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Visual representation of the student mobilization in Chile: the
photographs of marches as spaces of narrative, action and political
identification
Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica
Camila Crdenas Neira: Departamento de Traduccin y Ciencias del
Lenguaje, Grupo de Estudios del Discurso (GED), Universitat Pompeu
Fabra, Barcelona, Espaa. Correo electrnico:
[email protected]
Fecha de aceptacin: 31 de julio de 2014
ONOMZEIN Nmero Especial IX ALSFAL (2014): 115-137DOI:
10.7764/onomazein.alsfal.11
Universitat Pompeu FabraBarcelona, Espaa
Camila Crdenas Neira
Revista semestral de lingstica, filologa y traduccin
NmeroEspecial
IX ALSFAL
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Neira
Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
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El artculo explora la representacin visual de las marchas
estudiantiles suscitadas en Chile durante el 2011, con el propsito
de describir los actores e iden-tidades grupales simbolizadas, as
como las acciones sociales y los modos como son legitimadas o
desle-gitimadas en la interaccin. Se analiza un corpus fo-togrfico
del libro Marchas (Yutronic y Ortiz, 2012), desde un marco
terico-metodolgico que considera aportaciones de los Estudios
Crticos del Discurso y la Semitica Social. Se plantea que las
fotografas de las marchas constituyen una narracin capaz de
organizar significados que estructuran formas de
actuacin e identificacin poltica en oposicin, ex-cluyendo a
otros participantes crticos del conflicto educativo, como las lites
polticas y econmicas. Se construye as un tipo de confrontacin entre
jvenes y fuerzas policiales, que simplifica la lucha ideolgica y
refuerza estereotipos sobre grupos cuya accin, al ser objeto de una
mediatizacin permanente, es cog-nitivamente reforzada. Se concluye
que la narracin indagada constituye una opcin de representacin que
enfatiza el carcter histrico de la protesta estu-diantil,
proveyendo un espacio de visibilizacin de la accin juvenil
postdictatorial.
Palabras clave: representacin visual; marchas estudiantiles;
narracin; accin juvenil; identidades polticas.
Resumen
This paper explores the visual representation of students
protests raised in Chile during 2011. The pur-pose is to describe
the actors and symbolized group identities, as well as the social
actions and the ways in which these specific actions are
legitimized or de-legitimized in the interaction. The corpus is a
photo-graphic book entitled Marchas (Marches) (Yutronic &
Ortiz, 2012), which is analyzed from a theoretical and
methodological framework that considers input from Critical
Discourse Studies and Social Semiotics. The paper claims that the
photographs of marches are able to organize narrative meanings
which structure opposite forms of performance and political
identi-
fication, excluding other critical participants in the
educational conflict, such as political and economic elites. Thus,
it is constructed a type of confrontation between young people and
police, which simplifies the ideological struggle and reinforces
stereotypes about groups whose action, being subject to cons-tant
media coverage, is, therefore, cognitively enhan-ced. The paper
concludes that the narration inquired is an option of
representation that emphasizes the historical character of the
students protest, provi-ding in this way a space that makes visible
the postd-ictatorial action of youth.
Abstract
Keywords: visual representation; student marches; narration;
youth action; political identities.
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Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
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1. IntroduccinSi se atiende el actual contexto meditico en
el que los movimientos juveniles se apropian de mltiples medios
y modos expresivos con el fin de posicionar su protesta en la
esfera pblica, conviene preguntarse qu factores inciden en la
predileccin de ciertas formas de represen-tar su accin colectiva.
Segn se ha investigado con anterioridad, los jvenes chilenos han
sido escasamente reconocidos en el pasado reciente chileno
(Crdenas, 2011a), y se han estabilizado modos de representacin
ideolgica que los han negado, ocultado y marginado sistemticamen-te
(Crdenas, 2011b, 2012, 2014), aun cuando se ha demostrado su
participacin crtica en las ltimas dcadas mediante discursos no
escritos como documentales, murales, afiches, ilustracio-nes,
fotografas, etc.
Recientemente, las marchas estudiantiles han visibilizado de
forma indita la moviliza-cin de los jvenes en postdictadura1
(Portillo y otros, 2012), conformando una de las primeras
manifestaciones de insatisfaccin con el mo-delo educativo
neoliberal, generador de des-igualdad y segregacin social (Cabalin,
2012). El movimiento estudiantil ha instalado el hashtag
#Nosvemosenlascalles como una consigna recu-rrente para difundir
convocatorias masivas por Internet, convirtiendo las ocupaciones
multitu-dinarias en una de sus principales estrategias de
resistencia y figuracin pblica. Con ellas, los estudiantes se
reapropian creativamente de los espacios urbanos, conformando
nuevos paisajes lingsticos mviles, y dislocan los lugares
prees-tablecidos de la poltica, movilizndolos a travs
de sus cuerpos en trnsito por la ciudad (Martn Rojo, 2013).
Segn Yutronic y Ortiz (2012), las marchas del 28 de abril y el
12 de mayo de 2011 dan inicio a uno de los movimientos sociales ms
potentes de la historia democrtica reciente. De all sur-ge la
iniciativa de publicar el libro fotogrfico Marchas. Miradas de un
movimiento ciudadano, definido como un testimonio-manifiesto
confor-mado por las imgenes que fueron capturadas por los propios
manifestantes durante las movi-lizaciones. Estos hicieron circular
sus fotografas a travs de la web, de donde fueron recopiladas para
construir una obra que perpetuara en el tiempo esta expresin
colectiva2.
El inters de este artculo reside en analizar la representacin
visual de las marchas estu-diantiles, cuyas fotografas pueden ser
aborda-das como espacios de narracin, actuacin e identificacin
poltica. Dicha representacin es construida tanto por los
estudiantes que asis-tieron a las marchas, registrndolas con sus
c-maras y telfonos mviles, como por los editores del libro que
seleccionaron las imgenes y las organizaron en una obra coherente.
Su carac-terstica ms sobresaliente es su organizacin por secuencias
narrativas, a partir de las cuales se delimitan seis captulos donde
confluyen fo-tografas de marchas distintas, pero en el mis-mo
estado o punto de desarrollo (Yutronic y Ortiz, 2012: 8). Se
plantea as que este registro fotogrfico constituye, a la vez, una
opcin de construccin de significados motivados (Kress y Van
Leeuwen, 2006) sobre la protesta estudiantil y una forma de
configurar la historia reciente a
1 El periodo que sigue al trmino de la dictadura militar
(1973-1990) ha sido referido con trminos como transicin democr-tica
y postdictadura (Pinedo, 2011). El primero enfatiza la
reestructuracin de los procesos sociales, polticos y econmi-cos que
procuran una refundacin del modelo democrtico; en cambio, el
segundo hace hincapi en los diversos rdenes heredados de la
dictadura que, consagrados en la Constitucin de 1981, permanecen
enquistados en la sociedad chilena. Las movilizaciones
estudiantiles promueven una comprensin que destaca los mecanismos a
travs de los cuales per-sisten, se profundizan y se extienden
dichos rdenes, proveyendo una experiencia democrtica restringida o
aparente.
2 Segn indican sus editores, en la compilacin colaboraron 113
fotgrafos, profesionales y aficionados, de entre 16 y 60 aos. La
metodologa usada para reunir a los autores fue la misma empleada
para convocar las marchas estudiantiles: el uso de Internet y redes
sociales. Se obtuvieron as 5.329 fotografas de las cuales se
eligieron 415. En el criterio de selec-cin prim el contenido de la
fotografa por sobre su calidad, aunque generalmente se presentaron
ambas condiciones.
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partir del uso extensivo de las imgenes (Burke, 2005).
Por un lado, Marchas3 deja de manifiesto cmo las nuevas
tecnologas y las redes de co-municacin disponibles en la web
delinean el discurso contemporneo como esencialmente multimodal
(Pardo, 2012), a partir del cual es po-sible documentar la accin
colectiva mediante lgicas colaborativas, dinmicas y marcadamen-te
dialgicas. Por otro lado, estas interacciones promueven la
construccin, circulacin y nego-ciacin de conocimientos que pueden
propen-der a modos alternativos de postular y com-prender la
realidad, especialmente en contextos caracterizados por las luchas
de poder y los con-flictos sociales. En este sentido, el movimiento
estudiantil chileno hace un uso estratgico de la comunicacin
offline y online para presentarse como sujetos polticos e histricos
de derecho propio. Otorgan un carcter memorable a su pro-testa y, a
partir de sus registros visuales y audio-visuales, proponen
narrativas con las cuales mo-delan sus identidades grupales y sus
memorias intrageneracionales (Crdenas, en prensa).
Dicho esto, se analizan las fotografas de las marchas
estudiantiles a partir de un inters semitico, sociocognitivo e
histrico. Por un lado, se asume que las imgenes colaboran en la
construccin de narraciones que reivindican la accin poltica juvenil
y, por otro, se plantea que estas testifican el rol de los jvenes
como hace-dores de historia, a partir del cual se implican,
simultneamente, como agentes, actores y suje-tos de la misma
(Trouillot, 1995). En esta lnea, los jvenes proponen nuevas formas
de imagina-cin histrica, una historia desde abajo centra-da en la
cotidianidad y en las experiencias de la gente annima (Burke,
2005). El uso testimonial de la fotografa instituye el poder de
narrarse a s mismo, de proponer otra narrativa posible con
capacidad ideolgica para cambiar las versiones
hegemnicas de la realidad (Ilich, 2011). El fot-grafo, as, puede
devenir en historiador, quien ex-plora lo visible y produce algo
visible (Schnaith, 2011): su propio lugar en el
pasado/presente.
