Eros y Psique. Relato completo.Hace algn tiempo hicimos en Casa
un grupo en torno a la lectura de este relato, guiados por el
excelente anlisis de Rafael Lpez-Pedraza y su libro "De Eros y
Psique". El texto original aparece en la compilacin titulada "El
Asno de oro", escrito en el siglo II d.C. por Apuleyo, un romano
del norte de frica. Aqu est el cuento original y completo, que
hemos trado dewww.arescronida.wordpress.com
Cupido y Psique
Erase en una ciudad un rey y una reina, y tenan tres hijas muy
hermosas; de las cuales, dos de las mayores, como quiera que eran
hermosas y bien dispuestas, podan ser alabadas por los elogios de
los hombres; pero la ms pequea, era tanta su hermosura, que no
bastaban palabras humanas para poder describir y alabar
suficientemente su belleza. Muchos de otros reinos y ciudades, a
los cuales la fama de su beldad llegaba, se quedaron atnitos de
admiracin de su tan grande hermosura, mayor que ninguna otra
doncella; ponan sus manos en su boca y los dedos extendidos, como
si con sus adoraciones religiosas honraran y adoraran a la misma
diosa Venus[1]. Y ya la fama corra por todas las ciudades y
regiones cercanas, que decan que sta era la diosa Venus, nacida en
fondo azul oscuro de la mar y alimentada con la espuma de las olas.
O decan asimismo que otra diosa Venus, por deseo de las estrellas
del cielo, haba nacido otra vez, no en la mar, sino en la tierra,
conversando con todas las gentes y adornada de flor de la
virginidad. De esta manera su creencia creca cada da ms all de toda
medida, y la fama de sta fue derramada por todas las islas de
alrededor en muchas provincias de la tierra; muchos de los mortales
venan de luengos caminos, as por mar, como por tierra, a ver este
glorioso espectculo que haba nacido en el mundo; ya nadie quera
navegar a ver la diosa Venus, que estaba en la ciudad de Pafos[2],
ni tampoco a la isla de Cnido[3], ni al monte Citern[4], donde le
solan hacer sacrificios; sus templos eran abandonados, sus
sacrificios olvidados, sus ceremonias menospreciadas, sus estatuas
estaban sin honra ninguna, sus aras y sus altares sucios y
cubiertos de ceniza fra. A esta doncella suplicaban todos, y debajo
de su rostro humano adoraban la majestad de tan grande diosa, y
cuando de maana se levantaba, todos la honraban con sacrificios y
manjares, como los que le sacrificaban a la diosa Venus. Pues
cuando iba por la calle o pasaba alguna plaza, todo el pueblo con
flores y guirnaldas de rosas le suplicaban y alababan. Esta gran
traslacin de honras celestiales a una moza mortal encendi muy
reciamente de ira a la verdadera diosa Venus, y con mucho enojo,
meciendo la cabeza y riendo entre s, dijo de esta manera:
Veis aqu yo, que soy la primera madre de la natura de todas las
cosas; yo, que soy principio y nacimiento de todos los elementos;
yo, que soy Venus, quien amamanta todas las cosas que hay en el
mundo, soy tratada en tal manera que estoy obligada a compartir la
gloria de mi majestad con una doncella mortal, que mi nombre que
tiene su nicho en el cielo se degrade por la inmundicia de la
tierra de abajo. Debo yo de sufrir que tenga a continuacin que
compartir con otro la splicas a mi poder divino, voy a soportar la
adoracin vaga por poder, y que una moza, que ha de morir, tenga mi
semblante que piensen que soy yo? Qu desperdicio de esfuerzo que
fue para aquel pastor[5] que por mi gran hermosura me prefiri a
tales diosas; cuyo juicio y justicia aprob aquel gran Jpiter[6];
pero sta, quienquiera que es, que ha robado y usurpado mi honra, no
habr placer en ello; yo le har que se arrepienta de esto y de su
ilcita hermosura.
Y luego llam a Cupido[7], aquel su hijo con alas, que es
bastante temerario y osado; el cual, con sus malas costumbres,
menospreciada la autoridad pblica, armado con saetas y llamas de
amor, discurriendo de noche por las casas ajenas, corrompe los
casamientos de todos y sin pena ninguna comete tantas maldades que
cosa buena no hace. A ste, como quiera que por su propia natura es
desvergonzado, pedigeo y destructor, pero adems de esto ella le
encendi ms con sus palabras y lo llev a aquella ciudad donde estaba
esta doncella, que se llamaba Psique8, y se la mostr, dicindole con
mucho enojo, gimiendo y casi llorando, toda aquella historia de la
semejanza envidiosa de su hermosura, dicindole de esta manera:
Oh hijo!, yo te ruego por el amor que tienes a tu madre, y por
las dulces llagas de tus saetas, y por los sabrosos juegos de tus
amores, que t des cumplida la venganza de tu madre; vngala contra
la hermosura rebelde y contumaz de esta mujer, y sobre todas las
otras cosas has de hacer una, la cual es que esta doncella se
enamore, de muy ardiente amor, de hombre de poco y bajo estado, al
cual la Fortuna[9] no dio dignidad de estado, ni patrimonio, ni
salud. Y sea tan bajo que en todo el mundo no halle otro semejante
a su miseria.
Despus que Venus hubo hablado esto, bes y abraz a su hijo y se
fue a la ribera de un ro que estaba cerca, donde con sus pies
hermosos holl la espuma de las olas de aquel ro, y luego se fue a
la mar, adonde todas las ninfas de la mar le vinieron a servir y
hacer lo que ella quera, como si otro da antes se lo hubiese
mandado. All vinieron las hijas de Nereo[10] cantando, y el dios
Portuno[11], con su spera barba del agua de la mar y con su mujer
Salacia[12], y Palemn[13], que es guiador del Delfn. Despus, las
compaas de los Tritones, saltando por la mar: unos tocan trompetas
y otros trazan un palio de seda por que el Sol, su enemigo, no le
tocase; otro pone el espejo delante de los ojos de la seora, de
esta manera nadando con sus carros por la mar; todo este ejrcito
acompa a Venus hasta el mar ocano.
Entre tanto, la doncella Psique, con su hermosura, sola para s,
ningn fruto reciba de ella. Todos la miraban y todos la alababan;
pero ninguno que fuese rey ni de sangre real, ni aun siquiera del
pueblo, la lleg a pedir, diciendo que se quera casar con ella. Se
maravillaban de ver su divina hermosura, pero se maravillaban como
quien ve una estatua pulidamente forjada. Las hermanas mayores,
porque eran moderadamente hermosas, no eran tan divulgadas por los
pueblos y haban sido desposadas con dos reyes, que las pidieron en
casamiento, con los cuales ya estaban casadas y con buena ventura
apartadas en su casa; mas esta doncella Psique estaba en casa del
padre, llorando su soledad, y, siendo virgen, era viuda; por esa
causa estaba enferma en el cuerpo y llagada en el corazn; aborreca
en s su hermosura por todas las gentes admirada. El padre miserable
por esta desventurada hija, sospechando que alguna ira y odio de
los dioses celestiales hubiese contra ella, acord de consultar el
orculo antiguo del dios Apolo[14], que estaba en la ciudad de
Milesia, y con sus sacrificios y ofrendas, suplic a aquel dios que
diese casa y marido a la triste de su hija. Apolo, como quiera que
era griego y de nacin jonia, por razn del que haba fundado aquella
ciudad de Milesia, sin embargo respondi en latn estas palabras:
Pondrs esta moza de llanto y luto adornada de toda pompa, como para
enterrarla, en una piedra de una alta montaa y djala all. No
esperes yerno que sea nacido de linaje mortal; mas espralo fiero y
cruel, y venenoso como serpiente; el cual, volando con sus alas,
ahoga todas las cosas sobre los cielos, y con sus saetas llamas
doma y enflaquece todas las cosas; al cual, el mismo dios Jpiter
teme, y todos los otros dioses se espantan, los ros y lagos del
infierno le temen.
El rey, que siempre fue prspero y favorecido, cuando oy este
vaticinio por respuesta a su pregunta, triste y de la mala gana se
regres atrs a su casa. El cual dijo y manifest a su mujer el
mandamiento que el dios Apolo haba dado a su desdichada suerte, por
lo cual lloraron y sollozaron algunos das. En eso ya llegaba el
tiempo que haba de poner en efecto lo que Apolo mandaba; de manera
que comenzaron a preparar todo lo que la doncella haba menester
para sus mortales bodas; encendieron la lumbre de las antorchas
negras con holln y ceniza, y los instrumentos msicos de las bodas
se mudaron en lloro y amargura; los cantares alegres en luto y
llanto; y la doncella que se haba de casar se limpiaba las lgrimas
con el velo de alegra. De manera que el triste destino de esta casa
haca llorar a toda la ciudad, la cual, como se suele hacer en lloro
pblico, mand a levantar todos los oficios y que no hubiese juicio,
ni juzgado. El padre, por la necesidad que tena de cumplir lo que
Apolo haba mandado, procuraba de llevar la desdichada de Psique a
la pena que le estaba profetizada; as que, acabada la solemnidad de
aquel triste y amargo casamiento, con grandes lloros vino todo el
pueblo a acompaar a esta desdichada, que pareca que la llevaban a
enterrar viva y que stas no eran sus bodas, sino sus exequias. Las
tristezas del padre y de la madre, conmovidos de tanto mal,
procuraban cuanto podan de alargar la accin. Y la hija les comenz a
decir y a amonestar de esta manera:
Por qu, seores, atormentis vuestra vejez con tan continuo
llorar? Por qu fatigis vuestro espritu, que ms es mo que vuestro,
con tantos aullidos? Por qu arrancis vuestras honradas canas? Por
qu ensuciis esas caras que yo tengo de honrar, con lgrimas que poco
aprovechan? Por qu rompis en vuestros ojos los mos? Por qu apuis a
vuestros santos pechos? ste ser el premio y galardn claro y egregio
de mi hermosura. Vosotros estis heridos mortalmente de la envidia y
sents tarde el dao. Cuando las gentes y los pueblos nos honraban y
celebraban con divinos honores; cuando todos a una voz me llamaban
la nueva diosa Venus, entonces os haba de doler y llorar, entonces
me habais ya de tener por muerta; ahora veo y siento que slo este
nombre de Venus ha sido causa de mi muerte; llevadme ya y dejadme
ya en aquel risco, donde Apolo mand; ya yo querra haber acabado
estas bodas tan dichosas, ya deseo ver aquel mi generoso marido.
Por qu tengo yo de contener aquel que es nacido para destruccin de
todo el mundo?
Acabado de hablar esto, la doncella call, y como ya vena todo el
pueblo para acompaarle, se lanz en medio de ellos y fue por su
camino a aquel lugar donde estaba un risco muy alto, encima de
aquel monte, encima del cual pusieron la doncella, y all la
dejaron, dejando asimismo con ella las antorchas de las bodas, que
delante de ella llevaban ardiendo, apagadas con sus lgrimas, y
bajadas las cabezas, se retornaron a sus casas. Los pobres de sus
padres, fatigados de tanta pena, se encerraron en su casa, y
cerraron las ventanas, se pusieron en tinieblas perpetuas. Estando
Psique muy temerosa, llorando encima de aquella pea, vino un manso
viento del septentrin, y, como quien extiende las faldas, la tom en
su regazo; as, poco a poco, muy mansamente la llev por aquel valle
abajo y la puso en un prado muy verde y hermoso de flores y
hierbas, donde la dej que pareca que no le haba tocado.
