M E X I C O EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN DEL INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL: DESDE LA EXPERIENCIA INGENIERÍA QUÍMICA Yoloxóchitl Bustamante Díez Doctora en Ciencias con Especialidad en Bioquímica Fecha de ingreso: 22 de septiembre 2011 México, Distrito Federal
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EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN DEL INSTITUTO ......El proceso de transformación del Instituto Politécnico Nacional: de las ideas a los aprendizajes Especialidad: INGENIERÍA QUÍMICA
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M E X I C O
EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN DEL
INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL:
DESDE LA EXPERIENCIA
INGENIERÍA QUÍMICA
Yoloxóchitl Bustamante Díez
Doctora en Ciencias con Especialidad en Bioquímica
Fecha de ingreso: 22 de septiembre 2011
México, Distrito Federal
El proceso de transformación del Instituto Politécnico Nacional: de las ideas a los aprendizajes
Especialidad: INGENIERÍA QUÍMICA 2
CONTENIDO
Página
Resumen ejecutivo 3
1. Introducción 4
2. Desarrollo del Tema 7
3. Conclusiones 27
4. Referencias 29
5. Bibliografía 30
6. Curriculum Vitae de la candidata 31
El proceso de transformación del Instituto Politécnico Nacional: de las ideas a los aprendizajes
Especialidad: INGENIERÍA QUÍMICA 3
RESUMEN EJECUTIVO
A quienes nos hemos formado en el ámbito de la ingeniería y ejercido la profesión nos
concierne la transmisión de éste oficio a las nuevas generaciones de ingenieros; se
trata de un lazo social que soporta la tensión entre el cambio y la continuidad que
caracteriza a la transmisión de la cultura en general y a la formación de ingenieros en
particular. La participación en ésta dimensión del ejercicio profesional de los
ingenieros, puede desplegarse en distintos ámbitos y entre éstos, adquiere especial
relevancia el educativo, sobre todo en un período de expansión de la cobertura de
educación superior, es decir, un lapso en el que se incrementa la cantidad de nuevos
ingenieros a cuya constitución las instituciones de educación superior contribuyen.
Abordar el desarrollo de la formación profesional en las escuelas públicas de ingenieros
en México, conlleva adoptar una posición sobre la participación de las comunidades
educativas en ese complejo proceso, en la medida que se considere a los autores de la
práctica educativa, como sujetos indispensables en la construcción deliberada de los
cambios para mejorar la calidad de la formación y, con ello, de su posible contribución
al mejoramiento de las condiciones sociales.
Desplegar esa experiencia desde posiciones directivas, implica el gran compromiso de
intervenir en el diseño las directrices de los cambios y sobre todo, en la organización
de la construcción colectiva, de la implementación progresiva de las transformaciones.
Desde ésta experiencia, desde la práctica, presento un punto de vista sobre el proceso
de innovación que construimos en el Instituto Politécnico Nacional.
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Especialidad: INGENIERÍA QUÍMICA 10
regresé no hubiéramos coincidido un grupo de profesionales que en torno de Enrique
Villa se conformó: la sociología, la bacteriología, la administración, la medicina; la
bioquímica, además de la química industrial coincidieron como en una esquina, una de
esas en las que “los puntos de cruce nos condujeron a reflexionar acerca del contraste,
el consenso y el conflicto, acerca de la coincidencia en la diferencia.” 7
Los espacios de conjunción, eran la preocupación compartida por el futuro del Instituto
frente a los avasallantes cambios del mundo y la emergencia de entornos
prácticamente inexplorados y con alto grado de incertidumbre. Cada uno de quienes
participamos en aquel grupo portábamos ideas propias, singulares, como cualquiera de
los que yo veía desfilar en el Centro de Incubación de Empresas de Base Tecnológica,
el espacio del quehacer cotidiano. Una parte del grupo trabajábamos en el Instituto,
nos habíamos formado en él y conocíamos sus fortalezas y sus debilidades; otra parte
provenía y trabajaba en otras instituciones, constituyéndose en un grupo interlocutor,
que contaban con experiencias diversas que enriquecieron las elaboraciones.
