EL ORDEN PSIQUITRICO. Robert Castel Introduccin al texto,
perspectiva del anlisis. Esto pretende ser un resumen- trabajo
sobre la obra el orden psiquitrico de Robert Castel que constituye
un excelente estudio para podernos hacer idea de las
transformaciones y mutaciones que han ido gestando las practicas
discursivas y no discursivas, las instituciones, los roles, los
estatutos, lugares que hoy hacen posible determinadas formas de
poder pensar, hacer, enunciar todo aquello que est en torno a la
salud mental. La perspectiva en la que el autor trabaja podramos
llamarla como un anlisis materialista del poder. Donde no se har
una Historia de la psiquiatra oficial mirada desde el triunfalismo
de mirar todo desde el ahora, como el momento culmen de progreso
cientfico y social. La importancia no ser aqu puesta en grandes
descubrimientos salvadores y nombres propios con grandes
intenciones e ideas como a veces parece que algunos quieren
vendernos cierta Historia cmplice, hecha sobre el registro del
progreso, historia que enmascara los horrores como errores y que
finge aprender cada vez ms y mejor en direccin del mejor de los
mundos posibles. El acento para nosotras- se encuentra en ver cmo
funcionan y operan las lgicas, los cdigos, las prcticas, frente a
los anlisis idealistas que fijan la importancia en las voluntades,
en las grandes palabras bien intencionadas. Es decir, lo que
primero se encuentran son las demandas, las necesidades polticas
que deban hacer frente a un problema de gestin del mundo social, y
despus estn las justificaciones que suelen disfrazarse de razones
honorables o cientficas, todo enmaraado por diferentes y
contradictorias luchas discursivas, tensiones internas,
resistencias y dominaciones. El anlisis no se encuadra en los
principios jurdicos sino que se trata de ver los mecanismos ms
incisivos, eficaces y numerosos que se encuentran en los
intersticios de la ley en funcin de objetivos que no son los
grandilocuentes principios jurdicos sino ms bien cumplen funciones
que son la regulacin social, es decir, la gobernabilidad y el
control. Estamos en una sociedad que va ms all de la ley en su
dominio, estamos en una sociedad de normalizacin extrajurdica. En
el recorrido que vamos hacer por la historia de la psiquiatra que
parte de la ruptura oficial con el antiguo rgimen, va ha estar
lleno de mutaciones, en medio de tensiones, de conflictos de
intereses corporativos, de conflictos entre saberes, de luchas
discursivas, por posiciones estratgicas de poder, de condicionantes
polticos y econmicos que han dado lugar al actual panorama. Esto no
es una progresin lineal que presupone el momento actual como el
culmen del proceso cientfico de una sociedad en su punto lgido de
humanidad. Para pensar esto vamos a utilizar el concepto de
metamorfosis, que se define como el cambio de elementos de un
sistema, el paso de una coherencia a otra, el cambio de naturaleza
por el que el ser deja de ser reconocible. Este concepto de
metamorfosis nos ahorra falsas y metafsicas preguntas, adems de
juicios de valor intiles o simplistas. El concepto no facilita
visualizar cmo los antiguos mecanismos se han desplazado y se han
puesto a funcionar de otra forma, no tan diferente, que responde a
un momento y situacin dada. Por eso, es necesario seguir las
mutaciones, las metamorfosis, de la poltica de salud mental.
Contextualizacin de la obra. La cuestin moderna de la locura surge,
emerge, en el contexto, en la ruptura que se va gestando con el
Antiguo Rgimen en pro del nuevo sistema social contractual- burgus
que nace tras la Revolucin Francesa. Donde se muestra cmo es
necesario una reorganizacin de los poderes tras el vaco dejado por
dichas transformaciones. Este vaco con la entrada de nuevos
agentes; administradores locales, jueces, medicina que se pondrn en
disputa intentando hacerse cada uno con los nuevos lugares de
privilegio. Intentaremos dibujar tambin cmo a travs de la abolicin
de las lettres de chachet por la Asamblea Constituyente en 1790
(que permita encarcelar a los individuos con cierta arbitrariedad),
se deber poner en libertad a los locos tras una consulta previa con
un mdico. Lo que suceder, que dista de esta declaracin de
intenciones, se acerca ms a una nueva cadena que se va gestando
entre las diferentes formaciones discursivas al atribuir al loco el
estatuto de enfermo, absoluta novedad que medicalizar la locura
hasta nuestros das con grandes consecuencias que iremos viendo. Por
tanto, se crea un nuevo tipo de relacin social, la tutela. Debido
al odio que se haban ganado las instituciones del Antiguo Rgimen
por su arbitrariedad y crueldad y al nuevo estatuto del enfermo
mental, se necesitarn instituciones nuevas y teraputicas que den
solucin al molesto problema de los locos. Por tanto, mostrar las
dos principales metamorfosis. La primera podramos enunciarla como
la toma del papel preponderante de la medicina en la cada del
Antiguo Rgimen, y la segunda se refiere a cmo los aparatos de
control se transforman mayoritariamente (sobre todo en cuanto a cmo
se dicen, se enuncian, a si mismos) de coercitivos- autoritarios a
intervenciones, persuasivos- manipulativos, lo que se ha llamado
tecnologas dulces. CAPITULO 1. EL DESAFO DE LA LOCURA El Estado, la
justicia y la familia. Antes de la revolucin burguesa el poder
judicial y administracin se repartan la responsabilidad del
secuestro de los insensatos que a veces daban lugar a los
conflictos de competencia. Las ordenes de la justicia consistan en
el secuestro ilimitado. La mayora de los encierros eran por orden
del rey o del ministro de casa del rey. La familia tambin poda
pedir la incapacitacin para poner los bienes bajo tutela familiar
sin que fuera obligatorio el encierro. Las familias solan
defenderse de los actos de sus pervertidos, libertinos, hijos. Si
el rey daba la orden, el perturbado pasa a ser un prisionero de la
familia. El poder tiene un doble papel; cuidar el orden pblico,
pero sobre todo regular el poder correccional de las familias. Sin
embargo, hay unas grandes tensiones entre las familias, el poder
judicial y el real. Algo caracterstico de la poca era que la locura
era un asunto de familia sobre todo si tena recursos (y no quera
internarlo), dndose el caso de alienados no socorridos, no
encerrados, tutelados por la familia. Las familias que no queran
controlar al loco tenan dos opciones que dependan de su iniciativa:
pedir el internamiento y/o la incapacitacin al poder judicial, o
pedir la orden del rey para un secuestro ms expeditivo, aunque
normalmente se internaba y despus se legalizaba dicha situacin. Las
ordenes eran principalmente ejecutadas por el poder legal y se
imponan a desviaciones familiares, es decir, tenan como eje la
voluntad familiar sumada a la condicin de ir contra la salud
pblica, an poco definida. Se va gestando el concepto prevencin, que
se dedicar ms adelante a rastrear el cuerpo social para detectar
anomalas que ms que reprimir el acto de la locura es anticiparse
para ordenar cualquier va de alteracin. La soberana; el contrato y
la tutela. La lucha por la administracin, apropiacin del fenmeno de
la locura que enfrenta a los diferentes poderes, se abre de
diferente forma cuando el poder del rey se considera arbitrario,
frgil e inaceptable, es decir, cuando pierde su legitimacin. El
poder mdico se va ha asentar, pero necesita una nueva legitimacin,
por eso abandona (o dice abandonar), las antiguas prcticas
coercitivas, cuando en realidad casi las mismas prcticas pasan a
ser, de pronto, mdicas al recubrirlas de cdigos, de discursos
mdicos. La necesidad de cambio viene fundamentalmente para obtener
la legitimacin ansiada. No se trata de suprimir el conjunto de
prcticas represivas que amparaba el poder real, sino esquivar la
sospecha de arbitrariedad que sustentan. En dicho proceso, se dict
una ley en la que se deba poner en libertad a todas las personas
que no estn legalmente condenadas sin incluir finalmente a los
locos. A stos se los examinara y a juicio de un mdico se le pondra
en libertad o no. Aunque esto no se produjo claramente. Mas o
menos, se produjo una continuacin entre la orden del rey y el
juicio del mdico. Es decir, las mismas personas ya liberadas de la
arbitrariedad del encierro ahora seguan estndolo despus de su
liberacin. Cuantitativamente, la cuestin de la locura no era
importante en si, pero si lo era mucho por los principios que se
jugaban a favor del poder del soberano, a favor de la nueva
sociedad contractual y de los derechos de los ciudadanos. El nuevo
Estado en el proceso de transformacin del Antiguo Rgimen, se limita
a sancionar- castigar a los que transgreden el orden jurdico y
econmico y a respetar la libertad de los ciudadanos soberanos
dentro de este marco ideal de ficcin de libertades formales y de
explotacin econmica. Se est gestando un nuevo estatuto de ciudadano
con la famosa base del contrato social y las libertades, pero hay
sujetos especiales que no entran, no tienen las condiciones para
ajustarse a este marco. Por tanto, hay que crear un nuevo estatuto,
diferente y especfico para el loco, uno de los actores especiales a
regular. El criminal, el nio, el mendigo, el proletario y el loco.
En relacin con el nuevo marco social y el nuevo estatuto de
ciudadano, cinco especies de sujetos plantean problemas especficos.
