El marxismo y la cuestin nacionalEscrito por Alan Woods y Ted
Grant
La cuestin de las nacionalidades -la opresin de las naciones y
las minoras nacionales- es una de las caractersticas del
imperialismo desde su nacimiento hasta la actualidad y siempre ha
ocupado un lugar central en la teora marxista. Escrito en el ao
2000, en este largo texto, Alan Woods y Ted Grant realizan un
amplio recorrido histrico sintetizando la posicin del marxismo
sobre la cuestin nacional, en una exposicin que abarca desde el
siglo XIX hasta la actualidad. Alan y Ted tambin advierten a lo
largo de su trabajo de las desviaciones y falsas interpretaciones
que se han hecho del problema nacional, en nombre del marxismo. Un
texto imprescindible.INDICE1. INTRODUCCIN2. PRIMERA PARTE: LA
CUESTIN NACIONAL EN LA HISTORIA3. SEGUNDA PARTE: MARX, ENGELS Y LA
CUESTIN NACIONAL4. TERCERA PARTE: LENIN Y LA CUESTIN NACIONAL5.
CUARTA PARTE: LA CUESTIN NACIONAL DESPUS DE OCTUBRE6. QUINTA PARTE:
EL ESTADO NACIONAL HOY
INTRODUCCIN La cuestin de las nacionalidades -la opresin de las
naciones y las minoras nacionales- es una de las caractersticas del
imperialismo desde su nacimiento hasta la actualidad y siempre ha
ocupado un lugar central en la teora marxista. En particular, los
escritos de Lenin se ocupan con gran detalle de este problema tan
importante, y todava nos siguen proporcionando una base slida para
abordar este tema tan explosivo y complicado. Si los Bolcheviques
no hubieran tratado el tema correctamente nunca habran conseguido
tomar el poder en 1917. Slo situndose a la cabeza de las capas
oprimidas de la sociedad consiguieron unir al proletariado bajo la
bandera del socialismo y reunir las fuerzas necesarias para
derrocar el dominio de los opresores. De no haber apreciado
correctamente los problemas y aspiraciones de las nacionalidades
oprimidas del imperio zarista, la lucha revolucionaria del
proletariado no habra triunfado. Las dos barreras para el progreso
humano son por un lado la propiedad privada de los medios de
produccin y por el otro el estado nacional. Pero mientras que la
primera parte de esta ecuacin est suficientemente clara, a la
segunda no se le ha prestado la debida atencin. Hoy en la poca de
decadencia imperialista, cuando las contradicciones latentes de un
sistema socioeconmico moribundo han alcanzado unos lmites
insoportables, la cuestin nacional surge una vez ms en todas
partes, con consecuencias an ms trgicas y sangrientas. Lejos de
solucionarse, ha regresado a sus orgenes, a una fase antigua del
desarrollo humano y ha adquirido una forma particularmente
virulenta y venenosa que amenaza con arrastrar a todas las naciones
al barbarismo. Resolver este problema es una condicin previa y
necesaria para el triunfo del socialismo a escala mundial.Ningn pas
-ni los estados ms grandes y poderosos- pueden resistir el
aplastante dominio del mercado mundial. El fenmeno que la burguesa
describe como globalizacin, previsto por Marx y Engels hace 150
aos, ahora se revela casi en condiciones de laboratorio. Desde la
Segunda Guerra Mundial, en particular durante los ltimos veinte
aos, se ha intensificado de manera colosal la divisin internacional
del trabajo y se ha producido un enorme desarrollo del comercio
mundial, alcanzando un grado que ni Marx ni Engels pudieron
imaginar. La interpenetracin de la economa mundial ha alcanzado un
nivel nunca visto antes en la historia humana. En s mismo ste es un
acontecimiento progresista que refleja la existencia ya de las
condiciones materiales para el socialismo mundial. El control de la
economa mundial est en manos de las doscientas empresas
internacionales ms grandes. La concentracin de capital ha alcanzado
proporciones asombrosas. Cada da las transacciones internacionales
mueven en el mundo 1,3 billones de dlares, el setenta por ciento de
stas se realizan entre las multinacionales. Se gastan vastas sumas
dinero para concentrar un poder inimaginable en cada vez menos
empresas. Se comportan como canbales feroces e insaciables,
devorndose unos a otros a la caza de un beneficio cada vez mayor.
En esta orga canibalstica la clase obrera siempre pierde. Nada ms
producirse una fusin, la direccin anuncia nuevos despidos y
cierres, una presin implacable sobre los trabajadores para
incrementar los mrgenes de beneficio, los dividendos y los salarios
de los ejecutivos. En este contexto el libro de Lenin, "El
imperialismo: fase superior del capitalismo", tiene cada vez ms
vigencia y actualidad. Lenin explicaba que el imperialismo es el
capitalismo de la poca de los grandes monopolios y los trusts. Pero
el grado de monopolizacin de los das de Lenin parece un juego de
nios comparado con la situacin actual. En 1999 el nmero de
absorciones internacionales fue de 5.100. El valor de las
transacciones alcanz el record de 798.000 millones de dlares. Con
estas asombrosas sumas se podran resolver los problemas ms
acuciantes del planeta, la pobreza, el analfabetismo y la
enfermedad. Pero eso presupone la existencia de un sistema racional
de produccin en el que las necesidades de la mayora tengan
preferencia sobre los beneficios de una minora. El poder colosal de
las gigantescas multinacionales, cada vez ms fusionadas con el
estado capitalista, crean un fenmeno que el socilogo norteamericano
Wright-Mills califica de "complejo industrial - militar", y que
ejerce un dominio sobre el mundo jams visto en la historia. Aqu
vemos una gran contradiccin. Los apologistas burgueses del
capitalismo y los de la pequea burguesa en particular, afirman que
la globalizacin ha conseguido que el estado nacional carezca ya de
importancia. Esto no es nuevo. Es el mismo argumento de Kautsky
durante la Primera Guerra Mundial (la llamada teora del "ultra
imperialismo"), y defenda que el desarrollo del capitalismo
monopolista y del imperialismo de a poco eliminaran las
contradicciones del capitalismo. Ya no habra mas guerras porque el
propio desarrollo del capitalismo convertira al estado nacional en
algo superfluo. La misma teora que hoy defienden tericos
revisionistas como Eric Hobsbawn en Gran Bretaa. Este antiguo
estalinista que ahora est en el ala de derecha del laborismo dice
que el estado nacional fue un perodo transitorio de la historia
humana y que ya est superado. Los economistas burgueses siempre han
defendido este argumento. Intentan eliminar la contradiccin
inherente al sistema capitalista sencillamente negando su
existencia. Y es precisamente ahora, en el momento en que el
mercado mundial se ha convertido en la fuerza dominante del
planeta, cuando los antagonismos nacionales en todas partes estn
adquiriendo un carcter ms violento y la cuestin nacional lejos de
desaparecer, adopta un carcter particularmente venenoso e intenso.
Con el desarrollo del imperialismo y del capitalismo monopolista,
el sistema capitalista ha conseguido superar los estrechos lmites
de la propiedad privada y del estado nacional que hoy juegan
prcticamente el mismo papel que jugaron los pequeos principados y
estados locales en el perodo previo al surgimiento del capitalismo.
Durante la Primera Guerra Mundial Lenin escriba: "El imperialismo
es la fase superior del desarrollo del capitalismo. En los pases
adelantados, el capital sobrepas los marcos de los Estados
nacionales y coloc al monopolio en el lugar de la competencia,
creando todas las premisas objetivas para la realizacin del
socialismo". (Lenin. La revolucin socialista y el derecho de las
naciones a la autodeterminacin. Pekn. Ediciones en Lenguas
Extranjeras. 1974. Pg. 1). Quien no comprenda esta verdad elemental
no slo ser incapaz de comprender la cuestin nacional, tampoco
comprender el resto de las caractersticas ms importantes de la poca
actual.La historia de los ltimos cien aos se ha caracterizado por
la rebelin de las fuerzas productivas contra los estrechos confines
del estado nacional. Despus llega la economa mundial -y con ella
las crisis y las guerras mundiales-. Vemos entonces que el cuadro
pintado por el Profesor Hobsbawn, un mundo en el que se han
eliminado las contradicciones nacionales, es pura imaginacin. La
realidad es exactamente la contraria. Con la crisis general del
capitalismo la cuestin nacional no slo afecta a los pases ex
coloniales, tambin empieza ya a perturbar a los pases capitalistas
desarrollados, incluso en lugares donde ya pareca estar
solucionado. Blgica -uno de los pases ms desarrollados de Europa- ,
sufre el conflicto entre Valones y Flamencos, ste ha adquirido un
carcter tan violento que en determinadas circunstancias puede
llevar a la ruptura del pas. En Chipre los antagonismos nacionales
entre griegos y turcos amplan el conflicto alcanzando incluso a
Grecia y Turqua. Hace poco la cuestin nacional en los Balcanes ha
llevado a Europa al borde de la guerra. En EEUU est el problema del
racismo contra los negros y tambin los hispanos. En Alemania,
Francia y otros pases presenciamos la discriminacin y los ataques
racistas contra los inmigrantes. En la antigua Unin sovitica la
cuestin nacional ha originado un caos sangriento de guerras en un
pas tras otro. En Gran Bretaa, pas donde el capitalismo lleva ms
tiempo de existencia, el problema nacional sigue sin resolver, no
slo en Irlanda del Norte, sino tambin en Gales y Escocia. En el
Estado espaol tenemos la cuestin de Euskadi, Catalua y Galicia.
Pero el caso ms extraordinario es que ms de cien aos despus de la
unificacin de Italia, la Liga del Norte defiende la consigna
reaccionaria de dividir Italia y para ello se basan en la
autodeterminacin del Norte ("Padania"). La conclusin es inexorable.
Ignorar el problema nacional es peligroso. Para transformar la
sociedad es imperativo mantener una postura escrupulosa, clara y
correcta sobre este tema. Con este objetivo nos dirigimos a los
jvenes y trabajadores, a la base de los Partidos Comunistas y
Socialistas que deseen comprender las ideas del marxismo para
luchar para cambiar la sociedad. A ellos va dedicada esta obra.
