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7 INTRODUCCIÓN El análisis de esta región implica una extensa franja geográfica que se distribuye desde el norte de Cataluña hasta Andalucía oriental. La cantidad de yacimientos que se han encontrado ha sido bastante grande, pero en este trabajo sólo nos referiremos a aquellos que han tenido análisis zooarqueológicos, su- poniendo un total de 24 yacimientos divididos en 76 niveles (Fig. 1). El presente estudio pretende comparar las estrategias subsistenciales de toda la franja mediterránea. Para ello se analizará en una primera parte los patrones taxonómicos con el fin de dilucidar qué especies son aportadas a los yacimientos y cuáles son las más abun- dantes. Como nuestro estudio pretende centrarse en los animales aportados por los seres humanos, se prestará especial atención a aquellos taxones más susceptibles de consumo humano, como los cérvidos, los équidos, los grandes bóvidos y en última instancia a los pequeños bóvidos (a partir de ahora cápridos). Por otro lado la presencia de otros animales como los carnívoros también se considerarán por las implicaciones tafonómicas y paleoecológicas que conllevan, ya que están directamente relacionados con la competencia por los recursos con el hombre. Los métodos usados en los perfiles taxonómicos son el número de restos ( NR), y el número mínimo de individuos (MNI), ya que son los métodos utilizados más frecuentemente en la literatura zooarqueológica. En total son 24 yacimientos y 76 niveles los que cuentan ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE LA SUBSISTENCIA DEL MUSTERIENSE DE LA VERTIENTE MEDITERRÁNEA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA JOSÉ YRAVEDRA SÁINZ DE LOS TERREROS Este trabajo supone un estado de la cuestión sobre la zooarqueología del Musteriense mediterráneo. Para ello se han analizado los datos procedentes del NR, el MNI, los perfiles esqueléticos y los patrones de alteración ósea con el fin de dilucidar las estrategias subsistenciales de los grupos humanos de este momento en esta región. In this paper the Mousterian Archaeozoology of the Mediterranean during the Iberian Palaeolithic is discussed. The data obtained from the NR, the MNI, skeletal profiles and altera- tions to bone patterns have been studied in order to discover the subsistence strategies used by human groups in this region. LVCENTVM XXIII-XXIV, 2004-2005 Figura 1: Situación Geográfica de los Yacimientos tratados en el texto: L’Estret de Tragó (Castañeda, 1999) (1), Cova 120 (Estévez, 1979; Rueda 1993) y Els Ermitons (Estévez, 1979, 1980) (2), L’Arbreda (Estévez, 1979, 1987; Rueda, 1993) y Mollet (Estévez, 1979, Rueda, 1993) (3), Cau del Duc de Torroella (Estévez, 1979, 1980) (4), Toll y Teixoneres (Estévez, 1979) (5), Abric Romaní (Cáceres, 1995) (6), Gegant y Muscle (Estévez, 1979) (7), San Antón (Sarrión, 1990) (8), Fuente de San Luis (Fernández y Martínez, 1989) (9), Cova Beneito (Martínez, 1996) (10), Moli Mató y Salt (Sarrión, 1990) (11), Cova Negra (Pérez Ripoll, 1977; Martínez, 1996)(12), Cova Hora (Martin, 1986) (13), Boquete de Zafarraya (Barroso et alii, 1983) (14), Gorham’s Cave (Barton, 1988) (15).
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ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE LA SUBSISTENCIA DEL MUSTERIENSE DE LA VERTIENTE MEDITERRÁNEA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

Apr 09, 2023

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Eduardo Maura
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Page 1: ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE LA SUBSISTENCIA DEL MUSTERIENSE DE LA VERTIENTE MEDITERRÁNEA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

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INTRODUCCIÓN

El análisis de esta región implica unaextensa franja geográfica que se distribuyedesde el norte de Cataluña hasta Andalucíaoriental. La cantidad de yacimientos que se hanencontrado ha sido bastante grande, pero eneste trabajo sólo nos referiremos a aquellos quehan tenido análisis zooarqueológicos, su-poniendo un total de 24 yacimientos divididosen 76 niveles (Fig. 1).

El presente estudio pretende compararlas estrategias subsistenciales de toda la franjamediterránea. Para ello se analizará en unaprimera parte los patrones taxonómicos con elfin de dilucidar qué especies son aportadas alos yacimientos y cuáles son las más abun-dantes. Como nuestro estudio pretendecentrarse en los animales aportados por losseres humanos, se prestará especial atencióna aquellos taxones más susceptibles deconsumo humano, como los cérvidos, loséquidos, los grandes bóvidos y en últimainstancia a los pequeños bóvidos (a partir deahora cápridos). Por otro lado la presencia deotros animales como los carnívoros también seconsiderarán por las implicaciones tafonómicasy paleoecológicas que conllevan, ya que estándirectamente relacionados con la competenciapor los recursos con el hombre.

