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un diferentes seran nuestras vidas si vivisemos conforme a las
bienaven
turanzas de Jess? Esta pregunta nos pone ante el desafo
planteado por Donald Kraybill en EL REINO AL REVES. El autor nos
recuerda que hacerse discpulo de Jess es unirse a una nueva
comunidad donde se viven los valores co n tra -c u ltu ra le s del
Reino de D ios.
EL REINO AL REVES es un libro para aquellos que quieren seguir a
Jess, no slo en lo espiritual, sino en todo aspecto de la vida. Nos
demuestra un discipulado donde lo bajo es alto, afuera es adentro y
el fracaso es un xito. El libro es desafiante porque Kraybill nos
llama a permitir que la Biblia nos hable a todas las reas de
nuestra vida -nuestros valores, la mayordoma de nuestro tiempo y
dinero, nuestra actitud hacia los marginados y nuestra respuesta a
la violencia (Tom Sine).
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10 LOS DE AFUERA, ESTAN
ADENTRO
Cada oveja busca su pareja
En el ltimo captulo exploramos las enseanzas de Jess en relacin
a gape. Pero, cmo se traduce gape en cuanto a la interaccin social?
Un refrn popular dice: Cada oveja busca su pareja. La gente se
asocia con sus homlogos. Disfrutamos de la compaa de las personas
con quienes compartimos intereses. Nos sentimos mal en lugares
ajenos a nosotros, o con gente cuya procedencia es distinta a la
nuestra. Nos gusta la gente que piensa como nosotros pensamos. Y
comenzamos a pensar como la gente a quien respetamos. Pero, no se
atraen los opuestos? Indudablemente, pero en un nivel emocional;
pero en cuanto a creencias, los opuestos se repelen y los iguales
se atraen.
Existen muchos factores sociales que unen a los seres humanos:
ingresos, educacin, ocupacin, raza, religin, poltica, estilo de
vida, familia, etnia y nacionalidad. Emigramos hacia la gente
semejante a nosotros y nos sentimos cmodos con quienes tienen una
educacin igual a la nuestra. Es ms fcil la conversacin con personas
que tienen ocupaciones similares. Es agradable estar cerca de
aquellos cuyos puntos de vista social reflejan los nuestros.
Buscamos la compaa de las personas que refuercen y apoyen nuestras
ideas. Careciendo de varas de medir objetivas que confirmen
nuestras ideas, hallamos seguridad entre amigos que concuerden con
las nuestras. Las ideas extraas pueden amenazar nuestras creencias
y forzamos a reubicar nuestras convicciones. Hasta nos veramos
obligados a cambiar!
El principio de que cada oveja busca su pareja no slo gobierna
las relaciones personales, sino tam bin moldea la interaccin de
grupo. La gente con formacin educativa y trabajos similares, con
frecuencia viven en la misma rea. Con frecuencia podemos predecir
la raza, ingresos y prestigio de trabajo segn la gente viva en las
lomas, en las colonias o en las reas marginales. Podemos aventurar
estimados bastante seguros de su estilo de vida, puntos de vista
polticos y educacin si sabemos que alguien vive en Vista Hermosa o
en El Sumidero . Las congregaciones y parroquias con frecuencia
atraen a gente similar. Hay excepciones a estos patrones, pero esto
no elimina el hecho de que en la mayora de lugares, casi todo el
tiempo, la mayora de personas se agrupa con pjaros de la misma
loma.
El tablero de ajedrez social
Las comunidades humanas trazan lneas limtrofes. Crean fronteras
que separan el bien del mal, lo limpio de lo sucio, el estigma del
respeto, a los de adentro de los de afuera. Un tablero de ajedrez
nos ayuda a visualizar las lneas que organizan la interaccin
social. Las casillas y lneas limitan y definen la interaccin
social. Tomamos caf, jugamos ftbol, vacacionamos, cenamos, viajamos
y nadamos con la gente de nuestros propias casillas o de las
cercanas. Es muy raro relacionarse ntimamente con alguien cuya
casilla est al otro extremo del tablero. Tratamos a los miembros de
nuestra casilla como amigos y prjimos. Invitamos a nuestra casa a
la gente de casillas similares. Estos patrones familiares eliminan
la preocupacin de tratar con gente rara de los cuadros distantes.
Este agrupamiento normal de las casillas sociales ordena la vida y
la hace predecible.
Los individuos, al igual que los grupos, ocupan las casillas del
tablero. La mayora de las personas ocupan varias casillas. Soy
padre, esposo, maestro, vecino y escritor. Algunas casillas las
heredamos sin posibilidades de eleccin: raza, sexo y nacionalidad.
Nos ubicamos en otras: ocupacin, religin, poltica y educacin. Cada
casilla incluye ciertos derechos, privilegios y obligaciones. La
definicin social de una casilla determina, en gran parte, como
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nos percibimos a nosotros mismos y cmo pensamos que los dems
reaccionarn ante nosotros. El rtulo en cada casilla indica a los de
afuera cmo debe relacionarse con el dueo de la casilla. Tomemos por
ejemplo un uniforme de polica. Nos recuerda que los policas deben
comportarse correctamente; pero ellos tambin esperan que cuando
usan el uniforme, los ciudadanos se dirijan a ellos con
respeto.
Jugando al ajedrez social
Llevamos en nuestra mente tableros de ajedrez social. Cuando
conocemos a la gente la metemos en casilleros sociales. Es
imposible recabar rpidamente informacin de cada nueva persona. Al
carecer de datos personalizados, simplemente metemos a las personas
en casillas, basados en su apariencia externa: blancos, orientales,
haraganes, enfermera o camionero. En otras situaciones, ms inform
acin puede perm itirnos e tiquetarlos como un fundamentalista,
judo, buen tipo, nacido de nuevo, liberal, poltico, drogadicto u
homosexual.
Adems de encasillar a la gente, generalizamos acerca del
comportamiento que esperamos de la gente que ocupa una casilla en
particular, la estereotipamos. Asumimos que cierta persona se
comporta como pensamos que la dems gente de esa casilla lo hace.
Asumimos que los carismticos tratan que la gente hable en lenguas;
que los telogos liberales, por supuesto, no creen en el nacimiento
virginal de Jess; que los portorriqueos son haraganes; que los
negros viven del seguro social; que a los fundamentalistas no les
importa la ju stic ia social; que los republicanos son
conservadores fiscales; que los judos son avaros; que la gente rica
es indiferente y dura; que los vendedores son marrulleros; que las
mujeres son emocionales; que los adolescentes son irresponsables y
que los padres son rgidos.
Cometemos grandes errores cuando jugamos al ajedrez social. Con
facilidad metemos a las personas en casillas equivocadas. Nuestra
generalizacin respecto al comportamiento con frecuencia surge del
mito, y no de los hechos. Aun si un estereotipo es verdad, una
persona en particular puede trascender los patrones asociados
con su casilla. El encasillar tiene efectos trgicos. Nos
referimos a los dems por rtulos o etiquetas, en lugar de conocerlos
como personas verdaderas. Resultamos evitando a ciertas personas
porque su etiqueta dice que son sordos, ex-convictos, incapaces,
prostitutas u homosexuales; sin embargo, encasillar a la gente no
es totalmente daino, pues estabiliza la vida social, hacindola
ordenada y predecible.
Jess nos brinda el modelo de formas creativas de penetrar
casillas. El cruza las lneas. Camina sobre las fronteras y trata
con la persona verdadera. Menosprecia las reglas que gobiernan el
ajedrez social en Palestina. Camina a travs de las barricadas
erigidas entre adversarios. Al caminar sobre el ajedrez social de
su tiempo, pone muy poca atencin a las seales de No pasar o
Mantngase fuera que penden de los cuellos de muchos.
Jess ignora las normas sociales de interaccin social que
especifican con quin podemos relacionamos, en dnde y cundo. Por
cierto, cuando los herodianos y los fariseos tratan de atrapar a
Jess en el asunto de los impuestos, presentan su pregunta con
adulacin: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te
cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino
que con verdad enseas el camino de Dios (Marcos 12:14, nfasis
aadido). En otras palabras, Jess ignoraba las casillas
sociales.
Estirpe de pura sangre
Una de las casillas que Jess sacudi fue la pureza tnica. En la
cultura palestina, la pureza racial era sumamente importante.1
Ntidos rboles genealgicos demostraban la lnea de sangre inmaculada.
Con gran esmero la gente se cuidaba de no contaminar las lneas
familiares por casarse con alguien de mala sangre. La estirpe pura
no era nicamente un pasatiempo genealgico. Determinaba los derechos
civiles particulares en la cultura hebrea. Una estirpe limpia era
requerida para tener acceso a la corte de justicia y para desempear
un cargo pblico. En resumen, un rbol genealgico puro era necesario
para ejercer poder e influencia.
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Los de pura sangre sacerdotes, levitas y otros que podan
comprobar su linaje puro vivan en la cima del tablero de ajedrez.
Una casilla ms abajo estaban los judos ligeramente deshonrados, con
frecuencia descendientes ilegtimos de sacerdotes y proslitos. En
tercer lugar estaban los muy manchados los bastardos, los eunucos y
los hijos de padre desconocido. Los esclavos gentiles eran
exiliados a una casilla especial, pues aunque hubieran sido
circuncidados, no formaban parte integral de la comunidad juda.
Relegados a la peor casilla en el tablero tnico estaban los
samaritanos y los gentiles.
La casilla gentil
Traslapando estos estratos sociales estaban dos casillas
importantes: la de los judos y la de los gentiles. Los judos
trataban a los gentiles con la misma animosidad y desprecio que a
los samaritanos. Los gentiles eran considerados inmundos intrusos.
Eran paganos que contaminaban la pureza del ritual ceremonial
hebreo. Los judos evitaban a los gentiles, a quienes llamaban
perros salvajes. Tenan mucho cuidado de no permitir que los
gentiles ensuciaran su vida diaria. El Antiguo Testamento declara
que las bendiciones de Abraham alcanzaran a todas las naciones. En
las primeras pginas de los libros de Moiss, los gentiles reciban la
bendicin divina; pero para el tiempo de Jess, la visin se haba
desvanecido. Para la mayora de judos, los gentiles eran perros
paganos que contaminaban la pureza juda.
En el captulo anterior dejamos un acertijo sin resolver. Lucas
registra que despus del discurso inaugural de Jess Todos en la
sinagoga se llenaron de ira; y levantndose, le echaron fuera de la
ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual
estaba edificada la ciudad de ellos, para despearle (Lucas
4:28-29). Qu provoc que la multitud explotara en ira? Jess les haba
recordado que ningn profeta es acepto en su propia tierra y les
relat dos historias. Haba muchas viudas en Israel en los das de
Elias, dijo. Y hubo gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna
de ellas fue enviado Elias, sino a una mujer viuda en Sarepta de
Sidn. Elias no fue enviado a una viuda juda de estirpe, sino a una
viuda
gentil. El segundo relato tena el mismo comienzo y final. Haba
muchos leprosos en Israel en tiempo de Elseo, el profeta; pero fue
Naamn, un sirio gentil, quien fue limpiado.
Este mensaje cercen el orgullo judo. Pertenecer a Israel no
confiere a nadie derecho especial para ser sanado. Tener una
estirpe pura, no brinda a nadie ningn derecho especial para recibir
el evangelio. Las nuevas del jubileo, son buenas nuevas para todos.
En dos rpidos golpes Jess cercena la etnicidad de la multitud y
sacude su orgullo tribal.
El jubileo del Antiguo Testamento era aplicable nicamente a los
hebreos. Los esclavos gentiles no eran liberados en el sptimo ao.