Psique, estando acostada suavemente en aquel hermoso prado de
flores y rosas, se alivi de la pena que en su corazn tena y comenz
dulcemente a dormir. Despus que hubo suficientemente descansado, se
levanto alegre y vio all cerca una floresta de muy grandes y
hermosos rboles, y vio asimismo una fuente muy clara y apacible; en
medio de aquella floresta, cerca de la fuente, estaba una casa
real, la cual pareca no ser edificada por manos de hombres, sino
por manos divinas; a la entrada de la casa estaba un palacio tan
rico y hermoso, que pareca ser morada de algn dios, porque el
zaquizam y cobertura era de madera de cedro y de marfil
maravillosamente labrado; las columnas eran de oro, y todas las
paredes cubiertas de plata. En la cual estaban esculpidos bestias y
animales que pareca que arremetan a los que all entraban.
Maravilloso hombre fue el que tanta arte saba, y pienso que fuese
medio dios, y aun creo que fuese dios el que con tanta sutilidad y
arte hizo de la plata estas fieras bestias. Pues el pavimento del
palacio todo era de piedras preciosas, de diversos colores,
labradas muy menudamente como obra mosaica; de donde se puede decir
una vez y muchas que bienaventurados son aquellos que pisan sobre
oro y piedras preciosas; ya las otras piezas de la casa, muy
grandes, anchas y preciosas, sin precio. Todas las paredes estaban
forradas en oro, tanto resplandor que haca da y luz asimismo,
aunque el Sol no quisiese. Y de esta manera resplandecan las
cmaras, los portales y corredores; y las puertas de toda la casa.
No menos respondan a la majestad de la casa todas las otras cosas
que en ella haba, por donde se poda muy bien juzgar que Jpiter
hubiese fundado este palacio para la conversacin humana. Psique,
convidada con la hermosura de tal lugar, llego cerca y con una poca
de ms osada entr por el umbral de casa, y mientras se agradaba de
la hermosura de aquel edificio, entr ms adelante, maravillndose de
lo que vea. Y dentro en la casa vio muchos palacios y salas
perfectamente labrados, llenos de grandes riquezas, que ninguna
cosa haba en el mundo que all no estuviera. Pero sobre todo, lo que
ms se podra hombre all maravillar, dems de las riquezas que haba,
era la principal y maravillosa que ninguna cerradura, ni guarda all
haba, donde estaba el tesoro de todo el mundo. Andando ella con
gran placer, viendo estas cosas, oy una voz sin cuerpo que
deca:
Por qu, seora, t te espantas de tantas riquezas? Tuyo es todo
esto que aqu ves; por ende, entra en la cmara y ponte a descansar
en la cama, y cuando quisieres demanda agua para baarte, que
nosotras, cuyas voces oyes, somos tus servidoras y te serviremos en
todo lo que mandares, una vez que haya completado su bao, un
banquete real ser a la vez ser presentado a usted.
Cuando esto oy Psique, sinti que aquello era provisin divina;
descansando de su fatiga, durmi un poco, y despus que despert, se
levanto y se lavo; y viendo que la mesa estaba puesta y lista para
ella, se fue a sentar, y luego vino mucha copia de diversos
manjares, y, asimismo, un vino que se llama nctar, que los dioses
usan; lo cual todo no pareca quien lo traa, y solamente pareca que
vena en el aire; ni tampoco la seora poda ver a nadie, mas
solamente oa las voces que hablaban, y a estas solas voces tena por
servidoras. Despus que hubo comido entr un msico y comenz a cantar,
y otro a tocar con una vihuela, sin ser vistos; tras de esto comenz
a sonar un canto de muchas voces. Y como quiera que ningn hombre
pareciese, bien se manifestaba que era coro de muchos cantores.
Acabado este placer, ya que era noche, Psique se fue a dormir, y
despus de haber pasado un rato de la noche comenz a dormir; y luego
despert con gran miedo y espanto, temiendo en tanta soledad no le
aconteciese ningn dao a su virginidad, de lo cual ella tanto mayor
mal tema, cuanto ms estaba ignorante de lo que all haba, sin ver ni
conocer a nadie. Estando en este miedo vino el marido no conocido,
y subiendo en la cama hizo su mujer a Psique, y antes que fuese el
da parti de all y luego aquellas voces vinieron a la cmara y
comenzaron a curar de la novia, que ya era seora.
De esta manera pas algn tiempo sin ver a su marido ni haber otro
conocimiento. Y, como es cosa natural, la novedad y extraeza que
antes tena por la mucha continuacin, ya se haba tornado en placer,
y el sonido de la voz incierta ya le era solaz y deleite de aquella
soledad. Entre tanto, su padre y madre se envejecan en llanto y
luto continuo. La fama de este hecho, cmo haba pasado, haba llegado
donde estaban las hermanas mayores casadas; las cuales, con mucha
tristeza, cargadas de luto dejaron sus casas y vinieron a ver a sus
padres para hablarles y consolarlos. Aquella misma noche el marido
habl a su mujer Psique; porque como quiera que no lo vea, bien lo
senta con los odos y palpaba con las manos, y le dijo de esta
manera:
Oh seora dulcsima y muy amada mujer! La cruel fortuna te amenaza
con un peligro de muerte, del cual yo quera que te guardases con
mucha cautela. Tus hermanas, turbadas pensando que t eres muerta,
han de seguir tus pisadas y venir hasta aquel risco de donde t aqu
viniste, y si t por ventura oyeses sus voces y llanto, no les
respondas ni mires all en manera alguna; porque si lo haces, a m me
dars mucho dolor, pero para ti causars un grandsimo mal que te ser
casi la muerte.
Ella prometi de hacer todo lo que el marido le mandase y que no
hara otra cosa; pero mientras la noche terminaba y el marido de
ella parta; todo aquel da la pobre se consumi en llantos y en
lgrimas, diciendo muchas veces que ahora saba que ella estaba
muerta y perdida por estar encerrada y guardada en una crcel
decorosa, apartada de toda habla y conversacin humana, y que aun no
poda ayudar y responder siquiera a sus hermanas, que por su causa
lloraban, ni solamente verlas poda.
De esta manera, aquel da ni quiso lavarse, ni comer, ni recrear
con cosa alguna, sino, llorando con muchas lgrimas, se fue a
dormir. No pas mucho tiempo, que el marido vino ms temprano que
otras noches, y, acostndose en la cama, ella, aunque estaba
llorando y abrazndola, comenz a reprenderla de esta manera:
Oh mi seora Psique!, esto es lo que t me prometiste? Qu puedo
yo, siendo tu marido, esperar de ti, cuando el da y toda la noche,
y aun ahora que ests conmigo, no dejas de llorar? Anda ya, haz lo
que quisieres y obedece a tu voluntad, que te demanda dao para ti,
por cuando tarde te arrepintieres te recordars de lo que te he
amonestado.
Entonces ella, con muchos ruegos, diciendo que si no le otorgaba
lo que quera que ella se morira, le sac por fuerza y contra su
voluntad que hiciese lo que deseaba; que ver a sus hermanas y las
consuele y hable con ellas, y aun que todo lo que quisiere darles,
as oro como joyas y collares, que se lo d. Pero muchas veces le
amonest y espant que no consienta en el mal consejo de sus
hermanas, ni cure de buscar ni saber el gesto y figura de su
marido, porque, con esta sacrlega curiosidad, no caiga de tanta
riqueza y bienaventuranza como tiene; que, hacindolo de otra
manera, jams le vera ni tocara. Ella dio muchas gracias al marido,
y, estando ya ms alegre, dijo:
Por cierto, seor, t sabrs que antes morir que no hubiese de
estar sin tu dulcsimo casamiento; porque yo, seor, te amo y muy
fuertemente, y a quienquiera que eres, te quiero como a mi nima, y
no pienso que te puedo comparar al dios Cupido; pero, adems de
esto, seor, te ruego que mandes a tu servidor el viento cierzo, que
traiga a mis hermanas aqu, as como a m me trajo.
Y diciendo esto, le daba muchos besos, y halagndolo con muchas
palabras, y abrazndolo con halagos, y diciendo:
Ay dulce marido! Dulce nima de tu Psique!
Y otras palabras, por donde el marido fue vencido, y prometi de
hacer todo lo que ella quisiese. Viniendo ya el alba, l desapareci
de sus manos. Las hermanas preguntaron por aquel risco o lugar
donde haban dejado a Psique, y luego se fueron para all con mucho
pesar, de donde comenzaron a llorar y dar grandes voces y aullidos,
hirindose en los pechos: tanto, que a las voces que daban los
montes y riscos sonaban lo que ellas decan, llamando por su propio
nombre a la mezquina de su hermana; hasta tanto que Psique, oyendo
las voces que sonaban por aquel valle abajo, sali de casa
temblando, como sin seso, y dijo:
Por qu sin causa os afligs con tantas mezquindades y llantos?
Por qu lloris, que viva soy? Dejad esos gritos y voces; no curis ms
de llorar, pues que podis abrazar y hablar a quien lloris.
Entonces llam al viento cierzo y la mando que hiciese lo que su
marido le haba mandado. l, sin ms tardar, obedeciendo su
mandamiento, trajo luego a sus hermanas muy mansamente, sin fatiga
ni peligro; y cuando llegaron, se comenzaron a abrazar y besar unas
a otras, las cuales, con el gran placer y gozo que hubieron,
tornaron de nuevo a llorar. Psique les dijo que entrasen en su casa
alegremente y descansasen con ella de su pena.
Despus que as les hubo hablado, les mostr la casa y las grandes
riquezas de ella y la mucha familia de las que le servan oyndolas
solamente; y despus les mand lavar en un bao muy rico y hermoso y
sentar a la mesa, donde haba muchos manjares abundantemente, en tal
manera que la hartura y abundancia de tantas riquezas, ms
celestiales que humanas, criaron envidia en sus corazones contra
ella. Finalmente, que la una de ellas comenz a preguntarle
curiosamente y a importunarle que le dijese quin era el seor de
aquellas riquezas celestiales, y quin era o qu tal era su marido.
Pero con todas estas cosas, nunca Psique quebrant el mandamiento de
su marido ni sac de su pecho el secreto de lo que saba: y hablando
en el negocio, fingi que era un mancebo hermoso y de buena
disposicin, que entonces le apuntaban las barbas, el cual andaba
all ocupado en hacienda del campo y caza de montera; y porque en
algunas palabras de las que hablaba no se descubriese el secreto,
cargndolas de oro, joyas y piedras preciosas, y llamado al viento,
le mando que las retornara a llevar de donde las haba trado: lo
cual hecho, las buenas de las hermanas, tornndose a casa, iban
ardiendo con la hiel de la envidia que les creca, y una a otra
hablaba sobre ello muchas cosas, entre las cuales, una dijo
esto:
Mirad ahora qu cosa es la fortuna ciega, malvada y cruel. te
parece a ti bien que seamos todas tres hijas de un padre y madre y
que tengamos diversos estados? Nosotras, que somos mayores, seamos
esclavas de maridos advenedizos y que vivamos como desterradas
fuera de nuestra tierra y apartadas muy lejos de la casa y reino de
nuestros padres, y esta nuestra hermana, ltima de todas, que naci
despus que nuestra madre estaba harta de parir, haya de poseer
tantas riquezas y tener un dios por marido? Y aun, cierto, ella no
sabe bien usar de tanta muchedumbre de riquezas como tiene: no
viste t, hermana, cuntas cosas estn en aquella casa, cuntos
collares de oro, cuntas vestiduras resplandecen, cuntas piedras
preciosas relumbran? Y adems de esto, cunto oro se pisa en esa
casa? Por cierto, si ella tiene el marido hermoso, como dijo,
ninguna ms bienaventurada mujer vive hoy en todo el mundo; y por
ventura podr ser que, procediendo la continuacin y esforzndose ms
la aficin, siendo l dios, tambin har a ella diosa. Y por cierto as
es, que ya ella presuma y se trataba con mucha altivez, que ya
piensa que es diosa, pues que tiene las voces por servidoras y
manda a los vientos. Yo, mezquina, lo primero que puedo decir es
que fui casada con un marido ms viejo que mi padre, y adems de esto
ms calvo que una calabaza y ms flaco que un nio, guardando de
continuo la casa cerrada con cerrojos y cadenas.