Los métodos usados en los perfilestaxonómicos son el número de restos (NR),y el número mínimo de individuos (MNI), ya queson los métodos utilizados más frecuentementeen la literatura zooarqueológica. En total son24 yacimientos y 76 niveles los que cuentan

ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE LA SUBSISTENCIA DEL MUSTERIENSEDE LA VERTIENTE MEDITERRÁNEA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

JOSÉ YRAVEDRA SÁINZ DE LOS TERREROS

Este trabajo supone un estado de la cuestión sobre la zooarqueología del Musteriensemediterráneo. Para ello se han analizado los datos procedentes del NR, el MNI, los perfilesesqueléticos y los patrones de alteración ósea con el fin de dilucidar las estrategiassubsistenciales de los grupos humanos de este momento en esta región.

In this paper the Mousterian Archaeozoology of the Mediterranean during the IberianPalaeolithic is discussed. The data obtained from the NR, the MNI, skeletal profiles and altera-tions to bone patterns have been studied in order to discover the subsistence strategies usedby human groups in this region.

LVCENTVM XXIII-XXIV, 2004-2005

Figura 1: Situación Geográfica de los Yacimientos tratadosen el texto: L’Estret de Tragó (Castañeda, 1999) (1), Cova120 (Estévez, 1979; Rueda 1993) y Els Ermitons (Estévez,1979, 1980) (2), L’Arbreda (Estévez, 1979, 1987; Rueda,1993) y Mollet (Estévez, 1979, Rueda, 1993) (3), Cau delDuc de Torroella (Estévez, 1979, 1980) (4), Toll y Teixoneres(Estévez, 1979) (5), Abric Romaní (Cáceres, 1995) (6),Gegant y Muscle (Estévez, 1979) (7), San Antón (Sarrión,1990) (8), Fuente de San Luis (Fernández y Martínez, 1989)(9), Cova Beneito (Martínez, 1996) (10), Moli Mató y Salt(Sarrión, 1990) (11), Cova Negra (Pérez Ripoll, 1977;Martínez, 1996)(12), Cova Hora (Martin, 1986) (13), Boquetede Zafarraya (Barroso et alii, 1983) (14), Gorham’s Cave(Barton, 1988) (15).

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con el análisis del NR y de 9 asentamientoscon sus 17 niveles para el MNI.

La segunda parte de este trabajo consis-tirá en dilucidar qué estrategias de subsistenciasiguieron los grupos musterienses. Para ello serecurrirá a los patrones de representaciónanatómica y a los tafonómicos. Los perfilesesqueléticos no se han analizado en muchossitios, de esta forma, el ciervo es el animal quepresenta un mejor análisis ofreciendo el cálculode estos perfiles en 21 niveles. Para los demástaxones la menor representatividad de lasmuestras óseas y la escasez de yacimientoscon este tipo de análisis incapacita cualquiertipo de conclusión, al no haber muchos datos.Por último y en relación con estos perfilesanatómicos se hace referencia a los estudiostafonómicos ya que como han visto algunosautores, son los más susceptibles de mostrarla responsabilidad de los diferentes agentes enlas acumulaciones osteológicas (DomínguezRodrigo, 1996, 1997a, 1997b, 1999; DomínguezRodrigo y De la Torre, 1999; Marean, 1998).

PATRONES TAXONÓMICOS

Como puede observarse en las figuras 1y 2 son los yacimientos catalanes los quepresentan un mayor número. Sin embargo, lacantidad de niveles descritos y analizadoszooarqueológicamente por Pérez Ripoll (1977)y Martínez (1993) en Cova Negra hacen delPaís Valenciano el lugar con mayor número deniveles tratados. En la figura 2 se han agrupadoen 3 columnas diferenciando los datos pro-cedentes de diferentes estudios y exca-vaciones. Entre los yacimientos catalanes sóloel Abric Romaní ha ofrecido una ampliacantidad de niveles, pero tan sólo se hanestudiado el E, H, I, J y K, aunque Estévez(1979) ya estudio algunos materiales de lasexcavaciones iniciales. En el extremo sur dela Península Ibérica sólo la Carigüela yGorham’s Cave han ofrecido un amplio númerode niveles, pero en el primer caso no hay unestudio zooarqueológico propiamente dicho ydel segundo sólo algunas unidades estra-tigráficas han mostrado un número de restosóseos representativo.

Además de los asentamientos de la figura1 y 2 hay otros que no han sido consideradospor carecer de estudios zooarqueológicosdesarrollados. Algunos de estos son la cuevade las Grajas (Málaga), donde Montes Ber-nárdez (1991) documentó cierto predominio de

ciervo seguido de cabra, caballo y Bos, enZájara II, (Málaga) también destaca el ciervo(Cacho, 1983). En Colomera (Granada) destacael caballo y el ciervo (Toro y Almohalla. 1981),en las Yedras (Ruiz Bustos 1978) ha do-cumentado restos craneales y apendiculares decaballo, Bos y otros restos de zorro, ciervo,corzo y gamo y en la Carigüela junto a loséquidos y cérvidos también están los carnívoros(Bouchud, 1969). En las cuevas murcianas delos Pescadores son importantes el caballo y elciervo y en Perneras, unas especies u otrasvarían según el nivel. Así en el estrato 6 elconejo es el taxón principal seguido de caballo,cabra y ciervo. En el 5 sobresale la cabra, luegoel caballo y el ciervo, y en el 8 y 9 las principalesespecies son el ciervo y el jabalí (MontesBernárdez, 1985, 1988, 1991). En la Cueva delNiño predomina el caballo, el uro, el rinocerontey el oso (Serna, 1997) y en la cueva murcianade Cueva Negra y la Sima de las Palomasdestacan junto a Equus, Bos y Cervus elMegaceros (Gibert, 1996). En los yacimientoscastellonenses de Cabezo Negro sólo destacael caballo y en el Tossal de la Font, Gusi et alii(1980, 1984) han registrado pocos restos óseoscraneales pertenecientes a los unguladosclásicos y a los carnívoros. Por último enalgunos yacimientos catalanes como en laCueva de L’Estret de Tragó destaca el ciervo,los grandes bóvidos y la cabra (Mora et alii,1992).

