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AUTORAS:
María Victoria Martin
[email protected]
Mariana L. Torres
[email protected]
TEMÁTICA: „comunidades virtuales e híbridas'
TÍTULO:
ESP@CIO PÚBLICO: ESPACIO, TIEMPO Y REDES MÓVILES EN LA ERA
DIGITAL
RESUMEN
Los smartphones permiten participar de las redes sociales virtuales en y desde cualquier
lugar y a toda hora; a su vez, las redes sociales virtuales son un fenómeno que crece
exponencialmente. En la Argentina, durante Junio de 2011, 11.8 millones de personas
visitaron Facebook, lo que representa el 90% del total de la población con acceso a
Internet. De la navegación total en la web mediante otros dispositivos (no
computadoras) el 80% del tráfico se vale de la utilización de telefonía móvil, siendo
Facebook la segunda aplicación más utilizada1.
Esta nueva realidad genera nuevos modos de apropiación de los espacios comunes para
propósitos de tipo personal, reorganiza y reconfigura el sensorium acerca del tiempo y
1 Datos obtenidos de “El Crecimiento de Redes Sociales en América Latina. La Influencia de Los Medios
Sociales en el Escenario Digital de América Latina” (Septiembre 2011) y Comunicado de prensa:
comScore Introduce Device Essentials™ para Medir el Tráfico Digital desde Todos los Dispositivos,
Permitiendo la Optimización de Estrategias de Marketing y Experiencia de Consumidor (Julio 2011).
Ambos disponibles en http://www.comscore.com/esl. Además, Según las estadísticas generales que
brinda la empresa de Palo Alto, los usuarios que acceden a esta red desde sus dispositivos móviles son
dos veces más activos que los que lo hacen a través de computadoras (Datos obtenidos en
http://www.facebook.com/notifications.php#!/press/info.php?statistics [fecha de vista: 29 de abril de
2011].
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el espacio y redefine el espacio público, entre otras. Entonces, la conjunción de redes
sociales y móviles contribuye a la configuración de procesos de subjetivación que se
transforman rápidamente habilitando nuevas formas de vincularse con los pares. Más
allá de cuestiones estructurales, se trata de entender las transformaciones en las
cotidianeidades y las rutinas de las que personas ya que los espacios de la vida cotidiana
funcionan como mediación constitutiva y ubicación histórica, allí donde se dirime la
lucha por la constitución de sentidos.
Palabras clave: redes sociales- telefonía móvil- jóvenes- tiempo- espacio- espacio
público
TITLE:
PUBLIC SP@CE: SPACE, TIME AND MOBILE NETWORKS IN THE
DIGITAL AGE
ABSTRACT
Smartphones allows participation of virtual social networks, anywhere and anytime; as
well, virtual social networks is growing exponentially, and Facebook stands out. In
Argentina, in June 2011, 11.8 million people visited this social network; that represents
90% of the total population with access to the Internet. 80% of the total traffic on web
navigation using other devices (not computers) uses mobile phones and Facebook is the
second most used application for these devices.2
2 Data from "The Rise of Social Networking in Latin America. The Influence of Social Media in
the Digital Scenario of Latin America" (September 2011) and Press release: “comScore Introduces
Digital Analytix™ in Latin America, Providing an Evolution in Web Analytics to the Market” (July
2011). Both available at http://www.comscore.com/. According to the general statistics provided by
Facebook, accessing to the network from their mobile devices, users are two times more active than those
who do so through computers. Data
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This new reality creates new modes of appropriation of common areas for personal
purposes, the reorganization and reconfiguration of the sensorium to perceive or
experience time and space, and the redefinition of public space, amongst others
concepts. So, the combination of mobile social networks contribute to shaping
processes of subjectification that are rapidly transformed enabling new ways to
bond with peers. Beyond structural issues, we try to understand the transformations
in everyday life and routines of people for the reason that spaces of daily life function as
a constitutive mediation and historic location where the wrestle is settled by the
constitution of meaning.
1. INTRODUCCIÓN
Actualmente, se entiende que las lógicas de los medios y dispositivos de comunicación
se amplían y extienden por sobre la vida cotidiana, configurando nuevos modos en el
diseño de las interacciones y en la estructuración de las prácticas sociales; las nuevas
tecnologías en su capacidad articulatoria, como matrices donde se tejen modos de
interacción con formas expresivas, lógicas de producción con estrategias de recepción.
Más aún: la experiencia cultural se constituye en las intersecciones y mediaciones de
ofertas y expectativas, en múltiples reconfiguraciones de lo discursivo y de lo visible, de
la inteligibilidad y la sensibilidad heterogéneas. Entonces, se pasa a reconocer la
centralidad mediática como marca desde la cual los procesos de producción, circulación
y consumo de las significaciones sociales (la cultura), deben ser entendidos.
En este contexto, nos preguntamos por la convergencia de la telefonía celular y las redes
sociales virtuales, en especial, Facebook. ¿Hay reglas o patrones de uso que distinguen
la participación de las redes por computadora o vía telefonía móvil? ¿Prima la necesidad
from http://www.facebook.com/notifications.php#!/press/info.php?statistics [view date: April 29, 2011]
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de contar o informar sobre cuestiones personales más que estar en una verdadera red de
sociabilidad? ¿La comunicación tiende a ser unidireccional o dialógica? ¿Cómo se
reconfiguran los códigos en estos pasajes y préstamos? ¿Qué se tiene en cuenta para la
producción del contenido en un entorno donde la actualización es constante? ¿Por qué
los usuarios, para „contar‟ lo que les pasa a quienes comparten un mismo espacio físico,
recurren a la mediación tecnológica? ¿Qué ventajas ofrece este tipo de comunicación
frente a otras?
