista de /ibros
6Y4!" del 1= de mar,o de 1;;" dedicada a "(a poesa 9apuche Doy", o
el suplemento -rtes ( /etras delde noviembre de 1;;;, que dedic) "
pginas al tema mapuche. 5qu aparece un artculo de la segunda pgina
de la .evista de /ibros, donde aparecieron dos o tres re2erencias
el a7o anterior, y, por cierto, el cuerpo *, con in2ormaciones
nacionales.:= El Mercurio 11&%:&1;;;."En las postrimeras
del segundo gobierno de la *oncertaci)n, es evidente que su poltica
indigenista, sostenida .1"/durante la presente d3cada contra todas
las advertencias de la prudencia, arro+a resultados desastrosos#
nosehalogradosacar alospresuntosbene2iciariosdelaeGtremamiseriani
seha avan,ado en su incorporaci)n al resto de la nacionalidad
chilena":".9s a-n, la poltica del gobierno habra estimulado el
"temperamento separatista" de los mapuches, cuesti)n que se podra
haber mitigado por la economa de libre mercado#"(a (ey 1ndgena
asign) a los miembros de la etnias originarias una condici)n
parecida a la depersonas relativamenteincapaces, carentes
delalibredisposici)ndesusbienes. Ellolosha marginado de los
bene2icios de una economa libre y ha contribuido a su temperamento
separatista":!.En esta misma lnea se puede situar la siguiente
a2irmaci)n# "Dasta que se inici) el gobierno de la *oncertaci)n, el
problema de los mapuches no era racial, sino de eGtrema pobre,a.
Bebido a la poltica de aqu3lla, sin embargo, est trans2ormndose en
un problema seudorracial"::. (a lnea editorial de El Mercurio es
aqu vacilante, yaquenodudaendesignar alosmapuches comounsector
di2erentedelanaci)n, empleando t3rminos como "etnia", "etnias
originarias", "indgenas", mientras tambi3n a2irma, tributaria de
las categoras decimon)nicas, que estamos en2rentados a un
"con2licto racial". En cualquier caso, muestra que los mapuches son
un grupo di2erente, no plenamente homologable al resto de los
chilenos.Bemos un paso ms. (os +uicios sobre el "temperamento" de
los mapuches permiten bosque+ar una suerte de antropologa
mercurial, en la que siempre aparecen como pasivos, y si son
activos es por culpa de alguien eGterno a ellos# del gobierno, de
la i,quierda marGista, de los ecologistas. 1n2luidas o intervenidas
por estos agentes, las acciones de los mapuches se convierten en
una seria amena,a al orden poltico y +urdico del pas#"...el
Cobiernohacontinuadollevandoadelantelamismapolticaquetalesalarmantes
resultados ha tenido> esto es, comprar a particulares, con
recursos de los .1"$/contribuyentes, tierras eGigidas por los
ocupantes o que amena,an serlo, para entregrselas a 3stos.
*omoeraobvio, apenasas lohi,orespectodedoscomunidades,
enQraigu3ny0ur3n, sehan multiplicado las ocupaciones de predios en
9alleco y 5rauco. 5poyadas por dos entidades denominadas *onse+o de
Qodas las Qierras &nombre de suyo elocuente& y *oordinadora
de *omunidades 9apuches, numerosos grupos se han declarado Oen
alerta permanenteO, y 2i+an pla,os al 9inisterio de @ienes
6acionales para que se les OdevuelvanO sus tierras, anunciando que,
de no recibir respuestas, entendern que el Estado acoge su
eGistencia.Estecuadrodesa2a nos)lola(eydeSeguridaddel Estado,
sinoquetodoel marco constitucional y legal chileno":.(a
intervenci)n eGterna en los "con2lictos raciales" es un asunto que
preocupa enormemente a ElMercurio. Su temati,aci)n evoca argumentos
que estuvieron vigentes en el siglo pasado, durante el perodo de la
ocupaci)n de la 5raucana, por e+emplo, con la aparici)n de o bien
la aplicaci)n de un m3todo ms rpido y violento, "la eliminaci)n
(Beseitigung' de la parte eGtra7a a trav3s de la represi)n, la
evacuaci)n de la poblaci)n heterog3nea y otros m3todos radicales
similares". Bichos m3todos pueden incluir el control de la
inmigraci)n de eGtran+eros a trav3s de la legislaci)n o la
segregaci)n espacial, esto es, la construcci)n de protectorados,
colonias, etc. (Ibd.# 1=4'. Schmitt es eGplcito en que esto es una
consecuencia del principio de homogeneidad democrtica
(demokratisc&e !omogenitaf', que se opone a la idealiberal
delaigualdadylibertaddecadaindividuoconrespectoacualquierotro$.
