ELEMENTOS DE LA MÚSICA. “Error funesto es decir que hay que comprender la música para gozar de ella. La música no se hace, ni debe jamás hacerse para que se comprenda, sino para que se sienta”. Manuel De Falla. La música, a diferencia de las artes plásticas, se construye sobre una materia prima inmaterial: el sonido. Se produce cuando un cuerpo sonoro es excitado (sacado de su posición de reposo). A partir de este momento inicia un tipo particular de movimiento, llamado vibratorio, donde el móvil se desplaza alternativamente en torno a su posición de equilibrio. Imagen 1: movimiento vibratorio. El cuerpo en reposo atado al muelle, al ser sacado de su posición de equilibrio, inicia un movimiento de vaivén en torno a esta posición, semejante al tipo de movimiento que produce el sonido. Los parámetros de este movimiento (frecuencia, amplitud y complejidad) determinan las cualidades del sonido producido (altura, intensidad y timbre, respectivamente). Estas vibraciones se transmiten por el aire, llegan a nuestros oídos, allí se transforman en impulso nervioso y, por último, en el lóbulo temporal de nuestro cerebro el proceso culmina cuando se les asigna un significado. En ese movimiento se distinguen cuatro parámetros: duración, altura, intensidad y timbre. El músico combina intencionalmente estos cuatro parámetros para producir música. Ésta puede trasmitirse en el tiempo y en el espacio bien por tradición oral, lo que da lugar a cambios en cada transmisión y limita la complejidad de la música que puede transmitirse ya que la memoria es limitada, o bien mediante un sofisticado sistema de escritura musical, responsable de la enorme complejidad y especialización que la música y músicos, respectivamente, han llegado a adquirir en occidente; en comparación con lo que sucede a este respecto en culturas en las que no existe en absoluto o no ha sido desarrollado en tal alto grado. El origen de este sistema de escritura, omitiendo algunos intentos previos que podemos encontrar en la Grecia clásica y en otros lugares y épocas, es religioso y podemos situarlo a finales del siglo VI en el seno de una iglesia católica que pretendía garantizar que en todas las iglesias de la cristiandad se cantase exactamente el mismo repertorio de cantos. La intención era evitar que la transmisión oral generase distintos repertorios que a la larga pudieran ser el germen de una división en el seno de la iglesia. Esta idea es totalmente ajena a la música profana donde no importa si la tradición oral produce distintas versiones de una misma pieza. Su evolución aún no ha finalizado pues todavía los músicos están a la búsqueda de nuevas grafías que puedan satisfacer las necesidades de escritura de los músicos de vanguardia. Imagen 2: Epitafio de Seikilos: ejemplo de notación musical practicada en la Grecia antigua. Siglo I. (Los renglones pares representan el texto en Griego, los impares, una notación musical de tipo alfabético en la que las distintas letras representan diferentes alturas musicales. Además incluye signos adicionales para indicar la duración de los sonidos. Sobre el significado de estos últimos no existe acuerdo unánime entre los especialistas por lo que no podemos saber con seguridad como sonaban estas piezas.
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ELEMENTOS DE LA MÚSICA. - depmusica - homede+la+musica… · afinación que nos proporcione los intervalos que van a formar parte de las escalas y modos usados por los músicos.
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ELEMENTOS DE LA MÚSICA.
“Error funesto es decir que hay que comprender la música para gozar de ella. La música no se hace, ni debe jamás hacerse para
que se comprenda, sino para que se sienta”. Manuel De Falla.
La música, a diferencia de las artes plásticas, se construye sobre una materia prima inmaterial:
el sonido. Se produce cuando un cuerpo sonoro es excitado (sacado de su posición de reposo). A
partir de este momento inicia un tipo particular de movimiento, llamado vibratorio, donde el móvil
se desplaza alternativamente en torno a su posición de equilibrio.