Los hebreos podan cobrar intereses sobre prstamos a gentiles. Los
judos queran que la venganza de Dios cayera sobre los gentiles.
Ahora, en un abrir y cerrar de ojos, Jess coloca a la comunidad
gentil a la par de Israel.2 En el reino al revs no existen las
tarjetas de membresa exclusiva. El ao agradable del Seor, el da de
salvacin, se aplica a todos. Jess despedaza el patriotismo de la
audiencia en la sinagoga. Sus palabras los hiere. Cortan tan
profundo que la multitud trata de despearlo desde la cumbre de un
monte.3
Las implicaciones son obvias. Los gentiles han subido a bordo.
Una vez ms, en el evangelio de Marcos, Jess incluye a los gentiles
en el reino. Entre Marcos 6:30 y 8:30 se encuentran seales
simblicas de la inclusin de los gentiles en el reino.4 La secuencia
comienza cuando Jess alimenta a los cinco mil. Ms adelante esa
misma noche, camina sobre el agua y anuncia: Soy yo. El Mesas est
aqu. Este hecho asombra a los discpulos, pero no entienden su
significado espiritual.
En seguida los fariseos disputan con Jess debido a que l rehsa
lavarse las manos antes de comer. Luego Jess entra al territorio
gentil. Una viuda le rebate cuando rehsa sanar a su hija. En su
respuesta, ella le llama Seor. Asombrado que ella reconozca su
seoro, echa fuera el demonio en su hija.
Ahora comienza una nueva secuencia. Jess llega a una regin
gentil al este del lago de Galilea y sana a un sordomudo. Alimenta
a otros cuatro mil. Surge otra controversia con los fariseos acerca
de una seal y otra discusin con sus discpulos respecto al pan.
AlexanderResaltar
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Jess pregunta a sus discpulos si han entendido el significado de
los nmeros. Un ciego recibe la vista despus de dos toques de Jess.
Despus de esto es que Pedro declara: Jess es el Cristo!
Los incidentes en estos captulos vienen de dos en dos: dos
alimentaciones milagrosas, dos lados del lago, dos viajes en barco,
dos discusiones acerca del pan, dos controversias con los fariseos,
dos sanaciones, dos toques, se dan dos juegos de nmeros en las dos
alimentaciones. Qu significan estos nmeros?
La primera alimentacin de cinco mil se realiza con cinco panes.
Con las sobras se llenan doce canastos. Esto ocurre del lado oeste
del lago, del lado judo. Hay cinco libros de Moiss y doce tribus de
Israel. Esta es la alimentacin para los j udos. Cada da se parte el
pan para alimentar a los cinco mil hambrientos, sin embargo, el
significado del pan es muy profundo. Es un pan proftico. La misma
vida del Mesas pronto sera partida por la vida de su propio pueblo
judo. Despus de esta milagrosa alimentacin, Jess anuncia cuando
camina sobre el agua: Yo soy (Marcos 6:50). La misma declaracin
aparece en Exodo 3:14, cuando Dios declara YO SOY EL QUE SOY. Segn
Marcos, Jess est diciendo a sus discpulos que Dios Todopoderoso est
aqu. El Mesas est entre ellos! Si ellos hubieran entendido el
simbolismo de esta alimentacin prodigiosa, no se habran asombrado
al ver al Mesas caminando sobre el agua; pero no entendieron las
seales.
En el siguiente episodio encontramos a los fariseos discutiendo
con Jess acerca de comer pan sin lavarse las manos. Ellos rechazan
a este profeta que desprecia sus tradiciones ceremoniales. Entonces
Jess se va a la regin de Tiro y de Sidn, tierra de gentiles (Marcos
7:24-30; Mateo 15:21-28), Trata de eludir el ojo pblico, pero una
valiente mujer al reconocerlo le ruega que exorcice un demonio de
su hija. Suplica a Jess que eche friera de su hija al demonio. El
no le presta atencin y se aleja, ella insiste. Finalmente, Jess
defiende su indiferencia con un proverbio judo: No est bien tomar
el pan de los hijos y echarlo a los perrillos, es decir, a los
gentiles. Jess le dice que no es sabio compartir al Mesas judo con
los gentiles. Pero ella, audazmente usa el mismo proverbio para
argumentar: S, Seor; pero aun los perrillos, debajo de la
mesa, comen de las migajas de los hijos (Marcos 7:28). Lo llama
Seor, y Jess sana a su hija. El momento al revs, saturado de irona
y paradoja, ha llegado. Una mujer gentil, entre toda la gente, le
llama Seor!
En la alim entacin de los cinco mil, Jess anuncia simblicamente
su misin mesinica. Tanto los discpulos como los fariseos estn
ciegos. Son sordos a las buenas nuevas; pero una mujer pagana
gentil se percata que l es el Mesas. Ella ve y oye! Despus Jess va
a la regin de Decpolis, formada por un crculo de diez ciudades
gentiles. Ah sana a un sordomudo, otra seal de que los gentiles
pueden or. Este milagro conduce a la segunda alimentacin
milagrosa.
Esta nueva alimentacin est representada por un nuevo juego de
nmeros: siete panes, siete canastas de sobras, y cuatro mil
personas alimentadas. Es solamente otra alimentacin? En contraste
con la primera, este banquete se sirve en la parte oriental del
lago, del lado gentil. Siete es el smbolo bblico de la perfeccin,
de la plenitud, de totalidad. Se ha completado el crculo del
jubileo. El nmero cuatro representa los cuatro rincones de la
tierra, el tiempo cuando del este, del oeste, del norte y del sur
vendrn a comer al banquete de la salvacin. En la segunda
alimentacin mesinica, el pan es partido para toda la humanidad.
Esta comida mesinica, completa y perfecta, incluye a los gentiles y
a todos los pueblos de la tierra.
La irona se hace presente otra vez. Despus de este incidente,
los fariseos vienen a Jess pidindole seal. En medio de toda esta
simbologa, ellos no ven; tampoco oyen! Despus de partir el pan judo
para los cinco mil, los fariseos molestan a Jess por no lavarse las
manos antes de comer. Y ahora, despus de alimentar a los gentiles
vienen a pedirle seal! Los discpulos, al igual que los fariseos,
tambin estn sordos y ciegos al significado simblico de los nmeros
(Marcos 8:17-21).
Jess trata otra vez. Un ciego clama que lo sane. Jess lo toca y
le pregunta si ve algo. El ciego responde: Veo los hombres como
rboles, pero los veo que andan (Marcos 8:24). Jess le vuelve a
tocar, y entonces ve con claridad. Dos toques: el primero da por
resultado una visin borrosa, el segundo toque le devuelve
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la vista, puede ver con claridad. Los fariseos y los discpulos
vean borrosamente, y adems tenan los odos tapados. No escuchaban,
ni vean el anuncio mesinico.
Irnicamente, para la mujer gentil, todo era perfectamente claro,
aun antes de la segunda multiplicacin de los panes. De pronto,
Pedro comienza a ver y a or. Los nmeros comienzan a tener
significado, la nebulosidad se disipa. T ... dice lleno de estupor,
... T eres el Cristo! (Marcos 8:29).
En el rico simbolismo de estos pasajes, Marcos destaca al abrazo
de Jess hacia los gentiles. Partes del mensaje surgen de las mismas
palabras de Jess, y partes fluyen del trabajo editorial de Marcos;
pero el mensaje es claro. Jess ha sacudido las casillas sociales:
judos y gentiles marchan de la mano al nuevo reino.
En otra instancia, un centurin romano que tena bajo su mando a
cien hombres, pide a Jess que sane a su siervo (Mateo 8:5-13, Lucas
7:1-10). El centurin no se dirige directamente a Jess en el relato
de Lucas, pero deja claro que cree que Jess puede sanar a su
siervo, aun de lejos. La fe de este centurin impresiona a Jess. Sin
ir a la casa de este hombre, Jess cura a su subordinado y exclama:
De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe (Mateo
8:10).
Un oficial del ejrcito gentil da muestras de una fe ms grande
que la de los lderes religiosos de Israel. No cabe duda, esto est
al revs! Al final del incidente, Mateo registra que Jess dice: Os
digo que vendrn muchos del oriente y dl occidente, y se sentarn con
Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos, mas los hijos
del reino sern echados a las tinieblas de afuera; all ser el lloro
y el crujir de dientes (Mateo 8:11-12). En el reino al revs los
gentiles acuden de los cuatro confines de la tierra, mientras que
algunos hijos e hijas de Abraham quedan fuera del banquete.
Jess conoci a otro gentil, el endemoniado gadareno. El vagaba
por los campos de Gadara, tierra gentil al este del mar de Galilea.
Marcos dice que el endemoniado ador a Jess y exclam: Hijo del Dios
Altsimo . Despus que Jess exorciza a los demonios, dice al hombre:
Vete a tu casa a los tuyos, y cuntales cuan grandes cosas el Seor
ha hecho contigo, y cmo ha tenido
misericordia de t (Marcos 5:19). Esto contrasta con las
sanidades que Jess realiz a favor de los judos, donde advierte a
los que haba sanado que no se lo cuenten a nadie!
As pues, vemos a Jess ministrando a tres gentiles: a la mujer
sirofenicia, al siervo del centurin romano y al endemoniado
gadareno. Estos no solamente eran gentiles; sino que el sexo, la
poltica y la enfermedad tambin los estigmatizaba. Dos de ellos, la
mujer y el endemoniado, confiesan que Jess es el Mesas. El centurin
recibe el Galardn de ia fe, y Jess apremia al que haba estado
endemoniado a esparcir las buenas nuevas. El reino est irrumpiendo
entre los gentiles!
La visin gentil puede verse tambin en otros lugares de los
evangelios. Jess enva a setenta misioneros, que simbolizan la
totalidad y la plenitud de su misin (Lucas 10:1). Instruye a los
discpulos para que sean luz y sal, no slo dentro del judaismo, sino
para todo el mundo (Mateo 5:13-14). Expulsa a los cambistas del
atrio exterior del templo para que pueda ser una casa de oracin
para todas las naciones (Marcos 11:17). El viaje terrenal de Jess
comenz y termin en Galilea de los G entiles donde sus discpulos
recibieron el mandato final de ir y hacer discpulos entre todas las
naciones (Mateo 28:19).
Hay otros que tambin testifican de la visin multitnica del
reino. Mateo considera que el ministerio de Jess cumple las
palabras de Isaas: He aqu mi siervo, a quien he escogido; mi amado,
en quien se agrada mi alma; pondr mi Espritu sobre l ... y en su
nombre esperarn los gentiles (Mateo 12:18-21)5. El devoto Simen, al
ver al beb en el templo, dijo: Han visto mis ojos tu salvacin, la
cual has preparado en presencia de todos los pueblos, luz para
revelacin a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel (Lucas
2:31-32, nfasis aadido). Juan el Bautista prepar el camino en el
desierto a fin de que toda carne vea la salvacin de Dios (Lucas
3:6, nfasis aadido).
No cabe ninguna duda. El nuevo reino trasciende la casilla juda.
Esto tambin es obvio en los Hechos de los Apstoles. El concepto de
Pablo de la justificacin implica una reconciliacin social entre
judos y gentiles en la comunidad de fe.6 Las barreras
AlexanderResaltar
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sociales entre judos y gentiles se desmoronaron ante la
presencia de Jess, el Mesas, y se continuaron erosionando en la
vida de la iglesia primitiva.