En mi caso, el camino que había recorrido por el sector productivo a través de
empresas y laboratorios me aportó elementos para advertir que no siempre nuestras
instituciones de educación superior están al tanto de las necesidades del mercado
laboral y, con más frecuencia de lo que quisiéramos, tampoco lo están de las
necesidades de la sociedad. Así, desde las experiencias individuales, desde el tránsito
en otros espacios de desarrollo profesional, durante varios meses, el grupo de trabajo
trazó el nuevo horizonte del politécnico; sobre las tareas sustantivas y otras de
carácter adjetivo; ¿cómo mejorar los aprendizajes?; ¿cómo hacer que la investigación
incidiera con mayor énfasis en la formación de los alumnos de educación media
superior, superior y posgrado?; ¿cómo concernir en los cambios a una planta docente
que, para entonces tenía un promedio de edad de 55 años?; ¿cómo inscribir en la
práctica educativa cotidiana el uso de las tecnologías de información y comunicación
como herramientas para la enseñanza y el aprendizaje?.
Los ¿Cómo? marcaban las preguntas, ante la situación de la educación y las diversas
iniciativas que para mejorarla -con resultados escasos-_ se habían implementado en
las últimas décadas.
7 Texto de la presentación para la Exposición Ciudades esquinas, 2004.
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Para ordenar las ideas y aportaciones se construyó una guía que orientó los trabajos.
Se conjuntaron los diferentes puntos de vista. Cada uno aportaba una visión distinta
de la educación tecnológica y cómo ésta podría evolucionar en el Politécnico, dadas sus
capacidades y fortalezas, hacia un mayor nivel de calidad y pertinencia. El grupo
asesor llevaba siempre preguntas, ejemplos de lo que estaba ocurriendo en otras casas
de estudio, materiales de lectura, indicadores y avances del trabajo que construíamos
colectivamente. Vivimos un proceso de cambio, empezamos a trazar los rasgos el
Instituto Politécnico Nacional del año 2025.
Cuando se emprenden cambios de esta magnitud con frecuencia suelen ser los grupos
de alta dirección los que deciden el rumbo. Es decir, se proyectan los cambios desde la
visión de unos cuantos sin que se considere la opinión del colectivo a quien afectarán
las nuevas decisiones, con frecuencia también este tipo de procesos resulta vulnerable
y en cuanto concluye la gestión del grupo en cuestión se archivan las ideas y no logran
trascender hacia la comunidad, si es que ésta se enteró de las iniciativas.
Nosotros queríamos que las propuestas trascendieran, que la comunidad se sintiera
parte del proceso y de sus resultados, que hiciera suyo el compromiso del cambio. Así
que establecimos una estrategia participativa: el curso taller Planeación estratégica
para el cambio estructural y curricular en el IPN, convocamos a participantes de las
unidades académicas de los tres niveles y de las unidades del área central quienes con
sus aportaciones a lo largo de seis ediciones nos dieron a todos la posibilidad de
construir juntos. “Este taller tuvo como propósito el de proporcionar elementos teóricos
y metodológicos del desarrollo institucional y permitió encontrar los puntos de
convergencia para el diseño de dicho Modelo Educativo”8. El impacto que tuvo en los
700 participantes de aquellas seis ediciones fue tal que solicitaron que se replicara y
que estuviera disponible en una versión virtual para la comunidad interesada.
De este importante esfuerzo surgieron dos documentos que más tarde serían parte de
lo que denominamos Materiales de la Reforma, me refiero a los volúmenes “Construir
el futuro en el presente. Elementos conceptuales y metodológicos para la planeación y
desarrollo de instituciones de educación superior” y “Planeación estratégica del cambio
estructural y curricular en el IPN. Guía de trabajo del curso-taller. Glosario de términos
de planeación estratégica”.
8 “Planeación estratégica del cambio estructural y curricular en el IPN”. Materiales de la Reforma. Vol. 17, 2004.
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También forman parte de estos materiales tres estudios de carácter diagnóstico por
comparación (o “benchmarking”) aplicados a instituciones del nivel medio superior,
superior y de investigación y posgrado de México, en congruencia con nuestra oferta
educativa.
Situarnos en el conjunto de las instituciones educativas de nuestro país resultó un
ejercicio revelador de nuestras fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas.
Reconocernos en el escenario educativo y compararnos con el de otras instituciones,
así como identificar las políticas educativas y líneas de acción prevalecientes en los
ámbitos nacional e internacional fueron referentes valiosos para la construcción del
volumen cuatro: Programa estratégico de investigación y posgrado.