Imagen 1: movimiento vibratorio. El cuerpo en reposo atado al muelle, al ser sacado de su posición de equilibrio, inicia un movimiento
de vaivén en torno a esta posición, semejante al tipo de movimiento que produce el sonido. Los parámetros de este movimiento
(frecuencia, amplitud y complejidad) determinan las cualidades del sonido producido (altura, intensidad y timbre, respectivamente).
Estas vibraciones se transmiten por el aire, llegan a nuestros oídos, allí se transforman en
impulso nervioso y, por último, en el lóbulo temporal de nuestro cerebro el proceso culmina
cuando se les asigna un significado. En ese movimiento se distinguen cuatro parámetros:
duración, altura, intensidad y timbre. El músico combina intencionalmente estos cuatro
parámetros para producir música. Ésta puede trasmitirse en el tiempo y en el espacio bien por
tradición oral, lo que da lugar a cambios en cada transmisión y limita la complejidad de la música
que puede transmitirse ya que la memoria es limitada, o bien mediante un sofisticado sistema de
escritura musical, responsable de la enorme complejidad y especialización que la música y
músicos, respectivamente, han llegado a adquirir en occidente; en comparación con lo que
sucede a este respecto en culturas en las que no existe en absoluto o no ha sido desarrollado en
tal alto grado.
El origen de este sistema de escritura, omitiendo algunos intentos previos que podemos
encontrar en la Grecia clásica y en otros lugares y épocas, es religioso y podemos situarlo a
finales del siglo VI en el seno de una iglesia católica que pretendía garantizar que en todas las
iglesias de la cristiandad se cantase exactamente el mismo repertorio de cantos. La intención era
evitar que la transmisión oral generase distintos repertorios que a la larga pudieran ser el germen
de una división en el seno de la iglesia. Esta idea es totalmente ajena a la música profana donde
no importa si la tradición oral produce distintas versiones de una misma pieza. Su evolución aún
no ha finalizado pues todavía los músicos están a la búsqueda de nuevas grafías que puedan
satisfacer las necesidades de escritura de los músicos de vanguardia.
Imagen 2: Epitafio de Seikilos: ejemplo de notación musical practicada en la Grecia antigua. Siglo I. (Los renglones pares representan el
texto en Griego, los impares, una notación musical de tipo alfabético en la que las distintas letras representan diferentes alturas
musicales. Además incluye signos adicionales para indicar la duración de los sonidos. Sobre el significado de estos últimos no existe
acuerdo unánime entre los especialistas por lo que no podemos saber con seguridad como sonaban estas piezas.
Imagen 9: en la imagen se observa la representación gráfica correspondiente a la vibración de tres sonidos
con igual altura (oscilan a la vez en torno a su posición de equilibrio), igual duración (empiezan y acaban a la
vez) y timbre (tienen la misma forma de onda, en este caso un tono puro sin armónicos). La intensidad es la
cualidad que los diferencia. El sonido A es el más débil de los tres pues en su oscilación se mantiene cerca
de su posición de equilibrio. El C es el más fuerte pues al oscilar llega a separarse mucho de su posición de
reposo. El sonido B se encuentra entre A y C en relación a su intensidad.
En lo tocante a la interpretación musical, llamados Dinámicas al conjunto de las diferentes
intensidades empleadas en la interpretación de una obra musical para dotarla de mayor
expresividad y belleza.
Imagen 10: tabla donde se muestran algunos de los términos usados para indicar los distintos grados de
intensidad del sonido en una composición musical.
El uso expresivo de la dinámica ha ido variando a lo largo de la historia de la música:
En cuestión de expresión, los instrumentistas del siglo XVI pretenden ser tan flexibles y versátiles como los cantantes. Ganassi nos dice que el instrumentista debe saber variar la expresión para imitar a la de la voz, desde lo más tierno a lo más vivo. Existen, por tanto, ciertos contrastes dinámicos aunque su notación en las fuentes resulta ser aun muy rara. Giovanni Gabrielli, en su sonata “piano e forte” de 1597, parece ser uno de los primeros compositores en introducir indicaciones dinámicas en las partituras.
