Top Banner

of 84

El Instante Agonico_Libro III

Jul 07, 2015

Download

Documents

osanaexcelen
Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript

Arte y Diseo: Oswaldo Snchez

OsanaSoft

Agosto 2011Lo fantstico en la obra literaria se manifiesta, ms que por la narracin de eventos extraordinarios o sobrenaturales, por la presencia de fuerzas que envuelven ese otro orden oculto y misterioso.

2

Mara Luisa Rosenblat

El monstruo de pronto est all, como la ms enigmtica de las presencias, como una irrupcin inesperada, o temida, en un horizonte de

reconocimientos. Y su presencia es, en ese horizonte, la violenta revelacin de una quebradura, la

desbordada manifestacin de una extraez. Vctor Bravo

A mi familia y amigos

3

CONTENIDO Epgrafe dedicatoria Introduccin La Alteridad y lo Fantstico La Vida como Excusa..............................................14 El Instante Agnico..............................................19 La Alteridad.......................................................................................................................40 Lo Fantstico.....................................................................................................................47 El Mal Formas Representativas del Mal......................................................................................56 El Mal como ente aniquilador de Sujeto....62 Intertextualidad Comparacin Intertextual entre Horacio Quiroga y Edgar Allan Poe.....................................................................................................................68 Vida de Horacio Quiroga y Edgar Allan Poe.....................................................................69 Comparacin de algunos ensayos de Horacio Quiroga y Edgar Allan Poe......................74 Comparacin de algunos cuentos de Horacio quiroga y Edgar Allan Poe.......................79 Comparacin de la vida personal y de algunos textos de Horacio Quiroga y Franz Kafka.......................................................................85 Dos Formas de Escritura Razones por las cuales Horacio Quiroga adopta dos formas de escritura.....94 Primaca de una de esas dos formas de escritura en Horacio Quiroga..................................................................................97 Bibliografa...67

4

CONTENIDO Epgrafe dedicatoria Introduccin La Alteridad y lo Fantstico La Vida como Excusa...........................................(14) El Instante Agnico ..........................................(19) La Alteridad ............................................................................................................ (40) Lo Fantstico ........................................................................................................... (47)

El Mal Formas Representativas del Mal ............................................................................. (56) El Mal como ente aniquilador de Sujeto.. (62)

Intertextualidad Comparacin Intertextual entre Horacio Quiroga y Edgar Allan Poe.....................................................................................................(68) Vida de Horacio Quiroga y Edgar Allan Poe ...................................................(69) Comparacin de algunos ensayos de Horacio Quiroga y Edgar Allan Poe ............ (74) Comparacin de algunos cuentos de Horacio quiroga y Edgar Allan Poe ............. (79) Comparacin de la vida personal y de algunos textos de Horacio Quiroga y Franz Kafka ..................................................................... (85) Dos Formas de Escritura Razones por las cuales Horacio Quiroga adopta dos formas de escritura ...... (94)

5

Primaca de una de esas dos formas de escritura en Horacio Quiroga..................................................................... (97

Bibliografa

INTRODUCCIN En ocasiones, la tragedia se centra en lo ms ntimo del hombre y lo lleva a la fatalidad de la muerte, se apodera de l, lo domina y lo derrumba ante un acontecimiento extrao, es decir, existen seres que en su transitar, en su cotidiano vivir experimentan cmo se va engendrando en ellos la tragedia, llegando un momento en que sta es tan fuerte que los aniquila. As es la vida del escritor que hoy nos ocupa, Horacio Quiroga.

6

Se podra decir que, a diferencia del comn de los seres humanos, Quiroga fue un hombre que vivi abrazado por lo trgico, desde que la luz lleg a sus ojos hasta que sta se apag para siempre. Pareciera que el universo se hubiese confabulado contra l, pues segn sus bigrafos, lo trgico irradia en toda su existencia personal, y estas experiencias se hacen presentes en su obra literaria, ya que lo trgico est reflejado en el espritu de sus textos narrativos. Toda la obra de Quiroga es una definicin de su yo imaginario, () Si se recorren los textos de Quiroga, si se busca la verdad escondida bajo la irona, si se comparan los smbolos utilizados, percibimos que la vida est en cierto punto articulada en los cuentos. (FUENMAYOR, V, 1998, 51, 52). El planteamiento de Fuenmayor corrobora, en cierto sentido, una de las ideas que se desarrollar en esta investigacin, pues literalmente el autor no expresa su vida personal a travs de sus personajes, sin embargo, las constantes (temtica, acciones, ambiente fsico, etc) en toda su obra hacen posible la relacin entre autor-obra. Es decir, por esta presencia de elementos constantes puede deducirse en algn momento cierta delineacin del carcter, de la firme personalidad del autor. Horacio Quiroga nos ha llamado especialmente la atencin por la innegable calidad de su obra literaria; y es este aspecto, junto a la visin trgica lo que nos impulsa a interesarnos en dicho autor y a realizar este estudio. En la presente investigacin se har el anlisis textual e cuentos intertextual de siete de Horacio Quiroga, a saber: El hijo, El hombre muerto, A la deriva, La

insolacin, El almohadn de plumas, El regreso de Anaconda y Los destiladores de naranja. Estos textos fueron escogidos, por una parte, debido a la gran similitud que existe entre ellos y la experiencia personal vivida por m, es decir, estas narraciones poseen en su argumento fragmentos que fcilmente podran equipararse con mis vivencias en el campo, en las zonas rurales de Escuque, y las experiencias de los campesinos de mi propia familia, amantes de la caza y de la naturaleza.

7

Consideramos adems, que es all donde, a nuestro modo de ver, se centra con mayor agudeza el instante agnico, la alteridad y lo fantstico, aspectos stos que se persiguen en este estudio, y que son el eje central de esta investigacin. Nos parece pertinente aqu, realizar una comparacin entre estos textos y los de otros autores que trabajan estos temas, incluyendo la vida personal de los mismos. Narraciones tales como La mscara de la Muerte Roja y El Tonel amontillado de Edgar Allan Poe, y La metamorfosis de Franz Kafka, para verificar la similitud o la diferencia que existe entre estas narraciones. El procedimiento para llevar a cabo esta investigacin est basado en el anlisis crtico intratextual e intertextual de los cuentos mencionados y en la vivencia personal de los respectivos autores. Estos textos sern estudiados desde el punto de vista de sus caractersticas internas, su estilo, su organizacin, etc, (anlisis intratextual) y sern relacionados con otras narraciones ya sealadas (anlisis intertextual). Grard Genette, refirindose a las posibilidades que tiene el texto literario de transcenderse l mismo, y a las relaciones que establece ste con otros textos del mismo gnero, seala: La transtextualidad o transcendencia textual del texto (), como todo lo que pone al texto en relacin, manifiesta o secreta con otros textos. La transtextualidad sobrepasa ahora e incluye la architextualidad y algunos tipos ms de relaciones transtextuales. () me parece percibir cinco tipos de relaciones transtextuales. () La intertextualidad. entre (), dos o como ms una relacin es de

copresencia

textos,

decir,

eidticamente y frecuentemente como la presencia efectiva de un texto en otro. (GENETTE, G, 1982, 9, 10). A travs de estas relaciones que se establecen en el texto y de ste con otros textos se persigue encontrar los temas que son objeto de este estudio. As como consideramos de suma importancia tomar en cuenta la parte biogrfica de los autores respectivos porque sus vidas personales guardan una estrecha relacin con lo plasmado en sus obras, ya que all se presenta como constante lo trgico y en la vida personal de

8

estos escritores la tragicidad es frecuente. Ya Bajtn lo ha sealado, al decir que el mundo circundante del autor est inmerso en la obra del mismo. Comparando la vida de estos escritores en referencia, son muchos los elementos y/o aspectos que los relacionan y que indudablemente van a estar en sus narraciones. Seala Vctor Fuenmayor haciendo referencia a la relacin dual que hay en la escritura de Horacio Quiroga: La biografa de Quiroga debe ser leda bajo un doble registro: el de una historia, de un horror de la vida y un destino tejido por los juegos de las palabras que criptan su existencia (1998, 25), en este sentido, se plantea aqu esa relacin que existe entre el autor y su obra. En sus cuentos bajo el signo de la fatalidad como sera pertinente llamar a estos textos en referencia, Quiroga plasma de cierta manera una pequea porcin de todo ese mundo oscuro y de experiencias de muerte que le toc vivir. Seala Emir Rodrguez Monegal (1976, 91), refirindose a ese aspecto: Pero el horror y la dureza (hay que insistir) no respondan a sdica perversin, a indiferencia por el sufrimiento ajeno, a mera lujuria verbal, sino al autntico horror que conoci l mismo en su propia vida y que marc tantos momentos de su existencia: la muerte de su padre, en un accidente de caza, cuando l tena apenas unos meses y estaba en brazos de su madre; el suicidio brutal de su padrastro al que casi le toc asistir cuando era un adolescente; el involuntario asesinato de uno de sus mejores amigos, Federico Ferrando, el nico de sus compaeros de bohemia que tambin tena genio potico. Como puede evidenciarse en lo que seala Rodrguez Monegal, la vida de Quiroga estuvo siempre acechada por acciones de muerte, es decir, su contacto con la muerte fue muy fuerte. Por ello, puede decirse que su obra literaria no es lo suficientemente expresiva de su vida personal, pues con todo el aspecto trgico que se perfila en sus cuentos no logra expresar la enormidad de la tragedia que conllev su transcurrir por el mundo y con la que cohabit. Horror, tragedia, mito, la vida misma de Quiroga parece un cuento de terror, un teatro oracular, una mitologa

9

personal. Esas tres primeras palabras se encuentran de una crtica a otra como si la vida misma de Quiroga se hubiese convertido en un gnero literario. () Es imposible escribir una biografa de Quiroga sin tener presente el espritu de conjunto de su obra. As veremos como utiliza las notas de su Diario del Viaje a Paris para elaborar algunos de sus cuentos () La obra de Quiroga puede ser considerada como la elaboracin de un exceso de personalidad. (FUENMAYOR, V, 1998, 23, 49). Parte de este trabajo de investigacin versa, sobre la concepcin de que, bajo la palabra escrita se esconde la vida personal del escritor en referencia, es decir, nuestro nimo se orienta hacia el anlisis de los textos tomando en cuenta el imaginario del escritor. El autor quizs, de una u otra forma quiso esculpir la tragedia de su vida en su obra, pero es ms grande su personal vivencia trgica que la que existe y viven los personajes en sus cuentos. Utilizando su entorno social crea su obra literaria. A partir de hechos que le han ocurrido al mismo escritor se genera lo literario, y en la escritura plasma los acontecimientos no exactamente como ocurrieron, pero s como materia gua. Se podra decir que Quiroga ve en su propia vida un potencial literario, el cual utiliza para su beneficio. Un aspecto importante que hay que destacar es el aporte que hace a la narrativa de su tiempo, pues se considera que Horacio Quiroga, con su forma de elaborar cuentos, crea una nueva esttica escritural, ya que rompe con un pasado literario existente e implanta nuevas leyes para hacer literatura, especialmente en la esttica del cuento. Tanto crea Quiroga en sus narraciones que propuso un Manual y un Declogo del Perfecto Cuentista, para dejar plasmado en el papel la forma cmo deberan elaborarse cuentos. Toda esta concepcin literaria, segn han explicado los crticos, surge de la experiencia que tuvo en su vida personal y artstica. Nos interesaba el ser humano y su destino() los dos tenamos un concepto libertario de la libertad del hombre, y tanto l como yo lo hemos expuesto en nuestras obras () independientemente de cual ha sido su norma de conducta en la

10

vida, ese valor

aflora en lo ms genuino de su produccin.

