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ESTRUCTURALISMO Author(s): P. Llus Font Source: El Ciervo, Ao
18, No. 186/187 (AGOSTO-SEPTIEMBRE 1969), pp. 16-19Published by: El
Ciervo 96, S.A.Stable URL:
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EL CICERONE
ESTRUCTURALISMO En lingstica como en antropologa cultural, en
sociolo- ga como en psicoanlisis, en crtica literaria como en filo-
sofa, ser estructuralista o antiestructuralista parece como
si imprimiera carcter.
EL LTIMO ISMO
K 10 es nada cmodo en este momento hacer una presentacin ingenua
del estructuralismo, ' ^ como corresponde a una seccin titulada El
Cicerone. Ms fcil y, en todo caso, ms ten- tador sera entrar en la
lid con un artculo polmico. Me esforzar, sin embargo, en hacer lo
pri- mero, informando llanamente sobre el fenmeno estructuralista e
indicando la bibliografa bsica sobre el tema.
El estructural ismo es una filosofa recin estrenada, que acapara
la atencin actualmen- te, sobre todo en el rea cultural de
influencia francesa. Su irrupcin no puede menos de recor- dar la
del existencialismo hace cuarenta aos y de sugerir la idea de un
relevo. Los trminos de existencia, libertad, historicidad o sentido
son sustituidos por los de estructura, sis- tema, cdigo o sintaxis.
Para muchos, el estructuralismo podra ser en este tercer tercio del
siglo XX lo que ha sido el existencialismo en el segundo: no slo la
filosofa del momento, sino tambin el lugar en el que vendran a
representarse de nuevo los grandes papeles de nuestra tradicin
cultural. Pues uno de los efectos de la filosofa del momento es
siempre obli- gar a las otras a situarse y redefinirse en funcin de
ella y a entrar, por lo tanto, en el mbito alumbrado por ella. Las
grandes opciones de siempre tendran ahora decorado estructuralista.
Si tal fuese la situacin, la polmica entre Sartre y Lvi-Strauss
tendra un significado histrico: sera una no muy apacible transmisin
de poderes.
Como ismo, es decir, como tendencia ideol- gica de un cierto
volumen, ha hecho explosin en Francia en los ltimos aos. Ferrater
Mora, buen registrador de las novedades filosficas, no deja
constancia todava del fenmeno es- tructuralista (del
estructuralismo en sentido estricto, como aclararemos luego) en la
quinta edicin, generosamente aumentada, de su mo- numental
Diccionario de Filosofa (1965). Basta echar una ojeada a las fechas
de cual- quier bibliografa para darse cuenta de que hay una
decisiva: 1966, ao en el que J. Lacan y L. Althusser renen en
sendos volmenes - Ecrits y Pour Marx, respectivamente - una serie
de trabajos anteriores y M. Foucault pu- blica su obra ms
representativa, Les mots et les choses. Les haba precedido cuatro
aos an- tes La pense sauvage, de C. Lvi-Strauss, que sacaba las
consecuencias filosficas de quince aos de aplicacin a la
antropologa cultural del mtodo estructural elaborado por los
lingistas en las dcadas anteriores. Lo cierto es que, mientras
antes de esas fechas la informacin sobre el estructuralismo no
alcanzaba ms que a unos pocos especialistas o curiosos, en estos
ltimos aos los grandes de la nueva corrien- te se han convertido en
vedettes y ven sus li- bros vendidos y sus ideas en el orden del da
de todas las discusiones. En lingstica como en antropologa
cultural, en sociologa como en psicoanlisis, en crtica literaria
como en filo- sofa, ser estructuralista o antiestructuralista
parece como si imprimiese carcter.
Hay que notar, por otra parte, que esta vez la colonizacin
cultural nos afecta sin prdida de tiempo: mientras con veinte aos
de retraso tuvimos, meses atrs, en Barcelona, la sensa- cin de
descubrir el teatro de Sartre, ingerimos ahora literatura
estructuralista a medida que sale del horno.
EL AMBITO DEL ESTRUCTURALISMO
Se pueden distinguir en el estructuralismo - lo mismo ocurra en
el existencialismo - di- versos crculos concntricos, que permiten
una aplicacin ms o menos estricta del trmino.
En un sentido amplio, se puede hablar de estructural ismo
siempre que nos encontramos con una cierta potenciacin de la
categora de estructura como instrumento de inteligibili- dad, a
expensas de la categora de gnesis. Ser
estructuralista significa, segn esto, estudiar los objetos en s
mismos como estructuras, esto es, como totalidades formadas por
elementos in- terdependientes, prescindiendo de considera- ciones
ajenas a la estructura, como podran ser las de orden histrico,
sociolgico o psico- lgico. A la explicacin gentica a partir de la
evolucin temporal se contrapone la expli- cacin estructural a
partir del sistema de coexistencia. Si para el historicismo conocer
es conocer la gnesis, para el estructural ismo co- nocer es conocer
la estructura. El estructura- lismo es, pues, siempre una cierta
forma de an- tihistoricismo (slo concebible, en realidad, como
posthistoricismo) . El actual estructura- lismo, que reacciona
vigorosamente contra un siglo de mayor o menor vigencia del
histori- cismo, quedara as situado en un marco ms amplio,
acentuando simplemente una tenden- cia que tiene notables
precedentes. La nocin de estructura, en efecto, desempea un papel
importante mucho antes del nacimiento de los actuales estructural
istas, no slo en biologa (que proporciona el prototipo de toda
estruc- tura, el organismo), sino tambin en psicolo- ga, en
sociologa, en economa, en poltica, y aun en matemticas y en fsica,
sin olvidar la filosofa. No se trata aqu de explanar este punto,
por lo dems reconocido por todo el mundo. Quiero notar simplemente
que esto es
lo que se recuerda sobre todo desde los pases anglosajones y
germnicos ante una cierta in- temperancia del estructuralismo
francs, que slo sera nuevo por el nfasis con que hace de la
categora de estructura la nocin epistemo- lgica clave.
