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EN TORNO A NOSTRA AETATE Al comienzo de este verano, fue
colocada en Berln, en el lugar de antiguo edificio de culto
protestante, la primera piedra de un templo, La Casa del Uno, que
albergar al mismo tiempo una mezquita, sinagoga y lugar de culto
protestante. Tambin tendrn un espacio en comn, aunque sea el
patio.
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2
La buena noticia de esta ancdota es que al menos estos
cristianos no son catlicos, sino protestantes. No se puede esperar
menos de secuaces del iniciador del compendio de todas las
herejas.
Cierto, no ocurre as con los evanglicos o protestantes
fundamentalistas el nexo con Lutero no se lo quita nadie-, que a
pesar de muchos de sus errores son ms inmunes a este tipo de cosas,
pero mi atencin se centra en los catlicos, entre los cuales, el
clero incluido, creo que ms de uno se queda con la gana de realizar
alguna iniciativa similar; en definitiva en la lnea de la Alianza
de Civilizaciones en el plano religioso: un nuevo
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orden necesita una nueva religin que lo apoye, y esta a su vez
requiere y tiene por signo un nuevo templo.
[Margallo asiste en Bali a la cita con el Foro de la Alianza de
las Civilizaciones 29 ago 2014
El Ministro de Exteriores arranca en Bali una gira que le llevar
tambin a Australia y Sri Lanka en busca de apoyos para que Espaa
sea miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.]
Y qu tiene que ver este acontecimiento planetario con Nostra
Aetate? Tiene realmente algo que ver? La verdad que no, mejor
dicho, no debera tener relacin alguna. En ningn rengln, en ningn
prrafo de esta brevsima declaracin conciliar no aparece ni por el
asomo algo que se podra llamar un templo comn, o tan siquiera
alguna propuesta de una oracin comn, o cualquier acto de un culto
comn. Sin embargo, despus de la promulgacin de esta declaracin han
ocurrido en la Iglesia cosas que jams ocurrieron antes, por
ejemplo, se promovi el llamado espritu de Ass. Representantes de
todas (o casi todas) las religiones rezaron juntos, delante de la
baslica de San Francisco, segn relatos de aquellas fechas: unos
tras otros los budistas, los hindes, los jainitas, los musulmanes,
los shintostas, las religiones tribales de Africa, los parsis, los
judos y los cristianos, en una fidelidad radical a sus respectivas
tradiciones, han alabado sus caminos de salvacin y ofrecido a sus
divinidades sus oraciones por la paz. Uno al lado del otro estaban
los caminos de salvacin de Siddhrta Gautama y de Shntideva, de
Shankara, de Vardhamna Mahvra, de Mahoma, de Nvak Dev, de los
ancestros msticos, de Zaratustra, de Moiss y de Jess de Nazareth.
Uno tras otro, y uno al lado del otro eran presentados a la
humanidad comosuprema potencia o Dios: Buda, los bodhisattvas, el
divino Brahma, Jaina, Al, los numinosos Kami, Nam-Sat, el Gran
Trueno, Manit, Ormazd, Yav y el Dios Trinitario. Desde un legtimo
pluralismo, todas las religiones, en fidelidad radical a sus
respectivas tradiciones, deban realizar sus oraciones por la paz1.
Y as han ocurrido hechos que jams ocurrieron en la Iglesia; 1
Alocucin del Papa OR, 7/11/1987
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La imagen de Buda encima del sagrario, en el mismo Ass:
San Juan Pablo II ha besado el Corn:
Mons. Ivan Diaz, arzobispo de Bombay, encendiendo una lmpara a
un dios pagano:
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[Mons. Ivan Dias, Arzobispo de Bombay, enciende la lmpara frente
de dios Ghanesa, Indian Express,
Bangalore, 6 de octubre de 1997] Mons.Dias no ha sido suspendido
despus de este acto, sino todo lo contrario -promovido a cardenal
por San Juan Pablo II y nombrado Prefecto de la Congregacin para la
Evangelizacin de los Pueblos. En nuestros das, hace pocos meses,
monjes (o sacerdotes, no s si viene a caso) santoistas japoneses
realizando su danza en la catedral de Santiago de Compostela:
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Podramos saturar no solamente este blog, ni todos los blogs de
Infocatlica, ni todos los blogs catlicos de todo el mundo, con las
imgenes de dichos y hechos que jams ocurrieron en la Iglesia antes
de Nostra Aetate. De all que, con honestidad y franqueza y sin
miedo y sin escrpulos, debemos examinar en detalle Nostra Aetate y
ver si hay algo que no est bien dicho; si hay algo que sea
incompleto; si hay algo que induce a confusin. Debe ser corregida
Nostra Aetate? Es coherente Nostra Aetate con la doctrina de la
Iglesia? Segn San Juan Pablo II, el espritu de Ass parece ser una
muestra por excelencia de cmo tendra que ser entendida Nostra
Aetate. En las propias palabras del Pontfice, Ass puede ser
considerado como una representacin visible, una enseanza de hechos,
una catequesis inteligible a todos, de lo que presupone y significa
el compromiso ecumnico y el compromiso para el dilogo
interreligioso recomendado e iniciado por el Concilio Vaticano II2.
Es ms, en Redemptoris Hominis3 el Papa expone la tesis segn la cual
el mismo Espritu Santo ha conducido a la Iglesia a Ass por medio
del Concilio. No obstante, a la vista de los resultados, si se me
permite, ms todava, a la vista de cmo yo entiendo la enseanza
catlica y la doctrina de la Iglesia de siempre, me hago y las hago
a los competentes en la Iglesia, las siguientes preguntas: Es
coherente Nostra Aetate con lo que vivieron y ensearon los
Apstoles, lo que ensearon y defendieron los Padres de la Iglesia y
los Apologistas de los primeros siglos? Porque, como recuerda Po XI
en la encclica Mortalium animos, Acerca de cmo se ha de fomentar la
verdadera unidad religiosa (06/01/1928): Por tanto, la Iglesia de
Cristo no slo ha de existir necesariamente hoy, maana y siempre,
sino tambin ha de ser exactamente la misma que fue en los tiempos
apostlicos,. Es, pues, esta doctrina en sintona con la doctrina de
la Iglesia de siempre? Si hay algunos puntos que no se entienden,
cules son? Al final y al cabo, Nostra Aetate, aunque sea una
declaracin conciliar, no es una definicin dogmtica de un artculo de
fe incluso en esos casos debe ser justificada con la conexin
inquebrantable y clarsima con la Escritura, Tradicin y el
Magisterio perenne-, sino una declaracin respecto al proceder de la
Iglesia, o mejor dicho de los cristianos. Un procedimiento es una
accin, aunque tenga una justificacin y motor en una determinada
conviccin, no es directamente una creencia. Versa pues, del modo de
actuar de los cristianos. Sin embargo, el modus operandi habla de
la conviccin del operante; de alguna manera lo relata, nos dice cmo
es la forma de pensar del que acta de ese modo. Y all precisamente
est el problema. Puede un pensamiento genuinamente cristiano
justificar tales propuestas de accin? Para responder a esta
pregunta hay que proceder de forma apodctica y formal, sin medias
tintas hacer un anlisis de texto de Nostra Aetate, prrafo por
prrafo, o de dificultad en dificultad procurando un juicio lgico
del texto a la luz de la fe. Empecemos entonces. Empieza la
declaracin (letras resaltadas son siempre mas): En cumplimiento de
su misin de fundamentar la unidad y la caridad entre los hombres y,
an ms, entre los
2 Alocucin del 22.10.1986, OR del 2.1.1987 3 Cf. Redemptor
Hominis 6, 7,11 y 16
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pueblos, considera aqu, ante todo, aquello que es comn a los
hombres y que conduce a la mutua solidaridad. 4 No est mal que los
hombres tengan en estima la solidaridad. No est nada mal. Pero la
misin fundamental de la Iglesia es el anuncio del Evangelio y
llevar a todos los hombres la salvacin en Cristo. La misin de la
Iglesia es la misin de Cristo. Entonces, si es as, por qu no se
dice explcitamente? Yo entiendo, por supuesto, que fundamentar la
unidad y la caridad entre los hombres no se puede hacer de otra
forma que en Cristo, y que, con esa condicin, la Iglesia s puede
asumir esa idea como parte de su misin. Y por qu eso no se dice?
Porque si no se dice, puede parecer que Cristo no importa para
ciertas acciones, y eso es imposible para la Iglesia. Si la Iglesia
quiere ser y actuar como la Iglesia, Cristo es necesario e
imprescindible siempre, en todo lugar y circunstancia. Por lo
tanto, el que lo sabe y no se separa de esta condicin, no le afecta
el texto conciliar. Pero el que se separa puede hacer como el que
no tiene nada que ver con la Iglesia; puede procurar sencillamente
una solidaridad filantrpica, y ya est. Por lo tanto, si las cosas
se dejan en el aire, si no se precisan en detalle sin dejar cabos
sueltos, podemos llegar a interpretaciones e iniciativas llanamente
no cristianas de este texto. Cosas que creo que han ocurrido en ms
de una ocasin. Con todo, la citada frase no es de lo ms grave de la
declaracin considerada. Todos los pueblos forman una comunidad,
tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el
gnero humano sobre la faz de la tierra, y tienen tambin un fin
ltimo, que es Dios, cuya providencia, manifestacin de bondad y
designios de salvacin se extienden a todos, hasta que se unan los
elegidos en la ciudad santa, que ser iluminada por el resplandor de
Dios y en la que los pueblos caminarn bajo su luz. 5 S, todos los
pueblos forman una comunidad, los que han recibido la gracia y los
que no. Y qu hago con la gracia? Me olvido de lo sobrenatural?
Aparco la gracia en esta cuestin? S, los cristianos forman una
comunidad con los dems hombres, pero en esta comunidad deben ser la
sal. Jesucristo es Dios? Por supuesto. Y su Padre y el Espritu
Santo, y ese Dios Uno y Trino, que nos habl en Jesucristo, es el
fin ltimo de todo hombre, y para eso ha nacido, y las sociedades
sin ese fin perecern sin poder tener jams la paz. Si yo no digo eso
a la gente, a las naciones, sea el que sea su credo, vengo a menos
a mi fe, a mi misin, a mi ciudadana de catlico. En otros textos
conciliares se dice lo que estoy diciendo, mejor dicho reclamando,
con bastantes claridad, como por ejemplo en "Christus Dominus",
Sobre el ministerio pastoral de los obispos, Apartado Formas
especiales de apostolado, 17: Urjan cuidadosamente el deber que
tienen los fieles de ejercer el apostolado, cada uno segn su
condicin y aptitud, y recomindeles que tomen parte y ayuden en los
diversos campos del apostolado seglar, sobre todo en la Accin
Catlica. Promuevan y favorezcan tambin las asociaciones que directa
o indirectamente buscan el fin sobrenatural, esto es, conseguir una
vida ms perfecta, anunciar a todos el Evangelio de Cristo, promover
la doctrina cristiana y el incremento del culto pblico, buscar los
fines sociales o realizar obras de piedad y de caridad., pero en
Nostra Aetate falta esa claridad, y es mucho decir. Luego, como por
el arte de magia, parece que un tal espritu de Concilio est como el
que ms en Nostra Aetate, en el dilogo interreligioso, asambleas de
miembros de distintas religiones, en el conocimiento mutuo, en la
acogida en templos catlicos de 4 Nostra Aetate, 1 5 Ibid.
