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“ELIPSIS DEL DEBER”

UNA APROXIMACIÓN EXPLORATORIA AL ESTUDIO DEL SÍNDROME DE

BURNOUT Y SU RELACIÓN CON LA PERSONALIDAD

MONICA ALEXANDRA CADAVID BUITRAGO

PSICÓLOGA

Monografía para optar al título de Especialista en Psicología Organizacional

Dirigido por

GLORIA MATILDE ZULUAGA AVALOS

MAGISTER EN SALUD OCUPACIONAL

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS

ESPECIALIZACIÓN EN PSICOLOGÍA ORGANIZACIONAL

2016

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“ELIPSIS DEL DEBER” UNA APROXIMACIÓN EXPLORATORIA AL ESTUDIO DEL

SÍNDROME DE BURNOUT Y SU RELACIÓN CON LA PERSONALIDAD

La elipsis es una figura que hace referencia a la supresión y al silencio, un silencio de lo

obvio, de lo que se puede inferir fácilmente, de aquello que no hay que nombrar para

entender la lógica de una estructura. Esta expresión propia de la lingüística refleja la forma

en que funcionan algunos aspectos en las relaciones humanas. Nuestras interacciones están

mediadas por el lenguaje, con el construimos sentido y sentimientos, que articulan nuestro

modo de ser y de existir. Algunos de estos aspectos intangibles, existen de forma silenciosa

en nuestra cotidianidad, como si se hallasen al margen de los argumentos centrales de

nuestra existencia, pero al final nos damos cuenta que se encuentran justo en el centro. Este

artículo está dedicado solo a uno de estos aspectos.

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CONTENIDO

Resumen ..................................................................................................................................... 4

Abstract ...................................................................................................................................... 5

Introducción ............................................................................................................................... 6

Planteamiento del problema ....................................................................................................... 7

Objetivos .................................................................................................................................... 9

Objetivo general ..................................................................................................................... 9

Objetivos específicos ............................................................................................................. 9

Marco teórico ........................................................................................................................... 10

Psicopatología del trabajo .................................................................................................... 10

Aproximaciones teóricas al concepto de estrés laboral ....................................................... 12

Conceptualización del síndrome de Burnout ....................................................................... 13

Consideraciones generales sobre la personalidad ................................................................ 20

Resultados ................................................................................................................................ 31

Conclusiones ............................................................................................................................ 45

Recomendaciones .................................................................................................................... 49

Referencias ............................................................................................................................... 50

TABLAS

Tabla 1. Bases de datos consultadas y número de artículos identificados sobre síndrome de

Burnout y personalidad............................................................................................................ 33

FIGURAS

Figura 1. Numero de investigaciones sobre síndrome de Burnout y personalidad, realizadas

en cada país. ............................................................................................................................. 35 Figura 2. Contraste entre los campos ocupacionales en los que se ha estudiado el síndrome de

Burnout en relación con la personalidad y los sujetos participantes en dichas investigaciones.

.................................................................................................................................................. 37 Figura 3. Proporción de instrumentos de evaluación utilizados con respecto a su año de

publicación. .............................................................................................................................. 40 Figura 4. Numero de investigaciones desarrolladas a partir de distintos modelos teóricos para

el estudio de la personalidad. ................................................................................................... 41

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Resumen

En el presente estudio realiza una aproximación exploratoria a las investigaciones

científicas que establecen una relación entre el síndrome de Burnout, y la personalidad. La

muestra para el análisis se constituyó por 29 artículos publicados en los últimos 15 años, a

partir de los cuales se pudo contrastar, analizar y teorizar los conceptos más significativos

tanto de los estudios de la personalidad, como de las investigaciones sobre el síndrome de

Burnout y la correlación entre ambos grupos temáticos. Los hallazgos permitieron identificar

que no todas las personas sometidas a las mismas condiciones, aun si estas son altamente

estresantes y demandantes desde el punto de vista emocional, llegan a generan las mismas

respuestas y las mismas condiciones de afectación respecto al síndrome de Burnout, sin

embargo los estudios desarrollados han permitido identificar las características de la

personalidad que representan en algunas personas mayor predisponían al síndrome de

Burnout, en donde se destacan el Neurotisismo, el locus de control externo, la ansiedad, la

personalidad tipo A y las deficiencias en la inteligencia emocional.

Palabras Clave: síndrome de Burnout, personalidad, big five, neuroticismo, personalidad

resistente, locus de control, ansiedad, inteligencia emocional.

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Abstract

In the present study takes an exploratory approach to scientific research establishing a link

between burnout syndrome, and personality. The sample for analysis was established for 29

articles published in the last 15 years, from which it was possible to compare, analyze and

theorize the most significant concepts of both studies of personality, as research on burnout

syndrome and the correlation between the two clusters. The findings helped identify that not

all persons under the same conditions, even if they are highly stressful and demanding from

the emotional point of view, come to generate the same answers and the same conditions of

involvement regarding burnout syndrome, however the studies carried out have identified the

personality characteristics that represent in some more people predisposed to burnout

syndrome, which highlights the neuroticism, the external locus of control, anxiety, type a

personality and deficiencies in emotional intelligence.

Key words: burnout syndrome, personality, big five, neuroticism, hardiness, locus of control,

anxiety, emotional intelligence.

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Introducción

El presente trabajo monográfico da cuenta de la relevancia que se ha conferido al

síndrome de Burnout en la comunidad científica, durante los últimos años y la complejidad

que acompaña su estudio. Se estructuró en el marco de la especialización en psicología

organizacional, a partir de la inquietud sobre las diferencias individuales y la forma en que

estas operan en la relación que un ser humano establece con su trabajo y que en ocasiones

puede llegar al punto de derivar en un estado patológico. Más específicamente en el contexto

de labores relacionadas con el servicio, la atención, el cuidado o la asistencia de seres

humanos, en donde se suele identificar con frecuencia que las personas que se inclinan por

este tipo de responsabilidades parten de motivaciones loables, regidas por principios de buena

fe y con la intención de contribuir a bienestar de personas en estados de vulnerabilidad.

Se configuró como una aproximación exploratoria al estudio del síndrome de

Burnout y su relación con la personalidad, en donde se logró apreciar la conceptualización

del síndrome, algunos aspectos de su historia, la forma en que se ha asociado

explicativamente con estudios científicos sobre la personalidad, los contextos en los que se ha

evidenciado, el tipo de labores a las cuales se asocia y los hallazgos que se han derivado por

medio de investigaciones científicas para su comprensión, prevención y tratamiento.

En el proceso de elaboración se estableció un contraste entre diversos estudios

científicos y se propició la constitución de un conjunto de conclusiones y recomendaciones

para favorecer la comprensión del síndrome de Burnout de acuerdo con las características de

la personalidad, que representan un aporte para la futura construcción de modelos y

estrategias para su intervención.

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Planteamiento del problema

El síndrome de Burnout es el resultado de la exposición reiterada a demandas

físicas, mentales y emocionales, asociadas al tipo de relación que se establecen entre un

ser humano que presta un servicio de atención, cuidado o asistencia y otro ser humano que

demanda de él dicho servicio (Monte & Silla 1997), constituye por lo tanto un fenómeno

psicosocial que surge en respuesta a estresores interpersonales crónicos presentes en el

trabajo (do Nascimento & de Lucca, 2015) y es por esto que diversos estudios sobre este

síndrome se han enfocado en la comprensión y el análisis de este fenómeno en el ejercicio

de profesiones relacionadas con la asistencia, el servicio o el cuidado de seres humanos.

Las labores que implican una relación cercana y prolongada atendiendo necesidades de

otras personas, tales como la asistencia en salud, la docencia, la custodia de personal

privado de la libertad y otras de carácter similar, han sido identificadas, como labores de

riesgo para la presencia de este fenómeno (Patlan, 2013). El surgimiento en contextos

mencionados se asocia a la posibilidad de generar unas condiciones relacionales

disfuncionales, caracterizadas por la respuesta emocional no adecuada por parte de quien

brinda el servicio hacia quienes lo requieren (Marrero & Abdul-Jalbar, 2015).

La OMS ha catalogado este síndrome como un riesgo laboral, confiriéndole un

valor importante dentro de los estudios de salud mental en el trabajo (Aceves, López,

Moreno, Jiménez & Campos, 2006). La presencia del síndrome de Burnout, en el

desarrollo de labores asociadas la atención, cuidado o asistencia de seres humanos, puede

generar un deterioro significativo en la calidad de los servicios que se brindan e incluso ir

en detrimento de la integridad personal de quienes requieren este tipo de atención; éste es

un efecto devastador que deviene como consecuencia de las afecciones intrínsecas que

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pueden tener lugar en las personas encargadas realizar estas labores y que cargan en su

psiquismo con un padecimiento del que no pueden desligarse en sus acciones cotidianas.

El término Burnout, ha sido adoptado de la lengua inglesa, en la cual significa

consumirse, agotarse o quemarse; en el idioma español con frecuencia se adopta como

referencia la última acepción, conceptualizado este síndrome como un padecimiento en el

que la persona se “quema” desde el interior de su ser, aludiendo en sentido figurado a

aquellas acepciones de este término que en español se usan para nombra aquello que

produce disgusto, hiere, pone en evidencia, culpa, desacredita o enloquece (RAE, 2014).