Sin embargo, agrandando tan desmesurada- mente el crculo, la
palabra estructural ismo acaba por no significar nada preciso.
Ocurre lo mismo con el existencialismo, cuando se in- cluye en l
desde Scrates y los estoicos hasta Bergson y Blondel. Hay un crculo
ms estre- cho y suficientemente homogneo al que pare- ce preferible
reservar la etiqueta, como suele hacerse ya espontneamente en
nuestras lati- tudes: se trata del estructuralismo que tiene en la
lingstica su lugar de origen y que una serie de autores franceses
van trasladando a otros campos y recargando ideolgicamente. Es este
estructural ismo en sentido estricto el que nos interesa definir,
poniendo de manifiesto la inspiracin comn a empresas como la antro-
pologa cultural de C. Lvi-Strauss, el psicoan- lisis de J. Lacan,
el marxismo epistemolgico de L. Althusser, la nouvelle critique de
R. Bar- thes o el sistematismo de M. Foucault, para mencionar slo
las que, en el escaso margen de perspectiva que tenemos ahora,
parecen te- ner mayor relieve. Son empresas suficiente- mente
emparentadas por su orientacin doc- trinal y su comunidad de mbito
histrico como para no aplicarnos a disolver su originalidad en el
crculo ms amplio antes apuntado, redu- ciendo apresurada y ms o
menos interesada- mente lo nuevo a lo viejo, lo desconocido a lo
conocido.
Delimitada as su extensin, dos me parecen ser las caractersticas
bsicas del estructuralis- mo: una metodolgica y otra ideolgica, que
podemos designar como mtodo estructural e ideologa
estructuralista.
EL METODO ESTRUCTURAL
En el estructuralismo nos encontramos, ante todo, con un mtodo
surgido en el campo de la lingstica, que ha hecho dar a esta
ciencia un paso decisivo y que, si hemos de creer a Lvi- Strauss,
puede igualmente promocionar las otras ciencias humanas -
actualmente en un estado de desarrollo semejante a la astronoma en
tiempo de los babilonios - , elevndolas al nivel de verdaderas
ciencias.
El mtodo estructural naci - aunque no con esta denominacin -
cuando el lingista suizo F. de Saussure, ya en la primera dcada del
si- glo, mostr que la historia de una palabra est muy lejos de dar
cuenta de su forma y signifi- cacin actual. La razn estriba en que,
adems de la diacronia, es decir, del cambio histrico, hay la
sincrona, es decir, el sistema y organi- zacin interna de las
unidades que forman una lengua en un momento determinado. En trmi-
nos muy llanos podramos decir que, en la for- macin y transformacin
de una lengua, cada elemento sufre, adems de la presin ante- rior
de la historia, la presin colateral de los otros elementos, presin
colateral a la que queda subordinada la presin anterior y que es
mximamente determinante para la tra- yectoria de cada elemento. La
lengua - la langue - , as entendida, es el aspecto social y
codificado del lenguaje, preexistente al hombre que lo utiliza,
aspecto que Saussure contrapo- ne al hablar - la parole - ,
variante individual segn las posibilidades del sistema comn al que
tiene que someterse.
El objeto de la lingstica ser estudiar la langue como sistema,
independientemente de factores histricos o de consideraciones
filos- ficas. El sistema de que habla Saussure es la estructura de
que hablarn los lingistas es- tructurales de las escuelas de Praga
o de Co- penhague o de otros grupos, particularmente
norteamericanos o franceses.
Evidentemente, este nuevo enfoque de la lin- gstica se afirma
contra la tendencia anterior historicista y filolgica y aparece, en
cierto modo, como un caso particular del estructura- lismo en
sentido amplio, de que hablbamos antes. Para entender la
originalidad del nuevo estructural ismo, hay que recordar que
Saussure conceba la lingstica como parte de una cien-
16 - el ciervo
Pedro Llus >^^^^B^^^ Font es pro- JHP^^^^ fesor de la Wk- ^H
Facultad de WF H Filosofa y jj^^^EBw* Letras de la flHB^P^^^^*
Universidad '|5f -" de Barcelona. 'rT * Naci en Pu- i!: Mv jalt de
Sort ^F* J? 1^. (Lrida), el J&F ufe 1 de mayo ^^^^R^* jBHh de
1934. Lee- ^^^^^^B Mk, ^HBSI tor de espaol ^^^^^|k^F ^ mSBB en
Francia. ^^^^^HBI ** ^ flEitiwwHH Se licenci en Filosofa en la
Universidad de Toulouse. Al propio tiempo se licenciaba tambin en
Teo- loga - caso infrecuente en un laico - en el Instituto Catlico
de la misma ciudad.
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cia general de los signos, la semiologa, que deba abarcar el
estudio no slo de las lenguas, sino tambin de los mitos,
costumbres, institu- ciones, etc. Se perfila as la posibilidad de
apli- car el mtodo estructural a las otras ciencias del signo o
ciencias de la cultura (entendiendo por cultura el inmenso campo de
la produccin de signos) .