Qodademocracia requiere ladesigualdadylaconsiguiente eGclusi)ndelos
desiguales, "encasonecesariolaeGpulsi)n
(-ussc&eidung'oeliminaci)n(Vernic&tung'deloheterog3neo",
pues"hastaahoranohahabidoninguna democracia que no haya conocido el
concepto de eGtra7o (3remde' y que haya reali,ado la igualdad de
todos los hombres" (Schmitt, 1;4:# 1" y 1:'. Ana democracia no s)lo
es compatible con la eGistencia del eGtra7o y di2erente, sino que
inclusive la requiere.0odra pensarse que, en nuestro caso, la
identidad entre Estado y naci)n preconi,ada por Schmitt oculta una
asimetra, yes la primaca del Estado sobre la naci)n. Ene2ecto,
seg-nla historiogra2a conservadora, la naci)n chilena es un
resultado de .1!=/la acci)n del Estado chileno a trav3s de las
guerras. C)ngora ha sistemati,ado esta concepci)n de manera
e+emplar en su traba+o sobre el Estado en *hile;. 0ero esto no
supone mayor problema para esta visi)n. (a acci)n del Estado ha
creado una conciencia nacional sobre la base de una unidad cultural
anterior$%. 0or ende, como obra suya, el Estado tiene que
protegerla y preservarla contra toda amena,a interna o
eGterna.6opretendemos a2irmar que ladoctrina +urdica deSchmitt
sirva deinspiraci)ndirecta alos conservadores chilenos y a El
Mercurio$1. 9s bien nos interesa mostrar la l)gica de este tipo
.1!"/$ En otro teGto a2irma, al respecto# "(a 2uer,a poltica de una
democracia se muestra en que sepa eliminar (beseitigen' o mantenga
a distancia a lo eGtra7o (3remde' y lo desigual (ngleic&e', lo
que amena,a la homogeneidad" (Schmitt, 1;4:# 1"'.; 0ara C)ngora,
"la nacionalidad chilena ha sido 2ormada por un Estado que ha
antecedido a ella... 5 partir de las guerras de 1ndependencia, y
luego de las sucesivas guerras victoriosas del siglo N1N, se ha ido
constituyendo un sentimiento y una conciencia propiamente
OnacionalesO, la OchilenidadO". H aunque C)ngora se7ala la
importancia de otros elementos "puestos por el Estado", como los
smbolos patrios, reitera que "son las guerras de2ensivas u
o2ensivas las que han constituido el motor principal". Esto debe
ligarse, en todo caso, con la concepci)n portaliana de Estado,
autoritaria y centralista, cuya decadencia durante el perodo
parlamentario signi2ica tambi3n la crtica radical al "ideal
patri)tico guerrero, principio inviolable para el siglo N1N
chileno" (C)ngora, 1;$1# =&=$ y 14:'. 0or otro lado, la tesis
de C)ngora se re2uer,a con un argumento que desvalori,a a los
pueblos "originarios" de *hile, al ser 3stos incapaces de
pre2igurar la naci)n# "(a nacionalidad chilena ha sido 2ormada por
un Estado que ha antedicho a ella, a seme+an,a, en esto, de la
5rgentina> y a di2erencia de 93Gico y del 0er-, donde grandes
culturas aut)ctonas pre2iguraron los Kirreinatos y las Rep-blicas"
(Ibd.# ='. Este argumento ya se encuentra en Ey,aguirre, como puede
verse en la nota siguiente.$% "Ha en los tres siglos anteriores (a
la 1ndependencia R.P. y ?.1.K.' el continuo olea+e de sangre
espa7ola haba creado una ra,a homog3nea en la que no se integr) el
belicoso araucano del sur del @o&@o" (Ey,aguirre, 1;:# 1!'. en
este caso, del eGtra7o a la naci)n
entendida3stacomounidadsustantiva. Hsinduda,
nopuederesultarentoncesmeracoincidenciaqueel pensamiento de C)ngora
sobre este tema tenga una impronta de Schmitt (v3ase la nota
$1'.4.=. La postura del o!ierno y de la
"oncertacin#$SiparaElMercuriolaactual
*onstituci)npuedeserutili,adapara"velarporlaprotecci)nyel
desarrollo de las etnias nativas", el gobierno piensa lo contrario,
