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ESTADO DEEXCEPCIÓN
Enrique Guerrero Aviña
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Edición: Comité Enrique Guerrero Aviña (cega).Diseño editorial: Génesis Ruiz Cota
D. R. © 2016. Texto: Enrique Guerrero Aviña.D. R. © 2016. Prólogo: Alfredo Velarde.D. R. © 2016. Ilustración de forros: Beatriz Campuzano.
Primera edición: mayo de 2016.
Está permitida la reproducción o transmisión parcialo total de esta obra, por cualquier medio o método,siempre que se cite la fuente de la información.
Impreso en México.
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Destinatario: Nosotros.
A ella, a Kofi, a Ben, condenados al desengaño.
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¡Pupitre, sí, toda la vida; púlpito,también, toda la muerte!
Sermón de la barbarie: estos papeles;esdrújulo retiro: este pellejo.
César Vallejo
Vagus et profuguis eris superterram.
Génesis IV, 12
El emperador quiere huir de sus crímenespero la sangre no lo deja solo.
José Emilio Pacheco
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Agradecimientos
Debo agradecer a ella por sus enseñanzas de fortaleza, por compartirme desde un meteorito hasta la historia de un gato y un ratón; sin su amor, nada de mí sería posible. También a quien me ha compartido sus conocimientos y westerns, han sido nuestros diálogos escritos un hilo de Ariadna. A quien me ha enseñado sobre el mundo prehispánico y la nostálgica me moria, arqueólogo de nuestros ríos profundos. A quien fabricó la pluma con la que trazo estas letras, por su gran paciencia, interés y agudeza al escucharme, desayuno, comida y cena, el ritornelo de un tal Benjamin y un tal Agamben; sin esas pláticas, la poca comprensión me sería imposible. A los presos que leyeron con entusiasmo estas letras, a la familia y los amigos, destinatarios de cada grafía
También debo agradecer al doctor Alberto Constante por enseñarme la obra de Giorgio Agamben. Ha sido algo realmente esclarecedor, literalmente un salvavidas; las dudas han ido adquiriendo lenguaje, también algunas intuiciones, mi sincero agradecimiento.
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Advertencia
El presente ensayo fue escrito en una cárcel de máxima seguridad, lo cual ha implicado dificultades para acceder a la información: todo se encuentra restringido, está prohibido intercambiar desde un trozo de papel hasta un libro o comida. Sin embargo, poco a poco, he podido recopilar algo de la información necesaria, como se muestra en la bibliografía.
No ha sido sencillo escribir en este cautiverio donde los muros se miran entre sí, sujeto a la arbitrariedad y la humillación, con una preocupación constante.
Probablemente sea el único ensayo filosófico escrito íntegramente con un repuesto de pluma insertado en un lápiz de color de madera; en su mayor parte, dentro de una regadera, bajo la luz de un foco que me alumbra día y noche, sin cansarse; a la vista de una cámara que, segundo tras segundo, me vigila: el panóptico de Foucault, la violencia del concepto.
Si el poema puede brotar de la piedra y el musgo, ¿por qué no podría surgir un ensayo de los aherrojos y la excepción?
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PRÓLOGOEstado de excepción y biopolítica del control socialAlfredo Velarde1
Para Marx las revoluciones son las locomotoras de la historia. Pero tal vez las cosas sean diferentes. Tal vez las revoluciones sean la forma en que la humanidad, que viaja en ese tren, jala el freno de emergencia.
Walter Benjamin
Acaso deba iniciar el presente prólogo, referido al Estado de excepción del joven, avezado y agudo compañero filósofo Enrique Guerrero Aviña, escrito en su difícil e injusta condición actual de preso de conciencia en un penal de máxima seguridad de esto que aún se llama México, ayuno del debido proceso, el cual lo debía exonerar de inmediato por las falsas acusaciones que pesan en su contra —dado el artificial montaje por consigna con que se le ha confinado en cautiverio durante ya tres años—, formulando una suerte de preguntamarco referencial de partida. Tal perspectiva acaso pueda dotar de útil contexto a la plétora caudalosa de ricas ideas pertinentes que contiene el exuberante texto de Guerrero,
1 Profesor de carrera en la Facultad de Economía de la unam y activista libertario de diversas causas autonómicas y autogestionarias de corte anticapitalista.
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así como su consistente desarrollo temáticocaracterizador de la potente y disciplinaria mudanza epocal que hoy, anómalamente, experimenta la siempre heterónoma forma-Es-tado, contemplada a la luz de su regresiva y autoritaria, amén de madura, condición contemporánea en nuestro dolido e inmediato presente —también mexicano y no sólo global—, pleno de escandalosos extravíos metalegales poblados por densos nubarrones oscuros contra el existente humano en general y sus numerosas víctimas materiales, de las que el propio Enrique, sin duda, es un conspicuo, indignante y doloroso ejemplo concreto.
¿De cuándo data —nos preguntamos en la presente sede— la bizarra, histórica y repetida circunstancia que en su deslumbrante escrito Enrique Guerrero denuncia, con meridiana claridad, singularizada por poblar a la crecientemente difuminada regla en la conducta normativa de Estados y Gobiernos presuntamente representativos, de cada vez más y mayores excepciones?2 Al respecto, debemos decir que ese afán proviene de lejos e hinca las profundas raíces de su tan ominosa como recurrente y polémica práctica discrecional —ahora también cada vez más cotidiana en México— en el principio de autoridad y la política decisional del mundo antiguo, como en la imperial Roma esclavista, donde ocurrieron las rebeliones inspiradas por Espartaco y Jesús que condujeron a un senatus consultum ultimum (una declaratoria de emergencia excepcional) por los tumultus detonados en
2 Esta pregunta la formulo aceptando en su integralidad la “Tesis VIII” que el filósofo judío alemán Walter Benjamin plasmó en su obra Sobre el concepto de historia, de la que se ocupa Enrique Guerrero, recreándola, y según la cual “la tradición de los oprimidos nos enseña que el ‘estado de excepción’ en que ahora vivimos es en verdad la regla”. Walter Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos. México, uacm / Itaca, 2008, p. 43.
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régimen especial de autoritarias y represivas prerrogativas con las cuales el Estado y sus nervaduras gubernamentales —en específico sus aparatos de coerción, como el ejército y la policía—, se ven provistos por el Estado mismo de potestades capaces de suprimir derechos, conculcar libertades y actuar atrabiliariamente al margen de las leyes vigentes —en lo formal, temporalmente suspendidas—, hasta en tanto no se vea restaurado el oficioso orden instituido para la gobernabilidad, sin interferencias de quienes se encuentran, legítimamente o no, en la administración de la res publica.
Cae de suyo, por lo antes expuesto, la extrema unilateralidad y la ancha avenida discrecional de que se encuentra provista —en un plano metapolítico— la arquitectura constitucional de los estados modernos capitalistas, al servicio de la clase hegemónica, a la que representan con servilismo instrumental, en muchos de los casos (como en el tristemente célebre mexicano del presente), con razones y al amparo de motivaciones para las cuales el presunto e inexistente estado de derecho —en realidad un evidente y catastrófico estado de derechas— y sus propias leyes o normas “vigentes” constituyen un franco estorbo a la hora de aplicar, en última instancia, la razón de Estado y que resulta de ordinario tan irrazonable a la hora de someter a juicio las punitivas, amén de unilaterales, causas penales desde las peculiares anteojeras jurídicas a través de las cuales se mira y pondera lo que es o no excepcional en toda declaratoria del estado de excepción. De ahí que el planteamiento que el lector interesado encontrará en el escrito de Guerrero hace devenir comprensible, de su parte, no sólo la correcta crítica que esgrime, imbuido de plena razón, como un acta de acusación en regla contra el jurista germano de la convalidación del estado de excepción, sino también por qué Guerrero se decanta en favor de la ela
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boración benjaminiana, también crítica de aquél, en la medida en que mientras para Schmitt el estado de excepción aparecerá como la tabla de salvación de un objetivamente atrabiliario y metalegal principio de autoridad, en Walter Benjamin toda aplicación del estado de excepción equivale a la justificación barbárica de una auténtica catástrofe civilizatoria que, por tal motivo, no solo es jurídica.
En sintonía con lo afirmado anteriormente, no debe ex tra ñar en forma alguna que haya sido precisamente el reputado filósofo italiano Giorgio Agamben quien habría de desarrollar, al abrigo de otro orden de prioridades cualitativamente distintas a las del siempre polémico Carl Schmitt, su propia connotación teórica —negadora y a la vez superadora en forma clara de la de éste— sobre el concepto de estado de excepción en su personalísima y sumamente original obra homónima.3 Máxime si advertimos que, en tanto que pensador fuertemente influenciado por el filósofo frankfurtiano Walter Benjamin, la desarrolla con el deliberado propósito, necesario y además legítimo, de replicar la definición del jurista teutón en lo que a las implicaciones concretas de su controvertible idea sobre la materia se refiere.4 Y si el estado de excepción hoy se erige como un motivo para encender las luces ámbar en alerta permanente respecto a la forma sumamente discrecional al amparo de la cual deviene como algo posible, inclusive, la aplicación fáctica del estado de excepción sin que se lo hubiera
3 Giorgio Agamben, Estado de excepción. Homo sacer II, 1. Valencia, PreTextos, 2004.
4 Así parece entenderlo, a guisa de ejemplo, William Vázquez Irizarry en “Excepción y necesidad: La posibilidad de una teoría general de la emergencia” [en línea]. New Haven, selaYale Law School, 2010. <https://www.law.yale.edu/system/files/documents/pdf/sela/Vazquez Irizarry_Sp_CV.pdf>. [Consulta: 3 de mayo, 2016.]
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declarado previamente, algo funesto que complica aún más las cada vez menos extraordinarias decisiones consistentes en su aplicación a rajatabla, una operación así concluye asesinando cualquier minúsculo rescoldo de democracia genuina que pudiera quedar en los capitalistas estados fallidos del presente,5 considerados faliblemente como democracias verdaderas de cuño moderno y occidental. En un escenario como el descrito, termina por instalarse una auténtica cri-sis de representación en medio de las múltiples resistencias colectivas que crecen por doquier y que son criminaliza das para aplicar aquellas medidas que son, precisamente, propias del multicitado estado de excepción.
Ante la lógica pregunta que interroga cómo demonios deviene algo posible arribar a una situación límite tan abstrusa como la que tanto preocupaba, por ejemplo, al Walter Benjamin que huía de la persecución nazi fascista, poco tiempo antes de la decisión última que en Los Pirineos habría de llevarlo al suicidio durante 1940, en la frontera
5 Diversos autores se han valido del concepto de estados fallidos para sustentar su crítica de ese calamitoso desbarajuste presuntamente representativo que prevalece al amparo de regímenes oligárquicos que dicen constituir la —en el fondo falsaria— cristalización contemporánea del paradigma demoliberal de demagógico corte capitalista. Para el lingüista y anarquista Noam Chomsky, por ejemplo, el déficit democrático que arrastran los Estados Unidos y el enloquecido afán de imponer, manu militari, sus intereses en todo el mundo, hacen de esa potencia global un estado fallido; o lo que es igual, un estado que transgrede, con impunidad e implícitas declaratorias de excepción, tanto el derecho nacional como el internacional. La cruel paradoja que revela su pertinente libro es elocuente: el Estado imperial estadounidense se arroga el derecho a imponer “la democracia y la libertad en el mundo”, mientras en forma paralela hace lo mismo, y aún mucho peor, que aquello que pregona combatir. Noam Chomsky, Estados fallidos. El abuso de poder y el ataque a la democracia. [Barcelona], Sol 90, 2010. (Pensamiento Crítico).
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francoespañola, siempre resulta algo perfectamente válido (como lo hace Enrique Guerrero con su ensayo, mirado desde nuestro propio tiempo histórico) dilucidar el sitio en que se encuentra la actual civilización humana, inmersa en una inocultable crisis de viabilidad sistémica y que justifica, como algo imperativo, el pensar en cómo trascender hacia otra forma económicoproductiva postcapitalista, diferente y mejor que la pesadilla de la excepcionalidad como perenne regla que los estados autoritarios nos prescriben para lastimar la carne del común rebelde, de las multitudes conscientes que protestan, se organizan y mueven contra un pertinaz autoritarismo de alcance criminal.6
¿Que cuál es el tipo de política realmente imperante y que sobresale respecto a la política clásica convencional en nuestro tiempo, en el que se opera su potente mudanza epocal que antes referíamos aquí? Para Agamben, influido potentemente por el revulsivo filósofo francés Michel Foucault en éste como en otros ámbitos de su propia obra singular, el actual es el tiempo de la biopolítica. Y es que, acaso, ¿lo político no ha sido siempre biopolítica? La respuesta es no, si se la pondera en forma transhistórica, sino hasta cuando la política —aquella en la que “la ley se coloca fue
6 Recordando a Walter Benjamin, el incomparable comunista heterodoxo Bertolt Brecht decía, al enterarse en 1940 del suicidio del autor de las Tesis sobre el concepto de historia, lo siguiente: “Me dicen que, adelantándote a los verdugos, has levantado la mano contra ti mismo. Ocho años desterrado, observando el ascenso del enemigo, empujado finalmente a una frontera incruzable, has cruzado, me dicen, otra que sí es cruzable. Imperios que se derrumban. Los jefes de pandilla se pasean como hombres de Estado. Los pueblos se han vuelto invisibles bajo sus armamentos. Así el futuro está en tinieblas, y débiles las fuerzas del bien. Tú veías todo esto cuando destruiste el cuerpo destinado a la tortura”, en Walter Benjamin, op., cit., p. 9.
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ra de sí misma” (Agamben dixit)— se planteó de manera empírica la directa intromisión del poder en el conjunto de los intersticios inmanentes a la vida humana, bajo su acepción integral y no sólo en los planos inmediata o puramente económicopolíticos, tan propios de la desgastada tradición moderna. Por eso, el esclarecido filósofo autonomista Antonio Negri —recurrente interlocutor de Agamben—, en su condición de actor decisivo del debate filosóficopolítico de entresiglos, a pregunta expresa de Anne Dufourmantelle respecto a lo que es la biopolítica, respondió lo siguiente, que carece de desperdicio para lo que nos ocupa y que explica el comprensible interés que, como preso de consciencia y filósofo de alto vuelo, revela nuestro compañero Enrique Guerrero en su texto:
Biopolítico quiere decir al pie de la letra el entrecru-zamiento del poder y de la vida. El hecho de que el poder haya elegido inscribirse en la misma vida, de que haya hecho de ella su superficie de inscripción privilegiada, no es nuevo: es lo que Foucault llamaba biopoder, hoy es aquello cuyo nacimiento describe a partir de finales del siglo xviii. Pero la resistencia al biopoder [también] existe. Decir que la vida resiste, significa que afirma su potencia, es decir, su capacidad de creación, de invención, de producción, de subjetivación. Es lo que llamamos biopolítico: la resistencia de la vida al poder, dentro de un mismo poder que ha investido la vida. Desde ese punto de vista, toda la historia de la filosofía está en realidad del lado del biopoder, con algunas excepciones.7
7 Antonio Negri, Del retorno. Abecedario biopolítico. Entrevista a Toni Negri publicada en la forma de libro por Anne Dufourmantelle.
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Esto es algo que, a mi juicio, también es tratado con encomiable elocuencia y tremenda actualidad por Enrique Guerrero en su ensayo y nos conduce a preguntarnos de nuevo sobre el carácter definitorio del pensamiento actual sobre la vida misma —un tema decisivo en la obra de Agamben— y, simultáneamente, sobre el decurso de su camino teológico, amén de filosóficopolítico, y por ende —en el corpus discursivo agambeniano—, hasta metafísico. Respecto a ello, debemos decir sin ambages que, para Agamben, alguien más y antes que nosotros mismos lo ha dicho ya en forma por demás elocuente:
Este camino es aquel sobre el que transitan todos los logros de la cultura occidental en relación con la preservación de la vida, y los títulosconceptos que se le otorgan como salvaguardia en un proceso que supuestamente lleva a los derechos individ-uales, la salud generalizada, el progreso social. Este camino también está jalonado de errores y horrores, lo que a su vez lleva a preguntar si estos son accidentales o inherentes a ese proceso. Agamben muestra que el tratamiento metafísico de lo vital y su deriva política son inseparables de tales acontecimientos. Su concepto clave en relación con esto es el de nuda vida.8
Ahora bien, ¿por qué esto es así y cómo interpretar esta noción agambeniana? Para los más sapientes lectores suyos, esta categoría puede apropiarse comprensivamente como un concepto de naturaleza tanto científica como médica.
Buenos Aires, Debate, 2003, p. 63. [Las cursivas en la cita son del autor.]8 En <http://es.wikipedia.org/wiki/Giorgio_Agamben>.
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Esta operación supone el acto conceptual de desproveer a la vida misma de cualquier cualificación que no sea la de todo aquello que implique el énfasis de la nuda vida, con todo lo que ella detenta y contiene en su finita corporeidad físico-material y que resulta similar en todo ser vivo, sea animal o planta. Cómo se puede percibir, entonces, hay aquí el registro de una presencia que crea y recrea, con Agamben, una profunda tradición filosófica de alcances éticoteológicos, cuya genealogía dimana originalmente de su primera enunciación aristotélica (vida nutricia, una noción antecesora a la de vida vegetativa) y que, luego, derivará hacia el uso que Gilles Deleuze le conferirá en términos esclarecedores al intentar la elaboración de su axial categoría de inmanencia, la cual confiere a todo aquello que abarque, en forma plenamente rotunda, el más profundo significado para la vida misma.
Esta será, pues, la razón de que Agamben abrace definitivamente la vida como algo propio dentro de su corpus y su territorio filosóficoconceptual de inscripción, lo cual lo convierte en un singular filósofo de nuestro tiempo. En la misma medida, se ocupa de la consideración del hombre no como un simple sujeto sin más, sino en tanto que cuer-po vivo, y más aún, como vida en un cuerpo, destrabando así todas las ataduras que antes constreñían la comprensión cabal de que, precisamente nuestro tiempo, es el de la tem-poralidad biopolítica. Esto hace coincidir a la nuda vida con la biopolítica en la misma medida en que hace coincidir al es-tado de excepción con el estado de clase autoritario, al modo de Max Horkheimer,9 el cual se revela fallido para las amplias multitudes subsumidas y cuya afiebrada o unilateral labor
9 Vid. Max Horkheimer, El Estado autoritario. México, Itaca, 2006.
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coincide con el subsuntivo afán disciplinario sobre los cuerpos; los cuerpos con esa nuda vida que es vigilada para constrictivamente castigarla y someterla, lo que hace comprensible en los elocuentes términos de Agamben, además, que “la regla viva sólo de la excepción”,10 como toral convergencia de los desarrollos en paralelo que, con sus respectivos registros particulares, determinan el encuentro de propósitos entre Benjamin y Agamben, por ejemplo, contra Schmitt y sus epígonos estatólatras.
