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Anglicanos 2008 1 ÍNDICE Identidad Anglicana .............. 2 Teología Anglicana ............... 3 Una Perspectiva Hispana ..... 4 Los Celtas y Nosotros .......... 5 Espiritualidad Benedictina .... 6 Himnodia .............................. 7 Historia de los Primeros Tiempos de la Iglesia............ 8 La Comunión Anglicana........ 9 Liturgia Anglicana ............... 10 Espiritualidad ....................... 11 T.S. Eliot ............................. 12 Porque ser Anglicano .... 18-19 Nuestra Estructura.............. 13 Peregrinación a Canterbury 20 Número Especial: Ser Anglicano Houston, Texas 2008 Catedral de Canterbury Foto: Robin Smith
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Episcopalian

Mar 30, 2016

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Revista Episcopalian
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Anglicanos • 20081

ÍNDICE

Identidad Anglicana .............. 2 Teología Anglicana ............... 3 Una Perspectiva Hispana ..... 4 Los Celtas y Nosotros .......... 5 Espiritualidad Benedictina .... 6 Himnodia .............................. 7 Historia de los Primeros Tiempos de la Iglesia ............ 8 La Comunión Anglicana........ 9 Liturgia Anglicana ............... 10 Espiritualidad .......................11 T.S. Eliot ............................. 12 Porque ser Anglicano .... 18-19 Nuestra Estructura.............. 13 Peregrinación a Canterbury 20

Número Especial: Ser Anglicano Houston, Texas 2008

Catedral de C

anterbury Foto: Robin S

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El Texas Episcopalian (desde 1897) es una publicación oficial de la Diócesis Episcopal de Texas

Misión: En el nombre de Jesucristo, el Texas Episcopalian busca informar a la gente en la diócesis de los eventos y filosofías las cuales afecten la misión y vida de la Iglesia.

Editorial: El Reverendísimo Don A. Wimberly Editor: Carol E. Barnwell, [email protected] El Texas Episcopalian (ISSN# _074-44_X) es publicado mensualmente excepto en julio y en agosto por $15 al año por la Diócesis Episcopal de Texas, 1225 Texas Ave., Houston, TX 77002-3504. Franqueo periódico pago en Houston, Texas. La fecha límite es el 10 del mes precedente al de la publicación. Los artículos, editoriales y fotos deben presentarse al editor al correo electrónico que se encuentra más arriba. Las Fotos no serán retornadas. Cambios de dirección pueden ser enviadas por correo electrónico a: [email protected].

Jefe de Correo: Cambio de Dirección: THE TEXAS EPISCOPALIAN, 1225 Texas Ave., Houston, TX 77002-3405

El Reverendísimo Don A. WimberlyI (Foto)

Nuestra Identidad Anglicana

En el texto clásico de J. R. H. Moorman, The History of the Church of England [1959] (La Historia de la Iglesia de

Inglaterra), el escribió en el Capítulo II so-bre el Sínodo de Whitby, “Para la mitad del siglo VII los asuntos eclesiásticos se estaban poniendo más y más caóticos en Inglaterra, especialmente en el norte. Dos culturas se habían enfrentado, una de Roma y la otra de Irlanda, y habían varios puntos en los cuales ellas diferían.” El Sínodo de Whitby es para mí un momento clave y decisivo en la narrativa de la infancia de la Iglesia de Inglaterra y su desarrollo Católico. ¿Qué estaba en juego en Whitby? En el norte la gente había recibido el Cristianismo de Iona, la cual estaba en línea con la tradición Oriental/céltica; incluyendo la fecha Oriental de la Pascua. Otras comunidades habían recibido el Cristianismo que era primariamente Céltico en naturaleza; como es lógico ellos tenían una fecha diferente de Pascua. El asunto llegó a un punto crítico cuando el Rey de Umbría del Norte, Oswy, se dio cuenta

en conflicto con la realidad del mundo en desarrollo. A pesar de que no estoy haciendo ninguna reivindicación acerca de quien esta bien o mal en nuestro debate eclesiástico actual y no tengo la intención ciertamente de repetir el juicio Scopes. Estoy precisando simplemente que el conflicto es real, tanto como nuestros dos mundos colisionan. Nuestro debate actual sobre sexualidad es solamente una pieza de un siempre creciente debate sobre los valores occidentales en nombre de Jesucristo. Los autores del Informe Windsor escribieron: “Dios ha revelado, en Jesucristo, su plan glorioso para rescatar el orden creado de todo lo que lo desfigura, corrompe y destruye. La emoción y la drama de ese logro inicial y ese propósito final dominan e impregnan todo el Nuevo Testamento, y fijan el contexto para comprender porque Dios a convocado a la gente para el Evangelio, y como esa gente está para comprender su identidad y para poner en orden su vida.” [I. Windsor pág. 11, Sec A.1] Los autores continúan, “La unidad de la Iglesia, la Comunión de todos sus miembros unos con otros y la santidad radical para la cual todas las personas de Cristo son convocadas, están de esta manera enraizadas en la vida Trinitaria y los propósitos de Un Dios. Ellos están diseñados no por su propio bien, sino para servir y para realizar la misión de Dios en el mundo, esa misión a través de la cual Dios le trae a los hombres y mujeres, a las sociedades humanas y a todo el mundo, signos y muestras reales de ese amor sanador que pondrá algún día, a todas las cosas, en el lugar correcto.” [I. Windsor, pág. 11, Sec A.3] Es importante para mí como Anglicano, y como Episcopal, que caminemos todos juntos como Una Diócesis, Una Iglesia, y Una Comunión. Estamos comprometidos con una iglesia global. Estamos, en lo que yo creo es, una unión sagrada - una que fue creada por Dios. Myles Coverdale (1488-1568) escribió sobre la

que el estaría celebrando Pascua mientras su esposa, que era Romana, todavía estaría guardando su ayuno de Cuaresma. Fue una decisión grave la que enfrentó el Rey Oswy, ¿debería el caminar con su esposa o apartarse de ella en su viaje de Cuaresma hacia Cristo? Después de algunas discusiones y argumentaciones, Moorman nos cuenta que el Rey Oswy juzgó al la tradición Romana como superior. Moorman escribe: “el Rey dio su juicio a favor de San Pedro aduciendo, que el prefería estar en buenos términos con el Guardián de la puerta del Cielo que con San Columba.” Es innecesario decir que la decisión de Oswy fue un duro golpe para la tradición Celta. Para mí, este conflicto, es un recordatorio, un icono si lo desean, precisamente debido a la identidad misionera del Anglicanismo. El Anglicanismo ha sido una fe cambiante y en constante evolución al entrar en contacto con y evangelizar nuevas culturas. En la colección de escrituras Anglicanas, Loveís Redeeming Work (El Trabajo Redentor del Amor) usted podrá encontrar una conversación madura y evolutiva entre hombres del clero y teólogos a lo largo de los muchos siglos del desarrollo de nuestra iglesia. Mientras en el mismo comienzo de este texto los autores colectivamente se preguntan sobre el futuro del Anglicanismo en el nuevo milenio, no es difícil de ver mientras va leyendo a través de las páginas que siempre hemos estado en una conversación misionera con la población en la cual nos encontramos. Hoy no es diferente. No es difícil comprender, entonces, que las divisiones actuales que enfrenta la Comunión Anglicana son de hecho, un resultado de un creciente “caos” eclesiástico creado entre el Oeste y el Sur Global. El conflicto ha surgido debido a que nuestro mundo esta cada vez más plano, y el mundo desarrollado no puede dejar de estar en diálogo con el mundo en desarrollo, y viceversa. Así como nosotros somos misioneros en el Oeste hay misioneros en el Sur Global. Ambos estamos ofreciendo una imagen de quienes somos como Cristianos Anglicanos. Esos diálogos misioneros también están, entonces, globalmente en diálogo. Fui alcanzado por un ejemplo de este conflicto el otro día mientras leía el Houston Chronicle. Se destacaba un artículo sobre los restos esqueléticos humanos más antiguos junto con, como si fuera tomado de nuestra propia historia Americana, varias citas textuales hostiles de los más nuevos Cristianos Africanos, quienes no creen que hayan evolucionado de los primates. Este fue un ejemplo llamativo de las actitudes del mundo desarrollado

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Teología Anglicana

lenguaje litúrgico Anglicano puso a las frases Católica (“el cuerpo de nuestro Señor”) y la Protestante (“tomen y coman esto en mi memoria”) una junto a otra, unidas por un feliz ecuménico “y.” La comunidad que ha orado unida permanece unida a pesar de los conflictos teológi-cos significativos. Donde lo Divino está primariamente relacionado a la adoración en lugar de a términos legales o teológicos, una apreciación aguda del misterio del ser y la actividad Divina, no es sorprendente. Aquí el Anglicanismo ha sido más semejante a la Ortodoxia Oriental que a su hermano Occidental. Una correla-tividad de nuestro sentido del misterio Divino es una negación axiomática de infalibilidad hacia cualquier entidad humana. Ninguna persona ha sido juzgada libre de error como ha ocurrido en Roma. Ninguna obra escrita de un hombre ha conseguido la sacro santidad de hecho como los hicieron Calvino y Lutero en otras iglesias. La Biblia en sí misma no ha sido leída con ojos de adoración excesiva. Una gran libertad de preguntas y creencias han sido permitidas en cuestiones teológicas. Ninguna obra literaria ha sido suprimida por autoridades de la curia. Los juicios de herejía han sido pocos e inefectivos en nuestra Iglesia. Las aberra-ciones teológicas se dejan para que mueran de manera natural del criticismo y el ridículo. Nosotros tenemos una confianza fundamental en la guía del Espíritu Santo y en la mente de la Iglesia como un todo sobre el largo recorrido. De innovaciones en doctrina y práctica hemos tenido la tendencia a seguir el consejo de Ga-maliel al Sanedrín: “Si lo que se proponen y hacen es de origen humano, fracasará; pero si es de Dios, no podrán destruirlos, y ustedes se encontrarán luchando contra Dios.” (Hechos 5:38-39)

Todd es un columnista habitual en el Texas Episcopalian.

vador según lo Arraigado y Establecido sobre la Palabra Santa de Dios y aprobado por el Consentimiento de los más Ancianos Doctores de la Iglesia. La Escritura, la Tradición y la Razón han sido erróneamente llama-dos nuestro taburete de tres patas o troika pero esas imágenes oscurecen el hecho de que Hooker consideró a la Escritura como fundamentales, la Tradición como secundaria y a la Razón como terciaria. Un tercer én-fasis de Hooker fue sobre la Encarnación como hecho central de la fe. “Como nuestra vida natural consiste en nuestra unión del alma con Dios.” Y no puede haber unión de Dios con el hombre sin que signifique entre ambos cual de ambos es” particularmente la Palabra hecha carne (E.P. V, l).

Hooker habla de nuestra participación en la naturale-za divina (cf. 2 Pet. 1:4) De la Eucaristía Hooker dice: “este sacramento es una participación real y verdadera de Cristo, quien de ese modo se imparte a sí mismo, aún su entera Persona como un Jefe místico en cada alma que lo recibe, y que el recipiente, de esa manera, se incorpora o se une a Cristo como miembro místico de su cuerpo. (V, lxvii, 7)

La creencia en la encarnación conduce a una elevada valoración de los sacramentos. El Obispo Lancelot Andrews concluye un sermón de Navidad diciendo que como el Hijo de Dios tomó nuestra carne y sangre en la Encarnación, así nosotros tomamos la suya en la Eucaristía.

Pero el gran logro de la Reforma Inglesa no fue un trabajo de teología sistemática como los Institutos de Calvino ni las diatribas proféticas de Lutero, sino un libro de oración. Hasta el día de hoy la única teología oficial de la Iglesia Episcopal es aquella que se encuen-tra en el Libro de Oración Común. Así, también, el carácter del culto Anglicano ha tenido un efecto sobre nuestra actitud teológica. Desde el comienzo en culto Anglicano estuvo marcado por la comprensión. De la misma manera en que la dinastía Tudor unió las casas de York y Lancaster, así la Reina Isabel quería que la Iglesia de Inglaterra fuese una en la cual Católicos y Protestantes pudieran adorar juntos. Así la Iglesia mantuvo un fuerte control sobre ambos, palabra y sacramento, en un tiempo en donde los partidarios apasionados estaban enfrentados unos a otros. Y así el

No hay teología Anglicana. Esto quiere decir, la Iglesia Episcopal no intenta enseñar ninguna doctrina que sea característica a

ella. La actitud anglicana fue expresada por el Obispo Thomas Ken a comienzos del siglo XVIII: “Muero en la fe Santa, Católica y Apostólica, profesada por toda la Iglesia antes de la desunión del Oriente y el occidente. Más particularmente, muero en la Comunión de la Iglesia de Inglaterra como se la distingue de todas las Innovaciones Papales y Puritanas...” (Clarke, La Vida de Thomas Ken, pág. 223). El Anglicanismo emergió durante la última parte del siglo XVI y comienzos del XVII mientras la Iglesia de Inglaterra palpitaba su camino entre el Catolicismo Romano de un lado, y en el otro, los extremos del Puritanismo. En respuesta al criticismo Romano, el Obispo John Jewel, en su ìDisculpaî de 1560, señalaba que la Iglesia de Inglaterra había retenido las Escrituras, credos, sacramentos y los tres ministerios ordenados de Obispos, sacerdotes y diáconos de la Iglesia histórica.

La defensa más influyente en contra de los Puritanos en “Las Leyes de la Política Eclesiástica” de Richard Hooker a finales del siglo XVI. El curioso título es de-bido a una de las cuestiones a debate, a saber si la Iglesia debería suprimir a los Obispos como lo demandaban los Puritanos. Hooker enfatizó varias cosas que han seguido siendo características del Anglicanismo. El hace una distinción entre lo esencial de la fe que es relati-vamente poco, y las cuestiones de importancia menor las cuales pueden cambiar de tiempo en tiempo y de lugar en lugar. Los Puritanos podrían prohibir cosas como vestimentas, órganos y los vitrales a causa de que ellos no estaban justificados en las Escrituras. Hooker encontró permisible lo que no estaba prohibido en las Escrituras. Hooker, también identificó a las Escrituras, Tradición y la Razón como fuentes para la doctrina. No es solamente la Escritura (solo la Escritura), sino la Escritura interpretada por los Padres y Consejos de la Iglesia de los primeros días, lo que es visto como normativa. Cranmer, había anticipado la distinción en su trabajo teológico principal publicado en 1550: Una Defensa de la Verdad y la Doctrina Católica de los Sac-ramentos del Cuerpo y la Sangre de nuestro Cristo Sal-

Por el Rev. Sam Todd

Richard Hooker, Catedral de Exeter

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Una Perspectiva Hispana “¡Padre Nuestro, te ofrecemos, con este pan y este vino,

nuestras tristezas, nuestras alegrías, el trabajo y la labor de nuestras manos!”