En virtud de lo expuesto, este artculo bus-ca responder a las
siguientes preguntas: cules significados surgen de la representacin
visual de las marchas estudiantiles registradas en la obra
fotogrfica analizada?, cmo, a travs de la recontextualizacin de las
marchas en dicha obra fotogrfica, se (re)construyen momentos
histricos que relevan la accin poltica juvenil reciente?, qu
significados se aaden a la repre-sentacin visual de las marchas
estudiantiles producto de su organizacin narrativa?, cmo es
representada la accin de sus participantes en las distintas
secuencias fotogrficas?, cmo se configura visualmente la
legitimacin o des-legitimacin de participantes y/o acciones a
tra-vs de dichas secuencias?, qu identidades pol-ticas y relaciones
de poder son representadas en cada una de estas secuencias?
A continuacin, se propone una aproxima-cin interdisciplinaria al
problema de estudio, que recoge aportaciones de los Estudios
Crti-cos del Discurso, la Semitica Social, la Ciencia Cognitiva, la
Historiografa y los Estudios de la Imagen, entre otros campos. Se
organizan as tres ejes de revisin terica: 1) en el primero se
enlazan los usos tecnopolticos de los movi-mientos juveniles a la
produccin de narracio-nes, las cuales pueden abordarse en virtud de
su carcter transmedial, cognitivo e histrico; 2) en el segundo se
pone en relacin la naturaleza multimodal de las prcticas
comunicativas ju-veniles con sus efectos en la representacin de la
movilizacin estudiantil, y 3) en el tercero se aborda la
configuracin visual de las fotografas de las marchas, a partir de
la caracterizacin de sus principales componentes.
3 Se puede acceder a la obra en el sitio web www.marchas.cl.
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2. Marco terico2.1. Las fotografas como espacios de narracin
Segn Kress (2010), es posible ver la Internet como un espacio de
contestacin emergente, donde se suceden transformaciones de gran
al-cance en la semiosis social, tanto en lo que res-pecta al diseo
y la distribucin de mensajes como a los procesos de mediacin y
mediatiza-cin que constituyen la interfaz modeladora de las
acciones colectivas (Pardo, 2012). En l se visi-bilizan problemas y
temas sensibles a los actores representados discursivamente, cuyas
acciones se resignifican continuamente, definindose en funcin de
las interacciones con el tejido semi-tico donde se insertan.
No obstante, la mayora de las investigacio-nes sobre el uso de
las tecnologas por los mo-vimientos sociales se ha centrado en
acciones aisladas (Clark y Themudo, 2006; Feixa, Pereira y Juris,
2009; Theocharis, 2012; Castells, 2014), tales como la coordinacin
de eventos masivos y las estrategias de ocupacin y de resistencia
contra la represin policial. La nocin de narra-cin transmedia
(Jenkins, 2008), acuada en el mbito de las industrias culturales,
es til para comprender cmo muchas de estas interaccio-nes convergen
en la web, dando lugar a una ex-periencia de navegacin que articula
sentidos a travs de mltiples plataformas, conformando as cadenas
semnticas hipermodales (Lemke, 2003, 2009) que sintetizan las
experiencias de protesta de los actores movilizados.
Costanza-Chock (2013) introduce el concep-to de narracin
transmedia al estudio de los mo-vimientos sociales, con el propsito
de profundi-zar en sus prcticas culturales y comunicativas. En
virtud de sus hallazgos, explica cmo sus es-trategias de
movilizacin emplean textos que se expanden de unos medios a otros,
y de unas mo-dalidades semiticas a otras, integrando una na-rrativa
coherente que representa el mundo del movimiento en cuestin,
proveyendo mayores
oportunidades de participacin al recoger las voces, miradas y
posicionamientos de sus diver-sos miembros.
Las narraciones transmedia involucran, as, un principio de
transcontextualizacin (Lemke, 2009), a partir del cual se analizan
los procesos semiticos como redes intertextuales que cru-zan las
fronteras de los gneros y los medios, las comunidades y las
instituciones. Al observar los usos transmediales como recorridos
expe-rienciales (Lemke, 2009), se constata cmo los movimientos
sociales producen y ponen en cir-culacin diversos discursos
multimodales, modi-ficando sus efectos de sentido bajo una lgica de
resemiotizacin (Iedema, 2003). Desde esta pers-pectiva, es posible
historizar los procesos de sig-nificacin, preguntndose cmo, por qu
y qu significados se (re)contextualizan al pasar de un lugar a
otro, o de una prctica a otra, y cmo, a partir de dichos
movimientos, los actores trans-ponen y reifican sus conocimientos y
posiciona-mientos interpersonales, polticos y culturales.
En Marchas, las fotografas son comprendi-das como espacios de
narracin en dos sentidos. El primero se identifica en la produccin
de la obra analizada, por cuanto son los propios mani-festantes
quienes elaboran un registro visual de las marchas en las que
participan, difunden sus imgenes en redes sociales y las ceden para
con-formar un libro que recupera sus miradas sobre la expresin
ciudadana que testifican. De esta manera, el mundo del movimiento
estudiantil es representado a partir de un proceso de
transcon-textualizacin que moviliza de una prctica y es-pacio
social la protesta callejera las fotogra-fas que luego son
incorporadas en otra prctica y espacio la convocatoria online y la
posterior edicin del testimonio-manifiesto. Este tipo de
resemiotizacin conforma a Marchas como una narracin transmedia.
El segundo se desprende de la organizacin de la obra analizada,
establecida a partir de la es-tructura de una marcha desde que se
inicia has-
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ta que se disuelve (). De esta manera se produce un hecho
interesante que es que el libro puede leerse como un continuo o
como el registro de una gran y nica marcha que contiene a todas las
otras (Yutronic y Ortiz, 2012: 8). Los editores agrupan las
fotografas en seis secuencias na-rrativas que simbolizan los
distintos momentos que componen la marcha como prctica social. De
este modo, se conforma el relato de un movi-miento ciudadano
producido desde el punto de vista de sus propios protagonistas.
Este tipo de resemiotizacin hace de Marchas una narracin en una
doble dimensin, como historia (story) e Historia (history).
De acuerdo a Koselleck (2001), las maneras de contar historias
se imbrican a los modos de hacer, recoger o modificar experiencias
a travs del tiempo. Esto implica que las experiencias na-rradas son
aprehendidas generacionalmente de tres maneras: la historia que se
registra, la his-toria que se desarrolla y la historia que se
rees-cribe (Koselleck, 2001). Marchas sintetiza dichos niveles,
colaborando en la formacin de una conciencia colectiva que deviene
en memoria compartida. En conjunto, modelan una historia del tiempo
presente, fundada en un principio de repeticin (Koselleck, 2001).
De all que las mar-chas puedan mirarse, y experimentarse
narrati-vamente, como una sola.
Cuando la narracin se verifica en el estar--juntos-ahora lo ms
cercanamente (...) el aho-ra es expresado por cada uno como la
manera pblica de estar-juntos-en-el-mundo (Ricoeur, 1982: 78).
Desde esta perspectiva, la distincin story/history puede ser
abordada en trminos de continuidad, toda vez que el estatus
epistemol-gico de la historia/Historia se resuelve al interior de
las comunidades interpretativas (Achugar, 2011). La narracin se
constituye, entonces, en un modo de funcionamiento cognitivo
(Bruner, 2010) porque los actores sociales, ya sea como productores
o intrpretes, son capaces de reco-nocer sus propiedades
fundamentales: su pro-gresin secuencial, su carcter causal, su
natura-
leza referencial, su verosimilitud y su condicin dramtica
(Bruner, 2009).
De acuerdo a Ricoeur, desde el momento en que una historia es
bien conocida, como ocurre con las marchas que son sucesivamente
interio-rizadas por sus participantes, el arte de contar llega a
ser el de recontar, y el arte de comprender la historia se funda en
el de anticipar en ella su sentido a la luz de un fin esperado y ya
sabido (1982: 80). Segn este autor, es esta condicin la que otorga
una identidad narrativa a sus agen-tes.
En un sentido similar, Bruner apunta que nuestra sensibilidad a
la narrativa proporciona el principal vnculo entre nuestra propia
sensa-cin del self y nuestra sensacin de los dems en el mundo que
nos rodea (2010: 79). Las narracio-nes, por consiguiente, son
instrumentos espe-cialmente indicados para la negociacin social
(Bruner, 2009) y la construccin de conciencia histrica (Achugar,
2011), pues permiten a sus ac-tores posicionarse en un marco
espaciotempo-ral para definir su identidad como miembros de un
grupo. Ello quiere decir que la narracin iden-tifica a los sujetos
en un mbito eminentemente prctico: el del relato de sus actos
(Ricoeur, 1982).