El síndrome de Burnout se fundamenta en una perspectiva psicosocial y se

constituye en tres dimensiones: agotamiento físico y emocional, despersonalización y

sentimientos de incompetencia profesional. (Grauge, Álvarez, Sanchez, 2007). La

presencia de este fenómeno en el contexto laboral, sin una intervención oportuna, puede

afectar de manera significativa la salud de los trabajadores y su rendimiento profesional,

con repercusiones en la calidad de los servicios a su cargo (Castillo, Orozco, Alvis, 2015).

El presente estudio, buscará una aproximación sistemática a los estudios que

establecen una relación el síndrome de Burnout, y personalidad, con la intención de

esclarecer aquellos aspectos estructurales que hacen a una persona susceptible a padecer

este trastorno.

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Objetivos

Objetivo general

Analizar los fenómenos que integran el síndrome de Burnout, en contraste con las

características estructurales de la personalidad, a partir de estudios científicos realizados en

contextos organizacionales de atención, cuidado o asistencia, en los que se establece una

relación entre el síndrome Burnout con la personalidad.

Objetivos específicos

Explorar el estudio del síndrome de Burnout en el devenir del tiempo.

Examinar estudios científicos representativos sobre el síndrome de Burnout y su

relación con las características de la personalidad.

Revisar las teorías psicológicas de la personalidad, que han sido utilizadas para

analizar o explicar la presencia del síndrome de Burnout en contextos de atención,

cuidado o asistencia de seres humanos.

Indagar en las fuentes seleccionadas, la forma en que se han integrado a nivel

investigativo el síndrome de Burnout y la personalidad.

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Marco teórico

Psicopatología del trabajo

Castellano & Díaz (2005) conceptualizan la actividad laboral como una conducta

humana dirigida a realizar una tarea de la cual se derivan unas gratificaciones, que pueden ser

económicas, sociales o personales. En la actividad laboral se compromete todo el individuo,

quien a través de su personalidad imprime su sello en el trabajo que realiza y es por ello que a

este contexto se transfiere la forma natural en que el sujeto establece relaciones con el mundo.

Dejours (1994) define la psicopatología del trabajo como la disciplina que se

encarga de estudiar la relación psíquica entre un sujeto y la labor que desempeña para

subsistir, buscando conocer las consecuencias del trabajo sobre la salud mental de los

trabajadores, las cuales pueden ser nefastas por la presencia de factores patógenos en el

desarrollo de la labor o favorables en caso de tratarse de labores estructurantes para el sujeto.

El resultado de la exposición crónica a factores patógenos, genera un efecto de

desgaste psíquico que trae consigo manifestaciones de ansiedad, frustración e impotencia

(Crespo & Fariña, 2009). El inicio del desgaste profesional, puede ser contemplado como una

consecuencia de factores de predisposición, introduciendo a su abordaje la consideración de

variables psicosociales como el contexto individual del trabador, las condiciones en las que

desarrolla su trabajo y la estructura de su personalidad.

En el campo de la psicopatología del trabajo, se ha establecido que tanto las

condiciones laborarles como las relaciones interpersonales en el trabajo, pueden estar

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asociadas con el surgimiento de síntoma psicopatológicos asociados al desempeño del trabajo,

como son la ansiedad, la depresión, el estrés laboral y el síndrome de Burnout entre otros.

La ansiedad en el trabajo, responde a aspectos concretos de la realidad y suele

estar presente en todo tipo de labores productivas, ocurre como una reacción psicológica ante

el riesgo percibido por el trabajador, ya sea asociado al trabajo que desempeña o al contexto

en el que tiene lugar. Puede evidenciarse por medio de alteraciones fisiológicas, afectivas y

comportamentales e incluso acompañarse del consumo de medicamentos psicotrópicos:

ansiolítico en el día, somníferos en la noche y psicoestimulantes en las mañanas (Dejours,

1994).

La vivencia depresiva del trabajo, se cateteriza por un sentimiento prolongado de

insatisfacción, que suele acompañarse de forma escalonada por sensaciones de indignidad,

inutilidad y descalificación, derivado en la pérdida de sentido sobre la labor que se ejecuta y

con un impacto posterior en las distintas esferas de la vida del individuo. La vivencia

depresiva del trabajo, se asocia a la exposición persistente y prolongada de circunstancias que

susciten insatisfacción, por lo tanto puede asociarse con frecuencia al trabajo rutinario

(Dejours, 1994). Si bien estas apreciaciones se han hecho fundamentadas en estudios

relacionados con trabajos operativos y con pocas demandas cognitivas, es un aspecto que

puede ser aplicable a múltiples contextos de trabajo, incluidas la labores de atención, cuidado

o asistencia, en donde se combinan las acciones rutinarias con el desgaste emocional que

puede generarse para un trabajador, ante el hecho de tener contacto directo y permanente con

personas que le demandan ocuparse de la satisfacción de sus necesidades.

Uno de los efectos patológicos que ha sido estudiado ampliamente en relación al

mundo del trabajo, es el estrés laboral, que se caracteriza por la presencia de síntomas físicos

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y psicológicos que repercuten en la calidad de vida y el estado de salud de los trabajadores en

el desarrollo de su labor. Nos detendremos un momento en este tema, debido a su relación

particular con el síndrome de Burnout, en donde como veremos, se puede apreciar la

intensificación de la sintomatología propia del estrés laboral.

Aproximaciones teóricas al concepto de estrés laboral

El trabajo es uno de los elementos que permite a un ser humano incorporarse a la

sociedad, como parte integral de ella y construir una identidad en torno a su hacer. Así mismo

constituye una vía para su bienestar personal, familiar y social (Carlotto & Goobi, 2001), no

obstante cuando un trabajador percibe que las demandas que plantea su entorno laboral

superan sus capacidades para afrontarlas, estas se vuelven amenazantes y se desencadenan las

respuestas de estrés (Silva, 2006).

El estrés forma parte de nuestra vida cotidiana y aunque no siempre las

reacciones asociadas a él tienen un carácter negativo, pues muchas veces son necesarias para

el en afrontamiento de situaciones difíciles y para la supervivencia (Lazarus, Miyar &

Folkman, 1986), la exposición prolongada a sus efectos se constituye como un elemento que

afecta tanto la salud y el bienestar personal, como la satisfacción laboral y la vida colectiva.

El término estrés fue adoptado del campo de la ingeniería en donde se utilizó originalmente

para describir el efecto de un cuerpo sobre una estructura, al ejercer fuerza física sobre ella.

Desde el punto de vista biológico se define como una condición que perturba el equilibrio

fisiológico y psicológico de un organismo (Aceves, et all, 2006).

Trabajar con personas en combinación con el hecho de que la labor realizada

implique demandas de tipo emocional y mental, da lugar a que los factores psicosociales sean

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una de las principales causas de accidentes y enfermedades profesionales. Percibir el trabajo

como emocionalmente exigente tiene mucho que ver con las funciones desarrolladas y es por

ello, que las labores de atención, asistencia o cuidado de seres humanos, han sido algunos de

los contextos ocupacionales donde más ampliamente se han estudiado los efectos del estrés

prolongado y las demandas emocionales sobre los trabajadores. Lo que tiene un sustento

adicional en el hecho de que las personas que cuentan con una formación académica que les

permite una mayor conceptualización sobre las emociones y sus efectos, suelen incrementar

la percepción de estos aspectos en su vida cotidiana (Marrero & Abdul-Jalbar, 2015).

Si bien los niveles muy bajos de estrés pueden estar relacionados con

desmotivación, inconformidad y desinterés, la intensificación de su sintomatología por

exposición prolongada a un ambiente laboral con tantas demandas físicas y mentales, puede

desencadenan afecciones físicas y psicológicas, una de las cuales es el síndrome de Burnout

(Orozco, Ávila & Estrada, 1977).

Conceptualización del síndrome de Burnout

Un síndrome se define como un conjunto de signos, síntomas o fenómenos,

reveladores y característicos de una enfermedad o un estado determinado (RAE, 2014)

clínicamente utilizamos este término para definir situaciones caracterizadas por un alto grado

de complejidad, tanto en sus causas como en su sintomatología y evolución.

Según los postulados de Graue, Álvarez & Sánchez (2008) El síndrome de

Burnout aparece en la literatura mundial a mediados de los 70’s para describir en forma

coloquial la actitud de ciertos trabajadores de la salud hacia su labor cotidiana. Una vez

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descrito, se continuó usando el término y se fueron definiendo gradualmente sus distintos

componentes emotivos, hasta llegar a desarrollar escalas de evaluación para su detección, con

ello, se extendió su aplicación a los diferentes ambientes laborales y desde entonces y hasta la

fecha, existen numerosos reportes del síndrome y la investigación en el campo es cuantiosa.

El término acuñado inicialmente como Burnout, ha permanecido inalterado en diferentes

idiomas, tal vez por la dificultad de una traducción literal.