Por la Reverenda Luchy Littlejohn

Esta es la letra de uno de los himnos más signifi-

cativos que se cantan en la Santa Eucaristía en

Español en la Catedral Iglesia de Cristo. En

esta canción, las connotaciones y “sabor” de teología de

la liberación se mezclan con la rica herencia de poesía y

romanticismo, siempre tan presente en cada aspecto de

la vida del mundo Latino-Americano. Debo confesar

que mi transformación en Episcopal no fue fácil para mí.

Este no fue un paso que tome a la ligera, porque tenía

profundas raíces como feligrés que fue bautizado y creció

en la fe Católica Romana. La iglesia de mi juventud, mi

adolescencia y de los primeros tiempos de mi vida adulta

fue una institución muy estricta, bajo el liderazgo de una

orden Franciscana.

Crecí bajo la dirección espiritual de algunos sacerdotes

bastante irascibles y algunas monjas “llenas de afecta-

ciones” quienes, en retrospectiva, eran muy supersticio-

sas. Mi fe tenía en su esencia el temor a la ira del Santo

Padre en Roma, y de ser excomulgada. Mi conversión

tuvo su comienzo en la dolorosa verdad de que yo estaba

profundamente herido por la Iglesia de mi juventud. Sin

embargo, así como el tiempo pasó, fue más y más evidente

que, como proclamó el profeta Isaías, Dios dijo, “Mi

Palabra no volverá a mi vacía.” Dios no desperdicia nada.

Mi dolor y mis heridas han sido redimidas, empoderadas

y transformadas, para que yo pudiera ser bendecida en el

servicio del Dios amoroso que llena mi vida de alegría. Por

tanto, hoy día, como sacerdote, proclamo alegremente que

yo soy una católica de la tradición Anglicana. Como una

Latina, la poesía y los símbolos son muy importantes en

mi vida. Esta es una de las razones por las cuales yo amo

las ventanas con vitrales. Hay hermosas ventanas en la

Catedral, el espacio sagrado donde tiene lugar mi ministe-

rio. En particular, dos de las ventanas en esta iglesia, pueden

fácilmente resumir mis razones para ser una Episcopal, con

toda esa hermosa y rica herencia de nuestra Fe Anglicana.

La ventana que se encuentra sobre el altar, representando

el ángel en la tumba vacía, alegremente me dice acerca de

la promesa de la Resurrección de Cristo. Esta es la ventana

en la que fijo mi vista cuando me aproximo al altar para ser

alimentada. Mientras dejo la mesa del Señor, veo la ventana

principal en la parte de atrás de la nave, la cual retrata la

eternidad del sacrificio de ese Cristo cariñoso. Me recuer-

da la enormidad del precio pagado por Jesús por mí y por

nosotros. Yo soy Episcopal porque fue esta tradición la que

me guió hacia la comprensión de la vergüenza y la victoria

de la cruz. La vergüenza y la culpa para mi desolación, la

vergüenza de la cruz se transforma en gratitud, porque soy

perdonado porque soy amado: esta es, la victoria de la cruz.

Sé que no es “gracia a bajo precio,” porque Cristo rescató mi

vida a un precio muy alto.

A través de mi ministerio como sacerdote Episcopal,

mi propia experiencia personal e historia sobre mi viaje

espiritual y mis dificultades con la Iglesia, resuenan, y casi se

transforma en una historia, con aquellos que me encuentro

que llegan de América del Sur y América Central. La may-

oría de esos inmigrantes tienen antecedentes de fe profunda,

una sed increíble de la presencia de Dios en sus vidas, y

han estado en una jornada donde el rechazo, el temor y

otras emociones negativas los han alejado de la Iglesia. Es

mi alegría entonces, proclamarles un mensaje de amor y

perdón, compartiendo la libertad y la alegría que viene de la

verdad del Evangelio.

La esencia del Anglicanismo me permite ense-

ñar que el amor de Jesús es tan abarcador, que uno puede

aproximarse a la mesa del Señor y colocar allí nuestra debili-

dad, sin temor cuando aceptamos la misericordia compasiva

de Dios. Es la certeza que el camino Anglicano/Episcopal

tiene sus raíces en las enseñanzas de Jesús y de los apóstoles.

Esto me da la confianza para compartir con otros Latino-

americanos que la nuestra es una maravillosa y legítima

Iglesia. La

Iglesia Episco-

pal me enseño

la alegría de

saber que soy

“Propiedad

de Cristo para

siempre” – (la

victoria de la

Cruz).

El sentido

de contrición

que viene en el

verdadero ar-

repentimiento,

lamentando mis

“múltiples pecados

y maldades” (la vergüenza de la cruz) nunca se ha perdido

en mí. En cambio, obtiene en mí un muy profundo sentido

de sobrecogimiento, reverencia y gratitud hacia ese Cristo

amoroso, que dio su vida, para que yo tenga vida eterna. Es

más, tengo lo mejor de los dos mundos.

La belleza y la poesía de la tradición Anglicana es muy

fácil de incorporar dentro de lo que importa en mi pro-

pia cultura, como persona Hispano parlante. El aspecto

litúrgico de la fe Episcopal se realza verdaderamente cuando

las tradiciones musicales animadas y bulliciosas del mundo

Latino son mezcladas e incorporadas con los aspectos más

meditativos y dignificados de los himnos Anglicanos.

Si usted desea tener una noción de la experiencia que

yo estoy describiendo, solo venga y participe de la Santa

Eucaristía en Español, a la 1:00 PM, en su Catedral. Esta-

remos encantados de decirle, “¡Bienvenido, bienvenido!” e

invitarlo a cantar con nosotros y los Mariachis.

Littlejohn es Pastora Canónica de la Catedral Iglesia de Cristo,

en Houston.

La Revernda Luchy LittlehJohn

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La gente que dice que Enrique VIII fundó la Iglesia de Inglaterra para poder divorciarse de su esposa está en un error. Y la gente que piensa que estos

problemas maritales no tuvieron nada que ver con eso también esta en un error. La Iglesia de Inglaterra es la Iglesia Católica Romana sin el papa. Es también Luteran-ismo sin Lutero y Calvinismo sin Calvino. Ana Bolena se transformó en el objeto de la mirada errante y del luju-rioso corazón de Enrique. Pero ella era Protestante. Ana debería haberse apegado a la idea de subir a la cama de Enrique sin insistir en que ella también debería ser reina. Entonces, su adulterio posterior no habría sido traición, pero entonces, Isabel tampoco habría sido Reina.

Los orígenes Anglicanos se desarrollaron en el escenario más grande de los acontecimientos mundiales. El gran Imperio Romano Santo continuaba solamente en nom-bre. De todas maneras, Inglaterra nunca fue una parte de ese imperio. La desintegración de la centralización política en Europa fue acompañada por la fractura de la Iglesia Católica Occidental.

Enrique no se pensó a sí mismo como un Protestante. Después de todo, el papa lo había nombrado “Defensor de la Fe” por sus escrituras anti-luteranas. Pero se conven-ció a sí mismo que ser Cristiano Católico no significaba ser gobernado desde Roma. Ni significaban diezmos e im-puestos para roma, y Enrique siempre estaba necesitado de dinero.

El Anglicanismo fue un accidente de algún tipo. No fue intencional. Quizás la Reforma en sí misma fue un accidente. Nadie, excepto tal vez, unos pocos radicales extremistas intentaron dividir la Iglesia. Lutero y Calvino pensaron que fue Roma la que se había separado a sí misma de la fe Católica verdadera. Y sus casi constantes referencias fueron hacia los “Padres” de las primeras cen-turias y a las Escrituras. Enrique no quería un divorcio. Eso habría sido imposible. El buscó una anulación. Él se había casado con Catalina de Aragón, que había sido la viuda de su hermano. Eso era contrario a las Escrituras y a la ley de la Iglesia. La esposa de un hermano se trans-forma en una hermana, y casarse con una hermana era incesto. (Por supuesto, hay otro pasaje de las Escrituras que dice exactamente lo opuesto.)

Enrique pidió que anularan el matrimonio con Catalina, que fuera declarado inválido, pero el Papa, que ya había concedido una excepción para permitir ese matrimonio, no concedió otra. Aún así, el papa aprobó la nominación de Enrique de Thomas Cranmer como Arzobispo de Canterbury. Enrique sabía que Cranmer concedería su anulación. Es interesante observar que todas las iglesias de la Reforma permitieron el divorcio

Accidentalmente Anglicano Por el Reverendo Thomas C. Davis

y el acto de volver a casarse otra vez, excepto la Iglesia de Inglaterra. Solo desde la mitad del siglo XIX, hubo divorcio civil en Inglaterra.

Desde Eduardo a Isabel Eduardo VI, su único hijo legítimo vivo, quien murió

mientras era aún un adolescente, siguió a Enrique. El había sido criado como Protestante, y la revisión del Libro de Oración Común durante su reinado fue muy influenciada por el Protestantismo continental. Entonces, María I, la hija de Catalina de Aragón, que nunca olvidó la traición de su madre, llevó a Inglaterra de regreso a Roma. Ella quemó tantos miles de Protestantes como herejes que siempre será conocida y llamada “Bloody Mary” (María Sangrienta). Isa-bel I que ascendió al trono en 1558, fue la hija de Enrique y Ana Bolena. Ella fue criada en la tradición de la Reforma. La acción del papa de excomulgarla y absolver a su gente de su lealtad hacia ella resultó en una tradición anti-Católica de mucho tiempo en Inglaterra, y por ese mismo tema en el primer siglo de la historia de nuestro propio país.

Demasiado Católico, Insuficientemente Prot-estante

Había gente que sentía que la Iglesia de Inglaterra era aún demasiado Católica, o quizás, aún no lo suficientemente Protestante. La iglesia había abandonado al papa pero no mucho más de su tradición. El Libro de Oración Común aún retenía el título “sacerdote.” Los Puritanos frustrados por el lento progreso de la Reforma en Inglaterra, y sus sucesores en el Partido Evan-gélico han preferido “ministro.” También hubo mucha gente que retuvo su lealtad a Roma. Los Jesuitas entrenaron a sacerdotes para servir a esas familias, y se deslizaron dentro de Inglaterra y ministraron allí con un gran riesgo personal. Isabel pensó, como lo habían hecho muchos gobernantes, que una nación debía tener una religión única.

A “Vía Media”Lo que usualmente llamamos el “Acuerdo

Isabelino” fue algo que Isabel nunca planificó. Se refiere a su deseo de buscar una “vía media,” uno que pudiera hacer a la Iglesia de Inglaterra tan inclusiva como fuera posible. Ni la extrema derecha, aquellos obedientes a Roma, ni aquellos

de la extrema izquierda, los Puritanos, podrían unirse a esa empresa. Algunos Puritanos se fueron

al continente, algunos vinieron a Nueva Inglaterra, algunos permanecieron como una iglesia pequeña o un grupo Prot-estante en la Iglesia de Inglaterra. Las familias Católicas Romanas vivieron bajo severas restricciones hasta los comienzos del siglo XIX.

Y así sigue la historiaEn semanas recientes, el Arzobispo de Canterbury

Rowan Williams ha escrito sobre Anglicanismo como un experimento único en el cual las revelaciones de las tradiciones Católicas y de la Reforma se mantienen juntas en un solo cuerpo de iglesia. Ese nunca ha sido un matrimonio fácil. Por ejemplo, las mujeres ordenadas son tan convenientes Católicas como Protestantes. El ala Evangélica de la Iglesia, al mismo tiempo, parece haber producido algún tipo de fundamentalismo bíblico.

Ana Bolena

Enrique VIII

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Por la Reverenda Sandra McMahan Mizirl

Los ancianos dicen que una vez un discípulo preguntó a un sabio, “¿Maestro, hay algo que yo puedo hacer para iluminarme?” Y el sabio respondió, “Tan poco

como tú puedes hacer para que el sol salga en la mañana.”“¿Entonces, para que son - preguntó el sorprendido dis-

cípulo - los ejercicios espirituales que usted prescribe?” “Para estar seguro,” dijo el sabio, “que tu no estás dor-

mido cuando comienza a salir el sol.”La práctica de estar en la presencia de la voluntad Divina

nos mantiene, como a este discípulo místico, despiertos hasta que lo practicamos viva en nosotros.

Esto hace al culto especialmente importante para los An-glicanos/Episcopales. Cuando nosotros nos congregamos en el nombre y en recuerdo de Cristo nos colocamos en presen-cia de lo Divino. En la lectura del Evangelio para el quinto Domingo después de Epifanía (Lucas 5:1-11) compartimos ese momento pavoroso en la vida de Pedro, cuando se hace consciente de estar en presencia de lo divino. Sus palabras, “¡Apártate de mi, Señor; soy un pecador!” no son tanto una confesión sino la comprensión de Pedro de su necesidad de Dios. La ortodoxia, es un palabra que encuentro útil hoy en día, por lo general, como una medida de la exclusividad de tener la creencia correcta. A pesar de no tener comprensión de la creencia correcta, Pedro cayó de rodillas ante Jesús, ex-presando el culto correcto. Hablo de esta distinción, porque creo que habla de una realidad particular para los Cristianos en general y los Anglicanos en particular.

Esta realidad particular, es para mí, el corazón de la tradición espiritual Benedictina. Una espiritualidad Anglicana es Benedictina en su naturaleza. Las disciplinas espirituales de la sexta centuria La Regla de San Benedicto es el corazón del Libro de Oración Común. La práctica de la oración y el culto, en comunidad, son una expresión y evidencia de nuestra necesidad por lo Divino. No es un caso de humillación sino de humildad, en el cual descubrimos nuestra total dependencia sobre Dios. La experiencia de la oración común es una manera de practicar nuestra necesi-dad de Dios y una manera de enfrentar la idea de que nada más puede tener un derecho tan fuerte sobre nuestro cora-zón y nuestra vida. Entonces el culto correcto se convierte en una cuestión de primero lo primero. Consecuentemente, los primeros actos de adoración son tan simples como fun-damentales, presentarnos, hacer espacio para Dios, honrar a Dios y finalmente, responder a la pregunta de como es estar en presencia de Dios.

Cuantas veces escuché quejas, que la música en el servicio no fue lo que esperaba, o que sus sermones no resuelven mis necesidades espirituales, o no consigo nada más del culto. Esas son quejas centradas en uno mismo y tienen muy poco que ver con rendir culto u adorar a Dios. No me malinter-prete, nunca abogaría por un culto o servicio descuidado y aburrido, pero me veo obligado a señalar que el “culto

Espiritualidad Benedictina dentro de la Tradición Anglicana

correcto” no es primariamente acerca de “obtener algo por ir a la iglesia.”