PRIMERA PARTE: LA CUESTIN NACIONAL EN LA HISTORIA Si prescindimos
de la lucha de los Pases Bajos por su independencia y del destino
de la Inglaterra insular, la poca de la formacin de las naciones
burguesas en Europa Occidental comienza con la gran Revolucin
Francesa y en lo esencial concluye casi un siglo despus, al
constituirse el Imperio Alemn. (Trotsky. Historia de la Revolucin
Rusa. Madrid. Zyx. Pg. 315. Vol. 1) Aunque la mayora de las
personas creen que el estado nacional es algo natural, y por lo
tanto enraizado en un pasado lejano o en la sangre y en el alma de
hombres y mujeres, en realidad es una creacin relativamente
moderna, en concreto de los ltimos doscientos aos. Las nicas
excepciones seran Holanda, aqu la revolucin burguesa del siglo XVI
adopt la forma de una guerra de liberacin nacional contra Espaa, e
Inglaterra debido a su posicin nica como un reino insular donde el
desarrollo capitalista aconteci antes que en el resto de Europa
(desde finales del siglo XIV en adelante). Antes no existan
naciones, slo tribus, ciudadesestado e imperios. Desde un punto de
vista cientfico es incorrecto calificar a estos ltimos como
"naciones", algo que se hace con frecuencia. Un autor nacionalista
gals incluso hablaba de la "nacin galesa" -antes de la invasin
romana de Gran Bretaa!- . Los galeses en aquella poca era una
aglomeracin de tribus, no diferentes a otras tribus que habitaban
en lo que ahora se conoce como Inglaterra. Es un rasgo pernicioso
de los escritores nacionalistas que intentan dar la impresin de que
"la nacin" (en especial "su nacin") siempre ha existido. En
realidad el estado nacional es una entidad que evoluciona
histricamente. No siempre existi, ni siempre existir.El estado
nacional es un producto del capitalismo. Lo cre la burguesa porque
necesitaba un mercado nacional. Necesitaba romper las restricciones
locales, la existencia de pequeas reas locales con sus impuestos,
peajes, sistemas de monedas, pesos y medidas separados. El
siguiente extracto de Robert Heilbroner ilustra grficamente este
hecho, en l describe un da en la vida de un comerciante alemn en
1550:"Andreas Ryff, un comerciante barbudo y con abrigo de pieles,
regresaba a su casa en Badn; escriba a su esposa y le deca que haba
visitado treinta mercados y estaba preocupado. Incluso le
preocupaban an ms las molestias de la poca; cuando viaja se tiene
que detener cada diez millas aproximadamente, para pagar los peajes
habituales; entre Basle y Colonia ha tenido que pagar treinta y un
impuestos. Y aqu no acaba todo. Cada comunidad que l visitaba tena
su propia moneda, sus propias leyes y reglas, su propia ley y
orden. Slo en el rea circundante a Badn existan 112 medidas de
longitud diferentes, 92 medidas de superficie de cereales y 123 de
lquidos, 63 de licores, y 80 de peso". (R. Heilbroner. The Worldly
Philosophers. Pg. 22). La eliminacin de estos particularismos
locales fue un paso de gigante en esa poca. La unificacin de las
fuerzas productivas en un estado nacional fue una tarea histrica
progresista de la burguesa. La base de esta revolucin ya estaba
presente a finales de la Edad Media, en el perodo de declive del
feudalismo y ascenso de la burguesa. Las ciudades, de a poco,
conseguan hacer valer sus derechos. Los reyes medievales
necesitaban dinero para sus guerras y para ello se vean obligados a
apoyarse en la naciente clase de comerciantes y banqueros, como los
Fuggers o los Mdicis. Pero todava no haba llegado la hora de la
economa de mercado. Slo exista la forma embrionaria del capitalismo
caracterizada por la produccin a pequea escala y mercados locales.
Todava no se poda hablar propiamente del mercado o del estado
nacional. A grandes rasgos ya estaban presentes los elementos que
haran posible el surgimiento de algunos estados europeos modernos,
aunque todava estaban en una etapa embrionaria. Francia toma forma
de a poco, fruto de la Guerra de los Cien Aos contra Inglaterra,
pero estas luchas todava tenan un carcter ms feudal y dinstico que
nacional. Los soldados que luchaban en esta guerra tenan ms lealtad
hacia su seor local que al rey de Francia, y a pesar de la
existencia de un territorio e idioma comn, se consideraban
Bretones, Borgoeses o Gascones en lugar de Franceses. Poco a poco,
en un perodo que dur varios siglos, surge la autntica conciencia
nacional. Este proceso transcurre paralelo al ascenso del
capitalismo, la economa monetaria y el surgimiento gradual del
mercado nacional, representado en el comercio de lana en Inglaterra
a finales de la Edad Media. La decadencia del feudalismo y el
ascenso de las monarquas absolutistas que, en su propio inters
estimulaban a la burguesa, aceleraron este proceso. Como seala
Robert Heilbroner:"Primero fue el surgimiento progresivo de las
unidades polticas nacionales en Europa. Debido a las guerras
campesinas y de conquista Real, el primitivo feudalismo aislado
dara lugar a las monarquas centralizadas. Y con las monarquas lleg
el surgimiento del espritu nacional; a su vez esto conllevaba la
proteccin Real de las industrias favorecidas, como ocurri con los
grandes centros tapiceros franceses, y el desarrollo de armadas y
ejrcitos con todas sus industrias satlites necesarias. La infinidad
de leyes y regulaciones que atormentaban a Andreas Ryff y a los
comerciantes viajeros del siglo XVI se transformaron en las leyes
nacionales, en medidas y patrones monetarios ms o menos comunes".
(Ibd.. Pg. 34). La cuestin nacional desde un punto de vista
histrico, est relacionada con el perodo de la revolucin democrtico
burguesa. En el sentido estricto de la palabra, la cuestin nacional
no forma parte del programa socialista, la burguesa en su lucha
contra el feudalismo tendra que haberla superado. Fue la burguesa
la que primero cre el estado nacional. La formacin del estado
nacional en su da, fue un acontecimiento tremendamente
revolucionario y progresista. No se consigui por medios pacficos y
sin lucha. La primera nacin europea como tal -Holanda- , se form en
el siglo XVI fruto de una revolucin burguesa que tom la forma de
una guerra revolucionaria de liberacin nacional contra el
imperialismo espaol. EEUU surge como nacin en el siglo XVIII
basndose en una guerra revolucionaria de liberacin nacional y se
consolida como tal en una sangrienta guerra civil en la dcada de
1860. En Italia tambin se consigui con una guerra de independencia
nacional. La unificacin de Alemania -una tarea progresista en su
poca- la llev adelante el Junker Bismarck por medios reaccionarios,
basndose en una guerra y una poltica de "sangre y hierro".
La Revolucin FrancesaLa formacin de los estados nacionales
europeos modernos (excepto Holanda e Inglaterra) comenz con la
Revolucin Francesa. Hasta ese momento la nocin de estado nacional
era idntico al de monarqua. La nacin era propiedad del soberano
reinante. Esta forma legal anticuada, herencia directa del
feudalismo, entraba en conflicto con las nuevas relaciones surgidas
del ascenso de la burguesa. Para conquistar el poder la burguesa
tuvo que ponerse a la cabeza como representante del pueblo, es
decir, de la Nacin. Como dijo Robespierre: "En los estados
aristocrticos la palabra patria [nacin] carece de significado,
excepto para las familias patricias que mantienen secuestrada la
soberana. Slo con la democracia, el estado se convierte realmente
en la patria de todos los individuos que lo componen". (Citado por
E. H. Carr. The Bolshevik Revolution. Vol. 1. Pg. 414). El primer
principio de la Revolucin Francesa fue la centralizacin implacable.
Fue la condicin previa para alcanzar el xito en su lucha de vida o
muerte contra el antiguo rgimen que contaba con el respaldo de toda
Europa. Bajo la bandera de "una Repblica unida e indivisible", la
revolucin uni por primera vez a Francia en una nacin, elimin todos
los particularismos y separatismos locales de Bretones, Normandos y
Provenzales. La otra alternativa era la desintegracin y la muerte
de la revolucin. La lucha sangrienta en la Vende, no slo fue una
guerra contra el separatismo, tambin lo fue contra la reaccin
feudal. El derrocamiento de los Borbones dio un poderoso impulso al
espritu nacional en toda Europa. Al principio, el ejemplo de un
pueblo revolucionario que haba conseguido derrocar a la vieja
monarqua feudal fue la inspiracin y el ejemplo de las fuerzas
progresistas y revolucionarias de toda Europa. Despus, los ejrcitos
revolucionarios de la repblica francesa se veran obligados a la
lucha ofensiva contra la unin de todas las fuerzas europeas
dirigidas por Inglaterra y el zarismo ruso que queran acabar con la
revolucin. Con las armas en la mano, consiguieron una hazaa
prodigiosa, las fuerzas revolucionarias hicieron retroceder a la
reaccin en todos los frentes, y revelaron al asombrado mundo el
poder de un pueblo revolucionario y una nacin en armas.Los
revolucionarios llevaron el espritu de la revolucin a todos los
rincones del continente, y adems llevaban el mensaje revolucionario
a los territorios que ocupaban. En la fase ascendente de la
revolucin, los ejrcitos de la Convencin Francesa aparecan ante los
pueblos de Europa como los libertadores. Para triunfar en esta
lucha titnica contra el viejo orden, tenan que apelar a las masas
para que llevaran adelante las mismas transformaciones
revolucionarias de Francia. Esta era una guerra revolucionaria.
Hasta entonces no haba ocurrido nada parecido. En las colonias
francesas se aboli la esclavitud. El mensaje revolucionario de la
Declaracin de los Derechos del Hombre lleg a todas partes
anunciando el fin de la opresin feudal y monrquica. Como seala
David Thompson:"A ellos [los franceses] los ayudaban los nativos y
con ello conseguan que a menudo fuera bienvenido el aspecto
destructivo de su tarea. Slo cuando los pueblos vean a sus amos
franceses igual de exigentes que sus antiguos gobernantes, se daban
cuenta de la necesidad del autogobierno. La idea de que la
"soberana" del pueblo debera llevar a la independencia nacional fue
el resultado directo de la ocupacin francesa. De la idea de
eliminar los privilegios y derechos universales, surga esta nueva
demanda como resultado de las conquistas. Los revolucionarios
franceses queran extender el liberalismo, pero al final slo
conseguan crear el nacionalismo". (David Thompson. Europe since
Napoleon. Pg. 50). El agotamiento y la decadencia de la Revolucin
Francesa desemboc en la dictadura de Napolen Bonaparte, de la misma
forma que la degeneracin del estado obrero ruso aislado, termin en
la dictadura bonapartista proletaria de Stalin. El mensaje
revolucionario y democrtico original, fue deformado por las
ambiciones dinsticas e imperiales de Napolen, que resultara fatal
para Francia. Sin embargo, incluso bajo Napolen, aunque de forma
distorsionada, persistan algunas de las conquistas de la revolucin
y se extendan a los territorios europeos ocupados por Francia, con
resultados revolucionarios, en especial en Alemania e Italia. "Sus
xitos ms destructivos se encontraban entre los mas permanentes.
Napolen extendi y perpetu los efectos de la Revolucin Francesa,
acab con el feudalismo en los Pases Bajos y en la mayor parte de
Alemania e Italia. El feudalismo estaba acabado como sistema legal
-la jurisdiccin nobiliaria sobre los campesinos- , y como sistema
econmico -los campesinos pobres tenan que pagar rentas feudales a
los nobles- , aunque a menudo fue compensado e indemnizado. Las
pretensiones de la Iglesia nunca fueron admitidas y se adapt a esta
reorganizacin. Las clases medias y los campesinos, igual que los
nobles, eran sbditos del estado, todos sujetos por igual a pagar
impuestos. La leva, la recaudacin de impuestos era ms equitativa y
eficiente. Los viejos gremios y las oligarquas urbanas fueron
abolidos; los aranceles internos se eliminaron. En todas partes
exista mayor igualdad (...). En toda Europa comenz una poca de
modernizacin a raz de las conquistas napolenicas. Sus intentos
violentos de conquistar Europa Occidental y crear un bloque servil
de territorios anexionados o satlites tuvo xito, al menos, al
sacudir y liberarse de los anticuados privilegios y jurisdicciones,
de las cansadas divisiones territoriales. La mayora de las que se
eliminaron no fueron restauradas". (Ibd.. Pg. 67).Pero el dominio
napolenico tambin supuso inconvenientes. Para no imponer duros
impuestos en Francia, Bonaparte los impona en los territorios
conquistados. Y a pesar de todos los avances sociales, el dominio
francs era el dominio extranjero. Robespierre tena razn al decir
que a nadie le gustan los misioneros con bayonetas. La invasin
francesa inevitablemente gener una oposicin que adopt la forma de
guerra de liberacin nacional que terminara por socavar los primeros
triunfos. La derrota de Napolen en las heladas estepas de Rusia y
la destruccin del ejrcito francs sirvi de seal para una oleada de
alzamientos nacionales contra los franceses. En Prusia toda la
nacin se levant y oblig a Federico Guillermo III a declarar la
guerra contra Napolen. Del caos sangriento de las guerras
napolenicas y la subsiguiente divisin de los vencedores surgieron
la mayora de los estados modernos de Europa que hoy en da
conocemos.