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seguidores de otras religiones y viceversa, etc., etc., pero no
ves predicar en estas reuniones interreligiosas a Cristo como nico
Salvador del mundo No lo veo. Veo dilogo y no anuncio. Parece que
el dilogo para tantos se ha convertido en el fin de la accin de la
Iglesia. Quin puede estar contento con un proceder as? Quin lo
puede aplaudir? Los masones que desde su relativismo elogian a CVII
diciendo que les ense a dialogar. Yo eso no lo aplaudo. As, en el
Hinduismo los hombres investigan el misterio divino y lo expresan
mediante la inagotable fecundidad de los mitos y con los
penetrantes esfuerzos de la filosofa, y buscan la liberacin de las
angustias de nuestra condicin mediante las modalidades de la vida
asctica, a travs de profunda meditacin, o bien buscando refugio en
Dios con amor y confianza. La Iglesia catlica no rechaza nada de lo
que en estas religiones hay de santo y verdadero Anuncia y tiene la
obligacin de anunciar constantemente a Cristo, que es "el Camino,
la Verdad y la Vida" ( Jn., 14, 6 ), en quien los hombres
encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios
reconcili consigo todas las cosas. 6
[Un jesuita, el P. George Saju]
Me hago hind? A lo mejor penetro el misterio divino y descubro
la inagotable fecundidad de los mitos para liberarme de las
angustias de nuestra condicin. No. Sera colocado en una de sus
castas, dando culto a los demonios por medio de sus dolos, forzado
a ello debido a mi ignorancia, engaado por el diablo, como
sentencia San Pablo; eso es lo que pasara. Y, qu hay de santo en el
hinduismo y otras religiones? No hay nada santo, hay una bsqueda de
Dios en el mejor de los casos, 6 Ibid, 2
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promovida por la sed de Dios y por el mismo Dios, que es una
inclinacin natural de todo hombre, pero no hay santidad que
nicamente es posible por la adopcin en Cristo. Puede ser que un
hind sea juzgado ms benignamente que un cristiano, no digo que no,
y que dentro de sus limitaciones inherentes a todo ser humano
resista con mrito a la maldad, y que eso se le tenga en cuenta en
el da del Juicio, pero no hay mrito en su religin ni por alguna
virtud de la misma. Luego sigue la frase ms alentadora de todo el
documento, que por lo dems como si desdijera del mismo de alguna
manera, como si estuviera all porque hay que estar: Anuncia y tiene
la obligacin de anunciar constantemente a Cristo, que es "el
Camino, la Verdad y la Vida" ( Jn., 14, 6 ), en quien los hombres
encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios
reconcili consigo todas las cosas., aunque hay que tener presente
que esta reconciliacin se hace efectiva de nuestra parte por la fe;
no es automtica. Se necesita creer. No puede quedar cada uno como
est y tan tranquilo. Por qu eso no se dice? Eso se dijo en Dominus
Iesus, que es como una correccin de determinadas interpretaciones
confusas, ambiguas e incorrectas a las que la misma Nostra Aetate
dio lugar al no asentar trminos y conceptos tratados con precisin.
Sobre este punto haremos un comentario al final de esta exposicin.
Por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, con prudencia y
caridad, mediante el dilogo y colaboracin con los adeptos de otras
religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana, reconozcan,
guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, as como
los valores socio-culturales que en ellos existen. 7 Este
pensamiento lo expresa muy bien la siguiente reflexin de un obispo
en Argelia: mientras nosotros nos esforzbamos en hacer mejores
musulmanes de los musulmanes, los protestantes hablaban del
Evangelio a los musulmanes argelinos desde una emisora de Mnaco
erigida para tal fin, consiguiendo crear clulas ocultas de
protestantes en rgel. Y por qu este obispo, aunque no lo diga, y
otros como l, y otros sacerdotes, religiosos y laicos, pensaban de
esta forma? Porque era la interpretacin primera y directa de este
texto conciliar: hagamos ver a los musulmanes la solidaridad
escondida en el Corn, hagamos descubrir el beneficio de la
meditacin a los hindes, de la asctica a los budistas! Lo nunca
visto. A qu debo yo promover bienes socio-culturales y espirituales
de otras religiones? Eso no es mi misin como catlico, ni de la
Iglesia, ni jams lo ser. Eso es un sinsentido. Un hombre de otra
religin podr en su caso tener valores humanos, como bondad,
laboriosidad, solidaridad, etc., como mejor se podra decir, a pesar
de esa falsa religin. Qu me quieran matar porque diga esto? Pues
que me maten, pero esta es mi misin, consistente en dar el
testimonio de la verdad. As actuaron los cristianos en primero
siglos, y as acta todava ms de un cristiano. No hay otra forma de
actuar, si se quiere que la Iglesia sea exactamente la misma que
fue en los tiempos apostlicos. La Iglesia mira tambin con aprecio y
los musulmanes que adoran al nico Dios, viviente y subsistente,
misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra,
que habl a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran
someterse con toda el alma como se someti a Dios Abraham, a quien
la fe islmica mira con complacencia. 7 Ibid.
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Si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas
desavenencias y enemistades entre cristianos y musulmanes, el
Sagrado Concilio exhorta a todos a que, olvidando lo pasado,
procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales,
la paz y la libertad para todos los hombres. 8 En cuanto a lo
primero, ni Dios de los musulmanes es Dios cristiano la concepcin
de Dios en el Islam no es de un ser condicionado por condicin de
razonable (cf. Discurso de Benedicto XVI en Ratisbona), ni Abraham
islmico es Abraham del AT su hijo preferido era Ismael; por matizar
este prrafo. En cuanto a la siguiente exhortacin, debemos realizar
una importante contextualizacin. El Concilio Vaticano II se
celebraba en una poca, aos sesenta, en la que el integrismo islmico
pareca cosa del pasado. Un optimismo ingenuo, basado en lo que se
perciba entonces en las sociedades islmicas, estaba presente en
muchos sectores, tambin eclesisticos. No se haba realizado todava
la revolucin islmica de Jomeini, no existan talibanes, Sadat en
Egipto se burlaba de la pretensin de los Hermanos Musulmanes de que
las mujeres lleven signos visibles de una sociedad islmica,
secularismo en Turqua, Tnez, muy presentes, etc. Basta echar una
ojeada a las imgenes de elementos caractersticos y representativos
de esas sociedades antes y compararlas con el desastre actual para
darse cuenta, para evidenciar de forma contundente el fracaso de
aquel optimismo efmero e infundado.
[Cairo University, 1959]
8 Nostra Aetate, 3
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[Cairo University, 2004]
[Irn, aos 70]
Queda en evidencia que fue fundado sobre la esperanza en lo
humano, y ya ves dnde qued lo humano y de lo que fue capaz. Al
mismo tiempo qued patente la capacidad de la religin islmica de ser
la savia y armazn de cualquier sociedad. Se trata de un consejo,
digamos prudencial, de Nostra Aetate, y, en trminos del lenguaje
moderno, podemos decir que Nostra Aetate fue desautorizad
estrepitosa y dramticamente por la Historia. No se trata solamente
de un error prudencial, se trata de un drama escrito con sangre y
almas humanas. Cual si fuese un gigante salido del mar, apareci (de
nuevo) la intolerancia y exclusividad existencial islmicas que
arras con cualquier otra existencia y credo, all donde tuvo
suficiente presencia como para desbordarse. Nostra Aetate, sin
embargo, mir con aprecio a los musulmanes que adoran al nico Dios
que habl a los hombres Con aprecio porque Cristo dio su
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vida queriendo que todos los hombres se salven, anhelando que
todos hagan lo que su Padre quiere: que crean en l, o porque el
Corn dice que la Santsima Trinidad es abominacin, los cristianos
infieles e impuros e incita a someterlos o matarlos, segn el caso?
A este consejo prudencial no hace falta responder desde la fe, la
respuesta ha sido dada en estos post cincuenta aos con sangre y
fuego. olvidando lo pasado. No debo olvidar. No quiero olvidar.
Historia est maestra. Si no, no entender el presente. Si no,
repetir los mismos errores que los de antao. No se me ocurre que,
no sea que desafe al Concilio, cierre los ojos a la realidad. Aqu
no se desafa ningn artculo de fe, que absurdo no puede ser, y s se
puede desafiar la realidad que no se quiera ver o aceptar. Con
todo, olvidando lo pasado, no s hasta qu punto y de qu manera se ha
olvidado.
El 29 de enero de 1975 Pablo VI entregaba a los turcos el
estandarte de Lepanto, lugar en el que el 7 de octubre de 1571 tuvo
lugar la clebre y providencial victoria, por la intercesin de la
Virgen Mara, auxilium christianorum, sobre la flota turca y en la
memoria de lo cual San Po V estableci la fiesta de Nuestra Seora
del Rosario. Hicieron mal nuestros antepasados al defenderse de los
turcos? De aquellas tribus que dej en los huesos de generaciones
venideras el grito de los nios de por el entonces, Mam, turcos!?
Ocho siglos, ocho!, no cambiaron de parecer durante tantos aos,
intentaba media luna conquistar Constantinopla hasta que lo
consiguieron,
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cumpliendo el mandato de Mahoma de que la bandera de la yihad
ondee en la ciudad imperial cristiana de antao. Pero el mandato no
fue solamente para Constantinopla sino para Roma tambin. Mientras
Constantinopla permaneciera erguida, la cruz desafiara a media
luna. De all la continua presin a la Cristiandad desde varios
frentes. Por el sur de Italia actual, directamente hasta que se
pueda; por Hispania y por Bizancio. El profeta de los musulmanes,
Mahoma, manda en 628 el mensaje al emperador bizantino Herclito,
aslam taslam: somtete (hazte musulmn), y tendrs la paz. Y como no
lo hizo, Constantinopla fue vista como un enemigo a batir sin
piedad hasta que caiga, da igual el tiempo que dure el cometido.
Tuvo que caer desde la perspectiva teolgica, ya que, desde el
principio, el Islam y la yihad fueron inseparablemente unidas en la
clarsima voluntad del dominio y sometimiento de los adoradores de
la cruz, como despectivamente se llamaba y se sigue llamando a los
cristianos. A esos al-Rum (Romanos), al-Nassara (Nazarenos) o ms
notoria y simplemente, al-Kilab (perros). Los que piensan esto hoy
en da, no se parecen a esos de ayer? Entonces, cmo que se puede
decir que se olvide esto? Si lo olvido, no sabr ni donde estoy. No
estoy hablando de incitacin al odio, pero estoy hablando de odio.