El “culto correcto” es en primer lugar acerca de enfrentar a Dios, la máxima realidad, y el enfrentar como es la vida con Dios. En Cristo somos capaces de enfrentar la realidad de Dios y vislumbrar como es la verdadera vida con Dios. Solo entonces es posible comenzar a responder a la divina realidad y presencia y talvez, uno puede solamente esperar, decidirnos a elegir la vida.

Se han referido a los episcopales, como los “elegidos inmóviles,” esto puede querer decir algo sobre nuestros hábitos de hospitalidad, para los cuales podemos tener mucho que aprender, pero también señala hacia el carácter distintivo Angli-cano de que “hagan esto en mi memoria” es menos acerca de la respuesta emocional a tal presencia, y más acerca de atreverse a estar presente ante Dios y unos a otros como el pueblo de Dios.

Benedicto comprendió que “la oración la forma a la creencia,” y el Libro de Oración Común, a través de los dones del Arzobispo de Canterbury del Siglo XVI, Thomas Cranmer, quien produjo el primer LOC, mostró una conciencia y sensibilidad hacia el ritmo de la vida cotidiana de la gente, primero por su utilización del inglés, el lenguaje de la gente, y en segundo lugar, por la elección de los hor-arios de oración, para que fueran compatibles con la vida cotidiana de la gente.

Dentro del LOC se en-cuentran cuatro servicios de oración diaria (Oración Matutina, Oración del Mediodía, Oración Ves-pertina y Completas, la

oración al cierre del día) además de los servicios de la Santa Eucaristía y otros servicios Episcopales y Pastorales. Las ofi-cios (del Latín: deberes) provienen de los Oficios Divinos, los cuales son descriptos por San Benedicto en su Regla y consiste en la oración practicada siete veces al día en toscos intervalos cada tres horas desde el amanecer al atardecer. Recientemente llevé mi reloj para ser reparado. La dulce dama que me ayudó, sabiendo que yo era un sacerdote, me contó una historia acerca de un amigo de ella, que

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Notas sobre el Culto

“¿Cuán a menudo ha oído decir, ìsolo quiero algo del culto tradicional Anglicano”? Tenga cuidado con lo que desea, porque el culto Anglicano tradicional no es lo

que la mayoría de las personas piensan que es. La Comu-nión Anglicana abarca a personas de muchas razas, lenguajes y nacionalidades del todo el mundo.

Hoy en día, encontramos una amplia diversidad en la expresión musical y en la oración a lo largo y a lo ancho de toda la Comunión Anglicana. La Palabra de Dios es mantenida en alto en el culto evangélico. La alabanza y la plegaria a través del Espíritu Santo son apreciadas en el culto carismático. Los sacramentos son la parte central en el culto Anglo-Católico. Muchas parroquias también tratan de combinar todos los elementos antedichos dentro de su vida litúrgica.

Arraigado en el Culto del Templo JudíoLa música y el culto son vistos a menudo como sinóni-

mos en la tradición Anglicana. Oración y alabanza, entrete-jidas dentro de un efectivo tapiz en el Libro de Oración Común, han resistido las corrientes de los cambios durante centurias. Arraigado primariamente en elementos del culto del templo judío, un flujo rítmico palabras y música se han unido en una liturgia que se ha hecho querida para mil-lones de Anglicanos de todo el mundo. Mucho del servicio de la sinagoga, de la salmodia, himnos y textos sagrados han permanecido intactos mientras, durante los pasados 2.000 años, los Cristianos han desarrollado adiciones para la liturgia para el Bautismo, Confirmación, la Santa Comu-nión, el Matrimonio y el Rito de Entierro.

Primeros Ritos En los primeros años del Cristianismo, el culto era por

necesidad, conducido en secreto. El formato era simple y no invadido por la comunidad exterior. Ritos claramente definidos comenzaron a desarrollarse después que Constan-tino autorizó la práctica del Cristianismo y la presencia de los Cristianos en el sector público. Mientras los monaste-rios, conventos, abadías, catedrales e instituciones educacio-nales evolucionaron, desarrollaron un programa altamente reglamentado de oración y alabanza a través de un día de 24 horas. Así, cada minuto del día y de la noche, los Cristianos en alguna parte estaban ante el Señor Jesús en agradec-imiento y en petición. Esas instituciones de conocimientos superiores y vocación religiosa eran las más aptas para tener órganos. Aunque estos órganos estaban en sus primeras fases de desarrollo y eran difíciles y agotadores de ejecutar, sabían

Por George Mimms

ser utilizados para acompañar el canto.

La Iglesia Parroquial La iglesia parroquial ha sido y continúa

siendo el lugar donde los Cristianos expresan su lealtad hacia Dios presentándose semanal-mente para el culto. La música parroquial de los comienzos fue salmodia popular o folklórica. Excepto dentro de las parroquias pudientes o adineradas, los órganos eran inexistentes.

Como con toda la música folklórica, el número de variaciones sobre cualquier melodía eran tremendas. En una práctica llamada “lining out,” un asistente parroquial laico “gritaba” el salmo frase por frase, y la congregación los repetía después de él.

Se utilizaban instrumentos de viento o de cuerdas para guiar o acompañar la melodía. Las parroquias muchas veces tenían una mesa o escritorio tallado a mano para el asistente y el instrumentista. Las copias del Libro de Oración Común, eran escasos y raros en las manos de los laicos. La Oración del Señor, el Credo y el Sanctus eran a menudo inscriptos en grandes y decorativos rótulos en placas en el área del Altar de las iglesias parroquiales en la última parte del siglo XIX, permitiendo a la congregación leer en voz alta al unísono.

Dondequiera que usted alabe dentro de la Comunión Anglicana, notará inmediatamente que el servicio busca comprometer a todas sus percepciones sensoriales de sonido, vista, olfato, tacto y gusto. Usted podrá encontrar al menos un poco de los siguientes elementos: agujas, campanas, incienso, velas, coros, equipos de alabanza, instrumentos musicales - incluyendo pianos y órganos de tubo, coros coloridos y vestimentas de los ministros, vitrales, la Cruz, el pan y el vino de la Santa Comunión, procesiones en el Camino de la Cruz en la entrada y la salida, lecturas de las escrituras expresadas a través de danza interpretativa, pro-cesión del Libro del Evangelio dentro de la congregación, el Beso de la Paz, y a menudo, tener que arrodillarse para rezar. Estas son algunas de las experiencias que tocan uno o más de nuestros sentidos.

Mientras recorre el exterior, a menudo descubrirá congre-gaciones enteras vestidas en brillantes colores danzando de alegría elevando las manos en alabanza y oración todo tipo de instrumentistas interpretando una plétora de instru-

mentos nativos, tales como tambores, trompetas, guitarras, maracas, y tamboriles, mientras cantan vibrantes himnos indígenas procesiones de pueblos con jóvenes vestidos alegremente palmeando sus manos, gritando, y cantando canciones de alabanza e invitación como parte normal del culto semanal y procesiones de estación a través de toda la comunidad, tales como la Posada durante Adviento y Navidad.

¿Cuál es la norma para el culto Anglicano? Seguramente, el culto con lecturas de las Palabra de Dios y la utilización del Libro de Oración Común, en una de sus muchas edi-ciones y lenguas, son el hilo común de nuestros hermanos alrededor del mundo.

El propio peregrinaje del autor es un microcosmos de la Comunión Anglicana. Confirmado en la parroquia Anglo-Católica, St. Mary the Virgin, en la ciudad de New York, NY, en 1962, Mims ha ministrado en parroquias anglo-católicas, parroquias evangélicas, carismáticas y parroquias que han procurado combinar la música y la liturgia relacionando las tres corrientes de la Comunión Anglicana. Los extensos viajes durante el ministerio de Mims, tan lejanos como a Sudáfrica, le han dado una visión amplia dentro de la vida musical en la Comunión Anglicana. Él es el Organista y Director de Música en St. Martin, Houston.

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Anglicanos • 2008 8

¿Qué es un “Anglicano”? ¿Qué es un “Episcopal”?

Una breve revisión de la historia podrán clarificar

estas preguntas. En el año 596, un devoto monje

benedictino llamado Agustín, llegó a las costas del sur de

Inglaterra. El sembró allí la iglesia Cristi-

ana y estableció la Sede de Canterbury el

que se transformaría en el símbolo de la

unidad dentro de la Comunión Angli-

cana. La iglesia de Inglaterra fue primari-

amente Católica Romana, hasta el siglo

XVI cuando los vientos de la Reforma

Protestante soplaron en la Europa conti-

nental y crearon un clima para el cambio.

Mientras que es verdadero que el Rey

Enrique VIII tuvo algunos problemas

maritales con Roma, las fuerzas de la

reforma tuvieron un efecto significativo

en cambiar la Iglesia Inglesa en un cuerpo

independiente de Roma, pero reteniendo

ambas influencias, la Católica y la Prot-

estante. El gran teólogo Richard Hooker

la llamó la “vía media.” El término

Anglicano significa de Inglaterra, pero

se toma en un significado más amplio

cuando la Iglesia de Inglaterra se expande

a ultramar.

Cuando las colonias en América se

sublevaron en 1776, las congregaciones

americanas de la Iglesia de Inglaterra for-

maron una iglesia libre e independiente.

En la primera reunión de la Convención

General en 1789 se constituyó la primera

Iglesia Protestante Episcopal en los Es-

Comienzos de la Historia de la Iglesia

Por el Reverendo Robert Browne tados Unidos. Adoptó el Libro de Oración Común

y una constitución en la cual se dispusieron los

formulismos para la doctrina, la disciplina y el culto.

Se abrogó mucho poder para las diócesis locales a

causa de su experiencia anterior con los autoritarios

y señoriales Obispos ingleses.

La nueva iglesia americana buscó mantenerse en conex-

ión con la Iglesia Anglicana histórica, pero insistió sobre su

completa autonomía de la Sede de Canterbury. En pocas

palabras, los Episcopales son Anglicanos en América vincu-

lados a la gran Comunión por una herencia común bajo el

Señorío de Jesucristo. Los Anglicanos en los Estados Unidos

son llamados Episcopales porque en 1789 ellos tomaron el

nombre Episcopal (del griego episkopos, vigilante o supervi-

sor) lo cual denota una iglesia bajo la autoridad de obispos

en sucesión apostólica.

La Iglesia Episcopal en Estados Unidos es una de las 38

Provincias autónomas en la Comunión Anglicana mundial,

teniendo membresía en el Consejo Consultivo Anglicano,

una entidad que es un grupo puramente asesor y no es un

cuerpo legal con poder legislativo. El Arzobispo de Canter-

bury, Rowan Williams, hablando para los obispos, sacerdo-

tes y laicos en “El Reto y la Esperanza de Ser un Anglicano

Hoy en Día” dijo: “La única razón de ser un Anglicano es

que este equilibrio de Reformada, Católica, y preocupación

intelectual y cultural parece saludable para la Iglesia Cató-

lica en general, y que ayuda a la gente a crecer en discerni-

miento y santidad.” (Junio del 2006)

Browne sirvió como oficial de comunicaciones para el Con-

sejo Consultivo Anglicano durante la Conferencia Lambeth

1988 y ha producido videos en toda la Comunión Anglicana.

Enrique VIII

Richard Hooker

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Anglicanos • 20089

A La Comunión Anglicana

y XIX. En el Sur de Asia, las Iglesias Unidas, formada entre Anglicanos y muchas tradiciones Protestantes, también se unieron a la Comunión Anglicana, como lo hicieron iglesias tales como la Iglesia Reformada Episcopal Española y la Iglesia Lusitana de Portugal.

Hoy en día la familia Episcopal Anglicana consiste en un estimado de 78 millones de Cristianos que son miembros de 44 iglesias diferentes. Estas conforman 34 provincias, cuatro Iglesias Unidas y otras seis iglesias, dispersas en todo el globo.

Los Instrumentos de la Comunión Las iglesias de la Comunión Anglicana se mantienen

juntas por los lazos de afectos y lealtad común, expresadas a través de lazos con los “instrumentos de la Comunión” ñ el Arzobispo de Canterbury como el centro para la unidad, la Conferencia Lambeth, la Reunión de los Primados y el

Consejo Consultivo Anglicano.

El Arzobispo de Canterbury Las iglesias están todas en comunión con la Sede de

Canterbury en la Iglesia de Inglaterra, y además con el Arzobispo de Canterbury, en su persona y ministerio, es el único centro de la unidad Anglicana. Es el que convoca a la Conferencia de Lambeth, a la Reunión de los Primados y es el Presidente del Consejo Consultivo Anglicano. El 104º Arzobispo de Canterbury en sucesión de San Agustín, el Excelentísimo Reverendo y Honorable Rowan Williams, fue consagrado en Febrero de 2003.

La Conferencia de Lambeth Cada diez años o aproximadamente, el Arzobispo de

Canterbury invita a los Obispos de la Comunión Anglicana a unirse a él en plegaria, estudio y discernimiento. En la úl-tima Conferencia de Lambeth en 1998, más de 800 obispos fueron recibidos. para la conferencia, la cual se mantuvo en Canterbury. La próxima conferencia está siendo planeada para el 2008.

La Reunión de los Primados Desde 1979, el Arzobispo de Canterbury también a

invitado a los primados (obispo presidentes, arzobispos o moderadores) de cada una de las 38 provincias, a reunirse con él en reuniones regulares para consultas, oración, y re-flexión sobre asuntos y temas teológicos, sociales e interna-cionales. Esas reuniones tienen lugar aproximadamente cada

Continúa en la página 16

Las iglesias Episcopales/Anglicanas sostienen y procla-man la fe Apostólica y Católica, proclamada en las Escrituras, interpretada en la luz de la tradición

y la razón. Siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, los Anglicanos están comprometidos a la proclamación de las buenas nuevas del Evangelio a toda la creación. Nuestra fe y ministerio ha sido expresada a través del Libro de Oración Común, recibido y adaptado por iglesias locales en los Servicios de Ordenación y en el Cuadrilátero Chicago-Lambeth, primero expuesto en la Conferencia Misionera en Chicago, en 1886, y revisado por la Conferencia Lambeth de 1888. El Cuadrilátero propuso 4 elementos esenciales de la fe Cristiana:

Las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo •Testamento, que “contienen todas las cosas necesarias para la salvación,” y constituyen la regla y la norma máxima de la fe.

El Credo de lo Apóstoles, como Sím-•bolo Bautismal; y el Credo Niceno como las declaraciones suficientes de la fe Cristiana.

Los dos Sacramentos ordenados por •Cristo mismo ñ el Bautismo y la Cena del Señor ñ deben se administrados con el uso in-defectible de las palabras instituidas por Cristo y de los elementos ordenados por Él.

El Episcopado Histórico, adaptado •localmente en los métodos de su adminis-tración a las diversas necesidades de las na-ciones y pueblos llamados por Dios a la unidad de su Iglesia.

