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TAPAMartín CedrésNicolas Delos

ARTE - DIAGRAMACIÓN - CORRECCIÓN: Grupo El Sótano

ESCRIBEN EN ESTE NÚMERO:Dayiana LongoFlore MalzoniJoaquin MancuelloJosé CorreaJosé Manuel Barrios, de HábitoKatiuska DávilaLucio BondiolaccinoLuis CanobraLucas BonillaMartín Cedrés M!TsunaMartín de los SantosMartina PetersenNico GonzalezSabrina PerezS. R. de GalvaniStephanie BorcheToto YuleléZ

ILUSTRAN Y PINTANAbril RodriguezBagre ChicoKatiuska Dávila Loca CertezaStephanie BorcheZ FOTOGRAFÍA:Dayiana LongoLuis CanobraMartín CedrésMauricio de Leon

ANIMABagre Chico

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7 Fueron ellos9 Desesperación13 Loca Certeza

17 Carmesí19 Sos Tará

25 Tranquilo30 Retrato

31 Bagre Chico33 Pájaros Salvajes

35 Lo que ellos me dijeron38 Turismo

39 Lo trágico de la finutud41 Absurdo

43 En el lugar, abandonado45 Por qué no?

47 Sinfonías sordas con espasmos cuadriculados53 Humo

54 Boletos a la luna55 Micro molino71 Humanismo

73 Z75 Abril Rodriguez

83 Cadaver exquisito85 Temporal de la cuerda

86 Despedida87 Capítulo 3

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foto-Martín Cedrés

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afiche-Loca Cereza

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fotografía.Lucas Bonilla

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Ilustración-Mauricio de Leon

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foto-Flore Malzoni

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LOCA CERTEZA

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afiche-Katiuska Dávila

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Bailaban al borde de una taza de un té con miel palabreríos que se iban por el espiralMe encontré cartografiando cada cauce de tu rostro como querer existir entre los pliegues Me seduce el salir del libreto, dormir en tus brazos, ser un niño eterno¿No oyes este galope de emociones que quiere escapar de dentro? Casi siento volarEl mundo podría despertar y abrirse por todas partes en la mejor versión de tiCrepitante hoguera de boca carmesí y unos ojos chispeantes que serán naturalmente estrellas.

DAYIANA LONGO

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foto-Dayiana Longo

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Sí! Vos! Verde vas a quedar cuando te enteres del trabajo de campo realizado por nuestro equipo de semi entrenados semi periodistas. En un principio el Sostará estaba escéptico al respecto, pero los paralelismos trazados por nuestro equipo de profesionales de la información son desgarradores y todo apuntaría a la posible exis-tencia de un nexo entre la Iglesia Católica y el culto a la marihuana. La Iglesia Católica negará todo al respecto, pero la evidencia a favor de esta controversial postura es abrumadora.

Basta con una sola palabra: Papa. El Papa es la figura supre-ma por excelencia de esta insti-tución religiosa, pero también se encarna en el hablar diario de nuestros ancianos (sector de la población con más incli nación religiosa) en el coloquio “darse la papa”. La “papa” es un elemento de tanta importancia en la Iglesia, que hasta se admite la existencia del Papamóvil, vehículo con una cápsula individual que, presun-tamente, evitaría el escape del humo.

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foto-Luis Canobra

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Pero no podemos hablar de humo sin guiar la atención del lector al método de elección de la figura papal. Básicamente, unos tipos tienen que elegir de entre ellos mismos al nuevo Papa, y para ello se reúnen en un edificio del que se desprende humo periódicamente. La si tuación se agrava más si consid-eramos que este proceso puede tomar semanas, meses, e inclu-so años. La colgadera es de pro-porciones bíblicas.Coincidentemente, las primeras biblias elaboradas por Guten-berg, padre de la imprenta, estaban impresas en papel de cáñamo. Más allá del repertorio de relatos fantásticos que solo puede haber sido inspirado por el uso de sustancias psicoacti-vas, este libro tiene por perso-naje de gran relevancia a un muchacho que alegraba las fies-tas haciendo aparecer vino y por qué no, cabría deducir, otras sustancias de uso recreativo. Algunas de estas fiestas son recordadas hasta el día de hoy. Un ejemplo de tales jolgorios es la llamada “Última Cena”, evento en que el muchacho en cuestión despertó días después y en una cueva. Resaca bíblica. También existen vestigios de costumbres dentro de la Iglesia Católica que evocan su pasado fuertemente entrelazado con la marihuana. La misa de los do-mingos, día de descanso según la biblia, era un ritual de con-sumo masivo seguido por un lapso de bajón que, una vez por

