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ARQUITECTURA PATRIMONIO Y CIUDAD Miguel Ángel Chaves Martín (Dir.)
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El reto de explicar las dos ciudades de Edimburgo

May 14, 2023

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Enric Delclòs
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Page 1: El reto de explicar las dos ciudades de Edimburgo

ARQUITEC TUR APAT R I M O N I O

Y CIUDADMiguel Ángel Chaves Martín (Dir.)

Page 2: El reto de explicar las dos ciudades de Edimburgo

ARQUITECTURA, PATRIMONIO Y CIUDAD

(Director)

Page 3: El reto de explicar las dos ciudades de Edimburgo

ARQUITECTURA, PATRIMONIO Y CIUDADMiguel Ángel Chaves Martín (Dir.)

EDITA: Grupo de Investigación Arte, Arquitectura y Comunicación en la Ciudad Contemporánea. Universidad Complutense de Madrid

COLABORA: Departamento de Historia del Arte y Patrimonio. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid

© De los textos: sus autores

© De la presente edición: Grupo de Investigación Arte, Arquitectura y Comunicación en la Ciudad Contemporánea (UCM)

REVISIÓN DE TEXTOS: Estíbaliz Pérez Asperilla, Olga Heredero Díaz

MAQUETACIÓN: NMyK Creativos

IMPRESIÓN: Discript S.L. Madrid

ISBN: 978-84-606-9565-3

DEPÓSITO LEGAL: M-23110-2015

PRIMERA IMPRESIÓN: junio de 2015

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

Los Editores no se responsabilizan de la selección y uso de las imágenes incluidas en la presente edición, siendo responsabilidad exclusiva de los respectivos autores.

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ÍNDICE

ARQUITECTURA, PATRIMONIO Y CIUDAD. MIRADAS CRUZADAS .................................................................................................................. 9 Miguel Ángel Chaves Martín

LA AUTENTICIDAD EN LA RESTAURACIÓN DE LA ARQUITECTURA:UN DEBATE PERMANENTE DESDE VIOLLET HASTA DESPUÉS DE NARA ................................................................................................ 15Javier Rivera Blanco

CONSERVACIÓN DE LA CIUDAD Y RIESGO SISMICO: EJEMPLOS DE LA RECONSTRUCCIÓN EN LOS ABRUZOS (ITALIA) ................................ 35Claudio Varagnoli

EL PATRIMONIO INDUSTRIAL DE BARCELONA: TRES VISIONES (1979/1986/1998) ............................................................................... 47Antoni Vilanova

MANANTIALES, ACUEDUCTOS Y HUERTAS EN LA CONFORMACIÓN DEL TEJIDO URBANO DE AGUASCALIENTES, MÉXICO ............................ 55Alejandro Acosta Collazo

UNA PROPUESTA URBANA PARA MADRID. EL URBANISMO DE FALANGE ......................................................................................................... 61Felipe Asenjo Álvarez

LA FUNDICIÓN DE BRONCE DE LOS EX TALLERES DEL FERROCARRIL DE AGUASCALIENTES, MÉXICO ........................................................... 71Marlene Barba Rodríguez

JUEGOS EFÍMEROS EN EL BOSQUE URBANO DE LA CASA DE CAMPO EN MADRID ............................................................................................ 79Carmen Blasco Rodríguez, Ángela Souto Alcaraz

VALENCIA Y LA DESTRUCCIÓN DE LA CIUDAD CONVENTUAL ....................................................................................................................... 85Inés Cabrera Sendra

EL CORAZÓN DE LA CIUDAD COMO LUGAR DE EXPRESIÓN: REFLEXIONES DELREFLEXIONES DEL OCTAVO CIAM ................................................................................................................................... 93Emilio Cachorro Fernández

EL IMPACTO VISUAL DE LAS ENERGÍAS RENOVABLES EN LAS POBLACIONES Y EL PAISAJE

DEL CAMINO DE SANTIAGO EN ESPAÑA ..................................................................................................................................................... 99Pilar Chías Navarro, Tomás Abad Balboa, Manuel de Miguel Sánchez, Ernesto EcheverríaValiente, Paz Llorente Zurdo, Gonzalo García-Rosales

LA IMAGEN DE SAN LORENZO DE EL ESCORIAL DESDE LAS ORDENANZAS DE CARLOS III ........................................................................ 105Pilar Chías Navarro, Tomás Abad Balboa

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ARQUITECTURAS EXPOSITIVAS EN PELIGRO. EL RECINTO FERIAL DE LA CASA DE CAMPO DE MADRID ....................................................... 113José de Coca Leicher

AGUA Y ESCENOGRAFÍA URBANA EN LAS EXPOSICIONES UNIVERSALES HASTA 1929 .................................................................................. 123Francisco del Corral del Campo

EQUIPAMIENTO PÚBLICO Y DESARROLLO URBANO EN ZARAGOZA (1900-1950): EL HOSPITAL MIGUEL SERVET DE FERNANDO GARCÍA MERCADAL ............................................................................................................ 131Jesús Escribano Marquina

CIUDADES MEDIAS, PATRIMONIO MUNDIAL Y PAISAJE URBANO.UN ANÁLISIS DE LAS INTERVENCIONES

URBANAS Y ARQUITECTÓNICAS COMO RECLAMO EN EL CASO PORTUGUÉS .................................................................................................. 137Blanca del Espino Hidalgo

LÉON JAUSSELY: DE LA TRADICIÓN BEAUX-ARTS AL URBANISMO MODERNO ............................................................................................. 145Beatriz Fernández Águeda