que debe ser modi2icada. En las postrimeras de su mandato, Prei
habl) en agosto de 1;;; de "re2or,ar la nueva relaci)n con los
pueblos indgenas" que se habra iniciado con el pacto de 6ueva
1mperial en 1;$;#"como una 2orma de re2or,ar la nueva relaci)n con
los pueblos indgenas, se despach) al *ongreso 6acional la
rati2icaci)n del *onvenio 1:; de la donde la pa,, el respeto y la
celebraci)n de la diversidad erradiquen la ignorancia, la violencia
y la discriminaci)n."4. 0romover
unaculturayunaeducaci)nquevalorenlaeGpresi)ndelasidentidades
particulares, el respeto de las comunidades di2erentes y la
consideraci)n de los dems, el aprendi,a+e sobre los pueblos
indgenas, el 2lorecimiento del potencial latente en cada persona y
grupo que habita este suelo."=.
1mpulsarunmodelodedesarrolloquecontempleeintegreladiversidaddenuestras
costumbres, modos de vida y deseos de 2uturo> buscar siempre el
respeto y el dilogo la soluci)n de intereses a veces contrapuestos
y en la equidad, una gua orientadora."".Kelar por el
per2eccionamiento de un orden +urdico que respalde y prote+a los
derechos y responsabilidades delosciudadanos,
eliminandoysancionandotoda2ormadediscriminaci)ne intolerancia, y
que cautele el cumplimiento de las leyes que 2avorecen el respeto
de la diversidad."!. 0romover 2ormas departicipaci)nque
permitanlaeGpresi)ndelas necesidades y e+ercicio de los derechos y
responsabilidades de cada ciudadano, comunidad o pueblo .1!$/$!
K3ase tambi3n# /a 5ercera del ", ! y : de agosto de 1;;;.$: Esta
dimensi)n ciudadana es omitida por 6aguil (1;;;# =:' cuando asevera
que "el Estado y en particular el gobierno, quiere resolver la
situaci)n mapuche, y en particular las reivindicaciones de las
comunidades, mediante el aumento de los recursos en las
instituciones responsables de tratar la problemtica, sin querer
entender a-n que la soluci)n de estos con2lictos desborda estos
restringidos aspectos y tiene que ver con un cambio total de los
en2oques polticos, los instrumentos y las medidas a
adoptar".indgena, haci3ndoloprotagonistadesuidentidadyproyectosenel
respetodelosdemsseres humanos."El e+ercicio de una convivencia
basada en estos compromisos nos har posible construir
esteespaciode2raternidadllamado*hile,
dondelarique,adeladiversidaddelaseGpresiones culturales,
espirituales y religiosas sean motivo de orgullo para todos y
garanta de me+or vida para las generaciones 2uturas" (Pre, 1;;;b'.5
primera vista, esta postura del gobierno resulta sumamente
atrayente y consonante en gran medida con una poltica de
reconocimiento de las di2erencias. Sin embargo, adolece de dos
limitaciones bsicas.En primer t3rmino, enuncia una serie de
prop)sitos y metas, con las cuales di2cilmente podra no
coincidirse, peronoestableceel modoc)mocumplirlasni
tampococ)molospropiospueblosindgenas podran tomar parte en dicha
reali,aci)n.(a participaci)n de dichos pueblos no es de2inida, o se
hace en t3rminosmuyambiguosygenerales,
loquepermitequesecali2ique&indirectaodirectamente&aquienes
inician movili,aciones en pos de la satis2acci)n de sus demandas,
como opuestos al dilogo. 5l respecto las palabras del eG ministro
Juintana son e+empli2icadoras.Juintana insiste en su escrito en que
los dilogos comunales son "el smbolo de una relaci)n" entre el
"poder poltico" y "los representantes de las comunidades 3tnicas
para lograr alian,as y acuerdos tendientes ae2ectuar cambios
institucionales yproductivos", pues all reside"laclavedel 3Gito".