El síndrome de Burnout ha sido definido tradicionalmente como una forma

inadecuada de de afrontar un estrés emocional y relacional crónico cuyos rasgos principales

son el agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución del desempeño

personal (Maslach & Jackson, 1981 en Aceves, et all, 2006) lo anterior como consecuencia

de factores de estrés prolongados tanto en la esfera emocional como en las relaciones

interpersonales en el trabajo. El síndrome de Burnout se refiere exclusivamente a la actitud en

el desempeño laboral y debe diferenciarse claramente de la depresión clínica y otras

alteraciones de la salud mental que afecta distintos aspectos de la vida (Graue, Álvarez &

Sánchez, 2008).

Para el diagnóstico del síndrome de Burnout, deben evaluarse los siguientes

aspectos según Aceves, et all, 2006):

Agotamiento emocional, caracterizado por una disminución y pérdida de los recursos

emocionales.

Despersonalización o deshumanización (o cinismo), caracterizada por el desarrollo de

actitudes negativas, de insensibilidad hacia los receptores del servicio prestado.

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Baja realización personal, que consiste en la percepción negativa de su propio trabajo,

vivencias de insuficiencia personal y baja autoestima profesional.

El cuadro clínico suele seguir una secuencia constituida por cuatro etapas: en la

primera se percibe un desequilibrio entre las demandas laborales y los recursos materiales y

humanos, de forma que los primeros exceden a los segundos, provocando una situación de

estrés agudo. En la segunda etapa el individuo realiza un sobre-esfuerzo para adaptarse a las

demandas, pero esto sólo funciona transitoriamente (hasta aquí el cuadro es reversible). En la

tercera etapa, aparece el síndrome de Burnout con los componentes descritos y en la cuarta y

última etapa, se evidencia en el individuo deteriorado psicofísicamente (Aceves, et all, 2006).

Según Monte & Silla (1997) en la delimitación conceptual del síndrome de

Burnout pueden diferenciarse dos perspectivas: La clínica y la psicosocial, las cuales

explicaremos a continuación.

Desde un enfoque clínico, se entiende el síndrome de Burnout como un estado al

que llega un individuo, como consecuencia del estrés laboral, asociado a experiencias de

agotamiento, decepción y perdida de interés por la actividad laboral, que surgen en contextos

de servicio, asociado al desgaste por las demandas físicas, emocionales y mentales que son

percibidas por el sujeto que desempeña la labor de atención, cuidado o asistencia como

inagotables e inalcanzables y que afectan su autoestima, al percibir en si mismo sentimientos

de impotencia e inutilidad.

Desde un enfoque psicosocial la mayoría de los autores asumen la definición de

Maslasch y Jackson (1981), quienes señalan que el síndrome de quemarse debe ser

conceptualizado como un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y falta de

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realización personal en el trabajo que puede desarrollarse en aquellas personas cuyo objeto de

trabajo son personas en cualquier tipo de actividad (Monte & Silla, 1997, p14).

De acuerdo con los planteamientos de Gil (2005) las circunstancias que favorecen

la aparición del síndrome de Burnout, están relacionadas con los siguientes factores:

Sobrecarga laboral, que puede estar asociada a labores adicionales a las tareas

propias de atención, cuidado o asistencia.

Presión en el trabajo, determinada por exigencias de rendimiento y resultados.

Baja autonomía, caracterizada por las pocas posibilidades de participación en asuntos

de la organización, ambientes de trabajo inflexibles e incomodidad física.

Falta de apoyo de mandos superiores, caracterizada por la inatención a las demandas

del trabajador afectado, y por relaciones de poco reconocimiento y control excesivo.

Características determinadas del puesto de trabajo, relacionadas con las condiciones

físicas del entorno y los horarios asignados.

Personalidad del individuo, ya que constituye las características de base a través de

las cuales el individuo va a concebir todas sus experiencias.

No obstante se han establecido diversos modelos para definir y explicar el

síndrome de Burnout, desde distintas perspectivas teóricas, lo que pone de manifiesto la

complejidad de este fenómeno y la dificultad que existe para establecer una definición

suficiente, completa y operativa que permita su abordaje. Herrer, M. G., & Adán (2009) han

clasificado en tres grupos modelos teóricos y metodológicos, para su comprensión y

abordaje de este síndrome, los cuales revisaremos brevemente a continuación.

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Modelos integradores

Parten de los estudios que conciben el desgaste profesional en labores de atención,

cuidado o asistencia, como un proceso vinculado a situaciones de estrés crónico, que puede

variar de acuerdo a las características específicas de los grupos poblacionales, las condiciones

laborales y de la tarea, los antecedentes particulares de los individuos y las consecuencias que

le proceso de desgaste puede tener sobre el individuo y la organización. Esta es una

perspectiva de proceso, derivada de los estudios de Moreno-Jimenez, 1990; Moreno-Jimenez

y Aragonés, 1991; Moreno-Jimenez, Bustos, Matallana y Millares, 1997b. Que incorpora el

análisis transaccional e interactivo de síndrome de Burnout, con las estrategias de

afrontamiento y las variables de la personalidad.

En esta misma línea Gil-Monte, 1994; Gil-Monte, Peiró y Valcárcel, 1995 y Gil-

Monte y Peiró, 1997, ha desarrollado un modelo integrador y de proceso que proporciona

gran importancia a las variables individuales, relacionales y organizacionales, en el proceso

de desgate profesional que caracteriza el síndrome de Burnout, incorporando el análisis de la

consecuencias del mimo, tanto en el individuo como en otros aspecto laborales y sociales.

Adaptación de modelos explicativos del estrés

La concepción del síndrome de Burnout como una respuesta al estrés laboral

crónico, ha generado la constitución de modelos explicativos que profundizan en le desajunte

que puede generarse entre las demandas laborales y los recursos personales. Estableciendo

una concepción lógica del proceso de desarrollo del estrés y el posterior surgimiento de la

tención emocional, la fatiga y el agotamiento, que posteriormente configuran los cambios de

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actitud y comportamiento, propios del síndrome de Burnout, y que operan como una

estrategia de afrontamiento desaptativa ante dicho desajuste.

Estos modelos explicativos están basados en los estudios de Hobfoll, 1989;

Shirom, 1989; Kasareky Theorell, 1990; Melamed, Kushnir y Shirom, 1992; Hobfoll y

Shirom, 1993; Siegrist 1996a; 1996b; Shamai y Carel, 1997b; Hobfoll y Freedy, 1999;

Hobfoll y Shirom, 2000; Siegrist y Peter, 2000; Demerouti, 2001. Y consideran el estrés y el

desgate profesional, como el punto final de un proceso en el que el individuo fracasa en el

intento por mantener o restaurar sus recursos tanto laborales, como del contexto, que se han

visto afectados o perdidos.

En esta perspectiva se destacan la teoría de conservación de los recursos (COR)

de Shirom, 1989, que parte de la base que los seres humanos se esfuerzan por obtener y

mantener los recursos individuales que perciben como positivos y que el estrés surge cuando

dichos recursos están en peligro, se pierden o es imposible acceder a ellos. El modelo de

demandas – recursos del trabajo de Evangelina Demerouti, 2001, que define las demandas

laborales como aquellas características físicas, psicológicas, sociales u organizacionales, que

requieren un esfuerzo determinado y que si bien no son negativas en sí mismas, pueden

llagar a constituir factores de estrés, como son la sobre carga, la presión asociada a la tarea o

los turnos de trabajo. Y el modelo de estrés esfuerzo – recompensa de Siegrist y Peter,

2000, que sustenta como los problemas de salud en el trabajo se incrementan cuando se

combinan altos esfuerzos con bajas recompensas, sobreimplicación del sujeto con los

objetivos propios de su labor o ambos factores, en cuyo caso el riesgo de que la salud se vea

afectada es mayor.

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Enfoques positivos

Las propuestas de la psicología positiva con respecto al estudio del síndrome de

Burnout se han centrado en las características individuales de fortaleza, resistencia y

afrontamiento, más que en los perfiles de riesgo y vulnerabilidad. Para los autores que

trabajan desde esta perspectiva su interés se centra en el comportamiento afectivo y eficaz.

Las aproximaciones teóricas desde esta perspectiva se han constituido por medio

del estudio de los efectos positivos del trabajo como el engagement, analizando los recurso

positivos del individuo, que le predisponen a una conducta proactiva en el ejercicio de su

labor y las características de las organizaciones saludables y los factores protectores que de

ellas de derivan.

Este enfoque se sustenta en los estudios de Schaufeli, Demerouti, Barkker y

Janssen, 2001; Salanova, Gonzalez – Roma y Bakker, 2002; Shirom, 2003a; Garrosa, 2006 y

Leiter Frizzell, Haveir y Churchill, 2001a.

Como ya se ha nombrado con antelación, el modo de ser individual constituye la

forma particular en que cada ser humano responde a las exigencias y estímulos del ambiente

laboral y determinadas los resultados positivos o negativos en este ámbito (Gil, 2005), lo que

implica que las investigaciones en torno a los efectos negativos del trabajo incorporen

aspectos motivacionales, cognitivos y emocionales para su comprensión, por esta razón

haremos a continuación un recorrido por las teorías más representativas que se han

estructurado en torno al estudio de la personalidad.