El criminal. A dems de la transformacin que aparece junto a la
prisin (y la figura que crea), hay una evolucin del derecho que
lleva a poner en primer plano la responsabilidad personal; es
decir, el individuo elige racionalmente entre el inters personal y
en contra de los derechos de los dems, ya que ahora el pueblo es el
soberano, los delitos no se cometen contra el rey sino contra todos
los ciudadanos. Ahora la sancin se funda en el derecho (por tanto,
ya no la arbitrariedad) que hace soberano al pueblo. El problema es
disear una tecnologa eficaz para castigar. La cuestin parece pasar
por reeducar, vigilar, corregir, por tanto, medicalizar los delitos
(preso- enfermo) y la prisin (enfermeras del crimen), aunque la
medicina mental todava no haba nacido. La lgica de la medicalizacin
del loco es totalmente distinta a la del criminal, donde el derecho
a castigar pretende humanizarse, pedagocizarse, desde el criterio
de racionalidad, ya que el criminal s es responsable de sus actos.
El loco no tiene vnculo racional con la infraccin (que es) que
comete, por tanto, no se le puede sancionar pero es necesario su
tratamiento, la condena (que es ser loco) se tie de tratamiento,
enmascarndola cuando en realidad no va ms a all de una
racionalizacin teraputica de una modalidad represiva. Se le impondr
un diagnstico mdico o ms bien el diagnstico mdico es su condicin de
posibilidad. Por tanto, la represin o intervencin sobre el loco
tiene, o es de fundamento mdico y la del criminal es jurdica. La
analoga entre las instituciones (prisin-manicomio) y las tecnologas
disciplinarias (reeducacin moral tratamiento moral) no disimula
mucho el antagonismo que en un principio parece diferenciarlas.
Derecho de castigar, deber de asistir. La psiquiatra tendr que
conquistar un espacio (construir un saber) para obtener su parte
del pastel, su parte de vigilancia y disciplina. El mendigo. Con la
lgica de que el Estado debe atender y asistir a sus pobres, lleva a
prohibir la mendicidad acentuando la intervencin en la creacin de
centros para mendigos. El estado burgus est al borde de su propia
violacin no formal pero si real, sin embargo, el fenmeno de la
filantropa, que explicaremos ms adelante, ser un complemento
indispensable para impedir esto. Intervenir antes de que la pobreza
sea excesiva y lleve al delito o a pequeas revueltas. Se apela por
una beneficencia pblica, menos caprichosa que la caridad pero menos
obligatoria que la justicia, una nueva tecnologa poltica. El
proletariado. Una nueva figura muy importante que, frente al
alineado, se autopertenece porque puede vender su fuerza de trabajo
para subsistir. Un descubrimiento importante para las estrategias
del poder que utilizar la burguesa ser, en vez de la condena moral
de la mendicidad, mantener el pauperismo para solventarlo con la
asistencia especializada, donde se producir un feliz maridaje con
las tecnologas de regulacin social y la corriente de los
filntropos. El loco. A finales del siglo XVIII el loco es una
figura generalizada de asociabilidad, no transgrede ninguna ley
pero puede violarlas todas. Se lo acerca a la animalidad. Pero a la
vez es peligroso; el loco da lastima porque ha perdido el atributo
mas preciado, la razn. En esta ambivalencia entre el horror y la
piedad, la medicina mental va a jugar la carta de la benevolencia,
a travs del humanismo y/o la filantropa que no son ms que un
auxiliar del derecho para situaciones lmites en las que el loco y
su estatuto escapa a las categoras judiciales de la nueva sociedad
burguesa. Segn los alienistas ms que ser culpables que hay que
castigar, son pobres enfermos cuyo lamentable estado merece toda
nuestra atencin y humanidad para devolverlos a la razn prdida.
Paternalismo que encubrir una relacin de tutelaje, de dominacin.
Aqu vemos cmo no hay contradiccin entre la compasin y la ciencia
sino todo lo contrario, como tampoco la hay entre benevolencia y
autoridad. La piedad ocupa el lugar de la ley donde sta no puede
expresarse por su propia forma. La actitud filantrpica, la compasin
por los infortunados, suple las lagunas del derecho. Es una
tecnologa del control muy econmica psquicamente ya que coincide con
la moral dominante. Es agradable y a la vez necesario realizar, con
las mejores intenciones, la buena conciencia de la razn que se
emplea por el bien de los sometidos; buenas acciones para con la
sociedad, para con los ms desfavorecidos, los locos. CAPITULO 2. EL
SALVAMENTO DE LA INSTITUCIN TOTALITARIA. La intromisin de la
medicina en las prcticas sociales relativas a la locura aparece en
el siglo XVIII. La medicalizacin no significa la simple cosificacin
de la locura por un enfoque mdico sino el establecimiento por la
nueva institucin especial de internamiento ahora mdica; el
manicomio posibilita una nueva definicin del estatuto social,
jurdico y cvico del loco: el alienado. Alienacin como la desviacin
del orden natural, una perdida la autonoma y racionalidad personal.
Por tanto, lo esencial en la medicalizacin de la locura es la
relacin mdico- hospitalaria entorno al manicomio. La medicina se
sita. El rol de experto conquistado por el mdico le hace
convertirse en un personaje central en la relacin de los problemas
sociales y la medicina, por aadido responsable de la salvaguarda
del loco y de la poblacin. Otra consecuencia e hito importante es
que se le reconoce al alienado el estatuto de enfermo. Hay un
movimiento que intenta la reordenacin del espacio de encierro,
medicalizndolo. Aunque no se ve a simple vista, se continua el
esquema del gran encierro, y se pone hincapi en romper la
indiferenciacin reinante en los hospitales generales donde es
imposible clasificar a los locos. Otro modelo de asistencia. Los
hospitales del Antiguo Rgimen tenan el resentimiento y el odio
generalizado de la poblacin por el terror que el Estado y las
congregaciones religiosas imponan, el terror disciplinario. Todava
el hospital no estaba medicalizado, por lo que su composicin no son
slo enfermos, ni todos los enfermos, sino que es el lugar de un
nfimo nmero de indigentes y todos aquellos personajes que hay que
neutralizar por suponer un riesgo para el equilibrio social. Es
decir, el hospital era un dispositivo dentro de la lucha contra los
riesgos sociales que conllevan la miseria y los desajustes
sociales. Slo ms tarde se convertir en espacio directamente
vinculado con la enfermedad. Se puede decir que en el antiguo
rgimen haba una distincin en el trato con los pobres hbiles, los
pobres enfermos y los buenos pobres (enfermos socialmente
asimilados), los cuales eran atendidos a domicilio en lo posible.