La casilla samaritana
Ya hemos observado la barrera que separaba a los judos de los
sam aritanos. Jess tambin sacudi esta pared tnica. Golpeando el
orgullo judo, Jess puso como ejemplo supremo del amor gape a un
buen samaritano. La implicacin, desde luego, es que los samaritanos
eran, por definicin, malos . Otro samaritano, a quien Jess llam
extranjero, fue el nico de los diez leprosos que volvi a dar
gracias por su sanacin. Este agradecido media-sangre fue el nico
que recibi las bendiciones de Jess (Lucas 17:16-19).
Jess rehus acceder a los deseos de sus discpulos, los hijos del
Trueno, quienes le propusieron arrasar una aldea samaritana (Lucas
9:55). Algunos samaritanos haban exaltado el nimo a los discpulos
al negarle hospedaje a Jess. Estos samaritanos, conscientes de su
casilla, no podan permitir que un judo pernoctara en su aldea,
especialmente si iba camino al templo rival en Jerusaln. Por lo
tanto, lo echaron fuera. El ltimo lugar en el que un rabino judo
hubiera deseado ser hallado era en una aldea samaritana. Jess, el
rabino al revs, tom la iniciativa de entrar a territorio
samaritano. Con audaz irreverencia hacia las casillas sociales,
Jess conversa con una liviana mujer samaritana (Juan 4:7).
El registro es claro. Jess no ignora a los samaritanos solamente
por ser samaritanos. Voluntariamente se junta con ellos. Audazmente
camina en su territorio, porque les ama.
La casilla femenina
Para nosotros es muy difcil comprender el psimo status de la
mujer en la cultura hebrea. La mujer se hallaba en lo ms bajo de la
pirmide social, junto con los esclavos y los nios. Las casillas
masculina y femenina eran tan diferentes como el da lo es de
lanoche.7 Una de las seis principales divisiones del Mishnah
est
dedicada totalmente a regular la conducta de las mujeres.
Ninguna de las otras divisiones, por supuesto, trata exclusivamente
con el comportamiento de los hombres. La seccin en el Mishnah
relativa a la impureza tiene setenta y nueve prrafos legales sobre
la contaminacin ritual causada por la menstruacin!
Las mujeres eran excluidas de la vida pblica. Cuando caminaban
fuera de su casa, se cubran con dos velos para ocultar su
identidad. Un sacerdote jefe en Jerusaln, ni siquiera pudo
reconocer a su propia madre cuando la acus de adulterio. Las
mujeres ms conservadoras se cubran aun en casa, para que los
curiosos no pudieran ver ni siquiera un cabello de su cabeza! No
podan ser vistas en lugares pblicos. La costumbre social prohiba
que los hombres estuvieran solos con alguna mujer. Los hombres no
osaban mirar a una mujer casada, o saludarla en la calle. Una mujer
poda ser repudiada por mirar a un hombre en la calle. Las mujeres
deban permanecer adentro de sus casas. La vida pblica perteneca a
los varones.
Las jvenes se comprometan en matrimonio alrededor de los doce
aos, y se casaban un ao despus. Un padre poda vender a su hija como
esclava u obligarla a casarse con el varn de su eleccin antes de
que tuviera doce aos. Despus de esa edad, ella ya no poda contraer
matrimonio contra su voluntad. El padre de la novia reciba de su
nuevo yemo una considerable cantidad de dinero en calidad de
regalo. Debido a esto, a las hijas se las consideraba fuente de
mano de obra barata y de utilidades.
En el hogar, la mujer quedaba confinada a los oficios domsticos.
Virtualmente era esclava de su marido, y tena que lavarle el
rostro, las manos y los pies. Considerada igual que una esclava
gentil, la esposa estaba obligada a obedecer a su marido como a un
amo. En riesgo de muerte, la vida del esposo tena prioridad sobre
la de su mujer. Bajo la ley juda, slo el esposo tena derecho de
pedir el divorcio.
La funcin ms importante de la mujer era producir hijos varones.
La ausencia de hijos era considerada como castigo divino. Haba
regocijo cuando naca un nio; pero tristeza cuando naca una nia. Una
oracin que los hombres entonaban diariamente deca: Bendito sea Dios
que no me hizo mujer.8 La mujer era
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vctima de la mayora de los tabes (exclusiones) contenidos en la
Torah. Las nias no podan estudiar la Santa Ley, la Torah. Las
mujeres no podan entrar al lugar santsimo en el templo. No podan ir
ms all que el atrio exterior designado para las mujeres. Durante su
purificacin mensual por la menstruacin eran excluidas aun del atrio
exterior.
A las mujeres les era prohibido ensear. No podan pronunciar la
bendicin despus de la comida. No podan ser testigos en los
tribunales, pues generalmente se las consideraba mentirosas. Aun la
estructura lingstica reflejaba el bajo status de las mujeres. Los
adjetivos hebreos para piadoso, justo y santo no tienen su
equivalente femenino en el Antiguo Testamento.
Dentro de este contexto, Jess a sabiendas transgredi la costum
bre social al perm itir que las m ujeres lo siguieran pblicamente.9
La forma en la que l trataba a las mujeres implica que las
consideraba como iguales a los hombres delante de Dios.
Trastornando el orden establecido, declara que las prostitutas
entrarn en el reino de Dios antes que los justos varones judos
(Mateo 21:31). La prominencia de las mujeres en los evangelios, as
como la interaccin de Jess con ellas, confirma su irreverencia por
las casillas de prejuicio contra la mujer. El no titubea en violar
las normas sociales para elevar a la mujer a una nueva dignidad y a
un status ms alto.
Consideremos algunos ejemplos de la actitud al revs de Jess
hacia las mujeres. El ejemplo ms impactante es su conversacin con
la mujer samaritana junto al pozo de Jacob (Juan 4:1-42). Samara
quedaba entre dos territorios judos: Galilea al norte y Judea al
sur. Los judos que viajaban entre estas dos reas, con frecuencia
desviaban su camino para evitar que los samaritanos los
atacaran.
En esta oportunidad, Jess toma el camino ms corto y camina a
travs de Samara. Espera solo junto a un pozo, mientras que sus
discpulos compran comida en un pueblo cercano. Una persona se
aproxim a con tres estigmas pendientes de su cuello, mujer,
samaritana, y pecadora. Jess le pide de beber y en una fraccin de
segundo derriba todas las normas sociales diseadas para prevenir
tal comportamiento.
Jess no slo est siendo amistoso con la mujer. Su sencilla
peticin cercena cinco reglas sociales. En primer lugar, Jess viola
las reglas territoriales. No tiene nada que hacer all. Samara queda
fuera de la casilla juda. Jess ha entrado a territorio enemigo y
auna religin rival.
En segundo lugar, habla con una mujer. Los hombres no podan ni
siquiera mirar a una mujer casada en pblico, mucho menos hablarle.
Los rabinos decan: El varn no debe platicar con ninguna mujer en la
calle, ni siquiera con su propia esposa, mucho menos con otras
mujeres, para evitar que los dems hombres murmuren.10 Pues sta era
una mujer, pero Jess le habla. Esto lo hace vulnerable. Cualquiera
que lo viera podra arruinar su reputacin; pero a l no le importa. A
l le importa ms la persona que su propia reputacin.
En tercer lugar, sta no es cualquier mujer. Es alguien que est
viviendo con su sexto amante. Es una coqueta resbalosa. Todos en el
pueblo saben como es. Los rabinos y los hombres santos eluden a
tales mujeres. Jess no huye. Corre el riesgo; expone su carrera al
pedirle de beber.
En cuarto lugar, no slo es promiscua, sino que tambin es
samaritana. Los rabinos judos decan que las mujeres samaritanas
menstruaban desde la cuna y que, por lo tanto, eran perpetuamente
inmundas. Las normas sociales judas eran claras: No las mires.
Evtalas. Acta como si no existieran. Jess audazmente derriba las
barricadas sociales y entabla conversacin con ella.
Finalmente, y lo peor de todo, Jess deliberadamente se
contamina. Bajo la creencia que las mujeres sam aritanas
menstruaban desde la cuna, ella era inmunda y todo lo que ella
tocara se volva inmundo. Todo un poblado judo era declarado inmundo
si una mujer samaritana entraba a l. Al pedirle el agua que ella
haba tocado, Jess intencionalmente se contamina. La regla religiosa
deca: Aljate todo lo que puedas de las cosas inmundas. Su breve
solicitud haca escarnio de las normas relativas a la pureza. Jess
estaba totalmente fuera de lugar, haca lo equivocado con la persona
equivocada en el lugar equivocado. S, el simple hecho de decir:
Dame de beber, derrib cinco normas sociales que aprisionaban a esta
mujer en una estrecha casilla cultural.
-
Tal conducta sin precedentes asombr a la mujer y a los mismos
discpulos. Dice la samaritana: Cmo t, siendo judo, me pides a m de
beber, que soy mujer samaritana? Cuando los discpulos regresaron,
se maravillaron de que hablase con una mujer (Juan 4:9- 27). Tal
conversacin arrasaba con las trampas sociales que separaban a la
gente y las encerraba en casillas.
Todo comenz con el agua, que es uno de los elementos de vida que
todo ser humano necesita, sin importar en qu casilla se encuentre.
En relacin al agua, todos somos iguales. Como el agua viviente,
Jess brinda vida para todos. No hay otra persona en los evangelios
que haya recibido una revelacin privada de su identidad mesinica.
Jess se revela a s mismo, no al jefe de los sacerdotes en Jerusaln,
no a los miembros del sanedrn, no a los escribas, sino a esta
promiscua mujer mestiza. Ella le pregunta respecto al Mesas. Y
Jess, tiernamente responde: Yo soy, el que habla contigo.
Totalmente al revs! Una corrompida mujer profesante de una
religin rival recibe el incomparable honor de escuchar al Mesas
identificarse a s mismo en primera persona. Jess no solamente
cercena las barreras sociales al pedirle de beber; sino que eleva a
esta mujer inmunda al privilegiado lugar santsimo y en voz baja
declara: Yo soy el Mesas . Esto es sencillamente asombroso!
Este milagro mueve a los samaritanos de aquella ciudad y ruegan
a Jess que se quede con ellos. Lo increble sucede. Los enemigos
disfrutan de compaerismo y comen juntos. Muchos creen. Como
resultado, cambian de templo: no del monte Gerizim a Jerusaln, sino
al templo del espritu y de la verdad. Y es esta nueva ig lesia de
sam aritanos m estizos la que declara: Verdaderamente, ste es el
Salvador del mundo, el Mesas (Juan 4:42). No el Salvador de los
judos, sino el Salvador de todos. Jess arranca de sus casillas a
los despreciados, a los forajidos, a los enemigos, y los eleva a un
nivel de personas y a una dignidad sin precedentes en su extrao
reino.
En otro encuentro con una mujer, nuevamente encontramos las
cosas al revs. Una prostituta unge a Jess cuando l come con los
fariseos. El trmino Mesas significa El Ungido. Jess, el
Mesas, es ungido por una mujer, quien adems es prostituta. La
mujer, anonadada por el amor perdonador de Jess, toma el manchado
perfume de su profesin (equivalente a un ao de salarios), y unge
con l a Jess. El perfume se usaba para preparar
? los cuerpos para la sepultura. Esta mujer proscrita,
simultneamenteunge al Mesas y apunta hacia su muerte. Una mujer
tuvo el honor de ungir al Mesas! Las casillas religiosas otra vez
son hechas aicos!