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Consideraciones generales sobre la personalidad

La personalidad es la manera en que un ser humano piensa, siente, actúa, se

vincula con su entorno y afronta los acontecimientos de su vida diaria (Castellano & Díaz,

2005). Es uno de los constructos más importantes de la Psicología, alrededor del cual se

articulan los diferentes procesos psíquicos básicos y que particularizan en cada ser humano

sus diferentes formas de interacción con el mundo.

Desde una perspectiva psicológica se han constituido diversas teorías sobre el

estudio de la personalidad, como son las teorías: psicoanalítica, de la conducta, de la

cognición y la teoría integradora constituida desde el humanismo. La multiplicidad de

desarrollos teóricos referentes al estudio de la personalidad, pone en evidencia que no existe

un consenso científico para explicar su constitución, encontrado aportes significativos en

cada una de las teorías constitutivas.

Según la perspectiva psicoanalítica, la personalidad se estructura como resultado

de la interacción de fuerzas psicológicas que operan dentro del psiquismo humano y que

incorporan elementos que se encuentran tanto dentro como fuera de la conciencia. Sigmund

Freud (1856 – 1939) constituyó dos modelos tópicos para explicar el funcionamiento mental

de los seres humanos, en 1915 publicó sus obras “Trabajos sobre metapsicología”, “Pulsiones

y destinos de pulsión”, “La represión” y “Lo inconsciente”, en los cuales estructura un

modelo espacial para entender el psiquismo humano, que está compuesto por tres instancias:

consciente, preconsciente e inconsciente, explica además, como estas instancias interactúa

entre sí para dar origen las motivaciones y comportamientos de los seres humanos (Freud,

1915). Posteriormente en 1923, púbica una de sus obras más representativas “el yo y el ello”,

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que se convierte en una teoría tópica complementaria para explica la configuración del

aparato psíquico, compuesto por tres instanciaos el yo, ello y el súper yo. Estos niveles del

psiquismo funcionan interrelacionados entre sí y no poseen un sustrato neurológico o un

lugar anatómico determinado (Freud, 1923). Este autor postula además que existe una energía

psíquica que circula dentro del aparato psíquico y permite el direccionamiento a de las

acciones humanas a la realización de actividades, tanto a nivel intrapsíquico como

extrapsiquico y es la libido (Freud, 1915).

Desde el conductismo, la personalidad es entendida como un comportamiento que

obedece a una causa, en este sentido constituye una unidad observable, que incorpora

elementos biológicos y del contexto. Es considerada una consecuencia y no una causa, cuyo

entendimiento solo es posible por medio del análisis funcional del comportamiento

observable. Estos planteamientos se sustentan principalmente en las teorías de John Watson y

Burrhus Frederic Skiner (Jiménez, 2007).

Las teorías que se fundamentan en la cognición, han buscado una comprensión

amplia de los seres humanos basada en el funcionamiento de los procesos psíquicos

superiores y la manera en que estos se articulan para activar respuestas cognitivas, afectivas,

motivacionales y comportamentales en los seres humanos, enmarcados en un contexto

ambiental y social determinado. Su estudio se establece a partir de los proceso consientes,

como son la percepción, la memoria y el aprendizaje, enfocándose particularmente en la

forma en que estos posibilitan para el individuo el reconocimiento, almacenamiento,

organización y recuperación, de la información que este recibe a través de su sentidos y como

estos se articulan en un proceso de razonamiento que le permite comprenderse a sí mismo y

al mundo que le rodea (Feist, Feist & Maldonado, 2007).

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El enfoque humanista ha estudiado la personalidad desde una perspectiva

integrativa, que incorpora aspectos biológicos, cognitivos, conductuales, afectivos y sociales,

buscando una comprensión de la forma estos se conjugan entre sí para propender por la

autorrealización y la satisfacción de las necesidad subjetivas. Esta concepción de

personalidad se fundamenta principalmente en los postulados de Carl Rogers y Abraham

Maslow, quienes concibieron el ser humano como un sujeto proactivo, único y

fundamentalmente orientado hacia el futuro (Moreno, 2002).

Históricamente uno de los enfoques más destacados para el estudio y

conceptualización de la personalidad es el de Gordon Allport (1897 - 1967) quien asume que

la personalidad se refiere a la integración de todos los rasgos y características del individuo

que determinan una forma de comportarse, de lo cual se puede inferir que la personalidad se

forma en función del desarrollo del individuo, a partir de las características ambientales,

biológicas y sociales que explican, modulan y mantienen su comportamiento (Montaño,

Palacios & Gantiva, 2009).

Dentro de los postulados de Allport se destacan dos términos fundamentales para

la comprensión de las características individuales: el temperamento y el carácter, el primero

de los cuales es definido como un fenómeno naturalmente emocional que puede presentarse a

causa de factores genéticos o hereditarios y se moldea de acuerdo con la estimulación y las

exigencias del ambiente. El carácter en cambio, alude a la organización moral del ser humano,

que le permite estructurar juicios de valor y moldear su conducta en torno a ellos, este

aspecto se estructura a partir de la experiencia individual, la educación y la cultura, que

varían en cada individuo, según las experiencias y circunstancias en que tiene lugar su

proceso de desarrollo (Montaño, et all, 2009).

23



Raoymond Cattell (1905 – 1998) propone un modelo explicativo del

comportamiento basándose en los presencia de características o rasgos estables, que

determinan en los seres humanos una tendencia permanente a actuar de un modo particular.

Este autor desarrolla el modelo de 16 factores de la personalidad, a partir de un conjunto de

rasgos que a su juicio tiene carácter predictivo sobre la conducta, articulándose en una

estructura única e individual; desde esta perspectiva los rasgos que representan las tendencias

particulares de respuesta, pueden ser de tipo físico, fisiológico, psicológico o sociológico, y

son producto de la mezcla entre herencia y ambiente (García-Méndez, 2005).

Para la constitución de su teoría Cattell parte de la agrupación de los rasgos de

personalidad según naturaleza en: comunes (presentes en todas las personas) y únicos

(característicos de un individuo), superficiales (fáciles de observar) y fuertes (solo

evidenciables mediante un proceso de análisis exhaustivo), constitucionales (adquiridos por

herencia) y moldeados por el ambiente (adquiridos por la interacción con el entorno),

dinámicos (motiva a una persona hacia la meta) y habilidad (capacidad que permite el logro

de metas y objetivos), (Montaño, et all, 2009).

Los estudios de Cattell sobre la personalidad le llevan a la construcción de una de

las pruebas más utilizadas para el estudios de la personalidad, el test de los 16 factores (16

PF), un instrumento objetivo diseñado para la investigación de la personalidad en un corto

tiempo, que se basa en la medición de 16 dimensiones funcionalmente independientes y

psicológicamente significativas, esta prueba consta de 187 preguntas diseñadas para evaluar

12 factores primarios de personalidad y 4 secundarios (García-Méndez, 2005).

Hans Eysenck (1916 – 1997) conceptualizó la personalidad a partir las fuerzas

biológicas, las bases históricas y las teorías del aprendizaje, logrando establecer así tres

24



dimensiones básicas para la constitución de la personalidad: Introversión/Extroversión (E),

Neuroticismo (N) y psicoticismo (P), a partir de las cuales se estructuran las respuestas

habituales y específicas de un individuo a las exigencias de su entorno y que son conocidas

en conjunto como modelo PEN (Davidoff, 1998 en Montaño, et all, 2009).

Eysenck concibe cada una de las dimensiones de la personalidad bajo un esquema

complejo de funcionamiento del Sistema Nervioso Central (SNC), el Sistema Nervioso

Autónomo (SNA) y el sistema neuroendocrino, es este sentido la dimensión E se articula

desde el SNC y se relaciona con la sociabilidad del individuo y la búsqueda de estimulación

externa, la dimensión N se refiere a la reactividad emocional individual y a la intensidad con

que se experimentan las emociones negativas, a partir de los de los sistemas simpático y

parasimpático del SNA y la dimensión P que en esta perspectiva remite a comportamientos,

pensamientos y afectos extraños, excéntricos y extremos, se encuentra asociada

fisiológicamente con el metabolismo de la serotonina (García-Méndez, 2005).

En 1964 Hans Eysenck, pública el Eysenck Personality Inventory (EPI) un test

evalúa las dos dimensiones básicas del sistema de personalidad Introversión/Extroversión y

Estabilidad /Inestabilidad (Neuroticismo), que representan la mayor parte de la variedad de

perfiles de la personalidad (Aiken, 2003).

Otra vertiente explicativa para la comprensión de la personalidad, la encontramos

en la teoría psicobiológica de Robert Cloninger (1944), quien se propuso no solo describir

sino también explicar el funcionamiento de la personalidad, bajo el supuesto de que todo

comportamiento tiene un sustrato fisiológico. Este autor se centró en realizar una descripción

del comportamiento normal de los individuos, explicado a partir de su origen genético y

ambiental, para lo cual se sirvió de investigaciones sobre los patrones conductuales en

25



gemelos monocigóticos y dicigóticos, contrastados con análisis factoriales, a partir de lo cual

propone la existencia de dos grandes dimensiones de la personalidad: temperamento y

carácter (García-Méndez, 2005).