Un odio que tiene y que tuvo lugar contra los cristianos por lo que
son, y no solamente ellos. No se me puede pedir que haga trasplante
de cabeza, no se me puede pedir que trabaje en un hospital y que no
vea ni descubra heridas. Moriremos todos si no se hace, y si no se
hiciera y advirtiera del peligro, seramos responsables del desastre
provocado. El mundo antiguo no funcionaba segn los conceptos
modernos (y sobre todo acuados en el Occidente) de raza, etnia o
nacionalidad. En la ltima instancia, el trmino bizantinos es un
anacronismo, significaba ms propiamente cristianos tal y cmo ellos
mismos se vean, y tal y cmo los musulmanes los vean. Y viceversa,
el avance rabe es en realidad avance musulmn. Por eso, es
incorrecto decir que apenas cien aos de la muerte de Mahoma, y tan
solamente veinte y un aos del comienzo de la invasin de pennsula
ibrica, Carlos Martel en Poitiers frena a los rabes en su conquista
de Europa Occidental. Fue truncada la yihad, simplemente. En el
siglo XIV, deca el historiador musulmn Ibn Khaldun: En la umma, la
yihad es un deber
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religioso, porque por la universalidad de la misin musulmana y
la obligacin de convertir a todo el mundo al Islam sea por la
persuasin, sea por la fuerza el Islam es bajo obligacin de gobernar
sobre todas las dems naciones. No hay ms, eso es lo que hay y eso
no puedes obviar. En el Occidente se conoce ms la providencial
victoria de Martel y consecuente empuje de los musulmanes de los
reinos cristianos de Castilla y Aragn, de Pelayo y Las Navas de
Tolosa (no lo suficientemente), etc. Se olvida o apenas se conoce
el largo y pertinaz empeo en la conquista de Bizancio, y de
Constantinopla en concreto. El segundo asedio (el primero tuvo
lugar entre 674 y 678) de la capital del Imperio fue tremendo, y la
consiguiente derrota musulmana (717-18) impidi el pronto avance de
los mismos hacia Europa por su lado oriental, un impedimento que
permiti la consolidacin de la Cristiandad Occidental en los siglos
venideros. El camino de la conquista de Bizancio fue iniciado, y
por ende trazado, por el mismo profeta Mohamed con su participacin
en la batalla de Tabuk (630), recordada en el Corn. Desde entonces,
hasta la cada definitiva de la capital bizantina en 1453, la
obstinacin, la necesidad de su cada no cej. En mencionado segundo
asedio de Constantinopla fue ordenado por uno de los califas ms
clebres, Suleiman, encomendando la comitiva a las rdenes de su
propio hermano Muslama: Estate all (Constatinopla) hasta que la
conquistes o te reclame. Este reunin un ejrcito aterrador de
200.000 hombres (120 mil de infantes y caballera, 80 mil en la
fuerza naval) que sembr de pnico las regiones por las que pasaba.
Mujeres y nios esclavizados, millares de hombres crucificados. Segn
el cronista musulmn al-Tabari: Los habitantes de Anatolia oriental
se llenaron de terror que nunca antes haban experimentado. Todo lo
que vieron fueron los musulmanes gritando en su cara Allah Akbar!.
Allah llen de pasmo sus corazones Los hombres fueron crucificados a
lo largo de 24 km. En qu se inspiraron estos valientes invocadores
de Allah? Fueron quizs unas costumbres brbaras o de pueblos
primitivos de la poca? No fue eso. Fue la aleya cornica 8:60 la que
vivieron, la que gui sus pasos y proceder: . No son musulmanes?
Entonces? As fue escrito, as fue cmo pensaron y as lo hicieron.
Suerte, o mejor providencia, fue que entonces el Imperio Bizantino
todava era lo suficientemente fuerte como para repeler ataque
semejante y quedar en pe, pero por poco. La mejor destreza en el
mar, el uso del arma secreta el fuego griego y finalmente la unin
de coptos egipcios a la causa bizantina fueron los factores que
dieron la victoria al ejrcito gobernado por el Emperador Len III
Isurico.
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Esto es obligado saberlo. Esto no se puede ni debe olvidar, est
prohibido, por honradez, por amor a la historia, por amor a la
verdad. Si se obvian estas cosas, se pueden predisponer graves
omisiones en el plano social y poltico, con graves percances para
la paz en el mundo entero. Estamos hablando de cosas muy serias, de
errores de planteamiento con consecuencias que tendrn lugar
implacablemente. El Islam no es lo que algunos (principalmente los
no musulmanes) quisieran que fuera, sino simple y llanamente, lo
que es. Por eso, lo de hoy,
no se puede comprender sin lo de ayer, ni lo de siglo XX,
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[Foto de mujeres cristianas asesinadas por los musulmanes turcos
en el proceso del Genocidio Armenio ( en Armenio [Hayots
Tseghaspanoutyoun en transcripcin al alfabero latino]) en 1915 por
no apostatar La foto, conservada en los archivos vaticanos es un
fotograma de la pelcula Ravished Armenia (lArmnie viole, 1919) y
fue censurada antes de su proyeccin por las autoridades
anglosajonas.] por no poner muestras plsticas de cada poca. Esto no
es ver solamente una parte, o ver lo que no es el Islam, esto es
tener en cuenta una componente tan esencialmente ligada a los
textos y tradiciones fundamentales islmicos, la misma que esgrimen
los creyentes que cometen estas acciones. Si se prefiere decir as,
es un fenmeno que existi, y sigue existiendo. Cerrar los ojos a
esta realidad, supone no vivir en responsabilidad el momento
presente. Cree, pues, la Iglesia que Cristo, nuestra paz, reconcili
por la cruz a Judos y Gentiles y que de ambos hizo una sola cosa en
s mismo este Sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar el mutuo
conocimiento y aprecio entre ellos, que se consigue sobre todo por
medio de los estudios bblicos y teolgicos y con el dilogo fraterno
Por los dems, Cristo, como siempre lo ha profesado y profesa la
Iglesia, abraz voluntariamente y movido por inmensa caridad, su
Pasin y Muerte, por los pecados de todos los hombres, para que
todos consigan la salvacin. 9 A ver, Cristo, nuestra paz, reconcili
por la cruz a Judos y Gentiles y que de ambos hizo una sola cosa en
s mismo, esto es cierto, pero falta una condicin sine qua non.
Falta aadir algo, sin lo cual lo que acabamos de leer es
sencillamente falso. Esta frase parafrasea lo que dijo San Pablo,
omitiendo lo esencial; parece que dice lo que dijo San Pablo, pero
el santo apstol no dijo eso: 9 Nostra Aetate, 4
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17
Yo no me avergenzo del Evangelio, porque es el poder de Dios
para la salvacin de todos los que creen: de los judos en primer
lugar, y despus de los que no lo son. 10 nosotros, en cambio,
predicamos a un Cristo crucificado, escndalo para los judos y
locura para los paganos, pero fuerza y sabidura de Dios para los
que han sido llamados, tanto judos como griegos. 11 Porque todos
hemos sido bautizados en un solo Espritu para formar un solo Cuerpo
judos y griegos, esclavos y hombres libres y todos hemos bebido de
un mismo Espritu. 12 O sea, Judos y Gentiles sern un solo cuerpo,
una sola cosa, solamente si creen en Jesucristo. Si no, no lo sern.
Es decir, Cristo es el vnculo entre las naciones, razas, pueblos,
personas. Cristo es el dilogo, Cristo es el fin del mismo, Cristo
es a lo que hay que llegar. Si no es as, estamos haciendo un
fraude. Solamente bajo esta condicin se podr decir, As se elimina
el fundamento de toda teora o prctica que introduce discriminacin
entre los hombres y entre los pueblos, 13, aunque no queda claro
que esta condicin se cumple, ya que la frase termina con en lo que
toca a la dignidad humana y a los derechos que de ella dimanan. Los
derechos no pueden dimanar de la dignidad humana, sino de Dios,
nicamente por quin el hombre es digno. Queda claro? Con unas lneas
ms, y otras omitidas, s. No era nada de extraar, por todo lo
expuesto, que ya al terminar el Concilio un joven y agudo telogo, a
pesar de tener una fuerte atraccin al comienzo de su itinerario
teolgico hacia nuevos planteamiento de no despreciable cariz
modernista, Joseph Ratzinger, observara con perspicacia de que se
est abriendo un terreno no acorde con el pensar de la Iglesia de
siempre. En 1966 escribe14: Entretanto se ha impuesto cada vez ms
un parecer que anteriormente haba sido considerado como una rara
excepcin, a saber, que Dios quiere y puede salvar fuera de la
Iglesia, an cuando no sin ella. Por otro lado se ha impuesto desde
hace poco una manera optimista de considerar y comprender las
religiones no cristianas que demuestra claramente que no todas las
ideas puestas en boga por la teologa moderna han sido inspiradas
por la Biblia. Porque si algo puede ser llamado extrao y hasta
opuesto a la Sagrada Escritura, es el optimismo contemporneo
respecto de las religiones paganas, considerndolas en cierto modo
como factores de salvacin, lo que es absolutamente imposible de
conciliar con la apreciacin de la Biblia sobre esas religiones.
Ratzinger vio que Nostra Aetate puso los preliminares, y a partir
de esta base, en nombre de un tal espritu de Concilio, se ha
preparado a la Iglesia el camino que desembocara hacia el espritu
de Ass de una forma natural. Ese camino sera luego 10 Rom I, 16 11
1 Cor I, 23, 24 12 1 Cor XII, 13 13 Nostra Aetate, 5 14 El ltimo
perodo de sesiones del Concilio (Colonia, 1966)
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18
instituido asentado como una ruta pero no para llegar solamente
a un sitio, sino para quedarse. No se pudo dar aprobacin a ese
camino, a ese pensar, a ese modo de ser en la Iglesia y tena que
ser corregido por Dominus Iesus, aunque as no se diga
explcitamente. Una correccin que ha encontrado fortsima oposicin
dentro de la misma Iglesia, precisamente esgrimiendo el argumento
de que va en contra del espritu de Concilio. Razones no le faltan a
este argumento como argumento, porque, efectivamente, hubo y hay un
tal espritu de Concilio que esta gente interpreta y vive y para
ellos es tal de forma que no se puede identificar con la forma de
pensar de Dominus Iesus. Amn para lo que vivi la Iglesia desde sus
comienzos, ensearon los Apstoles y los Padres y qued patente en la
enseanza secular, no, milenaria, de la Iglesia. Si no es as como
digo, por qu si no los sintoistas bailan en la catedral de
Santiago? Si bailan y rezan all es porque el obispo de Compostela
les deja y les aprueba lo que hacen. Si no lo hiciera, no les
dejara. Por qu, si no, los obispos colombianos dejan a sus anchas a
predicar en sus iglesias e instituciones a un telogo que arremete
contra Dominus Iesus afirmando que va en contra de Nostra Aetate?
No existen las casualidades. Esos obispos actan as porque esa es su
conviccin. Porque piensan igual. Si no, no le dejaran. Porque de
hecho, ese telogo se ampara en un documento conciliar, en
definitiva en el Concilio, y ellos no van en contra del Concilio. Y
desde cundo somos fanticos? Desde cundo nos hemos hecho el
transplante del cerebro? Tranquilidad, pues. Pensar, se puede
pensar. Y argumentar, se debe argumentar. Si me equivoco, que me lo
demuestren. Me equivoco? Por qu no echamos un vistazo a la vida y
enseanza de la Iglesia en los primeros siglos? Qu hizo la Iglesia
en el Medievo? Y qu dijo la Iglesia en los documentos magisteriales
sobre la relacin con otras religiones en el mismo siglo XX? Pues
tocar ahora estos tres puntos someramente para poder ver con ms
facilidad si estoy en lo cierto o no, si me equivoco o me he pasado
o no entiendo algo. Para que tambin otros tengan ms criterio en
juzgar mis palabras. Mi poca preferida es la de los primeros siglos
de persecucin de la Iglesia, porque abarcan la enseanza, el decir y
el hacer, de los mismos Apstoles y de los Apologistas y de los
cristianos que para serlo tenan que aportar unos mritos
impresionantes para poder mantenerse como tales. Todo en una
sociedad pagana con tanto parecido a la nuestra. Haba religiones
entonces? S, las cuarenta y una mil, e dolos como ahora en India, y
brujos y adivinos como ahora en Italia, Espaa y Mxico y todo y ms y
la intransigencia y el deseo de aniquilacin de los cristianos como
lo pudo haber e la Edad Media y Antigua y ahora. O sea, la Historia
de la Iglesia es nuestro libro de enseanza sublime, valiosa sin
medida porque en la misma se traslucen y palpan las palabras,
dichos y hechos de nuestro Divino Maestro. Esta es Nostra Aetate
eterna que no cambia, porque en ella siempre acta la eternidad del
mismo Evangelio. Los Apstoles claramente insisten desde el primer
da a los nuevos creyentes en dar gracias a Dios por haber dejado el
mundo de las tinieblas a los que antes eran empujados en su
ignorancia por el diablo, ensendoles este a dar culto a los dolos.