Cuando hubo dicho esto, comenz la otra y dijo:
Pues yo sufro otro marido gotoso, que tiene los dedos tuertos de
la gota y es corcovado, por lo cual nunca tengo placer, y estoy
fregndole de continuo sus dedos endurecidos como piedra con
medicinas hediondas y paos sucios y cataplasmas, que ya tengo
quemadas estas mis manos, que solan ser delicadas, que cierto yo no
represento oficio de mujer, ms antes uso de persona de mdico, y aun
bien fatigado. Pero t, hermana, me parece que sufres esto con nimo
paciente; y aun mejor podra decir que es de sierva, porque ya
libremente te quiero decir lo que siento. Mas yo, en ninguna
manera, puedo ya sufrir que tanta bienaventuranza haya cado en
persona tan indigna: no te acuerdas cun soberbiamente y con cunta
arrogancia se hubo con nosotras, que las cosas que nos mostr con
aquella alabanza, como gran seora, manifestaron bien su corazn
hinchado? Y de tantas riquezas como all tena nos alcanz esto
poquito, por contra su voluntad, y pesndole con nosotras, luego nos
mand echar de all con sus silbos del viento. Pues no me tenga por
mujer, ni nunca yo viva, si no la hago lanzar de tantas riquezas;
finalmente, que si esta injuria te toca a ti, como es razn, tomemos
ambas un buen consejo, y estas cosas que llevamos no las
mostraremos a nuestros padres, ni a nadie digamos cosa alguna de su
salud; harto nos basta lo que nosotras vimos, de lo cual nos pesa
de haberlo visto, y no publiquemos a nadie tanta felicidad suya,
porque no se pueden llamar bienaventurados aquellos de cuyas
riquezas ninguno sabe: a lo menos sepa ella que nosotras no somos
sus esclavas, ms sus hermanas mayores; y ahora dejemos esto y
tornemos a nuestros maridos y pobres casas, aunque cierto buenas y
honestas, y despus instruidas, con mayor acuerdo y consejo
tornaremos ms fuertes para punir su soberbia.
Este mal consejo pareci muy bueno a las dos malas hermanas, y,
escondidas las joyas y dones que Psique les haba dado, retornaron
desgreadas, como que venan llorando; y rascndose las caras,
fingiendo de nuevo grandes llantos, en esta manera dejaron a sus
padres, refrescndoles su dolor, y con mucha ira, turbadas de la
envidia, se devolvieron para sus casas, concertando por el camino
traicin y engao y aun muerte contra su hermana, que estaba sin
culpa.
Entre tanto, el marido de Psique, al cual ella no conoca, la
torn a amonestar otra vez con aquellas sus palabras de noche,
diciendo:
No ves cunto peligro te ordena la fortuna? Pues si t, de lejos,
antes que venga, no te apartas y provees, ella ser contigo de
cerca. Aquellas lobas sin fe ordenan cuanto pueden contra ti muy
malas asechanzas, de las cuales la suma es sta: ellas te quieren
persuadir que t veas mi cara, la cual, como muchas veces te he
dicho, t no la vers ms, si la ves. As que si despus de esto
aquellas malas brujas vinieren armadas con sus malignos corazones,
que bien s que vendrn, no hables con ellas ni te pongas a razones;
y si por tu mocedad y por el amor que les tienes no te pudieres
sufrir, al menos de cosa que toque a tu marido ni las oigas ni
respondas a ella; porque acrecentaremos nuestro linaje, que aun
este tu vientre nio otro nio trae ya dentro, y si t encubrieres
este secreto, yo te digo que ser divino, y si lo descubrieres,
desde ahora te certifico que ser mortal.
Psique, cuando esto oy, gozo mucho y hubo placer con la divina
generacin. Se alegraba con la gloria de lo que haba de parir, y
gozndose con la dignidad de ser madre, con mucha ansia contaba los
das y meses cuando entraban y cuando salan. Y como era nueva, en
los comienzos de la preez, se maravillaba de un punto y toque tan
sutil crecer en tan abundancia su vientre. Pero aquellas furias
espantables y pestferas ya deseaban lanzar el veneno de serpientes,
y con esta prisa aceleraban su camino por la mar cuanto podan. En
esto, el marido torn a amonestar a Psique de esta manera:
Ya se te llega el ltimo da y la cada postrimera, porque tu
linaje y la sangre tu enemiga ya ha tomado armas contra ti, y mueve
su real y compone sus batallas y hace tocar las trompetas, y
dicindolo ms claro, las malvadas de tus hermanas, con la espada
sacada te quieren degollar. Oh cuntas fatigas nos atormentan! Por
eso t, muy dulce seora, ten merced de ti y de m, y con grande
continencia, callando lo que te he dicho, libra a tu casa y marido
y este nuestro hijo de la cada de la Fortuna que te amenaza; y a
estas falsas y engaosas mujeres, las cuales segn el odio mortal te
tienen, y el vnculo de la hermandad ya est quebrantado y roto, no
te conviene llamar hermanas, ni las veas ni las oigas, porque ellas
vendrn a tentarte encima de aquel risco como las sirenas de la mar,
y harn sonar todos estos montes y valles con sus voces y
llantos.
Entonces Psique, llorando, le dijo:
Bien sabes t, seor, que yo no soy parlera, y ya el otro da me
enseaste la fe que haba de guardar y lo que haba de callar; as, que
ahora t no vers que yo mude de la constancia y firmeza de mi nimo;
solamente te ruego que mandes otra vez al viento que haga su oficio
y que sirva en lo que le mandare, y en lugar de tu vista, pues me
la niegas, al menos consiente que yo goce de la vista de mis
hermanas: esto, seor, te suplico por estos tus cabellos lindos y
olorosos, y por este tu rostro, semejante al mo, y por el amor que
te tengo, aunque no te conozco de vista: as conozca yo tu cara en
este nio que traigo en el vientre: que t, seor, concedas a mis
ruegos, haciendo que yo goce de ver y hablar a mis hermanas, y de
aqu adelante no curar ms de querer conocer tu cara; y no me curo
que las tinieblas de la noche me quiten tu vista, pues yo tengo a
ti, que eres mi lumbre.
Con estas blandas palabras, abrazando a su marido y llorando,
limpiaba las lgrimas con sus cabellos, tanto, que l fue vencido y
prometi de hacer todo lo que ella quera, y luego, antes que
amaneciese, se parti de ella como l acostumbraba. Las hermanas, con
su mal propsito, en llegando, no curaron de ver a sus padres, sino,
en saliendo de las naos, derechas se fueron corriendo cuanto
pudieron a aquel risco, adonde, con el ansia que tenan, no
esperaron que el viento las ayudase, antes, con temeridad y
audacia, se lanzaron de all abajo. Pero el viento, recordndose de
lo que su seor le haba mandado, las recibi en sus alas contra su
voluntad, y las puso muy mansamente en el suelo; ellas, sin ninguna
tardanza, se lanzaron luego dentro de la casa; iban a abrazar a la
que queran perder, y mintiendo el nombre de hermanas, encubrieron
con sus caras alegres el tesoro de su escondido engao, y le
comenzaron a lisonjear de esta manera:
Psique, hermana, ya no eres nia como solas: ya nos parece que
eres madre. Cunto bien piensas que nos traes en este tu vientre?
Cunto gozo piensas que dars a toda tu casa? Oh cun bienaventuradas
somos nosotras, que tenemos linaje en tantas riquezas! Que si el
nio pareciere a sus padres, como es razn, cierto l ser el dios
Cupido, que nacer.
Con este amor y aficin fingido comienzan poco a poco a ganar la
voluntad de su hermana. Ella las mand asentar a sus sillas para que
descansasen, y luego las hizo lavar en el bao; y despus de lavadas
se sentaron a la mesa, donde les fueron dados manjares reales en
abundancia; y luego vino la msica y comenzaron a cantar y a taer
muy suavemente: lo cual, aunque no vean quin lo haca, era tan dulce
msica que pareca cosa celestial; pero con todo esto no se amansaba
la maldad de las falsas mujeres, ni pudieron tomar espacio ni
holganza con todo aquello: antes, procuraban de armar su lazo de
engaos que traan pensado. Y comenzaron disimuladamente a meter
palabras, preguntndole qu tal era su marido y de qu nacin o ley
vena. Psique, con su simpleza, se le haba olvidado lo que su marido
le encomendara, comenz a fingir una nueva razn, diciendo que su
marido era de una gran provincia, y que era mercader que trataba en
grandes mercancas, y que era hombre de ms de media edad, que ya le
comenzaban a nacer canas. No tard mucho en esta habla, que luego
las carg de joyas y ricos dones, y mand al viento que las llevase:
despus que el viento las puso en aquel risco, se volvieron a casa
altercando entre s de esta manera:
Qu podemos decir de una tan gran mentira como nos dijo aquella
loca? Una vez nos dijo que era su marido un mancebo que entonces le
apuntaban las barbas; ahora dice que es de ms de media edad y ya
tiene canas: quin puede ser aquel que en tan poco espacio de tiempo
le vino la vejez? Cierto, hermana, t hallars que esta mala hembra
nos miente, o ella no conoce quin es su marido; y cualquier cosa de
stas que sea nos conviene que la echemos de estas riquezas; y si,
por ventura, no conoce a su marido, cierto por eso se cas ella, y
nos trae algn dios en su vientre; y as fuese lo que nunca Dios
quiera, que sta oyese ser madre de nio divino: luego me ahorcara
con una soga; as que tornemos a nuestros padres y callemos esto,
encubrindolo con el mejor color que podremos.
En esta manera, inflamadas de la envidia, regresaron a casa y
hablaron a sus padres, aunque de mala gana.
Aquella noche, sin poder dormir sueo, turbadas de la pena y
fatiga que tenan, luego como amaneca corrieron cuanto pudieron
hasta el risco, de donde, con la ayuda del viento acostumbrado,
volaron hasta casa de Psique; y con unas pocas de lgrimas que, por
fuerza y apretando los ojos, sacaron, comenzaron a hablar a su
hermana de esta manera:
T piensas que eres bienaventurada, y ests muy segura y sin ningn
cuidado, no sabiendo cunto mal y peligro tienes. Pero nosotras, que
con grandsimo cuidado velamos sobre lo que te cumple, mucho somos
fatigadas con tu dao: porque has de saber que hemos hallado por
verdad que este tu marido que se echa contigo es una serpiente
grande y venenosa; lo cual, con el dolor y pena que de tu mal
tenemos, no te podemos encubrir, y ahora se nos recuerda de lo que
el dios Apolo respondi cuando le consultaron sobre tu casamiento,
diciendo que t eras sealada para casarte con una cruel bestia. Y
muchos de los vecinos de estos linajes que andan a cazar por estas
montaas, y otros labradores, dicen que han visto este dragn cuando
a la tarde torna de buscar de comer, que se echa a nadar por este
ro para pasar ac; y todos afirman que te quiere engordar con estos
regalos y manjares que te da, y cuando esta tu preez estuviere ms
crecida y t estuvieres bien llena, por gozar de ms hartura que te
ha de tragar; as que en esto est ahora tu estimacin y juicio. Si
por ventura quieres ms o creer a tus hermanas que por tu salud
andan solcitas y que vivas con nosotras segura de peligro huyendo
de la muerte, o si quieres quiz ser enterrada en las entraas de
esta cruel bestia. Porque si las voces solas que en este campo os,
o el escondido placer y peligroso dormir junto con este dragn te
deleitan, sea como t quisieres, que nosotras con esto cumplimos, y
ya hemos hecho oficio de buenas hermanas.