En otra ocasin, una mujer que tena doce aos de padecer de
hemorragia (Marcos 5:25-34) toca a Jess. Marcos registra que ella
haba sufrido demasiado de mano de muchos mdicos, que haba gastado
todo su dinero, y que cada vez estaba peor. Tal persona era
considerada inmunda y ceremonialmente impura. Las leyes acerca de
la pureza en el Antiguo Testamento la consideraban como una
menstruante perpetua (Levtico 15 :26-27). Si ella tocaba a alguien,
lo infectaba. Es ms, cualquiera que tocara lo que ella tocara, se
contaminaba. Y la contaminacin slo poda quitarse
11 por medio del lavatorio ceremonial. En Jess, ella encuentra
unaactitud diferente. En un osado movimiento, toca el borde de su
manto y es sanada.
Un tpico rabino habra maldecido a esa sucia y atrevida mujer.
Luego se habra apresurado a lavarse ceremonialmente. Pero Jess
( la invita a acercarse, no para reprenderla, sino para
bendecirla. Hija,tu fe te ha hecho salva; v en paz, y queda sana de
tu azote (Marcos 5:34). Jess comprende su agona. A pesar de su
estigma social, l la ama.
En otro episodio, Lucas registra la compasin de Jess por una
viuda, cuyo nico hijo haba muerto y lo llevaban a enterrar. Cuando
un hombre mora, sus propiedades pasaban a su hijo mayor, no a su
viuda. Si no hubieren hijos, el hermano menor del difunto esposo
con frecuencia se casaba con la viuda; pero ella poda rehusarse. En
tal caso, la viuda tena que vivir de la caridad pblica, sin ningn
medio para sostenerse. La muerte del hijo nico de esta viuda,
significaba inseguridad econmica para ella, posiblemente pobreza.
Jess, movido a compasin, resucita a su hijo.
Parece que Lucas pone un inters especial en la relacin de Jess
con las mujeres. As que nos relata otra historia (Lucas 10:38-
-
42). Jess est por cenar con Marta y Mara. Como una buena ama de
casa juda, a Marta la absorben sus deberes en la cocina. Las
mujeres eran sirvientas en su casa; no podan estudiar la To- rah,
ni conversar con rabinos. Mara se aparta del papel cultural
prescrito. Se olvida de la cocina y disfruta de las enseanzas de
Jess. Esto irrita a Marta. Lo inapropiado de la conducta de Mara, y
la doble tarea que Marta tena que cumplir en la cocina, la
enoja.
En pocas palabras, Jess define en forma nueva el papel de la
mujer juda, Amonesta a Marta por disgustarse por el desvo de Mara.
Mara, dice, ha escogido la mejor parte. Ella es totalmente humana,
tiene derecho a pensar, a escuchar un discurso intelectual. El
mensaje es claro: las mujeres pertenecen a la casilla humana. Son
ms que sirvientas domsticas.
Algunas mujeres acompaaban al grupo de discpulos de Jess. Mara
Magdalena, Juana y Susana estaban entre las muchas mujeres que lo
acompaaban mientras l predicaba las buenas nuevas del reino. Las
mujeres ayudaban al sostenimiento econmico de los discpulos (Lucas
8:1-3). La palabra griega usada en este pasaje sugiere que las
mujeres eran diaconisas.
Al permitir que las mujeres viajaran con l pblicamente y que
escucharan sus enseanzas, Jess trastornaba los prejuicios sociales.
La costumbre dictaba que las mujeres no podan andar en lugares
pblicos excepto para hacer mandados domsticos. No podan pasear por
el campo. No podan estudiar, ni mucho menos discutir acerca de
asuntos religiosos.
Finalmente, era sospechoso, desde el punto de vista sexual, que
hombres y mujeres viajaran juntos. Los rabinos jams permitan que
las mujeres los siguieran o escucharan sus enseanzas. Un maestro
dijo que era mejor quemar la ley, que permitir que una mujer la
estudiara. Al permitir que las mujeres se unieran al equipo de
discpulos, Jess quebrant el protocolo social y religioso. Las
casillas femeninas se desmoronan en el reino.
Por cierto, las mujeres de las que nos hablan los evangelios,
fueron las discpulas ms fieles. A pesar que Pedro jur que jams se
acobardara, neg cualquier asociacin con Jess hasta que cant el
gallo. Los discpulos salieron huyendo cuando Jess fue apresado
en Getseman (Marcos 14:50); pero las mujeres lo acompaaron hasta
el amargo final. Los cuatro evangelios anotan que las mujeres, que
le siguieron desde Galilea, fueron testigos de la sangrienta
crucifixin (Mateo 27:55; Marcos 15:40; Lucas 23:49; Juan 19:25).
Las mujeres no abandonaron a Jess en el momento de crisis, y
recibieron su recompensa. La resurreccin fue anunciada primero a
ellas. Mara Magdalena fue honrada al ser la primer persona en ver a
Jess despus de la crucifixin (Juan 20:11-18). Cuando los discpulos
oyeron el reporte de que Jess estaba vivo, les pareci locura las
palabras de ellas, y no las crean (Lucas 24:11).
El momento al revs vuelve a aparecer en escena. Las mujeres,
excluidas de las cortes de justicia judas por considerrseles
mentirosas, son las primeras testigos de la resurreccin. Las m
entirosas son las que certifican, dan fe de la triunfante
resurreccin. A ellas se les confiere el honor de anunciar la
victoria. Las mujeres, consideradas poco confiables, se convierten
en heraldos del reino al revs; mientras que los discpulos varones
rehsan creer en la noticia de la resurreccin.
Adems de sus encuentros personales con mujeres, Jess tambin las
incluye en su enseanza. En un captulo anterior, lo vimos alabar a
una viuda y ponerla como ejemplo en la accin de ofrendar. Usa
cuadros imaginativos femeninos para describir su compasin por
Jerusaln. Jerusaln, Jerusaln, que matas a los profetas, y apedreas
a los que te son enviados! Cuntas veces quise juntar a tus hijos,
como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no
quisiste! (Mateo 23:37). En otra instancia, Jess compara a Dios con
una mujer buscando una moneda (Lucas 15:8- 10). Los intrpretes
masculinos han puesto ms nfasis en la moneda perdida; pero esta
moneda tiene otra faceta. Dios es como una mujer que busca con
diligencia, que no se da por vencido hasta encontrar lo que
busca.
Por palabra y por obra, Jess confiere una nueva dignidad a la
mujer. Una lo reconoci como Seor (Mateo 15:22-28). A otra le revela
su identidad mesinica (Juan 4:26). Una mujer es la nica persona que
lo unge como Mesas (Lucas 7:38). Y las mujeres, entre toda la
gente, son las escogidas para ser las primeras testigos
-
de la resurreccin. En una cultura dominada por los hombres,
estas fueron seales poderosas de que las mujeres haban llegado a un
nuevo status en el reino al revs.
Otros de afuera
El llamamiento de los doce apstoles ofrece una instancia
fascinante de rompimiento de casillas. Entre este grupo heterogneo
encontramos a Mateo, ex-cobrador de impuestos. Los recaudadores de
impuestos trabajaban para los romanos, y eran considerados
traidores, especialmente por los patriotas rebeldes.
En contraste hallamos a otros discpulos como Simn el Zelote
(Lucas 6:15) y a otros antiguos rebeldes, o simpatizantes de sus
ideas polticas. Entre los posibles candidatos de este grupo podran
estar Santiago y Juan, los Hijos del Trueno, Judas Iscariote y Simn
Pedro.
De cualquier manera, Simn el Zelote posiblemente era un celoso
rebelde poltico, ansioso de usar la violencia contra los romanos y
que probablemente hostigaba a los recaudadores de impuestos como
Mateo.
Cuando Mateo dej de recaudar impuestos para seguir a Jess, lo
dej todo (Lucas 5:28). El hecho de unirse al grupo de discpulos
demandaba arrepentimiento y un cambio de lealtad. Mateo, el
publicano, y Simn el Zelote provenan de extremos opuestos en el
tablero de ajedrez poltico.
Ahora los oponentes polticos caminan y duermen juntos. Algo jams
visto! Increble! Qu poderoso testimonio ocurre cuando Jess es Seor.
Todos los viejos rtulos y etiquetas se desprenden. Antiguos
enemigos trabajan juntos como amigos bajo el seoro de Jess.
Los adversarios polticos tambin se renen en la cruz de Jess. Los
forajidos y los que obedecen la ley se hallan frente a frente, con
Jess entre ellos. Uno de los criminales crucificado al lado de Jess
se conmueve ante su amor perdonador. Este sedicioso cree y pide a
Jess que se recuerde de l. Ese mismo da, le asegura Jess, estar en
el paraso (Lucas 23:43). La crucifixin anonada al centurin romano,
al exterm inador de rebeldes judos.
Aterrorizado exclama: Verdaderamente ste era el Hijo de Dios!
(Mateo 27:54).
Las casillas de ocupacin, de poder y de riqueza con frecuencia
se traslapan. Jess camina sobre el tablero de ajedrez de Palestina
sin cuidarse de la rotulacin social. Conversa con Nicodemo,
principal entre los fariseos. Jos de Arimatea, un rico y silencioso
simpatizante, dona una tumba. La hija de Jairo, el principal de la
sinagoga es sanada. La peticin del centurin es satisfecha. Zaqueo
tiene un invitado de honor. Los doctores de la ley debaten con l.
El joven rico conversa con Jess. Magos, astrlogos del este, visitan
el pesebre. Hombres de riqueza, prestigio e influencia lo buscan.
Ellos perciben una amplitud de criterio poco usual. Jess los
acepta, a pesar del rtulo de su casilla social.
Jess tambin interacta con los pobres. Los pastores, al igual que
los magos, visitan el pesebre. Pastorear ovejas era una ocupacin
sucia y despreciable. Los ricos que vivan en Jerusaln empleaban
pastores para cuidar sus rebaos en el campo; pero no les tenan
confianza, pues eran considerados sinvergenzas porque con
frecuencia conducan sus rebaos a pastar a la tierra de otras
personas. A veces vendan la leche y a los animales jvenes, a
espaldas del patrn, y se embolsaban el dinero. Era prohibido
comprarles lana, leche y cabritos porque con frecuencia se quedaban
con el dinero. Algunos rabinos decan que el pastoreo era la
ocupacin menos respetable."
De manera que lo inaudito ya no debe sorprendemos. Las buenas
nuevas de la encamacin de Dios son anunciadas, no al jefe de los
sacerdotes en el templo de Jerusaln, sino a pastores inescrupulosos
en los campos de Beln.
Desde el principio hasta el final, el hilo de la inversin e
irona est entretejida a lo largo del evangelio. Mara cree al ngel,
pero Zacaras duda del mensaje del ngel. Son los pastores los que
primero escuchan las buenas nuevas. Son mujeres las primeras
testigos de la resurreccin. En forma de parbola Jess compara a Dios
con un pastor quien supera todo obstculo hasta encontrar una oveja
perdida. Jess se llama a s mismo El buen pastor. Los anteriormente
estigmatizados oficios reciben honor en el reino al revs.
-
Jess acompaa a pescadores que tienen muy poco prestigio. El
mismo es un respetado carpintero, pero pasa la mayor parte de su
tiempo con las masas: los pobres y los enfermos. A pesar que se
relaciona con toda clase de personas, los evangelios nos muestran
su inequvoca consagracin a los estigmatizados sociales. El pueblo
de Jess est formado por los endemoniados, los ciegos, los sordos,
los cojos, los enfermos, los paralticos, las prostitutas, los
recaudadores de impuestos, los pecadores, los adlteros, las viudas,
los leprosos, los samaritanos, las mujeres y los gentiles. Jess
ensancha el tablero de ajedrez hebreo, pero su enfoque primario est
sobre los proscritos. Estos eran los inservibles sociales, que
haban sido arrojados en la pila de los desechos humanos. En lugar
de escupirles, como lo haca el resto de la sociedad, Jess los toca,
los ama, y los llama pueblo de Dios.