ARTE Y GENTRIFICACIÓN. LA CULTURA COMO SUPUESTOMOTOR DE LA RENOVACIÓN URBANA .................................................................. 155Unai Fernández de Betoño Sáenz de Lacuesta

LA MODERNIZACIÓN DE LA CIUDAD HISTÓRICA: LA AVENIDA DE LA CONSTITUCIÓN, GRAN VÍA DE SEVILLA ............................................ 161Alberto Fernández González

PATRIMONIO MONUMENTAL Y CONSERVACIÓN EN LA ESPAÑA DEL DESARROLLISMO: LA LABOR DE PEDRO A. SAN MARTÍN MORO EN LA CIUDAD DE CARTAGENA .......................................................................................... 169Silvia García Alcázar

LA VIVIENDA OBRERA COMO PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO. EL CASO DE VIZCAYA, 1911-1936 .......................................................... 177Ana Julia Gómez Gómez, Lorea Ariadna Ruiz Gómez, Javier Ruiz San Miguel

LA CIUDAD COMO LABORATORIO: LOS POBLADOS DIRIGIDOS DE MADRID ................................................................................................. 187 María del Puig Guillem González-Blanch

MUSEOS Y ESPACIOS URBANOS: METÁFORAS, FUNCIONES E INTERVENCIÓN EN LA CIUDAD .................................................................. 191Ángeles Layuno Rosas

MANUEL GOMES DA COSTA Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA IMAGEN MODERNA DE FARO ............................................................................. 203Miriam Lousame Gutiérrez

CONSERVACIÓN AMBIENTAL VERSUS FACHADISMO ...................................................................................................................................... 211José Luque Valdivia, Izaskun Aseguinolaza Braga

CRONOLOGÍA Y DESCRIPCIÓN DE LA ALCAZABA DE LA ALAMBRA ............................................................................................................. 217Adelaida Martín Martín

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LA PROTECCIÓN DE LOS MONUMENTOS HISTÓRICOS ARTÍSTICOS EN MURCIA. EL CASO DEL EDIFICIO EL CONTRASTE ............................ 225Joaquín Martínez Pino

ARQUITECTURA RELIGIOSA EN LA COSTA DEL SOL: UNA MODERNIDAD OLVIDADA .................................................................................... 233José Ignacio Mayorga Chamorro

LA EVOLUCIÓN DE LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA EN ESPAÑA A TRAVÉS DE LA BIENAL ESPAÑOLA DE ARQUITECTURA Y URBANISMO .............................................................................................................................................................................. 239Manuel de Miguel Sánchez , Paz Llorente Zurdo

LOS ORÍGENES DE LA ARQUITECTURA COMERCIAL EN BARCELONA: LA ADAPTACIÓN LOCAL DE LOS MODELOS EUROPEOS Y NORTEAMERICANOS (1836-1907) ......................................................................................................... 247Joan Molet Petit

ALEXANDER BRODSKY: DEL PAPEL AL DESVANECIMIENTO ................................................................................................................ 257Fernando Moral Andrés

EL RETO DE EXPLICAR LAS DOS CIUDADES DE EDIMBURGO ........................................................................................................................ 265Jesus Oliver-Bonjoch Oliver

EL MERCADO DE LAS ATARAZANAS DE JOAQUÍN RUCOBA, ENTRE LA CONSERVACIÓN PATRIMONIAL

Y LA RENOVACIÓN URBANA MALAGUEÑA DEL SIGLO XIX ........................................................................................................................... 273Isabel Ordieres Díez

EL PATRIMONIO MONUMENTAL COMO ESCENOGRAFÍA. EL PALACIO DE CARLOS V Y LA ÓPERA EN LOS FESTIVALES DE MÚSICA Y DANZA DE GRANADA .......................................................................................................... 281Milagros Palma Crespo

LA ARQUITECTURA POPULAR EN MÉXICO, EL FENÓMENO DE LAS INFLUENCIAS EXTERNAS EN EL CAMBIO DE SU TIPOLOGÍA Y LA FORMACIÓN DE UN NUEVO PATRIMONIO ................................................................................................................. 289Alma Pineda Almanza

“PRESTIGIO Y ECONOMÍA”: UNA MIRADA A LA HISTORIA DEL CONSUMO Y SUS ESPACIOS EN ASTURIAS A TRAVÉS DE LOS GRANDES ALMACENES AL PELAYO (OVIEDO) ...................................................................................................................... 297José María Rodríguez-Vigil Reguera

HACIA UNA RELECTURA DEL HÁBITAT. LA COLECTIVIDAD COMO ESTRATEGIA ............................................................................................. 309Verónica Rosero

EL CONJUNTO DE SOBRELLANO EN COMILLAS: UN EJEMPLO DE SIMBIOSIS ENTRE ARQUITECTURA Y PAISAJE ............................................ 313Antonio Sama

ESPACIOS IMANTADOS ................................................................................................................................................................................ 323Mara Sánchez Llorens

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TRANSFORMACIÓN DEL PAISAJE URBANO FERROVIARIO Y AVE .................................................................................................................. 331Francisco Segado Vázquez, Rafael García Sánchez, Juan Manuel Salmerón Núñez

LA CONTRIBUCIÓN DEL GRAN ALMACÉN CLÁSICO AL ENTENDIMIENTO Y LA PRODUCCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO DE LA CIUDAD COMO ESPACIO ARTÍSTICO ................................................................................................................................................... 337Rafael Serrano Sáseta

RECONVERSIÓN DEL MERCADO CENTRAL DE MELILLA. UNA ESTRATEGIA URBANA Y PATRIMONIAL ............................................................ 345Ángel Verdasco