Por ltimo, se reconoce que el significado histrico se desprende
de los procesos que es-tablecen complejas relaciones semiticas
entre discursos y actores (Achugar, 2011). Cuando los jvenes se
implican como narradores de la his-toria que testifican, haciendo
un registro visual de sus propias experiencias de protesta, dicha
ampliacin icnica consiste en la ampliacin de la legibilidad
histrica (Ricoeur, 2004: 154). En este sentido, las imgenes no slo
cuentan la historia, ellas mismas son historia (Burke, 2005), y
merecen por ello especial atencin analtica.
White (1988) propone la nocin de historio-fota para explicar que
la representacin visual de los acontecimientos, agentes y procesos
his-tricos en imgenes presupone el dominio de un lxico, una
gramtica y una sintaxis, en otras
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identificacin poltica 121
palabras, un lenguaje y un modo discursivo bastante diferente
del usado convencionalmen-te para su representacin en el discurso
verbal solamente (1988: 1193). De all que resulte nece-sario
explotar las potencialidades del uso de la imagen como modo
semitico relevante para la representacin histrica.
2.2. Modos semiticos y marcos de representacin
La interaccin semitica estabiliza la cons-truccin de marcos
(frames), estructuras men-tales que modelan nuestro pensamiento, de
tal manera que cada cultura proporciona dis-tintos recursos
semiticos para enmarcar los significados que incorporamos (Kress,
2010). En concordancia con lo planteado por Bruner, la manera tpica
de enmarcar la experiencia es la modalidad narrativa: lo que no se
estructura de forma narrativa se pierde en la memoria. La
elaboracin de marcos prolonga la experiencia en la memoria, donde
() se ve alterada de forma sistemtica para adaptarse a nuestras
represen-taciones cannicas del mundo social (2009: 72). De este
modo, el marco no exhibe simplemente lo que contiene, sino que
participa activamente en una estrategia de contencin, produciendo y
haciendo cumplir de una forma selectiva lo que se contar como
realidad (Butler, 2011: 15).
De acuerdo a Lakoff, los marcos conforman las metas que nos
proponemos, los planes que hacemos, nuestra manera de actuar y
aquello que cuenta como el resultado bueno o malo de nuestras
acciones (). Cambiar nuestros marcos es cambiar todo esto. El
cambio de marco es cambio social (2011: 17). Y puesto que el
lengua-je activa los marcos, los nuevos marcos requie-ren un nuevo
lenguaje o, en el caso de nuestro inters, nuevas imgenes. Para
Butler (2011), bajo las condiciones de la actual produccin digital,
el marco debe entenderse como parte de la cir-culacin de la imagen,
la cual activa las inten-ciones de nuevos modos, los expone a
nuevas condiciones de animacin y a menudo termina
produciendo efectos que se vuelven en contra de quienes crean
tenerla controlada.
Al uso extensivo de las imgenes subyace una actitud cultural que
condiciona un modo de relacin visual con las cosas y de
representacin visual de las mismas; un modo de relacin con lo
visible y un modo de hacer visible (Schnaith, 2011: 47), que
condensa todas las complejidades culturales, ideolgicas y
psicolgicas expresadas en ellas. Dicho esto, puede proponerse la
idea de contextos visuales que enmarcan lo que se quiere ver, lo
que se sabe ver y aquello que se ve sin saber y sin querer
(Schnaith, 2011: 48, cursiva en el original). Para Kress (2010), el
enmarcado es esencial en todas las decisiones sobre la
puntua-lizacin de la semiosis, y la subsecuente fijacin del
significado en formas modales, discursivas y genricas.
Adicionalmente, se asume que las divisiones semiticas del
trabajo social son histrica y con-textualmente especficas. En
muchos campos, por ejemplo el de la ciencia y la tecnologa, las
visualizaciones son las formas ms completas y explcitas de explicar
las cosas, y las palabras se convierten apenas en suplementos. En
mbitos como la publicidad, la visualizacin sigue siendo
omnipresente, pero no ocurre lo mismo en las prcticas
historiogrficas, donde la utilizacin de imgenes sigue teniendo un
lugar restringi-do (Burke, 2005). La representacin visual revela,
por tanto, motivaciones y efectos que son tanto sociales como
ideolgicos.
Los movimientos juveniles han demostrado una utilizacin cada vez
ms creciente de los re-cursos semiticos que apropian en sus
acciones colectivas. La atencin sobre los aspectos socio-polticos
que les competen, y el compromiso con ellos en acciones
contrahegemnicas transfor-madoras (Pardo, 2012), rehace
constantemente sus recursos y, con ello, cambian su potencial para
la accin futura en y sobre el mundo (Kress, 2010: 14). Desde esta
manera, los jvenes se con-vierten en diseadores y, en palabras de
Pardo
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fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 122
(2012), mediadores de conocimiento. Lo que sub-yace a sus
acciones comunicativas es la posibili-dad de re-mediar y
re-presentar los aspectos de la sociedad que les resultan crticos,
de acuerdo con las posibilidades modales de significacin
disponibles.
En esta direccin, Van Leeuwen (2008) apun-ta la necesidad de
distinguir entre prcticas so-ciales y representaciones de prcticas
sociales. Para introducir esta diferencia, el autor retoma de
Bernstein (1981) la nocin de recontextuali-zacin. Explica, as, que
la prctica social recon-textualizada siempre debe ser una secuencia
de actividades lingsticas (y/u otras semiticas), un gnero (2008:
12). Esto implica hacer pasar dichas prcticas a travs de un filtro
ideolgico particular, lo que puede ocurrir sucesivas veces, hasta
conformar una cadena de recontextualiza-ciones. Para Van Leeuwen
(2008), son cuatro los tipos de transformaciones que tienen lugar
en el proceso de recontextualizacin: 1) sustitucio-nes, es decir,
el reemplazo de los elementos de la prctica social real por otros
elementos semi-ticos; 2) supresiones, que implica la eliminacin de
ciertos elementos de la prctica en cuestin; 3) reordenamientos,
dados por la reorganizacin de elementos que en la prctica social de
origen pueden aparecer dispersos o no relacionados, y 4) adiciones,
que involucra aadir nuevos ele-mentos a partir de reacciones,
propsitos, eva-luaciones y legitimaciones.
Estas transformaciones permiten observar cmo la representacin
visual de las protestas estudiantiles, recontextualizadas en una
obra fotogrfica como Marchas, estabiliza o desafa formas de
enmarcar la realidad sociopoltica, sustentadas en compromisos
ideolgicos parti-culares. Un aspecto relevante de esta
recontex-tualizacin son los modos como vuelven a mos-trarse los
participantes de las movilizaciones y las acciones que llevan a
cabo, as como las iden-tidades polticas y las relaciones de poder a
par-tir de las cuales se modela su actuacin.
2.3. Representacin visual de las marchas estudiantiles
Las marchas convocadas por el movimiento estudiantil son
cubiertas principalmente por los medios de comunicacin, tales como
la televi-sin y la prensa. En ambos casos, la visualizacin de la
protesta adquiere un carcter preponde-rante, pues ofrece una
imagen, en apariencia directa y trasparente, de lo que ocurre en
las calles cuando los jvenes se congregan. Actual-mente, los
dispositivos tecnolgicos colaboran a retratar este tipo de
manifestaciones en tiempo real, a travs de fotografas, vdeos y
transmisio-nes en directo, que son llevadas a la web casi al
instante para que sean seguidas masivamente por los usuarios
conectados a la red. Dicho im-pacto tecnolgico no slo repercute en
que se produzca una recepcin ms abierta, dinmica y simultnea, sino
que da cabida a que los hechos registrados sean relatados desde
otros puntos de vista, usualmente desatendidos por los con-sorcios
mediticos.
Las fotografas de las marchas estudiantiles incluyen
participantes humanos, individuales o grupales, implicados en algn
tipo de accin y/o interaccin, y participantes no humanos, como
escenarios urbanos, edificaciones u objetos. Di-chos participantes
trazan relaciones entre ellos o con el entorno, y a menudo
estructuran pautas de comportamiento reconocibles, regidas por
aspectos como la afiliacin y la identificacin.
Siguiendo la gramtica del diseo visual de Kress y Van Leeuwen
(2006), las fotografas pue-den ser abordadas a partir de tres tipos
de signi-ficados. El significado representacional atae a la
configuracin de los participantes y sus accio-nes, sobre la base de
dos tipos de construcciones: a) narrativas cuando se centran en el
desarrollo de eventos y procesos de cambio, y b) concep-tuales
cuando se da cuenta de contenidos abs-tractos, generalizados,
estables o intemporales.
El significado interactivo da cuenta de la re-
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Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 123
lacin entre los participantes representados y el observador, e
involucra los parmetros de a) contacto simblico, que puede ser de
demanda u oferta, segn se mire o no al observador; b) dis-tancia
social ntima o personal si los participan-tes se nos muestran
mediante una toma cerca-na (se accede al rostro y parte de los
hombros), social si la toma es mediana (se capta el cuerpo desde la
altura de las rodillas) e impersonal si es lejana (es posible
apreciar completamente a los actores representados y parte del
entorno), y c) actitud, que puede ser representada a travs del
tratamiento de la perspectiva y de los ngu-los que evocan distintos
grados de objetividad o subjetividad, obtenindose una relacin de
separacin si el ngulo es oblicuo, de poder del observador si el
ngulo es desde arriba, de igual-dad si el ngulo es a nivel de la
mirada y de po-der del participante representado si el ngulo es
desde abajo.