La jerarqua eclesistica constituye, a travs de todos sus
personajes, una red de vigilancia por la que se mide el
merecimiento de la asistencia a domicilio. Parece que hay un
enfrentamiento entre dos lgicas, entre dos modelos antagnicos de
asistencia. El primero es la utopa totalitaria del Antiguo Rgimen:
absorber en un primer momento la masa de desviados para
neutralizarla asignndoles a una institucin cerrada donde, por medio
de tcnicas correctivas, restaurar el orden. La segunda estrategia
de asistencia es una utopa que se podra denominar capilar; va
dirigida a fijar el riesgo de desviacin en su lugar de origen,
estableciendo una relacin de dominio o poder a travs de la ayuda
que se recibe en esta nocin de asistencia socorrida a domicilio: la
prevencin. Dos modalidades - estrategias de reterritorializacin
mdica que en realidad no son, no sern contrapuestas, sino
complementarias. Podramos llamarlas vigilancias poblacionales en su
medio natural, por las que el mdico se anexiona una nueva funcin
poltica que recorrer todo el espacio social. Doble anticipacin del
futuro: la medicina como servicio mdico pblico homogneo, implantado
en todo el territorio, y la medicina preventiva como parte del
dispositivo general de diagnostico e intervencin precoz. Un
compromiso reformista. Si la naciente psiquiatra se ha ligado a la
institucin totalitaria se debe a la conjuncin de motivos tcnicos y
polticos en un tiempo y espacio determinado. A pesar del nuevo
rgimen liberal, el Estado no puede dejar de interesarse por estas
desgracias que pueden poner en peligro su equilibrio, por tanto, se
establece una mnima estructura de asistencia obligatoria segn el
doble registro de la organizacin de las ayudas domiciliarias (que
aument sensiblemente) y de un programa hospitalario (que disminuy
en nmero). As, tras la crtica al secuestro masivo de los desviados
(libertinos, pervertidos, vagos, mendigos, putas, etc.) slo queda
justificado el encierro del Loco y del Criminal, que necesitarn de
tratamiento especfico, ya que estn en el afuera al no permanecer
dentro de las reglas del marco liberal. Se ha producido un
mecanismo que modificar la situacin. Una clarificacin de las
finalidades del encierro, criticando el encierro masivo, represivo
e indiferenciado, llevar a reformular las categoras de la poblacin
que puede ser encerrada, y quedan algunas categoras fuera de la
posibilidad de secuestro. El internamiento slo afectara a los
sujetos que no pueden adaptarse a la sociedad normal. Desde
entonces, todo debe racionalizarse; generar discursos
legitimadores, con las mejores intenciones posibles, los mtodos
cientficos ms rigurosos, y crear la institucin mejor preparada para
llevar a cabo dichos objetivos. Esta racionalidad triunfar al
disociar con mayor precisin los tipos de temor y al asociarles
tecnologas especficas para exorcizarlos. Los reformadores defendern
el manicomio como un mal menor que es totalmente necesario. El
intento de adaptacin de estos hospitales para convertirlos a
establecimiento especial para alienados, parece convertir la
cuestin en un problema tcnico o como mucho moral, nunca poltico. Es
objetivo de los reformadores es remodelar, rentabilizar
econmicamente, racionalizar los procedimientos, aumentar la
eficacia, la moralidad. Es decir, que el manicomio se convierta en
la piedra angular del nuevo dispositivo de asistencia que
justifique la lgica: no es el aparato de poder el que aplasta a los
hombres sino un establecimiento mal dirigido. Por lo que se trata
de renovar la institucin para armonizarla con la nueva moral
reinante, la burguesa. Se crear una nueva tecnologa a modo de
laboratorio obsevacional-experimental (panptico) para conocer la
verdad de la locura a travs de la observacin constante, en todos
los aspectos y para poder dar cuenta de su estado, el manicomio. Un
operador prctico. Esta corriente de reformadores, necesitarn
operadores prcticos, gerentes eficaces y humanos que amarn el
progreso, venidos de las tradiciones higienistas y filantrpicas
para llevar a cabo la sntesis alienista en relacin al nuevo
establecimiento especial, el manicomio. Pinel, en Francia, va ser
esta figura de vanguardia que sintetice diferentes aportaciones del
alienismo. Las lneas de progresin van ha ser: la terica, que
consiste en un progresivo afinamiento del cuadro clasificatorio de
las enfermedades; las innovaciones prcticas en la institucin(
hidroterapia, duchas fras, calientes, lavados, etc.), y, por ltimo,
un va ms lenta que ser la administracin de medicamentos. Pinel va
ha poner en relacin y concretar los principios de lo que se llamar
el tratamiento moral; con la clasificacin del espacio
institucional, clasificacin nosogrfica de las enfermedades mentales
e imposicin de una relacin especfica de poder entre el mdico y el
enfermo. Pero no se qued ah, sino que separ cuidadosamente las
especies de la locura, enviando a los nios y nias a los lugares
destinados, los hurfanos y separando los epilpticos, cancerosos,
paralticos, los alienados. El acto fundador de Pinel no fue el de
que quitarle las cadenas a los locos para que andaran libremente
por el manicomio con el objetivo de observar la locura, sino que
fue el ordenamiento del espacio hospitalario. El aislamiento del
mundo exterior y la separacin de especies de la locura para
clasificar, es decir, la distribucin metdica de los perturbados,
introdujo por s misma una racionalidad de la enfermedad mental. Se
funda la ciencia y su entidad, la enfermedad mental, a partir de
separar en el manicomio a los alienados por los sntomas que no hay
ms que observar. Adems, el espacio meticulosamente ordenado supone
una conducta regulada. Este hospital constituye, a la vez, el
instrumento del tratamiento ya que permite tomar medidas para su
alimentacin, su limpieza y su rgimen moral, y tambin para
estructurar y generar el saber para desarrollar discursos que
justifiquen el encierro. Conocer las diferentes especies de
alienacin, las distintas lesiones del entendimiento, extraer las
reglas del tratamiento. Se trata de paliar el mal que azota a los
hospitales generales, la mezcla, la indiferenciacin, la
promiscuidad contagiosa. Al ordenar el caos, en el mismo acto
instituimos un saber (clasificaciones nosogrficas), una prctica
eficaz (el tratamiento moral) y una reduccin de los focos de
epidemia moral ( moralizacin). Un observatorio ideal y un centro de
accin privilegiado donde el mdico alienista saque la mxima
eficacia. La tecnologa pineliana. Pinel enumera una serie de
imposiciones, principios fundamentales, a seguir: 1. Aislar del
mundo exterior, romper con este foco de influencias no controladas
por el famoso aislamiento teraputico que podr canalizar el delirio.
Con la imposibilidad de comunicar con el exterior, nodo
desorganizador de loco. 2. Constitucin del orden asilar; es una
rigurosa disposicin de los sitios, las ocupaciones, la utilizacin
del tiempo, las jerarquas, que entreteje la vida del enfermo en una
red de reglas inmutables. Un laboratorio donde reprogramar toda la
existencia humana. Parece entreverse que el mundo exterior normal
ser el lugar de reproduccin del desorden, mientras que en manicomio
ser un espacio coextensivo de la razn, sociedad ideal en lo que se
refiere nicamente al orden. 3. La relacin de autoridad que liga al
mdico y a sus auxiliares con el enfermo en el ejercicio de un poder
constantemente aplicado. Porque la locura es solamente desorden.
Por tanto, todo tratamiento es una lucha, una relacin de poder, de
fuerza entre un polo, la razn total (el mdico) y la sinrazn (el
enfermo mental), una lucha de voluntades. Hay que doblegarle: Hay
que subyugar el carcter entero de los enfermos, vencer sus
pretensiones, domar sus arrebatos, romper su orgullo. Someterle a
una relacin teraputica que toma la apariencia de duelo entre el
bien y el mal, este es el primer paradigma de relacin (de soberana)
entre el enfermo y el mdico en la medicina mental. El
establecimiento especial: herencia e innovacin. El manicomio
teraputico constituye una revolucin, que se inscribe en la
continuidad de las instituciones disciplinarias. Se observa una
continuidad en cuanto que las llamadas medidas de polica del
Antiguo Rgimen y las intervenciones mdicas ya que no cambian a
simple vista. Las finalidades perseguidas son principalmente el
reducir la distancia del comportamiento desviado al comportamiento
normal; readaptar a enfermos, obligar a trabajar a los ociosos,
corregir a los indisciplinados, apagar los focos de desorden y
agitacin. Aunque si afinamos, observaremos que la locura ya no se
percibe como error del juicio (en el Antiguo Rgimen), sino en
relacin a la conducta normal (perturbacin del actuar, querer,
decidir). Hay un cambio del eje verdad- error- conciencia
(conciencia de una realidad que se percibe errneamente), al eje de
la voluntad- pasin- libertad en la enfermedad mental de reciente
constitucin. Esto cambia considerablemente algunos aspectos. Otra
importante transformacin es que el mdico tiene el poder de
secuestrar (por el propio bien del enfermo), es una intervencin
mdica y no una medida de polica; es un lavado la cara, igual al
manicomio como algo teraputico y no de castigo. El manicomio
realiza la sntesis del saber y del poder en esta figura moderna del
filsofo-rey que es el mdico-jefe. El manicomio es donde mejor se
encuentran dos modelos diferentes, que no son excluyentes: la
exclusin y el cuadriculamiento disciplinar, es decir, neutralizar y
reeducar. Por fin coinciden los intereses del enfermo y la
finalidad oficial de la institucin y, por tanto, es ms creble el
carcter teraputico de la institucin. Frente a estas maquinas de
matar la personalidad, y reconstruir un nuevo sujeto ms dcil, la
eficacia de los penales queda muy por debajo. Todos los alienistas
filntropos se indignaron por el escndalo que supone encerrar a los
alienados en crceles, pero todos subrayaron el gran progreso del
nacimiento del manicomio; inventaron una nueva escena distinta que,
en parte, era la misma que exista ya. CAPTULO 3: LA PRIMERA
MEDICINA SOCIAL A partir del bastin manicomial conquistado y
constituido desde la entrada en escena de Pinel y sus afines
alienistas, emerge una compleja nebulosa que teje vnculos entre
prcticas hospitalarias y extra-hospitalarias referidas a un saber
que pretende ser nuevo, que defiende los intereses corporativistas
de un grupo profesional. El triunfo histrico del alienismo supo
anudar como medicina a la vez mental y social un entramado mdico,
garanta de respetabilidad cientfica y un entramado social, el de
los filntropos y reformadores del periodo post-revolucionario a la
bsqueda de nuevas tcnicas asistenciales. El nacimiento de una
especialidad mdica; un saber muy especial. Pinel ofrece una primera
formulacin del conjunto terico de la ciencia alienista que debe
leerse como una solucin de continuidad, un calco respecto a la
medicina del S. XVIII que fue, a la vez, heredada de las ciencias
naturales. La actitud cientfica no consiste ms que en observar el
curso natural de los trastornos mrbidos asegurndose de que ninguna
interferencia lo ha alterado. Al igual que las enfermedades
corporales, se har una mera descripcin de los sntomas segn el orden
de aparicin, el desarrollo y la terminacin, en detrimento de la
posterior localizacin de la enfermedad en el organismo. Por tanto,
la ciencia se conforma con encontrar su ordenacin racional
limitndose a clasificar la experiencia, constituyendo nosografas.