EL PRIMER PLAN ESTRATÉGICO DE VALENCIA (EL PEV 1995).UN SISTEMA INNOVADOR PARA EL IMPULSO DE LA RENOVACIÓN URBANA .................................................................................................. 349Vicente Vidal Climent

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EL RETO DE EXPLICAR LAS DOS CIUDADES DE EDIMBURGO

JESUS OLIVER-BONJOCH OLIVER

Universidad Ramón Llull

1. INTRODUCCIÓN

A mediados del siglo XVIII, la antigua capital de Escocia era una ciudad medieval que se ahogaba dentro de sus murallas, como muchas otras ciudades europeas, y que no acababa de encontrar su encaje en la nueva configuración política de Gran Bretaña. En poco más de un siglo, Edimburgo había perdido de facto las instituciones que daban sentido a su capitalidad: la Corona y la Corte, desde que Jaime VI de Escocia1 se trasladara a Londres, en 1603, para suceder a Elisabeth I en el Trono de Inglaterra; y el Parlamento escocés, que en 1707 había votado su unión con el inglés para constituir el Parlamento británico. Los intelectuales y los emprendedores escoceses habrían podido tomar también el camino de Londres, que por aquel entonces ya era una de las ciudades más importantes del mundo y un emporio comercial en expansión, siguiendo a los miembros del Parlamento y a los aristócratas que se habían integrado en la Court of St. James’s, sin embargo, no se produjo un éxodo masivo de recursos humanos que habría comprometido seriamente el progreso de Escocia. Las mentes brillantes de Edimburgo apostaron por el futuro de su ciudad, y pusieron las bases de su desarrollo cultural, económico y urbanístico. Veinte años antes de dejar Edimburgo por Londres, Jaime VI había fundado una Universidad que acabaría jugando un papel trascendental en el futuro de la ciudad, y la compensaría con creces del éxodo de las instituciones políticas2. A lo largo

1 Jaime I según la numeración inglesa.2 En 1757, David Hume le decía en una carta a Gilbert Elliot: “Is it not strange that, at a time when we have lost our Princes, our Parliaments, our independent Go-vernment, even the Presence of our chief Nobility, are unhappy in our accent and

del siglo XVIII, los intelectuales3 que gravitaban alrededor de la Universidad de Edimburgo, hicieron de su ciudad uno de los centros de pensamiento y de investigación más importantes (Cosh, 2003) de la Europa ilustrada.

En Edimburgo, Glasgow y Aberdeen se empezaba a construir un nuevo modelo de país, cimentado por sus instituciones educativas y por la calidad de las producciones culturales, los avances científicos y la innovación tecnológica, que pretendía dejar atrás un atraso histórico respecto al Reino del sur, y que no se torció ante la última de las sublevaciones jacobitas4, la de 1745, postrero intento de la sociedad tribal y feudal de los Highlands de recuperar su influencia política, que incomodó a la burguesía liberal escocesa y no fue bien recibido en las ciudades. Tras la derrota de los jacobitas, el gobierno británico abolió la jurisdicción de los clanes y desmontó aquella estructura social

pronunciation, speak a very corrupt Dialect of the Tongue which we make use of; is it not strange, I say, that in these Circumstances, we shou’d really be the People most distinguish’d for Literature in Europe?”.3 Entre ellos, el filósofo David Hume, el economista Adam Smith, el geólogo James Hutton, el médico, físico y químico Joseph Black, el arquitecto y diseñador Robert Adam, o la poetisa Alison Rutherford, junto a otros, como el ingeniero James Watt, que se formaron o impartían clases en alguna de las otras universidades escoce-sas. Precisamente, la Encyclopaedia Britannica se empezó a publicar en Edimbur-go, en 1768, gracias a la iniciativa del impresor Colin Macfarquhar, del grabador Andrew Bell y del joven erudito y escritor William Smellie, autor de los primeros artículos enciclopédicos.4 Los jacobites apoyaban los derechos de los descendientes primogénitos varones de Jaime II de Gran Bretaña, que había sido depuesto por el Parlamento inglés en 1688 y reemplazado en el Trono por su hija, María II, y su yerno, Guillermo III de Orange. Tras la muerte de la Reina Ana, segunda hija de Jaime II, la Corona pasó a su primo Jorge I de Hannover, lo que ocasionó una nueva efervescencia jacobita.

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que se remontaba a los antiguos celtas, y Escocia pasó una página de su historia. Dos décadas después, las autoridades de Edimburgo decidieron que había llegado el momento de superar las murallas y proyectar una ampliación de la ciudad que iba a reflejar el espíritu de la nueva Escocia.