Desde esta perspectiva el temperamento, es una dimensión predominantemente

genética, poco afectada por el aprendizaje o el contexto cultural, se da por la organización de

sistemas psicobiológicos que regulan respuestas automáticas ante estímulos emocionales

(Cloninger & Cols, 1996 en García-Méndez, 2005). La dimensión de carácter es explicada

por aspectos de tipo ambiental, está mediada por los sistemas de aprendizaje e influenciada

por la cultura y la educación, de ella dan cuente los procesos cerebrales complejos, y

principalmente el sistema cortical en el lóbulo frontal (Cloninger, 1994 en García-Méndez,

2005).

En el marco del campo de la psicología social surge el concepto de personalidad

resistente, un constructo teórico introducido por Kobasa y Maddi (1982) para profundizar en

el estudio del estrés desde una perspectiva psicosocial y de la salud (Peñacoba & Moreno,

1998), este constructo surgió a partir de los resultados de varias investigaciones en las que se

pudo evidenciar cómo algunas personas sufrían alteraciones físicas y psicológicas a causa

del estrés, mientras que otras no mostraban dichas alteraciones en presencia de las mismas

condiciones estresantes. De este modo, se estableció la conclusión de que la personalidad

resistente disminuye la probabilidad de experimentar trastornos físicos o psicológicos bajo

circunstancias de elevada tensión y estrés (Godoy-Izquierdo & Godoy, 2002 en Franco 2009).

De acuerdo con los postulados de Kobasa, Maddi & Kahn, (1982) y Maddi y

Kobasa (1984) el constructo de personalidad resistente estaría compuesto por tres

dimensiones denominadas compromiso, control y desafío o reto. La dimensión compromiso

26



hace referencia a la creencia en la importancia de lo que uno hace y a la disposición para

implicarse en ello, así como también a la capacidad de recurrir a los demás en momentos de

necesidad o apuro. La dimensión control está relacionada con la creencia de que uno mismo

influye en los sucesos y acontecimientos, asumiendo la responsabilidad personal sobre el

resultado de las propias acciones. Finalmente, la dimensión de desafío o reto se refiere a la

creencia de que los cambios forman parte de la vida, de tal modo que disminuye el impacto

negativo tras la aparición de una situación o estímulo estresante (Franco 2009).

La personalidad resistente contribuye al desarrollo de estrategias de

afrontamiento adaptativas, logrando que la percepción de los estímulos potencialmente

estresantes, se estructuren como oportunidades de crecimiento y posibilidades para mejorar

las propias competencias. En este sentido, las personas con personalidad resistente se

enfrentan de forma activa y optimista a los estímulos estresantes y los perciben como menos

amenazantes, para hacer frente a ellos realizan una búsqueda de apoyo social y adoptan un

estilo de vida saludable (Jiménez, Fernández & Morante, 2005).

En las últimas décadas los estudios de la personalidad han convergido en un

modelo explicativo basado en cinco grandes dimensiones, cada una a su vez compuesta por

un conjunto de rasgos que explican la mayor parte de las diferencias entre las personalidades

individuales (de Minzi, 2002). De acuerdo con los planteamientos de Avia (1992) estas

dimensiones han sido comúnmente denominadas en la literatura como big five o cinco

grandes, y argumentan que la personalidad puede ser explicada por medio de 5 factores o

rasgos principales: factor O (Openness - apertura a nuevas experiencias), factor C

(Conscientiousness - ser consciente o responsabilidad), factor E (Extraversión o extroversión),

factor A (Agreeableness – afabilidad o amabilidad) factor N (Neuroticism - inestabilidad

27



emocional), con cuya iniciales puede conformarse el anagrama OCEAN, que según Ter Laak

(1996) además de ayudar a memorizar cada uno de los factores y puede asociarse

semánticamente con la profundidad insondable o la superficie turbulenta de las dimensiones

de la personalidad.

De acuerdo con los aportes de Minzi (2002) y Barbenza (2004) el modelo Big

Five fue en principio un producto de las investigaciones realizadas por Paul Costa y Robert

McCrae en el National Institutes of Health, en cuyas publicaciones a partir de 1992 se pueden

rastrear los argumentos teóricos y metodológicos que permiten estudiar y entender la

personalidad a partir de cinco grandes dimensiones, un aspecto que puede mantenerse pese a

las barreras del lenguaje o la cultura. Esta es una teoría que se ha fundamentado en análisis

estadísticos y que en la actualidad constituye uno de los modelos más aceptados para el

abordaje de personalidad.

Siguiendo a Ter Laak (1996) podemos inferir que las investigaciones

correlacionales de este enfoque han sido abundantes y han constituido un rico marco

conceptual para la comprensión e integración de diversos aspectos de la psicología individual.

Esto puede apreciarse desde los estudios de Galton sobre el desarrollo de la personalidad

humana en 1983, en donde los rasgos son el componente central para describir las diferencias

individuales. Gradualmente esta perspectiva ha evolucionado a un punto en que las

particulares de la personalidad son entendidas según las cinco grandes dimensiones

mencionadas, a partir de las cuales se pueden determinar perfiles psicológicos de

personalidad, según su configuración individual en cada ser humano.

Si bien desde la perspectiva de Ter Laak (1996) los factores de la personalidad

se derivan del lenguaje cotidiano de las personas comunes, de las formas en que

28



cotidianamente utilizan para conceptualizar y explicar sus conductas y de las

representaciones que establecen para describirse a sí mismas y a los otros, la perspectiva de

Avia (1992) es categórica en afirmar que este modelo teórico constituye un enfoque léxico

que suministra un contenido lingüístico a la estructura de la personalidad, los estudios sobre

la relación de los factores y rasgos se estructuran desde Cattell (1943) por medio del análisis

factorial, a partir del cual las personas pueden ser caracterizadas por medios de puntajes

establecidos al evaluar cada una cinco dimensiones, sin perder de vista que cada uno de los

cinco factores de personalidad representa un rango entre dos extremos, por ejemplo la

extraversión se valora según las características dominantes entre la extraversión y la

introversión extremas, de modo que todas las personas puedan ser clasificadas en un rango

especifico dentro de cada uno de los factores.

Como puede apreciarse las teorías de la personalidad son diversas y han

evolucionado en el devenir del tiempo, lo que da cuenta de la complejidad que implica el

abordaje de los seres humano y los fenómenos que atañen a su existencia, no obstante todas

incorporar en mayor o menor proporción aspectos biológicos, emocionales y

comportamentales, que se estructuran a través de procesos psíquicos y que a su vez pueden

ser comprendidos, explicados e intervenidos a partir de dichos procesos.

29



Metodología

En el presente trabajo se adoptó el método de investigación documental, desde

una perspectiva exploratoria. Un estudio de este tipo se realiza con la intención de examinar

un tema que ha sido poco estudiado, familiarizarse con un fenómeno desconocido, determinar

tendencias o identificar conceptos que sirvan de base para investigaciones futuras (Hernández,

Fernández & Baptista, 2010). En este caso particular se buscó explorar la forma en que ha

sido abordada y analizada en el campo científico, la relación existente entre el síndrome de

Burnout y la personalidad.

Se partió del estudio de desarrollos científicos acerca del síndrome de Burnout,

que incorporan un entendimiento del mismo asociado a la personalidad, en contextos de

atención, cuidado o asistencia, y para ello se realizó una exploración temática de fuentes

documentales cuidadosamente seleccionadas, con el fin de acceder a hechos, problemas y

desarrollos teóricos, incorporando elementos de análisis, síntesis, deducción e inducción.

Posteriormente se configuraron unos campos de agrupación temática y se identificaron

unidades conceptuales específicas, de modo que estos elementos permitieron trazar un

recorrido exploratorio en el estudio del síndrome de Burnout y su relación con las

características estructurales de la personalidad.

Una vez se realizó la exploración temática documental, se procedió a contrastar,

analizar y teorizar los conceptos más significativos tanto de los estudios de la personalidad,

como de las investigaciones sobre el síndrome de Burnout y la correlación entre ambos

grupos temáticos y finalmente se aportaron algunas conclusiones y recomendaciones que

favorecieran la comprensión del síndrome de Burnout en contraste con los estudios de la

http://www.ecured.cu/An%C3%A1lisis

http://www.ecured.cu/index.php?title=Deducci%C3%B3n&action=edit&redlink=1

http://www.ecured.cu/index.php?title=Inducci%C3%B3n&action=edit&redlink=1

30



personalidad, que constituirán un posible aporte para la futura construcción de modelos o

estrategias de intervención de esta problemática.

31



Resultados

La revisión de los desarrollos teóricos que existen con respecto al síndrome de

Burnout, permite apreciar que este ha sido un tema ampliamente estudiado en las ultima tres

décadas. Si bien existen algunas publicaciones previas a los años 80, este síndrome se ha

investigado de forma representativa desde 1985 hasta la actualidad, siendo el periodo

comprendido en los últimos diez años el tiempo en el cual se han registrado el mayor número

de artículos publicados con respecto a este tema. Llama la atención que el mayor interés por

el estudio de este fenómeno se encuentra en países de habla hispana, siendo España el país

que en la actualidad registra un mayor número de publicaciones sobre síndrome de Burnout,

seguido de Brasil y en adelante una serie de países latinoamericanos, dentro de los cuales

Colombia ocupa, el quinto lugar (Scopus, 2016).