año, involucra la ingesta de huevos de chocolate. Existe evi-dencia de que en estas fumatas masivas circulaba un cenicero comunitario entre los feligre-ses. Este cenicero evolucionaría con el pasar de los años hasta transformarse en la actual canasta del diezmo. Finalmente, no hay mayor evi-dencia que la que emana de los propios textos de cabecera de esta controversial institución de fe:-Zacarías 4.7: “Él sacará la piedra principal, mientras grita la gente: ¡Qué hermosa es! ¡Qué hermosa!’” -Mateo 7.9: “¿Acaso alguno de vosotros sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan?”-Pedro 2.4: “Acercaos, pues, al Señor, la piedra viva que los hombres despreciaron, pero que para Dios es piedra escogi-da y de mucho valor.”-Isaías 28.16: “una piedra escogida y muy valiosa, que será la piedra principal”-Samuel 7.12: “Después tomó Samuel una piedra y la colocó entre Mispá y Sen, y (…) dijo: “Hasta ahora el Señor nos ha ayudado.”-Corintios 3.7: “Dios lo es todo, pues Dios es quien hace que la planta crezca.”

*El Sostará agradece el aporte del Bucanero del Ron en redac-ción y del Duende del Fotomon-taje en archivo.

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afiche-Abril Rodriguez

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Tienes cara de guerra. Andas buscando entre la vida algo por lo que matar. Tienes cara de querer tener subordinados que satisfagan lo que tú mismo no puedes, por cobarde, por no mancharte las manos ni ensuciarte la memoria. Tienes cara de una conciencia devastada que avanza torpe y arrastrada, que se esconde tras un traje y una corbata mal atada. Cara de sentir tanto odio por la vida como no-sotros por ti, y de alabarte tanto a ti mismo como nosotros ala-bamos estar vivos. Tienes cara de tener más ganas de llenarte los bolsillos que de ver qué tienes para producir brillo. Pareces estar buscando billetes fabricados de la tierra y el agua del planeta sobre el que caminas, que te vio nacer y que te verá morir. No le pongas dudas, no veremos morir a una fuerza mucho mayor a la que po-dríamos generar para matarla... espero.

Espero no cruzarme con esa cara que atenta contra la tranquilidad. Espero no esconder odio en una sonrisa mal fingida. Espero algún día dejar de esperar. Tienes cara de no tener esperanza, de no espe-rar sino desesperanzar a otros. Si tan solo supieras que la esperanza no se pierde... Pues si algún día la pierdo, tendré la esperanza de que pronto volverá. Me dejará tirado, pero solo bastará levantarme para recuperarla y hacerla mía, y que haga de mí lo que sea que no esperes. Espero no encontrar un día el miedo de esas pinceladas firmes, negras y rabiosas. ¡Cuán vana puede ser la esperanza! Espero ser inmune al odio del impune. Espero no subordinarme ante la falsa vanidad de un nombre, o de una mirada atrapante y aterradora como esa. Espero no ser víctima del desespero de volverme adicto a esa mirada. Desespera el que no sabe esperar, y el que no actúa ante la desesperación. Suelo ser adicto a lo que me derrite por dentro, masoquista de la tranquilidad. Es que necesita-mos el dolor de lo que una vez no fue tal, para saber que la esperan-za puede seguir viva, aunque ésta muera constantemente. Espero no morirme por mi adicción al veneno. También espero no can-sarme de los juegos de palabras, y que las palabras no se cansen de jugar conmigo. Espero seguir siendo capaz de reflexionar ante algo tan simple como una mirada, y tan complejo como una migaja. Espero jamás reflejarme en esos ojos saltones que no escatiman simpatía alguna... ojos saltones que odian todo lo que en ellos se refleja.

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Ojos saltones, sé que quieren escapar de esa humanidad que no los deja ser esencia, que los mantiene abiertos hacia afuera y sellados con una fuerza abismal hacia adentro. Tienes cara de que tus ojos no son tuyos, de que desearían negarse a ser espejos de un alma tan podrida. Tienes cara de ojos ajenos. No quisiera ser ajeno a mis propios ojos. Espero nunca serlo... De todos modos, no soy yo quien lo dice ni lo hace, eres tú. Fuiste tú, fueron ustedes. Nosotros no fuimos quienes se escondieron en el sótano, fueron ellos…

Cuán presuntuoso quien deja entrever su ambición entre dientes. Cuán pretencioso quien deja ver su codicia en sus ojos vacíos inher-entes. Cuán sinuoso el mirar de quien vive del suplicio ajeno. Cuán desastroso bajar la mirada y obviar lo ameno. Cuán tortuoso no poseer el propio mirar. Cuán lastimoso que la superficie se vuelva montaña por tanto fondo tocar. Cuán doloroso jamás conocer la ataraxia ni la cura. Cuán talentoso has de ser para disfrazar tu amar-gura de cordura.