2. THE NEW TOWN

La ciudad de Edimburgo, tal como indica su nombre, nació como un burgo extramuros del Castillo y se desarrolló a ambos lados del camino que comunicaba esta fortaleza estratégica con la Abadía de Holyrood. Este camino medieval, que popularmente se conoce como Royal Mile5, se convirtió en la arteria principal de Edimburgo, a la que se abrirían en ambos lados y en sentido transversal una ‘batería’ de callejuelas estrechas o plazuelas denominadas close, flanqueadas por edificios, algunos de los cuales llegaron a ser sorprendentemente altos, en los que se apiñaban los habitantes de la ciudad. La densidad de población y las pésimas condiciones higiénicas ya llevaron al futuro Rey Jaime II, cuando residió en Edimburgo como Alto Comisionado del Rey6 a plantear la necesidad de construir un barrio nuevo. En 1752, el futuro de Edimburgo y su desarrollo urbanístico fueron objeto de debate en un consejo que reunía a todas las instituciones cívicas, y cuyas conclusiones se publicaron en el folleto Proposal for Carrying Out Certain Public Works in the City of Edinburgh. Los próceres estaban preocupados por la saturación insostenible de la ciudad y por la degradación de muchos de sus edificios, y temían que esta situación pudiera provocar un éxodo de los ciudadanos acomodados a Londres, por lo que, entre otras medidas, se debatió la elaboración de un proyecto para embellecer y ampliar la ciudad en el área situada al norte, creando una “ciudad nueva”, “con calles espaciosas y grandes edificios”, siguiendo el ejemplo de otras ciudades del continente como Berlín y Turín. Pero el concurso para diseñar el ensanche de Edimburgo hubo de esperar hasta 1766, cuando fue elegido el proyecto del joven arquitecto James Craig. Aunque el proyecto original de Craig consistía en una trama centralizada con diagonales, evocando la Union Jack (Glendinning y Mackechnie, 2004: 120), como signo inequívoco del compromiso de la ciudad con el Reino Unido y con la Casa de Hanover, su autor lo modificó para tomar la forma 5 La denominación Royal Mile tiene su origen en una guía turística de 1901, por-que une los dos Palacios Reales de la ciudad –el Castillo y Holyroodhouse–, pero sigue dividida en cuatro tramos que llevan sus nombres originales: Castle Hill, Lawnmarket, High Street y Canongate (por la antigua villa nacida frente a la puerta de la Abadía de Holyrood, que durante siglos tuvo su propio gobierno hasta que fue anexionada por Edimburgo en 1856).6 De su hermano Carlos II.

de una retícula hipodámica, con un eje central cerrado por dos grandes plazas en sus extremos. El nomenclátor propuesto era un homenaje a la Familia Real y a elementos emblemáticos de los dos antiguos Reinos, con el objeto de enterrar definitivamente los desencuentros del pasado y celebrar la unión.

Con la ejecución del proyecto de Craig, Edimburgo se reinventó en la New Town, un ensanche que proponía otro modelo de ciudad, con un trazado regular, calles anchas, grandes plazas y jardines públicos, y una arquitectura inequívocamente clásica, tal como se estilaba en Inglaterra. En aquellos tiempos, los proyectos edilicios de las élites británicas se nutrían de los recuerdos y los dibujos de los jóvenes aristócratas, artistas y arquitectos británicos que regresaban del Grand Tour, conmovidos por los monumentos de la antigua Roma, los templos de Paestum, las excavaciones de Pompeya (Youngson, 2002: xvi), y algunos también por las villas y las iglesias de Palladio. Así pues, mientras los reinos del continente se sumergían en el rococó, la arquitectura georgiana7 seguía fielmente el camino señalado por Andrea Palladio, precediendo al neoclasicismo que acabaría adoptando toda Europa. Esta arquitectura neopalladiana, transmisora de la Firmitas, la Utilitas y la Venustas que inspiraba a los arquitectos del Quattrocento y del Cinquecento, y vestida con unos recursos decorativos actualizados por los recientes descubrimientos en Pompeya y Herculano, encajaba perfectamente con los ideales que querían transmitir los padres de la nueva Edimburgo. El urbanismo y la arquitectura se conjugaban para enmarcar, visualizar y celebrar la atmosfera filosófica construida por los intelectuales escoceses, de tal forma que, ya en el siglo XIX, de Edimburgo se dijo que era la “Atenas del norte”.

Entre los arquitectos que empezaron a levantar la New Town, destaca Robert Adam, criado y educado en Edimburgo, que había pasado varios años en el Mediterráneo, estudiando y midiendo el Palacio de Diocleciano en Split, y entablando amistad con Giovanni Battista Piranesi (Glendinning y Mackechnie, 2004: 96), y que fue requerido en otros lugares de Gran Bretaña para construir edificios públicos, iglesias y residencias patricias, llegando a ser nombrado “arquitecto de las obras del Rey”. Dos de los edificios más importantes y representativos de la New Town fueron proyectados por Robert Adam: la General Register House (1774) y el ala norte de Charlotte Square (1791), concebida como una hilera de casas –terraced houses– unidas por una fachada palaciega, sentando como precedente un modelo que sería imitado en las ampliaciones de la New Town. Sin embargo, su proyecto para

7 Por el nombre de los cuatro Monarcas británicos que reinaron entre 1714 y 1830.

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la iglesia dedicada a St. George, que tenía que presidir Charlotte Square y cerrar visualmente uno de los extremos del eje central (George Street), finalmente fue reemplazado por uno más reducido, y menos costoso, elaborado por Robert Reid, culminado por una cúpula inspirada en la de San Pablo de Londres que iba a convertirse en uno de los hitos del perfil de Edimburgo.