Entonces, la pobre Psique, como era muchacha y de noble
condicin, crey lo que le dijeron, y con palabras tan espantables
sali de s fuera de seso: por lo cual se le olvid los
amonestamientos de su marido y de todos los prometimientos que ella
le hizo, y se lanza en el profundo de su desdicha y desventura; y
temblando, la color amarilla, no pudiendo casi hablar, cortando las
palabras y medio hablando, como mejor pudo, les dijo de esta
manera:
Vosotras, seoras hermanas, hacis oficio de piedad y virtud como
es razn: y creo yo muy bien que aquellos que tales cosas os dijeron
no fingieron mentira, porque yo hasta hoy nunca pude ver la cara de
mi marido ni supe de dnde se es. Solamente lo oigo hablar de noche,
y con esto paso y sufro marido incierto y que huye de la luz; y de
esta manera consiento que digis que tengo una gran bestia por
marido, y que me espanta diciendo que no lo puedo ver: y siempre me
amenaza que me vendr gran mal si porfo en querer ver su cara. Y
pues que as es, si ahora podis socorrer al peligro de vuestra
hermana con alguna ayuda y favor saludable, hacedlo y socorrerme,
porque si no lo hacis podr muy bien decir que la negligencia
siguiente corrompe el beneficio de la providencia pasada.
Cuando las dos malas mujeres hallaron el corazn y voluntad de
Psique descubierto para recibir lo que le dijeren, dejados los
engaos secretos, comenzaron con las espadas descubiertas
pblicamente a combatir el pensamiento temeroso de la simple mujer,
y la una de ellas dijo de esta manera:
Porque el vnculo de nuestra hermandad nos compele por tu salud a
quitarte delante los ojos cualquier peligro, te mostraremos un
camino que das habremos pensado, el cual slo te sacar a puerto de
salud, y es ste: T has de esconder secretamente en la parte de la
cama donde te sueles acostar una navaja bien aguda, que en la palma
de la mano se aguz, y pondrs un candil lleno de aceite bien
aparejado y encendido debajo de alguna cobertura al canto de la
sala: y con todo este aparejo, muy bien disimulado, cuando viniere
aquella serpiente y subiese en la cama como suele, desde que ya t
veas que l comienza a dormir y con el gran sueo comienza a
resollar, salta de la cama y descalza muy paso, y saca el candil
debajo de donde est escondido, y toma de consejo del candil
oportunidad para la hazaa que quieres hacer; y con aquella navaja,
alzada primeramente la mano derecha con el mayor esfuerzo que
pudieres, da en el nudo de la cerviz de aquel serpiente venenoso, y
crtale la cabeza: y no pienses que te faltar nuestra ayuda, porque
luego que t con su muerte hayas trado vida para ti, estaremos
esperndote con mucha ansia, para que llevndote aqu con todos estos
tus servidores y riquezas que aqu tienes, te casaremos como
deseamos con hombre humano, siendo t mujer humana.
Con estas palabras encendieron tanto las entraas de su hermana,
que la dejaron cuasi del todo ardiendo. Y ellas, temiendo del mal
consejo que daban a la otra no les viniese algn gran mal por ello,
se partieron, y con el viento acostumbrado se fueron hasta encima
del risco, de donde huyeron lo ms presto que pudieron, y se
entraron en sus naves y se fueron a sus tierras. Psique qued sola;
aunque quedando fatigada de aquellas furias no estaba sola, pero
llorando fluctuaba su corazn como la mar cuando anda con tormenta;
y como quiera que ella tena deliberado con voluntad muy obstinada
el consejo que le haban dado, pensando como haba de hacer aquel
negocio, pero todava titubeaba y estaba incierta del consejo,
pensando en el mal que le poda venir; y de esta manera ya lo quera
hacer, ya lo quera dilatar: ahora osaba, ahora tema: ya
desconfiaba, ya se enojaba. En fin, lo que ms le fatigaba era que
en un mismo cuerpo aborreca a la serpiente y amaba a su marido.
Cuando ya fue tarde que la noche se vena, ella comenz a aparejar
con mucha prisa aquel aparato de su mala hazaa; y siendo de noche
vino el marido a la cama, el cual, de que hubo burlado con ella,
comenz a dormir con gran sueo. Entonces, Psique, como quiera que
era delicada del cuerpo y del nimo, pero le ayudando la crueldad de
su hado se esforz, y sacando el candil debajo de donde estaba, tom
la navaja en la mano, y su osada venci y mud la flaqueza de su
gnero. Como ella alumbrase con el candil y pareciese todo el
secreto de la cama, vio una bestia, la ms mansa y dulce de todas
las fieras; digo que era aquel hermoso dios del amor que se llama
Cupido, el cual estaba acostado muy hermosamente; y con su vista
alegrndose, la lumbre de la candela creci, y la sacrlega y aguda
navaja resplandeci. Cuando Psique vio tal vista, espantada y puesta
fuera de s, desfallecida, con la color amarilla, temblando, se cort
y cay sobre las rodillas, y quiso esconder la navaja en su seno, y
lo hizo, salvo por el temor de tan gran mal como quera hacer se le
cay la navaja de la mano.
Estando as fatigada y desfallecida, cuanto ms miraba la cara
divina de Cupido tanto ms recreaba con su hermosura. Ella le vea
los cabellos como hebras de oro, llenos de olor divino; el cuello,
blanco como la leche; la cara, blanca y roja como rosas coloradas,
y los cabellos de oro colgando por todas partes, que resplandecan
como el Sol y vencan a la lumbre del candil. Tena asimismo en los
hombros plumas de color de rosas y flores; y como quiera que las
alas estaban quedas, pero las otras plumas debajo de las alas
tiernas y delicadas estaban temblando muy gallardamente; y todo lo
otro del cuerpo estaba hermoso y sin plumas, como convena a hijo de
la diosa Venus, que lo pari sin arrepentirse por ello. Estaba ante
los pies de la cama el arco y las saetas, que son armas del dios de
amor; lo cual todo estando mirando Psique no se hartaba de mirarlo,
maravillndose de las armas de su marido, sac del carcaj una saeta,
y estndola tentando con el dedo a ver si era aguda como decan, se
le hinc un poco de la saeta, de manera que le comenzaron a salir
unas gotas de sangre de color de rosas, y de esta manera, Psique,
no sabiendo, cay y fue presa de amor del dios de amor; entonces,
con mucho mayor ardor de amor, se abaj sobre l y le comenz a besar
con tan gran placer, que tema no despertase tan presto. Estando
ella en este placer herida del amor, el candil que tena en la mano,
o por no ser fiel, o de envidia mortal, o que por ventura l tambin
quiso tocar el cuerpo de Cupido, o quiz besarle, lanz de s una gota
de aceite hirviendo, y cay sobre el hombro derecho de Cupido. Oh
candil osado y temerario y vil servidor del amor! T quemas al dios
de todo el fuego; y porque t para esto no eras menester, sino que
algn enamorado te hall primeramente para gozar en la obscuridad de
la noche de lo que bien querra. De esta manera el dios Cupido,
quemado, salt de la cama, y conociendo que su secreto era
descubierto, callando desapareci y huy de los ojos de la desdichada
de su mujer. Psique arrebat con ambas manos la pierna derecha de
Cupido, que se levantaba, y as fue colgando de sus pies por las
nubes del cielo hasta tanto que cay en el suelo. Pero el dios del
amor no la quiso desamparar cada en tierra, y vino volando a
sentarse en un ciprs que all estaba cerca, de donde con enojo
gravemente la comenz a increpar diciendo de esta manera:
Oh Psique, simple mujer; yo, no record los mandamientos de mi
madre Venus, la cual me haba mandado que te enamorara de un hombre
muy miserable y bajo linaje, te quise bien y fui tu enamorado; pero
esto que hice bien s que fue hecho livianamente! Y yo mismo, que
soy ballestero para los otros, me her con mis saetas y te tom por
mujer. Parece que lo hice yo por parecerte serpiente y porque t
cortases esta cabeza que trae los ojos que bien te quisieron. No
sabes t cuntas veces te deca que te guardases de eso, y
benignamente te avisaba por que te apartases de ello. Pero aquellas
buenas mujeres tus consejeras prestamente me pagarn el consejo que
te dieron; y a ti, con mi ausencia, huyendo de ti, te castigar.
Diciendo esto, se levanto con sus alas y vol en alto hacia el
cielo. Psique, cuando echada en tierra y cuanto poda con la vista,
miraba cmo su marido iba volando, y afligido su corazn con muchos
lloros y angustias. Despus que su marido desapareci volando por las
alturas del cielo, ella, desesperada, estando en la ribera de un
ro, se lanz de cabeza dentro; pero el ro se torn manso por honra y
servicio del dios del amor, cuya mujer era ella, el cual suele
inflamar de amor a las mismas aguas y a las ninfas de ellas. As,
que temiendo de s mismo, la tomo con las olas, sin hacerle mal, y
la puso sobre las flores y hierbas de su ribera. Acaso el dios
Pan[15], que es dios de las montaas, estaba asentado en un altozano
cerca del ro: el cual estaba taendo con una flauta y enseando a
taer a la ninfa Caa. Estaban asimismo alrededor de l una manada de
cabras, que andaban paciendo los rboles y matas que estaban sobre
el ro. Cuando el dios peloso vio a Psique tan desmayada y as herida
de dolor, que ya l bien saba su desdicha y pena, la llam y comenz a
halagarla y consolar con blandas palabras, diciendo de esta
manera:
Doncella sabida y hermosa; como quiera que soy pastor y rstico,
pero por ser viejo soy instruido de muchos experimentos; de manera
que, si bien conjeturo aquello que los prudentes varones llaman
adivinanza, yo conozco de este tu andar titubeando con los pies, y
de la color amarilla de tu cara, y de tus grandes suspiros y
lgrimas de los ojos, bien creo cierto que t andas fatigada y muerta
de gran dolor; pues que as es, t escchame y no tornes a lanzarte
dentro en el ro ni te mates con ningn otro gnero de muerte; quita
de ti el luto y deja de llorar. Antes procura aplacar con plegarias
al dios Cupido, que es mayor de los dioses, y trabaja por merecer
su amor con servicios y halagos, porque es mancebo delicado y muy
regalado.
Cuando esto acab de decir el dios pastor, Psique, sin responder
palabra ninguna, sino solamente adorando su deidad, comenz a andar
su camino; y antes que hubiese andado mucho camino, entr por una
senda que atravesaba, por la cual yendo, lleg a una ciudad adonde
era el reino del marido de una de aquellas sus dos hermanas: y como
la reina su hermana supo que estaba all, le mando entrar, y despus
que se hubieron abrazado ambas a dos, le pregunto qu era la causa
de su venida. Psique le respondi:
No te recuerdas t, seora hermana, el consejo que me disteis
ambas a dos que matase a aquella gran bestia que se echaba conmigo
de noche en nombre de mi marido antes que me tragase y comiese,
para lo cual me diste una navaja? Lo cual, como yo quisiese hacer,
tom un candil, y luego que mir su gesto y cara veo una cosa divina
y maravillosa: al hijo de la diosa Venus, digo, al dios Cupido, que
es dios del amor, que estaba hermosamente durmiendo, y como yo
estaba incitada de tan maravillosa vista, turbada de tan gran
placer, y no me pasase de ver aquel hermoso gesto, a caso fortuito
y psimo rehirvi el aceite del candil que tena en la mano y cay una
gota hirviendo en su hombro, y con aquel gran dolor despert, y como
me vio armada con hierro y fuego, me dijo: Y cmo has hecho tan gran
maldad y traicin? Toma luego todo lo tuyo y vete de mi casa. Adems
de esto dijo: Yo tomar a tu hermana en tu lugar y me casar con
ella, dndole aros y dote. Diciendo esto, mand al viento cierzo que
me aventase fuera de los trminos de su casa.
No haba acabado Psique de hablar estas palabras, cuando la
hermana, estimulada e incitada de mortal envidia, compuesta de una
mentira para engaar a su marido, diciendo que haba sabido de la
muerte de sus padres, se meti en una nave y comenz a andar hasta
que lleg a aquel risco grande, en el cual subi, como quiera que
otro viento a la hora ventaba; pero ella, con aquella ansia y con
ciega esperanza dijo:
Oh Cupido! Recbeme, que soy digna de ser tu mujer, y t, viento
septentrin, recibe a tu seora.