Tendramos entonces un estructural ismo de modelo lingstico o
estructural ismo cultu- ral, que podramos contraponer al estructu-
ralismo de modelo no lingstico o estructura- lismo natural. Para
recoger esta diferencia- cin se va adoptando en Francia, por conta-
gio de procedimientos germnicos, la distin- cin entre structurel y
structural. Structurel remite a las estructuras perceptibles en la
rea- lidad. Structural, en cambio, a estructuras de signos, a
estructuras culturales, no inme- diatamente patentes, puestas de
manifiesto se- gn los procedimientos del anlisis estructural
elaborados por los lingistas. Tal estructura es- capa a los
individuos por ella afectados, como tambin al investigador emprico.
Es un ins- trumento terico, un modelo, forjado por el cientfico
para dar cuenta de las manifesta- ciones culturales que trata de
analizar. Esto es lo que se quiere decir cuando se contrapone la
estructura-modelo del estructural ismo de ins- piracin lingstica a
la estructura-realidad del estructural ismo en sentido amplio.
CAMPOS DE APLICACIN
El primero en aplicar de manera rigurosa el mtodo estructural a
otro campo ser C. Lvi- Strauss, quien, inspirndose muy de cerca en
el lingista R. Jakobson, obtiene resultados im- portantes hasta
convertirse en uno de los gran- des nombres mundiales de la
antropologa cultural por sus estudios primero de las estruc- turas
elementales del parentesco y luego de los mitos amerindios. El
clebre antroplogo echa sobre esas actividades culturales a primera
vis- ta caticas una red de inteligibilidad, al descu- brir un
conjunto de reglas que las rigen de ma- nera inconsciente y que son
como el baile que bailan sin saberlo los pueblos primitivos. Los
sistemas de parentesco o los mitos son estruc- turas con las mismas
propiedades formales que una lengua.
Casi al mismo tiempo que Lvi-Strauss estu- dia el inconsciente
colectivo de los pueblos pri- mitivos, J. Lacan aplica mtodos
anlogos a la investigacin del inconsciente individual (con-
siderado como un sistema sincrnico regido por leyes lingsticas) y
hace una lectura estructu- ralista de Freud, sin dejar por eso de
presen- tarse como un psicoanalista fieudiano de es- tricta
observancia.
Semejante intento de lectura har en el mar- xismo L. Althusser,
rechazando la interpreta- cin historicista y humanista de Marx (muy
extendida en Occidente en los ltimos de- cenios, sobre todo a raz
del descubrimien- to de los Manuscritos econmico-filosficos de
1844) y sealando una cesura epistemo- lgica entre la ideologa del
joven Marx y la teora de El Capital, estudio riguroso de las
estructuras socioeconmicas.
Otro campo en el que, por su proximidad con la lingstica, era
previsible la aplicacin del mtodo estructural es la crtica
literaria. La nouvelle critique, con R. Barthes como prin- cipal
representante, opone a la crtica histori- cista, que vincula
estrechamente la obra al autor y al medio social, el anlisis
estructural de la obra como texto autnomo, diciendo adis al autor.
Barthes ha aplicado igualmente el m- todo estructural al estudio de
la moda. (Diga- mos de paso que slo abusivamente y como
consecuencia de una pura asociacin verbal se sita a veces a L.
Goldmann en la lnea de esta nouvelle critique. Es verdad que
Coldmann hace profesin de estructura I ismo gentico, pero nada
tiene que ver esto con la tendencia de que ahora nos ocupamos y
frente a la cual se ha pronunciado duramente.)
Hay que mencionar, finalmente, a M. Fou- cault, que aplica un
cierto mtodo estructural al anlisis de la cultura moderna,
practicando en ella algunos cortes sincrnicos que le per- miten
considerar las diversas manifestaciones
Claude Lvi-Strauss
coexistentes en cada momento como fenme- nos posibilitados por
un cierto tipo de estruc- tura latente, que l llama episteme. Pero
en esta filosofa de la cultura el aspecto metodo- lgico pasa
decididamente a segundo plano, de- trs del ideolgico.
El mtodo estructural pone en juego tcni- cas muy elaboradas en
las que no es cuestin de entrar aqu y que, por su complejidad, se
sustraen a toda vulgarizacin. Es un mtodo de investigacin, cuya
rentabilidad debe ser juzgada por los mismos cientficos y no desde
fuera. (De hecho, no faltan discusiones entre los lingistas, y el
transformacionalismo y la gramtica generativa de Chomsky, por
ejemplo, representan una revisin de las posi- ciones primerizas.
Otras contestaciones le vienen al mtodo estructural en particular
des- de la epistemologa de signo analtico.)
LA IDEOLOGIA ESTRUCTURAL I STA
Pero el empleo del mtodo estructural no es todava el estructural
ismo. Como el empleo del mtodo histrico no es todava el
historicismo. Todo ismo supone una cierta ideologizacin, con la
consiguiente explicitacin de los supues- tos cosmovisionales. El
estructural ismo es el mutuo refuerzo del mtodo estructural y de la
ideologa que calificaremos en seguida de anti- humanista, en el
mbito del antihistoricismo.
En abstracto y de derecho, el mtodo estruc- tural, como todo
mtodo cientfico, es metafi- sicamente neutro. En concreto y de
hecho, fue relativamente asptico mientras no sali de la lingstica
(la ms asptica de las ciencias del hombre y la ms semejante, en
este sentido, a las ciencias de la naturaleza), pero ha dejado de
serlo a medida que se ha ido aplicando a otros campos. Y no hay por
qu extraarse de que algunos autores confirman la ley bastante
general segn la cual la carga ideolgica de un pensamiento es
inversamente proporcional a su rigor metodolgico.