Los materiales comprenden documentos de carácter metodológico sobre un proceso
que consideró no sólo la revisión conceptual de los temas vinculados con el quehacer
de la educación superior, como en el caso del volumen 15, “De la sociedad de la
información a la sociedad del conocimiento”, ya que se presentan también desarrollos
procedimentales, por ejemplo, para la construcción curricular de planes y programas
de estudio, en el volumen 12.
Ya era bastante bueno que los participantes del curso taller Planeación estratégica para
el cambio estructural y curricular en el IPN reconocieran el esfuerzo y quisieran
replicarlo, pero lo mejor era que compartían el mismo interés sobre la necesidad de
plantear un nuevo modelo educativo para el IPN. Sin embargo, quienes habían
participado en el curso taller representaban menos del 10 por ciento de la comunidad
politécnica y para ser congruentes con nuestras propias premisas, había que hacer
algo más.
La respuesta llegó del Centro Nacional de Cálculo, el CENAC, que diseñó un sistema de
planeación en línea denominado SISPLAN. Este sistema nos permitió colocar en la
página principal del Instituto la propuesta del Modelo Educativo y someterlo a la
consideración no sólo de la comunidad politécnica sino de la sociedad en su conjunto.
Aunado a ello se transmitieron por el Canal 11 los talleres de planeación estratégica
sumando así a nuevos actores dentro del proceso con la finalidad de darle mayor
amplitud a la participación.
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Antes de ver la luz como volumen 1, el Modelo Educativo del IPN, su elaboración pasó
por 17 versiones formales además de algunas con pequeñas variantes que
diferenciábamos con una notación decimal, versión 17.2 por ejemplo. Los denominados
Materiales de la Reforma fueron el resultado de este trabajo arduo y enriquecedor, nos
propusimos un total de 19 títulos de los cuales editamos 17. Cabe destacar que el
volumen seis corresponde al otro eje de la transformación institucional, el Modelo de
Integración Social del IPN que incorpora el programa estratégico de vinculación,
internacionalización y cooperación.
Teníamos cobertura a través de nuestro portal institucional; el Canal 11 transmitía las
sesiones de los talleres de Planeación y las conferencias; habíamos involucrado a un
grupo importante de politécnicos entusiastas pero queríamos llegar “a dónde las cosas
pasan”, como dice Enrique Villa, a las aulas de las escuelas, a sus directivos y
docentes. Así que nos fuimos haciendo caravanas de difusión sobre el modelo
educativo, su sentido y pertinencia, sus implicaciones. Para afianzar los lazos que
íbamos extendiendo, y formalizar los compromisos de las escuelas o unidades
académicas, se elaboró el Convenio por la calidad y la innovación, correspondiente al
volumen 19 de los Materiales de la Reforma. Teníamos en mente que la implantación
del modelo educativo institucional fuera gradual y atendiera al contexto mismo de cada
unidad académica, quien retomaría aquello que pudiera modificar e iría implementando
poco a poco el modelo con miras a la mejora y el encauzamiento, hacia las premisas
establecidas en aquel volumen 1.
No pretendo ser exhaustiva, describiendo todos los volúmenes que conforman estos
Materiales, en éste caso interesa hacer evidente lo que el proceso de transformación
institucional ha implicado para el Instituto y sus efectos en mi persona; transitar en
este proceso ha sido sobre todo un aprendizaje continuo y lo mejor lo he recibido de
las personas. Cuando se adquiere una responsabilidad directiva como la que ahora me
honra, estas expresiones pueden parecer digamos un tanto románticas; no obstante,,
son las personas con las que se comparte un proyecto colectivo, las que definen el
cauce de nuestro proceder, siempre y cuando se tenga un plan, quiero decir, se sepa a
dónde ir, se tengan líderes y recursos pero sobre todo, se entre en acción como señala
Francesc Solé9.
9 Solé Francesc.
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El acuerdo con las unidades académicas era que firmaran aquél Convenio por la calidad
y la innovación, lo que significaba comprometerse ampliamente con el proceso de
transformación y asignarle números, nombres y apellidos, programas específicos. Fue
entonces cuando me llamaron de la Secretaría de Educación Pública para atender un
nuevo encargo: iniciar la conformación de una Subsecretaría dedicada al nivel medio
superior.
Siempre enfrentamos cambios de un modo u otro, ya sea en lo personal o en lo
profesional y aunque no necesariamente cambiar es innovar, con frecuencia la sola
transición nos provee de aprendizajes y yo, que me confieso aprendiz de tiempo
completo me fui a aprender, perdón a trabajar para la educación media superior.