Con estas palabras dio un salto grande del risco abajo; pero
ella viva ni muerta pudo llegar al lugar que deseaba, porque por
aquellos riscos y piedras se hizo pedazos, como ella mereca, y as
muri, hacindose manjar de las aves y bestias de aquel monte. Tras
de sta no tard mucho la pena y venganza de la otra su hermana;
porque, yendo Psique por su camino ms adelante, lleg a otra ciudad
en la cual moraba la otra su hermana, segn que hemos dicho; la
cual, asimismo con engao de su hermandad, hizo ni ms ni menos que
la otra: que queriendo el casamiento que no le cumpla, fuese cuanto
ms presto pudo a aquel risco, de donde cay y muri, como hizo la
otra.
Entre tanto, Psique, andando muy congojosa en busca de su marido
Cupido, cercaba todos los pueblos y ciudades; pero l, herido de la
llaga que le hizo la gota de aceite del candil, estaba echado
enfermo y gimiendo en la cama de su madre. Entonces una ave blanca
que se llama gaviota, que andaba nadando con sus alas sobre las
ondas de la mar, se zambullo cerca del profundo del mar Ocano y
hall all a la diosa Venus que se estaba lavando y nadando en aquel
agua; a la cual se lleg y le dijo cmo:
Su hijo Cupido estaba malo de una grave llaga de fuego que le
daba mucho dolor, llorando, y en mucha duda de su salud, por la
cual causa toda la gente y familia de Venus era infamada y
vituperada por los pueblos y ciudades de toda la tierra, diciendo
que l se haba ocupado y apartado con una mujer serrana y montaesa,
y t asimismo te has apartado andando en la mar nadando y a tu
placer, y por esto ya no hay entre las gentes placer ninguno ni
gracia ni hermosura; pero todas las cosas estn rsticas, groseras y
sin atavo; ya ninguno se casa ni nadie tiene amistad con mujer ni
amor de hijos, sino todo al contrario, sucio y feo y para todos
enojoso.
Cuando aquella ave parlera dijo estas cosas a Venus,
reprendiendo a su hijo Cupido, Venus, con mucha ira, exclam
fuertemente, diciendo:
Parece ser que ya aquel bueno de mi hijo tiene alguna amiga;
hazme tanto placer t, que me sirves con ms amor que ninguna, que me
sepas el nombre de aquella que enga este muchacho de poca edad:
ahora sea alguna de las ninfas o del nmero de las diosas, o ahora
sea de las musas o del ministerio de mis gracias
Aquella ave parlera no call lo que saba, diciendo:
Cierto, seora; no s cmo se llama; pienso, si bien me acuerdo,
que tu hijo muere por una llamada Psique.
Entonces Venus, indignada, comenz a dar voces, diciendo:
Ciertamente, l debe de amar a aquella Psique que pensaba tener
mi gesto y era envidiosa de mi nombre: de lo que ms tengo enojo en
este negocio es que me hizo a m su alcahueta, porque yo le mostr y
ense por dnde conociese aquella moza.
De esta manera, riendo y gritando, prestamente se sali de la mar
y fuese luego a su cmara, adonde hall a su hijo malo, segn lo haba
odo, y desde la puerta comenz a dar voces, diciendo de esta
manera:
Honesta cosa es, y que cumple mucho a nuestra honra y a tu buena
fama lo que has hecho! Te parece buena cosa menospreciar y tener en
poco los mandamientos de tu madre, que ms es tu ama, dndome dolor
con tus sucios amores con mi enemiga, la cual en a tu tierna edad
la comparas conmigo con tus atrevidos y temerarios pensamientos?
Piensas t que tengo yo de sufrir por tu amor a mi nuera que es mi
enemiga? T, mentiroso y corrompedor de buenas costumbres, presumes
que t slo eres engendrado para los amores, y que yo, por ser ya
mujer de edad, no podr parir otro Cupido? Pues quiero ahora que
sepas que yo podr engendrar otro mucho mejor que t, e incluso, para
que ms sientas la injuria, adoptar por hijo a alguno de mis
esclavos y servidores; y le dar yo la alas y las llamas de amor con
el arco y las saetas, y todo lo otro que te di a ti, no para esas
cosas en las que t andas, que aun bien sabes t que de los bienes de
tu padreninguna cosa te he dado para esta negociacin; pero t, como
desde muchacho fuiste mal criado y tienes las manos agudas, muchas
veces, sin reverencia ninguna, tocaste a tus mayores, y aun a m,
que soy tu madre. A m misma digo que, como parricida, cada da me
descubres y muchas veces me has herido, y ahora me menosprecias
como si fuese viuda, que aun no temes a tu padrastro, el dios
Marte[16], muy fuerte y tan grande guerrero. Qu no puedo yo decir
en esto que t muchas veces, para darme dolor, acostumbraste a darle
mujeres? Pero yo har que te arrepientas de este juego, y que t
sientas bien estas acedas y amargas bodas que hiciste, como quiera
que esto que digo es por dems, porque te burlaras de m. Pues qu har
ahora, o en qu manera te castigar bellaco? No s si pida favor de mi
enemiga la Templanza[17], la cual yo ofend muchas veces por la
lujuria y vicio de ste; como quiera que sea, yo delibero de ir a
hablar con esta doa, aunque sea rstica y severa; dolor tengo en
ello, pero no es de desechar el placer de tanta venganza, y por
esto yo le quiero hablar, que no hay otra ninguna que mejor
castigue a este mentiroso y le quite las saetas y el arco y le
desnude de todos sus fuegos de amores; y no solamente har esto,
pero a su persona misma aplacar con fuertes remedios. Entonces
pensar yo que mi injuria est satisfecha cuando le raspe de la
cabeza aquellos cabellos de color del oro, que muchas veces le
atavi con estas mis manos, y cuando le trasquilare aquellas alas
que yo en mi falda le unt con algalia y almizcle muchas veces.
Despus que Venus hubo dicho todas estas palabras, salio fuera
muy enojada, diciendo palabras de enojo; pero la diosa Ceres[18] y
Juno[19], como la vieron enojada, la fueron a acompaar y le
preguntaron qu era la causa por que traa el gesto tan turbado, y
los ojos, que resplandecan de tanta hermosura, traa tan revueltos,
mostrando su enojo. Ella respondi:
A buen tiempo vens para preguntarme la causa de este enojo que
traigo, aunque no por mi voluntad, sino porque otro me lo ha dado;
por ende, yo os ruego que con todas vuestras fuerzas me busquis a
aquella huidora de Psique, doquier que la hallares, porque yo bien
s que vosotras bien sabis toda la historia de lo que ha acontecido
en casa de este mi hijo que no atrevo decir que es mo.
Entonces ellas, sabiendo bien las cosas que haban pasado,
deseando amansar la ira de Venus, le comenzaron a hablar de esta
manera:
Qu tan gran delito pudo hacer tu hijo que t, seora, ests contra
l enojada con tan gran tenacidad y melancola, y que de aquella que
l mucho ama t la desees destruir? Porque te rogamos que mires bien
si es crimen para ste que le pareciese bien una doncella. No sabes
que es hombre? Se te ha olvidado ya cuntos aos tiene tu hijo?
Porque es mancebo y hermoso, t piensas que es todava muchacho? T
eres su madre y mujer de juicio, y siempre has experimentado los
placeres y juegos de tu lujo; y t culpas en l y reprendes sus artes
y vicios y amores, y quieres encerrar la tienda pblica de los
placeres de las mujeres?
En esta manera ellas queran ayudar al dios Cupido, aunque estaba
ausente, por miedo de sus saetas. Mas Venus, viendo que ellas
trataban su injuria burlndose de ella, dejndolas a ellas con la
palabra en la boca, cuanto ms prestamente pudo tom su camino para
la mar, de donde haba salido.
Entre tanto, Psique discurra y andaba por diversas partes y
caminos, buscando de da y de noche, con mucha ansia y trabajo, si
podra hallar rastro de su marido; y tanto ms le creca el deseo de
hallarlo, cuanto era la pena que traa en buscarlo, y deliberaba
entre s que si no lo pudiese con sus halagos, como su mujer
amansar, que al menos como sierva, con sus ruegos y oraciones lo
aplacara. Yendo en esto pensando vio un templo encima de tan alto
monte, y dijo:
Dnde s yo ahora si por ventura mi seor mora en este templo?
Luego enderez el paso hacia all, el cual como quiera que ya le
desfalleca por los grandes y continuos trabajos, pero la esperanza
de hallar a su marido la aliviaba. As que, habiendo ya subido y
pasado todos aquellos montes, lleg al templo y entr dentro, donde
vio muchas espigas de trigo y cebada, hoces y otros instrumentos
para segar; pero todo estaba por el suelo, sin ningn orden,
confuso, como acostumbran a hacer los segadores cuando con el
trabajo se les cae de las manos. Psique, como vio todas estas cosas
derramadas, comenz a apartar cada cosa por su parte y componerlo y
ataviarlo todo, pensando, como era razn, que de ningn dios se deben
menospreciar las ceremonias, antes, procurar de siempre tener
propicia su misericordia. Estando Psique ataviando y componiendo
estas cosas entr la diosa Ceres, y como la vio, comenz de lejos a
dar grandes voces, diciendo:
Oh Psique desventurada! La diosa Venus anda por todo el mundo
con grandsima ansia buscando rastro de ti: y con cuanta furia puede
desea y busca traerte la muerte; y con toda la fuerza de su deidad
procura vengarse de ti, y t ahora ests aqu teniendo cuidado de mis
cosas. Cmo puedes t pensar otra cosa sino lo que preocupe a tu
salud?
Entonces, Psique se lanzo a sus pies y los comenz a regar con
sus lgrimas y barrer la tierra con sus cabellos, suplicando y
pidindole perdn con muchos ruegos y plegarias, diciendo:
Te ruego, seora, por la tu diestra mano sembradora de los panes,
y por las ceremonias alegres de las siembras, y por los secretos de
las canastas de pan, y por los carros que traen los dragones tus
siervos, y por las aradas y barbechos de Sicilia, y por el carro de
Plutn[20] que arrebat a Proserpina[21], y por el descendimiento de
tus bodas, y por la tornada cuando torn con las antorchas ardiendo
de buscar a su hija, y por el sacrificio de la ciudad eleusina[22],
y por las otras cosas y sacrificios que se hacen en silencio, que
socorras a la triste nima de tu sierva Psique, y permite que entre
estos montones de espigas me pueda esconder algunos pocos das,
hasta que la cruel ira de tan gran diosa como es Venus por espacio
de algn tiempo se amanse, o hasta que al menos mis fuerzas,
cansadas de tan continuo trabajo, con un poco de reposo se
restituyan.
Ceres le respondi:
Ciertamente me he conmovido a compasin por ver tus lgrimas y lo
que me ruegas, y deseo ayudarte; pero no quiero incurrir en
desgracia de aquella buena mujer de mi cuada, con la cual tengo
antigua amistad. As, que t parte luego de mi casa, y recibe en
gracia que no fuiste presa por m ni retenida.