El significado composicional involucra la organizacin de los
componentes de la imagen, basado en: a) el valor de la informacin,
dado por la ubicacin izquierda/derecha (que represen-ta lo que es
tomado por conocido y por nuevo), arriba/abajo (que representa la
dimensin de lo ideal y lo real) y central/marginal (que repre-senta
lo que resulta sobresaliente o perifrico); b) la prominencia que
fija la disposicin de los elementos en primer y segundo plano,
junto con sus tamaos, tonos y nitidez, y c) la ausencia o presencia
de encuadre, creado por elementos que trazan lneas que conectan o
desconectan los componentes de la imagen, trazando algn tipo de
relacin o pertenencia.
Estos significados permiten profundizar en la representacin
visual de los actores sociales si, de acuerdo a Van Leeuwen (2008),
se identifi-can cinco tipos de estrategias, usualmente en
combinacin: 1) la exclusin: puede no recono-cerse, de manera ms o
menos intencionada, la existencia de ciertas personas o clases de
perso-nas; 2) la determinacin de sus roles sociales: las personas
pueden ser descritas como involucrn-
dose en algn tipo de accin o no, ya sea como agentes (hacedores
de esa accin), o pacientes (como padecindolas o beneficindose de
ellas); 3) la especificacin o la generalizacin: se puede concentrar
la representacin en lo que hace a una persona nica, o bien, en lo
que hace de una persona parte de un determinado tipo social,
po-sibilitando su estereotipizacin; 4) la individua-lizacin o la
agrupacin: las personas pueden ser representadas como individuos o
grupos, en cuyo caso sus miembros pueden ser represen-tados a
partir de la homogeneizacin o la dife-renciacin, y 5) la
categorizacin: las personas pueden clasificarse en trminos
culturales o bio-lgicos; en el primer caso, los atributos son
otor-gados a partir de la convencin o la tradicin, y, en el
segundo, se usan exageraciones de caracte-rsticas fsicas para
connotar asociaciones nega-tivas o positivas del grupo.
Las fotografas no slo representan a los participantes y sus
acciones, sino que estas, ade-ms, pueden ser sistemticamente
legitimadas o deslegitimadas en ellas. Segn Van Leeuwen (2008),
esto sucede a partir de cuatro mecanis-mos: 1) autorizacin, que
refiere a costumbres, tradiciones, leyes y personas dentro de un
mar-co institucional que puede ser de distinto tipo (autoridad
personal, experta, de rol modelo, impersonal, de tradicin y de
conformidad); 2) evaluacin moral, que construye autoridad con
respecto a diversos sistemas de valores median-te la evaluacin, la
abstraccin o la analoga po-sitiva y negativa; 3) racionalizacin,
que apunta a objetivos y a tipos de accin social
institucio-nalizada, as como a los conocimientos que ella ha
construido para asignar validez cognoscitiva de manera instrumental
o terica, y 4) mitopoie-sis, que incluye narraciones sobre lo que
es o no autorizado, encontrndose aquellas que recom-pensan acciones
legtimas (relatos morales) y aquellas que castigan acciones no
legtimas (re-latos de advertencia).
Junto con la representacin de los partici-pantes y sus acciones,
en las fotografas es posi-
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Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 124
ble reconstruir las relaciones de poder entre los grupos y las
identidades de sus miembros. Las relaciones de poder se manifiestan
a la luz de una oposicin fundamental, que Van Dijk (1999) reconoce
en la polaridad nosotros/ellos. Esta se basa en una
autorrepresentacin positiva del endogrupo y en una
heterorrepresentacin ne-gativa del exogrupo.
Asimismo, Van Dijk (2010) aborda la identi-dad como un tipo de
construccin permanente, elaborada a partir de representaciones
sociales compartidas tras largos procesos de socializa-cin e
interaccin comunicativa. De este modo, se asume que varios
colectivos de personas de-terminan sus sentidos de inclusin o
exclusin grupal, a partir de un esquema bsico que se compone de
seis categoras: 1) membresa: qui-nes somos; 2) actividades: qu
hacemos; 3) obje-tivos: qu queremos; 4) normas y valores: por qu
hacemos o no cierto tipo de cosas; 5) relacio-nes grupales: con
quines nos vinculamos o no, y 6) recursos: qu somos capaces de
hacer.
De esta manera, el potencial de las fotogra-fas reside tanto en
poder representar partici-pantes, acciones, relaciones e
identidades cuya visibilizacin se reconoce especialmente crtica en
escenarios de disputa y confrontacin social como en poder
historizar procesos de cambio relevantes como las protestas
estudiantiles que relevan la prominencia de las movilizaciones
ciudadanas en los ltimos aos. Desde esta pers-pectiva, se hace
necesario observar cmo la re-contextualizacin y distribucin
transmeditica de estas imgenes reproduce, crea o transforma rdenes
de sentido que pueden contribuir a reforzar las relaciones de poder
estructuradas y estabilizadas en la sociedad o que, por el
con-trario, pueden desafiar el dominio de los actores sociales
hegemnicos (Pardo, 2012: 49).
3. Marco metodolgico3.1. Descripcin y justificacin del
corpus
Marchas se identifica como un testimonio--manifiesto pues se
compone, ntegramente, de
fotografas capturadas por los propios manifes-tantes durante las
marchas en las que partici-paron, entre los que se encuentran
fotgrafos profesionales, periodistas y estudiantes secun-darios y
universitarios. Se trata de una obra co-lectiva conformada por 415
imgenes de mar-chas estudiantiles realizadas en Chile entre abril y
noviembre de 2011, en las ciudades de Santia-go, Valparaso y
Concepcin. Como detallan sus editores, estas fueron recogidas a
travs de una convocatoria masiva realizada en redes sociales.
El libro se compone de secuencias fotogr-ficas que estructuran
la marcha en seis momen-tos: 1) La convocatoria (28 imgenes), 2) La
marcha (69 imgenes), 3) El carnaval (128 im-genes), 4) La contencin
(44 imgenes), 5) El es-tallido (108 imgenes) y 6) El silencio (38
imge-nes). Dado el valor que aade esta organizacin, el anlisis
aborda la obra fotogrfica en su totali-dad, si bien se seleccionan
algunos ejemplos que puntualizan las estrategias de representacin
visual exploradas. Este artculo emplea un vdeo de elaboracin propia
que presenta cada una de las secuencias con algunas imgenes que las
caracterizan. Se puede acceder a l en
https://www.youtube.com/watch?v=6hKDXmOU0yM o en el buscador
www.youtube.com a travs de las palabras clave
Marchas_Imgenes_Selecciona-das.
El inters por analizar esta obra radica en su intencin
manifiesta de dejar un registro visual de uno de los movimientos
sociales ms rele-vantes de la postdictadura chilena. Dado que los
jvenes tienen un lugar restringido en los discur-sos oficiales que
modelan la historia reciente, y su accin, cuando es expuesta
pblicamente a travs de la televisin y la prensa, tiende a una
criminalizacin sistemtica (Prez, 2012), se reco-noce en una obra de
estas caractersticas el po-tencial para visibilizar prcticas
sociales que son marginalizadas por entraar conflictos de poder con
las lites polticas, econmicas y mediticas. Cabe explorar, por
tanto, si las fotografas de las marchas estudiantiles, capturadas y
difundidas
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Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 125
por sus propios manifestantes, proponen nue-vas formas de
representar la accin poltica juve-nil, atendiendo aquellos
significados que deses-tabilizan o desafan los imaginarios
dominantes.
3.2. Modelo y categoras de anlisis
3.2.1. Dimensin semitica
3.2.2. Dimensin sociocognitiva
3.2.3. Dimensin histrica
El enfoque de esta investigacin es cuali-tativo y la aproximacin
terico-metodolgica es de carcter interdisciplinario. Se propone un
modelo de anlisis que aborda las fotografas de las protestas
estudiantiles contenidas en la obra Marchas, cuya representacin
visual puede ser estudiada sobre la base de tres dimensiones
interrelacionadas: semitica, sociocognitiva e histrica.
En este nivel los principales objetivos de anlisis son: a)
describir cmo se representa a los participantes de las marchas
estudiantiles y las acciones que llevan a cabo, y b) explicar cmo
se construye visualmente la legitimacin y/o deslegitimacin de
participantes y/o acciones a travs de las secuencias fotogrficas.
Para ello se siguen los siguientes procedimientos:
3.2.1.1. Se aborda el significado representa-cional de las
imgenes, identificando a las perso-nas y/o grupos de personas, de
ahora en adelante participantes, de cada una de las imgenes que
componen las secuencias fotogrficas. Se obser-van sus acciones, es
decir, los tipos de intercam-bios que realizan entre s o con el
entorno, en cuyo caso se reconocen imgenes narrativas, o bien, si
estos son representados en trminos de sus posesiones o atributos,
simbolizados en im-genes conceptuales.
3.2.1.2. A esto se suma el anlisis del signifi-cado interactivo,
a saber, el tipo de contacto, dis-tancia y actitud existente entre
los participantes y el observador, y del significado composicional,
que repara en la ubicacin de los componentes de la imagen, en
virtud de su posicin, prominen-cia y encuadre.