Al empezar el siglo XIX, aunque todavía no se había edificado por completo la New Town de Craig, los propietarios de los terrenos que lindaban al norte con ésta tomaron la iniciativa de continuar la ampliación de la ciudad. La segunda fase de la New Town iba a enlazar con la retícula inicial, pero rompiendo su uniformidad al incorporar espacios urbanos de planta poligonal (Moray Place), circular (Royal Circus) o elíptica (Ainslie Place), junto a calles curvas (crescents). Al mismo tiempo, los próceres y los arquitectos de Edimburgo pusieron los ojos en la colina que flanqueaba la New Town por el Este: Calton Hill iba a ser la “Acrópolis” de la “Moderna Atenas”, coronada por una réplica del Partenón que debía construir William Henry Playfair bajo la supervisión del experto Charles Robert Cockerell, que había visitado Atenas en 1811, para servir como Monumento Nacional a los caídos en las guerras napoleónicas, pero los fondos sólo llegaron para levantar doce columnas, que hoy permanecen allí como una falsa ruina. Sin embargo, pese a este estrepitoso fracaso, Calton Hill se acabó convirtiendo en un hito evocador de la Atenas clásica, gracias a la Royal High School, proyectada por Thomas Hamilton (1825-1829) tomando como modelo los propileos de la Acrópolis ateniense, o al monumento dedicado al filósofo Dugald Stewart (1831), que W.H. Playfair diseñó inspirado por el Monumento de Lisícrates en Atenas, junto con la urbanización de la ladera norte (Royal Terrace) y el diseño simétrico de Waterloo Place, de Archibald Elliot (1815-1822). La helenización de la New Town (Glendinning y Mackechnie, 2004: 158) prosiguió hasta mediados del siglo XIX con la construcción de las sedes monumentales de la Royal Institution8 (1822-1833) y de la National Gallery (1850-1858) por W.H. Playfair, amén de otros edificios como el Royal College of Physicians de T. Hamilton (1843-1846).

La mudanza de los ciudadanos acomodados a la New Town produjo una fractura social que tardaría mucho tiempo en cerrarse, al romperse una convivencia de siglos, durante los cuales familias de estatus muy diversos vivían incluso en los mismos edificios9 (Oliver, 2009: 312). Sin embargo, la ciudad vieja no quedó al margen del espíritu modernizador que había

8 Hoy sede de la Royal Scottish Academy.9 En los mismos edificios de la Old Town, los más ricos habitaban los pisos interme-dios, mientras los otros ocupaban la planta baja y las superiores.

Fig. 1- Charlotte Square. Fuente: J. Oliver-Bonjoch

Fig. 2 – St George Church. Fuente: J. Oliver-Bonjoch

Fig. 3 – Dugald Stewart MonumentFuente: J. Oliver-Bonjoch

Fig. 4 – Moray Place. Fuente: J. Oliver-Bonjoch

Fig. 5 – Waterloo Place. Fuente: J. Oliver-Bonjoch

Fig. 6 – Royal College of Physicians Fuente: J. Oliver-Bonjoch

JESUS OLIVER-BONJOCH OLIVER

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concebido la ampliación. En la misma reunión de 1752 en la que se había tratado la ampliación de la ciudad, se habló de construir nuevos edificios para responder a las crecientes necesidades comerciales, culturales e institucionales de Edimburgo, como la Royal Exchange de John Adam10 y John Fergus (1753-1761), que acabó alojando al gobierno municipal (City Chambers), y la nueva sede de la Universidad (University College) de Robert Adam (1789). En esta época se proyectó la primera intervención urbanística moderna en la ciudad medieval, que consistió en abrir un gran eje, transversal respecto a la Royal Mile, sobre dos puentes que debían salvar los grandes desniveles situados al sur de la ciudad (South Bridge) y la hondonada que la separaba de la New Town (North Bridge).

3. LA REINVENCIÓN ROMÁNTICA DE EDIMBURGO

Mientras los intelectuales ilustrados y los arquitectos modelaban el espíritu y la imagen de la nueva Edimburgo, los ingenieros y los empresarios escoceses participaban activamente en la revolución industrial que estaba transformando radicalmente el paisaje urbano y la economía de Gran Bretaña. En el continente soplaban vientos de cambio que iban a trastocar profundamente las estructuras políticas, sociales y económicas de Europa, y que desencadenarían una época de guerras, de las que el Reino Unido saldría fortalecido, convertido en la primera potencia europea y libre para consagrarse a la construcción del Imperio Británico, en la que los escoceses se volcarían completamente. Fue entonces cuando nació el Romanticismo y los literatos rescataron las épocas que los círculos ilustrados habían pretendido dejar atrás y olvidar. Ante la progresiva identificación de la burguesía escocesa con los valores de la unión británica, hasta el punto de considerarse “North Britons” (Oliver, 2009: 324), Sir Walter Scott reivindicó el pasado histórico de Escocia –pero también el de Inglaterra–, utilizando los acontecimientos más dramáticos, las leyendas y el folklore como materia prima para su obra literaria. El éxito de Scott trascendió su valor como escritor, al configurar una identidad nacional escocesa, nutrida por la idealización del período que había transcurrido entre el fin de la Antigüedad y la Ilustración –tal como estaban haciendo las otras naciones europeas–, a partir del cual Escocia y Edimburgo se iban a reinventar de nuevo. Tras su muerte, los ciudadanos de Edimburgo le construyeron un monumento en el centro de la ciudad, digno de un Padre de la Patria; una torre catedralicia11 de 61 metros de altura, que se levanta a la manera de

10 Hermano de Robert Adam.11 Proyectado en 1838 por George Meikle Kemp, dibujante, carpintero y arquitecto autodidacta, inspirado en los detalles de la Abadía de Melrose.

un ciborio neogótico sobre la estatua de Sir Walter Scott, y alberga un mirador desde el que se domina toda la ciudad. Algunos años después, una joven Reina Victoria y su esposo el Príncipe Alberto viajaron a Escocia, se enamoraron del país e hicieron suya la imagen nacional forjada por Scott, contribuyendo decisivamente a su consolidación y a su integración en el imaginario colectivo de la sociedad victoriana. Así fue como, mientras Victoria y Alberto12 restauraban y estrechaban la relación de la Familia Real con los escoceses, contagiaron su pasión romántica a los ingleses y también a gentes de otros países, promoviendo con su ejemplo el desarrollo turístico de Escocia, íntimamente ligado al legado de Sir Walter Scott.