Agamben sostiene también que toda la historia jurídica de raigambre occidental, desde el derecho romano antiguo hasta abarcar inclusive la modernísima Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano —así como la plétora de sus derivas que abarcan la transición posmoderna del capitalismo maduro—, están soportadas en el vínculo seminal entre el poder soberano y la vida humana, siempre expuesta a la muerte. Huelga decir, en la desgranada concatenación de todas sus determinaciones, que la consecuencia ulterior que pondera al homo sapiens como simple vida está radicada en el hecho de que esta pueda ser desprovista de cualquier otra contextualidad adicional en lo social, lo político y lo cultural, a fin de que desde el principio de autoridad pueda ser tratada como proyecto, o como plan, asimismo como tarea histórica, y, acaso, como un residuo y aún como simple objeto de experimentación. Por ello, la vida deviene materia susceptible de ser suprimida o aniquilada, sin que eso implique infracciones a las normas legales, como aquellas que perpetran con rotunda impunidad —montados en ancas de la excepcionalidad— los gobernantes contra los gobernados o los propietarios contra los desposeídos, lo que supone, ade
10 Giorgio Agamben, op. cit., p. 42.
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más de la legalización del asesinato sin consecuencias para los poderosos, un salto que ubica a estas execrables prácticas más allá de lo punible desde la condición ciudadana, dentro del statu quo impuesto desde la cúspide de los heterónomos poderes decisorios.
De estas cosas y otras más se ocupa el sensible y esclarecido desarrollo de Guerrero, quien ubica con atingencia caracterizadora el destello metodológico de Walter Benjamin. Yo diría, en lo que hace al Estado de excepción de Guerrero, que el texto es portador de su propio destello peculiar. ¿Cuál es éste? Uno de naturaleza singular que es capaz de advertir la necesidad emancipadora a través de la observación de la tradición de resistencias denunciantes y de luchas de los oprimidos para desenmascarar a los estados de clase y su ilegal vocación criminal; uno que hace de la biopolítica de la contestación insumisamente indisciplinada un arma de la razón contra un execrable biopoder que, en forma cada vez más virulenta, echa mano de la excepción, hasta el punto de hacerla una suerte de anomalía constante de la regla desbordada, con fines disciplinariamente anuladores de todas las pulsiones de liberar el existente humano y de la nuda vida agambeniana. En tal sentido, los condenados de la tierra y quienes son la carne de cañón de todo estado de excepción son implícitamente convocados a la resistencia multitudinaria en estos tiempos de rabia contenida contra tanta prepotencia y autoritarismo.11
Que este avispado escrito de profunda relevancia filosófica y hondas implicaciones éticas, además de biopolíticas, para las resistencias que ya se libran por doquier, y que me honra presentar, haya sido elaborado por Enrique Guerrero,
11 En directa alusión al célebre libro Los condenados de la tierra, de Frantz Fanon. México, fce, 1963.
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un lúcido y joven preso de consciencia sin el debido proceso y bajo injustas, además de falsas, acusaciones, sólo incrementa nuestra admiración y el gran reconocimiento que por él tenemos. Nos indigna que sea él un ejemplo vivo de que en el desgarrado México de hoy, ni siquiera sea precisa una oficiosa e ilógica dinámica procedimental para aplicar medidas fácticas que corresponden a las de un estado de excepción en los términos que el propio Enrique expone y denuncia para nuestro país.
Agradezco a los compañeros del cega por el apoyo sostenido que brindan a la causa que demanda la inmediata libertad de Enrique Guerrero; en especial a Emilio, quien me invitó a elaborar el presente prólogo. Con ellos y todos sus solidarios, también digo:
¡Libertad inmediata a Enrique Guerrero Aviña!
Pueblo de Tepepan, Xochimilco.Viernes 19 de febrero de 2016.
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Introducción
Éste es un texto inconcluso —quizás casi todo escrito lo sea de algún modo—. Surge, en principio, de la necesidad individual y colectiva de comprender el sentimiento de que el mundo, tal cual es, no puede ser; nos sitúa en una encrucijada: es urgente hacer algo, pero no sabemos cómo.
He tratado de dialogar con un texto marginal: “Tesis de filosofía de la historia”, de Walter Benjamin. La desventura de estos fragmentos posiblemente esté ligada a mi propio extravío. Sobrevivieron a la persecución del Estado, pero no han podido contra la incomprensión vigente… ¡Vaya analogía! Este preso intenta decirles que nosotros, todos, también somos destinatarios de la afirmación benjaminiana de que el estado de excepción se ha vuelto la regla en una primera caja de herramientas, para decirlo al estilo de Foucault. La segunda caja de herramientas es Giorgio Agamben, su filosofía, la profundidad con que desarrolla las implicaciones y características topológicas del estado de excepción. Hoy día, en estas latitudes, resulta evidente que cualquiera de nosotros puede ser asesinado violenta y profanamente. Partiendo de ello, podemos y debemos discutir el paradigmático concepto de homo sacer, aquel al que cualquiera puede dar muerte sin que constituya homicidio, pero que, a la vez, no es sacrificable.
Al final, hemos hecho una aproximación al estado de excepción en su despliegue concreto y actual en México, para tratar de invitar a la discusión filosófica sobre la violencia; por ejemplo, ¿qué implicaciones tiene en la subjetivación el hecho de que la muerte no sea una certeza? La desaparición de personas es un fenómeno persistente. Los últimos sucesos hacen aún más evidente lo evidente: yo, el otro, cualquie
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ra puede ser desaparecido. También, ¿puede ser la cárcel el sueño de la política moderna?
Predominan las preguntas sin respuesta, los quizás; ya nos advertía Nietzsche, en Más allá del bien y del mal, sobre el advenimiento de los filósofos del peligroso quizá, pero en cierta forma eso es la filosofía, la búsqueda de las preguntas antes que de las respuestas, la importancia de saber preguntarnos en un mundo que consume respuestas exprés. Las conclusiones de este ensayo se encuentran en el texto mismo, en forma de dudas sinceras, de algún quizás o de alguna certeza. Se trata, ante todo, de un esfuerzo por galopar a contrapelo.
Enrique Guerrero AviñaCárcel de Puente Grande, Jalisco.
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Don Quijote de la Mancha causó una profunda impresión en don Diego de Miranda por enfrentarse, sin necesidad aparente, a un león, mientras que, por otro lado, se expresaba con razones lúcidas, tal como se puede constatar en el siguiente diálogo: “No sé lo que te diga, hijo —respondió don Diego—; sólo te sabré decir que le he visto hacer cosas del mayor loco del mundo y decir razones tan discretas, que borran y deshacen sus hechos”.12 El ingenioso hidalgo, desde entonces también llamado el Caballero de los Leones, se presenta repetidamente como una figura que vuelve indiferenciables la locura y la razón. Ese “cristo gótico”, como escribe José Ortega y Gasset,13 resulta un umbral entre lo ficticio y lo fáctico. Justo en un diálogo del Quijote con el hijo de don Diego, Cervantes registra un viejo adagio: “No hay regla sin excepción”.14 Vale la pena posar la mirada en cosas sencillas, migajas, huellas que dan testimonio. Hablamos de que a principios del siglo xvii era ya conocido este refrán donde la regla es propincua a la excepción; se trata de la relación fundamental de la regla con la excepción. Interesante sería rastrear de forma más minuciosa el origen de este dicho. ¿Desde cuándo hemos intuido que la excepción hace la regla? El pintor y grabador neerlandés Rembrandt plasmó en algunas de sus obras halos luminosos, similares a los destinados a los santos, rodeando vulgares enseres. ¿Acaso nos dice que pongamos atención a las cosas cotidianas y en apariencia simples? Escribió Walter Benjamin:
12 Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, p. 681.13 José Ortega y Gasset, “Meditaciones del Quijote”, en Ortega
y Gasset, pp. 1718: “Porque en cierto modo es Don Quijote la parodia triste de un cristo más divino y sereno: es él un cristo gótico, macerado en angustias modernas”.
14 Miguel de Cervantes, op. cit., p.682.
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Como las flores vuelven su corola hacia el sol, así también todo lo que ha sido, en virtud de un heliotropismo de estirpe secreta, tiende a dirigirse hacia ese sol que está por salir en el cielo de la historia. Con ésta, la más inaparente de todas las transformaciones, debe saber entenderse el materialista histórico.15
Esto nos invita a entendernos con la más imperceptible de las transformaciones, la que considera “todo lo que ha sido”. Desocultar las cotidianeidades veladas es también tarea filosófica. En su conocido Tratado contra el método, Paul Feyerabend nos dice que “no existe ninguna idea, por antigua y absurda que sea, que no pueda mejorar el conocimiento”.16 Volviendo a nuestro inveterado adagio, nos indica Agamben:
La afirmación según la cual “la regla vive sólo de la excepción” debe ser tomada, pues, literalmente. El derecho no tiene otra vida que la que consigue integrar dentro de sí a través de la exclusión inclusiva de la exceptio: se nutre de ésta y sin ella es letra muerta.17
La tesis VIII de Benjamin sentencia ad litteram “que el ‘estado de excepción’ en que ahora vivimos es en verdad
15 Walter Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, pp. 3839.
16 Paul Feyerabend, Tratado contra el método. Esquema de una teoría anarquista del conocimiento, p. 31.
17 Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, p. 42.
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la regla”.18 Tratemos de profundizar en el contenido y las tangentes de esta tesis: ¿Cómo se desoculta el estado de excepción convertido en regla?; intentemos también aproximarnos a otros puntos que circundan este octavo fragmento: nociones sobre el estado de excepción actual, crítica del progreso, reproductividad del binomio culturabarbarie y la propuesta de una metaexcepción. Esta lectura de las tesis de Benjamin, tomando como eje la octava, pretende darnos mayor sustento para entender nuestra circunstancia, y es, a la vez, una manera modesta de dialogar con un texto marginal, lamentablemente ignorado por casi todos sus destinatarios.
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Tesis ocho
Recorrer los aporísticos senderos del estado de excepción nos obliga a revisar el pensamiento y las tesis de Walter Benjamin, un condenado al desengaño, escritor interrumpido y luciferino con peculiar cercanía al judaísmo y a la teoría crítica; una muestra de lo primero es su relación y amistad con Gershom Scholem, y de lo segundo, con Bertolt Brecht y Theodor W. Adorno.19 Benjamin es un pilar fundamental del pensamiento de Agamben y ambos serán nuestros guías por los círculos del estado de excepción.
¿Cuál es el sentido de las llamadas “tesis de filosofía de la historia”? Hablamos de un texto que estuvo en riesgo de desaparecer junto con su autor, fragmentario, escrito en papeles
18 Walter Benjamin, op. cit., p. 43.19 Vid. Bolívar Echeverría, “Benjamin, la condición judía y la polí
tica”, en Walter Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, pp. 932.
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de muy diversos formatos, incluyendo los bordes de algunos periódicos.20 Benjamin esperaba un “entusiasta malentendido”, pero no fue así, el malentendido condujo a su exclusión; su primera publicación ocurrió en 1942, dos años después de la controversial muerte de Benjamin, quien tarde, muy tarde, huía del nacionalismo; su primer editor fue Theodor W. Adorno, quien las tituló Sobre el concepto de historia.21 Se trata de un texto donde convergen el materialismo histórico, la teología, la qabbalah y la crítica del progreso, de la socialdemocracia alemana y de la modernidad en su conjunto. En él desfilan conceptos como mesianismo, redención, lucha de clases, estado de excepción, todos en una compleja articulación. Suele considerarse como un esbozo metodológico, un armazón teórico de su gran obra inconclusa, su Libro de los pasajes, centrado en París, también conocido como Pas-sagenarbeit, pero, más allá de esto, me parece que tanto el tono como el contenido de las tesis resultan ser un llamado de alerta incomprendido; un grito urgente, como todo grito auténtico; la visión lineal del pasado vertido en el presente, como bien retrató Esquilo en Las Coéforas, cuando el criado dice: “Sábelo, los muertos matan a los vivos”, y el resultado es también apremiante: “tampoco los muertos estarán a salvo del enemigo, si este vence. Y este enemigo no ha cesado de vencer”.22 Frente a la marcha del progreso, Benjamin pretende, se afana, observa en todo lo que acaece cómo se acumulan ruinas sobre ruinas. En lo que puede parecer una mera “cadena de acontecimientos”,23 él desoculta “una ca
20 Ibidem, p.10.21 Ibidem, p. 11.22 Walter Benjamin, op. cit., p. 40.23 Recordemos el intento de total objetividad atómica de Witt
genstein, quien inicia su Tractatus afirmando que el mundo es todo lo
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tástrofe única”. Benjamin busca rescatar al pensamiento y la práctica crítica de las redes con apariencia de cobertor que los aprisionan, tal y como señala en su tesis X: “Los temas de meditación que la regla conventual proponía a los hermanos novicios tenían la tarea de alejarlos del mundo y sus afanes. La reflexión que desarrollamos aquí procede de una determinación parecida [...], esta reflexión se propone desatar al que vive en el mundo de la política de las redes en que ellos [los políticos] lo han envuelto”.24 Estas tesis, aún vigentes, toman también postura ante la pregunta: “¿Qué significa actuar políticamente?”.25 Su desventura, muy ligada a la nuestra, ha sido la poca atención lograda: casi todos los proyectos de transformación social han pasado de largo ante tan “incómodo” texto.
Es la tesis VIII la que habla explícitamente sobre el estado de excepción, que resulta ser en verdad la regla:
La tradición de los oprimidos nos enseña que el “estado de excepción” en que ahora vivimos es en verdad la regla. El concepto de historia al que lleguemos debe resultar coherente con ello. Promover el verdadero estado de excepción se nos presentará entonces como tarea nuestra, lo que mejorará nuestra posición en la lucha contra el fascismo. La oportunidad que éste tiene está, en parte no insignificante, en que sus adversarios lo enfrentan en nombre del progreso como norma
que acaece, la diferencia se encuentra en el significado de lo que acaece; para Benjamin, se incluyen los hubieras, las posibilidades. En el caso de Wittgenstein véase Wittgenstein en la bibliografía.
24 Walter Benjamin, op. cit., p. 45.25 Giorgio Agamben, Estado de excepción, p. 24.
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histórica. El asombro ante el hecho de que las cosas que vivimos sean ‘aún’ posibles en el siglo veinte no tiene nada de filosófico. No está al comienzo de ningún conocimiento, a no ser el de que la idea de la historia de la cual proviene ya no puede sostenerse.26
Dividiremos nuestra lectura de la tesis VIII en cuatro partes: a la primera (1.2), dedicada a entender cómo se desarrolla el estado de excepción, la hemos denominado “Destello metodológico”; en la segunda, titulada “Destinatarios”, que aborda la crítica benjaminiana al progreso y la socialdemocracia alemana, dilucidaremos el marxismo,27 la ciencia, la insuficiencia de la crítica vigente y la pérdida de su significado, pues, si bien el marxismo hoy está lejos de las modas académicas y políticas, su influencia ha sido relevante; en la tercera, “Culturabarbarie”, hablaremos del proceso de transmisión y comunicación, y la propagación del binomio culturabarbarie; y en la cuarta, llamada “¿Metaexcepción?”, discutiremos la lectura que hace Agamben de la demanda benjaminiana de construir el “verdadero estado de excepción”, y me atrevo a disentir, en congruencia con el tono de las tesis, pues como ya mencionábamos son, ante todo, un grito urgente. La única forma de hacer un poco de justicia a estas tesis es discutir con ellas nuestra actualidad.
26 Walter Benjamin, op. cit., p. 43.27 Es importante diferenciar entre marxiano y marxismo; con
el primer término nos referimos directamente a la obra de Karl Marx, mientras que, con el segundo, nos referimos al marxismo en general, el que ha tenido mayor influencia sobre la práctica política, dejando fuera algunas propuestas marginales, en ciertos puntos afines, como sería el caso del propio Benjamin. Esta distinción coincide con una cita de Agamben que aparece más adelante.
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Destello metodológico
Existe aquí un destello metodológico,28 luciérnagas en el bosque, Benjamin es así, como alguna vez me escribieron: “en breve ilumina toda la cueva”, ahora, entre la oscuridad y las luciérnagas, nos toca continuar, se trata pues de mirar la tradición de los oprimidos para desvelar el estado de excepción actual como regla. Trataremos de indagar si en las tesis existe alguna noción sobre lo que es el estado de excepción y, con ello, determinar si tal noción se ajusta a la regla de nuestros días. Traigamos las siguientes palabras de la tesis VII: “No hay documento de cultura que no sea a la vez un documento de barbarie. Y así como éste no está libre de barbarie, tampoco lo está el proceso de la transmisión a través del cual los unos lo heredan de los otros”.29
Podemos entender el estado de excepción, en una primera aproximación, como ese lugar donde cultura y barbarie se funden, se vuelven indiferentes, un umbral entre cultura y barbarie, una exclusión inclusiva: la barbarie se excluye de la cultura incluyéndose, mientras que la cultura se excluye de la barbarie en su inclusión.
Pensemos en algún documento de cultura, por ejemplo, la conmemoración del fin de la segunda gran guerra del siglo xx. Para la gran mayoría de los países europeos, se trata de un festejo, la celebración del triunfo, la modernidad que dice derrotar a la maldad; sin embargo, en Argelia se
28 Un destello es un resplandor intenso, breve, proviene del latín destillare que significa gotear, ambos sentidos hacen alusión a nuestra lectura de Benjamin. Recuerdo que Nietzsche se maravillaba de las coincidencias al descubrir el significado del nombre de Zaratustra, no cabe duda que las coincidencias tienen su encanto, son un resplandor a cuenta gotas.
29 Walter Benjamin, op. cit., p. 41.
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concibe como un luto nacional: durante la guerra, Francia prometió la independencia a los argelinos si luchaban contra los alemanes en África; al finalizar la confrontación, la gente exigió su independencia y el ejército francés reprimió cualquier iniciativa independentista… la masacre dejó una herida. Agreguemos a esta consideración que, en el año de 1955, Francia decretó el estado de emergencia en Argelia —algo que, en los hechos, ya era una realidad—. Incluso Agamben dedicó un par de líneas a la dominación francesa de Algérie cuando realizó una Breve historia del estado de ex-cepción.30 Esto nos dice el filósofo: “En abril de 1961, durante la crisis argelina, De Gaulle recurrió al artículo 16, si bien el funcionamiento de los poderes públicos no había sido interrumpido”.31 El mencionado artículo 16 de la Constitución francesa (aún vigente) “norma” el estado de excepción, establece que el presidente ha de tomar las medidas necesarias si se ve interrumpido el “funcionamiento regular de los poderes públicos” o ante amenazas contra las instituciones o integridad del territorio. Fue necesaria la visión de los oprimidos (en este caso argelinos) para vislumbrar la barbarie en este documento de cultura. Los argelinos, convertidos en seres que pueden ser sacrificados sin que esto constituya un homicidio, igual que los japoneses de Hiroshima y Nagasaki (doscientos diez mil muertos tan sólo en el año de 1945).