Decamos antes que uno de los rasgos ms salientes del estructural
ismo es el antihistori- cismo. Ahora podemos precisar que el
antihis- toricismo estructural sta tiene dos tipos de mo-
tivaciones: metodolgicas e ideolgicas.
Metodolgicas, derivadas de la imposibili- dad - por lo menos en
el actual estado de las ciencias humanas - de conocer la evolucin
histrica en s misma y de la necesidad de limi- tarse, por lo tanto,
a hacer anatoma compa- rada, como gusta de decir Lvi-Strauss, re-
nunciando a la pretensin del historiador de hacer fisiologa. El
estructural sta renuncia - por lo menos de momento - a la
explicacin gentica, porque cree que el historiador sufre la ilusin
cinematogrfica de la continuidad, cuando en realidad no hay, o no
se puede co- nocer, sino una sucesin de planos sincrnicos.
El estructural ismo es un transformismo que reconoce no poder
explicar los mecanismos de la transformacin.
Pero el antihistoricismo estructural sta tiene, adems,
motivaciones ideolgicas, que pode- mos calificar, sin demasiado
riesgo, de anti- humanistas. Se repite con Mallarm que es el
lenguaje el que habla. El a parle estructu- ral sta es la ltima
disolucin del je pense cartesiano. Pero no es nicamente el
lenguaje, sino la historia entera la que se hace sola, por
funcionamiento mecnico de las estructuras, sin el hombre. El hombre
sufre la ilusin his- toricista de hacer la historia y de hacerse en
la historia, y esta ilusin le hace interpretar como compromiso
social, poltico, etc., lo que en realidad es pura agitacin. No es
el hombre, consciente y libre, quien crea y transforma las
estructuras, sino que son las estructuras, in- conscientes y
determinantes, las que crean y transforman al hombre. Aunque
pudiesen lle- gar a conocerse los mecanismos de la trans- formacin
histrica, el estructural ismo segui- ra siendo antihistoricista por
antihumanista. De ah que se presente, ante todo, como nega- cin del
existencialismo, en la medida en que el existencialismo es un
humanismo (aunque tal vez un humanismo que est a punto de
transmutarse en su negacin).
Tales tendencias antihumanistas aparecieron al mismo tiempo, o
incluso con una ligera an- ticipacin, en la literatura ya en la
dcada pa- sada: el nouveau roman (A. Robbe-Crillet, N. Sarraute, M.
Butor) y el nouveau thtre (S. Beckett, A. Adamov) , reaccionando
contra un cierto humanismo insulso y edificante, se aplican a
disolver el sujeto hasta convertirlo en el simple lugar en el que
suceden cosas en virtud de mecanismos que le escapan. Parad-
jicamente, esta literatura ya estructura I sta no est lejos de un
cierto existencialismo pat- tico, desesperado y vaco, en el que el
sujeto no hace ms que moverse (o mejor, conmo- verse) dentro de
estructuras que se obstina en ignorar. Por eso deca que un cierto
exis- tencialismo est a punto de transmutarse en su negacin. El
estructura I ismo aparece enton- ces como su verdad. Aqu uno no
puede menos de recordar el diagnstico de Nietzsche sobre el avance
del nihilismo europeo.
LA HORA DE LA CRITICA
Lvi-Strauss reconoce su deuda con Marx y Freud. Althusser y
Lacan muestran que es po-
Coleccin PENSAMIENTO
INQUIETUDES DE UN BILOGO por Jean Rostand
El conocido bilogo Jean Rostand refleja en esta obra sus
preocupaciones e inquie- tudes ante los problemas de nuestros das,
y nos brinda sus reflexiones sobre el presente y el futuro de
nuestra socie- dad, partiendo de la revelacin propor- cionada por
la biologa respecto a la uni- dad de los grandes fenmenos de la
vida y a la profunda variedad de sus mani- festaciones.
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EL ATESMO por Henri Arvon y Jos Jimnez Lozano
El atesmo materialista. - El materialis- mo antiguo. - La
corriente libertina francesa. - El materialismo ingls, fran- cs y
alemn. - El ateismo humanista. - El atesmo marxista. - El atesmo
nietzcheano. - El atesmo existencialista. Apndice: El atesmo en
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li FONTANELLA Escorial, 50 - BARCELONA
EL CIERVO - 17
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sible una lectura estructural sta de estos auto- res, como otros
haban mostrado que es po- sible una lectura humanista. La
polivalencia de la obra de Marx y Freud y la ambigedad de la
ideologa estructural ista explican la tempestad que se ha originado
a este propsito (sobre todo, claro est, en el caso de Marx) . De
he- cho, es en la lnea de estos pensadores, a los que hay que aadir
Nietzsche (cuya influen- cia es clara en Foucault) y naturalmente
Hegel (que es el antepasado comn) , como se puede comprender el
estructuralismo. Todos estos filsofos de la sospecha han subrayado,
lo mismo que los estructural istas, que hay un de- sacuerdo entre
lo que los hombres hacen y lo que piensan y dicen que hacen. Todos
ellos denuncian las ilusiones del cogito cartesiano, buceando en
las estructuras y procesos incons-
cientes, individuales o colectivos, para descu- brir la raz de
este desacuerdo. l estructura- lismo se sita en esta lnea de
desenmascara- miento.
Pero aqu la disimulacin que se trata de burlar no es de tipo
sociolgico o psicolgico,
> sino de tipo lgico (en el sentido en el que Kant hablaba de
lgica para designar el es- tudio de las leyes del entendimiento).
Pues el inconsciente que exploran los estructural istas se parece
ms al inconsciente transcenden- tal de Kant que al inconsciente
psicolgico de Freud. Lo psicolgicamente consciente o in- consciente
est igualmente condicionado por ese inconsciente ms bsico.