Resumiendo, los datos aislados de todosestas estaciones indican que los restos óseosde dichos lugares son conjuntos muy frag-mentarios de elementos craneales y diafisiariosque taxonomicamente muestran un predominiode ciervos y caballos acompañadas de otrostaxones con una representación variable comocarnívoros, grandes y pequeños bóvidos ymegafauna.

En los yacimientos con un mayor NR sonlos lagomorfos los animales más repre-sentativos. Sin embargo, como han mostradolos análisis tafonómicos de Pérez Ripoll (1977),Estévez (1987) y Martínez (1996) su presenciaestá más ligada a causas naturales que alaporte antrópico, por esta razón no se los haincluido en la f igura 2. Sólo en Gegant,Teixoneres, Toll, Mollet, Olopte, Els Ermitons,el Romaní y el Boquete de Zafarraya el conejono es el taxón predominante en NR. Loscarnívoros también están muy bien repre-sentados especialmente entre los yacimientoscatalanes a excepción del Abric Romaní y enalgunos del País Valenciano, esto ha hecho

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dudar de la autoría humana de algunos lugarescomo la Cova 120, Gegant, Mollet o algunosniveles de L’Arbreda (Rueda, 1983) o Moli Matoentre los del País Valenciano.

Si nos fijamos en los ungulados, obser-vamos que el ciervo y los animales de tallamediana de biotopos cerrados predominan enL’Arbreda G, el Abric Romaní E, I, J, K, el Toll,y en los niveles de Beneito D3, el Corb,Bolomor, el Salt, San Antón, Cova Negra (PérezRipoll, 1977), Cova Negra 12, 10, 9 y 3, CovaNegra V (Martínez, 1996) y en Gorham’s CaveG, R, T, abarcando un total de 11 yacimientos y19 niveles, sin alcanzar en casi ningún caso el65 % de los restos, y por tanto, sin llegar aalcanzar especialización (Fig. 2).

Los animales de tamaño medio deespectros abiertos entre los que destacan loséquidos destacan en L’Arbreda F, el Romaní H,el Gegant, Muscle, Mollet, Cau del Duc deTorroella, Cova Hora 1-61, Cova Negra VI(Martínez, 1996), Cova Negra 14, 13, 11, 6 ySan Antón lo que equivale a 11 yacimientos y15 niveles. En ocho de los cuales supera el 60% de los restos si se excluye a los carnívoros,en concreto, en los casos de San Antón, CovaHorá, y Cau del Duc de Torroella, Gegant,L’Arbreda F, Muscle y Mollet (Fig. 2).

Bos es el principal taxón en Teixoneres(1-2) y L’Arbreda (Musteriense) según Rueda(1993) aunque no llega a alcanzar espe-

cialización. La cabra destaca en Cova 120,Olopte b, Els Ermitons, Cau del Duc d’Ollà, elBoquete de Zafarralla, Gorham’s Cave K, M,N, P, Beneito D1, D2, D4, Molí Mató, Corb,Fuente de San Luis, Cova Negra II, IIIa, IIIb, IV(Martínez, 1996) y Cova Negra 7 superando el60 % sólo en Cova 120, Boquete de Zafarrayay Els Ermitons donde se podría pensar en ciertaespecialización (Fig. 2).

El predominio de cada una de lasespecies documentada concuerda con elentorno cercano a cada yacimiento, y en loscasos en los que se da algún taxón en un mediodiferente al que debiera adscribirse, como lacabra en Gorham’s Cave y Cova Negra, puededeberse a la cercanía de zonas de roquedopróximas y a la mayor distancia de la costa enaquel momento.

A pesar de esto se pueden hacer ciertasdiferenciaciones regionales que muestran unospatrones bien diferenciados entre los ya-cimientos catalanes, y los del País Valencianoy Andalucía.

En los catalanes destaca la abundanciade carnívoros y la similitud entre équidos ycérvidos que presentan casi siempre valorespróximos. Después siguen los animales de tallagrande que casi nunca muestran porcentajesmuy altos. Por último está la escasez deanimales de talla pequeña, concretamente decabra que sólo aparece en Cova 120, Olopte,

Figura 2: Patrones de Representación Taxonómica según el NR. Aparecen las especies por grupos y no se ha incluido a loslagomorfos por ser un taxón de origen biológico. En algunos casos como Cova Beneito, Gorham’s Cave o Cova Negra con ungran número de niveles, se han agrupado bajo uno sólo, para poderlos observar conjuntamente en la figura. De todas formas sise quiere consultar la proporción inicial, se puede acudir a las fuentes reseñadas en la bibliografía del pie de la figura 1.