Se produce un choque entre la concepcin alienista que conceba la
enfermedad como un mal del espritu en el que el cuerpo no tiene
nada que ver y la concepcin de la medicina organicista que pretenda
la localizacin somtica de la locura, que slo se impondr al agotarse
el alienismo. Leyendo los textos de la escuela alienista, vemos los
oscilamientos de dos modelos de enfermedad mental: un esquema
organicista que supone una lesin, alteracin endgena que se localiza
en el origen de la enfermedad, y una nosografa moral y social de
los sntomas del desorden que reenva a la psicopatologa de las
pasiones y el entendimiento. La visin que predomina en este momento
ser la segunda que piensa la locura como una aberracin de las
facultades del entendimiento y la voluntad y que no est
caracterizada por las enfermedades ordinarias como los sntomas
fsicos, y as, las causas que la producen pertenecen frecuentemente
a un orden de fenmenos completamente ajenos a las leyes de la
materia del cuerpo somtico. Por tanto, se caracterizara esta visin
alienista de los trastornos por la alteracin de las ideas, la razn,
la voluntad, el querer y las pasiones del alienado, es decir, con
su indecente y desordenada moralidad.Se abre entonces lo que ser en
los finales del siglo XIX el viraje que parece progresista hacia el
organicismo, pero que realmente llevar a posiciones cercanas a la
incurabilidad y/o la exclusiva administracin de frmacos
desatendiendo el carcter social y poltico de la locura. Otra trampa
de diferente carcter que hoy padecemos, padecen los llamados
enfermos mentales. El conflicto se replantear muchas veces entre
los manicomiales, dedicados a defender y mejorar las condiciones
del ejercicio de la medicina especial, y a la orientacin tecnicista
que remite al modelo mdico constituido en los hospitales
ordinarios. Un sistema bien dispuesto. El sistema alienista est
compuesto por diferentes elementos:1. El cuerpo terico de la
medicina mental gira entorno a la sintomatologa y las
clasificaciones nosogrficas que no son ms que el ordenamiento de
los signos que distinguen el comportamiento patolgico de las
conductas socialmente correctas, formalizando los datos inmediatos
de la conciencia social de la locura. El alienado es aquel que no
tiene consideracin con ninguna regla ni ley ni costumbres, es
egosta y asocial. La locura es un exceso que es una deficiencia:
agitacin, imprevisibilidad, impulsividad, arrebato, peligrosidad,
etc.2. Debido a la eclosin de la enfermedad mental, se produce
desorden social, esto dio lugar a innumerables textos de la escuela
alienista sobre las relaciones entre opuestos: la locura y la
civilizacin. El alienismo es la primera forma psiquiatra social y
es falso pretender decir que la medicina mental se ha desentendido
de las condiciones sociales de la gnesis de la enfermedad mental,
ya que por su propio carcter anexionista su preocupacin ha sido
constante.3. El alienismo defender la preponderancia de las causas
morales que vincula el nivel antropolgico o individual y el terreno
social de una fenomenologa del desorden. Podra decirse que las
causas de la locura son el desarrollo de las pasiones, los excesos
de toda clase y las vivas emociones morales. Por tanto, causas ms
morales que fsicas que desde la tradicin alienista del tratamiento
moral eran fcilmente tratables.4. El tratamiento moral nunca excluy
el empleo de una gama de medios fsicos (ms o menos violentos) que
van desde medicamentos hasta hidroterapia. Podramos decir que hacen
galas de una actitud que se honra de no escatimar medios contra la
enfermedad, una especie de eclecticismo teraputico. La
reinterpretacin- imposicin moral es un anticipante de las terapias
directivas, aunque lo ms frecuente es que el tratamiento moral se
administre de una manera colectiva e impersonal. El tratamiento
moral coincide con la corriente conductual y otras en el exclusivo
intento de modificacin de la sintomatologa superficial. Nadie se
preocupa de explorar la subjetividad enferma en s, no hay ningn
interrogante sobre la legitimidad del monopolio que ejerce la razn
sobre la locura, ni el menor escrpulo en imponer una direccin
unilateral del poder sobre le paciente.5. El manicomio es el lugar
existencial del ejercicio de la psiquiatra porque es el lugar ms
apto para oponerse al medio natural, pudiendo desplegar en todo su
esplendor la pedagoga del orden. En l puede hacerse ms enrgico el
ejercicio de la autoridad, ms constante la vigilancia, ms estrecha
la red de coacciones. Hay un reconocimiento bastante evidente en la
tradicin de esta primera medicina mental de su carencia de
elementos cientficos necesarios para colmar ese sentimiento
educativo en alza; curar a los enajenados, modificar, instruir y
reformar a los delincuentes. Contribuir a un progreso donde todava
las luces no estn al nivel de los sentimientos. Esto muestra que la
medicina mental pudo realizarse a travs de objetivos prcticos
demandados desde estrategias polticas que deseaban perpetuar el
orden social y que se desentendan de la dimensin propiamente
cientfica. Por tanto, la cientificidad de la psiquiatra es un falso
problema, ya que ella no produjo ninguna ruptura en el saber mdico
sino que, por el contrario, lo que hizo fue organizar y registrar
mdicamente unas tcnicas tradicionalmente disciplinarias. Este
registro o racionalizacin le ha dado cierta credibilidad necesaria
para mantenerse. El nuevo panorama de la asistencia. La mitad del
siglo XVIII est marcada por un descubrimiento decisivo que vincula
la riqueza al trabajo. Este reconocimiento del valor del trabajo
transforma el sitio que deben ocupar en la estructura social el
indigente y los otros improductivos. En vez de excluirlos a un
espacio cerrado para moralizarlos hay que reinsertarlos sin ruptura
en los circuitos productivos. Por lo que socorrer a los pobres
enfermos no es una virtud sino un deber, una necesidad del gobierno
y del Estado. Es necesario vigilar este extraordinario semillero de
sujetos destinados a trabajar. Una nueva poltica de asistencia que
cumpliera una doble funcin: neutralizar el riesgo del desorden y
explotar las fuerzas productivas. En lugar de la antigua frmula del
encierro, la asistencia se reorganiza entorno a las capacidades
diferenciales de acceso al trabajo, por lo que aquel que se niegue
a trabajar (o no pueda) no slo no merece ninguna ayuda sino que
adems merece ser severamente vigilado. Tengamos pobres, nunca
mendigos. El trabajo lejos de ser la solucin es ms bien el
problema, ya que el mercado de trabajo crea la indigencia con la
poltica de salarios bajos, la constitucin de una reserva de paro,
etc. En el marco del liberalismo absoluto, el mismo concepto de
asistencia pierde su sentido, sin embargo, esta posicin extremista
no prevaleci como tal. Los fenmenos discursivos se debatan entre la
mera caridad privada y la beneficencia pblica. En este crecimiento
de las sociedades, de la clase burguesa como tal, hay que controlar
sus efectos para que no llegue a un umbral de ruptura que provoque
una guerra social. En este contexto va hacer irrupcin una corriente
de pensamiento y discursiva fundamental en el desarrollo de la
psiquiatra y de los ideales humanitarios modernos: la filantropa.
Los filntropos procedan de una faccin especializada en problemas
asistenciales de la burguesa ilustrada. La filantropa ha sido un
laboratorio de ideas e iniciativas prcticas de donde salieron las
tcnicas de sometimiento de las masas, indispensables para el
dominio de la clase burguesa. El pobre en el limite de la
indigencia es mantenido por las leyes del mercado en constante
necesidad y dependencia. Las insuficiencias de la proteccin social
que llevan a las formas asistenciales suelen conllevar el
consecuente control de la relacin de tutelaje. Esta miseria
estructural no es una injusticia, ya que el sujeto deber, con su
esfuerzo individual y sus mritos personales (en la lucha entre los
vagos y los competidores), conseguir vivir a su gusto, sin ninguna
falta y progresar en la pirmide social. Es decir, si quieres
puedes, si no sales de la pobreza es por tu responsabilidad
individual, por tu incapacidad individual de encontrar trabajo,
cuando ste escasea y es de malas condiciones. Esta situacin de
crear esa necesaria bolsa de pobreza, un ejercito de trabajadores
vidos de trabajar (robar o mendigar) son consecuencias necesarias
del funcionamiento de la maquinaria social en su libre ejercicio.
