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EL MARXISMO
DEL SIGLO XXIRedescubr iendo y repensando el
marx ismo
JosLpez
joselopezsanchez.w ordpress .c om
Agos to de 2013
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Los oscurantistas de cualquier generacin estn constituidos
principalmente por los que practican la metodologa dominante.Whitehead.
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Prlogo
Este libro (de libre distribucin, como todos mis libros y artculos, disponibles todosellos en mi blog) recopila las ideas relacionadas con el marxismo que he idodesarrollando a lo largo de mis diversos escritos. Bsicamente he retomado materialde mis anteriores libros Reforma o Revoluc in? Democrac ia y Manual deresistencia anticapitalista,as como de mis artculosRelat iv izando el relat iv ismoyDemocracia vs. Oligocracia.El objetivo es doble: por un lado divulgar el marxismo(segn mi visin, que yo creo que es la correcta, pero reconozco que no es la nica), ypor otro, criticarlo constructivamente para intentar hacerlo avanzar.
Y es que quien desea cambiar profundamente la sociedad actual, si practica el
librepensamiento (prctica imprescindible para buscar la verdad y transformarla),inevitablemente, debe toparse tarde o pronto con el marxismo. Y esto es as porque elmarxismo, a pesar de sus carencias y contradicciones, a pesar de sus aplicacionesprcticas distorsionadas (a las cuales tambin contribuyeron sus errores tericos), esla mejor teora revolucionaria desarrollada hasta la fecha. Y lo es porque paratransformar la sociedad en primer lugar hay que comprenderla bien. Una vez que unodescubre o redescubre el marxismo comprende mucho mejor la sociedad humanaporque el marxismo es la ciencia aplicada a la sociedad humana. Marxismo es antetodo librepensamiento y mtodo cientfico. Cuando uno tiene ocasin de contrastarentre s las distintas teoras que intentan explicar el funcionamiento de nuestra
sociedad, uno puede comprobar que la teora marxista supera con mucho a susrivales. Concuerda mucho ms con lo que uno vive en el da a da.
Cuando yo empec a escribir, all por el ao 2007, tras el famoso incidente verbalentre el Rey Juan Carlos I de Espaa y el ya desparecido lder bolivariano HugoChvez, el famoso Por qu no te callas?, yo slo conoca de lejos al marxismo,tena la tpica imagen de l que tiene la mayor parte de la gente. Pero ese famosoincidente verbal a m me despert, me indign hasta tal punto la manera en que fuetratado en los medios de comunicacin de masasde mi pas (Espaa), que no pudeevitar empezar a investigar por Internet. Supongo que tarde o pronto habradespertado de una u otra forma. A m me pas tras ver cmo trataba el Borbn a unjefe de Estado en una reunin internacional. En determinado momento, me top conun libro que me dispar hasta el infinito esa ansia (que permaneca en estado dehibernacin) por saber, por comprender, por conocer mejor la realidad que viva. Eselibro se titula Un Rey golpe a golpey es de libre distribucin. As, poco a poco, o notan poco a poco, pues en unos pocos aos he ledo ms que en toda mi vida, fuiindagando, leyendo por aqu, por all, hasta toparme con el marxismo. Empec, porfin, a conocerlo de primera mano, en vez de por lo que se deca de l. Me le muchosde los escritos originales (en espaol, obviamente, pues yo no s alemn). Es decir,acud a las fuentes originales del marxismo, adems de leer a algunos de susmagnficos divulgadores. Fui descubriendo lo que era en verdad el marxismo. Pero no
slo esto, no me conform con leer pasivamente todo lo que descargaba de Internet,sino que me propuse hacerlo de manera activa, de manera crtica. Yo, un simple
http://joselopezsanchez.wordpress.com/http://joselopezsanchez.wordpress.com/http://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2011/09/reforma-o-revolucion-democracia.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2011/09/reforma-o-revolucion-democracia.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2010/10/manual-de-resistencia-anticapitalista.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2010/10/manual-de-resistencia-anticapitalista.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2010/10/manual-de-resistencia-anticapitalista.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2011/02/relativizando-el-relativismo2.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2011/02/relativizando-el-relativismo2.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2011/02/relativizando-el-relativismo2.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2011/09/democracia-vs-oligocracia.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2011/09/democracia-vs-oligocracia.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2011/09/democracia-vs-oligocracia.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2011/02/relativizando-el-relativismo2.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2010/10/manual-de-resistencia-anticapitalista.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2010/10/manual-de-resistencia-anticapitalista.pdfhttp://joselopezsanchez.files.wordpress.com/2011/09/reforma-o-revolucion-democracia.pdfhttp://joselopezsanchez.wordpress.com/5/24/2018 EL MARXISMO DEL SIGLO XXI.pdf
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trabajador (aunque con cierta formacin), un ciudadano corriente, se propuso,modestamente, humildemente, pero sin complejos, intentar aportar algo al marxismo,intentar ver qu poda ser vlido de l en la actualidad y qu haba que desechar de l.No me conform con repetir como un loro lo que ya se dijo hace ms de un siglo. Nome conform con ser un espectadorms de las ideas que se cuecen en pos de una
sociedad ms libre y justa, sino que me propuse participar en dicho proceso, aportarmi granito de arena. No slo lea y lea sino que empec a hacer anotaciones y aescribir. A medida que lea escriba, y a medida que escriba lea. Yo viv en primerapersona el proceso dialctico mediante el cual la lectura y la escritura se realimentanmutuamente, yo sufr en mis propias carnes (en mi propia mente, mejor dicho) laconversin de la cantidad en calidad, mi conciencia se dispar en muy poco tiempo.
Yo pienso que el marxismo no slo puede revitalizarse enormemente con lasaportaciones de ciertos intelectuales, sino que tambin, quizs ms, con lasaportaciones de los trabajadores, los cuales estamos ahora ms formados que nunca
(este problema ya estn intentando corregirlo las lites) y tenemos, por primera vezen la historia, acceso fcil a cualquier tipo de escrito a travs de Internet (esteproblema tambin intentarn corregirlo las lites, aunque no se ve muy bien cmo
pueden lograrlo). No slo puede aportar al marxismo el catedrtico desde su ctedra,sino, incluso ms, el trabajador que sufre a diario la explotacin capitalista. Este obreromental que escribe estas lneas as lo ha intentado. La verdad no slo est en loslibros, est sobre todo en la realidad que se vive. La mejor fuente de conocimientos,que no la nica (pues la lectura es tambin esencial), es la prctica. sta es la juezsuprema de toda teora. El mtodo cientfico podemos, debemos, practicarlo cadaciudadano, cada trabajador, en nuestra vida cotidiana. No es patrimonio de ningnsesudo cientfico encerrado en su laboratorio, es patrimonio de la humanidad entera.El mejor laboratorio es la calle, la empresa. Quienes conocemos mejor cmofunciona el capitalismo somos los trabajadores, quienes lo sufrimos cada da, cuyactedra es la empresa capitalista. Si complementamos las diversas fuentes deconocimiento, recordando siempre que la realidad prctica es la que manda (pero quees interpretable, que podemos estar equivocados en su interpretacin), si adoptamosuna mente abierta, inquieta, que huya de sectarismos, de dogmatismos, desimplismos, si juzgamos a las ideas por s mismas, si prescindimos de los prejuicios, sisomos insistentes en la difcil bsqueda de la verdad, si., poco a poco las puertas dela verdad se nos van abriendo, vamos comprendiendo realmente el mundo en el quevivimos y por tanto vamos viendo de manera concreta cmo puede irse transformando.
Sin teora revolucionaria no hay prctica revolucionaria deca Lenin muyacertadamente (lo cual no le eximi de cometer tambin grandes errores). Yo estoyconvencido de que la teora revolucionaria del siglo XXI se nutrir en parte delanarquismo, de las ideas de la Ilustracin, pero sobre todo del marxismo, el cual serel epicentro de dicha teora. sta no ser slo el marxismo del siglo XXI, pero girar engran parte en torno a l. Por esto es imprescindible, en primer lugar, pero no en ltimo,comprender bien las bases del marxismo, para a continuacin criticarlo de maneraconstructiva, lo cual significa retomar sus aciertos e intentar corregir sus errores, suscontradicciones. Nada (ni nadie) es perfecto, pero debemos aspirar a la perfeccin.
sta nunca la alcanzaremos, pero cuanto ms la busquemos, ms avanzaremos.Parafraseando a Eduardo Galeano: La utopa est en el horizonte. Me acerco dos
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pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez
pasos ms all. Por mucho que camine, nunca la alcanzar. Entonces, para qu
sirve la utopa? Para eso: sirve para caminar. Cmbiese la palabra utopa porperfeccin y esta hermosa cita seguir siendo vlida. El camino en busca de lautopa deberemos recorrerlo en el mundo de la prctica al mismo tiempo que en el de
la teora. La Revolucin habr que irla pensando a medida que la vayamospracticando y viceversa. Pero, antes de partir (tal vez el camino ya lo hayamoscomenzado a recorrer, aunque tmidamente todava en los principios de este sigloXXI), como mnimo, debemos tener claro el gran objetivo a largo plazo, los objetivos ams corto y medio plazo, como etapas intermedias en el largo camino de latransformacin social, y deberemos proveernos de cierto vehculo para recorrer dichosendero hacia la utopa. El objetivo a largo plazo no puede ser otro que una sociedadms libre, ms justa, donde todos los seres humanos tengan las mismasoportunidades de sobrevivir con dignidad, de ser felices, de realizarse con todo elpotencial que tienen. Una sociedad as debe superar el sistema capitalista. Como he
dicho ya en muchos de mis escritos, el vehculo no puede ser otro que la autnticademocracia, la ms amplia y profunda posible, la cual deber evolucionarcontinuamente. Para recorrer dicho camino no nos debe preocupar si tal o cual idea esmarxista o no, sino si es correcta o no. Para ello deberemos aplicar el mtodocientfico, retocando la teora en base a los resultados prcticos. La prctica se nutrede la teora y al mismo tiempo la realimenta.
