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El mtodo socrtico y su aplicacin pedaggica contempornea
The Socratic Method and its Application to Contemporary
Pedagogy
Carolina CASTRO FAUNE
Recibido: 15/09/2011Aprobado: 20/12/2011
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Resumen
Se aborda crticamente la funcin que Martha Nussbaum atribuye al
mtodo socrtico en su proyecto de fundamentacin de la educacin
liberal. Primero, se describe el programa educativo liberal. Luego,
se analiza la definicin y la funcin que cumple el mtodo socrtico.
Finalmente, se analizan tres argumentos que sustentan el proyecto:
la definicin de la irona socrtica, la discon-tinuidad doctrinal de
los dilogos, y la concepcin de Scrates como partidario de la
democracia.
Palabras clave: mtodo socrtico, enseanza de la filosofa, tcnica,
tica, psicologa.
Abstract
We critically approach the role which Martha Nussbaum assigns to
the Socratic Method in founding her project for a liberal
education. First, we describe the liberal educational program.
Next, we analyze the definition and role of the Socratic method.
Last, we analyze three arguments that sustain the project: the
definition of irony, the doctrinal discontinuity of the dialogues,
and the conception of Socrates as a supporter of democracy.
Keywords: socratic method, teaching philosophy, technique,
ethics, psychology.
BAJO PALABRA. Revista de Filosofa.II poca, N 7,
(2012):441-452
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I
Una de las ms ambiciosas propuestas de educacin tica y cvica de
las personas, en las socie-dades occidentales contemporneas, es la
propuesta de fundamentacin filosfica del programa de educacin
liberal de Estados Unidos que nos presenta Martha Nussbaum en su
libro El cultivo de la Humanidad1. A partir de un estudio realizado
sobre su prctica docente en el sistema universi-tario
norteamericano, la autora define un programa de estudios, fundado
en una tica que la autora define a la luz de los principios del
mtodo socrtico y del Estoicismo. El programa desarrollado por
Nussbaum, tiene como objetivo desarrollar las habilidades que
permitirn a los alumnos lle-gar a ser ciudadanos capaces de
resolver los problemas de la diversidad humana, en una poca de
diversidad cultural y creciente internalizacin.
En efecto, segn Nussbaum, la lucha contra el conservadurismo
educativo que enfrent S-crates en la Atenas del siglo V a.C., es
similar a la situacin que enfrenta la reforma de educa-cin liberal
en Estados Unidos. Tal como se aprecia en las Nubes de Aristfanes,
la propaganda ejercida contra Scrates representa la visin del
defensor de un rgimen patritico fuertemente disciplinado, con mucho
que memorizar y sin demasiado tiempo para el cuestionamiento. Esta
propaganda referida por Platn en la Apologa, no difiere de las
crticas planteadas a la reforma educativa liberal, que busca
desarrollar la capacidad de argumentacin, a travs del aprendizaje
del pensamiento crtico en relacin con el origen social de las
normas morales, y que permite al hombre liberarse de toda autoridad
externa.
Tanto en los Estados Unidos de nuestra poca como en la antigua
Atenas, la educacin liberal est cambiando. Nuevas materias han
pasado a formar parte de los currculos de Letras de las escuelas
su-periores y universidades: la historia y cultura de los pueblos
no occidentales y de las minoras tnicas y raciales dentro de
Estados Unidos, las experiencias y logros de las mujeres, la
historia e intereses de lesbianas y homosexuales. Con frecuencia
estos cambios se presentan en la prensa diaria como si fueran
grandes amenazas, tanto respecto de los criterios tradicionales de
excelencia acadmica como de las normas tradicionales de civilidad y
ciudadana. Los lectores reciben la imagen de una lite to-talitaria
y altamente politizada que est tratando de imponer una visin
polticamente correcta de la vida humana, trastocando los valores
tradicionales y de hecho, enseando a los alumnos a argumentar a
favor de golpear al padre. Todava est en tela de juicio la
indagacin socrtica. Nuestro debate sobre los currculos revelan la
misma nostalgia por una poca ms obediente, ms reglamentada: la
misma desconfianza frente al pensamiento nuevo e independiente
expresada en la brillante descrip-cin de Aristfanes2.
Tanto en la antigua Atenas, como en los Estados Unidos, el
problema fundamental que se plantea es qu tipo de ciudadano es el
que se est formando en las instituciones educativas,
espe-cficamente, y cmo estos ciudadanos sern capaces de comprender
y decidir en relacin con sus derechos y deberes, de manera
inteligente y compartida. Se trata entonces de definir aquello que
es preciso saber para llegar a formar buenos ciudadanos. Para ello,
Nussbaum define el programa educativo liberal, que se basa en el
desarrollo de tres competencias:
1 Cultivating Humanity: A Classical Defense of Reform in Liberal
Education, Harvard University Press, 1977. Traduccin de Juana
Pailaya, El cultivo de la humanidad. Una defensa clsica de la
reforma en la educacin liberal, Santiago de Chile, Editorial Andrs
Bello, 2001.
2 Nussbaum, El cultivo de la humanidad. Una defensa clsica de la
reforma en la educacin liberal, Santiago de Chile, Editorial Andrs
Bello, 2001 p. 20.