3.2.1.3. Luego se revisa cmo varan los par-ticipantes y sus
acciones en cada secuencia fo-
En este nivel los principales objetivos de anlisis son: a)
caracterizar las identidades pol-ticas de los actores y/o grupos
que interactan en las marchas y b) reconstruir las relaciones de
poder que se trazan entre ellos a travs de las secuencias
fotogrficas. Para ello se siguen los siguientes procedimientos:
3.2.2.1. Se reconoce si los participantes pre-sentan
caractersticas similares, ya sea a partir de su apariencia fsica,
de las pertenencias que portan o de su manera de actuar y/u ocupar
el espacio pblico. Se interpreta si dichos rasgos propenden a una
identidad comn y cmo esta autorrepresentacin construye relaciones
de poder con otros participantes cuyas caracters-ticas
difieren.
3.2.2.2. Luego se determina si estas identi-dades y relaciones
permanecen estables en las secuencias fotogrficas, o bien si hay
cambios en virtud de las condiciones narrativas que estas van
configurando.
En este nivel los principales objetivos de anlisis son: a)
describir qu significados se aa-den a la representacin visual de la
protesta es-tudiantil en virtud de la organizacin narrativa
provista por Marchas y b) explicar cmo median-te la
recontextualizacin de las marchas en esta obra fotogrfica se
reconstruyen momentos histricos que relevan la accin poltica
juvenil. Para ello se siguen los siguientes procedimien-tos:
3.2.3.1. Se reconoce si la narracin avanza en virtud de una
progresin secuencial (relacin de los hechos a travs del tiempo) o
una progresin causal (relacin de los hechos y sus consecuen-
togrfica, para intentar explicar si estos cambios se desprenden
de condiciones narrativas que reafirman su necesidad o pertinencia,
es decir, su legitimacin, o bien si estas condiciones pro-mueven su
desaparicin o rechazo, o sea, su des-legitimacin.
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Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 126
cias), y si esta organizacin propone nuevas con-diciones
dramticas, ya sea de estabilizacin o de quiebre, que afectan la
representacin visual de las marchas estudiantiles.
3.2.3.2. Se contempla que la accin poltica juvenil puede
historizarse a partir de tres con-diciones: su repeticin, es decir,
las ocasiones en que se reiteran ciertas acciones grupales a lo
largo de las secuencias fotogrficas; su carcter testimonial,
construido a partir de aquellas im-genes que son capturadas desde
el interior de las marchas; y su potencialidad para dar a cono-cer
memorias intrageneracionales, sintetizadas en mensajes (pancartas,
lienzos, rayados) o sm-bolos (banderas, muecos, disfraces) que
evocan la vivencia de un momento histrico comn.
4. Anlisis de las secuencias fotogrficas4.1. Anlisis de La
convocatoria
4.2. Anlisis de La marchaEn trminos representacionales, esta
se-cuencia est compuesta fundamentalmente por imgenes narrativas,
que muestran a grupos de personas desplazndose por la ciudad,
interac-tuando entre s y reunindose en ciertos puntos neurlgicos
(ver vdeo: pginas 17 y 18). Tambin se identifican algunas imgenes
conceptuales, que reparan en atributos y/o pertenencias de los
participantes (ver vdeo: pgina 26), como condi-ciones preparatorias
para la escenificacin de la accin colectiva. En trminos
interactivos, la mayora de las imgenes implica una oferta, es
decir, se ofrece informacin acerca de los meca-nismos que hacen
posible la congregacin de los manifestantes; dan cuenta de una
distancia social o personal que integra a los observadores en la
multitud, y propenden, mediante tomas cercanas y horizontales, al
involucramiento y la adhesin de los convocados. En trminos
com-posicionales, la informacin destacada en el centro de las
imgenes coincide con la presencia de estudiantes representados como
la vanguar-dia del movimiento, ubicados constantemente en primer
plano.
Los participantes, sus acciones y formas de
En trminos representacionales, esta se-cuencia se compone
fundamentalmente de im-genes narrativas que muestran el recorrido
de los manifestantes por calles, avenidas y plazas (ver vdeo: pgina
42). Las pocas imgenes con-ceptuales muestran lienzos y pancartas
cuyos mensajes reivindican la educacin como de-recho social (ver
vdeo: pgina 64) y oponen la autoridad poltica y gubernamental a la
lucha ciudadana. En trminos interactivos, se apre-cian tomas
cercanas y ngulos frontales que implican involucramiento y
compromiso, y to-mas largas y en altura, que evocan el poder de la
multitud que avanza tomndose los espacios. En trminos
composicionales, la informacin ms prominente est dada por las
concentraciones de personas, que, a su vez, simbolizan lo real en
la mayora de las imgenes, constatando la ma-sividad y popularidad
de la protesta (ver vdeo: pgina 84).
Los participantes, sus acciones y formas de legitimacin o
deslegitimacin, as como sus re-laciones de poder e identidades, se
revisan en el cuadro 2.
legitimacin o deslegitimacin, as como sus re-laciones de poder e
identidades, se revisan en el cuadro 1.
La convocatoria historiza la accin juvenil toda vez que reitera
la necesidad de congregar-se y demostrar cohesin y determinacin,
evi-denciando la persistencia de sus movilizaciones en los ltimos
aos. En esta secuencia, llama la atencin que la mayora de las
fotografas retra-tan la marcha desde afuera, es decir, se le asigna
al observador la condicin de testigo de la lucha estudiantil, de la
cual, no obstante, est llamado a participar. Los mensajes que
figuran entre la multitud (Educacin no se vende, Educacin gratuita,
Educacin sin lucro) indican que los jvenes comparten una tarea
generacional espe-cfica, que constituye el punto de partida de una
transformacin social ms general.
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fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 127
Sntesis de la representacin visual de La convocatoria
CUADRO 1
Acciones Participantes
Concentrarse: es una accin material expresada en la movilizacin
de numerosos grupos de personas reunindose en calles o parques. Se
trata de una
accin en masa fcilmente generalizable.
Los actores son fundamentalmente jvenes estudiantes
representados como agentes genricos, quienes
conforman diversos grupos que terminan fusionndose.
Declarar: es una accin verbal que involucra a individuos
reconocidos figuras pblicas
frente a cmaras y micrfonos.
Los actores son agentes especficos, a saber, dirigentes
estudiantiles de las principales universidades del
pas. Son representados en una posicin destacada como lderes y
responsables de la convocatoria,
de all su especificacin e individualizacin.
Vigilar: corresponde a una reaccin a las acciones anteriores.
Involucra el despliegue
fsico y simblico de las fuerzas policiales, con el propsito de
prevenir o amedrentar.
Los actores son carabineros que constituyen grupos genricos
representados de forma paciente, como testigos
de la accin de los manifestantes, generalmente en segundo plano.
Son categorizados mediante cualidades
comunes como uniformes e indumentaria, rasgos que los
homogeneizan y les confieren un carcter institucional.
Legitimacin/Deslegitimacin
La convocatoria incluye acciones que deben ser necesariamente
legitimadas. Por una parte, la concentracin slo es posible previa
autorizacin de las entidades pblicas correspondientes. En las
fotografas, las fuerzas
policiales operan dicha condicin de posibilidad, representando
la autoridad inmediata y actuando como garantes de la misma: su
presencia constituye, as, un smbolo de advertencia. Por otra parte,
los dirigentes
estudiantiles proveen la garanta moral de que la movilizacin es
legtima y ser desarrollada adecuadamente; a su vez, la congregacin
avala la necesidad de protesta y demuestra el apoyo y la adhesin
ciudadana.
Relaciones de poder e identidades
En esta secuencia no se observa ninguna confrontacin explcita;
no obstante, la actitud vigilante de la polica sugiere que esta
permanece latente. La oposicin se construye en virtud de una
autorrepresentacin positiva
de los manifestantes, retratados como sujetos alegres,
entusiastas y pacficos, y una heterorrepresentacin negativa de los
carabineros, cuya presencia connota dureza, distanciamiento y
recelo. Las relaciones de poder se construyen a partir de una
identificacin juvenil basada en el altruismo, el compaerismo y
la
energa, en contraposicin con una identificacin de la autoridad
displicente, alerta y amenazante.
La marcha historiza principalmente la ocu-pacin callejera,
convirtindola en un referente del alzamiento ciudadano. Los jvenes,
en este contexto, constituyen la vanguardia de un mo-vimiento
social mayor, cuya articulacin han potenciado. Las fotografas de
esta secuencia re-tratan la marcha desde su interior, por sobre los
brazos y puos de los manifestantes. Tanto los mensajes (No hay nada
que celebrar, la lucha contina!, Despierta! Organzate y lucha, El
pueblo establece las reglas y el gobierno las obe-dece) como los
objetos utilizados (banderas na-
cionales, lienzos que recuperan la esttica de las brigadas
muralistas de los 70) evocan memorias intergeneracionales que
comparten consignas y smbolos conectados con la lucha popular en
las ltimas dcadas del pasado reciente.
4.3. Anlisis de El carnavalEsta secuencia es la ms extensa y se
cons-
truye representacionalmente sobre la base de imgenes narrativas,
las cuales expresan accio-nes artsticas, ldicas y dinmicas. Las
fotogra-fas retratan escenarios de creacin, aludiendo
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Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 128
Sntesis de la representacin visual de La marcha
CUADRO 2
Acciones Participantes
Marchar: es una accin material representada en constante
activacin, con altos grados de generalizacin
y en ocasiones sobredeterminada. Implica el desplazamiento
masivo por los espacios pblicos.