Setratadeuna
verdaderacreatioe)ni&ilopueslosdilogosreali,adosconlosmapuches"deberanserunantecedente
2ecundo para la convivencia de estas comunidades que reci3n
empie,an a conocerse" (Juintana, 1;;;# 4!, subrayados nuestros'.
5qu se omite en principio toda consideraci)n respecto a las
polticas de gobierno desde 1;;%, o incluso antes, desde 1;$; con el
5cta de 6ueva 1mperial. Reci3n al 2inal del artculo se habla de la
continuidad entre dicha 5cta y el 0acto de Respeto *iudadano. 1;; y
1;;$> y el estudio incluido en este libro'.$; 5l respecto, v3ase
tambi3n el artculo de 5yl8in (4%%%', uno de los pocos que se
aventuran en el di2cil camino de las propuestas sobre la resoluci)n
de los con2lictos 3tnicos.sobre sus propios asuntos. En otras
palabras, que haya un aumento e2ectivo del poder y la autonoma
indgena y se redu,ca o minimice la dominaci)n estatal.En cuanto a
los obstculos, muchos de ellos han sido mencionados indirectamente
antes. Dabra que
agregaralgunosquecomprometenalpropiomovimientoindgena.
Qambi3ndepartede3ste, nos)lodel sector conservador y del gobierno
(aunque en tensi)n con la idea de reconocimiento 3tnico y
ciudadano', se 2ormula una concepci)n sustanciali,ada de la naci)n,
tal como hemos mostrado en las pginas anteriores. (a
ideaderecuperaci)ndelanaci)nmapucheysuterritorio,
independientementedesuviabilidadpoltica, indica una clara
separaci)n entre la sociedad chilena y la sociedad mapuche, con las
consecuencias del caso.6o s)lo se trata de autonoma, como se7ala
@engoa (1;;> 1;;;a y 1;;;b', sino de independencia territorial y
nacional. 6os parece que los planteamientos de intelectuales
mapuches como *hihuaila2, de indigenistas como @engoa y
.1:!/5yl8in, as como los aportes de Qaylor y Dabermas sugieren una
posibilidad di2erente# repensar la relaci)n de pertenencia nacional
sin de+ar por ello de lado la legtima eGigencia de respeto a la
diversidad. (a integraci)n nacional no necesariamente debe ir de la
mano con la opresi)n 3tnica y el 2also reconocimiento. Si se acepta
esto, entonces tambi3npuedeconcebirseunaluchapor el
reconocimientoquesigni2iqueunprocesode aprendi,a+e no s)lo para los
mapuches y dems pueblos indgenas del pas, sino tambi3n para los
propios chilenos. En este sentido pueden entenderse las propuestas
de *hihuaila2 y del mismo *onse+o en algunos documentos.
1ndiscutiblemente, como analistas del problema, no pretendemos de
ninguna 2orma decir cules debenserlasmetasdel movimientomapuche.
Estesedayseguirdndoseaquellasqueconsiderems apropiadas. 0eros
creemosvlidoindicaral
menosalgunoscaminosdedilogoyacuerdo(tanlibrede coacciones como sea
posible' entre dicho movimiento, el gobierno y la sociedad chilena,
que permitan sus&tentar
unautoparealistadeunaconvivenciaderespetoeigualdadentrelasdistintasculturas,
etniasy poblaciones de *hile;%..1::/;% ".6/o se hubiera conseguido
nunca lo posible, si en el mundo no se hubiese recurrido siempre a
lo imposible", dice 9aG Leber al 2inal de su 2amosa con2erencia "(a
poltica como vocaci)n" (Leber, 1;1;# $4'.