(MARTNEZ. E, E, 1968, 73). Martnez Estrada es un escritor que vivi muchos momentos junto a Quiroga; l lo conoca bastante, por ello sus palabras corroboran lo que hasta aqu hemos dicho: el entorno social y espiritual de Quiroga aflora en su obra literaria. Sus experiencias estn relacionadas con sus producciones literarias. El escritor en referencia vive en Misiones, una pequea poblacin que est en las fronteras entre Brasil, Argentina y Uruguay. Este es un sector selvtico, los seres que all viven son en su mayora campesinos que luchan da a da con la madre selva, y el ambiente de los cuentos que estamos estudiando es agreste, quin mejor que l para retratar en literatura ese espacio circundante, con el cual conviva y al que amaba. Los personajes de los cuentos de Horacio Quiroga presentan un mundo alucinante, es decir, los actantes se desenvuelven en su quehacer cotidiano. All encuentran la muerte pero justo minutos antes de que se produzca su deceso respectivo, encontramos que ellos se sumergen en una especie de submundo, donde todava viven, aunque por espacio de segundos. Aqu ellos experimentan la alucinacin, es ese instante agnico lo que sucede al lector y hace que ste se interese en la narracin. En esta investigacin, tomando en cuenta los relatos mencionados se verificar un aspecto relevante: el Mal considerado como puente entre la realidad y la ficcin. Es decir, cuando el Mal se apodera de los personajes, stos sufren un proceso de transformacin justo momentos antes de producirse su deceso final, lo que proporciona la alteridad y origina lo fantstico. Respecto de este punto el profesor Vctor Bravo (1993, 64, 76) seala: El Mal () es la expresin de una escisin, algo que es a la eliminarlo y ocupar su lugar. () Se constituye en el mbito otro que irrumpe o acecha en el mbito de las expectativas cotidianas. En este sentido, el Mal es visto como un ente que al presentarse aniquila al vez interior y extrao en el sujeto, irrumpe, aflora en el mbito del yo para intentar

personaje, es una entidad destructora del sujeto; generalmente se encuentra fuera de l,

11

pero el Mal en los cuentos en estudio, se va haciendo interior, a travs de una mordedura, incisin, bala, una insolacin, una succin, una luz ms transparente o cualquier efecto perturbador. El espacio que alberga a la malignidad es la naturaleza, es all donde l se erige como triunfador e invade el ambiente eliminando al sujeto. Cuando el Mal como ente hace contacto con el sujeto, se produce lo alterno: , la posibilidad de crear, un mbito otro respecto al mundo, es poner en escena la alteridad (BRAVO, V, 1993, 20), justo en este momento los personajes se sumergen en la alucinacin quebrando el orden lgico establecido. Cuando este lmite entre lo real y lo alterno es trastocado, se produce lo fantstico, tachndose uno de los dos mbitos. En las narraciones que aqu se estudian, el mbito fantstico sale triunfante, es decir, tacha al real, all se produce la desaparicin fsica del personaje. Seala Louis Vax (1979, 30); El relato fantstico nos presenta por lo general a un

hombre como nosotros, que habita el mundo real pero que de pronto se encuentra ante lo inexplicable (), lo fantstico se nutre del escndalo de la razn (), lo fantstico exige la irrupcin de un elemento sobrenatural en un modo sujeto a la razn. Segn este terico, lo fantstico es un desequilibrio en un mundo sujeto a la lgica, fundamentado en la equidad, en el raciocinio. En la normalidad natural se presenta un acontecimiento inslito que no se adapta al mundo real ni a la lgica, producindose un asombro en quien lo experimenta. Estos aspectos son los que queremos develar en los cuentos aqu analizados.

12

LA ALTERIDAD Y LO FANTASTICO La vida como Excusa Como hemos dicho en la introduccin, la vida del escritor Horacio Quiroga estuvo siempre marcada por la tragedia. Se podra decir que a diferencia de la mayora de los seres humanos, l fue un ser que vivi en los brazos de lo trgico, desde el mismo momento en que su vida comenzaba hasta su ltimo respiro. Primero hermano fue su padre quien se hiri de muerte es su

involuntariamente en una partida de caza; luego

mayor el que perece tambin en forma accidental.

El tercer golpe es siniestro: su padrastro que haba quedado casi del todo paraltico, acciona mediante el dedo de un pie el disparador de una escopeta cuyo can tena apoyado contra el rostro que cae destrozado frente a su hijastro. El cuarto resulta el ms absurdo, el ms desgarrador, porque es Quiroga mismo quien, en vspera de un duelo, da muerte aun amigo querido mientras examina una pistola. Y cuando se piensa adems, en el sbito deceso de la primera mujer del artista, en Misiones, y en el de l en un hospital de Buenos Aires, se acaba por vislumbrar una secreta eleccin, se siente como un smbolo esa persistencia oscura y aterradora de la muerte. Es a eso, a esa srdida serie, a lo que se hace referencia cuando se afirma que la vida de Horacio Quiroga fue una tragedia. (Murena H. A. El Horror, En A. Flores (Comp.) (1976). Aproximacin a Horacio Quiroga, p. 27).

13

Esta vida llena de la sombra de la muerte es capaz de enloquecer al ms fuerte. Sin embargo, Quiroga no se deja vencer y cada vez que cae vuelve a levantarse. Es terrible presenciar la agona y la muerte de otro ser. Colocarse en el lugar de Horacio Quiroga al vivir todos estos momentos y situaciones trgicas es asistir a la transformacin de un carcter y de una personalidad que an no est totalmente desarrollada, es decir, todos estos sucesos marcan el temperamento de cualquier ser. Siempre se ha considerado la adolescencia como la etapa ms difcil del ser humano por ser all donde se forma la mayor parte de la personalidad y el carcter del mismo. Cuando sucede el acontecimiento del suicidio de Ascencios Barcos, padrastro de Quiroga, ste es un adolescente. Lo que un hecho de esta naturaleza causa en la parte fsica y mental de cualquier persona es devastador, y ms an en la de uno que hasta hace poco ha sido nio y que todava no ha alcanzado el desarrollo completo. Tal vez por ello, se observa en Quiroga esa fisonoma huraa que siempre lo caracteriz. La muerte de su mejor amigo Federico Ferrando, es otra situacin que marca al escritor en referencia, aunque ya no es un adolescente, pues tiene veinticinco (25) aos aproximadamente, incide notablemente en su carcter. En relacin a este hecho seala No Jitrick Toda ndole de versiones ha llegado hasta nosotros acerca de la huraa de Horacio Quiroga. La gente que lo conoci, o conoci a gente que lo conoci, coinciden en afirmar que que los padres de antes de la muerte de Ferando era un joven amable y alegre, aunque Brignole y Delgado, recuerdan Mara Esther () le impidieron que la siguiera visitando a causa de su carcter irritable y enojadizo. (Jitrik, N. Soledad: Huraa, desdn y timidez. En A. Flores (Comp.) (1976). Aproximacin a Horacio Quiroga, p. 37). Jitrick deja cierta duda sobre la influencia de la muerte de Federico Ferrando en la manifestacin del carcter de Quiroga. Es cierto que este acontecimiento lo estremece, pues fue juzgado, y adems era su mejor amigo a quien haba dado muerte accidentalmente. Sea como fuere, todos estos hechos trgicos marcan la vida de Quiroga y lo convierten de una manera u otra en un ser poco social, que huye del bullicio, tanto as que ve a Misiones como el espacio ideal para vivir, alejado de la gente.

14

En el amor tambin Quiroga fracas, como seala Jitrick. Su primer amor no se logra, ya que su primera esposa se suicida, y la segunda lo abandona a su suerte. En la realidad, el amor fue, para Quiroga, siempre frustracin. Fueron frustrados su amor por Mara Esther (), su amor por la primera esposa, su amor por la tercera Mara () y el ltimo de los grandes amores de su vida, el que sinti por su segunda esposa.. (Conteris, H. El amor, la locura, la muerte En A. Flores (1976) Aproximaciones a Horacio Quiroga, 151). La parte espiritual, psquica, emocional del hombre, es sumamente importante, pues es all donde reside el equilibrio emocional del mismo, y Quiroga, segn Conteris y otros crticos, est casi destruido en su estructura elemental, ya que no logra aprehender y mantener sus idilios amorosos. Cuando cree que ha superado esa crisis existencial, vuelve a aparecer el amor en su vida: conoce a una joven de diecinueve (19) aos, cuando l contaba con unos cuarenta y dos (42) aos aproximadamente. Se casan, pero tal vez, por la distancia de edades entre ellos, caracteres y formas de pensar diferentes, hacen que esta relacin no funcione y la esposa lo abandona. Desde esta perspectiva, se puede decir que el escritor Horacio Quiroga conoce y vive el amor, pero no lo consolida. Finalmente enferma y le diagnostican cncer: aunque no se lo dicen, l, con su instinto para detectar la tragedia lo sospecha, recurriendo al cianuro como nico camino posible para encontrar el descanso. A su muerte, en las primeras horas de la maana del 19 de Febrero de 1937, en el Hospital de Clnicas de Buenos Aires, Horacio Quiroga estaba completamente solo. Consumido ya por el cncer, pone fin a su vida porque sabe que su destino en la tierra estaba cumplido. () , Quiroga dej el Hospital de Clnicas un da (), hizo la ronda de las dos o tres casas amigas, vio a la hija

15

(), entr a una farmacia a comprar cianuro y regres en la noche a su cuarto de enfermo. A la maana siguiente ya lo encontraron muerto. (Rodrguez M, E, 1976, 67, 83.). Como puede evidenciarse en lo anteriormente expuesto, la vida de este escritor uruguayo estuvo marcada por la tragedia y el amor frustrado. Su transcurrir en el mundo puede verse como una larga agona, traducida sta en sufrimiento, quizs por ello en algunos de sus cuentos, los personajes experimentan esa aguda agona antes de morir, es decir, se presenta en ellos esa resistencia y ese sufrimiento antes de su deceso final. Segn la cronologa presentada por Emir Rodrguez Monegal, en la edicin de la Fundacin Biblioteca Ayacucho (1981), los cuentos que en esta investigacin se estudian son los mejor logrados de Horacio Quiroga. En este sentido se puede decir que en ellos est, de alguna manera, el reflejo de su vida, y bien lo ha sealado Bajtn1, al afirmar que en todos los autores est reflejado su mundo circundante. Las narraciones de Horacio Quiroga escogidas para esta investigacin: El hijo (1928), en Los Desterrados; (1926), El hombre muerto (1920), El almohadn de plumas (1920), El regreso de Anaconda (1925), Los destiladores de naranja (1923), en El Salvaje (1920), A la Deriva (1912) y La insolacin (1908), en Cuentos de Amor de Locura y de Muerte (1917); son una pequea porcin de todo ese mundo de muertes trgicas que siempre hubo en su vida y que ya se ha mencionado en lneas anteriores. Por lo antes expuesto, consideramos que la vida personal de este autor rebasa su obra literaria, pues con todos los aspectos trgicos que poseen sus cuentos, no logran expresar todo lo funesto y fatal que conllev su existencia y con cuyas consecuencias vivi toda su vida. Seala Emir Rodrguez Monegal (1976, 92), despus de hacer referencia a lo acontecimientos trgicos presentes en la vida de Quiroga: Los cuentos de horror y de crueldad, vistos en esta perspectiva biogrfica, parecen liberaciones de sus pesadillas del sueo y de la vigilia. Demasiado sincero para ocultarse el horror del mundo, su crueldad sin sentido, o para buscar en su arte slo una va de escape, Quiroga prefiri explorar hasta los bordes

1

Mijal M. Bajtn. Problemas Literarios y Estticos. (1986, 45, 225).