Es central en el culto Anglicano la celebración de la Santa Eucaristía (también llamada la Santa Comunión, la Cena del Señor o la Misa). En este ofrecimiento de oración y alabanza, la vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo, se hacen una realidad presente a través de la proclamación de la Palabra, y la celebración del Sacramento. Los Anglicanos celebran el Sacramento del Bautismo, con agua en el nombre de la Trinidad, como el rito de entrada en la Iglesia Cristiana, y celebran otros ritos sacramentales, incluyendo Confirmación, Reconciliación, Matrimonio, la Unción de los Enfermos y la Ordenación.

La oración común está en el corazón del Anglicanismo. Su estilo puede variar desde lo simple a lo elaborado, desde evangélica a católica, desde carismática a la tradicional. Los muchos Libros de Oración Común dan expresión a una comprensión encontrada dentro de las iglesias, la cual busca trazar una vía media en relación a otras tradiciones Cristi-anas.

Nuestras Iglesias Derivando de las antiguas iglesias Celtas y

Sajonas de las Islas Británicas, el Anglicanismo encontró su identidad distintiva en la Reforma de los siglos XVI y XVII, cuando la separada Iglesia de Inglaterra, junto con la Iglesia de Irlanda y la Iglesia Episcopal Escocesa toma-ron forma. En el momento de la Revolución Americana, una Iglesia Episcopal autónoma fue fundada en los Estados Unidos, y más tarde, iglesias Episcopales y Anglicanas fueron fundadas en todo el globo como resultado de los movimientos misioneros de los siglos XVIII

Catedral de Canterbury

Arzobispo Rowan Williams

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Liturgia Anglicana

¿Qué es lo que hace a nuestro culto “Anglicano”? La palabra “Anglicanismo” es una palabra bastante nueva. Proviene de la mitad del siglo XIX cuando la

Iglesia de Inglaterra se encontró a sí misma por accidente de la historia transformándose en el centro de una familia creciente de cuerpos cristianos, algunos en los dominios del Imperio Británico, algunos no (lo cual originalmente significa mayormente nosotros los Americanos). ¿Sin un nombre en común cómo podrían describirse todos? No todos éramos Británicos, mucho menos Ingleses, y si no éramos Ingleses, ¿qué éramos entonces? Gradualmente arreglamos el antiguo Latinismo “ecclesia anglicana” ñ la Iglesia Inglesa, modernizándolo en un adjetivo descrip-tivo; “Anglicano.” Y entonces, había una ìComunión Anglicana,î una tradición teológica Anglicana y una tradición litúrgica Anglicana ñ “Anglicanismo,” donde

Por el Reverendo Ed Stein había habido solo una Iglesia de Inglaterra y la utilización del Libro de Oración Común Inglés.

¿Y qué es lo que comparte esta familia de iglesias que nos hacen a todos nosotros “Anglicanos”? Todos ellos estaban en comunión con Canterbury, por supuesto, pero la razón por la que estaban es que en su historia cada miembro de la Comunión Anglicana habían: 1) recibido su sucesión de obispos y la forma Episcopal de orden de la iglesia a través de la Iglesia Inglesa, y 2) utilizan la liturgia del Libro de Oración Común Inglés. Ciertamente, en la Iglesia Episcopal Americana, el elemento más evidente sobre ser Episcopal fue nuestro compromiso hacia el Libro de Oración Común.

Efectivamente, nuestro apego por el Libro de Oración Común, fue el factor individual más importante que pre-servó a las parroquias Americanas de la Iglesia de Inglaterra de desaparecer en alguna forma de iglesia congregacionalista pan-protestante después de nuestra Independencia. Duran-te el siglo siguiente los Episcopales fuimos confidentes y a

veces un poco engreídos en nuestra seguridad de que en el Libro de Oración Común teníamos “una liturgia incom-parable” infinitamente más atractiva que el Rito Latino de Roma y las actividades no litúrgicas de la mayoría de las de-nominaciones protestantes. Ciertamente, por un largo tiem-po, el centro de lo que era ser más “Anglicano” en el mundo era el texto del Libro de Oración Común, exactamente en la manera en que Cranmer los había escrito, el Parlamento de 1662 lo había establecido y Dios en su cielo había deseado que fuera. En todo el mundo ser correctamente anglicano significaba comprar vestimentas de Wipples si uno tenía dinero para hacerlo, y construir iglesias que se vieran igual que las de casa en Wessex o Yorkshire, y esperar que el coro de niños de alguna manera sonara como el Kingís College Cambridge.

El Anglicanismo anglófilo tenía una gran ventaja: dondequiera que usted fuera en el mundo, las parroquias Anglicanas o Episcopales serían generalmente familiares fuera el servicio en Inglés o en idioma Urdu pakistaní.

Y luego en la última centuria comenzamos a hacer pre-guntas. El Anglicanismo anglófilo tiene una gran ventaja: ¿Qué era valioso en todas las grandes familias de la liturgia Cristiana venía de la Iglesia sin dividir? ¿Qué era valioso en la liturgia antigua de la Iglesia de Inglaterra antes de la Reforma? ¿Qué tal le parecerá el Libro de Oración actual a las nuevas generaciones? ¿Donde estamos parados en relación a una Roma que de repente hace culto en inglés, o a Protestantes que han recobrado la tradición litúrgica? ¿Cómo vamos a ir a hablar en un lenguaje para generacio-nes futuras? E ingresamos en el asombroso y maravilloso mundo de la revisión del Libro de Oración y de la experi-mentación litúrgica.

De Bizantino al Jazz

El mundo de la revisión del Libro de Oración y de la ex-perimentación litúrgica es a veces un lugar algo aventurero para estar. Las iglesias Episcopales han visto celebraciones estilo rito Bizantino de la liturgia del Libro de Oración, y versiones estilo utilización Romana (de ambas variedades, Vaticano I y Vaticano II) De Bizantino al Jazz

El mundo de la revisión del Libro de Oración y de la experimentación litúrgica es a veces un lugar algo aven-turero. Las iglesias Episcopales han visto celebraciones de la liturgia del Libro de Oración estilo rito Bizantino, y usado versiones estilo Romano (de ambas variedades, Vaticano I y Vaticano II), y el rito inglés antiguo Sarum, y el Libro de Oración Neozelandés, y adaptaciones de cantos de Taize del Libro de Oración; y misas de jazz, de rock y “blue grass”: y servicios de oración carismáticos, “Rito III” fácil de utilizar para el usuario (desafío a cualquiera a encontrar algo llamado o que pretenda ser un “Rito III” en alguna parte del Libro de Oración), “Eucaristías payaso,” celebraciones de renovación y servicios de prédica no sacramentales de cristianos sin compromiso. Gracias al valiente nuevo mundo de la autoedición, los servicios ocasionales parecen ser el Libro de Oración -autoedición, servicios ocasionales pare-cen ser el Libro de Oración pero no son encontrados en ninguna parte del mismo o en cualquiera de los trabajos del Comité Litúrgico Permanente. Las vueltas de la mente. Entonces, que hay en todo esto que hace a nuestro culto “Anglicano.” En una Comunión en la cual el Libro de Oración Común es un gran componente del pegamento

Continúa en la página 15

Foto de Carol E. Barnwell

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Una Trinidad en el Corazón de la Espiritualidad Anglicana

Dos preguntas emergen cuando hablamos acerca de la espiritualidad Anglicana. ¿Tenemos nosotros los Anglicanos una espiritualidad distintiva de otros Cristianos? ¿Cómo se formó? La respuesta a la segunda pregunta yace en el estudio de nuestra historia la espiritualidad anglicana tiene sus raíces en las espiritualidad Celtas y Benedictinas. El Cristianismo arribó a las costas de las Islas Británicas antes de la caída del Imperio Romano. Después de la partida de los Romanos, los Anglos y los Jutos empujaron a los bretones restantes hacia Cornwall y Wales. Cuando llegaron los misioneros romanos a Kent en el siglo VI bajo San Agustín, se sorprendieron de encontrar Cristianos en esas tierras.

Los Celtas El Cristianismo se había enraizado entre las tribus celtas que se habían asentado en Bretaña. Su práctica de la espiritualidad difiere en muchas formas de la Romana que venían a restablecer su presencia y normas en Inglaterra. La espiritualidad Celta es a menudo caracterizada por una reverencia hacia su creación expresada en su poesía y oraciones. Hombres y mujeres vivían y trabajaban juntos, hombro a hombro, en muchas comunidades monásticas que produjeron líderes iluminados como Columba, la famosa monja misionera de Iona e Hilda, la Abadesa de Whitby. La Espiritualidad Celta nunca se perdió enteramente luego que los romanos regresaron y reorganizaron la iglesia de acuerdo al orden y disciplina Católica.

Ambos, Clérigos y Laicos La Espiritualidad Benedictina se transformó en la expresión dominante de la fe a través de la fundación de monasterios en todas las Islas Británicas. Los monjes y monjas mantuvieron tenazmente una práctica del Cristianismo que les permitió sobrevivir a las invasiones vikingas, el cisma, las plagas y el severo clima del norte. La Regla de Benedicto, proscribía una disciplina regular de oración, el estudio de las escrituras, y trabajo. Fuera de los monasterios había grupos

de ingleses solamente en los trabajos de sacerdotes, pero también hombres y mujeres comunes.

La Vía Media La vida monástica se terminó súbitamente durante los tumultuosos años de la Reforma. La disolución de los monasterios por Enrique VIII en los años 1535 al 1540 terminó con el período monástico, sin embargo, no borró completamente la espiritualidad Benedictina encontrada

Por el Reverendo Mark Crawford

en el lenguaje de la oración. Thomas Cranmer combinó las horas de las oraciones o plegarias en oficios Matutinos y Vespertinos en la primera edición del Libro de Oración Común en 1549. La Reina Isabel, que ascendió al trono después de la muerte de su hermana mayor, María, es reconocida por la vía media. Ella, exitosamente condujo por un curso para la iglesia entre las polaridades del Catolicismo Romano y el Protestantismo, pero ella también es conocida por su erudición y piedad. La Oración General de Acción de Gracias escrita por (p. 58, 101 LOC - en inglés) escrita por Edward Reynolds, Obispo de Norwich, puede haber sido inspirada por una de sus oraciones privadas.

Una Trinidad de Recursos La espiritualidad Anglicana esta caracterizada por tres recursos principales: el Libro de Oración Común, la traducción al inglés de la Biblia y la música. La Versión de la Biblia del Rey Jacobo (o del Rey Jaime - por las diferentes traducciones que se hacen del nombre James, del inglés al español) publicada en 1611, sigue siendo la más utilizada y conocida traducción al Inglés de la Biblia. También hay un tesoro oculto de poesía durante la primera parte del siglo XVII por parte de hombres de la iglesia como George Herbert y John Donne. Muchos poemas de este tiempo se encuentran ahora en nuestros himnarios junto con música que aún disfrutamos en nuestro culto. Aunque la vida espiritual principal cambió desde el monasterio a las catedrales y a las iglesias parroquiales, al siglo XVII por parte de hombres de la iglesia como George Herbert y John Donne. Muchos poemas de este tiempo se encuentran ahora en nuestros himnarios junto con música que aún disfrutamos en nuestro culto. Aunque la vida espiritual principal cambió desde el monasterio a las catedrales y a las iglesias parroquiales, la Iglesia de Inglaterra ha preservado la riqueza de la espiritualidad católica en su liturgia, en su tradición coral y en la Biblia Inglesa.

Continúa en la página 17

Iona Abbey foto de Clive Smith

Foto de Carol E. Barnwell

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En estos días de interrogantes urgentes acerca de que significa exactamente ser un Anglicano, quizás sea instructivo considerar la vida y escritos de T.S.

Eliot (1888-1965), poeta ganador del Premio Nóbel, figura icónica del modernismo literario y editor y crítico tan famo-sos en sus días que 14,000 personas se presentaron en 1956 para escuchar su lectura sobre Las Fronteras del Criticismo.

Eliot nació en St. Louis dentro de una familia Unitaria, con una fuerte formación y antecedentes Puritanos Ingleses y de Nueva Inglaterra, vivió en Londres la mayor parte de su vida. Fue bautizado y confirmado en la Iglesia de Inglat-erra en 1927.

Eliot encontró en el Anglicanismo una teología y una tradición suficientemente profundas y a la vez lo suficiente-mente espaciosas para contener su mente y corazón, y tam-bién para permitirles lugar para la reflexión y el crecimiento. El se encontró especialmente atraído por los sacerdotes y poetas del siglo XVII. Los sermones de Lancelot Andrews, particularmente aquellos sobre la Encarnación de Cristo, tuvieron la ferviente aprobación de Eliot. Y la poesía de los sacerdotes poetas John Donne y George Herbert evocó uno de sus más importantes piezas de criticismo literario. En Los Poetas Metafísicos (1921), Eliot escribe sobre lo que él llama una temprana “disociación de sensibilidad” que desconecta el pensamiento del sentimiento, la mente

Por el Reverendo Kit Wallingford

T.S. Eliot y Anglicanismo “La pista adivinada a medias, el regalo a medias comprendido, es la Encarnación.”

T. S. Eliot

del corazón. Los poetas del siglo XVII como Donne y Herbert, él dijo, corrigieron esta grave disociación. Donne y Herbert y otros como ellos colocaron nuevamente juntos pensamientos y sentimientos; fueron capaces de sentir sus pensamientos y además fueron capaces de comunicar en su poesía el sentido de la vida vivida como un todo, mente y corazón juntos. Como Martin Thornton y otros han señala-do, este nexo entre intelecto y sentimientos es característico de la teología y el culto Anglicano.

Como demuestran su poesía, obras teatrales y prosa, la mente de Eliot varió ampliamente entre historia, filosofía, religiones orientales y occidentales y literatura, y cultivó un estilo lacónico y objetivo. Pero la objetividad no podría oc-ultar absolutamente las luchas de un hombre que, detrás de su fachada de paraguas cerrado y enrollado, estaba dolorosa-mente consciente de la vasta brecha entre el hombre que él fue y el buen hombre que el deseó haber sido. Para ayudar a estrechar esta brecha, el Anglicanismo le ofreció “oración, observancia, disciplina, pensamiento y acción.”

Además, Eliot comprendió que hay un conocimiento más allá que del intelecto, y como los lectores de su poesía bien conocen, consideró la ambigüedad y el misterio como gra-cias a ser adoptadas en lugar de ser eludidas. Oración, culto, escritura, tradición, razón, teología, experiencia ñ para el Anglicano, son todos portales hacia lo santo. ¿Y cuál es la esencia del Santo? En el ultimo trabajo de criticismo liter-

ario, él regresó a su fascinación hacia los sacerdotes poetas del siglo XVII y escribió un panfleto sobre George Herbert. En el texto, el mencionó en su totalidad el poderoso poema de Herbert, “Amor.” * Quizás Eliot nos deja con esta con-clusión: Cualquiera sea la pena, sea cual sea la pregunta, la Encarnación es la respuesta. Cristo es la respuesta. El amor es la respuesta.