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Examinarse crticamente uno mismo y las tradiciones. Esta
disciplina requiere el desarrollo de la habilidad de razonar
lgicamente, de poner a prueba lo que uno lee o dice desde el punto
de vista de la solidez de los razonamientos, de la exactitud de los
hechos y la precisin del juicio3.
Conocer los hbitos de diversos grupos etnogrficos que configuran
el tejido social, con el objetivo que los ciudadanos del mundo se
sientan vinculados a los dems seres humanos por lazos de
reconocimiento y mutua preocupacin.
Potenciar la empata con los otros individuos a travs de la
imaginacin narrativa y llegar a comprender el mundo desde el punto
de vista del otro. Se trata de conocer el significado de una accin
o un discurso, valorndolo segn la intencin de la persona que lo
realiza, en el contexto de su historia y de su mundo social.
Con todo, la educacin liberal tiene como objetivo activar en los
estudiantes la capacidad de argumentacin y coherencia lgica, que
les permita justificar las decisiones morales a travs del examen
crtico de las propias tradiciones, y generar de este modo una
democracia slida, fundada en una comunidad que razona sobre los
problemas reflexiva y deliberativamente, a travs del dilogo.
II
La definicin del mtodo socrtico que nos presenta Nussbaum se
realiza exclusivamente a partir de los primeros dilogos de Platn,
denominados socrticos o de juventud. En este sentido, la autora nos
remite al anlisis elaborado por Gregory Vlastos4. Para Vlastos el
mtodo socrtico se reduce a la prctica del elenchus (), fundada en
la irona (). A travs del anlisis del uso del trmino en diversos
textos ticos, desde Aristfanes a Teofrasto, Vlastos con-cluye que
la figura de Scrates representa un paradigma que provoca un cambio
en la connotacin del trmino. El trmino habra ganado actualidad en
el tica durante el ltimo tercio del siglo V a.C., a partir de un
giro semntico presente en el Symposium de Jenofonte, para luego ser
consta-tada con fuerza en los dilogos de Platn5. As, ampliando su
campo semntico, el trmino habra adquirido una connotacin negativa,
la cual, sin embargo, no estar presente en los escritos de Cicern,
donde el latn ironia acusar la altura de la urbanidad, elegancia y
buen gusto. Dos siglos despus, Quintiliano consolidar este sentido,
significando con el trmino ironia lo contrario de lo que es dicho,
modo perfecto de engaar a travs de una burla inocente. As, el
significado que haba sido marginal en el perodo clsico, llega a ser
central y normativo; la llega a ser ironia. La nueva forma de
irona, sin precedentes en la literatura griega, se define segn
Vlastos como irona compleja.
En la irona simple lo que se dice es justo lo contrario de lo
que se quiere decir; tomada en un sentido ordinario, comnmente
entendida, el sentido de la sentencia es simplemente falso. En la
irona com-pleja, lo que es dicho significa tanto lo que es como lo
que no es: su contenido superficial significa que es verdad en un
sentido, pero no en otro6.
De acuerdo a esto, la afirmacin de Scrates sobre su ignorancia
es irnica en cuanto supone que Scrates no es maestro de la virtud
en un sentido, pero en otro s; cuando Scrates afirma no poseer
conocimiento7, no se estara refiriendo a la ignorancia en trminos
globales, sino a ese conocimiento que posean los hombres del
pasado, y que la tradicin habra conservado como el
3 Ibid., p. 29.4 Vlastos, Ironic and Moral Philosopher,
Cambridge University Press/Cornell University Press, 1977.5 Resp.
337a; Symp 216e 4; 218d 6-7. 6 Vlastos, op. cit., p. 31. Traducido
del ingls. 7 Ap. 21b.
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ms grande y asombroso. La irona socrtica estara afirmando
entonces el minsculo poder de Scrates frente a Herclito, Parmnides,
incluso frente al mismo Platn. Asimismo, se explicara la atraccin
ertica de Scrates hacia los jvenes; Scrates no ama a Alcibades en
el sentido de la pederastia, pero su belleza fsica genera un
entusiasmo especial a los encuentros afectuosos con su mente.
A partir de este punto, Vlastos procede a exponer un esquema
cronolgico de los dilogos de Platn en dos grupos: los dilogos de
juventud y los dilogos de madurez8. En el primer grupo de dilogos
Scrates es un pensador exclusivamente moral, frente al segundo
grupo donde Scrates resulta ser un filsofo metafsico y epistemlogo;
puesto que los dilogos socrticos se basan en la practica del
elenchus, el mtodo socrtico solo implica la dimensin moral de
alcanzar la verdad a travs de la refutacin de las tesis de sus
interlocutores, y se aleja la bsqueda metafsica del conocimiento de
la Forma. Asimismo, no existira una epistemologa en los primeros
dilogos; si bien encontramos una primera alusin a la inmortalidad
del alma en la Apologa, y en el Critn y en el Gorgias se revela la
fe de Scrates en la supervivencia del alma, nunca se intenta probar
su existencia9. Sera solo en los dilogos de madurez que aparecera
por vez primera el Scrates poseedor de una teora metafsica de las
Formas que existen separadamente, y de un alma tripartita que
aprende por recoleccin, en la cual la maestra en el conocimiento
matemtico llegar a fundar una compleja epistemologa. El Menn
resulta entonces el sntoma de un giro en el pensamiento de Platn,
ya que en l se encontraran los primeros atisbos de su doctrina
metafsica y episte-molgica, que seran seguidos por una exposicin
sistemtica de la teora de las Formas y por la tematizacin de su
inaccesibilidad a los sentidos en el Fedn. La incorporeidad de las
Formas sera profundizada en el Simposio, mientras que la estructura
tripartita del alma se desarrollara en el Fedro. Finalmente, en la
Repblica estaran definidas las capacidades cognitivas de cada parte
constitutiva. En este dilogo ya se dejara sentir la influencia del
pitagorismo, que dar lugar finalmente al despliegue terico en un
estilo propio en el Timeo10.