Las palabras de Jess subrayan su consagracin. Una y otra vez,
Jess menciona al mismo catlogo de personas: los pobres, ciegos, los
cojos, los oprimidos. Ellos son mencionados en su sermn inaugural.
Los nombra cuando los discpulos de Juan el Bautista le piden que
compruebe su identidad. Los recibe con beneplcito en su banquete
cuando los invitados rehsan asistir. El nos dice que cuando hagamos
fiesta, los invitemos a ellos, no a nuestros amigos.
En el juicio final, la escena vuelve a aparecer. La gente es
recompensada o condenada por la forma en que ha respondido a la
necesidad de los hambrientos, de los sedientos, de los desnudos, de
los forasteros, de los prisioneros y de los enfermos (Mateo 25:31-
46). En el oriente, estos adjetivos evocan imgenes de muerte.12
Estos son individuos sin esperanza. Para ellos la vida es demasiado
miserable para ser llamada vida, estaran mejor muertos; pero Jess
les da vida, abre sus odos, caminan, hablan, son sanados, los
purifica y los liberta. Estas imgenes de transformacin constituyen
seal de que la era de la salvacin ha llegado. El Mesas est aqu. La
restauracin es completa. Ahora es el ao agradable del Seor.
El espritu de Jess penetra las casillas sociales. Las barricadas
de desconfianza, estigmatizacin y odio se derrumban ante su
presencia. El nos llama a ver a los seres humanos que existen detrs
de los rtulos de estigmatizacin social. Su reino trasciende
todas las fronteras. El recibe con beneplcito a la gente de
todas las casillas. Su amor sobrepasa las costumbres sociales que
dividen, separan y aslan.
Jess recibe a todos, Esto est en el corazn del evangelio. La
reconciliacin es el meollo del evangelio. Derrite las barreras
espirituales entre los humanos y Dios y disminuye las barreras
sociales entre los diversos pueblos. El gape de Jess alcanza a las
personas encasilladas, dicindoles que el amor de Dios lava su
estigma y los recibe en una nueva comunidad.13
El perro y su cola de tablero de ajedrez
Una vez ms nos enfrentamos a la cuestin del perro y su cola. Cmo
se relacionan el perro (la fe) con su cola (la interaccin social)?
Ejerce la fe alguna diferencia en nuestras relaciones sociales? O
son los patrones sociales acostumbrados los que mueven nuestra
teologa? Nos mueve nuestra fe hacia las casillas marcadas Mantngase
fuera y Estigmatizado, o jugamos al ajedrez social como todo mundo,
interactuando solamente con nuestros iguales y cortsmente
obedeciendo la seal de No pasar que cuelga alrededor del cuello de
la gente diferente a nosotros? Nos apartan de los dems nuestros
slogans piadosos, tales como A cada cual lo suyo, o Nunca confies
en un extrao? Cuando esto ocurre, en lugar de que el perro mueva la
cola, la cola (la costumbre social) mueve al perro (la fe).
Dios nos ha creado como seres sociales. Encasillar y rotular a
los dems es un proceso social natural. Esto organiza la vida social
y la hace predecible; pero estas rutinas sociales pueden
envilecerse cuando deshumanizan a los dems. El Espritu Santo puede
redimir nuestras actitudes y capacitamos para ver a la gente detrs
de los rtulos. En esta forma, Dios transforma nuestra interaccin
social. Esto no significa que podamos vivir sin las casillas.
Significa que no permitiremos que la rotulacin social obstruya
nuestro genuino cuidado por los dems.
Cmo se relaciona el pueblo de Dios entre s? Cmo son
transformadas nuestras relaciones sociales? Asignamos categoras a
los dems como lo hace toda la gente? Han invadido la iglesia
-
los territorios sagrados y los rtulos estigmatizantes? Muchos de
los rtulos que adquirimos fuera de la iglesia logran entrar en ella
tambin. Con frecuencia nos relacionamos con los otros miembros del
cuerpo de Cristo sobre la base de sus rtulos sociales. Se
convierten en doctores, secretarias, profesores, mexicanos,
estudiantes, republicanos o mujeres, en lugar de miembros de la
familia de Dios. Estos rtulos externos con frecuencia moldean
nuestra interaccin, aun dentro de la iglesia.
En la iglesia se forman redes informales alrededor de los
intereses ocupacionales, educacionales y teolgicos. Los carismticos
se agrupan. Los miembros del club campestre local se renen y
conversan despus del servicio de adoracin. Los estudiantes se
mantienen unidos. Los ancianos se sientan siempre en la misma
seccin de la iglesia. Los deportistas tambin se agrupan. Los
miembros consagrados involucrados en el trabajo de comits de la
iglesia interactan entre ellos. Emergen grupos y corrillos. El
nmero y tipo de los subgrupos vara de iglesia en iglesia. Un
observador cuidadoso puede detectarlos en virtualmente todo
escenario religioso. Bajo la superficie, estas redes informales
regulan la interaccin social de la vida congregacional.
La formacin de estos subgrupos no es del todo mala. Aun los
pjaros maduros de la misma loma se agrupan. Necesitamos lazos
comunales para sentimos seguros; pero tambin necesitamos redim ir y
tran sfo rm ar los grupos sociales en nuestras congregaciones.
Ellos nos ofrecen la ansiada seguridad, pero tambin pueden
fragmentar a vida congregacional. Pueden convertirse en ghettos
divisorios de murmuracin y de tertulias exclusivas. Las
controversias relacionadas al liderazgo pastoral, a los edificios,
a la teologa, al curriculum educacional y cosas semejantes, surgen
de estos subgrupos.
Hay varios pasos que pueden apresurar la redencin de los grupos
divisorios. En primer lugar, necesitamos reconocer abiertamente
estas agrupaciones informales y su inevitabilidad.
En segundo lugar, los ministerios de enseanza y predicacin
debieran llamar a la gente a una fe comn en Jesucristo, a una fe
que trascienda las ataduras sociales. Nos mantenemos unidos debido
a que nuestro vnculo comn de la unidad en Cristo es ms
fuerte que el pegamento social? Lo genial del evangelio radica
precisamente en esto: que diferentes personas, provenientes de toda
la gama de casillas, hallan su reconciliacin en Jesucristo.
Esto no significa que la gente brinque completamente fuera de
sus casillas. Significa que en el nuevo reino, las casillas
sociales se relacionan complementndose. Los compaeros cristianos se
percatan que se necesitan mutuamente. Los intelectuales necesitan
de los carismticos. Los fndamentalistas necesitan a los activistas
sociales. Los jvenes necesitan de los viejos. La naturaleza com
plem entaria de los diferentes grupos edifica a toda la comunidad,
de manera que todo el cuerpo madura en Jesucristo. La analoga que
el apstol Pablo hace del cuerpo, se aplica tanto a los subgrupos
como a los individuos. Los agrupamientos sociales se necesitan unos
a otros para mantener el equilibrio.
En tercer lugar, como individuos, podemos buscar formas para
cruzar las fronteras establecidas. Podemos aventuramos fuera de
nuestras casillas. Podemos sentamos en diferentes bancas en el
servicio de adoracin. Invite a las personas de otras casillas a su
casa. Unase a las actividades de la iglesia. Visite a los
individuos cuyas etiquetas difieran de las suyas.
Finalmente, para abrir nuestras casillas podemos alterar los
patrones de la vida congregacional. Para llegar detrs de las
mscaras y de los rtulos es necesario dedicar tiempo a la interaccin
social. Retiros en el campo, de uno o varios das, son una forma
excelente para descubrirse unos a otros. Se cruzan ms casillas en
un retiro de tres das que en cincuenta y dos domingos sentados en
las bancas. Los proyectos de trabajo pueden involucrar una gran
variedad de edades.
En esta era de especializacin, la iglesia ha desarrollado
actividades de todo tipo para cada necesidad especfica: ancianos,
adolescentes, padres adoptivos, solteros, lisiados, profesionales,
etc. Aunque esto es muy til y bueno, tambin tenemos que crear
deliberadamente oportunidades para que todos puedan mezclarse en la
vida congregacional.
Una congregacin alter la rutina de su escuela dominical. Durante
un trimestre al ao, todos los que cumplan aos en el mismo mes,
reciban clases juntos, por ejemplo: todos los que
-
haban nacido en octubre, se reunan por doce domingos. En esta
forma, jvenes y viejos, varones y mujeres, conservadores y
liberales, estudiaban juntos. El resto del ao, regresaban a sus
clases tpicas. Este creativo proyecto promovi la reconciliacin de
las casillas y enriqueci la vida comn de todo el cuerpo.
Aunque debemos abrir las puertas que nos separan de los dems,
necesitamos de las casillas sociales para nuestro bienestar
emocional. Necesitamos de la red de personas dispuestas a escuchar
nuestras frustraciones, dudas, enredos y temores. Usualmente
hallamos aceptacin entre los que se parecen ms a nosotros. Ellos
comprenden y se interesan mejor porque pueden identificarse con
nuestros problemas. Aunque Jess camin por todo el tablero de
ajedrez de su tiempo, se relacion ms estrechamente con un crculo
ntimo de tres. Pedro, Santiago y Juan fueron testigos de la
transfiguracin y estuvieron ms cerca de Jess en Getseman. Nosotros
tambin necesitamos de la cercana amistad de otros semejantes a
nosotros, mientras usamos nuestros dones especiales para ministrar
a todo el cuerpo. Necesitamos una tensin saludable entre nuestra
tendencia natural de refugiarnos entre nuestros homlogos, y el
mandato de Jess de aceptar a los dems sin fijamos en su status.
Desencasillando a las iglesias
Las casillas sociales tambin juegan un papel importante en la
comisin de la iglesia de evangelizar. Las iglesias, as como la
gente, ostentan rtulos. Las denominaciones tienen identidades
histricas nicas. Los fundadores denominacionales son estimados. Sus
himnos, libros y credos articu lan la h isto ria de una denominacin
determinada y su contribucin nica a la iglesia universal. Algunas
denominaciones tienen museos y conducen expediciones tursticas a
sus sitios histricos. Las escuelas denominacionales, sus
publicaciones y sus conferencias anuales agudizan la conciencia de
la gente. As emerge la imagen de una denominacin particular. Los
catlicos actan de esta y esta manera. Un buen presbiteriano debiera
pensar as y as.
Ciertas palabras especficas adquieren significados secretos en
la cultura de una denominacin en particular, conocidas nicamente
por sus miembros, por ejemplo: confirmacin, la segunda obra de la
gracia, neo-evangelismo, y discipulado. Este cdigo de palabras
agita las pasiones de los miembros que conocen su significado
secreto, pero no tienen ningn significado para los de afuera. Es
normal y natural que las iglesias cultiven un sentido de
solidaridad e identidad comn. Esto agudiza el sentido de
pertenencia de los participantes. Ellos saben quienes son, de donde
vienen, y a donde van. Los miembros tienen un lugar, un grupo
forman un pueblo.
Esta etnicidad religiosa, como la llaman los socilogos, tam bin
crea problem as; puede convertirse en ido ltrica , demandando ms
respeto que las mismas Escrituras, empaando la centralidad de
Jesucristo. El Jess bblico puede convertirse con facilidad en un
Jess denominacional. Se convierte en nuestro Salvador bautista,
nuestro Seor menonita. El pegamento denominacional puede obstruir
el intercambio libre del amor y la cooperacin entre las
denominaciones.