Involucra a grupos de personas de distintas edades,
generalizados en calidad de manifestantes,
quienes se cohesionan hasta homogeneizarse. El protagonismo se
desplaza desde los estudiantes hacia
la ciudadana: el actor ms destacado es la multitud.
Expresarse: es una reaccin mayoritariamente cognitiva y afectiva
que busca responder a los
discursos hegemnicos de la clase poltica gobernante. Implica la
presencia de lienzos, pancartas y carteles
con mensajes contestatarios, irnicos y poticos.
Los actores son tanto individuos como grupos, aun cuando la
representacin latente sea genrica, es decir, no busque
distinguir unos manifestantes por sobre otros. Cuando se trata
de grupos, lienzos o pancartas ocupan la primera
lnea de accin; cuando se observan individuos, estos cumplen un
rol genrico representativo: padres indignados o abuelos
comprometidos con la educacin de sus nietos.
Legitimacin/Deslegitimacin
En la marcha desaparecen tanto los dirigentes estudiantiles como
las fuerzas policiales. La exclusin de estos actores desplaza la
legitimidad de las acciones al consenso masivo. Al no haber
representantes ni figuras de autoridad, la evaluacin moral proviene
de la voluntad de los propios
manifestantes, quienes exigen la restitucin de sus derechos
mediante la ocupacin progresiva.
Relaciones de poder e identidades
En esta secuencia no se aprecia confrontacin entre
participantes, se expresa ms bien una oposicin simblica entre la
ciudadana y la clase poltica. La ciudadana autorrepresenta
positivamente su
accin colectiva, la que propende a objetivos racionales comunes,
apropia valores de justicia e igualdad y dispone de adhesin
transversal. Los mensajes que sobresalen en la multitud
identifican
a los manifestantes en virtud de su autodeterminacin popular y
heterorrepresentan negativamente la hegemona de las lites mediante
juicios que las identifican como moralmente inferiores.
a sentidos de festividad y diversin (ver vdeo: pginas 105 y
106), pero tambin de protesta y subversin (ver vdeo: pginas 133 y
150). Desta-ca as el carcter performativo de las acciones, las
cuales exacerban el juego y el dramatismo. Las imgenes conceptuales
incorporadas se des-plazan desde el uso de lienzos y pancartas al
de los cuerpos de los propios manifestantes. En tr-minos
interactivos, se escenifican relaciones de intersubjetividad y
cercana, que evocan la parti-cipacin y el goce conjunto. En trminos
compo-sicionales, destaca la presencia en primer plano de
indumentaria y diseos (mscaras, disfraces, pasacalles, tteres,
etc.), que hacen del teatro m-vil la representacin ideal/nueva de
la expresin colectiva.
Los participantes, sus acciones y formas de legitimacin o
deslegitimacin, as como sus re-laciones de poder e identidades, se
revisan en el cuadro 3.
El carnaval historiza un carcter novedoso de la protesta
estudiantil, su performatividad, cuya presencia no se reconoce en
movimientos juveniles precedentes. Esta condicin emerge de un
escenario social y meditico que las actuales generaciones apropian
estratgicamente: por un lado, configuran su movilizacin en un
contexto que provee mayores libertades de expresin a diferencia de
aquel que experimentaron las an-teriores generaciones en dictadura
y, por otro lado, se exponen a una cobertura noticiosa ms amplia y
sistemtica, lo que los lleva a comunicar
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Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 129
su accin colectiva de una forma ms creativa, resistiendo los
sesgos y manipulaciones de los medios. El carnaval es retratado
desde el interior de la marcha, cuyos participantes interactan con
el observador, integrndolo en la escenifica-cin de la protesta.
Esta secuencia instituye cier-tos smbolos comunes (mscaras de
zombies, calaveras, atades) que ironizan en torno a la caducidad
del modelo educativo instaurado en los 80, y otros (caricaturas de
distintos polticos, desde Pinochet a Piera) que evocan esta
memo-ria acumulada, destinada a denunciar cmo la clase gobernante
ha seguido perpetuando este sistema en su beneficio.
Sntesis de la representacin visual de El carnaval
CUADRO 3
Acciones Participantes
Celebrar: es una accin representada mediante una fuerte
agencializacin, de
carcter marcadamente multimodal, dado el carcter artstico de las
intervenciones.
Se trata fundamentalmente de actores jvenes, quienes despliegan
su energa y creatividad de
manera performativa: mayoritariamente, buscan representar un
personaje. Se desempean como
agentes generalmente aglutinados en grupos, pues as lo demanda
el carcter teatral de sus acciones.
Denunciar: tambin es una accin altamente dinmica y se sirve de
proyecciones simblicas para expresar las demandas que orientan la
protesta. Requiere del uso de todo tipo de recursos expresivos, que
van desde la pantomima a la manipulacin de muecos gigantes.
Igualmente se observa a actores jvenes representados
genricamente, habitualmente agrupados. Es necesaria
su homogeneizacin para lograr denuncias corales.
Parodiar: es una accin material de tipo transactivo-
-interactivo pues recurre a un objetivo humano
quien recibe la burla para poder concretarse.
Para que la parodia funcione se requiere de actores individuales
los jvenes que interacten con
sus beneficiarios las fuerzas policiales.
Legitimacin/Deslegitimacin
En el carnaval la legitimacin de las acciones sigue estando
determinada por la voluntad de los manifestantes. Ellos otorgan
significados situados a cada uno de sus actos artsticos y los
validan
moralmente. El tipo de legitimacin ocupada es principalmente la
mitopoiesis, fundada en la necesidad de evocar relatos que
representan valores y metas deseables, como la igualdad, o bien
condenar aquellos que perjudican el justo desarrollo social,
como la usura y el lucro.
Relaciones de poder e identidades
Tanto la celebracin como la denuncia evocan un enfrentamiento
simblico que opone a los jvenes con la autoridad poltica y
policial. La parodia, en cambio, supone una confrontacin explcita
que se hace en presencia de carabineros,
ya sea que estos participen de ella mediante la interaccin o
bien se realice a sus espaldas. En todos los casos, la identidad
juvenil se modela a partir de su carcter ldico e irreverente, el
cual es continuamente validado y celebrado
por la multitud. Las fuerzas policiales, en cambio, son
identificadas en virtud de su carcter displicente y aptico.
4.4. Anlisis de La contencinLos significados representacionales
de esta
secuencia se construyen principalmente con imgenes narrativas,
las cuales introducen un quiebre dramtico en la narracin: a contar
de este punto, los participantes se involucran en relaciones de
fuerza que haban permanecido latentes o desactivadas (ver vdeo:
pginas 189 y 211). Las imgenes conceptuales realzan las
caractersticas de esta relacin, apoyadas en el carcter metafrico de
la contencin: se cons-truyen as espacios internos y externos que
los respectivos miembros deben delimitar y prote-ger (ver vdeo:
pgina 217). En trminos interac-
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Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 130
tivos, se ocupan tomas cercanas y medias para acercar el
espectador al conflicto, inspirando in-volucramiento y solidaridad,
y tomas largas para evocar el distanciamiento de los participantes
implicados en hechos de violencia (ver vdeo: p-gina 209).
Composicionalmente, el foco informa-tivo es ocupado por la
interaccin de los grupos confrontados, circunscrita
mayoritariamente en el eje real/conocido.
Los participantes, sus acciones y formas de legitimacin o
deslegitimacin, as como sus re-laciones de poder e identidades, se
revisan en el cuadro 4.
A partir de La contencin, la progresin secuencial evidenciada en
los momentos pre-cedentes se desestructura: si La convocatoria, La
marcha y El carnaval progresaron lineal-
Sntesis de la representacin visual de La contencin
CUADRO 4
Acciones Participantes
Reprimir: es una accin material transactiva que tiene a los
manifestantes como principal objetivo. La represin se vale de
recursos no humanos para poder
ser efectiva, como carros lanzagases y lanzaaguas.
Involucra a las fuerzas policiales, representadas como grupos
genricos responsables de la accin, fcilmente categorizables por sus
uniformes e indumentaria. Estos facilitan el ocultamiento y ayudan
al anonimato cuando
se procede a acciones desmedidamente violentas.
Resistir: es una accin usualmente no transactiva, pues involucra
slo a los sujetos resguardndose. Aunque sus recursos de defensa son
escasos, inmovilizarse y agruparse son acciones que aseguran la
proteccin.
Los manifestantes son representados igualmente como grupos
genricos, aunque padeciendo la
represin. La resistencia los obliga a actuar como un todo
articulado, razn por la cual los individuos
se homogeneizan y prevalece la generalizacin.
Legitimacin/Deslegitimacin
La naturaleza de las acciones propende a una rpida
deslegitimacin. En las secuencias narrativas precedentes, los
manifestantes se representaron con fortaleza moral y
supeditados
a la autoridad policial, por lo que no se explica la necesidad o
pertinencia de la represin. La resistencia se legitima entonces
como una estrategia de contencin necesaria.