La historia del puerto chileno de Iquique resulta arquetípica del “desarrollo”, como los ocultadores llaman a la opresión de nuestro continente. Perteneció a Perú hasta que Chile la invadió en 1879 y fue cuna de minas salitreras. Hoy quedan los espacios de pueblos desmontados durante
30 Giorgio Agamben, Estado de Excepción. Homo sacer II, 1, pp. 3958.
31 Ibidem, p. 43.
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el auge de la minería. La imagen siguiente es ejemplar de lo que mencionamos, de lo que vivimos: “Iquique, el mayor puerto del salitre, ‘puerto de primera’ según su galardón oficial, había sido el escenario de más de una matanza de obreros, pero a su teatro municipal, de estilo belle époque, llegaban los mejores cantantes de la ópera europea antes que a Santiago”.32
Busquemos otros documentos de cultura: ¿Quién mira en una hermosa obra de orfebrería la barbarie minera? ¿Quién observa en la más cotidiana mercancía el proceso circular, enajenado y vicioso de deseoproducciónconsumodeseo? ¿Quién imagina la irónica escena de fabricación de El ca-pital de Marx por el trabajo asalariado? Así los argelinos, los japoneses, los mineros chilenos a los que las balas, las bombas o las condiciones de trabajo han matado sin constituir un homicidio. La tradición, la visión de los oprimidos, nos desoculta el binomio culturabarbarie, el actual estado excepción vuelto regla. ¿Qué podemos decir de nuestro país, donde en los últimos años han muerto y desaparecido miles, en su inmensa mayoría de forma impune?
Destinatarios
Las tesis de Benjamin tienen destinatarios; por ello, es relevante su crítica a la socialdemocracia alemana, ejemplo de los riesgos que corre todo actuar político, toda crítica y todo proyecto de oposición o transformación en nuestro mundo moderno. Nos dice el propio Benjamin: “Ella parte de la consideración de que la fe ciega de esos políticos en
32 Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, p. 233.
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el progreso, la confianza es su ‘base de masas’ y, por último, su servil inserción en un aparato incontrolable no han sido más que tres aspectos de la misma cosa”.33 Traigamos a escena a Rosa Luxemburgo, pensadora y dirigente alemana quien murió durante la revuelta espartaquista de 1919. Luxemburgo planteó la disyuntiva socialismo o barbarie. El problema reside en la concepción del socialismo como una superación del capitalismo, enmarcado por los vértices del progreso. Es una falsa disyuntiva, pues no deja de ser un documento de cultura. Esto nos conecta con la tesis VIII, la oportunidad del “fascismo” estriba en que se le enfrente en nombre del progreso. 34
¿Cuánto tiempo se lleva haciendo alarde del desarrollo, símil del progreso? La promesa de que la tecnología realizará el reino de los cielos en la tierra es ya un cliché muy sacado. “Por qué la humanidad, en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, se hunde en un nuevo género de barbarie”,35 preguntan Adorno y Max Horkheimer. Hegel es uno de los grandes defensores del progreso; acertada parece la lectura del exiliado Alexandre Kojéve sobre que fue Hegel el primero en declarar el fin de la historia. Analicemos, por ejemplo, la famosa dinámica amoesclavo, el amo adquiere, según Hegel, reconocimiento, autoconciencia en sí y para sí
33 Walter Benjamin, op. cit., p. 45.34 Las tesis fueron escritas hacia el final de los días de Benjamin.
Tenía perseguidores claros, enemigos acechándolo, pero no debe pensarse aquí el término “fascismo” como restrictivo del nacionalismo y los fascistas italianos, en principio, porque las propias tesis lo dejan claro, en segundo lugar, porque nuestra lectura no concibe el fascismo y el totalitarismo como rupturas, al contrario, las entiende como continuidades de la modernidad.
35 Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, Dialéctica de la Ilustra-ción. Fragmentos filosóficos, p. 51.
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en la autoconciencia de este último, mientras que el esclavo lo hace tomando como vehículo el fruto de su trabajo, “el trabajo os hará libres”. Los oráculos del progreso sostienen hoy el mismo argumento con los términos en moda, los expertos de los organismos internacionales proponen, mejor dicho, obligan a que los países “subdesarrollados” acepten la tutela de los “desarrollados”, los primeros obtendrán su reconocimiento, su desarrollo gracias a la inversión extranjera y por medio de su trabajo, así la opresión se transfigura en falta de desarrollo, la dominación es en apariencia una mera cuestión de progreso, para Benjamin y su ojo agudo la cuestión es distinta, la alternativa es ruptura, no los círculos concéntricos, sino las tangentes, la chancecita de que el tiempo se destiempe.
Pareciera ser que los destinatarios de Benjamin son hoy, obsoletos, sin embargo, el significado de la praxis política sigue atrapado en conceptos, mitológicos, prejuicios, etcétera, muy similares a los que ha criticado el filósofo alemán, aquí es pertinente la reflexión de Agamben sobre la crítica al Estado:
Hoy, en un momento en que las grandes estructuras estatales han entrado en un proceso de disolución y la excepción, como Benjamin había presagiado, se ha convertido en regla, el tiempo está maduro para plantear desde el principio, en una nueva perspectiva, el problema de los límites y de la estructura originaria de la estatalidad. Porque la insuficiencia de la crítica anarquista y marxiana del Estado ha sido precisamente la de no haber ni siquiera entrevisto esa estructura y haber así omitido expeditivamente el arcanum
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imperic, como si éste no tuviera consistencia alguna fuera de los simulacros y de las ideologías que se habían alegado para justificarlo. Pero ante un enemigo cuya estructura se desconoce, siempre se acaba, antes o después, por identificarse con él, y la teoría del Estado (y en particular del estado de excepción, es decir, la dictadura del proletariado como fase de transición hacia la sociedad sin Estado) es precisamente el escollo en que han naufragado las revoluciones de nuestro siglo”.36
Recurramos a las palabras de Agamben empezando por el final, imposible sería negar que las revoluciones del siglo xx y lo que va del xxi han naufragado,37 es muy difícil contradecir su perdición en las tempestades del Estado, basta pintiparar la revolución rusa, los sandinistas en Nicaragua o el gobierno de Allende en Chile. El Estado es, como nos advirtió Nietzsche, “el más frío de todos los monstruos fríos”,38 aquel que miente en todas las lenguas, y justo la jerigonza de este frío monstruo extravió los análisis anarquista y marxiano, pero sobre todo marxista,39 este último, embelesado por sí mismo, nunca logró cuestionar y cuestionarse sobre la estructura originaria de lo estatal, englobaron en el concepto de ideología y “falsa conciencia” elementos fundamentales de la experiencia humana que podían reorientar su análisis. Existen algunas propuestas muy marginales, con cierta afinidad al pensamiento de Marx, que sí han intentado pensar
36 Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, pp. 2223.
37 El texto citado de Agamben data de finales del siglo xx.38 Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra, p. 74.39 Vid. Nota 27
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más allá de los esquemas, sin embargo su ausencia es notoria en las revoluciones contemporáneas, tenemos por ejemplo el pensamiento de Foucault o del propio Benjamin.
La dictadura del proletariado encaja sin mayor dilema en el estado de excepción como lo entiende Carl Schmitt, será Benjamin, nuestro condenado al desengaño, quien perciba la necesidad de una práctica crítica que vaya más allá, sobre esta discusión entre Schmitt y Benjamin resulta esclarecedora la lectura que realiza Agamben, pero más adelante trataremos el punto.
El marxismo cayó en su propio mitologema, se autoproclamó ciencia, se vistió con turbante de muselina, cinturón de cachemira, babuchas y narguile, para luego confundirse con su apariencia, se quedó mirando un autómata rígido, inmutable, engatusado por su propio truco, leamos la tesis I:
Según se cuenta, hubo un autómata construido de manera tal, que, a cada movimiento de un jugador de ajedrez, respondía con otro, que le aseguraba el triunfo en la partida. Un muñeco vestido de turco, con la boquilla del narguile en la boca, estaba sentado ante el tablero que descansaba sobre una amplia mesa. Un sistema de espejos producía la ilusión de que todos los lados de la mesa eran transparentes. En realidad, dentro de ella había un enano jorobado que era un maestro en ajedrez y que movía la mano del muñeco mediante cordeles. En la filosofía, uno puede imaginar un equivalente de ese mecanismo; está hecho para que venza siempre el muñeco que conocemos como “materialismo histórico”. Puede competir sin más con cualquiera, siempre que ponga a su
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servicio a la teología, la misma que hoy, como se sabe, además de ser pequeña y fea, no debe dejarse ver por nadie.40
Edgar Allan Poe era un aficionado al juego de escaques, en el siglo xix escribió un ensayo sobre el autómata conocido como Jugador de Maelzel, se dice que casi nunca perdía una partida, para desentrañar su secreto, Poe, realizó dieciséis hipótesis analíticas, hasta concluir que necesariamente había un hombre escondido. En la historia del famoso autómata, también llamado El Turco, se entreveran rumores, anécdotas y algunos registros, se dice incluso que disputó una partida contra el propio Napoleón Bonaparte,41 el emperador fue derrotado por el autómata y su enano escondido. Benjamin que también gustaba del ajedrez, recordemos aquella foto donde juega con Bertolt Brecht, seguramente conocía todo esto, la primera tesis es oscura y reveladora, el marxismo no pudo entender que el autómata era su fachada científica, se quedó enfrascado en sus importantes concepciones económicas, nunca logró hacer lo que decía Wittgenstein, subirse encima de ellas. Prescindiendo del enano jorobado y feo quedó sin vida propia y fue asimilado por la desmedida modernidad. Resulta sintomático lo que nos dice el economista checo Tomás Sedlácek:
Fue Marx quien (paradójicamente) de facto creyó que la economía y la teoría económica eran el fundamento de todo, el fundamento de la sociedad, el cual entonces determina todo lo demás, y
40 Walter Benjamin, op. cit., p. 35.41 Napoleón, aficionado al ajedrez, dijo sobre éste: “es un juego sin
par; regio e imperial”.
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que todo lo demás (incluyendo la moralidad y la cultura) es una superestructura montada encima de un fundamento económico.42
Resulta interesante cómo Sedlácek encuentra en los dogmas o conceptos económicos su fundamento mítico, filosófico, teológico y narrativo. El materialismo histórico se ha pensado a sí mismo ahistóricamente, hemos olvidado que la economía y la ciencia son también una creación histórica, literaria, el filósofo de la ciencia y epistemólogo anárquico Paul Feyerabend dice: “La separación entre historia de una ciencia, su filosofía y la ciencia misma se desvanece en el aire, y lo mismo sucede con la separación entre ciencia y no ciencia; las diferencias entre lo científico y lo no científico se evaporan”.43
La comunidad científica que construye la “verdad” en ciencia es la misma que evalúa esta “verdad”, por ello el marxismo (primordialmente el leninismo) durante algún tiempo pudo autoproclamarse como ciencia. Hegel escribió que si uno observa racionalmente el mundo, éste contestará dejándose ver racionalmente, pensando a Hegel contra Hegel, si queremos ver el mundo con los anteojos de la economía, éste nos responderá en sintonía, nuestras metáforas, nuestros mitologemas nos ayudan a entender nuestra existencia, sin embargo, también pueden aherrojarnos, ¿qué tanto somos responsables de nuestras construcciones filosóficas y literarias?
En su libro titulado Gog, el polémico y lúcido pensador italiano Giovanni Papini narra su encuentro con un multi
42 Tomás Sedlácek, Economía del bien y del mal. La búsqueda del significado económico desde Gilgamesh hasta Wall Street, pp. 310311.
43 Paul K. Feyerabend, Tratado contra el método, p. 32.
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millonario interesado en un manicomio particular.44 Goggins, alias Gog, es la expresión del hombre moderno al desnudo, la nuda modernidad. El texto logra colocarnos con la oblicuidad del descaro o sinceridad en un umbral entre realidad e ilusión, las aporísticas ilusiones de la modernidad, en uno de los escritos atribuidos a Gog se registra el encuentro que tuvo con el antropólogo británico sir James George Frazer, el autor de La rama dorada dijo en dicha reunión:
Son ingratos [los hombres modernos]. Faltan al respeto a la madre. Toda la vida la civilización moderna –y por moderna entiendo la que comienza con la Grecia de Sócrates y, después de una interrupción de siglos, ha fructificado desde el Renacimiento hasta nosotros – es hija legítima de la Magia.45
En esta ficción real Frazer expone que todas las artes, leyes, tradiciones políticas y ciencias emanan de la Magua, ésta resulta ser el vínculo entre animalidad y cultura (¿cuál será el vínculo entre barbarie y cultura?). Es relevante que la reunión transcurre en casa de un coleccionista de fetiches, discreta insinuación, ¿pueden ser las artes, leyes, tradiciones políticas y ciencias nuestros fetiches modernos?, tomando en consideración que todas ellas suelen ser revestidas de la forma mercancía; es decir que se transforman en expresión de la contradicción entre valor y valor de uso,46 podemos
44 Toda narración es una creación, me parece importante mantener a Gog, como pretende Papini, en el umbral entre fictio y realidad.
45 Giovanni Papini, Gog. El libro negro, pp. 125126.46 Sobre este tema puede consultarse el famoso primer capítulo
de El capital de Karl Marx, primordialmente el parágrafo cuarto sobre el fetichismo de la mercancía.
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aseverar su fetichización mercantil, el ocultamiento de las relaciones sociales que las producen en la forma aparentemente autónoma del precio, pero, para comprender en mayor amplitud su fetichización debemos considerar que todas ellas encubren los arcana imperii de la modernidad, incluyendo el que está pensando Agamben en la cita pasada: la unidad entre poder y nuda vida, la politización de la vida, pero sobre ello andaremos más adelante. Sobre el estrecho vínculo entre ciencia y magia (como escribe Papini), Gog registra la supuesta exposición de Frazer en los siguientes términos.
La Magia, en efecto, supone que a ciertos fenómenos seguirán infaliblemente otros fenómenos sin la intervención de una voluntad extraña. Se funda, como la ciencia, sobre el determinismo, es decir, sobre la fe implícita en una realidad ordenada y homogénea. El mago no pretendía violentar los hechos, pero, conociendo las secretas afinidades y el orden en que se sucedían, se contentan con imitar aquel fenómeno que era el antecedente constante del fenómeno deseado. Sus errores y sus fracasos procedían de no haber observado bien aquella trabazón fija de sucesiones y fundarse en relaciones aparentes más que substanciales, pero el principio de que partía era el mismo sobre el cual se halla edificada la ciencia moderna. Incluso los muchachos saben que la química se deriva de la alquimia, la astronomía de la astrología y la medicina científica del hermetismo.47
47 Giovanni Papini, op. cit., p. 127.
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En esta lectura encontramos afinidad en el pensamiento instrumental de la magia y la ciencia, la diferencia estriba en la mesura de la primera frente a la desmesura de la segunda, Freud se equivoca al atribuir a la magia una “imperturbable confianza en la posibilidad de dominar el mundo”,48 la desmesura del vuelo de Ícaro se ajusta mucho más a la ciencia moderna que trata de abarcar desde lo más minúsculo e imperceptible hasta el cosmos y sus abstracciones como tiempo y espacio.
Tratamos de mostrar que el autómata no puede jugar partida alguna sin el enano, feo y jorobado, el marxismo no lo entendió y su herencia perduró, la praxis política se ha diluido (para “provecho” de algunos, desventura de otros), ha perdido significado esperando que el autómata jugará por sí solo, se ha pretendido cuestionar las circunstancias desarrollándolas.
Pensemos en Odiseo, el astuto, pretendió desmitificar el Mediterráneo (es decir el orbe) por medio de la razón, la Eneida, por el contrario, resulta ser un testimonio de la otra cara de la moneda, Eneas navegando también por aquellos mares confirma la vitalidad del mito, Virgilio retrata a Escila y Caribdis por ejemplo, pero, para muestra más clara está el encuentro entre Eneas y Aqueménides, este último fue olvidado, según cuenta él mismo en la mansión del cíclope cuando escapó Odiseo, el astuto ahora visto como estafador, justo mientras Aqueménides narra su desventura aparece Polifemo, el horrible monstruo, inmenso y ciego, a modo de bastón porta un pino sin ramas, herido pero vivo, el mito persiste a la razón. Es una alegoría profunda entre razón y mito.
48 Sigmund Freud, “Tótem y tabú”, en Obras completas, p. 1802.
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Me gustaría cerrar este inciso volviendo a la imagen de la tesis I, el autómata con su narguile y el enano escondido, ahora bien, hace ya algunos años (finales de los noventa) el ex campeón mundial de ajedrez, Gary Kímovich Kasparov, disputó dos encuentros contra el autómata ibm, la computadora conocida como Deep Blue, en el primer match Kasparov ganó sin problemas, después de unas mejoras se inició el segundo match, cuando Kasparov sufrió la primer derrota del duelo la rueda de prensa se polarizó. El ogro de Bakú, como apodan a Kasparov, denunciaba la trampa de ibm, el argumento era que la computadora fue ayudada en la elección de una jugada crucial por algún jugador de buen nivel, Kasparov razonó en su favor que la Deep Blue estaba en un cuarto de acceso totalmente restringido, pidió por impreso los análisis donde el autómata daba ventaja matemática a la jugada que “eligió”, ibm negó todo, pero no aclaró nada, inclusive después del match desarmó la Deep Blue, Kasparov conocía el truco del turco pero ingenuamente confió en una empresa voraz, no tenía presente los engaños de la tecnología, al ganar ibm, sus acciones se dispararon a la alza. Cuenta el propio Kasparov que al terminar el encuentro coincidió con un actor estadounidense en el ascensor de su hotel, Kasparov le aseguró que ganaría la revancha al autómata, el actor le contestó que no sería así, no habría revancha y así fue. Hoy día, las computadoras no logran derrotar a los mejores jugadores (incluyendo al hoy retirado Kasparov), ibm no podría aceptar su trampa, sostenía la imagen del autómata invencible, la técnica que venció al hombre. En ajedrez gana, escribió Savielly Tartakower, el que comete el penúltimo error.