Tienes cara de que la codicia es tu mayor premio. ¿Ya lo alcanzaste? ¿Has quedado satisfecho de lo que has conseguido alguna vez? ¿O acaso el deseo se aleja, se agranda y te enceguece cada vez que pareces alcanzarlo? La codicia te come la mirada. Esa fiera Dantesca que no te deja continuar, una loba demacrada que no parece encontrarle un solo problema a morderte si intentas superarla, con las fauces tan filosas como sucias, venenosas,

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y que llevan en su color amarillento opaco el sabor de tantos otros débiles que permitieron que se cruzase en su camino. Demacrada la mirada llena de fuego que te extinguirá a cenizas.

Tienes cara de no querer oírlo. Somos y duramos, aunque duela. Y duele menos si evitas derrengarte por calentarte con dolores evita-bles. Somos lo que elegimos decidir en la escasez, duramos lo que logramos disfrutar lo poco que tenemos. No se te nota en la cara. No somos el tiempo que hemos vivido, sino el tiempo que nos queda por vivir... somos lo que haremos con él sobre la marcha... Y de nada sirve perder el placer de durar ese tiempo por entregarse a la codicia y la ambición de cosas materiales que alguien se llevará cuando ese tiempo finalice. Se te nota en la cara.

Tranquilo, al final todos somos el mismo polvo, y cada historia y cada pecado dejan de significar para formar parte de las historias y pecados de todos. Empero, desmerecen el polvo en que se convier-ten quienes creen que el polvo puede venderse caro. Mas cada pizca de polvo valdrá la pena, y sé que cada pizca tendrá su valor, y esa mirada con la que asustas mis ojos, y esos dientes que quieren escupir insultos, te harán cenizas entre oro... y te hacen polvo entre hombres. Me niego al conformismo de tus actitudes. Me niego a que las maldades conformen ese despotismo... no sé si podrás decirlo por ti mismo, pero yo puedo morir como nunca pudiste vivir, y como yo viví, sin dejar jamás de moverme... Yo puedo morir tranquilo.

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Si detrás de las rejas te habloSi detrás del hierro me encuentro,No pienses que tímidamente te observo.Soy,Pedazo de luna caídaY blanco perfecto de la desesperación.Bola obscena que caeY se desarma.Saldré a ver la luz que no te llegaY me niegas.Saldré a derretir Consideraciones falsas.A correr bajo la noche miseriaA quererme más que nuncaEn libertad.A odiarte un poco, siporque no somos nosotroslos que debemos encontrarnospresos de todo.Joven soy y ese es el delito por el que me juzgan,Pobre soy Y eso ya es grave para vosMujer me he construido, Eso es más grave aún.La condena que cumplo la paga mi cuerpo,En mi mente no podrás meterte nunca.Ésta lucha es hasta que la tortilla se vuelvaY no hay retorno,No hay.

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Stephanie Borche

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Ayer al mediodía sospeché que un vuelo rasante había muerto. Miré mi mano y efectivamente, en el cerrar y abrir, mi corazón latió dejando coincidir los objetos con sus antiguas sombras.Debajo mío había un pájaro. El vendaval lo condujo hasta la esquina de mi balcón. Era solo madeja y lana doliente. Sin saber que hacer, su pecho agitado bombeaba un semicírculo. Sus plumas se infla-ban, bum, bum, bum, y su pico, que guardaba el movimiento eléctri-co con que el ave sueña, se hallaba partido, brotando de su interior un fino manantial de sangre roja, pero oscura.Tomé el ave en mis manos, y sin querer, formé un corazón. El pájaro en el centro parecía una orgía brutal, o sus miembros, que aún se mancillaban, simulaban moverse, estaban cerca, como una isla a cuestas.Por encima de nuestras cabezas una bandada de cuervos cruzó el cielo. No cantaban. Su lenguaje era un graznido, algo similar a una burla o una carcajada. Yo miré el ave que todavía cobijaba entre mis manos, su cuerpo caliente aún cantaba, y parecía decirme en cada piar que en sus ojos la noche resplandece como una perla flotando sobre una negra laguna.El pájaro cada vez perdía más el color, y su canto se volvía cíclico. Las plumas iban perdiendo estrechez de tulipán. Por ende, los colores que yo veía eran fruto no sólo de la pigmentación sino del orde-namiento, de la distancia, pluma sobre pluma.No podía dejar de contemplar.No podía dejar de dolerme tanto la vida como en ese instante de canto hermoso.Los pájaros salvajes, en cambio, vierten su agitación espumosa en su matriz, que es el cielo, o el agua, donde cazan y escupen. Siempre me llamaron la atención esos pájaros con lengua ancha que doblan una de sus patas y dejan la otra clavada debajo de la tierra, o los que hunden la cabeza debajo del pasto, o los que nadan y vuelan según la temperatura.