Les advierten de que no vuelvan a caer en la oscuridad de la
idolatra, e imploran a los paganos dejar la esclavitud de la
supersticin de sus creencias y abrazar la verdad de Cristo. Dilogo,
cero. En todo caso, si hay dilogo, es para decirles que dejen de
ser
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19
idlatras, demostrando la falsedad de esa conducta con argumentos
(son creencias que divinizan lo creado) y con la fuerza del
Espritu. Estas cosas sucedieron como en figura para nosotros, para
que no codiciemos lo malo como lo codiciaron ellos. Y no os hagis
idlatras como algunos de ellos, segn est escrito: Se sent el pueblo
a comer y beber, y se levantaron para divertirse; ni forniquemos,
como algunos de ellos fornicaron, y murieron en un solo da
veintitrs mil; ni tentemos al Seor, como lo tentaron algunos de
ellos, y perecieron vctimas de las serpientes; ni murmuris, como
algunos de ellos murmuraron, y perecieron a manos del exterminador.
Todas estas cosas les sucedan como en figura; y fueron escritas
para escarmiento nuestro, para quienes ha llegado la plenitud de
los tiempos. As pues, el que piense estar en pie, que tenga cuidado
en no caer.15 Por todo esto, amadsimos mos, huid de la idolatra. 16
Sin embargo, lo que sacrifican los gentiles, a los demonios lo
sacrifican y no a Dios. Y no quiero que vosotros entris en comunin
con los demonios. No podis beber el cliz del Seor y el cliz de los
demonios; no podis participar de la mesa del Seor y de la mesa de
los demonios. O queremos provocar la ira del Seor? Acaso somos ms
fuertes que l? 17 No os unzis a un mismo yugo con los infieles.
Porque qu tiene que ver la justicia con la iniquidad? O qu tienen
de comn la luz y las tinieblas? Y qu armona cabe entre Cristo y
Belial? O qu parte tiene el creyente con el infiel? Y cmo es
compatible el templo de Dios con los dolos? Porque vosotros sois el
templo de Dios vivo, segn dijo Dios: Yo habitar y caminar en medio
de ellos, y ser su Dios y ellos sern mi pueblo. Por eso, salid de
en medio de ellos y separaos, dice el Seor. No toquis nada impuro,
y Yo os acoger, y Yo ser para vosotros Padre, y vosotros seris para
m hijos e hijas, dice el Seor Todopoderoso. 18 presumiendo de
sabios se hicieron necios y llegaron a transferir la gloria del
Dios incorruptible a imgenes que representan al hombre corruptible,
y a aves, a cuadrpedos y a reptiles. 19 cambiaron la verdad de Dios
por la mentira y dieron culto y adoraron a la criatura en lugar del
Creador 20
15 1 Cor. 10, 6-13 16 1 Cor 10, 14 17 1 Cor 10, 19-22 18 2 Cor
6, 13-18 19 Rom I, 22-23 20 Rom I, 25
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20
Pero en otro tiempo, cuando no conocas a Dios, servisteis a los
que realmente no son dioses. Ahora, en cambio, que habis conocido a
Dios, mejor dicho, que habis sido conocidos por Dios, cmo es que
volvis otra vez a esos elementos sin fuerza y sin valor, a los que
queris servir de nuevo como antes? Temo haberme esforzado por
vosotros intilmente. 21 Ahora bien, estn claras cules son las obras
de la carne: la fornicacin, la impureza, la lujuria, la idolatra,
la hechicera, 22 en los cuales vivisteis inmersos en otro tiempo
siguiendo el espritu de este mundo, 23 A m, el menor de todos los
santos, me ha sido otorgada esta gracia: anunciar a los gentiles la
insondable riqueza de Cristo e iluminar a todos acerca del
cumplimiento del misterio que durante siglos estuvo escondido en
Dios, el Creador de todas las cosas, para dar a conocer ahora a los
principados y a las potestades en los cielos las mltiples formas de
la sabidura de Dios, por medio de la Iglesia, conforme al plan
eterno que ha realizado por medio de Cristo Jess, Seor nuestro, en
quien tenemos la segura confianza de llegar a Dios, mediante la fe
en l. 24 Tales cosas tienen una apariencia de sabidura por su
religiosidad afectada, su aparente humildad y su rigor con el
cuerpo, pero no valen sino para la satisfaccin de la carne. 25 El
ltimo verso representa el respeto y la valoracin que tena San Pablo
respecto a otras religiones: tienen una apariencia de sabidura su
aparente humildad rigor con el cuerpo Pero no valen! Si no te
sienta bien, pues qu quieres que te diga. Lo que s decan y San
Pablo y San Pedro y San Juan y todos es que los santos se cuiden en
contaminarse y se mantengan fieles. Dice el Primero y el ltimo, el
Viviente, el que estuvo muerto y ahora vive para siempre y tiene la
llave de la Muerte y del Abismo (Cf. Ap. I, 17) al ngel de la
Iglesia en Prgamo26: Sin embargo, debo reprocharte algo, y es que
tienes adictos a la doctrina de Balaam, el que ense a Balac cmo
deba seducir a los israelitas para que se prostituyeran, comiendo
los alimentos sacrificados a los dolos. Tienes adems partidarios de
la doctrina de los nicolatas. Arrepintete, o ir en seguida para
combatirlos con la espada de mi boca. y a la Iglesia en Tiatira27:
Pero, debo reprocharte que toleras a Jezabel, esa mujer que
pretende ser profetisa, la que engaa a todos mis servidores, y les
ensea a prostituirse comiendo los alimentos sacrificados a los
dolos. Yo le he dado tiempo suficiente para arrepentirse, pero ella
no quiere dejar de fornicar. Por eso, la arrojar en un lecho de
dolor, y 21 Gal IV, 8-11 22 Gal V, 19 23 Ef II, 2 24 Ef III, 8-12
25 Col II, 23 26 Ap II, 14-16 27 Ap. II, 20-23
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21
someter a sus compaeros de adulterio a una prueba terrible, si
no se arrepienten de sus obras, y har morir a sus hijos. As sabrn
todas las Iglesias que yo conozco ntimamente los sentimientos y las
intenciones. Y retribuir a cada uno segn sus obras. Los primeros
cristianos y los Apologistas, conocan estas palabras y las vivieron
con una coherencia que es nuestra gua por siglos de los siglos.
Podan haberse salvado, por supuesto de la muerte y la persecucin,
pero no lo hicieron. Era suficiente adorar a un dios de turno y
todo arreglado, como hacan tantos, pero no lo hicieron. Fueron
fieles a Cristo hasta la muerte, pero no solamente eso, realmente
dialogaban y con los emperadores y autoridades, defendiendo la
verdad del cristianismo frente a la oscuridad y error del
paganismo. Lo tenan todo en contra, desde las autoridades hasta los
intelectuales paganos que en muchas ocasiones detestaban el
cristianismo. A principios de silgo II, por ejemplo, para el
historiador Tcito, el Cristianismo era una supersticin detestable y
los cristianos una especie de apestados, en sus propias palabras
enemigos del gnero humano. Consta que la fama popular les atribua
las ms nefandas maldades: infanticidios, antropofagia y desrdenes
morales de la peor especie. Sobre ellos circulaban las ms burdas
invenciones, como la de que adoraban a un crucificado con cabeza de
asno, como ha dejado su huella plstica en el grafito descubierto en
el Palatino28. No hay calamidad pblica ni males que sufra el pueblo
de que no tengan la culpa los cristianos. Si el Tber crece y se
sale de madre, si el Nilo no crece y no riega los campos, si el
cielo no da la lluvia, si tiembla la tierra, si hay hambre, si hay
peste, un mismo grito en seguida resuena: los cristianos a las
fieras!, escribe Tertuliano. Antigua Roma tena su religin
tradicional que hacia de soporte ideolgico del Imperio pagano. Un
sbdito, para ser visto bueno como tal y para que lo dejen en paz
tena que cumplir solamente algunas formalidades, y ya poda convivir
con todos los dems. Pero los cristianos, porque su jerarqua as se
lo enseaba, ostentaban el carcter absoluto de las exigencias de la
Religin de Cristo. No haba negociacin posible en ese punto! O soy
de Cristo, o muerte! Esta intolerante claridad irritaba a las
autoridades e intelectuales paganos. Para ellos, el Cristianismo no
pudo ser otra cosa que un culto ilcito, una supersticin, segn
Tcito, detestable; segn Suetonio, nueva y peligrosa; para Plinio el
Joven, perversa y extravagante. No se poda, por lo tanto gracias a
la actitud y mejor dicho fe de los mismos cristianos-, ser
cristiano, y por slo serlo se era ya acreedor de la muerte. Eran
suficientes para Nern y otros tantos emperadores y magistrados
despus las viejas leyes para llevar a cabo lo que ellos crean
erradicacin de esa secta subversiva. Roma fue liberal en admitir
nuevas deidades y tolerante con los cultos extranjeros. Mas ninguno
de ellos se alzaba frente a la religin oficial romana ni prohiba a
sus secuaces participar en sus ritos. El Cristianismo, en cambio,
exiga a los fieles la exclusiva de la adoracin religiosa, ya que el
culto es un homenaje que tan solo puede rendirse a Dios. Pero he
aqu que las ceremonias y manifestaciones pblicas de la religin
romana se consideraban tambin como actos con un valor simblico en
el orden poltico, y la participacin de los sbditos como un deber
cvico y un signo visible de fidelidad a Roma. Los cristianos no
podan tomar parte en esas manifestaciones cvico religiosas, y por
esa razn se les tachaba de atesmo, la acusacin que tan a menudo se
formul contra ellos. Los fieles eran mirados con recelo,
28 Cf. Jos Orlandis, Historia de la Iglesia, I
-
22
se les consideraba como sbditos sospechosos, y la religin que
profesaban, como un peligro para el Imperio.29
Los cristianos no podan tomar parte en esas manifestaciones
cvico religiosas, al pensar en los que nos precedieron en la fe, no
te da rubor hoy al ver tanto dilogo, que no es apostolado, y hasta
oracin interreligiosa? Y qu frutos tenemos hoy y qu frutos tenan
ellos? Ellos con su santa intransigencia cambiaron un imperio
pagano en otro cristiano en dos siglos, y nosotros presenciamos la
desaparicin de una civilizacin cristiana en tantas partes del
mundo. Dnde estn nuestros frutos? Porque antes se enseaba de una
manera y ahora se ensea de otra, y eso tiene sus frutos y
consecuencias. Es eso lo que hay. Hasta que no volvamos a ensear
como ensearon aquellos, no habr frutos. Bueno, los habr, pero los
contrarios.
En una Iglesia en situacin de ilegalidad, los laicos eran uno de
los soportes principales de la evangelizacin. Podan penetrar en
todos los ambientes, desde los ms simples y cotidianos hasta la
corte imperial. Esos cristianos llevaron el anuncio evanglico por
todos los confines del mundo, y hasta los ltimos entresijos de la
sociedad. Cuando Celso, en la segunda mitad del siglo II, escriba
despectivamente de aquellos tejedores, zapateros, lavanderos y
otras gentes sin cultura que introducan el Cristianismo en casas y
hogares privados, estas palabras que queran ser de menosprecio para
su Religin, se convierten en el mejor elogio para estos humildes
fieles que anunciaron a Cristo y su mensaje de salvacin en todos
los ambientes.30 Por otra parte, ya a finales del siglo I en Roma
constan los nombres de personas ilustres que llegaron a ser
mrtires, como por ejemplo el cnsul Flavio Clemente, primo hermano
del propio emperador, acusado de ateismo. Su mujer Domitila fue
desterrada a la isla Mandataria. A su vez, es posible que en esos
aos otro personaje pblico, como el cnsul Acilio Glabrio fuese
ejecutado debido a su fe cristiana. Esta vieja Evangelizacin me
convence, la cambiara por la nueva ahora mismo.