16

mismos del delirio, hasta la fra desesperacin, esos abismos interiores. Acotamos que lo literario no le basta a Quiroga para expresar su tragedia porque la magnitud de las situaciones fatales que vive el escritor difcilmente se podran exponer en su totalidad con la escritura, y ms an la de un ser como el autor en referencia, que es un ser hurao, y a quien no le gustaba hablar de su existencia con nadie. Es cierto que la literatura es un medio de comunicacin que nos permite expresarnos pero hay cosas, deseos que sencillamente, aunque se quieran escribir son difciles de expresar. En este sentido nos atrevemos a decir que Quiroga en su obra, expres slo aquello que secreta e implcitamente pudo, lo que la misma literatura le permiti exponer.

EL INSTANTE AGNICO EN LOS CUENTOS: EL HIJO, EL HOMBRE MUERTO, A LA DERIVA, LA INSOLACIN, EL ALMOHADN DE PLUMAS, EL REGRESO DE ANACONDA Y LOS DESTILADORES DE NARANJA DE HORACIO QUIROGA.

Como ya se seal, en esta investigacin se estudiarn siete (7)

cuentos de

Horacio Quiroga, los arriba mencionados. Ellos estn relacionados con el destino del hombre; a saber, el ser debe cumplir ciertas etapas para llegar a su total desarrollo como son: nacer, crecer y morir. En todas estas narraciones: El hijo, El hombre muerto, A la deriva, La insolacin, El almohadn de plumas, El regreso de Anaconda y Los destiladores de naranja, se presenta el deceso del personaje, la ltima fase por la cual innegable e inevitablemente deben seres. Como en el resto de la produccin de Quiroga, la muerte est all siempre, y slo es posible salvarse de ella evitndola. Est en la reverberacin del sol, en el calor que todo lo invade, en el sufrimiento que implica ese desprenderse de la naturalidad del mundo. En la insolacin. (Bravo, V, 1993, 115). pasar todos los seres que nacen. Aqu el narrador se detiene a observar el instante agnico, el momento antes del fallecimiento que experimentan esos

17

Desde sus primeros relatos bajo el signo de la fatalidad, podemos observar que Quiroga siente una especie de obsesin por mostrar la agona del ser, el dolor que le produce al hombre alejarse del mundo donde ha vivido y se desenvuelve. En los cuentos en referencia, es presentado ese instante agnico desde distintos ngulos, es decir, revelndolo con toda su crueldad. En un cuento como "El hijo", apenas se sugiere el horror de la muerte. No hacen falta descripciones para mostrarnos que se ha producido la muerte o que se ha dado "la parada de un movimiento, la parada de los movimientos expresivos y de movimientos o procesos psicolgicos"2. La aniquilacin del sujeto se indica muy levemente. En ese instante no muy lejos suena un estampido- La SaintEtienne...- Piensa el padre al reconocer la detonacin. Dos palomas de menos en el monte... Sin prestar ms atencin al nimio acontecimiento el hombre se abstrae de nuevo en su tarea. (Quiroga, H, 1993, 295). Se presenta en el cuento citado una especie de atmsfera que hace vacilar al lector fueron palomas o el hijo quien muri? En este sentido existe una sugerencia del fin o trmino de la vida del personaje, una insinuacin de la parada de esos "movimientos expresivos" del ser. Aqu la agona no se centra en el personaje que muere, sino en el padre que enloquece por la prdida de su hijo: La cabeza al aire y sin machete, el padre va. Corta el abra de espartillo, entra en el monte, costea la lnea de cactus sin hallar el menor rastro de su hijo. (...). Y cuando el padre ha recorrido las sendas de caza conocidas y ha explorado el baado en vano, adquiere la seguridad de que cada paso que da en adelante lo lleva, fatal e inexorablemente, al cadver de su hijo. (...) Nada se ganara con ver el color de su tez y la angustia de sus ojos. Ese hombre an no ha llamado a su hijo. Aunque su corazn clama por l a gritos, su boca contina muda. Sabe2

Emmanuel Lvinas. La Mort et le Temps. (1991, 4)

18

bien que el solo acto de pronunciar su nombre, de llamarlo en voz alta, ser la confesin de su muerte. Chiquito!- se le escapa de pronto. Y si la voz de un hombre de carcter es capaz de llorar, tapmonos de misericordia los odos ante la angustia que clama en aquella voz. Nadie, nada ha respondido. Por las picadas rojas del sol, envejecido en diez aos, va el padre buscando a su hijo que acaba de morir. (Quiroga, H, 1993, 296). Cuando el padre tiene la certeza de que su hijo ha muerto se presenta en l la agona, es decir, toda la angustia que puede Esto lo sumerge en un estado de afliccin extrema. En el texto El hijo la agona tiene una variante, no es la angustia del que muere fsica y psicolgicamente, sino es la del padre, la tristeza, el pesar de alguien distinto (el padre), al tener la seguridad de la muerte de un ser amado, el deseo donde se da la agona del padre en su sufrimiento, mas no del que muere. La forma de dar a conocer la agona es diferente a la que se presenta en las dems narraciones en estudio, pues aqu la experimenta un personaje que no es el que muere. El narrador se centra en la alucinacin que produce el deceso de otro. En El hombre muerto tambin se sugiere el horror de la muerte; basta un pequeo resbaln y un machete que no debi estar en ese sitio para que comience la agona, el sufrimiento del personaje. El hombre est limpiando su bananal y al dar un mal paso, su machete se inserta en su costado (vientre). Todo se desenvuelve por un pequeo pero mortal resbaln. Ese ser racional est en su quehacer cotidiano, eso es lo que hace todos los das y, de repente, su compaero de siempre (el machete), lo traiciona. Se incluye como parte de s, pero lo aniquila. Tal vez Quiroga en este texto, con la manera de presentar la muerte del hombre, trata de decir que aunque se viva con y en la naturaleza, llega un momento en que sta puede ser fatal para la vida, porque el hombre y su machete en un campo prcticamente son uno, pero el objeto machete, al tocarlo, lo destruye. El foco narrativo en este texto est centrado en la agona del hombre que muere. El hombre mayormente vive de la naturaleza, pero llega un momento en que sta lo del padre por cambiar la realidad que lo est envolviendo y que es inesperada, lo hace alucinar. Es all experimentar un padre al reconocer irremediablemente que su adoracin, su tesoro, yace tendido, muerto en un alambrado.

19

destruye; esto es lo que sucede en el cuento El hombre muerto, el personaje todos los das de su vida est en contacto directo con la naturaleza, y el texto as lo seala, pero un da cualquiera se rompe la cotidianidad de la rutina y el ser es aniquilando. El narrador coloca toda su atencin en el sufrimiento de ese hombre que fue traicionado por el machete, instrumento de su quehacer diario. En los cuentos en estudio los sujetos se encuentran en sus labores cotidianas, generalmente inmersos en la selva, all se desarrollan y viven los personajes, ejecutando, realizando y viviendo con lo de siempre. Cuando se presenta un hecho inesperado como un arma mal accionada, una inadecuada pisada, una mordedura de serpiente entre otros, se trae a presencia lo no cotidiano, lo no frecuente y es en este punto que se origina la aguda agona del sujeto. Mas al bajar el alambre de pa y pasar su cuerpo su pie izquierdo resbal sobre un trozo de corteza desprendida del poste, a tiempo que el machete se le escapaba de la mano. Mientras caa, el hombre tuvo la impresin sumamente lejana de no ver el machete de plano en el suelo. (Quiroga, H, 1993, 190). El resbaln que el hombre sufre sobre un trozo de madera representa la posibilidad para que el machete se introduzca en l, pues al caer el personaje en el suelo su instrumento laboral lo traiciona y se le incrusta en su vientre, y de all en adelante, la narracin muestra el sufrimiento del sujeto y con l la agona, es decir, esas dos acciones: resbaln e insercin del machete, son las responsables directas de que en el sujeto se d el instante agnico. La agudeza de la agona en El hombre muerto la engendra la contemplacin de lo cotidiano, ya que se observa en el agonizante un fuerte dolor al despegarse de su cotidianidad, de todo lo que ama y envuelve su ser. El narrador, consciente del deceso del protagonista, hace que aflore en el texto todo lo trgico y doloroso que comporta este acontecimiento. Por ello tal vez, dice: La boca que acababa de abrrsele en toda su extensin, acaba tambin de cerrarse3. En este sentido, estas palabras indican que el sujeto ha iniciado un proceso mental, es decir, es su

3

Horacio Quiroga. El hombre muerto. Publicado en 1920.

20

imaginacin la que nos habla, ya que l no puede expresarse ms por medio de la articulacin de palabras. Ahora lo que nos da a conocer la narracin, es la contemplacin de su bananal a travs de su imaginacin, y esto ocurre slo en segundos de tiempo, tal como se conoce por la observacin de los momentos finales de la mente humana. An no han pasado dos segundos: () Slo l es distinto. Desde hace dos segundos su persona, su personalidad viviente, nada () Deben de haber pasado ya varios minutos. (Quiroga, H. El hombre muerto, 1993, 192). Las acciones se presentan en un orden lgico, es importante sealar que el tiempo que Quiroga utiliza en este cuento es cronolgico. El tiempo que tarda el sujeto en morir es brevsimo, casi que como sucede en la realidad; bastan segundos para perecer. Desde que el hombre cae pasan cinco (5) minutos aproximadamente para que se produzca su deceso. Pareciera que Quiroga quisiera concientizar a los lectores de lo prxima que tenemos la muerte, que nos alcanza slo en segundos de tiempo. Generalmente la agona en los personajes de los cuentos de Quiroga dura slo segundos, y lo menciona constantemente para significar que el tiempo del reloj pareciera que avanza ms rpido cuando estamos en estas situaciones de agona. Es importante destacar que en un texto como El hombre muerto se muestra la agona como parte de la muerte. Ya el sujeto no pertenece a su mundo circundante, slo alucina por su resistencia a morir. La primera oracin de la cita deja ver que ya no es el hombre quin limpia el conuco, sino que es otro, pues, el hombre quien se muestra en la narracin se est muriendo. Quizs transcurren cinco (5) minutos, como ya se dijo, en este estado de agona. Esta insistencia en sealar el tiempo puede ser una marca de que Quiroga se encuentra en la corriente realista y ste es ms o menos el tiempo que un ser humano tarda en el proceso de agona cuando ha sido sorprendido violentamente por la muerte. tiene ya que ver ni con el potrero () ni con el bananal() hace dos minutos: se muere.