Si quisiramos sintetizar en pocas palabras qu es el marxismo, en una simpleecuacin, podramos decir que es materialismo dialctico, ms determinismo dbil,ms relativismo relativo. Yo creo que estos tres conceptos (los cuales estnrelacionados entre s) son los pilares en los que se sustenta, constituyen el trpodeen el que se apoya, toda la teora marxista. Todas sus ideas son una consecuencia deesta visin de la realidad que es en verdad el marxismo. ste, incluso, no se limita aanalizar la realidad humana, sino que la realidad general, el marxismo es tambin unaconcepcin del mundo, una cosmovisin. Es ms, el marxismo aspira a transformar larealidad humana. Su razn de ser es cambiar conscientemente la sociedad. De poconos sirve conocer las leyes fundamentales de la historia humana si no intentamostambin cambiarlas.
Este libro est dividido en cuatro captulos. En el primero se habla del materialismodialctico y del materialismo histrico (el cual es la aplicacin a la sociedad humana
del primero). El marxismo es casi sinnimo de materialismo dialctico. Si ste no secomprende no puede comprenderse el marxismo. La dialctica (materialista) es elprincipal ingrediente de la teora marxista. En el segundo captulo se habla deldeterminismo y del voluntarismo. En el tercero del relativismo. En este tercer captuloyo ya empiezo a criticar al marxismo, o al menos a cierta interpretacin del mismo.Tanto el anarquismo como el marxismo, aunque por distintos motivos, cometieronerrores de fondo en cuanto a la aplicacin del relativismo. Errores que explican enparte la mala praxis. El fracaso de las experiencias prcticas de inspiracin marxista oanarquista no puede explicarse satisfactoriamente tan slo por errores estratgicos,tcticos, por traiciones personales o por el contexto, tambin existan errores
ideolgicos profundos en la teora revolucionaria en la que se basaron dichasexperiencias. Finalmente, en el cuarto captulo, de manera muy resumida explico el
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principal error ideolgico del marxismo, segn mi opinin: el concepto de la dictaduradel proletariado. Este concepto, adems de tener una envoltura lingstica inadecuada,peligrosa, en verdad atentaba contra las bases del propio marxismo. Usando elmtodo marxista, el cual es esencialmente vlido, es posible despojar al marxismo desus principales contradicciones, siendo la madre de todas ellas la idea de la dictadura
del proletariado.
Te invito, lector, a que leas este libro de manera activa, crtica, a que contrastessuficientemente lo dicho por m con las fuentes originales del marxismo as como conotras interpretaciones del mismo, pues yo no pretendo ser el guardin ideolgico deninguna ideologa. Nada ms lejos de mi intencin. Te invito tambin a leer a suscrticos. Yo he intentado usar un lenguaje sencillo y claro, como en todos mis escritos.Yo no s expresarme de otra manera. He procurado ser ameno en mis explicaciones,asentar bien las ideas, aun a costa de ser reiterativo. Lo ms importante es queadoptemos una actitud sana de librepensamiento, de apertura de mente. No
juzguemos a las ideas por sus etiquetas sino que por sus contenidos. Noprejuzguemos. No nos dejemos impresionar por las autoridades intelectuales.Atrevmonos a leer directamente aquellos libros demonizados por las litesintelectuales. No pensemos que un simple trabajador, como quien escribe estaslneas, no puede aportar nada. T, lector, juzgars si lo dicho en este libro aporta algoo no. Tal vez t puedas retomar mi trabajo y mejorarlo, ampliarlo, corregirlo. Tal vez mitrabajo sea desechable. Por lo menos yo lo he intentado. Tan slo te pido que des unaoportunidad a este libro, que empieces a leerlo. La revolucin social del siglo XXI, tannecesaria para revertir la involucin que estamos viviendo, depende de cada uno denosotros, los ciudadanos corrientes. La emancipacin del proletariado debe ser obra(no slo prctica sino que tambin terica, individual y colectiva) del propioproletariado.
El marxismo del siglo XXI se nutrir en portentosa cuanta del marxismo original, puesste sent las bases de la ciencia social, pero no podr obviar todo lo acontecido enel siglo XX! Como deca Rosa Luxemburgo, la autocrtica ms despiadada, cruel y quellegue al fondo de las cosas, es el aire y la luz vital del movimiento proletario. Laciencia no puede evolucionar sin cuestionamiento, sin considerar lo ocurrido en laprctica. Redescubramos y repensemos el marxismo. Pero de manera crtica, nodogmtica! Seamos fieles al espritu de sus padres. Pues Marx y Engels fueron antetodo librepensadores, cientficos sociales. Cientficos que no se conformaron con
estudiar la sociedad humana framente, desde la lejana, como hacen tantos y tantosintelectuales, sino que intentaron cambiarla, se implicaron en la prcticarevolucionaria. La razn de ser del marxismo es la transformacin de la realidad enbusca de una sociedad mejor. El marxismo es por encima de todo una gua para laaccin revolucionaria. Es a ese espritu de los creadores del marxismo, sobre todo, alque debemos intentar ser fieles. Es en base a ese espritu que debemos criticarconstructivamente al marxismo para que pueda avanzar y resurgir con fuerza.
Jos Lpez, Agosto de 2013
http:/ / joselopezsanchez.wordpress.com/
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ndice
1) El materialismo histrico................................................................................... 8
2) Voluntarismo vs. Determinismo.................................................................... 64
3) Relativizando el relativismo.......................................................................... 110
4) Democracia vs. Oligocracia.......................................................................... 150
Apndice A: El materialismo dialctico............................................................. 158
Apndice B: Las tesis sobre Feuerbach........................................................... 169
Apndice C: El comunismo segn Marx........................................................... 172
Bibliografa recomendada..................................................................................... 177
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1) El materialismo histrico
La historia de todas las sociedades hasta nuestros das es la historia de las luchas de
clases. Hombre libre y esclavo, patricio y plebeyo, barn y siervo, maestro de gremio y
oficialen una palabra, opresores y oprimidos en perpetua oposicin han llevado
una lucha ininterrumpida, ya sea secreta, ya sea abierta, y que acababa siempre o
bien en una transformacin revolucionaria de toda la sociedad, o bien en la ruina
comn de las clases en lucha.Karl Marx & Friedrich Engels.
Antes de nada, para quien no tenga nociones sobre materialismo dialctico (tambinconocido como dialctica materialista), en el apndice A de este mismo libro se lo
describe brevemente. Adems, en el apndice B he incluido el documento escrito porel propio Marx titulado Las tesis sobre Feuerbach, que sintetiza el pensamientomarxista, su mtodo, el materialismo dialctico. Asimismo, en el apndice C se resumequ era el comunismo para el padre del marxismo.
El materialismo histrico no es ms que la aplicacin del materialismo dialctico parala historia humana. Si no se comprende el materialismo dialctico es imposiblecomprender la teora marxista. Aunque, paradjicamente, Marx desarroll primero elmaterialismo histrico y luego lo complet con la dialctica de Hegel puesta del revs(aproximadamente). Marx se desprendi del idealismo de su predecesor. Para ladialctica materialista el pensamiento no determina la realidad, sino, al revs, la
realidad el pensamiento. En verdad, ms en concreto, mejor dicho, el materialismodialctico nos dice que el pensamiento forma parte de la realidad, que lo inmaterialest enraizado en lo material, que las ideas y las condiciones materiales de existenciason dos aspectos de lo mismo, estn ntimamente relacionadas, aunque, en ltimainstancia, todo viene determinado por lo material. Sin materia no hay ideas. Pero lasideas tambin influyen en lo material. Aunque cronolgicamente hablando elmaterialismo histrico precedi al dialctico, ste complet a aqul hasta convertirseen su base. Por otro lado, tal como afirma Henri Lefebvre en su libro El materialismodialctico: aunque Marx no prosigui nunca su proyecto, de una exposicin de sumetodologa dialctica, y si bien l no emple nunca las palabras "materialismo
dialctico" para designar su doctrina, los elementos de su pensamiento sonincontestablemente los que expresan estos trminos.
Engels, en el entierro de su compaero de batallas y amigo, resume de esta manera laprincipal aportacin de Marx:
As como Darwin descubri la ley del desarrollo de la naturaleza orgnica, del
mismo modo descubri Marx la ley del desarrol lo de la historia hum ana: el
hecho tan sencillo, pero encubierto hasta ahora bajo una proliferacin de
ideologas, de que los hombres deben ante todo comer, beber, tener un techo y
vestirse antes de practicar la poltica, la ciencia, el arte, la religin, etc.; que,
por tanto, la produccin de los medios materiales inmediatos para la
subsistencia, y con ello, el grado de desarrollo econmico alcanzado en cada
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caso por un pueblo, o en un determinado perodo, constituye la base a partir de
la cual se desarrollan las instituciones del Estado, las concepciones jurdicas, el
arte, e incluso las representaciones religiosas de los hombres, y con arreglo a
la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revs, como hasta entonces se
haba venido haciendo.
Marx en el prlogo de Contribucin a la crtica de la economa polticanos describe losprincipales postulados del materialismo histrico, como as nos los compila MichaelBurawoy en su trabajo El marxismo como ciencia:
1) Para que haya historia, los hombres y mujeres deben transformar la naturaleza
en medio para su supervivencia, es decir deben producir sus medios de
existencia. En la produccin social de su vida, los hombres entran en
relaciones definidas que son indispensables e independientes de su voluntad,
relaciones de produccin que corresponden a una etapa definida del desarrollo
de las fuerzas productivas.
2) La base econmica o modo de produccin define los lmites de variacin de la
superestructura. El conjunto de estas relaciones de produccin constituye la
estructura econmica de la sociedad, el fundamento real, sobre el que se erige
una superestructura legal y poltica y a la que corresponden formas definidas
de conciencia social. El modo de produccin de la vida material condiciona el
proceso de vida social, poltico e intelectual en general.