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Els Ermitons y Cau del Duc de Torroaella. Porel contrario los yacimientos del País Valencianomuestran patrones más diversificados en losque predominan los cérvidos y los cápridos yen última instancia los équidos y grandesbóvidos. Por último en los yacimientos anda-luces son los cápridos los animales principalesseguidos según los casos de cérvidos yéquidos.

Las causas de esta representación nopuede explicarse por causas climáticas, ya queen la región mediterránea salvo en el norte deCataluña, los cambios climáticos sólo sonperceptibles por una mayor o menor suavidaddel clima, esto ha favorecido que en diversosyacimientos se hayan encontrado restos deespecies de medios templados como castor,macaco o hipopótamo. La explicación puededeberse a los condicionantes geográficos, asíla situación en el interior de varios sitiospróximos a zonas escarpadas favorecerá lapresencia de los cápridos. De la misma formala situación climática templada favorecerátambién la mayor diversidad ecológica.

Junto a la presencia física de los restosde carnívoros que ya se comentó con an-terioridad es importante destacar que muchasveces pueden no estar presentes físicamentepero sí a través de sus actos, por medio demarcas de diente, huesos regurgitados ocoprolitos. Así en diversos sitios han quedadopatente los síntomas de su acción, como en elAbric Romaní (Cáceres, 1995, 1996a, 1996b,Cáceres et alii 1998; Aimene, 1998, Rosell,2001; Fernández Laso 2002), en L’Arbreda, ElsErmitons, Mollet I, III y Cova 120 (Estévez,1979, 1980; Rueda, 1993, Terradas y Rueda,1998), en Cova Beneito, Cova Negra (PérezRipoll, 1977; Lindly, 1988; Villaverde y Martínez1992; Iturbe et alii, 1993; Martínez, 1996) yGorham’s Cave (Barton 1988).

Entre los carnívoros destaca el oso juntoa la hiena en los yacimientos catalanes, peroen los asentamientos del País Valenciano asícomo en los andaluces guardan una proporciónbastante baja siendo más importantes loscánidos (Yravedra, 2000, 2001).

En lo que respecta al MNI son pocos losyacimientos que cuentan con este tipo deanálisis, tan sólo 9 con un total de 20 niveles,de los cuales sólo 7 ofrecen datos sobre lasedades de los individuos representados.Además sus valores son muy poco repre-sentativos y no contradicen los que ofrecen elNR. Por esta razón se ha optado por basar elanálisis taxonómico en el NR.

En lo referente a las edades destacan losadultos en casi todos los casos, pero losinfantiles y subadultos también están bienrepresentados. Para la cabra, Martínez (1996)documenta un predominio de adultos enBeneito y Cova Negra al contrario que en BoraGran y el Boquete de Zafarralla. En el caso deBos parece haber cierto equilibrio, aunque enCova Negra tengan primacía los adultos(Martínez, 1996). En el Abric Romaní suelendarse valores bastante parejos pero en algunosniveles como en el E, el K y el J son másimportantes los infantiles (Aimene, 1998;Rosell, 2001; Fernández, 2002).

Siguiendo con el análisis taxonómico esinteresante ver si se puede mostrar algunarelación entre las distintas facies musteriensey la fauna asociada. Así, en los niveles con unMusteriense Charentiense Quina (Els Ermitons,Beneito D2-4, Fuente de San Luis, Salt,Bolomor y Cova Negra 14,12-9,7-6) no hay unaespecie claramente predominante y aunque lacabra es el taxón principal en algunos sitios noimplica ningún tipo de selección intencional, yaque el yacimiento en el que aparece es naturalde su entorno. Para el Musteriense Típico(Boquete de Zafarralla, Cueva Horá, Gorham’sCave, Cova Negra 8, 5, 4) ocurre lo mismo yen el caso del Musteriense Final-Evolucionado(Beneito D1, Cova Negra 2-3) tampoco sepueden hacer grandes precisiones. Por lo queen principio no se puede establecer ningunarelación clara entre los tipos culturales y losfaunísticos.

Desde el punto de vista cronológico seobserva que los yacimientos más antiguos,como los del Riss y el Würm I tienen una mayorproporción de animales grandes o de espectroabierto. Como por ejemplo, el caballo en CovaNegra, donde alcanza valores que luego no sevuelven a dar en los momentos posteriores. Enlas cuevas catalanas de Gegant, Muscle, Mollet,Cau del Duc de Ullà y Teixoneres la megafaunaestá presente por más de un taxón. Igual ocurreen el Corb o Bolomor donde hay una granvariedad taxonómica de animales de grantonelaje.

Entre el Würm I y el Würm II, el ciervo yla cabra (en medios próximos a zonas es-carpadas) comienzan a predominar en algunosyacimientos del Würm II (Fuente de San Luis,Salt, San Antón, Cova Negra 7, 6). En losasentamientos de transición Würm I-II se dauna tendencia similar a los del Würm II, con laligera diferencia de que los grandes bóvidos ylos équidos guardan unos porcentajes mayores

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(Toll, Cova 120, Olopte b, Cau del Duc deTorroella, Cova Negra 10-8). Por lo que en eltranscurso del Würm I al II, se seguiría dandouna tendencia similar a la del Riss-Würm degran abundancia de taxones de espaciosabiertos y de tamaño grande, pero que ahorainician una tendencia de retroceso frente a otrosanimales como los ciervos y las cabras queempiezan a predominar en los lugares bajos olos altos, según sea uno u otro.