El abordaje científico del síndrome de Burnout se ha hecho fundamentalmente

desde una perspectiva explicativa de su origen, sus síntomas característicos y el personal en

riesgo de padecer el trastorno, en donde prevalecen las explicaciones asociadas a las

demandas emocionales propias de la relación que se establece entre un profesional con un rol

de atención, cuidado o asistencia y las personas que demandan su servicio. Como se verá son

pocas las investigaciones del síndrome en la cuales se ha incorporado la personalidad como

una variable explicativa, para su comprensión.

Para abordar nuestro propósito de indagar específicamente en aquellos estudios

científicos que explican la presencia del síndrome de Burnout, integrando las teorías

psicológicas de la personalidad, se ha partido de la revisión sistemática de bases de datos

bibliográficas representativas, tanto en el ámbito de la ciencia de la salud como de las

ciencias sociales y humanas.

32



En el rastreo de información que se hizo para el presente estudio, fue posible

identificar dos mil novecientos setenta y siete (2977) artículos científicos que se han ocupado

del estudio del síndrome de Burnout, de los cuales solo setenta y seis (76) han incorporado

aspectos de la personalidad para su abordaje. Estos artículos han sido publicados en el

periodo comprendido entre 2001 y 2016, constituyendo un periodo de 15 años, que se han

revisado en detalle, para identificar aquellos aspectos que establecen criterios representativos

para la comprensión de síndrome de Burnout, de acuerdo con las características de la

personalidad.

En la Tabla 1 se relaciona las bases de datos consultadas con sus respectivos hallazgos.

La selección de información para el presente estudio se realizó mediante un

método de clasificación intencionada o muestreo de conveniencia, determinado por la

facilidad para acceder a la información, de acuerdo con su disponibilidad (Casal & Mateu,

2003). De los setenta y seis (76) hallazgos sobre información con artículos identificados que

abordan el síndrome de Burnout, relacionado con la personalidad fue posible acceder a

cincuenta (50), que después de revisar detalladamente e identificar aquellos que se repiten en

varias bases de datos se sintetizan en veintinueve (29).

Los artículos seleccionados en el presente estudio tienen una caracterización

diversa en cuanto al año en el que fue realizada su publicación, los autores y su filiación

respectiva con distintas universidades, los países en los que se han realizado los estudios, las

teorías de la personalidad a partir de la cuales se han interpretados los hallazgos y los

instrumentos de medición utilizados. A continuación se hará una exploración de dichas

características en la muestra de artículos seleccionada.

33



Tabla 1. Bases de datos consultadas y número de artículos identificados sobre síndrome de

Burnout y personalidad

Base de datos

consultada

Nº de Artículos que

hablan sobre síndrome

de Burnout

Nº Artículos que hablan

sobre síndrome de

Burnout y personalidad

Nº de Artículos seleccionados

Acces

Medicine 141 0 N/A

APA Psyc Net 103 29 11

Bibliotechnia 0 0 N/A

Cambridge

Jurnals 1586 6 1

Clinical Keey 0 0 N/A

DOAJ 11 3 0

EBSCO 12 6 6

EMBASE 0 0 N/A

Jama Network 0 0 N/A

LILACCS 2 1 1

Nature 0 0 N/A

NNN Consult 0 0 N/A

OVID 0 0 N/A

Oxford 10 0 N/A

SAGE 0 0 N/A

Science Direct 144 2 2

Web of

Science 20 8 8

Blackwell

Reference

Online

46 0 N/A

DialNet 348 8 8

SAGE 3 0 0

Scielo 40 8 8

Springer Link 511 5 4

Como se mencionó anteriormente la muestra de artículos seleccionados

corresponde a publicaciones realizadas entre los años 2001 y 2016, con un promedio de

1.75 artículos divulgados por cada uno de estos años. En los años 2001, 2002, 2004, 2008

y lo que ha transcurrido del 2016, solo se publicó un (1) artículo por año relacionando

34



síndrome de Burnout con la personalidad; en los años 2004, 2006, 2010, 2012 y 2015 se

efectuaron dos publicaciones por año relacionadas con esta temática; en los años 2009,

2011 y 2013 se realizaron tres (3) publicaciones al respecto, el 2014 fue el año con mayor

número de publicaciones con total de cuatro (4) y en los años 2003 y 2007 no se realizó

ninguna aplicación que asociara estos dos temas.

Los países en los cuales se han llevado a cabo los proceso investigativos que

estudian el síndrome de Burnout en relación con la personalidad, son diversos y se

encuentran ubicados en tres (3) de los cinco (5) continentes, siendo el continente europeo en

el que se han realizado mayor número de publicaciones al respecto, abarcando el 49% de las

publicaciones de la muestra. Trece (13) de las investigaciones referenciadas en los artículos

seleccionados, fueron realizados en España y solo uno (1) de ellos se desarrolló en Serbia.

Doce (12) de las investigaciones restantes, equivalente a un 42% de la muestra, se llevaron a

cabo en el continente americano, tres (3) en Brasil, dos (2) en Estados Unidos, dos (2) en

México y las cinco restantes, corresponden a una (1) publicación única en los países de

Venezuela, Cuba, Chile, Perú y Bolivia. Los artículos restantes de la muestra,

correspondientes a una proporción de 9%, fueron publicados en el continente asiático uno (1)

en China, Uno (1) en Israel y Uno (1) en Irán. Esta distribución coincide plenamente con los

resultados obtenidos y previamente referenciados en este mismo estudio, respeto a las

estadísticas reportadas en Scopus (2016) en relación a las investigaciones desarrolladas sobre

el síndrome de Burnout. En la Figura 1, se puede apreciar de forma gráfica esta distribución.

El número de participantes en las investigaciones revisadas sobre síndrome de

Burnout y personalidad. En total el universo poblacional de los sujetos participantes en las

investigaciones es de ocho mil ochocientos noventa y seis (8.896) personas, con una

35



distribución muy variable que permitiría orientar el análisis por promedios. La investigación

desarrollada con menor número de participantes fue de treinta (30) y la que involucró más

personas en la investigación se efectuó con tres mil cuatrocientos treinta y nueve (3.439)

sujetos participantes.

Figura 1. Numero de investigaciones sobre síndrome de Burnout y personalidad, realizadas en cada país.

En total siete (7) de las veintinueve (29) investigaciones fueron ejecutadas con

menos de cien (100) participantes, diez y seis (16) contaron con un número de sujetos de

investigación entre ciento uno (101) y trescientos (300), cinco (5) de los artículos se basen en

poblaciones compuestas entre trescientos uno (301) y seis cientos (600) participantes, y solo

una de ella supera significativamente el número de sujetos de investigación convocados en

los demás estudios, para un total de tres mil cuatrocientos treinta y nueve (3.439)

participantes.

El perfil de las personas con quienes se desarrollaron las investigaciones aquí

contempladas, de acuerdo con el tipo de labor ejecutada, se encuentra ligado a profesiones

asociadas la asistencia, el servicio o el cuidado de seres humanos o en proceso de formación

para desempeñar este tipo de profesiones, dentro del las cuales se pueden identificar médicos

133

22

111111111

0 5 10 15

España

Estados Unidos

Venezuela

Perú

Chile

Israel

China

Paises en los que se han desalloado las invetigaciones

Numero de

Investigaciones

36



generales y especialistas, psicólogos, fisioterapeutas, trabajadores sociales, odontólogos,

auxiliares de enfermería, profesores de primaria, de secundaría y de guardería, bomberos,

deportistas, religiosos y estudiantes de pregrado en medicina y enfermería.

Para una mayor comprensión de los perfiles ocupacionales de los participantes en

los estudios desarrollados sobre el síndrome de Burnout y la personalidad, podemos

agruparlos en profesionales de la salud, profesionales de la educación, estudiantes de áreas de

la salud, deportistas y otros (bomberos y religiosos).

De acuerdo con la clasificación anterior, el 49% de los sujetos participantes en las

investigaciones estuvo compuesto por personas dedicadas a labores educativas, el 30%

corresponde a personas dedicadas a profesiones de la salud, el 11% a estudiantes de

profesiones relacionadas con la salud, el 4% a deportistas y 6% restante a otras profesiones

relacionadas con el servicio. Sin embargo esta distribución no es directamente proporcional a

las investigaciones desarrolladas en cada uno de los campos ocupacionales mencionados,

pues el 63% de las investigaciones fueron desarrolladas en actividades relacionadas con el

área de la salud (50% en ejercicio profesional y 13% en actividades de formación y

entrenamiento en el mismo contexto), el 25 % de la investigaciones revisadas fueron

realizadas en el ámbito educativo, el 6% fueron realizadas con deportistas y el 6% restante

con otros profesionales. En la Figura 2 se puede apreciar la relación entre el porcentaje de

profesionales que participaron en las investigaciones y los campos ocupaciones en los que

fueron desarrolladas.