Claro, ya lo hacía antes pero nunca como entonces comprendí la enorme
responsabilidad que implica formar ciudadanos. En las escuelas de este nivel educativo
recibimos, por así decirlo, niños y egresan ciudadanos. Esto supone proveerles de una
conciencia del mundo, de sí mismos y de su relación con todo ello de tal suerte que les
permita tomar decisiones.
Esta etapa de la vida es fundamental, espero no lo hayamos olvidado, no lo olvidemos
nunca: aquí damos nuestros primeros pasos hacia lo que será nuestro futuro laboral,
nuestra sexualidad, decidimos en torno de cuestiones que hoy pudieran parecernos
hasta banales como la maternidad, la paternidad o las drogas, la delincuencia… por
todo ello la atención que desde cualquier ámbito profesional podamos darle a nuestros
jóvenes es necesaria, imprescindible, pero para quienes nos dedicamos a la educación
es obligada.
Trabajar para este nivel educativo me devolvió a una realidad que a veces perdemos
de vista, entre protocolos, oficinas y papeles, una realidad que da para rato si miramos
los indicadores y sentimos cómo se nos va entre los dedos de las manos el llamado
bono demográfico, si salimos a las calles y vemos en las esquinas a los jóvenes
incursionando en el malabarismo y la magia de semáforo. Equilibristas todos que se
sostienen en el filo de una realidad que no les da para una vida mejor y en medio de
todo mi insoslayable responsabilidad social, como ciudadana, como profesional, como
directiva de este México nuestro de cada día que pese a todo brinda muchas
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posibilidades de poder hacer desde cada uno de los frentes que nos toca vivir. Hacer
con congruencia, con convicción.
La gestión bajo mi responsabilidad en la nueva Subsecretaría me permitió valorar la
trascendencia de este nivel educativo para la formación posterior de los profesionistas
ya siendo ciudadanos; considerar la importancia de renovar el abordaje de las
humanidades, en el entramado de la formación científico tecnológica que tome en
cuenta los intereses de los jóvenes y aporte aprendizajes significativos para ellos,
además de las relaciones con las ciencias y la vida social.
Hago una pausa, para mencionar la labor de los docentes en las diversas instituciones
de educación media superior, que conviven cotidianamente con nuestros jóvenes, que
tienen la posibilidad de escucharles y propiciar experiencias de aprendizaje valiosas
para ellos; por tiene especial relevancia “…ayudar a los profesores a tomar conciencia
de sus propias estrategias con la finalidad de que puedan alumbrar sus “buenas
prácticas” y repetirlas con las adecuaciones necesarias en sus nuevos grupos
escolares”10; como señala Tere Garduño Rubio
Con los aportes de esa experiencia regresé para un segundo período como Secretaria
Académica del Instituto Politécnico Nacional, llegué para descubrir que aquél Convenio
por la calidad y la innovación quedó muy bien en el impreso y nada más. Pero para mí
el foco de atención estaba ahora en los docentes. Era prioritario trabajar con ellos,
conocer sus ideas y propuestas. Afortunadamente coincidí de nueva cuenta con el
equipo con el que había emprendido la reforma institucional y el interés por el trabajo
con los docentes había fructificado con la apertura del Centro de Formación e
Innovación Educativa, uno de los proyectos anhelados por todo el equipo. Así
nuevamente coincidíamos para ponernos en acción.
Ponernos en acción significó, entre otras cosas, plantear la formación docente como un
recurso impostergable, son ellos los docentes, quienes a través de su práctica
concretan las premisas de los modelos, educativo y de integración social. Por supuesto
se habían hecho esfuerzos de capacitación y actualización docente en distintos
momentos de la vida institucional pero las tecnologías de información y comunicación
10 Garduño Rubio, Teresita del Niño Jesús, 2011.
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nos ofrecían además posibilidades innovadoras que enmarcaron un programa de
formación docente inédito en el Politécnico.
El Diplomado en formación y actualización docente para un nuevo modelo educativo
representó la puesta en marcha de una propuesta educativa en la que el estudiante y
su aprendizaje son el eje del quehacer educativo, pues si bien los participantes eran
los profesores del Instituto, se colocaban en ese momento como alumnos y teníamos
que ser congruentes con nuestros propios postulados. Así que la estrategia consideró
una puesta en marcha caracterizada por la corresponsabilidad tanto del área central
como de las unidades académicas o escuelas que participaban y, por supuesto de los
docentes participantes. Para entonces ya desempeñaba el cargo de Secretaria
Académica del IPN y por supuesto asumía la parte que me tocaba en la operación del
programa. Cada uno de los involucrados teníamos funciones ligadas por el proyecto en
construcción, de manera que la eficacia de las intervenciones y los ritmos de avance de
cada uno, tenían efectos sobre la tarea colectiva.