1.2. CAMPO Y CONCEPTOS
Para el presente trabajo, se diseñó una encuesta autoadministrada que respondieron 52
alumnos, hombres y mujeres, de entre 16 y 18 años de una institución educativa
privada, laica, de la ciudad de La Plata. Privilegiamos la voz de estos sujetos ya que son
los y las jóvenes quienes más utilizan Internet y quienes más tiempo pasan navegando.3
Es importante destacar que a fines investigativos, la muestra incluyó tanto a usuarios
como aquellos que no utilizan Facebook desde dispositivos móviles, ya que nos interesa
recuperar no sólo las prácticas sino también las representaciones acerca de estos usos
De nuestro universo, sólo 11 jóvenes utilizaban sus teléfonos para conectarse a redes (y
fueron rápidamente señalados por su grupo de pares al momento de preguntar quiénes
realizaban esta práctica)4. El hecho de ser o no usuarios constituía un dato menor para
nosotros, ya que nos interesaba rastrear principalmente el imaginario respecto de estos
usos y, además, porque creemos que “para alcanzar la madurez del mercado y lograr el
salto de la telefonía móvil tradicional a la Mobile Internet y luego a la Mobile Web 2.0,
será necesario que las partes involucradas en el negocio modifiquen y adapten
3 Datos obtenidos en Comunicado de prensa: “Usuarios de Facebook en Argentina Dedican 9 Horas al
Mes al Sitio, Obteniendo el Segundo Lugar Luego de Israel en Cuanto a Afinidad de Usuarios” (Junio
2011) disponible en http://www.comscore.com/ 4 Queda pendiente analizar si esta actitud estuvo determinada por la circunstancia que los encuestados
pertenecieran a un grupo conformado hace 10 años atrás, cuando iniciaron juntos, la mayoría de ellos, su
educación formal en esa institución escolar.
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estrategias históricas (…). Los usuarios, por su parte, deberán percibir con sus actitudes
de consumo el atractivo que tienen esos dispositivos a nivel de convergencia, ubicuidad
y productividad” (Pardo Kuklinski et al, 2009: 60).
Para entender nuestro caso, retomaremos dos mediaciones, socialidad y tecnicidad, que
propone Jesús Martín Barbero para pensar los fenómenos culturales5.
Para este trabajo nos concentraremos en lo que Jesús Martín Barbero llama tecnicidad
por la que nos referimos a los dispositivos en tanto organizadores perceptivos, parte
fundamental del diseño de nuevas prácticas y no sólo como gadgets.
“Tecnicidad nombra lo que en la sociedad es no sólo instrumento sino
sedimentación de saberes y dimensión constitutiva de las prácticas. (...)
Con lo que la tecnicidad más que a aparatos nos remite al diseño de
nuevas prácticas, y más que destrezas la tecnicidad es competencia en el
lenguaje” (Martín-Barbero, 2000)
Si se considera a la técnica como algo exterior a la comunicación, se desconoce la
materialidad histórica de las mediaciones que ella instituye, que articulan
potencialmente, las nuevas formas de sociabilidad. Por socialidad entendemos “lugar de
anclaje de la praxis comunicativa y resultado de los modos y usos colectivos de
comunicación” (Martín-Barbero, 1998: XVII) en la que los sujetos negocian, como
pueden y con lo que tienen, el orden con el poder y las instituciones.
“Socialidad es la trama de relaciones cotidianas que tejen las gentes al
juntarse y en la que anclan los procesos primarios de interpelación y
constitución de los sujetos y las identidades (...) que es lo que constituye
el sentido de la comunicación como cuestión de fines y no sólo de
medios.” (Martín-Barbero, 2000)
5 MARTÍN-BARBERO, J. De los medios a las mediaciones. Si bien él propone otras dos mediaciones,
ritualidad e institucionalidad, éstas no serán abordadas en este trabajo.
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No es sólo el espacio de las dominaciones de las estructuras de poder, sino también
lugar de praxis y emergencia de los movimientos que desplazan y recomponen aquello
que se define como conflicto social y de constitución de las identidades de los distintos
actores. Conocer esos modos y sentidos que establecen los jóvenes a partir de la
utilización de los teléfonos móviles, la capacidad de enviar y recibir SMS e imágenes y
videos, es comprender cómo se crean y recrean las relaciones culturales
contemporáneas.
Los teléfonos celulares de última generación son manejados con una habilidad
asombrosa por estos jóvenes que nacieron con un entrenamiento de su dedo pulgar
(capaz de alcanzar una destreza insospechada por otros grupos etáreos), configurados
más que como receptores o espectadores, en tanto emisores y productores.
El cuerpo del presente trabajo está organizado en tres apartados que permiten
problematizar, primero, tiempo y espacio en la era digital; en segundo lugar nos
ocuparemos de conceptualizaciones sobre el espacio público en entornos virtuales; y un
último capítulo dedicado a pensar las redes en la telefonía móvil.
2. TIEMPO Y ESPACIO EN LA ERA DIGITAL
En cuanto a la separación entre tiempo y espacio, Giddens hace referencia a los
marcadores espaciales que indican una particular conciencia de la localización y señala
que en la Premodernidad “el tiempo y el espacio se vinculaban mediante la situación de
un lugar”, pero resalta que en la Modernidad se generó una dimensión de tiempo
“vacía” que también apartó el espacio de la localización, al inventarse y difundirse el
reloj mecánico, en tanto sistema normalizado para todo el planeta. De manera análoga,
funciona el mapamundi que, en tanto proyección uniforme, no privilegia ningún lugar.
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El hecho de desarmar configuraciones anteriores, posibilita su articulación a partir de
las organizaciones y la organización moderna, hasta llegar a incluir sistemas
universales.
Castells describe el proceso de reconstrucción de tiempo y espacio como el “tiempo
atemporal eterno” (sin secuencias fijas o comprimido por las interacciones en red) y el
“espacio de los flujos” diferenciado del tradicional “espacio de los lugares” (que
adquieren un nuevo significado como organización material de las prácticas en tiempo
compartido lugares de convergencia comunicacional en los que la gente recrea distintos
propósitos y flujos).
Uno de los primeros en cuestionar la instrumentalidad y linealidad de los efectos de la
técnica fue Walter Benjamin, quien conectó las innovaciones de la tecnicidad con las
transformaciones de un sensorium de los modos de percepción y experiencia social.
Resulta claro, en la dimensión cultural, que el diseño de nuevas prácticas
comunicativas/culturales establecen nuevas relaciones, sobre todo, si uno las contrasta
con las modificaciones del sensorium de las generaciones socializadas sin la utilización
de esos dispositivos.
2.1 TIEMPO ARROBADO
En la virtualidad, el tiempo “no cíclico, sino aleatorio, no recurrente sino incurrente”
(Castells, 1999a: 467) permite la simultaneidad asociada a la instantaneidad y la
atemporalidad, en la que conviven lo eterno -siempre recuperable a través de las url- y
lo efímero -aquello que se pierde de vista en la cantidad ingente de información-.