Relaciones de poder e identidades
En esta secuencia la pugna que involucra a manifestantes y
carabineros encarna la oposicin entre el poder civil y el poder
policial. Es este ltimo el que se aplica de manera
desproporcionada, invirtiendo el relato
meditico que usualmente construye la prensa y la televisin. De
esta manera, a los jvenes se les representa positivamente en virtud
de una identidad colectiva que tiende a la pasividad y la defensa,
mientras que a los
agentes policiales se les representa negativamente a partir del
carcter intransigente y desbocado de su accin.
mente en virtud de su desarrollo cronolgico, el quiebre dramtico
que introduce esta secuencia no procede de ninguna causa
reconocible con anterioridad. Por tanto, la reaccin de los
carabi-neros emerge como injustificada. Las fotografas que componen
La contencin retratan la mar-cha desde afuera, ubicando al
observador como testigo de unos hechos de los que se le distancia,
pero que lo apelan a no quedar indiferente. Men-sajes como Mucha
polica poca educacin!! o expresiones simblicas como las manos
abiertas o los jvenes arrodillados evocan unas condicio-nes de
repeticin que recuerdan cmo, en las l-timas dcadas de la historia
reciente, las fuerzas policiales han operado para desactivar las
pro-testas callejeras. Especialmente, las fotografas en blanco y
negro ayudan a inmortalizar dicha reiteracin.
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Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 131
4.5. Anlisis de El estallido
Esta secuencia es la ms extensa despus de El carnaval y
constituye el clmax de la na-rracin. Se integra, principalmente, de
imgenes narrativas que muestran a los participantes en disputa por
el espacio pblico (ver vdeo: pgina 307). Las imgenes conceptuales
incorporadas dan cuenta de las posesiones o atributos de los
mismos, los cuales ostentan un carcter blico y subversivo. En
trminos interactivos, se privile-gian tomas largas para construir
distancia, tan-to entre los sujetos que se enfrentan (ver vdeo:
pginas 258 y 259) como con los espectadores, a quienes se les
disocia de la violencia. Compo-sicionalmente, resultan prominentes
ciertas caractersticas simblicas, como el fuego y el humo, que
exponen en primer plano una atms-fera de tensin y expectacin.
Los participantes, sus acciones y formas de legitimacin o
deslegitimacin, as como sus re-laciones de poder e identidades, se
revisan en el cuadro 5.
El estallido establece una relacin de cau-sa-consecuencia con La
contencin. En esta secuencia resulta evidente que la accin policial
responde a la accin de los encapuchados y vi-ceversa. Se asume que
la aparicin de estos l-timos participantes tambin corresponde a una
consecuencia de la contencin, que, no obstan-te, permanece
desconectada de la convocatoria, la marcha y el carnaval. En El
estallido la mar-cha vuelve a ser retratada desde afuera,
hacin-dose ms explcita la condicin testimonial de los observadores,
de cuya presencia sera mejor prescindir por descubrir dinmicas de
violencia que resultan altamente censurables. La figu-ra del
encapuchado evoca un tipo de memoria que es objeto de una doble
invisibilizacin: en primer lugar, la identificacin del encapuchado
como sujeto juvenil resulta polmica, porque los propios estudiantes
invocan esta diferenciacin para evitar la negativizacin de su accin
pol-tica; en segundo lugar, tiende a identificarse al encapuchado
con los sujetos de las clases empo-brecidas y marginalizadas, pero
no siempre esta
Sntesis de la representacin visual de El estallido
CUADRO 5
Acciones Participantes
Atacar-defender: se trata de acciones materiales transactivas
que confrontan a policas y manifestantes.
Ambos atacan y se defienden simultneamente, por lo que la
causalidad de la accin se construye en base a la progresin
narrativa. En La contencin, son las
fuerzas policiales las que inician la represin; los actos
vandlicos devienen, as, como su consecuencia.
En esta secuencia los estudiantes prcticamente desaparecen, y
los encapuchados emergen como
actores destacados. Tanto ellos como los policas son
representados en forma genrica y, aunque se les
individualice, prevalece el anonimato. Ambos grupos son
categorizados a partir de su apariencia fsica. Sobresalen las armas
con las cuales cada grupo propende al ataque.
Legitimacin/Deslegitimacin
En esta secuencia la deslegitimacin atae tanto a las acciones de
policas como de encapuchados. Dada la violencia desmedida
representada en las imgenes, los ataques de ambos bandos resultan
igualmente
irracionales, injustificados y moralmente reprochables. De all
que se les represente de igual a igual.
Relaciones de poder e identidades
El estallido es la secuencia que asume de manera ms explcita la
confrontacin entre participantes. La utilizacin de armas de defensa
y ataque vuelve explcita la disputa material por el espacio pblico,
evocndose dos fuerzas sociales en oposicin: la autoridad y la masa.
Se delimitan, as, dos identidades suficientemente demarcadas, una
alineada a la
proteccin de la ley y las normas, y otra antisistema que desafa,
reiteradamente, el orden institucional establecido.
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Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 132
conexin asume una comprensin crtica de sus prcticas y
motivaciones.
4.6. Anlisis de El silencio
5. Resultados
La secuencia final representa escasamente a participantes
humanos (ver vdeo: pgina 314); en su mayora se compone de imgenes
con-ceptuales que muestran los vestigios del espa-cio pblico
intervenido (ver vdeo: pginas 312, 334 y 335). En trminos
interactivos, se emplean tomas cercanas y horizontales para sugerir
es-tados subjetivos de desolacin y abandono. En trminos
composicionales, la informacin ms destacada son las huellas que
permanecen en las calles (vidrios, palos, piedras, mobiliario
des-trozado), ubicadas en el eje real/nuevo de la
re-presentacin.
Los participantes, sus acciones y formas de legitimacin o
deslegitimacin, as como sus re-laciones de poder e identidades, se
revisan en el cuadro 6.
El silencio tambin establece una relacin de causa-consecuencia
con El estallido. No obs-
Los principales resultados obtenidos tras el anlisis se exponen
intentando dar respuesta a las preguntas de investigacin
inicialmente for-muladas. En primer lugar, cmo es representa-da la
accin de los participantes de las marchas
tante, llama la atencin que entre los participan-tes humanos
involucrados reaparecen los estu-diantes, que no formaron parte de
la secuencia precedente. En esta ocasin la marcha es retra-tada
desde fuera, razn por la cual el observador vuelve a asumir la
condicin de testigo, posicin desde la cual se ve interpelado a
interiorizar las moralejas del relato cautelar construido. En El
silencio, el espacio pblico arrasado convive con los vestigios de
la lucha, con lo cual se evo-ca que, a pesar de sus costos, esta
persiste como una tarea generacional irrenunciable. Mensa-jes tales
como Ya nada nos dar lo mismo (Lo mismo nunca nos dar nada)
sugieren que los logros del movimiento estudiantil son, ya en su
origen, memorables: slo por materializarse fun-dan un momento de
cambio histrico.
Sntesis de la representacin visual de El silencio
CUADRO 6
Acciones Participantes
Lamentarse: constituye una reaccin que procede a la represin y
al ataque policial, centrndose
en estados mentales de dolor y cansancio.
Recurre tanto a manifestantes, fundamentalmente estudiantes,
como a policas. Ambos se representan de
forma individualizada, padeciendo los efectos del estallido.
Dispersarse: las imgenes no muestran la actividad de retirarse,
esta se construye
mediante la desagencializacin que permite notar que algo ha
sucedido. Slo se observan
los espacios pblicos arrasados y desiertos.
No se reconocen actores; la ciudad devastada es simblicamente
representada como protagonista
de esta ltima secuencia narrativa.
Legitimacin/Deslegitimacin
El silencio constituye el trmino de un relato cautelar que
advierte el advenimiento de un final indeseado: la destruccin del
espacio habitado. Si bien se evocan los riesgos y amenazas que
implica dicho curso de
accin, estas se desprenden de La contencin y El estallido, sin
afectar las primeras secuencias.
Relaciones de poder e identidades
En esta secuencia la confrontacin y las disputas por el poder se
neutralizan. Se representa a sus participantes en una actitud de
retirada, agotados por la lucha. Las identidades construidas
refuerzan los esfuerzos
individuales y la solidaridad entre los miembros, pero no
enfatizan la oposicin entre actores.
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fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 133
estudiantiles en las distintas secuencias fotogr-ficas? La
representacin visual incorpora slo la accin de ciertos
participantes, especficamente estudiantes y carabineros, cuyos
intercambios devienen de una oposicin permanente, estruc-turada en
torno a la disputa por el espacio pbli-co que es transversal a la
organizacin narrativa. Dicha representacin elude las
responsabilida-des de otros actores relevantes, como las lites
hegemnicas que resguardan la reproduccin del modelo educativo, cuya
impugnacin, si bien no es explcita, s puede recuperarse del uso de
otros recursos expresivos, como los mensajes y smbolos construidos
por los manifestantes.
En segundo lugar, cmo se configura visual-mente la legitimacin o
deslegitimacin de par-ticipantes y/o acciones a travs de las
secuencias fotogrficas? Marchas legitima la accin poltica juvenil
en La convocatoria, La marcha y El carnaval, al tiempo que
deslegitima la accin de policas y encapuchados en La contencin, El
estallido y El silencio. Tales mecanismos de representacin se
construyen a partir del se-guimiento de los participantes y sus
acciones a travs de estas secuencias, cuyas condiciones narrativas
imponen criterios de progresin que justifican la necesidad o
pertinencia de ciertas acciones, por ejemplo la contencin de los
estu-diantes, o bien su desaparicin o rechazo, como sucede con el
estallido de la violencia policial y los actos vandlicos.