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Cultura-barbarie
Hasta aquí hemos considerado como primera aproximación para entender lo que es el estado de excepción convertido en regla, el binomio culturabarbarie, pero nos falta por tratar un punto importante, también presente en la tesis VII, tampoco está exento de barbarie el proceso de transmisión de intercambio, por medio del cual se hereda de unos a otros. Bejamin nos alerta sobre cómo la barbarie se propaga en nuestra cultura, una preocupación análoga leemos en Adorno y Horkheimer en una reflexión sobre el proceso de transmisión cultural:
Si la opinión pública ha alcanzado un estadio en el que inevitablemente el pensamiento degenera en mercancía y el lenguaje en el elogio de la misma, el intento de identificar semejante depravación debe negarse a obedecer las exigencias lingüísticas e ideológicas vigentes, antes de que sus consecuencias históricas universales lo hagan del todo imposible.49
El pensamiento es asimilado por la voraz mercancía, desde un punto de vista técnicomaterial debe cruzar los senderos editoriales, televisivos, cibernéticos, entre otros. Pero también subjetivamente debe entreverarse en las “exigencias lingüísticas e ideológica vigentes” del remitente y del destinatario. Adorno y Horkheimer escribieron lo anterior en 1914, tiempo ha pasado ya, podemos entonces preguntarnos: ¿es aún posible desafiar estas exigencias vigen
49 Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, op. cit., p. 52.
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tes?, ¿es ya demasiado tarde?, ¿cómo intentarlo?, pensemos por ejemplo: ¿qué tanto la opinión pública ha asimilado el pensar de Benjamin y Agamben? La respuesta no es muy alentadora. En torno a este problema de la transmisión del pensamiento y la posibilidad de su significado, podemos entender la deconstrucción tal como nos dice Agamben:
El prestigio de la deconstrucción en nuestro tiempo consiste precisamente en haber concebido el texto entero de la traducción como una vigencia sin significado que vale esencialmente en su indecibilidad, y en haber mostrado que una vigencia así es, como la puerta de la ley en la parábola kafkiana, absolutamente insuperable.50
Hemos traído a escena tres posturas sobre un problema similar, mientras que Benjamin plantea radicalmente la indiferenciación entre cultura y barbarie,51 incluyendo en ello la transmisión inseparable de ambas, aquí pues el fracaso de las posturas que maniqueamente apuestan por la educación contra la violencia, es nuestra sociedad moderna la que ha tenido mayor difusión de la lectura, también el promedio de escolaridad es el mayor de toda la historia, pero es también nuestra sociedad la que no pasa un día sin bombardeos, en nuestro país, por ejemplo, pueden desaparecer doscientas cincuenta personas en el estado de Guerrero en tan sólo un mes. La cultura tal como la hemos construido
50 Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, p.74.
51 Pensamos aquí el término radical en correspondencia con su origen latino radicalis, perteneciente a la raíz.
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se funde con la barbarie, ésta que era lo exterior se confunde con lo interior.
Por otro lado, Adorno y Horkheimer nos hablan de la opinión pública transfigurada en mercancía, el lenguaje convertido en un serafín que le canta loas, de manera implícita hay una distinción entre opinión y pensamiento crítico, éste último puede transgredir el círculo vicioso, sin embargo, al intentar socializarse corre el riesgo de su fetichización mercantil, riesgo al parecer actualmente inevitable. Al final de la deconstrucción plantea todo el discurso de la tradición como vigente sin significado, podemos plantear como paradigma nuestra inmensa tradición jurídicoinstitucional donde leyes vigentes no se aplican,52 carecen de la “fuerza”, mientras que actos sistemáticos que carecen de legalidad se aplican, tienen la fuerzadelaley,53 para muestra la Cons-titución de México, la cual establece, en conformidad al derecho convencional (internacional), la garantía de que todo detenido sea puesto a disposición de la autoridad competente de manera inmediata54, sin embargo, prácticamente todos los detenidos por corporaciones federales (Ejército, Marina y Policía Federal) son desaparecidos antes de ser, quizá, presentados ante la instancia designada en el texto
52 “Un paradigma (el término quiere decir en griego simplemente “ejemplo”) es un fenómeno particular que, en cuanto tal, vale para todos los casos del mismo género y adquiere así la capacidad de constituir un conjunto problemático más vasto”, Giorgio Agamben, Estado de excep-ción. Homo sacer, II, 1, p. 13.
53 Véase en la bibliografía la versión castellana de la conferencia de Jacques Derrida: Force de loi. Le Fondement Mystique de l´Autorité, la cual tuvo lugar en la Cardozo School of Law de Nueva York.
54 Véase el artículo 16 constitucional, el artículo 193 del Código Federal de Procedimientos Penales y el 7.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
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de ley, sirve como sustento de lo anterior los informes de Human Right Warch y Amnistía Internacional, donde se concluye la sistemática dilación en la puesta a disposición de los detenidos, también lo afirmo mediante mi experiencia personal y la de todos los presos que he conocido, sin embargo ese tiempo en ninguna parte es considerado el tiempo de la tortura. No es nada sencilla toda esta problemática, Benjamin, fiel a su destello metodológico, nos plantea tomar distancia en lo posible, un paréntesis de los pasajes, de la ciudad y sus vitrinas, intentar entonces “cepillar la historia a contrapelo”.55
La alegoría de Babel es significativa, los hombres con una sola lengua se establecieron en una llanura de Sinar, “y se dijeron unos a otros: vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla”,56 la técnica fundamento para la edificación, cura el espacio abierto de la llanura, se crea un interior, después se dijeron: “vamos, edifiquemos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra”,57 la ambición en el nombre es vista como forma de apropiación. La técnica y la desmesura son aquí los fundamentos de la ciudad, desvelados por un pueblo aún nómada o errante, entonces Yahueh descendió proclamando: “confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero”,58 así los hombres, según esta interpretación, se dispersaron por la tierra y abandonaron la construcción de la torre. Son pues los afanes desmedidos
55 Walter Benjamin, op.cit., p. 43.56 Gn XI, 3.57 Gn XI, 4.58 Gn XI, 7.
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de alcanzar el cielo los que traen consigo la confusión de la lengua, la sentencia es rotunda, ninguno entienda el habla del otro, se crea un vacío infranqueable entre el sujeto y la otredad, ¿acaso si dejáramos de intentar tomar el cielo por asalto lograríamos entendernos?, esto es una clara metáfora de lo inefable de la otredad.
Existe una pintura de 1563 realizada por Brugel el Viejo, bautizada como La torre de Babel, en ella se observa una gran torre cilíndrica rodeada por la inmensa llanura de Sinar, buscamos con la mirada hombres como nosotros y encontramos unos cuantos, pequeños, difusos, en la esquina inferior izquierda, pretendemos saber más sobre ellos, sobre otros, apenas vemos algunas manchas que intuimos, en su conjunto es una imagen paradójica, se construye una ruina, se edifica el derrumbe, la cilíndrica torre intenta poner límites al llano, crear un interior y un exterior, transgrede ligeramente el cielo, pero su lado derecho (desde el observador) parece colapsar, es la representación de los hombres opacados por la técnica convertidos en paisaje, la construcción de una ruina es el retrato fiel de occidente. Así se observa que, para el siglo cuarto antes de Cristo, los judíos dejaron de pronunciar el nombre de Yahueh, lo conservaron escrito como YHWH, acaso intentaban resguardarlo en lo impronunciable frente a la pérdida de significado de todo discurso.
¿Metaexcepción?
Esta breve lectura de la tesis VIII nos obliga a tocar un punto bastante oscuro, en la traducción de Bolívar Echeverría, que citamos con anterioridad, reza: “promover el verdadero estado de excepción se nos presentará entonces como tarea
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nuestra, lo que mejorará nuestra posición en la lucha contra el fascismo”59, mientras que la versión de Jesús Aguirre nos dice sobre la misma tesis:
La tradición de los oprimidos nos enseña que el “estado de excepción” en el cual vivimos es la regla. Debemos adherir a un concepto de historia que corresponda a este hecho. Tendremos entonces de frente, como nuestro deber, la producción del estado de excepción efectivo [wirklich]; y esto mejorará nuestra posición en la lucha contra el fascismo.60
¿Qué quiere decirnos Benjamin con que nosotros debemos producir el estado de excepción “efectivo” o “verdadero”?, si queremos comprender la lectura que hace Agamben sobre este hermético asunto, necesitamos retroceder un poco. Existen, nos dice Agamben, dos interpretaciones contrarias sobre lo que es en esencia el estado de excepción: a) la que lo considera vigente pero sin significado, la ley como forma pura separada de toda materia o contenido, en este sentido encontramos el imperativo categórico de Kant y las observaciones de Scholem; b) segunda, la que concibe el estado de excepción como apoteosis de la ley, donde el hacer de ésta resulta indiferenciable de la vida61, escribe el filósofo italiano:
59 Walter Benjamin, op.cit., p. 43.60 Walter Benjamin, “Tesis de filosofía de la historia”, en Discursos
interrumpidos, p. 182.61 Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida,
pp. 7073.
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A un nihilismo imperfecto, que deja subsistir indefinidamente la nada en la forma de una vigencia sin significado, se opone el nihilismo mesiánico de Benjamin, que nadifica hasta la propia nada y no deja valer la forma de la ley más allá de su contenido.62
Agamben coloca a Benjamin en la segunda concepción sobre la esencia del estado de excepción, después considera que tanto el ensayo benjaminiano sobre Kafka y la ley, como, la “enigmática” alusión a un estado de excepción “efectivo” deben leerse en el sentido de “una Torá cuya llave se ha perdido y que tiende, por eso mismo, a hacerse indiscernible de la vida”63, continúa Agamben:
Hemos visto en qué sentido la ley, convertida en pura forma de ley, mera vigencia sin significado, tiende a coincidir con la vida. No obstante, en cuanto en el estado de excepción virtual, se mantiene todavía como pura forma, la ley deja subsistir frente a sí la nuda vida (la vida de Josef k. o la que se desarrolla en la aldea que está al pie del castillo). En el estado de excepción efectivo, la ley que pierde su delimitación frente a la ida tiene, por el contrario, su correlación en una vida que, con un gesto simétrico, pero inverso, se transforma en ley.64
62 Ibidem, pp. 7475.63 Ibidem, p. 75.64 Idem.
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Comparto la concepción de Agamben sobre el hecho de que el estado de excepción suprime la disyuntiva entre nuda vida y forma de ley, sin embargo, la lectura que realiza sobre este enigmático punto de la tesis VIII, me parece, imprecisa, Benjamin no está creando una distinción conceptual entre estado de excepción “virtual” y “efectivo”. Si Benjamin puede ser consecuente con su destello metodológico es, en buena medida, porque tiene frente a sí mismo el régimen nacionalista como su perseguidor real, el estado de excepción ya se ha instalado como regla, entonces volvemos a la pregunta: ¿qué quiere decirnos Benjamin con que debemos producir el “efectivo” o “verdadero” estado de excepción? Tengamos la vista en lo que decíamos arriba, las tesis eran, y siguen siendo, un llamado urgente. Benjamin no puede considerar como nuestro deber lograr que la vida se transforme en ley, la indistinción entrambas ya se ha establecido en el mundo moderno, al contrario se trata de lograr una especie de metaexcepción, “la pequeña puerta” por la que puede pasar el Mesías65, la exceptio de la excepción vuelta regla, ruptura, nos dice la tesis XVIII: “La sociedad sin clases no es la meta final del progreso en la historia, sino su interrupción, tantas veces fallida y por fin llevada a efecto”66, nuestra posi ción mejorará en tanto que asumimos la tarea de la interrupción, las tangentes, la metaexcepción.
Lumbral
La visión de los oprimidos nos desvela el binomio culturabarbarie, el estado de excepción como regla. Con la inten
65 Vid. Walter Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, apéndice, letra B.
66 Ibidem, p. 55.
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ción de ilustrarlo un poco mejor,67 pensémoslo desde la teoría de conjuntos:
C= {x / x sea cultura, estado de derecho, interior, ley, nómos}
B = {y / y sea barbarie, estado de naturaleza, exterior, no ley, exceptio}
67 Agamben presenta un esquema sobre el estado de naturaleza, el Estado de derecho y el estado de excepción, inspirados en ello y con el uso de teoría de conjuntos presentamos los siguientes diagramas. Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, p. 55.
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El estado de excepción es la intersección entrambos CB:
Pero cuando la excepción se vuelve la regla, el conjunto C y el conjunto B se convierten en el único conjunto:
Este último diagrama, frío, tremebundo, es la representación de nuestro país. Actualmente, no vivimos fuera de la ley,
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ni en la barbarie, vivimos donde lo lícito y lo ilícito, barbarie y cultura, violencia y derecho, se han vuelto indiferenciables.
Aquí estamos, en riesgo, arrastrando el dogma del progreso, proponiendo la aplicación de la ley que ignoramos por naturaleza, que se aplica desaplicándose, transmitiendo nuestra cultura como salvación, sin saber del binomio culturabarbarie, consternados, apáticos, rabiosos, dolidos, confusos, aquí estamos.
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Los bombardeos no cesan, tenemos los aviones tripulados y los no tripulados, los llamados “drones”, todo ser humano es susceptible de ser asesinado por ellos, ningún general de la otan y anexas es detenido por homicidio, los niños, las mujeres y los hombres que han matado, que pueden matar, no constituyen homicidio alguno, en los últimos bombardeos de Israel sobre Palestina se habla de más de tres mil personas asesinadas, ninguna ha sido considerada homicidio. Los mineros, en distintas partes del mundo incluyendo nuestro país, trabajan condenados a una muerte lenta o rápida, sin que esto sea un homicidio, en menos de dos años del actual gobierno mexicano se calculan aproximadamente treinta y dos mil muertos por la violencia,68 la inmensa mayoría no son tomados como homicidios, los asesinados por corporaciones del gobierno son catalogados como “abatimiento” mientras que aquellos que han muerto, supuestamente, a manos de civiles se catalogan como “ajuste de cuentas”, aunque oficialmente son homicidios, en la realidad no son tales. En la gran mayoría nunca se buscará al responsable o se fabricará alguno, qué tremebundos pueden ser los eufemismos, “bombardeo”, “minero”, “abatimiento”, “ajuste de cuentas”, “bajas colaterales”. En todos estos casos, tampoco se ha tratado de sacrificio alguno, se trata de una violencia profana y banal. Leamos los siguientes versos de Vallejo:
Crece la desdicha, hermanos hombres,más pronto que la máquina, a diez máquinas, [y crece
68 Debido a la prisión en que injustamente me encuentro, donde están prohibidos los periódicos y revistas de noticias, mi fuente de información en este rubro ha sido principalmente la radio de la Universidad de Guadalajara.
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con la res de Rousseau, con nuestras barbas;crece el mal por razones que ignoramosy es una inundación con propios líquidos,con propio barro y propia nube sólida!69
La poesía puede decir aquello que se nos atora en la garganta, en el pecho, es terrible la catástrofe, y peor aún, ignoramos las razones del diluvio que nosotros mismos, con nuestros líquidos y nuestro barro, estamos causando, ya leímos en la tesis VIII de Benjamin algo desgarrador: “El asombro ante el hecho de que las cosas que vivimos sean “aún” posibles en el siglo veinte no tiene nada de filosófico. No está al comienzo de ningún conocimiento, a no ser el de que la idea de la historia de la cual proviene ya no pueda sostenerse”.70
¿Cómo podemos no asombrarnos ante la violencia sin cesar? ¿Cómo no asombrarnos ante el dolor y sus plurales? No lo sé, sin embargo, tenemos que convertir el asombro y el dolor en conocimiento, para entonces proponer una salida. En el presente apartado, primero intentaremos exponer, siguiendo a Agamben, una breve genealogía jurídica del estado de excepción, con ello reforzaremos la idea de que la regla emana de la excepción. Segundo, buscaremos mostrar que los recurrentes enfoques sobre el Estado no logran explicarlo en su completud, y hemos dividido estos enfoques en: a) economicista y b) jurídicoinstitucional. No pretendemos negar la inmensa importancia de la economía en nuestra época, ni del aparato jurídicoinstitucional, tratamos más bien de retratar al titiritero como espectador de su propia representación; sin el entendimiento de lo que ha
69 César Vallejo, Poesía completa, pp. 294295.70 Walter Benjamin, op. cit., p. 43.
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implicado la politización de la vida, nuestra comprensión será incompleta. Tercero, el hecho de que todos podamos ser asesinados en diversas circunstancias, sin que esto constituya homicidio, de forma banal y profana, sin sacrificio alguno, es el paradigma de nuestra actual condición humana, lo que Agamben llama: homo sacer (una antigua figura del derecho romano); somos, pues, los que en cualquier momento podemos convertirnos en homines sacri.
Homo sacer
Solsticio jurídico
El solsticio es cada uno de los dos puntos de la eclíptica que se encuentran más alejados del gran círculo de nuestra esfera celeste, donde el sol se posa en su movimiento aparente, los umbrales del sol. Solsticio proviene del latín solstitium, el término es construido de forma idéntica que el de iustitium, este último significa como tal: la suspensión del derecho,71 “quando ius stat explican desde la etimología los gramáticos sicut solstitium se dice cuando el derecho está detenido, como [el sol en] el solsticio)”.72
Tratemos de reconstruir el pensamiento de Agamben respecto al iustitium, hablamos de una aproximación a la genealogía jurídica del estado de excepción. En caso de que considerase que la República corría peligro, el derecho romano contemplaba la emisión de un senatus consultum ul-timum cuya base era un decreto donde se declaraba el tu-
71 Vid Giorgio Agamben, Estado de excepción. Homo sacer, II, 1, pp. 85101.
72 Ibidem, p. 84.
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multus. El senatus consultum solicitaba a los cónsules, pretor, tributos de la plebe e incluso (podía llegar al extremo) a cada ciudadano, la adopción de toda medida necesaria para salvar el Estado, la cosa pública, “rem publicam defendant, operan-que dent ne quid republica detrimenti capitat”.73 La palabra tu-multus tiene afinidad con “tumor”, en tanto que hinchazón, el tumultus designa la circunstancia posterior a una guerra externa o civil, de tal suerte que el senatus consultum ultimum solía desemboca en un iustitium edicere. La obra del gramático latino Aulo Gelio es una referencia obligada sobre el orbe romano, en sus palabras el iustitium puede entenderse como “iuris quasi intersticio quedam et cessatio”, un espacio, un paréntesis del derecho. La figura del iusfitium ha sido poco tratada por los especialistas en derecho romano, resulta un concepto incómodo, el problema se centra en: ¿cómo puede el derecho apropiarse de la anomia?, entre los esfuerzos por resolver la aporía algunos han recurrido a la noción de dictador, sin embargo, esto resulta un error, el dictador en el derecho romano era un magistrado seleccionado por los cónsules cuyo extenso poder emanaba de una lex curiata, la cual definía los objetivos de esta extensión de poderes, muy distinto es lo que ocurre en el iustitium donde la ilimitación del poder emana no de una lex curiata sino de la suspensión de la ley, precisa Agamben: “Desde esta perspectiva, el estado de excepción no se define, según el modelo dictatorial, como una plenitud de poderes, en un estado pleromático del derecho, sino como un estado kenumático, un vacío y una interrupción del derecho”.74
La intención de los juristas modernos, que pretenden la totalidad de la praxis humana en el númos, les impide ob
73 Ibidem, p. 85.74 Ibidem, p. 95.
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servar con claridad el estado de excepción y su paradigma genealógico, el iustitium, se trata de impedir a toda costa que pueda existir una praxis más allá del derecho, al menos lograr que en apariencia toda praxis humana se encuentre dentro del campo del derecho. Para que nada escape a la norma se han intentado acrobacias conceptuales, como el término “cuasi dictadura” utilizado tanto por el historiador, filólogo y premio nobel, Theodor Mommsen, como por Plaumann, el “cuasi” es el reconocimiento implícito de la diferencia entre dictadura y estado de excepción. En la teoría moderna del derecho público suele darse una confusión análoga, la identificación entre dictadura y estados totalitarios sin mayor análisis, Agamben nos dice:
Es así que tanto Hitler como Mussolini, tanto Franco como Stalin son presentados indistintamente como dictadores. Pero ni Mussolini ni Hitler pueden ser definidos técnicamente como dictadores. Mussolini era el jefe del gobierno, investido legalmente con tal cargo por el rey, así como Hitler era el canciller del Reich, nombrado por el legítimo presidente del Reich. Aquello que caracteriza tanto al régimen fascista como al régimen nazi, como bien se sabe, es que ambos permitieron que subsistieran las constituciones vigentes [...] poniendo junto a la Constitución legal una segunda estructura, a menudo jurídicamente no formalizada, que podía existir al lado de la otra sólo gracias al estado de excepción.75
75 Ibidem, pp. 9596.
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Eso que suele llamarse “Estado dual” y que realmente se emplea para caracterizar el régimen de Mussolini o el de Hitler, es una forma de expresar la coexistencia del ordenamiento constitucional con su propia exclusión, en otras palabras no suele entenderse que esto es el estado de excepción. En este sentido es que resulta errado el sintagma “la dictadura perfecta” con el que se ha intentado conceptualizar el cúmulo de gobiernos priístas en México, la expresión ha sido utilizada por Mario Vargas Llosa y José Agustín. En recientes fechas se estrenó una película que la tiene por título y es del dominio público, refleja, de algún modo nuestra acostumbrada incomprensión, los gobiernos del PRI no han abolido el régimen constitucional que data de 1917, el sin número de reformas constitucionales no han tenido como orientación extender formalmente los poderes del soberano, ni conferirle atribuciones extraordinarias, sin embargo, lo que sí ha ocurrido es que paralelo a este ordenamiento legal han persistido, con carácter esencial, prácticas que carentes de la formaley se aplican como norma, este espacio donde la acción nolegal se utiliza para conservar la ley es coincidente con el estado de excepción y su precursor, el iustitium.
