El mejor año de tu vida 2muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Ma-teo 23:27). Entonces, debemos notar los lugares oscuros y

EL MEJOR AÑO DE TU VIDA 2

CALEB FERNÁNDEZ PÉREZ

Mateo 5:8

“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”

MATEO 5:8

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¿Queremos llegar a algún lugar con todo esto del cristianismo? ¿Queremos llegar a algún lugar con esto de escuchar o leer mensajes de la Biblia cada día o cada semana?

PARA COMENZAR...

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Nosotros deberíamos tener un objetivo cuan-do leemos algo acerca de espiritualidad cristia-na, o al menos, deberíamos considerarlo. Es im-portante entender que tenemos que establecer al-gunos fundamentos cuando aprendemos de la Bi-blia, debemos tener un objetivo cuando la abri-mos y hacemos teología en el camino de la fe cris-tiana.

Y en este sentido, mencionemos algunas co-sas que no deberían estar en la lista de nuestros objetivos y afectarían profundamente la posibili-dad de que podamos tener un año soñado en rela-ción a nuestra espiritualidad:

1. No hay formulas mágicas para conseguir respuestas a nuestras oraciones. Huyamos de ex-periencias religiosas que nos invitan a ir a la igle-sia en busca de “nuestro milagro”, invitándonos a reemplazar a Cristo como el fin último de nues-tra búsqueda espiritual, convirtiéndolo así en un

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ídolo o “un medio” que nos llevaría «a algo me-jor que Él».

2. No prediquemos a Jesús para ganar el cielo, sino para tener una relación suficiente y plena con Él. Caminar con Él ya es un fin en sí mismo, y el cielo es en el futuro la expresión má-xima de la presencia plena de Jesús en medio nuestro. El evangelista Juan lo decía: «Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.» (Juan 17:3).

3. Si somos obedientes, fieles y correctos nuestra vida no necesariamente estará libre de accidentes, dificultades, y sufrimientos. Dios no nos promete librarnos de sufrimientos, sino ma-nifestar su propósito y su gloria cuando pasemos por ellos. De hecho, son los sufrimientos en las manos y planes de Dios que se transforman en oportunidades de Su gracia para nuestro creci-miento, huir de ellos significaría también huir de

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los planes de un Dios, cuyo carácter es bueno y perfecto.

Para que este año sea el mejor año de nuestra vida debemos buscar tener otra mentalidad, y en esto, la Palabra de Dios es imprescindible. Tener la posibilidad de asumir otra filosofía de vida, en la que podamos reorganizarnos, reordenarnos co-mo personas, como hombres, como mujeres. Si queremos probar un aperitivo del cielo aquí en la tierra, necesitamos reordenar nuestra vida, nues-tros valores, necesitamos reorganizar nuestra ca-sa, la forma en la que educamos a nuestros hijos, la administración de nuestro dinero, la manera en que nos divertimos, y cómo organizamos nues-tros tiempos, la forma en la que lidiamos con las dificultades, etc.

Este año sí puede ser un gran año si conside-ramos lo que Jesús nos plantea en Las Bienaven-turanzas, especialmente en esta «bienaventuran-

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za» del versículo 8 del capítulo 5 del Evangelio de Mateo.

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La sociedad contemporánea vive a la luz de un único mandamiento: “Sé feliz”, que traducido es “buscarás estar satisfecho con todo, todo el tiem-po”, el cual básicamente se divide en otros tres sub-mandamientos: #1 Eliminarás todo sufri-miento, #2 Satisfarás todos tus deseos, #3 Reali-zarás todo tu pleno potencial.

Y ya que esto imposible, entonces, lo que que-da es hacer todo lo posible para parecer exitoso, y construir una imagen de éxito más allá de la

UNA “FELICIDAD” PLENA

“Bienaventurados...” (Mateo 5:8)

CAPÍTULO 2

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realidad. La imagen es la única alternativa que nos resta. ¿Por qué? Porque en nuestra sociedad el simulacro es vendido como verdadero, la re-presentación como presentación, lo que no pode-mos tener, se ha transformado en una meta y es-to significativamente va produciendo ansiedad, frustración y desesperación.

Lo mismo ocurre con el cristianismo. El pseu-do-cristianismo, nos ofrece felicidad en términos de poseer, de aplicar fórmulas que nos hacen “sentir felices”. Y en esto debemos ser claros: No queremos este tipo de cristianismo, Jesús mismo lo decía: Ser feliz no se trata de poseer, sino de carecer; no se trata de sonreír, sino de llorar; no se trata de sentirse saciados, sino de tener ham-bre de justicia; no se trata de estar tranquilos, si-no de ser perseguidos (Mateo 5:3-10). Por algu-na razón, para Jesús la felicidad era algo muy dis-tinto a la concepción occidental de felicidad con la crecimos nosotros.

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El concepto judeo-cristiano de “bienaventu-ranza” proviene del término hebreo «ashréi» y del término griego «makarioi», que traducido en nuestras versiones más recientes es “felices”, y la-mentablemente confundimos esta traducción con nuestra tendencia cultural hedonista de con-cebir la felicidad.

«Ashréi» es mencionado 43 veces en la Biblia hebrea, e implica “la rectitud de un hombre mar-chando, conduciéndose en un camino sin obstá-culos en dirección hacia Jehová”. Nos habla de la dinámica de la salvación introducida en la vida de un hombre en marcha, de una persona que es-tá caminando en dirección al Reino de Dios. Nos habla de la participación en la felicidad de Dios, que sería en definitiva la bienaventuranza perfec-ta y que claramente está mucho más allá de las capacidades de una persona en su condición na-tural.