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Creo que me he desviado.Yo pensaba que el pajarístico es diferente en los pájaros domésticos que en los pájaros salvajes.Quizá ya debería haberlo dicho: me gustan los pájaros encerrados. Dudo si es una decisión o una costumbre pero cuando los patios de las casas tienen jaulas de pájaros que cantan siento que toda las casas son una jaula y que hasta mi cuerpo es la jaula, no de mi alma, sino de sí mismo.Creo que las jaulas me ayudan a ver que las abuelas aman a las mas-cotas encerradas porque necesitan un compañero de ruta en su propia celda. Todo esto me produce una gran simpatía.Los pájaros salvajes sin embargo producen otras cosas.Tengo cierta dificultad en discernir si los pájaros que habitan la ciudad son salvajes o si ese concepto solo puede aplicarse a los ter-ritorios silvestres como el monte, los desiertos y las playas. En verdad no creo que los peces cuyo abdomen conoce la ribera puedan catalogarse como salvajes, el mero contacto con la tierra que pisa el hombre los humaniza.Lo mismo pienso de los pájaros.Imagino que los pájaros del Tibet no son salvajes sino profundos. Y sobre aquellos pájaros que descienden por la boca de un volcán y se les ocurre hacer allí su nido no puedo más que pensar que el fuego es parte de su memoria así como el agua es parte del lenguaje de los delfines que parecen jugar cada vez que hablan entre ellos.Me pregunto si el adjetivo de salvaje quiere decir algo más que lo que pienso. Puede ser algo extremadamente único, sin contacto con un igual. Quizá la bandada ya denota un signo de intoxicación al pàjaro salva-je. Su punto máximo son los relatos de seres ominosos que trascien-den cualquier categoría. Los bestiarios. Aquellas criaturas tan extrañas que al no poder generar alguna asociación producen miedo.Pero yo no le temo a los pájaros salvajes. Más bien me intriga la manera que tienen de hablar, su graznido esporádico y demandan-te mientras agitan sus alas, como si siempre estuviesen a punto de volar hacia el cielo.

fotografía.Mai Rodríguez34

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foto-Mauricio de Leon

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Reflexión nocturna con mi café:

Innumerables problemas con la ley y tan sólo hace 2 semanas reside en la zona, es lo que se escucha comentar a los vecinos. A mí particularmente me intriga, me inquieta; sé que mi madre espera que llegue un principe azul en la carrosa a buscarme, que me case, tenga hijos y que cocine delicias caseras; y que mi padre quiere pre-sentarme al abogaducho de cuarta hijo de.Siempre con esa mirada, tan escondida, como que hace las cosas mal a cada momento.Para mí que los championes que cuelgan vienen de la casa de él, ¿tantas visitas recibe? ¿tantos amigos tiene? me da lugar a duda, o ¿será que me hice la cabeza con The Mystery of Flying Kicks?

Me lo crucé el otro día en la puerta del palier, era muy tarde a la madrugada, yo volvía de la fiesta de Juan con la realidad un poco alterada y él bajaba corriendo por las escaleras, con dos aerosoles en las manos, dijo: < Hola Magenta, ¿qué tal?> con su sonrisa agrad-able; sabía mi nombre. ¡SABÍA MI NOMBRE! eso me dejó pensando hasta ahora...

-"Es hora de levantarse, el rejoj indica: las nueve horas treinta minu-tos" decía mi despertador.

Caminata vespertina, cámara en mano y en mi reproductor sonaba "Ahí va ella" de Franny Glass.

La casa abandonada de la esquina era perfecta, la luz le daba de manera uniforme. Sus ruinas y grafitis me generaban una armonía desordenada. Miraba por el visor, y hacía los últimos ajustes antes de disparar, finalmente tomé mi foto, y al instante una voz cercana y conocida me saluda.