Hemos ya señalado la problemática que implica la praxis durante el iustitium o el estado de excepción: ¿qué significación puede tener la praxis que ocurre en un nolugar jurídico?, buena parte del dilema esta en las condiciones de posibilidad de lo que Benjamin llamó violencia “pura” o “divina”, aquella que se encuentra más allá de la violencia que crea derecho y la violencia que lo conserva. Nos dice Agamben:
Aquel que actúa durante el iustitium —se podría decir si se quisiera dar a toda costa un nombre a
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una acción humana que se cumple en condiciones de anomia— no ejecuta ni transgrede, sino que inejecuta el derecho.76
La teoría jurídica ha intentado apropiarse de este espacio anómico recurriendo a ficciones conceptuales, se ha intentado decir que el estado de necesidad del cual nace el iustitium es un estado del derecho. Si bien es cierto que dicho estado de necesidad no es ningún retorno al estado de naturaleza, como bien nos muestra la llegada de Odiseo a Ítaca, el retorno es imposible, siempre se arriba a un lugar distinto, el presente es también el fantasma del pasado, pero resulta igualmente acertado que este estado de necesidad es un apóstrofe, un paréntesis un vacío del derecho.
Agamben obtiene cuatro conclusiones de esta genealogía del estado de excepción: 1) la esencial diferencia entre dictadura y estado de excepción, la falsedad de las teorías que pretenden apropiarse de la exceptio por medio de la necesidad como fundamento jurídico pues la necesidad es un espacio ajeno al derecho; 2) por alguna razón resulta determinante al derecho su vínculo con la anomia, la inclusión de lo que se excluye, de forma análoga, el estado de excepción incluye la ley como lo excluido; 3) el punto crítico es la significación de la praxis en este topos donde se ha suspendido el derecho, donde cultura y barbarie se vuelven indiferenciables; 4) por último, la imposibilidad de la tradición para definir este nolugar corresponde con lo que Derrida llamó: el fundamento místico de la autoridad.
76 Ibidem, p. 99.
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Pareciera ser entonces que, tanto el poder constituido como sus “opositores”,77 luchan por apropiarse de este fundamento.78
Estado, soberanía y aporía
Existen dos enfoques muy difundidos que intentan explicar la naturaleza y sentido del Estado, el primero de ellos podemos nombrarlo como de carácter economicista, el segundo, jurídicoinstitucional, ambos implican un maremágnum de libros, ensayos, decretos, leyes, tratados, convenciones y anexos, también todo un andamiaje burocrático, nuestro barroco modo de la opresión, pero, aunado a esto, son parte inveterada de las opiniones que suelen tenerse sobre el Estado.
Hemos hablado anteriormente sobre la mistificación de la ciencia, el mitologema que la establece como fundamento de todo conocimiento posible, sobre esta idea (entre otras) se edifican las concepciones economicistas del Estado. La economía se asume como ciencia, se sube en hombros de la matemática para predicar vida y milagros, ya nos alertaba el agudo Kierkegaard “es posible crear un sistema lógico, sin embargo, no es posible crear un sistema existencial”.79 Benjamin utilizó la analogía entre capitalismo y religión para decir que el dinero y el capital se asumen como di
77 Colocamos con reservas la palabra opositores, pues aquellos que luchan contra el poder constituido revestidos de la forma del poder constituyente ejercen una oposición sumamente parcial o limitada; aquí podemos englobar a la gran mayoría de los que se oponen al poder constituido, pues todos ellos terminan con un papel en el estado de excepción, nunca con la redención.
78 Vid. Giorgio Agamben, Estado de excepción. Homo sacer II, 1, pp. 99101.
79 Vid. Søren Kierkegard, Migajas filosóficas o un poco de filosofía.
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vinidades y los economicistas como los sacerdotes de esta religión terrible que no permite redención alguna. Ingenua o perversamente suele creerse o difundirse que no existe una metafísica, ni una ética, ni una epistemología tras las bambalinas económicas, se ignora u oculta el cúmulo de mitos que preceden a toda visión economicista.
Se encuentra sumamente difundida la idea de que todo conflicto bélico, toda política, toda reforma, incluso toda ideología, responden a una explicación económica, a un mero interés mercantil, si bien es cierta la suma relevancia en el mundo moderno de la economía, es necesario distinguir hasta qué punto el titiritero es espectador de su propia representación. Durante este tiempo en prisión me he preguntado por el sentido de la violencia que nos rodea, he tenido contacto con temas cercanos al narcotráfico, a casi todo narcotraficante que haya tenido cierto mando o control, le queda claro que la guerra “no es un negocio”, existe consenso en cuanto a que la ganancia económica reside en el tráfico, quien se inmiscuye en pugnas obtiene problemas y gastos, entonces porqué se encuentra tan generalizada la violencia, podría argumentarse que la intención sigue siendo esencialmente económica, se trata de hacerse con el control de nuevas rutas o zonas de distribución (mercado), sin embargo, esto contradice la experiencia, ningún cártel logra exterminar a otro, y aunque logre despojar de una zona a otro grupo, esta se convertirá, lo más seguro, en una zona conflictiva, generando pérdidas y problemas políticos que se pueden traducir en nuevos gastos o incluso en riesgos determinantes para los dirigentes del cártel, si bien la economía es relevante, no alcanza a explicarnos el sentido de nuestra actual circunstancia, el intento de explicación economicista de la violencia es insuficiente. Resulta significativo que el
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historiador de la economía Niall Ferguson sea quien nos dice:
Cuando era un muchacho en la escuela, los libros de texto de historia ofrecían una variedad de explicaciones de la violencia del siglo XX. A veces la relacionaba con las crisis económicas, como si las depresiones y las reacciones pudiesen explicar el conflicto político. Un artilugio favorito consistía en relacionar el aumento del desempleo en la Alemania de Weimar con el aumento del voto nazi y la “toma” del poder por Adolfo Hitler, lo cual a su vez suponía que explicaba la segunda Guerra Mundial.
[...]
Déjenme reformular ahora aquellos pensamientos preliminares de un muchacho de escuela en términos algo más rigurosos [...] algunas crisis severas no condujeron a la guerra. Ciertamente, es ahora imposible argumentar (aunque los marxistas trataron de hacerlo durante mucho tiempo) que la primera Guerra Mundial fue resultado de una crisis del capitalismo; por el contrario, puso fin abruptamente a un periodo de extraordinaria integración económica global con un crecimiento relativamente alto y baja inflación.80
80 Niall Ferguson, La guerra del mundo, pp. XXXVIIXXXVIII.
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Sigamos poniendo en entredicho el economicismo, hablemos del Euthanasie Program für unheilbaren kranken, este programa implementado por el régimen de Hitler buscaba “eliminar la vida indigna de ser vivida”, haciendo referencia a los enfermos mentales sin “cura”81, uno de los principales centros de este programa operaba en la pequeña ciudad de Grafeneck, ahí se recibían un promedio de setenta personas por día, en edades entre 6 y 93 años, los doctores responsables realizaban una consulta a los internos y decidían si reunían o no los lineamientos para la “muerte graciosa”,82 la gran mayoría de los que ingresaban eran asesinados en las primeras 24 horas después de su arribo, se calcula que en este programa murieron 60 mil personas. El sentido del Euthanasie Program no puede encontrarse en principios eugenésicos puesto que para ello no es relevante eliminar el fenotipo, sino el patrimonio genético83, consideremos además que un gran número de los “enfermos incurables” no se encontraban en posibilidades de reproducirse. Tampoco es posible dar una explicación económica, nos dice Agamben al analizar este programa:
81 La noción de saludenfermedad ha sido cuestionada por Foucault y todo el movimiento antipsiquátrico.
82 Gnadentod es el eufemismo que utilizaban los nazis para designar estas muertes como “muerte graciosa”. El poder tiene una vinculación intrínseca con la apariencia, además de los eufemismos que ya hemos mencionado pienso en el siguiente: “Centro Federal de Readaptación Social”, en lugar de cárcel o prisión donde todo está extremadamente restringido y se confina a la persona veintitantas horas a una celda minúscula que quieren llamar “estancia”.
83 Más allá de los prejuicios difundidos, los nazis, al menos sus científicos y dirigentes, no eran ignorantes, todo lo contrario.
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No consta en modo alguno que el programa estuviera ligado a consideraciones de índole económico: por el contrario, constituyó una carga organizativa no desdeñable en un momento en que la maquinaria pública se hallaba totalmente empeñada en el esfuerzo de guerra: ¿por qué entonces Hitler, a pesar de ser perfectamente consciente de la impopularidad del programa, quiso llevarlo a cabo a toda costa?84
Podemos construir un argumento similar para el campo de concentración, el trabajo forzado es insuficiente para lograr entender su transformación en campo de exterminio, no parece racionalmente económico destinar tantos recursos al exterminio de quienes no representaban una amenaza militar. los comunistas y socialdemócratas ya habían sido derrotados, lo mismo pasó con la resistencia judía en los guetos, hubo judíos que rechazaron ser “contados como ovejas para el matadero”,85 y lucharon, por ejemplo, los miembros de la zob (Zydowska Organizacja Bojowa, es decir, Organización Judía de Combate), sin embargo, el enemigo real del régimen nazi estaba en el frente de guerra, luego entonces vuelve la pregunta: ¿por qué?
Existe una especie de compulsión por explicar todo con el economicismo del que hemos hablado, pareciera ser tan absurdo aquello que se escabulle a esta lógica, coincide como anillo al dedo la propaganda oficial que considera el nacionalismo como una fractura en la modernidad o como una locura inmensa y colectiva. El término “locura”
84 Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, p. 179.
85 Sal XLIV, 22.
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en este tipo de explicaciones es el reconocimiento implícito de nuestra incomprensión, este género de consideraciones sobre el nazismo ha degenerado en propaganda: “mientras mantengamos firmes las determinaciones de nuestro orbe moderno, estamos a salvo”, al considerar el totalitarismo como una fractura o locura, olvidamos que, fueron los ingleses los primeros en bombardear las zonas donde vivían los obreros alemanes para “mermar la producción”, que los Estados Unidos lanzaron dos bombas nucleares contra Japón, también pasamos por alto que algunos de los médicos que realizaron experimentos durante el régimen nazi era reconocidos investigadores de la comunidad científica,86 incluso el hecho de que durante el juicio de Nuremberg se confirmó que los experimentos en seres humanos ya se habían practicado muchas veces y a gran escala, particularmente en los Estados Unidos, en específico en presos y condenados a muerte, por los aprietos que esto implica, el tribunal acordó que la diferencia estaba en la “necesidad de un explícito y voluntario consentimiento por parte del sujeto que debía ser sometido al experimento”87, sin embargo, resulta sospechoso hablar de libre voluntad en el caso de un preso y peor aún de un condenado a muerte. El sociólogo Zygmunt Bauman afirma que, el exterminio emprendido por los nazis no fue un error, ni un desliz de la modernidad, fue resultado88, por
86 Por ejemplo: Clauberg, Schröder, BeckerFryting y Bergblöck, entre otros.
87 Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, p. 199.
88 Vid. Zygmunt Bauman, Modernidad y Holocausto. Es necesario precisar un punto, Bauman utiliza el término “holocausto”, sin embargo, me parece necesaria la refutación que realiza del término Giorgio Agamben: “el haber pretendido restituir al exterminio de los judíos un aura sacrificial mediante el término ‘holocausto’ es una irresponsable ceguera
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ello defendemos la tesis de que más allá de diferencias historiográficas, existe, una íntima vinculación entre totalitarismomodernidaddemocracia, el controversial Heidegger nos dice:
Los principales criminales planetarios son, según su esencia, plenamente iguales a consecuencia de su incondicional servidumbre con respecto a la incondicional autorización del poder. Diferencias historiográficas condicionales e instalándose en primer plano sólo sirven para disfrazar la criminalidad en lo inocuo y hasta mostrar su realización como “moralmente” necesaria en “interés” de la humanidad.89
Cuando Marcuse escribe a Heidegger, después de la guerra, pidiéndole que se deslinde claramente del nazismo, el ex rector de Friburgo le contesta que el Mal está en todas partes, Marcuse replica que no se pueden comparar los desplazamientos con los campos de exterminio, Heidegger ni siquiera responde, no queremos adentrarnos en tan complejo y amplio tema,90 sólo queremos puntualizar que donde
historiográfica. El judío bajo el nazismo es el referente negativo privilegiado de la nueva soberanía biopolítica y, como tal, un caso flagrante de homo sacer, en el sentido de una vida a la que se puede dar muerte, pero que es insacrificable. [...] La verdad difícil de aceptar para las propias víctimas, pero que, con todo, debemos tener el valor de no cubrir con velos sacrificiales, es que los judíos no fueron exterminados en el transcurso de un delirante y gigantesco holocausto, sino, literalmente, tal como Hitler había anunciado, ‘como piojos’, es decir, como nuda vida”. Cit. pos Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, p. 147.
89 Martin Heidegger, La historia del ser, p. 101.90 Resulta sumamente interesante la lectura de Agamben sobre la
relación entre Heidegger y el nazismo a la luz de la biopolítica. Vid. Gior
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Marcuse percibe acontecimientos diversos, el genio de Heidegger clarifica una continua catástrofe, la diferenciación de acaecimiento disfraza “la criminalidad”, la muestran como necesaria para la humanidad, pensemos por ejemplo en la brutalidad del ejército mexicano en nuestro días, ejecutando, torturando y desapareciendo personas, todo revestido de la “necesidad” de salvarnos de los “criminales”, la diferencia, en primer plano, esconde la identidad, la indistinguibilidad entre soldados y criminales. Nuestra incomprensión del nazismo es nuestra misma incomprensión de la democracia, de la violencia que hoy nos rodea, de las apariencias que seguimos arrastrando a modo de explicación o excusa.
El Mamotreto de modelos,91 discusiones y burocracias, que pretende dar sentido a la modernidad y sus arcanos en el molde jurídicoinstitucional fracasa; como ya hemos aludido en el iustitium, ante el imposible afán del nómos por apropiarse de la anomia, el estado de excepción, es el topos donde naufragan los barcos de la tradición jurídica. Carl Schmitt fue consciente de la problemática, cual prestidigitador de conceptos buscó darle cabida en el derecho al estado de excepción, Schmitt cae en cuenta que la quintaesencia del Estado no reside en su monopolio de la coacción, sino en su monopolio sobre la decisión, en este sentido soberano es aquel que decide sobre el estado de excepción, con estas precisiones comienza a clarificarse la paradoja, dice Schmitt: “[El soberano] ese, pues, fuera del orden jurídico normalmente vigente sin dejar por ello de pertenecer a él, puesto
gio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, pp. 190194.91 El Mammothreptus es un extenso manual escolástico de gra
mática.
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que tiene competencia para decidir si la Constitución puede ser suspendida ‘in tuto”.92
Agamben plantea otro modo de la misma paradoja: “la ley está fuera de sí misma”93, en nuestra primera aproximación al estado de excepción, habíamos leído en Benjamin la indiferenciación entre cultura y barbarie, de tal suerte que para volver aquí explícita la paradoja podemos escribir: la cultura está fuera de la cultura, nos dice Agamben: “Llamamos relación de excepción a esta forma extrema de la relación que sólo incluye algo a través de su exclusión”94, de este modo, la cultura incluye la barbarie por medio de su exclusión, inclusión exclusiva, la barbarie incluye la cultura en su exclusión. El soberano demuestra, según Schmitt, que no requiere del derecho para crear derecho, con ello deja aclara la paradoja, de tal suerte que para el jurisconsulto alemán el soberano no es la mera fijación de una normatividad, es, primordialmente, aprehensión del afuera, de la excepción, leemos en Agamben:
En la excepción soberana se trata, en efecto, no tanto de neutralizar o controlar un exceso, sino, sobre todo, de crear o definir el espacio mismo en que el orden jurídicopolítico puede tener valor. La excepción es, en este sentido, la localización (Ortung) fundamental, que no se limita a distinguir lo que está dentro y lo que está fuera, la situación normal y el caos, sino que establece entre ellos un umbral (el estado de excepción)
92 Carl Schmitt, cit. pos Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, p. 27.
93 Idem.94 Ibidem, p. 31.
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a partir del cual lo interior y lo exterior entran en esas complejas relaciones topológicas que hacen posible la validez del ordenamiento.95
El estado de excepción es pues el umbral entre norma y caos, interior y exterior, cultura y barbarie, derecho y noderecho. El peligro para el ser humano en este topos de indistinción es extremo, el propio Agamben señala un ejemplo bíblico bastante crudo, hablamos del libro de Jueces, los sofe-tim eran jefes y jueces. En la cosmovisión hebrea el término “juzgar” se encuentra unido en su significación a gobernar,96 las tribus de Israel son guiadas en la guerra por sus soberanos Jueces, en concreto el filósofo italiano refiere a Jueces XII, 6, sucede que previamente Jefté y los suyos habían derrotado a los amonitas, entonces los efraimitas cruzaron el Jordan y amenazaron a Jefté, “Nosotros quemaremos tu casa contigo”,97 en el combate los galaaditas, dirigidos por el sofetim de Jefté, vencieron a los efraimitas, se apoderaron del río y a todos los fugitivos les preguntaban: “¿Eres tú efrateo? Si él respondía: No, entonces le decían: “Ahora, pues, di Shibolet”. Y él decía sibolet porque no podía pronunciarlo correctamente. Entonces le echaban mano, y le degollaban junto a los vados del Jordán,98 mataron entonces cuarenta y dos mil efrateos o efraimitas. En el “Shibolet” o “Sibbólet” se funden ejemplo y extorsión, la excepción ejemplar o el ejemplo que es excepción, así los castigos ejemplares son
95 Ibidem, p. 3296 “Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuan
do el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”, Mt XIX, 28.