La cuestin nacional despus de 1848 El ao 1848 marc el punto de
inflexin de la cuestin nacional en Europa. En medio de las llamas
de las revoluciones, aparecieron bruscamente las ahogadas
aspiraciones nacionales de los alemanes, los checos, los polacos,
los italianos y los magiares. De haber triunfado la revolucin,
habra abierto el camino para solucionar por mtodos democrticos el
problema nacional en Alemania y en todas partes. Pero como Marx y
Engels explicaron, la burguesa contrarrevolucionaria traicion la
revolucin de 1848. La derrota de la revolucin obligaba a resolver
el problema nacional por otros medios. Por cierto, una de las
causas de la derrota fue precisamente la manipulacin del problema
nacional (por ejemplo los checos) para fines reaccionarios. En
Alemania la cuestin nacional se puede resumir en una palabra:
unificacin. Despus de la derrota de la revolucin de 1848, el pas
estaba dividido en pequeos estados y principados. Esta situacin era
un obstculo insuperable para el libre desarrollo del capitalismo en
Alemania -y tambin de la clase obrera- . La unificacin era una
demanda progresista. Pero lo ms importante era quin unificara
Alemania y con qu medios. Marx esperaba que la tarea de la
unificacin viniera desde abajo, de la clase obrera con mtodos
revolucionarios. Pero no fue as. En 1848 el proletariado no
consigui resolver esta cuestin, y lo hara con mtodos reaccionarios
el Junker conservador prusiano Bismarck. Para conseguir este
objetivo primero era necesario poner fin a la guerra. En 1864 los
Austriacos y los Prusianos se unieron para derrotar a los Daneses.
Dinamarca perdi la provincia de Schleswig Holstein que, despus de
una lucha entre Austria y Prusia se uni a Alemania en 1865.
Bismarck maniobr para mantener a Francia fuera del conflicto, y
despus form una alianza con Italia para luchar contra Austria.
Cuando Austria fue derrotada en la batalla de Kniggrtz en julio de
1866, qued ya garantizado el dominio prusiano de Alemania. La
unificacin alemana se consigui con mtodos reaccionarios, con el
militarismo prusiano. Esto fortaleci la posicin del militarismo
prusiano y del rgimen bonapartista de Bismarck, y sembrara las
races para nuevas guerras en Europa. Vemos que para la clase obrera
s tiene importancia de qu forma se resuelve la cuestin nacional, qu
clase lo hace y con qu intereses. Esto basta para explicar por qu
es inadmisible actuar como vitoreadores de la burguesa y pequea
burguesa nacionalista -incluso cuando llevan adelante una tarea
objetivamente progresista-. Siempre hay que mantener una postura de
clase. Objetivamente la unificacin de Alemania fue un
acontecimiento progresista, por eso Marx y Engels la apoyaron. Pero
esto no presupona el apoyo de los socialistas alemanes a Bismarck.
Marx siempre se opuso al reaccionario Bismarck, pero cuando
consigui unificar Alemania, de mala gana Marx y Engels apoyaron
este acontecimiento porque supona un paso adelante, ya que
facilitaba la unificacin del proletariado alemn. Engels escriba a
Marx el 25 de julio de 1866: "Este hecho simplifica la situacin;
facilita la revolucin, dejar a un lado las reyertas entre las
capitales insignificantes y en cualquier caso acelerar el
desarrollo... Todos los Estados minsculos sern arrastrados al
movimiento, cesarn las peores influencias localistas y los partidos
terminarn por volverse realmente nacionales, en lugar de ser
meramente locales... En mi opinin debemos aceptar el hecho, sin
justificarlo, y utilizar tanto como sea posible las mayores
facilidades para la organizacin y unificacin nacional del
proletariado alemn".
La unificacin italiana En Italia ocurri una situacin anloga. A
finales de la dcada de 1850, a pesar de los reiterados intentos de
conseguir la unificacin, Italia todava estaba totalmente dividida y
subyugada a Austria, que se haba anexionado sus territorios del
norte. Adems varios estados ms pequeos, incluyendo el reino Borbn
de Dos Sicilias (el sur de Italia y Sicilia) estaba protegido
contra la revolucin por las tropas austriacas dispuestas a
intervenir. Los Estados Pontificios del centro de Italia estaban
bajo "proteccin francesa". Slo el pequeo reino de Cerdea -de los
Saboya Piamonte- , estaba libre del dominio austriaco. Bajo la
direccin del hbil diplomtico y hombre de estado, el Conde Cavour,
la dinasta conservadora dominante extendi poco a poco sus esferas
de influencia y territorios, y expuls a los austriacos de una zona
tras otra. Junto con la oposicin conservadora dinstica a Austria
-los Piamonteses- , tambin estall un movimiento nacionalista
revolucionario radical, en l participaron una mezcla heterognea de
republicanos, demcratas y socialistas. Estas fuerzas estaban
presentes en cada estado de Italia y en el exilio. El representante
ms visible de esta tendencia era Mazzini, sus ideas confusas y
amorfas correspondan a la naturaleza del movimiento que l
representaba. En contraste, Cavour, que permaneca a la cabeza del
estado independiente de Piamonte al Norte de Italia, era un astuto
y maniobrero sin principios. Con la tpica intriga diplomtica,
primero se uni a Gran Bretaa y Francia en la expedicin a Crimea
contra Rusia en 1855. Despus en secreto prometi al emperador francs
-Napolen III- , la concesin de los territorios de Niza y Saboya.
Cavour consigui un tratado en el que comprometa a los Franceses a
ayudar al Piamonte en caso de hostilidades con Austria. La guerra
estall en 1859 y fue el punto de partida de la unificacin italiana.
Estallaron insurrecciones en todos los ducados italianos y estados
pontificios. Junto con las franceses, las tropas piamontesas
consiguieron una seal de victoria contra Austria en Solferino. La
unificacin de Italia pareca inminente. Pero no corresponda con los
intereses de Luis Bonaparte, que rpidamente firm un armisticio con
los ejrcitos austriacos en retirada, y abandon a su suerte a los
piamonteses y a los revolucionarios.Al final la guerra de liberacin
italiana se salv debido a un alzamiento en Sicilia que saludada el
desembarco de la fuerza expedicionaria de Garibaldi compuesta por
mil voluntarios con camisas rojas. Despus de ganar la batalla de
Sicilia, la fuerza rebelde de Garibaldi invadi el sur de Italia y
entr triunfalmente en Npoles. La unidad italiana se conseguira
desde abajo con mtodos revolucionarios. Cavour, el constante
intrigador, convenci a Londres y Pars para que aceptaran el dominio
del Piamonte conservador sobre una Italia unida, antes que esperar
a que Italia cayera bajo el control de los revolucionarios y los
republicanos. El ejrcito de la reaccin dinstica piamontesa march
hacia Npoles sin oposicin. Garibaldi en lugar de luchar contra
ellos, les abri las puertas y recibi al Rey de Piamonte, Victor
Enmanuel, el 26 de octubre, aclamndolo como "Rey de Italia". De
este modo el pueblo de Italia slo consigui media victoria sobre el
viejo orden.En lugar de una repblica, Italia se convirti en una
monarqua constitucional. En lugar de democracia consiguieron el
sufragio limitado que exclua al 98% de la poblacin. Al Papa se le
permiti continuar dominando los Estados Pontificios (una concesin
de Luis Bonaparte). A pesar de esto, la unificacin de Italia fue un
paso de gigante. Toda Italia estaba unida excepto Venecia, que
permaneca bajo el control austriaco, y los Estados Pontificios. En
1866 Italia se uni a Prusia en la guerra contra Austria y recibi
Venecia en recompensa. Al final despus de la derrota de Francia en
la Guerra Franco Prusiana (1871) las tropas francesas se retiraron
de Roma. La entrada del ejrcito italiano en esa ciudad marc la
victoria final de la unificacin italiana.A finales del siglo XIX
pareca haberse solucionado la cuestin nacional en Europa
Occidental. En 1871 despus de la unificacin alemana e italiana,
pareca que la cuestin nacional en Europa estaba limitada a Europa
del Este, y con un carcter ms explosivo en los Balcanes, inmersos
en las ambiciones territoriales y las rivalidades entre Rusia,
Turqua, AustroHungra y Alemania. stas llevaran inexorablemente a la
Primera Guerra Mundial. En el primer perodo -aproximadamente desde
1789 a 1871- la cuestin nacional jugaba an un papel relativamente
progresista en Europa Occidental. Pero en la segunda mitad del
siglo XIX el desarrollo de las fuerzas productivas bajo el
capitalismo comenzaba ya a superar los estrechos lmites del estado
nacional. Se manifestaba en el desarrollo del imperialismo y la
irresistible tendencia hacia la guerra entre las principales
potencias. Las guerras balcnicas de 1912-13 marcaron el punto y
final de la creacin de estados nacionales en Europa suroriental. La
Primera Guerra Mundial y el Tratado de Versalles (con la excusa de
defender el "derecho de las naciones a la autodeterminacin")
acabaron la tarea al desmantelar el Imperio Austro Hngaro y
garantiz la independencia de Polonia. SEGUNDA PARTE: MARX, ENGELS Y
LA CUESTIN NACIONAL La cuestin nacional tiene una historia muy
larga en el arsenal terico del marxismo. Ya en los escritos de Marx
y Engels podemos encontrar algunos comentarios muy penetrantes e
interesantes sobre la cuestin nacional. Lenin despus se basara en
estos escritos para elaborar su propia teora clsica sobre las
nacionalidades. Por ejemplo, Marx estudi con gran detalle la
cuestin polaca e irlandesa que durante todo el siglo XIX ocupara la
atencin del movimiento obrero europeo. Es interesante observar que
Marx aborda la cuestin nacional no como si fuera un santo y sea,
sino de una forma dialctica.La diferencia entre la dialctica
revolucionaria y el pensamiento abstracto qued demostrada
contundentemente en los debates sobre la cuestin nacional entre
Marx y Proudhon en los tiempos de la Primera Internacional.
Proudhon, socialista francs y precursor del anarquismo, negaba la
existencia de la cuestin nacional. En la historia del movimiento
obrero siempre han existido sectarios que presentan una concepcin
abstracta de la lucha de clases. Ellos no parten de la realidad
concreta de la sociedad, sino de las abstracciones de su propio
mundo imaginario. Los Proudhonistas en el Consejo General de la
Primera Internacional consideraban que las luchas de emancipacin
nacional de polacos, italianos e irlandeses carecan de importancia.
Lo nico necesario era una revolucin en Francia y todo sera
perfecto: todo tena que esperar. Pero los pueblos oprimidos no
podan esperar y no esperaran. En 1866 Marx escriba a Engels
denunciando a la "camarilla proudhoniana" en Pars: "...dice que la
nacionalidad es absurda, ataca a Bismarck y a Garibaldi. Como
polmica con el chovinismo, sus tcticas son tiles y explicables.