Lo que es ms serio, el encasillamiento denominacional puede
impedir que otros entren al reino. Ya hemos odo la acusacin de Jess
contra los fariseos. Demasiado pegamento denominacional asusta a
los de afuera. Las palabras extraas, los ritos raros y las
tradiciones obsoletas oscurecen la seal de bienvenida. Una
identidad teolgica fuerte es esencial para una iglesia vigorosa,
pero debemos equilibrarla con programas que den la bienvenida a los
que llegan por primera vez.
Uno de los dilemas que enfrentan las iglesias en crecimiento es
que cada oveja busca su pareja. La gente de bajos ingresos se
siente cmoda en congregaciones de su nivel. Las congregaciones
ricas atraen a individuos que vienen de la clase alta. Los hispanos
se sienten ms a gusto en servicios de adoracin enraizados en la
cultura hispnica. Los profesionales emigran a congregaciones que
fomentan un intercambio intelectual elevado.
Debieran las congregaciones enfocar sus esfuerzos en vecindarios
homogneos que armonicen con el perfil racial, social y econmico de
la congregacin? Esta es una buena estrategia si
-
lo que se busca es aumentar la asistencia. Aunque la ruta ms
fcil para el crecimiento estriba en atraer gente similar, es
urgente no perder el mensaje de reconciliacin. No constituye un
gran desafo reunir al mismo tipo de gente. Ocurre todo el tiempo en
toda clase de organizaciones y clubes de servicio. Si el evangelio
transforma las relaciones sociales, si la iglesia es ms que otro
Club Rotario, es preciso que la reconciliacin espiritual y social
vaya a la vanguardia del ministerio.
Lo maravilloso del evangelio es que cuando la gente vive bajo el
seoro de Jess, experimenta una nueva unidad que trasciende las
casillas sociales. El verdadero crecimiento de la iglesia hace
acopio de lo mejor de la ciencia social para atraer a diferentes
tipos de personas bajo un mismo Seor. Un evangelio que solamente
atrae a gente similar, empaa las buenas nuevas que derriban la
pared de separacin entre judos y cristianos, entre varones y
mujeres, entre blancos y negros. Esto no significa que ignoremos
las caractersticas sociales, todo lo contrario; las valorizam os
como verdaderos ingredientes de la vida congregacional. Necesitamos
buscar el delicado equilibrio entre igualdad y diferencia. Nuestra
tendencia natural es agrupamos con ovejas semejantes a nosotros.
Las buenas nuevas de Jesucristo, sin embargo, reciben con
beneplcito a todos, sin importar la calidad o color de su lana.
Preguntas para discusin
1. De qu maneras opera en su vida el principio de cada oveja
busca su pareja?
2. Considere a las personas a quienes usted ha invitado a su
casa durante los ltimos seis meses. Cuntos de ellos provienen de
diferentes casillas que la suya?
3. Identifique algunas de las casillas estigm atizadas en su
comunidad. Cmo puede su iglesia abrir nuevas puertas a estas
personas y grupos?
4. Qu clase de casillas existen en su iglesia? Cmo podran
atenuarse?
5. Qu reglas de etiqueta social podran violar los ciudadanos del
reino al revs si tomaran las casillas sociales menos
seriamente?
6. En qu ocasiones se ha sentido unido en forma especial a
personas de diferente trasfondo cultural debido a su fe comn en
Jesucristo?
7. Cules son algunas de las formas en las que la iglesia puede
lograr el delicado equilibrio entre igualdad y diferencia?
-
11LO BAJO ES ALTO
La escalera social
En el ltimo captulo contemplamos la interaccin humana sobre un
tablero de ajedrez. La vida social, sin embargo, no se desarrolla
en un plano horizontal. El tablero de ajedrez social lo debemos
visualizar en forma vertical, con sus casillas apiladas una encima
de la otra, como los apartados postales en la oficina de correos.
Unas casillas estn considerablemente ms altas que otras. Capturamos
esta dimensin vertical de la vida cuando hablamos de apilar rdenes
y de escaleras sociales. Tales palabras son muy descriptivas y
reflejan el hecho que la sociedad no es plana. La gente no es
igual. Algunos son ms importantes y distinguidos que otros. La
estratificacin es un trmino tcnico que se aplica a la jerarquizacin
social. Este captulo explora las perspectivas cristianas acerca del
poder y de la estratificacin.
Hay quienes prefieren sonrer dulcemente y pensar que, despus de
todo, todos somos iguales; pero si meditamos un poco, nos
convenceremos que la estratificacin existe. Un padre orgulloso
porque su hija se ha graduado de abogado, comparte entusiastamente
la noticia con sus amigos. Pero el mismo padre se avergenza cuando
cuenta que otro de sus hijos ya no quiere seguir estudiando la
secundaria.
Enfrentmoslo. El que ocupa un puesto en un comit ejerce m s
poder que los m iem bros com unes. En el m bito denominacional, los
episcopales gozan de ms prestigio que los pentecostales. Los judos,
como grupo tnico, tiene ms influencia
en la poltica norteamericana que los amish. Naciones, iglesias,
grupos tnicos, ocupaciones y personas son jerarquizados y ocupan un
rango particular en nuestra mente. El apilamiento emerge en todas
las sociedades. Est profundamente enraizado en la experiencia
humana en todo el mundo.
Los rangos sociales disminuyen el valor de algunas personas y
aaden valor a otras. Valorizamos a la gente por su habilidad para
realizar un trabajo determinado. Los presidentes, los doctores y
los gerentes son valiosos. Los lustrabotas, lavaplatos y
mecangrafos no lo son tanto.
Nuestro ingreso semanal subraya esta dura realidad. Se nos paga
de acuerdo a valores determinados socialmente. Nuestra paga nos
recuerda cunto valemos. Es difcil establecer la diferencia entre
nuestro valor como personas y nuestro valor econmico. Vemos a los
dems segn el valor econmico del salario que devengan. Podemos decir
a una persona que es muy importante, pero si le pagamos la mitad de
lo que pagamos a los dems, esta persona sabr muy bien qu pensamos
de ella.
Un socilogo ha observado que debiramos escoger con mucho cuidado
a nuestros padres, pues nuestro nacimiento determina el lugar que
ocuparemos en el sistema de estratificacin. La altura de nuestro
escaln en la escalera social ejerce un impacto inmenso en las
oportunidades que tendremos en la vida. Hay un mundo de diferencia
entre nacer en una familia acaudalada, o en una pobre. Su
influencia va desde experimentar desnutricin o mortalidad infantil,
hasta asistir a la universidad, ir a parar a prisin o caer en la
tortura mental. La calidad de nuestra vida, cuidado mdico,
educacin, trabajo , vivienda, aun nuestra m ism a longevidad,
dependen en gran medida del escaln en donde nos toque nacer.
El msculo social
El poder social surge y decrece segn la altura relativa de los
escalones en la escalera social. En un sentido amplio, el poder es
la habilidad de afectar la vida social. Es la capacidad de hacer
que las cosas sucedan. Para hacer que las cosas sucedan,
-
necesitamos recursos. Necesitamos conocimiento, dinero, posicin.
Los que poseen y controlan los recursos pueden hacer que las cosas
ocurran ms fcilmente que los que carecen de ellos.
Cuatro tipos principales de poder fluyen de acuerdo a nuestros
recursos:
1) El poder econmico se fundamenta en los recursos financieros.
El dinero facilita que las cosas ocurran. Es una de las ms
importantes fuentes de poder.
2) El poder especia lista surge de poseer conocim iento o
informacin especial. Los mdicos y abogados ejercen poder como
expertos porque controlan conocimiento especial en medicina y
leyes.
3) El poder organizacional surge de la posicin que una persona
ocupa dentro de una organizacin. Un vicepresidente ejecutivo tiene
ms poder que el mecangrafo, porque el ejecutivo ocupa una posicin
ms alta en el organigrama empresarial.
4) El poder personal surge de la apariencia y rasgos personales.
Cierta gente nos atrae por su estilo y maneras agradables. Su
encanto nos cautiva.
Cuando un individuo u organizacin tiene acceso a los cuatro
tipos de poder, empua un cetro enorme de poder. Ser presidente, de
buena apariencia, rico e inteligente es ser excesivamente poderoso!
El poder no es necesariamente malo. Todos nosotros ejercemos algo
de poder diariamente. Es parte natural de la vida social. No
obstante, debemos saber cmo usarlo. Cules son las formas correctas
e incorrectas de ejercer el poder desde una perspectiva
cristiana?
El Doctor A rriba y Juan Abajo
Una ilustracin sacada del mundo acadmico agudiza la desigualdad
producida por la estratificacin social. Comparemos al Dr. Arriba,
catedrtico universitario, con Juan Abajo, conserje que limpia la
oficina del Dr Arriba.
En primer lugar, Juan y el Doctor comparten los extremos
opuestos en la jerarqua universitaria. El Doctor est en la cima de
la comunidad profesional . Juan forma parte del equipo de
mantenimiento. La diferencia de status se hace patente en sus
ttulos. El Dr. Arriba es Doctor, Profesor, o Don Arriba algunas
veces para algunos estudiantes irrespetuosos. El nombre y ttulo del
Dr. Arriba aparecen en una placa dorada en la puerta de su
oficina.
Juan no tiene ningn ttulo. A l simplemente lo llaman Juan. No
tiene oficina, ni tampoco ninguna placa. La ropa confirma las
diferencias de posicin. Juan usa pantalones de lona, playeras y
unos viejos zapatos tenis. El Dr. Arriba usa saco, corbata y
mastica Certs*. Se peina el cabello con frecuencia frente al espejo
privado que tiene en el closet de su oficina. Juan, por supuesto,
no tiene ni closet, ni espejo privado.
En segundo lugar, en cuanto al poder, los caminos de Juan y el
Doctor se apartan diametralmente. El Doctor puede solicitar a Juan
que trabaje para l en su oficina, colgando cuadros, acomodando el
mobiliario, o sacudiendo telaraas. Si el aire acondicionado est muy
fuerte, el Doctor grita a Juan que lo reduzca. Si al Doctor se le
olvidan las llaves de su oficina, pide a Juan que se la abra. Juan
aun prepara el caf para el Dr. Arriba y sus colegas. Si Juan no
obedece, el Dr. Arriba enva un memo al supervisor de Juan. Lotera!
Ese es el fin de cualquier aumento para Juan.
Juan no ejerce ningn control sobre el Doctor. Puede pedirle un
favor, pero carece de poder. Ciertamente no puede recompensar o
castigar al Doctor. El Dr. Arriba conoce personalmente al rector de
la universidad y a veces le pide favores especiales. Pero el rector
ni siquiera conoce el nombre de Juan, y mucho menos se ocupara de
hacerle favores a un viejo conserje.
En tercer lugar, en cuanto a prestigio, tambin existe un gran
vaco. Cuando el Doctor camina por los pasillos, los estudiantes lo
saludan con sonrisas y a coro dicen hola, Doctor. Cortsmente se
apartan si l va de prisa. El rector siempre da un apretn de manos
al Doctor y le sonre clidamente. Cuando los estudiantes
* Pastilla am ericana para el buen aliento.
-
traen a sus padres a la universidad, se detienen en la oficina
del Doctor para presentarlos. Al Doctor le gusta contar a sus
amigos en la comunidad que l es un catedrtico universitario. Es un
trabajo respetable.
Cuando Juan camina por los pasillos, lo ms que recibe es una
leve inclinacin de cabeza, o un hola Juan, de los catedrticos que
lo conocen. Usualmente no se supone que reciba sonrisas amables del
rector, ni tampoco que les sea presentado a los padres de familia.