Se califica como lingista cuando se hace del lenguaje un objeto
de investigacin reflexiva. Se podra calificar como un ontologista
al que hace de la ontologa un objeto de investigacin reflexiva. Y
esto es lo que el Scrates de los dilogos de juventud nunca hace. l
nunca pregunta cual es el tipo de Formas que las cosas deben tener,
ni si sus condiciones de identidad pueden ser tan diferentes de las
individuales espacio-temporales, ni si sucede que las formas
idnticas pueden ser no idnticas en los individuos y acontecimientos
() l cuenta con su realidad conla misma garanta irreflexiva, sin
examinar, argumentada y sin defensa con la cual el hombre de la
calle cuenta con la realidad de rboles y piedras11.
El giro metafsico que realizara Platn en el apogeo del perodo
medio da lugar al anlisis de la . A diferencia de la moral de
Scrates, la moral que Platn desarrolla a partir del li-bro IV de la
Repblica, fundada en el anlisis de la estructura interna del alma
(), concibe motivaciones dinmicas de la conducta virtuosa y de la
naturaleza de la virtud misma. Mientras para Scrates la ilustracin
intelectual es necesaria y suficiente para una reforma moral, ya
que no supone una contradiccin de las fuerzas que dominan al alma,
para Platn la ilustracin intelectual se muestra insuficiente en
cuanto la parte irracional del alma no sea sometida para su
integracin en el funcionamiento de la .
8 Grupo I. Perodo de juventud (a) Dilogos elnticos: Apologa,
Carmnides, Critn, Eutifrn, Gorgias, Hipias Menor, In, Laques,
Protgoras, Repblica I. (b) Dilogos de transicin: Eutidemo, Hipias
Mayor, Lisis, Menexeno, Menn. Grupo II. Dilogos del perodo madurez:
Cratilo, Fedn, Simposio, Repblica II-X, Fedro, Parmnides, Teeteto.
Grupo III. Dilogos del perodo de madurez: Timeo, Critias, Sofista,
Poltico, Filebo, Leyes.
9 Cr. 54b-c; Gor. 523a; 527a-b.10 M. 81a-c; Phd. 65b-66a;
69e-72d; 72e-77a; 78b-80c; 100b-109a; Phdr. 245c-246a; 249b-d;
Resp. 490a-b; Tim. 42b.11 Vlastos, Vlastos, op. cit., pp.
58-59.
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El deseo por el bien permanece lo que ha sido para Scrates en
los dilogos de juventud: lo poderoso, la unidad siempre presente,
asociada con la razn ( ). Pero mientras Scrates ha pensado una razn
todopoderosa, el nuevo modelo del alma tripartita dota a cada una
de las tres partes con un dinamismo independiente: cada una est en
principio motivada autnomamente y puede, por lo tanto, resistirse
con xito a cada una de las otras dos partes12.
Para dar mayor peso a esta divisin doctrinal, Vlastos argumentar
a travs de fuentes indi-rectas sobre Scrates, como son los
testimonios de Aristteles13, Jenofonte14, y otros miembros del
crculo de Scrates15. De este modo, las crticas que Aristteles
formula contra la teora de las ideas estaran dirigidas solo a la
formulacin platnica, ya que el uso del trmino en sentido socrtico
quedara enmarcado en lo que el Estagirita denomina la primera
bsqueda del universal de la virtud, donde el argumento es
peirastico, es decir, que procede refutando las tesis del opo-nente
solo a partir de las propias creencias16. Asimismo, en los
Memorabilia, Jenofonte no hara sino enfatizar la renuncia de
Scrates a la investigacin metafsica, ya que este no pretendera
conocer la verdad, sino ms bien avanzar en el conocimiento
derivando conclusiones a partir de las premisas que sus
interlocutores consideran verdaderas; de ah la importancia de decir
lo que verdaderamente se cree. Con todo, el elenchus resulta
entonces un dispositivo de bsqueda que no puede llevar a la certeza
ms all de la evidencia inductiva.