Cuando esto oy Psique, contra lo que ella pensaba, afligida de
doblada pena y enojo tom su camino, tornando para atrs, y vio un
hermoso templo que estaba en una selva de rboles muy grandes, en un
valle, el cual era edificado muy pulidamente: y como ella se
tuviese por dicho ninguna va dudosa o de mejor esperanza jams
dejarla de probar, y que andaba buscando socorro de cualquier dios
que hallase, llego a la puerta del templo y vio muy ricos dones de
ropas y vestiduras colgadas de los postes y ramas de los rboles,
con letras de oro que declaraban la causa por que eran all
ofrecidas y el nombre de la diosa a quien se dan. Entonces, Psique,
las rodillas hincadas, abrazando con sus manos el altar y limpiadas
las lgrimas de sus ojos, comenz a decir de esta manera:
Oh, t, Juno, mujer y hermana del gran Jpiter! O t ests en el
antiguo templo de la isla de Samos, la cual se glorifica porque t
naciste all y te criaste; o ests en las sillas de la alta ciudad de
Cartago, la cual te adora como doncella que fuiste llevada al cielo
encima de un len; o si por ventura ests en la ribera del ro
Inaco[23], el cual hace memoria de ti, que eres casada con Jpiter y
reina de las diosas: o t ests en las ciudades magnficas de los
griegos, adonde todo Oriente te honra como diosa de los casamientos
y todo Occidente te llama Lucina24; o doquiera que ests, te ruego
que socorras a mis extremas necesidades, y a m, que estoy fatigada
de tantos trabajos pasados, plegare librarme de tan gran peligro
como est sobre m, porque yo bien s que de tu propia gana y voluntad
acostumbras socorrer a las preadas que estn en peligro de
parir.
Acabado de decir esto, luego le apareci la diosa Juno, con toda
su majestad, y dijo:
Por Dios, que yo querra dar mi favor y todo lo que pudiese a tus
ruegos, pero contra la voluntad de Venus, mi nuera, la cual siempre
am en lugar de mi hija, no lo podra hacer, porque la vergenza me
resiste. Adems de esto, las leyes prohben que nadie pueda recibir a
los esclavos fugitivos contra la voluntad de sus seores.
Con este naufragio de la fortuna, espantada Psique viendo
asimismo que ya no poda alcanzar a su marido, que andaba volando,
desesperada de toda su salud, comenz a aconsejarse con su
pensamiento en esta manera; Qu remedio se puede ya buscar ni tentar
para mis penas y trabajos a los cuales el favor y ayuda de las
diosas, aunque ellas lo queran, no pudo aprovechar? Pues que as es,
adnde podra yo huir, estando cercada de tantos lazos? Y qu casas o
en qu soterraos me podra esconder de los ojos inevitables de la
gran diosa Venus? Pues que no puede huir, toma corazn de hombre y
fuertemente resiste a la quebrada y perdida esperanza y ofrcete de
tu propia gana a tu seora, y con esta obediencia, aunque sea tarde,
amansars su mpetu y saa. Qu sabes t si por ventura hallars all, en
casa de la madre, al que muchos das hace que andas a buscar? De
esta manera aparejada para el dudoso servicio y cierto fin, pensaba
entre s el principio de su futura suplicacin.
En este medio tiempo, Venus, enojada de andar a buscar a Psique
por la tierra, acord de subirse al cielo, y mandando aparejar su
carro, el cual Vulcano[25], su marido, muy sutil y pulidamente haba
fabricado y se lo haba dado en aras de su casamiento, hecho las
ruedas de manera de la Luna, muy rico y precioso, con dao de tanto
oro y de muchas otras aves, que estaban cerca de la cmara de Venus,
salieron cuatro palomas muy blancas, pintados los cuellos, y se
pusieron para llevar el carro; y recibida la seora encima del
carro, comenzaron a volar alegremente, y tras del carro de Venus
comenzaron a volar muchos pjaros y aves, que cantaban muy
dulcemente, haciendo saber cmo Venus vena. Las nubes dieron lugar,
los cielos se abrieron y el ms alto de ellos la recibi alegremente;
las aves iban cantando: con ella no teman las guilas y halcones que
encontraban. En esta manera, Venus, llegada al palacio real de
Jpiter, y con mucha osada y atrevimiento, pidi a Jpiter que mandase
al dios Mercurio[26] le ayudase con su voz, que haba menester para
cierto negocio. Jpiter se lo otorg y mand que as se hiciese.
Entonces ella, alegremente, acompandola Mercurio, se parti del
cielo, la cual en esta manera habl a Mercurio:
Hermano de Arcadia, t sabes bien que tu hermana Venus nunca hizo
cosa alguna sin tu ayuda y presencia; ahora t no ignoras cunto
tiempo ha que yo no puedo hallar a aquella sierva que se anda
escondiendo de m; as que ya no tengo otro remedio sino que t
pblicamente pregones que le ser dado gran premio a quien la
descubriere. Por ende, te ruego que hagas prestamente lo que digo.
Y en tu pregn da las seales e indicios por donde manifiestamente se
pueda conocer. Porque si alguno incurriere en crimen de encubrirla
ilcitamente, no se pueda defender con excusa de ignorancia.
Y diciendo esto, le dio un memorial en el cual se contena el
nombre de Psique y las otras cosas quehaba de pregonar. Hecho esto,
luego se fue a su casa. No olvid Mercurio lo que Venus le mand
hacer, y luego se fue por todas las ciudades y lugares, pregonando
de esta manera; Si alguno tomare o mostrare dnde est Psique, hija
del rey y sierva de Venus, que anda huida, venga a Mercurio,
pregonero que est tras el templo de Venus, y all recibir por
galardn de su indicio, de la misma diosa Venus, siete besos muy
suaves y otro muy ms dulce. De esta manera pregonando Mercurio,
todos los que lo oan, con codicia de tanto premio, se aderezaron
para buscarla. La cual cosa, oda por Psique, le quit toda tardanza
de irse a presentar ante Venus, y llegando ella a las puertas de su
seora, sala a ella una doncella de Venus, que haba nombre
Costumbre[27], la cual, como vio a Psique, comenz a dar grandes
voces, diciendo:
Vos, doa, mala esclava, hasta que ya sents que tenis seora; aun
sobre toda la maldad de tus malas maas finges ahora que no sabes
cunto trabajo hemos pasado buscndote. Pero bien est, pues que caste
en mis manos; haz cuenta que caste en la crcel del infierno, y
donde no podrs salir, y prestamente recibirs las penas de tu
contumacia y rebelda.
Diciendo esto, arremeti a ella, y con gran audacia le echo mano
de los cabellos y la comenz a llevar ante Venus, como quiera que
Psique no resista la ida. La cual, luego que Venus la vio se comenz
a rer como suelen hacer todos los que estn con mucha ira, y
meneando la cabeza, rascndose en la oreja, comenz a decir:
Hasta que ya fuiste contenta de hablar a tu suegra; y por
cierto, antes creo yo que lo hiciste por ver a tu marido, que est a
la muerte de la llaga de tus manos; pero est segura que yo te
recibir como conviene a buena nuera.
Y como esto dijo, mand llamar a sus criadas la Costumbre y la
Tristeza[28], a las cuales, como vinieron, mand que azotasen a
Psique. Ellas, siguiendo el mandamiento de su seora, dieron tantos
de azotes a la pobre de Psique, que la afligieron y atormentaron, y
as la tornaron a presentar otra vez ante su seora. Cuando Venus la
vio se comenz otra vez a rer, y dijo:
Y aun ves cmo en la alcahuetera de su vientre hinchado nos
conmueve a misericordia? Piensas hacerme abuela bien dichosa con lo
que saliere de esta tu preez? Dichosa yo, que en la flor de mi
juventud me llamarn abuela y el hijo de una esclava bellaca oir que
se le llame nieto de Venus. Pero necia soy en esto yo, porque por
dems puedo yo decir que mi hijo es casado, porque estas bodas no
son entre personas iguales, y adems de esto fueron hechas en un
monte sin testigos y sin consintiendo de su padre, por lo cual
estas bodas no se pueden decir legtimamente hechas; y por esto, si
yo consiento que t hayas de parir, a lo menos nacer de ti un
bastardo.
Y diciendo esto, arremeti con ella y le rompi las tocas,
trabndole de los cabellos y dndole de cabezadas, que la afligi
gravemente; luego tom trigo y cebada, mijo, simientes de
adormideras, garbanzos, lentejas y habas, lo cual, todo mezclado y
hecho un gran montn, dijo a Psique:
T me pareces tan disforme y bellaca esclava, que con ninguna
cosa aplaces a tus enamorados, sino con los muchos servicios que
les haces. Pues yo quiero ahora experimentar tu diligencia. Aparta
todos los granos de estas simientes que estn juntas en este montn,
y cada simiente de stas, muy bien dispuestas y apartadas de por s,
me las has de dar antes de la noche.
Y dicho esto, ella se fue a cenar a las bodas de sus dioses.
Psique, embargada con la grandeza de aquel mandamiento, estaba
callando como una muerta, que nunca alz la mano a comenzar tan
grande obra para nunca acabar. Entonces aquella pequea hormiga del
campo, habiendo mancilla de tan gran trabajo y dificultad, como era
el de la mujer del gran dios del amor, maldiciendo la crueldad de
su suegra Venus, discurri prestamente por esos campos y llam y rog
a todas las batallas y muchedumbres de hormigas dicindoles:
Oh sutiles hijas y criadas de la tierra, madre de todas las
cosas, hacer merced, honor y socorran con mucha velocidad a una
moza hermosa, mujer del dios de Amor, que est en mucho peligro!
Entonces, como ondas de agua, venan infinitas hormigas cayendo
unas sobre otras, y con mucha diligencia cada una, grano a grano,
apartaron todo el montn. Despus de apartados y divididos todos los
gneros de granos de cada montn sobre s, prestamente se fueron de
all. Luego, al comienzo de la noche, Venus, tornando de su fiesta,
harta de vino y muy olorosa, llena toda la cabeza y cuerpo de rosas
resplandecientes, vista la diligencia del gran trabajo, dijo:
Oh mala!; no es tuya ni de tus manos esta obra, sino de aquel a
quien t por tu mal y por el suyo has aplacido.
Y diciendo esto, le echo un pedazo de pan, para que comiese y
fuese a acostar. Entre tanto, Cupido estaba solo y encerrado en una
cmara de las que estaban ms adentro de casa; el cual estaba all
encerrado as por que la herida no se daase, si algn mal deseo le
viniese, como por que no hablase con su amada Psique. De esta
manera, dentro de una casa y debajo de un tejado, apartados los
enamorados, con mucha fatiga pasaron aquella noche negra y muy
obscura.
Despus que amaneci, mand Venus llamar a Psique y dijo de esta
manera:
Ves t aquella floresta por donde pasa aquel ro que tiene
aquellos grandes rboles alrededor, debajo del cual est una fuente
cerca? Y ves aquellas ovejas resplandecientes y de color de oro que
andan por all paciendo sin que nadie las guarde? Pues ve all luego
y treme la flor de su precioso vellocino en cualquier manera que lo
puedas haber.
Psique, de muy buena gana se fue hacia all, no con pensamiento
de hacer lo que Venus le haba mandado, sino por dar fin a sus
males, lanzndose de un risco de aquellos dentro en el ro. Cuando
Psique lleg al ro, una caa verde, que es madre de la msica suave,
meneada por un dulce aire por inspiracin divina, habl de esta
manera:
Psique, t que has sufrido tantas tribulaciones no quieras
ensuciar mis santas aguas con tu misera muerte, ni tampoco llegues
a estas espantosas ovejas, porque tomando el calor y ardor del Sol
suelen ser muy rabiosas, y con los cuernos agudos y las frentes de
piedra, aun mordiendo con los dientes ponzoosos, matan a muchos
hombres. Pero despus que pasare el ardor del medioda y las ovejas
se van a reposar a la frescura del ro, podrs esconderte debajo de
aquel alto pltano, que bebe del agua de este ro que yo bebo. Y como
t vieres que las ovejas, pospuesta toda su ferocidad, comienzan a
dormir, sacudirs las ramas y hojas de aquel monte que est cerca de
ellas y all hallars las guedejas de oro que se pegan por aquellas
matas cuando las ovejas pasan.