Lyndall Gordon, T. S. Eliot: Una vida Imperfecta (New York: W. W. Norton & Co., 1999), 523-24. El segundo párrafo de este artículo también extraído del trabajo de Gordon. El título y otras citas en el artículo salieron de la Parte V de The Dry Salvages (Los Salvamentos Secos) (1941), el tercero de los cuatro Cuartetos de Eliot. Wallingford es el antiguo rector asistente, en el Palmer Memo-rial, Houston.

T. S. Eliot

Thomas Cranmer (1489-1586) fue nombrado Arzobispo de Canterbury por Enrique

VIII y sirvió también bajo el sucesor de Enrique, Eduardo VI. A el se le atribuye mucho de la composición y compilación del Libro de Oración Común (publicado por primera vez en 1549), el cual estableció la estructura básica de la liturgia Anglicana que continua hasta el día de hoy. Fue, en gran parte, gracias a Cranmer que nació la Iglesia de Inglaterra. Su revisión de 1522 del Libro de Oración, en el reinado de Eduardo VI, refleja en sus detalles la influencia de la Reforma Protestante. Bajo la sucesora de Eduardo, la Reina Católica Romana María I, Cranmer fue enjuiciado por traición, convicto por herejía y quemado en la hoguera.

Richard Hooker (¿1554?-1600) fue un clérigo de la Iglesia de Inglaterra y teólogo educado en Oxford, quien

escribió, en ocho volúmenes, “Of the Laws of Ecclesiastical Polityî ñ De las Leyes de la Política Eclesiástica, un trabajo que asienta el trabajo preliminar para la tradición del Anglicanismo. Ha sido descrito como el “cofundador,” junto con Thomas Cranmer de la tradición religiosa Anglicana, y se lo cree por algunos de ser la contraparte más cercana de la denominación Anglicana-Episcopal a Martín Lutero para los Luteranos, o Juan Calvino para los Presbiteria-nos, o John Wesley para los Metodistas.

En su obra maestra, la cual expuso el principio de la vía media, explica como tal enfoque en la búsqueda de la verdad religiosa difiere de aquella de los reformadores, por un lado, y los partidarios del papa, en el otro. La imagen del Anglicanismo como un taburete de tres patas ñ con patas de Escritura, tradición y razón ñ ha sido derivada del trabajo de Richard Hooker.

Richard HookerThomas Cranmer

Líderes Iniciales y Fuertes

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Poco tiempo después de la muy húmeda Navidad de 1849, el Reverendísimo George Washington Freeman, Obispo Misionero de Sudoeste, viajó a la Iglesia de Cristo en Matagorda, para una reunión que organizaría el campo misionero dentro de la Diócesis de Texas. Nos han contado que cuatro clérigos y seis laicos se reunieron con el obispo y organizaron la diócesis en orden de buscar el apoyo de la Convención General de 1850. Había un sentido de gran urgencia de que la misión de los Tejanos necesitaba la ayuda misionera de la iglesia mayor y el apoyo y la guía de un obispo propio. Su esperanza era que ambos, los recursos financieros y el obispo pudieran reforzar su misión. Sería nueve años de gran expansión y trabajo para la Diócesis de Texas antes que el Obispo Alexander Gregg fuera electo y se transformara en el primer obispo diocesano de Texas. En el primer discurso del Obispo Gregg al consejo diocesano de Texas hizo hincapié en su convocatoria misionera: “Me presento ante ustedes, en esta ocasión, la primera reunión de la Convención desde mi consagración al Episcopado de Texas, con emociones de naturaleza inusual. Convocado, en la providencia de Dios, para

comenzar con este gran trabajo y responsabilidad. y eso en un campo de trabajo para el cual, me temo, mi antigua experiencia no me había preparado. Sus decepciones anteriores, y los intentos dolorosos que han tenido que experimentar, solamente han servido para hacer a los requerimientos más imperativos. Había solo una cosa a la que podía recurrir ñ a esa gracia libremente prometida, y totalmente suficiente para el siervo de Cristo, en cualquier estado de la vida, o esfera de trabajo, como quiera que Dios lo llame.” La Diócesis de Texas fue formada afuera del primer campo misionero extranjero en la Iglesia Episcopal. La misión esta en nuestro ADN, es parte de quienes hemos sido; de quienes somos, y en lo que nos convertiremos. La parte integral con la identidad de misión de Texas es nuestra estructura. En la Iglesia Episcopal, como es el caso en Texas, la misión requiere del apoyo estructural de una diócesis en relación con un obispo. Nuestra experiencia local está unida a la experiencia de la iglesia antigua. En la carta de Pablo a Tito (1.5ff), vemos hacer referencia a la organización de la misión y la importancia de elegir bien a obispos para que sean asistentes de

Por el Reverendo Canónigo C. Andrew Doyle

La Misión es parte del ADN de la DiócesisDios en la misión. Pablo escribe a Tito y dice: “Te dejé en Creta para que pusieras en orden lo que quedaba por hacer y en cada pueblo nombraras, ancianos de la iglesia, de acuerdo con las instrucciones que te di. El anciano debe ser intachable, esposo de una sola mujer; sus hijos deben ser creyentes, libres de sospecha de libertinaje o de desobediencia. El obispo tiene a su cargo la obra de Dios, y por lo tanto debe ser intachable: no arrogante, ni iracundo, ni borracho, ni violento, ni codicioso de ganancias mal habidas. Al contrario, debe ser hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, santo y disciplinado. Debe apegarse a la palabra fiel, según la enseñanza que recibió, de modo que también pueda exhortar a otros con la sana doctrina y refutar a los que se opongan.” Bambas, nuestra historia y la de Pablo muestran la naturaleza evolutiva del campo misionero, diócesis, y obispo. En la Iglesia Episcopal y en toda la Comunión Anglicana la estructura básica de la Iglesia es el obispo diocesano y su diócesis, también llamada su sede. El episcopado histórico es de importancia primaria en toda nuestra Comunión. El Grupo de Diseño del Pacto

Anglicano afirma la importancia del episcopado de esta manera: “el episcopado histórico, adaptado localmente en cuanto a los métodos de su administración a las diversas necesidades de las naciones y las personas llamadas por Dios a la unidad de su Iglesia y el rol central de los obispos como custodios de la fe, líderes de la misión y como signos visibles

El Obispo Alexander Gregg

Iglesia de Cristo, Matagorda, Navidad del 2004.

continúa en la página 17

En la iglesia Episcopal, como fue

el caso en Texas, la misión requiere

el apoyo estructural de una diócesis

en relación con un obispo.

de unidad.” Otra vez, la unidad histórica entre obispo, misión y la iglesia son acentuados.

El Episcopado La posición del Obispo es una elegida por la gente y los sacerdotes de la diócesis. El Libros de Oración Común habla de ambos, la selección y el aspecto misionero de este oficio: “...La gente lo ha elegido y afirmado su confianza en usted aclamando su elección. Un obispo en la santa Iglesia de Dios está llamado a ser uno con los apóstoles en proclamar la resurrección de Cristo e interpretar el Evangelio, y para testificar la soberanía de Cristo como Señor de señores y rey de reyes.” Nuestro Obispo es el Reverendísimo Don A. Wimberly, es el octavo obispo de Texas. Su episcopado está históri-camente ligado al Obispo Gregg pero también está conectado a través de la Sede de Canterbury a la Sede de Roma. Fue electo por la Diócesis de Texas para servir como Obispo Diocesano. Tenemos otros dos obispos quienes sirven a la misión de la iglesia como ejecutivos regionales; ellos son llamados obispos sufragáneos. Sus nombres son el Reverendísimo Rayford B. High y la Reverendísima Dena A. Harrison.

La Diócesis En nuestra estructura Anglicana una diócesis es la com-pañera para el obispo en el trabajo misionero de la igle-sia. Una “diócesis’ es un área geográfica, como lo es un estado o un país. Cada diócesis tiene al menos un obispo que lidera s sus muchas iglesias miembro. Estas iglesias

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Identidad Anglicana Continúa de la página 2

unidad del sacramento y la Iglesia diciendo, “Debemos ser mantenidos juntos por los lazos indisolubles de la amistad. Y así, todos recibimos un cuerpo de Cristo, para que al fin podamos ser sus miembros. Pero si estamos llenos de discordias y disensiones, rasgamos y dividimos a Cristo, y lo dejamos a un lado; ni seremos culpables de un sacrilegio menor que si lo hubiéramos hecho en realidad.” Estas son palabras poderosas y dignas de nuestra meditación y oración. Yo creo que ambos, el Occidente y el Sur Global se necesitan uno a otro. Cada uno sufrirá si el otro camina aparte. Cada porción de la Comunión perderá una revelación de la cara de Jesucristo si nos damos las espaldas los unos a los otros. Al mismo tiempo, yo sé que el Anglicanismo en sí mismo no de pende de las decisiones que nosotros los humanos deberemos tomar en este año o el siguiente con respecto a temas de sexualidad, política o comunión. El anglicanismo tendrá por siempre un lugar que es verdaderamente y por siempre aparte del gran río que es la Santa Iglesia Católica y Apostólica. El Anglicanismo es mucho más que simplemente los acuerdos y desacuerdos por delante de hoy día. El Borrador Propuesto del Pacto Anglicano que está siendo desarrollado en orden de promover la unificación de nuestra Comunión, habla muy elocuentemente de esta identidad que compartimos: Dios nos ha llamado a tener comunión en Jesucristo (1 Cor. 1:9; 1 Juan 1:3). Este llamado está establecido en los propósitos de Dios para la creación (Efesios 1:10; 3:9 ff.), el cual se ha complementado con los pactos de Dios con Israel y sus representantes tales como Abraham y de manera más completa en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Nosotros humildemente reconocemos que este llamado y este regalo de comunión nos otorgan responsabilidades para nuestra vida en común ante Dios. Por la gracia de Dios nos han dado la Comunión de Iglesias Anglicanas a través de la cual responder al llamado más grande de Dios en Cristo. (Hechos 2:42). Esta Comunión nos proporciona de una identidad y carisma especial entre los muchos seguidores y sirvientes de Jesús. Reconociendo lo maravilloso, hermoso y el desafío de mantener la comunión en esta familia de iglesias, y la necesidad de compromiso mutuo y disciplina como un testigo de la promesa de Dios en un mundo y en un tiempo de inestabilidad, conflicto y fragmentación, convenimos juntas como Iglesias de esta Comunión Anglicana ser fieles a las promesas de Dios a través de la fe histórica que confesamos, la manera en que vivimos juntos y la canalización de nuestra misión. Nuestra fe plasma o expresa un testimonio coherente de lo que hemos recibido de la Palabra de Dios y del largo testimonio de la Iglesia; nuestra vida juntos refleja las bendiciones de Dios en el crecimiento de nuestra Comunión en un verdadero cuerpo global; y la misión que perseguimos apunta a servir a la gran promesa de Dios

en Cristo que abarca al mundo y sus gentes, cumplida en responsabilidad compartida y administración de recursos, y en interdependencia entre nosotros mismos y con toda la Iglesia. El borrador del pacto también habla de aquellos elementos unificados que mantienen nuestra vida en común unida. Los siguientes son elementos evidentes dentro de nuestras liturgias del Domingo en la mañana, de todo el oficio diario, y profundamente entrelazados en nuestra teología Anglicana. Mientras nosotros somos una denominación que ha enfrentado el conflicto, haya cambiado o no, en la expresión del contexto misionero están esos principios que nos unifican como la Comunión Anglicana. 1. Somos parte de una Iglesia única santa, católica y apostólica, rindiendo culto al único Dios verdadero, Padre, Hijo, y Espíritu Santo; 2. Profesamos la fe que es únicamente revelada en las Sagradas Escrituras que contienen, todas las cosas necesarias para la salvación y son la regla y la norma máxima de la fe, y la cual es expuesta en los credos católicos, fe que la Iglesia está obligada a proclamar de nuevo en cada generación; 3. Nosotros como Iglesia, local y globalmente, mantenemos y administramos debidamente los dos sacramentos ordenados por Cristo mismo ñ Bautismo y la Cena del Señor ñ ministradas con la utilización indefectible y constante de las palabras instituidas por Cristo, y de los elementos ordenados por él; 4. Participamos en la misión apostólica de todo el pueblo de Dios; 5. Guiados por el Espíritu Santo; como individuos y corporativamente atestiguamos la verdad Cristiana en sus fórmulas históricas, los Treinta y Nueve Artículos de la Religión, el Libro de Oración Común de 1662, y el Ordenamiento de los Obispos, Sacerdotes, y Diáconos; 6. Somos leales a esta herencia de fe como a nuestra inspiración y guía ante Dios, para llevar la gracia y la verdad de Cristo a esta generación, y para hacer que Él sea conocido en las muchas sociedades y naciones en las cuales trabajamos y vivimos. Las prácticas Anglicanas ilustran como estas declaraciones de fe son vividas, a través de nuestra manera de vida como individuos y como una comunidad. 1. Sostenemos y actuamos en continuidad y consistencia con la fe católica y apostólica, orden y tradición, los valores morales bíblicamente derivados y la visión de humanidad recibida por, y desarrollada en, toda la Comunión. 2. Buscamos en todas las cosas defender la obligación solemne de apoyar la Comunión Eucarística de unos con otros y en toda nuestra comunión. 3. Nos aseguramos que esos textos bíblicos sean manejados fielmente, con respeto, comprensiva y coherentemente, porque creemos que la revelación de las escrituras debe continuar para iluminar, desafiar y transformar las culturas en las cuales vivimos, las estructuras en las cuales trabajamos

y nuestras propias maneras de pensamiento acerca de nosotros mismos y de nuestro prójimo. 4. Continuamos consolidando y respondiendo al liderazgo y ministerio profético y fiel para asistir a nuestras iglesias como valientes testigos del poder transformador del Evangelio en el mundo. 5. Perseguimos un peregrinaje común con otros miembros a toda nuestra congregación, diócesis, iglesia y comunión para discernir la verdad, que las personas de todas las naciones puedan ser verdaderamente libres y recibir la vida nueva y abundante en el Señor Jesucristo. Como ustedes pueden bien haber leído, el Anglicanismo en su corazón es una manera de seguir a Jesucristo. Para mi, personalmente, el anglicanismo como se expresa aquí, es vivido a través de mi experiencia diaria de liturgia y culto, bautismo y Eucaristía, la teología de la vía media, el oficio diario, el significado de una Iglesia en Misión, los amigos jóvenes y mayores que se han cruzado en mi camino, caminando conmigo y han seguido a su manera, la comunión de los Santos, la Diócesis de Texas y la Iglesia Episcopal, la cofradía del altar y los sacristanes, los seminarios y el sistema de salud. Es la misión extranjera y los servicios sociales locales, es la escritura y es quien yo soy. Este número especial del Texas Episcopalian es una oportunidad para ustedes de ver las muchas caras diferentes de Anglicanismo dentro de nuestra diócesis, de experimentar las muchas formas en las que las personas viven sus vidas como Anglicanos. Este número es una oportunidad para elevar nuestros ojos por encima del caos de la vida diaria y para ver el gran campo de misión que se encuentra ante nosotros. Es para mirar atrás adonde nuestros pies han pisado y para mirar hacia adelante, hacia adonde vamos. “Padre de todos, te damos gracias y oramos, porque aunque estábamos lejos nos reuniste en tu Hijo y nos trajiste a casa. Al morir y vivir como él lo hizo, declaró su amor, nos dio la gracia y nos abrió las puertas de la gloria. Que aquellos que compartimos el cuerpo de Cristo podamos vivir en su vida resucitada; que aquellos que bebemos de su copa llevemos vida a los otros; que aquellos de nosotros en quienes se enciende el Espíritu, le demos luz al mundo. Presérvanos firmes en la esperanza que nos has antepuesto, así nosotros y todos tus hijos podremos ser libres, para que toda la tierra viva para alabar tu nombre; a través de Cristo, nuestro Señor. Amén.” El Libro de Servicio Alternativo 1980

El Reverendísimo Don A. Wimberly Obispo de Texas

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que nos mantiene unidos, ¿dónde está el entendimiento o comprensión obligada de nuestra identidad litúrgica?