No obstante, es una desgracia y un peligro. La desigualdad de
posibilidades y recursos induce intercambios de otro gnero; la
generosidad sale al encuentro de la miseria, donde el donante da
con alegra una ofrenda sin obligacin y encuentra el agradecimiento
del asistido salvado momentneamente de la acusante necesidad. Al
pobre hay que mantenerlo al lmite de la supervivencia. En situacin
de pauperismo social. Es la nueva beneficencia que es una
reinterpretacin burguesa de la piedad russoniana. Por fin, mediante
a esta visin altruista e ingenua, viene la humanidad reconciliada
con el inters del homo economicus. El orden social, por esta
formula, queda salvado; en lugar de dividir la sociedad por
categoras odiosas de propietarios y proletarios enfrentados, nos
esforzaremos por mostrar hombres menos afortunados que tengan
muchas corrientes de simpata y favor, abundantes y sagradas desde
las clases acomodadas. La beneficencia como mejor arma de control y
manipulacin del pueblo, ya que la relacin de tutela desactiva la
posibilidad de la revuelta. Mientras que la dureza de corazn de los
poseedores impulsa a los desgraciados a la revuelta, la generosidad
hacia ellos es la raz poltica de su sometimiento. Citando a un
famoso filntropo de la poca, el progreso liga el aumento de las
riquezas comunes con la desigualdad que le es inevitable, un
accidente de progreso que habr que aliviar. Con todo lo anterior se
entrev una lnea de recomposicin de la poltica de la asistencia
inversa (y hasta un punto, contraria) al encierro; encasillar,
vigilar, domesticar a las poblaciones liberadas sobre el terreno
natural que ya no puede contentarse con controlar a los marginales
peligrosos, sino a una clase social. El alienista, el filntropo y
el higienista. Intervenir de manera ilustrada sobre las necesidades
de los pobres, es decir, satisfacerlas de una manera mensurada y
atenta al uso que el beneficiario hace de las donaciones, es
reservarse el medio de manipular a los asistidos, de prorrogar su
dependencia, de instituir una vigilancia permanente; en este orden,
la ayuda perpeta el sometimiento. El mdico en este contexto deber
desterrar su viejo sueo de ser un magistrado vigilante de la moral,
al igual que de la salud pblica, para ser un especialista de
cuestiones de inters general, que ser una especie de ciencia entre
la medicina y la legislacin encargada de supervisar e intervenir
sobre los ncleos fundamentales de la vida social; una medicina
poltica. Su objetivo no slo ser curar las enfermedades, sino que
tendr una ntima relacin con la estructura social; la higiene
pblica, medicina legal y el elemento estrella del movimiento
alienista, la prevencin. La prevencin primaria, que exigira el
control del conjunto de datos que condicionan la existencia de la
comunidad, que desembocar en el intervencionismo poltico
generalizado con un carcter marcadamente filantrpico; instaurar una
moral slida, hacer trabajar al perezoso y conducir al hombre
corrompido hacia la virtud, todas por el propio bien de los
afectados. A partir de aqu, el dueto indisoluble mdicos- filntropos
abanderaban el imperialismo psiquitrico que aument sus espacios de
intervencin en el territorio. El higienismo perdi su esplendor de
principios de siglo y tuvo que conformarse con realizar prcticas
bastante limitadas que solo perfeccionarn las instituciones; sanear
las alcantarillas, prevencin de algunas sustancias txicas, etc. La
medicina clnica goza ya de ms prestigio cientfico, pero no es tan
til ya que sigue cerrada al marco somtico e individual, por lo que
se priorita las prcticas alienistas que pueden con los problemas
sociales ya que son colectivas. Sin embargo, la medicina va entrar
en una crisis decisiva entre tendencias que chocan, que darn lugar
a un nuevo esquema mdico que piensa romper definitivamente con la
percepcin social (o moral) casi espontnea de la locura, para
constituirla en una autentica enfermedad. A partir de ahora, en la
lucha contra las plagas sociales, estarn siempre las dos tramas, la
mdica y la social, ora separadas, ora entrelazadas de otra forma.
Aunque los mdicos efectuarn un movimiento de retirada inversa y
complementaria tratando de circunscribir su objeto de estudio y
trabajo a partir de lo orgnico (o lo inconsciente). La medicina se
hizo social sin ningn tipo de ruptura con la concepcin dominante de
la locura, ni tampoco con el orden social que le dio cobertura. Al
cdigo nosogrfico se le suma lo orgnico, pero nada ms. CAPTULO 4.
UNOS EXPERTOS PROVIDENCIALES. El arte mdico empieza a consolidarse
como un saber racional, cientificista, con un alto grado de
autonoma profesional. Lo importante en esto no es el abuso de
poder, sino el hecho de que se ocupa un lugar estratgico en el
proceso de decisin. Su juicio es, se convierte en una realidad
social. Se dan tres estrategias para esta tomar el poder. Los
nuevos gerentes. La primera lnea de ensanche del alienismo es la
anexin de funciones administrativas dentro del hospital. Los nuevos
mdicos son tanto mdicos como administradores (de la organizacin
manicomial y del presupuesto). Existe una consolidacin y una
extensin demogrfica de su influencia (de los alienistas, modelo
Pinel). Se produce un marcado proceso de medicalizacin de la
locura, una conjuncin de prcticas mdicas y administrativas, un
progresivo reconocimiento del mdico director. El mdico debe ser, en
cierto modo, el principio vital del hospital de alienados que
dirija todas las acciones tanto medicamentosas como higinicas. El
mdico debe quedar investido de una autoridad que nadie pueda
sustrarsela. Se produce por tanto, una conquista del poder
administrativo de los hospicios debido a una nueva tecnologa
manicomial que es la de investir al mdico de una autoridad
incuestionable en el hospital de alienados, ya que l dirigir todo
[los medicamentos, higiene (organizacin) del lugar]. Solo el poder
ilimitado del mdico podr llevar a cabo el programa de gobierno del
manicomio. Aqu podemos observar una constante en la psicologa y la
medicina mental, el imperialismo frente a la administracin. El
mdico es el alma del manicomio, todo se hace con su consentimiento,
dice cmo hay que actuar dentro en todos los aspectos. Hay un gran
aumento de mdico-directores (en 1863 casi todos los hospicios eran
dirigidos por mdico-directores). Se afianza el mdico, todo debe
estar subordinado al pensamiento mdico, es el dueo absoluto, el
director debe desarrollar la voluntad del mdico. Unificar para
reinar.La difusin de la tecnologa manicomial de Pinel va a ser
esencial en la medicina mental: el rechazo a tratar en
instituciones separadas diferentes categoras, sino unificar el
dispositivo de cuidados. La tecnologa manicomial har del manicomio
un medio teraputico tan homogneo como sea posible. Aunque no cure
(slo a veces) hay que tratar y someterlo a observacin. En 1851 los
alienados curables e incurables pueden o deben estar reunidos en un
establecimiento, aunque separados al mando de un mdico que los
discipline, parte esencial del tratamiento moral. Hay una lucha
entre el tecnicismo segregador mdico selectivo, que selecciona y
trata intensamente a los enfermos y la tendencia globalizante que
rechaza la nocin de incurabilidad por humanismo, pero porque tambin
seala el punto donde acaba su poder que es la posicin alienista. El
acto fundador de la medicina mental fue hacer de una masa polimorfa
una nica categora (alienacin mental) inscrita en una nica
institucin (manicomial) bajo una nica direccin (mdico- alienista)
en la direccin de la nica razn posible, el tratamiento moral. El
alienista es ms que un tcnico un especialista, es un organizador
que, desbordado por sus funciones, va a imponer un nuevo rol de
experto. Certificacin no conforme. Por la sobrepoblacin en los
hospicios y la imposibilidad de, las incapacitaciones de hacerse
cargo de los alienados, se empieza a pedir un certificado de
locura, hecho por el mdico para poder ser admitido en la
institucin. En la nueva regulacin que se configura las
incapacitaciones van a ser descalificadas y sustituidas por un tipo
de legitimidad ms mdica que jurdica. En 1838 una ordenanza
subordina a las casas de salud a un prefecto de la polica, donde el
mdico tiene funcin pericial (el certificado) de admisin, no importa
tanto el criterio de salida, raramente necesario. El mdico se erige
como juez supremo que dispone de la vida del enfermo que va ms all
de la incapacitacin. Queda legitimada por la ley una competencia de
experto mdico ya que la decisin tanto de la entrada o no de los
alienados en la institucin como la disposicin all de los mismos
queda regida con clara y absoluta legitimidad por el mdico. Los
monoamnicos y los locos. En estos tiempos se pone en primer plano
el mbito judicial, la problemtica de la imputabilidad, de la
responsabilidad irresponsabilidad de los delincuentes pero sobre
todo de los locos, empezar aqu el idilio entre la psiquiatra y lo
judicial en el juicio del alma del delincuente y del loco. La
cuestin pasa por dilucidar qu debe ocurrir con los actos
involuntarios, arrebatos (lo que hoy podamos nombrar sin que sea lo
mismo como obsesiones, compulsiones, etc.) sin delirios. Recordemos
que el delirio parece indisoluble hasta ese momento de la locura
aunque no de la alienacin mental. Los actos irracionales que son
una especie de coaccin interna (no racional) son unos
comportamientos a patologizar. Para esto ser creada por los
alienistas la categora de monomana que ser un espacio importante de
extensin de lo patolgico (la locura sin delirio) ms all de la
locura delirante. Esta necesidad de irresponsabilizar (junto a la
consecuente patologizacin) al loco viene de la transformacin que se
gesta en el funcionamiento del poder que ha mostrado M. Foucault
principalmente en vigilar y castigar que presupone la premeditacin
racional del acto delictivo (responsabilidad) que hay que corregir,