En esta vieja Evangelizacin, como digo, lo tenan todo. La fe
hasta el martirio, porque Dios era lo primero, y se crea que despus
de la muerte todos seremos juzgados, los que hicieron el bien para
la vida eterna, y los que hicieron el mal, para la condenacin. Y
porque no queran que el Hijo se avergence de ellos ante su Padre en
el da de juicio. Tenan fe hasta el martirio, se respetaba y
veneraba el primado del sucesor de Pedro, los Apologistas
dialogaban con los emperadores e intelectuales paganos de su tiempo
demostrando la verdad de la Religin cristiana. Comento y cito
algunos extractos de J. Orlandis, Historia de la Iglesia:
En 111, Trajano, dirigiendo un escrito a Plinio el Joven,
gobernador de Bitinia, mantiene que el nomen christianum es ya
delito en s, aunque le indica que la autoridad no debe ir en busca
de cristianos. Estas dcadas dan martirios clebres como el San
Ignacio de Antioquia, uno de los primeros Padres de la Iglesia. Con
el tiempo, al ver que la persecucin contra cristianos sin distincin
no daba resultados esperados, Valeriano (253-260) dirige su accin
anticristiana principalmente contra el clero, con el fin de dejar
la Iglesia acfala, herida de muerte en su propia estructura. Un
primer edicto, del ao 257, se dirigi expresamente contra el clero,
que apareca ya a los ojos de la autoridad civil como un grupo
perfectamente diferenciado: se prohiba bajo pena de muerte
cualquier acto de culto cristiano, y se exiga de todos los obispos,
presbteros y diconos un sacrificio a los dioses). 29 J. Orlandis,
Historia de la Iglesia I, pp. 32 30 Ibd. pp. 57
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23
Un segundo edicto promulgado al ao siguiente ordenaba la muerte
de los miembros del clero que no quisieran sacrificar, y extenda la
accin represiva a los laicos cristianos pertenecientes al estamento
superior de la sociedad: los senadores y equites caballeros
cristianos eran degradados y confiscados sus bienes; los
funcionarios pblicos perdan sus cargos; y si an entonces persistan
en la fe, se les condenaba a muerte, y a sus mujeres a la pena de
destierro. Se trataba en suma de dejar acfala a la Iglesia, por la
supresin de la clase dirigente cristiana.
Los cristianos resistieron ahora la persecucin mucho mejor que
en tiempo de Decio; apenas hubo lapsi y s, en cambio, muchos
mrtires. En Roma murieron el Papa Sixto II y el dicono San Lorenzo;
en frica, el gran obispo de Crtago San Cipriano; en Espaa, el
obispo San Fructuoso de Tarragona, con sus diconos, y as un sinfn
de cristianos en todas las regiones del Imperio. La persecucin
termin con la muerte de Valeriano, el ao 259. Su hijo y sucesor
Galieno suspendi inmediatamente todas las medidas contra los
cristianos y mand devolverles las iglesias y lugares de culto que
se les haban expropiado. Con ello se abri un nuevo periodo de
tolerancia que dur ms de cuarenta aos
La persecucin de Diocleciano fue planeada por la suprema
autoridad imperial, que en poco ms de un ao promulg cuatro edictos
sucesivos, en los cuales se marca el ritmo creciente de la accin
emprendida contra la Iglesia. Un primer edicto de 23 de febrero del
ao 303 ordenaba la destruccin de los lugares de culto y de los
libros de las Sagradas Escrituras, y la privacin de derechos
civiles a los cristianos. Dos meses ms tarde, en abril, unos
disturbios producidos en Siria y Mitilene, que se atribuyeron a los
cristianos, sirvieron para un segundo edicto que dispuso el
internamiento en prisin de todo el clero, con el fin de privar a
los fieles de sus pastores. Un tercer edicto exiga a los clrigos
encarcelados que sacrificasen a los dioses: los que accedieran
seran libertados y se dara muerte a los que rehusasen. Finalmente,
un cuarto edicto publicado en marzo de 304 extendi la obligacin de
sacrificar a todos los cristianos.
El rigor con que fueron aplicadas estas medidas vari de una a
otra regin, como reflejo de la divisin del Imperio.
El Papa Clemente romano, todava en el siglo I (a. 96), intervino
con autoridad en la iglesia de Corinto. Dionisio, obispo de
Corinto, nos informa de que setenta y cinco aos ms tarde hacia el
170 perduraba en Corinto la costumbre de leer la epstola de
Clemente en las iglesias, durante las celebraciones litrgicas.
Uno se pregunta, al leer estos textos y pensar sobre la vida y
la fe de la Iglesia de aquellos aos, si hoy en da, desde muchos
estamentos de clero y laicos, sera el martirio consecuencia lgica
de la pastoral actual. Bueno, no hace falta preguntarse. Pasara lo
siguiente: el nomen christianum, por si solo, sera y es delito en
muchas partes y causa de la abierta persecucin; pero por lo dems
ahora sobra exigir a ms de uno, desde altos clrigos hasta
cristianos corrientes participar en reuniones y hasta oraciones con
miembros de otras religiones. Algunos hasta encienden lmparas a los
dolos, tal cual, en el nombre de no s qu dilogo interreligioso o
convivencia, pero lo hacen. Esto es impensable en la Iglesia en
tiempos apostlicos y patrsticos y durante toda la historia de la
Iglesia hasta nuestros das. Es una situacin totalmente inaudita,
extraa a la Iglesia. No se la puede aceptar, no se la puede
compartir, no se la puede ver como la nuestra, como algo que hay
que apoyar; todo lo contrario, se debe denunciar. Qu hacan los
Apologistas? Dialogaban, s, pero para poner de vuelta y
-
24
media a los paganos. Recordaremos su conducta y sus palabras
citando la fuente anterior, como poda haber hecho con cualquier
referencia honesta y transparente:
La apologtica cristiana fue la obra de los Apologistas, un grupo
de escritores, casi todos de lengua griega, que asumieron la tarea
de defender y vindicar el Cristianismo ante el mundo gentil La
enemiga de del paganismo revesta, en efecto, muy diversas formas:
entre la plebe, circulaban las ms calumniosas especies contra los
discpulos de Cristo, a los que se acusaba de toda suerte de
crmenes: atesmo, homicidios, inmoralidad, antropofagia, etctera; la
autoridad pblica consideraba a los primeros cristianos como hombres
fuera de la ley, sbditos infieles a la majestad imperial e impos
para con la religin oficial romana; en fin, las clases cultivadas y
los intelectuales vean en el Cristianismo una amenaza para el
futuro de Roma y menospreciaban su valor, al compararlo con la
antigua sabidura pagana. A todas estas actitudes agresivas del
adversario tuvo que hacer frente la apologtica cristiana. (pp.
82)
Frente a las calumnias anticristianas difundidas entre el vulgo,
los Apologistas aportaron el testimonio palpable de la vida real de
los cristianos. Porque esta vida estaba bien a la vista de todos,
ya que no eran gentes de otra raza ni eludan la convivencia con los
dems, para vivir segregados del mundo una extraa existencia.
Los cristianos, -dice la carta a Diogneto- no se distinguen de
los dems hombres ni por su tierra ni por sus costumbres. Porque ni
habitan en ciudades propias ni hablan una lengua extraa, ni llevan
un gnero de vida aparte de los dems; sino que, habitando en
ciudades griegas o extranjeras, segn a cada cual le cupo en suerte,
y adaptndose en vestido, en comida y en todo lo dems a los usos de
cada pas, ofrecen el testimonio de una vida admirable y, a juicio
de muchos, increble obedecen las leyes establecidas, pero con su
vida traspasan las leyes; a todos aman y de todos son perseguidos;
se les desconoce, se les condena, se les mata, y con ello se les da
vida; son pobres y enriquecen a muchos; carecen de todo y abundan
en todo: son deshonrados, y en la misma deshonra son
glorificados(pp. 83).
El Imperio era, por principio, adversario de los cristianos,
secuaces de una supersticin ilcita y situados por ello fuera de la
ley. Cualquiera que fuese la poltica, tolerante o persecutoria,
practicada en cada momento, la ley romana penda como una amenaza
permanente sobre los cristianos y desconoca la legtima existencia
de la Iglesia. Por esta razn, los Apologistas se dirigieron de modo
preferente a los emperadores, a quienes van dedicadas muchas de las
apologas, y a las autoridades pblicas. Se dirigan a ellos para
hacerles presente la ntegra verdad del Cristianismo y de la Iglesia
y para persuadirles de que los cristianos, lejos de ser malos
ciudadanos, eran los sbditos ms fieles y provechosos con que
contaba el Imperio. Los cristianos cumplan, en efecto, una funcin
providencial en el seno de la propia sociedad a que pertenecan: lo
que es el alma en el cuerpo, eso son los cristianos en el mundo,
leemos an en la carta de Diogneto. Y Orgenes, en su refutacin a
Celso, expona esta misma idea, haciendo hincapi en el benfico
influjo social del Cristianismo: porque los hombres de Dios son la
sal que mantiene unidas sobre la tierra a todas las sociedades; y
las sociedades de la tierra no se disgregan mientras esta sal no
pierda su valor. (pp. 84)
Los Apologistas, por lo tanto, no ponan a los cristianos ni la
Religin cristiana en igualdad de condiciones con los dems; no, eso
es falso. Para el colmo, los Apologistas ponan a los cristianos,
debido a su verdadera y nica fe que procede del nico Dios por
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25
encima de los dems y en absoluta desigualdad con las dems
religiones y creencias. Porque la Religin cristiana proceda del
Verbo de Dios, y en eso no haba ni discusin ni concesin posible. No
se poda rebajar lo ms mnimo esa exigencia; y aunque les mataban, y
hasta se alegraban sobrenaturalmente por ser llamados al martirio,
mantenan su forma de pensar porque era lo que haba que pensar.
Porque el mundo los necesitaba para dar testimonio de la verdad. No
poda, por eso, haber otra forma de hacer y existir. Y no por eso
eran o pretendan ser unos sbditos que se escaqueaban por muy pagano
que era el gobierno del Imperio. Ellos respetaban con radicalidad
toda autoridad como dada y querida por Dios menos en la
injusticia:
Los Apologistas no dudaron, incluso, en pleno siglo II, en
afirmar la radical solidaridad existente entre los cristianos y el
Imperio. Nada ms falso, a su juicio, que tratar de presentar como
antagnicos el inters general de Roma y los intereses cristianos.