21

Desde esta perspectiva, en el cuento de Quiroga El hombre muerto, la agona se muestra por espacio de minutos, lo que nos deja bien claro que la muerte est acechndonos a cada momento, y que por cualquier intersticio puede aniquilarnos. El proceso de agotamiento de las fuerzas vitales del personaje en el cuento A la deriva, se presenta cuando el protagonista llamado Paulino, es mordido por una Yaracacus. A partir de aqu se genera el transcurrir de la agona en el sujeto. El hombre pis algo blancuzco, y enseguida sinti la mordedura en el pie. Salt adelante, y al volverse, con un juramento vio una yaracacus que, arrollada sobre s misma, esperaba otro ataque. () Se arrastr por la picada en cuesta arriba; pero a los veinte metros, exhausto qued tendido de pecho. () , enderez pesadamente la cabeza: se senta mejor, la pierna le dola apenas, la sed disminua, y su pecho, libre ya se abra en lenta inspiracin. El bienestar avanzaba y con l una somnolencia llena (Quiroga, H, 1993, 78). El veneno se va apoderando del sujeto, ya que el personaje siente mucho dolor, tiene vmitos y no puede caminar. Eso es lo que lo sumerge en el padecimiento, pero durante esa agona llega un momento en que Paulino pierde el conocimiento de la realidad real y comienza a sentir una falsa mejora. Con la presencia del bienestar corporal, el agonizante se aleja ms de su mundo circundante, hecho ste propio de la experiencia de agona. En ocasiones, y es sabido por conocimiento personal, en el moribundo se observa sobreviene el deceso. Es de hacer notar que en A la deriva, el personaje comienza su agona desde el mismo momento en que se inicia la narracin. El foco narrativo se centra en la agona del personaje. Lo agnico aqu es constante. Se inicia desde que el veneno se introduce y surte una mejora artificial, y luego de recuerdos. No senta ya nada ni en la pierna ni en el vientre.

22

su efecto hasta que se produce el deceso del sujeto. Yurkievich, refirindose al cuento El hombre muerto, seala: El tiempo en que se desarrolla la accin es en general cuarta, inclusive; hasta

cronolgico. El tiempo objetivo casi coincide con el de esta obra literaria hasta la escena entonces el autor no se anticipa ni retrocede temporalmente. Cuando en agona, prximo a la muerte, el hombre comienza a sentirse mejor y la accin se torna subjetiva; el tiempo se vuelve psicolgico; Quiroga nos traslada a la mente de ese hombre, que se proyecta hacia el futuro deseando encontrarse en el pueblo con amigos de antao y hacia el pasado tratando de recordar cuando conoci a uno de ellos; pero por debajo, subyacente, el tiempo del reloj avanza implacable, y el veneno surte su efecto y el lapso necesario para obrar. (Yurkievich, S. A la deriva, En A. Flores (1976) Aproximaciones a Horacio Quiroga. p. 221). En todos estos momentos agnicos el tiempo es importante. Es necesario que el lector tome conciencia de ello pues el narrador lo enfatiza. El tiempo, al igual que la muerte nos acecha y nos destruye. El ser humano puede verse como una gota de agua en el inmenso mar de la creacin (naturaleza), ya que cualquier cosa puede destruirlo. Sin embargo, el hombre se olvida de esta realidad y muchas veces se erige como un ser omnipotente, dejando de lado una gran verdad: el acontecimiento ms nimio puede hacerle dao, en un tiempo tambin nimio. En las narraciones de Quiroga, todos los personajes deben luchar contra los elementos biticos y abiticos de la naturaleza como nica forma de conservar su permanencia en el medio, pero ni an defendindose logran sobrevivencia. Ya se sabe que hasta cierto punto toda la obra de Quiroga fue regionalista. Pero lo fue en esencia ms no en accidente. l aport al regionalismo una perspectiva universal. No busc el color local sino el ambiente interior; no busc la en medio del caos la

23

circunstancia anecdtica sino el hombre. 1976, 103).

(Rodrguez M, E.

En la cuentstica del autor vamos a encontrar al hombre con su problemtica, enfrentado a la naturaleza, es decir, los cuentos lo presentan selva- naturaleza que lucha contra l y que al final lo vence. Quiroga le concede primaca al espacio geogrfico, pues el ambiente de la mayor parte de sus cuentos es Misiones, una poblacin que como ya se dijo, est casi en mitad de la selva, entre las fronteras de Brasil, Uruguay y Argentina, pero su temtica se centra en la problemtica que vive el hombre americano. No se observa en los cuentos de Quiroga la presencia del color local como en otros escritores tales como Jos Hernndez, quien presta mucha atencin a las costumbres, y plantea una filosofa de la vida. Quiroga no estudia estos aspectos, sino que se ocupa del hombre y los problemas con los cuales ste vive y lucha cada da de su vida, ya que su literatura se inserta en el Naturalismo. Seala Coronado haciendo referencia a la literatura del Realismo: Ahora a los escritores les interesaba criticar la realidad, incluso moralizar, es decir, ensear formas de conducta. () El Realismo le sirve a Hispanoamrica para empezar a mostrar al mundo no slo su realidad poltica, social, cultural, (). El hombre siente la necesidad de contar su lucha con el mbito geogrfico que lo envuelve: la pampa, las montaas, los valles, la selva, el destierro. (Coronado, M, 2000, 17, 18). El crtico Seymour Menton (1992) considera a Horacio Quiroga como el padre de la tendencia criollista, tal vez porque es un autor que desarrolla la mayor parte de su obra literaria en zonas rurales. Sin embargo, se puede asegurar que se distancia de l, pues el criollismo hace hincapi en el tema de la civilizacin contra la barbarie, y en la protesta social.4 en su quehacer diario, realizando sus trabajos acostumbrados, con sus dificultades, generalmente en medio de una

4

Seymor Menton. El Cuento Hispanoamericano. (1992, 218)

24

Otro crtico, Enrique Anderson

Imbert (1991), ubica a Quiroga dentro de la

corriente modernista. En sus primeros escritos haba comenzado como modernista,5 pero luego se va alejando de esta corriente literaria, inclinndose hacia el Naturalismo, pues sus temas predilectos son el hombre, la naturaleza, el alcoholismo, entre otros, temas estos que plantea el Naturalismo. Seala Seymour Menton, refirindose a los autores naturalistas: se ponan a hurgar en las llagas de la sociedad con un bistur despiadado () Los temas predilectos eran el alcoholismo, la prostitucin, el adulterio y las miserias de las masas. () Las descripciones eran detalladas para copiar cada minucia de la realidad (), el autor presenta un panorama completo tanto medio de la familia del personaje como del en que se mueve antes de hacerle irrumpir

activamente en la obra. (Menton, S, 1992, 114, 115). Por las diversas lecturas realizadas, concluimos que Quiroga asume aspectos del naturalismo, aunque se ha servido en algunos momentos de varias corrientes literarias, y luego se aleja de ellas por algunos aspectos que stas plasman, y que en su obra literaria no estn presentes. Podemos decir que del Romanticismo toma el paisaje natural, los tipos humanos y la manera de vivir en las diferentes circunstancias Romntica que este movimiento sociales. Deja de lado la Historia enaltece. Recordemos que en Amrica esta corriente

literaria se inspira en las guerras de independencia, y despus de sta, aqu se mantuvieron regmenes anrquicos, muchos escritores con sus obras literarias lucharon contra los tiranos, otros sin embargo, vieron en la literatura la fundacin de una cultura nacional. De la corriente modernista, toma todos sus principios al comienzo de su obra narrativa, pero se aleja de ella porque an siendo hurao no quera encerrarse en una torre de marfil, ya que su necesidad era otra: dar a conocer el hombre de su tierra. Experiment el lenguaje siguiendo el canon modernista pero se apart de l para centrarse en la naturaleza. Amaba lo cotidiano, y los personajes de sus cuentos no son hroes en busca de princesas, sino seres tratando de sobrevivir en medio de la naturaleza agreste.5

Enrique Anderson Imbert. Historia de la Literatura Hispanoamericana I. (1991, 16)

25

De los textos de Quiroga tomados para este estudio se desprende que en el autor hay un apego hacia sus races, ya que en su literatura muestra el espacio geogrfico de su entorno. Es la poblacin de Misiones la que est reflejada en estas narraciones, por lo tanto no se observa el desarraigo que se presenta en los modernistas y muchos otros elementos y/o aspectos, como el refinamiento o el esteticismo que se despliega en las obras modernistas. Desde nuestra perspectiva, y tomando en cuenta los textos de Quiroga que aqu se analizan, sera pertinente ubicar al escritor dentro de las corrientes literarias del Naturalismo y el Realismo. En Hispanoamrica el Naturalismo y el Realismo son movimientos que coincidieron6, es decir, se dieron simultneamente, y en su obra nuestro escritor, aparte de mostrar aspectos de las corrientes ya mencionadas, tiene mayor preferencia por stas dos ltimas, pues en su narrativa encontramos que los personajes se presentan abrumados por el ambiente circundante, aspectos propios de los escritores naturalistas. Se diferencia de ellos por la poca o casi nula descripcin que se hace de los personajes o del ambiente dentro de los textos. Tomemos como ejemplo el cuento El hijo. No sabemos casi nada de la vida de esos dos personajes, slo se infiere que viven en un ambiente campestre y les gusta la cacera, y as sucede con las dems narraciones, exceptuando Los destiladores de naranja donde el narrador nos da noticias de algunos personajes. Adems, los naturalistas deban hacer largas descripciones de los personajes,7 y Quiroga en su Declogo del perfecto Cuentista (1981) aconseja la concreticidad de las narraciones. Lo ubicamos como naturalista porque Quiroga toma en cuenta la destruccin que causa el ambiente salvaje sobre los personajes, sobre el hombre. Ya se ha expuesto en lneas anteriores que Quiroga retrata al hombre americano en su cotidianidad, en su ambiente natural. El Realismo se interesa por reflejar la vida y las costumbres con un ms profundo sentido de eso que llamamos la realidad exterior. Retrata lo que el escritor palpa y ve del mundo que lo rodea () El escritor realista prefiere describir lo que observa en el mundo, en vez de imaginarlo o inventarlo. (Coronado, M, 2000, 16).6 7