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foto-Mauricio de Leon

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LO TRÁGICO DE LA FINITUD

Lucas Bonilla

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Holaaa Enrrique!!! Que se cuenta cheee??

Como estas???

¿ Cómo estoy?.. tengo lo que no tengo y vivo donde todos creen saber menos yo. No sé exactamente hacia donde apunta esta locura pero respiro de ella cada noche que el cielo se propone aparecer entre luces que iluminan mi techo y alimentan mi energía de otra energía que no es el Sol. Soy yo, son ellos, son ustedes.No soy mas que una sombra. Nadie me ve, nadie me siente, nadie comparte mis ideales, mis ideales , mis ideales que son solo producto de este sistema social que intenta aplastarme, aplastar –TE y te dejas, nos dejamos.

Ehh… bueno, claro, claro… tran-quilo Enrrique que hoy hace un día de sol herrrmoosooo…( tenía que contestar “ Bien”, está mal este loco)

Sabrina Pérez

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Sol, hermoso, moso, sol , somos… Somos recursos estilísticos creados por un Dios que no conocemos, que dice llamarse de muchas maneras pero que no lo vemos, pero nos creo con la finalidad de adornar la naturaleza, naturaleza inocente que nosotros hemos manipulado para adaptarnos, para sobrevi-vir porque el hombre aun no sabe cómo VIVIR plenamente…

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Hace menos de un año que salí de San Carlos. A menudo pienso en eso. Me acuerdo de las calles, el apego y la resistencia de su gente, las sensaciones, la creación, la lluvia, el centro. Durante dos años viví allí. Yo quería hacer con la ciudad el amor, pasear como un americano, derretir la distancia que hay entre los hombres. Salir a la calle obliga a desprenderse. Es el lugar donde están todos, no hay ni una vez que no me atrape la energía potente, la bo rrachera del amontonamiento. Pero luego de regreso a casa, me doy cuenta que yo estaba en otro lado, yo estaba en en el lugar donde están los condenados a estar lejos de la multitud.

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Siempre trabajé en un supermecrado, y nunca recibí el amor que deben dar los padres.Durante dos años viví en la calle Rocha, un barrio somnífero. Me acuerdo de las avenidas y en el centro de deportes, los hombres y las mujeres desapegándose de la cosificación. En aquellos días ese lugar se fusionó con mi sueño, cuando estaba entre la multitud, quemándome con agua. Lo que estábamos viviendo allá durante era fantástico. Otras veces los niños me hicieron pensar en las que cosas que deambulan en mi infancia. Pero así es mi memoria, con el tiempo me reconstruye, yo soy un espectador de la multitud, me alimento del ritmo que los conmueve. Durante dos años, viví cada día la ciudad como si fuera el último, ella fue un mundo bien engrasado, un mundo con personas que andan creyendo que viven su propia vida y que no son más que la historia y el futuro de otros. Yo definí un espacio, abrí una ventana al interior de cada uno, de allí vinieron todas las sensaciones, y a través de ellas, cualquiera puedo hacer su propia historia. Hoy aquellos días viven en mí, y son probablemente los que más recuerdo. Salí de San Carlos hediendo, con el olor que llevan los marginados, salí empujado a la ruta por el estado de ánimo de los demás, la exte-riorización de la multitud, yo no había matado, no tenía porque llevar puesto cualquier perfume. Ahora recuerdo en aquel momen-to las calles vacías y el cielo amarillento, un rocío cayendo suave y en silencio.Es extraño descubrir que en tu ciudad hay más personas con gorra que policías. No puedo mentir, lo siento de esa manera, estamos tan cerca de lo que nos debilita, el trabajo, el dinero, los deberes, las leyes. ¿Qué cosa nos permite nadar contra la corriente? Yo puse el cuerpo, primero porque me toca sentirlo así, y también porque cada vez que la multitud deja de pensar en la mierda, yo consigo un rato de muerte.Este testimonio es parte de mi naturaleza cambiante en una ciudad que constantemente suprime cambios, muere y mata. Pero sé que en ella está el interminable movimiento de los átomos, la ciudad en algún punto es frágil y cede a que los extraños seamos más de dos. Estoy en otra ciudad, regresa el silencio. Una vez más sintiendo algo, en el lugar abandonado.