Y realmente a l no le gusta contarle a la gente lo que hace. El
sabe que es algo que Toms, Pedro o Paco podran hacer.
Finalmente, en cuanto a privilegios, las cosas son muy
diferentes. El salario es la ventaja ms obvia del Doctor. Gana tres
veces ms que Juan por slo ocho meses de trabajo. Juan, por otra
parte, obtiene una semana de vacaciones, algunos das de asueto para
asuntos personales, y una tercera parte del salario del Doctor. Los
beneficios secundarios del Doctor exceden a los de Juan. Su fondo
de retiro es mucho ms alto, puesto que est estrechamente ligado al
porcentaje de su salario.
El Doctor tiene control sobre su horario. Llega por la maana
cuando quiere, y se retira cuando quiere. Si surge algo importante,
el Doctor puede cancelar sus clases para el da con una nota de
ausente de la ciudad. Siempre que no falte a su horario de clases,
el Doctor puede tomarse el tiempo necesario para ir al mdico o para
visitar a un amigo fuera de la ciudad, sin decrselo a nadie. Sale
del recinto universitario a tomar caf, o de compras. El Doctor
tiene un escritorio y una oficina privada.
Para Juan las cosas son diferentes. Maana y tarde tiene que
marcar tarjeta. Debe programar sus vacaciones por lo menos con dos
meses de anticipacin. Durante los recesos para tomar caf, tiene que
permanecer en el recinto universitario, pues debe estar listo para
trabajar en todo momento. El nico privilegio que Juan tiene es la
oportunidad de leer los desechos de correspondencia de todos cuando
vaca los botes de basura. A pesar de sus diferencias, el Doctor y
Juan pagan el mismo precio por el pan, alimentos, gasolina y
enseres de casa.
Un senador de los Estados Unidos describe el prestigio y
privilegios que acompaan la posicin de senador:
Todos mis movimientos en el Senado perpetan este mensaje
eglatra. Cuando salgo de mi oficina para dirigirme al Senado, un
elevador obedece inmediatamente las rdenes senatoriales revirtiendo
su direccin, si fuera necesario, aunque pase de largo los pisos
donde otros desolados pasajeros esperan intilmente; pero a m me
lleva directamente al stano. Mientras camino por el corredor, un
polica al verme venir, llama un carro del tren subterrneo para que
me lleve al edificio del Capitolio. El operador del elevador, el
polica del Capitolio y el conductor del tren me saludan con
deferencia. En el carro, que est reservado para que los senadores
viajen solos, yo puedo tomar el asiento delantero.Un polica hace
bajar a los turistas que ya estn sentados en el carro, a menos que
yo insista en lo contrario. En el Capitolio, otro elevador marcado
SOLO PARA SENADORES me lleva al piso del Senado. All, con slo
levantar una ceja, un edecn me alcanza un vaso de agua, lleva un
mensaje, u obtiene para m cualquier cosa que necesite. Atentos
ayudantes me informan qu leyes se sometern a votacin, aunque nadie
me molesta con los detalles, a menos que yo lo pregunte.1
Con qu autoridad?
La estratificacin no pertenece nicamente a la sociedad moderna.
El lenguaje de la estratificacin aparece en los evangelios. Jess
estaba consciente de la realidad de los rangos sociales. El ngel
inform a Mara que Jess sera llamado Hijo del Altsimo y que el poder
del Altsimo la cubrira con su sombra (Lucas 1:32- 35). Zacaras
profetiz que su hijo Juan seria profeta del Altsimo (Lucas 1:76).
Jess prometi que seramos hijos del Altsimo si amamos a nuestros
enemigos, hacemos el bien, y prestamos sin esperar recibir nada a
cambio (Lucas 6:35). Un demonio llam a Jess Hijo del Dios Altsimo
(Marcos 5:7). El Altsimo en las
-
Escrituras es otro de los nombres de Dios, sugiriendo que Dios
est en la parte ms alta de la escalera.
Jess usa con frecuencia la palabra autoridad. Al principio del
evangelio de Lucas, Jess rechaza la potestad que es lo mismo que
autoridad y la gloria de los reinos de este mundo (Lucas 4:6). Ms
adelante en el mismo captulo, Jess echa fuera a un demonio y la
gente maravillada pregunta: Qu palabra es sta, que con autoridad y
poder manda a los espritus inmundos, y salen? (Lucas 4:36).
Jess da la espalda al derecho legal de gobernar de acuerdo a la
autoridad poltica, pero no rechaza la autoridad. Su derecho de
gobernar no proviene de la fuerza poltica coercitiva, sino del
Altsimo. El no comanda ejrcitos, mas s da rdenes a los demonios.
Aunque su autoridad no descansa en caballos blancos, carrozas,
tanques y victorias militares, la gente reconoce su autenticidad. Y
cuando termin Jess estas palabras, la gente se admiraba de su
doctrina; porque les enseaba como quien tiene autoridad, y no como
los escribas (Mateo 7:28-29; Marcos 1:22).
Irnicamente, Jess llega a la gente sin las tradicionales galas
de la autoridad. No tiene ningn rango poltico, ni el entrenamiento
necesario para ser escriba. Despus de una sesin de enseanza, Se
maravillaban los judos diciendo: Cmo sabe ste letras, sin haber
estudiado? (Juan 7:15). Sin una licencia de escriba no solamente
ensea, sino que ensea en forma precisa y con fuerza. Sus palabras
tienen autoridad propia. La audiencia certifica su autoridad, no
una junta de telogos expertos de Jerusaln.
Su autoridad no es ratificada nicamente por las multitudes.
Cuando el centurin se acerca a Jess requirindole que sane a su
siervo, Jess comienza a caminar hacia la casa del centurin. Este se
lo impide diciendo que no es digno de que Jess entre en su casa.
Solamente di la palabra y mi criado sanar. Porque tambin yo soy
hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis rdenes soldados; y digo a
ste: V, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y
lo hace (Mateo 8:8,9). Cuando Jess oy esto se maravill y san al
siervo del centurin. Los soldados y esclavos bajo el mando del
centurin obedecen con presteza sus rdenes.
Por qu se maravilla Jess cuando el centurin describe su posicin
de poder? Ser que sus palabras son una amenaza para Jess: Sana a mi
criado, o ... atente a las consecuencias?, no ms bien el centurin
compara la autoridad de Jess con la suya. Este gentil comprende que
Jess, al igual que l, es un hombre con autoridad. Esta es la
confesin de fe de un gentil, no una amenaza militar. El reconoce
que Jess tiene poder para sanar a su siervo, aun a distancia. Jess
se maravilla que este gentil tenga una comprensin tan plena de su
autoridad y poder.
Irnicamente, los campesinos y el centurin comprenden la
naturaleza de la autoridad de Jess, mientras que las autoridades
religiosas estn perplejas. Un da los principales sacerdotes y los
ancianos interrumpen sus enseanzas para preguntarle: Con qu
autoridad haces estas cosas? Y quin te dio esta autoridad? (Mateo
21:23 y Marcos 11:28). En otras palabras, quin dice que puedes
ensear? Quin te confiri el derecho de ensear? Quin firm tus papeles
de ordenacin?
Jess les responde proponindoles una pregunta. El bautismo de
Juan, de dnde era? Del cielo, o de los hombres? (Mateo 21:25). Si
ellos respondan que la autoridad de Juan provena de su poder de
persuasin, la multitud se enfurecera porque ellos crean que Juan
era un profeta. Jess no responde a su pregunta porque ellos no
pudieron responder la suya. Al interrogarlos acerca del Bautista,
se solidariza con Juan. Las preguntas y respuestas acerca de la
autoridad del ministerio de Juan, tambin se aplican a su propio
ministerio. Poco tiempo atrs, los fariseos haban acusado a Jess de
que su autoridad provena de Beelzeb. Ahora los sacerdotes
principales enfrentaban dos opciones: O Jess contaba con el
respaldo del Altsimo, o bien era un astuto embaucador de
multitudes.
En el evangelio de Juan, Jess clarifica cul es la fuente de su
autoridad.
No puedo yo hacer nada por m mismo ... yo no busco mi voluntad,
sino la voluntad del que me envi.Juan 5:30
-
*El Padre. ...ha dado al Hijo ...autoridad de hacerjuicio . Juan
5:26-27 i
Mi doctrina no es ma, sino de aquel que me envi.Juan 7:16 n
Yo nada hago por m mismo, sino que segn me ense el Padre, as
hablo. Juan 8:28
Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me
envi, l me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de
hablar. Juan 12:49 Kl
Una y otra vez, Jess subraya cul es la raz de su autoridad.No es
propia. El es mayordomo de la autoridad de Dios. Tiene unpoder
legal. El acta en nombre de Dios. Su Padre le ha dado elderecho de
hablar acerca del reino. Esto es fundamental. El quehabla en nombre
de otro, dirige a la gente al otro. Los lderes auto- 11nombrados
que hablan por su propia autoridad, dirigen a la gente as mismos.
Jess comprende esto muy bien cuando dice: El quehabla por su propia
cuenta, su propia gloria busca (Juan 7:18).Despus que Jess san al
paraltico la gente se maravill y glorific a Dios, que haba dado tal
potestad a los hombres (Mateo 9:8). Jess usa su autoridad de tal
forma que hace que la gente glorifique a Dios. El no es un profeta
que se auto-aclame deleitndose en el aplauso de la multitud.
En resumen, hay varios temas que hilvanan la forma en que Jess
comprenda la autoridad.
1) No cabe ninguna duda de que l se vea a s mismo como mayordomo
del poder de Dios. Dios le haba dado el derecho de hablar.
2) Tuvo mucho cuidado de usar su autoridad de tal forma que no
le trajera prestigio personal. Sus palabras y hechos reflejan los
deseos de Dios.
3) Usa su autoridad para servir y ayudar a otros. Ellos fueron
los beneficiarios de su poder. H
4) A pesar de que su ordenacin no haba sido certificada por los
canales adecuados, las multitudes perciban la autenticidad de su
mensaje y le brindaron su total apoyo y acreditacin.
Deja de trepar
En todos los evangelios sinpticos Jess reprende a los lderes que
tratan de trepar por la escalera. Seala tres formas en las que los
lderes religiosos pulen sus rangos eminentes en la escalera juda.
En primer lugar, les fascinaban las ropas ostentosas. Segn las
palabras de Jess, gustan de andar con largas ropas, ensanchan sus
filacterias y extienden los flecos de sus mantos (Mateo 23:5;
Marcos 12:38; Lucas 20:46). Los fariseos usaban ropa fina y
llamativa para recordar a la gente su posicin superior en el
sistema social.
En segundo lugar, en la sinagoga haba un lugar especial asignado
para los dignatarios prominentes. Un escriba poda sentarse en el
asiento de Moiss, al frente del saln, viendo a la congregacin.
Todos podan verle y admirar su lugar especial. Jess reprende a los
escribas por buscar las primeras sillas en las sinagogas y los
primeros asientos en las cenas (Mateo 23:6; Marcos 12:39; Lucas
20:46). El lugar de honor en las fiestas quedaba a la derecha del
anfitrin. Jess estableci con claridad que tales maquinaciones en
reuniones pblicas no son aceptables en el reino al revs.
En tercer lugar, los escribas manipulaban el lenguaje para dar
lustre a su prestigio. Insistan en ser llamados Rab (Mateo 23:8).
Puesto que el saludo representa una comunicacin de paz, estrictas
reglas ceremoniales dictaban a quin y cmo se deba saludar.2 Jess
saba que los ttulos refuerzan el rango social al llamar la atencin
a la posicin. Nos recuerdan que no todos somos iguales.