Lvi-Strauss, que acepta para el estructuralismo el calificativo de
kantismo sin sujeto transcendental (P. Ri- coeur), ha explicado que
su objetivo es cono-
Roland Barthes
cer el funcionamiento del espritu humano, haciendo el inventario
de las constricciones mentales y revelando la necesidad inmanente
a
^llfHlllIflIlfgflIfgflg ^|
tnittltltlllttlllltlllllltlltltlttlltllllljltlllltllltlltltlltllllttllllllllttltllttlllltllltlllllliltllltlttltltlltllltltlltl
.
llttlIltlliltlltltttllllilltllltlttltllllllIfliUllllllllttlIlll
I NOTAS BIBLIOGRFICAS = La bibliografa estructuralista es ya
inmensa. = La seleccin que sigue quiere slo dar cuenta de = las
obras bsicas y de algunos trabajos que pue- E den servir de
introduccin o ayudar a la com- E prensin y valoracin.
A. Lingstica estructural:
1) Iniciacin. Se puede recurrir a alguna de = las muchas
introducciones a la lingstica, que =5 tienen siempre referencias ms
o menos extensas H a la lingstica estructural. He aqu algunos t- =
tulos: = R. CERDA: La lingstica d'avui, Barcelona, Teide, 1968.
J. PERROT: La linguistique, Pars, P.U.F., t Que = sais- je, n.
570, 1957. = P. GUIRAUD: La smantique, Pars, P.U.F., = tQue
sais-je, n. 655, 1955 (tr, cast.: La se- H mntca, Mxico, F.C.E., t
Breviarios, n- = mero 153, 1965). |j B. MALMBERG: La phontique,
Pars, PUR, EE Que sais-je, n. 637, 1954 (tr. cast.: La fo- li
ntica, Buenos Aires, Eudeba, 1964). = B. MALMBERG: Les nouvelles
tendances de la E linguistique, Pars, P.U.F., 1966.
H 2) La obra clsica: = F. DE SAUSSURE: Cours de linguistique gn-
5 rale, Pars, Payot, 1962 (1. ed., 1915. Tr. cast.: = Curso de
lingstica general, Buenos Aires, Losada, 1967).
H 3) Algunas obras representativas: = R. JAKOBSON: Essais de
linguistique gnrale, E Paris, Minuit, 1963. R. JAKOBSON y R* HALLE:
Fundamentos = del lenguaje, Madrid, Ciencia Nueva, 1967. A.
MARTINET: Elments de linguistique g- nrale, Paris, Armand Colin,
1964 (tr. cast.: ES Elementos de lingstica general, Madrid, =
Gredos, 1965). A.-J. GREIMAS: Smantique structurale, Pa- jj| ris,
Larousse, 1966.
si B. Estructuralismo propiamente dicho:
H 1) C. LVI-STRAUSS. Sus escritos principales = se dejan
fcilmente clasificar en tres grupos: j a) Una autobiografa
intelectual: Tristes tro- = piques, Pars, Plon, 1955. (Es el libro
por S el que acaso habra que empezar.) = b) Dos importantes
aportaciones cientficas a E la antropologa actual: = - Les
structures lmentaires de la parent, i Pars, P.U.F., 1949.
(Precedido por: La vie familiale et sociale des indiens Nam- E
bikwara, Paris, Socit des Amricanis- = tes, 1948; y seguido de
lejos por Le = totmisme aujourd'hui, Pars, P.U.F., = 1962; tr.
cast.: El totemismo en la ac- tualidad, Mxico, F.C.E., t
Breviarios, n. 185, 1965.) = - Mythologiques, Paris, Pion, 1964 ss.
= (Han aparecido tres tomos: Le cru et le cuit, 1964; Du miel aux
cendres, 1966; = L'origine des manires de table, 1969.) c) Dos
libros de reflexin terica, escritos en- = tre las dos grandes obras
cientficas: H - Anthropologie structurale, Pars, Plon, ES 1958.
(Recopilacin de trabajos sobre te- E mas predominantemente
metodolgicos.)
^R'iiitiiiiiiiiiiiHiiiiiiitiiiiiiiiiHiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiiimiiitiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin
- La pense sauvage, Pars, Plon, 1962 (tr. cast.: El pensamiento
salvaje, Mxi- co, F.C.E., Breviarios, n. 173, 1967. Toma de
conciencia de las implicaciones filosficas. El ltimo captulo
contiene una discusin de la Critique de la raison dialectique de
Sartre). (A estas dos obras haba precedido un pequeo ensayo de
filosofa de la cultu- ra: Race et histoire, Paris, Unesco, 1952;
tr. cat,: Raa i historia, Barcelona, Edi- cions 62, 1969.)
2) J. LACAN: Ecrits, Pars, Seuil, 1966. (Re- copilacin de
trabajos anteriores. Libro de difcil lectura.)
3) L. ALTHUSSER: Lire le Capital, 2 vol., Pars, Maspero, 1955.
(En colaboracin.)
Pour Marx, Pars, Maspero, 1966 (tr. cast.: La revolucin terica
de Marx, Mxico, Siglo XXI, 1967),
4) R. BARTHES: Le degr zero de l'criture, Pars, Gonthier, 1966
(1.* ed., 1953. Tra- duccin cast.: El grado cero de la escri- tura,
Buenos Aires, Jorge Alvarez, 1967).
Mythologies, Pars, Seuil, 1962. Sur Racine, Pars, Seuil, 1963.