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Desde las ramas que brotan de mi orgullo ubicado en la esquina histeroide vengo a escribir.Cuando pensarme es la consigna. La mía. Corro de ella y a través de ella y no soy más que OrguYo. Las palabras que escribo las escucho, recuerdos de un tiempo que a alguna parte de mi ser pertenecen. Soy siendo lo que esto es, un desorden ordenado meticulosamente por palabras y sonidos.Y algo adentro o afuera (¿de dónde viene esa voz?) que me “dice” que “tengo” que “dar cuenta de lo real de una forma concreta” (concreta como el banco que me sostiene o el recuerdo de la intensidad de un abrazo. Recuerdo: recóndito rincón preciado por el hipotálamo seductor).Entre lo que no es y lo que es que está detrás de lo que estoy mostrando acá.Un inconsciente representado en palabras.El sonido en silencio que nos habla desde adentro.Dignos de un cine espectral, entramos y salimos de “nuestra” película. Dentro de una estructura construida por el recuerdo. Somos objeto y sujeto.Una personalidad me limita y emite por mí. Me atraviesa una pérdida, me quedo dormida. Atenta, pero dormida.Personalidades deformadas grabadas como respuestas que entrañan una “ilusión metafísica” del ser (me tiene un poco podrida esta palabra), compiten por mi instinto. Anulan el potencial, limitan el desarrollo: carácter y neurosis.

Todo lo que digo cuando digo yo.. Hablo desde mi neurosis, desde la tuya, la de él, la de aquella... la “nuestra”.Y nueve amigos vinieron a escribir hoy conmigo:. Yo soy crítica conmigo y con los otros. Soy exigente. Me gusta que todo salga perfecto y creo que esto tiene que salir perfecto porque así debe ser y además es muy fácil -dijo la perfeccionista amiga Ira con la sangre brotando de sus ojos pero sin poderlo expresar-.. Ahí va. Yo me voy a poner a un costado haciendo mis cosas, manso no más. Parafrasea el amigo Desapego con una avaricia insociable-. . Yo no sé qué decir, creo que todos pueden decidir mejor que yo puesto que sus problemas no son mayores que los míos..tengo problemas más impor-tantes por los que preocuparme se jacta La Envidia con un aire de desgracia reflejada en sus ojos-.. Ya les dije como tiene que hacerse dijo Sádico – parado encima de una tarima que se manifestaba en el salón justo para que desplegase su imponente show-.. Uds. me están queriendo engañar!? - dice Narciso impenetrable hablan-do desde su estrategia en apariencia positiva-.. Pero por supuesto, yo creo que yo se como hacerlo y no necesito que me digan que puedo, yo se que puedo, sola. - dice la adorada OrguYo - Esto es un compromiso, y por la licencia que me concede el título de Dr. Vanidad deberían reconocerlo – expresa mirando por encima de sus hombro-.. Yo no entiendo porque me miran a mi o no me están mirando?..no me gusta, no me gusta! Seguro que la culpa es mía, toda mía, mía, mía dijo El Cobarde – quien con un aire frío deja a todos helados en entendimiento -.. Siiiiii dice La Inercia en forma precipitadamente alegre y cordial – trabaje-mos todos juntos y seguro que esto sale bien.

Me jacto con descaro impaciente de un valor – sin valor, fundamento mis estrategias, contemplo podrida mi orgullo.

Tema sugerido para leer con el texto:http://www.youtube.com/watch?v=QiHsKR-OYLg

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KATIUSKA DÁVILA

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Vientre materno de medianoche Escalofrío cíclico disonante en el sinfónico lugar.

Reos saltan colinas escapando De las vírgenes hambrientas suicidas Aprovechando la estela de la mar Bajo una incestuosa luna.

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La mujer sentada en una de las mesas del café, observaba fijamente el filtro de su cigarrillo. Fuera, la noche se comía las calles. El vaho por las lluvias recientes comenzaba a sentirse, una penetración de tierra húmeda afloraba en la nariz. De un momento a otro, el mozo se acercó a la mesa, dejo una carta para la mujer. Sabiendo de quien provenía, no apuró la lectura de lo que en ella estaba oculto. Soltó suavemente el humo ingerido, secó sus manos en una serville-ta, blanca, barata de los café, quito los lentes de su cartera, abrió una patilla, luego la otra, los coloco delante de sus ojos tomándolos con la puntas de sus dedos, sin envolverlos detrás de sus orejas.

La carta cayó de las manos frágiles y dio contra la mensa que hizo de colchón amortiguador. Nuevamente llevo los lentes a su cartera, no sin antes hacer la pausa repetitiva de guardar los anteojos. Llamó al mozo, el cual escucho atentamente las palabras de la mujer y luego volvió con otra copa de vino. Otro cigarrillo se encendió. La copa ya comenzaba a mostrar su fondo, un fondo cada vez más lejano.