Pero cuando los partidarios de Proudhon (entre los que se
encuentran mis buenos amigos Lafargue y Longuet) creen que toda
Europa puede y debe permanecer tranquila, con sus posaderas pegadas
a la silla hasta que los seores de Francia supriman "la miseria y
la ignorancia"... resultan ridculos". (Marx a Engels, 7/6/1866. En
la edicin inglesa) En el Consejo General de la Primera
Internacional o en la Asociacin Internacional de Trabajadores
(AIT), Marx tena que luchar en dos frentes: por un lado contra los
nacionalistas pequeoburgueses como Mazzini, y por el otro contra
los seguidores semi anarquistas de Proudhon que negaban la
existencia del problema nacional. El 20 de junio de 1866 Marx
escriba: "Ayer en el Consejo de la Internacional tuvimos un debate
sobre la guerra actual... El debate, como era de esperar, se limit
a la cuestin de las "nacionalidades" en general y a nuestra
posicin... Los representantes de la "joven Francia" (no obreros)
defendan la postura de que toda nacionalidad y la propia nacin eran
"prejuicios caducos". Stirnearianismo proudhoniano... debe
detenerse la historia del resto de los pases y todo el mundo tiene
que esperar a que los franceses estn maduros para la revolucin
social..." (En la edicin inglesa). Pero aunque Marx y Engels daban
la importancia debida a la cuestin nacional frente a Proudhon,
siempre la subordinaban a la "cuestin obrera", es decir, siempre la
consideraban exclusivamente desde el punto de vista de la clase
obrera y la revolucin socialista.
La cuestin polacaIgual que Lenin, Marx tena una postura muy
flexible sobre la cuestin nacional, siempre la abord desde el punto
de vista de los intereses generales del proletariado y de la
revolucin internacional. En las dcadas de 1840, 1850 y 1860, Marx
defenda no slo el derecho de autodeterminacin para Polonia, tambin
su independencia, a pesar de que el movimiento independentista
polaco en ese momento esta encabezado por los aristcratas polacos
reaccionarios. Marx adopt esta posicin no por un apego sentimental
al nacionalismo, y menos an porque considerase el derecho de
autodeterminacin como una panacea universal. En unas de sus ltimas
obras, La poltica exterior del zarismo ruso, Engels destacaba cmo
el pueblo polaco con sus luchas heroicas contra la Rusia zarista,
en varias ocasiones haba salvado la revolucin en el resto de
Europa, como en 1792-1794 la derrota de Polonia por Rusia salv la
Revolucin Francesa. Pero hay otro aspecto de la cuestin polaca.
"Ante todo Polonia estaba desorganizada totalmente, era una
repblica de nobles, basada en la expoliacin y la opresin de los
campesinos, con una constitucin que impeda cualquier actuacin
nacional, y esto converta al pas en una presa fcil para sus
vecinos. Desde principios de siglo haba existido slo, como decan
los propios polacos, por medio del desorden.... todo el pas estaba
ocupado por tropas extranjeras, lo utilizaban como una casa de
comida y bebida... en la que normalmente se olvidaban de pagar".
(Marx y Engels. Obras Completas. Vol. 27. Pg. 18. Edicin en ingls).
Durante el siglo XIX la cuestin polaca ocup un lugar central en la
poltica europea y tambin afect profundamente al movimiento de la
clase obrera. En enero de 1863 los polacos una vez ms se rebelaron.
La insurreccin se extendi por toda Polonia y llev a la formacin de
un gobierno nacional. Pero la direccin de la insurreccin qued en
manos de la nobleza menor que fue incapaz de movilizar a las masas
para que participaran en la rebelin. Cuando el poder pas a manos de
los grandes terratenientes, stos esperaban una intervencin
diplomtica de Francia y Gran Bretaa, para alcanzar un acuerdo con
el zar -ste lo rompi inmediatamente- . Los rusos aplastaron el
movimiento. Por supuesto britnicos y franceses no movieron un dedo.
La rebelin polaca levant la simpata y solidaridad de los
trabajadores de Europa. La creacin de la Primera Internacional en
1863, fue el resultado directo de una iniciativa internacional
destinada a ayudar al movimiento revolucionario polaco. Engels deca
que la nica esperanza de la insurreccin polaca era la clase obrera
europea. "Si consiguen mantenerse un tiempo", escriba a Marx el 11
de junio de 1863, "podrn incorporarse al movimiento general
europeo, que los salvara. Pero si no lo consiguen, Polonia quedar
fuera de combate durante diez aos; una insurreccin como sta agota
la capacidad de lucha de la poblacin durante un largo tiempo".
(Carta de Engels a Marx. 11/6/1863. En la edicin inglesa). La
actitud de Marx hacia la cuestin polaca estaba determinada por la
estrategia revolucionaria general de la revolucin mundial. En esa
poca la Rusia zarista era el principal enemigo de la clase obrera y
la democracia -una fuerza reaccionaria monstruosa en Europa,
particularmente en Alemania- . Puesto que en ese tiempo no exista
clase obrera en Rusia, no exista la posibilidad inmediata de una
revolucin en Rusia. Como Lenin dira ms tarde: "Rusia estaba an
inactiva y Polonia estaba en ebullicin". (Lenin. El derecho de las
naciones a la autodeterminacin). Marx apoyaba la independencia
polaca como un medio de asestar un golpe al enemigo principal, el
zarismo ruso. Pero en 1851 Marx haba sacado conclusiones pesimistas
sobre la "caballeresca e indolente" Polonia, era escptico ante las
perspectivas de xito de la insurreccin encabezada por la
aristocracia polaca.Queda absolutamente claro que, tanto para Marx
como para Lenin, la demanda de la autodeterminacin y la cuestin
nacional siempre estaba subordinada a la lucha de clases y a la
perspectiva de la revolucin proletaria. Nunca fue un fin absoluto
para los marxistas apoyar todos y cada uno de los movimientos de
autodeterminacin. Por ejemplo Marx al principio apoy la
independencia polaca, y al mismo tiempo se opona a la independencia
de los checos y a los movimientos de liberacin en los Balcanes de
finales del siglo XIX. Estas dos posturas aparentemente
contradictorias en realidad estaban motivadas por las mismas
consideraciones revolucionarias. Marx entenda que, mientras una
victoria de los polacos representara un golpe contra el zarismo
ruso y tendra implicaciones revolucionarias, el zarismo utilizaba
el movimiento nacional de los Eslavos del sur como un instrumento
para su poltica expansionista hacia los Balcanes. Como tantas veces
ocurre en la historia, las luchas de las pequeas naciones sirvieron
de moneda de cambio para las maniobras de una gran potencia
reaccionaria. Quien no comprenda este aspecto de la cuestin
nacional inevitablemente caer en una trampa reaccionaria. Al final
de su vida, Engels con una extraordinaria visin de futuro,
pronostic levantamientos revolucionarios en Rusia: "Y aqu llegamos
al meollo de la cuestin. El desarrollo interno de Rusia desde 1856,
promovido por el mismo gobierno, ha cumplido su objetivo. La
revolucin social ha dado grandes pasos adelante. Rusia cada da est
ms y ms occidentalizada; manufacturas modernas, vapor,
ferrocarriles, la transformacin de todos los pagos en especie en
pagos en moneda, y con esto el desmantelamiento de los antiguos
cimientos de la sociedad cada vez adquiere una velocidad mayor. En
la misma medida implica la incompatibilidad del desptico zarismo
con la nueva sociedad en formacin. Se estn creando los partidos de
la oposicin -constitucional y revolucionaria- y el gobierno slo
puede dominar con mtodos ms brutales. La diplomacia rusa ve con
horror el da en que el pueblo ruso exija que se lo escuche, y
cuando la preocupacin por sus propios asuntos internos no les deje
tiempo ni deseos de ocuparse de puerilidades como la conquista de
Contastinopla, la India o la supremaca del mundo. La revolucin de
1848 se par en la frontera polaca, y ahora llama a la puerta de
Rusia, ahora tiene dentro muchos aliados que slo pueden esperar el
momento en que se abra la puerta". (Marx y Engels. Obras Completas.
Vol. 27. Pg. 45. En la edicin inglesa). Qu palabras tan
extraordinarias!. En 1890 -quince aos antes de la primera Revolucin
Rusa y veintisiete antes de Octubre- Engels ya predeca estos
grandes acontecimientos, y vinculaba el destino de la cuestin
nacional en Europa a la revolucin rusa. Los acontecimientos
demostraron que Engels tena razn. Como ms tarde explic Lenin, desde
1880 en adelante la consigna de la independencia polaca no era
correcta, debido al desarrollo de la clase obrera en Rusia que pona
en perspectiva la revolucin en la propia Rusia.
La Guerra Franco- PrusianaBajo la influencia de Marx y Engels la
Primera Internacional tom una postura internacionalista en todos
los temas fundamentales. La posicin de la Internacional no era
simplemente terica sino tambin prctica. Por ejemplo durante una
huelga en un pas, miembros de la Internacional agitaban y
explicaban los temas en otros pases para evitar el uso de
"esquiroles" (carneros) extranjeros. Como ya hemos visto, uno de
los problemas centrales a los que se enfrentaba la clase obrera en
la primera mitad del siglo XIX fue la unificacin de Alemania. Marx
y Engels se vieron obligados a dar un apoyo crtico a la unificacin
de Alemania, aunque en s misma era un hecho objetivamente
progresista, Bismarck la realiz por medios reaccionarios. Pero en
ningn sentido esto significaba capitular ante Bismarck o abandonar
una posicin de clase. La Primera Internacional al principio
consideraba la guerra Franco Prusiana de 1870-71 como una lucha
defensiva de Alemania. Eso sin duda fue correcto. El rgimen
bonapartista reaccionario de Napolen III quera bloquear la
unificacin nacional de Alemania por el uso de la fuerza. Pero
calcul mal. El ejrcito prusiano pas a travs de las desmoralizadas
fuerzas francesas como un cuchillo en la mantequilla. La guerra
Franco Prusiana es un buen ejemplo de la posicin flexible y
revolucionaria de Marx sobre la cuestin nacional. Dio un apoyo
crtico a Prusia en la primera fase de la guerra, cuando tenan un
carcter estrictamente defensivo. La posicin de Marx no estaba
motivada por consideraciones superficiales o sentimentales (odiaba
al reaccionario prusiano Bismarck), sino estrictamente desde el
punto de vista de los intereses del proletariado y la revolucin
internacional. La victoria de Prusia traera consigo la unificacin
de Alemania -una tarea histricamente progresista- . Por otro lado
la derrota de Francia supondra el derrocamiento del rgimen
bonapartista de Luis Bonaparte, abriendo la perspectiva de
acontecimientos revolucionarios en Francia. Tambin representara un
golpe contra el zarismo ruso que se basaba en el gobierno
bonapartista de Pars para mantener a Alemania dbil y dividida. Por
eso Marx al principio apoyaba a Prusia en su guerra con Francia, a
pesar del hecho de que la victoria prusiana tendra el efecto de
fortalecer a Bismarck -al menos durante un tiempo- .Esta explicacin
general no agota la cuestin de la actitud marxista hacia la guerra.