97 Jue XII, 1.98 Jue XII, 56.
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recurrentes en el estado de excepción. No debe extrañarnos que todo castigo en el estado de excepción suela ir junto a su difusión, la excepción ejemplar, por ejemplo Quevedo versa en un romance de la primera mitad del siglo xvii: “con chilladores delante / y enveramiento detrás”, lo que significa que los chilladores iban gritando a los cuatro vientos la culpa y la penitencia. Otro ejemplo más es el registro de historias y cosmovisiones que El libro de las mil y una noches, este texto de los hombres anónimos nos cuenta que un día entre los días, el soberano: “dispuso que le dieran cien palos. Y después lo subieron y ataron a un camello y le pasearon por toda la ciudad, mientras el pregonero gritaba: “He aquí el castigo de quien se mete en casa ajena con intenciones criminales”,99 Marx escribió en su gran obra inconclusa, El capital, que la diferencia entre una época y otra no es lo que se hace, sino cómo se hace, hoy día nuestros chilladores utilizan principalmente la televisión, radio y periódicos, la difusión de la excepción ejemplar intenta, no sólo generalizar un temor o el viejo mito de la omnipotencia del poder, sino también autojustificarse, es decir, pretende abarcar en el terreno de la apariencia, la anomia con la norma. Nos dice Heidegger:
El poder necesita la posibilidad, pero con la intención de desconcertarla de parte a parte y sepultar la posibilidad de una formación de opinión. La consecuencia de este desconcierto es la plena indiferencia con respecto a todo. [...] Tal indiferencia parece amenazar al poder y su capacidad de obrar. Pero en verdad el poder deviene sólo más
99 Las mil y una noches, pp. 252253.
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poderoso, pues la incondicional indiferencia permite la admisión de todo.100
La relación entre poder y apariencia es determinante, el estado de excepción necesita de la apariencia, las democracias occidentales entendieron a la perfección que debían ocultar su naturaleza y mistificar sus fundamentos, lograron que el oprimido deseara e incluso exigiera su opresión, quien desea mayor seguridad no alcanza a vislumbrar como el espacio público es convertido en cárcel, aquel que anhela un nuevo vehículo, un celular más novedoso, cualquier cosa, se vuelve preso de la deuda, se pide la aplicación de la ley, y no se entiende que esta se aplica desaplicándose, no hemos comprendido que el estado de excepción es realmente la regla. Las democracias saturaron con publicidad el análisis del totalitarismo, lograron con ello esconder la estrecha vinculación entre democracia y totalitarismo, cuyo hilo conductor es el estado de excepción.
Nos falta por hablar sobre el debate entre Benjamin y Schmitt, tratemos de sintetizarlo con ayuda de Agamben.101 El núcleo de la discusión es el estado de excepción. En su texto Para una crítica de la violencia, Benjamin pretende fundar la posibilidad de una violencia “más allá” del derecho, ruptura con la dialéctica entre violencia que instaura derecho y violencia que conserva derecho, para Benjamin se trata de una violencia “pura” o “divina”, “revolucionaria”, Agamben señala que:
100 Martin Heidegger, op. cit., p. 107.101 Vid. Giorgio Agamben, Estado de excepción. Homo sacer II, 1,
pp. 103121.
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Aquello que el derecho no puede tolerar en ningún caso, lo que éste siente como una amenaza con la cual es imposible llegar a un acuerdo es la existencia de una violencia por fuera del derecho; y esto no porque los fines de una tal violencia sean incompatibles por fuera del derecho.102
¿Si esta violencia no instaura, ni sostiene derecho, qué hace?, lo depone, dando pie a una nueva época histórica, la metaexcepción, la transgresión. Para Schmitt el objetivo es el aprehender tal violencia “pura” en el derecho, el estado de excepción será el argumento para ello, para el “iuspublicista fascista” (como llamó Benjamin a Schmitt) es imposible una metaexcepción que pueda transgredir la relación de excepción, una supuesta violencia “pura” estaría incluida en la norma por medio de su exclusión. La violencia soberana, según Schmitt, se caracteriza por suspender el nómos (soberano es quien decide sobre el estado de excepción), así en su intento por abarcar en la normatividad la noción benjaminiana de violencia “pura”, Schmitt da cuenta de este topos, que no resulta externo ni interno al derecho: la paradoja de la soberanía. Escribe Schmitt: “En lo cual estriba precisamente la esencia de la soberanía del Estado, que más que monopolio de la coacción o del mando es monopolio de la decisión”,103 con lo cual el jurisconsulto vincula soberanía y estado de excepción, entonces Benjamin menciona:
102 Ibidem, p.105.103 Carl Schmitt, cit. pos Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder
soberano y la nuda vida, p. 28.
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La antítesis entre el poder soberano y la facultad de ejercerlo ha conducido, para el drama barroco, a un carácter peculiar, sólo aparentemente de género, cuyo esclarecimiento es posible únicamente sobre la base de la teoría de la soberanía. Se trata de la capacidad de decidir que aqueja al tirano. El príncipe, al cual corresponde la decisión sobre el estado de excepción, muestra en la primera ocasión oportuna que la decisión es para él casi imposible.104
Benjamin encuentra el punto débil, la desvinculación entre derecho y aplicación del derecho, poder y ejercicio del poder, existe un vacío infranqueable entre la norma y la aplicación de la norma, de forma ligera suele pensarse que el paso de la ley a la aplicación de la ley es un mero proceso lógico, sin embargo, la ley es un sistema ensimismado, su aplicación en tanto que es una práctica es ya excepción. Pensar que existe identidad entre ley y aplicación de la ley es tan ingenuo como pensar que hay identidad entre lo lingüístico y lo nolingüístico, si esto último fuera la poesía, la metábola, la alusión, serían meras sobrecargos. La razón práctica de Kant no es aplicación de la misma, de hecho para ser tal excluye toda aplicación, cualquier acto ético no es excepción de la razón práctica. El Estado de excepción que en Schmitt aparecería como salvación105, en Benjamin se observa como catástrofe: “Como antítesis al ideal histórico de la restauración, frente a él [al barroco] está la idea de
104 Walter Benjamin, “Tesis de filosofía de la historia”, en Discursos interrumpidos, p. 56.
105 La propaganda oficial en nuestro país es seguirlo viendo como salvación.
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catástrofe. Y sobre esta antítesis está acuñada la teoría del estado de excepción”.106
Lo que Schmitt no puede conceder es que el estado de excepción se convierta en regla, la fictio iuris por la cual el derecho trata de aprehender la anomia, es desenmascarada por Benjamin. Con toda claridad sintetiza Agamben:
El funcionamiento del orden jurídico se asienta en última instancia según la perspectiva schmittiana, sobre un dispositivo —el estado de excepción— que tiene el objetivo de volver aplicable la norma suspendiendo temporalmente su eficacia. Cuando la excepción se convierte en la regla, la máquina ya no puede funcionar. En este sentido, la indecibilidad de norma y excepción formulada en la octava tesis pone en jaque la teoría schmittiana. La decisión soberana no es ya capaz de desarrollar el deber que la Teología política le asignaba: la regla, que coincide ahora con aquello de lo que se vive, se devora así misma.107
A pesar de que los iuispublicistas vigentes se afanen en demostrar la “necesidad” de suspender la ley para conservarla, y que esto es una práctica pasajera, nuestra circunstancia da la razón a Benjamin. Otra de las estrategias que siguen los iuspublicistas consiste en tapar el sol con un dedo, intentan hacernos creer que hay diferencias, resaltan las diferencias accidentales y así la información sepulta el conocimiento.
106 Walter Benjamin, op. cit., p. 51.107 Giorgio Agamben, Estado de Excepción. Homo sacer II, 1, p. 112.
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Hemos tratado de mostrar, en este numeral, las habituales incomprensiones que devienen de las posturas económicas o jurídicoinstitucional sobre el Estado y la soberanía, el núcleo que se mantiene oculto es la íntima y esencial relación entre poder y nuda vida, a la par que el estado de excepción se ha ido convirtiendo en la regla se ha ido politizando la nuda vida, desde un punto de vista clásico la nuda vida se encontraba en el exterior del ordenamiento jurídico, el estado de excepción la hace coincidir en el espacio político, se crea, lo que podemos llamar siguiendo a Foucault y Agamben, el cuerpo biopolítico de la modernidad.
Homines sacri
El destello metodológico de Benjamin, la mirada del ángel de la historia, las visiones de los oprimidos, incluyendo la de uno mismo entre ellas, nos permiten mirar la catástrofe, Agamben ha seguido en esto a Benjamin, ha encontrado en el campo de concentración lo que considera el paradigma topológico de la modernidad, apoyado por Foucault es que puede clarificar cómo la vida natural del hombre se ha convertido en centro de poder, hablamos pues del biopoder y la biopolítica, Agamben explica (y vemos la influencia de Foucault) cómo, durante miles de años, el hombre fue lo que para Aristóteles, un animal viviente capaz de existir políticamente, sin embargo el hombre moderno es un animal cuya política pone en entredicho su vida de viviente: “La política moderna, una vez que entra en simbiosis con la nuda vida, pierde esa inteligibilidad que todavía nos parece característica del edificio jurídicopolítico de la política clásica”.108
108 Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, p. 153.
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El parteaguas de la modernidad es la politización de la nuda vida, es entonces que los esquemas clásicos terminan desfasados y resultan insuficientes para comprender nuestros días, los arcanos que el siglo xx y xxi nos proponen sólo pueden comprenderse a cabalidad en la esfera biopolítica donde se han gestado. El punto de encuentro entre los modelos jurídicoinstitucionales y la biopólitica es la muda vida, la vida “uccidible e insacrificable”,109 la vida a la que cualquiera puede dar muerte sin constituir homicidio y no puede ser sacrificada, la genealogía de esta vida la encuentra Agamben en el homo sacer, una oscura referencia del derecho romano arcaico: “ Protagonista de este libro es la nuda vida, es decir la vida a quien cualquiera pueda dar muerte pero que es a la vez insacrificable del homo sacer”.110
La modernidad desmentida por Benjamin, nuestra orgullosa cultura que se indiferencia de la barbarie es el desarrollo de la excepción que es regla, a la par de este desenvolvimiento de la indistinción, la nuda vida, que originalmente se encontraba al margen del orden jurídico, se va fundiendo con la política, entonces se muestra, en toda su magnitud, la indiferenciación entre externo e interno, exclusión e inclusión, bios y zoe,111 cultura y barbarie. La política gira teniendo como centro la vida, se transforma en biopolítica,
109 Ibidem, p. 243.110 Ibidem, p. 18.111 Los griegos diferenciaban entre zoe, la vida de cualquier vivien
te, y bios, la forma propia de vivir de un individuo o colectividad. En la transmisión del llamado “Estado territorial” al “Estado de población”, la vida biológica, la salud, la genética y la natalidad/mortalidad se convierten en problemas del poder soberano; con ello ha crecido exponencialmente la posibilidad de conservar la vida y aniquilarla. Véase la parte final de Foucault y la “Introducción” de Giorgio Agamben en Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida.
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nuestro séptimo sello es que hoy, en nuestro actual estado de excepción, todos los hombres podemos ser homines sa-cri. Bajo el auspicio de todo lo que aquí hemos tratado de desarrollar adquieren mayor significación la violencia que aqueja nuestro país, Hiroshima y Nagasaki, la minería, la transformación del campo de concentración en campo de exterminio, este último ha sido el espacio de experimentación de nuestra modernidad y su progreso: “Lo que ahora tenemos ante nuestros ojos es, en rigor, una vida que está expuesta como tal a una violencia sin precedentes, pero que se manifiesta en las formas más profanas y banales”.112
Imposible sería atribuirle un sentido sacrificial a las ejecuciones que realizan tanto militares y policías como sicarios en nuestro país. Entre los ocho relatos de Dormir en tie-rra, José Revueltas escribió “El hombre en el pantano”, con su característico estilo, nos aleja de la luz para clarificar la existencia, trata de una escena en la Segunda Guerra Mundial, los hombres sobrevivientes atrapados en un profundo y pantanoso charco donde se disuelven las diferencias accidentales, inmóviles, los sobrevivientes pasan los días esperando escuchar algo, dicen las lucífugas letras de Revueltas:
Aquellos hombres habían reducido la guerra a sus elementos más simples, reales y descarnados, al de la guerra sin propósito, la de la guerra pura, sin discursos patrióticos ni invocaciones a Dios; y la guerra por su parte los había llevado al otro lado de los límites del hombre, desde ya no eran seres reales, donde habían dejado de ser hombres y no podían encontrar otra manifestación de vida
112 Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, pp. 146147.
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sino en la muerte, donde lo único humano y viviente que les quedaba en la existencia era el aullido de los que morían y donde la única acción de vida que les estaba permitida era la acción de matar.113
Este charco pantanoso es la imagen de los umbrales de la modernidad, el estado de excepción acontece sin maquillajes, sin publicidad, el hombre atrapado, aherrojado en este umbral desvela a partir de su existencia límite la “guerra pura”, pero en un gesto simétrico, sincrónico e inverso, este umbral convierte al hombre en un ser viviente en tanto que puede dar muerte.
Papini relata, en su libro Gog, la alegoría de un viajero que encuentra en el Pacífico una isla “desconocida hasta entonces por los marineros y los geógrafos”,114 lo relevante de esta isla ignorada reside en que los soberanos de la misma han reconocido que sólo puede alimentarse a setecientos setenta seres humanos, los cálculos sobre la fertilidad de la tierra y la pesca arrojan esta conclusión; cosa que nunca se cuestiona en el relato, nada llega de fuera de la isla y los descendientes de los primeros pobladores han olvidado la técnica de la navegación. Es el espanto del hombre el que ha respaldado la invención de un “sistema estadístico muy burdo, pero preciso”,115 se pintarán los nacimientos y los muertos para determinar el excedente, en un principio se elegía entre los ancianos a los que debían morir, pero, como varios de ellos constituían el cuerpo soberano de la
113 José Revueltas, cit. pos Beatriz Espejo, “José Revueltas. Entre la cruz y la espada”, en Revista de la Universidad de México, pp. 89.
114 Giovanni Papini, Gog. El libro negro, p. 16.115 Ibidem, p. 17.
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isla, “se las arreglaron de manera, recurriendo a no sé qué astucias, que se confiase a la suerte la cuestión”,116 por medio de un sorteo se define a los que morirán. Aquellos cuya vida esté condenada a muerte tienen tres días para despedirse de su familia y matarse como decidan, si al cabo del plazo siguen vivos, son aprehendidos, metidos en un saco con algunas piedras y lanzados al mar. En esta isla se encuentra bastante difundido el asesinato, para intentar disminuir las probabilidades de ser elegido. Algunos intentan eludir el sorteo, sin embargo, todos han introyectado la “necesidad” de la vigilancia, comparten la idea de que todos deben estar presentes al sortearse la vida y la muerte pues nadie quiere aumentar sus probabilidades de ser elegido. Este es un ejemplo de cómo la fictio puede decir más que la historiografía. Consideramos que este escrito de Papini data de 1931, la experiencia de la guerra ha permitido el desengaño, se trata de una isla desconocida, como desconocida nos ha resultado nuestra modernidad, la imagen es en apariencia una isla lejana, bárbara, no desarrollada, sin embargo, como reza el viejo adagio: “las apariencias engañan”, Papini nos demuestra cuánto nos ignoramos, se trata de una fotografía instantánea de nuestra época. La política decide sobre la nuda vida y con un método aparentemente azaroso se condena a muerte, otra vez la estratagema del ocultamiento, se disfraza de necesidad el ejercicio del poder soberano, cuyo resultado es aquel que morirá sin constituir homicidio y que tampoco será sacrificado. El asesinato se generaliza en la isla, matar es visto como una forma de salvar la propia vida, nada más falso, el fatídico sorteo persistente, se “prefiere” matar al otro que desarticular el núcleo de una maquinaria
116 Idem.
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ignorada o simplemente se intenta observar y padecer. Los elegidos para morir tienen la “libertad” de darse muerte a sí mismos, terrible analogía, con la apariencia de la necesidad y del bien común, el poder los mata, los había convertido en homine sacri, son muertos sin que su asesinato constituya homicidio, no hay sacrificio, al final no hay pira, no hay ceremonia, el que debe morir “es capturado por cuatro hombres elegidos entre los más robustos, encerrado en un saco de piel junto con algunas piedras, y arrojado al mar”.117 El relato culmina con lo siguiente: “Al tercer día, siete condenados se habían dado ya muerte por sí mismos, en medio de los gritos de los parientes y de los amigos, y al cuarto día fueron arrojados dos sacos al mar, en presencia de todo el pueblo taciturno. Pero ocurrió entonces que los que habían escapado a la muerte comenzaron a tranquilizarse, las casas eran más serenas: un año de vida segura estaba ante ellos”,118 cuánto dura la indignación. Ante una lectura ligera, la isla parece bárbara, anómica, sin embargo, existe una ley intangible; entonces, la isla comienza a verse como lo que representa: un umbral entre anomia y nómos.