Un hombre, sentado tres filas más atrás de la dama, observaba todo atentamente, quitaba de su abrigo una lapicera y un cuadernito de espiral en el cual escribía extensas cartas de perdón, las cuales daba a un mozo, que daba a una mujer, sentada en algún café de la ciudad.

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Se abre la puerta, aire fresco vuelve a ingresar.Prendo mi camisa, arden las pupilas, no hay donde soñar.El invierno cuelga su traje en mi armario.Las hojas secas se pulverizan al sol.Los amantes sacan boletos a la luna,El único lugar donde todavía las resacasNo han invadido la cabeza del hombre.Dios es un simple espectadorDesde que sus fieles le dieron la espaldaYa que la fe la han perdidoVaya a saber uno porque.(tal vez eligieron el pecado)Y esto la iglesia no lo aceptaSi el pecado han sido ellos.Los días aquí son breves espasmos,La novela de las cinco,El rutinario camino al fin.Mientras algunos deducen su soledadOtros aman cuerpos, que aman a otros cuerpos.El hombre acaricia el cieloEl hombre hoy se salva!

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Que triste llegar a destino y no tener como decìr que estas allìCuando la mugre te pegue en la cara no sabràs porque son de tu misma especie,ni porque arrematen con recelo. Quienes eran ya no son, quienes fueron no se acuerdanlas fasetas son fàciles de cambiar,Un camaleòn siempre se siente mejor camuflado que al descubierto.

¡Cerdos son los que pasan la vida señalando y obviando sus errores, reemplazando esa frustraciòn por una burla ajena!Pero ¿que circo es el que ofrezco?Alguno perteneciente al ego y al temor,repulsivo, repulsivo hasta el punto de no asquear.Tan comùn, tan normal, tan nuestro.

¿Somos asi porque si o tenemos una razon de ser?Y si hay una razon, ¿quien nos corrompe entonces?Es como un virus, que nos une en la mierda y nos aparta de nosotros.Quien vive la vida de un extremo a otro, elastico y dormidoesta muriendo en vida, o muerto desde que empezo,

No son palabras drasticas, son palabras y punto.Son salidas de un infectado concienteporque desde que empezo tecleando estosabia que provenian de esa mugre que tanto le repugna.

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Un holograma -afirman- es un tipo especial de almacenamiento de información de modo tal que en cada parte se observa la totalidad y, en cada parte la totalidad se refleja.Es un punto de partida para la descripción de la realidad como orden plegado. Nuestra realidad clásica es de orden desplegado. La reali-dad sensorial contiene un dominio más allá del espacio-tiempo donde sólo hay frecuencias.Lo que consideramos como sobrenatural es natural. "La índole del universo sería un holograma, un campo de frecuencias y potenciali-dades que esta debajo de la ilusión de concreción" (Bohm, Física sub-atómica)Dirá K.Pribram (neurocirujano, estudioso de la memoria y del cere-bro) que "cada cuerpo, cada materia, por pequeña que sea tiene un mundo. El cerebro funciona como un holograma".

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Recrea la trenza lineal que constituye la superficie donde estas trazando tu vida...

¿Olvidaste el mapa de la realidad perdida?

Gastón Bachelard me susurra: "la alegría terrestre es riqueza y pesa-dez, la acuática, blandura yreposo; la ígnea, deseo y amor; la aérea es libertad y movimiento..." .

Ahora tú y yo conformamos el éter, muéstrame el alma de las cosas mientras Richard Wilhelm nos da una noción...

"... El hundimiento del cielo todavía no había adquirido forma alguna. Estaba flotando y nadando y se llamaba la gran luz.

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Cuando empezó el Sentido en el caos vacío de nubes, el caos de nubes engendró el espacio y el tiempo. espacio y tiempo engen-draron la fuerza. La fuerza tenía límites fijos, Lo puro y lo claro ascendió flotando y formó el cielo. lo pesado y lo turbio cuajóse abajo y formó la tierra... La semilla unida al cielo y la tierra es lo claro y lo oscuro. Las semillas concentradas de lo oscuro y lo claro son los cuatro tiempos. La semilla dispersa de los cuatros tiempos es la canti-dad de las cosas. La fuerza caliente de lo claro reunido engendra el fuego. La semilla de la fuerza ígnea es el sol. la semilla del agua es la luna... el camino del cielo es redondo, el camino de la tierra es cuadrado. la esencia de lo redondo es lo claro..."