Es necesario abordar la cuestin nacional siempre desde un punto de
vista de clase. Incluso cuando una lucha nacional concreta tiene un
contenido progresista, siempre es necesario para el proletariado
mantener su independencia de clase de la burguesa. En el curso de
la guerra Marx cambi su postura. Una vez derrocado Luis Bonaparte
(octubre de 1870) y declarada la repblica en Francia, el carcter de
la guerra en Prusia cambi de una guerra de liberacin nacional a una
campaa agresiva dirigida contra el pueblo francs. Dej de tener un
carcter progresista y Marx la denunci. La toma de la Alsacia-Lorena
por Prusia fue tambin un acto reaccionario injustificable por el
carcter progresista de la unidad Alemana. Slo serva para fomentar
los odios nacionales entre Francia y Alemania y preparaba el
terreno para la carnicera imperialista de 1914-18. La derrota del
ejrcito francs llev inmediatamente a la revolucin en Francia y al
glorioso episodio de la Comuna de Pars. Marx avis a los
trabajadores de Pars para que esperaran, pero una vez que el
proletariado entr en accin no dudaron en defender la Comuna de
pars. En este momento se transform la naturaleza de la guerra. La
cuestin nacional para Marx siempre estuvo subordinada a la lucha de
clases (la "cuestin obrera"). Lo correcto de esta postura qued
claro con la conducta de la clase dominante en cada guerra. No
importa lo grande que sean los antagonismos nacionales entre la
clase dominante de los estados contendientes, siempre se unirn para
derrotar a los trabajadores. En esa ocasin los generales prusianos
se apartaron mientras que sus enemigos, las reaccionarias fuerzas
de Versalles atacaban Pars y mataban a los Comuneros.
Marx y la cuestin irlandesaAl igual que en Polonia la postura de
Marx sobre Irlanda tambin estaba determinada por consideraciones
revolucionarias. Naturalmente que simpatizaba con el oprimido
pueblo irlands, pero al mismo tiempo Marx siempre critic
implacablemente a los dirigentes nacionalistas pequeo burgueses.
Desde el principio, Marx y Engels explicaron que la liberacin
nacional de Irlanda estaba unida a la cuestin de la emancipacin
social, en particular a una solucin revolucionaria al problema de
la tierra. Este anlisis guarda mucha relacin no slo con Irlanda
sino con la lucha de liberacin nacional en general. En una carta a
Eduard Bernstein fechada el 26 de junio de 1882, Engels sealaba que
el movimiento irlands constaba de dos tendencias: el movimiento
radical agrario que estall en la accin directa espontnea del
campesinado y encontraba su expresin poltica en la democracia
revolucionaria, y en "la oposicin liberal nacional de la burguesa
urbana". Esto es aplicable al movimiento campesino en todos los
perodos. Slo puede tener xito en la medida que encuentre una
direccin en los centros urbanos. En las condiciones modernas, eso
significa que o es la burguesa o es el proletariado. Pero la
burguesa ha demostrado en toda la historia su incapacidad para
resolver cualquiera de los problemas fundamentales planteados en la
revolucin democrtico burguesa -incluido el problema de la
independencia nacional- . Irlanda es el ejemplo clsico de esto. El
eje central de la posicin de Marx y Engels era la perspectiva de
una federacin voluntaria de Irlanda, Inglaterra, Escocia y Gales. Y
esta perspectiva siempre estuvo unida a la perspectiva de que los
trabajadores tomaran el poder. Esto a su vez, exiga la defensa
incondicional de la unidad de la clase obrera. Engels escriba en
enero de 1848: "El pueblo irlands debe luchar vigorosamente, y
asociarse estrechamente con la clase obrera inglesa y los
Cartistas, para ganar los seis puntos de la Carta del Pueblo
-parlamento anual, sufragio universal (...) salario de los
parlamentarios y la formacin de distritos electorales- . Slo despus
de estos seis puntos y ya a partir de ah sern los representantes
del pueblo, es decir, la Nacin. Como deca Robespierre: en los
estados aristocrticos la palabra patria [nacin] no tiene
significado excepto para las familias patricias que se han
apoderado de la soberana. Es slo bajo la democracia cuando el
estado es verdaderamente la patria de todos los individuos que lo
componen". (Citado por E. H. Carr. La revolucin Bolchevique. Vol.
1. pg. 414). Desde el principio Marx y Engels libraron una lucha
implacable contra los nacionalistas liberales de la clase media
irlandesa como Daniel OConnell, a quien denunciaron como un
charlatn y un traidor del pueblo irlands. Despus dieron un apoyo
crtico, por una vez, a los Fenianos pequeo burgueses. En ese
momento fue correcto, ya que todava no exista en Irlanda el
movimiento obrero, hasta los primeros aos del siglo XX la sociedad
irlandesa fue una sociedad fundamentalmente agraria. Pero Marx y
Engels nunca actuaron como vitoreadores de los Fenianos sino que
adoptaron una posicin de clase independiente. Criticaron
severamente las tcticas aventureras de los Fenianos, sus tendencias
terroristas, su estrechez de miras nacionalista y su negativa a
aceptar la necesidad de unidad con el movimiento obrero ingls. A
pesar de que los Fenianos eran el ala mas avanzada del movimiento
democrtico revolucionario irlands, incluso llegaban a mostrar
inclinaciones socialistas, Marx y Engels no depositaron ninguna
ilusin en ellos. El 29 de noviembre de 1867 Engels escriba a Marx:
"En cuanto a los Fenianos ests en lo correcto. La brutalidad
inglesa no nos debe hacer olvidar que los dirigentes de esta secta
son en su mayor parte asnos y en parte explotadores y no debemos de
ninguna forma hacernos responsables de las estupideces que ocurren
en cada conspiracin.". Pronto qued demostrado que Engels estaba en
lo cierto. Dos semanas despus, el 13 de diciembre de 1867, un grupo
de Fenianos puso una bomba en la Prisin Clerkenwell en Londres en
un intento infructuoso de liberar a sus compaeros encarcelados. La
explosin destruy varias casas vecinas e hiri a 120 personas. Como
era de prever el incidente desat una oleada antiirlandesa entre la
poblacin. Al da siguiente Marx escriba indignado a Engels: "La
ltima hazaa de los fenianos en Clerkenwell es una estupidez
monumental. Las masas de Londres, que haban demostrado gran simpata
hacia Irlanda, se irritarn ahora y sern arrojadas a los brazos del
partido gubernamental. No se puede esperar que los proletarios de
Londres se dejen hacer volar por los aires para mayor gloria de los
emisarios fenianos.". (Correspondencia Marx-Engels. Barcelona.
Grijalbo. 1976. Pg. 406) Pocos das despus, el 19 de diciembre
Engels responda lo siguiente: "La estupidez de Clerkenwell fue
claramente obra de unos fanticos miopes; lo malo de todos los
complots es que conducen a semejantes estupideces, porque "hay que
hacer algo, hay que emprender algo". Particularmente en Amrica se
habl mucho de explosiones e incendios, y ahora unos asnos cometen
semejantes absurdos. Adems, estos canbales son en su mayora unos
cobardes tremendos, como el Sr. Allen, quien, al parecer, ha tenido
tiempo de convertirse en testigo de la acusacin. Fuera de todo
esto, qu idea es sa de liberar Irlanda incendiando las sastreras de
Londres?". (Ibd. Pg. 408)Si Marx y Engels escriban en estos trminos
sobre los Fenianos cabe imaginar que habran dicho hoy de las
tcticas terroristas del IRA en los ltimos treinta aos, que
comparadas con la "atrocidad de Clerkenwell" esta ltima era un
simple juego de nios. La caracterstica ms reaccionaria del
terrorismo individual, es que no debilita al estado burgus, lo
fortalece, y sirve para dividir a la clase obrera y debilitarla
frente a los explotadores.Por supuesto Marx y Engels defendan a los
prisioneros fenianos frente a los malos tratos del estado ingls.
Siempre defendieron el derecho del pueblo irlands a decidir su
propio destino. Pero lo hicieron desde un punto de vista
socialista, nunca nacionalista. Como revolucionarios y defensores
del internacionalismo proletario, Marx y Engels siempre subrayaron
el vnculo entre el destino de Irlanda y la perspectiva de la
revolucin proletaria en Inglaterra. En las dcadas de los cuarenta y
cincuenta, Marx crea que Irlanda podra conseguir la independencia
slo con la victoria de la clase obrera inglesa. Despus en la dcada
de los aos sesenta cambi su parecer y pensaba que lo ms probable
era que una victoria en Irlanda fuera la chispa que encendiera la
revolucin en Inglaterra. Incluso una lectura muy superficial de los
escritos de Marx sobre la cuestin irlandesa demuestra que su
defensa de la independencia irlandesa despus de 1860, estaba
determinada exclusivamente por los intereses generales de la
revolucin proletaria, sobre todo en Inglaterra, para Marx el pas
clave del xito de la revolucin mundial. En una comunicacin
confidencial a los miembros del Consejo General, escrito en marzo
de 1870 Marx explica as su postura: "Aunque con toda probabilidad
la iniciativa revolucionaria vendr de Francia, slo Inglaterra puede
servir de palanca para una revolucin econmica seria. Es el nico pas
donde hay menos campesinos y donde la propiedad de la tierra est
concentrada en menos manos. Es el nico pas donde la forma
capitalista -el trabajo combinado a gran escala bajo control
capitalista- abarca prcticamente toda la produccin. Es el nico pas
donde la gran mayora de la poblacin est formada por trabajadores
asalariados. Es el nico pas donde la lucha de clases y la
organizacin de la clase obrera en sindicatos, ha adquirido mayor
grado de madurez y universalidad. Es el nico pas donde debido a su
dominio del mercado mundial, cada revolucin en materia econmica
afectar inmediatamente a todo el mundo. Si el capitalismo y el
sistema de arrendamiento de tierra son ejemplos clsicos en
Inglaterra, por otro lado las condiciones materiales para su
destruccin estn ya ms maduras". (Actas del Consejo General de la
Primera Internacional. 1868-70. En la edicin inglesa). Desde este
punto de vista, la cuestin nacional irlandesa era slo parte de un
dibujo ms amplio de la perspectiva de la revolucin socialista
mundial. Es imposible comprender fuera de este contexto, la actitud
de Marx sobre Irlanda. La razn por la que Marx era partidario de la
independencia irlandesa despus de 1860, era que haba llegado a la
conclusin de que los intereses de los terratenientes ingleses, su
base ms importante estaba en Irlanda, se podran derrotar ms
fcilmente con un movimiento revolucionario, basado en el
campesinado irlands y en el que la reivindicacin de la
autodeterminacin nacional estuviera indisolublemente unida a una
solucin radical de la cuestin de la tierra. En el mismo memorando,
Marx explicaba: "Si Inglaterra es el baluarte del arrendamiento y
el capitalismo europeo, el nico punto donde se puede golpear con
fuerza a Inglaterra es Irlanda.En primer lugar, Irlanda es el
baluarte del sistema de arrendamiento ingls. Si ste cae en Irlanda
caera en Inglaterra. En Irlanda es cien veces ms fcil ya que la
lucha econmica est concentrada exclusivamente en la propiedad de la
tierra, adems esta lucha al mismo tiempo tiene un carcter nacional,
el pueblo es ms revolucionario y est ms furioso que en Inglaterra.
El arrendamiento en Irlanda se mantiene solamente gracias al
ejrcito ingls. Una vez acabe la unin forzosa entre los dos paises,
estallar inmediatamente una revolucin social en Irlanda. Los
terratenientes ingleses no slo perderan una gran fuente de riqueza,
tambin su mayor fuerza moral que est representada por el dominio de
Inglaterra sobre Irlanda. En segundo lugar, la burguesa inglesa no
slo explotaba la pobreza irlandesa para controlar a la clase obrera
en Inglaterra con la inmigracin obligatoria de los pobres
irlandeses, tambin divide al proletariado en dos campos hostiles.