3) Un modo de produccin se desarrolla a travs de la interaccin de las fuerzas
productivas (cmo producimos los medios de existencia) y las relaciones de
produccin (cmo se apropia y distribuye el producto del trabajo). En una
cierta fase de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad
entran en conflicto con las relaciones de produccin existentesDe formas de
desarrollo de las fuerzas productivas estas relaciones de produccin se
vuelven trabas suyas. Se abre as una poca de revolucin social.
4) La lucha de clases es el motor de la transicin de un modo de produccin a
otro. Con el cambio del fundamento econmico la entera inmensa
superestructura es ms o menos rpidamente transformada. Al considerar esas
transformaciones debe siempre distinguirse entre la transformacin material de
las condiciones econmicas de produccin, que pueden determinarse con la
precisin de la ciencia natural, y las formas legales, polticas, religiosas,estticas o filosficas -en suma ideolgicas- en las que los hombres toman
conciencia de este conflicto y luchan para resolverlo.
5) Una transicin exitosa slo puede darse cuando se cumplen las condiciones
materiales. Ningn orden social perece jams antes que se desarrollen todas
las fuerzas productivas que caben en l. Y nuevas y ms altas relaciones de
produccin nunca aparecen antes que las condiciones materiales de su
existencia han madurado en el seno de la propia sociedad antigua.
6) La historia es progresiva en la medida en que acompaa la expansin de las
fuerzas productivas. A grandes rasgos el modo de produccin asitico,
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antiguo, feudal y moderno burgus pueden considerarse pocas progresivas
en la formacin econmica de la sociedad.
7) El comunismo marca el fin de los antagonismos sociales y el comienzo de la
emancipacin de los individuos. No hacemos ya la historia empujados desde
atrs sino consciente y colectivamente. Las relaciones burguesas deproduccin son la ltima forma antagnica del proceso social de produccin -
antagnica no en el sentido del antagonismo individual, sino del que surge de
las condiciones sociales de vida de los individuos-. Al mismo tiempo las fuerzas
productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean las
condiciones materiales para la solucin de ese antagonismo. En consecuencia
con esta formacin social se cierra la prehistoria de la sociedad humana.
Henri Lefebvre en su magnfica Introduccin al marxismopropone sustituir marxismopor materialismo dialctico, pues realmente lo que se llama habitualmente marxismocorresponde con una cierta concepcin del mundo:
Cules son las grandes concepciones del mundo que se postulan
actualmente? Son tres, y slo tres.
1)La concepcin crist iana, formulada con gran rigor y claridad por los
grandes tericos catlicos. Reducida a lo esencial, se define por la afirmacin
de una jerarqua esttica de seres, actos, valores, formas y personas. En
la cima de la jerarqua se halla el Ser Supremo, el puro Espritu, el Seor-Dios.
Esta doctrina, que trata, en efecto, de dar una visin de conjunto del universo,
fue formulada con mxima amplitud y rigor en la Edad Media. Los siglos
posteriores agregaron poco a la obra de Santo Toms. Por razones histricas
que requeriran un estudio especial, la teora de la jerarqua se adecuaba
particularmente a la Edad Media (no porque la jerarqua esttica de personas
haya desaparecido desde entonces, sino porque era ms visible, ms oficial
que posteriormente).
Esta es la concepcin medieval del mundo, cuya validez se postula an en
nuestros das.
2)Viene a continuacin la conc epcin individu al istadel mundo. Aparece con
Montaigne, a fines de la Edad Media, en el siglo XVI; durante cerca de cuatro
siglos, hasta nuestros das, muchos pensadores han formulado o reafirmadoesta concepcin con numerosos matices. No agregaron nada a sus rasgos
fundamentales: el individuo (y no ya la jerarqua) aparece como la realidad
esencial; poseera la razn en s mismo, en su propia interioridad; entre esos
dos aspectos del ser humano lo individual y lo universal, es decir, la razn
existira una unidad, una armona espontnea, lo mismo que entre el inters
individual y el inters general (el de todos los individuos), entre los derechos y
los deberes, entre la naturaleza y el hombre.
El individualismo trat de sustituir la teora pesimista de la jerarqua (inmutable
en su fundamento y cuya justificacin se halla en un ms all puramente
espiritual) por una teora optimista de la armona natural de los hombres y las
funciones humanas. Histricamente, esta concepcin del mundo corresponde
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al liberalismo, al crecimiento del Tercer Estado, a la burguesa de la belle
poque. Es pues esencialmente la concepcin burguesa del mundo (aunque la
burguesa declinante la abandone actualmente y se vuelva hacia una
concepcin pesimista y autoritaria, y por lo tanto jerrquica, del mundo).
3)Por ltimo viene la con cepcin marxistadel mundo. El marxismo se niegaa establecer una jerarqua exterior a los individuos (metafsica, pero, por otra
parte, no se deja encerrar, como el individualismo, en la conciencia del
individuo y en el examen de esa conciencia aislada). Advierte realidades que
escapaban al examen de conciencia individualista: son estas realidades
naturales (la naturaleza, el mundo exterior); prcticas (el trabajo, la accin);
sociales e histricas (la estructura econmica de la sociedad, las clases
sociales, etctera).
Adems, el marxismo rechaza deliberadamente la subordinacin definitiva,
inmvil e inmutable, de los elementos del hombre y de la sociedad entre s;
pero no por eso admite la hiptesis de una armona espontnea. Comprueba,
en efecto, la existencia de contradicciones en el hombre y en la sociedad
humana. As, el inters individual (privado) puede oponerse, y se opone con
frecuencia, al inters comn; las pasiones de los individuos, y ms todava de
ciertos grupos o clases (y por lo tanto sus intereses) no concuerdan
espontneamente con la razn, el conocimiento y la ciencia. Para expresarlo
con mayor generalidad: no existe la armona que grandes individualistas como
Rousseau creyeron descubrir entre la naturaleza y el hombre. El hombre lucha
contra la naturaleza; no debe permanecer pasivamente a su nivel, contemplarla
o sumergirse romnticamente en ella; debe, por el contrario, vencerla,
dominarla mediante el trabajo, la tcnica, el conocimiento cientfico, y es deeste modo como llega a ser l mismo.
Quien dice contradiccin dice tambin problema por resolver, dificultades,
obstculos por lo tanto lucha y accin, pero tambin posibilidad de victoria,
de paso adelante, de progreso. En consecuencia, el marxismo escapa tanto al
pesimismo definitivo como al optimismo fcil.
Las contradicciones estn por doquier. La naturaleza es en s misma contradictoria. Laley dialctica de la unidad y lucha de contrarios estipula precisamente esto. El serhumano es por naturaleza contradictorio. Es imposible no ver contradicciones en
cualquier persona, sociedad o ideologa. La nica manera de no verlas esautorreprimindonos, no queriendo verlas. Muchos marxistas, presos del dogmatismo,parten de la hiptesis de que las ideas de Marx o de Engels son perfectas, estn libresde errores. Lo cual es un grave error. Flaco favor le hacen al marxismo, que as seestanca, se apolilla. Aunque digan incluso que el marxismo no es un dogma, ellos,contradicindose a s mismos, no le encuentran ningn error. Y no lo encuentranporque ni siquiera lo buscan. Ellos se contradicen a s mismos cuando al mismotiempo que dicen que no son dogmticos se autoproclaman como marxistas. Yo no
me declaro marxista, aunque est de acuerdo con muchos de los postulados delmarxismo, con su esencia ms profunda, con su concepcin del mundo y de la
sociedad humana. Pero yo tampoco me libro de las contradicciones. El lector podrencontrar, con toda seguridad, ms o menos contradicciones en este mismo libro. La
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cuestin radica en esmerarse en minimizarlas, o, por lo menos, en suavizarlas. Pero laperfeccin no existe. Aunque debemos aspirar a acercarnos a ella. En esto consisteavanzar. Y para ello es imprescindible practicar todo lo posible el librepensamiento, elque nos libera de los dogmatismos, de los prejuicios, de las cadenas mentales que noslimitan el pensamiento. Ese mismo librepensamiento que us, en mayor o menor
medida, pero desde luego un mnimo (ms que sus contemporneos), cualquier granpensador de cualquier poca, incluidos Marx o Engels. Ese librepensamiento que hayque maximizar, pero que nunca logramos del todo. Los errores de ciertas ideas oteoras son superados con ms librepensamiento que sus creadores. Esa actitud escondicin necesaria pero no suficiente. Adems se necesita ciertas aptitudes y ciertocontexto. Pero sin esa intencin, no hay nada que hacer. Marx super a Hegel encuanto a la dialctica porque practic ms librepensamiento que l, entre otros motivos(entre ellos el contexto social). Nosotros, en este siglo XXI, debemos superar a Marx oa Engels, practicando ms librepensamiento que ellos. Superar no significa desecharsus teoras por completo, desechar por desechar, sino buscar imperativamente sus
contradicciones e intentar resolverlas.