Oración Común Nosotros sabemos que la historia y experiencia Angli-cana ha sido siempre acerca de estar comprometido con la Liturgia, haya sido en nuestros primeros comienzos, en la crisis de la Reforma, o en todos los movimientos de renovación desde ese entonces. Así que, ser Anglicano, sig-nifica siempre ser fiel a la utilización del Libro de Oración Común y otros materiales proporcionados por las Comi-siones sobre Liturgia y Música de la Iglesia. Y si la Iglesia decide un cambio, entonces estamos comprometidos a adaptarnos – la Oración Común siempre se sostiene en común, como el tesoro de la comunidad no como nuestra posesión personal. Para el clero, que está encargado por el canon de la responsabilidad de la conducción del culto de sus cu-ras, eso significa tomar muy seriamente el juramento de ordenación para “cumplir con la doctrina y el culto” de la Iglesia Episcopal. Ese juramento no tiene condiciones como “cumplir solo con lo que estoy de acuerdo” o “al-gunas veces pero no necesariamente en todo momento” o “las rúbricas son solo sugerencias.” Somos libres de ser tan imaginativos, creativos e innovadores como podamos serlo en la presentación de la liturgia, pero debemos estar comprometidos con la Liturgia. La Liturgia Anglicana siempre ha tenido en sus bases las cosa que compartimos en común con todas las partes de la Iglesia íntegra de Cristo, otro significado para la idea de la “Oración Común.”

Sacramental, Bíblico y Diario Primero, el culto Anglicano está enraizado en los signos sacramentales del Bautismo y la Eucaristía. Así que nue-stro culto nunca debe perder de vista su objetivo: encon-trar a Jesucristo presente con nosotros, y encontrarnos a nosotros mismos presentes para Cristo en nuestro culto. La primera pregunta para hacer en una evaluación de la manera en que hacemos la Liturgia es si la gente encuentra a Cristo con lo que hacemos en la adoración. En segundo lugar, la energía del culto Anglicano está siempre centrada en la Biblia y permite que la Biblia sea escuchada. Cada crítica válida sobre nuestra tradición litúrgica tiene que ver con que es mecánica o superficial en el culto. Estamos muy seguros de la cantidad de Escritu-ras que incorporamos en las palabras del texto del Libro de Oración y en las rondas perpetuas de las lecturas de la Biblia que prescribe el Leccionario. Pero siempre debemos trabajar para permitir que esa riqueza de las escrituras sea escuchada con energía. Esto significa que nuestra presen-tación del culto deberá siempre elevar por sobre todo la lectura de las Escrituras; nuestros lectores deben hacer el mejor trabajo que puedan hacer; nuestros ministerios de educación parroquiales y de confirmación deben hacer énfasis en que se lea la Biblia; nuestra prédica deberá per-mitir a nuestra gente encontrar la fe que la Biblia revela y proclaman los Credos. Tercero, para nosotros los Cristianos Anglicanos, quienes fuimos formados primero en la fe por Agustín, Aidan y todos aquellos otros monjes misioneros, la Oración Común es para ser oración diaria. Aún estamos

todos, en cierto sentido, llamados a ser Benedictinos por la utilización del regalo de la Oración Matutina y Vespertina diarias, y la vuelta del año litúrgico que proporciona el Li-bro de Oración. Parte de nuestra identidad compartida es la influencia de ese hábito diario de plegaria compartida, a través de la cual la devoción del Libro de Oración forma a las personas en sus hogares así como lo hace en sus iglesias. Por último, como Anglicanos siempre recordamos el prin-cipio de “lex orandi” -- “Creemos así como oramos.” El Libro de Oración, después de las Escrituras y los Cre-dos, es la declaración de enseñanza distintiva de nuestra fe. Cuando tomamos decisiones sobre la presentación de la liturgia en nuestra música o ceremonial y todas las otras decisiones y hábitos de liturgia doméstica, necesitamos dejar que el Libro de Oración nos forme, no otras maneras que están a nuestro alrededor.

Stein es el Canónigo Director del Coro en la Catedral Iglesia de Cristo, en Houston.

Liturgia Anglicana Continúa desde la página 10

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Espiritualidad Benedictina

El gran cisma en el Anglicanismo a finales del siglo XVIII, no fue sobre la tensión entre las tradiciones Católica y Reformista. Fue acerca de la pérdida de los Metodistas, liderados por John y Charles Wesley. Un escritor Católico Romano ha comentado que John Wes-ley fue el más Católico de todos los grandes Reforma-dores. Ese cisma fue el resultado de una falla en el valor, imaginación y visión entre los obispos de la Iglesia de Inglaterra. Ellos nos pudieron encontrar un lugar para el entusiasmo en la Iglesia establecida.

Pero no solamente fue falta de valor que nos costó los Metodistas, nos costó también la gente trabajadora, granjeros, obreros y trabajadores de las fábricas. Hubo momentos en los siglos XVI y XVII donde pareció que Roma podría haber tenido suficiente imaginación y visión para incorporar en su vida las visiones o revela-ciones de los reformistas Protestantes. No lo hizo.

El Arzobispo Rowan Williams ha dicho que el Angli-canismo es un intento único para ser verdaderamente Católico y verdaderamente Reformista. No ocurrirá por accidente, ni ocurrirá por manipulación, sino solamente con visión, imaginación, fe y amor.

Davis sirvió por muchos años como rector de Holy Trinity, en Clemson, Carolina del Sur.

Accidentalmente Anglicano Continúa desde la página 5

usa un punto verde sobre la cara de su reloj de pulsera para que le recuerde cada vez que lo mire que tiene que rezar por alguien. Me hizo darme cuenta de que dentro de la tradición Anglicana, yo estoy bendecido por una antigua práctica que no solo incluye la plegaria por los otros sino que está centrada en mi necesidad de enfrentar a Dios diariamente y de comenzar y terminar mi día con el recordatorio de mi total dependencia de Dios. Nuestro Libro de Oración Común nos proporciona de una Oración Matutina, Rito I en la página 37 y Rito II en la página 75; la Oración del Mediodía en página 103; la Oración Vespertina, Rito I en página 61 y el Rito II en la Página 115 además de un Orden de Culto Vespertino el cual puede ser utilizado como un servicio vespertino o vísperas como un servicio completo o al vez utilizado como una introducción a la Oración Vespertina o como un preludio de una reunión vespertina u otra actividad; y finalmente las Completas, página 127 para ser utilizada como cierre del día. Esto puede ser leído en solitario, con la familia o en comunidad con otros. Precisamente como el punto verde ayudaba al hombre a recordar que tenía que rezar, nuestra antigua espiritualidad Benedictina continúa siendo relevante para nosotros hoy en el siglo XXI. Continúa lidiando con asuntos que nos enfrentan a la mayordomía, relaciones, autoridad, comunidad, balance o equilibrio, trabajo, simplicidad, oración y desarrollo espiritual. Ofrece una forma de vida y una actitud mental en lugar de un sistema de recetas o prescripciones religiosas. Se arraiga en la Biblia para su inspiración la cual sirve para guiar nuestra comprensión del significado y propósito de la vida como comienzo y que es sostenida solo por Dios. Practicar esta antigua espiritualidad puede no ser algo “divertido,” pero nos recuerda que Dios es el centro de nuestra vida y refuerza nuestra identidad bautismal en Cristo, incluso si lo hacemos como parte de nuestra rutina diaria la cual no siempre es divertida, como tirar la basura,

ir al gimnasio o practicar violín. Los beneficios de este tipo de trabajo son resumidos de manera bella en un artículo del Reverendo Michael Anderson Bullock. Bullock escribe, “El fruto de este ritmo corporativo y fervoroso, este “trabajo” (liturgia significa “el trabajo de las personas”), resulta en el desarrollo de un espíritu fuerte y en la posesión de una espiritualidad confiable. Además, la espiritualidad desarrollada en la Regla de Benedicto también se repite dentro de la vida del Libro de Oración.” Parte del genio de Cranmer fue su visión dentro de la regla monástica de Benedicto y su habilidad para trasladarla a una forma útil para aquellos que vivimos nuestras vidas en el mundo secular, así nosotros, como los monásticos, podemos retener nuestras identidades como seguidores de Jesucristo. Como estamos conectados con Dios y la vida de fe, en lo que se resume nuestra espiritualidad, pueden ser resumidos en dos pasos. Primero, recordar a Dios, y segundo, hacer regularmente aquellas cosas que nos hacen recordar a Dios. Para aquellos que buscan a Dios y una conciencia y un conocimiento de Dios más profundo, hay un recurso especial y único al alcance de su mano. Es antigua en su práctica y Benedictina en su espiritualidad. Ese bendito recurso, cuyo fundamento está en las Escrituras, es el Libro de Oración Común.

Mizirl es misionero universitario en el Centro de Estudiantes Episcopales, en la Universidad A&M de Texas, en College Station.

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glicana por vía electrónica, disponible por suscripción por medio de correo electrónico y el sitio en la red en www.anglicancommunion.org.

La Catedral de Canterbury La Iglesia Catedral de Cristo, de Canterbury, Inglaterra,

es la iglesia madre de la Comunión Anglicana. La oración diaria y la celebración de la Eucaristía son el corazón de su ministerio actual, y el Arzobispo está presente en Navidad, Pascua, y Pentecostés. El trabajo de la catedral fue reciente-mente extendido con el desarrollo del Centro de Estudio Internacional, el cual recibe a los peregrinos y estudiantes de todo el mundo. El ministerio de la Catedral es liderado por el Deán (el Canónigo Robert Willis) y el Capítulo de

Canterbury. www.canterbury-cathedral.org

The Anglican Communion Office (La Oficina de la Comunión Anglicana)St. Andrew’s House, 16 Tavistock Crescent Westbourne Park, London W11 1AP, UK www.anglicancommunion.org

Las Provincias de la Comunión Anglicana La Iglesia Anglicana en Aotearoa, Nueva Zelanda y Polinesia La Iglesia Anglicana de Australia La Iglesia de Bangladesh La Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil La Provincia de la Iglesia Anglicana de Burundi La Iglesia Anglicana de Canadá La Iglesia de la Provincia de África Central La Iglesia Anglicana de de la Región de América Central La Provincia de la Iglesia Anglicana del Congo La Iglesia de Inglaterra Hong Kong Sheng Kung Hui

(Iglesia Episcopal de Hong Kong)La Iglesia de la Provincia del Océano Índico La Iglesia de Irlanda Nippon Sei Ko Kai – La Comunión Anglicana en Japón La Iglesia Episcopal en Jerusalén y Medio Oriente La Iglesia Anglicana de Kenia La Iglesia Anglicana de Corea La Iglesia de la Provincia de la Melanesia La Iglesia Anglicana de México La Iglesia de la Provincia de Myanmar (Burma) La Iglesia de Nigeria (Comunión Anglicana) La Iglesia del Norte de India La Iglesia de Pakistán La Iglesia Anglicana de Papua Nueva Guinea La Iglesia Episcopal de las Filipinas La Iglesia Episcopal de Ruanda La Iglesia Episcopal Escocesa La Iglesia de la Provincia del Sudeste de Asia La Iglesia de la Provincia del Sur de África La Iglesia Anglicana del Cono Sur de América La Iglesia del Sur de India La Iglesia Episcopal del Sudán La Iglesia Anglicana de Tanzania La Iglesia de la Provincia de Uganda La Iglesia Episcopal de los Estados Unidos de América Incluye diócesis en el exterior en Taiwán, Haití, Colombia, Honduras, República Dominicana y Ecuador La Iglesia en Gales La Iglesia de la Provincia de África Occidental La Iglesia en la Provincia de las Indias Occidentales

Diócesis extra-provinciales y otras iglesias La Iglesia Anglicana de Bermuda La Iglesia Anglicana en Ceilán (Sri Lanka) La Iglesia Episcopal de Cuba La Iglesia Lusitana Católica Apostólica Evangélica (Portu-gal) La Iglesia Episcopal Reformada Española Parroquia de las Islas Falkland

Iglesias en Comunión La Iglesia Asiria Mar Thoma Las Antiguas Iglesias Católicas de la Unión de Utrecht La Iglesia Independiente Filipina

La Iglesia en China es una Iglesia Pos-denominacional cuya formación incluye Anglicanos en la Santa Iglesia Católica en China. Anglicanos/Episcopales, en ciertas partes de la Comunión, están en entera comunión con algunas Iglesias Luteranas.

Comunión Anglicana Continúa desde la página 9

18 meses a dos años.

El Consejo Consultivo Anglicano En 1968 los obispos de la Conferencia de Lambeth

pidieron el establecimiento de un cuerpo representativo de todas las secciones (obispos, clérigos y laicos) de las iglesias, los cuales pudieran coordinar aspectos del trabajo misionero y ecuménico internacional Anglicano. Con el consen-timiento de los cuerpos legislativos de todas las provincias, el Consejo Consultivo Anglicano fue establecido, y desde entonces, se reúne regularmente.