Seymour Menton. El Cuento Hispanoamericano. (1992,114) Idem, 115

26

Quiroga coloca al personaje en la naturaleza con su rutina, y toma un momento de ese quehacer diario del hombre rural, tal vez, para mostrar al lector la vida en Hispanoamrica en esa poca; lo que hace, siente, piensa y sufre este ser, en este caso el hombre de Misiones, de Uruguay; su gente con la que convive todos los das, pues l tambin forma parte de esa poblacin. El escritor en referencia es realista-regionalista, pues segn Rodrguez Monegal (1992), en Hispanoamrica el Realismo tiene dos vertientes: la regionalista o arraigo, y la cosmopolita o evasin. Quiroga se queda en Amrica y expresa en trminos originales el paisaje natural y humano en el que vive. En este sentido, se puede decir que Quiroga fue un gran observador, que supo ver la situacin en que vivan las gentes de Amrica para ese momento. Los mostr en su ambiente rural, donde no slo importa lo natural sino tambin el hombre. Emir Rodrguez Monegal refirindose a la presencia de la selva y al hombre en sus narraciones seala: Lo que l estaba descubriendo en plena selva sera el camino que habra de recorrer buena parte de la literatura hispanoamericana de su tiempo, desde Jos Eustasio Rivera con su Vorgine (1924) hasta Rmulo Gallegos con su Doa Brbara (1929): el camino de la novela de la tierra y del hombre que lucha ciegamente contra ella, fatalizado por la geografa, aplastado 74). Como ya se seal, hay escritores realistas regionalistas que se centran en la exposicin de las costumbres y psicologa del hombre de Amrica; el escritor que nos ocupa trata a este hombre pero en una forma diferente; lo da a conocer a travs del contexto en sus narraciones, es decir, no se detiene a hablar del sujeto sino que ofrece una ancdota y la desarrolla. All va implcita la personalidad del personaje, y el lector debe descubrirla a medida que lee. Tal vez este estilo con que Quiroga trata a sus personajes responde a su concepcin del cuento, pues seala: Un cuento es una novela depurada de ripios8. No hay tiempo ni espacio para describir los hbitos y costumbres del personaje, ste se presenta8

por el medio.(Rodrguez. M, E, 1976,

Horacio Quiroga. Declogo del Perfecto Cuentista, en Cuentos (1993, 307)

27

en su ambiente y desde all se da una visin de lo que es y hace, pero sin enfocar el hilo narrativo en este aspecto sino en su lucha dentro del medio donde est inmerso. Menciona Etcheverry, haciendo referencia a este aspecto: l rechaza las voces y expresiones regionalistas y folklricas () la psicologa debe conseguirse por su actuacin y no por su lxico (Etcheverry, J. E, La Retrica del cuento (1976) En A. Flores. Aproximaciones a Horacio Quiroga, p. 171). En los cuentos de Quiroga lo que importa es lo que los personajes dicen, pues lo que se quiere denunciar es la forma cmo viven y los problemas que se les presentan a los actantes. Pablo Brescia (2002), al clasificar a Horacio Quiroga, reconoce la dificultad para ubicarlo en un gnero narrativo determinado, llegando a decir que tambin pertenece a la vanguardia por los aspectos innovadores de su cuentstica. Aunque ubicado en los manuales de literatura como precursor de la novela de la tierra, Quiroga es difcil de calificar. Si es algo, es vanguardista por su heterogeneidad narrativa; por el establecimiento definitivo, gracias a su obra, del cuento como gnero literario en la literatura hispanoamericana, por su bsqueda de un estilo como l mismo deca a machetazos; por su continuo cruce de fronteras geogrficas, lingsticas y psicolgicas y, finalmente por su elstica figura: algodonero, yerbatero (BRESCIA, P, en la Revista Quimera, 2002 No 218, 219, 66). Quiroga toma aspectos de estas cinco corrientes narrativas: Romanticismo, Modernismo, Naturalismo, Realismo y Vanguardismo, porque en sus textos encontramos temas o principios que plantean estas corrientes, pero que l supo dejar de lado para no alejarse de su verdadero camino. l quera que se conociera a travs de su escritura la vivencia del hombre americano, y su relacin con la tierra. En el caso del cuento La insolacin, el triunfo de la naturaleza sobre el hombre es evidente. Cuando mster Jones entra al pajonal, significa que va a comenzar su agona: la falta de respiracin, el fuerte latido de las arterias que le producan una sensacin muy extraa en la cabeza, los mareos. Todos estos sntomas indican que est sufriendo, vctima del exceso de calor, y que morir.

28

Mster Jones lo atraves, sin embargo, bracendose entre la paja restallante y polvorienta por el barro que dejaban las crecientes, ahogado de fatiga y acres vahos de nitratos. () El aire faltaba, con la angustia cardiaca que no le permita concluir la respiracin. () Desde haca rato le golpeaba en los odos el latido de la cartida. Sentase en el aire, como si dentro de la cabeza le empujaran el crneo hacia arriba. Se mareaba mirando el pasto. (Quiroga, H, 1993, 76). A mster Jones se le van agotando las capacidades fsicas y mentales por la

presencia de esa naturaleza implacable, sumergindose en la desesperanza, perdiendo la nocin del tiempo y del espacio. En la narracin, de pronto aparece un clon de mster Jones (los perros lo ven). Cuando el verdadero mster Jones est en agona el clon, que observan los fox-terrriers, aprovecha para apoderarse de l y aniquilarlo. En el momento en que el hombre del pajonal y su rplica entran en contacto, el primero cae, desplomndose completamente, as muere. Al igual que en el cuento "A la deriva", en "El almohadn de plumas", la agona del personaje se inicia desde el momento en que comienza la narracin, pues desde la primera lnea que inicia el cuento, Alicia (protagonista), es mostrada como una persona que sufre; cada da se ha debilitado ms. Existe aqu una especie de clmax, es decir, la agona de Alicia es bastante prolongado, pero llega un momento en que el sufrimiento de sta es insoportable y pierde el conocimiento, agudizndose su agona. Su luna de miel fue un largo escalofro (...) Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastr insidiosamente das y () Mas, Alicia no se repona nunca. (...) Alicia fue extinguindose en subdelirios de anemia, agravados de tarde, (...)

29

Perdi luego el conocimiento. Los das finales delir sin cesar a media voz. (Quiroga. H, 1993, 34, 35, 36). La agona de Alicia se ha presente por todo el texto, pero se puede sealar como el momento culminante, cuando experimenta las alucinaciones y en una de ellas ve a su esposo Jordn trasfigurado en un horrible monstruo. En sus ltimos das, a Alicia se le perturba la razn y su agona es ms aguda. El texto slo da a conocer que se sumergi en constantes delirios, mas no describe, no muestra explcitamente los ltimos momentos que vive Alicia. Pareciera que en "El almohadn de plumas", la atencin del narrador se centra en el horrible animal que succiona a Alicia y no en la muerte misma del personaje; aunque venimos siguiendo la huella de la agona del personaje, sin embargo, nos encontramos con que la protagonista muere y el narrador no presta mucha atencin a este hecho. Es una muerte diferente a la que se presenta en los cuentos analizados hasta aqu, pues el texto no se centra en el deceso mismo del protagonista sino en el elemento que causa su muerte. En el cuento "El regreso de Anaconda", el instante agnico se hace presente cuando la serpiente Anaconda recibe un disparo en la cabeza. ..., cuando distingui un pequeo copo de humo en la proa del vaporcito, y su cabeza golpe contra los palos del embalsado. (...) Tena, sin embargo, la impresin de que algo le haba pasado. Senta el cuerpo dormido, primero; y luego una tendencia a balancear el cuello, como si las cosas y no su cabeza, se pusieran a danzar oscurecindose. (Quiroga, H, 1993, 276). La serpiente no tiene conciencia de su agona, al contrario; toma ese hecho extrao como un sueo. No est consciente de que sufre un proceso agonizante, que experimenta la agona de la muerte. Anaconda regresa a la tierra de sus antepasados, pero es algo irnico que sea en ese preciso lugar donde encuentra la muerte, sorprendida tal vez, en su cotidiano vivir. All halla su deceso. En "El hijo", "El hombre muerto", "A la deriva" y " La insolacin", no se observa esta inconsciencia de la muerte, pues los personajes de una u otra forma saben

30

que ha llegado el fin de su existir. Anaconda no lo experimenta as. Por su condicin de animal irracional, no tiene conciencia de que se debe nacer, crecer y morir. El abuso del alcohol es el detonante que desencadena lo agnico en el cuento "Los destiladores de naranja". Aqu un padre alcoholizado ve monstruos, confundiendo a su hija con unos de ellos, y es este padre junto a su hija quienes experimentan la agona, con la salvedad de que la hija la vive ms agudamente antes de morir. La muchacha acababa sin embargo de abrir los ojos, y su mirada excavada y ebria ya de muerte, reconoci por fin a su padre. Qu hiciste pap! (...) Pobre pap... No es nada... ya me siento mucho mejor... Maana me levanto y concluyo todo... Me siento mucho mejor, pap... (...) Yo me muero, pap...! - Hijita... - murmur slo el hombre. -La criatura intent respirar hondamente sin conseguirlo tampoco. (Quiroga, H. 1993, 260). A Else, el padre de la maestra, el abuso del alcohol lo ha hundido en un estado deplorable. Experimenta la agona en el transcurrir de su vida, pues es un ser solitario, sumergido en el abismo del licor. Tal vez su agona comienza despus de haber matado a su hija. Al estar consciente de haber dado muerte al ser amado, la conciencia no lo dejar en paz. Psicolgicamente su agona ser ms intensa porque desde el punto de vista de la psicologa, cuando una persona mata o maltrata al ser amado siente una especie de culpa. Su conciencia no lo dejar vivir en paz. Los protagonistas de los cuentos El hijo, El hombre muerto, A la deriva y La insolacin, con su resistencia a travs de la bsqueda de la ansiada mejora o tranquilidad, se niegan a la muerte, no admiten la realidad que los est invadiendo, es decir, no aceptan que ha llegado su hora de morir. El narrador centra toda su atencin en los instantes agnicos que presentan los personajes de estas narraciones. Es all donde se producen las alucinaciones de quines realizan las acciones.