Si no detectamos las contradicciones no podremos superarlas. Si no las buscamos, sipartimos de la premisa de que no las hay, no podremos encontrarlas. El impulso porencontrar la verdad, por detectar y corregir contradicciones, debe ser suficiente, hastael punto de superar los dogmas, de cuestionar las bases, las hiptesis de partida. Perono de cualquier manera. Cuestionar algo no significa automticamente darlo por falso.Significa, precisamente, no darlo automticamente como verdadero. No darloautomticamente por falso o por verdadero. Por lo menos en cierto momento, sobretodo cuando las aplicaciones prcticas basadas o inspiradas en ello han fracasado.Las experiencias prcticas de las ideas nos dan pistas sobre la necesidad decuestionarlas. Aunque, luego, finalmente, en el proceso de recuestionamientocatalizado por las experiencias prcticas, no encontremos errores fundamentales enlas ideologas o teoras, no podemos descartarlos de antemano, como as hacenmuchos marxistas cuando analizan las experiencias prcticas. No cuestionar en loms mnimo al marxismo, o cuestionarlo slo superficialmente, es contradecir almtodo cientfico en el que se basaron sus autores, es no continuar su labor, esfrenarla, es traicionar el mismo espritu del marxismo. Al cuestionarlo, asentaremosalgunas de sus verdades, tal vez las esenciales, y le despojaremos de sus errores,que seguro los tiene pues sus autores eran seres humanos, que nunca son perfectos.Por lo menos lo intentaremos. As el marxismo se somete a la esencia de la dialctica,
de que todo cambia y fluye, en la cual se bas. As, el marxismo, cualquier ideologa,evoluciona, no muere. Analizando sus contradicciones internas, el marxismo puederesurgir con mucha fuerza, puede sufrir la ley dialctica de la conversin de la cantidaden calidad, asimismo la ley dialctica de la negacin de la negacin nos dice que ideasque aparentemente han sido desacreditadas o negadas hacen su reaparicin, pero aun nivel superior, enriquecidas por las nuevas experiencias y descubrimientos. Trashaber sido negado por las experiencias prcticas (por cierta interpretacin simplista einteresada de los acontecimientos histricos), pero tambin tras haberse imposibilitadosu evolucin ideolgica (al haber sido adoptado como un dogma por muchosmarxistas, al haber convertido stos algo vivo en muerto, algo dinmico en esttico),
puede resurgir con inusitada fuerza, siempre que forcemos su evolucin, siempre queempecemos por analizar sus contradicciones. Las experiencias prcticas nos
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proporcionan la posibilidad de replantear la teora marxista. No aprovechar esaposibilidad atenta contra los principios ms elementales del propio marxismo: ladialctica y la ciencia. El marxismo tiene mucho que aportar, no debemos ni podemospermitir que muera!
Muchos marxistas que dicen aplicar el mtodo marxista (el materialismo dialctico)para cualquier cosa, se niegan a aplicarlo para con el mismo marxismo. No es estouna gran y profunda contradiccin? Ven contradicciones por todos los sitios, pero noen el propio marxismo. Y no las ven porque no miran. Ven la paja en el ojo ajeno y nola viga en el propio. Acusan a los dems de ser contradictorios (y en esto llevanrazn), pero ellos son tambin muy contradictorios. Todos sucumbimos ante nuestroego, en mayor o menor medida. El principal obstculo para encontrar la verdad, es laactitud, el no buscarla suficientemente. Todos caemos ante dicho obstculo. Aunqueno de la misma manera ni con la misma intensidad. La bsqueda de la verdad slopuede realizarse colectivamente, liberndonos de nuestros respectivos egos. Un ego
slo puede ser combatido con otro ego. Si escuchamos a otros podemos superarnuestros prejuicios. Unos pueden tomar el relevo a otros. Algunos de los principalesenemigos del marxismo son muchos marxistas presos del dogmatismo. As comoHegel sent las bases de la moderna dialctica (moderna porque la dialctica ya lainventaron hace tiempo los griegos), el filsofo alemn no pudo superar susprejuicios idealistas y tuvo que ser Marx, quien partiendo del gran trabajo de Hegel, lediera la vuelta a su dialctica convirtindola en el materialismo dialctico. Y esto pudohacerlo Marx porque super los prejuicios de su antecesor, porque le cuestion.Cuestionar no significa negar por completo, ciegamente, sino estudiar sin prejuiciospara separar los aciertos de los errores. De manera similar, muchos marxistas, presosde sus prejuicios, de una interpretacin insuficiente del marxismo, dogmtica,metafsica, vctimas de una incomprensin de su filosofa ms profunda, imposibilitanel avance del marxismo. Se convierten, sin querer, en los sepultureros del marxismo,de las bases de la ciencia revolucionaria. La ciencia revolucionara debe seguiradelante! No reconsiderar la teora, no tener en cuenta las experiencias prcticas, esestancarse, es permitir, incluso contribuir a, la muerte del marxismo. La nica ideologaque ha abierto seriamente las puertas de la transformacin social.
Conectar los efectos con las causas ms superficiales pero tambin con las msprofundas, es la esencia del mtodo dialctico. El materialismo histrico no es msque la aplicacin del materialismo dialctico para la sociedad humana, para su historia.
Plejnov en su obra El materialismo histriconos explica en qu consiste el modo depensar metafsico:
Un metafsico considera y estudia los objetos unos tras otros, e
independientemente unos de otros. Cuando siente la necesidad de elevarse a
una visin de conjunto, considera los objetos en su accin recproca y ah se
mantiene; no va ms lejos y no puede ir ms lejos, pues los objetos siguen
para l separados los unos de los otros por una especie de abismo, dado que
no tiene ninguna idea del desarrol loque explica su origen ni de las relaciones
que existen entre ellos.
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Engels en su trabajoAnti-Dhringnos resume de manera magistral lo que significa elmaterialismo dialctico, cuando lo aplica para explicar el surgimiento del socialismo apartir del capitalismo:
Por su contenido, el socialismo moderno es, ante todo, el producto d e la toma
de conciencia, por una parte, de las oposiciones de clase que reinan en lasociedad moderna entre poseedores y no poseedores, asalariados y
burgueses, y, por otra parte, de la anarqua que reina en la produccin. Pero,
por su forma terica, aparece en un principio como una continuacinque se
quiere ms consecuente de los principios establecidos por los grandes
filsofos de las luces en la Francia del siglo XVIII. Com o to da t eora nueva, el
social ismo ha debido empezar por vincularse al fondo de ideas pre-
existentes, y tan pro fundamente que s us races se in ternan en lo s hech os
econmicos.
Para Engels el socialismo moderno es, ante todo, el producto de una toma de
conciencia. Es decir, las ideas socialistas preceden a sus realizaciones prcticas. Elsocialismo que se implementar, o se intentar implementar, es efecto de las ideassocialistas, que a su vez son efecto de la toma de conciencia de unas nuevascondiciones materiales (en verdad de la agudizacin de sus contradicciones aldesarrollarse dichas condiciones) y que tambin son en cierta medida influidas porideas que las antecedieron (la Ilustracin). Las ideas tambin pueden ser causas y nosiempre efectos. Las ideas tambin influyen adems de ser influidas. Las condicionesmateriales de existencia tambin pueden ser efectos y no siempre causas. Lo materialtambin es influido adems de influir. Pero si buscamos las causas ltimas siemprenos topamos con los hechos econmicos, con lo material. Todo est enraizadoen lo
material. El materialismo dialctico combina el materialismo (que dice que las causasson las materiales) con la dialctica (que dice que lo inmaterial tambin se convierteen causa, que todo est interrelacionado con todo). El idealismo deca que las causaseran siemprelas ideas. El materialismo (metafsico) que las causas eran siempre lasmateriales. El materialismo dialctico dice que las causas son a veceslas condicionesmateriales, a veceslas ideas, la mayor parte de las veces ambas, y en ltima instanciasiemprelas condiciones materiales. En la concepcin de la dialctica materialista lasideas y las condiciones materiales de existencia no estn separadas de maneraestanca, no se oponen las unas a las otras (como as lo estaban en el modo de pensarmetafsico), sino que ambas forman parte de la realidad, son dos formas en que sta
se expresa. En el pensamiento metafsico estn separadas y confrontadas, sonindependientes. En el pensamiento dialctico estn ntimamente relacionadas,conforman un todo, estipulando el materialismo dialctico que la base de todo es larealidad fsica, material.
En Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofa clsica alemana , Engels nos explica larazn por la cual existen leyes en la historia de la sociedad humana, que si bienemanan de la voluntad consciente de los seres humanos, por decirlo de algunamanera, tambin escapan al control absoluto de los individuos:
La historia del desarrollo de la sociedad difiere sustancialmente, en un punto,
de la historia del desarrollo de la naturaleza. En sta si prescindimos de lareaccin ejercida a su vez por los hombres sobre la naturaleza, los factores
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que actan los unos sobre los otros y en cuyo juego mutuo se impone la ley
general, son todos agentes inconscientes y ciegos. De cuanto acontece en la
naturaleza lo mismo los innumerables fenmenos aparentemente fortuitos
que afloran a la superficie, que los resultados finales por los cuales se
comprueba que esas aparentes casualidades se rigen por su lgica interna,
nada acontece por obra de la voluntad, con arreglo a un fin consciente. Encambio, en la historia de la sociedad, los agentes son tod os hom bres
dotado s d e conciencia, que actan mo vidos por la ref lexin o la pasin,
persiguiendo determinados fines; aqu, nada acaece sin una intencin
consciente, sin un fin deseado. Pero esta distincin, por muy importante que
ella sea para la investigacin histrica, sobre todo la de pocas y
acontecimientos aislados, no altera para nada el hecho de que el curso d e la
his tori a se rige po r leyes generales de carcter in terno. Tambin aqu
reina, en la superficie y en conjunto, pese a los fines conscientemente
deseados de los individuos, un aparente azar; rara vez acaece lo qu e se
desea, y en la mayora de los casos los muchos fines perseguidos seentrecruzan unos con otros y se contradicen, cuando no son de suyo
irrealizables o insuficientes los medios de que se dispone para llevarlos a cabo.
Las colisiones entre las innumerables voluntades y actos individuales crean en
el campo de la historia un estado de cosas muy anlogo al que impera en la
naturaleza inconsciente. Los fines que se persiguen con los actos son obra de
la voluntad, pero los resultados que en la realidad se derivan de ellos no lo son,
y aun cuando parezcan ajustarse de momento al fin perseguido, a la postre
encierran consecuencias muy distintas a las apetecidas. Por eso, en conjunto,
los aco ntecim iento s hist ricos tambin parecen estar pr esidid os po r el
azar. Pero al ldo nde en la su perf ic ie de las cos as parece reinar lacasualidad, sta se h alla siemp re go bernada po r leyes intern as oc ultas, y
de lo q ue se trata es de descub rir estas leyes.