El tiempo lineal, progresivo e inevitable de la Modernidad, es puesto en jaque con la
superposición de tiempos que permiten los nuevos medios, pero en especial la
convergencia con los tradicionales. La utilización de estos dispositivos contribuye a
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completar y llenar de sentido lo que antes era entendido como “tiempo muerto”
mientras se caminaba, esperaba a ser atendido, viajaba en un medio de transporte
público, durante los breaks del empleo o los recreos escolares. El teléfono celular nos
ofrece la posibilidad de contar con un tiempo ilimitado, explotable y aprovechable al
máximo al romper los límites entre el tiempo de ocio y de trabajo establecidos por el
reloj desde la Modernidad, perturbando la noción de secuencia y progreso lineal que se
consolidaban. La politicidad del tiempo, en cuanto a los reordenamientos que configura,
también guarda estrecha relación con los elementos para medirlo; al respecto, los
jóvenes utilizan ese dispositivo en lugar del reloj pulsera o despertador. Manuel Castells
“propone un esquema de relación entre una nueva "atemporalidad" y el nuevo sistema
social informacional. La estructura relacional-reticular de éste, congruente con el mismo
modo de funcionamiento de las nuevas tecnologías de la comunicación e información,
coincide, pues, con el fin, en el terreno que hemos llamado "identitario", del tiempo
lineal, irreversible, mensurable y predecible de la Modernidad (…) Frente al principio
de contigüidad física sobre el que se definía esta simultaneidad en las sociedades
modernas, la expansión global del paradigma informacional [de redes y flujos] impone
un nuevo tipo de interconectividad a distancia establecida en el plano de la temporalidad
absoluta” (Vidal Jiménez, 2005). Al respecto, la determinación del tiempo radica en la
capacidad humana de enlazar entre sí dos o más secuencias distintas de
transformaciones continuas, de las cuales una sirve de unidad de medida temporal para
las otras. La eliminación del orden de secuenciación crea un tiempo eterno,
indiferenciado, que condensa los acontecimientos en la instantaneidad y produce
discontinuidades aleatorias dentro de la misma secuencia. Las expresiones culturales
configuradas en esta tecnicidad se caracterizarían por ser multidimensionales,
enlazadas, heterogéneas, instantáneas y fragmentadas.
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Como sostiene Vidal Jiménez (2005), “si, en el plano simbólico (imaginario) de la
temporalidad, el nuevo Capitalismo de Redes responde a un proceso continuo de
desfuturización ahistórica temporal, en el ámbito de la cuantificación cotidiana del
tiempo deriva en una total dislocación y desecuenciación de la propia experiencia vital.
Y es que la heterogeneidad y fragmentación rizomática del tiempo postmoderno e
informacional responde a una nueva lógica de relación entre dominación y
temporalidad”.
En definitiva, si Giddens señala que una dimensión de tiempo “vacía” resulta central
para su unificación en la Modernidad, entendemos que este principio está siendo
socavado por este nuevo fenómeno de la comunicación a través de los nuevos medios
que permiten la digitalización de información telefonía móvil.
2.2 ESP@CIO
¿Un sitio web es un sitio? La metáfora nos permite acceder cognitivamente a lo que es
aquello que siquiera imaginamos los que nacimos antes o durante la década del 70 del
siglo pasado. Según el Diccionario de la Real Academia Española (vigésimo segunda
edición) un sitio es “1. m. Espacio que es ocupado o puede serlo por algo. 2. m. Lugar o
terreno determinado que es a propósito para algo.” La idea de ocupar, estar y albergar
nos bastaba para representarnos qué nos ofrecía un „sitio‟. Sin embargo, si prestamos
atención a las distinciones sutiles, veremos que para las ciencias sociales un lugar no es
lo mismo que un espacio. Michel De Certeau se preocupa por las prácticas cotidianas y
en La Invención de lo Cotidiano - Artes de Hacer (2000) el filósofo e historiador
francés hace una distinción para su trabajo analítico sobre las formas de transitar la
ciudad
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“Un lugar es el orden (cualquiera sea) según el cual los elementos se
distribuyen en relaciones de coexistencia. Ahí impera la ley de lo
„propio‟ (...) Hay espacio en cuanto que se toman en consideración los
vectores de dirección, las cantidades de velocidad y la variable del
tiempo. El espacio es un cruzamiento de movilidades. A diferencia del
lugar, carece pues de la univocidad y de la estabilidad de un sitio
„propio‟” (De Certeau, 2000:130)
Este tipo de definiciones nos remite a un pensamiento más propio a campos de
conocimiento como el de la física más que al de la teoría social, pero nos permite trazar
ciertas analogías, a saber: las personas toman diferentes direcciones y trazan recorridos
en un plano geográfico. En Internet también se navega en múltiples direcciones y se
puede rastrear con mucha facilidad el tráfico del ciberespacio. La velocidad no es otra
cosa que una relación entre tiempo y espacio y ambas categorías nos permiten observar
los movimientos, cambios y cantidades de acciones humanas. Por lo tanto, pensar en
espacio es pensar en personas que lo viven, ocupan y transitan.
Más de una década atrás, Manuel Castells problematizaba la cuestión del espacio en la
Era de la Información (1999a). Él describe una nueva forma social de percibir y/o
vivenciar el espacio. Este autor propone que la noción de espacio (y tiempo) se ha
transformado “bajo el efecto combinado del paradigma de la tecnología de la
información y de las formas y procesos sociales inducidos por el proceso actual de
cambio histórico” (1999a: 410). Bien sabemos que la tecnología se crea en el interior de
una sociedad para responder a las necesidades de su cultura, por lo tanto, no debemos
pensar que los cambios que involucran nuevas formas de informarse o vincularse en las
sociedades surgen por efecto de algo externo sino por causa de ellas mismas.