En esta manera la caa, por su virtud y humanidad, enseaba a la
pobre de Psique de cmo se haba de remediar. Ella, cuando esto oy,
no fue negligente en cumplirlo. Pero haciendo y guardando todo lo
que ella dijo, hurt el oro con la lana de aquellos montes, y cogido
lo trajo y ech en el regazo de Venus. Mas con todo esto nunca
mereci cerca de su seora galardn su segundo trabajo, antes,
torciendo las cejas con una risa falsa, dijo en esta manera:
Tampoco creo yo ahora que en esto que t hiciste no falt quien te
ayudase falsamente. Pero yo quiero experimentar si por ventura t lo
haces con esfuerzo tuyo y prudencia o con ayuda de otro; por ende,
mira bien aquella altura de aquel monte adonde estn aquellos riscos
muy altos, de donde sale una fuente de agua muy negra, y desciende
por aquel valle donde hace aquellas lagunas negras y turbias y de
all salen algunos arroyos infernales. De all, de la altura donde
sale aquella fuente, treme este vaso lleno de roco de aquella
agua.
Y diciendo esto, le dio un vaso de cristal, amenazndola con
palabras speras si no cumpliese lo que le mandaba. Psique, cuando
esto oy, aceleradamente se fue hacia aquel monte, para subir encima
de l y desde all echarse, para dar fin a su amarga vida. Pero como
lleg alrededor de aquel monte, vio una mortal y muy grande
dificultad para llegar a l, porque estaba all un risco muy alto que
pareca que llegaba al cielo, y tan liso, que no haba quien por l
pudiese subir; de encima de aqul sala una fuente de agua negra y
espantosa, la cual, saliendo de su nacin, corra por aquellos riscos
abajo y vena por una canal angosta cercada de muchos rboles, la
cual vena a un valle grande que estaba cercado de una parte y de
otra de grandes riscos, adonde moraban dragones muy espantosos, con
los cuellos alzados y los ojos tan abiertos, para velar, que jams
los cerraban ni pestaeaban, en tal manera, que perpetuamente
estaban en vela; y como ella lleg all, las mismas aguas le
hablaron, dicindole muy muchas veces:
Psique, aprtate de ah, mira muy bien lo que haces. Y gurdate de
hacer lo que quieres; huye luego, si no, razn que morirs.
Cuando Psique vio la imposibilidad que haba de llegar a aquel
lugar, fue tornada como una piedra, y aunque estaba presente con el
cuerpo, estaba ausente con el sentido. En tal manera, que con el
gran miedo del peligro estaba tan muerta que careca del ltimo
consuelo y solaz de las lgrimas. Pero no pudo esconderse a los ojos
de la Providencia[29] tanta fatiga y turbacin de la inocente
Psique, la cual, estando en esta fatiga, aquella ave real de Jpiter
que se llama guila, abiertas las alas, vino volando sbitamente,
recordndose del servicio que antiguamente hizo Cupido a Jpiter,
cuando por su diligencia arrebat a Ganimedes[30] el troyano, para
su copero, queriendo dar ayuda y pagar el beneficio recibido, en
ayudar a los trabajos de Psique, mujer de Cupido, dej de volar por
el cielo y vino a la presencia de Psique y le dijo de esta
manera:
Cmo t eres tan simple y necia de las tales cosas, que esperas
poder hurtar ni solamente tocar una sola gota de esta fuente no
menos cruel que santsima? T nunca oste alguna vez que estas aguas
estgeas son temibles a los dioses y aun al mismo Jpiter? Adems de
esto, vosotros, los mortales, juris por los dioses, pero los dioses
acostumbran jurar por la majestad del lago estigio; pero dame este
vaso que traes.
El cual ella le dio y el guila se lo arrebat de la mano muy
presto, y volando entre las bocas y dientes crueles y tres lenguas
de aquellos dragones, fue al agua e hinch el vaso, consintindolo la
misma agua, y aun amonestndole que prestamente se fuese, antes que
los dragones la matasen. El guila, fingiendo que por mandato de la
diosa Venus y para su servicio haba venido por aquella agua, por la
cual causa ms fcilmente lleg a henchir el vaso y salir libre con
ella, en esta manera, torn con mucho gozo y dio el vaso a Psique,
lleno de agua; la cual la llev luego a la diosa Venus. Pero con
todo esto nunca pudo aplacar ni amansar la crueldad de Venus; antes
ella, con su risa mortal, como sola, le habl amenazndola con
mayores y ms peores tormentos, diciendo:
Ya t me pareces una maga y gran hechicera, porque muy bien has
temperado a mis mandamientos y hecho lo que yo te mand; mas t,
lumbre de mis ojos, an resta otra cosa que has de hacer. Toma este
cofre, la cual le dio, y vete a los palacios del infierno, y dars
esta cofre a Proserpina, dicindole: Venus te ruega que le des aqu
una poca de tu hermosura, que baste siquiera para un da, porque
todo lo hermoso que ella tena lo ha perdido y consumido curando a
su hijo Cupido, que est muy mal, y torna presto con ella, porque
tengo necesidad de lavarme la cara con esto para entrar en el
teatro y fiesta de los dioses.
Entonces, Psique, abiertamente, sinti su ltimo fin y que era
compelida manifiestamente a la muerte que le estaba aparejada. Qu
maravilla que lo pensase, pues que era compelida a que de su propia
gana y por sus propios pies entrase al infierno, donde estaban las
nimas de los muertos? Con este pensamiento no tard mucho, que se
fue a una torre muy alta para echarse de all abajo, porque de esta
manera ella pensaba descender muy presto y muy derechamente a los
infiernos. Pero la torre le habl en esta manera: Por qu, pobre de
ti, te quieres matar, echndote de aqu abajo, pues que ya ste es el
peligro y trabajo que has de pasar? Porque si una vez tu alma fuere
apartada de tu cuerpo, bien podrs ir de cierto al infierno. Pero,
creme, que en ninguna manera podrs tornar a salir de all. No est
muy lejos de aqu una noble ciudad de Achaia, que se llama
Lacedemonia[31]; cerca de esta ciudad busca un monte que se llama
Tenaro[32], el cual est apartado en lugares remotos. En este monte
est una puerta del infierno, y por la boca de aquella cueva se
muestra un camino sin caminantes, por donde si t entras, dentro
pasando el umbral de la puerta, por la canal de la cueva derecho,
podrs ir hasta los palacios del rey Plutn; pero no entiendas que
has de llevar las manos vacas, porque te conviene llevar en cada
una de las manos una sopa de pan mojada en vino dulce, y en la boca
has de llevar dos monedas; y despus que ya hubieres andado buena
parte de aquel camino de la muerte hallars un asno cojo cargado de
lea, y con l un asnero[33] tambin cojo, el cual te rogar que le des
ciertas ayuda para echar en la carga que se le cae; pero t psate
callada, sin hablarle palabra; y despus, como llegares al ro muerto
donde est Carn[34], l te pedir el pago, porque as pasa l en su
barca de la otra parte a los muertos que all llegan; porque has de
saber que hasta all entre los muertos hay avaricia, que ni Carn ni
aquel gran rey Plutn hacen cosa alguna de gracia, y si algn pobre
muere cumple buscar dineros para el camino, porque si no los
llevare en la mano no le pasarn de all. A este viejo suyo dars en
nombre de flete una moneda de aquellas que llevares; pero ha de ser
que l mismo la tome con su mano de tu boca. Despus que hubieres
pasado este ro muerto hallars otro viejo muerto y podrido que anda
nadando sobre las aguas de aquel ro, y alzando las manos te rogar
que lo recibas dentro en la barca; pero t no cures de usar piedad,
que no te conviene. Pasado el ro y andando un poco adelante hallars
unas viejas tejedoras35 que estn tejiendo una tela, las cuales te
rogarn que les toques la mano; pero no lo hagas, porque no te
conviene tocarles en manera ninguna. Que has de saber que todas
estas cosas y otras muchas nacen de las asechanzas de Venus, que
querra que te pudiesen quitar de las manos una de aquellas sopas;
lo cual te sera muy grave dao, porque si una de ellas perdieses
nunca jams tornaras a esta vida. Dems de esto sepas que est un poco
adelante un perro muy grande, que tiene tres cabezas36, el cual es
muy terrible, y ladrando con aquellas bocas abiertas espanta a los
muertos, a los cuales ya ningn mal puede hacer, y siempre est
velando ante la puerta del obscuro palacio de Proserpina, guardando
la casa vaca de Plutn. Cuando aqu llegares, con una sopa que le
lances lo tendr enfrenado y podrs luego pasar fcilmente, y entrars
adonde est Proserpina, la cual te recibir benigna y alegremente; te
mandar sentar y dar muy bien de comer. Pero t sintate en el suelo y
come de aquel pan negro que te dieren; y pide luego de parte de
Venus aquello por que eres venida, y recibido lo que te dieren en
el cofre, cuando tornares, amansars la rabia de aquel perro con la
otra sopa. Y cuando llegares al barquero avariento, le dars la otra
moneda que guardaste en la boca; y pasando aquel ro tornars por las
mismas pisadas por donde entraste, y as vendr a ver esta claridad
celestial. Pero sobre todas las cosas te apercibo que guardes una;
que en ninguna manera cures de abrir ni mirar lo que traes en el
cofre, ni procures de ver el tesoro escondido de la divina
hermosura.
De esta manera aquella torre, habiendo mancilla de Psique, le
declar lo que le era menester de adivinar. No tard Psique, que
luego se fue al monte Tenaro, y tomados aquellos dineros y aquellas
sopas como le mand la torre, entro por aquella boca del infierno, y
paso callada aquel asnero cojo, y pago a Carn su flete por que le
pasase, menospreciado asimismo el deseo de aquel viejo muerto que
andaba nadando, y tambin no atendiendo de los engaosos ruegos de
las viejas tejedoras, y habiendo amansado la rabia de aquel
temeroso perro con el manjar de aquella sopa, lleg, pasado todo
esto, a los palacios de Proserpina; pero no quiso aceptar el
asentamiento que Proserpina le mandaba dar, ni quiso comer de aquel
manjar que le ofrecan; mas humildemente se sent ante sus pies, y
contenta con un pedazo de pan bazo, le expuso la embajada que traa
de Venus; y luego, Proserpina le hinch el cofre secretamente de lo
que peda; la cual luego se parti, y aplacado el ladrar y la braveza
del perro infernal con el engao de la otra sopa que le quedaba, y
habiendo dado la otra moneda a Carn el barquero por que la pasase,
torn del infierno ms esforzada de lo que entr. Y despus de adorada
la clara luz del da, que torn a ver, como quiera que en cumplir
esto acababa el servicio que Venus le haba mandado, le vino al
pensamiento una temeraria curiosidad, diciendo:
Bien soy yo necia trayendo conmigo la divina hermosura que no
tome de ella siquiera un poquito para m, para que pueda placer a
aquel mi hermoso enamorado.
Y como esto dijo, abri el cofre, dentro de la cual ninguna cosa
haba, ni hermosura alguna, salvo un sueo infernal y profundo, el
cual, mientras fue destapado, cubri a Psique de una niebla de sueo
grueso, que todos sus miembros le tom y posey, y en el mismo camino
por donde vena cay durmiendo como una cosa muerta. Pero Cupido, ya
que convaleca de su llaga, no pudiendo tolerar ni sufrir la luenga
ausencia de su amiga, estando ya bien dispuesto y las alas
restauradas, porque haba das que reposaba, sali por una ventana
pequea de su cmara, donde estaba encerrado, y fue presto a socorrer
a su mujer Psique, y apartando de ella el sueo, y lanzado otra vez
dentro en el cofre, toc livianamente a Psique con una de sus saetas
y la despert dicindole:
Aun t, pobre de ti, no escarmientas, que poco menos fueras
muerta por semejante curiosidad que la que hiciste conmigo? Pero ve
ahora con el encargo que mi madre te mand, y entre tanto, yo
proveer en lo otro que fuere menester.