Los hombres hacen su historia, cualesquiera que sean los rumbos de sta, al
perseguir cada cual sus fines propios con la conciencia y la voluntad de lo que
hacen; y la resultante de estas numerosas voluntades, proyectadas en diversas
direcciones, y de su mltiple influencia sobre el mundo exterior, es
precisamente la historia. Importa, pues, tambin lo que quieran los muchos
individuos. La voluntad est movida por la pasin o por la reflexin. Pero los
resortes que, a su vez, mueven directamente a stas, son muy diversos. Unas
veces, son objetos exteriores; otras veces, motivos ideales: ambicin, pasin
por la verdad y la justicia, odio personal, y tambin manas individuales de
todo gnero. Pero, por una parte, ya veamos que las much as voluntades
individu ales qu e actan en la historia produ cen casi siempr e resultados
muy dis t in tos de los perseguidos a veces, incluso contrarios, y, por
tanto, sus mvi les t ienen una importancia puramente secundaria en
cuanto al resultado total. Por otra parte, hay qu e pregun tarse qufuerzas
pro pu lso ras actan, a su v ez, detrs d e esos mviles, qucaus as
histricas son las que en las cabezas de los hom bres se transform an en
estos mvi les.
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Esta pregunta no se la haba hecho jams el antiguo materialismo. Por esto su
interpretacin de la historia, cuando la tiene, es esencialmente pragmtica; lo
enjuicia todo con arreglo a los mviles de los actos; clasifica a los hombres que
actan en la historia en buenos y en malos, y luego comprueba, que, por regla
general, los buenos son los engaados, y los malos los vencedores. De donde
se sigue, para el viejo materialismo, que el estudio de la historia no arrojaenseanzas muy edificantes, y, para nosotros, que en el campo histrico este
viejo materialismo se hace traicin a s mismo, puesto que acepta como ltimas
causas los mviles ideales que all actan, en vez de indagar detrs de ellos,
cules son los mviles de esos mviles. La inconsecuencia no estriba
precisamente en admitir mviles ideales, sino en no remontarse, partiendo de
ellos, hasta sus causas determinantes.
[]
Por tanto, si se quiere investigar las fuerzas motrices que consciente o
inconscientemente, y con harta frecuencia inconscientemente estn detrs
de estos mviles por los que actan los hombres en la historia y que
constituyen los verdaderos resortes supremos de la historia, no h abra que
fi jarse tanto en los mvi les de homb res aislados, por muy relevantes que
ellos sean, com o en aquel los que mueven a grandes masas, a pueblos en
bloque, y, dentro de cada pueblo, a clases enteras; y no
momentneamen te, en exp losi ones rpid as, como fu gaces h ogueras, sino
en acciones continu adas que se traducen en grandes cambios histricos.
Indagar las causas determinantes de sus jefes los llamados grandes
hombrescomo mviles conscientes, de un modo claro o confuso, en forma
directa o bajo un ropaje ideolgico e incluso divinizado: he aqu el nico caminoque puede llevarnos a descubrir las leyes por las que se rige la historia en
conjunto, al igual que la de los distintos perodos y pases. Todo lo q ue mueve
a los homb res tiene que pasar necesariamente por sus cabezas; pero la
forma que adopte dentro de el las depende en mucho de las
circunstancias.
[]
Pero mientras que en todos los perodos anteriores la investigacin de estas
causas propulsoras de la historia era punto menos que imposible por lo
compleja y velada que era la trabazn de aquellas causas con sus efectos,
en la actualidad, esta trabazn est ya lo suficientemente simplificada para que
el enigma pueda descifrarse.
El materialismo histrico tiene por objeto, precisamente, el descubrimiento de dichasleyes, de las causas determinantes de los acontecimientos, de las causas propulsorasde la historia. Con el mtodo marxista, la historia humana, que hasta entonces se nosapareca como una concatenacin de casualidades, como algo catico, enigmtico, senos vuelve verdaderamente cognoscible. El aparente azar da lugar a cierto orden. Elenigma empieza a resolverse. El materialismo histrico no slo dice que es posible
encontrar cierto orden en la historia de la sociedad humana, nos dice adems culesson las causas determinantes, primigenias, nos dice dnde buscar: en las
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circunstancias, en las relaciones sociales entre los individuos que conforman lasociedad, adems de en las ideas o en las voluntades de los individuos. Elmaterialismo histrico dice, en esencia, que las causas de los acontecimientoshistricos son, en ltima instancia, materiales, estn en la Tierra, y no en el Cielo, en lapropia historia humana y no en algo externo a ella. Nos dice que es posible
comprender la dinmicade la sociedad humana si comprendemos las leyes generalesque la gobiernan. Pero esto no quiere decir que dichas leyes sean exactas. El serhumano no es una mquina. La sociedad humana no se comporta de maneratotalmentedeterminista, pero tampoco de manera completamente azarosa, aleatoria.Las leyes de la sociedad humana son, por fuerza, probabilsticas. No podemos hablarde certeza, sino deposibilidad. La sociedad tiene sus tendencias, sus contradicciones,las cuales pueden ser conocidas, pero dichas tendencias no se resuelven siempre dela misma manera. El libro de la historia no est escrito de antemano, pero es posibleconocer su gramtica. Es posible escribirlo conscientemente, pero hasta cierto punto,dentro de unos lmites. No hay un solo futuro posible, pero tampoco hay infinitud de
posibilidades. La historia humana no se hace sola, la hacen los seres humanos, perostos no la pueden hacer controlndola por completo. Sin embargo, conociendo lasleyes de la sociedad humana, dicho control aumenta considerablemente. Con elmarxismo, no slo es posible conocer mejor la historia, sino que se nos abre laspuertas para poder hacerla de manera ms consciente. Gracias al materialismohistrico, la sociedad humana puede empezar a tomar las riendas de su propiodestino, aunque siempre dentro de unos lmites. En verdad que estos lmites seatenan notablemente con el mtodo marxista, pero no desaparecen.
En su obra inconclusa Dialctica de la naturaleza, Engels nos resume en qu consisteel materialismo histrico, adems de recordarnos la mutua dependencia entre lomaterial y lo inmaterial, la interdependencia entre el ser humano y su entorno:
Mediante la combinacin de la mano, los rganos lingsticos y el cerebro, y no
slo en el individuo aislado, sino en la sociedad, se hallaron los hombres
capacitados para realizar operaciones cada vez ms complicadas, para
plantearse y alcanzar metas cada vez ms altas. De generacin en generacin,
el trabajo mismo fue cambiando, hacindose ms perfecto y ms multiforme. A
la caza y la ganadera se uni la agricultura y tras sta vinieron las artes del
hilado y el tejido, la elaboracin de los metales, la alfarera, la navegacin.
Junto al comercio y los oficios aparecieron, por ltimo, el arte y la ciencia, y las
tribus se convirtieron en naciones y Estados. Se desarrollaron el derecho y lapoltica y, con ellos, el reflejo fantstico de las cosas humanas en la cabeza del
hombre: la religin. Ante estas creaciones, que empezaron presentndose
como productos de la cabeza y que parecan dominar las sociedades humanas,
fueron pasando a segundo plano los productos ms modestos de la mano
trabajadora, tanto ms cuanto que la cabeza encargada de planear el trabajo
pudo, ya en una fase muy temprana de desarrollo de la sociedad (por ejemplo,
ya en el seno de la simple familia), hacer que el trabajo planeado fuese
ejecutado por otras manos que las suyas. Todos los mritos del rpido
progreso de la civilizacin se atribuyeron a la cabeza, al desarrollo y a la
actividad del cerebro; los hom bres se acostumbraron a expl icar sus actospor sus pensamientos en vez de expl icrselos part iendo de s us
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necesidades(las cuales, ciertamente, se reflejan en la cabeza, se revelan a la
conciencia), y asfue com o su rgi, con el t iemp o, aquel la concepcin
ideal ista del mun doque se ha adueado de las mentes, sobre todo desde la
cada del mundo antiguo. Y hasta tal punto sigue dominndolas todava, hoy,
que incluso los investigadores materialistas de la naturaleza de la escuela de
Darwin no aciertan a formarse una idea clara acerca del origen del hombreporque, ofuscados por aquella influencia ideolgica, no alcanzan a ver el papel
qu e en su n acim ient o des empe el trab ajo.
Los animales, como ya hemos apuntado, hacen cambiar con su accin la
naturaleza exterior, lo mismo que el hombre, aunque no en igual medida que l,
y estos cambios del medio as provocados repercuten, a su vez, como hemos
visto, sobre sus autores. Nada, en la naturaleza, ocur re de un mo do aislado.
Cada cosa repercute en la o tra, y a la inversa, y lo que muchas veces impide
a nuestros naturalistas ver claro en los procesos ms simples es precisamente
el no tomar en consideracin este movim iento y esta interdependenciauniversales.
Ms adelante en ese mismo libro Engels comenta:
El animal ut i l iza la naturaleza exterior e introduc e cambio s en el la pura y
simplemente con su p resencia, mientras que el hombre, mediante sus
camb ios, la hace servir a su s fines, la domina. Es esta la suprema y
esencial di ferencia entre el hom bre y lo s dems anim ales; diferencia
debi da t ambin al t rabajo .
No debemos , sin embargo, l isonjearnos d emasiado de nuestras victorias
humanas sob re la naturaleza. sta se venga de nos otr os po r cada una de
las derrotas que le inferimos. Es cierto que todas ellas se traducen
principalmente en los resultados previstos y calculados, pero acarrean,
adems, otros imprevistos, con los que no contbamos y que, no pocas veces,
contrarrestan los primeros.
[...]
Todo nos recuerda a cada paso que el hombre no domina, ni mucho menos, la
naturaleza a la manera como un conquistador domina un pueblo extranjero, es
decir, como alguien que es ajeno a la naturaleza, sino que formamos partede el la con nuestra carne, nuestra sangre y nuestro c erebro, que nos
hal lamos en medio de el la y que tod o nuestro d om inio so bre la naturaleza
y la vent aja que en esto llevamo s a las dems cr iaturas c on siste en la
posibi l idad de l legar a conocer sus leyes y de saber apl icarlas
acertadamente.