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Castells desarrolla una idea interesante, la de los espacios de flujo como una nueva
lógica espacial, distinta de la de los espacios de los lugares, estos últimos representarían
la idea tradicional de espacio. Él lo define así: “El espacio de los flujos es la
organización material de las prácticas en tiempo compartido que funcionarán a través de
los flujos.” (Castells 1999a)6
Sin embargo, mucho antes de los desarrollos de Castells, el novelista William Gibson,
en su obra Neuromante (1984) desarrolla la acción en el ciberespacio. Este término fue
acuñado en ese entonces para dar cuenta de algo que contiene las acciones ocurridas en
y a través de las redes informáticas.
Internet, como red de redes, surge como una forma de compartir conocimiento y de
facilitar el acceso al mismo. Así, la información queda a disposición de todos aquellos
que tengan los recursos tecnológicos para hacerlo. Este uso público de los datos
circulantes fue el ideal que guió el crecimiento y desarrollo de Internet; más
democrática y menos jerárquica. Por ello, esta manera de entender el uso del
ciberespacio tiene estrecha vinculación con el uso del espacio público físico-geográfico.
La máxima expresión de esta nueva percepción del espacio y de la capacidad de crear
mapas mentales está vinculada a la masificación del uso de GoogleEarth, programa
desarrollado por la empresa Google basado en capturas satelitales de cada metro de
suelo terrestre que permiten al mundo entero caber en un monitor. Así, la distancia que
separa a un argentino de un español es una breve línea amarilla y ver la Torre Eiffel
erguida en el cielo de París es posible sin siquiera levantarse del asiento gracias a las
imágenes en tres dimensiones que esta aplicación facilita.
Renato Ortiz se refiere la constitución de territorialidades desvinculadas del medio
físico (Ortiz, 2004:62) que permiten atender al espacio independientemente de las
6 Continúa diciendo: “Por flujos entiendo las secuencias de intercambio e interacción determinadas,
repetitivas y programables entre las posiciones que mantienen los actores sociales en las estructuras
económicas, políticas y simbólicas de la sociedad” (Castells, 1999: 445)
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restricciones propias del medio físico. Pero estos procesos de desterritorialización
(García Canclini, Ortiz) también vienen acompañados por reterritorializaciones en la
dimensión social. Es por esto que no se puede afirmar que nos encontremos ante un
territorio vacio o el fin del territorio sino frente a una “territorialidad desarraigada”
(Ortiz, 2004:68).
Con el teléfono móvil y por medio de las redes es posible adelantar trabajo, conversar
con otros, saludar a quienes uno no ve desde hace tiempo, ponerse al día con noticias o,
simplemente, jugar. La confluencia de estas dos características, la ruptura de la noción
de límite espacial y la capacidad de su utilización full time, otorgan un cambio
cualitativo respecto de otras tecnologías.
3. EL ESPACIO PÚBLICO Y LOS ENTORNOS VIRTUALES
Un segundo eje planteado por Giddens (1995:34) hace referencia al desenclave de las
instituciones modernas, es decir a “la extracción de las relaciones sociales de sus
circunstancias locales y su rearticulación en regiones espaciotemporales indefinidas”,
disociándolas de las peculiaridades de lo local. En el mismo sentido, Castells
(2007:258) entiende que las sociedades evolucionan y cambian en la construcción y
reconstrucción de sus instituciones, presionadas por nuevas relaciones de poder y que,
la conjunción de la globalización con la aparición de las identidades locales o
comunales han minado la capacidad de los estados nacionales como unidad para definir
el espacio público.
Recordemos que las transformaciones en las formas de representación desde la
aparición de los medios de comunicación, han modificado la naturaleza de la esfera
pública y, por ende, las nociones de público y privado, desde fines de la Edad Media
hasta nuestros días.
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El pensamiento moderno puso en circulación un concepto de espacio público que se
adecua a la idea de lo colectivo, como el que surge cuando seres humanos se reúnen
para hacer entre ellos sociedad en función de sus intereses comunes, sin que ninguno
supere en importancia e intensidad al de convivir. Ferdinand Tönnies, en su libro de
1887 Comunidad y asociación diferenciaba comunidad, como un tipo de organización
social inspirada en el modelo de los lazos familiares, fundamentada en posiciones
sociales heredadas y objetivables y en relaciones personales de intimidad y confianza,
vínculos corporativos, relaciones de intercambio, sistema divino de sanciones, etc. y
asociación, como un tipo ideal de sociedad fundada en relaciones impersonales entre
desconocidos, vínculos independientes, relaciones contractuales, sistema de sanciones
seculares, etc. Esta última estaría centrada en el contrato y los derechos individuales.
Entonces, la comunidad se funda en la comunión; la colectividad, en cambio, se
organiza a partir de la comunicación y se asocia con la idea de reunión de individuos
que toman consciencia de lo conveniente de su copresencia y la asumen como medio
para obtener un fin. Si la comunidad exige coherencia, lo que necesita y produce toda
colectividad es cohesión7.
En su dimensión teórica, el espacio público constituye uno de los pilares del proyecto
cultural de la modernidad. Como espacio concreto el espacio público se asemeja a
cualquier cosa menos a un territorio, ya que carece de límites y nadie puede arrogárselo
como propio; tampoco tiene restricciones al carecer de derecho de admisión. A la
inversa, se trata de un espacio que posibilita la reunión de lo social.
La posibilidad misma de un mundo común –en el sentido de compartido– no puede
asentarse en la naturaleza común de los seres humanos que lo conforman, sino “por el
7 M. Moreno Arcas, “Ferdinand Toennies. El conflicto entre comunidad y sociedad”, Ethnica, 10 (1975),
pp. 85-98, citado en Delgado, Manuel: “Lo común y lo colectivo”.
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hecho de que, a pesar de las diferencias de posición y la resultante variedad de
perspectivas, todos están interesados en el mismo objeto”.8
En ese sentido, el espacio público moderno, por lo menos en cuanto proyecto, es un
espacio del y para el intercambio comunicacional generalizado, producido -y en el que
se produce- una colectividad inestable, cuyos miembros acuerdan a partir de acuerdos
suficientes. Es un ámbito de y para el libre acuerdo entre seres autónomos y
emancipados que viven en tanto se encuadran en él, una experiencia masiva de
desafiliación. Nuclea, por lo tanto, interacciones y configura y coproduce ciertos
discursos.