reeducar normativamente ms que aplastar represivamente por el poder
soberano. La monoamina ( que estaba dbilmente fundada) es otro acto
anexionista respecto a lo judicial, que fue contestado y por tanto
ms desarrollado y argumentado. Ms importante que la nocin de
monoamina, es el hecho de que mediante ella se busca una elaboracin
terica que legitime un espacio de intervencin que beneficiar a los
intereses corporativos mdicos que se introducen en el aparato
judicial. El alienismo se movi entre la doble existencia: hacer
imposible la condena a un loco pero que tambin se absuelva a un
criminal. Se cuid del exceso de benevolencia aunque fue la carta
que juego con los alienados para asegurarse su parte en la
reparticin de las poblaciones. Esquirol: Dios no nos permita
defender teoras subversivas contra la moral, la sociedad y la
religin. Hubo una oposicin a la categora monoamnica como
justificacin, ya que haca de un crimen una enfermedad, defendiendo
la postura de dejar a cada cual lo suyo; al juez, los criminales y
los locos al psiquitrico. En realidad, la operacin alienista que
patologiza a nuevos sectores del comportamiento es complementaria
de la operacin judicial tendente a rehabilitar el derecho a
castigar sobre una base completamente racional. Una conquista que
quema sus naves. El enjuiciamiento de responsabilidad racionalidad
se va a desplazar desde el acto criminal (el delito en s) hasta
desplazarse a considerar en sus motivaciones ms profundas, las
pericias de su vida, sus relaciones (el alma) y sopesar la
sentencia segn las posibilidades de enmienda. Gracias a la
monomana, los alienistas respondan a la pregunta: Para qu servan
ellos? Que era descifrar al sujeto no interpretable por otros
cdigos. El diagnstico dirige un destino institucional: manicomio o
prisin. Ms tarde el abanico va a extender las claves (afinndose) y
diversificando las poblaciones de las que hay que ocuparse, ms all
del modelo dicotmico (loco o criminal), convirtindose en una
actividad de seleccin y clasificacin, de matizar el cdigo donde se
pueda tutelar a cualquier tipo de anormal. Por la necesidad de
separar con ms sutileza a los cada vez ms enfermos mentales y
criminales, se empiezan a considerar aspectos comunes: La
peligrosidad (que siempre estuvo en la percepcin originaria del
loco) que, por un lado est asociada a la compasin que despierta el
don del hombre, la razn y la naturaleza monoamnica instintiva que
provoca el eclipse de su voluntad. Pero paradjicamente el enfermo
encerrado, irresposabilizado es casi sospechoso de premeditacin: Ya
que su mejora es disimulada y en cualquier momento saltar hay estar
atento, es decir, a los peligrosos impulsivos no hay que perderlos
de vista, aunque muestren signos de curacin asegurndose cierto
control justificado e indefinido por la supuesta incurabilidad de
la enfermedad mental que siempre est latente. Todo alienado
homicida debe ser encerrado para siempre (Aubanel). El registro ha
cambiado: no se trata de recobrar la razn que anular el perodo
patolgico, sino la permanencia de una naturaleza perversa que
vigilar, ya que puede simular la normalidad. Esto desembocar en una
nueva modalidad del descubrimiento y la caza del loco: la
prevencin, que es la intervencin basada en la virtual amenaza sin
comportamientos reales, peligrosos del enfermo (extensin de la
tutelacin); aunque se cometan algunos errores irremediables siempre
se va ha eliminar un mal de gran alcance. La psiquiatra empieza a
acercarse a una forma de interpretacin intervencin que no tiene
lmites, que aumentar porque no slo se trata de proteger la vida
sino la propiedad, el honor de los individuos, as como el orden
pblico (Falret). En consecuencia, el nmero de alienados que pueden
atentar contra la seguridad pblica aumenta de un plumazo
enormemente, gracias a la psiquiatra. Esto tiene importantes
implicaciones: El diagnstico psiquitrico relacionado a la
peligrosidad, ser un punto esencial de control social que va a
condicionar totalmente el destino de un sujeto. Comienza una era de
sospecha generalizada de los comportamientos sociales, la guardia
contra una amenaza difusa, afirmando positivamente la competencia,
y detectora y neutralizante del mdico. Est ms all de la percepcin
objetivista de la locura que la busca ms all de la apariencia. Esta
relativizacin de la concepcin de normalidad no es una revancha de
la locura oprimida en pos de su emancipacin de la tutela sino ms
bien una extensin de la mirada mdica dirigida regular los
antagonismos de lo social. El manicomio parece no ser mejor
dispositivo para tratar la alienacin. Parece atisbarse que el
alienismo clsico dio una definicin muy estrecha de las poblaciones
a tratar. Empieza a verse la diferencia entre anormal y enfermedad
mental ya que hay sujetos demasiado lucidos para el manicomio y
poco responsables para la prisin. CAPTULO 5. DE LA PSIQUIATRA COMO
CIENCIA POLTICA. Aunque las experiencias alienistas comienzan a
beneficiarse de la autoridad de la costumbre, queda por hacerse,
integrarse, ensamblarse perfectamente el aparato de estado, para
alcanzar total impunidad. Esta integracin se produjo por la
conjuncin y ordenacin de redes cada vez ms tupidas, ms que la
imposicin desde arriba, centralizada. Intercambios mutuos y
nivelaciones recprocas entre los alienistas y los encargados
polticos de gestionar los antagonismos sociales a nivel central.
Hacia la integracin en el aparato de Estado. El rgimen napolenico
muestra una intencin general por los problemas psiquitricos de
intervencin, as como sobre todo de organizar en el territorio una
estrecha red de vigilancia, esforzndose en fijar, reterritorializar
a las poblaciones marginales, mendigos (asignacin de residencia y
trabajo) y criminales (prisiones). En 1813, con la necesidad de
reducir gastos se revisa la situacin de los alienados para ver
cuanto cuestan al estado los insensatos que hay que apartar de la
sociedad, crendose una veintena de grandes lugares dnde fijar a los
ltimos nmadas incontrolados (mendigos, insensatos y criminales). Es
decir, en 1813 se impone la necesidad de un servicio pblico para
alienados pero la naturaleza mdica de este establecimiento slo vino
ms tarde. Estos establecimientos mixtos (de los insensatos) se
mueven entre ser hospicios y casas de arresto, un hbrido con lgicas
contradictorias, el manicomio y la prisin. En 1819, todo cambi tras
un estudio y dictamen de la organizacin central, se reconoci que;
las constantes atenciones, el aislamiento, el tratamiento que
necesitan los alienados debe realizarse en un establecimiento
especial y exclusivo de tipo alienista; el manicomio (igual que
haba sido hasta entonces) con otro nombre, donde no pueden, ni
deben estar mezclados los alienados con individuos de otra clase.
Por tanto, separacin de las poblaciones y asignacin de un lugar
nuevo para los alienados. Pronto se crea, por la administracin, una
comisin encargada de reactivar el mismo proyecto alienista que
posee grandes poderes; carta blanca para los alienistas como
delegacin del poder. De inmediato se produce una reorganizacin, una
nueva poltica de conjunto, una modernizacin manicomial. An as,
aumentan desordenes de los alienados que perturban la sociedad. En
1835, se cree indispensable una nueva legislacin. En 1836, el
Consejo de Estado prepara la ley. Tras largas disputas discursivas
por imponer determinadas visiones del asunto que a su vez respondan
a diferentes intereses ya est maduro el proceso de integracin de la
psiquiatra en el aparato de Estado. Lo medicalizable y lo
administrable. La competencia mdica se desborda ya que tiene que
hacer frente a las exigencias administrativas y encargarse de una
poltica de conjunto, de salud mental para mejorarla. La progresiva
demanda administrativa, la transcripcin mdica realista, la
retraduccin burocrtica, la nueva negociacin con expertos y la
ratificacin del aparato estatal cumplen funciones de control de
poblaciones marginales y conductas desviadas. Esta gestin de los
problemas se expresa mediante una poltica de asistencia - control,
tutelacin, invalidando as el punto de vista de a quienes se les
aplica, ya que stos no son los ms indicados para hablar en su
propio nombre de los problemas que viven. Existe una contradiccin
entre la existencia de internamiento de los locos y el respeto a
libertad jurdica. Y este nuevo internamiento administrativo es una
forma moderna y sutil del lettres de cachet, es decir, de encierro
cuando menos sospechoso y arbitrario. En esta negociacin- lucha, el
ministro del interior dice que se trata de prevenir accidentes y
hay que confiar en las instituciones ya que no estamos bajo la
sospecha de arbitrariedad de la autoridad administrativa, puesto
que su funcionamiento es real, ideal y su intervencin protectora.
La medicina mental se pone totalmente del lado de las exigencias
administrativas justificando el encierro, el secuestro, por motivos
curativos (el aislamiento es necesario), es una medida preventiva,
imperativa, segura y rigurosa (como la policial), no arbitraria
donde la familia para conseguir la recuperacin del alienado se
somete al saber cientfico, por su propio bien. La serie
administrativo policial que salvaguarda el orden pblico con la
deteccin y el secuestro, se convierte en una serie, en unas
acciones con perspectiva mdico - humanista (cambio eufemstico del
lenguaje a las que les sumamos las buenas intenciones protectoras),
tratamiento, cura, establecimiento especial que est totalmente
justificada cientficamente por los especialistas ms competentes y
responsables, los mdicos. La aplicacin rigurosa (medicina) crea una
convergencia feliz entre lo mejor para el enfermo y el bien
general. Armona que se representa en la lgica actual. Parece que
fuera una mera repeticin, pero es una metamorfosis: es el paso del
encierro rudimentario a un dispositivo ms elaborado,
institucionalizado, con nuevas racionalizaciones y especialistas.