Pero Vlastos no solo establece una diferencia doctrinal entre
los dilogos de juventud y los de madurez, sino que adems avanza una
explicacin de esta ruptura doctrinal a la luz de la bio-grafa de su
autor. Esto le obliga a identificar el Scrates exclusivamente moral
de los dilogos de juventud con el Scrates histrico, y a situar la
ruptura doctrinal en coincidencia con el momento histrico, en el
cual, a partir del progreso de la axiomatizacin de la geometra que
culminar con Euclides, Platn se habra sumido en un profundo y
extenso estudiode las matemticas. Siguiendo la evidencia que
encuentra en el Menn17, Vlastos argumenta que la teora de la
recoleccin seala ya la lnea que seguir el desarrollo filosfico de
Platn, donde el descubrimiento geomtrico es considerado paradigma
de la recoleccin. La afirmacin de la prueba matemtica y la
investigacin a travs de hiptesis como garante de la certeza de la
in-vestigacin moral, tendr su resultado poltico en la doctrina del
rey-filsofo de la Repblica. En este sentido, a diferencia de la
visin elitista de Platn, Scrates habra sido partidario de que la
filosofa est al alcance de todos.
El Scrates histrico se da la tarea de despertar en todas las
personas la idea del autoexamen. No confa en las fuentes de
conocimiento externas a las creencias de los ciudadanos que
encuentra, y considera la democracia como la mejor de las formas
posibles de gobierno, aunque no por encima de toda crtica. Platn
por el contrario, argumenta a favor de restringir el
cuestionamiento socrtico a un grupo reducido y elitista de
ciudadanos, quienes a la larga tendrn acceso a las fuentes eternas
del conocimiento metafsico; estos pocos gobernarn sobre la
mayora18.
12 Vlastos, Vlastos, op. cit., p. 86.13 Metaph. 1038b11-12;
1078b9-32; Soph. El. 183b7-8; Magna Moralia 1182a15-26; Eud. Eth.
1216b2-9; Nic. Eth.
1145b23-27.14 Mem. 3.9.5; 4.5.6; 4.4.9.15 Aeschines Socraticus,
fr. 11c; Aelius Aristides, Or. 45.2; Cicero, Acad. 1.4.1616 Soph.
El. 165b3-5.17 M. 81d; 82a-b; 87b2-4; 98b-c.18 Nussbaum, Nussbaum,
op. cit., p. 50.
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Con todo, el carcter exclusivamente moral del mtodo socrtico
permite a Vlastos concluir que en la propuesta religiosa del
Scrates histrico, la deidad a la cual Scrates dice obedecer () no
representa una tica rigurosa en su propio carcter, sino una
identidad personal que expresndose a travs de sueos u orculos,
representa el poder que invade la voluntad y la lleva al orden
causal de las acciones, generando un cambio que genera beneficio.
Su religin personal es prctica, realizada en la accin19, acta de
manera recta, interrogando por la verdad a sus interlocutores sin
conducirlos a engao, impidindoles aceptar proposiciones falsas o a
realizar inferencias que l considera falsas. La religiosidad de
Scrates se mantiene, no obstante, en armo-na con su compromiso con
el argumento razonado como rbitro final de la verdad en el dominio
moral. De este modo, se acuerdo a la piedad socrtica, la obediencia
a los signos divinos y otras manifestaciones religiosas no pueden
interferir con los dictados de la razn; el compromiso con el
argumento racional es el rbitro de cualquier afirmacin que se
pretenda verdadera en el dominio moral, y la invasin de la creencia
en el consenso pblico obliga a que el disidente justifique su
disentimiento.
En esta perspectiva, la razn queda definida a partir de la mana
potica. Segn se aprecia en la Apologa y en el Eutifrn, la moral
hace en nombre de dios, y con su ayuda, el trabajo que los dioses
querran hacer y haran si pudieran, esto es, trabajar por el
beneficio de los seres humanos. Scrates se alejara de este modo de
la racionalizacin naturalista de la divinidad que caracteriza al
pensamiento jonio, definiendo la divinidad en el marco de una
teologa moral que investiga el concepto de dios a partir de su
visin de las normas de la bondad humana; dios es causa solo de las
cosas buenas. Siguiendo el principio segn el cual cualquier
deliberacin () nunca se debe hacer injusticia ni mal a otros,
Scrates reformara radicalmente la tradicin moral griega regida por
el principio de venganza.
Diciendo que nunca es bueno hacer el mal a otros, y haciendo de
esto la razn fundamental para rom-per con la moralidad aceptada,
Scrates est usando la palabra en su ms inclusivo sentido.l debe
estar diciendo: Si un acto de tu voluntad daa a otro, entonces es
malo para ti, el agente, tan malo que ningn otro bien ofrecido te
compensara su maldad20.
Vlastos concluye que el bien intrnseco es suficiente y necesario
para la felicidad. La virtud y la felicidad se relacionan segn lo
que Vlastos denomina Tesis de suficiencia, es decir, que el bien
constituye la virtud, y debemos perseguir la virtud por el valor
que tiene en s misma. La virtud, sin ser idntica a la felicidad, es
necesaria y suficiente para alcanzarla. Los bienes que no son
con-dicin de la virtud, como la salud y la riqueza, tienen un valor
instrumental y nunca deben ser de-seados por s mismos, ya que nos
conducen a la felicidad solo si estn subordinados a la
sabidura.