Por supuesto hicimos un amplio uso de las tecnologías de información y comunicación
pues procurábamos propiciar su adopción en el aula tanto por docentes como por
estudiantes, lo que implicó que todos los involucrados también las manejáramos. En
cuanto al diseño didáctico, la realización de actividades involucraba a los estudiantes
de los profesores participantes así como a sus pares, otros docentes con quienes debía
compartir y contrastar ideas y resultados de la aplicación de encuestas o de la
percepción que sus alumnos tenían sobre los conceptos de aprender, enseñar o
evaluar. Todo se construyó para generar bases de datos, información que permitiera
en una segunda etapa, hacer investigación educativa.
A 8 años de distancia de la primera generación el trabajo colaborativo y la discusión
colegiada siguen siendo elementos sine qua non del diplomado, si no lo conocen les
invito a que lo hagan. Es un programa que hoy día también exportamos a Centro
América y que fue motivo de reconocimiento por la Secretaría de Educación Pública
que le otorgó el premio nacional de innovación.
Pero, más allá de las cuestiones didácticas y de la propia experiencia exitosa, hay que
decir que el principio de esta acción formativa fue el respeto y el reconocimiento de la
labor de los docentes. Queríamos comunicar el reconocimiento a sus trayectorias, la
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valoración de su experiencia y que fueran ellos mismos quienes a partir de la reflexión
colectiva sobre las prácticas en las aulas, con referentes conceptuales apropiados para
ello, transitaran hacia la necesidad del cambio pues como señalan Garduño y Soria
“…para formar al docente no sólo es necesario tomar conciencia de lo que hace y cómo
lo hace, sino también de cómo lo puede hacer mejor, si desea reorientar o enriquecer
sus formas de trabajo cotidiano. La necesidad de cambio nace del maestro, nunca
puede ser resultado de una imposición. Debe ser una construcción producto de un
proceso de aprendizaje.”11
Las expresiones vertidas por ellos en los foros digitales de discusión nos devolvieron
respuestas que, de nueva cuenta, me brindaron la oportunidad del aprendizaje.
Como la opinión vertida por la maestra Dennys Ingrid Gallegos Méndez de la Escuela
Superior de Física y Matemáticas quien participó en la sexta generación y nos decía en
uno de los foros de discusión, a propósito de una comparación sobre la práctica
docente prevaleciente y la propuesta del modelo educativo institucional:
“Dentro de la Institución, se visualizan profesores tradicionalistas, y otro grupo
que lucha por hacer sus clases más dinámicas incluso estos profesores son los
que más alientan, dan ánimos, orientan, guían, asesoran a los muchachos a
seguir adelante con esta carrera, una carrera sin duda nada fácil para ellos, una
carrera de obstáculos, con muros difíciles de vencer… hay profesores que sólo
se dedican a escribir, llenar los pizarrones y elevar más su ego, sin darse
cuenta que hay alumnos "normales" , y la actitud del profesor debería ser más
flexible, generadora, retroalimentadora, guiadora, facilitadora... y todo en
función del alumno... ya que muchos carecen de herramientas de estudio y
administración de tiempo.”12
Analizar la experiencia del Diplomado e identificar los rasgos que contribuyen a
propiciar el aprendizaje dentro de la propia organización, permitirá generar estrategias
de atención y fortalecimiento de la planta docente y directiva en la medida en que se
les reconoce por su papel fundamental para la continua mejora institucional. Es por
ello que durante mi gestión como Secretaria Académica se impulsó un proyecto de
investigación educativa que revisará el impacto de este programa en las aulas mismas,
11 Garduño Rubio, Teresita del Niño Jesús, 2011. 12 Testimonio expresado en los foros de discusión en http://www.diploformacion.cfie.ipn.mx/diplomado2008/
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recuperando la visión de docentes y estudiantes. La encomienda al grupo de
investigación fue precisamente abrir una colección de publicaciones que denominamos
La formación y actualización docente para la transformación institucional.