La metodología para la evaluación de los participantes en las investigaciones

realizadas para el presente estudio, consistió para el 100% de las investigaciones, en la

aplicación de pruebas de personalidad y escalas de valoración para los síntomas del síndrome

37



de Burnout. En algunos se utilizaron instrumentos para la evaluación de clima laboral o se

implementaron entrevista u observaciones de campo para complementar la recolección de la

información.

Figura 2. Contraste entre los campos ocupacionales en los que se ha estudiado el síndrome de Burnout en

relación con la personalidad y los sujetos participantes en dichas investigaciones.

Con respecto a los instrumentos para la evaluación del síndrome de Burnout, se

identificó que en el 64% de los estudios analizados se utilizó el Maslach Burnout Inventory

(MBI), en un 10% se utilizó el Cuestionario de Desgaste Profesional (SDP), otro 10% se hizo

uso del Cuestionario Breve de Burnout (CBB), el 4% utilizó el Inventario de Burnout en

Deportistas (IBD) y el 10% restante, utilizó para su estudio un instrumento diferente a los

anteriores, las otras pruebas inidentificadas para la evaluación de este síndrome son el

Cuestionario de Burnout para Enfermería (CBE), el Cuestionario de Burnout del Profesorado

y el Cuestionario de Calidad de Vida Profesional.

50%

13%

25%

6% 6%

30%

11%

49%

4%6%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Salud Pregado enSalud

Educación Deportes Otros

Porcentaje de

Investigaciones por campo ocopacional

Porcentaje de sujetos de

Invetigación por campo ocupacional

38



En cuanto a los instrumentos para evaluación de la personalidad, no se puede

establecer una tendencia representativa respecto a la utilización un instrumento determinado,

no obstante existen algunas coincidencias y se observa una metodología de valoración

general caracterizada por el uso de pruebas objetivas, ya sea para la valoración de la

personalidad en su conjunto o algunos factores específicos.

En las investigaciones revisadas se lograron identificar los siguientes

instrumentos, utilizados en más de una de las investigaciones relacionadas:

Big Five Inventory de John & Srivastava (1999) – cinco (5) coincidencias.

Inventario de Personalidad Reducido de Cinco Factores (NEO-FFI) de Costa

& McCrae (1999) – cuatro (4) coincidencias.

Escala de Personalidad Resistente (CPR) diseñando por Kobasa (1979) – dos

(2) coincidencias.

Cuestionario para la evaluación de la personalidad resistente, Views Survey

(PVS) del Hardiness Institute (1985) – dos (2) coincidencias.

Escala de resiliencia de Wagnild & Young (2014) – dos (2) coincidencias.

Las pruebas que se relacionan a continuación fueron utilizadas solo en uno de los

estudios revisados:

Inventario de los diez y seis factores de la personalidad (16PF) de Cattell

(1949).

EPI – Cuestionario de personalidad de Eysenck (1960).

Cuestionario de evaluación de la personalidad (CEP) de Pinillos (1974).

Escala de ansiedad IDATE de Spielberger (1975).

39



Escala de percepción del estrés (EPGE) de Cohen, Kamarck, &

Mermelsteinen (1983).

Cuestionario de lugar del control (LUCAM) de Pelechano & Baguena (1983).

Cuestionario de orientación, para evaluar sentido de coherencia (OLQ) de

Antonovsky (1987).

Inventario de adaptación de conducta (IAC) de de La Cruz & Cordero (1988).

Cuestionario para la evaluación de estrategias de afrontamiento (WOC) de

Folkman & Lazarus (1988b).

Leymann Inventory of Psychological Terrorization (LIPT) de Leymann

(1989).

Cuestionario de temperamento y carácter (TCI) de Cloninger (1993).

Factorial Inventario de Personalidad (IFP) de Pasquali, Azevedo y Ghest

(1997).

Cuestionario de personalidad resistente de Moreno-Jiménez, Garrosa &

González (2000).

Mini test de los Cinco Grandes de Brody & Ehrilchman (2000).

Cuestinario de autoconcepto (AF5) de Gracia & Musitu (2001).

Scaniing Neuropsicologico de personalidad de Sarria, Llaja, García, Salazar &

Salazar (2009).

Escala para medir el deseo de complacer a los demás (DPO) de Barnard &

Curry (2012)

En total en la muestra de investigaciones revisadas para el presente estudio se

logró identificar veintidós (22) pruebas utilizadas para la evaluación de la personalidad, casi

40



todas (diez y ocho de las veintidós) publicadas en el siglo pasado, en su mayoría antes de

1990. El la Figura 3 se puede apreciar la proporción de instrumentos de evaluación utilizados

con respecto a los años de publicación.

Figura 3. Proporción de instrumentos de evaluación utilizados con respecto a su año de publicación.

En cuanto a las teorías de la personalidad que han sido utilizadas en los estudios

seleccionados para comprender y explicar la relación ente el síndrome de Burnout con la

personalidad, se lograron identificar cuatro modelos teóricos representativos, algunos con

mayor prevalencia que otros, pero en general se trata de teoría solidas que como se verá han

permitido el análisis rigurosos de los datos obtenidos mediante las pruebas aplicadas. La

Figura 3 permite visualizar los modelos teóricos utilizados en las investigaciones

seleccionadas y su representatividad en cuanto a la frecuencia de aparición en dichos estudios.

Se logró identificar que tres (3) de los estudios revisados parten de las teoría

factoriales clásicas de Cattel y Eysenck, dos de los cuales fueron publicado en el primer y

segundo año contemplados en la revisión. Según estos estudios existen factores de

personalidad que se asocian de manera significativa con la presencia de síndrome de Burnout

o con el riesgo de padecerlo, Cebrià, Segura, Corbella, Sos, Comas, García & Pérez (2001)

refieren que aspectos como la baja estabilidad emocional, la tensión y la ansiedad, son

124

6

de 1949 a 1990 de 1991 a 1999 de 2000 en adelante

41



factores determinantes en la personas que presentan puntuaciones altas en la escala de

síndrome de Burnout. Por otra parte Souza & Silva (2002) también destacan la ansiedad

como un predictor significativo del síndrome de Burnout, pero en asociación con otros

aspectos como la personalidad tipo A y la ausencia de apoyo por parte del jefe inmediato.

Finalmente Rodrigues, Barbosa & Chiavone (2013) aluden a los factores que pueden proteger

a una persona de padecer el síndrome de Burnout, enfocándose en aquellos aspectos que

caracterizan las personalidades resilientes, evidenciable en aquellas personas que tienen la

capacidad de responder de forma adaptativa a la adversidad, debido a que poseen una

estructura cognitiva fundamentada en la creencia de que pueden enfrentar la adversidad,

resolver situaciones de conflicto y adquirir nuevos aprendizajes de la experiencias difíciles,

este estudio logró demostrar que las personas con estas características suelen presentan

puntaciones bajas para los criterios del síndrome de Burnout.

Figura 4. Numero de investigaciones desarrolladas a partir de distintos modelos teóricos para el estudio de la

personalidad.

La mayor representatividad teórica en el análisis del síndrome de Burnout y la

personalidad, la encontramos en los cinco grandes factores de Costa y McCrae, lográndose

identificar su prevalecía desde el año 2004 hasta el 2016 en catorce (14) de los artículos

14

11

3

1

0

2

4

6

8

10

12

14

16

Big Five PersonalidadResitente

Factorialesclasicas

Psicobiologica

42



revisados. Los estudios realizados desde esta perspectiva indican que existe una relación

entre neurotisismo, locus de control externo y personalidad tipo A, con la sintomatología del

síndrome de Burnout (Zamora & Castejón, 2004). D'Anello, D'Orazio, Barreat & Escalante

(2009) identificaron como algunos aspectos relativamente estables de la personalidad,

influyen particularmente en cada uno de los componentes de síndrome de Burnout, en su

estudio evidenciaron como el agotamiento emocional fue predicho por neuroticismo, la

despersonalización por la afabilidad y el estilo de humor auto-despreciativo, y la falta de

realización personal por los estilos de humor de auto-mejoramiento y auto-despreciativo. En

otra estudio de carácter similar se logró correlacionar el neuroticismo y la extraversión con el

agotamiento emocional, las fallas en la inteligencia emocional con la despersonalización y el

deterioro en la relaciones interpersonales con la autorrealización (Pishghadam & Sahebjam,

2012).

En general la asociación ya mencionada entre el neuroticismo y el riesgo mayor a

padecer el síndrome de Burnout se identificó en el 100% de los artículos revisados. Asociado

en la mayoría de los casos, once (11) en total a otras características que denotan falencias en

el desarrollo de la inteligencia emocional y en los tres (3) restantes confiriendo gran

importancias a las características del contexto en el que se desarrolla la labor. Así mismos

desde la perspectiva de los cinco grandes factores, aquellos aspectos de la personalidad que

constituyen o caracterizan la inteligencia emocional, tales como la apertura a nuevas

experiencias, la responsabilidad, la extraversión, la amabilidad y la estabilidad emocional,

constituyen factores protectores con respecto al desarrollo del síndrome de Burnout.