En tanto categoría política, considerada desde espacios físicos o exteriores de la vida
social como la calle, el parque, la plaza se amplía al mundo virtual. Internet es también
escenario en el que conocidos y desconocidos se encuentran y gestionan una
coexistencia singular que puede estar atravesada de conflictos. Estos espacios físicos y
virtuales se constituyen en el lugar en que los sistemas nominalmente democráticos ven
o deberían ver confirmada la verdad de su naturaleza igualitaria, donde se ejercen los
derechos de expresión y reunión como formas de control sobre los poderes y el lugar
desde el que esos poderes pueden ser cuestionados en los asuntos que conciernen a
todos. En otras palabras: lugar de mediación entre sociedad y Estado –o sociabilidad y
ciudadanía – organizado para que en él puedan cobrar vida los principios democráticos
que hacen posible el libre flujo de iniciativas, juicios e ideas. Si una primera distinción
entre lo público y lo privado se origina en tanto su “disponibilidad de llegar
abiertamente a todos”, otra distinción de la dicotomía tiene que ver con la relación entre
“el dominio del poder político institucionalizado, que fue in crescendo en manos de un
Estado soberano y, por otra, los dominios de la actividad económica y las relaciones
personales que quedaban fuera del control político directo” (Thompson 1998:163). En
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consecuencia, surge la idea de asociar a lo público con las actividades del Estado,
relegándose lo “privado” a aquello que quedaba excluido de él.
En definitiva, la trama en la cual se instalaban y configuraban los sujetos en tanto un
orden perteneciente a lo público (que aunaba y nucleaba consensos) y uno a lo privado
(referido a la esfera de la vida individual), se ve modificada por el advenimiento de
estas otras lógicas de relación que se superponen a tal distinción. Los límites espaciales
del hogar y de las demás instituciones, se ven permeados y atravesados de manera
discrecional por las comunicaciones vehiculizadas por estos dispositivos que no
necesitan anclaje territorial. Si bien aparecerían en principio como potenciadoras de
relaciones en redes más flexibles en todo sentido (espacio, tiempo, instituciones y
roles), esto va a diferir de acuerdo al contexto social general.
Georg Simmel caracterizaba a las sociedades modernas como aquellas integradas por
individuos que combinan una multitud de roles diferentes, y cuya individualización
crecía en la medida que cada persona configuraba su propio establecimiento de rol y con
una trayectoria cambiante en el tiempo. Al brindar la posibilidad de cambiar de roles y
hacerlos flexibles sin moverse de un lugar, los teléfonos celulares armonizan distintas
obligaciones, ya que aquellos roles diacrónicos, hoy pueden ejercerse de manera
sincrónica. Sin embargo, este salirse de las instituciones está menos vinculado a “la
tecnología, sino el desarrollo de las redes de sociabilidad basadas en la elección y la
afinidad, rompiendo las barreras organizativas y de espacio en las relaciones. El
resultado social de estas redes es doble. Por un lado, desde el punto de vista de cada
individuo, su mundo social se forma alrededor de sus redes, y se desarrolla con la
composición de la red. Por otro lado, desde el punto de vista de la red, su configuración
opera como punto de referencia de cada uno de los que participan en la misma”
(Castells et al. 2007:229).
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Desde una perspectiva que declara lo público por fuera de cuestiones de derecho o
administrativas vinculadas con el poder del Estado, el urbanista Jordi Borja sostiene que
“lo que define la naturaleza del espacio público es el uso” (1998). Esto, nos permite
relacionar este tipo de apropiación con el uso público que se le da a Facebook, que si
bien es un desarrollo de capitales privados con intención de lucro pero su condición de
gratuidad permite el acceso masivo, favoreciendo el contacto entre personas y
reforzando las características de sociabilidad de sus usuarios. Tal como lo explica
Manuel Castells “Internet es un instrumento que desarrolla pero no cambia los
comportamientos, sino que los comportamientos se apropian de Internet y, por tanto, se
amplifican y se potencian a partir de lo que son” (Castells, 1999b). Aunque Borja
siempre se refiere a la ciudad cuando habla de espacio público, es posible trazar una
rápida analogía entre lo que él expone y las posibilidades que ofrece la red social virtual
Facebook: “El espacio público supone pues dominio público, uso social colectivo y
multifuncionalidad. Se caracteriza físicamente por su accesibilidad, lo que le hace un
factor de centralidad” (Borja, 1998). Por lo tanto, es posible pensar Facebook como una
nueva reconfiguración del espacio público. Facebook es de dominio público, no porque
sea propiedad del Estado, sino porque cualquier persona (con la tecnología adecuada)
está en condiciones de dominar esta herramienta. Su multifuncionalidad está dada por
las múltiples acciones que permite y por las acciones alternativas que los usuarios
proponen. Facebook es accesible por la cantidad de idiomas en los que está disponible
su interfaz gráfica y porque no hay que pagar dinero por su utilización.8
Facebook, como espacio público virtual, demanda nuevas competencias a la hora de
estar en contacto con otros, o como dice Jesús Martín Barbero (2001) se reconfiguran
los “modos de estar juntos”. Aquí, el encuentro es asíncrono y prima la vista sobre todos
8 La monetización de Facebook está ligada a los anuncios publicitarios que esta red aloja, la compra de
„artículos‟ o beneficios en los juegos entre contactos y por un sistema de regalos virtuales que se pagan
con créditos. Ninguno de los tres obligan al usuario a pagar ni determinan el acceso a la plataforma.
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los otros sentidos. La circulación por estos espacios ya no está configurada por calles
preexistentes sino que el desplazamiento se da por hipervínculos que no plantean un
único orden de ser visitados sino que se rigen por nuevas “formas de percibir lo
próximo y lo lejano” (Martín-Barbero, 2001).
3.1 LA PERSONALIZACIÓN
Según Castells (2007), el poder político está siendo personalizado a través de la
utilización de estas tecnologías de la comunicación, señalando que los medios
constituyen el espacio donde el mismo está siendo decidido. Tradicionalmente, como
indicamos, ese espacio estaba localizado en los formatos masivos, como la radio y la
televisión. Pero la penetración generalizada de los nuevos dispositivos personales ha
creado espacios en los que el poder y su administración se ponen en juego: “la aparición
de políticas insurgentes no puede ser separada de la emergencia de un nuevo espacio
mediático… Al apropiarse de nuevas formas de comunicación, la gente ha establecido
sus propios sistemas de comunicación de masas, vía SMS, blogs, vlogs, podcasts, wikis,
entre otros.” (Castells 2007:246). A diferencia de la sociedad industrial, que se centraba
en la distribución de un mensaje desde un único emisor hacia muchos receptores, la
comunicación fundada en red permite la horizontalización del intercambio, de manera
sincrónica y diacrónica. Además, las tecnologías recién mencionadas se caracterizan por
la producción colaborativa entre varios autores y acceso irrestricto, al menos en teoría.