La segunda reinvención de Edimburgo se solaparía con la heleni-zación de la New Town, pero inspirándose en la arquitectura góti-ca y en el vernáculo estilo baronial, que había sido producto de la interpretación escocesa del Renacimiento, tal como había llega-do a Escocia con las aportaciones francesas e inglesas, y que se había desarrollado entre los siglos XVI y XVII, principalmente en la construcción y remodelación de castillos. Ahora se trataba de revalorizar la ciudad medieval, aunque fuera a costa de substituir edificios obsoletos por recreaciones neogóticas y neobaroniales, y de monumentalizar el nuevo centro de Edimburgo: la hondonada situada entre la Old Town y la New Town. Antaño, este espacio estuvo ocupado por un lago artificial (Nor’ Loch)13 que Craig in-tentó integrar en su proyecto, pero, finalmente, la insalubridad de aquellas aguas, en las que siglos atrás se ahogaba a las condena-das por brujería, decidió a las autoridades a drenar el lago y con-vertir aquel espacio en un jardín público. Mientras consolidaban el suelo, levantaron un terraplén (the Mound) para proporcionar otra vía de comunicación entre la Old Town y la New Town alter-nativa al North Bridge, sobre el que se construyeron los edificios neoclásicos de la Royal Institution y de la National Gallery, con los que “aquella tierra de nadie” empezaba a tomar un carácter monumental. Sin embargo, los antiguos bloques de viviendas de la Old Town ofrecían sus fachadas traseras hacia el espacio que se estaba configurando como el nuevo centro de la ciudad; unas fachadas insulsas y exageradamente altas, debido a la pendiente sobre la que estaban construidos estos edificios. De acuerdo con los ideales románticos que habían contagiado a promotores y a arquitectos, el mismo W.H. Playfair que se había destacado en el dominio del lenguaje arquitectónico helénico, proyectó la sede

12 Compraron en Balmoral un castillo que ya había sido parcialmente reconstruido años atrás, y lo reemplazaron por un edificio más grande y de estilo neobaronial (1853-1856), concebido por el Príncipe Alberto con el asesoramiento del arquitec-to William Smith (Glendinning y Mackechnie, 2004: 139).13 Creado en el siglo XV para proteger el flanco norte de la Ciudad.

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del Free Church College (1846-1850) en un neogótico muy convincente que, junto a la aguja neogótica del Victoria Hall14 (1839-1840), de James Gillespie Graham y Augustus Pugin –el “campeón” del ne-ogótico inglés–, transformó radicalmente la fachada de la Old Town. En la imagen se pu-ede apreciar como tales edifi-cios coincidieron con el eje del Mound, ofreciendo una sínte-sis de como las dos tendenci-as –la neoclásica y la román-tica– se estaban solapando en el tiempo. La estatua de la Reina Victoria, erigida sobre la fachada de la Royal Institution y recortándose sobre las fachadas neogóticas de la Old Town, ad-quiere desde este punto de vista una dimensión simbólica en consonancia con el triunfo de los ideales románticos.

Mientras el nuevo centro de la ciudad iba tomando el aspecto de un decorado grandioso [imagen 8], el ferrocarril llegó a Edimburgo y se hicieron pasar las vías que conducían a Glasgow por el antiguo lecho del lago, por lo que la estación central –Waverley Station15– se acabó construyendo en la hondonada. De tal forma que lo primero que iban a ver –y ven– de Edimburgo los turistas que llegaban en tren era un escenario espectacular, presidido por el Castillo de Edimburgo y flanqueado por el Monumento a Sir Walter Scott, que respondía a la imagen romántica que tenían y esperaban de Escocia, antesala del viaje soñado a los Highlands. Cumpliendo con esas mismas expectativas, entre 1856 y 1864, John Dick Peddie y Charles Kinnear rompieron cuidadosamente un pedazo de la trama medieval para abrir la Cockburn Street y proveer una vía adecuada, flanqueada por edificios de estilo neobaronial, por la que acceder a la ciudad vieja desde la estación de Waverley. Inevitablemente, Princes Street, la calle que flanqueaba la New Town por el lado sur, abierta hacia el espacio escenográfico, se iba a convertir en el boulevard por excelencia de Edimburgo, por lo que sus primeros edificios, de finales del siglo XVIII y de carácter residencial, serían substituidos por otros de mayor envergadura, para alojar hoteles y comercios, con

14 Actualmente conocido como The Hub; aloja las oficinas del Festival Internacional de Edimburgo.15 La estación adoptó este nombre por la primera novela histórica de Sir Walter Scott.

fachadas historicistas y efectistas. El último gran edificio que acabó de configurar este escenario fue el North British Hotel –rebautizado actualmente como Balmoral Hotel–, construido entre la estación de Waverley y Princes Street por William Hamilton Beattie (1892-1896) en estilo neobaronial, que proporcionó otro hito al perfil de la ciudad con su monumental torre del reloj. En la perspectiva de Princes Street que se puede ver desde Calton Hill [imagen 9], la torre del Hotel se alinea con el Monumento a Scott y, en la lejanía, con las torres de la Catedral episcopaliana de St. Mary’s, construida por Sir George Gilbert-Scott (1872-1917) en la ampliación occidental de la New Town.

Durante el reinado de Victoria, Edimburgo siguió creciendo, y se construyeron nuevos ensanches en estilo neobaronial al sur de la ciudad vieja, además de otros edificios monumentales, neogóticos o neobaroniales, como el Fettes College, proyectado por David Bryce (1864-1870), cuyo perfil fantasmagórico atrae las miradas de los que se aventuran en dirección al estuario del rio Forth.

4. EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO Y URBANÍSTICO DE EDIMBURGO EN LA ACTUALIDAD

Edimburgo ha llegado al siglo XXI con el aspecto que adquirió tras estos dos procesos de reinvención, que se acabaron solapando a lo largo del XIX, gracias a la conservación de la mayor parte del patrimonio arquitectónico, por lo que mereció en 1995 el reconocimiento de la UNESCO, que inscribió la Old Town y la New Town en la Lista del Patrimonio Mundial (Edinburgh World Heritage, 2005: appendix I, 76-80). El mérito corresponde a las entidades conservacionistas que han ayudado a sensibilizar a la opinión pública acerca de la importancia del patrimonio arquitectónico, y han ejercido una presión notable para impedir que diversos proyectos agresivos se llevaran a cabo años atrás; empezando por la Cockburn Association, denominada así en memoria de Lord Henry Cockburn (1779-1854), escritor, jurista y primer abanderado de la conservación del patrimonio arquitectónico de Edimburgo (Cockburn, 1849), que fue creada en 1875 y es una de las entidades conservacionistas más antiguas del mundo. El National Trust for Scotland, fundado en 1931, es propietario de dos edificios muy representativos de cómo eran las residencias patricias en dos momentos históricos: Gladstone’s Land, en la ciudad vieja, y la Georgian House, uno de las viviendas del lado norte de Charlotte Square, que conserva con esmero para poderlos abrir al público. Finalmente, en 1999, el gobierno

Fig. 7 – The Mound. Fuente: J. Oliver-Bonjoch

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municipal de Edimburgo y el departamento de Patrimonio Histórico de Escocia (Historic Scotland), crearon el organismo Edinburgh World Heritage, para ocuparse específicamente de proteger, conservar y divulgar las áreas de Edimburgo incluidas en la Lista del Patrimonio Mundial. En los últimos veinte años, instituciones y propietarios han realizado un esfuerzo admirable para restaurar edificios catalogados, substituyendo si era preciso los elementos pétreos muy erosionados debido a la calidad de la piedra. También se han promulgado una serie de normativas para regular el paisaje urbano, desde las fachadas de los comercios hasta los materiales a emplear en los edificios de nueva construcción.

A menudo es difícil conciliar la protección del Patrimonio arquitectónico con la dinámica de una ciudad vital (Edinburgh World Heritage, 2005: 10), pero en Edimburgo el espíritu y la dimensión simbólica de los dos proyectos urbanos, el neoclásico y el romántico, todavía se pueden leer con nitidez. Actualmente, las instituciones reconocen que, durante la segunda mitad del siglo XX, se produjo alguna aberración, como el complejo de

St. James Centre, considerado por los ciudadanos de Edimburgo como el edificio más feo de la ciudad, pero en breve va a ser derribado y reemplazado por un proyecto que pretende ser respetuoso e integrador, tanto con la trama urbana como con el estilo de los edificios de su entorno. La zona peor conservada ha sido, precisamente, la primera fase de la New Town, al cambiar su tipología residencial original para acoger actividades comerciales y financieras, por lo que se han construido algunos edificios desafortunados16 en Princes Street. Hoy sería impensable recuperar el aspecto que tenía Princes Street a principios del Siglo XIX, cuando sus edificios eran viviendas, pero sí se podría recuperar la atmósfera de la Era Victoriana, con aquella combinación ecléctica de fachadas historicistas, algunas de las cuales han sobrevivido al conseguir adaptar su interior a los nuevos criterios funcionales de los espacios comerciales. Las instituciones, los empresarios hoteleros y los grandes comercios son conscientes de que el turismo17 es una de las industrias más importantes de Escocia, igual que lo es actualmente de otros países de Europa, pero, a veces, cuando promueven operaciones urbanísticas en el centro de la ciudad, no caen en la cuenta de que los visitantes de ciudades históricas no buscan edificios contemporáneos como los que pueden ver en cualquier otro lugar del mundo, sino los edificios y las escenografías urbanas vernáculas, como las que hacen de Edimburgo una ciudad única y con un encanto especial. Uno de los rasgos característicos, e incluso insólitos, de Edimburgo es que su fachada urbana no es la fachada marítima de Leith18, “el Pireo de la Atenas del Norte”: la fachada de Edimburgo está en el centro de la ciudad, formando un panorama de 360º alrededor de la Estación de Waverley.

5. COMPRENSIÓN Y MUSEALIZACIÓN DEL CENTRO HISTÓRICO DE EDIMBURGO

A pesar de la tarea constante de las instituciones y las entidades conservacionistas que velan por el patrimonio arquitectónico, sigue en pie el reto de explicar Edimburgo a los visitantes e integrar la New Town en un proyecto didáctico que contemple la ciudad en su conjunto y en todas sus épocas. La funcionalidad

16 También en otros lugares del centro histórico, como la nueva sede del Parlamento escocés proyectada por Enric Miralles (1999-2004) que, aunque no destaca sobre el perfil urbano, no es un edificio adecuado para el entorno tan emblemático que ocupa, frente al Palacio Real de Holyroodhouse.17 En 2001, en el área declarada Patrimonio de la Humanidad vivían 24.000 personas, trabajaban unas 50.000, y la actividad turística proporcionaba 25.000 puestos de trabajo en Edimburgo (Edinburgh World Heritage, 2005: 14).18 Esta población portuaria acabo siendo incorporada al área urbana de Edimburgo.

