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EL NIÑO QUE NO SE LAVABA LOS DIENTES En América, hace un año, vivía un niño llamado Andrés que no se lavaba los dientes. Los padres estaban muy preocupados porque tenía muchas caries. La gente no se acercaba a él. Su aliento era tan apestoso como el de un troll. En su ciudad, que era San Francisco, le llamaban el troll de Francis. Le gustaba menos ir al dentista que a un elefante de 40 años, hasta que un día sus padres lo llevaron al mejor dentista de todo San Francisco. La gente decía que si te tocaba de turno con ese dentista salías sin ninguna caries, con los dientes perfectos, el aliento le huele muy bien… Los padres fueron allí con Andrés y él estaba tan asustado que parecía que había visto un fantasma. Le tuvieron que anestesiar para poder hacerle la limpieza de la boca. Cuando se despertó estaba completamente cambiado, parecía que era otra persona. Ahora no era el troll de Francis, sino que era el limpio de San Francisco. Como le gustó tanto ser limpio, decidió lavarse todos los días los dientes.
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El niño que no se lavaba los dientes

Jul 31, 2015

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Teresa Sábcgez
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Page 1: El niño que no se lavaba los dientes

EL NIÑO QUE NO SE LAVABA LOS DIENTES

En América, hace un año, vivía un niño llamado Andrés que no se lavaba los dientes. Los padres estaban muy preocupados porque tenía muchas caries. La gente no se acercaba a él. Su aliento era tan apestoso como el de un troll. En su ciudad, que era San Francisco, le llamaban el troll de Francis. Le gustaba menos ir al dentista que a un elefante de 40 años, hasta que un día sus padres lo llevaron al mejor dentista de todo San Francisco. La gente decía que si te tocaba de turno con ese dentista salías sin ninguna caries, con los dientes perfectos, el aliento le huele muy bien…

Los padres fueron allí con Andrés y él estaba tan asustado que parecía que había visto un fantasma. Le tuvieron que anestesiar para poder hacerle la limpieza de la boca. Cuando se despertó estaba completamente cambiado, parecía que era otra persona.

Ahora no era el troll de Francis, sino que era el limpio de San Francisco.

Como le gustó tanto ser limpio, decidió lavarse todos los días los dientes.

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