En la actualidad, lejos de los grandes relatos de la Modernidad, se entiende que se trata
de compartir un cruce de culturas que no deja de tener en su centro la propia experiencia
vivida, pero ahora, extendida en y por un horizonte transterritorial y multitemporal de
sentidos en el cual las instancias se agregan y suman, las identidades se redefinen pero
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no se excluyen, involucrando conflictos y ambigüedades, integrándose por los requisitos
personales de la vida cotidiana y, muchas veces, de su comunicación.
Además de los cambios en relación con el sensorium acerca de tiempo y espacio y la
redefinición del orden institucional y público, la sociedad de la comunicación personal
puede visualizarse en la apropiación de los espacios públicos para propósitos no
comunes ni compartidos.
En definitiva, resulta más correcto hablar de la personalización (dar carácter personal
a algo) de este espacio público configurado a partir de estos dispositivos móviles que de
su privatización (transferir una actividad pública al sector privado; que se ejecuta a vista
de pocos). Esta personalización9 de los espacios también reconfigura las relaciones entre
individuos, grupos e instituciones.
4. LAS REDES EN LA TELEFONÍA MÓVIL
Quizás, el dato más contundente de este trabajo, sea que de 52 los encuestados, 41
jóvenes indicaron que usan o usarían su teléfono móvil para conectarse a Facebook,
muy lejos de la cantidad de usuarios que usan o usarían Twitter (17). Al momento de
preguntarles sobre las actividades que desarrollan o desarrollarían en estas redes nos
encontramos que prefieren, en primer lugar, el chat (componente no exclusivo de la red
social virtual Facebook), y en segunda instancia, ver las actualizaciones de los otros
contactos integrantes de su red.
En las respuestas sobre las diferencias entre utilizar las redes desde el celular y las
computadoras podemos observar dos enfoques: uno es sobre las circunstancias de la
comunicación, y otro más vinculado con la cuestión técnica y/o tecnológica. Respecto al
primero, podemos observar respuestas donde se destaca el tiempo y/o el espacio en el
que los jóvenes interactúan con la red, y por medio de ella, con los otros usuarios.
9 Es importante hacer una aclaración sobre las palabras inglesas personalization o customization y sus
derivados que se traducen ambas al castellano como personalización. En inglés, si pensamos como
ejemplo la intervención en una red social virtual, la primera supone agregar o quitar contenido, mientras
que la segunda sólo permite elegir entre opciones que brinde la plataforma. Al escribir este trabajo,
estamos haciendo referencia más a la personalization que a la customization.
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“Desde el celular es posible conectarse desde cualquier lugar, en cambio, desde
la computadora dependés de estar en tu casa” (mujer, 16 años)
“…utilizarla mediante el celular crea una dependencia. Sentarse en una
computadora es establecer un espacio fijo para hacerlo, limitado” (mujer, 16
años)
“Desde el celular puedo conectarme en cualquier momento” (17 años)
“…el celular está muy presente en situaciones compartidas con otras personas,
y la computadora es más „solitaria‟, se usa más cuando estás solo” (mujer, 17
años)
Acerca de la dimensión tecnológica, prevalecen las respuestas que destacan la
accesibilidad y visualidad. Asimismo, aparece bastante la idea de comodidad.
“…podés estar con el celular en cualquier lugar y ejercer actividades con ese al
mismo tiempo como sacar una foto y subirla” (mujer, no indica edad)
“La comodidad de estar sentado [a la computadora], con un teclado grande”
(varón, 17 años)
“Desde la computadora tenés una vista más general de la página, es más cómodo
que verlos desde un celular” (mujer, 16 años)
Sobre el uso del celular, 16 respuestas refieren a la ubicuidad, como capacidad de estar
conectado en todos lados, en relación con la accesibilidad; que yo lo tenga conmigo es
algo que facilita esto, en términos de portabilidad.
“… es mucho más práctico lo podés llevar con vos a todos lados, cabe en un
bolsillo, es manuable y pequeño” (varón, 16 años)
“…lo podés llevar a todo lados, pero es un medio de distracción en el trabajo o
en la escuela. La computadora está en un lugar fijo y se usa cuando hay tiempo”
(no indica sexo ni edad)
Sobre la computadora, señalan tiempo y/o espacio específico en el que estar, un
momento o lugar que vos le dedicás (en total, 11 indican esta precisión): para algunos es
positivo y para otros no.
“… la pantalla es más grande y estás tranquila en tu casa” (mujer, 18 años)
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“… se ve mejor y además del celular estás conectado en todo momento, es decir,
no te despegás de las redes” (mujer, 16 años)
¿Prima la necesidad de contar o informar sobre cuestiones personales más que estar en
una verdadera red de sociabilidad? ¿La comunicación tiende a ser unidireccional o
dialógica?
El celular en sí es una “herramienta de comunicación interpersonal, indirecta a distancia
(…) un medio central para gobernar y respaldar las relaciones con el grupo de iguales y
con la familia” (SCIFO, 2008: 242). Por ello, ante la pregunta si “al usar celular te
vinculás/vincularías con las mismas personas de la red con las que te
vinculás/vincularías a través de la computadora” 44 contestaron que sí se vinculaban
con las mismas personas; como era de esperar, priorizando a los pares y luego a la
familia.
“Me vinculo con las mismas [personas]. Amigos, novio, familia ya que son con
los que hablo diariamente” (mujer, 17 años)
Sin embargo, también aparecen respuestas que aportan datos sobre otras formas de
socialización vinculadas a la virtualidad. En la red, también sucede que tienen contactos
a los cuales no conocen.