De un solo golpe Jess termina con los ttulos. Pero vosotros no
queris que os llamen Rab; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo,
y todos vosotros sois hermanos. Y no llamis padre vuestro a nadie
en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que est en los
cielos. Ni seis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro,
el Cristo (Mateo 23:8-10). Membretamos unos a otros con
-
ttulos no tiene lugar en el reino al revs. En su crtica contra
los que ansian tener prestigio, Jess denuncia la codicia por
posiciones que mueve muchas facetas de la vida social.
Decreciendo
La bsqueda del status no era un problema exclusivo de los
fariseos. Tambin los discpulos cayeron en esa trampa. Un da
comenzaron a discutir acerca de quin sera el mayor (Marcos 9:33-
34). Pedro senta que l deba ser el nmero uno, puesto que haba sido
el primero en comprender que Jess era el Mesas. Santiago y Juan,
sin embargo, pensaban que ellos deban ser primeros porque haban
sido testigos de la transfiguracin. Santiago y Juan eran presa de
tanta ansiedad respecto a su posicin que suplicaron a Jess:
Maestro, querramos que nos hagas lo que pidiramos (Marcos 10:35).
En el reino queran sentarse en los mejores asientos, uno a la
derecha y el otro a la izquierda de Jess. Mateo registra que la
madre de ellos estimulaba su ambicin (Mateo 20:20- 21).
De todas formas, encontramos al viejo espritu autocrtico de haz
esto, y haz aquello en medio de los discpulos. La mentalidad de
mandar a otros acosa a la gente, desde el mayor hasta el menor.
Jess los reprendi por su ansiedad de posicin y poder tomando a un
nio en sus brazos. El que reciba en mi nombre a un nio como ste, me
recibe a m; y el que a m me recibe, no me recibe a m sino al que me
envi (Marcos 9:37).
Pocos das ms tarde, los discpulos reprendieron a ciertos nios
que queran que Jess los tocara. Jess se indign ante este juego de
poder (Marcos 10:13-14).3 Para los discpulos estos nios no tenan
ningn valor. No ocupaban ningn lugar prominente. No ayudaran a la
causa. Jess tena que dar su tiempo a la gente influyente. Los nios
distraeran a Jess de su misin.
Los discpulos todava no haban absorbido la lgica del reino al
revs. Para Jess, los nios eran tan importantes como los adultos. No
slo pas tiempo con esos pequeos, sino que los puso como modelo de
los ciudadanos del reino ...porque de los tales es el
reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino
de Dios como un nio, no entrar en l (Marcos 10:14-15).
Mientras que los discpulos buscaban alcanzar una posicin y
apartaban a los nios, Jess usa a un nio para simbolizar la forma de
vivir en el reino. Tpicamente nosotros decimos a la gente que
crezca y que acten de acuerdo a su edad. Jess da vuelta a la lgica.
El nos dice que decrezcamos y regresemos a comportamos como los
nios. Porqu? Cmo pueden los nios instruir a quienes quieren
aprender acerca del reino? Por qu Jess baja hasta el fondo de la
escalera social para dar un ejemplo?
Los nios clasifican muy bajo en rango y poder. Son totalmente
dependientes de otros, constituyen pasivos econmicos. Los nios no
hacen distinciones sociales. No meten a los dems en casillas.
Todava no han aprendido a jugar de acuerdo a las reglas sociales de
los adultos. Antes que sus padres les adviertan lo contrario, son
amables con los extraos. Todava desconocen lo relativo a los
estigmas de raza y etnia. El color, la nacionalidad, el ttulo y las
casillas sexuales significan muy poco para los nios. No tienen
ningn conocimiento de las estructuras burocrticas o de las
jerarquas.
El uso y la manipulacin de poder es totalmente extraa para un
beb. Su llanto indudablemente logra resultados: los padres acuden
presurosos. Sin embargo, el llanto es solamente una reaccin ante
sus necesidades biolgicas, no un poder que maneja y manipula a los
dems. Cuando los nios crecen aprenden las tcticas del poder. En sus
primeros aos son confiados. El hijo que tiene buenos padres confia
en ellos totalmente.
Jess invita a los ciudadanos del reino a ser como nios en estas
reas. En lugar de buscar el primer lugar, nos exhorta a que, como
nios, ignoremos las jerarquas. Nos alienta a volvemos como ellos,
que pasan por alto las diferencias de posicin, y que consideran a
todos como igualmente importantes, sin considerar su rango y funcin
social. En vez de clamar por ms y ms poder, nosotros los seguidores
de Jess lo compartimos con alegra. Recibimos con beneplcito la
interdependencia. En vez de proclamar nuestra autosuficiencia,
reconocemos nuestra necesidad y dependencia comunitaria. Ciegos a
las distinciones sociales,
-
dependientes de los dems, vivimos como nios, pues as es el reino
de Dios.
Lo de abajo, est arriba
Los discpulos estaban desconcertados. Durante la Ultima Cena,
sentados alrededor de la mesa, surge una disputa sobre quin de
ellos seria el mayor. Despus de toda la enseanza acerca de ser como
nios, en medio de este sacro acontecimiento, los discpulos pelean
por el puesto ms importante. Como seres humanos tpicos, quieren
saber cmo estn apilados unos con otros.
Jess nuevamente trata de que comprendan el significado de la
grandeza.
Los reyes de las naciones se enseorean de ellas, y los que sobre
ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no as
vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el ms joven, y el
que dirige, como el que sirve. Porque cul es mayor, el que se
sienta a la mesa, o el que sirve? No es el que se sienta a la mesa?
Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.
Lucas 22:25-27
Una vez ms Jess pone nuestro mundo social al revs. El da vuelta
a nuestras presunciones y expectativas. Radicalmente rede- fine lo
que es la grandeza. Estas palabras golpean la misma raz de
dominacin en todas las agrupaciones sociales. En la siguiente
ecuacin nuestras tpicas concepciones acerca de la grandeza son
sacudidas:
Grandeza = El que est arriba, poderoso, amo, el primero,
gobernante, adulto.
Jess invierte radicalmente la ecuacin para que diga:
Grandeza = El que est abajo, siervo, esclavo, el ltimo, un
nio.
Aqu no cabe ninguna mala interpretacin. Jess pone de cabeza
nuestra definicin convencional. Los paganos gobiernan sobre sus
sbditos. Desarrollan jerarquas de poder. No as entre vosotros,
susurra Jess. En el reino al revs la grandeza no se mide por cuanto
poder ejerzamos sobre los dems. El prestigio al revs no se calcula
por nuestro rango en la escalera social. En el reino invertido de
Dios, la grandeza se determina por nuestra disposicin a servir. El
servicio para los dems es la vara de medir las posiciones en el
nuevo reino.
Luego Jess formula una profunda interrogante. Quin es ms grande?
El principal funcionario ejecutivo de una gran empresa cenando en
el comedor ejecutivo, o el mesero que le sirve? El presidente de la
nacin volando en su jet privado, o la aeromoza que lo sirve? El
ejecutivo y el presidente, por supuesto, son ms importantes. Los
meseros y las aeromozas se consiguen a diez centavos la docena;
cualquiera puede realizar su trabajo. Pero el funcionario ejecutivo
tiene aos de entrenamiento especial y experiencia. Cualquiera sabe
que un ejecutivo es ms importante que un mesero o una aeromoza.
No en mi reino, dice Jess. Pues yo estoy entre vosotros como el
que sirve, como esclavo, no como jefe. En lugar de dictar rdenes y
directrices a los subalternos, Jess los mira desde abajo
preguntando cmo puede servirles. El camino de Jess mira desde el
fondo, no desde la cima. Tal postura desafa el individualismo
moderno que ubica sobre cualquier otra cosa los derechos, los
privilegios y la auto-realizacin personal. Jess invita a humilde
servidumbre, no al individualismo egosta. En lugar de preguntar cmo
podemos avanzar, sup lir nuestras necesidades y desarrollamos, los
discpulos preguntamos cmo podemos servir mejor a los dems.
Las charlas modernas sobre servicio con frecuencia se quedan
cortas en cuanto al camino de Jess. Con frecuencia usamos slogans
de servicio, no tanto para servir, como para seducir a otros para
que compren productos o servicios que realmente no necesitan.
Cuando esto ocurre, los llamados siervos se convierten en hbiles
manipuladores. El o ella se convierte en agente de publicidad que
usa el lenguaje del servicio para promover intereses
-
egostas. Mucha gente de servicio profesional, ubicada bien alto
en la escalera social, mira a sus clientes desde una perspectiva de
arriba hacia abajo. Sirven a sus clientes mientras que sus
servicios redunden en utilidades en dlares y en prestigio; pero
cuando el cliente precisa ir en contra de los intereses del
profesional, el servicio se interrumpe abruptamente. Tal servicio
no puede ser llamado cristiano.
En contraste, el servicio de Jess termin en la cruz. El estuvo
dispuesto a servir a las necesidades de los enfermos en da sbado,
aun corriendo el riesgo de perder la vida. Anunci el perdn de los
pecados, cuando tales palabras blasfemas indudablemente le
conduciran a la muerte. El estilo de servicio de Jess no le rindi
ni utilidad econmica ni prestigio social, todo lo contrario; su
servicio enfureci a la autoridad y result en su violenta muerte.
Para Jess, servir no significaba abastecer a los ricos que podan
pagar precios altos.
Jess sirvi al ms pequeo de estos, a aquellos que se hallaban en
el fondo. El ms pequeo de los pequeos no poda pagarle de vuelta. Al
servirlos, indudablemente, se manchara cualquier reputacin
profesional en la comunidad profesional. Despus de todo, slo los
abogados, doctores y m aestros incompetentes servan a los
estigmatizados. Y lo hacen solamente cuando no pueden alcanzar una
prctica lucrativa entre los respetables. A los discpulos de Jess no
les preocupa esto. Ellos dan un vaso de agua fra en su nombre, aun
a los pequeos que carecen de poder o prestigio social (Mateo
10:42).
Jess ha redefinido la grandeza, pero, qu quiere decir? Cmo es
posible que en el reino los ms grandes sean los menos importantes?
El comprende que la grandeza social crece con el acceso al poder.
En la cultura moderna, consideramos grande a quien manda y seorea
sobre otros. El presidente, el gerente ejecutivo, el jefe de
departamento son aplaudidos por la sociedad, aunque no
necesariamente por sus subordinados.
Sugiere Jess que los conserjes, los obreros, los que slo pueden
trabajar medio tiempo, los dbiles, los pobres y los estigmatizados
automticamente estn en la cima en su reino? Est l llamando a un
cambio completo donde los que estn en la cima
de la escalera de este mundo intercambien lugar con los que estn
en el fondo en el reino de Dios? Me parece que no. En lugar de
poner la jerarqua cabeza abajo y organizar una nueva, Jess
cuestiona la misma necesidad de que exista una jerarqua. La declara
inconstitucional para su pueblo. Tambin propone un nuevo criterio
para evaluar la grandeza.
Al describir a Juan el Bautista, Jess dice: Os digo que entre
los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista;
pero el ms pequeo en el reino de Dios es mayor que l (Lucas 7:28).
Qu significan estas sorprendentes palabras? Jess est comparando dos
rdenes de estratificacin. Entre las personas nacidas en la carne,
ninguno es mayor que Juan. El es el ms grande, el ltimo de los
profetas.
Pero en el reino, entre los nacidos del Espritu, aun el ms
pequeo es mayor que Juan. Si el ms pequeo de los ciud