No haremos síntesis, ni vamos a intercambiar palabra alguna, sería como descubrir la secreta y en el fondo, terrible unidad del todo.

Sólo te puedo saludar y decirte que seas bienvenido al mapa move-dizo y fluctuante...

Puede ser la matriz de transformación, donde aparece lo esencial. el principio activo se fragmenta para originar la multiplicidad y se iden-tifica con el centro, con el punto irradiante y la potencia suprema.

Ahora eres mi Eco, mi memoria inconsciente...

Conformas la igualdad que contiene incógnitas, mírame...

Saca todo lo que llevas. Rompe el continente de la materia y el pen samiento y, cambia de dirección.

Estoy diluido, disuelto en tu inconsciente. Teje la comunicación activa de los elementos.

Lee y compone.

Extraído de la primer Interf@se de Etiología: Cosmos & Caos (MFMM, 2000) en ppppasmo (ZMR 2004)

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ojos-Abril Rodriguez

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chinos-Abril Rodriguez

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creoquenocreov-Abril Rodriguez

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foto-Mauricio de Leon

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Sargento Omar Blur - Buenas noches. Dígame como fueron las cosas.

Giyo - Buenas noches Sargento Blur, yo le voy a contar que fue lo que paso - Agregó rápidamente Giyo, al mismo tiempo que miraba de reojo a su amigo.

Sargento Omar Blur - No! Usted no por ahora...el señor Rogelio Fynn (refiriéndose a Churrinche) será el primero en declarar lo acontecido.

Churrinche mira Giyo y este comprende como venia la mano, ya que el sargento Blur tenía una historia personal pendiente con Rogelio, por un antiguo amorío con la hija del Sargento. Cuando Blur lo nombra elevando el tono de su voz, enfatiza en su intención la carga pesada que en el aire se respira, cae sobre los hombros del pálido Churrinche, quién cavilaba desde la aparición de Blur en la escena del delito.

Mientras Churrinche contaba paso a paso los acontecimientos, bajo la atenta y punzante mirada del Sargento, Giyo merodeaba el lugar.

Los periodistas alborotados como abejas sin su reina trataban de ingresar a la confitería. Adentro el humo, el olor a pólvora, decenas de botellas decapitadas sobre el mostrador, la sangre del bandido y del gordo Mandil que después del balazo en el brazo, brotó a borbot-ones sobre el estaño, la chuleta del gordo perdió tanta sangre que dejó el rastro hasta el hospital La Guardia, ese mismo brazo que al parecer y según el médico mató al ladrón de la trompada. "Directa-mente le aplasto la nariz y le apagó la luz" repetía el Doctor Yepes entre carcajadas y cigarrillos Yacaré.

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Giyo trató de meterse a recuperar los instrumentos, pero el policía que estaba en la puerta se lo impidió, con la idea de explicarle el per-cance al sargento, se dirigió hacia la esquina donde todavía convers-aban Churrinche y Blur. Giyo percibió en la gesticulación de Blur cierta agresividad, la cual se fue apaciguando a medida que se aproximaba hacia ellos.

Giyo - Buenas noches Doc. Día agitado?

Yepes - Jajaja buenas noches Giyo, un día normal diría yo, un par de partos, seis muertes por tuberculosis y dos asesinado. Y a vos como te fue? sacudiste mucho ese violín, cantan esas cuerdas? Jaja tomá, fumáte un cigarrillo - Se escucha una voz de fondo - Le faltó el ahor-cado de Villa del Paso. Gracias Evaristo dice Yepes, si no fuera por mi enfermero y ayudante no podría hacer esto solo jajaja.

Churrinche y el Sargento Blur escuchaban atentamente la conver-sación mientras miraban con asombro el proceder del Dr Yepes.

Giyo - Sargento espero sepa disculpar mi intromisión en el caso, pero que problema puede haber con los instrumentos que el custodio no deja ni que me acerque a ellos. Usted sabe que son nuestros y el valor que tienen ellos para nosotros, es nuestra herramienta de tra-bajo.

Churrinche - Si Sargen...

Giyo - No estoy hablando con vos, no seas mal educado - cortando bruscamente el comentario de su compañero, sabiendo que lo que Churrinche dijera jamás podría favorecerlo.

Todos comprendieron la situación y el sargento inclusive se dio cuenta que no tenía nada en el momento para fastidiar a Churrinche.

Sargento Blur - Cabo!!!! Deje que el señor Eugenio Lemos (Giyo) tome los instrumentos y nos vamos todos a la comisaria cuando el Doctor termine con el fiambre y su petaca de ginebra.

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