“… Por la computadora hablo más con gente con la cual no me llevo tanto, en
cambio por el celular sólo con mis más amigos” (mujer, 18 años)
Casi el 20% de los encuestados manifestaron que no tenían interés en usar redes, y
muchos de ellos consideran innecesario hacerlo desde el teléfono móvil. Quizás esto
esté ligado a que “para la micro-movilidad cotidiana y para conservar las relaciones de
cercanía siguen resultándoles suficientes las funciones básicas del móvil.” (SCIFO,
2008: 260).
Frente a la pregunta “Posteás/postearías más cuando te conectás a la red desde el
celular”, en relación con la difusión o participación en la red, los resultados no
representan grandes diferencias, quizás se deba a que la pregunta se podría haber
formulado de alguna manera que invitara a dar más datos.
Respecto a si “Visitás o leés más perfiles /páginas de tus contactos cuando te conectás a
la red desde el celular”, señalan que no es así. De hecho, indican que “se ve peor”,
“cuesta que carguen las fotos”, “no se puede reproducir videos”, entre otras dificultades
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técnicas. Sirve el celular para subir directamente fotos, sin tener que llegar a casa,
conectar el cable USB, encender la PC, etc. pero al momento de descargar para ver
imágenes, escribir mensajes con un teclado mínimo, escribir estados, etc. es más
incómodo. La comodidad/incomodidad se repite como factor.
“… [el celular] resulta incómodo y a veces tarda más de lo habitual [que] en la
computadora” (no indica sexo ni edad)
Es más fácil participar subiendo contenidos visuales que viendo ese tipo de contenidos.
“…Desde el celular uno puede subir fotos o videos que sacó en el momento. En
la computadora uno debe descargarlos desde la cámara o celular” (mujer, 16
años)
No olvidemos que “la intensa actividad de guardar fotografías y videos cortos (…) es un
nuevo recurso simbólico para construir el patrimonio identitario personal del joven”
(SCIFO, 2008: 254) ¿No piensan que los otros pueden encontrar esa misma dificultad?
Quizás, ellos suponen que el otro verá lo posteado desde una computadora. En relación
con esto, también la idea de romper con un prosumer, configuración ideal prometida por
las redes. ¿Es una limitación tecnológica? Es decir, un problema de tecnicidad y no de
socialidad.
Para leer es incómodo, reniegan que cada vez que haya una actualización te llega un
mensaje avisándote, te “esclaviza” y ponen límites a estas utilizaciones.
“…el celular es más constante e invasivo” (mujer, 17 años)
“… uno termina convirtiéndose en "esclavo" de lo que pasa en las redes, ya que
como te suena el celular por un mensaje, te suena por todas las notificaciones en
Facebook” (mujer, 17 años)
Respecto de la transmisión y dialoguicidad, buscan otro tipo de contacto, aún mediante
el dispositivo móvil; no aparece la idea de diálogo con el otro en la utilización de las
redes, no aparece como una construcción conjunta; sólo en casos como “para arreglar
algo posterior”10
. No se percibe un ida y vuelta que construya intercambios fluidos y
haga visible al otro en tanto interlocutor: posteo algo para que lo vea pero no
necesariamente espero respuesta o involucramiento alguno. Esto está muy ligado al
diseño de las mismas redes sociales virtuales, que como primer objetivo consolidan los
10
“[Me contacto] para saber de él [mi amigo], hablar, arreglar algo, etc.” (varón, 17 años). “[Me
contacto] para organizar algún tipo de reunión, para juntarme con él” (mujer, 18 años).
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lazos de las relaciones íntimas, pero sin dejar de tener en cuenta que “fueron pensadas a
efectos de compartir materiales fotográficos y videos personales” (SCIFO, 2008: 251).
¿Por qué los usuarios, para „contar‟ lo que les pasa a quienes comparten un mismo
espacio físico, recurren a la mediación tecnológica? Las respuestas en general refieren a
arreglar una salida, preguntarles algo, lo uso “porque sé que el otro está conectado”,
“porque la respuesta es instantánea” (19 casos), y el entretenimiento en segundo lugar
(con 9 menciones).
¿Es mejor la computadora o el celular para participar de las redes sociales? ¿Qué ocurre
con los contenidos? Los 11 encuestados que prefieren el celular indican que éste es
bueno porque estás siempre conectado y no es necesario estar en un lugar especial para
acceder a la red. Sin embargo, no resultan claros los datos recogidos en referencia a los
contenidos, quizás por el tipo de pregunta formulada, aunque sí se vincula con que el
desarrollo de la aplicación Facebook para móviles es diferente que para la computadora;
entre otros, en referencia a los juegos.11
Específicamente preguntamos por las ventajas y desventajas de participar de las redes a
través del celular. Allí aparecen respuestas disociadas entre lo que podemos agrupar
como “de la representación” y “del uso”, la supuesta posibilidad técnica versus una
cuestión fáctica y real de lo que sí se puede hacer desde estos dispositivos.
“las ventajas es que si uno necesita con urgencia hablar con alguien y no tiene el
saldo suficiente, lo puede hacer” (no indica sexo ni edad).
Conectarse a Facebook a través de redes públicas o desde la red hogareña a través de su
celular les permite a los jóvenes encontrar alternativas para lo comunicación que no
impliquen gastar crédito, ya que los recursos de estos usuarios son, por lo general,
escasos y administrados por sus progenitores.
Se refiere mayormente a la posibilidad de estar en cualquier lado, la rapidez,
inmediatez, etc. en la participación, pero luego encontramos respuestas que señalan que
en el teléfono las fotos tardan mucho tiempo en subirse o incluso para cargarse y ser
11
“Generalmente, esos dispositivos [móviles] utilizan tecnologías de bajo consumo energético y reducido
espacio físico, determinado por las necesidades de portabilidad. Además, suelen usar tecnologías
embedded o versiones no relacionadas e inferiores de los sistemas operativos más populares y que a
menudo son sistemas totalmente diferentes que en sus versiones comerciales (especialmente las
pertenecientes a Microsoft y Apple), aunque conservan los nombres de sistemas para desktop por motivos
comerciales.” (Pardo Kuklinski, Brandt, Puerta, 2009).
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vistas, este último tipo de respuestas son las que asociamos a reflexiones propias más
del uso en sí que del imaginario que se tiene de la práctica.