El fuego revolucionario del trabajador celta no congenia muy bien
con la naturaleza del trabajador anglosajn, slido pero lento. Al
contrario, en todos las grandes centros industriales en Inglaterra
existe un profundo antagonismo entre el proletariado irlands y el
ingls. El trabajador medio ingls odia al trabajador irlands porque
lo ve como un competidor que reduce los salarios y el nivel de
vida. Siente antipata nacional y religiosa por l. Es algo similar a
cmo consideran los pobres blancos de los estados del sur de Amrica
a los esclavos negros. Este antagonismo entre el proletariado de
Inglaterra est nutrido y apoyado por la burguesa. Sabe que en la
divisin est el verdadero secreto de mantener su poder". (Ibd.). Y
como concluye Marx: "Las resoluciones del Consejo General sobre la
amnista irlandesa sirven slo como introduccin a otras resoluciones
que confirmarn que, aparte de la justicia internacional, esa es una
condicin previa para la emancipacin de la clase obrera inglesa y
para transformar la actual unin forzosa (la esclavizacin de
Irlanda) en una confederacin libre e igualitaria, si es posible, y
si fuera necesario la total separacin". (Ibd.). Observemos con qu
cuidado Marx elige las palabras, y cmo expresa escrupulosamente la
postura proletaria sobre la cuestin nacional. En primer lugar la
cuestin irlandesa no se puede ver aislada de la perspectiva de la
revolucin socialista mundial, de la que era una parte integral. Ms
concretamente, haba que verla como el punto de partida de la
revolucin socialista en Inglaterra Y despus? Marx no da por sentado
que la lucha de liberacin nacional en Irlanda necesariamente
termina en la separacin de Gran Bretaa. l dice que hay dos
posibilidades: o una "confederacin libre e igualitaria" -lo que l
consideraba preferible ("si es posible")-, o la "separacin total",
lo que l consideraba posible no quiere decir que fuera el resultado
mas deseado. Cul de las dos variantes triunfara dependa sobre todo,
de la conducta y actitud del proletariado ingls y la perspectiva de
una revolucin socialista triunfante en la propia Inglaterra. Las
ideas de Marx siempre fueron la revolucin y el internacionalismo
proletario. Esto, y slo esto, era lo que determinaba su actitud
sobre la cuestin irlandesa, y en cada una de las distintas
manifestaciones del problema nacional. Para Marx y Engels, la
"cuestin obrera" siempre fue central. Nunca se les ocurri reducir
su propaganda y agitacin sobre la cuestin irlandesa a una consigna
simple como "tropas fuera!", o actuar como asesores no retribuidos
de los nacionalistas. Al contrario libraron una dura batalla contra
la perjudicial demagogia de la burguesa y los nacionalistas pequeo
burgueses irlandeses, y por la unidad revolucionaria de la clase
obrera irlandesa y la inglesa. La historia ha demostrado que Marx y
Engels siempre estuvieron en lo correcto en su apreciacin de la
burguesa y los nacionalistas pequeo burgueses en Irlanda. En 1922
la burguesa nacionalista irlandesa traicion la lucha de liberacin
nacional al llegar a un acuerdo para dividir el Norte y el Sur del
pas. Incluso despus los pequeoburgueses nacionalistas han
demostrado su total incapacidad de resolver el "problema de la
frontera". La tctica del terrorismo individual, tan criticada por
Marx y Engels, ha demostrado ser contraproducente e impotente.
Despus de 30 aos de "lucha armada" en Irlanda del Norte, la
unificacin de Irlanda est ms lejos que antes. La nica forma de
resolver la cuestin nacional en Irlanda es con una poltica de
clase, socialista e internacionalista -la poltica de Marx, Lenin y
ese gran revolucionario y mrtir proletario, James Connolly-Slo la
clase obrera puede resolver el problema de la unidad con un
programa de clase y dirigir una lucha implacable contra la burguesa
en Londres y Dubln. La condicin previa para el xito es la unidad de
la clase obrera. Esto nunca se podr conseguir en lneas
nacionalistas. El nacionalismo pequeoburgus ha hecho un dao
inenarrable a la causa de la unidad de los trabajadores en Irlanda
del Norte. Las heridas persisten y hay que curarlas. Pero slo se
puede hacer rompiendo con el nacionalismo y adoptando una poltica
de clase, recuperando el espritu de las ideas de Larkin y Connolly.
La cuestin nacional en Irlanda o se resuelve con la transformacin
socialista de la sociedad, o nunca se resolver.
La Segunda Internacional En 1889 se crea la Internacional
Socialista, a diferencia de la Primera Internacional, la Segunda
estaba formada por organizaciones de masas, sindicatos y partidos
socialdemcratas. La desgracia de la Segunda Internacional fue nacer
en un perodo de prolongado auge capitalista. En el perodo de 1870 a
1900 la produccin mundial de petrleo aument en dos veces y media.
Los ferrocarriles se expandieron dos veces y media. Alemania y EEUU
comenzaban a desafiar la hegemona de Gran Bretaa. Exista una lucha
feroz que empez a dividir el mundo en esperas de influencia y
colonias. El rpido crecimiento de la industria al mismo tiempo
supona un crecimiento paralelo de la clase obrera y sus
organizaciones en los pases capitalistas desarrollados. En los
ltimos treinta aos del siglo XIX la clase obrera en EEUU y Rusia se
triplic. En Gran Bretaa entre 1876 y 1900 la afiliacin sindical se
cuadruplic. En Alemania la militancia sindical pas de decenas de
miles a millones. Al mismo tiempo que creca su militancia, tambin
aumentaban los votos y la influencia de masas de los Partidos
Socialdemcratas. Pero desde el principio, aunque en teora defendan
el marxismo, la nueva internacional careca de la claridad terica
que garantizaba la presencia de Marx y Engels. Un ejemplo de esto
fue su actitud sobre la cuestin nacional. La Segunda Internacional
no comprenda este tema, y recibi un trato poco satisfactorio en su
congreso. En 1896 el congreso de Londres de la Internacional aprob
la siguiente resolucin: "El Congreso se declara a favor de la plena
autonoma de todas las nacionalidades y su simpata con los
trabajadores de cualquier pas que en la actualidad sufran el yugo
militar, nacional u otros despotismos; y pide a los trabajadores de
todos estos pases que sigan la lnea, junto con los trabajadores
conscientes del mundo, de organizar el derrocamiento del
capitalismo internacional y la creacin de una democracia social e
internacional". (Citado por E. H. Carr. La Revolucin Bolchevique.
Vol. 1. Pg. 423). Sin embargo la postura de la Segunda
Internacional sobre la cuestin nacional era ambigua y vaga. La
izquierda sola defender una posicin anti colonialista, pero tambin
haba quienes estaban dispuestos a justificar el colonialismo
alegando una "misin civilizadora". En los debates sobre la cuestin
nacional en el congreso de msterdam de 1904, el delegado holands,
Van Kol, defenda el colonialismo. Present una resolucin en la que
deca:"Las nuevas necesidades que se nos plantearn despus de la
victoria de la clase obrera y su emancipacin econmica, ser la
posesin de las colonias necesarias, incluso bajo el futuro sistema
socialista de gobierno". Y preguntaba al congreso: "Debemos
abandonar a la mitad del planeta al capricho de los pueblos que, an
en su infancia, dejan la enorme riqueza del subsuelo desarrollado y
las partes ms frtiles de nuestro planeta sin cultivar?". (La lucha
de Lenin por un partido revolucionario. Pg. 5. En la edicin
inglesa).El congreso dio la bienvenida entusiasta a Dadabhai
Naoroji, fundador y presidente del Congreso Nacional Indio, pero en
su resolucin sobre la India, mientras peda el auto gobierno,
especificaba que la India deba seguir bajo soberana britnica. Ni
aprobaba ni rechazaba las opiniones de Van Kol. En el debate sobre
la inmigracin, se present una resolucin racista por parte del
americano Hillquit y fue apoyada por los austriacos y holandeses.
Pero origin tales protestas que al final tuvieron que retirarla.
Pero el simple hecho de que una resolucin como sa se presentara en
un congreso de la Internacional era un sntoma de la presin de las
ideas nacionalistas y burguesas en los partidos socialistas. La
Revolucin Rusa de 1905 fue un impulso poderoso para la revolucin
colonial, inspir a las masas para actuar en defensa de sus
aspiraciones nacionales en Persia, Turqua, Egipto y la India. Sirvi
para ahondar las diferencias en las filas de la Internacional
Socialista con relacin a la cuestin nacional y colonial. En el
Congreso de Stuttgart de 1907, donde Lenin y Rosa Luxemburgo
presentaron sus famosas enmiendas sobre la guerra, se dio una dura
lucha sobre la cuestin nacional, entre los izquierdistas (en
realidad centristas), representados por Ledebour, y la derecha,
encabezada por el revisionista Eduard Bernstein. Los delegados
holandeses, tpicos imperialistas pequeo burgueses, una vez ms
fueron los portavoces del colonialismo. La Izquierda era una
minora. En el curso de un acalorado debate Bernstein hizo los
siguientes comentarios: "Debemos huir de la nocin utpica de
abandonar sin ms las colonias. Las consecuencias ltimas de esta
opinin sera devolver a Estados Unidos las Indias (tumulto). Las
colonias estn all, debemos adaptarnos a eso. Los socialistas
deberan tambin reconocer la necesidad de que los pueblos
civilizados acten como los guardianes de los incivilizados. (Ibd.
Pg. 10). El delegado polaco, Karski (Julin Marchlewski), respondera
de la siguiente forma a los argumentos sobre el papel "civilizador"
del colonialismo: "David ha defendido el derecho de una nacin a
ejercer tutelaje sobre otra. Los polacos conocemos el significado
real de este tutelaje, tanto el zar ruso como el gobierno prusiano
han actuado como nuestros guardianes ("Muy bien!").... David cita a
Marx para apoyar su posicin de que toda nacin debe pasar por el
capitalismo. Lo que Marx dijo era que los pases que ya haban
comenzado el desarrollo capitalista deberan continuar el proceso
hasta el final. Pero nunca dijo que esta fuera una condicin previa
absoluta para todas las naciones... Los socialistas comprendemos
que hay otras civilizaciones adems de la Europa capitalista. No
tenemos ningn fundamento para creer que nuestra denominada
civilizacin, se impondr sobre los pueblos asiticos y sobre su
antigua civilizacin. ("Bravo!"). David piensa que las colonias se
hundiran en el barbarismo si las dejamos solas. En el caso de la
India eso parece poco probable. Ms bien tengo la impresin que la
India independiente continuara beneficindose de la influencia de la
civilizacin europea en su futuro desarrollo y evolucionara as hasta
conseguir su mximo potencial." (Ibd.. Pg. 11). Al final no se pas a
votacin la resolucin sobre la India. Aunque los lderes de la
Internacional intentaron tapar las grietas con todo tipo de
diplomacia, el resultado final de esto fue la catstrofe de agosto
de 1914 cuando cada uno de los partidos de la Segunda Internacional
-con la excepcin de los rusos y serbios- traicionaron los
principios del internacionalismo y apoyaron la guerra imperialista.
La ausencia de una poltica internacionalista y revolucionaria qued
absolutamente expuesta en el verano de 1914 cuando la Segunda
Internacional colaps en lneas social chovinistas.
"Autonoma nacional cultural" Una variante peculiar de la cuestin
nacional en la Segunda Internacional fue la que plantearon los
socialdemcratas austriacos antes de la Primera Guerra Mundial.