III
No interesa ahora analizar las conclusiones que alcanza Vlastos
sobre la moral de Scrates, ya a partir de ellas Nussbaum procede a
fundamentar la educacin liberal en el pensamiento antiguo,
argumentando que el mtodo socrtico permite el desarrollo de la
capacidad para examinarse cr-ticamente, a uno mismo y las propias
tradiciones. Conviene entonces referirnos en primer lugar a la
definicin de la irona compleja que funda el elenchus, nico
representante del mtodo propia-mente socrtico segn Vlastos. Ahora
bien, dado que desde nuestra perspectiva la obra de Platn es
fundamentalmente filosfica, nuestro anlisis de los dilogos los
abordar primeramente como
19 Vlastos, Vlastos, op. cit., p. 49.20 Vlastos, Vlastos, op.
cit., p. 198.
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una obra literario-filosfica21, para reconocer a Scrates como un
personaje literario de Platn ms bien que como una figura histrica.
De este modo, podemos avanzar que la irona socrtica no consiste en
expresar lo que se quiere decir diciendo a la vez lo contrario,
sino en expresar lo que se quiere decir, dicindolo de modo
diferente, aunque no necesariamente significando lo contrario22.
Esta es la perspectiva de Alexander Nehamas, quin reconoce en la
irona de Scrates una forma de silencio, una puerta abierta al
desarrollo de un argumento surgido desde el intelecto del
inter-locutor, y que se manifiesta, al menos en tres niveles en el
dilogo; en primer lugar, en la irona de Platn, que consiste en
someter al lector a un juego de superioridad y carencia, segn el
cual el lector, identificndose con Scrates, se sita por sobre sus
interlocutores, pero no obstante se torna igual a ellos en cuanto
la indagacin socrtica le deja indiferente; en segundo lugar, en la
irona de Scrates, que no solo somete a interrogacin a sus
interlocutores, sino adems, pone a prueba al mismo Platn, ya que el
autor se ve obligado a interrogarse sobre el mtodo de su personaje;
cul es su alcance y su lmite. Scrates representa entonces un enigma
para autor y lector; en l se reconoce al hombre completo y
virtuoso, pero nada se sabe sobre cmo ha logrado poseer ese
conocimiento.
Esta perspectiva resulta interesante en cuanto arroja luz sobre
la relacin de Platn con su propio pensamiento, y seala hacia la
posible continuidad filosfica de sus dilogos. El anlisis
filolgico23 muestra que la definicin del mtodo socrtico que aparece
en los dilogos de juven-tud se encuentra siempre determinada por el
enfrentamiento con la sofstica, puntualmente, con su
auto-denominacin como tcnica de la virtud ( ). Segn Balansard, el
trmino para denominar el mtodo, , posee una amplitud de sentido que
vuelve difcil definirlo. Esta am-plitud se origina a partir de sus
primeras apariciones en la obra homrica, donde se enmarca en el
campo semntico de la navegacin, para designar el saber que permite
realizar una accin. Con el tiempo, el uso del trmino deriva hacia
la significacin de una especializacin profesional que exige
aprendizaje. Platn aprovecha este amplio margen para jugar con la
ambigedad semn-tica, poniendo en juego el significado del trmino en
cada dilogo; el significado de oscilar entre el sentido pasivo de
su produccin, es decir, el objeto, y su sentido activo, su , que
nombra tanto la accin como el resultado. As, en el Gorgias, la
parece no tener un objeto propio24; la pregunta socrtica por el
objeto de la retrica muestra la imposibilidad de determinar su
objeto propio, y destaca la importancia del movimiento () en la
realizacin del .
As, encontramos en el Platn joven la misma propensin a dar al
saber () un poder tico que encontramos en el Platn maduro. En
efecto, si bien en los dilogos denominados de juventud Platn
establece el proceder que caracteriza al saber, definiendo la
competencia en mate-ria de virtud () por analoga con la , esta
concepcin de la competencia moral tambin se encuentra en sus
dilogos posteriores25. Ya en el Laques Scrates se propone
reemplazar la docimasia por la competencia tcnica, precisando la
importancia de definir el objeto propio de la
Esta lnea de interpretacin ha sido realizada en la ltima dcada
desde la tradicin fi losfi ca Anglo-Americana, Esta lnea de
interpretacin ha sido realizada en la ltima dcada desde la tradicin
filosfica Anglo-Americana, la cual considerando la limitada
cantidad de fuentes con las que actualmente cuenta la investigacin
sobre el pensamiento socrtico, concluye que solo es posible abordar
a Scrates como un personaje literario de Platn. Vase Anas, J. y
Rowe, C. (eds.), New Perspectives on Plato. Modern and Ancient.
Harvard University Press, 2002; Ann N. Michelini (ed.), Plato as
Author. The rhetoric of Philosophy, Leiden and Boston, Brill, 2003;
Blondell S., The Play of Character in Platos Dialogues, Cambridge
University Press, 2002.
22 Vase Alexander Nehamas, Vase Alexander Nehamas, The Art of
Living: Socratic Reflections from Plato to Foucault, Berkeley,
University of California Press, 1998 [ed. cast.: El arte de vivir.
Reflexiones socrticas de Platn a Foucault, Valencia, Pre-textos,
2005.
23 Anne Balansar, Anne Balansar, Techn dans les dialogues de
Platon. Lempreinte de la sophistique, Academia Verlag, Sankt
Augustin, 2001.
24 Gorg. 447c1-454 b 7.25 Arnaud Mac, La surpuissance moral des
mes savantes, Arnaud Mac, La surpuissance moral des mes savantes,
tudes platoniciennes IV, Les Belles Lettres, Pars, 2007,
pp. 69-102.