Reuniones de ACC Limuru, Kenia (1971) Dublín, Irlanda (1973) Trinidad (1976) Londres, Ontario, Canadá (1979) Newcastle-upon-Tyne, Inglaterra (1981) Badagry, Nigeria (1984) Singapur (1987) Lampeter, Gales (1990) Ciudad del Cabo, Sudáfrica (1993) Panamá (1996) Dundee, Escocia (1999) Hong Kong (2002) Nottingham, Inglaterra (2005)

La Oficina de la Comunión Anglicana Hay un secretariado permanente, basado en Londres, el

cual sirve los Instrumentos de la Comunión. El secretariado es responsable por la organización de todas las reuniones de los Instrumentos de la Comunión conciliares, así como también de las Comisiones y de las Redes de la Comunión. Los fondos provienen del presupuesto Interanglicano, que es apoyado por todas la iglesias miembros de acuerdo a sus recursos económicos. Ellas son también invitadas a con-tribuir para proyectos especiales, tales como el Fondo para Emergencias Personales y para el Ruego Navideño Mundial Episcopal Anglicano. El ACO tiene su sede en la Casa de San Andrés (St. Andrew’s House) en Londres, bajo la conducción del Secretario General, el Reverendo Canónigo Kenneth Kearon. La Casa San Andrés Ofrece un pequeño número de cuartos como alojamiento para peregrinos y visitantes.

Comunicaciones La ACO publica el Anglican Episcopal World – una

revista con regularidad conteniendo artículos y noticias de toda la Comunión – la cual es producida en imprenta y en el sitio en Internet de la Comunión Anglicana. Las actual-izaciones para el Ciclo de Plegarias Anglicano (intenciones de oraciones diarias para la Comunión) pueden encontrarse en la revista y también en el sitio en la red de la Comunión Anglicana.

ACNS es el Servicio de Noticias de la Comunión An-

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Muchos otros capítulos desde el siglo XVIII hasta el presente pueden sumarse para describir la Espiritualidad Anglicana. Uno tiene que mencionar la prédica de John Wesley y los himnos de su hermano, Charles. Aunque no muchos de los sermones de John Wesley son estudiados hoy en día, canta-mos muchos de los himnos de Charles. Algunos de los más conocidos son: “Hark! The herald angels sing” (¡Escuchad! Los ángeles heraldos cantan) y “O for a thousand tongues to sing.” (O para que mil lenguas canten) John Newton, quien experimentó una conversión dramática a Cristo se transformó en un sacerdote Anglicano y compuso el himno popular ampliamente conocido por nosotros, “Amazing Grace.” (Gracia Increíble) Los Anglicanos divinos (teólogos) tales como John Keble, E. B. Pusey y John Henry Newman son dignos de mencionar por sus contribuciones durante el Movimiento de Oxford. El renacimiento católico ha conducido a muchos cambios en la arquitectura, liturgia y música de la iglesia, pero la dirección es-piritual y los órdenes religiosos fueron reintroducidos en la vida de la iglesia. Durante el siglo XX muchas mujeres se unieron a la compañía de hombres, como los casos de Evelyn Underhill, con su trabajo sobre misticismo, y Dorothy Sayers con sus novelas y ensayos. T. S. Eliot y C. S. Lewis son dos gigantes de la literatura que contribuyeron con volúmenes en las áreas de la poesía, sus defensas de las doctrinas cristianas, y ficciones. Los poemas de Eliot le hablaron a una generación desilusionada

Trinidad en el Corazón

A Study of Anglicanism. (Un estudio del Anglicanismo) Ed. Stephen Sykes, et al. London: SPCK, 1988. A Brief History of the Episcopal Church. (Una Breve Historia de la Iglesia Episcopal) David L. Holmes, Harrisburg: Trinity, 1993. Anglicanism. (Anglicanismo) S.C. Neill. London: Mowbrays, 1977. English Spirituality. (Espiritualidad Inglesa) Martin Thornton. Cambridge: Cowley, 1986. Not Angels, but Anglicans, A History of Christianity in the British Isles. (No Ángeles, sino Anglicanos, Una Historia del Cristianismo en las Islas Británicas) Ed. Henry Chadwick. Norwich: Canterbury Press, 2000.

Para lectura adicional:

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Estructura Anglicana Continúa desde la página13

por la devastación de la Primera Guerra Mundial, mientras que las transmisiones radiales de Lewis sobre “Simple Cristianismo” dieron esperanza a los Británicos durante la Segunda Guerra Mundial. Entre los numerosos trabajos académicos y doctrina-les de Lewis, “Las Crónicas de Narnia” continuarán atrayendo

lectores a realidades espirituales del cielo y la tierra. El corazón de nuestra espiritualidad siempre se encontrará en el uso de los textos primarios de las traducciones al Inglés de la Biblia, el Libro de Oración Común y el himnario. La

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práctica de nuestra piedad es atestiguada en gran parte a través del culto y la centralidad de la Eucaristía. Adonde sea que uno viaje dentro de la Comunión Anglicana la experiencia en la espiritualidad va a variar ampliamente, pero siempre estará el origen común del Libro de Oración, la lectura de las Escrituras y los hermosos himnos de nuestra iglesia.

Crawford es el rector asociado en el Palmer Memorial, Houston

son llamadas congregaciones, parroquias o misiones. Las manos y centros de la diócesis son las congregaciones individuales. El sacerdote que líder a una parroquia es llamado rector, una sacerdote que lidera una misión se llama vicario. El consejo laico de personas que toman decisiones para una congregación/parroquia es llamada Junta Parroquial. Con el rector, estas personas cuidan de la misión de la iglesia en la viña en particular en donde han sido sembradas: Matagorda, Houston, Austin, Na-vasota, Tyler, Beaumont u otras ciudades y pueblos a lo largo y ancho de los confines geográficos de la diócesis. La diócesis de Texas tiene 158 congregaciones. Cada diócesis tiene una convención anual que maneja los negocios y los números de la diócesis. El clero y los otros miembros electos y laicos de la iglesia toman decisiones en estas convenciones. En la Diócesis de Texas llama-mos a esta convención Consejo Diocesano y se reúne en febrero cada año.La Diócesis de Texas pertenece a la Iglesia Episcopal. No-sotros estamos formados bajo sus cánones y estructura. Hay 111 diócesis que son parte de la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos y 14 países extranjeros.

Una Presencia Nacional Cada tres años, hay una Convención General nacional. La Diócesis de Texas elige diputados que concurren a

esta Convención General. Los diputados laicos y cléri-gos elegidos de cada diócesis conforman la Casa de los Diputados que se reúnen junto a la Casa de los Obispos para tomar decisiones para toda la Iglesia Episcopal.La Casa de los Obispos también se reúne anualmente y consiste en obispos de cada diócesis. Cuando fue creada, la Casa de los Obispos fue convocada y presidida por el obispo activo de más edad en la Casa. Hoy en día, la Casa elige un “Obispo Presidente” quien dirige y sirve a la Iglesia. La Casa de los Diputados confirma la elección.Nuestro obispo presidente es el Reverendísima Katharine Jefferts Schorri. Ella es nuestra primada (jefa de la Iglesia Episcopal). La Obispo Jefferts Schorri participa junto a los primados de las 38 provincias Anglicanas autóno-mas (165 países) alrededor del globo en el trabajo de la Comunión Anglicana.

La Comunión Anglicana El Informe Windsor, el cual fue publicado el 18 de Octubre del 2004, a dejó en claro un camino para una estructura más grande a un nivel global. Después de la reunión de los Primados en Dar Es Salaam, Tanzania, en febrero del 2007, estamos viendo a las propuestas del Informe Windsor cobrar vida en una estructuración histórica de nuestra comunión. Mientras este trabajo está en proceso es esencial para la vida de la Comunión. Los Cuatro Instrumentos de Comunión que sirven para discernir nuestra mente común en asuntos de comunión, y para fomentar nuestra interdependencia y responsabili-

dad mutua en Cristo. Cada Iglesia miembro, como la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos, ordena y regula sus propios asuntos a través de su propio sistema de gobierno y leyes, y por lo tanto se describen como au-tónomas, cada iglesia reconoce que las iglesias miembros de la Comunión Anglicana están vinculadas entre sí, no jurídicamente por una autoridad legislativa o ejecutiva central, sino por el Espíritu Santo quien nos convoca y permite vivir en servicio y lealtad mutua.” De esos cuatro Instrumentos de Comunión, el Arzobispo de Canterbury, el Reverendísimo Rowan Williams, con cuya Sede los Anglicanos han estado históricamente en comunión, acuerda una primacía de honor y respeto como primero entre iguales (primus inter pares). Él convoca a la Conferencia de Lambeth y a la Reunión de los Primados, y es Presidente del Consejo Consultivo Anglicano. La Conferencia de Lambeth, bajo la presidencia del Ar-zobispo de Canterbury, expresando el colegiado mundial episcopal, reúne a los obispos para el consejo, la consulta y el estímulo en común, y sirve como un instrumento en salvaguardar la fe y la unidad de la Comunión. La Reunión de los Primados, presidida por el Ar-zobispo de Canterbury, reunida para el consejo y el apoyo mutuo, para monitorear los desarrollos y trabajos globales en total colaboración en asuntos pastorales mo-rales y doctrinales que tienen implicaciones a lo largo y a lo ancho de la Comunión.

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Porque reivindicar ser Episcopal

Por Charles Bolden

continued on p. 19

La Guía Esencial para la Comunión Anglicana

La Comunión Anglicana Mundial, con más de 76 mil-lones de miembros, es la tercera denominación en tamaño en el mundo. Nigeria tiene 17.5 millones de Anglicanos practicantes, más que los practicantes de Canadá. Inglat-erra y Estados Unidos sumados. El Anglicano típico ya no es el blanco, privilegiado y educado, anglosajón viviendo en el Occidente industrializado. Ella es una mujer pobre de color, de entre 20 y 30 años de edad, que reside en el hemisferio sur en desarrollo (África, América del Sur) y es bíblicamente y socialmente conservadora, evangélica y carismática.

Charles Bolden

No es infrecuente que me pregunten acerca de mi fe. Casi siempre

viene a colación en el contexto de las preguntas de la gente si yo he experimentado algún cambio espiritual cuando fui al espacio por primera vez. Para mí, esta pregunta es una pre-gunta enviada por Dios porque abre la puerta a una discusión de quien soy espiritualmente y porque y que es lo que creo acerca de Dios y el universo. Una pre-gunta que en menor grado recibo es “¿Por qué es usted un Episcopal?” así que cuando recibí la pregunta para escribir sobre ello, me encontré a mi mismo en dificultades para proporcionar una respuesta rápida con algún significado y sustancia real. Para ser perfectamente honesto, no siento que soy tan fuerte como Episcopal hoy en día como lo fui como adolescente o adulto joven. Quizás, esto viene de mi creencia de que Dios ha inspirado a todas las personas, sin importar la fe y el credo, para amarse unos a otros y a cuidarse unos a otros. He llegado a esta creencia no en menor parte debido a mis años de viajes alrededor del mundo y mis interacciones con personas de muchas religiones que parecen estimar creencias básicas sobre la vida como lo hago yo ñ que hay un ser supremo, que todas las cosas vienen de ese ser; que fuimos hechos a imagen y semejanza de ese ser; y que deberíamos amarnos los unos a los otros a pesar de nuestras diferencias Un muy buen amigo mío y contraparte que sirvió en la Fuerza de Auto Defensa Aérea de Japón durante nuestra visita a Tokio, una vez nos llevó a mi esposa Jackie y a mi, a su ciudad natal y al santuario Shinto adonde él había crecido, le habían enseñado los principios de su fe, y había sido formado como ser humano. Mientras nos contaba como había sido enseñado por el sacerdote en el santuario, ambos estábamos asombrados por lo mucho en que parecía estar contando una historia de educación espiritual muy similar a la que nosotros habíamos experimentado creciendo como Bautista y Presbiteriano, respectivamente. El nos habló de su creencia en la bondad del hombre y de nuestra tendencia al pecado a pesar de saber que es lo correcto o lo que está bien, y de la importancia de servir a los otros a pesar de nuestra tendencia a transformarnos en egoístas y esperar que los demás nos sirvan constantemente. Mientras él estaba hablando, yo sentía como si estuviera recibiendo una lección en la enseñanza de fe a través del Catecismo cuando yo finalmente decidí que quería transformarme en Episcopal a la edad de doce años. “Por supuesto que hay marcadas diferencias entre su religión y la mía!” Pero la manera en que él ha vivido su vida podría causar que alguien de Houston, no conociéndolo pensara que él era un Cristiano practicante en buenos términos.Yo crecí en la Iglesia Presbiteriana en Columbia, Carolina del Sur, adonde concurrí a la iglesia y a la escuela dominical

Porque ser Anglicano El Consejo Consultivo Anglicano es un cuerpo rep-resentativo de obispos, clérigos y laicos de las iglesias, los cuales coordinan aspectos del trabajo misionero y ecuménico Anglicano a nivel internacional. Borrador del Pacto, 19 de Febrero del 2007 Estos cuatro instrumentos nos ayudan a organizar nuestro trabajo como una iglesia global. Como dije en el principio… estructuras, sean locales o globales, son esenciales para los Anglicanos mientras llevemos adelante el trabajo del Evangelio. Nosotros somos la Comunión Anglicana. Su con-gregación, nuestra diócesis, nuestra iglesia nacional son parte de una iglesia global siempre en crecimiento. En un documento publicado recientemente que describe el pacto global propuesto, los autores escribieron sobre nuestra comunión y nuestra misión: ... La Comunión es un regalo de Dios: que su gente del este y el oeste, del norte y del sur, declaren juntos su gloria y sean un signo del Reino de Dios. Reconocemos con gratitud la provi-dencia graciosa de Dios que se ha extendido a nosotros a lo largo de los tiempos, nuestros orígenes en la Iglesia sin divisiones, la rica historia de la Iglesia en las Islas Británi-cas formada particularmente por la Reforma, y nuestro crecimiento en una comunión global a través de varias iniciativas de misión. Así como la Comunión continúa desarrollándose hacia una familia global de iglesias interdependientes, también enfrentamos retos y oportunidades para misio-nar a nivel local, regional o internacional. Compartimos nuestra herencia de fe y misión, que nos ofrece oportu-nidades únicas para la colaboración misionera, para el descubrimiento de la vida de todo el evangelio y para la reconciliación y misión compartida con la Iglesia en todo el mundo. Nos comprometemos a responder al llamado de Dios a compartir su misión sanadora y de reconciliación para nuestro mundo bendito pero deshecho y doliente, y, con responsabilidad mutua, compartir nuestros recursos ma-teriales y espirituales – regalos de Dios – en esta tarea. En esta misión, que es la misión de Cristo, nos com-prometemos a nosotros mismos: a proclamar las Bue-nas Nuevas del Reino de Dios, a enseñar, bautizar y a cultivar a nuevos creyentes; a responder a las necesidades humanas por el servicio amoroso; buscar transformar las estructuras injustas de la sociedad, y en esforzarnos en salvaguardar la integridad de la creación y sostener y renovar la vida en la tierra. Somos gente de Jesucristo en comunión con herma-nos y hermanas a nivel global con el único propósito de proclamar la Buena Nueva del Reino de Dios y actuar en una manera tal de ser parte del trabajo transformador de Dios en las vidas de nuestros prójimos, sea que ellos residan en Matagorda, Texas, Londres Inglaterra, o en Taipei en Taiwán. Nuestro propio pacto bautismal del Libro de Oración Común, evoca nuestra misión global de Buenas Nuevas: ¿Continuarás en la enseñanza y comunión de los apóstoles, en la fracción del pan y en la oración? ¿Perseverarás en resistir al mal, y cuando caigas en pecado, te arrepentirás y te volverás al Señor? ¿Proclamarás por medio de la palabra y el ejemplo las Buenas Nuevas de Dios en Cristo? ¿Buscarás y servirás a Cristo en todas las personas,

amando a tu prójimo como a ti mismo? ¿Lucharás por la justicia y la paz entre todos los pueblos, y respetarás la dignidad de todo ser humano?