Medicalizar es desplazar el problema, es reducirlo a una cuestin
slo tcnica que depende de un especialista neutro, es ocultar el
carcter sociopoltico de la cuestin, ya que nadie piensa con alegra
en aislar a un alienado, es un mal menor. La necesidad es la ley,
la calamidad est en la locura, no en la medicina, la lgica de la
individualizacin es claramente una tecnologa poltica. Ya no se
cuestiona la lgica, slo se pensar si est bien o mal, tratado segn
criterios cientfico - tcnicos. Desde aqu, el mdico slo podr
perfeccionar el sistema de intervencin dentro del marco dado, por
eso es totalmente secundario e irrelevante las buena voluntad y las
intenciones subjetivas que pueda o no tener un mdico en cuestin. La
cuestin, como siempre, no se juega principalmente a nivel personal,
ni a nivel de la intenciones, sino al nivel de los cdigos, de las
lgicas con la que se piensan y ejecutan las cuestiones. Ejemplo: no
importa que se de un electroshock para castigar o para curar los
males de la enfermedad mental, lo importante sera en este caso la
legitimacin (justificacin mdica-cientfica) que tiene tanto la
tcnica aplicada y el lugar de privilegio, de dominacin que tiene
que crearse para que un psiquiatra pueda utilizar la lgica del
curar cueste lo que cueste. La exclusin y cualquier error (nunca
horrores) de la medicina es por motivos humanitarios por lo que
siempre son errores humanos que podemos tener cualquiera. Los
mdicos estarn al servicio del mandato poltico que subordina a la
profesin: el individuo tiene derechos, pero la sociedad tiene los
suyos. Los mdicos tendern a confundir la relativa independencia
tcnica con neutralidad poltica. Los factores polticos. Los
alienistas no han sido en general de derechas, sino que ms bien
tienen una voluntad de reforma y muchas veces progresista, aunque
la coyuntura y las demandas polticas de cada poca dada han marcado
su carcter regulador. En esta poca hay varias causas que pueden
requerir el internamiento de la persona afectada de alienacin
mental: la seguridad pblica, el inters de la seguridad de terceros,
el inters de la propia existencia (protegerlo de s mismo), el
inters de mantener las costumbres pblicas y el inters de
tratamiento del propio alienado. Lo mgico del alienismo es que
puede unificar los distintos intereses tan divergentes. Se pueden
distinguir diferentes secuencias en la temporalidad poltica.
Durante el primer perodo, las prcticas alienistas se establecen en
medio de las alteraciones polticas por impulso de los reformadores
sociales en lucha contra el absolutismo real, que una vez
desaparecido ste, se convierten en defensores del nuevo orden
burgus. El segundo perodo es el intento napolenico de generalizacin
y de centralizacin del sistema que no termin de concretarse por la
debilidad todava de las posiciones alienistas. El tercer perodo se
da cuando apenas mitigadas las convulsiones de la restauracin hay
una nueva tentativa para restablecer un servicio de asistencia a
los alienados, donde los mdicos juegan los principales papeles. En
el cuarto episodio se pone otra vez el proceso a partir de 1833. La
filosofa del trabajo social basada en la filantropa genera bastos
procesos de regulacin de riesgos y control. Resumindolo; como mnimo
mantener la cabeza fuera del agua de los heridos de la civilizacin
para que no recurran a soluciones extremas. Como mximo tejer en
torno a ellos una tupida red de vigilancia para incitarles
enrgicamente a luchar contra la desgracia con ms moral que
disciplina. Por tanto, ahogar sin recurrir a la violencia los
posibles focos de rebelin y en lo posible cortarlos de raz con el
aprendizaje de las disciplinas, interviniendo precozmente. La
filantropa se desvive en un esfuerzo por reformar las prisiones,
los hospitales y hospicios y en un inters de educar a las clases
pobres. Se trata de una maduracin de la poltica de la asistencia.
Los filntropos defensores de la beneficencia pblica quieren cambiar
las iniciativas privadas de la caridad por una sana y razonada
filantropa en forma de un programa de accin social, de vigilancia y
de educacin para unas clases pobres y peligrosas. La filantropa, el
mtodo filosfico de amar y servir a la humanidad es nuestra bandera,
ms que la caridad. El sector privado, sobre todo el religioso, form
una concepcin mstica y antirracionalista de la enfermedad mental
que los alienistas y los filntropos combatieron. Por mucho respeto
que tenga a los intereses privados, la administracin no puede dejar
que se agraven y perpeten unas prcticas del Antiguo Rgimen
incompatibles con una concepcin moderna del Estado. Hacer, por
tanto, de la psiquiatra un verdadero servicio pblico, hacer de la
locura un asunto de estado literalmente. El compromiso de la ley.
Los alienistas, tras grandes esfuerzos, consiguieron legalizar las
modalidades de internamiento dejando fuera el aparato judicial,
quedando este como componente pasivo. Frente a los defensores a la
ultranza de la familia, familias adineradas que se resistan
(opuestos al internamiento de oficio - mdico), prevn la categora
ambigua del internamiento voluntario. Bueno que poco apoco, hasta
1838 no se configura el conjunto de medidas de internamiento +
gestin de bienes + incapacidad + rgimen interno determinado +
derecho a la asistencia especial. Aunque el principal definidor del
estatuto del alienado es franquear la puerta del manicomio. Se
adjudica directamente el calificativo. CAPTULO 6. LA LEY Y EL
ORDEN. A pesar del triunfo del alienismo y su extensin, entorno a
1860 empieza un gran nmero de crticas. La pseudoaplicacin de la
ley. Aunque el gobierno tuvo un gran inters en la promulgacin de la
ley, a la hora de aplicarla concretamente se desentendi. El
incremento de alienados es imparable (consecuencia de la crisis de
la sociedad rural, el progreso de la urbanizacin y el propio efecto
de la ley), de 10.000 internados en 1834 a 42.000 en 1876. Las
prcticas soterradas son palpables; para los ricos es aconsejable
los viajes con diversin (con posible acompaamiento del mdico) y
para los pobres (con suerte y pacficos) crculos de vecindad. Los
alienistas luchan con fuerza contra estas limitaciones de su labor,
pero se encuentran con que se abandona a su suerte al alienado o se
saturan los manicomios, lo que imposibilita la clasificacin, la
aplicacin de las tecnologas alienistas y las pretensiones
teraputicas. Por el mayor nmero de internados de oficio
(peligrosos), 80 de 100, que de voluntarios, 20 de 100, es ms sutil
con la colaboracin de la familia y el mdico. Dicha saturacin lleva
a disear intervenciones ms diversificadas y sutiles, es la va del
desarrollo de la medicina mental, la accin preventiva. De la
eficacia; real, administrativa y simblica. La gestin pblica de la
locura no se mide por su curacin que adems es difcil de medir. De
todas maneras, no hay que olvidar que los alienados son nios
grandes a reeducar, disciplinar y a reinculcar las normas a travs
del tratamiento moral. La pedagoga manicomial es un anticipo
conductista, al intentar controlar todas las variables del medio,
utilizar continuos castigos o tcnicas disciplinarias (racionales)
para normalizar el desorden. El autoritarismo, lejos de ser una
contradiccin con el humanismo (alienista), es su instrumento
racionalizador. La locura no es slo error de juicio, exceso de las
pasiones, sino que es el alejamiento de la locura de la razn (la
nica). Los alienistas dicen que los alienados reservan en el fondo
un poco de razn que les hace entender el tratamiento moral, es
decir, los castigos. La imposicin de la escuela obligatoria ha sido
muy til como primer centro de control, de normalizacin y deteccin
de anomalas. El paradigma del internamiento. El diagnstico se
convierte en algo muy importante ya que es condicin necesaria para
el encierro. Otra mutacin- extensin se produce cuando Lisle propone
que la obligacin de secuestrar de oficio no slo puede reducirse a
los que comprometen de manera inminente la seguridad pblica, sino
tambin a aquellos que tengan signos evidentes de locura y las
familias no los puedan vigilar suficientemente. Es extender la ley
al domicilio del alienado. Un alienado no es slo un enfermo mental,
sino alguien que hay que internar, todo o nada ya que intervenir es
internar. Aqu hay una contradiccin interna en la historia de la
medicina mental, ya que para la omnimedicalizacin y la
psicopatologizacin de lo social, para extender el tutelaje a todo
el cuerpo social, hay que romper con el alienismo, aunque no del
todo. La financiacin de los manicomios no es tan problemtica, ya
que se sustentar con la sobreexplotacin de los enfermos, la admisin
prudente de pensionistas y los fondos pblicos. Se hace especial
hincapi en la prohibicin de las relaciones sexuales por aquello de
la mezcla y el contagio. Pblico o privado Se empieza a diferenciar
el tratamiento colectivo, moral, de un tratamiento individual para
diferentes clases de poblaciones. El tratamiento individual es
deficitario porque sera un arte, no una ciencia, ya que se niega
las leyes teraputicas generales. El tratamiento colectivo que tiene
una cuasi-superioridad por sus beneficios, pero tiene ms defectos
desde el punto de vista del saber; es decir, cuidados especiales
para los que puedan pagarlo (psiquiatra, psicoanalista - posterior
al manicomio-), y masificacin para pobres, hacinamiento, miseria
material, no actividades teraputicas, privaciones, reglas,
violencia fsica para los locos pobres en el manicomio. CAPITULO 7.