Defendan la teora de la autonoma nacional cultural. En Rusia el
Bund judo defenda la misma posicin. En la Conferencia de Brnn de
los socialdemcratas austriacos (1899) los eslavos del sur
rechazaron la autonoma nacional cultural defendida por los
austriacos. En su lugar, la Conferencia aprob la consigna de
"autonoma territorial", que aunque insuficiente era mejor. Ms tarde
bajo la influencia del terico centrista Otto Bauer y su compaero
Karl Renner (que escriba bajo el pseudnimo de Rudolf Springer), el
partido cambi su posicin y adopt la autonoma nacional cultural.Al
rechazar el vnculo entre nacin y territorio, Bauer defina una nacin
como "un carcter de comunidad familiar". (Otto Bauer. Due
Nationalfrage and die Sozialdemokratie. Viena 1924. Pg. 2). Pero qu
es el carcter nacional?. Bauer lo define como "la suma total de
caractersticas que distinguen a las personas de una nacionalidad de
las de otra -las caractersticas complejas y espirituales que
distinguen a una nacin de otra-". (Ibd. Pg. 6) La naturaleza rada
de esta definicin es deslumbrante. Es una pura tautologa: un
carcter nacional es lo que hace a una nacin diferente de la otra!.
Qu hace a una nacin diferente de otra?. "El carcter de un pueblo
est determinado exclusivamente por su destino.... Una nacin no es
nada sino una comunidad de destino [determinada] por las
condiciones en las que las personas producen sus medios de
subsistencia y distribuyen los productos de su trabajo". (Ibd. Pg.
24). Una nacin segn Bauer, es "el agregado de personas ligadas a
una comunidad de naturaleza por un destino colectivo". (Ibd. Pg.
135). Renner la defini como sigue: "Una nacin es una unin de
personas que hablan y piensan del mismo modo [eso es] una comunidad
cultural de personas modernas no atada ya a la tierra". (R.
Springer. Das Nationale Problem. Leipzig. Viena. 1902. Pg. 35).
Esta forma de abordar la cuestin nacional no era cientfica, sino
subjetiva y "psicolgica" por no decir mstica. Era un intento
oportunista e infructuoso de buscar una solucin a la cuestin
nacional en el imperio Austro Hngaro haciendo concesiones al
nacionalismo burgus. Por el contrario, el marxismo aborda la
cuestin nacional desde un punto de vista histrico y econmico.Al
contrario que los Bolcheviques, que buscaban una solucin al
problema nacional en el derrocamiento revolucionario del zarismo,
los socialdemcratas austriacos trataban la cuestin con el espritu
de las pequeas reformas y el gradualismo. Bauer escriba: "Por lo
tanto debemos aceptar primero que la nacin austriaca permanecer en
la misma unin poltica, en la que coexistan juntos al mismo tiempo y
preguntar cmo las naciones dentro de esta unin arreglarn sus
relaciones entre ellas y el estado". (Citado por Stalin. La cuestin
nacional y el marxismo. Pg. 23). Una vez roto el vnculo entre nacin
y territorio, la reivindicacin es la agrupacin de las diferentes
nacionalidades que viven en diferentes reas, en una unin nacional
interclasista. Los miembros de los diferentes grupos nacionales se
reuniran en una conferencia y votaran para decidir a qu
nacionalidad queran pertenecer, alemanes, checos, hngaros, polacos,
etc., despus elegiran su propio Consejo nacional -un "parlamento
cultural de la nacin"- , el estilo de Bauer. De esta forma los
socialdemcratas austriacos intentaban evitar un choque abierto con
el estado Habsburgo y reducan la cuestin nacional a un asunto
puramente lingstico y cultural. Bauer lleg tan lejos como para
afirmar que la autonoma local de las nacionalidades sera una
pasarela al socialismo que "dividira a la humanidad en comunidades
delimitadas nacionalmente" y "presentaran un dibujo accidentado de
uniones nacionales de personas y empresas". Esta filosofa es
totalmente contraria a la posicin de clase y principios
internacionales del marxismo. Representa al nacionalismo
pequeoburgus con frases "socialistas". Por esta razn Lenin fue muy
mordaz con ella, y en particular era muy hostil con la idea de
escuelas separadas para las diferentes nacionalidades. Sobre esto
Lenin escriba: "La autonoma cultural nacional significa
precisamente el ms refinado y, por tanto, el ms nocivo
nacionalismo, significa la corrupcin de los obreros con la consigna
de la cultura nacional, la propaganda de la divisin de la escuela
por nacionalidades, idea profundamente perniciosa e incluso
antidemocrtica. En una palabra, este programa est en pugna, sin
duda alguna, con el internacionalismo del proletariado,
respondiendo nicamente a los ideales de los pequeos burgueses
nacionalistas". (Lenin. Problemas de poltica nacional e
internacionalismo proletario. Mosc. Progreso. 1981. Pg. 7).En
ninguna otra parte el efecto daino de esta teora pequeo burguesa es
ms evidente que en el campo educativo. Lenin se opona a cualquier
situacin privilegiada para el lenguaje, en contraposicin con Otto
Bauer y la defensa de la "autonoma cultural nacional", se opona
vehementemente a crear escuelas separadas para los nios de las
diferentes nacionalidades. "Llevando a la prctica, el plan de
autonoma extraterritorial (es decir, no ligado al territorio en que
vive tal o cual nacin) o cultural-nacional slo significara una
cosa: dividir la enseanza escolar por nacionalidades, es decir,
establecer curias nacionales en la enseanza escolar. Bastar con
imaginarse claramente esta verdadera esencia del clebre plan
bundista para comprender todo su contenido reaccionario, incluso
desde el punto de vista de la democracia, sin hablar ya del punto
de vista de la lucha de clase del proletariado por el socialismo".
(Lenin. Notas crticas sobre la cuestin nacional. Mosc. Progreso.
1974. Pg. 24). Aqu vemos la diferencia fundamental entre el
leninismo y el nacionalismo pequeoburgus. Los marxistas lucharn
contra cualquier forma de opresin nacional, incluida la lingstica.
Es impermisible que un hombre o mujer sea privado del derecho a
hablar en su lengua, a pensar en ella o a utilizarla en un juzgado
o en cualquier otra funcin oficial. En general, no hay razones
particulares para la existencia de un idioma "oficial", o cualquier
privilegio especial de un idioma sobre otro. Separar a los nios
sobre bases nacionales, lingsticas o religiosas es totalmente
reaccionario y retrgrado. La segregacin de las escuelas jug un
papel reaccionario en Sudfrica y EEUU. La separacin de nios
catlicos y protestantes en Irlanda del Norte en las llamadas
escuelas religiosas juega un papel pernicioso. La religin no tiene
lugar en el sistema educativo y debera eliminarse de l. Si las
iglesias desean ensear sus doctrinas, deben hacerlo en sus templos
y con su dinero, financiado por su congregacin, no por el estado. Y
mientras las escuelas satisfacen las necesidades de diferentes
grupos lingsticos, y el dinero sea para este objetivo, es
totalmente inaceptable separar a los nios en lneas nacionales o
lingsticas y de esta forma crear la base para posteriores
prejuicios y conflictos.La hostilidad hacia los franceses entre la
poblacin flamenca en Blgica es el producto de generaciones de
discriminacin de la lengua flamenca y la imposicin del francs. Sin
embargo, existen en esta cuestin todo tipo de contracorrientes. En
Sudfrica la enseanza de las lenguas nativas en las escuelas (en
lugar del ingls) fue una medida de opresin nacional. Los
representantes de las nacionalidades no rusas se esforzaron por
ensear a sus hijos el ruso. Por ejemplo en las escuelas religiosas
de Armenia, a los nios se los enseaba en ruso a pesar de no ser
obligatorio. Los Bolcheviques se oponan a la discriminacin contra
cualquier lengua, a la asimilacin forzosa y la imposicin a la
fuerza de un idioma y cultura dominantes. Pero no hay razn para que
cualquier idioma tenga el monopolio. En Suiza no hay una, sino tres
lenguas oficiales. Ahora con la tecnologa moderna, no existen
motivos par que las personas no puedan recibir una educacin y
comunicarse en un parlamento o en un juzgado en el lenguaje que
elijan. Pero lo que es inaceptable es la introduccin del veneno
religioso y nacionalista en las escuelas. "Los marxistas, estimado
socialnacionalista, tienen un programa escolar general, que
reclama, por ejemplo, una escuela absolutamente laica. Desde el
punto de vista de los marxistas, en un Estado democrtico no es
admisible, nunca y en ningn caso, apartarse de este programa
general (la poblacin local es la que determina las materias
"locales", los idiomas, etc., que han de completar ese programa).
En cambio, el principio de "retirar de la incumbencia del Estado"
la enseanza escolar para entregarla a las naciones significa que
nosotros los obreros, permitimos que las "Naciones" de nuestro
estado democrtico gasten el dinero del pueblo en escuelas
clericales!. Sin l mismo darse cuenta, el seor Libman ha puesto en
evidencia el carcter reaccionario de la "autonoma cultural
nacional"!". (Lenin. Notas crticas sobre la cuestin nacional. Mosc.
Progreso. 1974. Pg. 31) En este y en cada uno de los aspectos de la
cuestin nacional, mientras combatan resueltamente todas las
manifestaciones de opresin y discriminacin sin excepcin. Los
marxistas tenan una posicin de clase. En Blgica donde los
nacionalistas flamencos y valones han intentado -por desgracia con
cierto xito- dividir la sociedad belga y el movimiento obrero en
lneas nacionales utilizando la cuestin del idioma, los marxistas
plantearon reivindicaciones transicionales con relacin al idioma.
Por ejemplo si un empresario obligaba a un trabajador a aprender
flamenco o francs, ellos exigan que se los ensease dentro de su
horario laboral sin reduccin salarial y bajo el control de las
organizaciones obreras, y es ms tendran derecho a recibir una paga
extra por aprender nueva cualificacin. Vemos cmo Lenin siempre
insisti en la necesidad de abordar la cuestin nacional
estrictamente desde un punto de vista de clase. "La consigna de la
democracia obrera", escriba Lenin, "no es la cultura nacional, sino
la cultura internacional de la democracia y el movimiento obrero
mundial (...) El programa nacional de la democracia obrera exige:
ningn privilegio para ninguna nacin o idioma; solucin absolutamente
libre y democrtica del problema de la autodeterminacin poltica de
las naciones, es decir, de su separacin como Estado; promulgacin de
una ley general para todo el pas, declarando ilegal y sin efecto
toda medida (de los zemstvos, municipios urbanos, comunidades,
etc.,) que establezca cualquier privilegio para una de las naciones
y menoscabe la igualdad de derechos de las naciones o los derechos
de una minora nacional; cualquier ciudadano del Estado tiene
derecho a exigir la revocacin de tal medida por anticonstitucional
y que se castigue como delincuentes a cuantos traten de llevarla a
la prctica.". (Ibd.. Pg. 8) La naturaleza divisoria de la "autonoma
cultura y nacional" demostr sus efectos perniciosos en la unidad de
los trabajadores de Austria. Despus del Congreso de Wimberg, el
Partido Socialdemcrata Austriaco comenz a dividirse en partidos
nacionales. En lugar de un partido de trabajadores unido en el que
estuvieran representadas todas las nacionalidades, se formaron seis
partidos separados -alemn, checo, polaco, rutenio, italiano y
yugoslavo- . Esto estimul la extensin del sentimiento chauvinista y
los antagonismos nacionales en el movimiento obrero, con resultados
negativos: el Partido Checo no quera hacer nada con el Alemn,
etctera. Como siempre ocurre, las llamadas polticas prcticas de
reformas consiguieron resultados contrarios a los que pretendan.