Del Würm II al 30.000 vemos cómo estatendencia se mantiene, y así en los estratosdel Würm II-III (L’Arbreda G, Cova 5-4), siguedándose una presencia alta de caballo y deanimales grandes como los grandes bóvidos yla megafauna, pero que tienen porcentajesmenores en los niveles posteriores (Arbreda F,Cova Negra 3-1, los finales de Gorham’s Cave,el Boquete de Zafarralla y Beneito D1-D4) aexcepción de Cova Negra II. Por lo que siasumimos “que la fauna representada se debea la acción humana” concluimos que durantetodo el Musteriense se da cierta continuidad enla captación de los recursos, mostrándose ciertatendencia progresiva hacia la captura deespecies de menor tamaño, que tendrá sucontinuidad durante el Paleolítico Superior(Yravedra, 2000, 2001). Aunque en todo elMuster iense inclusive en las fases másrecientes, se sigue accediendo a animales degran tamaño como la megafauna o los bóvidos.Sólo en los niveles más modernos de CovaBeneito y el Boquete de Zafarraya se observauna regresión importante de estos taxones.

Esta conclusión que hemos realizado alfinal sólo puede ser asumida si se demuestrala autoría humana de las diferentes acu-mulaciones óseas. La cual es demostrable através del estudio combinado de los perfilesanatómicos y los patrones de alteración ósea.Siendo estos últimos los más resolutivos en laidentificación de los diferentes agentes quepueden intervenir sobre una acumulación ósea,e incluso pueden distinguir en qué ordenintervienen, tal y como han demostrado variosautores (Blumenschine, 1995; DomínguezRodrigo, 1996, 1997a, 1997b, 1999; DomínguezRodrigo y De la Torre, 1999; Marean, 1998;Yravedra, 2000, 2001).

PERFILES ANATÓMICOS Y TAFONÓMICOS

Anteriormente nos referíamos junto a lospatrones tafonómicos también al estudio de losperfiles esqueléticos. El tratamiento de los

perfiles esqueléticos empezó a utilizarse en losaños setenta cuando numerosos autoresempezaron a preocuparse sobre el transportede las presas, de manera que lo representadoera sintomático de lo transportado. De estaforma siguiendo este planteamiento y partiendode las observaciones etnológicas Binford y otrosautores vieron que las sociedades suelenrentabilizar el transporte de las carcasasllevando hasta el lugar de consumo aquellasporciones óseas más alimenticias, por lo queuna acumulación caracterizada por aquelloselementos menos nutritivos sería sintomáticade un acceso secundario. De esta maneraBinford (1981) y Stiner (1994) llegan a laconclusión de que los patrones de repre-sentación anatómica eran el mejor método paradistinguir un acceso primario de otro se-cundario. De esta forma un asentamiento conmayoría de elementos axiales y apendicularessuperiores se interpretaría como un accesoaltamente cárnico y, por tanto, primario; sinembargo, si la representación ósea corres-pondía al cráneo y los segmentos inferiores delas extremidades se interpretarían como unconsumo de baja calidad cárnica y por tanto,secundario. En función de este patrón losestudios de diversos yacimientos indicanestrategias secundarias para los homínidos delPaleolítico Medio, ya que sus perfiles es-queléticos ofrecen un predominio de elementoscraneales y apendiculares inferiores (Binford,1981, 1984; Stiner, 1994; Martínez, 1996). Porotro lado en algunos trabajos recientes se hapuesto de manifiesto la problemática de estasinterpretaciones y otras, que tienden a iden-tificar estrategias de transporte de carcasasdurante el Paleolítico, ya que son numerososlos agentes que pueden condicionar la re-presentación anatómica final, y por tanto suequifinalidad.

Dentro de los factores que pueden influirse puede destacar la acción destructiva de loscarnívoros, las alteraciones diagenéticas o lainapropiada metodología de excavación einvestigación de numerosos yacimientostrabajados en fechas tempranas anteriores alos años setenta, donde sólo se recogíanaquellos elementos óseos diagnósticos comodientes y epífisis; para una mayor detalle sobreesta problemática se pueden ver los trabajosde Domínguez Rodrigo (1999) e Yravedra(2000, 2001).

En el caso de los yacimientos aquítratados se analizarán sólo los patrones deaquellas especies más susceptibles de con-

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sumo humano, como son los cérvidos, loséquidos, los grandes bóvidos y los cápridos,pero sólo se tratarán los niveles que tenganmuestras más representativas.

Para el tratamiento de los perf i lesanatómicos no hay muchos niveles y los quehay son poco signif icat ivos. Así hay 15yacimientos y 21 niveles que muestran este tipode análisis, pero de ellos sólo el nivel I deL’Arbreda y los E y K del Abric Romaní superanel centenar de restos. A excepción de estosniveles en los demás casos predominan loselementos craneales y apendiculares inferiores,auque se observa una curiosidad que no tienepor qué ser casual. Sólo los casos del AbricRomaní, L’Arbreda, Cova Beneito y Cova Negrapresentan restos apendiculares superiores, locual puede tener alguna relación con las fechasde sus excavaciones en los años 80-90.