Essais critiques, Paris, Seuil, 1964 (tr. cast:
Ensayos crticos, Barcelona, Seix Barrai, 1967).
Critique et vrit, Pars, Seuil, 1966 (tr. cat: Crtica i veritat,
Barcelona, Llibres de Sinera, 1969).
Systme de la mode, Pars, Seuil, 1967. 5) M. FOUCAULT: Histoire
de la folie l'ge
classique, Paris, Plon, 1961 (2.a ed. abre- viada en 1964. Tr.
cast, de la 2.a ed.: Historia de la locura en la poca clsica,
Mxico, F.C.E., cBreviarios, n. 191, 1967).
Naissance de la clinique. Une archologie du regard mdical, Pars,
P.U.F., 1963 (tr. cast.: Nacimiento de la clnica, Mxi- co, Siglo
XXI, 1967).
Les mots et les choses. Une archologie des sciences humaines,
Paris, Gallimard, 1966 (tr. cast.: Las palabras y las cosas, Mxi-
co, Siglo XXI, 1968).
Archologie du savoir, Paris, Gallimard, 1969.
C Introducciones sistemticas al estructura- lismo :
J.-B. FAGES: Comprendre le structuralisme, Toulouse, Privat,
1967. (Presenta de ma- nera clara los modelos, las reglas y los
campos de aplicacin del anlisis estruc- tural.)
Le structuralisme en procs, Toulouse, Pri- vat, 1968 (Proceso,
en el doble sen- tido de evolucin y crtica. Da cabida al aspecto
ideolgico, dejado de lado en el libro anterior, y se constituye en
abogado con desigual fortuna. Ambos tomitos se complementan y
constituyen una buena introduccin.)
J.-M. AUZIAS: Clefs pour le structuralisme, Pars, Seghers, 1967
(tr. cast.: El estruc- turalismo, Madrid, Alianza Editorial, n-
mero 176, 1969. Estilo desenfadado y di- tirmbico, con notable
ausencia de sen- tido crtico).
Illllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllilllllllllllllllllllllllllllllllll!
llllllllllltlllllllllilllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllltlllllllllllllllllllltlllfllllllllllll
HUI*
J. PIAGET: Le structuralisme, Pars, P.U.F., tQue sais-je, n.
1391, 1968 (tr. cast.: = El estructuralismo, Buenos Aires, Proteo,
|| 1968, Postura severa con respecto al es- f tructuralismo de
modelo lingstico, que || aparece como un captulo ms del estruc- =
turalismo en sentido amplio). E
D. Anlisis y discusiones: =
1) Nmeros monogrficos de revistas y ar- jj| tculos especialmente
relevantes. Destacan !E por su inters: E Esprit, n. 322, nov. 1963:
La pense sau- ==
vage et le structuralisme. (Examen crtico = de las posiciones de
Lvi-Strauss.) {E
Esprit, n. 360, mayo 1967: Structuralismes, E idologie et
mthode. (Especial atencin = a Foucault y Althusser.) =
Temps modernes, n. 246, nov. 1966: Pro- = blmes de
structuralisme (tr. cast. J. Pouil- |j Ion y otros: Problemas del
estructuralis- E mo, Mxico, Siglo XXI, 1967. Amplio = caleidoscopio
de las investigaciones es- =5 tructuralistas en los diversos
campos). |
Cabe sealar tambin, entre otros: s Aletheia, n. 4, mayo 1965: Le
structura- |
lisme. = L'Arc, n. 26, 1965: Claude Lvi-Strauss. La Pense, n.
135, oct. 1967: Structura- =
lisme et marxisme. |j Hay que mencionar igualmente el
interesante =
artculo de F. FURET: Les intellectuels = franais et le
structuralisme (Preuves, feb. {= 1967) y la toma de posicin de
Sartre: || Jean-Paul Sartre rpond (L'Arc, n. 30, j nov. 1966).
E
Entre las recopilaciones de artculos traduci- EE dos al
castellano, hay que citar, adems del j| ya mencoinado nmero de
Temps modernes: SE P. RICOEUR y otros: Claude Lvi-Strauss. E
Problemas del estructuralismo, Crdoba = (Argentina), Editorial
Universitaria, 1967. ||
J. POUnXON y otros: Sartre y el estruc- =} turalismo, Buenos
Aires, Quintara, 1968. ||
L. SVE y otros: Dialctica y estructura- = lismo, Buenos Aires,
Orbelus, 1969. ||
2) Otros trabajos sobre problemas preferente- = mente
metodolgicos: j| J. VIET: Les mthodes structuralistes dans =
les sciences sociales, La Haya, Mouton, E 1967. =
R. BASTIDE y otros: Sens et usages du || terme structure dans
les sciences humaines f et sociales, La Haya, Mouton, 1962 (tr. =
cast.: Sentido y usos del trmino estruc- E tura en las ciencias del
hombre, Buenos = Aires, Paids, 1968). 5
F. WAHL y otros: Qu'est-ce que le struc- = turalisme, Pars,
Seuil, 1968. (Importante.) E
3) Otros trabajos sobre cuestiones preferente- || mente
ideolgicas. Destacan especialmente = dos libros de procedencia
distinta - perso- = nalista y marxista respectivamente - , cuyos |
ttulos son de por s elocuentes: E M. DUFRENNE: Pour l'homme, Pars,
=
Seuil, 1968. | H. LEFEBVRE: Position contre les techno- =
crates, Pars, Gonthier, 1967. || Para iluminar el debate entre
el marxismo se
y el estructuralismo hay que mencionar, E por ultimo, el libro
de L. SEBAG: Marxis- = me et structuralisme (Pars, Payot, 1964), j|
en el que el joven autor, de formacin = marxista, dramticamente
desaparecido, ex- E plica las razones de su corrimiento hacia = el
estructuralismo. E
Illllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllirn
18 - EL CIERVO
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-
la ilusin de libertad. La boutade La antropo- loga es
entropologa seala perfectamente el signo antihumanista de esta
nueva forma de determinismo.