LA TRANSICISIN: DE LA EDAD DE ORO AL AGGIORNAMIENTO. Lo que se ha
intentado es recomponer el dispositivo de una maquinaria. Ver cmo
la disposicin de las piezas del complejo manicomial y el
entrelazamiento de su entramado produce unos efectos; conquista un
mercado, promueve a sus agentes, selecciona a sus pacientes,
codifica comportamientos, elabora una red institucional, seala
fronteras y establece interconexiones con otras instancias, etc. La
situacin psiquitrica contempornea se alej lentamente de los surcos
dejados de la antigua organizacin. Veremos las diferentes lneas de
descomposicin y recomposicin que han dado lugar a la actual
situacin. Primeras dificultades.Despus de la ley de 1838, el
manicomio se ve atacado por todas partes, as como al sistema
alienista. As, algunos psiquiatras comprendern que la definicin del
alienado contemplada en la ley es muy estrecha, esto abrir un
debate en el movimiento. La experiencia de una comunidad agrcola
llamada Gheel que admita a alienados en rgimen de semilibertad y
que funcionaba bien, fue considera como una forma primitiva y
peligrosa. Tambin surgen crticas al manicomio desde algunos
sectores que pretendan sustituirlo por un sistema familiar que est
supervisado por el mdico, pero no fructifican ya que el manicomio
responde a necesidades sociales que se dan en todas partes, slo que
debe mejorar y perfeccionarse progresivamente. Sin embargo, el
alienismo se ve obligado a flexibilizar sus principios y mtodos de
aplicacin. La distancia entre medicina psicolgica y medicina
general no hizo ms que agravarse, tomando esta ltima el privilegio
de la cientificidad. Morel propone que se contemple la locura como
una enfermedad, esto es un significativo cambio respecto a la
alineacin ya que se pasa de un problema del alma a buscar en cada
una de las manifestaciones una lesin especial y constitutiva, por
lo que haba que desterrar al anlisis psicolgico a un plano muy
secundario. A principios de siglo XX triunfa el organicismo, la
bsqueda de lesiones o alteraciones morfolgicas e histolgicas que
respondan a la concepcin patognica de que se instaur. Esto supuso
una crtica de la limitada visin que hizo prestar slo atencin a la
fisonoma externa de los sndromes y que agruparon ms o menos
artificialmente sin preocuparse suficientemente por las causas y la
evolucin de los diversos trastornos. Otros autores se esforzaron,
por el contrario, en constituir tipos y grupos nosolgicos que
admitieran la etiologa y el desenvolvimiento de las afecciones
mentales. Se est gestando una ampliacin de la definicin de
enfermedad mental que aade (a dems de la alineacin) las causas de
las degeneraciones fsicas, morales e intelectuales. El tratamiento
moral formaba una especie de tringulo entre el mdico, el enfermo y
el manicomio donde la interrelacin estaba jerarquizada y
reglamentada. Este espacio es un lugar de doma de una voluntad
razonable por otra que no lo es tanto. El gran mdico alienista es
aquel que no solamente sabe la verdad de la locura, sino que tambin
es aquel capaz de someterla, el dueo de la locura que la aniquila a
travs de controlar totalmente su existencia. Los cambios de la
institucin, de la concepcin de la enfermedad y, por tanto, del
enfermo van a modificar profundamente el rgimen. Es la tendencia de
transformar el tratamiento moral y desplazar el campo de actuacin
prioritaria afuera del manicomio. Las nuevas categoras de poblacin
y prevencin que incluyen a toda la sociedad (hoy en da todos somos
tutelables), no olvida que existen puntos preferentes de actuacin,
aunque sobre todo la medicina mental contribuir a la moralizacin y
normalizacin de las masas. Se generan grandes planes muy
pretenciosos. Morel elabora un plan de vigilancia de las
poblaciones miserables que ofrece a un senador. Consiste en saber
cul es la cantidad de los habitantes de un determinado medio, el
nmero de hijos ilegtimos, el de atentados contra las personas,
contra la propiedad, la extensin de la prostitucin, de suicidios,
de muertes, cul es su alimentacin, su higiene, la proporcin de
alcohlicos, el estado de instruccin primaria, etc. Conocer
perfectamente el medio para evitar la plagas sociales ya que, en
muchas ocasiones, es necesario penetrar en las familias, ver de
cerca la manera de vivir de los habitantes para saber el estado de
su higiene fsica y mental. Aqu podemos observar una fuerte
extrapolacin de la funcin mdica. El mdico atrapado en un marco
demasiado estrecho, el manicomio, donde el material que le llega es
poco receptivo porque le llega demasiado tarde para su accin
curadora. Esta extensin tambin transforma la modalidad de
ejercicio. El mdico no ser (fuera del manicomio) un agente
exclusivo, sino que su funcin ser aconsejar, iluminar al conjunto
de profesionales y decisores que ejercen la accin poltica respecto
a las masas. Sigue afianzndose su papel de experto pero
desvanecindose su sueo de filsofo rey. La transformacin del
fundamento terico de la enfermedad mental va producir un doble
efecto. Un cmulo de pronsticos pesimistas requeridos por una
etiologa orgnica, que aumentar considerablemente el nmero de
incurables. Por otro lado, se abre un infinito campo de
intervenciones: prevencin, chequeo, profilaxis; el mdico se
multiplica, quiere estar presente en todas las lneas de vanguardia
donde la enfermedad y el desorden aparecen. Es la extensin de la
estrategia de tutelarizacin. La doble lnea de recomposicin. Hasta
1960 no se establece relacin entre las diferentes crticas, slo
entonces empiezan a tomar fuerza. Se avecina una crisis pero, por
qu ha tardado tanto en producirse? Se ha producido un cambio?.
Podemos ver dos lneas de recomposicin: La distancia entre la
prctica manicomial y extramanicomial es muy grande, por lo se ve la
posibilidad de elaborar una nueva organizacin de conjunto. Una
primera tentativa es recomponer el espacio manicomial para hacer de
l un medio autnticamente mdico. En definitiva, de volver a hacer de
nuevo lo que se hizo tres cuartos de siglo antes con el hospital
general. Hay que desembarazarse de los seniles, los indigentes, los
alienados delincuentes para quedarse con los verdaderos enfermos,
para poder tratarlos intensivamente. Es, por tanto, tratar la
enfermedad mental con medios que se aproximen a cmo se tratara a
cualquier otra enfermedad somtica en un hospital. Es romper el
carcter especial de la prctica manicomial para devolver la
psiquiatra al seno de la medicina. La segunda lnea de recomposicin
tiende, por el contrario, a romper la relacin privilegiada de la
prctica psiquitrica con el espacio hospitalario. Ya no se trata de
medicalizar el manicomio, sino de evitarlo al intervenir en las
superficies de emergencia de la locura, en las instituciones no
sanitarias como la escuela, el ejrcito, la familia Es la modalidad
de la prevencin, el chequeo Se transforma profundamente la
naturaleza de la intervencin; se trata, ms que de curar, de
prevenir, de detectar anomalas, de evaluar riesgos, de chequear
aptitudes. Se trata, ms que de modificar el individuo, hacerlo con
el medio de vida, con mtodos de higiene que sern adscritos
mdicamente. El tipo de poblacin se transforma cuantitativa y
cualitativamente. Ms que una dicotoma entre medicina tcnica y
medicina social, es un modelo tecnicista con el esqueleto de la
medicina social que empez a luchar contra la tuberculosis, las
enfermedades venreas y hasta las plagas sociales. Se perfila un
sistema con dos polos: un trabajo con unas poblaciones
seleccionadas y, por otra parte, unas actividades de prevencin e
inspeccin.Otro hecho importante va ha constituir el que se va ir ms
all de la tutelarizacin inscrita mdicamente, sta solo ser una parte
de la recomposicin de las prcticas de normalizacin.Por ejemplo, la
transformacin del tratamiento moral en la relacin teraputica, el
prestigiado alienista Leuret lo mostrar claramente. l era
partidario de un tratamiento moral coercitivo que no tena porqu
privarse de golpes, mentiras y violencia fsica, sin embargo, cambi
con gran soltura a una psicoterapia prolongada donde se persiguiera
incansablemente al enfermo para sacarlo de la vanidad de su
delirio. As, el tratamiento moral que muere en el manicomio, ahora
perdura fuera transformado en relacin teraputica que conserva la
desnivelacin de los personajes, ya que uno ejerce el poder y
representa a la norma. Sin embargo, desaparecen los puntos
objetivos y ms visibles de esta relacin, volvindose ms flexible, ms
mvil, transplantable a cualquier lugar. Es una transformacin de los
rasgos arcaicos en dispositivos sofisticados. La relacin de tutela,
en muchos casos, se acerca al establecimiento del contrato (de
tutela). El reacondicionamiento del espacio vital en un espacio de
continua vigilancia segn ciertas frmulas del sector, tcnicas de
examen y de la evaluacin de las adquisiciones hasta la muerte, etc.
Instauran otros procedimientos ms o menos sutiles de tratamiento
que son otras tantas modalidades de tutela. Las actuales tecnologas
se han vuelto ms sofisticadas, han refinado sus cdigos. Poltica de
la asistencia que enturbia y quiere disimular la diferencia de
clases, ahora la funcin del nuevo trabajo social es ayudar al
conjunto de la sociedad, cada cual en funcin del lugar que ocupa y,
por supuesto, a permanecer en el circuito produccin-consumo,
reproduciendo la existencia de la estructura socioeconmica. La
disolucin de la dicotoma de lo normal y lo patolgico extiende an ms
los lugares y sujetos a donde puede llegar el tratamiento, es la
misma superacin que en el orden social ha diluido la antagnica de
las clases. Es la proliferacin de tcnicas, de estrategias que han
pasado de la dominacin a la manipulacin, tcnicas de poder cada vez
menos visibles. Del paradigma del internamiento al intervencionismo
generalizado, del vigoroso paternalismo a la violencia simblica de
la interpretacin. ndice textos // Pgina principal