Me propuse que a través de una colección de 5 volúmenes acordes con los objetivos de
la investigación, se evidenciara la pertinencia y sentido de este diplomado. No
abundaré en los resultados, más bien les invito a leer los dos primeros libros mientras
salen de prensa los tres siguientes. Permítanme en cambio citar algunas de las
conclusiones del volumen 3 de esta colección, titulado Visión de los alumnos: toma de
conciencia docente y cambios en el aula.
“De acuerdo con las opiniones de los alumnos el tipo de docente que favorece
aprendizajes significativos es un profesor facilitador que fomenta experiencias
para actuar sobre el objeto de conocimiento, desencadenar procesos de
razonamiento y convocar a un ambiente de trabajo respetuoso y motivador, lo
que propicia una formación integral del estudiante.
El análisis de las ideas de los estudiantes en esta investigación permitió otorgar
un nuevo nivel epistémico a los procesos de formación docente. Recuperar la
voz de los jóvenes, a través de los diversos ejercicios del Diplomado permitió
constatar que un proceso formativo necesita pasar por una reflexión profunda
de las interacciones entre quien enseña y quien aprende …que no siempre el
que enseña es el docente y el que aprende es el estudiante. Intercambiar los
papeles posibilitó recuperar las situaciones reales en que se dan los procesos
del aula y ofrecer un nuevo estatus a la visión crítica que los jóvenes pueden
ofrecer cuando se está dispuesto a escucharlos.
Si los docentes son capaces de mirarse críticamente y están dispuestos a seguir
aprendiendo a partir del efecto de sus acciones educativas en sus estudiantes,
es posible que puedan seguir creciendo afectiva, cognitiva y profesionalmente.
La gestión directiva en una institución educativa como la que me ha tocado en turno
dirigir tiene, en palabras de Pilar Pozner el gran desafío de “dinamizar los procesos y
la participación de los actores que intervienen en la acción educativa”13 lo que supone
entre otras cosas, velar por la gobernabilidad de la institución; por su calidad
académica y por el mejor desempeño de los sujetos de nuestras acciones: los
estudiantes.
13 Pozner de Wienberg, Pilar, 2005.
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Para ponerlo claro, la gestión directiva, por más que se sea una buena ingeniera
bioquímica, supone el desarrollo de otras capacidades, para una intervención en las
diversas dimensiones del quehacer educativo, como son la curricular, administrativa,
organizacional, entre otras.
De modo que además de los avances en materia de formación docente, ha sido
necesario apuntalar otros aspectos asociados con la implantación del modelo
educativo, aspectos que en el ámbito de lo académico se vinculaban directamente con
la necesidad del cambio en los planes y programas de estudio ad hoc al modelo. Había
que fortalecer el proceso de transformación curricular que en un primer momento se
circunscribía a tres niveles: la actualización, la reestructuración y la estructuración
curricular. El primero se limitaba a la actualización de la información; el segundo a
modificaciones más profundas en torno a la seriación, contenidos y asignaturas; y el
tercero se refería a la conformación de un nuevo programa académico.
A partir de la aprobación del Modelo Educativo Institucional por parte del Consejo
General Consultivo del Instituto, de su publicación impresa y de aquellas caravanas en
las que participé para generar consensos y compromisos en las Unidades Académicas
del Instituto se vivirían diferentes procesos de transformación en el sentido curricular,
profundamente ligados a la dinámica de cada nivel de estudios. Diría que en tanto que
en el nivel medio superior había ya una cultura de la construcción curricular y de la
actualización, caracterizada por un trabajo disciplinado en el sentido organizacional y
jerárquico y que iba rindiendo frutos; en el nivel superior la experiencia era otra en
donde la característica fundamental era la heterogeneidad de prácticas y experiencias.
En el nivel medio se impulsa sobre todo una estrategia para tratar de articular los
esfuerzos formativos en torno al denominado Proyecto Aula, que consiste en que los
docentes de un mismo semestre trabajen con los grupos y alumnos en forma colegiada
para definir los proyectos sobre los que trabajarán a lo largo del semestre y que
pueden ser abordados desde las distintas disciplinas que se estudian. Se establecen
objetivos, formas de trabajo y procesos de evaluación. El ejercicio de involucrar a los
estudiantes en su propio proceso de aprendizaje revela el desarrollo de competencias
como una necesidad que de alguna forma se refrenda con las propuestas de la
Reforma Integral de la Educación Media Superior promovida desde el sector educativo.