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tcnica de cuidado del alma ( ) por analoga con el arte mdico26.
n el Gorgias, se reserva la competencia tcnica de ciertas
discusiones a los especialistas y se establece que el arte del
cuidado requiere una transformacin del paciente27. Pero adems, en
estos dilogos se es-tablece que para alcanzar su objetivo estas
tcnicas requieren que aquel que las realiza posea una forma ()
2828. Esta forma es una unidad interna (), propia de la cosa
ordenada, que carac-teriza tanto a la medicina y la gimnasia29,
como a la tcnica del cuidado del alma30. Tambin en el Protgoras
encontramos esta idea de orden del alma31, al cual se le atribuye
un poder psicolgico y moral preponderante sobre las acciones
humanas; se nombran cinco elementos que ocupan un puesto dominante
en el alma: , , , en funcin de la frecuencia de su ocupa-cin. Con
todo, el modelo de los dilogos de juventud supone una concepcin del
alma como algo dinmico y mltiple; una cosa que puede ser
transformada: la disciplina y la ley ( ) genera en el alma ( ) la
justicia y la templanza.
Saber producir es conocer esto que se sabe producir32; saber
rendir presente en las cosas esto que le confiere su virtud, tal
como se afirma tambin en la Repblica33. Como seala Mac34, vemos que
aqu se cruzan las dos lneas que definen los denominados dilogos
socrticos: aquella de la bsqueda de la definicin y aquella que
lleva de la definicin tcnica al orden y la aplicacin de este modelo
a la accin moral. La demiurgia moral va a comenzar a comprender que
su capa-cidad especfica es definir, y que esta resulta ser el signo
de la presencia del mismo orden en el alma de aquel que define35,
quin adems es capaz de producir la virtud en las almas a travs de
la palabra36. A diferencia de las otras ciencias, el saber moral no
produce una divisin entre teora y prctica; lo que se produce no es
sino lo que se tiene en s. Esto es lo que hace a la moral un efecto
natural: el hombre justo realiza acciones justas, como la humedad
hace hmeda a las cosas (8)37.
Hay alguna diferencia entre el agente de la accin moral y aquel
que es capaz de modificar las almas? El saber en obra en sus
acciones respectivas es diferente? No hay aqu acciones bien
diferen-tes: saber que hacer para actuar bien, y saber producir
modificaciones en las cosas? Aristteles nos ha enseado bien a
diferenciar aqu, por una parte, entre una forma de praxis, y por
otra, una de poiesis. Pero hemos de ver que una accin moral tal
como la define el Scrates de Platn tiene su especifici-dad en unir
estas dos formas de accin. Y esta unin es la fuente del superpoder
del saber en la accin humana. Esto nos permite deducir que el orden
que produce el arte en las almas es exactamente aquel que debe
tener el agente moral capaz de actuar rectamente: el saber no
significa otra cosa que esto38.
En las Leyes, Platn refiere an la competencia moral para
explicar la prueba a que deben ser sometidos los integrantes del
Consejo Nocturno, encargados de definir la virtud. Ante todo, estos
tendrn que respetar a los dioses, es decir, debern haber recibido
el conocimiento matemtico que permite comprender el orden que reina
en el cielo y la primaca del alma. Las matemticas resultan para
Platn el tipo de orden del cual se habla cuando se extiende al alma
la descripcin de las artes de produccin, generadoras de orden. Pero
asimismo, los magistrados tendrn que
26 Lach. 184d8-186b5.27 Gor. 455b2-c2; 514a5-e9.28 Gor.
503e1-4.29 Gor. 503e4-504a4.30 Gor. 504a7-b6.31 Prot. 352b3-c7.32
Lach. 189e3-7.33 Resp. I, 352d.34 Arnaud Mac, Arnaud Mac, op.
cit.35 Charm. 160d5.e136 Ion 535e y ss. 37 Resp. I, 335d.38 Arnaud
Mac, Arnaud Mac, op. cit., p. 90.
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Carolina CASTRO FAUNE
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comprender la comunidad entre las ciencias y las disciplinas de
las Musas que han servido en los estudios preliminares al
aprendizaje de las ciencias matemticas39; sirvindose de ellas podrn
armonizar las prcticas morales () y sus reglas (), dando una
definicin de todo aquello que admite definicin ( ). La prueba de la
defini-cin implica que el saber no se contenta con ver las cosas
mltiples, sino con captar la unidad de las cosas bellas. Este
ejercicio dialctico manifiesta la unidad de todas las partes de la
virtud para demostrar que se es capaz de realizarlo en la ciudad.
Las Musas suavizan el alma antes que la parte racional pueda ser
nutrida por el aprendizaje matemtico, lo que indica que este
aprendizaje est destinado a modificar el alma.