Otra característica documentada en estoscuatro yacimientos es la acción de los car-nívoros, que han podido influir en la alteracióndel registro (Pérez Ripoll, 1977; Villaverde yMartínez 1992; Iturbe et alii, 1993; Cáceres,1995, 1996a, 1996b; Martínez, 1996; Cácereset alii, 1998; Rosell 2001, Fernández, 2001).De todos los niveles sólo se han seleccionadoaquellos más representativos (Tabla 1), en loscuales destaca la sobrerepresentación de loselementos craneales y distales a excepción delnivel I, J y K del Abric Romaní donde losproximales aumentan. Por otro lado debido alas alteraciones sufridas por los carnívoros nose puede especificar qué patrones de transportese siguieron en el aporte de las presas.

Para Bos sólo hay 5 niveles, los cualesmuestran tan sólo restos apendiculares distalesy craneales, aunque como en el caso anteriorlos niveles del Abric Romaní también presentan

elementos apendiculares superiores (Cáceres,1996 a, b, Rosell, 2001; Fernández 2002).

En el caso de los équidos, sólo se hananalizado los perfiles esqueléticos en cuatroyacimientos y siete niveles pero dada su escasarepresentatividad no permite extraer con-clusiones significativas. Solamente puededecirse que en Cueva Horá y el Abric Romanípredominan los restos craneales y apen-diculares distales. Igual que en Cova Beneito yCova Negra, aunque aquí los restos proximalesestán algo representados.

Para Rupicapra apenas se puede sacarninguna conclusión ya que tan sólo hay unestrato con tres restos. En cambio la cabraaparece en 17 niveles, sobrepasando elcentenar de restos en 4 niveles. En Cueva Horá,en los niveles con menos restos siguenpredominando los restos craneales y distales,aunque ahora el esqueleto axial y las seccionesapendiculares proximales aparecen docu-mentadas. En Cova Beneito se da el mismofenómeno aunque entre los restos proximalesabundan las partes traseras. En los niveles deCova Negra con pocos restos, sólo se con-servan elementos apendiculares inferiores. Tansólo el nivel 3A muestra una dispersión variadacon predominio de cabeza y segmentosinferiores, pero en el que el esqueleto axial yel apendicular superior están bien repre-sentados. Si nos fi jamos en la tabla 2 yobservamos los 4 niveles que superan los 90restos se aprecia un predominio de lasporciones inferiores y las craneales.

Tras ver los perfiles anatómicos sóloqueda referirse a los estudios tafonómicos. Yase comentó algo sobre la importancia ta-xonómica de los lagomorfos en gran cantidadde sitios y de su vinculación con diferentes

YACIMIENTOS CIERVO CR / DIEN. TRONCO EXT. PROX- EXT. DIST. COVA NEGRA (RIPOLL 1977) 58,8% / 50% 1,4 % 6,8 % 35,2 % COVA NEGRA IV 62,6 %/ 50 % 12,8 % 23,3 % A.ROMANÍ I 31 % / 15,5% 16,6 % 34,4% 18,9 % A. ROMANÍ J 18 % / 11 % 16 % 33 % 23 % A. ROMANÍ K 16 % / 10 % 14 % 30 % 34 %

Tabla 1: Patrones de Representación Anatómica en ciervo.

Tabla 2: Patrones de Representación Anatómica en cabra. Falta la tabla

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agentes naturales (Pérez Ripoll, 1977; Estévez,1979; Villaverde y Martínez Valle, 1992; Rueda1993; Martínez Valle, 1996). En lo referente conlos macromamíferos sólo existen algunosanálisis para el Abric Romaní (Cáceres, 1995,1996 a, b; Aimene, 1998; Rosel l , 2001;Fernández, 2002), Cova Negra (Pérez Ripoll,1977; Martínez Valle, 1996), Cova Beneito(Martínez Valle, 1996), Cova 120 (Rueda, 1993;Terrades y Rueda, 1998); Mollet y L’Arbreda(Estévez, 1979, 1987; Rueda, 1993).

En los estudios efectuados sobre losyacimientos catalanes, Estévez (1979, 1987)cuantifica unos cuantos restos con marcas decorte y percusión, lo que le lleva al autor ainterpretar que los homínidos de estos mo-mentos descarnaban a la presa y luegofracturaban los huesos para el consumomedular, teniendo los carnívoros la posibilidadde hacer un acceso secundario sobre de-terminadas secciones (costillas y epífisis). Enel trabajo de Rueda (1993) sobre este mismolugar y otros se analizan las superficies óseas,los huesos quemados y los patrones defracturación y, se llega a la conclusión de quelos patrones de fracturación son mayores enaquellos yacimientos de origen antrópico, queen los de aporte natural o de carnívoros. Así,en L’Arbreda se distinguen dos fases dentro delMusteriense. En la primera habría un mayorprotagonismo de carnívoros, como indica sugran representación y el escaso número dehuesos quemados. En la segunda aumentaríael papel antrópico, como indica el incrementodel porcentaje de huesos quemados, lareducción de los restos de carnívoros y la mayorfragmentación.