No cabe duda de que cada da que pasa conocemos mejor las leyes de la
naturaleza y estamos en condiciones de prever las repercusiones prximas y
remotas de nuestras ingerencias en su marcha normal. Sobre todo desde los
formidables progresos conseguidos por las ciencias naturales durante el siglo
actual, vamos aprendiendo a conocer de antemano, en medida cada vez
mayor, y por tanto a dominarlas, hasta las lejanas repercusiones naturales, por
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lo menos, de nuestros actos ms habituales de produccin. Y cuanto ms
ocurra esto, ms v olv ern los hom bres, no s olamente a sen tirse, sin o a
sabers e part e integ rante d e la n aturaleza y ms imposible se n os revelar
esa absurda y antinatural representacin de un antagonism o entre el
espritu y la m ateria, el homb re y la n aturaleza, el alma y el cuerpo, como
la que se apoder de Europa a la cada de la antigedad clsica, llegando a suapogeo bajo el cristianismo.
Y esto lo dice Engels en el ao 1875! Su pensamiento dialctico le permitecomprender fcilmente el ecologismo. El marxismo tambin es ecologista! El propioMarx dice en El Capital:
En la agricultura, lo mismo que en la manufactura, la transformacin capitalista
de la produccin parece no ser otra cosa que el martirologio del productor; el
medio de trabajo, apenas la forma de domar, explotar y empobrecer al
trabajador; la combinacin social del trabajo, la opresin organizada de su
vitalidad, su libertad y su independencia individuales. La dispersin de los
trabajadores agrcolas en superficies ms extensas quiebra su fuerza de
resistencia, en tanto que la concentracin aumenta la de los obreros urbanos.
En la agricultura moderna, al igual que en la industria de las ciudades, el
crecimiento de la productividad y el rendimiento superior del trabajo se
adquieren al precio de la destruccin y la aniquilacin de la fuerza de trabajo.
Adems, cada progreso de la agricultura capitalista es un progreso, no solo en
el arte de explotar al trabajador, sino tambin en el de despojar el suelo. Cada
progreso en el arte de acentuar su fertilidad durante un tiempo, un progreso en
la ruina de sus recursos duraderos de fertilidad. Cuanto ms se desarrolla un
pas, por ejemplo Estados Unidos, sobre la base de la gran industria, msrapidez presenta el desarrollo de ese proceso de destruccin. Por consiguiente,
la pro du ccin capitalista s lo desarro lla la tcni ca y la com bin acin del
proc eso social al mismo tiempo q ue agota las dos fuentes de las cuales
brota to da riqu eza: la t ierra y el trabajador.
La dialctica nos permite ser conscientes de que influimosen la naturaleza y de questa influye tambin en nosotros. Esto ya lo saban, por supuesto, todas las tribusprimitivas que vivan en contacto directocon el mundo natural. Pero no del modo tanconsciente en que puede llegar a saberse cuando el ser humano adopta el
pensamiento dialctico que, adems, le permite conocer las leyes naturales y saberaplicarlas acertadamente. El marxismo ya prevea las posibles consecuenciasecolgicas de un desarrollo incontrolado (como es el que provoca inevitablemente elcapitalismo, la anarqua econmica). Slo cuando las nefastas consecuencias denuestro desarrollo empezaron a ser evidentes (esperemos que no irreversibles) en lanaturaleza, all por los aos 60 del pasado siglo XX, la humanidad empez aconcienciarse seriamente sobre el problema ecolgico. Sin embargo, an en nuestrosdas los hay quienes lo niegan. Y, lo que es peor, aun siendo conscientes delproblema, no se toman las medidas necesarias. El capitalismo salvaje est poniendoen peligro de extincin al planeta y a todas las especies vivas que habitan en l,incluido el ser humano. El capitalismo atenta contra la sociedad humana y su hbitat!El capitalismo no sirve a los intereses generales, incluso atenta contra ellos, contra losms elementales, como la supervivencia. El materialismo histrico, es decir, el
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materialismo dialctico aplicado a la sociedad humana, ya prevea a mediados delsiglo XIX el problema ecolgico que ahora padecemos en el siglo XXI. Cuando unateora es capaz no slo de explicar el presente o el pasado, sino que, adems, permiteentrever el futuro, es que entonces, muy probablemente, es vlida. Una teoracientfica que explica satisfactoriamente la realidad y que incluso la prev mejor que
otras teoras o modos de pensar, ha de ser forzosamente considerada como la mejor.Esto es la esencia del mtodo cientfico. En la ciencia la realidad manda, sta es laque lleva a cabo la seleccin natural de las mejores ideas, aquellas que mejorconcuerdan con la prctica, con lo observado realmente.
Como ya mencion, Marx en el prlogo de Contribucin a la crtica de la economapoltica, nos resume de una manera bastante clara la concepcin materialista de lahistoria. Vale la pena reproducir ntegramente el famoso prrafo:
Mi primer trabajo, emprendido para resolver las dudas que me asaltaban, fue
una revisin crtica de la filosofa hegeliana del derecho, trabajo cuya
introduccin vio la luz en 1844 en los Anales franco-alemanes, que se
publicaban en Pars. Mi investigacin desembocaba en el resultado de que,
tanto las relaciones jurdicas como las formas de Estado, no pueden
comprenderse por s mismas ni por la llamada evolucin general del espritu
humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales de
vida cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y
franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de sociedad civil, y que la anatoma
de la sociedad civil hay que buscarla en la economa poltica. En Bruselas, a
donde me traslad en virtud de una orden de destierro dictada por el seor
Guizot, hube de proseguir mis estudios de economa poltica, comenzados en
Pars. El resultado general a que llegu y que, una vez obtenido, sirvi de hiloconductor a mis estudios, puede resumirse as: en la produccin social de su
vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e
independientes de su voluntad, relaciones de produccin, que corresponden a
una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El
conjunto de estas relaciones de produccin forma la estructura econmica de la
sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurdica y
poltica y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El
mo do d e produc cin de la vida material condicion a el proceso d e la vida
so cial, poltica y espiritu al en general. No es la c on cienc ia del homb re la
que determina su ser, sino, por el con trario, el ser social es lo qu edetermina su conciencia.Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las
fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de
produccin existentes, o, lo que no es ms que la expresin jurdica de esto,
con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta
all. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se
convierten en trabas suyas. Y se abre as una poca de revolucin social. Al
cambiar la base econmica, se revoluciona, ms o menos rpidamente, toda la
inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas
revoluciones, hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos
en las condiciones econmicas de produccin y que pueden apreciarse con laexactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurdicas, polticas,
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religiosas, artsticas o filosficas, en una palabra, las formas ideolgicas en que
los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y
del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que l piensa de
s, no podemos juzgar tampoco a estas pocas de revolucin por su
conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por
las contr adicciones d e la vida material, por el confl icto existente entre las
fuerzas product ivas sociales y las relaciones de produccin. Ninguna
formacin social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas
productivas que caben dentro de ella, y jams aparecen nuevas y ms altas
relaciones de produccin antes de que las condiciones materiales para su
existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso,
la humanidad se propone siempre nicamente los objetivos que puede
alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre que estos objetivos
slo brotan cuando ya se dan o, por lo menos, se estn gestando, las
condiciones materiales para su realizacin. A grandes rasgos, podemos
designar como otras tantas pocas de progreso, en la formacin econmica dela sociedad, el modo de produccin asitico, el antiguo, el feudal y el moderno
burgus. Las relaciones burguesas de produccin son la ltima forma
antagnica del proceso social de produccin; antagnica, no en el sentido de
un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las
condiciones de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se
desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las
condiciones materiales para la solucin de este antagonismo. Con esta
formacin social se cierra, por tanto, la prehistoria de la sociedad humana.
Marx demostr la validez de su mtodo, sucintamente explicado en las lneasanteriores, explicado ms extensamente sobre todo en el captulo primero de Laideologa alemana, analizando el sistema econmico burgus en la obra mencionadaContribucin a la crtica de la economa polticay sobre todo en El Capital. Sus anlisisde ciertos episodios histricos como El 18 brumario de Lus Bonaparte o La guerra civilen Francia, estn impregnados de materialismo histrico. Engels, en su libro LudwigFeuerbach y el fin de la filosofa clsica alemana , al cual aadi en el apndice undocumento de apenas dos pginas titulado Las tesis sobre Feuerbachescrito por Marxpara su autoesclarecimiento, sistematiz el mtodo materialista dialctico para explicarla historia de la sociedad humana. As como Marx no pudo dedicar suficiente tiempopara explicar su mtodo, el materialismo histrico, sustentado en la dialctica
materialista, probablemente desbordado por todo su trabajo terico y prctico (noolvidemos que no pudo acabar su principal obra El Capital), Engels, afortunadamente,s pudo desempear una importante labor pedaggica.
Henri Lefebvre en Introduccin al marxismonos explica de esta manera tan sencilla(aqu es cuando alguien demuestra su verdadero talante pedaggico: en la capacidadde expresarse de manera sencilla, en la capacidad de ser entendido por cualquiera) enqu consiste el materialismo histrico:
Aunque es verdad que en el curso de su desarrollo la conciencia y el
pensamiento se liberan de las relaciones inmediatas y locales (relaciones
simples con el medio), jams se separan de ellas. Admitirlo sera aceptar la
ilusin ideolgica e idealista! La extensin y la profundizacin de la conciencia,
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la aparicin y el fortalecimiento del pensamiento racional se hallan tambin
condicionados por las relaciones sociales (por el desarrollo de las
comunicaciones y el cambio, por la vida social que se organiza y se concentra
en las grandes ciudades comerciales e industriales etctera). Pero qu son
esencialmente esas relaciones sociales? Ciertamente son, y as se nos
presentan, sobre todo en nuestra poca, extremadamente complejas. Esposible separar de su entrelazamiento relaciones fundamentales? Es posible
distinguir, para usar una metfora, pisos o sedimentos sucesivos sobre una
base?