En el Fedro40, donde Platn emprende la triparticin del alma
descrita en la Repblica41 de manera alegrica, el cochero que
representa la parte lgica () est provisto de fa-cultades
perceptivas y cognitivas; ya que no solamente ve la imagen del amor
( ) que enardece su alma ( ), sino tambin siente nostalgia ), se
indigna () y prueba el temor y la angustia ( ). As, es un alma que
contiene elementos noticos y somticos. En ella, las funciones
analizadas estn ligadas de manera indisoluble, generando una
realidad integral de pensamiento y afectividad, voluntad y memoria,
que permite comprender mejor el intelectualismo socrtico: el saber
tico de Scrates no tiene carcter exclusivamente intelectual, sino
que se acepta que reposa sobre un profundo saber vivido, ligado al
pensamiento, a la voluntad y los sentimientos.
Podemos concluir entonces, que no existe necesariamente una
discontinuidad en el pensa-miento de Platn, y que la moral socrtica
y la epistemologa de Platn se enmarcan en un mismo proyecto
filosfico. Ms an, pensar una discontinuidad impide comprender en
profundidad la psicologa de Platn y su relacin con la moral.
Mientras que Vlastos concibe el mtodo socrti-co como un ejercicio
crtico que deriva los conceptos a partir de la introspeccin de los
propios contenidos de la mente, su interpretacin asume sin crtica
que el origen de las representaciones y conceptos es la asociacin
de ideas surgidas desde la experiencia. En este esquema
epistemolgi-co, la razn se reduce a una lgica de sentimientos,
donde el objetivo es negar cualquier divisin ontolgica entre cuerpo
y alma y descartar la presencia de una metafsica moral. Solo en
este sentido es posible comprender que Vlastos reconozca un poder
similar a la ciencia y la opinin, facultades que dominan el juicio
moral, y que lea la Repblica como una exploracin de la hi-ptesis
democrtica de Protgoras: las pulsiones pueden manifestarse mientras
haya saber. Esta determinacin epistemolgica de la interpretacin del
pensamiento de Platn permite a Nussbaum proponer el mtodo socrtico
como una estrategia de anlisis de las propias tradiciones; puesto
que no existe un esquema conceptual a priori, el juicio moral
razonado resulta ser ante todo una lgica de los sentimientos; de
hecho, ambas pueden ser congruentes en cuanto el saber del mtodo
socrtico no requiere por otra parte un reemplazo del aparato
conceptual existente.
No obstante, desde nuestra perspectiva no es acertado rechazar
la dinmica y multiplicidad del alma en los dilogos de juventud. En
efecto, ya en el libro I de la Repblica la fuerza de lo irracional
y su causalidad sobre las acciones de los hombres, definen una
epistemologa donde la opinin no posee el mismo poder que el saber.
Por otra parte, la diferenciacin entre placeres ver-daderos y
placeres falsos que deriva del anlisis realizado en el Gorgias, nos
seala que Scrates reconoce la predominancia del intelecto sobre la
sensacin, en una distribucin de poder de tipo
39 Lg. 965e3-968a1.40 Phdr. 249c6-8 Platn habla de tres formas
del alma ( Platn habla de tres formas del alma ( ) en Resp. 35b5, y
las nombra:
() en Resp. 440e9-441a2).
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El mtodo socrtico y su aplicacin pedaggica contempornea
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monrquica. Finalmente, el estudio de la competencia tica nos
lleva a concluir que no hay posi-bilidad de confundir las gentes
que creen saber sobre el bien y el mal y aquellas de tipo virtuoso
susceptibles de probar su saber.
IV
El hecho que Scrates realice su argumento sobre fundamentos
exclusivamente morales per-mite a Vlastos afirmar la filodemocracia
de su pensamiento. Para l, la cualidad moral del argu-mento genera
su validez universal, que lo diferencia de cualquier inters o valor
particular de una seccin de la sociedad y por lo tanto, de
cualquier ideologa. En este sentido, tanto para Vlastos como para
Nussbaum, el hecho de dar un fundamento filosfico a la teora moral
ya es una garan-ta de su universalidad. No obstante, an
reconociendo la universalidad de la moral socrtica, que Vlastos
deduce de su fundamento filosfico, tambin podra considerarse esta
universalidad para enaltecer los valores de un grupo social como la
aristocracia Ateniense. En efecto, el hecho de fundar un
pensamiento poltico en una teora filosfica no impide que tal
pensamiento represente a un grupo particular que se autodefine como
universal. Para evitar cualquier ambigedad en este sentido, es
preciso determinar el contenido de la justicia, de la templanza y
la virtud, ms all de apreciaciones puramente formales.