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Fig. 8 – Princes Street Gardens. Fuente: J. Oliver-Bonjoch

Fig. 9 – Princes Street. Fuente: J. Oliver-Bonjoch

Fig. 10 – Cockburn Street. Fuente: J. Oliver-Bonjoch

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de Princes Street y su especial configuración como avenida panorámica abierta hacia el escenario monumental levantado por el romanticismo ha contribuido a consagrar la Old Town como la zona de interés turístico de Edimburgo por excelencia, pero, al mismo tiempo, ha aislado a la mayor parte de la New Town de la actividad turística. Los visitantes siguen buscando en Edimburgo, tal como hace 150 años, la imagen legendaria y gótica de Escocia creada por los románticos, y que siguen explotando con gran éxito las rutas guiadas, mientras muy pocas rutas proponen y consiguen dar a conocer la New Town.

Edimburgo cuenta con un museo de historia de la ciudad, el Museum of Edinburgh, en un edificio histórico de Canongate–en la Royal Mile–, dedicado principalmente a exponer parte de las colecciones municipales para explicar la vida cotidiana y los grandes acontecimientos de la ciudad, pero pasa desapercibido para la mayoría de los visitantes. El ala nueva del Museum of Scotland cuenta con un discurso museográfico muy atractivo que, desde la planta subterránea y ascendiendo de forma estratigráfica, explica la historia de Escocia, empezando por la historia geológica y la biodiversidad, a través de una selección de piezas19 acompañadas de la información necesaria para contextualizarlas. Sin embargo, aunque la visita a ambos museos puede proporcionar un conocimiento adecuado para entender tanto la época Georgiana como la Era Victoriana, su localización como la amplitud de sus discursos no sirven para introducir de una forma eficaz a los visitantes en la New Town y en el centro monumental.

Uno de los objetivos de Edinburgh World Heritage es precisamente explicar la ciudad (Edinburgh World Heritage, 2011: 34-38) (Edinburgh City Council, 2012), y por eso ha llevado a cabo toda una serie de iniciativas, desde la confección de la propia página web20, que proporciona información e imágenes sobre el urbanismo, los edificios y el contexto histórico; la edición de diversos trípticos dirigidos a los visitantes, y la elaboración de programas dirigidos a los centros educativos. En definitiva, el futuro del Patrimonio urbanístico y arquitectónico depende de los ciudadanos, por lo que es imprescindible que conozcan y comprendan la historia de su ciudad, y aprendan a apreciar el valor de sus monumentos y, también, de su arquitectura

19 Procedentes del desaparecido National Museum of Antiquities of Scotland, cuyas colecciones se incorporaron a las del Royal Scottish Museum, cuya sede fue ampli-ada con el ala nueva, inaugurada en 1998 con el nombre de Museum of Scotland.20 Edinburgh World Heritage. Learning Home. Consultado el 27 de marzo de 2014 en www.ewht.org.uk/learning.

vernácula, y a buscar y encontrar la forma de convivir de forma respetuosa y creativa con ese Patrimonio.

Ciertamente, internet y las nuevas tecnologías pueden ofrecer herramientas excelentes para acercarse al Patrimonio, pero al final sólo las usan quienes están previamente interesados en conocerlo, y en documentarse adecuadamente antes o después de visitarlo. Sigue siendo necesario llamar la atención sobre el Patrimonio fuera del espacio virtual, e integrarlo en la dimensión museística de la ciudad para poderlo incluir en los recorridos habituales. La musealización del centro histórico de Edimburgo pasa necesariamente por la creación de un centro de interpretación equipado con una gran maqueta del centro histórico, quizás tal como era a principios del siglo XX, además de reproducciones de planos antiguos y de los sucesivos proyectos urbanísticos, y en el que se pudiera proyectar un documental que proporcionase las claves para comprender el Patrimonio y relacionarlo con la historia de la ciudad. El éxito de tal centro de interpretación radicaría en el atractivo de sus contenidos y, obviamente, en su situación, que debería buscarse en el centro escenográfico, junto a Princes Street, de tal forma que se convirtiera en un nuevo punto de atracción de visita inexcusable y, al mismo tiempo, en el punto de partida que oriente a los visitantes hacia otras rutas que les lleven a la New Town y a buscar aquella otra Edimburgo, la Atenas del Norte.

6. BIBLIOGRAFÍA

BUCHAN, J. (2003). Capital of the Mind: How Edinburgh Changed the World. London: John Murray.

COCKBURN, H. (1849). Letter to the Lord Provost on the Best Ways of Spoiling the Beauty of Edinburgh. Edinburgh: A & C Black.

COSH, M. (2003). Edinburgh’s Golden Age. Edinburgh: John Donald. EDINBURGH CITY COUNCIL (2012). Old and New Towns of Edinburgh

World Heritage. Site Action Plan – Finalised Version. Item no 17. Edinburgh: Edinburgh City Council.

EDINBURGH CITY DEVELOPMENT DEPARTMENT (2007). New Town Conservation Area Character appraisal. Edinburgh: City of Edinburgh Council, City Development Department, Planning & Strategy.

EDINBURGH WORLD HERITAGE (2005). Management Plan for the Old and New Towns of Edinburgh World Heritage Site Final Draft April 2005. Edinburgh: Edinburgh World Heritage.

EDINBURGH WORLD HERITAGE (2011). The Old and New Towns of Edinburgh World Heritage Site. Management Plan 2011-2016. Edinburgh: Edinburgh World Heritage.

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GLENDINNING, M. y MACKECHNIE, A. (2004). Scottish Architecture. London: Thames & Hudson.

OLIVER, N. (2009). A History of Scotland. London: Weidenfeld & Nicolson.

YOUNGSON, A. J. (2002). The Making of Classical Edinburgh 1750-1840. Edinburgh: Edinburgh University Press (1ª edición en 1966).

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