El aspecto relativamente acadmico de la obra de Lvi-Strauss
disimula, sin embargo, su carga ideolgica, que se hace ms patente
en otros autores y que ha provocado la alarma tanto del marxismo
como del existencialismo y del personalismo. Desde todas estas
posicio- nes se ha visto en el antihumanismo estructu- ralista la
negacin del momento sujetivo, libre y creador, del hombre, con la
consiguiente ne- gacin del papel del hombre en la historia. El
enfrentamiento de ideologas se traduce enton- ces en una
proliferacin de crticas de tipo sociolgico.
Aparte de casos espordicos como el de F. Fu- ret, que insina
maliciosamente que el estruc- turalismo podra ser la negacin
francesa de la historia cuando la Historia parece negar a Francia,
la inmensa mayora de estas crticas sociolgicas coinciden en ver en
el estructura- lisrno la justificacin de la tecnocracia - orga-
nizacin de la existencia desde fuera, sin el hombre - y en
denunciar una nueva fetichi- zacin de las estructuras (especie de
platonis- mo materialista), que llevara a la negacin de la praxis
poltica, a la incompatibilidad entre el savoir y el faire.
Claro que algunos de estos alegatos en favor del hombre, de una
ambigedad que slo tiene su igual en la ideologa estructural ista,
son sospechosos de defender un humanismo ms o menos estril e
hipcrita, que se agota en grandes proclamaciones tericas
compatibles con posiciones prcticas antihumanistas. Fren- te a este
antiestructuralismo que defiende ideolgicamente al hombre para no
tocar las estructuras, un estructural ismo que renuncia a defender
retricamente al hombre para ayu- darle realmente es, en fin de
cuentas, ms humanista.
Pero la crtica sociolgica no dispensa de la crtica lgica, o, si
se prefiere, la crtica ideo- lgica no dispensa de la crtica
filosfica. Des- pus de las discusiones a que acabo de aludir, ms
bien fciles e interesadas, se ha planteado, en efecto, en toda su
amplitud un debate a cuatro entre el estructural ismo, el marxismo,
el existencialismo y el personalismo, que debe- mos simplemente
limitarnos a sealar. Como insinubamos al principio, si el
estructuralsmo es la filosofa del momento, era razonable pre- ver,
adems del surgimiento de diversas doctri- nas estructuralistas y de
la relectura estructu- ralista (y no slo estructural) de la
historia del pensamiento, una confrontacin con las otras
tendencias, acompaada de una mayor o menor estructuralizacin de
stas. Es lo que est ocurriendo.
MUERTE DEL HOMBRE?
El lugar central de esta confrontacin tena que ser forzosamente
el humanismo. El libro de Foucault Les mots et les choses se cierra
con el anuncio de la muerte del hombre, rplica del anuncio
nietzscheano de la muer- te de Dios, y con un himno al Destino, que
es igualmente una rplica del amor fati de Nietz- sche.
La lectura que el humanismo ateo haba he- cho de la cultura
moderna sugera que el es- fuerzo de la modernidad culminaba en la
muerte de Dios, condicin indispensable para la vida del hombre. El
estructural ismo, en cambio, viene a anunciar que el hombre apenas
puede sobrevivir a Dios, que ambas muertes tienen algo que ver,
que, si Dios era une ilusin, tambin el hombre es un mito.
Retengamos este paralelismo. Incluso se po- dra proseguir
notando que, si la historia mo- derna del pensamiento cristiano es,
en gran medida, la historia del miedo de los cristianos, la
historia actual del pensamiento humanista parece convertirse en la
historia del miedo de los humanistas. Lo mismo que se tema, por
parte de los creyentes en Dios, la muerte de Dios de manos de la
ant i -teologa, se teme
ahora, por parte de los creyentes en el hombre, la muerte del
hombre de manos de la anti- filosofa. Ah se trataba de quitar a
Dios lo que no es de Dios para dar al hombre lo que es del hombre.
Aqu se trata de quitar al hombre lo que no es del hombre para dar,
a quin? A las estructuras, de naturaleza en ltimo trmino fsica,
csmica. Tendramos una vuelta a la antigua filosofa cosmolgica, des-
pus de la medieval filosofa teolgica y de la moderna filosofa
antropolgica.
Toda la cuestin est en saber si lo que su- cumbe es Dios o un
cierto teologismo, si es el hombre o un cierto humanismo. Y todo
parece sugerir que, en el proceso a Dios o al hombre, el resultado
depende mayormente de si ha ha- bido o no previa condena.
Atendindonos al caso del hombre, el estruc- turalismo parece
representar, en su dimensin cientfica, el descubrimiento de un
nuevo tipo de condicionamientos. Cierto que puede con- vertirse -
se est convirtiendo en algunas ma- nos - en un nuevo cientifismo,
que practica la habitual extrapolacin cosmovisional, afir- mando ms
de lo que permite la austeridad cientfica. Pero sta es una vieja
historia, que en nada autoriza a regatear a la ciencia la auto-
noma en su campo. No tiene por qu asustar el descubrimiento de
nuevos condicionamien- tos. Su reconocimiento es la condicin de un
humanismo sin ilusiones. Lo contrario repro- ducira la absurda
actitud del arquitecto que temiese el descubrimiento de una nueva
ley fsica porque sta le revelara una nueva limi- tacin de su
libertad de construccin.