En tercer lugar, qu identidades polticas y relaciones de poder
son construidas en cada una de las secuencias fotogrficas? Las
imgenes conforman un tipo de oposicin que iguala las condiciones de
poder de estudiantes y carabine-ros, cuya confrontacin permanece
desactivada en La convocatoria, La marcha y El carnaval. A partir
de La contencin, la representacin vi-sual enfatiza el poder
policial, reproduciendo las lgicas de violencia con las que
usualmente se dan a conocer los pormenores de las marchas
estudiantiles. Deviene as una simplificacin de la lucha ideolgica,
que aade estereotipos a
grupos cuya accin es fuertemente mediatizada, como ocurre, por
ejemplo, con los encapucha-dos en El estallido. Las identidades de
ambos grupos se estructuran en el eje transformado-res/normativos
en las tres primeras secuencias y resistentes/autoritarios en las
tres ltimas. Vista la obra fotogrfica en su conjunto, prevalece la
autorrepresentacin positiva de los estudiantes, en contraposicin
con una heterorrepresenta-cin negativa de las fuerzas policiales,
aspecto que tambin se vincula con las formas de legiti-macin y
deslegitimacin exploradas en el an-lisis.
En cuarto lugar, qu significados se aaden a la representacin
visual de las marchas estu-diantiles producto de su organizacin
narrativa? Uno de los rasgos ms interesantes de Marchas es que su
progresin narrativa combina crite-rios temporales y causales,
aspecto que ayuda a desestructurar el relato meditico sobre la
pro-testa estudiantil. Se respeta la cronologa de los hechos en La
convocatoria, La marcha y El carnaval, pero a contar de La
contencin se rompe esta linealidad, en virtud del quiebre dra-mtico
introducido por la accin de las fuerzas policiales. A partir de
este punto, se reorganizan acciones que habitualmente se muestran
de for-ma aislada (injustificadas, como la violencia),
es-tableciendo causalidad entre ellas (como ocurre con El estallido
y El silencio), o bien sugirien-do una causalidad inversa (por
ejemplo, son los carabineros quienes provocan a los estudiantes en
La contencin).
En quinto lugar, cmo, a travs de la recon-textualizacin de las
marchas en la obra foto-grfica, se (re)construyen momentos
histricos que relevan la accin poltica juvenil reciente? Por ltimo,
la perspectiva narrativa provista por Marchas es la que permite
comprender las mo-vilizaciones estudiantiles en virtud de su doble
condicin histrica (story/history). Por un lado, se representa la
protesta como un continuo de acciones verosmiles y coherentes,
cuyos refe-rentes son fcilmente reconocibles e interiori-
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Representacin visual de la movilizacin estudiantil en Chile: las
fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 134
zados, de all su potencialidad cognitiva para poner en relacin
unos hechos con otros, distin-guir sus relaciones de causalidad y
ponderar el rol de sus participantes. Por otro lado, el regis-tro
fotogrfico testifica la accin colectiva de los manifestantes y la
sita dentro de la historia re-ciente chilena, relevando la
responsabilidad de los estudiantes en los procesos de cambio que
posteriormente constituirn el reservorio de la memoria juvenil.
6. ConclusionesEste artculo se ha interesado por analizar
las fotografas de las marchas estudiantiles como espacios de
narracin, actuacin e identi-ficacin poltica, indagando en la
construccin de significados en tres dimensiones entrelaza-das:
semitica, sociocognitiva e histrica. Esta aproximacin
interdisciplinaria no slo ha per-mitido profundizar en la
representacin visual de la protesta juvenil provista por Marchas,
combinando diversos aspectos que se coarticu-lan en sus prcticas de
movilizacin, sino que adems ha ayudado a trazar relaciones que, en
otros medios de representacin como el dis-curso meditico,
permanecen invisibilizadas, posibilitando una comprensin ms
coherente y exhaustiva.
A continuacin, las conclusiones se or-ganizan relevando los
principales resultados desprendidos de las dimensiones de anlisis
propuestas. En trminos semiticos, la visuali-zacin de participantes
y sus acciones resigni-fica prcticas juveniles que usualmente pasan
desapercibidas, tales como el agrupamiento, la pasividad o la
defensa; especifica otras acciones de las fuerzas policiales que
son selectivamente ignoradas, como son el hostigamiento, el ataque
o la violencia desmedida, y propone distinciones entre acciones de
estudiantes y encapuchados, habitualmente tratadas indistintamente.
Adicio-nalmente, las imgenes no representan a otros actores crticos
del conflicto, como los grupos econmicos y polticos que defienden
la educa-cin de mercado; estos, no obstante, s son evo-
cados a partir del uso de mensajes (lienzos, ra-yados, etc.) o
smbolos (disfraces, muecos, etc.) que los incorporan a la narracin
de la protesta estudiantil.
En trminos sociocognitivos, las imgenes ayudan a reinterpretar
las relaciones de poder y las identidades de los grupos en disputa
por el espacio pblico, a la luz de ciertos rasgos men-tales o
emocionales que generalmente no se profundizan. La exposicin
progresiva de los intercambios entre los participantes, a travs de
las secuencias fotogrficas, ayuda a contex-tualizar de mejor manera
sus acciones a partir de sus sentidos de pertenencia inclusin y
exclusin, que propenden tanto a la solidari-dad y la proteccin
mutua entre los miembros del endogrupo en el caso de los
estudiantes como al control y el amedrentamiento hacia los miembros
del exogrupo en el caso de los ca-rabineros. De esta manera, las
imgenes cap-tadas por los propios manifestantes tienden a
autorrepresentar positivamente las identidades de los actores
juveniles, validando rasgos com-partidos tales como el altruismo,
la alegra y la resistencia, y proponen una heterorrepresenta-cin
negativa de las fuerzas policiales, a las que se las identifica en
virtud de su dureza, recelo e intransigencia.
En trminos histricos, las fotografas de las marchas
estudiantiles constituyen recursos privilegiados para la
testificacin y la rememora-cin, no slo porque retratan uno de los
procesos de cambio ms relevantes de los ltimos aos en Chile, como
lo son las movilizaciones juveniles de postdictadura, sino porque
advierten, a tra-vs del uso de diversos discursos multimodales, cmo
los estudiantes recuperan una memoria acumulada que permea
distintos aspectos de su accin colectiva. En este sentido, los
jvenes retrotraen el pasado reciente tanto para hacer constar cmo
el modelo educativo imperante se asienta en procesos
poltico-econmicos conce-bidos y heredados por la dictadura militar
(1973-1990) como para subrayar que la transformacin
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fotografas de las marchas como espacios de narracin, actuacin e
identificacin poltica 135
del sistema sociopoltico ms general depende de la total
eliminacin de los resabios dictato-riales, cuyos ecos, a su juicio,
han permanecido en los gobiernos democrticos postransicin. De all
que la lucha estudiantil se rearticule a par-tir de un principio de
repeticin reconocible por ellos.
Dicho esto, este estudio permite postular que la narracin
provista por Marchas colabora tanto a visibilizar los procesos de
representa-cin poltica que los jvenes proponen por me-dio de sus
propios registros visuales como a re-definir quines participan de
estas prcticas de protesta, reconstruyendo acciones y relaciones
que reestructuran sentidos de identidad y perte-nencia, cuyos
alcances son escenificados desde la perspectiva de los
manifestantes. De all la importancia de considerar relatos que
desafan el conocimiento hegemnico, campo epistemo-lgico en el que
sus protagonistas intervienen, ya no slo como objetos de
representacin, sino tambin como testigos.
En esta lnea, este artculo plantea que es posible engendrar
visibilidad histrica si se con-frontan los modos dominantes con los
cuales se enmarca el conocimiento oficial sobre la accin juvenil,
dando lugar a nuevos modos de repre-sentacin que restituyen
legitimidad a estos actores frecuentemente marginalizados.
Asimis-mo, sugiere reconsiderar el rol de las narraciones como
modelos cognitivos, toda vez que pueden recrear actoras sociales
desatendidas, desafian-do su comprensin como categoras estticas y
permanentes.
Marchas, en su doble dimensin narrativa, colabora en esta
negociacin, proponiendo nue-vos contextos visuales a partir de los
cuales se postulan otras relaciones causales que, al tiem-po que
desmitifican la linealidad del relato, re-formulan agencias
emergentes y reivindican ex-plicaciones histricas alternativas. As,
Marchas constituye una opcin de representacin que enfatiza el
carcter memorable de la protesta estudiantil, proveyendo un espacio
de visibiliza-
cin de la accin juvenil postdictatorial, y pro-vee otros marcos
que desafan la simplificacin ideolgica, otorgando medios y modos
semiti-cos con los cuales resignificar la actuacin pol-tica de los
jvenes. En suma, Marchas aporta un cambio de mirada que rehsa los
moldes de lo ya visto y lo ya sabido, proponiendo una nueva visin
que reconoce la capacidad de los movi-mientos sociales de verse y
narrarse a s mismos.
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