La apropiación de la nuda vida en la esfera del poder soberano se muestra en las políticas de natalidadmortalidad, nos dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano:
Robert McNamara, el presidente del Banco Mundial que había sido presidente de la Ford y secretario de Defensa, afirma que la explosión demográfica constituye el mayor obstáculo para el progreso de América Latina y anuncia que el Banco Mundial otorgará prioridad, en sus prés
117 Idem.118 Ibidem, p. 18.
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tamos, a los países que apliquen planes para el control de la natalidad. [...] Se ha hecho célebre la frase de Lyndon Johnson: “Cinco dólares invertidos contra el crecimiento de la población son más eficaces que cien dólares invertidos en el crecimiento económico”.119
El control de natalidad/mortalidad del que hablaba Papini pasa de ser una alegoría a toda una política internacional,120 la politización de la vida ha dado al poder una dimensión inmensa, tienen la capacidad de resguardar o aniquilar la vida como nunca antes. Esta vida que puede ser asesinada sin constituir homicidio pero que tampoco es sacrificada, se encuentra presente también en ciertas formas menos referidas, pero igualmente generalizadas.
Son secretas las matanzas de la miseria en América Latina; cada año estallan, silenciosamente, sin estrépito alguno, tres bombas de Hiroshima sobre estos pueblos que tienen la costumbre de sufrir con los dientes apretados. Esta violencia sistemática, no aparente pero real, va en aumento:
119 Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, pp. 78.120 El análisis de Galeano es amplio y adecuado, la imprecisión
en este rubro del control demográfico está cuando nos dice: “El sistema no ha previsto esta pequeña molestia: lo que sobra es gente. Y la gente se reproduce”. La estructura económica sí contempla el excedente de fuerza de trabajo, Marx lo analiza bajo el concepto de ejército de reserva; resulta necesario para la economía capitalista el excedente de trabajadores, pues en tiempo de expansión de las fuerzas productivas los puede contratar, en tiempo de contracción los despide, y el exceso de oferta disminuye el precio. La biopolítica tiene poder sobre la vida biológica, pero, ¿qué sería de un poder que no se ejerce? Eduardo Galeano, op.cit., p. 6.
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sus crímenes no se difunden en la crónica roja, sino en las estadísticas de la fao.121
Volvamos con Agamben, el filósofo italiano define el campo de concentración como una zona de indistinción, los conceptos de derecho subjetivo y seguridad jurídica carecen de significado ante él, se trata del espacio absoluto de la biopolítica:
Por esto, bien mirado, en el campo de concentración la questio iuris capitales ya no es absolutamente distinguible de la questio facti y, en este sentido, cualquier pregunta sobre la legalidad o ilegalidad de lo que ocurre en él carece sencillamente de sentido. “El campo de concentración es un híbrido de derecho, y de hecho, en el que los dos términos se han hecho indiscernibles”.122
Es así como el campo resulta la estructura típica del estado de excepción, en el campo la nuda vida y el derecho se encuentran en un umbral de indiferenciación, el campo lejos de acotarse a la segunda guerra del siglo xx es una estructura generalizada, debemos, propone Agamben, reconocerla donde se confunde el exterior e interior, lícito e ilícito, cultura y barbarie, excepción y regla, derecho y anomia. Leemos en el filósofo italiano: “El campo como localización dislocante es la matriz oculta en la política en la que todavía vivimos, la matriz que tenemos que aprender a reconocer a
121 Ibidem, p.7.122 Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida,
pp. 216217.
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través de todas sus metamorfosis”.123 Desocultar la localización dislocante del campo, incluso, en lugares aparentemente anodinos, el ejemplo que utiliza Agamben son las zones d´attente en los aeropuertos internacionales franceses, en ellas se retiene a los extranjeros que solicitan el estatus de refugiado.
En esta localización dislocante se suspende el derecho, y las atrocidades, que ocurran o no, dependen de la arbitrariedad de la policía que en ese espacio es soberana. Podemos traer a la memoria los estadios de futbol argentino donde los militares ejecutaron a tantas personas, las haciendas de henequén en Yucatán, el tiempo posterior a toda detención en nuestro país, de duración variable pero donde se suspende todo derecho y el aprehensor es provisional (y sistemáticamente) el soberano.
Agamben obtiene tres conclusiones provisionales de suma relevancia: I) la relación política originaria es el estado de excepción, el espacio de indistinción entre cultura y barbarie, derecho y noderecho, exclusión e inclusión; II) el poder soberano produce la nula vida como elemento político originario, es esta nuda vida el umbral entre naturaleza y cultura; III) el paradigma biopolítico moderno es el campo de concentración y no la ciudad.124
La primera de estas conclusiones socava los fundamentos de las aproximaciones jurídicoinstitucionales al Estado y el poder estatal, el Estado garantista, tan mentado en nuestras jurisprudencias, queda totalmente cuestionado, resulta una ficitio iuris, un mitologema más. En este orden de ideas, el economicismo tan difundido en el poder es desocultado, aparece su cara política y en conexión con la
123 Ibidem, p. 222.124 Ibidem, p. 230.
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segunda conclusión su sentido biopolítico. Sobre esto dice Agamben: “La segunda implica que la política occidental es desde el inicio una biopolítica y, de esta forma, hace vano cualquier intento de fundar libertades políticas en el derecho del ciudadano”.125
Esto no lo hemos terminado de entender, el reconocimiento de los derechos del ciudadano implica el reconocimiento del poder estatal sobre la vida misma, exigimos la aplicación de ley, pero ignoramos que se aplica desaplicándose, esa es su naturaleza. La tercera conclusión nos muestra cómo la nuda vida se define como los grandes estados totalitarios, persiste la esencia del estado público de las democracias capitalistas, si bien existen diferencias historiográficas y de apariencia (que la publicidad intenta demostrar como esenciales), comparten en la intimidad la nuda vida.
Lumbral
Mencionamos la intención de Schmitt por demostrar que el derecho se apropia de toda praxis humana, su preocupación es lo que Benjamin llama reine Gewalt, violencia pura o divina126, una praxis más allá del derecho, pero no hemos tratado sobre las condiciones de posibilidad esta violencia pura. Benjamin descarta la posibilidad para los seres finitos de una pureza en sí mismos, la pureza de un ser finito nunca puede residir en sí mismo, no existe por tanto una pureza incondicional y absoluta de los seres finitos, se trata pues de un concepto no sustancial de la pureza, sino condicional o relacional, por tanto: ¿dónde reside la diferencia entre vio
125 Ibidem, p. 231.126 La palabra alemana gewalt significa tanto violencia como poder.
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lencia pura y violencia míticojurídica? La diferencia al no localizarse en la violencia misma se encuentra en la relación con algo distinto a ella en este sentido es que Benjamin expresa la crítica de la violencia como un evidenciar su relación con el derecho y la justicia.127
La idea de Benjamin es que la violencia míticojurídica es siempre instrumental, medio orientado a un fin, mientras que la violencia pura nunca es un mero medio; legítimo o no, orientado a un fin; justo o no. Pensándolo en términos del lenguaje, el lenguaje es aquel que rompe la instrumentalidad de ser medio para la comunicación, de tal suerte que el lenguaje puro comunica instantáneamente. Hablar de un medio puro o de transgredir la instrumentalidad pue de resultarnos extraño, algo parece decirnos que hablamos de una quimera, es la voz de la modernidad que llevamos dentro, acostumbrados a pensar, día a día, a los medios siempre orientados a fines, resulta complejo ver más allá. ¿Cómo es el modo de relacionarse con los fines de la violencia pura? La violencia míticojurídica mantiene su relación con el derecho para darle poder, es el medio orientado al empoderamiento del derecho, por otro lado, la violencia pura rompe el vínculo entre derecho y violencia, se trata de desligar, desarticular, es violencia que puramente actúa, se manifiesta. Benjamin ejemplifica en la violencia de la total ira que no es un medio sino manifestación, dice el libro de proverbios: “No aprovecharán las riquezas en el día de ira”.128
Si observamos con detenimiento veremos la posibilidad de identificar el estado de excepción y la violencia pura, el punto central de la distinción reside en que el estado de ex
127 Vid. Walter Benjamin, “Tesis de filosofía de la historia”, en Dis-cursos interrumpidos.
128 Pr XI, 4.
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cepción recurre a la violencia suspendiendo el derecho pero orientado a fin de conservarlo o instituirlo, por su parte la violencia pura desliga violencia y derecho, no instaura ni conserva derecho. Si se desarticula el vínculo entre derecho, violencia y poder surge un antiguo problema: ¿qué sucede con la ley después de su deposición? La genealogía de este asunto nos lleva a Pablo de Tarso, ¿qué significado tiene la ley, la Torah, si el Mesías ya ha llegado? En su carta a los Galátas escribe Pablo: “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa”,129 el significado de la Torah después de cumplida la promesa es el punto en cuestión: “pero cuando vino el cumplimiento del tiempo Dios envió a su hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. [...] Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”.130
Pablo se vale de una alegoría para reforzar su postura, Abraham tuvo dos hijos, uno de la esclava el otro de la mujer libre, el primero hijo de la carne, el segundo de la promesa, “decidme los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?”,131 la ley que paradójicamente contempla su deposición en el tiempo mesiánico: “Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre”,132 el judío se aferra a la ley desesperado, pues su esperanza está puesta
129 Gá III, 19.130 Gá IV, 4, 5, 7.131 Gá IV, 21.132 Gá IV, 3031.
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en la promesa en el que ha de llegar, que ya viene, ya viene, el Mesías. en España surgirá el término “marranus” para designar a los judíos conversos, se trata de una distorsión de su plegaria recurrente, Maranaza, Señor nuestro ven. El dilema de una Torah después de la promesa es también la crisis de posibilidad del judaísmo que espera cuando el tiempo de espera ha finalizado, dice Pablo: “Pero antes que viniese la fe, estábamos confirmados bajo la ley encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe ya no estamos bajo el ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en hijo Jesús”.133 Análoga discusión encontramos entre Andréi Vyshinsky y Evgeny Pashukanis: ¿qué significado tiene el derecho en la sociedad sin clases?
133 Gá III, 2326.
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Una de las enseñanzas de la época de Hitler es la de la estupidez de pretender saber demasiado. Con sobradas razones competentes los judíos le han negado toda posibilidad de éxito, cuando éste ya era claro como el sol. [...] Además, siempre según los listos, el fascismo habría sido imposible en occidente. [...] Hitler estaba contra el espíri tu y era antihumano. Pero existe también un espíritu antihumano: el que se caracteriza por una superioridad bien orientada.134
Las palabras con que abrimos esta última parte pertenecen a los primeros fundadores de la primera escuela de Frankfurt, su pertenencia se encuentra en nuestra circunstancia, tenemos qué hacer, mucho por hacer, pero debemos reconocer que no hemos alcanzado a entender dónde estamos y por tanto cómo hacerlo, he ahí la dificultad, es necesario hacer algo pero no sabemos qué. Esta tercera parte trata de unas aproximaciones, primero, trataremos de aterrizar sobre la forma completa en que se despliega el estado de excepción vuelto regla en México, todos aquellos que no decidimos sobre el estado de excepción somos los homi-nes sacri, también hemos dejado algunas palabras que nos inviten a reflexionar sobre la subjetivación ante el hecho de que la muerte no sea una certeza, nos encontramos ante la posibilidad de ser desaparecidos, de que el otro sea desaparecido, ¿qué implica ese ser pordesaparecer?; segundo, hemos tratado de evidenciar la narrativa que da significado al mitologema del mal que se convierte en bien, expresión antigua de que el bien vive de su excepción, el mal; tercero,
134 Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, Dialéctica de la Ilus-tración. Fragmentos filosóficos, p. 251.
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cómo se diluye la responsabilidad de la acción en la burocratización del mal; por último, discutimos las afirmaciones de Agamben sobre la cárcel en su texto Homo Sacer, es natural que un preso no pueda experimentar la prisión como un medio espacio de reclusión, me parece inclusive que es posible discutir aún más si el paradigma del estado de excepción actual es el campo o la cárcel,. Las democracias ha sabido mistificarse, como la cárcel pareciera ser un espacio de reclusión digno y humanitario, desgraciadamente sólo hemos podido dejar, por ahora, una breves ideas.
México. El estado de excepción es la regla
Nosotros, los homines sacri
Hemos ya señalado el error que acarrea considerar el priismo como la “dictadura perfecta”,135 el llamado presidencialismo, por ejemplo, la difuminación de la separación de poderes, la confusión entre ejecutor y legislador y juzgador es una de las formas en que se ha desplegado el estado de excepción México. Cuando Felipe Calderón declaró la guerra al enemigo interno, al supuesto narcotráfico, reconoció explícitamente el estado de excepción, poco a poco fue moderando su discurso, pero, en los hechos, el estado de excepción ya era y sigue siendo la regla. Hubo cambio de partido en las “elecciones”, sin embargo, existe un hilo conductor, la seguridad y la violencia como técnicas de gobierno, éste es nuestro actual estado de excepción convertido en regla, el ejército, la marina, las policías y el gobierno violando la
135 Vid. el apartado “Solsticio jurídico”.
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ley de modo compulsivo y fundamental, gobierno y delincuencia se vuelven indiferenciables. Descubramos algunas acciones cotidianas que estando prohibidas por la ley ocurren de manera sistemática y paradójicamente sostienen el empoderamiento del derecho.
Existe de manera legal un amplio registro de cómo las personas detenidas son llevadas a cuarteles o lugares indefinidos, declaraciones y partes informativos de soldados y policías lo atestiguan, con lo cual se viola el artículo 16 constitucional,136 el artículo 193 del Código Federal Procedimientos Penales,137 y el 7.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,138 también hay casos donde se disfrazan conversaciones inverosímiles. En mi experiencia, la Policía Federal, con su inmensa creatividad, afirma que me presenté voluntariamente a las puertas de la seido,139 para cobrar el choque que yo solo tuve con una banque
136 “Cualquier persona puede detener al indiciado en el momento en que esté cometiendo un delito o inmediatamente después de haberlo cometido, poniéndolo sin demora a disposición de la autoridad más cercana y ésta con la misma prontitud, a la del Ministerio Público”, artículo 16 constitucional.
137 “Las autoridades que realicen cualquier detención o aprehensión deberán informar por cualquier medio de comunicación y sin dilación alguna, a efecto de que se haga el registro administrativo correspondiente y que la persona sea presentada inmediatamente ante la autoridad competente”, artículo 193 del Código Federal de Procedimientos Penales.
138 “Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales”, artículo 7.5 de la Convencion Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José).
139 Johana Belén Sánchez Rojas, “El inevitable zugzwang de Enrique Guerrero Aviña”, en Animal Político [en línea]. 15 de julio de 2014. <http://www.animalpolitico.com/bloguerosladignidadennuestrasmanos/2014/07/15/elinevitablezugzwangdeenriqueguerrero avina/>. [Consulta: 4 de marzo, 2016.]
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ta, nunca se me explica por qué intentaría cobrar a policías federales el choque automovilístico contra una banqueta, siendo un peligrosísimo delincuente. Se realizan detenciones arbitrarias justificadas en “denuncias anónimas” inexistentes, cualquiera puede ser atacado por policías y militares bajo el fantasma de la “denuncia anónima”, la apariencia de legalidad para violar la ley.
El relator especial sobre tortura de la onu, Juan Méndez declaró en reciente fechas que “la tortura es generalizada en México en el sentido de que hay denuncias contra todas las corporaciones civiles o militares involucradas en detenciones”,140 a pesar de encontrarse prohibida en el ordenamiento nacional y convencional, todo ese tiempo reconocido o no, en que los detenidos son llevados a cuarteles o a un nolugar es el tiempo de la tortura, asfixia con bolsas, con agua, con toques, golpes, etcétera, se trata del modus ope-randi de soldados, policías y ministerios públicos, en ocasiones todo esto se le llama con el eufemismo de “trabajos de inteligencia”. Para salvar la ley hay que considerarla letra muerta. Por supuesto que los miembros de la llamada “delincuencia organizada” también suelen recurrir a la tortura pero, como ya hemos señalado (y es sumamente intuido) en nuestro actual estado de excepción es indistinguible gobierno y delincuencia, todo intento de diferenciación corre el riesgo de terminar poniendo en primer plano las distinciones incidentales para ocultar la esencial identificación.
El caso Tlatlaya no es un hecho aislado, es uno de tantos donde el ejército ejecuta civiles que no oponen ninguna resistencia, un supuesto delincuente puede ser asesinado sin que esto constituya un homicidio ni un sacrificio, pero cual
140 Idem.
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quiera puede ser marcado como delincuente. La presunción de inocencia que registra la ley en nuestros iuspublicistas en la práctica no existe. Recordemos lo ocurrido hace algunos años, cuando militares ejecutaron a dos estudiantes del itesm en Monterrey. Los soldados pusieron armas a los cadáveres, pero el problema de su escenificación habitual llegó cuando salieron fotos previas: los cuerpos no tenían arma alguna. Además, resultó que eran estudiantes de una universidad cercana al lugar donde fueron asesinados. Entonces la versión dio un giro, de haber sido “abatidos” por milita res pasaron a ser ejecutados por delincuentes que huían de los soldados. Hace pocos días murió asesinado un estudiante universitario de Jalisco.141 Salió de viaje con sus compañeros rumbo a Guanajuato, fueron al Festival Cervantino, y ahí fue detenido arbitrariamente por policías municipales de Guanajuato. De esto existen muchos testimonios. Apareció muerto en un lugar muy lejano al de su detención. La Procuraduría de Guanajuato armó velozmente la versión oficial en la que dice que murió al caer de una barda, mientras intentaba robar una casa. Hablamos de un joven universitario sin antecedentes. Podemos volver a mi experiencia, dos camionetas blancas me cerraron el paso y varios sujetos (aparentemente policías federales) me dispararon en repetidas ocasiones. Los impactos de bala quedaron en el
141 Cf. Carlos García y Juan Carlos G. Partida, “Ricardo Esparza fue asesinado: estudiantes”, en La Jornada [en línea], 24 de octubre de 2014. <http://www.jornada.unam.mx/2014/10/24/estados/036n1est>. [Consulta: 7 de mayo, 2016] y Raúl Torres, “Piden acceder a videos de joven muerto en Guanajuato”, en El Universal [en línea], 25 de octubre de 2014. <http://archivo.eluniversal.com.mx/estados/2014/piden accedervideosjovenmuertoguanajuato1049097.html>. [Consulta: 7 de mayo, 2016.]
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motor y el asiento del copiloto, probablemente también en las jardineras que me cubrieron de sus disparos. Para mi fortuna, sobreviví. En ese momento, me convertí en un homo sacer. Si hubiera sido asesinado, no habría constituido homicidio ni delito alguno. Así se ataca a una persona de la cual no se tiene ninguna prueba en su contra, menos una orden de aprehensión.