Si bien la diferencia que establece Vlastos entre un Scrates
histrico y uno literario presenta dificultades metodolgicas,
debidas a la carencia de testimonios escritos de Scrates que
permita fundar la hiptesis histrica sobre su pensamiento, podemos
no obstante avanzar algunas con-clusiones a partir de la
investigacin de las fuentes indirectas; de hecho, este es el camino
que emprende Vlastos cuando utiliza los dilogos de juventud como
fuente histrica y recurre adems a los testimonios de Aristteles y
Jenofonte. Pero, incluso asumiendo los presupuestos metodol-gicos
de Vlastos, la evidencia histrica seala ms bien en una direccin
contraria; ya que nada hay en los pasajes de Critn citados que
indique que Scrates prefera la constitucin democrtica ateniense a
otras. Por el contrario, si hay alguna indicacin de la preferencia
constitucional de Scrates, ella seala en otra direccin: todos los
ejemplos de buen gobierno citados en el texto son oligarquas:
Esparta, Creta, Megara y Tebas42. Ms an, Megara es referida por
Tudcides como una oligarqua extrema, teniendo en su reciente pasado
un derrocamiento del rgimen oligrqui-co, el exilio de sus lderes, y
el subsecuente restablecimiento del mismo, cuando los exiliados
retornan para masacrar a sus oponentes. Por su parte, Aristteles
cita ejemplos de Megara como rgimen poltico donde solo los
ciudadanos con especficas cualidades pueden ser elegidos para su
nombramiento a las magistraturas43, en este caso, aquellos que han
retornado del exilio y lu-chado juntos contra el pueblo. En la
Apologa y el Gorgias, por ejemplo, Scrates enrgicamente se opone a
los objetivos de la democracia ateniense, tal como se expresa en
las preocupaciones de sus ciudadanos y lderes. En el primer caso,
se lamenta que los atenienses sean tan interesados en la adquisicin
de riquezas, la reputacin y el honor, sin dar crdito a la verdad,
la comprensin y la perfeccin de sus almas; as, desprecia a los
estadistas atenienses ms eminentes por dar su atencin sobre todo a
la construccin de arsenales, murallas, barcos y puertos. Por
supuesto que figuras iluminadas como Pericles y Protgoras dieron
cuenta de la importancia de la virtud cvica, pero nunca llegaron a
ser los ingenieros preparados completamente para reformar las almas
hu-manas en la forma en que Scrates haba imaginado.
42 Ellen Meiksins Wood and Neal Wood, Socrates and Democracy: A
Reply to Gregory Vlastos, Ellen Meiksins Wood and Neal Wood,
Socrates and Democracy: A Reply to Gregory Vlastos, Poltical
Theory, Vol. 14, N. 1 (febrero 1986), pp. 55-82.
43 Pol. 1300a.
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BAJO PALABRA. Revista de Filosofa.II poca, N 7, (2012):441-452
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Por otra parte, central para la democracia ateniense fueron dos
importantes procedimientos: la seleccin por sorteo y el pago por el
servicio de jurado. Scrates no rechaza el primero en los dilogos de
juventud, sin embargo ataca a la segunda. La seleccin por sorteo,
aunque considerada por los griegos como ms democrtica que la
eleccin, no era una condicin especfica para la democracia en el
mismo sentido que lo fue pagar por los deberes cvicos. As, por
ejemplo, un elemento democrtico como la seleccin por sorteo de
entre una ciudadana restringida, puede ser introducido en una
constitucin esencialmente oligrquica. Por lo tanto, es posible, en
las condiciones adecuadas, para un oligarca aceptar la seleccin por
sorteo. Pero, la extensin de los derechos ciudadanos a la masa
ciudadana en s resulta mucho ms problemtica. En efecto, atacar la
paga cvica era atacar una institucin cuyo propsito esencial era la
inclusin de los pobres en el cuerpo ciudadano, y su funcin era
entonces, puramente democrtica. As, el rechazo de Scrates de la
seleccin por sorteo en los primeros dilogos de Platn nos dice poco
acerca de sus preferen-cias polticas, mientras que su ataque a l
paga cvic es un testimonio elocuente de sus tendencias oligrquicas.
Adems, la definicin del alma que se deja ver a travs de la
continuidad de la obra de Platn, seala que su concepcin de la
justicia est imbuida de valores aristocrticos, en cuanto supone una
divisin jerrquica tanto de las partes del alma como de la
participacin poltica al interior de la ciudad.
El hombre es un ser que ha permanecido esencialmente el mismo
desde el comienzo de la civilizacin. De ah que la investigacin
filosfica pueda aprovechar los anlisis realizados en la antigedad y
reconstruir una ontologa de los sentimientos utilizando los datos y
anlisis efectua-dos por los filsofos posteriores. No obstante, toda
investigacin sobre la Antigedad debe con-siderar las dificultades
metodolgicas y hermenuticas de trasponer el pensamiento antiguo a
la contemporaneidad. La afirmacin del compromiso de Scrates con la
libertad, la justicia y la vir-tud en trminos puramente formales
que realizan Vlastos y Nussbaum, solo evade el problema de pensar
la determinacin histrica de la moral universal, identificndola con
un concepto esencial y transhistrico. En este sentido, la
interpretacin del mtodo socrtico en la lnea de estos autores puede
resultar sumamente til para fundamentar un proyecto educativo
liberal, no obstante, nos parece necesario reconocer tambin que tal
proyecto no est motivado principalmente por la com-prensin del
pensamiento filosfico mismo, sino ms bien por la utilidad que pueda
prestar a un proyecto poltico que, por lo dems, es bien particular;
ni considera como un error hermenutico proyectar modernas nociones
sobre el pasado, an cuando estas surgen en momentos histricos
diferentes, cuya complejidad no puede simplemente pensarse por
analoga.
El proyecto educativo de Nussbaum tiene indudablemente un valor
tico fundamental para las sociedades occidentales contemporneas,
pero tal como es presentado por la autora, no nos parece que su
fundamentacin en el mtodo de Scrates sea el ms apropiado.
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El mtodo socrtico y su aplicacin pedaggica contempornea
BAJO PALABRA. Revista de Filosofa.II poca, N 7,
(2012):441-452452
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