El segundo cuerpo teórico más representativo, dentro las investigaciones

seleccionadas que relacionan el síndrome de Burnout y la personalidad, lo encontramos en el

43



constructo de personalidad resistente de Kobasa, Maddi & Kahn, once (11) de los artículos

revisados, parten de este concepto para explicar las características de la personalidad de

aquellos individuos que por su estructura tienen mayor riesgo de presentar el síndrome de

Burnout, en contrate con aquellas personas que expuestas a las mismas condiciones laborales

y las mismas demandas emocionales, no evidencian riesgo de llegar a padecer dicho trastorno.

Los teóricos que han estudiado el síndrome de Burnout desde esta teoría, se han enfocado par

su comprensión en los aspectos que hacen que una persona tenga mayores capacidades para

resistir condiciones laborales estresantes de grandes demandas emocionales, llegando a

concluir que existe una correlación negativa entre Burnout y personalidad resistente

(Jiménez, Natera, Muñoz & Benadero, 2006) logrando evidenciar que aspectos como el

optimismo y el compromiso, presentes en personalidad resistente, parecen desempeñar un

papel modulador con respecto síndrome de Burnout (Jiménez, Fernández & Morante, 2005).

El estudio de Rísquez, Fernández & Sánchez-Meca (2011) realizado desde esta

perspectiva ha permitido establecer que la personalidad resistente presenta una relación

negativa y significativa con las dimensiones de cansancio emocional y despersonalización, y

de manera positiva con la dimensión de realización personal en el trabajo. Así mimos ha

permitido observar que la dimensión de cansancio emocional es la que registra una

asociación más relevante con el constructo de personalidad resistente y cada uno de sus

componentes (compromiso, control y desafío o reto).

Los resultados generalizados en las investigaciones desde esta teoría, han

demostrado la pertinencia que puede tener la personalidad resistente en la atenuación del

estrés crónico al asociarse negativamente con el síndrome de Burnout y agruparse dentro de

los factores protectores frente a este trastorno como son la autoeficacia y el locus de control

44



interno Ortega, (Ortiz & Martínez, 2014). A partir de lo cual en algunos de ellos se ha llegado

a la conclusión de que reforzar los recursos de afrontamiento ante el estrés y trabajar en la

formación de una personalidad resistente, paralelamente a la formación académica, en aquella

profesiones asociadas la asistencia, el servicio o el cuidado de seres humanos, puede ser un

aspecto favorable que disminuya sus probabilidades de aparición, esta conclusión se hace

explicita en tres (3) de los estudios revisados.

Solo en un estudio revisados se evidenció el abordaje del síndrome de Burnout,

en contrate con la personalidad, desde una perspectiva psicobiológica, a partir de dicho

estudio se logró identificar que el perfil de personalidad más frecuente en el personal

evaluado, fue el Equilibrado, caracterizado como un conjunto integrad de los procesos

formativos de la personalidad (sociocinetico y epigenetico) que corresponden al nivel

consciente neocortical de base social, se trató de individuos en su mayoría transparentes,

socialmente equilibrados, empáticos y optimistas, con buena disposición, de humor alegre,

eficientes, hábiles y competentes, con conductas volitivas orientadas por fuertes valores

morales de lealtad y convicción en sus normas éticas y estructura moral, con lo cual se llegó a

concluir que existe una mayor influencia del clima laboral en desarrollo del síndrome de

Burnout (Fernández, Rojas, Sánchez & Aguilar, 2015). Es importante destacar que este

estudio fue realizado con treinta (30) integrantes de una misma institución de salud, en

donde solo en el 10% se pudo evidenciar riesgo con respecto a la posibilidad de desarrollar el

síndrome de Burnout y en ningún caso se logró identificar un diagnostico confirmado de este

trastorno.

45



Conclusiones

Las investigaciones que relacionan el síndrome de Burnout con las teorías de la

personalidad, no son muy abundantes. Aunque este síndrome ha captado la atención de la

comunicad científica en las últimas décadas, han imperado desde los primeros estudios

hasta nuestros días, aquellos modelos explicativos que ligan el origen de este

padecimiento con las condiciones de contexto en el cual se desarrollas las labores de

asistencia, servicio o cuidado de seres humanos, en los cuales se alude al volumen de

trabajo, el apoyo percibo por parte de los jefes y compañeros de trabajo, las

características de los pacientes y las jornadas laborales extensas, entre otras condiciones

propias de los contextos en los que puede surgir este padecimiento.

Las teorías que han demostrado mayor posicionamiento para comprender y explicar el

síndrome de Burnout son la de los cinco grandes factores de personalidad de Costa y

McCrae (1992) y el constructo de personalidad resistente de Kobasa y Maddi (1982).

Los estudios desarrollados en los que se articulan el síndrome de Burnout y la

personalidad, han permitido identificar las características de la personalidad, que

representan en algunas personas mayor predisposición al síndrome de Burnout. El factor

que se ha identificado universalmente en esta relación de causalidad es el Neurotisismo.

Así mismo, existen coincidencias en otros aspectos que permiten caracterizar los riesgos

individuares en relación con este trastorno, como son el locus de control externo, la

ansiedad, la personalidad tipo A y las deficiencias en la inteligencia emocional.

46



A partir del constructo de personalidad resistente y las investigaciones que han hecho uso

de él para el estudio del síndrome de Burnout, ha sido posible comprobar que no todas

las personas sometidas a las mismas condiciones, aun si estas son altamente estresantes y

demandantes desde el punto de vista emocional, llegan a generan las mismas respuestas y

las mismas condiciones de afectación respecto al síndrome de Burnout.

Dado que la personalidad resistente desempeña un papel protector o modulador, con

respecto a los factores de riesgo externos que se asocian al surgimiento y desarrollo de los

síntomas característicos del síndrome de Burnout, trabajar en el fortalecimiento de sus

dimensiones claramente identificadas (compromiso, control y desafío o reto) constituye

grandes posibilidades para la prevención e intervención de este trastorno, en personas con

síntomas activos o con riesgo de padecerlo ya sea por condiciones intrínsecas o

extrínsecas.

No todas las explicaciones sobre el origen de este diagnóstico, puede girar en torno a las

características de la personalidad, existe un amplio repertorio investigativo que ha

profundizado en las causas de este trastorno que son externas al individuo. Las

investigaciones que articulan el surgimiento y desarrollo del síndrome de Burnout y la

personalidad constituyen un complemento que enriquece el análisis y la intervención de

este trastorno.

47



El Maslach Burnout Inventory (MBI) pese a ser una prueba diseñan hace ya 35 años

(1981) sigue siendo la prueba más representativa para la evaluación y diagnóstico del

síndrome de Burnout.

Las pruebas psicológicas utilizadas para evaluar la personalidad en las investigaciones

que correlacionan síndrome el de Burnout con la personalidad, revisadas en el presente

estudio, muestran una tendencia al uso de instrumentos desarrollados entre los años 40 y

90 del siglo XX, logrando ubicar el 75% de los instrumentos utilizados en este periodo de

tiempo. Si bien las teorías de la personalidad que se han utilizado para el análisis

corresponden en su mayoría a los años 80 y 90 continúan utilizándose instrumentos

elaborados previamente con base en las teorías factoriales clásicas.

El ámbito de la salud, es el contexto ocupacional en donde se han desarrollado el mayor

número de investigaciones que relacionan el síndrome Burnout, con la personalidad, lo

cual se encuentra en consonancia con el estudio general que se ha hecho de este trastorno,

pues fue justo en este contexto en donde surgieron los primeros hallazgos en relación con

este diagnostico.

Las apreciaciones derivadas del presente estudio, si bien muestran tendencias en las

comprensión del síndrome de Burnout, no pueden considerase concluyentes, en tanto

constituye la revisión de un porcentaje representativo pero limitado de estudios en los que

se relaciona el síndrome de Burnout con la personalidad, solo se logró acceder a un 38%

de los artículos científicos identificados que incorporan estas dos temáticas y además se

48



desconoce que investigaciones pueden estar adelantándose en la actualidad sobre este

tema.

49



Recomendaciones

El presente estudio permitió identificar tendencias de investigación con respecto

al síndrome de Burnout en relación con la personalidad, pero deja en invidencia que este

aspecto no ha sido el más desatacado en la comunidad científica para el estudio de dicho

síndrome y que en el contexto colombiano no se ha publicado ninguna investigación que

relacione las características de la personalidad con la predisposición a padecer el síndrome de

Burnout.

Sería importante que en futuros estudios sobre el síndrome de Burnout en el

contexto colombiano, se pudieran correlacionar los aspectos relacionados con el medio en los

que se despeña las labores de atención, cuidado o asistencia de seres humanos, con las

características de la personalidad de la población que por su ocupación es vulnerable a este

trastorno.

Así mismo se logró identificar una limitación en cuanto a la tipificación del

síndrome de Burnout como diagnostico en la clasificación internacional de las enfermedades

(CIE – 10) y en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM), que

sería importante precisar en futuros estudios para establecer criterios diferenciales más claros

con respecto a otros signos de ansiedad, depresión, trastornos emocionales o trastornos de

personalidad.

50



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