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Al ritmo de las políticas educativas en turno se impulsa la transformación del mapa
curricular, pasando de un diseño por objetivos a un diseño por competencias que si
bien en el Modelo Educativo no se prescribe en sentido estricto
En el nivel superior existía, como ya señalé, una diversidad de prácticas y grados de
avance en los distintos procesos de desarrollo curricular, por cuanto había unidades
académicas que habían iniciado procesos de actualización y reestructuración curricular,
las menos empezaban a trabajar en un perspectiva de rediseño curricular en el marco
del Modelo Educativo Institucional. El origen y continuidad de estos procesos está
vinculado también a la forma de organización que observaba la Secretaría Académica
hasta antes de 2005 en donde tres direcciones de coordinación, de acuerdo con el
campo disciplinar de que se tratara impulsaban procesos diferenciados de cambio
curricular con diferentes resultados.
Después del 2005 se da un proceso con un tratamiento semejante para las unidades
académicas de nivel superior. En términos formales las modificaciones curriculares se
denominaron entonces rediseño curricular, albergando los cambios de actualización y
reestructuración. Actualmente se ha rediseñado prácticamente la totalidad de las
unidades académicas, nos faltan algunas del área de ciencias físico matemáticas y
algunas de biológicas que se están trabajando. Se ha enfatizado en las estrategias
constructivistas, orientadas a lograr aprendizajes significativos para los alumnos.
En el proceso de construcción del nuevo modelo podemos advertir cómo vamos
cambiando, cómo cambia el mundo y otras instituciones. Cómo emergieron las
competencias como resultado de algo a lo que llamábamos “conjunto de habilidades,
actitudes y valores” evolucionó para convertirse en competencias. En estos tres
últimos años se aceleró el proceso al contagiarse las escuelas de la posibilidad de
entrar al modelo, de generar las condiciones para poder hacer ese tránsito. A la
transformación institucional se han ido sumando cada vez más profesores, cada vez
más alumnos y cuerpos directivos que empiezan a mirarse, como alguna vez lo hice yo
también, en el espejo de lo que ocurre afuera, en otras instituciones, en el campo
laboral que nos demanda ingenieros, médicos, economistas, biólogos, ambientalistas o
expertos en turismo con altos grados de competitividad. Eso, no podemos soslayarlo.
El proceso de transformación del Instituto Politécnico Nacional: de las ideas a los aprendizajes
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Capítulo aparte son los programas a distancia, coordinados hoy por la Unidad
Politécnica para la Educación Virtual. Eran como un sueño largamente acariciado y que,
como parte de un ejercicio de construcción curricular innovador padeció los sinsabores
de la incomprensión y los descalificativos, acompañados de propuestas y de un enorme
desgaste y frustración, por parte de los profesores que participaron en cada intento.
pero que nos fueron dando luz… aprender que la conversión de los programas de lo
presencial a lo virtual tendría que ser dada por ellos y acompañada de expertos que
en el diseño gráfico o en la gestión tecnológica ponían su granito de arena. La didáctica
tenía que estar dada por ellos, por las academias. Vinieron sesiones yo diría casi
heroicas… se había anunciado tanto que no tuve ninguna duda en impulsar la puesta
en marcha de los programas en estas modalidades, era hora de entrar al ruedo y
teníamos con qué.
Es este contexto el que nos lleva a plantearnos una asignatura pendiente: la necesidad
del cambio normativo, reconocemos cada vez con mayor claridad que requerimos de
unas normas acordes con el modelo educativo que impulsamos y se construye también
en forma participativa.
En mi gestión se privilegia el diálogo, el trabajo colaborativo y la participación de todos
los actores institucionales, un claro ejemplo es la génesis del Reglamento General de
Estudios que rige actualmente.
El Reglamento de Estudios Escolarizados de Nivel Medio Superior y Superior, vigente
desde el 16 de octubre del año 2000 hasta el 13 de junio de 2011 regulaba el ingreso,
permanencia, trayectoria y egreso de los alumnos politécnicos; sin embargo, no
reflejaba el espíritu del Modelo Educativo Institucional: no permitía flexibilidad, no se
centraba en el aprendizaje, ignoraba la movilidad intra e inter institucional, desconocía
modalidades educativas distintas de la escolarizada, etc.
Con fecha 31 de julio del 2006, el Consejo General Consultivo emitió un Reglamento
General de Estudios que estuvo vigente hasta el 14 de septiembre de 2006 ¡Solamente
un mes y medio! La razón de su existencia efímera la encontramos básicamente en
deficiencias en la comunicación y en la sensibilidad de una administración que desdeñó
la cultura de la imposición.