31

En el momento en que los actantes toman el fatal deceso como algo diferente a esto, ellos alucinan; aqu se presenta una especie de realidad apartada ya del entorno que los envolva hasta entonces, es decir, al alucinar los protagonistas se separan del mundo real, entran en otra realidad; podra verse como la realidad de la muerte. Cuando a los personajes les llega este acontecimiento extrao hasta entonces para ellos, comienza una lucha, ya sea por medio de la contemplacin de lo cotidiano (El hombre muerto), la bsqueda de medicina (A la deriva), el deseo de salir del pajonal (La insolacin) o simplemente alucinar (El hijo), todos rechazan esa otra realidadque los est envolviendo, y que finalmente los aniquila o trastorna. En el primer cuento, el deceso del hijo llega sin previsin. La muerte se acerca al sujeto (hijo), perturbando tambin al padre, pues ste comienza un proceso de alucinacin como una manera de evasin, de la no aceptacin de la realidad que ha invadido a su hijo. En el segundo; El hombre muerto, el hombre que muere, se niega a aceptar la muerte, se evade por medio de la contemplacin de su bananal y de las cosas que siempre lo han rodeado. En A la deriva, Paulino sabe que est muriendo, sin embargo, lucha contra ese hecho extrao que lo acecha: viaja en una canoa por el Paran, pero no logra vencer el veneno. ste surte su efecto, y Paulino muere en la canoa. En el cuarto cuento La insolacin, mster Jones apresura la marcha para escapar del pajonal pero sus esfuerzos son intiles, pues no logra salir de all y perece, muere en la lucha directa con la naturaleza que lo aprisiona y le quita su aliento de vida. Los personajes: El hijo, El hombre, Paulino y mster Jones, estn conscientes de que van a morir, tal vez por ello inventan una forma de evasin y luchan. Quizs el primero, el hijo, no est totalmente consciente, pero un padre debe saber que un arma de fuego en manos de un nio, representa un peligro inminente. Se muestra el rechazo de las armas por parte del escritor, pues el nio se mat con una de ellas. Otra cosa sucede en los cuentos El almohadn de plumas,El regreso de Anaconda y Los destiladores de naranja, ya que los protagonistas, en el momento antes de la muerte, de cierta forma aceptan esa otra realidad que los est penetrando, es decir, no se observa en los respectivos personajes Alicia, Anaconda y la Maestra, esa resistencia a la muerte que se ha venido mencionando. Alicia y la Maestra saben que se estn muriendo, pero no accionan ningn mecanismo de defensa, simplemente admiten lo que les sucede. Con la Anaconda sucede algo particular; ella no est consciente, no sabe lo que le est pasando y toma la muerte

32

como un simple descanso (sueo), porque como ya se dijo en lneas anteriores, ella es un animal irracional que no procesa las etapas de la vida. Horacio Quiroga, refirindose a la muerte dir: y l es el infinitamente dulce descanso del sueo a que llamamos muerte (Martnez. E. 1968, 107). En este sentido Quiroga inscribe la muerte como un sueo por eso, aparte de lo dicho anteriormente, cuando llega la muerte, Anaconda cree que es un sueo y nada ms. Podemos decir que en los cuentos que son objeto de estudio en esta investigacin se observa cmo el hombre debe luchar contra la naturaleza y sta con l, ambos pueden perecer en este enfrentamiento. La selva acomete y el hombre trata de defenderse. Arrecia el ataque y se redobla la resistencia. La lucha contina hasta que el hombre cae desecho.(Correa. G, L. (1976) La selva y sus conflictos b) Los trabajadores En A. Flores (Comp.) Aproximaciones a Horacio Quiroga, 129), el hombre debe sostener una constante lucha con el medio donde se desenvuelve para poder sobrevivir. El hombre que Horacio Quiroga retrata en sus narraciones es el de Misiones, una poblacin que si se quiere, est en mitad de la selva. sta tiene su estructura funcional y cuando un intruso (Hombre) entra en sus dominios ella se defiende, pero el agresor tambin se ampara con sus mecanismos y estrategias, que al lado de la inmensidad natural quedan reducidos a casi nada. De ello se desprende que Quiroga pertenece al gnero literario del realismo regionalista tpico: integrado por el paisaje y por el hombre.9 Cabe sealar aqu que los personajes, por medio de su imaginacin (mecanismosestrategias), ponen en prctica formas de evasin, como la alucinacin. Dice Nicols Bratosevich; Y es que para Quiroga cuanto ms autntica es la realidad, ms desaforada, alucinatoria y fantstica se nos presenta. (En Los desterrados como libro en A. Flores (Comp.) (1976) Aproximaciones a Horacio Quiroga, 253). Cuanto ms verdadero parece ser el acontecimiento, ms se turban los personajes, crece aun ms ese deseo de no querer experimentar ese hecho, y la evasin de la realidad se ofrece con mayor intensidad. En los cuentos El hijo, El hombre muerto, A la deriva, La insolacin, El almohadn de plumas, El regreso de Anaconda y Los destiladores de naranja, la presencia de la muerte solamente est sugerida ligeramente, es decir, el lector participa en el relato imaginndose la representacin o llegada de la muerte al sujeto- personaje, pues no se dice explcitamente, sino que se insina. Llega un momento en que el lector puede suponer que los personajes estn vivos, pero al finalizar la narracin, el lector comprende que irremediablemente han muerto vctimas de la naturaleza o del mismo hombre.9

Emir Rodrguez M. Narradores de esta Amrica. (1976, 40)

33

Cuando los personajes de los cuentos son tocados por lo desconocido para ellos hasta entonces: una insercin de un machete, una bala accidental o premeditada, una mordedura de animal venenoso o mortal, un exceso de sol o alcohol, un fuerte golpe en la cabeza (son acontecimientos que el hombre no est habituado a ver o sentir). Se observa en ellos, como ya se dijo, una resistencia, y este deseo de salvacin los coloca frente a las alucinaciones. Se produce una lucha constante con eso que no es frecuente pero que est all implcito en la vida de los mismos personajes, es un aspecto ontolgico10 porque cada ser lo lleva en su constitucin fsica, espiritual y se puede manifestar cuando l menos lo espera, pero necesita un detonante o una causa para que venga a presencia. Los personajes antes de su deceso dan la impresin de sufrimiento, pues la muerte los sorprende en su vivir cotidiano y para no ver realmente el suceso toman una cosa por otra11, es una resistencia a morir. Aunque con todo y que estn insertos en el medio fsico en el que aparecen inscritos, los sujetos no desean morir y se aferran a esa realidad que desde hace slo minutos no les pertenece ms. Es interesante como en el momento agnico se observa en los protagonistas trastornos psicosensoriales, pues cuando les llega el hecho extrao de la muerte, imaginan que es otra cosa, no la aceptan, ya que el acercamiento a la muerte lo admiten como un descanso, tanto as que nos atrevemos a decir que ellos se mueren pensando que van a volver a despertar cuando ya el sueo haya cumplido su funcin.

La Alteridad En los cuentos que venimos estudiando, se presenta un momento en la narracin donde el personaje se aleja de la realidad circundante; cuando esto ocurre estamos en presencia de lo alterno, es decir, esa ocasin para alejarse de su realidad y ser o existir en otra dimensin distinta a la real, hace posible la alteridad. La produccin de lo literario supone la puesta en escena de la alteridad: a travs del intento de anulacin o profundizacin de esa complejidad que lo constituye (la alteridad), la posibilidad de crear un mbito otro respecto

10 11

Vctor Bravo. Los Poderes de la Ficcin. (1993, 116) Jos Echeverri. En Aproximaciones a Horacio Quiroga. (1976, 274)

34

al mundo, es poner en escena la alteridad. 1993,20).

(Bravo, V,

El discurso literario concebido desde esta perspectiva puede verse como un mbito otro, pues se podra decir que es el lenguaje hablando del lenguaje, la palabra se desdobla para hablar de s misma. El discurso literario tiene la cualidad de ser otro espacio respecto a la realidad del mundo circundante. Lo real est poblado de lo alterno (dualidades) y para controlar esto, el hombre ordena y sacraliza algunos referentes del mundo. La posibilidad de crear universos distintos, diferentes al universo real, es la alteridad. Nos parece adecuado sealar lo expresado por el mximo lder religioso de occidente hace dos mil (2000) aos, Jess, cuando estando frente a Poncio Pilato en el interrogatorio, ste le pregunta si l era el Rey de los Judos: Respondi Jess: Mi Reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearan para que yo no fuera entregado a los Judos, pero mi Reino no es de aqu. (San Juan, 18:36). Con estas palabras quera significar que existe otro mundo aparte del que nosotros conocemos. La muerte parece ser la puerta que abre ese otro mundo alterno, el de la eternidad, segn la doctrina que ensea la religin catlica y otras religiones. En esta religin, se tiene como recompensa la vida eterna si el ser humano ha actuado bien, siguiendo los principios establecidos por esta religin. En el cuento El hijo, la alteridad se produce cuando el padre se niega a aceptar la muerte de su hijo y alucina. Esta alucinacin es la puerta de entrada hacia un mundo diferente a la realidad de ese hombre, un agricultor; esa posibilidad de otro universo tambin autnomo, pero alejado de la realidad como conjunto de lgicas, acontecimientos y contextos previsibles, en los cuales el sujeto acta. Ya antes, en plena dicha y paz ese padre ha sufrido la alucinacin de su hijo rodando con la frente abierta por una bala al cromo nquel. () Las fuerzas que permiten entregar un pobre padre alucinado a la ms atroz pesadilla tienen tambin un lmite. Y el nuestro siente que las suyas se le escapan, cuando ve bruscamente desembocar de un pique lateral a su hijo.

35

(Quiroga, H. 1993. 296, 297). La certidumbre de la muerte del hijo genera lo alterno, pues el padre por medio de la alucinacin se sumerge en otro mundo, donde su hijo vive. Es decir, su hijo en la realidad real ha estado muerto desde las diez (10:00 a. m), pero en el espacio otro creado por su alucinacin, este hijo an vive y abraza al padre. Es en este hecho donde se centra la alteridad; gracias a la alucinacin la apertura de la puerta sucediendo de esta forma lo alterno. El fenmeno de la alteridad en el cuento El hombre muerto, se produce cuando se le inserta el machete en el vientre al personaje. Desde ese momento el sujeto comienza a contemplar las cosas cotidianas, desde una perspectiva distinta y de hecho el cuento as lo narra; Apreci mentalmente la extensin y la trayectoria del machete dentro de su vientre, y adquiri, fra, matemtica e inexorablemente, la seguridad de que acababa de llegar el trmino de su existencia. (Quiroga, H. 1993,190). La insercin del machete en el vientre del hombre abre, de cierta forma, la puerta de entrada hacia esa otra realidad; ese slo hecho desencadena lo alterno, hace que ese hombre se despegue de su realidad circundante y se sumerge en la alucinacin que lo trasporta, al principio mentalmente, hacia una realidad distinta, y luego, lo traslada tambin fsicamente. A partir de este momento la narracin se desarrolla en ese mundo creado por el personaje para evadirse de su realidad actual, y all perece el sujeto. En "A la deriva", las dos primeras oraciones sirven de marco a la alteridad, es decir, la mordedura de la serpiente es el puente que une lo real con lo alterno, con ese otro mundo que es desconocido para el personaje pero que de alguna manera suaviza su dolor por la partida. El hombre pis algo blancuzco y en seguida sinti la de otro mundo se genera,

mordedura en el pie. Salt adelante, al volverse con un juramento vio una yaracacus que arrollada sobre s misma, esperaba otro ataque. (Quiroga, H. 1993. 78).