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Entonces, Jesús pensó en esta idea al pronun-ciar esta bienaventuranza. Dispongamos el cora-zón para que este año caminemos en rectitud, buscando el Reino de Dios y participando en la felicidad de Dios.

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La idea de “purificación” podría confundirse con su connotación mística del término, pero, aquí nos los usamos en su sentido práctico. La purifi-cación como la eliminación y el desecho de lo que contamina o infecta un objeto o un ser vivo.

Cuando el texto nos habla de un tipo de perso-nas “purificadas” o “limpios de corazón” no nos está hablando en términos de “religiosidad”, de aquellos que se portan bien, o que podrían ser mejores que otros en el marco de un patrón mo-

UNA “PURIFICACIÓN” INTERNA

“... los de limpio corazón...” (Mateo 5:8)

CAPÍTULO 3

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ral, pues esto, en el sentido bíblico, en ningún ca-so, podría ser sinónimo de limpieza de corazón.

No entramos en la intención básica de hacer una comparación. Aquí no se trata de ver quien se porta mejor, porque en definitiva siempre en-contraremos alguien peor o mejor que nosotros. La vara de medición de Jesús es diferente.

Para Jesús ser limpio tiene que ver con una purificación de adentro hacia afuera. No sirve de nada parecer limpio, en relación a padrones mo-rales, sino serlo, “porque sois semejantes a sepul-cros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Ma-teo 23:27).

Entonces, debemos notar los lugares oscuros y contaminados de nuestro corazón que nos ale-jan de Dios, identificar los múltiples deseos que nos alejan de Dios, ser honestos en relación a

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ellos, y guardar nuestros corazones “porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23)

Debemos tener un objetivo en relación a nues-tro corazón y la palabra “limpio”, en este versícu-lo, viene de la palabra catártico o catarsis, es de-cir, estar libre de lo que infecta. Tener el corazón purificado es sacar del centro de cada uno todo lo que infecta. Ser “limpio de corazón” es poder vivir nuestra vida con un solo ánimo, un solo de-seo, sin distracciones y con “un solo objetivo”.

Para que sea el mejor año de nuestras vidas no debemos centrarnos en la perfección moral exterior o en la purificación mística; sino en sa-car, extirpar de nosotros todo lo que contamine u obstaculice nuestro caminar en dirección ha-cia Dios. En pocas palabras, sacar de nuestra vi-da todo lo que nos impida hacer su voluntad, “porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:21), por eso, debemos lim-

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piar nuestras manos y purificar nuestros corazo-nes (Santiago 4:8).

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Mi deseo es que tengamos la posibilidad de asu-mir una posición en la vida para reordenarnos co-mo personas, como hombres, como mujeres. Si queremos probar un aperitivo del cielo aquí en la tierra, si queremos que sea el mejor año de nues-tras vidas, necesitamos reordenar nuestra vida, reafirmar nuestros valores y convicciones, preci-samos reorganizar nuestra casa, manejar mejor nuestras finanzas, la forma y el contenido de có-mo nos divertimos, la administración de nues-

UNA “EXPERIENCIA” ETERNA

“... porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8)

CAPÍTULO 4

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tros tiempos, nuestra disposición para enfrentar las dificultades, en resumen, necesitamos experi-mentar a Dios.

El Apóstol Pablo decía, “limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccio-nando la santidad en el temor de Dios” (2 Corin-tios 7:1). En otras palabras, podría ser el mejor año de nuestras vidas, si deseamos lo que Dios quiere y renunciamos a lo que Él no quiere.

La experiencia de “ver a Dios” esta velada pa-ra el ser humano en su existencia natural. Pero, Mateo nos adelanta y nos expone una posibili-dad para que esto sea posible en nuestra reali-dad, considerando lo sobrenatural como parte de nuestra existencia. Nos dice que una felicidad plena en la que caminamos participando de la fe-licidad de Dios, gozándonos de Él, de manera rec-ta y buscando con alegría Su Reino; y una purifi-cación interna de las cosas que nos alejan, nos confunden y nos distraen, por medio de la obra

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del Espíritu en nuestras vidas para poder reali-zar su voluntad; nos permitiría experimentar de manera eterna a Dios.

La bienaventuranza no está hablando sola-mente de una experiencia escatológica o futura, sino de un presente continuo, de una realidad eterna, en nuestro presente, en nuestra realidad. Es por eso que podemos ver a Dios en nuestra historia y tener el mejor año de nuestras vidas.

El camino esta trazado por medio de la necesi-dad de una catarsis para limpiar lo que infecta. Y la forma en la que Dios actúa “operando” en nuestras vidas es por medio de Su palabra que ac-túa como un “bisturí” en nuestras vidas, por Su espíritu que expone el pecado aun más oculto, por la sangre de Cristo que nos limpia de cual-quier pecado.

De manera práctica, busquemos a Dios cada día por medio de Su Palabra, que iluminará los cantos oscuros de nuestra vida. Identifiquemos

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aquello que nos aleja de Dios, y por medio de la oración consagremos nuestra vida a eliminar sis-temáticamente los obstáculos que no nos permi-ten hacer la voluntad de Dios.

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© El primer año de tu vida 2 / Caleb Fernandez PérezFebrero 2019

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