Dicho esto, se levanto con sus alas y fuese volando. Psique llev
lo que traa de Proserpina y lo dio a Venus; entre tanto, Cupido,
que andaba muy fatigado del gran amor, la cara amarilla, temiendo
la severidad no acostumbrada de su madre, retorn al almario de su
pecho y con sus ligeras alas vol al cielo y suplic al gran Jpiter
que le ayudase, y le cont toda su causa. Entonces Jpiter le tom la
barba, y trayndole la mano por la cara lo comenz a besar,
diciendo:
Como quiera que t, seor hijo, nunca me guardaste la honra que se
debe a los padres por mandamiento de los dioses; pero aun este
mismo pecho, en el cual se encierran y disponen todas las leyes de
los elementos, y a las veces de las estrellas, muchas veces lo
llagaste con continuos golpes del amor, y lo ensuciaste con muchos
lazos de terrenal lujuria, y lisiaste mi honra y fama con
adulterios torpes y sucios contra las leyes, especialmente contra
la ley Julia, y a la pblica disciplina, transformando mi cara y
hermosura en serpientes, en fuegos, en bestias, en aves y en
cualquier otro ganado. Pero, con todo esto, recordndome de mi
mansedumbre y de que t creciste entre estas mis manos, yo har todo
lo que t quisieres, y t que sabes guardar de otros que desean lo
que t deseas. Esto sea con una condicin; que si t sabes de alguna
doncella hermosa en la tierra, que por este beneficio que de m
recibes debes de pagarme con ella la recompensa.
Despus que esto hubo hablado, mand a Mercurio que llamase a
todos los dioses a consejo; y si alguno de ellos faltase, que
pagase diez mil talentos de pena. Por el cual miedo todos vinieron
y fue lleno el palacio donde estaba Jpiter, el cual, asentado en la
silla alta, comenz a decir de esta manera:
Oh dioses, escritos en el blanco de las musas! Vosotros todos
sabis cmo este mancebo que yo cri en mis manos procur de refrenar
los mpetus y movimientos ardientes de su primera juventud. Pero
harto basta que l es infamado entre todos de adulterios y de otras
corruptelas, por lo cual es bien que se quite toda ocasin, y para
esto me parece que su licencia de juventud se debe de atar con lazo
de matrimonio. l ha escogido una doncella, la cual priv de su
virginidad; tngala y posala y siempre use de sus amores.
Y diciendo esto, volvi la cara a Venus y le dijo:
T, hija, no te entristezcas por esto; no temas a tu linaje ni al
estado del matrimonio mortal, porque yo har que estas bodas no sean
desiguales, sino legtimas y bien ordenadas como el derecho lo
manda.
Y luego mand a Mercurio que tomase a Psique y la subiese al
cielo, a la cual Jpiter dio a beber del vino a los dioses,
dicindole:
Toma, Psique, bebe esto y sers inmortal; Cupido nunca se apartar
de ti; estas bodas vuestras durarn para siempre.
Dicho esto, no tard mucho cuando vino la cena muy abundante,
como a tales bodas convena. Estaba sentado a la mesa Cupido en el
primer lugar y Psique en su regazo. De la otra parte estaba Jpiter
con Juno, su mujer, y despus, por orden, todos los otros dioses. El
vino de alfajor, que es un vino de los dioses, lo suministraba
Ganimedes a Jpiter como copero suyo, y a los otros, el dios
Baco[37]. Vulcano cocinaba la cena; las ninfas henchan de flores y
rosas y otros olores la sala donde cenaban; las musas cantaban muy
dulcemente; Apolo cantaba con su vihuela; Venus entr a la suave
msica y bail hermosamente. En esta manera era el convite ordenado;
que el coro de las musas cantase y el stiro hinchase la gaita y el
dios Pan taese un tamboril. De esta manera vino Psique en manos del
dios Cupido. Y estando ya Psique en tiempo del parir, les naci una
hija, a la cual llamaron Placer[38].
__________________________
[1] Venus = Afrodita = diosa del amor y la belleza[2] Pafos =
Ciudad de Chipre, de donde se dice que Afrodita piso por primera
vez tierra.[3] Cnido = Ciudad en Asia Menor, actual Turqua, famosa
por una estatua a Afrodita del escultor Praxteles[4] Citern = hoy
Elatis, es un macizo montaoso de la zona central de Grecia, Citern
era un rey griego que aconsej a Zeus que simulase volver a casarse,
para as obtener de nuevo el amor de Hera, de quien estaba separado.
Paso luego Citern a convertirse en el dios de la montaa anterior en
agradecimiento de Zeus.[5] El pastor = Paris = quien dio la manzana
de la ms bella a Afrodita a cambio de Helena, por encima de Hera y
Atenea.[6] Jupiter = Zeus = padre de los dioses; dios del cielo y
el rayo, es tambin dios patrn del estado, encargado de las leyes y
del orden social.[7] Cupido = Eros = Es hijo de Venus y de Marte.
Se le adjudica la creacin de amores y pasiones entre los mortales y
suele ser representado por un nio alado (parecido a un ngel). Al
ser hijo de los dioses de la guerra y del amor, Cupido resulta ser
el dios de los enamorados. En algunas versiones tena dos hermanos
llamados Anteros, la personificacin del amor correspondido y
vengador del no correspondido, e Hmero, el deseo sexual y la
lujuria.[8] Psique = nombre romano que significa Alma.[9] Fortuna =
Tyke = personificacin del destino y de la fortuna en cuanto diosa
que rega la suerte o la prosperidad de una comunidad; muy
relacionada, por sus atributos, con Nmesis (la venganza).[10] Nereo
= Un primitivo dios del mar, padre de las nereidas, similares a
apariencia a las modernas sirenas.[11] Portuno = dios romano de las
puertas y las llaves; por la asociacin entre la palabra Porta
(puerta) y Portus (puerto = entrada al mar), se convirti en dios de
los puertos y fue asociado al dios Palemn y al dios Neptuno. Como
dios de las llaves se le asocia tambin como una forma del dios
romano Jano, dios de dos caras de los comienzos y los finales, que
no tiene equivalente en la mitologa griega.[12] Salacia = Anftrite
una antigua diosa del mar tranquilo, que se convertira en consorte
de Poseidn = Neptuno.[13] Palemn = Originalmente fue un nio mortal
llamado Melicertes, sus padres provocaron la ira de Hera cuando
cuidaron al joven dios Dioniso. Su padre, Atamante fue conducido en
una furia asesina matando a sus hermanos; l huye con su madre, Ino,
que lo arrastra hasta lanzarse ambos por un acantilado al mar. Los
dioses del mar los transformaron en Palemon, joven dios que monta
sobre los delfines y su madre Leuctea, una diosa del mar que ayuda
con su hijo a los marineros en peligro.[14] Apolo = dios de Orculo
de Delfos; la medicina y las artes. Griegos y romanos lo adoraron
con igual nombre.[15] Pan = Fauno = semidios de los pastores y
rebaos; tambin, el dios de la fertilidad y de la sexualidad
masculina desenfrenada[16] Marte = Ares = era el dios de la guerra,
hijo de Jpiter en forma de flor y de Juno. Amante de Afrodita.[17]
Templanza = Sofrosina = Sobrietas (sobriedad) daimon o espritu que
personificaba la moderacin, la discrecin y el auto-control.[18]
Ceres = Demeter = diosa de la agricultura, las cosechas y la
fecundidad.[19] Juno = Hera = diosa del matrimonio y reina de los
dioses[20] Plutn = Hades = era el dios del inframundo. Suele ser
asemejado a Pluto, el dios griego de las riquezas. pero son
distintos.[21] Proserpina = Persfone = era la reina del Inframundo
por ser esposa de Hades (quien la rapt), hija de Demter y Zeus.[22]
ciudad eleusina = Eleusis = Ciudad cerca de Atenas, en la antigua
Grecia donde se realizaban los ritos de iniciacin anuales al culto
a las diosas agrcolas Demter y Persfone.[23] naco es uno de los
Ocenidas (dioses ros). Fue juez en la disputa entre Hera y Poseidn
por las tierras de Args. Favoreciendo a Hera; Poseidn lo sec en el
verano. Hera exigi que su hija o fuera sacerdotisa suya, y Zeus la
rapt para convertirla en su amada. naco que era pasivo y respetuoso
de los dioses se volvi en contra lleno de odio; finalmente, Zeus
intervino por medio de la erinia Tisfone y restableci el orden.[24]
Lucina = en la mitologa romana, el nombre que recibe la divinidad
que presida el nacimiento de los nios. Reciben tambin este
sobrenombre las diosas Diana y Juno, en su calidad de diosas de la
luz y de los alumbramientos. En la mitologa griega era llamada
Ilita y era hija de Zeus y Hera.[25] Vulcano = Hefesto = hijo de
Jupiter y Juno y marido de Venus. Era dios del fuego y los
volcanes, forjador del hierro y creador de arte, armas y armaduras
para dioses y hroes.[26] Mercurio = Hermes = el dios mensajero, de
las fronteras y los viajeros que las cruzan, de los oradores y el
ingenio, de los literatos y poetas, del atletismo, de los pesos y
medidas, de los inventos y el comercio en general, de la astucia de
los ladrones y los mentirosos.[27] Costumbre = Socordia = Aergia =
era la daimona de la ociosidad, pereza y la indolencia; la pereza
(en latn, acidia), un sentimiento de tristeza de nimo o
melancola.[28] Tristeza = Tristitia = Oizis = era una daimon o
espritu que personificaba la angustia, la miseria y la tristeza[29]
Providencia = Fortuna[30] Ganmedes = un hermoso prncipe troyano, se
convirti en el amante de Zeus y en el copero de los dioses.[31]
Lamacedonia = Esparta[32] Tenaro = Antiguo nombre del cabo Matapn.
En l abundan las grutas y ruinas y se supone que ha sido uno de los
primeros establecimientos de la costa del Peloponeso.[33] El asnero
= Ocno, castigado por elegir mal a su esposa, ya que se gastaba
cada da todo el dinero que l llevaba a casa, sin saber mantener su
hogar. Por eso l fue castigado a trenzar una cuerda que era
constantemente devorada por un burro que estaba detrs de l por toda
la eternidad.[34] Carn = Caronte = el barquero de Hades, el
encargado de guiar las sombras errantes de los difuntos recientes
de un lado a otro del ro Aqueronte si tenan un bolo para pagar el
viaje, razn por la cual en la Antigua Grecia los cadveres se
enterraban con una moneda bajo la lengua[35] Tejedoras = Parcas =
Moiras = eran personificaciones del destino.[36] Cerbero = era el
perro de Hades, un monstruo de tres cabezas,con una serpiente en
lugar de cola; cuidaba la puerta del inframundo y se aseguraba que
los muertos no salieran y que los vivos no pudieran entrar.[37]
Baco = Dioniso = dios del vino, inspirador de la locura ritual y el
xtasis.[38] Placer = Hdone (griega) = Voluptas (voluptuosidad); una
de las tres Gracias en la mitologa romana, junto con Cstitas
(castidad) y Pulchritudo (pulcritud).
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Fuente original aqu
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Nota sobre la obra (en la fuente indicada):
La obra de Apuleyo El asno de oro fue escrita a finales del
siglo II d.C.. El autor, nace en una de dichas provincias del norte
de frica, en la ciudad de Madaura. Su educacin empieza en Grecia,
sigue en Roma y termina en Alejandra, para finalmente regresar a su
ciudad natal. C.La metamorfosis o El asno de oro es una obra que
consta de una estructura muy particular dividida en once libros o
captulos. Se trata de una serie de cuentos hilvanados mediante
diferentes recursos, que sin embargo consigue un efecto de unidad
tanto de narracin como argumental.
El hilo conductor que confiere unidad a la obra, lo lleva la
historia de Lucio, el personaje principal. Lucio, es un joven
apuesto de buena familia que va en viaje de negocios por su pas, y
que vivir, durante una primera parte del libro, una serie de
agradables experiencias llenas de sensualidad, rodeado de un
ambiente selecto y dado a los tranquilos placeres que ste le
ofrece. Sin embargo