36

Es en este primer prrafo donde se inicia el trastrocamiento de la realidad que hasta entonces rodea al personaje. La mordedura representa el acceso hacia otra realidad, son dos pequeos huecos, que gracias a esos diminutos orificios lo alterno irrumpe, penetra la realidad del ser. Generalmente lo alterno, cuando se manifiesta, viene acompaado de lo fantstico producindose un desequilibrio en quien lo experimenta, anulando la realidad, es decir, ocupando el espacio de sta. En La insolacin", esto sucede cuando los rayos del sol penetran literalmente la piel de mster Jones, perturbando y anulando sus capacidades vitales. Mster Jones lo atraves, sin embargo, braceando entre la paja restallante y polvorienta por el de nitrato. (...) El aire faltaba, con la angustia cardiaca que no le permita concluir la respiracin. () Mir atrs y la cabeza se le fue en un nuevo vrtigo. (Quiroga. H. 1993, 41). Es interesante ver cmo en este texto, antes que se abra la puerta de acceso hacia esa "otra realidad", ya lo fantstico se ha hecho presente, pues los fox-terriers ya han visto a mster Jones, es decir, antes de que haya fallecido los perros lo han visto en forma fantasmagrica. Se manifiesta aqu un planteamiento muy antiguo y que es del argot popular, donde el ser que va a morir desanda, pues se dice que su espritu corre por lugares conocidos antes de morir. En este cuento, a diferencia de los dems en estudio, lo alterno tiene el poder de filtrarse en la realidad del mundo real sin ninguna puerta de acceso. En la narracin observamos el fantasma de mster Jones sentado en un tronco, pero el verdadero mster Jones aparentemente est bien. No se ha producido el hecho que separa la realidad de lo alterno, y este ltimo ya se ha hecho presente, pero necesita el orificio de acceso para poder ocupar la realidad, lo que nos hace suponer que esta posibilidad de acceso (la barro que dejaban las crecientes, ahogado de fatiga y acres vahos

37

alteridad) es lo que le permite a lo alterno destruir y ocupar el lugar de la realidad, es decir, la constitucin del individuo, en este caso del personaje. Cuando se duda de las verdades que ha implantado la cultura o la religin, y existe la factibilidad de crear otros mundos el ser enfrenta la alteridad. Desde esta perspectiva se puede decir que esos otros mundos estn ocultos en los mismos pliegues de lo real"12, pues pueden generarse del resquebrajamiento de la representacin. En el cuento "El almohadn de plumas", las constantes alucinaciones de Alicia abren el camino hacia lo alterno. "Pronto Alicia comenz a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio y que descendieron luego al ras del suelo. (Quiroga, H. 1993, 35). Las alucinaciones experimentadas por la protagonista le permiten al narrador introducir la alteridad, se crea un mbito "otro" del cual no podr salir y all perecer irremediablemente. En "El regreso de Anaconda", basta slo un ligero "golpecito seco" 13 y se inician las alucinaciones. "Miraba indiferente hacia aquello cuando distingui un pequeo copo de humo en la proa del vaporcito, y su cabeza golpe contra los palos del embalsado." (Quiroga, H, 1993, 276). La bala disparada es la responsable de que se quiebre la certidumbre de los constituyentes del mundo, es decir, la bala resquebraja lo real y abre la posibilidad de crear otros mundos: el alucinado. All Anaconda es aniquilada, su primera realidad es ocupada por otra. El otro" aniquilador que se presenta para tachar a un yo, en el cuento "Los destiladores de naranja", es el Doctor Else, un bilogo sueco, a quien el exceso de alcohol le disminuy notablemente sus actitudes y aptitudes. En este texto se puede decir que la puerta hacia esa otra realidad se va abriendo paulatinamente, pues Else ingiere grandes cantidades de alcohol continuamente. ste va destruyendo sus capacidades vitales, llegando un momento en que se manifiesta ese otro mundo acompaado de sus monstruos. ..., a la hora en que el mdico comenzaba a ver alimaas raras prendidas del dorso de su mano. (...) De golpe la monstruosa rata surgi en la puerta, Se detuvo un momento a mirarlo y avanz por fin contra l, Else enloquecido de terror lanz hacia ella el leo con todas sus fuerzas. (Quiroga, H. 1993, 259,260).12 13

Vctor Bravo. Los Poderes de la Ficcin. (1993, 15) Horacio Quiroga. El regreso de Anaconda. Publicado en 1925.

38

Else sufre un conjunto de trastornos mentales causados por lesin o difusin cerebral a consecuencia del abuso alcohlico. En la medicina esto se llama psicosis alcohlica. Cuando la ingesta de alcohol es interrumpida o disminuida sin una adecuada alimentacin, el individuo presenta el llamado Delirium Tremens. As, en quien ingiere el alcohol se produce la alucinosis alcohlica, cuando el alcohlico presenta alucinaciones visuales, auditivas, al mismo tiempo siente miedo y sufre delirio de persecucin. Y esto es precisamente lo que le sucede a Else. Deja de ingerir alcohol por la llegada de su hija, suprime de golpe el sostn de su vida14 originndose la alucinosis. Esta psicosis alcohlica es la hendidura por la cual penetra lo alterno, la abertura o la grieta (alteridad) por la cual el mundo alterno se hace presente y la alucinosis alcohlica (manifestacin de la psicosis alcohlica) es la que proporciona lo fantstico, pues crea otro mundo, que es el experimentado por Else, el de los monstruos. Ese mundo de monstruos se posesiona del Doctor Else y causa la muerte de la maestra, su hija; en ella tambin se presenta lo alterno, es decir, hace posible que se genere otra realidad, cuando Else la confunde con una gran rata, recibiendo el golpe con el leo. All se abre hacia otro espacio que la invade. En este sentido, en el texto Los destiladores de naranja", se presentan dos mundos alternos que envuelven a los personajes: el de Else que lo aniquila fsica y mentalmente por el consumo de alcohol, pero no le destruye completamente su realidad, y el de su hija que al recibir el fuerte golpe transcurre segundos en agona, y luego se muere, es decir, en el espacio circundante de Else, ese mundo alterno aparece slo por momentos pero no lo anula completamente; en el ambiente de la maestra lo alterno se manifiesta una sola vez, y anula su realidad, la ocupa definitivamente. Con lo dicho hasta aqu, se debe sealar que la presencia de esa puerta hacia otra realidad nos indica ya, que el sujeto ha entrado en otro espacio diferente a su realidad, pues la incisin nos muestra que se ha dado la alteridad, all se presentan dos espacios diferentes pero en correspondencia mutua. Destacamos que la alteridad, la presencia de dos mbitos distintos y sin embargo en interrelacin, supone, aparte de los dos universos, una frontera, un lmite que separa

14

Horacio Quiroga. Los destiladores de naranja. (1981, 259)

39

sus territorios y que se convierte tambin en elemento significativo. (Bravo, V, 1993, 35) Al producirse lo alterno se crean dos mbitos: el real y lo alterno. El segundo tiene autonoma aunque no absoluta, pues siempre estar relacionado con lo real, es decir, esa otra realidad se constituye a partir de los referentes del mundo, su autonoma reside en la relacin que establece con lo real del universo donde se encuentra el lector. En este sentido se puede decir que Quiroga tiene en su escritura dos formas de alteridad: por un parte, la que propone con su narracin (el texto en s es una dualidad), y en segundo lugar l crea otra realidad dentro de esa realidad textual pues como se explica en lneas anteriores los personajes en la realidad textual se encuentran en su ambiente natural, luego el Mal los toca y crean con la evasin lo alterno, otro mundo donde tambin existen por cuestin de minutos ya que all perecen. Tal vez Quiroga, y desde esta perspectiva, quiere significar que cada vez que se genere otra realidad en la realidad textual, sta es aniquilada porque cuando esa otra realidad (alterna) se apodera completamente del protagonista el cuento acaba. Esto sucede en El hijo, El hombre muerto, La insolacin, A la deriva y Los destiladores de naranja. En los otros dos cuentos en estudio El almohadn de plumas y El regreso de Anaconda, despus que esa otra realidad se presenta, bastan slo lneas para que culmine la narracin. Como quiera que sea, esas dos realidades alternas que se estn tratando, estn relacionadas con lo real, porque toman los elementos con que se constituye el mundo real.

Lo Fantstico Hay un lmite entre la realidad o los referentes del universo y la alteridad u otro mbito respecto al mundo. Al violarse este lmite de separacin, esta frontera, estamos en presencia de lo alterno, generndose dos mbitos distintos, y cuando uno de estos dos espacios invade al otro estamos en presencia de lo fantstico. Castex (1969, 8) en Le Conte Fantastique en France, seala que: "Lo fantstico se caracteriza por una intrusin brutal del misterio en el marco de la vida real.". Cuando se introduce en la cotidianidad un acontecimiento inaccesible a la razn, que no puede comprenderse o explicarse por medio de sta, estamos en presencia de lo fantstico. Se debe mencionar aqu que no solamente en los cuentos estudiados en esta investigacin este aspecto misterioso se presenta en forma cruel y violenta, pues en el mundo real del

40

hombre, en el espacio donde se encuentran los referentes en los que se apoya la obra literaria, este hecho tiene las mismas caractersticas. Segn Louis Vax (1979, 30).: El relato fantstico nos presenta por lo general a un hombre, que como nosotros, habita el mundo real pero que de pronto se encuentra ante lo inexplicable (...), lo fantstico se nutre del escndalo de la razn (...), lo fantstico exige la irrupcin de un elemento sobrenatural en un mundo sujeto a la razn. Lo fantstico, entonces, es un desequilibrio en un mundo sujeto a la lgica, fundamentado en la razn. Cuando en la normalidad natural del hombre se presenta un acontecimiento inslito que no se adapta al mundo real, sujeto a la lgica, producindose un asombro en quien lo experimenta, se engendra lo fantstico. Castex (1969) y Vax (1979) proponen que lo fantstico es una irrupcin en la apacible cotidianidad del hombre, y que este acontecimiento no puede ser explicado a travs de la razn, pues con su aparicin se quiebra de cierto modo, la estabilidad del mundo y de las leyes que lo rigen. En el cuento "El hijo el sujeto que es el padre, perturbado por la certidumbre de la muerte de su hijo, recurre a la alucinacin, trayendo a presencia lo alterno, y junto a ello lo fantstico, pues se quiebra con la alucinacin del padre la estabilidad del mundo real, se rompe lo que de lgico haba en l. -Chiquito... -murmura el hombre. Y, exhausto se deja caer sentado en la arena albeante, rodeando con los brazos las piernas de su hijo. La criatura, as ceida, queda de pie; y como comprende el dolor de su padre le acaricia despacio la cabeza: -Pobre pap... (...) Juntos ahora, padre e hijo emprenden el regreso a la casa. (...) Sonre de alucinada felicidad... pues ese padre va solo. (Quiroga. H. 1993, 297).