Aquellos y stos coincidan, porque sus destinos como escriba
Tertuliano- se hallaban estrechamente unidos, porque si el Imperio
es sacudido violentamente, tambin toca sufrir el mal a los sbditos,
y en consecuencia a nosotros, aunque se nos eche en cara que nos
segregamos de la masa popular del Estado. Los cristianos eran, por
tanto, sbditos fieles y procuraban cumplir lealmente sus deberes
ciudadanos: en la mejor forma en que nos es posible precisaba San
Justino- pagamos los impuestos y censos a quines habis dado esta
concesin, porque as nos lo ha enseado Jesucristo. En fin, los
cristianos no podan, ciertamente, rendir culto religioso al
emperador, porque su fe se lo prohiba; pero, dciles a las enseanzas
de los Apstoles sobre sus obligaciones para con la autoridad civil,
ofrecan por los emperadores y el Imperio el bien ms preciso de que
disponan: la oracin. Nosotros declaraba San Justino al emperador
Antonino Po- os reconocemos como emperador y gobernador de todos
los hombres; y rogamos, no solamente para que seis mantenido en
posesin de vuestro Imperio, sino tambin para que seis sabiamente
prudente. Oracin cristiana por el Imperio, ndice de la mayor
fidelidad hacia l, en la que se impetraba de Dios cuanto poda
redundar en su bien, sin condicionar siquiera la splica a un cambio
en las disposiciones de ese Imperio para con la Iglesia: oramos en
todo momento por los emperadores escriba Tertuliano- para que vivan
largos aos, y pedimos un gobierno pacfico, la seguridad de su casa,
un ejrcito valeroso, un Senado fiel, un pueblo honrado, la paz del
mundo y todo cuanto sbditos y emperadores puedan desear.
Estos textos, entresacados de los propios escritos de los
Apologistas, sirven mejor que cualquier comentario para conocer la
temtica y el estilo de estos escritores, en sus combates en defensa
del Cristianismo. Mas los Apologistas tuvieron que hacer tambin
frente a otra oposicin, la proveniente de ambientes cultos y
crculos filosficos menospreciadores del valor intelectual del
Cristianismo. La literatura apologtica demuestra que el
Cristianismo es una sabidura infinitamente ms alta que la filosofa
griega, porque posee la verdad absoluta, mientras que la filosofa,
fundada tan slo en la razn humana, jams pudo alcanzar la plenitud
de la verdad. Por otra parte, la apologtica puso de manifiesto la
vacuidad religiosa del paganismo, a la que contrapone los dogmas
fundamentales del Cristianismo, para concluir que solamente ste
tiene una idea recta de Dios. (pp. 85)
A ver, qu prelado hoy en da habla as? Hablo yo, de acuerdo, pero
yo no soy ni un prelado, ni un clrigo, ni un obispo, ni nada. Pero
los prelados deberan hablar as! A qu viene decir que cristianos y
judos son hermanos? Como seres humanos, s, pero no nos podemos
quedar en eso. Que hay que dar la vida hasta por los enemigos, no
quiere
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decir que todos seamos hermanos en la misma fe. Eso no. Eso debe
quedar claro. Pero si somos hermanos, y se dice y se dice bueno,
entonces, hace falta que se conviertan los judos? Parece que no.
Para qu si la Antigua Alianza sigue vlida? Sigue o no sigue? Parece
que hay miedo a decirlo. Pues no sigue, Jess es el Mesas, el
Cristo, el Hijo de Dios viviente, la segunda persona de la Santsima
Trinidad, que es Dios verdadero. Eso es lo que demuestran los
apologistas en sus dilogos con los judos. Y, si quiero ser
cristiano, yo tampoco puedo hacer otra cosa. Justino, sin ir ms
lejos, escribi un Dilogo con el judo Trifn, apologa del
Cristianismo frente a la religin judaica. En la carta a Diogneto,
el desconocido autor escribe a un pagano ilustre, Diogneto, sobre
la religin cristiana a peticin de este. El apologista procura, con
todos los respetos, convencerle, a un pagano como l mismo autor era
antes, a dejar las tinieblas idoltricas del paganismo mostrando la
verdad del cristianismo manifestada en una vida elocuente,
fructfera en virtudes que proceden de arriba, por la fe en
Jesucristo.
Estos casos y este estilo se repiten una y otra vez. A imagen de
Jess que habla con la samaritana. Es Jess quin habla por medio de
ellos, y es Jess que se puede reconocer como fin de sus dilogos y
dialctica, mediante cuales quieren llevar a la conclusin propuesta
a sus oyentes. Puedes ver eso hoy, en el dilogo interreligioso,
encuentros ecumnicos, iniciativas comunes, etc.? Lo puedes ver? Yo
no lo veo, y por eso digo que desde muchos estamentos de la
Iglesia, desde los ms altos, se ha abandonado el mtodo con el que
se identifica una verdadera evangelizacin, que es su verdadera y
genuina misin. Como una muestra ms, menciono el ltimo ejemplo de un
apologista latino, Minucia Flix, un abogado ilustre, autor del
Octavio, la nica apologa conocida que se escribi en Roma. Siguiendo
el mtodo ciceroniano del dilogo, heredado de los dilogos clsicos
con Scrates como protagonista, desarrollado en la escena de un
paseo por la ciudad martima de Ostia. Tres amigos el cristiano
Octavio, el pagano Cecilio y el autor- disputan sobre filosofa y
religin. El autor deja que sea Octavio, con argumentos puramente
filosficos, haga la apologa del Cristianismo y demuestre lo absurdo
que es pretender una posicin indeterminada, laxa y escptica en
cuestiones religiosas. Es necesario dar el paso hacia delante. Hoy
en da esa forma de dilogo sera considerada insultante, y el autor
un intolerante y un integrista. Un fundamentalista que, vaya
cinismo!, no quiere dialogar. Es el colmo del asunto. Pero indica
cul lejos, cul al contrario se ha ido en esta cuestin. Y cmo,
sencillamente, hay que retornar del mal camino emprendido.
Hay que dialogar, s, pero para proponer y dar a conocer a
Cristo. Si a otro se le respeta, es en el sentido de que no se le
puede coaccionar ni ir en contra de su conciencia; obligarlo a que
crea. Pero su creencia no se respeta, sencillamente, porque es un
error.
En la Edad Media se sigue el mismo camino. Qu es lo que era en
realidad Summa contra gentiles, de Santo Toms? Una apologtica
frente a la filosofa musulmana. Les demuestra que estn en el error,
si realmente los quiere y les quiere el bien supremo. Lo mismo que
en Ars Generalis, hace un terciario franciscano, Ramn Llull
(1232-1315), ideando un vasto y complejo sistema, concebido como un
instrumento intelectual para la demostracin apologtica de la verdad
cristiana frente a la creencia islmica. Ms adelante, San Vicente
Ferrer, un erudito de los textos sagrados judos, Talmud inclusive,
fue famoso por sus predicaciones en las sinagogas de Castilla y
Aragn acerca de la venida del Mesas, del cual demostraba ser
Jesucristo, el Hijo de Dios. Porque San Vicente no perda el norte.
Crea firmemente que la higuera de los que no acogan a
-
27
Jess como Mesas era estril, y que nadie jams comer ya de su
fruto,31 como qued profetizado en la maldicin de la higuera por
parte de Jess. Saba que el judasmo no puede dar fruto, que debe
abrirse al Mesas si quieren acoger la salvacin que Dios mismo pag
con su sangre. De all la conviccin y la fuerza de su predicacin, y
de all que las conversiones eran muy numerosas, se calcula unas
200.000. Amador de los Ros escribe: Los ms sabios maestros de la
ley mosaica, llamados a Tortosa por el anhelo de salir a su
defensa, sentan nacer y crecer la duda en sus corazones a medida
que arreciaba el combate. El inspirado acento del converso disipaba
al fin las tinieblas del espritu, y creyeron en la venida del Mesas
verdadero y adoraron al cabo como cristianos al Hijo del Hombre. S,
combate (resaltado es mo), no dilogo fraterno, pero el mismo S.
Vicente viva lo encargado por San Raimundo anteriormente:
predicacin mediante persuasin, para que vengan a la Iglesia no
forzados, sino convencidos de su error.
Si nos damos cuenta, se trata de la misma receta, salvando las
circunstancias histricas, que la de los Apologistas. El estilo es
el mismo, porque la fe es la misma. Terminar de concluir en voz
alta: por lo tanto, si hoy no procedemos de la misma forma, es
porque la fe no es la misma. Est contagiada de impurezas que deben
ser eliminadas, volviendo a la pureza original. Es el trabajo de
siempre, y decir que tengo razn simplemente porque estoy vestido de
ornamentos de altos cargos jerrquicos, es cometer un fraude.
Repito, est dicho al ngel de la Iglesia en Prgamo: Tienes adems
partidarios de la doctrina de los nicolatas. Arrepintete, o ir en
seguida para combatirlos con la espada de mi boca. Al ngel, es
decir, al pastor (obispo) de la Iglesia, es decir, a todos los
pastores, a ti y a mi con lo que hacemos con nuestra alma, por la
prostitucin a la que la sometemos con las impurezas que mezclamos
con la fe santa. Est dicho. Y si est dicho, es porque nos puede
pasar. Y si pasa, es porque est previsto y advertido, no
justificado, ni mucho menos. Por lo tanto, siempre hay que retornar
a lo trazado para la eternidad e inamoviblemente.
Observemos ahora cmo este mismo espritu se mantena inclume hasta
relativamente una poca muy reciente, expresado tajantemente en la
encclica Mortalium Animos, (Acerca de cmo se ha de fomentar la
verdadera unidad religiosa, del 6 de enero de 1928), de Po XI. Y no
se crea el lector que en aquellos tiempos no haba deseos de unin e
iniciativas que pretendan que la unin de religiones sea como la
base de la unin del gnero humano. El mismo Papa da fe de ello,
recordando al principio que:
Nunca quizs como en los actuales tiempos se ha apoderado del
corazn de todos los hombres un tan vehemente deseo de fortalecer y
aplicar al bien comn de la sociedad humana los vnculos de
fraternidad que, en virtud de nuestro comn origen y naturaleza, nos
unen y enlazan a unos con otros.32
Este deseo de que no haya guerras y conflictos y discordias, lo
hace entender el Papa como algo muy natural, algo que el ser humano
necesita y le conviene. Pero otra cosa es cmo conseguir tal
fraternidad y unin de gnero humano. Ya en el punto siguiente, La
fraternidad en religin. Congresos ecumnicos, indica Po XI que este
deseo se procura extrapolar a la esfera religiosa, haciendo la
radiografa de tales intentos:
31 Mc XI, 14 32 Mortalium Animos, 1
-
28
Cosa muy parecida se esfuerzan algunos por conseguir en lo que
toca a la ordenacin de la nueva ley promulgada por Jesucristo
Nuestro Seor. Convencidos de que son rarsimos los hombres privados
de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello
esperanza de que no ser difcil que los pueblos, aunque disientan
unos de otros en materia de religin, convengan fraternalmente en la
profesin de algunas doctrinas que sean como fundamento comn de la
vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar
congresos, reuniones y conferencias, con no escaso nmero de oyentes
e invitar a discutir all promiscuamente a todos, a infieles de todo
gnero, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron
miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la
divinidad de su Persona o misin.33
Con elocuencia de pocas palabras de textos magisteriales de
antao, el Papa da la respuesta inconfundible (Mortalium Animos,,
3): Los catlicos no pueden aprobarlo, y dice el por qu:
Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la
aprobacin de los catlicos, puesto que estn fundadas en la falsa
opinin de los que piensan que todas las religiones son, con poca
diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo,
todas nos demuestran y significan igualmente el ingnito y nativo
sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos
obedientemente su imperio.
Cuantos sustentan esta opinin, no slo yerran y se engaan, sino
tambin rechazan la verdadera religin, adulterando su concepto
esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y atesmo; de
donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales
opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religin
revelada por Dios.