Una vieja historia caínita cuenta que un labrador de la tierra, un agricultor, se enfrentó a su enemigo, un pastor de ovejas, el labrador de la tierra venció en su batalla dándole muerte a su rival. El mismo relato es visto con otros ojos en el Génesis, Caín invita a su hermano Abel al campo, entonces se levanta contra él y lo mata, la diferencia significativa: ¿Abel era su enemigo o su hermano? En la narrativa bíblica Caín es condenado por Yavéh a vagar y ser extranjero en toda la tierra, entonces el asesino cae en cuenta del peligro en que se encuentra, se ha convertido en una especie de homo sacer: “he aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; sucederá que cualquiera que me hallare, me matará”142, Yavéh al oír esto le pone una señal a Caín y promete castigar siete veces a quien dé muerte a este labrador de la tierra.143El relato es rico en alegorías, no es nueva la idea de justificar el asesinato catalogado al otro de enemigo (delincuente), Caín se percató de que se encontraba en estado de excepción y podía ser asesinado por cualquiera, por otro lado cabe preguntarnos: ¿qué significa la señal que pone Yavéh a Caín?, ¿es acaso una metáfora de la ley?, si la señal de Caín es una represen
142 Gn IV, 14.143 “Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matara a
Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara”, Gn IV, 15.
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tación de la ley cuando esta pierde su significado y queda sólo como seña, entonces, cualquiera puede dar muerte a este hombre.
La muerte del “delincuente” es banal y profana, no hay sacrificialidad posible para él, puede ser asesinado por cualquiera, pero podemos revestir la forma del enemigo, del delincuente, el asunto se juega en el poder y su narrativa, donde el hermano se vuelve enemigo. Sin duda alguna es poco común que un presidente o empresario transnacional adquiera la forma del homo sacer, cierto, sin embargo esto suele evitarse con el uso de la fuerza, se trata de una falta de poder de otros, pero, insisto, el asunto se disputa en la esfera del poder y su narrativa, además en ocasiones ocurre lo poco habitual: Mussolini, Kennedy, Allende, Colosio, Hussein o Gadafi. Este punto nos hace reflexionar sobre lo siguiente: ¿puede el soberano convertirse en homo sacer?, a la luz del destello metodológico benjaminiano diríamos que no, pero un soberano puede dejar de serlo, por ejemplo cuando un poder constituido es revocado por un poder constituyente, sin embargo, todos los que no decidimos sobre el estado de excepción estamos en vilo.
Otra práctica que tiene la fuerzadeley sin ser ley es la desaparición de personas, uno de los íconos del rock argentino tiene razón, la persona que amas, los chicos del barrio, el vecino, cualquiera puede desaparecer. Se ha creado el despiadado eufemismo de “cocinar” gente, quemarla hasta literalmente convertirla en cenizas. Ni siquiera sabemos la cifra exacta de desaparecidos pero desde el gobierno de Calderón a la fecha son más de treinta mil, quizá muchos más, el actual caso de Ayotzinapa ha hecho evidente una
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desgarradora práctica,144 ya la conocíamos pero no hemos tenido la capacidad de frenarla, de advertirla, de entenderla. ¿Dónde rastrear la genealogía de la desaparición?, creo que aún no entendemos la gravedad de todo esto, si bien noticias como las generadas en Guerrero han podido sensibilizar a mucha gente, existe otro sector de la población que, por increíble que parezca no se conmueve, aquí en prisión no ha sido un tema muy relevante, mucho menos conmovedor, el estado de excepción no los sorprende. Podemos pues revestir la figura del homo sacer, pero, somos también sujetos pordesaparecer, cosa distinta, porque el desaparecido se desliga de su vidamuerte y se convierte en espacio, en umbral entre vidamuerte, tortura permanente para aquellas y aquellos que lo querían, dolor incompleto, experiencia trunca. Estamos pues aquí no sólo paralamuerte, sino también, pordesaparecer; potencia ligada al acto, y, por ser los homi-nes sacri. ¿Nos pasará como en el texto de Gog, una vez arrojados los sacos al mar, nos resignamos a esperar un turno?
No hemos reflexionado lo suficiente en torno a la implicación existencial que tiene el hecho de que la muerte no se encuentre segura. En muchas zonas del país se vive sin la certeza de la muerte, la posibilidad de ser desaparecido es real, inminente, encontrarse pordesaparecer modifica radicalmente nuestro estar en el mundo, quizás el otro no morirá, desaparecerá. Jaspers pensaba que toda filosofía surge de una crisis: ¿qué clase de crisis puede introyectar el sujeto al que se le arrebata la solidez de su muerte?145
144 Cf. Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (giei), Informe Ayotzinapa. Investigación y primeras conclusiones de las des-apariciones y homicidios de los normalistas de Ayotzinapa [en línea]. 2015. <redtdt.org.mx/wpcontent/uploads/2015/09/Informeayotzi.pdf>. [Consulta: 3 de marzo, 2016.]
145 Si bien puede decirse que en ocasiones este tipo de actos no
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San Procopio
Existen muchos mitologemas que subyacen, se difunden, se transforman pero persisten, parece imposible asumir la total responsabilidad de las metáforas y alegorías a las que damos vida, en su desenvolvimiento se van ocultando tras las imágenes que simplifican la realidad, así, ocultan su repetitiva identidad.
Una antigua historia nos cuenta que san Procopio taló un bosque y después labró la tierra, pero la gente observó al diablo uncido a un arado, al parecer Procopio sabía cómo transformar el mal en un bien, esta alegoría se encuentra profundamente inveterada, desde el clásico Robin Hood hasta nuestros corridos como el de “Heraclio Bernal”, hasta el sintagma “mentiras piadosas”, etcétera. Una de las ideas recurrentes en soldados y policías, mientras torturan, asesinan o desaparecen, es que el mal “necesario” que realizan desemboca en un bien, los políticos engañan y pueden pensar que a pesar de los pesares traen el progreso, los jueces no aplican la ley pero es por el bien de que un “delincuente” no salga de prisión, los grandes empresarios se apropian del trabajo de otros, de miles, de millones, sin embargo suelen decirse: “peor estaría la gente sin un sueldo”, los narcotraficantes matan o desaparecen a otros, pero suelen considerar al enemigo un ser moralmente peor. El bien viviendo de su excepción; el mal. Curioso que se creó o difunda la creencia en la que no se cree, de que algunos pueden aherrojar el diablo en un arado.
ocurren (cosa cierta), no perdamos de vista que la regla vive de la excepción; no estamos en la barbarie, estamos en el lugar donde cultura y barbarie se vuelven indiferenciables.
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La burocracia del mal
La estructura burocrática nos permite ocultarnos de la responsabilidad de la acción, resulta una forma adecuada para generalizar determinadas formas de lo que Foucault llamó microfísica del poder, la razón, la ética, la lógica todo puede ser importante ante la burocracia. Quienes dan contenido a este frío monstruo se deslindan del acto en su conjun to, el policía torturador afirma seguir una orden (fuerzaley), él no escogió (en ciertos casos) al otro, él no colocó al otro en la circunstancia que lo convirtió en su enemigo, el psicólogo penitenciario que intenta manipular al preso para que acepte su encarcelamiento, aunque hayan violado sus derechos, aunque sea inocente, cumple con su trabajo, el cual necesita para vivir, además él no lo arrestó, él no violó sus derechos, él no elige su inocencia o no, el presidente del país se desvincula de la atrocidad, él no mandó desaparecer a los normalistas, él no mandó ejecutar civiles en Tlatlaya,146 así ad infinitum, entonces nadie tiene responsabilidad alguna, todos los que la tienen han sido vencidos o son perseguidos. Las partes se desligan del todo, pero el único intento de significación al que pueden recurrir es el todo. Existe por supuesto una común relación entre san Procopio y la burocratización del mal.
146 Cf. Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A. C., Tlatlaya a un año. La orden fue abatir [en línea]. <http://centroprodh.org.mx/index.php?option=com_docman&task=doc_details&gid=198&Itemid=21&lang=en>. [Consulta: 3 de marzo, 2016.]
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Cárcel y estado de excepción
En este último inciso me gustaría que discutiéramos un punto a mi parecer un tanto impreciso en Agamben, la relación entre estado de excepción y cárcel. Como bien escribieron Adorno y Horkheimer “la cárcel es una enfermedad incurable. Lo revelan incluso los rostros de los presos, su marcha prudente, su forma minuciosa de pensar. Como los enfermos, no saben hablar más que de la propia enfermedad.”147 Por lo tanto, no podía faltar la presente (aunque inconclusa) reflexión desde estos muros que se miran entre sí, dice un adagio alemán que “los árboles no dejan ver el bosque”, en cierta forma las rejas no dejan mirar la cárcel, pero, por otro lado, la experiencia viva puede abrir un doloroso camino de conocimiento. En concreto quiero traer a la mesa la siguiente reflexión de Agamben:
Una de las tesis de la presente investigación es precisamente que el estado de excepción, como estructura política fundamental, ocupa cada vez más el primer plano en nuestro tiempo y tiende en último término, a convertirse en la regla. Cuando nuestro tiempo ha tratado de dar una localización visible permanente a eso ilocalizable, el resultado ha sido el campo de concentración. No la cárcel sino el campo de concentración es, en rigor, el espacio que corresponde a esta estructura originaria del numus. Esto se pone de manifiesto, entre otras cosas, en el hecho de que mientras el derecho penitenciario no está fuera del ordenamiento
147 Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, Dialéctica de la Ilus-tración, p. 271.
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normal, sino que constituye sólo un ámbito particular del derecho penal, la constelación jurídica que preside el campo de concentración es, como veremos, la ley marcial o el estado de sitio. No es posible, por esto, inscribir el análisis del campo de concentración en la estela abierta por los trabajos de Foucault, desde la Historia de la locura a Vigi-lar y castigar. El campo, como espacio absoluto de excepción, es topológicamente diverso de un simple espacio de reclusión. Y es este espacio de excepción, en el que el nexo entre localización y orden jurídico se rompe definitivamente, el que ha determinado la crisis del viejo “nomos de la tierra”.148
Hemos tratado a lo largo del presente ensayo sobre cómo el estado de excepción se ha convertido en la regla, pero cuando Agamben quiere localizar ese topos nos dice que se trata del “campo de concentración”, el argumento para descartar la cárcel es que esta se encuentra comprendida en el derecho penal y en este sentido, el filósofo italiano, afirma la distinción topológica entre cárcel y campo. Pensemos a Agamben contra Agamben:
Si la esencia del campo de concentración consiste en la materialización del estado de excepción y en la consiguiente creación de un espacio en el que la nuda vida y la norma entran en un umbral de indistinción, tendremos que admitir entonces que nos encontramos en presencia de un
148 Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, pp. 3233.
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campo cada vez que se crea una estructura de ese tenor, independientemente de la entidad de los crímenes que allí se cometan y cualesquiera que sean su denominación o sus peculiares topográficas.149
Los ejemplos que utiliza Agamben, inmediatamente después de la cita anterior son: a) el estadio de Bari, donde a principios de los noventa la política italiana concentró a los inmigrantes albaneses antes de regresarlos a su país; b) el Velódromo de Invierno donde juntaron a los judíos las autoridades de la ciudad francesa de Vichy para entregárselos a los alemanes; c) las zones d´attente, donde se retiene a los extranjeros que solicitan el estatuto de refugiado.
Podría decirse que tanto lo que ocurrió en el estadio de Bari como las zones d´attente, como aparentemente todo acto policiacogubernamental está regido por el derecho convencional (derechos humanos primordialmente), sin embargo, lo que ocurre es, como ya hemos tratado a lo largo de este trabajo, que la ley se suspende en favor de su conservación, el ser humano en ese espacio donde la policía ejerce temporal y arbitrariamente la soberanía. Pensar que la cárcel es “un simple espacio de reclusión” que se encuentra circunscrito en “un ámbito particular del derecho penal” es una simplificación que conduce a la incomprensión, consideremos la cárcel de Guantánamo con los videos que se conocen de la misma, la famosa “ley patriótica” con la que Estados Unidos justifica la detención arbitraria y prolongada de cualquiera que ellos mismos marquen como “terrorista”,150 los
149 Ibidem, p. 221.150 Esta medida fue aplicada, excepción ejemplar, contra indepen
dentistas puertorriqueños. Considérese que, hasta hace muy pocos años,
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presos chinos donde la pena de muerte está inmensamente difundida, en México podemos poner muchos ejemplos, al llegar a una cárcel federal la recepción consiste en golpes, gritos, torturas, humillaciones, acercar al preso un perro ladrando con tono amenazante sin que se le pueda ver, mantener a la gente en posturas incómodas durante mucho tiempo,151 en esta “recepción” han muerto algunas personas, estos asesinatos no constituyen homicidio, esta tortura no es un delito, ¿dónde está el derecho en ese momento?, ahora, que el estado de excepción se ha vuelto la regla resulta imposible creer que la cárcel está comprendida en el derecho penal, la cárcel es un espacio de excepción donde se vuelven indistinguibles derechos y violencia, lícito e ilícito. Si bien es cierto que en el campo de concentración resulta del todo evidente el estado de excepción no olvidemos que las democracias han sabido jugar donde realidad y apariencia se confunden (después de todo las apariencias son parte de ese constructo que llamamos realidad), parte de los grandes peligros está en la mistificación que realizan las democracias de la violencia y la barbarie, su propaganda se introyecta en las necesidades y deseos, como pensaba Foucault en nuestros procesos de subjetivación nos sometemos a formas de opresión.
Lumbral
En el medioevo el encarcelamiento estaba dirigido a los hijos de los príncipes que podían representar problemas en
Nelson Mandela seguía en las listas de terroristas de los Estado Unidos.151 Un ex preso político uruguayo reflexionaba que todo puede ser
una tortura si se prolonga el tiempo necesario.
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la sucesión, los delincuentes sufrían como castigo torturas, mutilaciones o la muerte.152 En la sociedad prehispánica mexica existían dos lugares para retener a los “delincuentes”, dependiendo de sus faltas eran recluidos en el quauhcalco y el teulpiloyan, en el primero estaban los condenados a muerte, en el segundo, quienes cometían faltas civiles y los castigos iban desde confiscación, destierro o esclavitud. Como puede observarse, no existía la moderna noción de equipaarr delitotiempo, la sociedad capitalista genera un proceso de abstracción de lo cualitativo que le permite pintipararlo todo, en principio todo se reduce a la comparación del tiempo socialmente necesario para producir cualquier cosa (valor), sin embargo, el precio se desliga y no del valor, de tal suerte que puede existir una contradicción cualitativa o cuantitativa entre el valor y el precio, el delito tiene un precio que se paga en tiempo (igual que la presunción de culpabilidad), así como el salario con que se paga la comida es expresión del tiempo de vida que se entrega al patrón. Estas son las tecnologías de la opresión.
Es notorio cómo los avances de la técnica transgreden el llamado espacio público, acostumbrado al panóptico de Foucault, la vigilancia se disfraza de bienestar común, “por tu seguridad te vigilamos”, volvamos a Gog, durante su ficticia entrevista con Lenin se expresa parte de los sueños del poder, la ciudad convertida en cárcel:
La vieja mazmorra zarista es la última palabra de la sabiduría política. Bien meditado, la vida del presidiario es la más adaptada al promedio vul
152 Vid. Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, op. cit., p. 270.
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gar de los hombres. No siendo libres, están al fin, exentos de los peligros y de las molestias de la responsabilidad y se hallan en condiciones de no poder realizar el mal. Apenas un hombre, entra en la prisión, debe, por la fuerza, llevar la vida de un inocente. Además, no tiene pensamiento ni preocupaciones, pues ya están aquí los que piensan y mandan por él: trabaja con el cuerpo, pero su espíritu descansa.153
En este 2014 se ha modificado la ley en México, ahora, pueden geolocalizar en tiempo real cualquier celular (persona) sin necesidad de la orden de un juez154, la policía como ejecutora y juzgadora, basta que crean se trata de un número de la “delincuencia organizada”, esto legaliza una práctica ya inveterada, es necesario no sólo observarlo todo (panóptico), también escucharlo todo (panaudio), saber dónde están todos (panubicatio) y poderlo todo (pantutus). El poder es importante ante su autodelimitación.
En su “Discurso ante la academia” Kafka retrata claramente como la nuda modernidad aprisiona al hombre, ya no se trata de libertad, sólo de salidas, las salidas sirven de placebo, espejismos de libertad, el opresor mundo reproduce las salidas, siempre hay una puerta que tomar, aunque nos conduzca siempre al mismo laberinto, nos acostumbran a ese placebo, incluso lo defendemos con uñas y dientes, “que nadie nos quite nuestras salidas que llamamos libertad”. Aún así, en la cárcel es muy doloroso no tener esos espejismos.
153 Giovanni Papini, Gog. El libro negro, p. 65.154 Cf. Mauricio Torres, “La Corte avala ley que permite a pgr ubi
car celulares sin orden judicial”, en Expansión-CNN México [en línea]. 16 de enero de 2014. <http://mexico.cnn.com/nacional/2014/01/16/cortecelularesfallomodificacionesproyecto>. [Consulta: 3 de febrero, 2016].
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BIBLIOGRAFÍA
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Las citas de la Teología Política de Carl Schmitt están tomadas del texto Homo sacer de Agamben, tal como se indica en las notas, pero en esta bibliografía agregamos la referencia en español. Las referencias ad litteram de La Biblia son tomadas de la versión de Casiodoro de Reina, revisada por Cipriano de Valera, aunque también cotejamos la edición de la Editorial Verbo Divino. Son pocos los textos que no citamos textualmente y se encuentran aquí referenciados, sin embargo, al hablar sobre ellos, consideramos necesario agregarlos.
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155 N. del E. De entre las diversas ediciones que existen de la Ilíada, vale la pena obtener la que publicó la unam en su Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana, con la versión e introducción de Rubén Bonifaz Nuño; así como la edición que Antonio López Eire realizó para Cátedra, publicada en su colección Letras Universales.
156 N. del E. De la Odisea, se recomienda la edición que José Luis Calvo realizó para Cátedra, publicada en su colección Letras Universales.
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Índice
Agradecimientos ...................................................................7Advertencia ...........................................................................9Prólogo. Estado de excepción y biopolítica del control social ..................................................................11Introducción ........................................................................25Primus ..................................................................................27
Estado de excepción ......................................................31Tesis ocho ................................................................31Destello metodológico ...............................................35Destinatarios ..........................................................37Cultura-barbarie ....................................................48¿Metaexcepción? .....................................................52
Lumbral ......................................................................55Secundus ..............................................................................59
Homo sacer ..................................................................63Solsticio jurídico ......................................................63Estado, soberanía y aporía ........................................68Homines sacri .........................................................83
Lumbral ......................................................................92Tertius ..................................................................................97
México. El estado de excepción es la regla .....................100Nosotros, los homines sacri ......................................100San Procopio .........................................................107La burocracia del mal ............................................108Cárcel y estado de excepción ....................................109
Lumbral ....................................................................112Bibliografía ........................................................................115
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Estado de excepciónse terminó de imprimir en mayo de 2016
en los talleres de Ultra Digital Press, S. A. de C. V.,Centeno 162, Col. Granjas Esmeralda, Del. Iztapalapa,
Ciudad de México, C. P. 09810.
El tiraje consta de 100 ejemplares.
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