En Mollet I, se reconoce un mayorprotagonismo antrópico, tal y como denota lagran fragmentación y los huesos quemados,pero se percibe también una gran incidenciade carnívoros, que frecuentaron el asen-tamiento, en los momentos de desocupaciónhumana. Finalmente en Cova 120 se observa,que son los carnívoros el principal agenteacumulador y los homínidos, meros me-rodeadores. De hecho en este yacimientoapenas hay huesos quemados, los índices defragmentación son inferiores y las especiescarnívoras predominan en la representacióntaxonómica. En cualquier caso, dentro de esteyacimiento, Rueda, distingue diferencias, entrelos niveles IV y V, en las que el papel humanosería mayor en el nivel más reciente (el IV),que si tiene huesos quemados. De todas lapresencia de huesos alterados térmicamente no

tiene por que indicar necesariamente un aportehumano, ya que pueden sufrir esta alteraciónen ocupaciones antrópicas posteriores a ladesarrollada por los carnívoros.

En los trabajos de Cáceres (1995, 1996a, b), Aimene (1998), Rosell (2001) y Fernández(2002) sobre diversos niveles del Abric Romaní,nos trasmiten la idea de que junto a la acciónhumana también han actuado los carnívoroscomo carroñeadores. De esta forma junto a lasmarcas de descarnación, evisceración, des-ollado o desarticulado se han documentadotambién marcas de diente, dándose en algunoscasos superposiciones de marcas de dientesobre las de corte y por otro lado la situaciónde coprolitos sobre los hogares indican suestancia posterior a la antrópica.

En otros asentamientos catalanes comoL’Estret de Tragó, se han documentado unagran abundancia de alteraciones térmicas yfracturas en espiral, localizadas sobre huesoslargos, así como puntos de impacto sobre estoshuesos y otros planos y primeras falanges,indicativas de un acceso antrópico (Mora et alii,1992).

Siguiendo la revisión de otros ya-cimientos Musterienses, sólo nos queda por verlos de la región valenciana de Cova Negra yCova Beneito analizados por Martínez (1996)y Villaverde et alii (1996).

En Cova Negra, como en todos losanteriores se vuelve a repetir la asociación dehumanos y carnívoros. En lo que se refiere alos materiales, se aprecia cómo los niveles conmenor fragmentación de ungulados (XI b, II)coinciden con aquellos cuyas pequeñas presastienen mayor fragmentación. De igual manerala fracturación entre los huesos de presaspequeñas difiere según las zonas, así las delsector oeste están más fragmentadas que lasdel sector sur, lo que puede deberse a unamayor actividad antrópica en esa parte delyacimiento (Martínez, 1996).

Desde un punto de vista secuencial seaprecia que la actividad de los homínidos esmenos intensa en los niveles inferiores, loscuales tienen mayor frecuentación de car-nívoros, y mayores indicios de su actividadcomo refleja la ausencia de elementos axialesy epífisis. Así según Martínez el aporte deciervos en los niveles VI-IV serían de origenantrópico, frente al III a - II que sería decarnívoros.

Las marcas de origen antrópico pro-ducidas en el ciervo son muy reducidas y seciñen a labores de desarticulación, descarnado

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y fracturación, que aparecen en todos loshuesos apendiculares (proximales y distales),siendo las extremidades la sección con másnúmero de marcas.

En la cabra la representación anatómicaindica según este autor, que en los niveles III a– II hay un aporte de carnívoros, mientras queen el nivel III b se distingue otro mixto debidoa la presencia de unas marcas de carnicería yde desarticulación en algunos restos.

En el aporte de los équidos distingue unaporte de carnívoros en el nivel II, uno mixtoen el III b y en el VI – V otro antrópico. Lasmarcas de carnívoros sólo se han detectado enlos niveles II y III b en una proporción baja.

En los escasos restos de los otrosungulados se dice que el rinoceronte del estratoIII a es de aporte carnívoro y el del XII de aportehumano. El jabalí responde a un aporteantrópico por las marcas de carnicería quepresentan.

En función de esto se pueden diferenciardos momentos. El pr imero exclusivo decarnívoros comprendido por los primerosniveles, frente a un segundo de aporteantrópico. Por otro lado se diferencia unconsumo de cápridos por carnívoros de otrohomínido especializado en los demás un-gulados (équidos y cérvidos).

En Cova Beneito, como en Cova Negrase da una gran fracturación de las diáfisis, loque ha propiciado un gran número de nivelesde restos menores a 3 cm (Martínez, 1996).Pero se aprecia cómo la fragmentacióndisminuye en aquellos niveles que no sonantrópicos, por lo que se vuelve a producir laalternancia de varios agentes en la aportacióndel conjunto.

En el caso del ciervo, las marcas de cortey la ausencia de marcas de diente indican quesu presencia se debe a la acción antrópica. Apesar de que entre los elementos óseospredominen los craneales y los distales de lasextremidades. En los équidos la ausencia demarcas de diente y la presencia de marcas decorte, junto a la mayor representación deelementos axiales y proximales indican unaporte humano.

En la cabra, el predominio de marcas decarnívoros en los niveles musterienses (C2, D1-D4) señala a los carnívoros como el principalagente responsable del conjunto óseo. Además,no hay ningún resto que muestre solapamientoso asociación de evidencias humanas, por lo queno hay nada que indique que los carnívorosaccedieron a las cabras en un consumosecundario.