Entre las desventajas, señalan que “te aísla” y “te distrae” del mundo, es como si fuese
la combinación de las dos, no te desconectás nunca. Se combina el hecho de tener
siempre el celular con uno (aunque no esté permanentemente utilizándose) con la red
que constantemente recibe actualizaciones (por parte de los otros contactos); la
combinación es determinante para generar esa específica y determinada situación; estás
“siempre pendiente”, “es adictivo”, “genera vicio”.
Además, desde lo técnico “se ve menos”, podés bajar fotos pero “todo es lento”, lo cual
se contradice con la ansiedad de un joven (y de lo que ellos marcan como una ventaja
para ambos dispositivos por separado).
5. A MODO DE CONCLUSIÓN: APUNTES DESDE LA COMUNICACIÓN EN LA
ERA DIGITAL
La sociedad contemporánea, mirada desde una perspectiva sociocultural,
presenta como rasgos característicos una multiplicidad de transformaciones en
las distintas esferas de la vida pública y privada, en los diversos sectores y
grupos sociales, en las identidades, en las relaciones y en las prácticas sociales.
Las tecnologías digitales se hacen presentes como una de las instancias centrales
de este período, agudizado por el contexto de la globalización. Estas
reconfiguraciones se visualizan en las prácticas cotidianas a la luz de las
relaciones también cambiantes entre el Estado y la sociedad, la emergencia de
nuevos modos de sociabilidad y la transformación del espacio público, así como
en la esfera de la vida privada.
En sus más variadas expresiones (televisión digital, Internet, telefonía móvil,
multimedia, videojuegos, Web 2.0, entre otros), las tecnologías digitales posibilitan
modificar la experiencia empírica de los sujetos a partir de nuevas prácticas y
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representaciones digitalizadas en soportes informáticos. Esta transformación, permite,
entre otras cosas, la distribución a gran escala desafiando las coordenadas témporo-
espaciales. Pero, a su vez, las potencialidades y posibilidades de los nuevos medios y
modos de comunicación permiten a los sujetos la apropiación y uso de nuevos recursos
semióticos, que habilitan nuevas y diversas prácticas discursivas y textos heterogéneos.
La digitalización es lo que da lugar a la emergencia de las comunicación en red,
multimediada, colaborativa e interactiva.
Como uno de sus ejes definitorios, la denominada “interactividad” redimensiona la
posibilidad de distintos sujetos sociales para erigirse en receptores/productores y autores
de discursos que pueblan los distintos y nuevos escenarios digitales. Los géneros
discursivos se entrecruzan y la hibridez emerge como una propiedad significativa de los
discursos multimodales, característicos de la comunicación contemporánea. La
globalización radicaliza el desanclaje al disociar la práctica social de los contextos de
presencia. Es decir, las determinaciones espaciales y temporales de la modernidad son
reconfiguradas en nuevos modos de ser, hacer, pensar y decir. Se conforman nuevas
subjetividades, nuevas relaciones identitarias, otras formas de lazo entre lo público y lo
privado, nuevas sociabilidades y modos de vinculación.
Estos procesos de múltiples transformaciones generan, a su vez, nuevas tecnologías y
nuevos modos de comunicación en tanto lógicas de producción y consumo, nuevas
relaciones y procesos sociales.
Se podría afirmar que potencialmente las tecnologías digitales podrían generar nuevas
instancias comunicacionales que permitan transformar las condiciones simbólicas. Sin
embargo, como afirmábamos párrafos atrás, la tecnología no es neutra pero su sola
existencia tampoco garantiza modos de apropiación específicos. Dependerá, entonces,
de los usos y apropiaciones que los sujetos hagan de las mismas. Dichos usos podrían
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convertirse en verdaderas tácticas en el sentido de De Certeau, proponiendo cambios
significativos en las prácticas sociales.
Desde este lugar, el abordaje comunicacional deberá atender a los sentidos instituidos
en relación de pugna con los sentidos instituyentes, haciendo énfasis en los intersticios,
en las interacciones, en los movimientos. Los sujetos, situados histórica y
socioculturalmente, definen sus prácticas sociales a partir de esquemas de
representación distintos y en negociación constante con los significados sociales
hegemónicos.
La manera en la que se señalan dentro de un grupo presencial quiénes son los que están
conectados a redes desde sus teléfonos, nos permite pensar desde la socialidad la
participación en redes como elemento diferenciador que instala, por un lado una suerte
de conflicto entre quienes hacen uso de ella y aquellos que creen que tal práctica es
inútil e innecesaria, obstaculizadora el diálogo copresencial, y por otro se vuelve un
elemento más para la constitución de las identidades de los actores. La mayoría de los
encuestados refieren no poseer lo necesario para acceder Internet desde sus teléfonos,
pero aún así, varios dicen no estar interesados en tener, el plan, el modelo de teléfono, la
conexión, etc. Sin embargo no podemos dejar de observar que actualmente en estos
consumos culturales diferenciadores, la tecnología posiciona a los jóvenes en un lugar
de privilegio, que vos decidas no tenerlos o participar es muy propio de los jóvenes, que
se construyen desde la voluntad más que desde posibilidad.
Más de la mitad (34 sobre 52) prefiere la computadora al celular para conectarse a
redes. Entre los motivos, la computadora es buena para ver mejor los contenidos,
participar en varias redes simultáneamente, acceder a aplicaciones sólo diseñadas para
computadoras personales (por ejemplo los juegos de Facebook), y sobre todo, ellos
refieren que es más rápido y cómodo. Los factores técnicos -de desarrollo del hardware
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como del software- aparecen como centrales al momento de justificar las respuestas. En
segundo lugar, muy atrás entre las explicaciones, se retoman cuestiones vinculadas a las
relaciones con los pares. Para que la Mobile Web 2.0 sea parte de la cotidianeidad,
habrá que esperar que las tanto los dispositivos como las aplicaciones se asemejen más
a los de las versiones para computadoras; recién allí se podrá evaluar el consumo real
entre los jóvenes usuarios.
Nuestro enfoque no propone olvidar los aspectos estructurales e institucionales, sino no
reducir el presente análisis a esa dimensión, como tampoco reducir la perspectiva sólo a
los procesos subjetivos de apropiación y negociación de esta tecnología (sus lenguajes e
interpelaciones), La disyuntiva se resuelve en el equilibrio entre ambas perspectivas:
una postura relacional que no permita el análisis de la estructura sin sujetos, ni sujetos
sin estructura.
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