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Este episodio institucional, aparentemente amargo, nos permitió lograr un aprendizaje
significativo en torno a las organizaciones humanas, así como reconocer la importancia
de la participación, la difusión, la mejora de los canales de comunicación y la
trascendencia de generar sinergias.
Pero la asignatura continuaba pendiente, seguíamos rigiéndonos por instrumentos
normativos caducos, de modo tal que se hizo indispensable una línea estratégica en mi
gestión, Por ende, bajo los principios rectores que tracé al inicio de mi actual gestión,
se señala la ”Consolidación y modernización de la gestión institucional” y desde ahí me
propuse “Avanzar en la transformación de la vida académica institucional y de buen
gobierno… (mediante el) acompañamiento de una normatividad y formas de gestión
eficientes y eficaces… (siendo) necesario continuar y profundizar la revisión y
adecuación de la normatividad institucional y de las estrategias…”.14
El aprendizaje a que hice referencia líneas arriba fue capitalizado al momento de
establecer la estrategia que daría vida a nuestro actual Reglamento General de
Estudios.
Un grupo de expertos politécnicos fue coordinado por la Dirección de Posgrado, hubo
estrecha comunicación con la Secretaría Académica, se desarrolló un programa de
trabajo sin prisas (el proceso tuvo una duración de un año y cinco meses), nunca se
recurrió al mecanismo del voto, sino que los acuerdos fueron generados por consenso
después de un amplio proceso dialógico.
Una vez que se dispuso de una primera versión del Reglamento, fue publicado y
difundido ampliamente a través de un cuadernillo, la habilitación de un sitio web para
recibir opiniones individuales así como de los consejos técnicos de cada unidad
académica; al mismo tiempo, los integrantes del Honorable Consejo General Consultivo
participaron en talleres que les permitieron conocer el entorno normativo que regula
nuestra vida institucional así como la estructura de una primera propuesta. La
invitación era a participar, a construir.
Con todas las observaciones y propuestas vertidas (varios miles), se realizó un trabajo
de síntesis y análisis de su frecuencia, importancia y pertinencia, de modo que se
14 Programa Institucional de Mediano Plazo 2010-2011.
El proceso de transformación del Instituto Politécnico Nacional: de las ideas a los aprendizajes
Especialidad: INGENIERÍA QUÍMICA 23
generó una segunda versión y se inició una segunda etapa de consulta que arrojaría
varios cientos de opiniones.
Después de tamizar la información recabada tuvo lugar la publicación de la tercera
versión en la cual se recibieron pocas observaciones. Esta versión fue modificada
ligeramente y turnada a la Comisión de Estudios Legislativos del Consejo General
Consultivo, la cual elaboró la cuarta propuesta de Reglamento General de Estudios y se
allegó de información del grupo de expertos y de los titulares de las unidades
académicas de nivel superior que actuaron de manera colegiada.
Finalmente, el Consejo General Consultivo aprobó la propuesta de Reglamento, con
una amplia aceptación.
La publicación del Reglamento General de Estudios representa un parteaguas en la
gestión politécnica, significa dejar atrás una cultura de verticalidad remplazándola por
una cultura de colaboración. Asimismo, fue el punto de partida para la adecuación y
revisión de la normatividad institucional, proceso en el que nos encontramos inmersos
actualmente.
Me llena de orgullo decir que este Reglamento es fruto del diálogo, el conocimiento, la
tolerancia, el respeto, la paciencia y el compromiso de las y los politécnicos, es fruto
de los valores que posee nuestra institución que tiene como misión ser “rectora de la
educación tecnológica pública en México, líder en la generación, aplicación, difusión y
transferencia del conocimiento científico y tecnológico, creada para contribuir al
desarrollo económico, social y político de la nación.
Para lograrlo, su comunidad forma integralmente profesionales en los niveles medio
superior, superior y posgrado, realiza investigación y extiende a la sociedad sus
resultados, con calidad, responsabilidad, ética, tolerancia y compromiso social.”15
Antes de acercarme a las conclusiones quiero compartir con ustedes una última
reflexión que inició en el momento mismo en el que recibí, del señor Presidente de la
República, el nombramiento que hoy ostento: si el aprendizaje ha sido el eje de mi
vida. ¿Puede el Instituto Politécnico Nacional ser una organización que aprende? De