Vamos a parar un poco aqu. Po XI habla de congresos, ojo,
congresos!, no oraciones. Eso no poda ni llegar a su mente, no era
capaz ni de concebirlo. Como decimos ahora, ni se le pasaba por la
cabeza. S es cierto que en Mortalium Animos 9, el Pontfice afirma
que Otros en cambio aun avanzan a desear que el mismo Pontfice
presida sus asambleas, las que pueden llamarse "multicolores".,
pero no se contempla siquiera el concepto o posibilidad de oracin
en comn, quedando esta completamente excluida de la vida de la
Iglesia. La razn (estamos hablando solamente de congresos) de que
de tales reuniones no cabe esperar provecho alguno lo da el papa en
el mismo punto, aunque referido solamente a las iniciativa
ecumnicas entre cristianos -Un error capital del movimiento
ecumnico en la pretendida unin de iglesias cristianas: Por lo dems,
aun cuando podrn encontrarse a muchos no catlicos que predican a
pulmn lleno la unin fraterna en Cristo, sin embargo, hallars pocos
a quienes se ocurre que han de sujetarse y obedecer al Vicario de
Jesucristo cuando ensea o manda y gobierna. Entre tanto asevera que
estn dispuestos a actuar gustosos en unin con la Iglesia Romana,
naturalmente en igualdad de condiciones jurdicas, o sea de iguales
a igual: mas si pudieran actuar no parece dudoso de que lo haran
con la intencin de que por un pacto o convenio por establecerse tal
vez, no fueran obligados a abandonar sus opiniones que constituyen
aun la causa por qu continan errando y vagando fuera del nico redil
de Cristo.
Cmo puede haber una continuidad entre una afirmacin y su
contraria? Porque leyendo Mortalium Animos y viendo lo que se vive
hoy y en las ltimas dcadas- en la Iglesia en los ms altos niveles,
se constata una intencin claramente distinta entre lo enseado en
1928 y lo promovido hoy en tantos sitios. Hay una intencin y
enseanza 33 Ibd. 2
-
29
diferentes, nadie puede negarlo. Porque si hoy ocurre como hemos
ilustrado mediante una muestra de unas cuantas fotografas
significativas, es porque hay una teora detrs, las cosas no ocurren
por casualidad. Hay una premeditacin que se realiza, se lleva a
cabo intencionadamente con estos actos inconfundibles. Nos
escandalizamos por esos actos y espectculos, hasta tal punto de que
en los medios de informacin serios y fieles a la Iglesia ni
siquiera se mencionan, por vergenza ajena. No se informa sobre el
baile sintosta en la Catedral de Santiago, aunque ocurran tales
sacrilegios. Para no poner de manifiesto la lnea que llevan los
obispos en cuestin.
Pero hay que coger al toro por los cuernos y decir: basta ya! Es
sacrlego lo que estis haciendo! No es catlico y ya est! Dios no os
da derecho alguno para que hagis estas cosas en sus templos!
Obispos que hacis esto, estis ofendiendo a Dios! Basta! Antes de
que Dios os fulmine. Ay de vosotros si no os converts antes de que
aparezcis delante de su rostro a ser juzgados. Pon un dedo encima
de la llama de una vela. Cunto aguantas? La retiras en seguida,
verdad? Pues para qu vas a exponerte a suplicios del purgatorio o
del infierno, pudindolos evitar con un obrar recto y santo.
No hay ms tu ta, despertad:
Pudo ciertamente Dios imponer para el gobierno de los hombres
una sola ley, la de la naturaleza, ley esculpida por Dios en el
corazn del hombre al crearle: y pudo despus regular los progresos
de esa misma ley con slo su providencia ordinaria. Pero en vez de
ella prefiri dar El mismo los preceptos que habamos de obedecer; y
en el decurso de los tiempos, esto es desde los orgenes del gnero
humano hasta la venida y predicacin de Jesucristo, ense por S mismo
a los hombres los deberes que su naturaleza racional les impone
para con su Creador. "Dios, que en otro tiempo habl a nuestros
padres en diferentes ocasiones y de muchas maneras, por medio de
los Profetas, nos ha hablado ltimamente por su Hijo Jesucristo".
Por donde claramente se ve que ninguna religin puede ser verdadera
fuera de aquella que se funda en la palabra revelada por Dios,
revelacin que comenzada desde el principio, y continuada durante la
Ley Antigua, fue perfeccionada por el mismo Jesucristo con la Ley
Nueva. Ahora bien: si Dios ha hablado -y que haya hablado lo
comprueba la historia- es evidente que el hombre est obligado a
creer absolutamente la revelacin de Dios, y a obedecer totalmente
sus preceptos. Y con el fin de que cumplisemos bien lo uno y lo
otro, para gloria de Dios y salvacin nuestra, el Hijo Unignito de
Dios fund en la tierra su Iglesia.34
Todo el mundo entiende esta forma de hablar. Todo el mundo! Lo
que habla Po XI es verdad, es lo mismo que se habl desde que Cristo
mismo dejaba salir palabras de su boca para ensear. Repetimos: Por
tanto, la Iglesia de Cristo no slo ha de existir necesariamente
hoy, maana y siempre, sino tambin ha de ser exactamente la misma
que fue en los tiempos apostlicos, (MA, 8). Qu hacemos entonces,
pues? Pues, cuando el ngel de la Iglesia en Tiatira tolera a
Jezabel, se le debe reprochar porque Dios se lo ha reprochado ya, y
este debe retornar al sendero recto. Punto. Eso es lo que se debe
hacer.
Porque, La Iglesia Catlica no puede participar en semejantes
uniones35:
34 Ibd. 7 35 Ibd. 10
-
30
Siendo todo esto as, claramente se ve que ni la Sede Apostlica
puede en manera alguna tener parte en dichos Congresos, ni de ningn
modo pueden los catlicos favorecer ni cooperar a semejantes
intentos; y si lo hiciesen, daran autoridad a una falsa religin
cristiana, totalmente ajena a la nica y verdadera Iglesia de
Cristo.
Y est dicho, La nica manera de unir a todos los cristianos36:
Bien claro se muestra, pues, Venerable Hermanos, por qu esta Sede
Apostlica no ha permitido nunca a los suyos que asistan a los
citados congresos de acatlicos; porque la unin de los cristianos no
se puede fomentar de otro modo que procurando el retorno de los
disidentes a la nica y verdadera Iglesia de Cristo, de la cual un
da desdichadamente se alejaron; a aquella nica y verdadera Iglesia
que todos ciertamente conocen y que por la voluntad de su Fundador
debe permanecer siempre tal cual El mismo la fund para la salvacin
de todos.
Y, al final, alguna palabra para los hermanos separados, como
ahora se les llama? S, por supuesto, palabras de caridad y paternal
solicitud, aunque se les considere miembros de sectas disidentes,
porque si la herida no se descubre curar no se puede, que es lo que
ardientemente se desea y los catlicos con todas sus fuerzas deben
hacer el pensamiento y el deseo de su corazn, Llamamiento a las
sectas disidentes37: Vuelvan, pues, a la Sede Apost1ica, asentada
en esta ciudad de Roma, que consagraron con su sangre los Prncipes
de los Apstoles San Pedro y San Pablo, a la Sede raz y matriz de la
Iglesia Catlica; vuelvan los hijos disidentes, no ya con el deseo y
la esperanza de que la Iglesia de Dios vivo, la columna y el sostn
de la verdad abdique de la integridad de su fe, y consienta los
errores de ellos, sino para someterse al magisterio y al gobierno
de ella. Pluguiese al Cielo alcanzsemos felizmente Nos, lo que no
alcanzaron tantos predecesores Nuestros; el poder abrazar con
paternales entraas a los hijos que tanto nos duele ver separados de
Nos por una funesta divisin.
No se puede desear otra cosa. Es el pensamiento que los catlicos
deben hacer suyo, para vivirlo. Para implorar a Dios la verdadera
unin da y noche. Y no es acaso justamente eso lo que desearon y
promovieron tantas personas de la Iglesia en las ltimas dcadas? No
negar buenas intenciones de tantos, pero la prctica y la teora del
ecumenismo post conciliar ha contribuido a ingentes cantidades de
confusiones y errores manifiestos, amn de unos resultados
catastrficos en trminos generales. Por ejemplo, en el plano de
iniciativas ecumnicas entre catlicos y protestantes se puede
constatar que, en trminos generales, los catlicos se protestantizan
y los protestantes ms bien se quedan como estn. La debacle de la
Iglesia Catlica en Amrica del Sur es ms bien una muestra tangible
de ello. Por qu ocurre eso? Porque ni siquiera es un objetivo de
que los protestantes se conviertan. Y los catlicos no se sabe qu es
lo que quieren o pretenden. Parece que se conforman con dialogar y
convivir; si eso se cumple, no se va ms all. De all se deduce que,
por necesidad, no se hable claro. Cmo puedes hablar claro si no
sabes a dnde quieres llegar?
El intento de reunificacin de cristianos, o sea la vuelta a la
Iglesia Catlica de los desviados, siempre ha existido en la
Iglesia; as como el esfuerzo en el cumplimiento del mandato divino
Id y evangelizad a todos los pueblos, concretado en la actividad
misionera. En el Concilio de Florencia por poco se consigue la unin
con los ortodoxos, y si no fuera por la presin turca, posiblemente
se hubiera llegado a buen trmino de tal 36 Ibd. 16 37 Ibd. 18
-
31
cometido. Los uniatas ucranianos son otro ejemplo, exitoso esta
vez, de ir en la misma direccin. La accin de la orden de los
predicadores contra albigenses, franciscana contra bogomilos, se
super con xito el cisma del occidente, etc. El deseo de la
unificacin no es nuevo. Con un objetivo muy claro: renuncia a las
herejas y vuelta a Roma. Hoy, salvo muy honrosas excepciones,
aparece a la vista un conformismo con estar juntos. Hemos rezado
juntos, nos hemos reunido? S. Pues ya est, demos gracias a
Dios!
Eso es frvolo, eso es indigno. En primer lugar, no es evanglico.
Hay una escena en el Evangelio en la que se piensa poco desde esta
perspectiva. La de mujer cananea (Mt XV, 21-28). La actitud de Jess
es sorprendente, enumero las frases claves del dilogo, que en
realidad es vivido como un drama:
1 Mujer: "Seor, Hijo de David, ten piedad de m! Mi hija est
terriblemente atormentada por un demonio".
2 Jess: no responde.
3 Los apstoles no entienden lo que est ocurriendo e interceden
por la mujer: "Seor, atindela, porque nos persigue con sus
gritos".
4 Jess: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del
pueblo de Israel".
5 Mujer insiste, se postra ante l y le dice: "Seor,
socrreme!"
6 Jess: "No est bien tomar el pan de los hijos, para tirrselo a
los cachorros".
7 Mujer: "Y sin embargo, Seor, los cachorros comen las migas que
caen de la mesa de sus dueos!".
8 Jess: "Mujer, qu grande es tu fe! Que se cumpla lo que
pides!".
Este dilogo es tremendo. Jess no atiende a la mujer por tres
veces, primero con el silencio, luego por otras dos respuestas una
ni siquiera a ella, sino a apstoles que intercedan en su lugar- que
parecen broncas, tan speras se nos presentan. Pero nada ocurre por
casualidad en la vida y enseanza de Jess. Primero, como Dios que
era, Jess saba que esta ancdota va a estar en el Evangelio, por lo
tanto, es una enseanza para todos nosotros y para todos los
tiempos.
