Cultural Temas Antoni Domènech: El eclipse de la libertad Entrevista al filósofo y profesor español Antoni Domènech, invitado a las sesiones teóricas del 34 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano 12.12.2012 por Carol Muñoz La pregunta que convoca a un nuevo seminario en el Festival podría sentirse como un mazazo épico en la sien, un puño sacudido ante el rostro, un pañuelo húmedo en la mejilla: ¿qué es «la libertad»? Un tema sensible para la humanidad a lo largo de su historia; que esta vez trae a La Habana, entre otros intelectuales, al filósofo y profesor español Antoni Domènech. No es de extrañar que el catedrático reconozca ser un gran lector, más que un cinéfilo apasionado. Pero no es otro erudito más con anteojeras académicas. Junto a colegas de diversos países, encauza un proyecto editorial llamado Sin Permiso (www.sinpermiso.info), que intenta construir una corriente contemporánea de opinión y praxis política. «Cierta idea, muy de moda en el mundo contemporáneo, afirma que ser libres significa hacer lo que nos dé la gana, y no s er interferidos por las acciones de otros», reflexiona Domènech, adelantándose a la cita de las próximas horas, c uando el Pabellón Cuba acoja otra vez uno de los seminarios. «Ese criterio resulta incon cotidiana. Se trata entonces de equilibrar, desde la política, aquello de no ser interferidos por terceros. «Y he ahí lo más trascendente de las civilizaciones modernas: la libertad resulta una creación de la Ley, de la República, que otorga y garantiza un c onjunto de derechos que constituyen nuestra libertad. En la mayoría de los países, se prohíben los contratos de esclavitud, de libre asesinato; se reconoce el derecho al sufragio; etcétera. Esos derechos «constituyentes » son inalienables: no los puedo regalar, vender ni c omprar –algo que el neoliberalismo ha intentado cambiar pero que, por fortuna, aún es defendido en la mayoría de los estados». ¿Y cómo el cine latinoamericano contribuye a la definición de qué es la libertad para nuestros pueblos? Hay filmes estupendos de todas las latitudes sobre este profundo dilema filosófico. Por ejemplo, la gran fascinación asociada a las películas del Oeste es cómo un mundo sin ley resulta, en definitiva, un lugar s in libertad, un espacio donde el más fuerte impone su voluntad. El cine latinoamericano muestra a menudo la interferencia arbitraria de los ricos sobre los pobres, de una república sobre otras –con énfasis en las injerencias imperialistas. Y, por lo general, no lo hace para legitimar ese status quo : es un cine liberador, enemigo de las tiranías de los estados y de los oligarcas. La Revolución Francesa, gran inspiradora de las luchas anticolonialistas en América latina en el siglo XIX, enlazaba la libertad a las nociones de «igualdad» y «fraternidad». ¿Qué sería rescatable de la tríada ilustrada para los movimientos emancipatorios que tienen lugar hoy en nuestro continente? El ciclo histórico que inició la Revolución Francesa no ha terminado todavía; todo es rescatable. Incluso, hoy vivimos una ofensiva contrarrevolucionaria hacia los valores instaurados por aquel acontecimiento, y lo que pervive de él en nuestras democracias. Esas fuerzas antisistema son las extremas derechas neoliberales. La mercantilización que impulsan hacia todas las esferas de la vida, atenta contra esos derechos que fueron conquistados por los movimientos obreros, popular democráticos y anticolonialistas del siglo XVIII en adelante. En uno de sus libros habla del «eclipse de la fraternidad», como parte de un análisis histórico específico. Atisbando el aquí y el ahora globales, podríamos inquirir: ¿se ha eclipsado la libertad? La idea de libertad expuesta vertebra el derecho público imperante en la mayoría de las civilizaciones actuales. Las políticas neoliberales transgreden esa noción cuando permiten la compraventa de activos en paraísos fisc ales, anulan los derechos de los trabajadores de sindicalizarse, y pugnan por establecer mercados de órganos humanos. Hemos asistido al vuelo de Ícaro del neoliberalismo: ascendió mucho, y desde la crisis de 2008, lo vemos caer en picada. Urge estar atentos para que no arrastre con él nuestras libertades.