41

El padre, convencido que su hijo ha muerto, vacila y evade la realidad por el dolor que esto le causa, surgiendo de esta forma lo fantstico, pues la muerte del hijo perturba al padre, y lo sumerge en la alucinacin, anulando as las certezas y proposiciones sobre tiempo y espacio que conforman las dimensiones del ser y del mundo. Tambin podra verse la unin del Padre y el Hijo que se plasma en La Biblia. El padre que muestra el narrador del cuento El hijo crea ese mundo de alucinacin para unirse de cierta manera con su hijo. Segn La Biblia: Todava un poco, y no me veris; y de nuevo un poco, y me veris; porque yo voy al Padre () Sal del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. (San Juan, 16:16, 28), Jess debe morir para ser parte del mundo del Padre (Dios). En el cuento El hijo", este hecho es contrario, es el padre quien se abstrae de su realidad para entrar al mundo donde ahora se encuentra el hijo. Se expone la comparacin del Padre que se menciona en La Biblia y el padre al que hace alusin Quiroga por la forma cmo el narrador utiliza la palabra padre, ya que en el texto, esta palabra est mencionada veinte y seis (26) veces, y adems se expresa textualmente: Juntos ahora, padre e hijo emprenden el camino a casa. (QUIROGA, H, 1993, 296), este prrafo nos transporta de cierta forma a la Biblia. Lo que llama la atencin en este texto es esa insistencia en el padre, y la inversin de los valores propuestos en el texto bblico. Adems en la literatura latinoamericana del siglo XIX y XX se observa un motivo literario que se reitera, la bsqueda del padre. Se muestra al hijo buscando al padre. Unos ejemplos claros de este tema literario son las novelas Pedro Pramo de Juan Rulfo y Mi Padre, el Inmigrante de Vicente Gerbasi; entre otros. En El hijo este proceso se invierte, ya que es el padre quien est en la bsqueda del hijo. En La Biblia, el Padre es el ser supremo, el Todopoderoso, slo a l se debe obedecer; Jess en vsperas de su crucifixin dice: Padre mo, si es posible, pasa de m esta copa, pero no sea como yo quiera sino como T (San Mateo, 26:39), y se impone el deseo del Padre. En el cuento El hijo, el padre es el sacrificado, se desequilibra emocionalmente para ir hasta su hijo. Hay en este sentido, una especie de inversin de esos valores que propone La Biblia, pues Jess debe morir para ir al encuentro del Padre; para as salvar a los hombres del pecado y garantizarles la vida eterna. En el texto bblico es en el Padre donde reside la importancia, obedeciendo una orden de ste su hijo debe morir para que se pueda dar el encuentro entre Dios y su Hijo. En el cuento El hijo pareciera ser que es en el hijo donde reside la importancia; el padre

42

se vuelve nada ante la desaparicin del hijo. En La Biblia, el Padre se fortalece an ms con la desaparicin fsica de Jess, su Hijo. Segn Roger Caillois, en Au Cour Fantastique (1970, 161) , propone que: Lo fantstico pone de manifiesto un escndalo, una ruptura, una irrupcin inslita, casi insoportable en el mundo real. (...), nos encontramos con un hecho fantstico cuando lo sobrenatural aparece como una ruptura de la coherencia universal. El prodigio se vuelve aqu una agresin prohibida, amenazadora, que quiebra la estabilidad de un mundo en el cual las leyes hasta entonces eran tenidas por rigurosas e inmutables. (...) Lo fantstico aparece cuando un texto narrativo se estructura a partir de la coexistencia conflictiva desde el punto de vista de la razn, de los rdenes; natural y sobrenatural. (...) Todo lo fantstico es una ruptura del orden reconocido, una irrupcin inadmisible en el seno de la inalterable legalidad cotidiana. Lo fantstico desestabiliza la facultad o principios de explicacin de la realidad, es decir, para explicar este hecho inadmisible que se hace presente, este acontecimiento desconocido hasta entonces para el hombre, la razn no tiene ninguna respuesta que pueda ser certera, no se puede interpretar este hecho por medio de las lgicas que rigen el mundo de lo real. Cuando este hecho se presenta, las leyes que rigen lo real quedan abolidas, desde el punto de vista de la logicidad que envuelve el universo. Este autor plantea lo fantstico como los dos tericos anteriores (Castex y Vax): "Irrupcin en lo cotidiano" de un acontecimiento que no se puede explicar a travs de la razn. Es decir, en el quehacer del hombre se presenta algo que escapa a lo natural, sustentado ste en argumentos lgicos, y se genera un desequilibrio en ese espacio que estaba hasta entonces lgicamente constituido. En el cuento "El hijo", al padre se le presenta la muerte de su hijo (acontecimiento inslito), en su cotidianidad (est trabajando), es uno de esos tantos das en que su hijo sale a cazar Qu puede salir mal? Lo inesperado irrumpe y crea el universo alucinado. Y all su

43

hijo vive, pero no hay una respuesta para explicar cmo ese hijo sigue vivo, si ya muri en un alambrado. En esta ilusin, percepcin, alucinacin no lgica reside lo fantstico. Cuando el padre regresa a la casa con su hijo abrazado, ya se encuentra en ese ''otro mundo. Este suceso es algo que en el ser como tal no es comn observar, pues universalmente est planteado que el ser al morir, no vuelve a aparecer como vivo en su mundo, aunque puede aparecer en otro. Es en ese "otro" universo, donde se encuentra el padre con su alucinacin. En el cuento "El hombre muerto", el hecho fantstico se representa cuando el narrador expresa: Slo l es distinto. Desde hace dos minutos su persona, su personalidad viviente, nada tiene ya que ver ni con el potrero (...). Ni con el bananal, (...). Ni con su familia. (...) ... Hace dos minutos: se muere. (Quiroga, H. 1993, 192). El hombre con su cmoda postura, aunque todava respira, es parte ya de otra realidad. Lo invade una especie de pesadilla, donde ste duda de su muerte, pues nada ha cambiado en el ambiente, tal como lo expresa la primera oracin de la cita: "Slo l es distinto", nos indica que ya es "otro", un "otro" se ha apoderado de l y lo ha arrancado bruscamente de su realidad y se impone el agresor. Con el deceso del protagonista, se da una transferencia de entidades, ste deja la realidad y pasa a formar parte de otra (lo alterno). La invasin se produce y slo uno es el conquistador de la realidad, en este caso lo alterno es el aspecto vencedor. En "A la deriva", lo fantstico lo encontramos en la mejora falsa y repentina del personaje Paulino. ..., enderez pesadamente la cabeza: se senta mejor, la pierna le dola apenas, la sed disminua, y su pecho, libre ya, se abra en lenta inspiracin. (...) El bienestar avanzaba y con l una somnolencia de recuerdos. No senta ya nada ni en la pierna ni en el vientre. (Quiroga. H. 1993, 79).

44

Ese bienestar inesperado que siente el protagonista, sugiere la presencia de "otro" que lo est aniquilando, ocupando su lugar y su espacio. Aqu lo fantstico irrumpe en el mbito de lo cotidiano del hombre. Cuando el personaje se pone en contacto con la naturaleza, es decir, cuando la culebra muerde al hombre (transgrede el lmite que separa lo real del viviente de lo alterno), el veneno se introduce en l para anular su realidad, rompe con el orden racional. En este espacio el hombre siente una mejora segundos antes de emitir su ltimo suspiro. En esta extraa mejora reside o se centra lo fantstico que el cuento posee. Hay una fuerza desconocida en el cuento "La insolacin" que revela ese otro orden oculto, misterioso: la muerte. All, el cachorro vio de pronto a mster Jones que lo miraba fijamente, sentado sobre un tronco. Old se puso de pie, meneando el rabo. Los otros levantronse tambin, pero erizados. (...) El cachorro, incrdulo fue a avanzar pero Prnce le mostr los dientes:

-

No es l, es la Muerte. El cachorro se eriz de

miedo y retrocedi al grupo. (Quiroga, H. 1993, 38,).

Mster Jones aparece en un lugar, estando al mismo tiempo en otro, esta clonacin es la que proporciona lo fantstico, pues vivimos en un mundo sujeto a la razn. Este hecho es inslito, la aparicin de ese otro mster Jones puede verse como algo sobrenatural que rompe con la coherencia, de las experiencias acostumbradas, altera completamente las estructuras del mundo. Alicia con sus alucinaciones, ve monstruos en su habitacin, se rompe con ello el orden establecido: Todo lo fantstico es un ruptura del orden reconocido15 pues en la realidad real no existen los monstruos que la protagonista observa. - Jordn! Jordn?- Clam, rgida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.

15

Roger Caillois. Au Cour du Fantastique. (1976, 161)

45

Jordn corri al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia lanz un alarido de horror. -Soy yo, Alicia, soy yo. (...) Sus terrores crepusculares avanzaban ahora en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama, y trepaban dificultosamente por la colcha. (Quiroga. H. 1993, 35. 36). Los monstruos de Alicia representan ese "otro mundo que nos acecha. Los monstruos son producto de la imaginacin de Alicia, y gracias a stos el cuento en estudio puede considerarse como fantstico. Pues cuando esa otra realidad hace acto de presencia aniquila y ocupa el lugar del sujeto, se presenta lo fantstico. En "El regreso de Anaconda, el hecho sobrenatural se origina cuando est muriendo, al final de la narracin. "Vio de pronto ante sus ojos la selva natal en un viviente panorama, pero invertida; y trasparentndose sobre ella, la cara sonriente del mens." (Quiroga, H, 1993, 277). El mens, el cual Anaconda cuidaba, haba muerto, y cuando ella se encuentra en su deceso, ve a ste sonriendo, lo que nos hace suponer que los dos rdenes (natural y sobrenatural) se han unido y uno de ellos tachar al otro. En El regreso de Anaconda con la sonrisa del mens fallecido ya, el narrador nos deja ver que se han transgredido los lmites y que ya un mbito ha invadido al otro, pues el personaje hace horas est muerto, y Anaconda en su deceso lo ve sonriendo. La presencia de ese hecho inslito, inexplicable, es decir, lo fantstico, en Los destiladores de naranja se observa en dos versiones: en el Doctor Else, constituido por los monstruos producto de su imaginacin, y en su hija, la maestra, se presenta segundos despus del golpe que recibi, cuando experimenta una especie de mejora. Else intent todava sonrer a una bestia que haba irrumpido de golpe en medio del rancho... De golpe la monstruosa Else enloquecido de terror,... rata surgi en la puerta, se detuvo un momento a mirarlo y avanz por fin contra l,

-

Pobre pap... No es nada... ya me siento mejor... (...)

Me siento mucho mejor. (Quiroga, H. 1993, 259, 260).

46

En la cita anterior, cuando los personajes pierden de una forma u otra sus facultades fsicas y mentales crean realidades distintas, es decir, Else se sumerge en la alucinosis alcohlica y observa monstruos en todas partes, incluyendo a su dulce hija, pues la confunde con una rata gigantesca y avanza contra ella y la aniquila. La hija de Else trae a presencia ese mundo alterno, al dudar que se est muriendo; ese extrao alivio nos indica que ella ya es parte de la muerte. La muerte que incursiona en la realidad del yo, y producto tambin, en algunos cuentos estudiados, de la vacilacin entre la vida y la muerte del sujeto, es decir, por ejemplo en los cuentos: "El hijo "A la deriva" y "Los destiladores de naranja", el lector experimenta una especie de duda Realmente se muere o se mejora el personaje? Esto tambin, segn Todorov, en Introduccin