Primero hay que aclarar una cosa: el Seor en realidad no era
spero. Sus contestaciones, las tres!, s; pero l dejaba e incluso
invitaba a que se le pregunte y solicite. Si no, la mujer no se le
dirigira ni la primera vez, pero se le dirige una y otra vez,
porque vea que lo poda hacer. Es decir, se puede constatar la
bondad de Dios, pero al mismo tiempo su verdad. Podramos decir que
el Seor machaca a la mujer con una verdad implacable: mujer, t o
eres pagana, o este ambiente tal vez te ha influido. Sigues siendo
pagana? Querrs seguir sindolo? Es decir, si quieres beneficiarte de
la verdad, que la verdad ilumine tu vida, librate de la oscuridad
del paganismo. El Seor no rechaza, pero instruye. A otra pagana, la
samaritana, dir que la salvacin viene de judos; nunca esconde la
verdad, acogiendo a todos, al mismo tiempo exigiendo que cambien su
mente, que cambien totalmente su manera de ser y pensar. El Seor no
deja a un solo pagano de pie. A todos exige y espera que lo acojan;
no se esconde, no esconde la verdad. El Seor es el ejemplo supremo
de la predicacin de la verdad, sin la cual la predicacin no tiene
ni sentido, y de radical exigencia. El que crea se salvar, y
-
32
el que no se condenar. Lo cual presupone el anuncio. Y su id y
evangelizad una obligacin que si un cristiano -y qu decir de los
apstoles y sus sucesores?- no la lleva a cabo, peca gravemente
contra el Seor. En tal caso ms le valdra a uno que abandone el
barco y deje de fastidiar, al menos hara menos mal.
Gracias a Dios, con la gracia de Espritu Santo los apstoles
entendan sin sombra de dudas las palabras y la voluntad del Seor, y
all tenemos a la vista de todos lo que hizo cada uno de ellos, sin
excepcin aparte del traidor-. Y no ir siempre a Pedro, Pablo o
Juan. Piensa en el despellejado Bartolom por anunciar a Cristo;
cuando San Francisco Javier arrib en India se encontr con tribus
que haban odo hablar de Cristo, porque a sus antepasados de l les
hablaba un tal Bartolom y Toms. Todos entendieron al Seor a la
perfeccin. Ahora parece que no tanto, en tantos lugares. Lo que no
es se presenta como que es, y eso es falso. En esa falsedad muchos
estn imbuidos y siguen falsas doctrinas, completamente extraas al
pensamiento cristiano, a la configuracin de la mente resultado de
la fe en Dios Uno y Trino. Es necesario por lo tanto denunciar
tales prcticas, resultados de creencias equivocadas sembradas por
el padre de la mentira. Qu comunin puede haber entre el Baal y el
Seor?
Ergo, si creemos en el Seor, debemos estar dispuestos a ser
despellejados vivos si hace falta, tanto fsica como moralmente si
es necesario, si ese es el precio que tenemos que dar por proclamar
la verdad y defenderla. Segn la mxima del Doctor Anglico: Cuando
exista un peligro para la Fe, los sbditos debern hacerlo presente a
sus Prelados, an pblicamente. Es la hora de las tinieblas. En la
hora precursora de tiempos como este, dijo el Seor: El que no tenga
una espada, venda el manto y compre una.
Por desgracia, se ha creado mucha confusin en el ambiente de los
creyentes, del clero y de simples laicos. La confusin es lo que
ocurre cuando hay tinieblas, que no permiten ver con claridad. Pero
los cristianos tenemos la luz y siempre la tendremos. La Iglesia
permanecer siempre, y su doctrina siempre ser la misma. Porque el
Evangelio es Cristo, y ese es uno, Qui, licet Deus sit et homo, non
duo tamen, sed unus est Christus. Unus autem non conversione
divinitatis in carnem, sed assumptione humanitatis in Deum. Unus
omnino, non confusione substantiae, sed unitate personae... Deus et
homo unus es Christus38. No hay dilogo, sino la obediencia al
mandato de Cristo: docete (ensead). En Ecclesiam Suam Pablo VI
dijo: La Iglesia se hace dilogo para convertir a Cristo, nico
Camino, Verdad y Vida, y este dilogo deber caracterizar Nuestro
trabajo catlico. En efecto, sin esta finalidad del dilogo, este no
sirve, al menos no para la evangelizacin, que es la misin de la
Iglesia. Por eso hay que puntualizar que si hay dilogo, este es
como herramienta dialctica para poder realizar el docete, a modo
como lo llevaron a cabo los apologistas, si necesitamos algn
ejemplo. Si se pierde este norte, solamente cosecharemos el aplauso
de los masones y los de su escuela, que para el colmo afirman que
el Concilio Vaticano II les ense a dialogar. Pues debemos hacer que
se nos entienda sin sombra de duda, confusin o malentendido.
Cmo fue anunciado Cristo? Como signo de contradiccin39. La
verdad debe provocar; no, la verdad provoca. Porque o es o no es,
de all que necesariamente genera una toma de postura, a favor o en
contra. La verdad nunca es por consenso.
38 Quicumque, 32-34, 35b 39 Lc II, 34
-
33
Inici este ensayo con las preguntas de tipo: Es coherente Nostra
Aetate con lo que vivieron y ensearon los Apstoles, lo que ensearon
y defendieron los Padres de la Iglesia y los Apologistas de los
primeros siglos? Con todo lo que he dicho, sostengo: no, el espritu
de Ass es extrao al pensamiento cristiano; los cristianos no
debemos secundarlo. Soy consciente de que voy en contra de una de
las iniciativas destacadas de San Juan Pablo II, pero considero
necesario tomar una postura correcta y honesta ante el tema. Ved a
Ass a la luz del Concilio40, era la invitacin del Papa, ofreciendo
su llave para la comprensin adecuada de esta iniciativa. Esta
llave, sin duda, explica en buena medida la coherencia interna del
acontecimiento de Ass: parte eso s, como mucho- del Concilio,
porque no puede partir ni de la Escritura, ni de la Tradicin, ni
del Magisterio anterior. De hecho, la misma declaracin Nostra
Aetate no tiene referencia alguna al magisterio anterior, excepto a
una carta de un papa a un rey rabe. Pero tampoco se puede decir, ya
lo hemos visto, que Nostra Aetate recomiende o hable de oraciones
en comn. No, sencillamente no. Habla, eso s, del dilogo (con todas
las matizaciones que hay hacer con este concepto, segn hemos
visto), pero no entra a ms. Oraciones en comn con seguidores de
otras confesiones o religiones son un aporte especialmente de Juan
Pablo II, aunque y Pablo VI y Benedicto XVI realizan actos
anlogos:
[Pablo VI en el Consejo Mundial de las Iglesias]
40 La audiencia general del 22.10.1986
-
34
[23 de septiembre de 2011, Benedicto XVI ruega junto a una
Pastora, durante un servicio litrgico luterano, en una iglesia
evanglica, en Alemania.]
Por lo tanto, se puede decir que en lneas generales y en esta
materia s hay continuidad entre los pontificados postconciliares,
pero esta no existe en bimilenaria historia anterior de la Iglesia.
A la inversa, y hasta cierto punto paradjicamente, no se puede
decir que anteriormente no hubo grandes esfuerzos ecumnicos a favor
de la unin de la Iglesia. La Iglesia medieval super con xito el
Cisma del Occidente; dos veces, aunque sea por breve periodo de
tiempo, se produjo la unin con los griegos (ortodoxos). La primera
vez despus del II Concilio de Lyon (1274), y gracias a profundo e
ingente trabajo de telogos griegos y latinos, el Papa Gregorio X
fue proclamado el 16 de enero de 1275, en el curso de una solemne
liturgia en la misma Constantinopla, como Pontfice supremo y Papa
ecumnico. La unin dur siete aos, al cabo de los cuales ni los
sucesores de Gregorio X mostraron su temple y espritu conciliador
con los griegos, ni la masa de la Iglesia griega clero y pueblo-
supieron superar la aversin hacia los latinos, como tampoco seguir
a sus telogos ms ilustres. La segunda vez se supera el cisma del
oriente en el Concilio de Florencia, al cual acudieron nada menos
que setecientas personas de Bizancio, entre los cuales figuraban el
patriarca de Constantinopla, el propio emperador Juan VIII, as como
el metropolita Isidoro de Kiev, en nombre de la Iglesia rusa. El
arzobispo de Nicea, Bessarion, fue de los ms esforzados
perseguidores de la unin.
Se trataron los temas claves con una profundidad jams realizada
en comn y abiertamente, superando punto por punto los temas a
aclarar, Novsimos, la cuestin de epiclesis de los ortodoxos, pan
cimo o fermentado para la eucarista y Filioque. En todos los puntos
se encontraron soluciones doctrinales y el 6 de julio de 1439 en la
iglesia de Santa Mara dei Fiori en Florencia se proclam la bula de
la unin Laetantur caeli. La unin llevada a cabo y concluida en
Florencia, fue solemnemente proclamada el 12 de diciembre de 1452
en la catedral de Santa Sofa, en presencia del emperador, del
delegado papal y del patriarca bizantino. El cielo quiso, pero los
hombres no. Como los posesos reaccionaron el clero y los monjes
ortodoxos provocando tumulto e invocando sobre sus cabezas la
maldicin: Reine sobre Constantinopla el turbante de los turcos,
antes que la mitra de los latinos! As quisieron, as les pas: el
tristsimo 29
-
35
de mayo de 1453 cae Constantinopla definitivamente, y sigue as
hasta nuestros das. Isidoro de Kiev y Bessarion de Nicea, hechos
cardenales de la Iglesia, murieron en el exilio siendo testigos de
lo que pudo ser si los hombres hubiesen querido seguir la voluntad
del Seor. Sin embargo, la unin se produjo aunque no sea de todas
las Iglesias autocfalas con los armenios, coptos, sirios, caldeos,
maronitas, y ms tarde con los uniatas.
Con las religiones no cristianas, en concreto con el Islam, el
asunto qued zanjado por Santo Toms en Summa contra gentiles, con
mucha claridad: niega toda relacin entre el nuestro Dios quin es
verdadero- y aquel del Islam que es falso e irracional. Por eso
mismo para tratar a los musulmanes hay que arrancar de lo propio a
todos los hombres: la razn. Hemos de recurrir, pues, a la razn
natural, que todos se ven obligados a aceptar, aun cuando no tenga
mucha fuerza en las cosas divinas.41 Porque Siguieron, en cambio,
un camino contrario los fundadores de sectas falsas, como Mahoma,
que sedujo a los pueblos con la promesa de deleites carnales, a
cuyo deseo los incita la concupiscencia de la carne.42
Se ofenden los musulmanes ante estas sentencias? Muchos seguro
que s, pero no se ofenden al decir que Dios cristiano y el suyo no
es el mismo Dios, sencillamente porque ellos mismos lo afirman. En
todo caso, se ofenderan si ocurriese lo contrario. Muhammad
Hamidullah, ex rector de la Universidad de Cairo lo subraya con
toda lgica: Decir que los musulmanes adoran al mismo Dios que los
catlicos, es falso, porque nuestro Dios no es trinitario, y los
musulmanes no adoran ni a Jess, ni al Espritu Santo. Para los Judos
Jess no es el Mesas.
Antes, por lo tanto, a los no cristianos se predicaba, con los
cismticos se debata a alto nivel procurando aclarar las diferencias
y de esa forma promover la unin. Luego las conclusiones se tenan
que transmitir al pueblo instruyndolo y pidindole la aceptacin de
lo acordado. Muchas veces eso daba resultados esperados, otras
veces no, como vimos. Hoy parece que se quiere construir la casa
por el tejado. Los cristianos de distintas denominaciones se renen
y hasta rezan juntos, no pocas veces en la presencia de la
jerarqua, pero fundamentalmente la cosa