En el siglo XVIII se introducen nuevos términos pero las indicaciones dinámicas en las partituras siguen siendo escasas. El predominio general de dos indicaciones básicas (piano y forte) en las fuentes originales frecuentemente ha conducido a la idea según la
cual en el barroco los compositores poco menos que se limitaban, desde el punto de vista de la dinámica, a usar el llamado efecto eco (repetición “en piano” de un pasaje escuchado primero en “forte”). En realidad, los músicos barrocos variaban las dinámicas constantemente. En palabras de Johann Joachim Quantz en 1752 «luz y sombra deben ser constantemente introducidas... mediante el incesante intercambio de fuerte y suave, que debe ser usado con gran discernimiento…. No cambiando vigorosamente de uno a otro, sino hinchando o disminuyendo de forma imperceptible». Por otra parte, el clavicordio suena más fuerte o más suave dependiendo de la densidad de la textura musical. Esto permitió a compositores como Bach crear dinámicas directamente en sus composiciones, sin la necesidad de indicarlas mediante notación. Sin perjuicio de que el propio Bach utilizara algunos términos como pianísimo, poco piano, piú piano, sempre piano, piano, poco forte, mezzo forte y forte, (si bien escritos como palabras completas) para indicarlas directamente.
Por último, la falta de indicación dinámica al comienzo de muchas piezas en la que después aparece el término piano parece indicar que el forte es el nivel de dinámica inicial preferido.
A finales del siglo XVIII los instrumentos gozan de diversas modificaciones en parte debido a la necesidad de contar con un sonido más potente que en el periodo anterior. En cuanto a los contrastes dinámicos, la norma es indicar sólo los más importantes. J. P. A. Schultz (1771) recalca que los signos de dinámica “sólo se ponen para que no se cometan auténticas barbaridades….. si fuese necesario, deberían ponerse en cada nota de la pieza”. En cualquier caso, la frecuencia de la dinámica escrita depende en gran medida del tipo de fuente. Los autógrafos de las sonatas para piano de Mozart tienen pocas indicaciones dinámicas. Sin embargo, en las primeras ediciones producidas bajo la dirección del compositor hay muchas más. Las dinámicas escritas van desde pp hasta ff pero las más frecuentes son, de lejos, p y f, con mucha frecuencia las únicas. Alternancia brusca entre p y f y el uso del crescendo y el dinimuendo son características de la nueva escritura orquestal (Mannheim).
En el Romanticismo, los compositores ampliaron considerablemente el vocabulario para describir los cambios dinámicos en sus partituras. Beethoven añade nuevos términos de dinámica tales como ppp, meno p, sempre p e dolce, fff, y muchos otros. El ff de sus primeras obras debe interpretarse más suave que en sus obras posteriores. También las obras de F. Schubert tiene una dinámica muy penetrante: junto a fragmentos explosivos, hay otros delicados, frágiles y conmovedores. Sus partituras manuscritas contienen crescendi extremos desde ppp hasta fff que después se detienen en un súbito ppp.
Tras el Romanticismo, los compositores siguen ampliando los términos usados para describir las dinámicas, a veces, sustituyéndolas por expresiones relativamente objetivas como feroce. Sin embargo, otros autores emplean expresiones propias, singulares y características de su propio estilo; como Erik Satie en sus famosas Gnossiennes en las que indica estos matices de un modo indirecto y personal: Plus intimement, sur la lange o Dans une saíne superiorité (con una saludable superioridad).
Por último, el Serialismo integral incorpora las dinámicas a su método compositivo por series. Esto supone que la dinámica es tratada como una variable más en la lógica serial.
5.- El timbre:
Es la cualidad del sonido que nos permite distinguir el cuerpo productor del sonido.
Físicamente hablando es función de las intensidades relativas de los armónicos que componen
un sonido.
Imagen 10. Al escuchar dos sonidos iguales en altura e intensidad producidos por instrumentos musicales
diferentes ¿cómo identificamos el instrumento que los produce? Distinguimos el instrumento por el timbre
del sonido, es decir, por su contenido armónico (número e intensidades relativas de los armónicos que