Adoptaron el programa de la autonoma cultural - nacional para
evitar la ruptura del imperio Austro Hngaro, pero ocurri
precisamente lo contrario. El derrocamiento de los Habsburgo podra
haber llevado a una revolucin proletaria, como ocurri en febrero de
1917 en Rusia. Pero el fracaso de la clase obrera en tomar el poder
llev directamente a la desintegracin de Austro Hungra en lneas
nacionales, mientras que la poltica de Lenin del derecho de las
naciones a la autodeterminacin tuvo el efecto de unir a los
trabajadores y campesinos de las naciones ms oprimidas, y crear las
condiciones para una federacin sovitica. Esto no es separatismo,
era la posicin del Bolchevismo. Brillantemente vindicada despus de
1917. TERCERA PARTE: LENIN Y LA CUESTIN NACIONAL "Mientras que en
los Estados de nacionalidad homognea la revolucin burguesa
desarrollaba poderosas tendencias centrpetas, que actuaban bajo el
signo de la lucha contra el particularismo, como en Francia, o la
fragmentacin nacional, como en Italia y Alemania, en los Estados
heterogneos, como Turqua, Rusia, Austria-Hungra, la revolucin
burguesa desata un movimiento de carcter centrfugo". (Trotsky.
Historia de la Revolucin Rusa. Madrid. Zyx. 1974. Vol. 2. Pgl
316).Rusia antes de la revolucin era un pas atrasado y semifeudal,
dependiente del imperialismo extranjero. Una situacin similar a la
que tienen hoy los pases del Tercer Mundo. El problema de las
nacionalidades ocupaba un lugar central en la vida poltica rusa.
Aunque a la Rusia zarista le gustaba enmascarar su poltica
expansionista bajo el disfraz de la proteccin a las pequeas
naciones oprimidas de los Balcanes, en realidad era una prisin para
todas las nacionalidades. El 43% de la poblacin perteneca a la Gran
Rusia -la nacionalidad dominante, y el otro 57% estaba formado por
ucranianos, georgianos, fineses y dems nacionalidades oprimidas.
Setenta millones de rusos dominaban a noventa millones de no rusos,
y a su vez todos eran dominados y oprimidos por el estado zarista.
Para empeorar las cosas el nivel cultural y econmico -al menos en
los territorios occidentales- de los pueblos subyugados en general
era ms alto que en la misma Rusia. Mientas que podra decirse que la
expansin de Rusia hacia el Cucaso, en particular hacia Asia
Central, jugaba un papel relativamente progresista, no ocurra lo
mismo con Polonia, Finlandia y dems estados Blticos. A este
respecto Engels comentaba lo siguiente: "Finlandia es finesa y
sueca, Besarabia rumana, el reino de Polonia polaco. En este caso
no se trata de la unin de razas dispersas pero emparentadas para
que todas lleven el nombre de rusos, lo que tenemos aqu es la
descarada conquista por la fuerza de territorios extranjeros,
simplemente eso". (Marx y Engels. Obras Completas. Vol. 27. Pg. 28.
Edicin en ingls). Con relacin a la cuestin nacional, el Partido
Bolchevique desde el principio mantuvo una postura muy escrupulosa.
Era esencial para ganar a las masas y en particular al campesinado.
La cuestin nacional por regla general afecta menos a la clase
obrera que a las masas de la pequea burguesa, y en especial al
campesinado. Desde un punto de vista histrico la cuestin nacional y
la cuestin agraria estn unidas estrechamente. En algunas ocasiones
marxistas con mucha formacin tratan el problema incorrectamente.
Para llegar a las masas de la pequea burguesa y ganarlas a la causa
de la revolucin, era absolutamente necesario utilizar demandas
democrticas y parciales, por ejemplo el derecho a la
autodeterminacin. Pero estas consignas slo tienen sentido si forman
parte de la lucha del proletariado y su partido para ganar la
direccin de las masas en su lucha directa contra la burguesa, los
partidos y tendencias pequeo burguesas. La condicin previa para el
xito de la revolucin es sostener una lucha implacable contra la
burguesa y la pequea burguesa nacionalista. Y para dirigir esta
lucha es necesario mantener una postura clara con relacin a la
cuestin nacional.Trotsky, igual que Lenin, escribi tambin mucho
sobre la cuestin nacional. Es de inters especial el maravilloso
captulo de "La Historia de la Revolucin Rusa", dedicado a la
cuestin nacional, es el mejor resumen de la posicin del Partido
Bolchevique sobre esta cuestin. Pero fue fundamentalmente Lenin
quien desarroll la postura marxista sobre la cuestin nacional.
Trotsky resumente as la postura Bolchevique: "Lenin haba previsto
con suficiente tiempo el carcter inevitable de los movimientos
centrfugos nacionales en Rusia, y durante aos enteros luch en forma
obstinada, especialmente contra Rosa Luxemburgo, por el famoso
pargrafo 9 del viejo programa del Partido, que formulaba el derecho
de las naciones a disponer de s mismas, es decir, a separarse
completamente del Estado. Esto no significa que el Partido
Bolchevique tomase sobre s la propaganda separatista. Lo nico que
prometa era resistir con firmeza todo tipo de opresin nacional,
incluida la retencin forzada de una nacionalidad en los lmites de
un estado comn. Slo de este modo pudo el proletariado ruso
conquistar gradualmente la confianza de las nacionalidades
oprimidas.Pero ste es solo un aspecto del asunto. La poltica
bolchevique en el problema nacional tena un segundo aspecto, que a
pesar de su aparente contradiccin con el anterior, en realidad lo
complementaba. En los marcos del Partido y, en general, de las
organizaciones obreras, el bolchevismo aplicaba el centralismo ms
riguroso, combatiendo sin tregua el menor contagio nacionalista que
enfrentara a los obreros los unos a los otros o que pudiera
dividirlos. Negando categricamente al estado burgus el derecho de
imponer a una minora nacional una residencia forzada y hasta una
lengua oficial, el bolchevismo consideraba un deber sagrado
vincular estrechamente en un gran todo a los trabajadores de las
diversas nacionalidades, apelando a su voluntaria disciplina de
clase. Por este motivo, se negaba en forma terminante a organizarse
como una federacin de secciones nacionales. Una organizacin
revolucionaria no es prototipo del estado futuro sino el
instrumento para su creacin, y todo instrumento debe ser adecuado
para fabricar el producto, pero no debe asimilarse a l. Slo una
organizacin centralizada permite el triunfo revolucionario, aunque
se luche contra la centralizacin opresiva de las naciones". (Ibd.
Pg. 316-317).
Qu es una nacin?En el perodo anterior a la Primera Guerra
Mundial, Lenin dedic una gran parte del tiempo a la cuestin
nacional, y en concreto a responder las teoras revisionistas de
Otto Bauer. Entre 1908 y 1910, Lenin estuvo en el exilio y
prcticamente aislado. Debido a la ausencia de contactos con Rusia y
la escasez de colaboradores, recibi con entusiasmo la llegada de
Stalin, un joven georgiano casi desconocido para l. Como era
habitual Lenin pas mucho tiempo animando al recin llegado, algo que
haca habitualmente con los jvenes camaradas. Adems Stalin era
georgiano, perteneca a una nacionalidad oprimida. Lenin vio la
oportunidad de instruir a su pupilo -que demostr ser extremadamente
diligente- en las ideas fundamentales de su poltica sobre la
cuestin nacional. El resultado fue un largo artculo que apareci a
finales de 1912 en las pginas de la revista Prosveshcheniye
("Ilustracin") titulado La cuestin nacional y el marxismo. En 1914
el artculo apareci como panfleto con el ttulo La cuestin nacional y
el marxismo. Aparece en el segundo volumen de las obras de Stalin.
Durante aos fue considerado el manual del partido sobre la cuestin
nacional, realmente a pesar de su presentacin algo formalista no es
un mal artculo. Pero en ningn caso fue el resultado del genio
terico de Stalin. En realidad este artculo no fue obra de Stalin.
A. H. Carr lo comenta: "La evidencia interna y externa demuestra
que fue escrito bajo la inspiracin de Lenin". (E. H. Carr. La
Revolucin Bolchevique. Vol. 1. Pg. 425-6). Las ideas de este
artculo son de Lenin. La introduccin a este artculo, escrita en el
momento lgido de la agitacin antisemita con el clebre caso Beyliss,
adverta de "la oleada de nacionalismo avanzaba ms y ms, amenazando
envolver a las masas obreras". Y aade: "En este momento difcil,
incumba a la socialdemocracia una alta misin: hacer frente al
nacionalismo, proteger a las masas contra la "epidemia" general.
Pues la socialdemocracia, y solamente ella, poda hacerlo
contraponiendo al nacionalismo el arma probada del
internacionalismo, la unidad y la indivisibilidad de la lucha de
clases." (Stalin. La cuestin nacional, el marxismo y la lingstica.
Madrid. Akal. 1977. Pg. 15). La cuestin central era como definir
una nacin, que no es tan fcil como parece. Es como definir el
tiempo. San Agustn dijo que l saba qu era el tiempo, pero si
alguien le peda que lo definiera era incapaz de hacerlo. Ocurre lo
mismo con una nacin. Todos creen saber que es, pero si pedimos la
definicin, encontraramos grandes dificultades. El panfleto
publicado con la firma de Stalin intenta dar una definicin. El
resultado probablemente sea lo ms cercano a una formulacin
satisfactoria. Frente a la definicin subjetiva de Bauer, una nacin
se define aqu con un sentido cientfico marxista: "Nacin es una
comunidad humana estable, histricamente formada y surgida sobre la
base de la comunidad del idioma, del territorio, de la vida
econmica y de la psicologa, manifestada sta en la comunidad de la
cultura". (Ibd. Pg. 20). Una nacin debe tener una lengua y
territorios comunes, una historia y cultura compartida, y tambin
estar unida por poderosos lazos econmicos. Es definicin tan
general, que sin duda es correcta y en cualquier caso infinitamente
superior a la forma "psicolgica" de abordar el tema por parte de
Otto Bauer y los seguidores de la "autonoma nacional cultural". En
la vida real siempre se encuentran variantes que contradicen esta
definicin en uno o ms aspectos. Responder a qu es una nacin es algo
notoriamente resbaladizo y ha llevado a ms de un anlisis al
desastre,Por ejemplo, tomemos el caso del idioma. La importancia
del idioma para una nacin es evidente. Parece ser la marca ms
indistinguible de la nacionalidad. En "La Historia de la Revolucin
Rusa", Trotsky expresa la importancia del idioma de la siguiente
forma: "La lengua es el instrumento ms importante de vinculacin
entre los hombres y, en consecuencia, de vinculacin en la economa.
Se convierte en lengua nacional cuando la victoria de la circulacin
mercantil unifica una nacin. Sobre tal base se erige el Estado
nacional, que es el terreno ms cmodo, corriente y ventajoso para el
desenvolvimiento de las relaciones capitalistas. (Trotsky. Historia
de la Revolucin Rusa. Vol. 2. Pg. 315).Hay excepciones incluso para
esta regla tan importante. Pocos por ejemplo negaran que Suiza es
una nacin. La identidad nacional suiza ha sido forjada durante
siglos de lucha para conservar una identidad nacional individual,
principalmente frente a Austria. Los suizos no tienen un idioma
comn, como correctamente destac Lenin: "En Suiza existen tres
idiomas oficiales, pero durante los referndums los proyectos de ley
se imprimen en cinco idiomas, es decir, en los tres oficiales y en
dos dialectos romances. Segn el censo de 1900, de