Marx y los marxistas afirman que s. Hay relaciones fundamentales; el edif ic io
de toda sociedad reposa sob re una base. En una casa, ciertamente, lo que
importa son los pisos, las piezas habitables. Pero es sta una razn para
despreocuparse de la base y de los cimientos, para olvidar que estos cimientos
determinan la forma, la altura, la estructura del edificio, es decir, las grandes
lneas esenciales (aunque dejando indeterminados los mltiples detalles y msan las ornamentaciones)? Pensar de otro modo es creer que se puede
comenzar una casa por el techo y terminarla por la base. Pensar que en una
sociedad las ideas son fundamentales, es creer que porque las ventanas son
necesarias y dan luz a las piezas constituyen la causa de la casa.
Las relaciones fundamentales para toda sociedad son las relaciones con
la naturaleza. Para el hom bre la relacin con la natu raleza es fun damen tal,
no porq ue siga siendo u n s er de la naturaleza (interpretacin falaz del
material ismo his trico) sino, por el con trario, porque lucha co ntra el la.En
el curso de esta lucha, pero en las condiciones naturales, arranca a la
naturaleza lo que necesita para mantener su vida y superar la vida
simplemente natural. Cmo? Por qu medios? Por el trabajo, mediante los
instrumentos de trabajo y la organizacin del trabajo.
As y slo as los hombres producen su vida, es decir superan la vida animal
(natural), aunque no pueden evidentemente liberarse de la naturaleza por un
decreto soberano. Los hombres no superan la naturaleza ms que dentro de
ciertos lmites, y en las condiciones determinadas por la naturaleza misma
(clima, fertilidad del suelo, flora y fauna naturales, etc.).
Las relaciones fund amentales de toda sociedad humana son po r lo tanto
las relaciones de prod uccin. Para llegar a la estructura esencial de unasociedad, el anlisis debe descartar las apariencias ideolgicas, los
revestimientos abigarrados, las frmulas oficiales, todo lo que se agita en la
superficie de esa sociedad, todo el decorado: debe penetrar bajo esa superficie
y llegar a las relaciones de produccin o sea las relaciones fundamentales del
hombre con la naturaleza y de los hombres entre s en el trabajo.
[]
Las relaciones superiores y complejas que se expresan en la cultura implican y
presuponen las relativamente simples relaciones de produccin; esas
relaciones complejas no pueden introducirse desde afuera en la estructura de
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una sociedad; no pueden por lo tanto separarse de ella y estudiarse
aisladamente.
El desarrol lo d e las fuerzas p rodu ct ivas, sus gr ados, niveles alcanzados,
t ienen por lo tanto u na impor tancia histrica fundamental: constituyen el
fundamento del ser social del hombre en un momento dado, y, porconsiguiente, de las modalidades de su conciencia y de su cultura.
Engels en una carta a Jos Bloch escrita en 1890 (cuando Marx ya haba muerto)tiene que aclarar la concepcin materialista (dialctica) de la historia por parte delmarxismo:
Segn la concepcin materialista de la historia, el factor determinante en la
historia es, en ltima instanc ia, la produccin y la reproduccin de la vida real.
Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca nada ms. Si alguien desnaturaliza esta
posicin en el sentido de que el factor econmico es el nico determinante, lo
transforma en una frase hueca, abstracta, absurda. La situacin econmicaes la base, pero los d iversos elementos d e la sup erestructura: las formas
polticas de la lucha de clases y sus resultados las Constituciones
establecidas una vez la batalla ganada por la clase victoriosa, etc., - las formas
jurdicas, e incluso los reflejos de todas estas luchas reales en el cerebro de los
participantes, teoras polticas, jurdicas, filosficas, concepciones religiosas y
su desarrollo ulterior en sistemas dogmticos, ejercen igu almente su accin
sob re el curso d e las luchas histricas y, en much os casos , determinan
de modo preponderante su forma. Hay interaccin de todos estos
factores, en el interior de la cual el movimiento econmico acaba por abrirse
camino como una necesidad, a travs de una multitud infinita de contingencias(es decir, de cosas y de acontecimientos cuya ligazn interna entre s es tan
lejana o tan difcil de demostrar que podemos considerarla como inexistente y
no tomarla en consideracin). Si no, la aplicacin de la teora a cualquier
perodo histrico sera, a fe ma, ms fcil que la resolucin de una simple
ecuacin de primer grado.
Somos nosotros mismos quienes hacemos nuestra his tor ia, pero la
hacemos , en primer lugar con arreglo a premisas y con dicion es muy
con cretas. Entre el las, son las econmicas las q ue deciden en lt ima
instan cia. Pero tambin desempean su p apel, aunq ue n o sea dec isi vo ,
las c ondicio nes polticas, y hasta l a tradici n, que merodea como un
duende en las cabezas de los hombres.
[]
La historia se hace de tal modo, que el resultado final siempre deriva de los
conflictos entre muchas voluntades individuales, cada una de las cuales, a su
vez, es lo que es por efecto de una multitud de condiciones especiales de vida;
son , pues, innumerables fuerzas qu e se entrecruzan las un as con las
otras, un grupo infinito de paralelogramos de fuerzas, de las que surge una
resultante --el acontecimiento histrico--, que a su vez, puede considerarse
producto de una fuerza nica, que, como un todo, acta sin conciencia y sin
voluntad. Pues lo que uno quiere tropieza con la resistencia que le opone otro,
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y lo que resulta de todo ello es algo que nadie ha querido. De este modo, hasta
aqu toda la historia ha discurrido a modo de un proceso natural y sometida
tambin, sustancialmente, a las mismas leyes dinmicas. Pero del hecho de
que las distintas voluntades individuales --cada una de las cuales aparece
aquello a que le impulsa su constitucin fsica y una serie de circunstancias
externas, que son, en ltima instancia, circunstancias econmicas (o las suyaspropias personales o las generales de la sociedad)-- no alcancen lo que
desean, sino que se fundan todas en una media total, en una resultante comn,
no debe inferirse que estas voluntades sean = 0. Por el contrario, todas
contribuyen a la resultante y se hallan, por tanto, incluidas en ella.
Plejnov ya adverta en 1896 sobre la interpretacin simplista que se haca delmaterialismo histrico por parte de muchos marxistas:
En el terreno de la ideologa hay muchos fenmenos que slo se pueden
explicar indirectamente por la influencia del movimiento econmico. Es algo
que olvidan frecuentemente no slo los adversarios, sino tambin los
partidarios de la teora histrica de Marx.
[]
Si los filsofos del siglo XVIII recordaban que el hombre es un producto del
medio ambiente social, negaban a la opinin pblica, la cual, segn decan,
rega al mundo, toda influencia sobre ese medio. Su lgica tropezaba a cada
paso con uno u otro aspecto de esta antinomia. El materialismo dialctico la
resuelve fcilmente. Para los m aterialis tas d ialcti co s la op in in de los
hom bres dir ige efect ivamente el mu ndo, puesto que en el hombre, como
dice Engels, todas las fuerzas motrices de sus acciones deben
necesariamente pasar por su cerebro, transformarse en mviles de su
voluntad. Esto no impide que la opinin pblica tenga sus races en el
medio s ocial y , en ltim o anlisis, en las r elaciones econ micas;
asimismo, no impide que toda opinin pblica dada envejezca en
cuanto el mod o de pr odu ccin que la ha creado empieza a envejecer. La
economa forma a la opinin pblica que, a su vez, dirige al mundo.
Muchos marxistas en la actualidad cometen el mismo error que los filsofos del sigloXVIII que, presos de un materialismo metafsico, negaban la opinin pblica, es decir
las ideas como posibles causas, por lo menos inmediatas. Esos marxistas aplican unmaterialismo insuficiente consistente en buscar slo las causas ms inmediatas,superficiales, directas, de los acontecimientos y dado que son materialistas sepreocupan slo de las condiciones materiales, sobre todo de las econmicas. Nieganlas influencias de las ideas porque se olvidan de que stas a su vez estn enraizadasen las condiciones materiales. Esos marxistas no profundizan, se quedan en lasuperficie. De esta manera pecan ellos mismos de idealistas pues aslan las ideas delas condiciones materiales, se olvidan de que todas las ideas se enrazan en lascondiciones materiales de existencia. Pecan de metafsicos, pues se olvidan de lainterrelacin entre los factores, se olvidan de que las causas se convierten en efectos
y viceversa, se olvidan de que las condiciones materiales de existencia actuales sontambin influenciadas por las del pasado (que en el presente toman tambin la forma
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de ideas), se olvidan de que las ideas del presente son influenciadas por lascondiciones materiales del presente. Se olvidan de que las condiciones materiales deexistencia se transforman en ideas y viceversa. Las ideas y las condiciones materialesde existencia son en verdad dos formas de lo mismo. Como dice Plejnov: La idea noes otra cosa que la materia trasladada y traducida en el cerebro humano. Si hacemos
un smil con la ciencia fsica, podemos equiparar las ideas a la energa y lascondiciones materiales a la materia. Como demostr Einstein, la energa y la materiason dos formas de lo mismo, se intercambian. Esto se resume en su famosa ecuacinE=mc2. Lo mismo podemos decir de las ideas y de las condiciones materiales deexistencia, con la salvedad de que en ltimainstancia el origen est en la materia. Loque nos dice el materialismo dialctico, un materialismo ms elaborado, msevolucionado, es que la fuente de todo es lo material, pero que lo material setransforma en inmaterial y ste en material, y as sucesivamente. Negar la influenciade las ideas es negar al propio marxismo, es tergiversarlo. Marx dijo que cuando unaidea se apodera de las mentes de las masas, se convierte en una fuerza material.Los
materialistas metafsicos se olvidan de que las ideas no son ms que otra forma demateria. Por tanto, al analizar los acontecimientos slo se preocupan de ciertascondiciones materiales (las que en el momento de su anlisis an no han tomado laforma de ideas) y se olvidan de otras (las que han tomado forma de ideas). Elmaterialismo dialctico tiene en cuenta la interrelacin entre las ideas y lascondiciones materiales de existencia por un lado, y la influencia del pasado sobre elpresente, por el otro lado. Da explicaciones mejores de los acontecimientos porquetiene una visin de conjunto, porque considera todas las partes y sus relaciones,porque considera la naturaleza dinmicade la historia.