En los pocos restos de los otros un-gulados, se han apreciado marcas de carnívoroen el rebeco y marcas antrópicas en el Sus.Luego hay otros como los bóvidos, el corzo olos carnívoros que no presentan ningunaevidencia antrópica (Martínez Valle, 1996).

Por lo que resumiendo se puede concluirque las evidencias de los diferentes yacimientostienden a confirmar la alternancia de humanosy carnívoros en la ocupación de los asenta-mientos, aunque parece ser que según nosacercamos al Paleolítico Superior aumenta laocupación antrópica frente a los carnívoros, quees más importante en los niveles más antiguos,así en los estratos más antiguos de Cova 120,L’Arbreda, Cova Beneito y Cova Negra seproduce un mayor protagonismo de los carní-voros frente a los de momentos más modernosde Mollet, Abric Romaní, Cova Beneito y CovaNegra. En cualquier caso la acción de loscarnívoros continúa también en aquellosniveles más humanizados, por lo que el registroóseo se muestra muy alterado, tanto por estosagentes como por otros como la conservacióndiferencial, el shoulder effect o transportediferencial, las labores de investigación etc. Porlo que no es posible determinar qué patronesde transporte siguieron los grupos humanos enel aprovechamiento de las carcasas. Por otrolado con los datos propuestos se puede pensaren la utilización de estrategias cinegéticas entrelos grupos musterienses de esta región, ya quediferentes lugares como L’Arbreda, AbricRomaní, L’Estret de Tragó, Cova Beneito yCova Negra reflejan un importante accesocárnico anterior al de otros carnívoros.

CONCLUSIONES

Tras lo visto en este trabajo las con-clusiones no son muy numerosas debido a quela franja geográfica es muy amplia y el númeropequeño de yacimientos con estudios zoo-arqueológicos, y además la escasez de análisistafonómicos no permiten hacer muchasprecisiones sobre el papel antrópico en lasdiferentes acumulaciones osteológicas.

En función de esto hemos visto cómotaxonómicamente son los cérvidos los animalesmejor representados. Sin embargo, si nosfijamos en aspectos más particulares se puedenobservar ciertas diferencias regionales.

En Cataluña predominan los cérvidos ylos équidos. En el País Valenciano se da unaspecto más diversificado, estando los cápridos

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y cérvidos mejor representados que los demás.En Andalucía destaca la abundancia decápridos que sólo es comparable en Cataluñay el País Valenciano en aquellos yacimientossituados en regiones del interior próximos azonas escarpadas. Es importante tambiéndestacar la presencia de los carnívoros que sonespecialmente abundantes en Cataluña,aunque en las otras regiones también hanaparecido físicamente o indirectamente a travésde coprolitos o marcas de diente.

Cronológicamente y “asumiendo” laautoría humana concluimos que la acciónantrópica tiende a centrarse en animales demenor tamaño según avanza el Paleolítico. Sinembargo para comprobar esto hay que ver lasverdaderas implicaciones humanas sobre lafauna representada.

Esto nos lleva a definir qué agentesfueron los responsables de las acumulacionesóseas. Para lo cual partimos de los perfilesesqueléticos y los tafonómicos. Los primerosresultan ser muy poco concluyentes al presentarmuestras óseas profundamente alteradas porla labor investigadora especialmente enaquellos lugares excavados en fechas antiguas.Igualmente la representatividad de las muestrasson muy reducidas y sólo en el ciervo y la cabraaparecen niveles con conjuntos superiores alcentenar de restos, en cualquier caso laescasez de datos no permite obtener con-clusiones sobre este aspecto.

Esto nos lleva al análisis de las corticalesóseas, que como los anatómicos no se hanestudiado en muchos casos. A pesar de ello loscasos analizados permiten sacar algunasconclusiones interesantes.

En primer lugar destaca la dualidad enla ocupación de los asentamientos por car-nívoros y humanos. La alta proporción decarnívoros en algunos sitios y la documentaciónde marcas de diente o coprolitos confirmanesto. Así hay situaciones en las que el principalresponsable de la acumulación son los carní-voros (Cova 120), pero en otros se ha vistocómo los carnívoros aprovechan las sobrasdejadas por los humanos como en el AbricRomaní. Por último en otros casos se da unpatrón dual de ocupación en el que loscarnívoros son el principal responsable dedeterminados taxones frente a los sereshumanos que aportan otros (Cova Negra, CovaBeneito). En función de esto se puede ver cómotanto humanos como carnívoros compitieronpor la ocupación de ciertos asentamientos ycómo el aprovisionamiento humano de ciertos

recursos cárnicos especialmente de ciervo ycaballo se debió a la práctica de estrategiascinegéticas.

Por otro lado esta conclusión sólo hapodido establecerse a partir de los estudiosrecientes del Abric Romaní, Cova Beneito,Cova Negra, y L’Arbreda principalmente, porlo que llamamos la atención sobre la necesidadde revisar materiales y de efectuar estudioszooarquelógicos amplios que incluyan análisistafonómicos, de tal manera que podamosincrementar los perfiles taxonómicos y ana-tómicos documentados con nuevos yacimientosy nuevos niveles que permitan hacer una mejorvaloración de esta extensa zona geográfica.

José Yravedra Sainz de los TerrerosAvda. Alberto Alcocer, 4728016 [email protected]

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