Las estructuras de la iglesia no deberán estar en el camino de esta misión. Vincent J. Donovan escribió un libro en 1978 llamado: El Cristianismo Redescubierto: Una Epístola de los Masai. Donovan fue un misionero católico entre los Masai en Tanzania. En una reflexión acerca de los oficios ministeriales de la iglesia y la dificul-tad entre mantener la vida de los bautizados y disciplinar a potenciales nuevos Cristianos, escribió las siguientes palabras. Hemos condensado toda la esperanza y dignidad, todo el poder y la gloria del Cristianismo en los confines estrechos de un único individuo [un clérigo]. Esta es una distorsión obvia. Para remediar tal distorsión del Cristianismo debemos simplemente movernos en una dirección diferente, sin abandonar la sustancia del Cris-tianismo en el proceso. Todo lo que nosotros creemos sobre el [clero] es verda-dero – tan verdadero como la comunidad Cristiana es de él. No es tanto que los sacerdotes deban disminuir, sino que los Cristianos deben aumentar. Así como uno se para y mira hacia el horizonte lejano de la iglesia, hacia esa iglesia de avanzada ahí afuera en el medio del mundo que no es Cristiano, hacia esa iglesia que es aún joven, nueva y particular, uno se pregunta si ese crecimiento podrá permitirse alguna vez. Las estructuras Anglicanas sirven a la gente que está haciendo misión en su campo. Así como lo fue para los primeros Tejanos, lo es hoy en día. El obispo y su oficina, la estructura de la diócesis, la estructura más grande de la Iglesia y de la Comunión Anglicana, existe para servir a Jesucristo sirviendo a los obreros que son convocados al “campo de juego” para proclamar la Buena Nueva. Nunca debemos olvidar que en primera línea es una iglesia que es nueva, joven y especial, y requiere el apoyo de las estructuras de la iglesia, para que pueda crecer y florecer, transformando las vidas de todos aquellos que se entren en el abrazo salvador de Cristo.

Doyle es Canónigo para lo Ordinario en la Diócesis de Texas.

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Fe Anglicana: La Dinámica de la Tradición

Reflexionar sobre porque soy Episcopal, y de ese modo un miembro

de la Comunión Anglicana, ha supuesto un peregrinaje de plegaria y autorreflexión antes de llegar a lo que espero sea una respuesta razonable. Durante este ejercicio, me di cuenta que practico la Fe Anglicana porque fui llamado a hacerlo. Yo no nací dentro de la tradición de fe Anglicana, sino que acepté una invitación en la niñez para “venir y ver,” y me he quedado aquí por cuarenta y cinco años. Pero, ¿por qué me he quedado? Es, creo yo, a causa de la “dinámica de la tradición” como el erudito reconocido a nivel internacional, A. M. Allchin describe en su libro del mismo título (Londres: Darton, Longman & Todd, 1981). Para algunos, puede parecer incongruente utilizar la palabra “dinámica” para describir la tradición. Pero como Allchin claramente transmite, el Dios viviente es activo, y siempre lo ha sido, a través de las eras, sin importar el tiempo ni el espacio. Y es esta conexión irrefutable entre el Cristo Resucitado y mi experiencia del siglo veintiuno del Misterio de Dios a través de la liturgia de la Palabra y Sacramento en la tradición Anglicana que me mantiene como un miembro de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos.

Mientras que mis padres llevaron a mis hermanos más pequeños y a mí a la iglesia cuando éramos niños, no fue hasta que yo era un joven adolescente y acompañando a un amigo de la niñez y su familia a la Iglesia Episcopal local que encontré una nueva y altamente estructurada forma de culto. Mientras estaba un poco confundido con el orden del culto, la utilización del Libro de Oración Común y el Himnario, estaba mesmerizado con la belleza igualmente estructurada del servicio, los himnos encantadores acompañados por un organista; los cortinados de lino blancos y puros; la cruces y cirios de metal reluciente, el cáliz y la patena de plata pulida a la perfección de un espejo, el atisbo de fragancia de las flores frescas del altar; y las personas vestidas con “ropas para ir a la Iglesia” ñ sacos y corbatas para los hombres, sombreros y guantes las mujeres, y los niños vestidos similarmente.

Cada elemento me rodeaba como vapor y me llevó a meterme en profundidad en las plegarias, las respuestas, el escuchar de la Palabra y las palabras de reflexión pronunciadas por el sacerdote en su homilía. En resumen, fui cautivado por una tradición religiosa que abarca décadas. Pero esta no es la “tradición” - con todas sus reglas estancadas e inamovibles a las que canta Tevye, el patriarca en “Fiddler on the Roof (El Violinista en el Tejado),” sino la “dinámica de la tradición” que da vida sobre la cual escribe Allchin.

Por Leslie A. Hay

Porque ser Anglicano continued from p. 18

En parte, soy Anglicana porque me crié como Anglicana y ha sido

parte de mi identidad desde que tengo memoria. Vengo de un largo linaje de Anglicanos que probablemente datan de antes de la formación de la Iglesia Episcopal. Pero como muchos en mi congregación pueden atestiguar, el legado y la lealtad no siempre son suficientes. Mi paso por una universidad secular liberal de artes, me despojó de aquellas razones y me ayudó a refinar el porqué yo soy Cristiana. Mientras tanto, mi participación en una hermandad universitaria ecuménica me llevó a refinar el porqué soy Anglicana. Mucho de mi desarrollo espiritual ocurrió cuando Dios se reunió conmigo en ese grupo universitario. A través de el, desarrollé un amoroso y profundo respeto por todos los miembros del Cuerpo de Cristo. Tomando prestada una idea de “Cristianismo Simple” de C.S. Lewis: Aunque estábamos en cuartos diferentes, pertenecíamos a la casa común de Dios, cuya piedra angular es Jesucristo. Pero, hay una razón por la cual me encontraba a mí misma en el cuarto Anglicano. Como Anglicanos, nuestro enfoque en los sacramentos, mezcla única de la herencia Católica y el pensamiento Protestante, valorado por el libro de oración y enfoque para interpretar a las escrituras hablan a mi corazón y me guían hacia una relación más profunda con Dios. La adoración Eucarística a menudo está ausente en mis círculos ecuménicos, donde corporativamente a lo largo del tiempo y todas las nociones del espacio recordamos y damos gracias por la vida, muerte y resurrección de nuestro salvador Jesucristo. Soy Anglicana porque reconozco la misteriosa presencia de Dios en la Eucaristía pero no voy tan lejos como para llamarla transmutación. Me gusta el concepto de la vía media: que los Anglicanos conserven parte de la hermosa Liturgia Católica mientras permiten la libertad de protestar aspectos de la doctrina y dogma. Mientras tanto, nuestro libro de oración me recuerda que el Anglicanismo tiene raíces en lglesia en la Inglaterra y ramas en todo el mundo. Sea en Canterbury, Kumasi o en College Station, la comunión global se vincula por el culto común a través del libro de oración. Valoro el hecho de que los Anglicanos estén deseosos de admitir que leen la Palabra de Dios a través de las lentes de nuestras tradiciones, de nuestras mentes racionales y experiencias personales. A medida que continuamos aceptando nuestra diversidad, amo que no nos avergonzamos en admitir nuestras limitaciones, en que abrazamos el misterio y satisfacemos a Dios en el desorden de nuestras interrogantes. Dentro de la casa común de Dios, yo soy Anglicana.

Holt es un miembro de St.Thomas, en College Station.

Por Meredith Holt

Porque soy Anglicana

Leslie A. HayMeredith Holt

cada semana con papá, mamá y mi hermano menor. Nunca pude aceptar el concepto de predestinación, pero a no ser eso, todo acerca de la Iglesia Presbiteriana era “genial” (“cool” en el inglés original). A la edad de 12 años, sin embargo, algo ocurrió y comencé a tener el deseo de participar de manera más personal en el servicio, de hacer algo más durante la semana con la iglesia que me parecía a mí era ofrecido por la iglesia de mis padres. Pensé que era realmente pulcra y ordenada la manera en que mis amigos en la Iglesia Católica podrían ponerse sus vestimentas de acólitos y tomar un rol activo en la misa, pero había algo sobre la doctrina y el dogma Católico que no me atraía, que no me llegaba. Mi madre creció como Episcopal y ella frecuentemente hablaba acerca de sus experiencias en la iglesia, especialmente de sus días de niñez viajando por toda Carolina del Sur con su tío y tía quienes eran misioneros Episcopales. El sacerdote en la Iglesia Episcopal negra, St. Luke (San Lucas) - esto era el sur segregado en los cincuentas - era un primo distante de mi madre y él tenía todo tipo de actividades para jóvenes en marcha en su iglesia. La actividad más grande que realmente cautivó mi fantasía e imaginación era que el grababa el servicio principal de cada Domingo para reproducirlo en la estación de radio Negra local esa misma noche. Cuando le pregunté si podía ayudar, el me hizo responsable por la grabación y narración del programa de cada semana. No solamente eso, sino que me permitió unirme a los acólitos así yo podría servir durante el servicio de tanto en tanto. El único escollo u obstáculo potencial para unirse a St. Luke y hacer todas esas grandes cosas, fue llegar a dominar el reto de las clases de confirmación y el aprendizaje del Catecismo de modo que estuviéramos preparados para las preguntas del obispo cuando este viniera a visitarnos y a la confirmación. ¿Qué es la Iglesia y quienes son los ministros de la Iglesia?¿Cuales son los sacramentos y que la esperanza Cristiana?Estas fueron unas pocas de las preguntas que consideramos mientras estudiamos el Catecismo cada semana en la preparación para nuestra confirmación. Aunque ya no puedo recitar extensamente esas enseñanzas, aún recuerdo los conceptos básicos y creo firmemente en el rol de los laicos como ministros “... para representar a Cristo y su Iglesia; para ser su testigo donde pueda ser; y, de acuerdo a los dones recibidos, llevar el trabajo de Cristo de reconciliación en el mundo; y para tomar su lugar en la vida, culto y gobierno de la Iglesia.” Así que volviendo a mi pregunta original - ¿Por qué soy Episcopal? Lo soy porque amo los servicios litúrgicos; amo el hecho de que seamos Una Iglesia Santa, Católica y Apostólica. Amo el hecho de que el laico es ranqueado primero en el orden de los ministerios en nuestro Catecismo. Lo soy porque somos una iglesia abierta y afirmativa; lo soy porque practicamos la inclusión y la tolerancia; lo soy porque en el tiempo de Dios y Su propia manera me ha traído a esta iglesia para hacer su voluntad y vivir la vida para que otros vean su rostro en el mío día a día. Lo soy porque Dios me ha bendecido ricamente y me ha permitido ser un Episcopal. ¡La Paz de Dios esté con ustedes! Bolden es un miembro de St. James’, Houston y un ex - astronauta.

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Por siglos la Catedral de Canterbury ha sido el destino para los peregri-nos en búsqueda de la santidad.

He tenido el privilegio de visitar Canter-bury tres veces, una en mi luna de miel en 1961, una en vacaciones en 1998, y otra vez en el año 2001 en una asignación fotográfica. Para mi, la Catedral de Canterbury es sac-ramental e icónica- sacramental porque la estructura en si misma es un signo visible y exterior de una gracia espiritual e interi-or. Me sobrecogió el hecho de que quienes comenzaron la construcción de la catedral no vivieron para ver su terminación. Me sobrecogió más aún que la catedral fue construida antes del tiempo de las her-ramientas eléctricas, las computadoras, y otros avances tecnológicos y se mantiene hoy en día como un faro de esperanza para un mundo hambriento de espiritualidad. Aparte de las luchas políticas del día, los artesanos tenían un objetivo ñ excelencia en su arte y crear una ofrenda digna de la atención de Dios. Todo su trabajo fue hecho para la gloria de Dios, y cuando uno está construyendo para la gloria de Dios hay una perspectiva diferente que proporciona oportunidades para que el Espíritu Santo inspire a picape-dreros, hacedores de ventanas, tallistas de madera, tejedores ñ todos trabajando juntos para construir y equipar la mejor estructura de su tiempo. Todo para que la palabra de Dios pueda ser proclamada y trasmitida de generación en generación.

Peregrinación a Canterbury

Catedral de Canterbury Foto: Carol E. Barnwell

“Hacia Canterbury se dirigieron . . .”Geoffrey Chaucer, The Canterbury Tales (Los Cuentos de Canterbury)

Por Robin Smith

Centurias más adelante nos servirá para dar un paso atrás de nuestras computadoras y de las gratificaciones instantáneas, y volver a aprender nuestros objetivos de excelencia, calidad y artesanía artística, utilizando a la tecnología como una ayuda en lugar de cómo productor del producto. Siento que la Catedral de Canterbury es icónica porque es una ventana a la presen-cia de Dios. Icónica porque en la escritura del icono, cada golpe de cepillo tiene sig-nificado y en Canterbury cada piedra, cada vitral, cada punto del tejido y cada pieza de madera tallada tiene significado y profun-didad, todo acercándonos a la presencia de Dios. Me siento confortado de que la Comunión Anglicana tenga un lugar como la Catedral de Canterbury, construida por los talentos de tantos, sumida en rezos y rodeada por música, como el locus para misión y servi-cios sociales de la Iglesia en general. Entonces, como en los Cuentos de Can-terbury, los invito a hacer un peregrinaje físico o espiritual a Canterbury para ser renovados en espíritu y desafiados con las oportunidades de la excelencia que lo iglesia ofrece para el trabajo de Dios en el mundo de hoy en día. Esto es, amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Smith es miembro de St. Martin-in-the-Fields, Columbia, Carolina del Sur