Como nos recuerda Gyrgy Lukcs en Historia y conciencia de clase, lo que distingueal marxismo respecto de la ideologa y ciencia burguesas es su concepcintotalizante, adems de en el hecho de enraizarlo todo, en ltima instancia, en lomaterial, en la economa en el caso de la sociedad humana:
No es la preponderancia de los motivos econmicos en la expl icacin de
la historia lo que dist in gue de manera decisiva al marxismo de la ciencia
burg uesa; es el punto de vista de la total idad.La categora de la totalidad, la
dominacin, determinante y en todos los dominios, del todo sobre las partes,
constituye la esencia que el mtodo de Marx ha tomado de Hegel y que l
transform de manera original para convertirlo en fundamento de una ciencia
totalmente nueva. La separacin capitalista entre el productor y el procesoglobal de la produccin, la fragmentacin del proceso de trabajo en partes que
dejan de lado el carcter humano del trabajador, la atomizacin de la sociedad
en individuos que producen sin plan y sin concierto, etc., todo esto tena
necesariamente que ejercer tambin una influencia profunda en el
pensamiento, la ciencia y la filosofa del capitalismo. Y lo que hay de
fundamentalmente revolucionario en la ciencia proletaria, no es slo que ella
oponga a la sociedad burguesa contenidos revolucionarios, sino que es, en
primersimo lugar, la esenc ia revo lu cio nari a del mtodo en s. El remado de
la categora de totalidad es el portador del principio revolucionario en la ciencia.
El carcter revolucionario de la dialctica hegeliana sin perjuicio de los
contenidos conservadores que tiene en Hegel ya haba sido reconocido
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muchas veces antes de Marx, sin que pudiera desarrollarse, partiendo de ese
conocimiento, una ciencia revolucionaria. Solamente con Marx pudo la
dialctica hegeliana devenir, segn la expresin de Herzen, un lgebra de la
revolucin. Pero no ocurri as simplemente en virtud de la inversin
materialista. Ms bien se puede decir que el principio revolucionario de la
dialctica hegeliana slo pudo manifestarse en esa inversin y por ella porquefue salvaguardada la esencia del mtodo, es decir, el punto de vista de la
totalidad, la consideracin de todos los fenmenos parciales como momentos
del todo, del proceso dialctico captado como unidad del pensamiento y de la
historia. El mtodo dialcti co en Marx apunt a al c on oc im ient o d e la
sociedad como totalidad.Mientras que la ciencia burguesa atribuye, bien sea,
por realismo ingenuo, una realidad, bien sea, de manera crtica, una
autonoma a las abstracciones necesarias y tiles desde el punto de vista
metodolgico para las ciencias particularesque resultan por una parte de la
separacin entre los objetos de la investigacin y, por otra, de la divisin del
trabajo y de la especializacin cientficas, el marxismo, en cambio, rebasa esasseparaciones elevndolas y bajndolas al rango de momentos dialcticos. El
aislamiento por abstraccin de los elementos tanto de un dominio de
investigacin como de grupos particulares de problemas o de conceptos en el
interior de un dominio de investigacin, es ciertamente inevitable. Sin embargo,
lo decisivo es saber si ese aislamiento es solamente un medio para el
conocimiento del todo, es decir, si se integra siempre en un justo contexto de
conjunto que l mismo presupone y requiere, o bien si el conocimiento
abstractodel dominio parcial aislado conserva su autonoma, sigue siendo
un fin para s. Para el marxismo, en ltimo anlisis, no existen ciencia jurdica,
economa poltica, historia, etc., autnomas; solamente hay una ciencia,histrica y dialctica, nica y unitaria, del desarrollo de la sociedad como
totalidad.
El punto de vista de la total idad no determina solamente al objeto,
tamb in d etermin a al sujeto del c ono cim iento. La ciencia burguesa de
manera conciente o inconciente, ingenua o sublimadaconsidera siempre los
fenmenos sociales desde el punto de vista del individuo. Y el punto de vista
del individuo no puede llevar a ninguna totalidad; todo lo ms puede llevar a
aspectos de un dominio parcial, las ms de las veces a algo solamente
fragmentario: a hechos sin vinculacin recproca o a leyes parciales
abstractas. La totalidad slo puede plantearse si el sujeto que la plantea es
tambin una totalidad; si el sujeto, para pensarse l mismo, se ve obligado a
pensar el objeto como totalidad. Este punto de vista de la totalidad como sujeto,
solamente las clases lo representan en la sociedad moderna. Marx, quien
considera todo problema desde este ngulo, particularmente en El Capital, ha
corregido aqu a Hegel (el cual vacila todava entre el punto de vista del gran
hombre y el del espritu abstracto del pueblo) de una manera an ms
decisiva y fecunda aunque mucho menos comprendida por su sucesores
que en la cuestin del idealismo o el materialismo.
La economa clsica, y todava ms sus vulgarizadores, han consideradosiempre la evolucin capitalista desde el punto de vista del capitalista individual
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y por eso se han enredado en una serie de contradicciones insolubles y de
falsos problemas. En El Capital, Marx rompe radicalmente con este mtodo. No
es que l considere como un agitador cada momento directa y
exclusivamente desde el punto devista del proletariado. Una actitud tan
unilateral slo podra dar origen a una nueva economa vulgar con signos, por
decirlo as, invertidos. Ms bien es que l considera los pro blemas de toda la
sociedad capital ista como prob lemas de las clases que la cons t i tuyen, la
clase de los capitalistas y la de los pro letarios, captadas como conjun tos.
En qu medida se proyecta as una luz enteramente nueva sobre una serie de
cuestiones, cmo surgen nuevos problemas que la economa clsica no poda
siquiera percibir y an menos resolver, cmo quedan reducidos a nada muchos
de esos falsos problemas, son cuestiones que no podemos estudiar aqu, pues
estas lneas slo tienen por objeto el problema del mtodo. Slo queremos
llamar insistentemente la atencin sobre las dos condiciones previas de un
tratamiento verdico y no ldico, como en los epgonos de Hegel del
mtodo dialctico, sobre la exigencia de la totalidad a la vez como objetopuesto y como sujeto ponente.
La historia de la humanidad, por lo menos hasta el presente, tal como nos explicaMarx, como consecuencia de aplicar su mtodo, el materialismo dialctico, es antetodo la historia de la lucha de clases. Lo cual tampoco significa que los individuos nopinten nada. En su concepcin metafsica del materialismo, muchos marxistas queanalizan la historia obvian algunos factores que aunque se pueda discutir si son losms importantes o no, tambin cuentan. Me refiero al hecho de que ciertos individuosinfluyen en los acontecimientos histricos de manera nada despreciable. A esterespecto dejemos que Plejnov nos explique en qu medida los individuos influyen enla historia, como as hace en su libro El papel del individuo en la historia:
La causa determinante de las relaciones sociales reside en el estado de las
fuerzas productivas. Este estado depende de las particularidades individuales
de diferentes personas, nicamente, en el sentido de una mayor o menor
capacidad de tales individuos para impulsar los perfeccionamientos tcnicos,
descubrimientos e inventos.
[...]
Pero ninguna otra particularidad probable garantiza a personas aisladas el
ejercicio de una influencia directa en el estado de las fuerzas productivas y, por
consiguiente, en las relaciones sociales por ellas condicionada, es decir, en las
relaciones econmicas. Cualesquiera que sean las particularidades de un
determinado individuo, ste no puede eliminar unas determinadas relaciones
econmicas cuando stas corresponden a un determinado estado de las
fuerzas productivas. Pero las particularidades individuales de la personalidad,
la hacen ms o menos apta para satisfacer las necesidades sociales que
surgen en virtud de unas relaciones econmicas determinadas o para oponerse
a esta satisfaccin.
[...]
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Gracias a las particularidades de su inteligencia y de su carcter, las
personalidades influyentes pueden hacer variar el aspecto individual de los
acontecimientos y algunas de sus consecuencias particulares, pero no pueden
alterar su orientacin general, que est determinada por otras fuerzas.
Por si queda alguna duda sobre la importancia del individuo y de los factoressubjetivos en la historia, el marxista Alan Woods nos recuerda:
Existen momentos histricos en que todos los factores objetivos necesarios
para la revolucin han madurado y, por tanto, el factor subjetivo su
preparacin consciente, la direccin revolucionaria se convierte en el factor
decisivo. En esos momentos todo el proceso histrico depende de la actividad
de un pequeo grupo de personas o, incluso, de un solo individuo.
Gustave Le Bon, a pesar de tener una visin excesivamente idealista de la historia dela sociedad humana, es decir, a pesar de despreciar los factores objetivos frente a los
subjetivos, y a pesar de su nada disimulada aversin al socialismo, dice algunas cosasinteresantes en su libro Psicologa de las revoluciones(el cual se centra sobre todo enanalizar la Revolucin francesa, para hacer una demoledora crtica de la misma), noshabla de la importancia de los factores psicolgicos de las masas, de la importancia delos sentimientos, del credo:
Una revolucin puede, finalmente, hacerse credo, pero es frecuente que
comience bajo la accin de motivos perfectamente racionales: la supresin de
abusos intolerables, la eliminacin de un gobierno desptico detestado o de un
soberano impopular, etc.
Si bien el origen d e una revolucin pu ede ser perfectamente racional, no
debemos olvidar qu e las razones invoc adas para prepararla no ejercen
una inf luencia sobre las masas hasta tanto no s e hayan transformado en
sent imientos. La lgica racional puede sealar los abusos que han de ser
destruidos, pero, para movi l izar a la mult i tud, hay que