La polmica entre Sartre y Lvi-Strauss significar una transmisin
de poderes?
Las estructuras son medio del pensamiento, del lenguaje y de la
accin humanas. El medio posibilita y limita. Si nos expresamos como
queremos, es slo dentro de los lmites impues- tos por las
posibilidades del lenguaje. El ha- bla est condicionada por la
lengua. Slo se puede usar el lenguaje sometindose a sus eyes. Como
slo se puede dominar la naturale- za - ya lo dijo Bacon -
sometindose a ella. Dicho en trminos de la tradicin metafisico-
teolgica: la persona se encuentra con una na- turaleza; la persona
humana slo puede obrar dentro de los lmites impuestos por la
natura- leza humana. (Notemos que Lvi-Strauss res- taura, frente al
existencialismo, la idea de na- turaleza humana.)
El hombre se encuentra con el lenguaje, para seguir con el
ejemplo ms claro, como se en- cuentra con su cuerpo. Ahora bien,
las estruc- turas - el lenguaje, en este caso - sin el sujeto son
cuerpos muertos. Para que funcionen, al- guien debe moverlas o
moverse en ellas. Aqu la posicin de Sartre parece inexpugnable. Lo
es menos, en cambio, cuando reprocha, sin ms, a Lvi-Strauss el
estudiar a los hombres como el entomlogo estudia las hormigas. Si
es ver- dad, por lo menos, que el naturalismo meto- dolgico es la
condicin de toda ciencia, sin excluir las ciencias del hombre. El
actual de- bate sobre la muerte del hombre parece ser un caso
particular del secular debate en torno al alcance de la
ciencia.
P. Llus Font
COMPRENDAMOS NUESTRO TIEMPO
PUNTO OMEGA - coleccin uni- versitaria de bolsillo - y BIBLIOTE-
CA PARA EL HOMBRE ACTUAL tratan de ofrecer las bases culturales de
nuestro tiempo. La nueva era en que vivimos, y que nosotros estamos
plas- mando, exige que revisemos todos nues- tros conceptos
culturales. Todo ha cam- biado en breves aos, la Teologa, la
Filosofa, la Fsica, la Sociologa.
En estas dos colecciones encontrar sus libros de cabecera, los
que le pondrn
a tono con nuestro tiempo.
Algunos de los ttulos publicados :
J. Rueff: La poca de la inflacin. 196 pgs.
J. Rueff : Visin cuntica del Universo. 386 pgs.
Max Born y otros: Fsica y Filosofa. Dilogo de Occidente. 296
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Wetter : Filosofa y ciencia en la Unin Sovitica. 273 pgs.
A. Delaunay : La aparicin de la vida y del hombre. 296 pgs.
R. Gouiran : Partculas y aceleradores. 253 pgs.
W. Beck : Palabras y ondas. Introduc- cin a los sistemas de
comunicacin elctrica. 253 pgs.
Jos Luis Sampedro: Las fuerzas eco- nmicas de nuestro tiempo.
253 pgs.
J. Tinbergen: Planificacin del desa- rrollo. 253 pgs.
S. van Heel : Qu es la luz? 253 pgs.
J. L. Jolley : Ciencia de la informacin. 253 pgs.
A. Cailleux: Anatoma de la tierra. 253 pgs.
E. L. Schatzman: Estructura del Uni- verso. 253 pgs.
J. Andrade: Los cuantos. 253 pgs.
G. Abetti: Exploracin del Universo. 324 pgs.
H. Stuckenschmidt : La msica del si-
glo XX. 253 pgs.
Solicite catlogo de las dos colecciones
EDICIONES GUADARRAMA
Lope de Rueda, 13 - MADRID-9
EL CIERVO - 19
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Article Contentsp. 16p. 17p. 18p. 19
Issue Table of ContentsEl Ciervo, Vol. 18, No. 186/187
(AGOSTO-SEPTIEMBRE 1969) pp. 1-24Front MatterSUSURROS Y RUMORES
[pp. 1-1]ha pasado un mes [pp. 2-3]PLAZA DE SPAA [pp. 2-2]LA BARCA
DE PEDRO [pp. 3-3]VUELTA AL MUNDO [pp. 3-3]mirar y verEstamos
todos? LA ERA CSMICA EMPEZ [pp. 4-4]Gracias: CARTA ABIERTA A
SUENENS [pp. 4-4]
Cinco aos despus: LA REFORMA LITURGICA [pp. 5-6]Las cosas
claras: UN SISTEMA ECONOMICO [pp. 6-6]Tras el viaje de Rockefeller:
AMERICA NO QUIERE SER UNA [pp. 7-7]La opinin de un catedrtico: LA
ENSEANZA MEDIA DESDE DENTRO [pp. 8-9]Cartas a un cura obrero sobre:
LA CRISIS EN LA IGLESIA [pp. 10-15]EL CICERONEESTRUCTURALISMO [pp.
16-19]
NOTAS BIBLIOGRAFICAS [pp. 18-18]LECTORES Y LECTURASEn busca del
hombre perdido [pp. 21-21]Una brecha en la muralla [pp.
21-22]Crnica de un fracaso [pp. 22-22]
CRITICOS Y CRITERIOSEL CINE: En un mundo anormal [pp. 22-22]LA
TELEVISION: El alunizaje y el poder [pp. 22-23]
CRONICA: EN LA MUERTE DE GROPIUS [pp. 23-23]Apartado de Correos
12121 [pp. 24-24]